Frei Beto
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Frei Beto
25-12-2011
El huevo de la serpiente
Frei Betto
Alainet
No es necesario ser economista para advertir la grave turbulencia que afecta a la economía
globalizada. Si frena la locomotora chocan los vagones, impedidos en su avance. Y el Brasil, a pesar
de su PIB de 250.000 millones de dólares, todavía es vagón...
Cada año, desde 1980, mantengo el maratón de una semana de charlas en Italia. Desde comienzos
de este nuevo milenio eran evidentes los síntomas de que la próxima generación no disfrutaría del
mismo nivel de bienestar de los últimos veinte años. Ninguna economía podía soportar semejante
consumismo y la creciente monopolización de la riqueza. Ahora la realidad lo demuestra. La carroza
de la Cenicienta se convirtió en una calabaza. La Unión Europea se traba en el pantano...
Son muchas las causas de la actual crisis económica. Señalarlas con precisión es tarea de los
economistas que no cultivan la religión de la idolatría del mercado. Como lego que soy en el
asunto, me arriesgo a dar mi opinión. Desde los años 80 la especulación se alejó de la producción.
El mundo se convirtió en un casino global. Sin pasaporte ni visa, millones de dólares andan
danzando libremente, día y noche, en busca de inversiones rentables. Mientras que el PIB del
planeta es de 620.000 millones, de dólares el cofre del casino es de 600 billones. La famosa
burbuja... ¡Viva el papel sin peso!
La lógica del lucro supera a la de la calidad de vida. La estabilidad de los mercados es, para los
gobiernos centrales, más importante que la de los pueblos. Salvar monedas, no vidas humanas.
Todos sabemos cómo se alcanzó la prosperidad de la Europa occidental. Para evitar el peligro del
comunismo se implantó el Estado de bienestar social. Se combinaron el Estado proveedor y los
derechos sociales. Se redujo la desigualdad social y las familias de los trabajadores pasaron a tener
acceso a la escolaridad, a la asistencia sanitaria, a carro y casa propia. En contrapartida, para no
afectar la robustez del capital, se aplazaron las relaciones laborales, se desactivó la lucha sindical,
se hundió la izquierda. Todo indicaba que la prosperidad que llamaba a la puerta, llegaba para
quedarse.
No se dio la debida importancia a un pequeño detalle aritmético: si hay dos gallinas para dos
personas y una de ellas se apropia de ambas gallinas, la otra se queda sin nada... Y cuando golpea
el hambre, quien no tiene nada invade el espacio del que acumuló mucho.
De ese modo los pobres del mundo, atraídos por el nuevo Eldorado europeo, se fueron en busca de
un lugar bajo el sol. Perfecto: Europa, como los EE.UU., necesitaba de quien, a bajo costo, limpiase
oficinas, cuidase el jardín, lavase los automóviles... La onda migratoria se vio reforzada con la caída
del muro de Berlín. La democracia política llegó al Este europeo sin la democracia económica.
Mientras miles de gentes tomaban el rumbo hacia una vida mejor en Occidente, sus gobiernos
creían que para llegar al paraíso era necesario ingresar en la zona del euro.
Europa colapsó. ¿De quién es la culpa? Ahora resulta que el crimen de cuello blanco no ha sido
inculpado. ¿Quién fue castigado por la crisis estadounidense de 2008? ¿Los deforestadores del
Brasil no están siendo amnistiados por el nuevo Código Forestal?
Existen culpables. Pero ahora todos se esconden bajo el escudo del FMI. Y nosotros, los brasileños,
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sabemos bien cómo este gran inquisidor de la economía castiga a quien comete herejías
financieras: reducción de la inversión pública, garrote fiscal, desempleo, aumento de impuestos,
restricción de derechos sociales, castigo a países con déficit público, etc.
Es tanto el descaro, que el paquete del FMI incluye menos democracia y más intervencionismo.
Cuando Papandreu, Primer Ministro de Grecia, propuso realizar un plebiscito para oír la voz del
pueblo, el FMI vetó la propuesta, depuso a dicho gobernante y nombró a Papademos, un
tecnócrata, en su lugar. También el gobierno de Italia fue ocupado por otro tecnócrata. Como si el
fin de la crisis dependiera de una solución contable.
La historia reciente de Europa enseña que la crisis social es el huevo de la serpiente, golpeado por
el fascismo. Sobre todo cuando la crisis no es de un país sino de un continente. Poco se gana con
que haya movilizaciones en un país; es necesario que se expandan por toda Europa. ¿Pero cómo
será posible, si ya no existe un sindicalismo combativo ni partidos progresistas?
Las movilizaciones del tipo Ocupen Wall Street sirven para denunciar, no para proponer, si no
hubiera un proyecto político. Quien se queja del presente y teme al futuro corre el riesgo de
refugiarse en el pasado, en el que habitan los fantasmas de Hitler y Mussolini.
Traducción de J.L.Burguet
- Frei Betto es escritor, autor de "Conversación sobre fe y ciencia", junto con Marcelo Gleiser y
Waldemar Falcao, entre otros libros. http://www.freibetto.org/ twitter: @freibetto.
Fuente: http://alainet.org/active/51734
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