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Consecuencias psicosociales de la pandemia en las personas del Perú

entre los años 2020 y 2021

En esta sección se expondrán el aumento de ansiedad en las personas durante la pandemia


Muchas personas a durante la pandemia tuvieron problemas como perdidas familiares,
problemas económicos, problemas de trabajo, problemas de salud etc. Esto ha generado que
gran cantidad de la población haya tenido un aumento en su ansiedad. Esta idea es respaldada
por Huarcaya (2020):
Como sabemos, en cualquier emergencia sanitaria, la salud mental tiende ser más común con
respecto a síntomas de emociones negativas. Ocasionando que esto sea impedimento hacia las
intervenciones médicas. Es por ello que se señala que durante la primera pandemia del COVID-
19 fue frecuentemente encontrarse con pacientes con síntomas de ansiedad, depresión y estrés.
En particular a los trabajadores de los Hospitales. (p.333)
Es claro para el autor que durante la pandemia hubo un aumento de casos de ansiedad por todas
las emociones negativas que generamos durante el aislamiento social. Los profesionales de
salud también tienen problemas de ansiedad. Al respecto, Lovon y Chegne (2021) sostienen lo
siguiente:
En el caso del personal de salud en la lucha contra la epidemia del coronavirus (COVID-19)
han experimentado problemas de salud mental tales como estrés, ansiedad, síntomas depresivos,
insomnio, negación, ira y temor. (p.217)
Esto nos lleva a reflexionar para poder ayudar al personal de salud, cuidándonos y tomando las
precauciones debidas con el coronavirus (COVID-19). Los dos autores dan enfoque sobre el
aumento de ansiedad en los profesionales de salud. Sobre los profesionales de salud Huarcaya
(2020) también menciona esto:
En la lucha contra la COVID-19, los profesionales de la salud de Wuhan se enfrentaron a una
enorme presión debido a un alto riesgo de infección y falta de protección adecuada ante una
posible contaminación, aislamiento, incremento de la demanda de trabajo, frustración,
cansancio por las largas jornadas laborales, falta de contacto con sus familiares y trato con
pacientes que expresan emociones negativas. El personal encargado de los recursos humanos de
los servicios de salud debe ser consciente de las consecuencias mentales que podrían generarse
en este contexto. Durante las etapas iniciales de las emergencias sanitarias, el personal de salud
puede presentar síntomas depresivos, ansiosos y similares al TEPT, los cuales no solo
repercuten en la atención y toma de decisiones (las principales herramientas de lucha contra la
COVID-19), sino también en su bienestar. (p.330)
La presión de poder controlar la pandemia para los profesionales de salud fue demasiada ya que
pasaban los días y seguía el aumento de casos de coronavirus (COVID-19). El creciente
números de casos también crean más miedo a la población y provocan más miedo. Esta idea es
respaldada por Huarcaya (2020):
Inicialmente el brote del SARS‐CoV‐2 en China causó alarma y estrés en la población general.
El miedo a la enfermedad se podría explicar por la novedad e incertidumbre que genera. El
creciente número de pacientes y casos sospechosos suscitaron la preocupación del público por
infectarse. El miedo se exacerbó por los mitos y por la desinformación en las redes sociales y
medios de comunicación, a menudo impulsado por noticias erróneas y por la mala comprensión
de los mensajes relacionados al cuidado de la salud. Luego de la declaración de emergencia en
China, un estudio reveló un incremento de las emociones negativas (ansiedad, depresión e
indignación) y una disminución de las emociones positivas (felicidad y satisfacción). (p.328)
Toda la información que consumían las personas durante la pandemia enfermaba en vez de
poder ayudarnos a entender que esta pandemia se puede superar siendo responsables y teniendo
una buena higiene. Sobre las medidas drásticas que se tomaron en la pandemia Lovon y Chegne
(2021) mencionan esto:
Una pandemia conlleva a tomar medidas drásticas para la protección de la población y control
del virus dentro del país como lo es el confinamiento social esto a su vez problemas
psicosociales y emocionales como: estrés, ansiedad, depresión, negación, ira, temor, incluso
existieron casos de intentos de suicidio, todo esto a raíz de los largos periodos de confinamiento
social de más de 100 días. (p.217)
Para algunas personas el confinamiento social fue una etapa muy fuerte ya que muchas personas
se ponían ansiosos, tenían miedo a esta pandemia, el estrés de estar encerrado etc. Estos dos
autores hablan de todas las cosas que enfermaban a las personas como toda la información falsa
y el estrés de estar encerrado por mucho tiempo. Para muchos padres de familia lo que les
generaba mucho estrés era la inestabilidad económica. Esta idea es respaldada por los autores
Rosas, Trucios y Gullo (2022):
Se realizó una encuesta hacia los padres y se encontró niveles considerables de estrés junto a
manifestaciones de impaciencia (47,2%), miedo (45,5%) e irritabilidad (45,1%) (ver Material
suplementario). Las principales preocupaciones motivo de estrés fueron: lo relacionado a la
protección del contagio y salud propia y de la familia, la economía familiar y la carga de labores
domésticas. Nuestros hallazgos son similares a los de Orgilés y colaboradores, quienes
encontraron un nivel de estrés leve a moderado en casi el 75% de la muestra. También
coinciden con un estudio estadounidense (n=8222) que reportó una disminución del bienestar
psicológico de los padres y significativamente mayor frecuencia de ánimo negativo. Igualmente,
el estudio de la PUCP encontró que el 35% de los cuidadores/as tuvo dificultades para afrontar
la tarea parental y además no tuvo un adecuado soporte; asimismo, los participantes también
reportaron dificultades para equilibrar las responsabilidades personales y las de crianza. La
participación en las actividades escolares estuvo dada principalmente por la madre lo cual
sugiere que el cuidado de los niños suele atribuirse a las madres lo cual podría influir en el nivel
de estrés. En nuestra encuesta, las demandas más frecuentes de los niños y adolescentes fueron
compartir más tiempo con los padres y encontrarse con sus amigos(as) y/o familiares. Sin
embargo, el 26,8% de participantes reportaron no tener tiempo para jugar y, del grupo que sí
podían hacerlo, el 65,5% disponían de una hora o menos. Este valor es similar al encontrado por
la PUCP: 30% reportó tener muy pocas ocasiones para compartir tiempo de juego (p.111)
Según la encuesta , los padres de familia tiene mas estrés por la preocupaciones de la casa y la
economía

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