Leyendas de La Flora y Fauna Argentina Parte 2

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“Leyendas, mitos, cuentos y otras

curiosidades de la Flora y Fauna de la


Argentina”
Parte 2.

Por Claudia Nardini y Marcela Lossada


Noroeste

Centro
Perdido como………….en
tuco la neblina
¿Quien quiere leer?
La leyenda del Cardón
Kehuaillu y Pasakana, se habían
criado en la misma aldea. Siempre estaban
juntos reían, jugaban, ante cualquier peligro
Kehuaillu corría a protegerla y la abrazaba,
al hacerlo se sentía el muchacho mas
afortunado y a Pasakana no había nada que
la pusiera mas feliz. Fueron creciendo y su
amistad se convirtió en profundo y sincero
amor.
Un día decidieron pedir permiso a
sus mayores para unirse. Pero el padre de
ella, cacique de la tribu, tenía otros planes,
quería casarla con el hijo del cacique de la
tribu cercana para así ampliar sus dominios.

Los jóvenes se miraron, no hacían


falta palabras se conocían muy bien, no iban
a permitir que nadie los separara, así fue
que esa misma noche huirían y así lo
hicieron.
Al enterarse el cacique decidió perseguirlos.
Reunió a su gente, los organizó en pequeños grupos
y les ordenó que recorrieran la comarca por distintos
caminos. A punto de ser alcanzados, los amantes
pidieron protección a Pachamama.

La madre Tierra no iba a permitir que un


amor tan puro fuera destruido abrió entonces un
repliegue en su seno y allí los albergó. Pero el
cacique no se rendiría tan fácil sabía que en algún
lugar estaban escondidos y obligó a su gente a hacer
guardia hasta encontrarlos.

No había escapatoria, entonces


Pachamama hizo surgir desde sus entrañas a
Kehuaillu envuelto en un poncho verde, dentro del
cual tenía abrazada a su dulce amada. Los convirtió
en cardón.
Y cuando en la primavera
Pasakana quiere ver la belleza de
los cerros, se asoma en la forma
de una bella flor, para no ser
reconocida por su padre.
Se cuenta que en épocas de la conquista, “El Inca” (soberano del imperio
incaico), al ver que los españoles estaban dominando y martirizando a su
pueblo, envió emisarios a los 4 puntos del imperio para organizar las tropas y así
dar un golpe mortal al invasor.

Para ello, los guerreros se apostaron en puntos claves por donde pasarían los
conquistadores, esperando la orden de atacarlos por sorpresa, pero esta orden
nunca llegó pues los chasquis enviados fueron capturados en el camino y “El
Inca” fue capturado, torturado y muerto.

Los valientes indios esperaron y esperaron y vieron, desorbitados, pasar las


tropas europeas sin recibir la orden de atacar.... pasó el tiempo y, desolados,
quedaron en sus puestos.... la Pachamama, piadosa, los fue adormeciendo y
haciéndolos parte de ella.... así comenzaron a unirse sus pies a la greda y la
Madre Tierra los cubrió de espinas para evitar que los dañaran en su sueño...

Se dice que hoy estos estoicos vigías siguen velando por la felicidad de los
habitantes del lugar donde se encuentran.
El protagonista de estas leyendas es:

El cardón
(Echinopsis atacamensis)
Más de 10 metros
Más de 300 años
El fruto dorado
¿Quien quiere leer?
El combate duró mucho, demasiado, y el hambre y el cansancio fueron
agotando a los comechingones. Ipachi Naguan consultó a los sabios y estos le
aconsejaron que otorgara descanso a su pueblo, de lo contrario, todo se perdería.
El cacique decidió guiar a su gente hacia un bosque de altos y tortuosos árboles.
Les costó mucho llegar, no solo estaban exhaustos y hambrientos sino tristes y
desolados.

¿Cómo podrían vencer a estos extraños invasores si ni siquiera entendían


sus modos de atacarlos con esas sofisticadas y letales armas?

Ipachi Naguan resultaba un buen jefe, y bajo ninguna circunstancia iba a


dejar que su pueblo sucumbiera. Dentro del bosque quedaron protegidos
momentáneamente del ataque del enemigo, pero no del hambre que los carcomía,
el cacique pidió a los dioses, con toda humildad pero con gran firmeza que cuidaran
a sus mujeres y niños.

El tiempo transcurría y nada pasaba, todo parecía perdido, los


comechingones sentían la proximidad de la muerte. ¿Era posible que esto
sucediera sin que los dioses se apiadaran de ellos?.
El protagonista de estas leyendas es:

El algarrobo
(Prosopis alba)
Takku (quechua): El Árbol
Ibopé-para (guaraní): Árbol puesto en el camino para comer
Pata (diaguitas)
Algarrobo abuelo, 800 años.
Merlo (San Luis):según la tradición oral, este dios vegetal fue testigo de la euforia de Juan Facundo Quiroga y sus
llaneros, antes de ir por el 'Manco' Paz, y del abrazo entre este general unitario y el Chacho Peñaloza.
500 años
…a su sombra, Vitipoco, cacique
de los omahuacas, reunió a las
tribus de la región para organizar
la lucha contra los españoles en
el año 1700.
Barranca Yaco (Córdoba): en esa localidad se encuentra un enorme algarrobo
bajo el cual fue ejecutado Facundo Quiroga junto a seis compañeros en el año
1853.

San Marcos Sierras (Córdoba) : Algarrobo de Nonsacate o Nonsacaque, árbol


que fue referencia geográfica ya que antiguamente delimitaba el antiguo pueblo
de San Jacinto, poblado comechingón, integrado por la tribu de los Tulianes.

Olta (La Rioja) : viejo algarrobo donde fue colgado el caudillo Angel Vicente
"Chacho" Peñaloza en el año 1863 por el Mayor Irrazábal.

Cruz del Eje (Córdoba) : antiguo algarrobo donde San Martín solía descansar
en la siesta y donde se cree que gestó el Ejército de los Andes.

En La Ramada, la estancia tucumana, hay otro algarrobo que dio sombra al


Libertador y donde el prócer pasó unas semanas.
¿Quien quiere leer?
Leyenda de Coyuyo y Crespín

El prestigio de la payada entre el pueblo salteño llegó al


ámbito de la leyenda.

Crespín y Coyuyo eran amigos y famosos payadores. En


una ocasión se encontraron en una fiesta, entre amigos,
mujeres y aloja. Dieron como floreo preliminar, varias
muestras de su repertorio memorizado, aprendido en sus
andanzas por distintas regiones.

Y después vino la justa del canto improvisado, la esgrima


del contrapunto, en medio del entusiasmo y la tensión del
concurso.
En el ánimo de todos queda la impresión de que Crespín ha
triunfado. Coyuyo así lo siente también. Disimula su tormenta
interior, su rabia, su envidia.

Pero cuando los dos cantores salen juntos, borrachos, y se


internan en los montes, aquel que había vencido payando
encuentra la muerte a manos de su compañero.

La mujer de Crespín se volvió loca de dolor y se internó en


el monte gritando el nombre de su compañero, convirtiéndose
en ave. Mientras que Coyuyo convertido en insecto intenta con
su estridente voz, tapar el atormentador llanto de Crespina.
El protagonista de estas leyendas es:

El coyuyo
(Quesada gigas)
El Coyuyo (La Cigarra)
• Del Quechua: Coyú (Silbar)
• Las hembras ponen sus huevos y mueren poco después.
• Los insectos jóvenes (o ninfas) caen al suelo y penetran en la tierra.
• Las ninfas viven dentro de la tierra de 2 a 17 años (dependiendo de
la especie) y se alimentan de la savia de las raíces.
• Después de ese período, cavan túneles, suben a los árboles y sufren
una muda, transformándose en adultos con alas y genitalia
desarrollada listos para el apareamiento.
• El apareamiento tiene lugar generalmente durante los meses
cálidos, aunque la época varía según la especie y la región. Varias
especies se aparean en una misma época lo que produce un
fenómeno sonoro peculiar, durante unas dos semanas de cantos
ensordecedores, apareamientos y puesta de huevos.
Ver video
¿Quien quiere leer?
LA LEYENDA DEL CRESPIN

Era un matrimonio de campesinos


que se dedicaban a labrar y cultivar la tierra para
poder ganar para vivir, pero mientras el hombre
era trabajador, paciente y resignado, la mujer era
haragana, despreocupada y sobre todo, amiga
de los bailes y las bebidas, viviendo el primero,
contento con su suerte, mientras que la mujer, malhumorada y triste, le amargaba
la vida a cada rato.
Un año en que la cosecha era más abundante que nunca Crespín segaba
su trigo bajo el sol de verano, trabajando más horas de las que podía resistir un
hombre, debiendo hacerlo todo él solo, pues su mujer no era capaz de atar una
gavilla de trigo.
Un día se enfermó y solicitó a su mujer que fuera al pueblo cercano a
traerle medicamentos y le recomendó que volviera pronto pues necesitaba sanar lo
antes posible para continuar la cosecha, la mujer fue hacia el pueblo y se encontró
con que en uno de los ranchos del camino estaban de fiesta y se acercó solamente
para descansar un rato, pero se fue dejando ganar por la alegría y comenzó a beber,
cantar y bailar. El chipá, la caña, los chamamés y polcas despertaron en ella su
afición de siempre y se entregó a la diversión ciegamente.
LA LEYENDA DEL CRESPIN

Cuando mas entretenida estaba , la vinieron


a llamar, pues su marido se había agravado y reclamaba
la presencia de ella, pero lejos de correr en presencia
de su moribundo marido, dijo que la vida era corta para
divertirse y larga para sufrir. Lo mismo respondió al segundo y tercer día que la
vinieron a buscar y avisarle que su marido se moría, y cuando finalmente le
avisaron que ya había muerto, no dio importancia y siguió bailando.

Unos vecinos piadosos y condolidos de la suerte del pobre CRESPIN, lo


velaron y enterraron sin que la mujer interviniera para nada, tan ocupada estaba
en divertirse. Finalmente, pasados varios días y cuando ya la diversión finalizaba,
regreso la mujer a su hogar y se encontró en la más terrible soledad. Lloró y sufrió
su pena, y durante varios días y noches deambuló por los campos, llamando a su
marido. Enloquecida de dolor , le pidió a Dios que le diera alas para proseguir su
búsqueda, y Dios la convirtió en ave.

Desde entonces, es el pájaro huraño y solitario que en las épocas de las


cosechas llama a su compañero con dolido acento: CRESPIN- CRESPIN
El protagonista de estas leyendas es:

El crespín
(Tapera naevia)
Familia Cuculidae – Cosmopolita – 125/13

El crespín, crispín, cuco rayado o trespiés (Tapera


naevia) es propio de Centro y Sudamérica.

Esta especie parasita los nidos de otras especies, con sus


huevos.

En zonas rurales, para muchas personas el canto es augurio de muerte y desgracia, asociando el
canto con la muerte de alguien cercano o cualquier otra tragedia. Al ser un animal tan tímido,
muchas veces pasa inadvertido y el canto toma así un tinte aún más misterioso.
El protagonista de estas leyendas es:

El burgo
(Momotus momota)
¿Quien quiere leer?
COQUENA Y LAS VICUÑAS (DE JUAN CARLOS DÁVALOS)

Cazando vicuñas anduve en los cerros.


Heridas de bala se escaparon dos.
-No caces vicuñas con arma de fuego,
Coquena se enoja - me dijo un pastor.

- ¿Por qué no pillarlas a la usanza vieja,


cercando la hoyada con hilo punzó?
¿Para qué matarlas, si sólo codicias
para tus vestidos el fino vellón?

-No caces vicuñas con arma de fuego,


Coquena las venga, te lo digo yo.
¿No viste en las mansas pupilas oscuras
brillar la serena mirada del dios?

-¿Tú viste a Coquena?


-Yo nunca lo vide,
pero sí mi agüelo - repuso el pastor;-
una vez oíle silbar solamente,
y en unos tolares, como a la oración.
Coquena es enano; de vicuña lleva
sombrero, escarpines, casaca y calzón;
gasta diminutas ojotas de duende,
y diz que es de cholo la cara del dios.

De todo ganado que pace en los cerros,


Coquena es oculto, celoso pastor;
si ves a lo lejos moverse las tropas,
es porque invisible las arrea el dios.

Y es él quien se roba de noche las llamas


cuando con exceso las carga el patrón.

En unos sayales, encima del cerro,


guardando sus cabras andaba el pastor
zumbaba en los ríos el gárrulo viento,
rajaba las piedras la fuerza del sol.

De allende las cumbres de nieves eternas,


venir los nublados miraba el pastor;
después la neblina cubrió todo el valle,
subió por las faldas y el cerro tapó...
Huyó por los filos el hato disperso,
y a gritos, en vano, lo llama el pastor.
La noche le toma sentado en cuclillas,
y un sueño profundo sus ojos cerró.

Cuando el alba tiñe - limpiando los cielos-


de rosa las abras, despierta el pastor.
Junto a él, a trueque del hato perdido,
Coquena, de oro le puso un zurrón.

No más en los cerros guardando sus cabras,


las gentes del valle vieron al pastor;
Coquena dispuso que fuese muy rico.
Tal premia a los buenos pastores el dios.

Hato: manada de cabras


Zurrón: bolso rústico de cuero
Tola (Género Fabiana sp. )
La protagonista de esta poesía es:

La vicuña
(Vicugna vicugna)
Mama Sara: Madre Maíz
DIGO LA MAZAMORRA

La mazamorra, sabes, es el pan de los pobres


y leche de las madres con los senos vacíos.
Yo le beso las manos al Inca Viracocha
porque inventó el maíz y enseñó su cultivo.

En una artesa viene para unir la familia


saludada por viejos, festejada por niños.
Allí donde las cabras remontan en silencio
y el hambre es una nube con las alas de trigo.

Todo es hermoso en ella: la mazorca madura


que desgranan en noches de vientos campesinos;
el mortero y la moza con trenzas sobre el hombro,
que entre los granos mezcla rubores y suspiros.

Si la quieres perfecta, busca un cuenco de barro


y espésala con leves ademanes prolijos
del mecedor cortado de rama de la higuera,
que a la siesta da sombra, benteveos e higos.
Si quieres perfecta, agrégale una pizca de ceniza de jume,
esa planta que resume los desiertos salinos
y deja que la llama le transmita su fuerza
hasta que adquiera un tinte levemente ambarino.
Cuando la comes, sientes que el pueblo te acompaña
a lo largo de valles o recodos de ríos.
Cuando la comes, sientes que la tierra es tu madre,
más que la anciana triste que espera en el camino
tu regreso del campo. Es madre de tu madre
y su rostro es una piedra trabajada por siglos.

Hay ciudades que ignoran su gusto americano


y muchos que olvidaron su sabor argentino,
pero ella será siempre lo que fue para el Inca:
nodriza de los pobres en el páramo andino.
La noche que fusilen poetas y canciones,
por haber traicionado, por haber corrompido,
La música y el pólen, los pájaros y el fuego,
quizás a mí me salven estos versos que digo.
El protagonista de esta historia es:

El jume
(Salicornia ambigua)
Jume: Allenrolfea vaginata
El protagonista de esta historia es:

La monjita salinera
(Xolmis salinarum)
“Así dicen las perdices, Sirviñaco

que cantan por divertirse” (Jaime Dávalos - Eduardo Falú)

Yo t'hei dicho nos casimos,


vos diciendo que tal vez;
sería bueno que probimos
m'a ver eso qué tal es.

Te propongo sirviñaco,
si tus tatas dan lugar
p'a l'alzada del tabaco
vámonos a trabajar.

T'hei comprarollita nueva,


en la feria 'e Sumalao,
es cuestión de hacer la prueba
de vivirnos amañaos.

Y si tus tatas se enteran,


ya tendrán consolación,
que todas las cosas tienen
con el tiempo la ocasión.

Y si Dios nos da un changuito


a mí no me ha de faltar
voluntad pa andar juntitos
ni valor p'a trabajar.

Te propongo como seña


pa' saber si me querís
cuando vas a juntar leña
sílbame como perdiz.
El protagonista de esta historia es:

¿La perdíz?
NO
El inanmbú
(Familia Tinamidae)
Existen 15 especies en nuestro país, conocidas como:
inambúes, martinetas, tataupaés o quiulas
El protagonista de esta historia es:

El cebil colorado
(Anadenanthera colubrina)
Martín Miguel de Guemes

Cebil Colorado
¿Quien quiere leer?
Cuenta una leyenda sobre un gaucho vandido, que asaltaba en
los caminos de noche, dando sustos de muerte a los ocupantes
de las carretas.

Fue castigado por los dioses que lo transformaron en un ave


condenada a vivir a la orilla de los mismos, en perpetuo
sobrasalto, al igual que sucediera con quienes asaltaba.

¿Sabés quién es esa ave?


El protagonista de esta leyenda es:

El Atajacaminos
(Chordeiles sp.)

En quichua ñaanarcaj – conocido también


como Yanarca (o Ñanarca)

También les dicen demonios o diablillos

14 especies en Argentina
Creencia: a quien robe huevos del nido de esta ave le producirá
una modorra rayana casi en la inconciencia.
Los pillos
¿Quien quiere leer?
Cuento de la chuña y el zorro
Era la hora de la siesta y el zorro andaba por el monte dando vueltas,
hablando solo, buscando qué comer. Tenía tanta hambre que le sonaba la panza.

Desde que la chuña había hecho su nido en el patio de la casa del


hombre, él no se podía acercar al gallinero.

El ave era muy buena guardiana, se pasaba todo el día vigilando los
movimientos de la casa. Cada vez que él aparecía gritaba fuerte y lo sacaba
corriendo.

El zorro llevaba días pensando cómo podía hacerse amigo de la chuña.


“Si la invito a comer, nos haremos amigos y voy a poder acercarme al gallinero a
saborear unos tiernos pollitos.”

Y así fue. Después de ensayar un tono amable, se acercó y la invitó a


almorzar. La chuña, primero, lo escuchó medio desconfiada, pero, ante la
insistencia y la promesa de la rica comida, aceptó.
Cuando llegó el día, fue a su cueva. El zorro le ofreció una deliciosa
miel de abejas que había juntado en el monte; sirvió un montón de miel dorada
y sabrosa sobre una piedra muy chata. Angurriento como él solo, lamió la
piedra hasta dejarla limpita y se relamió los bigotes satisfecho.

La chuña, con su pico, apenas si pudo tomar unas gotas. Se sintió


engañada. “Zorro de porquería, ya me las vas a pagar”, pensó. Y decidió
invitarlo a comer, para vengarse. El zorro aceptó contento, pensando que todo
iba bien.

“Qué bien, nos estamos haciendo amigos. Ya estoy más cerca del
gallinero.” Algunos días después, se encontraron bajo el nido de la chuña. Ahí
vio que la cena estaba servida en una vasija de cuello fino.

La chuña metía su pico en el recipiente y tomaba deliciosos tragos de


miel. El zorro intentaba meter el hocico, estiraba la lengua y no había caso,
imposible tomar ni una gota.

Al final, se dio por vencido y se fue. Pasó el tiempo, y dicen que


todavía sigue rondando el gallinero y pensando cómo hacerse amigo de la
chuña para acercarse a comer unos tiernos pollitos.
Uno de los protagonistas de este cuento es:

La chuña patas negras


(Chunga burmeisteri)

¿Vieron que hay dos?


La de este cuento era la de patas negras (Chunga burmeisteri)
Pero hay dos Chuñas!!!!

La chuña patas rojas


(Cariama cristata)
En el campo grita
y no es campero;
pega el martillazo
y no es zapatero.
Creencias
Se dice que no hay que criar chuñas por que traen
desgracia.
Cuando cantan cambia el tiempo
Si cantan durante una tormenta es señal que se
despeja.

Refranes
Canillas flaca como chuña.
Cuando la chuña canta viento seguro.
Ladrona como chuña.
La Urpillita
El zorro

El hornillero
Los protagonistas de este cuento son:

El Zorro
(Familia Canide)
5 especies en Argentina

El Aguará guazú, que ya lo vimos + …


Zorro Vinagre
Zorro de monte

Zorro Colorado o Culpeo Zorro Gris


Los protagonistas de este cuento son:

El Hornero
(Furnarius rufus)

También conocido como: alonsito, caserito, hornillero, guyra tatakua


(en guaraní guyra: ave y tatakua: horno), tiluchi (en quechua) o joão-
de-barro (en portugués)
¿Quien quiere leer?
Frente a la entrada de su choza el indio transformaba el barro en
hermosas vasijas y pulidos platos. No en vano era el mejor alfarero de su pueblo.
Su alegría era grande, al día siguiente iba a casarse con la joven más hermosa de
la tribu también alfarera.

Esa noche, como todas las noches previas a un matrimonio, se


reunieron en consejo las familias de los novios con el cacique y el hechicero para
la ceremonia de presagios.

El hechicero bailó, como siempre lo hacía, cantó… como siempre lo


hacía y luego… arrojó al fuego un puñado de bayas como siempre lo hacía. Y fue
entonces… cuando sucedió lo que nunca ocurría… el fuego se apagó, un viento
muy fuerte tiñó con cenizas a los concurrentes y cuando todos miraban
horrorizados lo ocurrido, el hechicero presagió grandes desgracias para su tribu,
derivadas de aquel matrimonio. Bajo tal influencia el cacique prohibió su
realización.
Los enamorados convinieron fugarse al monte donde establecerían un
nuevo hogar. Huyeron durante la noche. Caminaron por varios días hasta que
encontraron un hermoso lugar a orillas de un riacho donde armaron su nueva
choza. Pronto comenzaron a realizar juntos las más bellas vasijas, siempre
cantando alegremente fruto del goce de estar juntos.

Al poco tiempo supieron que en su tribu la gente estaba muriendo por


algún extraño maleficio. Creyeron ser ellos los culpables de la desgracia y
entonces decidieron sacrificar sus vidas. Ý así lo hicieron, arrojándose al vacío
tomados de las manos y cantando, como lo hacían siempre. No estaban tristes,
salvarían a la gente de su pueblo.

Cuenta la vieja leyenda que en plena caída el dios bueno los convirtió en
esas hermosas y simpáticas avecillas que empleando su habilidad para modelar
construyen cantando su nido de barro, así nació el Hornero.
“Cuando los horneros
cantan a dúo,
se soluciona un problema”
Hornerito copetón
(Furnarius cristata)
Y hablando de lindos
nidos, hay algunos que
no aprendieron a
hacerlo…
“Haragán y robanidos
al tordo suelen llamar
el tordo escucha y calla
porque sabe que es verdad.”
¿Quien quiere leer?
Cuento del tero y las vizcachas
Dicen que en lejanas épocas los teros eran señores muy ricos que desde
hacía tiempo tenían instalado un negocio de ventas de ropas.

Ganaban mucho con sus ventas y tenían como principales clientas a las
vizcachas, señoras bien coquetas que estrenaban trajes todos los días.

Los teros, que no sabían administrar lo que tenían, comenzaron a fiarles


todo lo que les vendían. Ellas así seguían comprando y comprando y ellos, fiando
y fiando.

Las deudas se hicieron tan abultadas, que los pobres teros sin poder
cobrar esas enormes cuentas, se vieron obligados a cerrar el negocio, volviéndose
"más pobres que una laucha", como dice el refrán.

Sólo les quedaron los chalecos y


las bombachas, que cuidaban muy especialmente
caminando siempre derechitos para no ensuciarlas.
Cada vez que recordaban en las vizcachas se agarraban la cabeza y
gritaban como locos. Habían pensado organizarse en parejas y llegar hasta sus
cuevas para sacarles las telas o cobrarles las cuentas, pero ese día no llegaba
nunca.

Entre tanto, a las vizcachas se les habían terminado los vestidos, ¡hacía
tanto que no compraban! La verdad es que andaban tan rotosas tan desarregladas
que sólo salían de sus casas a la noche.

Los teros sabían que en ese momento podían encontrarlas y, cuando se


aproximaban, bien enojados, gritaban fuerte: "¡Teruterú!, teré, Mi género... mi
género, mi género!". Las vizcachas entonces huían a esconderse.

No querían ser vistas tan rotosas, tampoco el padre de ellas, que sentía
mucha vergüenza y reprendía a su mujer y a sus hijas diciéndoles: "Vizcachas
rotosas, no tienen vergüenza, no tienen vergüenza".

Desde entonces las vizcachas quedaron condenadas a salir de noche y


los teros se quedaron con los chalecos negros y las bombachas blancas y lloraron
mucho, por eso le quedaron los ojos enrojecidos para siempre.
“Cual es el ave,
que engaña al viajero,
que grita en un lao
y en otro pone el huevo.”
Creencias
Lago larguero Su canto anuncia lluvia.
Pasó con caballero. Si el tero deja el rio y va a la loma, la creciente pronto
Patas coloradas asoma.
Vestido overo Si el tero pasa volando y grita el nombre por algún
----------------------------------- rancho , es anuncio de que llegara visita de agente
amiga
En un alto altero
Subió un caballero,
Capa rosada,
Sombrero negro
-----------------------------
¿Cuál es el ave
Que engaña al viajero
Que en una parte hecha el grito
Y en otra pone el huevo?
----------------------------------
Fui por un caminito;
encontré un pájaro muy cortés;
tiene corona,
pero no es rey.
El Tero tero
Compañeros tero tero
Tero somos del bañao
Y los del bañao entero Tero tero tero tero
Tero nos hemos juntao. -¡Muy bien por el compañero!

Es cosa importante tero Cuantos teros han quedado


Tero mantenerse unidos Tero sin nido ni nada
Gritar tero en una parte Tero tero en un jardín
Y tener en otra el nido. Con las alas recortadas.

Tero tero tero tero Compañeros tero tero


-¡Muy bien por el compañero! Patoteros hay pa' rato
Pero el pato no es un tero
Los que gritan cerca'el nido Ni los teros somos patos!
Tero es porque los protegen
Tero y no corren peligro Tero tero tero tero
De que sin nido los dejen. -¡Muy bien por el compañero!

¿Pero al tero'e que le sirve


Gritar tero tero tero Marcos Veláquez - Cancionero
Si cualquier pillo en la boina
Se les lleva el nido entero?
¡Vamos que se
viene el baile!
Milonga de los bichos
Letra: Félix Luna
Música: Ariel Ramirez
Son muchos los protagonistas de esta milonga,
pero vamos a poner el foco en el ambiente donde
se desarrollo este baile:

Los pastizales
¡Despierten montes,
que llega la primavera!
El protagonista de esta leyenda es :

El espinillo o aromito
(Acacia caven)
El protagonista de esta poesía es es:

El benteveo
(Pitangus sulphuratus)
El Tala: de Juan Carlos Chebez
El protagonista de esta poesía es :

El tala
(Celtis ehrenbergiana)
Patagonia
El regalo de Nguenechén el pueblo pehuenche
¿Quien quiere leer?
El invierno extremadamente crudo, estaba
durando demasiado, y la tribu se había quedado sin
recursos. Los ríos estaban helados, los pájaros y el resto
de los animales habían migrado o se encontraban bien
ocultos en sus inaccesibles madrigueras y los árboles
esperaban desnudos el regreso de la primavera.

La tierra se encogía debajo de la nieve. Muchos


resistían el hambre, pero los chicos y los viejos
comenzaban a morir.

El gran Chau no escuchaba las plegarias de su


pueblo, también Él parecía dormido.
Entonces se tomó una medida desesperada: el
toki decidió que los más jóvenes se dispersaran, que se
fueran lejos para encontrar alimentos, que cada cuál
buscara, por dónde le pareciere, bulbos, bayas, hierbas,
cualquier grano o raíz y los trajeran a la aldea.

Hubo un muchacho que, muy alejado de su ruca,


había recorrido sin suerte, una región de montañas
arenosas y áridas barridas por el viento. Volvía ya
hambriento, con las manos vacías y la vergüenza de no
haber encontrado nada para llevar a los suyos, cuando
después de una loma, un viejo desconocido se le puso a
la par.
Caminaron juntos un buen rato, el muchacho le
habló de su tribu, de sus hermanitos, de los enfermos,
de los que tal vez ya no volvería a ver cuando llegara.

El viejo lo miró con extrañeza y le preguntó:

-¿No son suficientemente buenos para tu pueblo


los piñones? Cuándo caen del Pehuén ya están maduros,
y una sola piña sirve para alimentar una familia entera.

El muchacho le contestó que siempre habían


creído que Nguenechén prohibía comerlos ya que
resultaban venenosos y que, además, eran demasiado
duros.
Entonces el viejo le explicó que en verdad los
piñones son un excelente alimento, que para comerlos
había que hervirlos en mucha agua o tostarlos al fuego,
y que en invierno había que enterrarlos para
preservarlos de la helada. Y apenas le hubo dado estas
indicaciones, se alejo.

El muchaho siguió su camino pensando en lo


que el viejo le había dicho: ¿Era posible que la comida
hubiese estado siempre al alcance de la mano? Acaso
¿no sabían todos, desde siempre, que no se puede
comer del árbol sagrado?
Apenas llegó al bosque de Pehuenes, buscó al pie
de estos enormes árboles, entre la helada, allí donde en
verano crecen las pequeñas violetas amarillas, y recogió
todos los frutos que encontró. Corriendo tan rápido
como podía, los llevó ante el Toki y le contó las
instrucciones del viejo.
El Toki, escuchó atentamente, se quedó un rato
en silencio y finalmente dijo:

- Ese viejo no pudo ser otro que Nguenechén,


nuestro gran Chau, que bajó otra vez para salvarnos.
¡Vamos, no desdeñemos este regalo que nos hace!

La tribu entera participó de los preparativos de la


nueva comida. Muchos salieron a buscar mas piñones,
se acarreó agua y se encendió el fuego . Después
tostaron, hirvieron y comieron las semillas dulces del
fruto dorado. Fue una fiesta inolvidable.
Se dice que, desde ese día, los pehuenches nunca
mas pasaron hambre. Molieron los frutos logrando una
harina con la que hicieron tortillas y fermentaron los
frutos haciendo una chicha a la que llamaron chavi.

Y crearon una tradición: cada año a principios


del otoño, todas las aldeas realizan “el gran viaje de
recolección a los bosques de Pehuén” juntan la reserva
de frutos para pasar el invierno y agradecen a
Nguenechén por haberlos salvado de la hambruna.
Desde entonces todos los días, a la hora de rezar,
los pehuenches se paran frente al sol naciente y
extienden hacia él sus manos limpias y abiertas, en la
que llevan un piñón o una ramita de Pehuén diciendo
estas palabras:

A ti que no nos dejaste morir de hambre


A ti que nos diste la alegría de compartir
A ti te rogamos que no dejes morir nunca al Pehuén.
El protagonista de esta poesía es :

El Pehuén
(Araucaria araucana)

Algunos ejemplares superan los 50 metros de altura

Hay ejemplares que superan los 1000 años de edad!!

Cada piña puede tener entre 200 y 300 piñones


En sierra fui nacido
Y allí dejé mi figura;
Los vientos me dan combate
Y me dejan sin ventura.

Blanco fue mi nacimiento,


morena mi mocedad,
se me ha pelado la cabeza,
adivinen por que será.
Leyenda del condor

El cóndor no siempre usó la golilla que lleva tan elegantemente en el cuello. Se acostumbró a su uso
después de haber sido derrotado, luego de una vergonzosa lucha, en la que lidió con un diminuto rival.

La cosa ocurrió así : Don Cóndor había bajado al valle en ocasión de unas ¨chinganas¨ (fiestas populares
que se hacen en los arrabales) y que se celebran con motivo de la Semana Santa.

En uno de los tantos bodegones instalados cerca de una plaza Don Cóndor conoció a un compadrito
charlatán y pendenciero, muy conocido en el pago por su apodo de ¨Chusclín ¨ se trataba nada menos
de un vulgar chingolo.

Luego de una entretenida charla en la que don Cóndor y el Chusclín alardeaban de hazañas
pendencieras y famosas ¨chupaderas¨, como fin de la charla formularon entre sí una singular apuesta

Se desafiaron a beber vino, el que chupara más sin curarse o emborracharse ganaría la apuesta y el
perdedor, es decir el que se embriagara primero pagaría el vino consumido y la vuelta para todos. Don
Cóndor de buena fe trataba de agotar el líquido de una sentada sin reparar que Chusclín cada sorbo que
bebía lo arrojaba al suelo sin que don Cóndor lo notara.

Como Don Cóndor no estaba acostumbrado al vino pronto empezó a sentir dolor de cabeza y para
atenuarlo se ató un pañuelo de vincha. Cuando don Cóndor advirtió el juego de Chusclín se le fue
encima, Chusclín veterano peleador lo esperó sereno y confiado. Poco duró la pelea porque Chusclín con
un certero golpe sangró la nariz de su contrincante que solo atinaba a defenderse. En el entrevero, el
pañuelo que don cóndor tenía atado a la cabeza se le cayó quedándole en el cuello y desde entonces lo
lleva allí.
Vultur gryphus, llamado comúnmente cóndor andino,
cóndor de los Andes, o simplemente cóndor (del quechua kuntur)

Es una especie de la familia Cathartidae (Purificador), es un ave carroñera.

Alcanza la madurez sexual a los 5 o 6 años y anida entre los 1000 y 5000 msnm,
generalmente en formaciones rocosas inaccesibles.

Posee una tasa de reproducción muy baja y un huevo cada dos años.
Es una de las aves más longevas, pudiendo alcanzar la edad de 50 años.

Es un símbolo nacional e Argentina, Bolivia, chile, Colombia, Ecuador y


Perú, y tiene un importante rol en el Folklore y la mitología de las regiones andinas de
Sudamérica.
Creencias

En los valles calchaquíes bebían su sangre


creyendo que la misma le daría la misma
longevidad que suelen alcanzar estas aves
otras creencias refieren a que los cóndores
nunca envejecen por lo cuál también beben
su sangre. Su carne se consume para tener
buena vista.
Leyenda del Pingüino
El protagonista de esta poesía es :

El Pingüino de
Magallanes
(Spheniscus magellanicus)
- Don Inodoro, sabe usté que el pingüino es
compañero de una sola pingüina de por vida.
- ¿Y por qué cree que le dicen Pájaro Bobo?

Roberto Fontanarrosa
Su cuerpo compacto, y la gruesa capa de grasa que lo envuelve más el
plumaje muy compacto colaboran para conservar la perdida de calor.

Los pingüinos se alimentan de peces y calamares.

Nidifican en el suelo, ya sea en cuevas o haciendo una depresión en el


suelo o llevando el huevo entre sus pies según la especie.

El cambio climático y la industria pesquera son para su hábitat, dos de sus


grandes problemas.
La Mutisia
El Amancay
Los protagonistas de esta leyenda son :

La cachaña
(Enicognathus ferrugineus)
¿Quien quiere leer?
Hubo un tiempo en que las hojas del bosque eran siempre verdes. En
ese entonces el joven selk’nam Kamshout partió en un largo viaje para
cumplir con los ritos de iniciación de los klóketens. El joven iniciado
tardó tanto en volver que el resto del grupo lo dio por muerto.

Cuando nadie lo esperaba, Kamshout volvió completamente alterado y


empezó a relatar su sorprendente incursión en un país de maravillas,
más allá en el lejano norte. En ese país los bosques eran interminables y
los árboles perdían sus hojas en otoño hasta parecer completamente
muertos. Sin embargo, con los primeros calores de la primavera las
hojas verdes volvían a salir y los árboles volvían a revivir.

Nadie creyó la historia, ya que allí los árboles siempre estaban verdes,
y la gente se rió de Kamshout quien, completamente enojado, se
marchó al bosque y volvió a desaparecer.
Luego de una corta incursión por el bosque, Kamshout reapareció
convertido en un gran loro, con plumas verdes en su espalda y rojas en
su vientre. Era otoño y Kamshout volando de árbol en árbol fue
tiñendo todas las hojas con sus plumas rojas. Así coloreadas, las hojas
empezaron a caer y todo el mundo temió la muerte de los árboles. Esta
vez la risa fue de Kamshout.

En la primavera las hojas volvieron a lucir su verdor, demostrando la


veracidad de la aventura vivida por Kamshout.

Desde entonces los loros se reúnen en las ramas de los árboles para
reírse de los seres humanos y así vengar a Kamshout, su antepasado
mítico.
Los protagonistas de esta leyenda son :

Los ñires y lengas


(Género Nothofagus)
El Calafate
Leyenda del delfín y los Onas
¿Quien quiere leer?
La Ballena Franca - Leyenda
La ballena franca es, como todos sabemos antigua habitante de nuestros océanos
patagónicos.
Lo que sólo los Mapuches sabían, hasta que nos lo contaron, es que la ballena
originalmente compartía su hábitat con el hombre. Sí, ella también vivía sobre la
tierra.
Como sabemos es un animal muy pacífico y ese fue, aunque suene extraño el
detonante del problema.
La ballena se lo pasaba bostezando en los bosques y los Mapuches solían en las
noches, extraviarse y meterse en sus bocas. Las ballenas sin querer se los tragaban
y ya no volvían a salir.
El pueblo mapuche encaró a su dios Putanchao y le pidió que sacara a las ballenas del
medio para evitar accidentes.
Putanchao, que amaba tanto a las ballenas francas como a los Mapuches, decidió que
los Mapuches serían los dueños de la tierra y las ballenas francas las reinas de las
aguas.
Así fue cómo la ballena franca llegó al mar y cuentan que todavía guarda en su
esqueleto dos pequeños huesitos que son los restos de lo que una vez fueron
patas
¿Quienes quieren
leer?
La leyenda del nacimiento
de la Patagonia
Las demás nubes descubrieron su ausencia, en vano buscaron por toda la isla,
sopechando que había sido raptada por un gigante, comenzaron a descargar
terribles tormentas, aterrorizando a todos los seres que allí vivían, destruyendo la
obra de Kóoch.

Tres días duró el terrible enojo, hasta que Kóoch fue informado por el Sol. Este
les prometió que si la nube desaparecida tenía un hijo este sería más poderoso
que su padre. El viento se encargo de informar a todos la promesa realizada.

Como el Viento sabía de la existencia de los perversos gigantes, en medio de


prolongados silbidos bramó la noticia en la entrada de las cavernas en las que los
monstruos se habían refugiado. Así fue como Nóshtex se enteró de que su hijo
sería más poderoso que él.

La Nube Teo también escuchó la buena nueva y le anunció al gigante que su hijo,
el que habría de hacer justicia según la promesa del poderoso Kóoch, ya latía en
su vientre. Esta revelación aterrorizó al gigante, quien no sabía cómo alejar ese
peligro. Sentado en la entrada de su cueva, meditaba en tanto que Teo dormía,
ajena a los terribles proyectos que bullían en la cabeza de Nóshtex.
Hacia el anochecer llegó Máip, uno de los tres Malos Espíritus, arrastrándose
entre los matorrales y sopló su aliento helado sobre un pajarillo posado en una
rama. El ave cayó muerta, y el gigante al ver eso, resolvió que se desharía de
Teo.

Antes de morir, el ave puso un huevo, y el gigante se dio cuenta de que aun
cuando la Nube muriese, bien podría quedar vivo su hijo. Ya a la luz de la Luna,
pasó un zorro y al ver al pajarillo muerto se lo comió de un bocado; husmeando
entre los pastizales encontró el huevo y se lo engulló también. El gigante ya sabía
qué hacer: mataría a la Nube Teo y devoraría a su propio hijo para terminar con la
promesa de Kóoch.

Cuando finalmente el gigante Nóshtex terminó con la vida de Teo, y temiendo que
pudiera ser encontrada la madre del niño, decidió arrojarla al cielo.

Mientras esto sucedía allá afuera, en lo profundo de la cueva un roedor llamado


Terr-Werr tomó al niño y lo ocultó en el pequeño agujero donde vivía.

Nóshtex regresó dispuesto a devorarse a su hijo pero por más que lo buscó, la
criatura había desaparecido misteriosamente.
Ya Elal estaba a salvo, bajo la protección de Terr-Werr. A partir de aquel entonces,
Terr-Werr se convirtió en algo así como la "abuela" del niño. Terr-Werr no tardó en
darse cuenta de que aquel no era un niño común. A los dos meses de vida ya
sabía comer solo y al año, conversaba fluidamente con la "abuela".

A los tres años, Elal salió de la cueva y se encontró con el gigante Nóshtex quien
hizo el intento de atraparlo, pero Elal era más rápido y escurridizo que su padre.
Nóshtex bramaba su desgracia en lo más profundo de su caverna.

Tanto gritó el gigante que toda la isla tembló. Tons, la Oscuridad, escuchó los gritos
de su hijo y esa misma noche se acercó a la cueva del monstruo. Ella estaba
dispuesta a todo con tal de impedir que se cumpliera la promesa del todopoderoso
Kóoch. Tons jamás permitiría la victoria de Elal sobre el gigante Nóshtex.

Envueltos en un manto de frío se reunieron los seres malvados de la isla. Tons, la


madre de todos, distribuyó tareas específicas a cada uno de sus hijos. Como la
reunión se efectuó en la guarida del gigante, Terr-Werr se enteró de la
conspiración, oyendo desde sus galerías las frías palabras de la Oscuridad.
Alarmada por lo que allí se decía, decidió llevarse al chico lejos de ahí.
Mientras Elal dormía, su "abuela" no dejaba de imaginar de qué manera lograría
eludir los peligros que acechaban a su nieto y clamó al Viento por ayuda. Tuc-tuc...
tuc-tuc... tuc, tuc...

Presuroso y de un soplido, Xóshem acudió a la presencia del Tucotuco. Enterado


por este de los planes de la Oscuridad, el Viento le sugirió que reuniera a los
habitantes de la isla a fin de que entre todos hallaran una solución para salvar al
niño. El Viento se alejó prometiendo avisar al Chingolo, de modo que juntos
pudieran organizar la partida de Elal.

Kíken, el Chingolo, fue el primer colaborador que tuvo el Tucotuco cuando inició las
consultas con los demás animalitos y fieras de la isla.

Mientras se dirigía a la laguna del lugar, Terr-Werr le pidió al Chingolo que volara
hasta donde estaba nadando el Cisne, y que lo llamara sigilosamente. El sencillo
Kíken cumplió eficazmente su misión, con gran alegría de la "abuela" del niño.

Ya en la laguna, Terr-Werr debatió con sus amigos los pasos a seguir para salvar a
Elal.
El debate se interrumpió con la llegada de Kíus, el Chorlo, quien traía la solución
esperada. Sugirió a los asistentes a la asamblea que Elal debía ser llevado a
una lejana tierra "cubierta de nieve y hielo". El Chorlo era la única ave que
conocía la existencia de aquella tierra. Todos los presentes se alteraron
sobremanera ante la ocurrencia de dejar abandonado a su suerte a ese pequeño
niño milagroso, en una tierra desconocida y lejana. Surgió entonces la idea de
acompañarlo.

En aquella memorable reunión, Goin, el Puma, fue una de las fieras que rehusó
colaborar en la preparación de la fuga de Elal, actitud que imitaron los gatos, por
esa razón estos animales fueron considerados como enemigos de todos los
seres. Aunque no colaboraron, tampoco entorpecieron la huida.

Terr-Werr dispuso que los animales que quisieran ir con el niño debían estar
junto a la laguna a la mañana siguiente, ya que no había tiempo que perder.
El Tucotuco envió a cuatro mensajeros a buscar a las aves que realizarían el
vuelo con el pequeño Elal y su "abuela".

El Zorrino fue uno de los elegidos por Terr-Werr, quien lo despachó en procura
del Cauquén, al cual debía informarle que el niño mágico ya estaba listo para
emprender el viaje y alejarse de la isla.
Alegre partió el Zorrino, y un gigante, molesto de verlo tan contento lo detuvo para
preguntarle los motivos de tanta alegría. Wékeshka, como se llamaba entonces el
Zorrino, asustado, tras algunas vacilaciones, sintió miedo al cerrarse la noche y
confesó al monstruo los motivos de su contento y la misión que la "abuela" de Elal
le había encomendado.

Mientras contaba los pormenores de la fuga proyectada, fue oído por la Lechuza,
que acababa de retirarse de la asamblea, disgustada con el Tucotuco por no
haberla elegido para llevar al niño divino a su nuevo hogar.

Como Amen, la Lechuza, tenía el privilegio de ver en la oscuridad, al acercarse,


distinguió al Zorrino temblando de miedo mientras le contaba al gigante todo lo que
estaba por suceder. Amen voló de regreso a la asamblea y comunicó a todos los
reunidos los pormenores de la traición del Zorrino Wékeshka. La indignación fue
unánime y la condenación terminante.

Apenas Elal se enteró del episodio, el pequeño y hermoso Zorrino fue rodeado de
ese insoportable olor que delata su presencia a grandes distancias. Desde aquel
triste episodio todos huyen de él, y por esa causa no tiene un solo amigo.
Arrepentido de su falta, Wékeshka trata de saldar su deuda y por ello, a pesar de
su insignificante tamaño, es el único animal que enfrenta al hombre y lo ataca
tratando de hacerle llegar su nauseabunda rociada, convencido de que vuelve a
encontrarse con un gigante que le intercepta el paso hacia el Cauquén.

En aquellos momentos cruciales para la vida de Elal, otra ave fue designada para
remontar el vuelo junto al legendario héroe: Mexeush, el Choique.

Para ubicarlo fue enviado Pátenk, el Zorro. Por entonces, el Choique podía volar al
igual que el Cóndor y las demás aves. Con alas grandes y poderosas surcaba el
cielo con gran belleza.

Sin embargo, perdió ese privilegio porque en vez de remontar vuelo cuando el
Zorro le avisó que Elal lo aguardaba en la orilla de la laguna, el Choique decidió ir
en ayuda del niño utilizando sus piernas en vez de sus alas. Sucedió así porque le
tenía miedo a uno de los gigantes que lo observaban.

Elal, molesto, al enterarse de los motivos de su tardanza, le quitó para siempre el


privilegio de volar. Era este el castigo impuesto al Choique, por haberse negado a
volar cuando la seguridad del héroe lo exigía.
A su vez, el Zorro, que sorteó obstáculos para llevar el mensaje al ave, enterado
del fracaso de su misión, se convirtió en el más grande enemigo de Mexeush, el
Ñandú. De esta manera, el Choique debió cambiar la seguridad del vuelo por la
velocidad en la carrera, la resistencia a la fatiga y la habilidad para eludir al
enemigo que lo persigue.

Desde aquel episodio, el Zorro y el Ñandú son enemigos irreconciliables.


Annon, el Piche, fue el cuarto mensajero enviado por la "abuela" del niño para
localizar al ave que faltaba: el Flamenco.

Pero el Piche no cumplió con su cometido con la rapidez que se necesitaba.


Anoon se encontró en el camino con un gigante; al verlo sintió miedo, creyendo
que el monstruo lo seguía.

Para despistarlo, Anoon fingió husmear la tierra, y ocultándose entre los


pastizales consiguió alejarse de su peligroso observador.

Apenas el Piche pudo llegar hasta el Flamenco, este de inmediato remontó el


vuelo, pero cuando llegó a la laguna, ya el Cisne había ocupado su lugar y Elal
estaba ubicado sobre la espalda del ave
Tanta fue la tristeza que embargó al fiel Flamenco, que Elal, compadecido de su
pena, hizo que las blancas plumas que hasta entonces lucía el ave, adquirieran el
color del cielo a la hora del amanecer.

Este privilegio no le quitó al Flamenco su pena, pues desde entonces sigue


viviendo solitario y enigmático, oculto en las lagunas lejanas.

La mañana de la partida, Terr-Werr le encomendó a Kápenkoch, el Pecho


Colorado, que distrajera con su canto a un gigante, mientras el niño aguardaba el
momento de la partida. El monstruo ordenó callar a la tímida avecilla, pero esta
siguió cantando tal cual se lo había ordenado, el Tucotuco, hasta que Elal se
alejó lo suficiente.

El gigante, molesto por el hermoso canto del ave, le arrojó una espina que fue a
hundirse en medio del pecho del pájaro. Su grito de dolor fue oído por Elal y
cuando Kápenk-och llegó a la laguna con el pecho ensangrentado, la divina
criatura no sólo curó la terrible herida, sino que también hizo que las plumas del
pecho, manchadas de sangre, conservaran para siempre su hermoso color que,
desde entonces, lo destaca de las demás avecillas.
La partida de Elal, Terr-Werr y los colaboradores del héroe, comenzaba.

Al grito del Cisne, la laguna se estremeció despidiendo para siempre a sus


queridos moradores. Todos abandonaron la Isla Legendaria para poner a salvo al
hijo de la Nube y el gigante.

Tras el cisne volaron el resto de los pájaros, los peces los siguieron por el agua y
los animales terrestres cruzaron el océano a bordo de unos y de otros.

Cuenta esta historia que el Cisne, la más hermosa de las aves de esta tierra,
detuvo su vuelo en la cumbre del majestuoso Chaltén y Elal descendió de las
espaldas del ave, admirado del fantástico panorama que se ofrecía ante su vista,
rodeado de los animales que lo acompañaron en la fuga.

Estuvo tres días y tres noches contemplando la nueva tierra cubierta de hielo y
nieve. Al tercer día, la divina criatura descendió de la gran torre del Chaltén y
golpeando unas piedras dio origen al fuego que ahuyentó al hielo y la nieve.
Así la nueva tierra reverdeció y fue poblada con los animales que acompañaron a
Elal en su huída. Así nació la Patagonia.
Cada una de las especies que habitan nuestro país, las plantas,
los insectos, los peces, los anfibios, los reptiles, las aves, los
mamíferos, todos, tienen valor en sí mismos.

El ser humano osa poner valores a cada uno de ellos, según su


antroposófica mirada y conveniencia, ignorando la mayoría de
las veces el verdadero valor de todos y cada uno, en los procesos
naturales.

Esperamos que este curso les haya servido para conocer el valor
cultural, que el mismo hombre ha puesto sobre algunas de las
especies de nuestra flora y fauna nativas, que sea replicado y
que sirva para lograr que volvamos a posar nuestra mirada y
corazónes sobre la naturaleza toda y luchar por su conservación.

¡Gracias! Marcela Lossada y Claudia Nardini

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