66 Aguilera Ponencia Ed
66 Aguilera Ponencia Ed
66 Aguilera Ponencia Ed
Mesa 66: Derechos humanos y memoria social en nuestra historia reciente. Terrorismo de
Estado y genocidio en la última dictadura militar (1976-1983).
Resumen
1
1. Introducción
Los años de 1960 presenciaron la radicalización de buena parte de los jóvenes del mundo
occidental tomando como guía la Revolución Cubana de 1959. Similar fenómeno se vivió
entre los estudiantes de las universidades católicas latinoamericanas, que protagonizaron
movilizaciones en distintas ciudades del continente solicitando la democratización de las
universidades confesionales y la modernización de la ciencia. Se profundizaron las disputas
políticas ya que una gran parte de los académicos junto con los estudiantes, cuestionaban el
carácter ‘cientificista’ de la Universidad en rechazo a la idea de que la ciencia pudiera
contribuir a modificar la realidad social por sí misma; se sostenía a cambio que la
Universidad debía formar parte de los procesos revolucionarios y no quedar aislada
(Mendoça, 2014).
2. Radicalización estudiantil
2
las Universidades de Buenos Aires, Tucumán, Córdoba, Litoral y La Plata no acataron la
Ley. Uno de los casos más emblemáticos de nuestra historia fue la experiencia de la UBA,
ya que no sólo renunciaron a convertirse en meros administradores, sino que, además,
realizaron asambleas, debates y se manifestaron en contra de las medidas impuestas.
Frente a este panorama el gobierno de facto, advirtió que no toleraría protestas
universitarias y esa misma noche la Guardia de Infantería irrumpió el recinto universitario y
reprimió a los alumnos y docentes golpeando con sus cachiporras. Esta jornada es conocida
como “La noche de los bastones largos”1.
El 25 de abril de 1967, se concretó la Ley Orgánica para las Universidades Nacionales (Nº
17.245)2, otro intento del régimen Onganiato de frenar definitivamente la radicalización de la
juventud y el estudiantado, así como regular la actividad de las universidades argentinas
bajo un marco de “renovación universitaria” adecuada al proyecto de “revolución nacional”,
según los principios imperantes de “autoritarismo, jerarquía, planificación y coordinación”
(Mendoça, 2014: 34). El objetivo principal era mantener las universidades libres de política,
por lo tanto, se establecía según dicha Ley, la abstención de realizar cualquier actividad
política -militancia partidaria-o actitudes que comprometieran la “seriedad institucional”.
1
Un total de 1.378 docentes renunciaron y otros se fueron del país exiliados, entre ellos, docentes
científicos e investigadores de distintas áreas, lo cual significó un fuerte golpe para todas las
entidades científicas. (Algañaraz 2014, Blacha 2004).
2
Boletín Oficial (25-IV-67). Ley Orgánica de las universidades nacionales Nº 17.245. Disponible en:
www.ruinasdigitales.com
3
trece huelgas y concentraciones en cuyo punto de inflexión eran los recintos de gran
concurrencia como la Plaza 25 de Mayo, la Plaza Aberastaín, calles y Avenidas principales
de la ciudad de San Juan, agrupando a estudiantes de la Universidad Provincial y Católica,
además de contar con la participación de alumnados de Escuelas capitalinas como el
Colegio Monseñor Dr. Pablo Cabrera, Rogelio Boero y la Escuela Normal Mixta Sarmiento.
En cada intervención policial se registraron disturbios, detenciones y violencia hacia la libre
expresión3.
La Ley Orgánica fue acompañada, unos meses más tarde, por la sanción de la Ley N°
17.401 de “Represión del comunismo”. Allí se establecía que la calificación de cualquier
persona -ya fuera su existencia real o ideal- como “comunista” por parte de la Secretaría de
Informaciones de Estado, inhabilitaría para la obtención de la ciudadanía, la ocupación de
cargos públicos y el ejercicio de la docencia, entre otras cosas. El objetivo no sólo era
identificar sino también reprimir: si esa persona realizaba actividades políticas, subversivas,
intimidatorias o conformaba “centros de adoctrinamiento” sería encarcelada de 1 a 8 años
(Decreto N° 5.319, 25 de julio de 1967).
De esta forma, los movimientos estudiantiles de todo el país se transformaron en un potente
dinamizador de luchas opositora a la dictadura de carácter popular, pues, fueron los más
tempranos opositores a la “Revolución Argentina” e incluso, en varios momentos y lugares,
se constituyeron como el único sujeto que luchaba activamente contra ella.Bajo este clima
contestatario, surge en la Universidad Católica de Cuyo de la provincia de San Juan, un
movimiento católico universitario con definida militancia política y compromiso
revolucionario. Constituyó un claro antecedente en nuestra provincia de la puesta en marcha
del “espíritu conciliar” y de la necesidad modernizar las estructuras eclesiásticas a favor de
una mayor apertura a la sociedad.
3
Durante la segunda semana de mayo se producen diversas manifestaciones que involucra a
estudiantes del nivel secundario de escuelas céntricas y universitarias de la UCC, de la facultad de
Ingeniería y de institutos privados. (Ver Diario de Cuyo a partir del 25 de abril de 1967)
4
desempeña sus actividades actualmente. La máxima autoridad eclesiástica universitaria fue
el Rector Monseñor Manfredi, de corte tradicionalista y conservador.
Los alumnos de la UCC en sintonía con el movimiento estudiantil que se gestaba a lo largo
del país pedían por el derecho de ejercer su propio gobierno, fijar métodos propios en su
quehacer científico y señalar las líneas de su desarrollo académico, adaptando su bagaje
teórico a las problemáticas que acontecían en América Latina, con el objeto de realizar una
pedagogía crítica que estimulara la participación del alumnado y la integración
interdisciplinaria. Surge la necesidad de interpretar y debatir los documentos conciliares a la
“luz de los signos de los tiempos”. Un claro ejemplo de ello, lo constituyó el controvertido
“Documento de Buga” que motivó al movimiento estudiantil y forjó en él una actitud
desafiante frente a las estructuras eclesiásticas4. Este escrito, posee un lenguaje crítico
liberador, que le concede a las Ciencias la misión de ayudar a la búsqueda del desarrollo
integral, pues las universidades deben ser consideradas como el “foco de concientización de
la realidad histórica, la desalienación de la cultura colonialista” (Documento de Buga,
1967:5)5.
Los estudiantes la UCC, reciben el documento de Buga, como guía legitimadora que los
impulsará a luchar a favor de la defensa de los derechos de los estudiantes, bajo la libre
expresión y participación en la vida electoral universitaria, la reforma de los planes de
estudios adaptados a las problemáticas de la comunidad y asumirán la militancia política
como medio para concretizar la “Iglesia Pueblo de Dios”, bajo la “Opción Preferencial por los
Pobres” como compromiso cristiano. Así, nos cuentan el entrevistado sus primeros pasos
por el Movimiento:
4
En Buga -Colombia- (1967) como parte de la discusión que abrió el Concilio, el documento
denominado; “La misión de la Universidad Católica en América Latina”, elaborado por obispos del
Departamento de Educación y de la Pastoral Universitaria de la CELAM. Este documento criticó
fuertemente la política de restricción militar sobre la autonomía de las universidades, a la vez que,
reivindicó el rol de los estudiantes universitarios frente a las condiciones históricas que atravesaba el
continente latinoamericano.
5
De esta manera, se busca un diálogo institucionalizado que se encarne en las estructuras concretas
de la Universidad y supone que “no pocas Universidades deben cambiar su estructura de poder. Todo
monarquismo, sea estatal, eclesiástico o de cualquier otro género, contradice el ser mismo de la
Universidad” (Documento de Buga, 1967:3).
5
construir desde lo que nosotros creíamos que era el plan de Dios un mundo mejor.
Ese mundo mejor se hacía con una tarea política. (…) Se fueron difundiendo
documentos como el de Colombia, donde hubo un Congreso de todos los obispos de
América Latina, el documento de Buga, que es un documento sobre el rol de las
Universidades Católicas, cómo deberían ser, qué intereses tenían, qué necesidades
tenían que desarrollar”. (E.N.8: 2014)
Este grupo de alumnos, se comprometió con los sectores vulnerables. Ello implicó, un
profundo cambio en la forma de concebir la relación entre la universidad y la sociedad,
semilla que cultivó el Concilio y sus encíclicas. Sin embargo, en la medida en que esta
militancia se vaya inclinando hacia una opción política definida, pronto se convertirán en
“estudiantes subversivos” para el régimen dictatorial. Este activismo estudiantil, no será
recibido con agrado por la jerarquía eclesiástica conservadora, sobre todo por la máxima
autoridad, el arzobispo Monseñor Sansierra y el Rector de la UCC, Monseñor Francisco
Manfredi, quienes enfrentaron fuertes conflictos con el alumnado.
Surge así, un modelo de Universidad, denominado por Enrique Dussel como: “Crítico-
Liberadora”, por el carácter contestatario que lo identifica. Es ésta una “Universidad
naciente, colectora de recientes experiencias, crítica frente a la opresión colonialista,
liberadora como tarea técnico-humanista” (1974: 335). Los estudiantes universitarios no sólo
desafiaron el “orden modernizador” impuesto por el onganiato sino también, declararon
partidario de una Universidad más democrática y cercana a los problemas de la comunidad.
No obstante, el camino para la liberación comenzaría por cuestionar las estructuras
conservadoras eclesiásticas y el sistema de enseñanza. En palabras del entrevistado:
6
una economía liberal y un derecho como el que teníamos. Nos cuestionábamos
muchas cosas de la educación dentro de la universidad que por ejemplo, la gente que
estudiábamos Ciencias Económicas empezamos a cuestionarnos todas las cuestiones
del Liberalismo, porque los contenidos los referidos a la parte económica, contable
eran referidos a la parte liberal, entonces elaboramos un documento, derecho elaboró
el suyo, y lo presentamos ante las autoridades de la universidad, que en ese momento
era el rector, Monseñor Manfredi, por supuesto que nos rechazaron de plano, a pesar
de que reconocían de manera muy implícita a los gremios estudiantiles, no nos
pasaron ni cinco de piola”. (E.N.4: 2013)
El compromiso era parte fundamental del estudiante universitario y por lo tanto, una forma
de tomar parte de la realidad que lo circundaba, fue a través de la militancia social y política.
Así el movimiento tendió puentes que unían “el nuevo rol del universitario” fundamentando
su compromiso político con el otro. Asimismo, se conformó el Movimiento de Sacerdotes
para el Tercer Mundo que guiaron y canalizaron las energías actuantes de jóvenes
universitarios encauzándolas hacia un mayor activismo social.
A medida que el movimiento debatía en los órdenes filosófico, religioso, educativo y político
las formas de la enseñanza universitaria, las estructuras democráticas dentro de la
Universidad y el cómo concretizar la anhelada ‘Iglesia de los pobres’ de la mano de una
militancia social, entraron en conflicto directo con las autoridades eclesiásticas, quienes
fueron acusadas de presentar una postura ‘conservadora y preconciliar’ reticentes a los
cambios urgentes reclamados por el alumnado. En palabras de un entrevistado:
“(…) le hicimos los planteos y como era un obispo preconciliar desoyó todos nuestros
pedidos, nosotros también seguimos luchando y no quedó dentro del recinto de la
Universidad, sino que salimos a la calle, salimos con aerosoles a pintar en contra del
obispo y de otro tipo de educación universitaria, etc. Eso molestó mucho a las
autoridades de la Universidad, se fue de alguna manera politizando a la sociedad se
fue viendo que la Iglesia como institución era injusta, era una Iglesia que desoía hasta
sus propios fieles universitarios, todo eso trajo como consecuencia que se produjo un
enfrentamiento total con el obispo y con Manfredi”. (E.N.4:2013)
7
dictado de clases y el normal funcionamiento del establecimiento. Además, contó con el
consentimiento y la participación de sacerdotes, en su mayoría profesores y asesores de
pastoral universitaria, como el ex sacerdote Mariano Ibáñez y el padre Pepe Parisí, ambos
vinculados al sector progresista católico. Los alumnos de la Universidad escribieron un
manifiesto y lo repartieron a los transeúntes expresando la razón de la medida de fuerza, en
líneas generales el comunicado expresa lo siguiente:
“Por pensar que la UCC, institución cultural, científica, social y de la iglesia debe
estar al servicio de la comunidad, patrimonio de todo el pueblo sanjuanino, nos
sentimos obligados a dirigirnos a la opinión pública manifestándole las anomalías de
orden institucional y de justicia que desvirtúan la finalidad expresada
procedentemente: a) bajo nivel científico que perjudica a todo el estudiantado, b)
separación de profesores que constituyen una real garantía académica y moral en el
dictado de las cátedras, c) falta de libertad de expresión y de derecho legítimo de
defensa para los estudiantes de la universidad, d) medidas disciplinarias abusivas, (…)
varias suspensiones a los alumnos por manifestar su pensamiento y adherir a aquello
que en conciencia creen justo, (…) Hacemos contar que no luchamos contra persona
determinada, ni desconocemos el principio de autoridad y orden. Nuestros objetivos
son más altos: luchamos por la justicia y la verdad, valores fundamentales que deben
primar en toda obra e institución humana”. (Diario de Cuyo, 5-07-67. Pág. 2-3)
6
Un ejemplo de ello, lo constituye la nota denominada “Confrontación de problemas de las
Universidades Católicas” del Diario de Cuyo, donde se expone la similitud de los conflictos
universitarios de los estudiantes de la UCC con lo acontecido en la Universidad de Santiago de Chile
y del Valparaiso. Se manifiesta una situación de crisis universal, donde la “universidad no puede
8
de rebelión estudiantil por la demanda de una urgente reforma y democratización en el seno
de la institución estaba instalado y consecuentemente, las suspensiones y expulsiones
finalmente fueron impuestas a aquellos alumnos con destacada militancia, obligando a
abandonar sus estudios y a emigrar a otras universidades a fin de continuar sus carreras, tal
es el caso del siguiente entrevistado:
“Bueno terminó todo con bastante dureza nos sancionaron, nos echaron, nos hicieron
acciones judiciales, suspendieron a la mayoría de los que integrábamos el movimiento.
Nos fue bastante a ver, bien, si uno entiende que hubo que se yo 200, 300 jóvenes de
todas las facultades de la Universidad que integraban este sector que cuando nos
sancionaron algunos, yo era muy chico, el presidente de la Facultad de Derecho se
solidarizó con nosotros y dejaron de ir a la universidad [alumnos de la Universidad]
(…). Nos hicieron una suspensión y al año siguiente nos hicieron un sumario para
echarnos de la Universidad, hasta que me obligaron a renunciar a mi condición de
alumno, nos fuimos, dos o tres. Nos recibimos en la Universidad de Morón en Buenos
Aires y tuve que hacer todos los trámites fue una odisea importante, allí finalmente
egresé”. (E.N.7:2014)
mantenerse ajena a éste proceso de revisión, los estudiantes parte vital dentro de la comunidad
universitaria de ningún modo deben permanecer indiferentes, más aun tratándose de la Universidad
Católica donde debe reinar el más amplio clima de dialogo y fraternidad entre directivos, docentes y
alumnos”. Se concluye la nota con la frase: ‘oíd el Concilio’ (Diario de Cuyo, 28-07-67).
9
también, la necesidad de un compromiso militante con los intereses nacionales y populares.
Ello llevaría a romper con el carácter separado de la Universidad frente a los problemas de
la comunidad.
Ahora bien, el hecho de desafiar a las autoridades de la UCC dejó sin espacio físico al
movimiento para continuar con el debate y la militancia social, ello llevó a que sus
integrantes siguieran su militancia en distintos lugares y organizaciones de base. Se
volverían a unir en la participación política, bajo la opción por el peronismo. La identificación
con el peronismo se explica si se tiene en cuenta que para fines de la década del sesenta y
principio de los setenta surge un proceso de radicalización y vinculación con el peronismo
de los movimientos universitarios estimulado en gran medida por el autoritarismo del
régimen militar, sobre todo por los ataques que encabezó la Universidad considerada un
“nido de comunistas”.
Así, la adopción del peronismo, como táctica política o como sentimiento real de
pertenencia, opera como modo de identificación con el pueblo, un pueblo que ha
permanecido leal a Perón desde 1945. Al de decir de Pontoriero(1991:17), “estos católicos
radicalizados acordarán que no se puede evangelizar al pueblo sino a través de sus
problemas concretos y ese pueblo - van a descubrirlo- es peronista”. En palabras de un ex
militante del movimiento y adherente peronista:
Como se puede observar, la opción por el peronismo se homologa al pueblo, porque éste es
el que menos tiene. El cristiano universitario se vuelca al pueblo a la clase obrera, a los
desposeídos compromete su propia vida por los más desprotegidos y es esta actitud de
desclasamiento, de resignificación de lo individual en lo colectivo es lo que se presenta
legitimando la propia existencia y dando sentido a la acción política (Navarro, 2006).
10
obrera argentina en su gran mayoría adscribía al mismo,pero, además, como expresión del
pueblo que busca la justicia. Desde la percepción de los entrevistados el universitario se
acerca al peronismo sin embargo en la “lucha por su vuelta” los caminos se bifurcan en dos
sentidos opuestos. Por un lado, existe un grupo que alegan a la lucha por el regreso del
General Perón “en las urnas” y por otro lado, emergen movimientos que “buscaron a través
de la militarización armada la vuelta del General”. Éste último grupo conformó a fines de la
década del sesenta la Tendencia Revolucionaria de San Juan y posteriormente aglutinó
varios grupos insurrectos, conformando a fines de la década del sesenta la Organización
Montoneros. El siguiente entrevistado cuenta como se bifurcan los caminos, según las
formas de ‘luchar’ por el regreso de Perón’.
“En San Juan de todo ese grupo que surge de la Universidad Católica se forma un
grupo de Juventud Peronista que después se inclina por la Tendencia Revolucionaria
Peronista. Otro grupo que sale a militar de la católica es el que comienza a participar
con el partido Justicialista con Eloy Camus a la cabeza, él era un dirigente peronista
más bien ortodoxo, no estaba con la guerrilla, un dirigente que estuvo al lado de Perón
siempre, tan es así, que Perón lo nombra dirigente personal de él en San Juan, es
decir, el representante de Perón era Don Eloy Camus y él les abre los brazos a todos
los grupos de juventud. La mayoría de los que venían de la católica, se dividen, se
discute mucho de política y se discute mucho cuál es la salida política para el país y se
divide por la lucha armada y otros se vuelcan por la lucha electoral”. (E.N.8: 2014)
7
El 12 de junio de 1968 la provincia recibe la visita de Raimundo Ongaro a la Delegación Regional de
la Confederación General del Trabajo allí se suscitaron una serie de reuniones entre los diferentes
gremios confederados, denominados por la prensa local “gremios rebeldes”, el comité de huelga de la
central obrera y la fracción universitaria peronista -estudiantes de la UCC y del Ateneo Universitario- .
En su discurso el dirigente nacional criticó duramente a Onganía y a sus “colaboracionistas”,
calificándolos de “viles instrumentos de la burguesía nacional y de los intereses internacionales que
tratan de someter al país y al coloniaje”. Asimismo, exhortó a los dirigentes a “mantenerse unidos y a
iniciar los contactos con la ciudadanía de la provincia para iniciar la movilización para derrocar al
gobierno e imponer en el gobierno al presidente que sea elegido democráticamente” (Diario de Cuyo,
12-6-68. Pág. 3).
11
“Participábamos en las reuniones y armamos un grupo político éramos cristianos esa
era la definición que nos daban dentro del peronismo y dentro de las relaciones de
sectores obreros había muchos que estaban con los milicos nosotros estábamos con
la CGT de los Argentinos”. (E.N.7: 2014)
12
públicos y en solidaridad con los estudiantes en su lucha por reivindicaciones estructurales
de la Universidad. Así, nos cuenta un entrevistado:
“Llevamos adelante una lucha en contra del aumento de las tarifas del precio del
colectivo, del precio de la boleta de la luz, siempre había movilizaciones que se hacían
con los sectores estudiantiles, con los sectores trabajadores que adherían a la CGT de
los Argentinos, un grupo de dirigentes sindicales que van al frente y los estudiantes
acompañábamos sobre todo en esa época. (…) estaba el Sindicato de los telefónicos,
el de Vitivinícola, estaba Pablo Rojas, el sindicato Gráfico, este tenía una fuerte
participación porque a nivel nacional en la CGTA estaba Raimundo Ongaro que era
Gráfico y continuaba en la misma línea”. (E.N.8:2014)
La onda expansiva del Cordobazo repercute en todo el país, crece la adhesión estudiantil a
la huelga en todos los niveles educativos. El caso de renovación eclesiástico y movilización
estudiantil que encabezó el Movimiento de la Católica deja al descubierto la complejidad de
redes de vinculación que desarrolló el estudiantado; en el accionar y/o discursivamente;
entramado de solidaridades con otros estudiantes, sacerdotes tercermundistas,
trabajadores, particularmente los nucleados en la CGTA, integrantes de organizaciones
barriales y parroquiales. Las demandas exhiben coincidencias con las de estudiantes
movilizados en otras ciudades del país, y se observan semejanzas en el repertorio de la
acción colectiva. El documento de Buga, se dirigió estrictamente al estudiantado
universitario concientizándolos sobre los problemas sociales e instó a trabajar en lo temporal
en pos de hacer vivir a los pobres de los pueblos su dignidad fundamental.
13
un nuevo espacio para concretar su activismo, pues, la represión policial cada vez acechaba
más de cerca a los estudiantes universitarios que participaron en huelgas en comunión con
el sector obrero nucleado en la CGTA.
7. A modo de síntesis
14
“mundo” de consecuencias imprevisibles que escaparon al control eclesiástico. Puede
observarse en el entramado: religión-política concretizados en este caso, en la Organización
Montoneros, abriendo nuevas fronteras de investigación futuras.
9. Bibliografía
GIRBAL-Blacha, Noemí; Zarilla, Adrián; Balsa Juan (2004). Estado, sociedad y economía en
la Argentina, 1930-1997. Universidad Nacional de Quilmes. Buenos Aires.
PONTORIERO, Gustavo (1991); Sacerdotes para el Tercer Mundo: “El fermento en la masa”
(1967-1976), vols. 1 y 2, Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
Documentos y periódicos
15