Trab #004
Trab #004
Trab #004
Elaborado por:
ALBERTO CORCHUELO
Con la colaboración de:
JAIME ESCOBAR y DIEGO GARCÍA.
INTRODUCCION
Por la naturaleza de los procesos productivos agropecuarios así como por el tipo de
relaciones sociales sobre las cuales se organiza la producción, el examen del
comportamiento de los mercados de trabajo rurales presenta una serie de obstáculos
difíciles de superar con aproximaciones conceptuales tradicionalmente empleadas en el
análisis de los mercados de trabajo.
Las relaciones sociales de producción que rigen en la actividad agropecuaria, son otros de
los factores que enrarecen el examen de los mercados de trabajo. De manera estricta, un
mercado de trabajo, como cualquier mercado, supone un intercambio, salario como
contraparte por la prestación de un servicio de trabajo. Sin embargo, como es
suficientemente conocido, en el sector agropecuario operan unidades productivas de
carácter familiar, integrantes del denominado sector tradicional, que logran autoabastecerse
en alto grado de fuerza de trabajo sin que en su interior se manifieste un proceso de
intercambio.
Para este componente de la fuerza de trabajo rural, resulta complicado llegar a establecer
nociones tales como “desempleo abierto” e incluso de “subempleo”. Dada la forma de
organización social de la producción y los patrones culturales imperantes, la fuerza de
trabajo disponible en estas unidades productivas puede mantenerse o declararse
permanentemente ocupada sin que opere un desempleo abierto. Tal y como la teoría
económica lo ha analizado, lo que tiende a manifestarse es una situación de subempleo o de
bajo grado de intensidad de utilización del tiempo de trabajo disponible (horas-día;
días-semana; semana-mes; mes-año). Esta noción de subempleo se identifica a su vez con
bajos niveles de productividad del trabajo y con precarios ingresos derivados de la
explotación de la unidad productiva.
2
CIDSE
Los intercambios de fuerza de trabajo entre los subsectores tradicional y moderno estarán
dependiendo fundamentalmente de la dimensión del subsector moderno en cuanto a su
grado de utilización de fuerza de trabajo En la medida que el subsector moderno manifieste
diferentes magnitudes en las distintas regiones integradas a la actividad agropecuaria, los
intercambios de fuerza de trabajo alcanzaran mayor o menor intensidad. Las diferencias
regionales en cuanto a la presencia del subsector moderno tenderá a reflejarse en distintas
condiciones de subempleo de la fuerza de trabajo.
De acuerdo con lo expresado previamente, el desempleo abierto en los sectores rurales tan
solo tenderá a manifestarse en aquel componente de la fuerza de trabajo cuyo grado de
utilización depende exclusivamente del intercambio, es decir, en el grupo de los
trabajadores asalariados. De otra parte, este desempleo abierto adquiere más el carácter de
desempleo estacional dependiendo de las fases del proceso productivo. En los sectores
rurales resulta difícil pensar en un desempleo abierto de tipo estructural, permanente o de
larga duración. Los bajos requerimientos de capacitación de las ocupaciones y la misma
movilidad de la mano de obra asalariada conducen a pensar que las tasas de desempleo
abierto no estacional tienden a ser muy reducidas.
3
DOCUMENTOS DE TRABAJO
En el caso colombiano, todo lo anterior tiene especial significado por la fuerte presencia de
pequeñas explotaciones agropecuarias de carácter familiar y cuya fuerza de trabajo llega a
representar en la actualidad un elevado porcentaje de la población económicamente activa
rural. Es precisamente este componente de la fuerza de trabajo el que registra los más bajos
niveles de ingreso lo que expresa la presencia de una aguda situación de subempleo y de
baja productividad.
Por el método empleado, los estimativos impiden diferenciar los distintos componentes de
la fuerza de trabajo, población económicamente activa, según la naturaleza de la ocupación
que desempeña, su carácter temporal o permanente, y el tipo de economía a que está
asignada.
Una situación similar se presenta con los estimativos de empleo, los cuales están basados
en coeficientes tecnológicos de los distintos cultivos. Estas demandas no diferencian entre
las distintas fases de los procesos productivos y son, por tanto, demandas promedio con un
período de referencia de un año y que suponen un cierto grado de utilización de la fuerza de
trabajo durante dicho periodo (260 días-año).Corresponde por tanto al volumen máximo de
ocupación que, de acuerdo con las condiciones tecnológicas y durante un período de un
año, son capaces de generar las actividades agropecuarias, bajo el supuesto de una máxima
intensidad de utilización del tiempo de trabajo disponible durante el año por parte de la
población ocupada.
Una forma alternativa de expresar lo anterior es calculando el número de días año que
aseguran un volumen de ocupación igual a la magnitud de la población económicamente
activa rural. Las diferencias de esta cantidad de días con la norma establecida de uso del
4
CIDSE
En primer lugar, si bien las demandas de empleo estimadas a partir de los coeficientes
tecnológicos y del volumen de áreas cultivadas corresponden en una alta proporción al
subsector moderno, no son exclusivas de el. Por tanto, un cierto volumen de estas
demandas corresponden al subsector tradicional. En estas condiciones, un mayor
dinamismo de este subsector que se expresa en un crecimiento del empleo, no tendrá como
consecuencia un mayor intercambio de fuerza de trabajo con el subsector moderno aunque
sí revelará un menor índice de subempleo.
.
De otra parte, el empleo estimado para el subsector tradicional a partir de los excedentes
resulta sobreestimado en la medida que incluye el desempleo estacional de la fuerza de
trabajo asalariada. Esta situación se complica aún más cuando se sabe que parte de las
demandas de empleo son satisfechas por una oferta de trabajo urbana. Sin embargo, el
principal inconveniente de esta forma de observar el comportamiento de los mercados de
trabajo a nivel del sector rural, sobreviene de las distintas magnitudes relativas que
alcanzan los respectivos subsectores a escala regional. Dadas estas diferencias, pueden
presentarse situaciones en donde la expansión o contracción del empleo del subsector
moderno no tenga impactos sobre el subempleo del subsector tradicional. Algunas regiones
pueden contar con un subsector tradicional de gran magnitud en tanto que las oportunidades
de empleo del subsector moderno son mínimas. Por el contrario, en otras regiones, puede
1
Esto supone adicionalmente que la fuerza de trabajo rural no se ocupa en actividades distintas a la
agropecuaria mientras está desempleada o subempleada. También, que no existe participación de la fuerza de
trabajo urbana en las actividades agropecuarias.
2
Ver al respecto Reyes Alejandro, “Tendencias del empleo y la distribución del ingreso”, en Ocampo J. A,
Ramírez M, (edit.), El problema Laboral Colombiano, Bogotá, 1987.
5
DOCUMENTOS DE TRABAJO
manifestarse una situación completamente diferente que podría traducirse en una situación
de escasez relativa de mano de obra.
De acuerdo con las cifras de los censos y encuestas, el empleo de la población rural
corresponde en su mayor proporción al grupo de trabajadores asalariados, ver cuadro 1.1.
Dentro de la ocupación total, este grupo ha logrado mantener su participación relativa sin
demostrarse una tendencia hacia su expansión o contracción.
Algo similar acontece con la posición ocupacional correspondiente a los trabajadores por
cuenta propia que, conjuntamente con los ayudantes familiares, bien pueden asimilarse a la
fuerza de trabajo de la economía tradicional, familiar o campesina, constituida por el
conjunto de pequeñas explotaciones agropecuarias. Su elevada participación muestra la
enorme importancia que tiene este tipo de ocupación dentro del sector rural. Si se excluye
la proporción de este grupo de trabajadores que desempeñan su actividad laboral en
sectores distintos al agropecuario, los trabajadores por cuenta propia aún mantienen una
gran importancia relativa.
6
CIDSE
CUADRO 1.1
CUADRO 1.2
7
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 1.3
DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN OCUPADA EN EL SECTOR
AGROPECUARIO SEGÚN LUGAR DE RESISTENCIA
LUGAR (%)
Cabecera 10.1
Nucleada 15.7
Dispersa 74.2
Total 100
Estas mismas cifras revelan el gran desarrollo de una actividad informal no agropecuaria
dentro de los sectores rurales y que se observa a través de la presencia relativamente
importante de ocupaciones independientes en los sectores distintos a la actividad
agropecuaria. Muy seguramente, la constitución dentro de los sectores rurales de
asentamientos humanos de cierta magnitud, han promovido el desarrollo de estas
actividades y demuestran los profundos cambios que están aconteciendo en ciertas zonas
rurales del país. En efecto, en los centros poblados rurales el porcentaje de participación en
ocupaciones no agropecuarias alcanza a tener una gran importancia relativa, respaldando lo
ya mencionado acerca del desarrollo de oficios no agropecuarios en estos centros.
La encuesta de hogares también constata que las demandas de empleo del sector
agropecuario, solo son satisfechas parcialmente por una fuerza de trabajo localizada en
centros urbanos cabeceras municipales, 10%. En cambio, es la fuerza de trabajo no
nucleada o dispersa la que se orienta fundamentalmente hacia las ocupaciones
agropecuarias.
La conformación y expansión de centros poblados dentro de los sectores rurales así como la
participación de la fuerza de trabajo localizada en centros urbanos en oficios agropecuarios,
dan cuenta de la serie de transformaciones que se están operando en los mercados rurales
de trabajo. Como algunas investigaciones lo han demostrado, la fuerza de trabajo rural
asalariada se ha venido nucleando en determinados centros, urbanos o rurales, en regiones
en donde la actividad agropecuaria moderna ha logrado un gran desarrollo relativo y cuyas
demandas de empleo alcanzan una gran magnitud, conformándose así mercados de trabajo
claramente identificables en los distintos espacios regionales.
Los estimativos efectuados sobre el volumen de empleo generado por las actividades
agropecuarias, basados en los coeficientes tecnológicos de los distintos cultivos y de la
producción pecuaria, muestran que en los últimos años este volumen de ocupación alcanza
una cifra cercana a un millón quinientas mil personas (bajo el supuesto de una utilización
8
CIDSE
de 260 días durante el año). La actividad agrícola, sin incluir el cultivo del café, genera el
mayor porcentaje de esta ocupación, 53 % , mientras que el café alcanza una participación
que oscila alrededor del 34.5%. La actividad pecuaria es la que menos contribuye a la
generación de empleo.
CUADRO 1.4
DEMANDAS DE EMPLEO EN EL SECTOR AGROPECUARIO.
TOTAL Y POR ACTIVIDADES (Miles Hombres/año)
9
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 1.5
COLOMBIA: ELASTICIDADES DEL EMPLEO AGRÍCOLA FRENTE AL
PRODUCTO AGROPECUARIO. (FUNCIONES LOGARITMICAS)
FUENTE: Cálculos basados en DANE, Cuentas Nacionales y estimativos CIDSE sobre empleo.
10
CIDSE
Estas asociaciones entre empleo y producto agropecuario permiten deducir que el nivel de
actividad del sector se constituye en el determinante esencial del comportamiento del
empleo en la agricultura. Naturalmente en el largo plazo, los cambios tecnológicos hacen
que las elasticidades del empleo frente al producto tiendan a reducirse, afectándose la
capacidad de generación de empleo de la actividad agropecuaria.
Como era de esperar, los estimativos de empleo arrojan cifras mucho más reducidas que las
de los censos. En efecto, de acuerdo con el censo de 1985, el empleo de la población
económicamente activa rural alcanzaba una magnitud algo superior a los tres millones. Sin
considerar las diferencias que provienen de la inclusión por parte del censo de ocupaciones
no agropecuarias en el empleo rural, estas dos magnitudes revelan la presencia de un
excedente de fuerza de trabajo en términos de horas-año o días-año que no se expresa en un
desempleo abierto sino en un subempleo o subutilización del tiempo de trabajo disponible,
de acuerdo con determinadas normas tecnológicas y de uso del tiempo. La tasa de
ocupación calculada a partir de los estimativos de empleo expresa entonces un cierto grado
de intensidad de uso de la fuerza de trabajo disponible en el sector rural o, si se quiere, la
tasa de desempleo, que resulta de estos estimativos, mide el grado de subutilización de la
fuerza de trabajo y refleja las condiciones de subempleo y desempleo estacional de la
fuerza de trabajo rural, particularmente de la perteneciente a las economías tradicionales3.
3
Al respecto, las investigaciones del CIE de la Universidad de Antioquía sobre las economías campesinas,
muestran cómo en las regiones de Córdoba y Sucre las tasas de subempleo estacional de la fuerza de trabajo
de estas economías llegan en promedio al 46%, mientras que en las pequeñas explotaciones es del orden del
80% Ver, Arango M., et. all. Economía campesina y políticas agrarias, CIE, Universidad de Antioquía, 1987.
11
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 1.6.
(1) Empleo total agropecuario en relación con la población económicamente activa rural.
(2) Empleo total cafetero/PEA rural total.
(3) Empleo cafetero agrícola de la Zona Central (Antioquía, Viejo Caldas, Tolima y Valle) en relación con la
PEA rural de los principales municipios productores de café de estos departamentos (96 municipios)
12
CIDSE
Las tasas de empleo y desempleo calculadas y que aparecen en el 1.6, deben ser
consideradas como una aproximación a las reales condiciones de utilización de la fuerza de
trabajo. Estas tasas no solo están basadas en estimativos de empleo sujetos a grandes vacíos
de información, sino que adicionalmente tienen dificultades derivadas de los supuestos
comportamientos de la población económicamente activa rural. Ellas difieren naturalmente
de las tasas calculadas por las encuestas y censos. Como se observa en el cuadro 1.6a,
dichas tasas son muy reducidas y deben esconder las situaciones de subempleo de la fuerza
de trabajo.
Estas cifras indicarían que las tasas de ocupación calculadas son un buen indicador del
subempleo, en la medida que registran fundamentalmente un subempleo de tiempo y no de
ingresos. Sin embargo, muy seguramente aquellos que declaran un subempleo de ingresos
deben simultáneamente tener un subempleo de tiempo.
Las tasas de ocupación calculadas mantienen también una correspondencia con los ciclos
del producto. En el período de auge del producto agropecuario, 1970-1981, las tasas de
ocupación tendieron a incrementarse, mientras que aconteció lo contrario a partir de 1981
cuando el producto agropecuario muestra un fuerte descenso. Así, los cambios en el nivel
de actividad agropecuaria deben traducirse en variaciones en el grado de intensidad de
utilización de la fuerza de trabajo (un menor subempleo).
13
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 1.7
COLOMBIA: DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DEL SUBEMPLEO SEGÚN
MOTIVOS, NACIONAL Y POR REGIONES (%)
Por ejemplo, como se observa en el cuadro 1.6, en el período 1976-1980 fue en la región
cafetera central en donde las demandas de empleo lograron incrementarse más
aceleradamente, lo cual se tradujo en una notable expansión de las tasas de ocupación de la
población rural de esta región. Por efectos de la estacionalidad de las demandas de empleo
del cultivo del café., en ciertas épocas la tasa de ocupación debió ser superior a uno. Es
decir, la fuerza de trabajo disponible en esta región resultaba insuficiente ante las demandas
de empleo.
Esta situación debió traducirse en una reducción del subempleo estacional de la fuerza de
trabajo de las economías campesinas de la región. Sin embargo, en la medida que este
componente de la fuerza de trabajo no es muy importante dentro de la región central, ver
más adelante, es probable que los excesos de demanda de empleo no hayan repercutido
sobre las condiciones de subempleo de las economías tradicionales localizadas en regiones
muy distantes geográficamente. Muy seguramente, estos excesos debieron ser satisfechos
por una oferta localizada en centros urbanos4.
14
CIDSE
influenciada por la actividad cafetera. Así, los mercados de trabajo del sector rural son en
gran parte un reflejo de lo que acontece en el mercado de trabajo de la actividad cafetera.
De acuerdo con el censo cafetero de 1970, en las fincas con cultivos de café habitaba en
forma permanente una población cercana a un millón novecientas mil personas, que
representaba el 23.6% del total de la población rural y un 82.8% de la población rural de los
departamentos cafeteros6.
CUADRO 2.1.
6
Ver FEDESARROLLO, Economía Cafetera Colombiana, Bogotá, sin fecha.
15
DOCUMENTOS DE TRABAJO
De acuerdo con los análisis del estudio de FEDESARROLLO ya citado, la población rural
en las fincas cafeteras mostró un lento crecimiento, menos del 1% anual, en el período
1960-1970. Lo cual, según el mismo estudio, fue consistente con la limitada evolución de la
caficultura colombiana.
El censo de 1970 no brindó información acerca de la fuerza de trabajo del sector ni sobre
sus características. Al aplicar la tasa de participación rural que arrojó el censo de 1973 a la
población de fincas cafeteras, se obtiene para el año 70 una población activa de quinientas
setenta y seis mil personas7. Sin embargo, se desconoce la composición de esta fuerza de
trabajo según su posición ocupacional.
Lo más seguro es que hacia esa época, la fuerza de trabajo estuviera constituida en su
mayor proporción, por trabajadores familiares, (patronos, trabajadores por cuenta propia,
ayudantes familiares). La utilización de fuerza de trabajo familiar debería ser predominante
en las pequeñas fincas, mientras que en las de mayor tamaño, la utilización de trabajo
asalariado debería alcanzar una proporción significativa, especialmente en las épocas de
gran demanda de mano de obra, épocas de cosecha. Dadas las densidades de población por
departamentos, es probable que la oferta de trabajo permanente no fuera suficiente para
satisfacer las demandas de estas épocas en zonas tales como Caldas, Quindio, Risaralda,
Tolima y Valle del Cauca, induciéndose así flujos temporales de mano de obra hacia estas
zonas. Mientras tanto, en departamentos con elevadas densidades, la fuerza de trabajo
familiar muy seguramente bastaba para satisfacer los requerimientos de fuerza de trabajo.
Es claro que en las regiones con baja densidad, también operaban pequeñas explotaciones
familiares cuya fuerza de trabajo satisfacía las demandas de empleo asalariado,
presentándose una asalarización temporal a través del intercambio de fuerza de trabajo. En
las regiones de alta densidad, tales procesos de intercambio deberían ser muy limitados,
dado el predominio de la pequeña explotación.
7
FEDESARROLLO, Op. Cit.
16
CIDSE
Según esta encuesta, el número de hogares en fincas cafeteras era de 293.664. Si se toma un
promedio de 5.7 personas/hogar, esto arroja una cifra de 1.673.884 personas que
correspondería a la población permanente. Según esta cifra, la población en las fincas
cafeteras habría tendido a reducirse, en comparación con el año de 1970.
La misma encuesta indica que el total de trabajadores en las fincas cafeteras era de 648.997.
Si se asimila esta cifra a los trabajadores permanentes, se deduce que la fuerza de trabajo
logró crecer entre 1970 y 1986 a una tasa del 0.7% promedio anual. La reducción en la
población y el incremento de la fuerza de trabajo, puede ser explicado por los cambios
demográficos generados por las caídas en la tasa de fecundidad y que significaron una
reducción en el tamaño de los hogares y simultáneamente, una caída en 1 e, proporción de
la población ndiente y un incremento en las tasas de participación.
CUADRO 2.2
COLOMBIA: POBLACIÓN EN FINCAS CAFETERAS Y DENSIDAD 1985
FUENTE: FEDECAFE. “Economía Cafetera” Vol. 17 No. 1 Enero de 1987 y cálculos con base en Censo
Cafetero de 1980.
8
Ver, Federación Nacional de Cafeteros “Así es la Familia Cafetera” en Economía Cafetera, enero de 1987.
9
Esto puede realizarse mediante una clasificación de los municipios en las distintas regiones que considera la
encuesta.
17
DOCUMENTOS DE TRABAJO
una economía tradicional, como la región Sur (Cauca y Nariño), lograron expandir su
población.
Sin embargo, estos flujos deben estar más asociados con el proceso de modernización de la
caficultura que significó la introducción de nuevas variedades de café. Como muchas
investigaciones lo han analizado10, la introducción de estas nuevas variedades a partir de
1970, provocaron profundas transformaciones cualitativas y cuantitativas en la oferta y
demanda de trabajo de la caficultura. De estas transformaciones, sobresale la relacionada
con los cambios en la composición del empleo en favor de los trabajadores temporales. El
mayor grado de temporalidad del empleo cafetero, muy seguramente actuó sobre los flujos
emigratorios.
10
Un buen resumen de estas investigaciones se encuentra en Errázuriz M., “Evolución del Empleo Cafetero
en Colombia, 1970-1985”, en Ocampo, J.A. (Ed.), Lecturas de Economía Cafetera, Bogotá, 1987.
18
CIDSE
CUADRO 2.3
19
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 2.4
ZONA CAFETERA CENTRAL: EVOLUCIÓN DE LA PEA RURAL
11
Errázuriz, Op. Cit.
20
CIDSE
Todo lo anterior confirma la idea de una especialización en el cultivo de café, por parte de
la fuerza de trabajo que habita en los municipios en donde la producción cafetera genera la
mayor proporción del valor agregado municipal12.
Son muchos los estudios que han efectuado estimaciones sobre el empleo generado en la
caficultura, basados en coeficientes tecnológicos. Los más recientes, completos, detallados
y cuidadosos, corresponden a los efectuados por Errázuriz13.
En el Cuadro 2.5 aparecen los estimativos de empleo según las distintas fases del cultivo en
el café tradicional y tecnificado, de acuerdo con los coeficientes empleados por
Errázuriz14. En el Cuadro 2.6. aparecen otros estimativos empleando un coeficiente
diferente para la fase de sostenimiento del café tradicional y tecnificado. El coeficiente
empleado corresponde a un promedio de los jornales requeridos para esta fase según los
estudios de costos de la C.V.C.15 y de los del estudio de FEDESARROLLO.
Es evidente que estos estimativos deben ser considerados como una aproximación a las
efectivas condiciones de utilización de fuerza trabajo, las cuales son en extremo complejas
y afectadas por diversos factores (variedades, clima, pendientes, densidad, estacionalidades
de la producción, productividad, etc.
12
Ver, Corchuelo, Alberto., Escobar Jaime y García Diego, “Los Impactos de la Actividad Cafetera en el
Desarrollo Económico y Social del Valle del Cauca”, CIDSE-Universidad del Valle, 1988.
13
Errázuriz, M., Op. Cit.
14
Ibíd. El Estimativo corresponde a la alternativa B.
15
Ver C.V.C., “Manual de Costos Agrícolas”, varios números. El coeficiente empleado para la fase de
sostenimiento en café tradicional fué de 60 jornales/hectárea y 80 para tecnificado. Adicionalmente, para la
inversión se estableció un coeficiente igual a 148.2 jornales/Hect. Es de anotar que estos estimativos no
incluyen el empleo de beneficio, transporte y control de Roya.
21
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 2.5.
ESTIMACION DEL EMPLEO CAFETERO AGRICOLA SEGUN FASES Y
MODALIDAD DE LOS CULTIVOS (ALT. 1)
(Miles Hombres/año)
EMPLEO EN SOSTENIMIENTO
ZOCAS EMPLEO EN COSECHA EMPLEO
AÑO TECNIFICADO TOTAL
INVERSIÓN TRADIC. SOL SOMBRA SOL SOMBRA TRADICIONAL TECNIFICADO
70-71 11.9 121.5 173.5 0.1 306.9
71-72 13.5 118.3 1.9 1.3 152.9 0.7 288.6
72-73 16.2 114.8 4.1 2.8 164.1 14.5 316.4
73-74 24.3 110.8 6.7 4.6 143.2 15.5 305.1
74-75 24.8 107.0 10.6 7.3 152.9 28.9 331.5
75-76 20.6 103.6 14.6 10.0 134.2 45.7 328.6
76-77 39.2 91.1 17.9 12.3 141.4 58.3 360.1
77-78 48.9 93.5 24.2 16.7 138.1 71.6 393.0
78-79 31.1 89.4 32.0 22.1 121.6 102.0 398.2
79-80 29.1 85.5 36.7 25.3 0.7 0.5 122.3 117.9 417.9
80-81 27.2 81.9 40.9 28.2 0.9 0.6 106.0 138.2 424.1
81-82 19.0 79.1 44.6 30.7 1.5 1.0 113.2 139.0 428.2
82-83 15.8 76.8 46.8 32.3 1.8 1.2 99.2 148.0 421.9
83-84 18.6 74.8 47.8 32.9 3.3 2.2 107.1 136.1 422.9
84-85 25.0 72.2 48.8 33.6 4.2 2.9 94.1 127.4 408.3
85-86 36.5 68.8 50.3 34.6 5.4 3.7 100.9 122.8 423.1
86-87 53.0 64.3 54.0 37.2 4.5 3.1 87.1 115.9 419.0
87-88 53.0 60.5 57.7 39.8 10.0 6.9 108.3 130.3 466.5
88-89 53.0 56.9 62.1 42.8 8.8 6.0 75. 6 133.6 438.9
89-90 49.1 54.0 65.8 45.3 10.0 6.9 79.4 157.8 468.4
90-91 48.1 51.1 69.1 47.6 9.7 6.7 50.1 186.0 468.4
91-92 46.9 48.3 72.4 49.9 9.3 6.4 78.7 189.1 500.9
92-93 45.7 45.3 75.7 52.1 8.9 6.1 62.1 197.5 483.6
93-94 43.8 42.5 80.6 55.5 5.1 3.5 62.7 214.3 508.0
94-95 37.8 39.7 79.8 55.0 16.5 11.3 56.7 228.2 525.0
Se estima el empleo cafetero aplicando los coeficientes de empleo por hectárea utilizados por María Errázuriz
y que aparecen de Economía Cafetera” FEDESARROLLO.
22
CIDSE
CUADRO 2.6
23
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 2.7.
COLOMBIA: DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DEL EMPLEO CAFETERO
AGRÍCOLA SEGÚN FASES Y MODALIDAD DE LOS CULTIVOS
(ALT. 1) (%)
EMPLEO EN SOSTENIMIENTO
AÑO ZOCAS EMPLEO EN COSECHA EMPLEO
TECNIFICADO TOTAL
INVERSIÓN TRADIC. SOL SOMBRA SOL SOMBRA TRADICIONAL TECNIFICADO
70-71 3.9 39.6 0.0 0.0 56.5 0.0 100.0
71-72 4.7 41.0 0.7 0.5 53.0 0.2 100.0
72-73 5.1 36.3 1.3 0.9 51.9 4.6 100.0
73-74 8.0 36.3 2.2 1.5 46.9 5.1 100.0
74-75 7.5 32.3 3.2 2.2 40.1 8.7 100.0
75-76 6.3 31.5 4.4 3.1 40.8 13.9 100.0
76-77 10.9 25.3 5.0 3.4 39.3 16.2 100.0
77-78 12.4 23.8 6.2 4.2 35.2 18.2 100.0
78-79 7.8 22.4 8.0 5.5 30.5 25.6 100.0
79-80 7.0 20.5 8.8 6.1 0.2 0.1 29.3 28.2 100.0
80-81 6.4 19.3 9.7 6.7 0.2 0.2 25.0 32.0 100.0
81-82 4.4 18.5 10.4 7.2 0.3 0.2 26.4 32.5 100.0
82-83 3.7 18.2 11.1 7.6 0.4 0.3 23.5 35.1 100.0
83-84 4.4 17.7 11.3 7.8 0.8 0.5 25.3 32.2 100.0
84-85 6.1 17.7 12.0 8.2 1.0 0.7 23.1 31.2 100.0
85-86 8.6 16.3 11.9 8.2 1.3 0.9 23.9 29.0 100.0
86-87 12.6 15.3 12.9 8.9 1.1 0.7 20.8 27.7 100.0
87-88 11.4 13.0 12.4 8.5 2.2 1.5 23.2 27.9 100.0
88-89 12.1 13.0 14.1 9.7 2.0 1.4 17.2 30.5 100.0
89-90 10.5 11.5 14.0 9.7 2.1 1.5 17.0 33.7 100.0
90-91 10.3 10.9 14.7 10.2 2.1 1.4 10.7 39.7 100.0
91-92 9.4 9.6 14.4 10.0 1.9 1.3 15.7 37.7 100.0
92-93 9.5 9.4 15.6 10.8 1.8 1.3 12.8 38.8 100.0
93-94 8.6 8.4 15.9 10.9 1.0 0.7 12.3 42.2 100.0
94-95 7.2 7.6 15.2 10.5 3.1 2.2 10.8 43.5 100.0
24
CIDSE
CUADRO 2.8
Los dos estimativos se diferencian en sus valores absolutos pero no en sus variaciones
anuales. Estas cifras están expresadas en términos de hombres/año bajo el supuesto de una
utilización de 260 días durante el año.
Los ciclos del empleo se asocian estrechamente con los ciclos del producto cafetero, (Ver
Gráfico 2.1.). Sin embargo, no es sólo el producto el determinante de las demandas de
empleo. La introducción de nuevas variedades de café (café tecnificado), ha significado
25
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Se mencionó en sección anterior que el cultivo del café tiene una elasticidad
empleo-producto relativamente elevado (del orden de 0.4%). La introducción del café
tecnificado ha significado una reducción en dicha elasticidad. En efecto, a pesar de que el
café tecnificado posee más altos requerimientos de mano de obra por hectárea, la elevada
productividad de este tipo de café determina una relación producto-trabajo más alta que la
del café tradicional.
Además del producto, volumen de cosecha, que incide en la demanda de empleo en la fase
de recolección, el empleo se encuentra influido directamente por las decisiones de inversión
de los productores cafeteros.
CUADRO 2.9
26
CIDSE
Precisamente, las cifras de empleo de los años 1989 a 1995 que aparecen en los Cuadros
2.5. y 2.6., corresponden a proyecciones de producción e inversiones basados en un
comportamiento futuro del precio interno real igual al que rigió en 197817. Según estas
proyecciones, el empleo cafetero logrará sostener un crecimiento favorable. Esto por dos
razones: La primera, por la producción esperada, gracias en parte a las grandes inversiones
efectuadas en los años 1985 y 1986, período de altos precios del café. La segunda, por el
sostenimiento del ritmo de inversión, incluyendo soqueo, a partir de 1989.
Habría que señalar por último, que las demandas de empleo en la fase de cosecha, también
se ven afectadas por el comportamiento de la curva de productividad del café: aunque aquí
se suponen constantes los coeficientes relativos a los requerimientos de mano de obra por
unidad recolectada, es bien conocido cómo, cuando la productividad del cafeto se
incrementa, se reducen los requerimientos de mano de obra. Es decir, simultáneamente se
incrementa la productividad. Por ello, las demandas tenderán a ser menores cuando se
logran altas productividades por hectárea.
16
Ver Zambrano, H., “La Política de Precios interno, el ingreso de los Caficultores y las Tendencias de la
Producción”, FEDECAFE, mimeo, 1987. Leibovich, J., “La Producción de un Cultivo Permanente.
Aplicación de un Modelo de Corto y Mediano Plazo al Café en Colombia, en Ocampo (Edit), Lecturas....
Op., Cit.
17
Proyecciones basadas en el modelo de Zambrano.
27
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 2.10
TRIMESTRE
AÑO 1 2 3 4
1980 89.1 90.8 66.6 153.5
1981 109.7 88.2 53.6 148.5
1982 106.5 84.3 70.0 139.7
1983 66.3 117.8 65.5 150.4
1984 92.4 99.7 94.9 113.1
1985 105.1 96.1 62.7 136.2
1986 125.7 99.7 76.3 98.2
1987 87.6 98.0 68.l 146.3
1988 129.0 93.3 46.2 131.5
PROMEDIO 101.3 96.4 67.1 135.3
Sin embargo, las cosechas no se presentan simultáneamente en todas las regiones cafeteras,
lo cual permite que una misma oferta de trabajo disponible satisfaga las demandas de
recolección de estas regiones, desplazándose a lo largo de estas. Como se verá
posteriormente, los departamentos cafeteros presentan distintas estacionalidades,
observadas estas a través salario.
De acuerdo con las áreas que arrojaron los censos cafeteros del 70 y 80 y el
proceso de inversión de en café tecnificado en el período 1980-1987 adelantado en los
18
Ver al respecto, Urrea, F., “Mercados de Trabajo y aciones en la Explotación Cafetera”, en Migraciones
Laborales 9, Bogotá, 1986.
28
CIDSE
Estos estimativos suponen que los coeficientes tecnológicos son similares en los distintos
departamentos, lo cual no tiene mucha validez. Es sabido cómo en los departamentos con
fuertes economías campesinas, los requerimientos son diferentes por factores relacionados
con la pendiente, productividad, densidad, etc. De todas formas, estas cifras ofrecen una
idea de la magnitud y evolución de! empleo cafetero a nivel departamental.
Como era de esperar, la región central concentra un elevado porcentaje del empleo total,
64% en 1987. Esta participación se ha venido concentrando más en esta región, como
consecuencia de la altas inversiones en café tecnificado realizadas.
La enorme influencia del empleo cafetero sobre las tasas medias de ocupación, puede
observarse más claramente cuando se aísla la región central cafetera del resto de
departamentos. En el Cuadro 2.13. aparece la tasa de ocupación de la región central y la de
los departamentos que la conforman. Esta tasa está calculada con base al empleo estimado
y la población económicamente activa rural de los municipios de mayor producción
cafetera (96 municipios). En cierta medida, esta tasa aparece sobreestimada en la medida
que incluye el empleo de municipios con reducida producción de café. Esta
sobreestimación no debe ser muy alta.
Las cifras que aparecen en este cuadro, son realmente impresionantes. Ellas indican que
para la población rural de los departamentos que integran la región, el empleo generado por
el café se constituye en la gran alternativa de empleo. De hecho, la población activa rural de
los municipios cafeteros aquí incluidos representa el 39% del total de esta población a nivel
departamental.
19
Para el período 70-80, los estimativos de empleo se efectuaron con base al ritmo de expansión de la
producción cafetera. Para el período 80-87, el empleo de los departamentos distintos a la región central se
hicieron por diferencia y distribuyéndolo de acuerdo con la participación en la producción del censo del 80.
29
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 2.11
COLOMBIA: ESTIMACIÓN DEL EMPLEO CAFETERO POR DEPARTAMENTOS (ALTERNATIVA 1)
DPTO. 70-71 71-72 72-73 73-74 74-75 75-76 76-77 77-78 78-79 79-80 80-81 81-82 82-83 83-84 84-85 85-86 86-87
ZONA
CAFETERA
CENTRAL
ANTIOQUIA 44853 42175 46239 44579 48439 48020 52623 57420 58181 65854 65376 66220 64899 65201 64200 67370 68412
CALDAS 27934 26266 28797 27763 30167 29906 52775 55760 56254 42925 43345 43576 42457 42401 41516 43114 42929
QUINDIO 18440 17339 19010 18327 19914 19742 21635 23607 25919 26680 27040 27258 26555 26517 26027 27201 27910
RISARALDA 18910 17781 19494 18794 20422 20245 22186 24208 24529 28289 29231 29593 29001 29115 28654 29915 30006
TOLIMA 38927 36603 40130 38689 42040 41676 45671 49835 50494 54740 55744 56111 54607 54450 55180 55199 54527
VALLE 34662 32593 35733 34451 37434 37110 40668 44375 44962 46141 46650 46845 45551 45453 44464 46084 45877
SUBTOTAL 183726 172756 189402 182603 198415 196700 215556 235205 238319 262629 267565 269605 263071 263157 258041 268883 269662
RESTO
ATLANTICO
BOLIVAR 256 241 264 255 277 274 501 328 332 323 326 550 350 332 312 321 510
BOYACA 7115 6691 7335 7072 7684 7618 8548 9109 9230 8966 9052 9156 9170 9223 8676 8907 8621
CAQUETA 1145 1077 1180 1138 1236 1226 1343 1466 1485 1443 1457 1473 1476 1484 1396 1433 1387
CAUCA 21404 20126 22065 21273 23115 22915 25112 27401 27764 26970 27251 27542 27585 27743 26099 26793 25934
CESAR 4557 4285 4698 4529 4921 4879 5347 5834 5911 5742 5798 5864 5873 5907 5557 5705 5522
CHOCO 90 85 95 90 97 97 106 116 117 114 115 116 116 117 110 113 109
CORDOBA 20 19 21 20 22 22 24 26 27 26 26 26 26 26 25 26 25
CUNDINA 28215 26530 29087 28043 30471 50208 33103 56121 36599 55553 35896 36307 36364 36572 34405 35319 34187
GUAJIRA 2558 2405 2637 2542 2762 2738 3001 5274 5318 3225 3254 3291 5296 3315 5119 3202 3099
HUILA 14914 14023 15374 14822 16106 15967 17497 19092 19345 18792 18973 19191 19221 19331 18185 18669 18070
MAGDALE 4176 3927 4305 4151 4510 4471 4900 5346 5417 5262 5313 5374 5382 5415 5092 5228 5060
META 3468 3260 3575 3446 5745 3712 4068 4439 4498 4369 4411 4462 4469 4494 4228 4341 4201
NARIÑO 4410 4147 4546 4383 4763 4721 5174 5646 5721 5557 5611 5675 5684 5716 5378 5520 5344
N. SANTAN 15252 12461 13661 13171 14511 14188 15548 16965 17189 16698 16859 17052 17079 17177 16159 16588 16057
SANTANDER 17644 16590 18189 17556 19054 18890 20700 22587 22886 22232 22447 22704 22739 22869 21514 22086 21378
TOTAL 123224 115866 127031 122471 133075 131925 144572 157750 159839 155271 156769 158563 158810 159719 150256 154249 149306
RESTO
TOTAL 306949 288622 316433 305074 331490 328625 360127 392956 398158 417900 424134 428168 421881 422856 408297 423132 418968
Se obtiene de aplicar los coeficientes de empleo utilizados por María Errazuriz y que aparecen en “Lecturas de Economía Cafetera” FEDESARROLLO.
FUENTE: Cálculos CIDSE, basados en información FEDECAFE sobre área cultivada.
30
CIDSE
CUADRO 2.12
COLOMBIA: ESTIMACIÓN DEL EMPLEO CAFETERO POR DEPARTAMENTOS (ALTERNATIVA 2)
DPTO. 70-71 71-72 72-73 73-74 74-75 75-76 76-77 77-78 78-79 79-80 80-81 81-82 82-83 83-84 84-85 85-86 86-87
ZONA
CAFETERA
CENTRAL
ANTIOQUIA 59285 56521 60510 58916 62842 62430 66455 72570 73395 79915 81666 82538 81074 81495 80870 84426 86222
CALDAS 56920 35200 57685 36692 59137 38881 41387 45195 45709 53720 54146 54314 53039 52997 52296 54029 54105
QUINDIO 24572 23237 24877 24222 25836 25666 27321 29035 30174 55589 53778 55975 33173 33144 32785 34087 35175
RISARALDA 24993 23829 25511 24859 26494 26520 28017 50595 30945 35404 56514 36885 36229 36591 56095 37489 37818
TOLIMA 51451 49054 52516 51153 54540 54183 57676 62985 63699 68507 69635 69938 68217 68057 66989 69175 68722
VALLE 45814 45680 46762 45531 48565 48247 51357 56082 56720 57746 58250 58389 56904 56812 56009 57751 57820
SUBTOTAL 242834 231521 247861 241333 257412 255727 272215 297261 300640 328679 333989 336037 328637 328895 325043 336956 339861
RESTO
ATLANTICO
BOLIVAR 339 323 346 336 359 357 380 414 419 404 407 411 412 415 393 402 391
BOYACA 9405 8966 9599 9346 9969 9904 10542 11512 11643 11221 11308 11412 11456 11528 10929 11162 10866
CAQUETA 1513 1443 1545 1504 1604 1594 1696 1852 1873 1805 1819 1836 1843 1855 1759 1796 1748
CAUCA 28290 26972 28875 28115 29988 29792 31713 34630 35024 33753 34016 34329 34460 34676 32876 53576 32685
CESAR 6025 5743 6148 5986 6385 6343 6752 7373 7457 7187 7242 7309 7337 7383 7000 7149 6959
CHOCO 119 114 122 119 126 126 134 146 148 142 143 145 145 146 139 142 138
CORDOBA 27 26 28 27 29 28 30 33 33 32 32 33 33 33 31 52 31
CUNDINA 37292 35555 38064 37062 39531 39272 41804 45651 46170 44494 44841 45253 45427 45711 45338 44261 43087
GUAJIRA 3381 3223 3451 3360 3584 3560 3790 4138 4185 4034 4065 4102 4118 4144 3929 4012 3906
HUILA 19711 18793 20120 19590 20895 20758 22096 24129 24404 23518 23701 23919 24011 24161 22907 23395 22774
MAGDALE 5520 5263 5634 5486 5851 5813 6188 6757 6834 6586 6637 6698 6724 6766 6415 6551 6377
META 4583 4370 4678 4555 4858 4826 5138 5610 5674 5468 5511 5561 5583 5618 5326 5459 5295
NARIÑO 5829 5557 5950 5795 6179 6138 6534 7135 7216 6955 7009 7073 7100 7145 6774 6918 6735
N. SANTAN 17515 16699 17878 17407 18567 18445 19634 21441 21685 20898 21060 21254 21335 21469 20355 20788 20237
SANTANDER 23320 22233 23803 23176 24720 24558 26141 28547 28871 27825 28040 28298 28406 28584 27101 27677 26943
SUBTOTAL 162867 155279 166238 161860 172644 171514 182572 199370 201657 194520 195855 197635 198391 199633 189271 193301 188173
RESTO
TOTAL 405700 386800 414099 403193 430057 427241 454787 496631 502277 522999 529822 533672 527028 528528 514314 530257 528034
31
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 2.13
COLOMBIA : EVOLUCIÓN DE LA TASA DE EMPLEO CAFETERO EN LA ZONA CAFETERA CENTRAL
DPTO. 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986
ANTIOQUIA 65.2 61.0 64.1 61.2 64.0 62.4 65.2 69.8 69.3 74.0 74.2 73.6 70.9 69.9 68.1 69.7 69.9
CALDAS 43.0 40.5 42.7 41.0 43.2 42.3 44.4 47.8 47.7 55.3 55.0 54.4 52.4 51.6 50.2 51.2 50.6
QUINDIO 44.3 44.2 49.5 50.4 56.2 58.4 65.0 74.2 78.5 90.8 96.0 101.0 103.1 107.7 111.5 121.2 130.8
RISARALDA 50.4 46.8 48.9 46.3 48.2 46.6 48.3 51.4 50.7 56.5 56.7 55.8 53.4 52.3 50.5 51.1 50.2
TOLIMA 61.2 60.5 67.0 67.6 74.7 76.8 84.7 95.8 100.3 111.8 117.7 122.4 123.6 127.8 130.2 139.3 143.3
VALLE 78.0 74.7 80.5 78.8 84.5 84.4 90.3 99.2 100.9 103.3 104.7 105.6 103.5 103.5 105.0 106.7 107.5
TOTAL 57.3 54.8 58.8 57.3 61.2 60.9 64.8 70.7 71.4 77.9 79.0 79.2 77.2 77.2 75.7 78.0 78.2
CUADRO 2.14
COLOMBIA : EVOLUCIÓN DE LA TASA DE EMPLEO EN DEPARTAMENTOS DE BAJA INTENSIDAD
CAFETERA
DPTO. 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986
BOYACA 4.7 4.4 4.6 4.4 4.5 4.4 4.6 4.9 4.8 4.5 4.4 4.4 4.3 4.2 3.9 3.9 3.7
CAUCA 28.6 26.2 27.0 25.3 26.0 24.8 25.4 26.7 26.0 24.1 23.4 22.7 21.9 21.2 19.4 19.0 17.8
CUNDINA 18.9 17.4 18.0 17.0 17.5 16.9 17.4 18.3 18.0 16.7 16.5 15.9 15.5 15.1 13.8 13.7 12.9
HUILA 32.0 29.1 29.7 27.5 27.9 26.4 26.8 27.9 26.9 24.7 23.7 22.7 21.7 20.8 18.8 18.3 17.0
NARIÑO 3.9 3.6 3.8 3.6 3.7 3.6 3.7 4.0 3.9 3.7 3.6 3.5 3.5 3.4 3.1 3.1 3.0
N. SANTAND 16.6 15.6 16.5 15.9 16.8 16.5 17.3 18.7 18.7 17.8 17.8 17.7 17.6 17.5 16.4 16.5 15.9
SANTANDER 15.4 14.2 14.6 13.8 14.2 13.6 14.0 14.8 14.4 13.5 13.1 12.8 12.4 12.0 11.0 10.9 10.2
TOTAL 14.7 15.6 14.1 13.3 13.8 13.3 13.7 14.5 14.3 13.3 13.0 12.8 12.4 12.1 11.2 11.0 10.4
32
CIDSE
Para algunos de estos departamentos, la tasa de ocupación es muy superior a uno; en los
restantes, la tasa se encuentra cercana a esta cifra. Estos estimativos apoyan la idea de una
oferta de trabajo especializada en el cultivo del café, localizada en centros poblados, que se
desplazan por lugares no muy distantes, logrando así un trabajo permanente dentro de
condiciones de temporalidad de las ocupaciones.
Pero, adicionalmente, es evidente que la oferta rural resulta insuficiente frente a estas tasas
de ocupación, si se tienen en cuenta las estacionalidades de las demandas de empleo. Ello
induce a pensar en una gran participación de fuerza de trabajo localizada en las cabeceras
municipales de las regiones cafeteras.
En el Cuadro 2.15. aparece una estimación de las tasas de ocupación del total del sector
agropecuario. Se aprecia en este cuadro que en los departamentos de la región central, el
empleo cafetero tiene la mayor contribución en la generación de empleo del sector
agropecuario. Tendiendo en cuenta todo este empleo, la tasa de ocupación alcanza elevados
niveles en la región central. Así, las demandas de empleo generadas por otras actividades
agropecuarias, tornan más agudas las condiciones de insuficiencia de oferta en algunas
épocas del año.
Los salarios reales en la actividad cafetera, siguen la misma dirección del empleo y de la
producción cafetera (Gráfico 2.2.). Sin embargo, no sólo el empleo aparece como
determinante del salario.
La función de salario estimada para la actividad cafetera, muestra que la tasa de ocupación
total y las variaciones en el precio interno del café son dos variables que influyen en el
salario cafetero, (Ver Cuadro 2. 17.) La productividad debe ser otra de las variables que
deben afectar el comportamiento del salario. En efecto, por la modalidad del salario en la
fase de recolección, salario a destajo, dicho salario logra incrementarse cuando el trabajo
alcanza una mayor productividad (mayor recolección de granos por día). Esto acontece en
las épocas de buenas cosechas asociadas a su vez a los ciclos de la productividad de los
cafetos.
33
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 2.15
COLOMBIA: EMPLEO AGROPECUARIO Y JORNALES RURALES POR DEPARTAMENTOS 1985
CON= Jornal agrícola con alimentación SIN = Jornal agrícola sin alimentación
= ((jornal sin – jornal con)/(jornal sin)) 100
Grado de urbanización = Población urbana/Población total
34
CIDSE
CUADRO 2.16
FUENTE: Cálculos CIDSE con base en FEDECAFE, “Economía Cafetera” Vol. 14 No. 6 Junio de 1984 y DANE, “Tabulados de Jornales
Agropecuarios”. Se tomó la información de Jornales agrícolas de clima frío sin alimentación.
35
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Por la misma forma de cálculo del desempleo, no fue posible obtener un indicador
apropiado para la productividad. En su lugar, se utilizó la variable cambios en la
producción por hectárea. Esta variable resultó bastante significativa y su influencia sobre el
salario es elevada. Sin embargo, ella presenta fenómenos de colinealidad con la tasa de
ocupación restándole peso a esta última.
La función salario que aparece en el Cuadro 2.17., fue estimada para dos períodos,
1971-1987 y 1977-1987, en razón de que la serie de salarios se estimó con base a dos
distintas fuentes. Para el período 1971-1975, el salario corresponde a una serie calculada
por FEDECAFE20, la cual se encadenó con la serie de salarios calculada a partir de la
información DANE.
De acuerdo con la función de salarios, se deduce que el salario real esta dependiendo del
comportamiento del precio interno real. Cuando el precio interno del grano logra
incrementarse más aceleradamente que los precios al consumidor, el salario real tiende a
incrementarse. Así, los precios internos del café vienen a determinar tanto la producción, el
empleo y los salarios del sector cafetero.
Los salarios de la actividad cafetera fueron estimados tanto para la región central como para
el resto de las zonas cafeteras, (Cuadro 2.16.). El salario de la región central logra mayores
niveles y está sometido a fuertes fluctuaciones. Estos comportamientos revelan distintas
condiciones de los mercados de trabajo en las dos zonas.
20
Ver FEDECAFE, Economía Cafetera, Junio 1984.
21
Errázuriz, Op., Cit. y Urrea, Op., Cit., señalan que casi la totalidad de las fincas cafeteras de la región
central, emplean fuerza de trabajo asalariada.
36
CIDSE
CUADRO 2.17
FUNCIÓN DE SALARIO DEL SECTOR CAFETERO
(FUNCIONES LOGARITMICAS)
Periodo 1971-1987
JONCF -2631 0.385 0.743 0.282 0.453 2.076
(-1.162) (2.851) (1.227) (1.679)
Periodo 1977-1987
JONCF -0.892 0.346 0.278 0.664 0.855 2.140
(-0.611) (3.046) (0.713) (5.875)
Las variables JONCF. PREC y PRODUC, sin calculadas como la diferencia de los logaritmos en el año t y el
año t-1.
37
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 2.18
INDICES DE ESTACIONALIDAD DEL JORNAL AGROPECUARIO REAL
ZONAS CAFETERAS –CLIMA FRIO SIN ALIMENTACIÓN 1976-1987
ZONA 1 2 3 4
Zona cafetera central 99.5 98.2 98.1 104.3
Antioquia 96.9 97.1 98.6 107.3
Caldas 95.9 94.7 95.9 113.5
Quindio 101.6 100.0 100.6 97.8
Risaralda 99.1 95.6 97.2 108.1
Tolima 100.7 101.3 98.8 99.1
Valle 102.7 99.7 98.3 99.3
La débil estacionalidad del salario en el departamento del Tolima, podría explicarse por la
influencia que tienen sobre el salario las oportunidades de empleo que brinda el resto del sector
agropecuario. Este departamento se caracteriza por gozar de elevados salarios agrícolas, lo cual
indica una gran dinámica de los mercados laborales. Es factible entonces, que el salario tienda
a estabilizarse a altos niveles, como producto de una alta tasa de ocupación permanente,
generada tanto por el café como por otras actividades agropecuarias.
Se señaló ya que para las zonas cafeteras de la región central, en los períodos de demandas
pico muy seguramente debe participar una oferta de trabajo localizada en centros urbanos.
Esto lleva a pensar en algún tipo de relación entre los jornales cafeteros y los salarios
urbanos. Si se tiene en cuenta que en estas zonas la actividad económica gira en torno del
café, se puede formular que los salarios rurales cafeteros son los determinantes del salario
urbano que rige en estas zonas (no necesariamente el salario mínimo). Sobre esta hipótesis
no fue posible establecer una sólida evidencia. Sin embargo, parece plausible que para la
fuerza de trabajo con bajos niveles educativos y de capacitación localizada en centros
urbanos cercanos a las grandes zonas cafeteras, el salario rural que se ofrece en el sector
cafetero, determine los salarios que este grupo de trabajadores.
En las zonas distintas a la región central, los salarios reales no tienen tan fuertes
fluctuaciones, más bien son estables. Esta zona se caracteriza por la presencia de una
38
CIDSE
Las demandas de trabajo asalariado deben ser muy débiles lo cual hace que el salario se
mantenga en bajos niveles. Adicionalmente, como ya se mencionó, en estas zonas se
presenta una abundancia relativa de fuerza de trabajo, como lo indican las densidades
calculadas, (Cuadro 2.2.). En estas circunstancias, lo más probable es que los procesos de
intercambio de fuerza de trabajo entre la economía tradicional y la moderna sean muy
débiles y esporádicos. El subempleo debe ser entonces dominante.
Como se señaló anteriormente, en estas zonas, particularmente la zona sur constituida por
los departamentos de Cauca y Nariño, la Población rural ha mantenido tasas de crecimiento
relativamente altas. Frente a las condiciones de los salarios y de ingresos de relativamente
altas. Frente a las condiciones de los salarios y de ingresos de las pequeñas explotaciones
cafeteras, tal comportamiento revela la existencia de factores que inducen un cierto grado
de inmovilidad de la fuerza de trabajo.
Los salarios que rigen en los distintos departamentos cafeteros, alcanzan diferentes niveles.
Considerando un conjunto de municipios, los de mayor producción cafetera, se estimó un
salario medio departamental para el año de 1985, el cual aparece en el Cuadro 2.19.
Las diferenciales de salario entre los departamentos, se asocian con las respectivas tasas de
ocupación total del sector agropecuario. Esta asociación indica que los salarios están
determinados por la magnitud relativa de los mercados de trabajo asalariado, intensidad de
las demandas de empleo y disponibilidad relativa de oferta.
Es claro que para los departamentos en donde la producción cafetera domina la actividad
agropecuaria, Viejo Caldas, la tasa de ocupación resulta influenciada notablemente por la
actividad cafetera. Allí, esta será la dominante en el comportamiento del salario agrícola del
propio departamento. En otros departamentos, Tolima preferencialmente, el salario en la
actividad cafetera estará influenciada por las oportunidades de empleo alternativas que
brinda el sector agropecuario.
39
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 2.19
SALARIOS, TASA DE OCUPACIÓN Y DENSIDADES POR DEPARTAMENTOS
CAFETEROS 1985
JORNALES TASA DE OCUPACIÓN AGROPECUARIA POBLAC. EMPLEO
RURAL/ CAFÉ/ AREA DENSIDAD
DEPARTAMENTOS MUNICIP. DEPTAL TOTAL SIN CAFÉ MUNICIP. AREA CAFÉ CAFÉ (7) RURAL
CAFETEROS . DEPTAL. (4) CAFETEROS (6)
(1) (2) (3) (5)
ANTIOQUIA 468.1 450.8 38.8 22.3 21.80 3.35 0.10 43.4
BOYACA 487.0 477.8 20.8 17.0 0.04 40.10 0.01 33.6
CALDAS 482.8 451.8 66.8 25.3 21.10 2.79 0.16 74.5
CAUCA 377.4 378.5 33.8 15.2 4.90 6.04 0.01 45.0
CUNDINAMAR 580.8 550.3 42.5 29.1 0.05 4.56 0.03 56.8
HUILA 540.9 530.8 50.9 33.0 0.03 4.96 0.01 26.6
NARIÑO 319.9 339.0 27.8 24.8 0.01 14.80 0.01 53.6
N. SANTANDER 448.0 391.0 42.3 26.1 0.05 14.90 0.01 17.9
QUINDIO 484.5 468.3 218.0 101.4 55.40 1.25 0.28 69.9
RISARALDA 450.7 467.0 70.7 24.0 14.10 5.44 0.12 140.3
SANTANDER 514.3 490.0 36.9 26.2 0.02 10.50 0.01 29.9
TOLIMA 554.0 548.8 67.8 32.7 21.60 2.67 0.06 27.7
VALLE 474.1 452.8 64.1 35.6 27.10 2.06 0.14 46.0
NOTAS: (1) Jornal promedio en Municipios cafeteros (Clima frío sin alimentación).
(2) Jornal promedio departamental (clima frío sin alimentación).
(3) Ocupados sector agropecuario/ PEA rural.
(4) Ocupados sector agropecuario sin café/ PEA rural.
(5) Empleo cafetero/ Población rural de Municipios cafeteros.
(6) Población rural /Area cafetera (Municipios cafeteros)
(7) Empleo café municipios cafeteros/Area cafetera (Municipios cafeteros)
(8) Población rural / Area total. (Municipios cafeteros)
FUENTE: Cálculos CIDSE con base en censos, estimativos de Empleo y Jornales Agropecuarios DANE.
Los estimativos efectuados sobre salarios y empleo permiten observar que la remuneración
al trabajo generado en el sector cafetero tiene una gran participación en la remuneración
total del sector agropecuario, ver cuadro 2.21 y en el producto agropecuario.
40
CIDSE
CUADRO 2.20
41
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 2.21
(1)Salario cafetera año estimado con base en el jornal cafetero correspondiente al jornal que rige en los
principales municipios cafeteros de los diferentes departamentos cafeteros del país, ponderado por el empleo
de cada municipio.
(2) Resulta de aplicar (1) al empleo cafetero estimado con los coeficientes de María Errázuriz.
(3) Resulta de aplicar (1) al empleo cafetero estimado por el CIDSE.
(4) y (5) Información DANE, “Cuentas Nacionales”.
42
CIDSE
Si bien las emigraciones del sector rural no pueden ser atribuidas en su totalidad a una
población proveniente de las economías tradicionales o campesinas, ellas expresan las
limitaciones que poseen estas economías para reproducirse a una mayor escala y su
incapacidad de retener sus expansiones demográficas. Las dificultades para ampliar su
frontera agrícola, la creciente fragmentación de la tierra y, en general, sus restricciones de
oferta, son algunos de los factores que permiten explicar este comportamiento.
Sin embargo, las colonizaciones, que se han intensificado a partir de la década del setenta,
demuestran una cierta capacidad de reproducción de la economía tradicional. De igual
manera, las migraciones interregionales, dentro del sector rural, pueden estar expresando el
funcionamiento de un proceso de asalarización de los excedentes demográficos de la
economía campesina o tradicional. Aunque no existe suficiente evidencia al respecto, es
probable que ciertas regiones en donde se ha presentado una gran expansión de la
agricultura comercial (región bananera de Urabá), estén satisfaciendo sus requerimientos de
mano de obra con las migraciones campesinas provenientes de otras regiones.
Las migraciones son así el mecanismo de ajuste estructural a través del cual las economías
tradicionales logran al menos mantener sus grados de subempleo y evitar un deterioro
mayor de sus niveles de ingreso. En esta perspectiva, las diferenciales de ingreso entre
regiones y ocupaciones así como las oportunidades de empleo son los factores que
promueven los flujos migratorios. Cuando se considera el comportamiento de los flujos
netos migratorios rurales en los distintos territorios, departamentos, se observa que la
43
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Una evidencia adicional sobre estos comportamientos, se puede derivar a nivel de las cuatro
grandes regiones que establece el DANE en sus encuestas de hogares rurales. Como se
observa en el cuadro 3.2, las regiones en donde los trabajadores por cuenta propia alcanzan
una mayor magnitud relativa, tienen una a su vez bajos grados de intensidad de utilización
de la fuerza de trabajo disponible (medida a través de la tasa de ocupación).
Simultáneamente, estas mismas regiones mostraron las más bajas tasas migratorias durante
el período 1974-1985.
Sin embargo, si se miden los flujos migratorios que reciben los distintos departamentos a
través de la relación población rural nacida por fuera de la región/población rural
departamental, sí se encuentra una relación significativa de estos flujos con las tasas de
ocupación y las tasas de salario de los distintos departamentos. Estas variables son
altamente significativas y adicionalmente explican cerca del 65% de los movimientos
migratorios.
22
La migración neta total (urbana y rural), si se encuentra asociada significativamente con las tasas de
ocupación de los departamentos. Ver Conroy M., “Urbanization, internal migration and spacial policy in
Colombia”, World Bank Report 1154-Co, 1976.
44
CIDSE
CUADRO 3.1.
COLOMBIA: TASAS DE MIGRACIÓN, ACTIVIDAD Y OCUPACIÓN AGROPECUARIA.
(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8)
TASAS NETAS DE TASA DE PARTICIPACIÓN EN EL PIB TOTAL
MIGRACIÓN RURAL CRECIM. PEA RURAL/ PEA POBLACIÓN TASA DE PIB PIB
PEA TOTAL (%) RURAL OCUPACIÓN AGRIC. AGROP.
RURAL DISPERSA
(%) EN LA PEA PEA 1973 1985
64-74 75-85 73-85 1973 1985 PEA TOTAL 1970 1985 AGROP. AGROP.
1973 ($) 1973 ($) AGRICOLA AGROPEC. AGROPEC.
ANTIOQUIA -26.6 -14.7 2.9 38.3 32.6 21.3 53.4 38.8 7402 3359.9 8.4 15.1 14.2
ATLANTICO -20.5 -18.0 1.5 8.1 9.0 2.0 33.7 43.5 9697 518 2.6 5.9 6.3
BOLIVAR -1.9 -23.5 2.8 50.2 35.4 11.6 21.3 18.9 15228 1830 14.2 27.6 14.3
BOYACA -34.3 -22.4 2.5 68.0 68.0 49.9 22.3 20.8 5809 2352 18.8 43.4 23.9
CALDAS -33.1 -17.6 1.4 49.1 39.8 18.2 48.6 66.8 9764 1224 19.7 28.4 29.7
CAQUETA 12.2 -22.5 3.8 75.9 50.8 26.0 59.2 54.8 46.9
CAUCA -18.9 -23.3 3.9 84.0 62.3 36.8 67.2 33.8 10699 1246 33.7 52.0 29.1
CESAR 9.6 -22.4 2.1 54.2 42.6 17.6 66.8 46.5 35613 1830 29.2 56.2 51.5
CORDOBA -19.9 -10.8 3.2 66.2 58.1 28.5 14.9 23.4 12326 2330 21.3 56.4 50.0
CUNDINAMARCA -34.7 -12.3 3.3 64.3 57.9 40.8 47.3 42.5 11794 3929 24.8 48.3 30.1
CHOCO -2.5 -18.2 1.9 75.1 73.5 33.3 5.7 15.0 2093 113 17.9 30.2 36.8
HUILA -29.4 -7.6 4.9 68.3 51.8 29.3 78.2 50.9 8584 1113 20.4 42.3 23.8
GUAJIRA 14.9 -55.1 2.3 63.9 35.4 7.3 26.2 39.0 7424 282 5.2 20.1 7.7
MAGDALENA 2.5 -25.1 2.6 51.8 56.6 15.0 41.5 20.2 15165 1633 21.7 48.6 33.3
META -8.5 5.0 6.2 44.0 41.6 22.4 130.7 60.7 18510 1147 23.9 51.1 35.0
NARIÑO -15.1 -14.3 2.6 65.7 58.9 36.0 18.7 27.8 6319 974 22.9 33.2 38.0
N. DE SANTANDER -2.5 -38.9 1.2 47.0 35.8 18.6 38.2 42.3 6984 1026 16.1 29.8 19.5
QUINDIO -14.9 -42.2 -4.5 42.9 18.5 4.1 65.6 218.0 9277 542 23.3 30.6 23.3
RISARALDA -40.5 -10.2 2.6 37.5 30.7 13.0 65.5 70.7 7229 504 10.1 15.5 20.0
SANTANDER -29.0 -20.6 3.4 57.0 41.6 21.5 43.0 36.9 8852 1885 13.6 23.6 18.7
SUCRE -18.4 -13.2 3.0 45.6 47.1 19.2 34.1 24.9 7459 1446 10.2 59.8 42.3
TOLIMA -38.2 -17.3 2.9 55.2 47.1 27.4 81.5 67.8 15299 2999 29.2 47.5 36.1
VALLE -16.8 -26.4 0.3 23.4 17.7 8.3 53.3 64.1 18443 4252 13.4 21.9 15.2
45
CIDSE
CUADRO 3 .2
(1) (2) (3) (4)
PARTICIPACION OCUPADOS SEGUN POSICION CRECIMIENT PARTICIP. (%)
TASA DE OCUPACIONAL EN EL TOTAL DE OCUPADOS 1988 O PEA RURAL PEA RURAL/
OCUPACIÓN ASALAR. CTA. FAMILIAR PATRONOS PEA TOTAL
PROPIA 78-85 1985
REGIÓN 28.9 41.9 41.6 12.8 1.1 2.7 36.5
ATLANTICA
REGIÓN 36.5 34.3 33.0 22.2 7.8 3.0 49.4
ORIENTAL
REGION 56.2 55.0 24.9 11.1 6.7 2.6 36.7
CENTRAL
REGION 38.4 45.3 36.3 11.7 3.8 2.1 35.9
PACIFICA
De esta forma, las oportunidades de empleo que brindan las distintas regiones así como el
comportamiento de los salarios se constituyen en los factores que inducen la inmigración
hacia los sectores rurales. Aunque la información disponible no permite establecerlo, lo
más probable es que estos flujos provengan de los sectores rurales de otras regiones.
Las elevadas tasas de migración neta (negativas) que presentan las zonas rurales con altas
tasas de ocupación y de salarios, conjuntamente con la presencia de fuertes flujos
inmigratorios hacia sus sectores rurales, con la gran excepción del departamentos del Meta,
revela un proceso de recomposición de la fuerza de trabajo rural en cuanto a su origen
regional y a su posición ocupacional. Así mientras que estas regiones generan grandes
flujos emigratorios de su población rural de origen, reciben simultáneamente oleadas
inmigratorias de otras regiones.
Este proceso puede ser explicado por fenómenos relacionados con los mayores niveles
educativos y de capacitación de la fuerza de trabajo rural originaria en los departamentos de
mayor desarrollo relativo en su sector rural y que inducen crecientes expectativas de
ingreso y de bienestar de su población rural, motivando así las migraciones hacía los
centros urbanos. También pueden obedecer a un proceso de descomposición de la pequeña
propiedad en estas zonas, inducida también por las crecientes expectativas.
47
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 3.3
COLOMBIA: TASAS DE INMIGRACIÓN Y EMIGRACIÓN, JORNAL
PROMEDIO ORDENADOS DE MENOR A MAYOR 1985.
Simultáneamente, los flujos inmigratorios deben provenir de una fuerza de trabajo con
bajos niveles educativos y localizada en los departamentos de menor desarrollo relativo
rural. Como se mencionó anteriormente, lo más probable es que esta fuerza de trabajo
venga a engrosar los mercados de trabajo asalariado de estas regiones, localizándose en
centros poblados rurales, cercanos a los grandes centros de explotación de la agricultura
comercial. Así, los flujos inmigratorios rurales, indicarían el funcionamiento de un proceso
de asalarización de la fuerza de trabajo rural.
Aunque los flujos inmigratorios de los sectores rurales tienen su origen en zonas -rurales de
economía tradicional, las zonas tradicionalmente campesinas o con fuerte presencia de estas
no demuestran una -gran dinámica en cuanto a su proceso de emigración, revelando la
presencia de factores de inmovilidad.
48
CIDSE
CUADRO 3.5
DETERMINANTES DE LA TASA DE MIGRACIÓN DEPARTAMENTAL
POBLACIÓN RURAL. (FUNCIONES LINEALES).
Sin considerar sus estacionalidades, las variaciones del volumen de empleo constituyen un
índice del comportamiento de las demandas medias de empleo generadas por el subsector
moderno de la economía23. Estas demandas se encuentran a su vez asociadas con el
comportamiento de los salarios reales rurales a escala nacional, lo que sugiere una cierta
elasticidad de los salarios frente a las variaciones del empleo y al nivel de actividad del
sector agropecuario.
23
Sin embargo, debe insistirse que parte de las demandas de empleo provienen del sector tradicional.
49
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Las asociaciones entre la tasa de ocupación se pueden observar a través de una función de
los salarios rurales.Se puede formular que los cambios en los salarios nominales se
encuentran en función de la tasa de ocupación o grado de intensidad de utilización de la
fuerza de trabajo; de la variación en los precios de los bienes que componen el consumo de
los asalariados o de la variación de los precios al productor de los bienes agropecuarios y de
los cambios en la productividad de! trabajo. La primera de estas variables refleja las
condiciones del mercado de trabajo, escasez o abundancia relativa de trabajo; la segunda,
precios al consumidor, una situación en la cual los asalariados tan solo están dispuestos a
engancharse a partir de un determinado salario real, mientras que los precios al productor y
los cambios revelan la existencia de un mercado de trabajo dominado por las condiciones
de rentabilidad de la oferta (dada la disponibilidad relativa de mano de obra).
Los estimativos de esta función de salarios tiene grandes dificultades. De hecho, no tiene en
cuenta las estacionalidades del empleo y del salario además de estar afectada por la forma
de medición del subempleo. De todas formas, los estimativos efectuados muestran que la
tasa de ocupación, los cambios de los precios al productor y en la productividad, son las
variables más significativas y que tienen el mayor poder de explicación en la variación de
los salarios los salarios nominales rurales. Mientras tanto, la variable que mide los cambios
en los precios al consumidor no resultó significativa, lo que revela la existencia de un
mercado de trabajo dominado por las condiciones de rentabilidad de la oferta
agropecuaria24. Sin embargo, los precios al consumidor de los alimentos , que se mueven en
el mismo sentido e intensidad que el de los precios de los bienes agropecuarios resultaron
igualmente significativos. Los resultados de la función estimada aparecen en el cuadro 3.4.
Esta función muestra una gran elasticidad de los salarios frente a las variaciones de la tasa
de ocupación, constituyéndose en la variable que más afecta el comportamiento de estos
salarios. Frente a la influencia de los precios al productor se deduce que los salarios reales,
aislando el efecto de la tasa de ocupación, pueden incrementarse cuando los precios de los
productos agropecuarios logran crecientes ritmos, más acelerados que los precios de los
bienes que componen el consumo de los asalariados. Sin embargo, los salarios reales
lograrán un empuje adicional en la medida que la productividad presente un buen
comportamiento.
La elasticidad de los salarios rurales en relación con la tasa de ocupación tiende a mostrar la
probable existencia de una escasez relativa de oferta dentro de los mercados de trabajo
asalariado. Sin embargo, si realmente se presenta esta situación, ella tiene su principal
origen en los mercados de trabajo del sector cafetero.
24
Bacha encontró una asociación similar en el caso del sector agrícola del Brasil. Según este actor, ello
obedece a la presencia de formas precapitalistas (economía campesinas) de tal forma que al mejorar los
precios agrícolas el salario rural se eleva porque aumenta también el valor del tiempo de trabajo en la pequeña
agricultura. Ver de este autor, “Crecimientos económico y salarios rurales y urbanos: el caso del Brasil”, en
Bacha E. El Milagro y la crisis, F.C.E., México, 1986.
50
CIDSE
CUADRO 3.4
FUNCIÓN DE SALARIO DEL SECTOR AGROPECUARIO (FUNCIÓN LINEAL)
PERIODO 1971-1987
JONDAG -0.4647 0.484 1.3379 0.4377
(-2.306) (3.754) (2.895) (0.943)
FUENTE: DANE, Jornales Agrícolas; Cuentas Nacionales. CIDSE, Estimativos de Empleo Agropecuario.
Cálculos CIDSE.
CUADRO 3.6
COLOMBIA: TASAS DE OCUPACIÓN Y DESEMPLEO RURAL A NIVEL
DEPARTAMENTAL 1985 (%)
51
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Como se observa en el gráfico 3.5, los salarios reales del sector cafetero muestran bruscas
fluctuaciones, las cuales, como se analiza en la sección dedicada al análisis de este sector,
se encuentran asociadas a las tasas de ocupación. Los salarios reales correspondientes a la
agricultura comercial tienen un comportamiento muy similar pero sin advertirse tan fuertes
fluctuaciones. Estos salarios siguen también el curso de la actividad agropecuaria, sin café,
y, por tanto, de la respectiva tasa de ocupación.
Resulta claro que la tasa de ocupación en el sector rural sufre considerables variaciones
durante el año, determinadas por las distintas fases del ciclo productivo. En las épocas de
recolección, las demandas de empleo alcanzan su punto máximo, demanda pico, punto en el
cual la tasa de ocupación también alcanza su máximo nivel. Es en estas épocas cuando
puede manifestarse una inelasticidad de oferta lo cual se refleja en una alza estacional del
salario. Como se aprecia en el cuadro 3.9, el jornal agrícola nacional presenta estas
estacionalidades.
Es muy probable que en estos períodos la oferta de trabajo asalariada rural disponible no
sea suficiente para satisfacer las demandas de empleo del subsector moderno, lo cual puede
inducir un incremento en la tasa de participación de la población económicamente activa
rural, trabajo de niños y mujeres, una reorientación de la oferta de trabajo urbana hacia las
actividades agropecuarias, flujos migratorios temporales interregionales y una participación
de la fuerza de trabajo subempleada del subsector tradicional.
Sin embargo, la tasa media de ocupación, que aparece como un indicador de la magnitud
del sub y desempleo estacional, presenta profundas diferencias regionales. Estas tasas
también difieren de las tasas de desempleo abierto que arrojan los censos, aunque se
encuentra entre ellas una asociación, negativa, significativa, lo que indica que las tasas de
ocupación logran captar las distintas condiciones de estacionalidad del empleo a nivel
departamental y la intensidad de las demandas originadas en el sector moderno.
25
Centros urbanos de menos de 20000 habitantes en su cabecera municipal. Sin embargo, la participación de
la oferta que habita en centros urbanos no se limita a ellos. En muchas regiones, Valle del Cauca y , en
general, en la zona cafetera de la región central, la oferta rural habita en centros urbanos de mayor magnitud.
52
CIDSE
De acuerdo con las tasas de ocupación, debería esperarse comportamientos muy diferentes
en los salarios reales, determinados por las magnitudes relativas de estos dos subsectores,
por el dinamismo de las demandas de empleo del subsector moderno y por los procesos de
intercambio de la fuerza de trabajo entre los subsectores tradicional y moderno. En aquellos
departamentos con altas tasas de ocupación, gran dimensión relativa del subsector moderno
y débil presencia de economías tradicionales, los procesos de intercambio de fuerza de
trabajo entre los subsectores tradicional y moderno deben alcanzar una mayor importancia
relativa. Sin embargo, en la medida que la fuerza de trabajo del subsector tradicional es
relativamente reducida, caso de la región central, el mayor dinamismo de los mercados de
trabajo recaerá sobre la fuerza de trabajo asalariada. Dada la dimensión que alcancen las
demandas de empleo frente a la disponibilidad de fuerza de trabajo rural, podrán surgir
excesos de demanda que se traducirán en incrementos del salario e inducirán una
participación de una oferta de trabajo de carácter urbano.
Es claro que estos comportamientos explosivos están determinados por las condiciones de
estacionalidad del empleo. De acuerdo con ella y dada la disponibilidad de oferta, los
salarios se incrementarán más intensamente. En el cuadro 3.9, aparecen las estacionalidades
del empleo según departamentos. De acuerdo con ellas, los departamentos de Antioquia,
Caldas, Risaralda y Valle, departamentos cafeteros, presentan las más intensas
estacionalidades, lo que señala que las demandas de empleo se concentran en alta
proporción en determinadas épocas, agudizando los problemas de escasez relativa.
53
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 3.7
DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE LA POBLACIÓN OCUPADA POR
REGIONES DEL PAIS SEGÚN POSICIÓN OCUPACIONAL EN EL TRABAJO
PRINCIPAL Y SEXO
POSICIÓN OCUPACIONAL
TOTAL OBRERO EMPLEADO EMPLEADO TRABAJADOR PATRONO O FAMILIAR
JORNALERO DOMESTICO CTA. PROPIA EMPLEADOR SIN PAGO
HOMBRES
MUJERES
TOTAL
NACIONAL
54
CIDSE
CUADRO 3.8
DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE LA POBLACIÓN OCUPADA POR
POSICIÓN OCUPACIONAL EN EL TRABAJO PRINCIPAL SEGÚN REGIONES
DEL PAÍS Y SEXO
POSICIÓN OCUPACIONAL
TOTAL OBRERO EMPLEADO EMPLEADO TRABAJADOR PATRONO O FAMILIAR
JORNALERO DOMESTICO CTA. PROPIA EMPLEADOR SIN PAGO
HOMBRES
MUJERES
TOTAL
NACIONAL
55
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 3.9
INDICES DE ESTACIONALIDAD DEL SALARIO AGROPECUARIO
TRIMESTRE
CLIMA 1 2 3 4
NACIONAL CALIDO 99.9 99.7 99.7 100.8
FRIO 99.5 99.3 99.6 101.6
56
CIDSE
Ahora bien, ya que las variación de los salarios no solo esta enfunción de la tasa de
ocupación sino también de los precios de los productos agrícolas y de la productividad, los
cambios en los salarios reales pueden estar explicados en cierto grado por estas variables:
buenos precios al productor y buenas cosechas que inducen a incrementar los salarios.
Adicionalmente, es probable que en las zonas con fuerte presencia de economías
tradicionales las demandas de empleo, generadas por este sector, hayan evolucionado
favorablemente, como en la caso de Boyacá, incidiendo positivamente sobre el salario.
Las condiciones de los mercados de trabajo vistas a un nivel departamental, ocultan ciertas
situaciones particulares en las distintas zonas o microregiones que conforman los territorios
departamentales. De hecho, en muchos municipios el salario real se ha mantenido constante
como reflejando una oferta de trabajo absolutamente elástica. Este comportamiento se
observa en un gran número de municipios en su gran mayoría pertenecientes a los
departamentos del Cauca, Nariño y Córdoba. Como se analiza en la sección sobre mercados
en el sector cafetero, tales municipios se caracterizan por poseer una gran densidad,
26
Así lo demuestran los estudios del CIE sobre los programas DRI en los departamentos de Sucre y C6rdoba.
Dadas las altas tasas de subempleo, las demandas del subsector moderno deben ser muy intensas para lograr
reducir significativamente dichas tasas. Ver Arango M. et. all., op. cit.
57
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 3.10
TASA DE OCUPACIÓN Y SALARIOS REALES EN EL DEPARTAMENTO DE
BOYACÁ.
58
CIDSE
remuneración al trabajo del sector agropecuario, que incluye los salarios implícitos de la
fuerza de trabajo no asalariada, ha logrado incrementar su participación dentro del valor
agregado del sector, invirtiéndose la tendencia descendente que demostró en el período
1950-197027. Sin embargo, a partir de 1980 esta participación vuelve a descender.
En el gráfico 4.1 aparece el comportamiento de los salarios agrícolas deflactados por los
índices de los precios del producto agropecuario, de los precios al consumidor y por los
precios de los alimentos al consumidor.
CUADRO 4.1
COLOMBIA: PARTICIPACIÓN DE LA REMUNERACIÓN AL TRABAJO DEL
SECTOR AGROPECUARIO EN EL PIB AGROPECUARIO Y EN LA
REMUNERACIÓN TOTAL AL TRABAJO.
(Mill. de $ corr.)
REMUN. ASALARIADOS PARTICIPACIÓN (%)
AÑO AGROPREC. TOTAL PIB AGROPEC. (3)= (4)=
(1) (2) (3) (1)/(2) (1)/(3)
1970 9910 51814 33308 19.1 29.8
1971 10888 61895 36663 17.6 29.7
1972 13195 74448 45755 17.7 28.8
1973 16878 91953 58672 18.4 28.8
1974 22164 119868 78604 18.5 28.2
1975 28410 153222 96766 18.5 29.4
1976 36910 197565 125768 18.7 29.3
1977 56653 265529 179344 21.3 31.6
1978 78160 361212 209550 21.6 37.3
1979 101396 486984 255190 20.8 39.7
1980 131085 659984 305718 20.0 42.9
1981 164961 848495 381639 19.4 43.2
1982 192008 1076969 468621 17.8 41.0
1983 232697 1339956 571548 17.4 40.7
1984 271423 1642852 671390 16.5 40.4
1985 320261 2017258 843738 15.9 38.0
1986 413233 2557635 1162141 16.2 35.6
FUENTE: Cálculos CIDSE, con base en DANE, “Cuentas Nacionales”.
27
Ver Kalmanovitz Salomón, “La Agricultura en Colombia”, DANE, Boletín de Estadística , No 277, 1974.
28
Ver Reyes Alvaro, “Ingresos laborales y empleo”, en Ocampo, Ramírez, El Problema ....., op. cit.
59
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Aunque estos tres salarios reales tienden a mantener un comportamiento similar, se observa
que en el período 1978-1980, los salarios deflactados por el índice de precios al
consumidor, lograron incrementarse mientras que deflactados por los precios del producto
agropecuario y alimentos, los salarios reales tendieron a caer.
60
CIDSE
mantenido las brechas de salario, frente al promedio nacional, sino que los salarios reales
no muestran signos de expansión significativa.
CUADRO 4.2
SALARIOS, TASAS DE OCUPACIÓN Y PRODUCTIVIDAD DEL SECTOR
AGROPECUARIO POR DEPARTAMENTOS
Se deduce entonces que los ingresos de la fuerza de trabajo asalariada localizada en centros
con una agricultura comercial dinámica y de gran magnitud, tienden a ser más altos.
También, que la fuerza de trabajo de las economías tradicionales localizada en un espacio
con gran presencia de economía moderna, encuentra mayores oportunidades de
complementar sus ingresos.
61
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 4.3
COLOMBIA: DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE OCUPADOS SEGÚN NIVELES
DE INGRESO POR POSICIÓN OCUPACIONAL EN EL SECTOR RURAL
(DICIEMBRE DE 1988)
La misma encuesta de hogares de 1988 ofrece una evidencia que apoya estas conclusiones.
En la región central, dominada por la actividad cafetera y eje de una agricultura comercial
de gran dinamismo, los ingresos de la fuerza de trabajo asalariada se concentran, en
comparación con las restantes regiones, en los niveles más altos. Pero no solo esto; algo
similar acontece con los ingresos de los trabajadores por cuenta propia, lo cual expresaría
29
Así lo confirma las cifras que estima el CIE en el caso de Córdoba y Sucre. Ver Arango M., op. cit.
62
CIDSE
mayores relaciones de intercambio entre la fuerza de trabajo del sector tradicional y del
sector moderno, lo que les permite complementar e incrementar sus ingresos.
CUADRO 4.4
REGIÓN ORIENTAL
TOTAL 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Hasta 12825 37.2 36.1 9.2 83.4 67.8 40.0 0.0
12826 25650 16.2 34.8 21.0 7.3 10.5 27.1 0.0
25651 32062 6.4 13.9 18.1 2.3 2.3 5.1 0.0
32063 51300 6.4 7.0 29.8 1.1 2.2 9.3 0.0
51301 64125 0.9 0.5 6.2 0.0 0.2 0.1 0.0
64126 76950 0.5 0.2 2.8 0.0 0.4 0.4 0.0
76951 120600 0.6 0.1 2.4 0.0 0.9 0.8 0.0
120601 128250 0.1 0.1 0.8 0.0 0.0 0.2 0.0
128251 179550 0.3 0.9 0.2 0.0 0.0 0.4 0.0
179551 256500 0.4 0.9 1.3 0.0 0.0 0.3 0.0
256501 y más 0.5 1.2 0.4 0.0 0.2 0.7 0.0
No tiene ingresos 22.2 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 100.0
No informa 8.3 4.3 7.7 5.8 15.4 15.6 0.0
63
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 4.5
REGIÓN PACIFICA
TOTAL 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Hasta 12825 33.4 26.8 7.9 77.8 54.8 33.6 0.0
12826 25650 19.9 30.8 16.3 8.0 18.1 21.4 0.0
25651 32062 12.5 25.5 25.5 8.2 1.3 5.5 0.0
32063 51300 9.0 10.8 28.4 0.9 4.4 12.0 0.0
51301 64125 1.6 1.5 7.8 0.0 0.5 2.0 0.0
64126 76950 1.1 0.8 4.9 1.8 0.1 5.0 0.0
76951 120600 0.8 0.1 2.4 0.0 0.8 5.4 0.0
120601 128250 0.2 0.1 0.2 0.0 0.2 1.9 0.0
128251 179550 0.4 0.9 0.0 1.9 0.1 1.5 0.0
179551 256500 0.1 0.2 0.1 0.0 0.0 0.5 0.0
256501 y más 0.5 0.9 0.1 0.0 0.3 2.0 0.0
No tiene ingresos 11.7 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 100.0
No informa 8.7 1.5 6.4 1.4 19.6 9.3 0.0
64
CIDSE
se señaló atrás, la inmovilidad de esta fuerza de trabajo se constituye en un factor que limita
las posibilidades de obtención de un mayor ingreso de esta fuerza de trabajo30.
Los factores que influyen en el comportamiento del salario nominal agrícola, precios de los
bienes agropecuarios, tasa de ocupación y productividad, permiten explicar los cambios en
la participación de la remuneración al trabajo en el producto sectorial. En efecto, ya que los
ciclos de los precios de los productos agropecuarios se asocian con los ciclos del producto y
simultáneamente, de acuerdo con la función de Salario estimado, con el comportamiento
del salario nominal y la tasa de ocupación, la participación de la remuneración varía de
acuerdo con estos ciclos.
La mayor participación en los ciclos de auge señala que el total de salarios tiene una
elasticidad mayor que uno frente al valor agregado agropecuario, lo que indicaría que la
elasticidad total, suma de las elasticidades del salario frente a los precios del producto
agropecuario y a la tasa de ocupación, es mayor que uno. Sin embargo, es muy probable
que el comportamiento mencionado a nivel de todo el sector, refleje fundamentalmente la
influencia del sector cafetero en donde sí se manifiesta claramente este fenómeno.
30
Aguilar y Perffetti llegan a estas mismas conclusiones en su trabajo sobre distribución del ingreso en el
sector rural. Ver de estos autores, “Distribución del ingreso y sus determinantes en el sector rural
colombiano”, Coyuntura Económica, Abril, 1987.
31
Ver sección sobre el mercado de trabajo en el sector cafetero.
65
DOCUMENTOS DE TRABAJO
CUADRO 5.1
COLOMBIA: EVOLUCIÓN DE LA REMUNERACIÓN REAL AL TRABAJO
AGROPECUARIO Y URBANO
(Indices 1975=100)
AÑO AGROPEC VAR. ANUAL URBANOS VAR. ANUAL
(%) (%)
1970 83.8 80.7
1971 82.3 -1.78 87.8 8.82
1972 87.6 6.45 92.6 5.48
1973 91.9 4.91 93.1 0.52
1974 96.4 4.87 96.8 3.93
1975 100.0 3.71 100.0 3.35
1976 108.3 8.34 107.3 7.34
1977 123.3 13.79 103.5 -3.61
1978 145.7 18.22 120.1 16.12
1979 151.5 3.94 131.1 9.15
1980 154.0 1.63 140.6 7.22
1981 151.3 -1.75 142.7 1.47
1982 141.3 -6.58 148.3 3.92
1983 143.0 1.16 154.8 4.43
1984 143.8 0.59 165.4 6.81
1985 136.1 -5.33 164.2 -0.72
1986 148.1 8.80 174.9 6.56
CUADRO 5.2
DETERMINANTES DEL SALARIO RELATIVO RURAL/URBANO.
66
CIDSE
Sin embargo, al tiempo que esto se produce, pueden generarse contradicciones con el
comportamiento del salario urbano. Como se observa en el cuadro 5.1, en algunos años,
mientras que la remuneración real del sector agropecuario lograba incrementarse
aceleradamente, la de los sectores urbanos se reducía. Estas contradicciones pueden ser
explicadas por las asociaciones de los precios del producto agropecuario con el nivel de
actividad del sector y con los salarios agrícolas y urbanos.
El resultado final de este tipo de relaciones, será un menor ritmo de actividad económica
derivado de las filtraciones que genera la oferta agropecuaria. Ya que el principal
componente de la demanda agregada de consumo proviene de los salarios, la filtración se
expresa en un menor crecimiento de los salarios reales.
Sin embargo, como se ha planteado aquí, los ciclos de los precios de los productos
agropecuarios se asocian positivamente con el comportamiento de los salarios reales
agrícolas. En este sentido, los salarios agrícolas compensarían parcialmente las filtraciones
de demanda que generan las condiciones de oferta. Por el contrario, dentro de condiciones
de bajos precios de los bienes agropecuarios, favorables a los asalariados del sector urbano,
los salarios agrícolas se encontrarían deprimidos.
En estas circunstancias, los salarios reales de los dos sectores pueden tener una dirección
inversa. Sin embargo, ya que en el corto plazo la oferta agropecuaria y, por consiguiente, la
tasa de ocupación, responde al comportamiento de los precios con cierto rezago, los
salarios reales de los dos sectores pueden tener una misma dirección. En efecto, ante una
situación de restricción de oferta agropecuaria y de baja tasa de ocupación, los precios del
sector tenderán a incrementarse afectando negativamente el salario real urbano pero
positivamente el agrícola. Este comportamiento de los precios inducirá una mayor oferta en
32
Un buen resumen de este enfoque aplicado a la economía colombiana se encuentra en Lora Eduardo, “El
corto plazo: actividad económica, inflación y políticas de estabilización”, en Ocampo J.A. y Lora E. (edit.),
Introducción a la Macroeconomía Colombiana, Tercer Mundo, Bogotá, 1989.
67
DOCUMENTOS DE TRABAJO
el período siguiente con consecuencias favorables sobre el crecimiento de los precios, bajo
ritmo de crecimiento de estos. En este período, los salarios reales urbanos se incrementarán
al igual que los agrícolas por estos por el efecto de la tasa de ocupación.
Esta situación parece haberse presentado en los años 1977 y 1978. En el año 77 la demanda
agregada logró un sustancial incremento gracias a las inyecciones de la bonanza cafetera.
Simultáneamente, la oferta agropecuaria y particularmente de alimentos presentó severas
restricciones que se tradujeron en fuertes crecimientos de los precios, afectándose el salario
real urbano. El agrícola por su parte, se incrementó aceleradamente. En el año 78, los
salarios relativos favorecieron al sector urbano gracias al lento crecimiento de los precios
agropecuarios consecuencia de un buen comportamiento de la oferta agropecuaria. Los
salarios reales de los dos sectores lograron incrementarse, aunque el urbano lo hizo con
mayor celeridad.
Estas relaciones entre los salarios agrícolas y urbanos pueden observarse con mayor
claridad en el gráfico 5.1
Dadas estas relaciones entre los salarios urbanos y agrícolas, las transferencias de ingreso
del sector urbano hacia el rural vía precios, son apropiadas parcialmente por los
trabajadores agrícolas. De esta forma, estos salarios logran compensar en cierto grado las
filtraciones provocadas por los precios de los productos agropecuarios.
La evidencia aquí ofrecida tiende a demostrar que los salarios agrícolas no son los
responsables de los mayores precios de los productos agropecuarios. Estos más bien
responden a las condiciones de la demanda agregada y a la misma política de precios
agrícolas.
33
Ver Lora E. , “El corto plazo...”, op. cit. y Ocampo J.A, “Imports controls, prices and economic activity in
Colombia”, mimeo, Fedesarrollo, 1989.
68
CIDSE
Ya que los salarios del sector cafetero están determinados en cierto grado por los precios
internos del café, y estos a su vez por los precios internacionales, los salarios reales estarán
en función de los precios internos reales del café. Por otra parte, si se supone que los
excedentes del sector cafetero tienen una propensión a consumir menor que uno, cuando los
salarios logran incrementar su participación en el valor agregado del sector, la demanda
agregada de consumo logrará una inyección adicional. Así mismo, si el precio interno real
del café cae, afectando el impulso exógeno, una mayor participación de los salarios podrá
servir de factor compensatorio al lograrse una mayor influencia sobre la demanda agregada.
69