De LA GARZA Mercado de Trabajo de Profesionistas en México
De LA GARZA Mercado de Trabajo de Profesionistas en México
De LA GARZA Mercado de Trabajo de Profesionistas en México
Introducción
Es parte de las polémicas sobre políticas educativas la reflexión de hasta que punto la
producción de profesionistas (niveles licenciatura y postgrado) debe ser guiada
fundamentalmente por el mercado, es decir por la demanda de los mismos por empresas
e instituciones, con la finalidad de evitar gastos improductivos por parte del Estado y
frustración de los egresados de las Universidades. Esto porque es la demanda que viene
de empresas e instituciones principalmente la que determina las ocupaciones, puesto que
el 80% de los profesionistas en México son asalariados y que, por tanto, las
Universidades deberían de captar las señales que vienen de los empleadores y ajustar la
producción de profesionistas a la demanda de los mismos y no lo están haciendo por
trabas institucionales. Al respecto señala la importante empresa de reclutamiento de
personal, Man Power:
..los planes de estudio están desvinculados de las necesidades reales del mercado
laboral” (Reforma, 21 de sept. del 2009, p. 11).
En esta lógica, se supone que las profesiones tradicionales tales como médico, abogado
y contador estarían saturadas y la oferta debería de dirigirse hacia las profesiones
relacionadas con la economía del conocimiento, principalmente informática,
telecomunicaciones y computación, sin dejar de lado, biotecnología, nuevos materiales,
etc. Añade Man Power: “Las posiciones que serán más demandadas en 2015 no existían
en 2006, como por ejemplo diseñador de blogs, diseñador de pantallas para
Blackberrym twitteros, diseñadores de Second Life” (op.cit)
En este camino se supondría también que profesiones humanísticas como Historia,
Filosofía, Letras serían prescindibles por su escasa demanda y, aunque no se dice
claramente, por su nula contribución para las empresas productivas. El objetivo de este
ensayo es problematizar algunas de las tesis comúnmente aceptadas:
1
Profesor investigador del postgrado en Estudios Laborales de la UAMI, email: egt@xanum.uam.mx
2
Doctor en Estudios Laborales por la UAMI
el lado de la oferta de profesionistas no es pasiva en el mercado de trabajo bajo la
perspectiva de construcción social del mercado y de la ocupación.
2. En esta lógica demostraremos que la poca demanda de nuevas profesiones y el
predominio de las antiguas debe analizarse no solo a partir de variables
económicas tradicionales, tales como inversión, producción, exportación, sino en
otro nivel que de cuenta de las características de los procesos de producción y
circulación de empresas e instituciones empleadoras que no solo limitan el
número de plazas de profesionistas sino orientan los tipos de profesiones
requeridas que no son, por ahora. en general las de la supuesta economía del
conocimiento en México.
3. Que las profesiones tradicionales están sobresaturadas, que hay una sobreoferta
de médicos, abogados, contadores y las ingenierías más antiguas como
profesiones que provocan gran desempleo entre estos profesionistas, y bajos
salarios entre los que logran emplearse.
Los análisis sobe Mercado de Trabajo han estado muy influenciados por la Economía
Neoclásica, en tanto considerarlo como el encuentro entre oferta de trabajo y demanda y
la preocupación por sus condiciones de equilibrio. A lo anterior se añaden supuestos
como que el que ofrece su fuerza de trabajo es un actor racional que equilibra la utilidad
que le dan las remuneraciones del futuro empleo con la satisfacción del ocio. En este
sentido las variables sociodemográficas se suponen dadas. Por otro lado, se presupone
que los patrones también son actores racionales y que su función de producción no
cambia, en esta medida para determinado nivel de producción o demanda del producto
se tendrá necesidad de cierta cantidad de trabajadores. Los que se ofrecen en el mercado
de trabajo y los que ofrecen empleo tendrían conocimiento total de dicho mercado de
trabajo, no habría monopolios ni acuerdos entre actores. Es decir, si no hubiera
imperfecciones del mercado se tendería al equilibrio entre oferta y demanda, si hubiera
mayor demanda que oferta de trabajo los patrones ofrecerían mas salarios y con esto
más trabajadores estarían dispuestos a emplearse, de tal forma que el salario tendería a
ser el de equilibrio. Este salario de equilibrio desde el punto de vista de la producción
coincidiría con su productividad marginal. Sin embargo, este Modelo de mercado
perfecto no solo contiene demasiados supuestos, sino que es posible oponerle otro
enfoque de actores que construyen dentro de ciertas restricciones unos su oferta y otros
su demanda de fuerza de trabajo (Granovetter y Swedberg, 2001) (Maki, 1993)(Nelson
y Winter, 1982)(Powell y Doerr, 1994)(Coase, 1960).
Vistos como actores, los que se ofrecen en el mercado de trabajo no simplemente
actúan como actores racionales equilibrando remuneraciones con ocio a través de una
optimización que es incalculable en la práctica, sino que están acotados por estructuras
diversas, entre estas se mueven y deciden a través de un proceso de construcción del
sentido de la decisión de trabajar y en donde hacerlo, la construcción de la Estrategia de
Empleo (Della Giusta, 2001). Entre estas restricciones estructurales desde el punto de
vista del individuo que se ofrece en el mercado de trabajo hay unas que son de carácter
sociodemográfico: la edad (las expectativas de empleo no son las mismas para las
diversas edades), el género y la etnia (hacia esto apuntan los estudios de discriminación
por género y etnia), la escolaridad (evidentemente que habrá empleos vedados para
individuos de escolaridad baja), el estado civil y número de dependientes (las
necesidades de sobrevivencia pueden ser diferentes para el casado y el soltero); otras
restricciones son la experiencia laboral anterior y la calificación (que abren
expectativas de empleo diferenciadas). Por otro lado, tendría que considerarse que la
expectativa de empleo puede variar según el ciclo vital y la coyuntura biográfica en la
que se encuentra el individuo. Además, cuando se trata de decisiones de emplearse que
involucran al grupo familiar se pueden engarzar con estrategias de sobrevivencia de la
familia. Finalmente, la ubicación en determinadas redes sociales, así como las
características e instituciones económicas, sociales y culturales del espacio urbano o
rural pueden influir en las expectativas de emplearse (Granovetter, 1992).
A todo esto tendrían que agregarse los aspectos relacionados con la cognición del
individuo acerca del mercado de trabajo en el que puede insertarse, los valores
culturales que pueden influir en decisiones, los estéticos, los discursivos y las formas de
razonamiento para construir una estrategia de empleo (de la Garza, 2001). Por
estrategia no estamos entendiendo simplemente la optimización neoclásica, sino la
cadena de decisiones acerca de un curso parcialmente ordenado y consciente de acción,
aunque contenga elementos llamados por aquella teoría irracionales, que conducen a
medidas tendientes a la obtención de empleo.
Como ya vimos estas estrategias de empleo no se generan por simples decisiones
individuales sino que están acotadas por estructuras que limitan o posibilitan los cursos
de acción, además implican una construcción en el plano subjetivo pero principalmente
en el plano práctico, que puede poner en juego a la familia, redes de amistad,
parentesco, paisanaje (Granovetter, 1985). La construcción de la estrategia de empleo es
también la construcción del espacio social donde opera, es decir, el conocimiento, las
relaciones y expectativas acotadas de dichas estrategias que nunca conciben al mundo
entero como su espacio, sino que este es delimitado por factores estructurales,
subjetivos y de relaciones sociales y económicas (Cicourel, 1996).
Por el lado de la demanda de fuerza de trabajo, el actor fundamental capitalista es el
empresario. Evidentemente que un aumento en la escala de la producción de la empresa
puede implicar el incremento en demanda de trabajo, pero resulta improcedente suponer
que la función de producción es constante y en particular que en condiciones de
equilibrio el salario igualará a la productividad marginal del trabajador (Chandler,
1984)(Di Maggio, Powell y Walters, 1991)(North y Weingast, 1989). La demanda de
trabajo también es una construcción social que se relaciona en un nivel abstracto con la
acumulación de capital, pero que está muy influenciada por las características del
mercado del producto, el tamaño de los establecimientos, si hay actividad exportadora,
la propiedad del capital, el nivel de la productividad, la región y si la empresa es parte
de un clusters. Estos factores influyen a su vez como variables estructurales sobre la
construcción de las estrategias empresariales de producción y en particular de
construcción de las ofertas de ocupación (Hollignsworth y Boyer, 1997)(Axeltrod,
1984). Es decir, los empresarios pueden acuñar diversas estrategias de demanda de
trabajo (número de ocupados, calificaciones de cada ocupación, salarios, etc.)
presionados por variables estructurales: al nivel macro (macroeconomía,
macroinstitucionales, macropolíticas, macroculturales) o micro (mercado del producto,
configuración sociotécnica del proceso productivo, entorno local del mercado de
trabajo, de clientes y proveedores, del dinero, de la tecnología, sindical, gubernamental,
cultural) (Heckarthorn, 1997)(Hirschmann, 1977). Los empresarios modernos,
combinando aspectos de ciencias diversas pretenderían dar un sentido puramente
racional a sus decisiones, pero en la realidad se combinan con aspectos subjetivos que
les vienen de las culturas empresariales, corporativas, profesionales y regionales. Es
decir, las estrategias empresariales de oferta de ocupaciones no pueden desligarse de las
estrategias productivas y de gestión de la mano de obra (Cimoli y Dosi, 1994). En otras
palabras, el emplear no es para el empresario ni para el trabajador el punto final de
encuentro entre oferta y demanda de trabajo sino el inicio del uso productivo de la
fuerza de trabajo (Coase, 1937)(Dosi, 1994). Dentro de estas estrategias de producción,
gestión y ocupación se encontrarían las decisiones tecnológicas, organizacionales, de
relaciones laborales (incluidas las de flexibilidad laboral), las de promoción,
capacitación, rotación interna, bonos, escalas salariales y por supuesto los perfiles
demográficos, sociales, laborales y hasta culturales de la mano de obra que se preferirá
emplear. Una versión puramente racional de la estrategia de oferta ocupacional llevaría
a la respuesta fácil de ser aquella la que permita máxima productividad con el mismo
salario; sin embargo, no hay manera de calcular a priori, sin extremas simplificaciones,
cual sería esa mano de obra y en esa medida los supuestos teóricos neoclásicos para el
empresario en la práctica se convierten en supuestos en parte subjetivos acerca del
desempeño futuro de la mano de obra. Podrán aplicarse pruebas diversas de aptitudes,
conocimientos, actitudes, pero el hecho es que estas pruebas no garantizan el
desempeño futuro del trabajador, empezando porque ese desempeño será en un
ambiente colectivo del trabajo. Habría que agregar a las presiones estructurales que
juegan sobre la construcción social de la política empresarial de oferta de ocupación, las
que vienen del sistema de relaciones industriales, cuando este funciona (leyes laborales,
de seguridad social, instituciones de vigilancia de condiciones de trabajo, contratos
colectivos, acuerdos corporativos con los sindicatos) (Di Maggio y Powell,
1983)(Williamson, 1985). En otras palabras, la demanda de trabajo es una construcción
social, sobre todo del empresario aunque en interacción con otros actores, acotado por
estructuras diversas del mercado del producto, de la oferta de trabajo externa a la
empresa, construido y delimitado social, cultural y políticamente, por la interacción con
otros actores como sindicatos, gobiernos u otras empresas, que se configuran y
reconfiguran en torno de la construcción de la decisión y la estrategia de cuantos
emplear, con que características y cuanto pagarles. Es decir, en esa construcción de la
demanda de trabajo también influyen las cogniciones limitadas de las gerencias, junto a
sus valoraciones culturales, estéticas, con la ciencia intervienen formas de razonamiento
cotidiano para llenar huecos, a veces por encima de la propia ciencia, cuando toman la
forma de prejuicios, tradiciones, costumbres, rituales o mitos empresariales (Ouchi,
1980). Por supuesto dentro de estas construcciones se encuentran los propios conceptos
de Trabajador, Trabajo y Salario.
El encuentro entre los actores que intervienen en la construcción social de la oferta y
la construcción social de la demanda de trabajo constituye la construcción social del
mercado de trabajo. Estas dos construcciones no tienen porque coincidir y en esa
medida la del mercado ser una articulación parcial. El que busca empleo por
determinado salario puede no encontrarlo y su decisión no siempre será ofrecerse por
menor salario, también puede emigrar, es decir redefinir los límites socio espaciales de
su oferta. Asimismo, el que demanda trabajo puede no encontrar los trabajadores que
busca dispuestos emplearse por el salario ofrecido, no siempre su decisión será ofrecer
mayores salarios, también puede reestructurar su proceso productivo o trasladarse a otra
localidad, con ellos estará redefiniendo socialmente el espacio de su demanda y oferta
de trabajo. Finalmente, estos encuentros o desencuentros entre la oferta y demanda de
trabajo implica comúnmente también una jerarquía en cuanto a poder, las empresas
tienen mayores recursos de poder para la construcción de su demanda que los
trabajadores de su oferta; en esta medida es común que se encuentren mejor
posicionados que los trabajadores para fijar condiciones al empleo, que debe ser visto
como un aspecto más de la construcción social del mercado (Williamson,
1991)(Granovetter, 1994).
El análisis anterior ha ilustrado algunas dimensiones de los encuentros y
desencuentros entre la construcción social de la oferta y la demanda de trabajo, sin
pretender esclarecer todos los aspectos que pueden intervenir en cada caso concreto. En
otras palabras la demanda de trabajo ciertamente que se relaciona con la acumulación
del capital. Manteniendo todas las otras variables que pudieran influir sobre la demanda
de trabajo constante un crecimiento en el producto implicará una elevación en el
empleo. Pero a partir de este punto, el segundo factor central será la estrategia
empresarial de producción y de gestión de la mano de obra las que repercutirán sobre la
de la ocupación. Estas estrategias tienen detrás el interés por optimizar el uso de los
recursos productivos, pero los empresarios están lejos de tener una fórmula precisa de
optimización. Primero, porque no hay ciencia total, unificada acerca del empleo
productivo de la fuerza de trabajo, desde el momento en que intervienen muchos
factores blandos no incorporados estrictamente a las ecuaciones microeconómicas de
optimización (Arrow, 1974). Segundo, porque lo que interesa finalmente a la empresa
es el uso productivo de la fuerza de trabajo y este comportamiento no puede ser
estrictamente predicho como relación social que es, por la existencia de espacios
inevitables de incertidumbre en el proceso productivo y en el comportamiento de los
actores que se van llenando con negociación implícita o conflictivamente como
relaciones de poder (North, 1986). Es decir, la política de personal, dentro de la cual
estaría la de ocupación, está influenciada por la estrategia empresarial de producción,
dentro de esta la de gestión de la mano de obra. En cuanto a estrategias de producción
las pude haber de tipo tecnologicista, que ponen el acento en la automatización; otras de
reorganización del trabajo y cambio en las relaciones laborales; y otras de simple
reducción de costos, en particular los laborales. Por supuesto que pueden darse
combinaciones entre estas estrategias. Como parte de la estrategia está la preferencia
por cierto perfil sociodemográfico, laboral y salarial del trabajador. No hay
determinismo de un factor en especial sobre las características de la fuerza de trabajo,
en todo caso existen espacios de posibilidades con limitaciones que pueden ser vistas
como parámetros. Una opción tecnológica u organizacional puede aceptar varios
perfiles sociodemográficos (edad, escolaridad, género, estado civil, experiencia) laboral
(tipo de contratación, capacitación, calificación) o salarial (salario base, prestaciones,
bonos). Sobre las decisiones de emplear un tipo de trabajador u otro influyen, además
de los costos, la tecnología, la organización del trabajo, las relaciones laborales, la
oferta de trabajo del entorno, las políticas de empleo de empresas similares y de la zona,
las leyes laborales, las políticas sindicales y gubernamentales, y las culturas
empresariales sobre todo en cuanto a su concepción sobre los trabajadores, el salario y
el trabajo (Baker, 1984). Todo esto puede ser pertinente para el empleo de
profesionistas, las empresas e instituciones establecen parámetros para emplear, por
ejemplo perfiles de los profesionales, pero no todo el que dispone de recursos para
emplear encuentra lo que se propone, muchas veces tienen que conformarse no con
soluciones óptimas sino satisfactorias. Habría que agregar que un camino frecuente para
emplearse la mano de obra en muchos países son las redes sociales de amigos,
compadres, parientes que pueden alejar también de ideales de optimización.
Las profesiones con mayor número de ocupados al primer trimestre del 2009 en
México fueron administración, contaduría y finanzas, derecho, ingeniería mecánica,
industrial y textil, de la madera y formación docente en educación preescolar y primaria.
Es decir, las carreras tradicionales siguen siendo las de mayor ocupación en el país.
Cuadro No. 1: Carreras con mayor número de ocupados (primer trimestre del 2009)
En este listado se encuentran las carreras de nivel superior, con mayor número de
profesionistas ocupados y el porcentaje respectivo de estos, que se ocupan en
actividades productivas relacionadas con sus estudios. Fuente: ENOE, STPS-INEGI
Por otra parte, un tercio de los egresados (31.4%) de educación superior no se ocupan
en actividades que correspondan con lo que estudiaron. Los datos de la ENOE muestran
para el primer trimestre del 2009 que las carreras en las que hay mayor correspondencia
entre cierta formación y la actividad realizada son: profesor de primaria y preescolar,
formación docente de educación especial, música y danza, educación musical, canto,
teatro y cinematografía, medicina, terapia y optometría. Las que menos se corresponden
son: ingeniería de transporte, aeronáutica, naval, pilotos aviadores y turismo. Las
carreras tradicionales, derecho (69.17%) y medicina (91.61%), contaduría y finanzas
(86.08%), arquitectura e ingeniería civil son más elevadas en los porcentajes de los
egresados que se dedican a su profesión que ingeniería de computación y de la
información (62.39%).
Cuadro No. 2 : Porcentaje de profesionistas ocupados en lo que estudiaron
En este listado se encuentran las carreras de nivel superior con mayor porcentaje de
profesionistas ocupados en actividades productivas relacionadas con los estudios
realizados. Fuente: ENOE, STPS-INEGI
En este listado se encuentran las carreras de nivel superior que registran tasas de crecimiento
elevadas en la ocupación en los últimos cinco años y que además tienen un número menor de
egresados de las instituciones de educación superior. Fuente: ENOE, STPS-INEGI y SEP.
Ingeniería Topográfica,
Hidrografica, Geológica y $11,970.13
Geodesta
Filosofía y Humanidades $11,931.92
Ciencias Políticas,
Administración Pública y $11,633.27
Relaciones Internacionales
Antropología y Arqueología y
$11,588.87
Etnología
Ingeniería Eléctrica y
$11,574.80
Electrónica
Ciencias del Mar $11,500.79
Economía $11,144.80
Administración $10,954.23
Diseño Industrial y de Interiores
$10,943.05
y Textil
Geografía $10,923.78
Mercadotecnia $10,552.50
Contaduría y Finanzas $10,285.33
Ecología, Ingenieria Ambiental y
$10,280.90
Ciencias Atmosféricas
Veterinaria y Zootecnia $10,060.33
Continuación…
Derecho $9,951.10
Ingeniería en Computación e
$9,691.31
Informática
Biología y Biotecnología $9,574.15
Odontología $9,562.97
Agronomía $9,516.11
Química Farmacéutico-Biológica $9,445.15
Ciencias de la Comunicación $9,348.00
Turismo $9,025.37
Nutrición $9,001.85
Artes Plásticas $8,931.80
Bioquímica $8,766.89
Teatro y Cinematografía $8,659.00
Diseño Gráfico $8,532.03
Ingeniería Pesquera $8,433.50
Por rama de la economía, los profesionistas con mejores ingresos (el promedio por
profesionista es de $10203.00) están en la industria extractiva, seguida de servicios
profesionales y educación y salud
Las carreras con mayor crecimiento en la ocupación en los últimos 5 años y con el
ingreso de los profesionistas no estuvieron relacionadas con computación e informática,
así como tampoco estas últimas implican el mayor porcentaje de sus egresados
empleados en actividades para las que estudiaron.
En cuanto a otra condiciones de trabajo, las profesiones más tradicionales como
abogacía, contaduría y administración, alrededor del 50% de sus miembros se
encentran adscritos a algún régimen de seguridad social, principalmente al IMSS, igual
que las ingenierías tradicionales (mecánica, química, metalúrgica, petrolera, minas,
civil, industrial), las nuevas profesiones en informática y telecomunicaciones se
encuentran sobre todo en el IMSS. Con respecto de prestaciones como vacaciones,
aguinaldo, habitación, SAR y reparto de utilidades, en el primer grupo casi la mitad las
tienen, en el segundo también, así como en las más actuales. El empleador en las
tradicionales es un despacho o empresa, en el segundo grupo se reparten entre gobierno,
empresa privada, por su cuenta; en las modernas son eminentemente empleados de
empresas privadas; en cuanto a condición laboral, los tradicionales son sobre todo
asalariados y en parte los del grupo dos, en cambio los informáticos y de
telecomunicaciones aumentan su condición de asalariados con respecto de los dos
grupos anteriores. Finalmente, las ocupaciones de administración e ingeniería industrial
son compartidas por administradores de profesión, pero además con diversos tipos de
ingenierías y en el caso de administradores con economistas, por lo que respecta de los
informáticos, estos comparten sus puestos con diversos tipos de ingenieros.
Es decir, no resultó cierto que la informática y las telecomunicaciones estén
avasallando a las otras profesiones, ni en demanda, salario, o mejores condiciones de
trabajo. En cambio, profesiones despreciadas por su supuesto carácter no productivo y
atendiendo a la baja producción de estos profesionistas, como las humanidades,
resultaron en varios indicadores en mejores condiciones que las ocupaciones propias de
la sociedad del conocimiento
III. Las Limitaciones del Modelo Productivo
Mano de obra:
Manufactura no maquiladora: el 50% son obreros generales (no especializados)
Maquila: 64.2% obreros generales
Vinculación:
Manufactura no maquila: porcentaje de establecimientos que forman clusters el 0.04%
Maquila: 0.35%
Cuadro No. 7: Distribución de la población ocupada por nivel educativo (mayo 2009)
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