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Magistrado Ponente:
Dr. JUAN CARLOS HENAO PÉREZ
dentro del trámite de revisión de los fallos emitidos por la Sala Civil del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá y la Sala de Casación Civil de
la Corte Suprema de Justicia, en primera y segunda instancia, respectivamente.
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I. ANTECEDENTES.
1. Hechos.
Adujo el demandante en tutela que en dicho trámite alegó como fuerza mayor
que impedía el cumplimiento de su obligación su condición de persona
desplazada por la violencia, situación que le fue reconocida en octubre de
2001. Asimismo, argumentó que tenía derecho a ser beneficiario del Programa
Nacional de Reactivación Agropecuaria –PRAN el cual le permitía la
reestructuración de la deuda y la suspensión de los procesos ejecutivos
adelantados en razón a ésta.
2. Solicitud de tutela.
Adicionalmente afirmó que “no he presentado otra acción de tutela por los
mismos hechos y derechos, toda vez que la acción de tutela presentada con
anterioridad, tuvo como objeto la inclusión al PRAN, y esta tutela tiene como
fin, la terminación inmediata del proceso ejecutivo llevado en mi contra y la
revocación de decisiones judiciales por ser constitutivas de una vía de hecho”.
3.1 El Juzgado Cuarenta y Siete Civil Municipal de Bogotá señaló que “la
acción ejecutiva que ha ocupado la atención de este operador judicial, no ha
vulnerado en manera alguna derechos fundamentales como los que se
pretenden endilgar, y como se viene diciendo, la situación particular del
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3.2 El Juzgado Diecinueve Civil del Circuito de Bogotá adujo que en el proceso
ejecutivo No. 05-0024 de la Caja Agraria en Liquidación contra Ricardo
Montealegre Molina se profirió sentencia en segunda instancia el 31 de agosto
de 2006 y que las actuaciones surtidas en este despacho fueron devueltas al
Juzgado de origen el 28 de noviembre de 2006.
Manifestó que “no se estructuran los fundamentos de hecho que invocan los
accionantes (sic) para que resulte viable la prosperidad de la acción invocada,
pues la actuación se ha ajustado en un todo a la normatividad sustancial y
procesal pertinente, por lo que no puede haberse incurrido en violación a
derecho fundamental alguno, tanto de las partes como de terceros”.
Finalmente dijo que “ya se terminó el proceso ejecutivo del Juzgado 47 Civil
Municipal de Bogotá, pues ya hubo sentencia y apelación, está pendiente el
remate, es decir, el proceso ya se terminó”.
4. Pruebas relevantes aportadas al proceso.
ajeno a su voluntad, toda vez que, como ha quedado expuesto, la única causa
es la fuerza mayor consistente en el desplazamiento de su residencia y lugar de
trabajo”. (fl. 45-48 cdno. 1 Proceso ejecutivo)
3. El demandado señaló en el proceso que “el crédito a [su] cargo (…) materia
del proceso de la referencia tiene el carácter de crédito agropecuario y por tal
razón es factible de obtener la suspensión de su trámite puesto que existe un
convenio para la compra de la cartera agropecuaria entre el Ministerio de
Agricultura y el Desarrollo y Finagro, denominado PRAN, lo cual se encuentra
establecido y reglamentado mediante los decretos números (…). El señor
Montealegre ha solicitado a la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero
que tenga en cuenta que el crédito que es objeto del presente proceso es
agropecuario y en consecuencia ser aplique la suspensión del proceso, pero
ello no ha sido resuelto, por lo cual formuló a dicha Caja un derecho de
petición el 5 de octubre del año en curso (…) (fl. 87-88)
Adujo que “la tutela pretende evitar un daño irremediable, producido por el
remate del bien, pues me causaría graves lesiones, al adjudicarse el
patrimonio por el cual tanto luché y que casi me cuesta la vida, para que se le
entregue a terceros que se aprovechan de los bajos costos del terreno que ha
sido arrebatado a una persona desplazada por entidades del Estado,
vulnerando mis derechos fundamentales y las de mi grupo familiar”.
1. Competencia.
2.1.3 Respecto de las razones por las cuales hasta el 12 de noviembre de 2009
presentó acción de tutela contra un proceso ejecutivo cuya sentencia de
segunda instancia fue proferida el 31 de agosto de 2006, argumentó el
accionante que: a) “el abogado que [l]e colaboraba en forma gratuita en el
proceso Ejecutivo Hipotecario falleció el 5 de febrero de 2007, después de una
larga y penosa enfermedad sufrida en el segundo semestre de 2006”, b) “por
[su] condición de desplazado, ha sido imposible desde siempre pagar
honorarios de abogados”, c) es “un pequeño productor agropecuario,
despojado de sus tierras, que como otros miles de agricultores, [se] [vio]
obligado a dejar todo, y a salir de [su] predio a causa de la presión de los
grupos armados ilegales, y al huir de nuestras tierras, muchos de nosotros
quedamos con deudas que no hemos podido pagar porque perdimos no
solamente nuestra capacidad productiva, sino también económica; es decir,
abandonamos nuestro proyecto de vida, y en estos momentos las deudas se han
vuelto impagables por parte de nosotros los desplazados y nuestra situación
sicológica, social y económica”; d) “no cuento con los conocimientos jurídicos
que indicaban que la presentación de la tutela se debía realizar en cierto
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Anexó copia del fallo emitido por la Sala Civil del Tribunal Superior de Bogotá
en la acción de tutela presentada por el accionante contra Ministerio de
Agricultura y Desarrollo Rural Finagro y Caja Agraria en Liquidación, en la
que se solicitó que “el accionante a través de su solicitud, pretende se incluya
en el Programa de Reactivación Agropecuaria PRAN y/o PRAN CAFETERO,
lo cual no logró por errores cometido tanto por la CAJA DE CRÉDITO
AGRARIO, INDUSTRIAL Y MINERO EN LIQUIDACIÓN como por el
FONDO PARA EL FINANCIAMIENTO DEL SECTOR AGROPECUARIO,
FINAGRO”.
2.2 Esta Sala de Revisión por medio de auto del 9 de septiembre de 2010
dispuso adoptar una medida cautelar y “ordenar al Juez Cuarenta y Siete Civil
Municipal de Bogotá la suspensión provisional del proceso ejecutivo mixto
número 05-0024 iniciado por la Caja Agraria en Liquidación contra Ricardo
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3. Consideraciones.
1. Previo a fijar el problema jurídico que debe esta Sala resolver, es imperioso
determinar lo que pretende el accionante en esta acción de tutela, como quiera
que en la demanda de amparo luego de enlistar diez pretensiones, finalmente
solicita la terminación del proceso ejecutivo por cuanto las decisiones
judiciales, según su parecer, constituyeron vía de hecho. Frente a esta
circunstancia, se solicitó al accionante aclarar su pretensión en sede de tutela,
ante lo cual señaló, como ya se ha anotado, que:
3. Así, las actuaciones judiciales deben ser la expresión de los principios que
gobiernan el Estado Social de Derecho, esto es, deben estar acordes con el
imperio de la ley y propender por la realización de los derechos fundamentales.
1
T-096-10, T-101-10, T-213-10.
2
Entre muchas sentencias ver: T-381-04, T-363-06, T-565-06, T-661-07, T-213-08, T-210-08, T-249-08, T-
027-08.
3
C-590-05.
4
Artículo 228: La Administración de Justicia es función pública. Sus decisiones son independientes. Las
actuaciones serán públicas y permanentes con las excepciones que establezca la ley y en ellas prevalecerá el
derecho sustancial. Los términos procesales se observarán con diligencia y su incumplimiento será
sancionado. Su funcionamiento será desconcentrado y autónomo.
5
Artículo 230: Los jueces, en sus providencias, sólo están sometidos al imperio de la ley. La equidad, la
jurisprudencia, los principios generales del derecho y la doctrina son criterios auxiliares de la actividad
judicial.
6
Artículo 5° de la Ley 270 de 1996: La Rama Judicial es independiente y autónoma en el ejercicio de su
función constitucional y legal de administrar justicia. Ningún superior jerárquico en el orden administrativo o
jurisdiccional podrá insinuar, exigir, determinar o aconsejar a un funcionario judicial para imponerle las
decisiones o criterios que deba aportar a sus providencias.
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c. Defecto fáctico, que surge cuando el juez carece del apoyo probatorio que
permita la aplicación del supuesto legal en el que se sustenta la decisión.
d. Defecto material o sustantivo, como son los casos en que se decide con base
en normas inexistentes o inconstitucionales o que presentan una evidente y
grosera contradicción entre los fundamentos y la decisión.
7
T-565-06.
8
C-590-05.
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6.2. Dentro del proceso ejecutivo que se censura, se agotó el medio de defensa
judicial ordinario, esto es, la presentación del recurso de apelación contra la
sentencia de primera instancia.
6.3. Los argumentos y las pruebas que se invocan en esta solicitud de amparo
por parte del accionante fueron igualmente mencionados en el proceso materia
de reparo. Así, evidencia esta Sala que el hoy accionante al contestar la
demanda en el proceso ejecutivo objeto de censura adelantado por la Caja
Agraria en Liquidación en su contra, señaló como excepción perentoria la
fuerza mayor en razón al desplazamiento del que se vio obligado9. Del mismo
modo, el hoy demandante señaló en el proceso que se censura su derecho a ser
beneficiario del programa de reactivación económica PRA10.
9
Ver acápite de pruebas literal e) numeral 2°.
10
Ver acápite de pruebas literal e) numeral 3°.
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6.5.4. Con base en lo anterior esta Corte ha establecido que el juez de tutela
debe determinar si se satisfizo o no este requisito teniendo en consideración:
“(i) Si existe un motivo válido que justifique la inactividad del accionante;
(ii) La afectación de los derechos fundamentales de terceros; (iii) Si existe un
nexo causal entre el ejercicio inoportuno de la acción y la vulneración de los
derechos de los interesados; (iv) La permanencia en el tiempo de la
vulneración o amenaza de los derechos fundamentales del accionante; (v) La
situación de debilidad manifiesta en la que se encuentra el actor como
fundamento para considerar que la carga de interponer la acción de tutela
resulta desproporcionada”12.
6.5.6 Frente a los anteriores argumentos, considera esta Sala teniendo en cuenta
los requisitos establecidos en el numeral 6.5.4. que la inmediatez, como
requisito de procedibilidad, en este caso se encuentra satisfecho.
11
T-491-09, T-189-09.
12
Su-961-99, T-792-00, T-563-05, T-576-10, entre otras.
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6.5.6.2. Se constata asimismo por esta Sala que la vulneración de los derechos
fundamentales del accionante persiste, en virtud de que su situación
excepcional de desplazamiento no fue considerada como válida en el proceso
ejecutivo censurado, generando la afectación al bien objeto de embargo, lo cual
en este contexto no implica solamente un perjuicio a la propiedad como
garantía de una obligación, sino que va más allá e implica el afianzamiento en
el menoscabo de sus derechos ya vulnerados por el desplazamiento forzado.
6.5.6.3. Finalmente, advierte esta Sala que con el análisis de las decisiones
censuradas, se afectarían derechos de terceros. Sin embargo, dicha
circunstancia no implica la improcedencia de la acción, como quiera que los
terceros, que serían las partes en el proceso ejecutivo censurado, se encuentran
debidamente notificados del curso de esta acción de tutela y precisamente por
ser parte del proceso reprochado conocen desde la contestación de la demanda
en el mencionado trámite ejecutivo de la situación de desplazamiento en la que
se encuentra el accionante.
13
T-792-09
14
C-278-07.
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9. Para desarrollar este acápite esta Sala se pronunciará sobre las circunstancias
que caracterizan el hecho del desplazamiento forzado (10), analizará si dichas
circunstancias impiden el cumplimiento de una obligación (11), y si ese
impedimento influye en el derecho del acreedor de hacer exigible la misma
(12). Desarrolladas las anteriores premisas, se pasará a determinar si los jueces
de instancia incurrieron en algunos de los defectos previstos en el numeral 5 de
esta providencia y que por ende hagan meritorio el amparo del derecho al
debido proceso y a la defensa del hoy accionante (13).
10. El artículo 1° de la Ley 387 de 1997 establece que “es desplazado toda
persona que se ha visto forzada a migrar dentro del territorio nacional
abandonando su localidad de residencia o actividades económicas habituales,
porque su vida, su integridad física, su seguridad o libertad personales han
sido vulneradas o se encuentran directamente amenazadas, con ocasión de
cualquiera de las siguientes situaciones: conflicto armado interno, disturbios y
tensiones interiores, violencia generalizada, violaciones masivas de los
Derechos Humanos, infracciones al Derecho Internacional Humanitario u
otras circunstancias emanadas de las situaciones anteriores que puedan
alterar o alteren drásticamente el orden público” (Resalta la Sala).
Los Principios Rectores de los desplazados internos los definen como “las
personas o grupos de personas que se han visto forzadas u obligadas a escapar
o huir de su hogar o de su lugar de residencia habitual, en particular como
resultado o para evitar los efectos de un conflicto armado, de situaciones de
violencia generalizada, de violaciones de los derechos humanos o de
catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, y que no han cruzado
una frontera estatal internacionalmente reconocida”15 (Resalta la Sala).
15
C-372-09.
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16
T-302-03, T-025-04.
17
Se transgrede así el derecho a la vida en condiciones de dignidad, a escoger lugar de domicilio, al libre
desarrollo de la personalidad, a la libertad de expresión y de asociación, a la unidad familiar, a la salud, a la
integridad y a la seguridad personal, a la libertad de circulación por el territorio nacional, a permanecer en el
sitio escogido para vivir, al trabajo, a la libertad de escoger profesión u oficio, a la alimentación mínima, a la
educación, a una vivienda digna, a la paz, a la personalidad jurídica y a la igualdad (Su-1150-00).
18
T-025-04.
19
Su-1150-00, T-721-03, T-025-04, T-821-07, T-800-07.
20
El argumento del deber de solidaridad de los particulares que prestan un servicio público, ya sea bancario o
sea la prestación de un servicio público domiciliario, respecto de las personas víctimas del desplazamiento
forzado ha sido analizado en los siguientes casos: T-268-08, T-792-09,
T-2.597.560 22
Así, para esta Sala es factible concluir que el hecho del desplazamiento forzado
constituye un acontecimiento de fuerza mayor para quien lo padece, por cuanto
este hecho no se deriva del afectado, sino que precisamente por ser forzado, no
media la voluntad de quien lo sufre (inimputable). Además, es un hecho inserto
en el conflicto armado o en la violencia generalizada que hace imposible evitar
que se presente (irresistible) y que afecta el statu quo de quien lo padece sin
que sea posible prever los inicios o al menos el alcance del mismo
(imprevisible).
21
C-1186-08. En esta sentencia se hace referencia a que la Corte ha señalado que las víctimas de los delitos de
secuestro, desaparición forzada, toma de rehenes y desplazamiento forzado están sometidas al imperio de una
fuerza mayor. Ver igualmente las Sentencias T-015-95, C-690-96; T-1337-01; T-786-03; T-013-07; T-821-07.
22
La fuerza mayor o caso fortuito es definida por el artículo 64 del Código Civil como “el imprevisto a que no
es posible resistir, como un naufragio, un terremoto, el apresamiento de enemigos, los autos (sic) de autoridad
ejercidos por un funcionario público”.
Con respecto a la fuerza mayor, esta Corte ha señalado (T-518-05), que es una causal de inexigibilidad de la
obligación y que se caracteriza, siguiendo a la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia
(Sentencia del 13 de noviembre de 1962), por tratarse de un acontecimiento inimputable, imprevisible e
irresistible. De este modo, la circunstancia de fuerza mayor se configura cuando a) ésta no se derive en modo
alguno de la conducta culpable del obligado, de su estado de culpa precedente o concomitante del hecho
(inimputable), b) el suceso escapa a las previsiones normales, esto es, que ante la conducta prudente adoptada
por el que alega el caso fortuito, era imposible de preverlo. Que dentro de las circunstancias normales de la
vida, no sea posible contemplar por anticipado su ocurrencia (imprevisible) y c) ante las medidas tomadas fue
imposible evitar que el hecho se presentara. Que el agente no puede evitar su acaecimiento ni superar sus
consecuencias (irresistible).
T-2.597.560 23
obligación. Tal impedimento no debe ser ignorado por el Estado ni por las
instituciones que prestan servicios públicos, en razón a la función social que
desarrollan de garantizar ya sea de manera directa o indirecta, respectivamente,
derechos fundamentales.
12.2 Si se parte de que el dinero no perece y que por esta circunstancia puede
asemejarse a una obligación de género, se ha de señalar que el deudor no puede
alegar, como motivo o causa de la extinción de su obligación la pérdida de la
cosa debida, de allí que no se pueda alegar la imposibilidad absoluta de cumplir
la prestación, ya que, siguiendo al tratadista Hinestrosa en lo que respecta a las
obligaciones de género, “mientras haya individuos de los caracteres indicados
habrá de realizar la prestación real (débito primario), con posibilidad de
aducir la fuerza mayor impeditiva del cumplimiento sólo en cuanto al retardo
(art. 1616 [2] C.C.), pero no en lo que atañe con la inejecución definitiva”25.
12.3 Ahora, como se trata de que no ha desaparecido un bien, sino que existe
un cambio de circunstancias del deudor, como producto del desplazamiento
forzado, que le impiden el cumplimiento de la obligación dineraria, se ha de
señalar que dicha situación no ha sido ajena a la teoría jurídica. Al respecto
existen figuras jurídicas26 como la teoría de la imprevisión, que buscan la
equidad en las obligaciones producto de un contrato.
23
La aclaración respecto de que se trata de una obligación dineraria es pertinente, como quiera que éste tipo de
obligaciones tienden -pues no es un debate cerrado- a enmarcarse dentro de las obligaciones de género que
tienen una regulación diferente con respecto a las obligaciones de cuerpo cierto cuando se trata de la
configuración de una fuerza mayor. De este modo, por acaecimiento de la fuerza mayor las obligaciones de
cuerpo cierto se extinguen y con base en esto se ha desarrollado la teoría de los riesgos. Mientras que cuando se
trata de obligación de género, la ocurrencia de una fuerza mayor no hace que perezca el objeto, como quiera
que se trata de bienes que no se extinguen. La fuerza mayor o caso fortuito no procede cuando se trata de
obligaciones de género (Corte Suprema de Justicia 5 de julio de 1935 Gaceta XLII-52).
24
Hinestrosa Fernando, Tratado de las Obligaciones, Concepto, Estructura, Vicisitudes, Tomo I, Universidad
Externado de Colombia, Bogotá, 2003, pág. 140.
25
Ibdíem, pág. 140.
26
Al respecto la Corte Suprema ha dicho que:
“Figuras jurídicas como abuso del derecho, responsabilidad civil, móvil determinante, enriquecimiento sin
causa, fraude a la ley, buena fe, estado de necesidad, usura, imprevisión y otros, modifican la simple exégesis
legal, de los actos y negocios jurídicos en su nacimiento, desarrollo y cumplimiento, desde el punto de vista de
las personas, las situaciones, las cosas y los objetivos. La justificación de tales nociones jurídicas radica en
que el derecho no es lógico sino económicamente ético” (Sentencia del 25 de febrero de 1937 Corte Suprema
de Justicia).
“De ahí que, frente al formalismo del texto literal de la ley, y por más acentuado que sea el carácter de jus
strictum de las normas monetarias, aun los regímenes que se mantienen dentro de un cuadro de estricta
seguridad jurídica conservan –como lo apunta Villar Palasi- válvulas de escape: el principio general de la
buena fe, el abuso del derecho, la función de la causa ilícita, la cláusula rebus sic stantibus, son otros tantos
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29
Corte Suprema de Justicia, sentencia del 29 de octubre de 1936.
30
ARTÍCULO 2060: Los contratos para construcción de edificios, celebrados con un empresario que se
encarga de toda la obra por un precio único prefijado, se sujetan además a las reglas siguientes:
(…)
2. Si circunstancias desconocidas, como un vicio oculto del suelo, ocasionaren costos que no pudieron
preverse, deberá el empresario hacerse autorizar para ellos por el dueño; y si éste rehusa, podrá ocurrir al juez o
prefecto para que decida si ha debido o no preverse el recargo de obra, y fije el aumento de precio que por esta
razón corresponda.
31
ARTÍCULO 1882: El vendedor es obligado a entregar la cosa vendida inmediatamente después del contrato,
o a la época prefijada en él.
Si el vendedor, por hecho o culpa suya ha retardado la entrega, podrá el comprador, a su arbitrio, perseverar en
el contrato o desistir de él y en ambos casos con derecho para ser indemnizado de los perjuicios según las
reglas generales.
Todo lo cual se entiende si el comprador ha pagado o está pronto a pagar el precio íntegro o ha estipulado pagar
a plazo.
Pero si después del contrato hubiere menguado considerablemente la fortuna del comprador, de modo que el
vendedor se halle en peligro inminente de perder el precio, no se podrá exigir la entrega aunque se haya
estipulado plazo para el pago del precio, sino pagando o asegurando el pago.
T-2.597.560 26
32
Corte Suprema de Justicia, sentencia del 25 de febrero de 1937.
T-2.597.560 27
12.3.7 Todos estos supuestos tratan de contratos de tracto sucesivo que en aras
de reestablecer el equilibrio de las partes consagran la revisión judicial de los
contratos, por hechos imprevisibles posteriores al perfeccionamiento del
contrato. El hecho debe ser de tal forma que si se hubiera previsto no se hubiera
emitido consentimiento para la configuración del contrato o se habría hecho en
términos diferentes. Se trata de limitar la autonomía de la voluntad por el
cambio de circunstancias y así se constriñe a una de las partes a novar las
cláusulas pertinentes del contrato, esto es, las directamente afectadas con el
hecho imprevisible, en amparo de los derechos de la parte más débil. De este
modo, no se extingue la obligación sino que varían las condiciones para el
cumplimiento de las obligaciones, en aras de restablecer la igualdad que debe
imperar en la contratación privada y que se vio afectada por el hecho
imprevisible.
33
En esta sentencia de tutela se analizó el supuesto de hecho en el cual a una persona víctima de un secuestro,
dos entidades bancarias le iniciaron un juicio ejecutivo con el fin de hacer exigible obligaciones derivadas de
un título ejecutivo suscrito entre ellas. En esta providencia; partiendo del deber de solidaridad que deben tener
las entidades financieras -en razón a que prestan un servicio público- con respecto a las personas víctimas del
secuestro, se sentaron grosso modo las siguientes subreglas:
a) El hecho del secuestro, considerado como una circunstancia imprevisible e irresistible y por tanto
constitutiva de fuerza mayor, podía ser alegado en el proceso ejecutivo, por medio de la excepción a la acción
cambiaria contenida en el numeral 12 del artículo 784 del Código Comercio. Dicho artículo trata de que se
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puede proponer como excepciones “las derivadas del negocio jurídico que dio origen a la creación o
transferencia del título, contra el demandante que haya sido parte en el respectivo negocio o contra cualquier
otro demandante que no sea tenedor de buena fe exenta de culpa”.
b) A pesar de existir esta vía procesal para alegar la situación del secuestro, en este caso la tutela fue procedente
bajo la consideración de que probar el secuestro como un hecho imprevisto, imprevisible e irresistible, y probar
a su vez la relación causal entre este hecho y el incumplimiento de la obligación, es una carga probatoria
desproporcionada e irracional para el afectado.
b) La circunstancia del secuestro al constituir una fuerza mayor exime de responsabilidad al deudor dentro del
proceso ejecutivo (artículo 1604 del C.C., aplicable por remisión a la normatividad civil que hace el artículo
822 del Co.Co.)
c) Una vez liberada, la persona secuestrada se enfrenta a unas determinadas condiciones mentales y económicas
que prohíbe a la entidad bancaria imponerle cargas, como quiera que no está en condiciones de igualdad con el
resto de la población. De este modo, a pesar que la entidad bancaria tiene el derecho a exigir el cumplimiento
de la obligación, el deudor no está en capacidad de cumplirla por la coacción de un tercero.
d) El ejercicio del derecho a la autonomía privada es protegido si con su uso se respeta los derechos ajenos, el
interés general y se contribuye al progreso y al bienestar general (T-338-93). Empero, los límites a la
autonomía contractual no es posible fijarse de antemano con prescindencia del bien jurídico que esté enfrentado
en cada caso. El artículo 333 de la Constitución Política faculta limitar a la autonomía individual en aras del
bien común.
e) El deber de solidaridad limita la autonomía de las relaciones contractuales cuando una desprotección en
materia contractual compromete derechos fundamentales. Las controversias contractuales son resueltas por las
disposiciones legales. Sin embargo, si de las obligaciones contractuales depende la subsistencia autónoma y
libre de una de las partes y no existe remedios legales, este asunto se torna de relevancia constitucional.
f) Si se protegen las desigualdades en el contrato, aún mas se pueden limitar los derechos del acreedor, pues
éstos no son absolutos.
g) Por medio de figuras como la buena fe, la fuerza mayor, el caso fortuito y la imprevisión se protegen a los
deudores, limitando la autonomía privada, esto es, el pacta sunt servanda. Estas figuras reconocen
circunstancias ajenas al deudor que escapan de su control que impiden el cumplimiento de la obligación o la
hacen onerosa, y por ende le impiden al acreedor exigir el cumplimiento de la obligación al deudor, difiriendo
su exigibilidad o cambiando las condiciones. Si lo anterior no fuera así, esto es, si se desconociera las
circunstancias que impiden o hacen mas oneroso el cumplimiento de la obligación se violaría el derecho a la
igualdad y al libre desarrollo de la personalidad.
h) Teniendo en cuenta las anteriores premisas se consideró que no es exigible los instalamentos vencidos
durante el término del secuestro, pues este hecho físicamente impide cumplir las obligaciones. Como no eran
exigibles, no se causa mora, pues el deudor no estaba en la facultad de decidir libremente si cumplía o no con
sus obligaciones, de allí que no se pueda generar responsabilidad de sus actos. De este modo, la fuerza mayor
exime de responsabilidad al deudor y por ende no le es imputable la mora. Si no se generara esta consecuencia,
se vulneraría el derecho al libre desarrollo de la personalidad del secuestrado, pues se le estaría atribuyendo una
conducta culposa por circunstancias ajenas a su voluntad, ya que la responsabilidad imputada escapaba de su
ámbito de acción y de control.
i) La fuerza mayor se atribuye a la circunstancia en que se encontraba el secuestrado y también la de toda su
familia, pues, en este caso, la persona víctima del secuestro desarrollaba personalmente y por cuenta propia la
actividad económica de que era dependiente la familia, irradiando de esta forma la fuerza mayor a los demás
obligados. Además, por este hecho la familia se encontraba en una situación de extrema necesidad.
j) Prolongación de los efectos del secuestro e inexigibilidad las cuotas durante la fase de readaptación, esto es,
la no exigibilidad de las cuotas durante el año siguiente a la terminación del secuestro, pues se considera que en
este tiempo el sujeto adquiere su capacidad económica y laboral, y supera la afectación psicológica a la que fue
sometido. De este modo, si se cobra durante este tiempo las obligaciones es una carga económica
desproporcionada, onerosa, imprevista, imprevisible y adicional a la persona víctima del secuestro que implica
una amenaza a la capacidad de retomar su propio plan de vida. Bajo la misma consideración, durante este lapso
no se deben cobrar intereses, pues el deudor secuestrado y liberado no tiene culpa al no poder materialmente
cumplir su obligación.
k) El hecho de que las entidades bancarias adelantaran un proceso ejecutivo a sabiendas de la situación en que
se encontraba el deudor, afecta la buena fe de las relaciones contractuales y abusa de la administración de
justicia, pues desconoce las circunstancias excepcionales del incumplimiento.
Con base en lo anterior se tuteló el derecho a la igualdad y al libre desarrollo de la personalidad del accionante
y en consecuencia se ordenó suspender el proceso ejecutivo por el término de un mes. En ese mes las partes
deberán novar los contratos iniciales, el demandante debe suscribir nuevamente los pagarés y demás títulos
valores que respaldaban el cumplimiento de las obligaciones en las relaciones contractuales iniciales, así como
las hipotecas y demás garantías reales que se hubieran constituido. Una vez se hayan novado los contratos y se
hayan otorgado las garantías reales y personales, en los mismos términos que en los contratos iniciales, los
bancos deberán solicitar a los jueces, la terminación anticipada de los procesos ejecutivos interpuestos.
El nuevo acuerdo debe tener en cuenta que: los intereses remuneratorios desde el secuestro hasta la sentencia
deben calcularse de acuerdo con las circunstancias del deudor, si no se llega a un acuerdo puede cobrar los
intereses corrientes bancarios que correspondan a ese período; las entidades bancarias se abstienen de cobrar
anticipadamente la deuda mediante uso de cláusulas aceleratorias; no se puede exigir al deudor intereses
moratorios por incumplir el pago durante el periodo del secuestro y hasta el mes siguientes de notificación.
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13.1 Para que las decisiones del juez ordinario estén conforme a derecho, es
necesario que se constituyen en ámbitos de reconocimiento y protección de
derechos fundamentales. Sus decisiones deben estar acordes con la ley y
conforme con las garantías constitucionales. Bajo este contexto, se configura el
defecto por desconocimiento del precedente, el cual se presenta cuando “la
Corte Constitucional establece el alcance de un derecho fundamental y el juez
ordinario aplica una ley limitando sustancialmente dicho alcance. En estos
casos la tutela procede como mecanismo para garantizar la eficacia jurídica
del contenido constitucionalmente vinculante del derecho fundamental
vulnerado”. De este modo en la actuación del juez ordinario, no basta que se
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Así, al intentar los jueces accionados encajar la situación del deudor en una
figura determinada, no tuvieron en consideración una realidad y esa falta de
garantía fue lo que resultó vulnerando los derechos fundamentales.
iii) ¿Los jueces accionados debieron aplicar las normas del PRAN en el caso
del accionante para suspender el proceso ejecutivo adelantado en su contra?
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IV. DECISIÓN
RESUELVE
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