Pasión y Muerte de Jesús
Pasión y Muerte de Jesús
Pasión y Muerte de Jesús
Jesus sabía que en vísperas de la pascua –La más grande fiesta hebrea– iba a ser
sometido a grandes padecimientos, que culminaron con una muerte dolorosísima.
Había vivido haciendo el bien, y sin embargo eran mucho los malvados que lo
aborrecen e insultaban esperando siempre la ocasión para condenar a muerte.
Cuando lo lograron, lo sometió al suplicio de la cruz, a él que era el Salvador del
mundo, el Hijo de Dios.
LA ÚLTIMA CENA
El día antes de su muerte, Jesús se reunió con sus Apóstoles y, mientras cenaban,
dijo: "Uno de ustedes me traicionará"; se refería a Judas, el traidor. Esa fue la última
cena del Señor, y también la primera celebración de la Eucaristía. En efecto, fue
entonces cuando Jesús declaró, distribuyendo el pan y el vino: "Este es mi cuerpo.
Este es el cáliz de mi sangre".
Después de la última cena, Jesús salió con sus discípulos y se dirigió al huerto de
Getsemaní, donde solía rezar. Se apartó de todos y, lleno de angustia, comenzó su
oración. El Padre celestial mandó un ángel para que lo consolara. Los Apóstoles,
mientras tanto, se sentían llenos de sueño. El mismo Jesús les había profetizado
que lo abandonarían, y a Pedro le había advertido: "Antes de que cante el gallo, me
negarás tres veces".
EL BESO DE JUDAS
De pronto llega Judas, acompañado de esbirros que llevan espadas y palos. El
traidor se acerca a Jesús y lo saluda con un beso en la mejilla. El Señor lo
reprendió: "Judas, ¿con un beso traicionas a tu Maestro?" Y a los guardias les
pregunta: "¿A quién han venido a buscar?" A Jesús el Nazareno", le responden.
"Soy yo", afirma Jesús, y al momento aquellos esbirros caen por tierra como si los
hubiera empujado una fuerza misteriosa.
LA FLAGELACIÓN
Los sacerdotes judíos llevaron a Jesús ante Pilato, el go- bernador romano, para
que lo ajusticiara. Pero Pilato no encontró culpa en Jesús, y por eso trataba de
liberarlo. En cambio, los enemigos del Señor exigían la pena de muerte. Entonces
Pilato, para calmar los ánimos de los judíos, ordenó que Jesús fuera azotado
cruelmente.
LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Como Jesús había sido acusado de que pretendía hacerse rey de los judíos, los
soldados romanos se burlaron de él poniéndole una corona de espinas y un manto
rojo; у lo golpearon con desprecio escupiéndole en la cara...
También hacían reverencias en señal de burla y poniendo la rodilla en tierra le
decían: "Salve rey de los judíos".
HACIA EL CALVARIO
Después de la flagelación y la coronación de espinas, Pilato hizo que Jesús se
presentara así ante el populacho, suponiendo que de esa manera iba a despertar la
compasión de todos. Por el contrario, los enemigos del Señor siguieron exigiendo su
muerte, gritando: "¡Crucifícalo!" Pilato, por temor al pueblo judío, ordenó la muerte
del Salvador. Lo hicieron cargar una cruz y, junto con dos malhechores, lo
condujeron hacia el monte Calvario. A mitad del camino, un hombre de Cirene le
ayudó a cargar el madero. Un grupo de mujeres, entre las cuales seguramente se
encontraba su Madre santísima, lloraban por la injusta sentencia que había sido
dictada contra el Señor.
JESUS ES CRUCIFICADO
Llegados al Calvario, despojaron al Señor de sus vestiduras y lo clavaron de pies y
manos en la cruz. En la parte más alta del madero pusieron una tabla que decía:
"JESÚS NAZARENO REY DE LOS JUDIOS". También los dos malhechores fueron
crucificados, uno a la derecha de Jesús; el otro a su izquierda. Los enemigos del
Salvador seguían burlándose de Él mientras esperaban su muerte.
EL BUEN LADRON
De los dos ladrones crucificados junto a Él, uno era de muy mal corazón y
blasfemaba contra Jesús. El otro, arrepentido de sus culpas y reconociendo que en
verdad era el Redentor del mundo, le pidió humildemente: "Señor, acuérdate de mí
cuando estés en tu Reino". Jesús le respondió: "Te aseguro que hoy estarás
conmigo en el Paraíso".