ASERTIVIDAD Actividades

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Mammoliti Marina – Psicóloga Clínica. M.P.

: 1247

ASERTIVIDAD

Fase de preparación

Para poder conseguir cualquier cosa tenemos que saber como hacerlo y para
ello hay que prepararse. Ir a un encuentro sin tener una mínima guía de
comportamiento, cuando, además, no somos negociadores experimentados, nos
expone a no lograr para nada los objetivos que perseguimos. Por tanto hay que
preparar lo que se va a decir y a hacer en la negociación cara a cara con el otro.
Dentro de la preparación habría que distinguir dos subfases. La primera de preparación
personal para evitar caer en la pasividad o en la agresividad y la segunda de preparación
del diálogo que vamos a plantear al otro.

Fase de preparación personal

Se trata de una fase previa, necesaria para Tener muy claros los objetivos que
perseguimos en el encuentro. Es lo que nos motiva a la negociación. Cuando
negociamos tenemos que tener la vista puesta en nuestros objetivos. Hay algunas cosas
que nos pueden distraer de ellos y hacernos fracasar. Por ejemplo, nuestra emoción: ser
impulsivos, agresivos o prepotentes, dominados por la ira o la bronca. Nos gustaría que
el otro reconociese que tenemos razón y que él estaba equivocado, pero nos tenemos
que preguntar si ese es nuestro objetivo o no. No hay que olvidar que: “lo que cuenta
son los hechos y no las palabras”. Si nos explayamos y nos descargamos
emocionalmente puede que hayamos conseguido una recompensa a corto plazo
(descargarnos), pero la pregunta que tenemos que hacernos es si hemos conseguido
nuestros objetivos a largo plazo.

Hay que huir de juicios de intenciones. Si juzgamos las intenciones de la otra


persona y nos basamos en ellas para plantear la relación con el otro, corremos el riesgo
de contestar y reaccionar a las intenciones que pensamos que tiene el otro y perdemos
de vista nuestros objetivos. Así podemos llegar a ser agresivos o a ser pasivos. LA IDEA
ES NO SER NI PASIVOS NI AGRESIVOS, SINO ESTAR EN EL MEDIO, EQUILIBRAR, SER
ASERTIVOS.

Si nos han hecho algo que nos ha dolido y pensamos que lo ha hecho con
buenas intenciones, podemos estar tentados de dejarlo pasar y no decir nada. Si
juzgamos que lo ha hecho con mala intención, vamos a atacar su “maldad” y no los
hechos y seremos agresivos. En una negociación no se trata de agredir y someter al
otro, aunque lo veamos como un rival. Hay que darle una salida, más o menos airosa
porque si no se revolverá contra nosotros. Querer que nos reconozca lo equivocado
que está y se someta completamente a nuestros deseos puede ser un objetivo
emocional, que compense la humillación que hemos sentido, pero ¿es realmente
nuestro objetivo? Sí tenemos que intentar entender que cosas son las pueden motivar
al otro para hacer lo que nosotros queremos que haga.
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Tenemos que pensar en como crear la oportunidad de la negociación. Si es algo


pendiente desde hace mucho tiempo y que queremos abordar, hay que buscar al otro y
plantear un tiempo y un espacio en el que se pueda dar la negociación. Es lo primero
que tenemos que conseguir del otro. Sin ellos no se consigue, no es posible hacer la
negociación. En muchas ocasiones no hay que buscar la oportunidad, es la propia
situación en la que se genera el problema. Pero en ella nos puede ocurrir que cuando el
otro se va es cuando se nos ocurre aquello teníamos que haber dicho. Recuerda:
Siempre hay una segunda oportunidad aunque haya que crearla. Crear la oportunidad
es buscar al otro y plantear, aunque sea por décima vez, que queremos hablar de algo.
Cualquier frase introductoria como decirle, “De lo que hablamos ayer me gustaría
comentarte algo” o “Me gustaría hablar con vos de algo que viene pasando hace
un tiempo”, o “Tenés un rato que me gustaría charlar con vos de algo?”: Frases
parecidas para iniciar la conversación son ayudas para crear la oportunidad.
Con los objetivos claros podemos controlar nuestra agresividad y motivarnos para dejar
de ser pasivos, con la oportunidad creada y el entendimiento de lo que el otro espera
podemos preparar el momento concreto de la negociación.

Preparación del diálogo

Sin perder de vista que lo importante es lo que hagamos y lo que decimos solamente
puede ser una guía para que el otro sepa cuales van a ser nuestros siguientes pasos,
tenemos que preparar aquello que vamos a decirle. El diálogo que tengamos con él
tiene que cumplir los siguientes requisitos para ser un diálogo asertivo:

1. Describir los hechos concretos. Se trata de poner una base firme a la


negociación, en la que no pueda haber discusión. Cuando describimos hechos
que han ocurrido el otro no puede negarlos y así podemos partir de ellos para
discutir y hacer los planteamientos precisos. En este punto es donde más
tenemos que evitar hacer los juicios de intenciones. No se trata de decir “eres
un vago” sino decir, “vengo observando que te levantas desde hace ya varias
semanas a la hora de comer”. Diremos me has dicho 10 veces “no sirves para
nada” en lugar de “me quieres denigrar y hundir” (juicio de intenciones.)

2. Manifestar nuestros sentimientos y pensamientos. Es decir comunicar de forma


contundente y clara como nos hace sentir aquello que ha ocurrido y que juicio
moral nos despierta. Es el momento de decir “Estoy muy cansado de esta
situación y no la soporto más”, o “me vengo sintiendo humillado y denigrado
con lo que me decís”. Hay que recordar que no se trata de que el otro piense
igual que uno. Le puede parecer desproporcionado, exagerado o injusto. Pero es
lo que nosotros sentimos y tenemos derecho a hacerlo así, no importa si el otro
no está de acuerdo, siremos lo que sentimos porque es nuestro derecho contar
cómo nos sentimos frente a tal situación. No aceptaremos ninguna
descalificación, defenderemos nuestro derecho a sentirnos tal y como le
decimos. Le estamos informando, no le pedimos que nos entienda o nos
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comprenda, por eso no puede descalificarnos ni aceptaremos críticas a nuestros


sentimientos.

3. Pedir de forma concreta y operativa lo que queremos que haga. No se trata de


hablar de forma general o genérica, “quiero que seas más educado”, “quiero
que me respetes” “quiero que no seas vago”; sino que hay que ser concreto y
operativo: “quiero que quites los pies de mi mesa”, “quiero que cuando hablo
me mires a los ojos y contestes a lo que te pregunto”, “quiero que estudies tres
horas diarias”. Son conductas concretas que el otro puede entender y hacer.

4. Especificar las consecuencias. Es decir, aquello que va a ocurrir cuando haga lo


que se le ha pedido. Se le podría plantear también las consecuencias que tendrá
para él no hacerlo, pero es preferible especificar lo que va a obtener de forma
positiva. Nunca decir lo negativo que podría ocurrir si no lo hace, como una
amenaza. No es lo que buscamos, es todo lo contrario. De otra manera lo que
planteamos es un castigo y los castigos son mucho menos efectivos que los
premios o refuerzos. “Si no lo haces tendrás un castigo” NO, esto se puede
convertir en “Si lo haces evitarás que haga lo que no quiero hacer que es lo que
supone un castigo para ti, que es algo que, por supuesto, yo tengo que hacer
para ser consecuente con mis objetivos y los sentimientos que ya he
expresado”.

Ensayo

Lo que se ha preparado, preferentemente por escrito, se tiene que ensayar.


Cuando vamos a un examen nos ponemos nerviosos y se nos olvidan muchas cosas,
puede pasarnos lo mismo en este caso y por eso hay que aprendérselo de memoria.
Si la situación nos causa alguna ansiedad, es una razón más para el ensayo. Cuando nos
imaginamos la situación de la negociación nos estaremos exponiendo a ella en la
imaginación y al menos cuando pensemos en hablar con el otro no nos pondremos
nerviosos y comenzaremos nuestra negociación en mejor posición anímica. Si nos
ponemos nerviosos podemos recurrir al diálogo que hemos preparado en la seguridad
de que vamos a expresar nuestros deseos de forma completa. Cuando la ansiedad es
demasiado grande hasta el punto de que nos impide expresar nuestros deseos, hemos
de plantearnos una estrategia para superarla. Podés practicar frente a un espejo lo que
vas a decir, hasta que te sientas cómodo.

Ejecución

En la fase de ejecución hay que tener en cuenta algunas técnicas básicas que
nos permiten llevar a cabo lo que hemos preparado. No hay que olvidar nunca que
nuestros objetivos están plasmados en el diálogo que hemos preparado y que nuestra
meta inmediata es decirlo. No se trata de contestar a todas las digresiones que nos
hagan, no es necesario ser rápido y agudo para poder responder de forma inmediata a
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todo lo que nos digan. Se trata de emplear la técnica del banco de niebla, que también
se llama aceptar en principio, seguida de la del disco rayado.
La forma de hacerlo es diciendo que “puede que tengas razón; pero...” (banco de niebla)
lo que yo quiero decir es que.. “ y se sigue con el diálogo en el punto en el que fuimos
interrumpidos o repitiéndolo desde el principio (disco rayado.) Puede parecer muy
limitado y que vamos a hacer el ridículo, pero es sorprendente lo efectivo y natural que
resulta. Si saca otros temas, también importantes, no perdamos de vista nuestro
objetivo, tenemos que acabar con lo que ha motivado la negociación para poder seguir
más tarde con lo que acaba de plantear: en ningún momento hay que perder de vista
nuestro objetivo, plasmado en el diálogo preparado.

Otras técnicas para ser asertivo/a

Ignorar selectivamente
Cuando en una discusión la otra persona insiste en mezclar temas que no guardan
relación con el aspecto central de la misma, se ignoran esos temas y solo se responde
cuando se trata del tema de interés.

Desarmar ira o enojo


Consiste en negarse a discutir con una persona molesta o incómoda mientras está en
ese estado.

Clasificar problemas
En una conversación o discusión se debe tratar un solo tema a la vez y no pasar a otro
sin haber agotado el mismo.

Acuerdo asertivo
Se justo, reconoce si es que se cometiste un error.

Ironía asertiva
Responder a la crítica hostil con un "gracias". “Me sirve que me lo digas”

Procesar el cambio
Desplazar el foco de la discusión hacia el análisis de lo que ocurre entre usted y su
interlocutor/a, dejando aparte el tema que aparentemente provocó la discusión.

Quebrantamiento del proceso


Responder a las críticas provocativas y prepotentes del otro, con frases como: Sí. No, tal
vez, puede ser, etc. Para bajar el nivel de agresividad del otro.
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Ejemplos

PRACTICA

Situación 1:

Un amigo acaba llega a cenar, pero una hora más tarde de lo que había dicho. No ha
llamado para avisar que se retrasaría. Estás irritado por la tardanza. Tienes estas
alternativas:
1. CONDUCTA PASIVA. Saludarlo como si nada y decirle “Entra la cena está en la
mesa”.
2. CONDUCTA ASERTIVA. Te esperé durante una hora sin saber lo que pasaba
(hechos). Me puse nervioso e irritado (sentimientos), si otra vez te retrasas avisame
(conducta concreta) vas a hacer que la espera sea un poco más agradable
(consecuencias).
3. CONDUCTA AGRESIVA. Me has puesto muy nervioso llegando tarde. Es la última
vez que te invito.

Situación 2:

Un compañero de trabajo te da constantemente su trabajo para que lo hagas. Decides


terminar con esta situación. Puedes crear la situación preguntándole como lleva su
trabajo o esperar a que el la cree cuando te pida otra vez a le ayudes haciéndole
algo. Las alternativas podrían ser:
1. CONDUCTA PASIVA. Estoy bastante ocupado. Pero si no consigues hacerlo, te
puedo ayudar.
2. CONDUCTA AGRESIVA. ¡¡Olvídalo!! Casi no queda tiempo para hacerlo. Me tratas
como a un esclavo. Sos un desconsiderado.
3. CONDUCTA ASERTIVA. Muy frecuentemente me pedís que te de una mano en el
trabajo que te asignan, porque no te da tiempo o porque no sabes hacerlo (hechos).
Estoy cansado de hacer, además de mi trabajo, el tuyo (sentimientos), así que intenta
hacerlo vos mismo (conductas), seguro que así te costará menos la próxima vez
(consecuencias). Puedo ayudarte con algo que no entiendas, pero tenes que hacerlo
vos.

Situación 3

Vas a un restaurante a cenar. Cuando el camarero trae lo que has pedido, te das cuenta
de que la copa está sucia, con marcas de pintura de labios de otra persona. Se trata de
llevarse bien con el camarero para que nos sirva bien, pero eso no es un buen servicio,
podrías:
1. CONDUCTA PASIVA. No decir nada y usar la copa sucia aunque a disgusto.
2. CONDUCTA AGRESIVA. Armar un gran escándalo en el local y decir al camarero
que como el servicio es asqueroso nunca volverás a ir a ese establecimiento.
3. CONDUCTA ASERTIVA. Llamar al camarero y, mirándole a la cara y sonriendo,
pedirle que por favor le cambie la copa.
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Plantilla para construir un diálogo asertivo

Hechos

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Sentimientos

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Conductas

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Consecuencias

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