Pinocho
Pinocho
Pinocho
Personajes:
Narrador
Geppetto
Pinocho
Pepe grillo
Hada azul
Zorro
Narrador: Había una vez, un dulce viejecillo carpintero llamado Geppetto, que gustaba de elaborar
juguetes y muñecos de madera, con dulce amor y soñando que eran juguetes para un hijo suyo, hijo que
nunca tuvo. En una ocasión, mientras dibujaba el rostro de uno de sus muñecos exclamó.
Geppetto: Oh, qué feliz me siento entre todos estos muñecos, pero qué feliz sería si uno de ellos fuera
un hijo mío.
Narrador: Continuó trabajando en este hermoso muñeco, dibujando la carita de un niño, con ojos
grandes y alegres y una tierna sonrisa, mientras trabajaba se quedó dormido, imaginando el rostro de
aquel niño de madera, “Un niño, un hijo mío, qué feliz sería con un niño de verdad” soñaba Geppetto.
Narrador: unos segundos más tarde se dio lugar en la escena el Hada Azul, el hada de los deseos
apareció con centellantes brillos azules deslumbrando al pobre grillito Pepe. Entonces conmovida por los
deseos de Geppetto y habiendo sido este un buen hombre durante toda su vida, merecedor de un
deseo, el hada se acercó a Pinocho y le cantó esta mágica canción:
Muñequito, muñequito
Muñequito de madera
Muñequito, muñequito
Muñequito de mi alma
Serás un niño de veras
El amigo verdadero
La mayor felicidad
Narrador: Y terminando la canción con una hondeada de su varita mágica, el hada Azul dio vida al cuerpo
de madera de Pinocho. Al día siguiente Geppetto despertó y se llevó una enorme sorpresa que lo llenó
de alegría, encontró a su hermoso Pinocho de madera pero lleno de vida. Seguía siendo de madera pero
era ahora un niño con vida.
Geppetto: ¿Eres tu Pinocho? Parece que estoy soñando, ¡Qué feliz soy, al fin tengo un hijo de verdad!
Narrador: Es así que se oyeron risas y cantos en la casita de Geppetto el carpintero, Pepe grillo, Pinocho y
Geppetto rieron largo rato, de pronto:
Geppetto: Oh pero Pinocho, ahora que eres un niño, deberás aprender cosas, tener amiguitos, conocer
de la vida, tendrás que ir a la escuela.
Narrador: Es así que Geppetto decidió llevarlo a la escuela para que Pinocho creciera como un niño
normal, estudiara y aprendiera a leer, escribir y conociera nuevos amigos.
Geppetto: Anda, Pinocho. Corre hijo mío que tienes que entrar a la escuela.
Narrador: Y así se fue Pinocho camino a la escuela junto con su nuevo amigo Pepe grillo, quien
cuidaría de él durante el trayecto. Pasaron varios días y Pinocho demostraba ser un buen niño,
anhelando ser un niño de verdad. Pinocho pasaba sus días al lado de Geppetto y al cuidado de
Pepe grillo, iba y venía de la escuela. Como todo niño Pinocho no siempre gustaba por completo de
ir a la escuela, así que una que otra vez se escapaba de clases, en una ocasión fue al circo a ver
una función de títeres, y el dueño del circo asombrado al verlo pensó en que Pinocho seria sin duda
la mejor atracción de su circo.
Un buen día camino a la escuela un extraño y tétrico personaje se cruzó frente a Pinocho y Pepe el
grillo.
Zorro: Hola Pinocho, soy un zorro amigable ¿A qué vas a la escuela, a perder el tiempo? i No
vayas! Mejor ven al circo de marionetas a divertirte, ganarás mucho dinero, jojojo.
Pinocho: ¡Cállate Pepe grillo! Con un día que falte a la escuela no pasará nada.
Narrador: Al llegar Pinocho al circo de inmediato el dueño, que ya tenía planeado secuestrarlo, vio
en Pinocho su mejor oportunidad, por lo que decidió encerrarlo para tenerlo como espectáculo,
pensando de manera interesada en el dinero que la marioneta parlante podría dejarle al circo.
Pinocho al verse encerrado lloró desconsoladamente y sin parar. Sin que ninguno de sus llantos
conmoviera un poco al malvado dueño del lugar.
Narrador: En tanto lloriqueo apareció el Hada Azul, viendo llorar a Pinocho dulcemente le preguntó:
Hada Azul: ¿Qué pasa Pinocho? ¿Por qué lloras tan desconsoladamente?
Narrador: Tras la mentira de pinocho la nariz comenzó a crecer y crecer sin pinocho comprender.
Hada azul: Estás mintiendo Pinocho, y tu nariz así quedará para que siempre recuerdes que no
deberás decir mentiras. Pero te daré una oportunidad para que demuestres que eres un buen niño,
y te dejaré salir.
Pinocho: Con esta nariz me da mucha pena que mi papá Geppetto me vea así, mejor me iré a vivir
aventuras a Juguetelandia, ahí no tendré que ir a la escuela, me olvidare de mis clases y me
dispondré a jugar.
Pepe grillo: Pinocho ¡Por favor! Sólo tienes una oportunidad para demostrarle al Hada Azul que
eres un niño bueno y que te conviertas en un niño de verdad.
Narrador: Lo que Pinocho más deseaba en la vida era ser un niño de verdad, con dedos flexibles,
sonrisa con blancos dientes, piernas y rodillas para poder correr por todos lados y cabellos largos y
negros como los demás niños. Pinocho lo pensó por un momento, pero al final se fue decidido a
Juguetelandia, lo que Pinocho no sabía era que en este lugar los niños se convertían en burros. Al
llegar a la isla pronto le crecieron una enormes orejas y una cola peluda del tamaño de sus
delgadas y maderosas piernas.
Pepe grillo: Pero pinocho, ahora has dejado de ser un niño de madera, ahora eres un niño burro,
¡Te han crecido orejas, te ha crecido cola!
Pinocho: Pepe grillo, qué tristeza la mía, ahora nunca más veré a papá Geppetto, ahora no podré
mirarle.
Narrador: Entonces lleno de dolor Pinocho se echó a llorar en la arena, avergonzado de su nariz,
apenado por sus orejas y cola de burro, Pinocho pidió perdón arrepentido de verdad, arrepentido de
corazón por los seres que le amaban y a quienes él más amaba en la vida. Pidió porque esos seres
que tanto le amaban fueran felices sin él.
Pinocho: ¡Oh hermosa Hada Azul! No te pido nada para mi, te pido perdón por mi mentira y por
irme así de mi hogar, sólo te pido por favor que hagas feliz a papá Geppetto, que perdone mi
partida. Te pido que él y mi amigo grillito sean felices por siempre sin mí.
Pepe grillo: Pero ¡Oh, ¿Qué es eso?! Es una ballena, viene tras Geppetto tratando de comerlo.
(Pinocho se apresuró para ver mejor y se percató de que la ballena venia tras Geppetto y sin
pensarlo dos veces fue a su encuentro.)
Narrador -Y Pinocho salió corriendo, se echó al agua a nadar y nadar hasta alcanzar a Geppetto.
Nadó y nadó, se cansó y siguió, nada importaba más que salvar a Geppetto.
Geppetto – ¡Oh Pinocho, mi niño, no te acerques mi niño que peligro corres aquí!
Narrador: Al llegar con Geppetto la enorme ballena de un sólo bocado se tragó a Geppetto y a
Pinocho sin dejarlos reaccionar, ambos fueron tragados y sin rastro alguno el Hada Azul llegó y de
un sopetón dijo:
Hada Azul: ¡Ballena enorme, ballena azul, por mis poderes te exijo que los liberes ya mismo!
Pinocho: ¡Papá, papá ya soy un niño de verdad! ¡Mírame que ya soy un niño de verdad!
Geppetto: ¡Jo jo jo! ¡Pero qué feliz soy hijo mío, qué feliz soy Pinocho de mi corazón!
Narrador: Llenos de alegría Pinocho, Papá Geppetto y Pepe grillo regresaron juntos a su hogar
cantando y tarareando esta canción:
Narrador: Y entonces Pinocho, Papá Geppetto y Pepe grillo fueron felices a casa, unidos y vivieron
siempre felices, Pinocho aprendió la lección, comprendió que no es bueno decir mentiras y siguió
los consejos de Papá Geppetto y Pepe grillo.
FIN