Historia Del 20 de Julio

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Camacho y Caldas ·¡ J\ •

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BOGOT A (COLOMBIA}.~ .
LIBRERÍA NUEVA. CALLE 121 N. 0 171

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Números, .1 8 y 19
HIS'TORIA DE NUE,SfRA BEVOLUCION
POR

JOAQUJ N CAMACHO Y FRANCISCO JOSE DE CALDAS

'
INTRODUCCIPN

Del Di~frz·o PolLtico de S r;ntafé, que publicaron en r8ro


D. JoAQUÍ [ CAMACHO y D. FRANCISCO JosÉ DÉ CALDAS_, tomamos la
'relación que en él se hi;z;o de los acontecimientos que ocurrieron...
• desde el ~9 de Julio hasta el 20 de Agosto de ese año.
Al recor¡ er estas páginas sencillas, llenas de confianza en, el
veotUJl0$0 J orvenir que Ja revolución abría al progreso del país
ardorosas ~ or el arnor á que estos honrado.,; ·corazones inspiraba •·
la indepen~ cncia de su Patria, no pode,mos evitar cierto vago
.desfalleeim iento po1 la. emrlparacj ón que viene al espíritu, entre
esos tíempl s de herois)'Ilo y las desgraciadas épocas que después ~
han venldd para la América latina, en .las cuales la n1edianía es
gran títuld para ascender en la sGciedad_, siernpre· que· el someti-
miento á p¡r.siones handeriza.,s sea. sin restricción.
¿Cómo c¡s posible que los herederos de tánta grandeza., y usu-
fructuario ¡ de su obra, hayan Hegaao hasta poner en duda el
pensumieu ¡o de aquellos revolucionar ios y la legitimidad de la
redentora ¡ucha? Sólo p odemos explicarnos e,sto al considerar
que_, así cono 'nada hay arbitrario en el desarrollo de la vida in-
dividual, l s sociedades tampoco pueden, sin largas jornadas de :..
lucha;J eli inar los malos gérmenes que las.. acompañaron en su
origen, su iendo entre tanto las pertur.baciones qu,e les imponen
esos eleme tos.
y
La trªdi · ón de tántos sigios de obediencia pasiva de absc::>lu-
ta sumisió á otra voluntad, distinta de la na~iqnal_, pertnane-
éín látente atemorizada mie'QtJ?ns (iuró el estrU,tmdo de, quinc~ .
años de eo bates. Luégo, cu,anáo el aire se hubo ser enado_, asG.
mó de J?.U o., y pretendió unir su cansa á la del más gl'Orioso
veneedor e la lu<¡ha; el mal éxito de ese primer ate!}taqo la dejQ
sin fuert , pero después ha vuelto ~'n sucesivas ap'\ricio.I:les á
disputa1, s imperio á la doctrina dem.acrática.
No deb impacientar á los espíritps que sou. ~uiados por el
.-criterio de la lib~rtad e1 encarnizamiento . con que siempre t>e-
nace la te Ciencia ahsolutist~. Ella dominó dgrante .sigtos ·lQs
·componen ~s de nuestra. raza actual, y la lucha ·tien-e que ·~er por •
mucho ti~ po condición inseparable. de nuestia ·vida naeioóal.
Ader.n~s, 1 s Peaccio~es de despotismo en la& sociedades· ..progre- "
~ivas de .el me._ltos h~terogéneos, han sido sie1npr~ pop.eroso f~c-\·
• -230-

tor para llos avances de la libert ad sobre bases sólidas. Las espe-
sas nieblatS que lo acompañan, y la inepcia de la rutina huera que
lo guía, son lecciones valiosisimas par a ]as nuevas gen eraciones;
su amor ]por la verdad tiene que aquil2tarse al estudiarlas.
En toda obr a humana hay errores, y los que se cometen en el
desarrollo de la libertad d~n pasajera fuerza á las reacciones con-
tra el18, ]porque alarman el instinto de conservación d el cuerpo
social y p onen Pl1 peligro su equilibrio.
Ese movim iento de ~temperac ión al m edio es el que hace á los
ws
miopes P·~· rtler Ja fe en sol uciones de la libertad, y ver como
más fáci],es-por(yue sí lo son en el primer momento- las imposi-
ciones brutales de ]a fuerza .
Entonces se vuel vrn los 0jos á los comienzos de la lucha y se
lleva la i n~-.ensatez h2sta maldecir la o}Jra de los próceres.
"El er·ror más pcligroso-d jce un gran pensador francés-es
creer qu ~! se sirYe á Ja Patria. calumniando á los que la b}ln fun-
dado. Todos los sigJo~ de una nación son hojas de un mismo li-
bro. Los verdaderos hombres ,de progreso son aquellos que tie-
nen por punto de pnrtida un rr pelo profundo al pasado. Todo
lC1 quo h~ccmos, 1odo lo que somos, es el resultado de un trabajo
secular.')
El por-venir está despejndo y el impu lso dado á la. sociedad no '
puede délenerse. Hay que seguir éldehmte; hay que tr;\bajar:
, esa rs la ley de la v ida. Cada ser llena su tarea y desaparece. La
hcroicH generación de 18ro la cumplió fielmente: ofreció su vida
para <>bt1ener la independencia de su Patria, y sin vacilación ni
..,obardía la entregó. Hoy es menor el sacrificio que debemos
bacer: hasta <tue no olvidemos el ejemplo de su virtud; que no
nos dejemos g uiar por ambiciones impacientes; que no sacrifi-
qu<'mos ht paz persiguiendo las il usorias conquistas de la faerza.

J. c. c.
Julio 20 de t8g3.

HTSTORIA DE NUESTRA REVOLUCION

La ri alidad que ha existido de tiempo inmemorial en la·


Américe entre los españoles europeos y los indígenas de
este vasto continente; Ja rivalidad, casi increíble, entre el
español y sus descendientes se exaltó en 1 794· En esta
época d ..sgraciada vio la capital del Reino lo tnás precioso··
de su j :ventud ·en los calabozos: vio gemir sobre la cama
- 231-

del tormento á uno de nuestros hermanos*. La esposa


vio al esposo, el padre al hijo, marchar en cadenas á la
Península.
Este suelo se empapó con lágrimas de todos los ameri-
canos. En vano la Corte de Madrid declaró la inocencia de
las víctimas, en vano restituyó á sus países á unos y elevÓ·
á otros en Europa: la llaga era profunda y no bastó este
r emedio. El americano odió más al Gobierno español en su
corazón, y só!o callaba .porque lo hacía callar la bayoneta ..
Este odio "ilencioso pero concentrado, empezó á explicarse
un poco con los sucesos de Quito del 10 de Agosto de
18og. Las prisiones de Nariño, de Miñano, de Gómez, de
Azuero, de Rosillo y de otros inflamaron los ánimos, pero-
sin salir el descontento general del recinto doméstico. Se·
murmuraba con calor, pero al oído. La escena trágica y
sangrienta de Pore hizo hablar más recio. L')s movimien-
tos de Caracas, de Cartagena, del Socorro y de Pamplo-
na reanimaron los corazones, hasta el punto que una sola
palabra bastó para romper nuestro silencio y los diques de
nuestro sufrimiento el 20 de Julio de 181o.

DÍA 20 DE JULIO

D. Josef Llorente, español, y amigo de los Ministros.


opresore5 de nuestra libertad, soltó una expresión poco qe-
corosa á los americanos. E sta noticia se difundió con rapi-
dez, y exaltó los ánimos, ya dispuestos á la venganza. Gru-

• José María Durán fue la víctima ilustre que sacrificó el1


despotismo y la barbarie en ese tiempo de opresión. Todavía .
resuenan en nuestros oídos los lamentos de este joven inocente y
virtuoso; todavía se estremecen nuestros corazones al considerar-
lo tendido sobre la cama que inventó la crueldad. ¡ Todavía exis-
te la cárcel, este instrumento de nuestra opresión! ¡Cómo P,a
escapado á nuestra vigilancia despedazarlo ó reducirlo á cenizas!
Esperamos que la humanidad de nuestro Supremo Gobierno ha-
ga quemar á los ojos del pueblo, y que sancione para siempre la
abolición del tormento, y que se arranque de los Códigos esa ley
bárbara y cruel, que degrada la humanidad.
(Nola de la edición zinica de I8Io)
-232-

pos de criollos pasea~han al rededor de Ia tienda de Lloren-


te con el enojo pintado en sus semblantes. A este tiempo
pasó un americano que ignoraba lo sucedido, hizo una cor-
tesía de urbanidad á este español : en el momento fue re-
prendido por D. Francisco Morales, y saltó la chispa que
formó el incendio y nuestra libertad. Todos se agolpan á
la tienda de Llorente : los gritos atraen más gentes, y en
un momento se vio un pueblo numeroso reunido é indigna-
do contra este españ1ol y contra sus amigos. Trabajo costó
á D, Josef Moledo aquietar por este instante los ánimos é
impedir las funestas consecuencias que se temían. Lloren-
te se refugió en la casa inmediata de D. Lorenzo Marro-
quín.
A Ja una y media del día se restituía á su casa en una
sill,a de manos para robarse á la vista de un pueblo enfu-
recido; pero fue inúitil esta precaución. Uno de la plebe
gritó : Aquí llevan d Llorente 1 Apenas entró en su casa,
cuando un pueblo in·menso se hallaba al frente de ella, re..
suelto á ponerlo preso y tal 111ez á asesinarlo. El Alcalde
ordinario D. José Miiguel Pey ocurrió á sosegar este tu-
multo y á salvar Ia vida de este hombre desgraciado. A
fuerza de promesas y empeñando el crédito de· su autori ..
dad, consiguió aquietar al pueblo, conduciendo á su vista
á la cárcel á este español inconsiderado.
Apenas l0 deja el pueblo asegurado en la prisión, vuelve
todo su furor contra sus amigos y confidentes. Se arroja so-
bre las cas.as de Infiesta y de Trillo, ro m pe á pedrada~ las
vidrieras, fuerza las puertas, y todo lo registra. Encuentra
al primero en un escondrijo, y el segundo escapa despavo-
rido.
La noche se acercaba, y los ánimos parecÍa que toma-
ban nuevo valor con las tinieblas. Olas de pueblo armado
refluían de todas partes á la plaza principal: todos se
agolpan al Palacio y no se oye otra voz que Cabz1do abier-
lo,Juntal El pueblo estaba en la más viva inquietud: obli-
gó al Teniente-Coro el D. Josef Moledo á que á su nom-
bre fuese personalmente á pedir el Cabildo abierto al Vi-
rrey, Este denegó la petición: el Procurador Herrera se
halló con la misma comisión y obtuvo la misma respuesta.
A~cada mensajé, y á cada negativa tomaba más vigor es-
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te pueblo activo y generoso. En fin, c0mision6 al Dr. J?·
Bene~icto Salgar, D. José María Carbonell, D. A:ntomo
M alo, D . Salvador Cancino y otros para que concedtese el
Cabildo abierto que solicitaba. Por fortuna el Virrey ha-
bía llamado a l Oidor D. Juan Jurado p~ra que le acon-
sejase en este lance crítico y apurado. Este juicioso y pru-
dente español le dio el consejo que le debía dar : conceda
Vuesa Excelenda, le dice, cuanto pida el pueblo sz' quz'ere sal-
var su vz'tia y sus ·intereses. Consejo digno de un hombre ex... ..
perim entado, y que impidió el derramamiento de nuestra
sangre. En los último~ apuros se concedió un Cabildo ex-
Jraordinan·o, pero no abierto. El pueblo gritó vivas al Vi-
rrey por un decreto con que expir6 su autoridad y sus fun-
ciones.
El pueblo se trasladó en masa á las Casas consistoria-
les, reunió á los Alcaldes y Regidores; entraron los veci-
nos, y se comenzó, á pesar del Virrey, un Cabildo abierto :
el Oidor Jurado llevó los poderes del Jefe y lo presidió
en su nombre .
(,Cómo podré pintar los debates, las arengas, el calor;
cómo las agitaciones de un pueblo inmenso, enérgico y
activo? ¿Cómo individualizar las operaciones de los Pe-
yes, Barayas, Moledos, Pardos, Gómez, Herreras, Azue-
ros, Gutiérrez, Carboneles y de tántos otros celosos de
nue5tra liber tad ? Ciudadanos, rerdon::1d á la brevedad de
este Dl"arz·o, perdonad á la impotencia de nuestras plumas . .
el que no entremos en todos los pormenores de esa noche
para si€i!mpre memorable. Esta gloria la reservamos á
nuestros historiadores.
A las sei~ y media de la noche hizo el pueblo tocar á
fuego en la Catedral y en todas las iglesias, para llamar
de todos los puntos de la ciudad el que faltaba . Estos cla-
mores, en todo tiempo horrorosos, llevaron la consterna-
ción y el espa.nto al corazón de todos los funcionarios del
Gobierno. Tembló e l Virrey en 5u Palacio, y conoció tar-
de que las armas, esas armas en que tánto había confiado,
e r an ya unos instrum_entos impotentes y débiles, y que no
obrarÍan sino su ruina. Conoció con todos los Magistrados
que no es e l terror, ho los calaboz0s, las cadenas ni el ca-
dalso el freno de ·Jos pueblos. A pesar de esto, nosotros
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admirare mos siempre la mano invisible que para lizó todos
sus movimientos. ¿ Có mo unos hombres que habían ~dop­
tad J sujetar á los pue blos por el terror, que h abían a u-
m entado sus fue rzas y hecho pre parativos d e guerra no
d ispc;s.raron ni una sola pistola? Las a rmas cay eron de
s us manos y pasar on á las d e l pueb lo sin r uido y sin es-
trag o. Este punto es capital y me rece d etallarse .
Dos eran los objetos d e temor y desconfianza que agi-
• taban a l pueblo : e l Batallón auxz'b:ar y e l Par q ue d e Ar-
t illería. E l pueblo de Santafé les será eterna m e nte r eco-
n ocido á Jos patriotas D . J osef María Moledo y D. An to-
nio Baraya. El primero ofr eció, desde los prime ros mo-
m e ntos, que el Auxz'lz'ar no obraría contr a n uestra libertad,
y él mismo se entregaba com o rehenes e n manos de un
pueblo entusiasmado por su independe nc¡a. El no d esam-
p aró la Plaza, ni las Casas consistoria les, y e l pueblo jus-
to pagó sus servicios nom b ránd olo Vocal en la Ju n ta q ue
e stablecía . El segunio (Baraya), siP:mpr e m a nifestó sin te-
m ores su amor al pueblo y á la Pé1tría, sie mp r e habló con-
t ra nuestros opresores, y nosotros siempre lo mirá bamos
como un a ntemural y corno e l que neutralizaba la s opinio-
n es del Batallón.
¡ Cuánto le debe la Patria ! El aq uietó e l pue blo e n los
momentos de su furor , él respondió con su cabeza por la
quietud del Batallón, y q ue si obraba , obrar ía por la liber-
tad ; él d io 61 denes, él d io consejos; él tra jo s u Compa-
pañía á la plaza, y él ayudó con toda s sus f ue rzas á d er ri-
bar á los opresores. L a P a tria ha r ecompensado sus ser-
vicios nombrándole Voc~ l de la Supre ma J unt a, eleván-
dole al g rado d e T eniente- Coronel d el Batallón de Volun:..
Jarzos de Guardi~ nacional.
El Coronel D . Jua n de Sámano pasó toda ]a noche ence-
rrado en el cuartel con el Batallón sobre las a r mas. A las
c inco d e la mañana de l 2 I prestó su juramento de fideli-
dad á .la Suprema J unta, y quedaron las armas en las ma-
nos del nuevo Gobierno. E stas f ue ron la s ope racio nes d el
.Batallón Auxz1iar.
E l Parque de Artille ría era lo q ue m ás inquietaba al
pueblo Y.sobre. lo q ue ~ostr6 m ás energ ía. E l Cabildo man-
.<fó una diputación al VIrrey, á fin de que la Artillería estu-
-235 -
viese á las ór denes del pueblo : se denegó. Una segunda
d iputación volvió á pedir lo mismo : se denegó; otra terce-
ra pidió qu e el patriota D. J osef Aya la (una de las vícti-
mas de 1794), fuese con paisanaje á neutralizar las fuerzas
en el parque ; se concedió, y toda~ las armas' quedaron en
las manos del pueblo.
Mientras iban y venía n las diputaciones, e l pueblo hacía
movimientos de drrojo y de va lor contra el Parque. De-
dan : cuando no lo tr)memos, á lo menos impediremos sa -
car los cañones contra Jos que organizan e n la pla za. Una
mujer, cuyo nombre ignora mos, y que sentimos no inmor-
talizar en este Di'arz'o, reunió á muchas de su sexo, y á su
presencia tomó de la mano á su hijo, le d io la bctndición y
dijo : Vé á mon·r con los hombres 1 Nosotras las muj eres (vol-
viéndose á las q ue la rodea ba n) marchemos delante : presente-
mos ttuestros pechos al calZÓn J. que la metralla descargue sobre
noso/ras J. y los hombres que nos siguen, y á quzenes hemos salvado
de la prz'mera descarga, pasen sobre nuest ros cadáveres; que se
apoderen de la Artillería y hbren la Patrz'a. Pregunto: ¿ Hay
heroínas entre nosotros ? ¿ Qué nos puede presentar más
gra nde la historia griega y ro ma na ? El sexo delicado ol-
vidó su debilidad y su bla ndura cuan io · se trataba de la
sa lud de la patria, ~~
E l pueblo, en el seno de la seguridad, aclamó los Vocales
que debían constituí r la J unta S uprema del R eino. En el
calor de los debates, se distinguieron mucho D. Frutos Gu-
tiérrez, D. Migue l Pornbo, D . J osé A cebedo, D. Ignacio
H errera, D. J oaquín Ca macho, D. Camilo Tor res y otros.
E l primero reveló los mister ios del antiguo Gobierno, y
pu so en claro los derechos del pue blo. H erre ra , con su ca-
r ácter vigoroso y ardiente, sostuvo nuestra liber ta d ; Ca-
macho desplegó la profu ndidad de su genio; Torres, éste
q ue tuvo valor de decir verdades terr ibles á los antio-uos
f uncionarios, q ue echó en cara á la E spaña sus pro~edi-

* Cuan do el Gobierno sepa quién es esta Amazona for mida-


ble., debe decreta:!a una .ba.n da _de lwnor par a premiar el méritG-
J e1 .valor. Ta mb1e~ s e di.sttngme~on D.&Josefa Baraya_, D.&Pe-
tromla Loza no,~· Gabrtela ·~arriga, D.&Melchora Nieto otr as
m uchas, que sena.largo referir. y
mie'ntos para con las Améri_;as, que for_mó esa gran?e~
enérgica y profunda Instrucczon para el Dzpu!ado del Rez'!o,.
esa pieza maestra de elocuenct~ .Y de política * ; esa p~e­
za, que mereció el epíteto de se~uzosa á los s~trapas ~ qme-
nes atacaba; esa pieza que ocasiOnó la opresiÓn del llustra.
do D. Miguel Gómez en el Socorro. Este Torr:s modesto,
prudente, silencioso; pero profundo, firme y d1gno de ha• .
ber sido compañero de Catón y de Bruto,_sostuvo con de-
coro y con prudencia nuestra libertad en esta noche me.
mora ble. Muchos se opu~ieron obstinadamente á que se
consultase al Virrey sobre la in?talación de la. Junta. Pombo
dijo á Jurado : ¿Qué hay que ltmer? Los tlranos, señor,perecen;:.
los pueblos' son eternos. Aseguramos la persona y el empleo. Ace-
bedo proclamó traidor al que saliese de lá sala 'sin dej~r
instalada la Junta. 1 Quién sabe si á esta vigorosa resisten-
cia se debe nuestra libertad ! No debe olvidé).r la patria que
Acebedo fue el que primero arengó al pueblo, cuando nue~-\
tros opresores estaban en el solio y empuñaban la espada;·
él explicó varios derechos sagrados del p~eblo, Y. dijo i Sf
perdéis este momento de efe·rvescencia y de calor; s·i dejáz"s escapar
esta ocaszon 'ZÍntca , feliz, antes de doce horas serét's tratad'Os como·
tnsurgentes: vtd (séñalando las cárceles) los calabozos, los grt"-
llos y las cadenas que os esperan. ,
D. José María Carbonen, joven ardiente ·y de una ener- _,
gfa poco común,,sirvió á la patria en la ~arde y en la no- .
eh~ del 20 de un modo nada común : cerna de taller en ta-
ller, de -casa~en casa; sacaba gentes ){' aurPentaba la masa
popular; él atacó á la casa de Infiesta, él lo prendió, y ét
. fue su ángel tutelar para S3lvarle la vida. Carbonen ponía
fueg~ po_: su ,lad? al edificio ·de la tiranía, y ,nacido con una:-
constttución sensible y enérgica, tocaba en el entusiasmo y
- 23j'-
se embt iagaba con la libertad que renacía entre las ma--
nos. i Dichoso ·si no hubjera padecido vértigos políticos y-
cometido imprudencias I Patria : no olvides sus servicios~.·
esos servicios que ayudaron á salvarte, . .
D. Francisco Morales, que tánto se acababa de distin-
guir con sus dos hijos (el Vocal D. Antonio y el Dr. D.
Francisco) en la ta rde de ese día, llevó una diputación del
Cabildo al ex-Virrey para que aumentase las facultades
de Jurado. Entró en el salón de Palacio. Uno de esos adu-
ladores que rodeatian á Amar se sonrió, con un aire de
burla y de desprecio, del Embajador y la Embajada. Tan
ciegos estaban, y tan confiados en su poder. Entonces Mo..
rales, con la intrepidez de un romano, le dijo : ¿ Te burlas ·
de mz· t1·aje 1 ¿ Te burlas de la comiszon de un Cabz'!Jo, de un"
pueblo que sabe hacerse respetar? Volviendo su palabra al
ex-Virrey, le dice con firm eza : Tres parHdos se presentan á
Vuesa Excelencia: saHr en p ersona á sosegar un pueblo en-
f ut·ecz'do ,; pasar personalmente á las Casas Consistoriales, Ó'
aumentar las facultades de Jurado. ¿ Cuál se eHge sin demora? ·
Amar tomó el tercero. ¿Y cómo podía tomar el primero,
ni eJ segundo? Aumentó y dio por escrito todo el lleno de
sus facultades, de estas facultades que ya no más expira-
ban, al Oidor Jurado.
D. José lVIiguel Montalvo y Acebedo siguieron propo-
niendo aJ pueblo los sujetos más beneméritos para Voca ..
les, los que fu eron aclamados con ]os vivas de diez mil
almas reunidas al frente de ]a Casa ConsistoriaL Cuando
se trató de nombrar Presidente, Gutiérrez se declaró por
el ex-Virrey Amar; arengó al pueblo y le hizo ver que
este Jefe, lleno de sencillez y de moderación, se había he-
cho digno de nuestro reconocimiento por habEr accedido á
todas sus peticiones; y obtuvo de este pueblo ~eneroso Ia
Presidencia para Amar.
En fin, después de las agitaciones más acaloradas des-
pués de las inquietudes más vivas, después de una ~oche
de sustos, de temores y de horror, quedó instalada la juN-
TA SuPru:l\IA del Nue~o Reino de Granada al rayar Ja auro-
ra del d1a 2 r de juho de 1810. Ella fue reconocida por et·
~Jl~blo que .1~ acababa de formar, por el cien>, cuerpos re-
liglOsos, militares y tribunales. El orgullo de los Oidores,.
-238
de esos sátrapas odiosos, se vio humillado por la primera
vez; se vio esa toga imperiosa por 300 anos ponerse de
rodillas á prestar fe y obedienc~a en manos de una: Junta
compuesta de a meticanos á qu1enes poco antes mir.aban
con desprecio. Gran Dios t ¿ Cómo reconoceremos dtgna.
mente estos beneficios debidos á tu bondad? Tú nos sal-
vaste de las manos de nuestros enemigos, sál vanos ahora
de nuestras pasiones; inspira dulzura, humanidad, mode-
ración, desinterés y todas las virtudes en. nuestros corazo-
nes; tranquilíza nuestros espíritus; r eúne las provincias;
fórma un imperio de la NUEVA GRANADA. Nosotros
te adoraremos e n él, nosotros cantaremos vuestras alaban-
zas y os ofreceremos el sacrificio de nuestros corazones,
el más grato á tus ojos.
J

DÍA 21

Ayer se puso el sol dejándonos en la esclavitud, y hoy


ha arrojado sus rayos sobre un pueblo libre , victorioso y
que descansa sobre sus laureles. Orgulloso con su libertad,
pase a ba lleno de contento por plazas y por calles. El es-
poso contaba á la esposa sus esfuerzo~ y sus hazañas; el
amigo felicitaba al amigo; grandes y chicos, hombres y
mujeres, todos los corazones rebosaban en 1alegría. · lln
peso inmenso se ha qu·itado de nuestros hombros (decía éste) ; ya
no tememos la fecundidad de nuestras esposas ; los hijos, este
dulce lazo conyugal, no será una carga pesada para el padre;
s1rá sí untz prenda más dada á la patria .; esta patria los aH-
mentará, y satiSfecha Cl)n este lrz'buto, llel'lará de honflres y de
bienes á los que le han dado ciudadanos. ¡Dichosos nuestros es-
fuerzos!¡ Dichoso nuestro valor 1 Hé aquí los sentimientos,
hé aquí las expresiones de este pueblo en los primeros mo-
mentos de•su libertad.
A las ocho y media se reunieron los Vocales en la Casa
' Consistorial, y, formados en dos alas, pasaron al Palacio del
ex-Virrey á recibirle, como á Presidente, el juramento de
-fidelidad y de obediencia, el que prestó en manos del Vi-
cepresid~nte. ¡Qué contraste hace en mi imaginación esta
ceremoma con la respuesta que pocas horas antes había
-dado al Cabildo de la ~a pital es~e ex-Virrey ! El hecho
-239-
fue: cansado el ilustre Ayuntamientó de pasarle oficios res ...
petuosos en que hacía ver la desconfianza de los pueblos
para con los funcionarios del Gobierno, de recordarle las
medidas que habían tomado las Provincias de Cartagena,
Pamplona y últimamente el Socorro con sus Gobernadores
y Corregidores, y de pedir una Junta compuesta de los di-
putados de los Cabildos del Reino, le mandó el día 20 de
Julio, e ntre diez y once de la mañana, una diputación para
conferir verbalmente sobre las medidas que de bían tomar-
se en unas circunstancias tan urgentes y tan críticas. El
asesor del Cabildo, D. José Joaquín Camacho, fue el en-
cargado de sostener esta conferencia. Así que se impuso
Amar del objeto de esta misión, se denegó abiertamente ;
instado segunda vez con razones victoriosas, sé indigna, y
con un aire feroz respondió: Ya he dicho. Así se terminó
una medida humana, justa,' y que habría salvado á este
Virrey endurecido en su sistema imperioso y humillador.
Desgraciado! 1No ~ab(a que era el último ultraje que há-
cía al Cabildo y al pueblo 1
Los antig uos funcionarios estaban en la orilla del preci-
picio, y no lo conocían. Ciegos l Estaban rodeados de ame-
nazas, y se creían en seguridad. La víspera de su ruina
dijo el Regente: Yo no veo esos n:esgos; yo no veo esos pelz'gros.
Alba añadió : La coflmoción popular que se teme está muy leJos,
y sólo faltaban tres horas para comenzar. El conocimien-
to de nuestro carácter dulce, de que se lisonjeaba; la ex-
perif\ncia de nuestro silencio en las vejaciones de 94 ; la
conducta popular que afectó á la llegada de Mendinueta,
el regocijo instantáneo y los afectos efímeros de nuestros
corazone~ sencillos, todo deslumbró á este desgraciado;
digamos mejor : una mano invisible lo detiene en Santafé
para que sirva de espectáculo á un pueblo á quien hizo
derramar tántas lágrimas. Obcecados ellos mismos, tendían
las redes en que iban á caer. "Cuando Dios quiere tras-
tornar los imperios, dice Bossuet, todo es débil, todo es irre- ·
guiar, ciega á los que mandan, los precipita, los confunde,
los envuelve en tinieblas, y sus mismas sutilezas y todas
sus precauciones no son sino lazos; el espíritu de vértigo y
de aturdimiento reina en sus consejos ; no saben qué hacer
~ Y ~on perdidos." Es increíble el grado de ceguedad á que
- ~40-

habían llegado estos Ministros. Prétendieron vejar la ca


pital del R eino y llenarla de terror, elevando en picas la~
cabezas de D . José María Rossillo y de D. Vicente Cade
na. ¡Insensatos ! No sabían que sólo la noticia de esta-san·..
grienta ejecución conmovió todos los corazones. Chico"'
grande, hombre y mujer, todos traían grabada la indigna'
ción sobre su rostro. Si Lortázar, más advertido, no se hu:
bie se opuesto á este proyecto, digno de Nerén, ese día ha-
bría sido el d~ nuestras venganzas : ese día habría hecho
la erupción más impetuosa y terrible este puebla grande y
compasivo. Yo no dudo que la capital no habría sufrido
este ultraje y esta insolencia. Tal vez las cabezas de Alba
de Frías y de sus compañeros habrían montado las pica~
que se destinaban para mostrar las d e nuestros conciuda-
danos. ¡Sombras ilustres de Cadena y Rossillo, recibid las
lágrimas y los suspiros de este pu~blo entonces oprimido
y h oy SOBERANO ! Que vuestra memoria sea eterna entre
nosotros; que vuestros nombres sean ilustres; que no se
puedan pronunciar sin emoción ; que· no podamos gustar
de nuestra liberta d sin acordarnos dé vuestro valor y de
vuestra generosidad ; que vuestras cabezas, bañadas en
sangre, se presenten en todo momento á Jos ojos cle vues·
tros opresores; que vuestras imágenes los aterren ; que los
turben en el sueño y que los persigan á todas partes. En-
tre tan to tú ¡oh Patria I hónra su memoria. ,
El pueblo no desamparó un solo momento la plaza ma.
yor, en que se hallaba congregado. Pedía con · obstínaci6r
y con firmeza las prisiones del Oidor Alba y del Fis€a·
Frías, y de otros funcionarios del antiguo Gobierno ; pe;
d ía con el último ardimiento la soltura del Sr. Magistra
Rosszllo. Este patriota generoso se m e reció el odio' del Go.
bierno que expiró por sus votos Ubres en esas Juntas me.
morables del 7 y 10 de Febrero de 1809; digam@s meior'
de esas farsas con que pensaron alucinar á los incautos
Rossz"llo añadió á este mérito el de haber wroyeetado to
mar á Santafé ei 29 de OctubFe de, ese aJo. Frustrada
sus esperanzas, párte para el ..Socorro. Camina de noch
por sendas desconocidas, siempre huyendo de los ojos dt
los tir~nos; atraviesi;\ montañas intramsitable~ muda . d~
traje y hace todos sus_ esfuerzos por llegar al Socorre
-241-
por difundir luces, por hacerse prosélitos y libertar la Pa-
-tria. Nada valió : el 28 de Diciembre fue apresado por
D. Pedro Agustín de Vargas y conducido á Charalá s el
30 se le entregó al Oficial Fuminaya, quien lo condujo al
Socorro y lo puso en manos del Corregidor V aldés, de
~ste Valdés sanguinario, que tuvo valor de abalear á san-
gre fría á un pueblo inocente y generoso como el del So-
corro. Fue encerrado sin comunicación en una celda de
Capuchinos por el espacio de quince días ; fue conducido
en medio de bayonetas á esta capital; fue entregado al
Oficial Ferro, quien traía una pistola preparada para qui.
tar la vida á su presa, siempre que alguno la quisiese &a-
car de entre sus garras. ¡ Bárbaros I ¡ Opresores I ¿No de-
bía temer Rossztlo más á sus amigos que á sus tiranos?
En medio del sobresalto y del horror entró en esta capital
el 21 de Enero del año de nuestra liberta!. En manos del
Alba, en manos del odioso Alba cayó esta víctima des ..
graciada ; fue igualmente sepultado en Capuchinos; se le
quitó toda comunicación y consuelo. El no' veía sino de
cuándo en cuándo el rostro denegrido y severo del funcio-
nario Alba; casi sepultado vivo, pasó desde el 21 de Ene-
ro hasta el 21 de Julio, sin saber de su familia, de sus ami-
gos, ni de la suerte de su Patria amada. Ah 1 En uno de
aquellos momentos de tristeza y de amargura se le oyeron
por sus guardias estas notables palabras, palabras que de-
bemos grabar en nuestros corazones para saberlas reco-
nocer : ¡ Oh Patria, cudnlo me debes 1 Sí, la Patria lo conoce,
y la Patria ha comenzado á recompensar tus servicios,
Mdrtir voluntario de nuestra libertad. ·
El pueblo de Santafé, justo y reconocido, hizo una de
aquellas demostraciones extraordinarias que sólo son de-
bidas al mérito distinguido. Entre diez ú once del día mar- .
chó en masa al convento de Capuchinos, retiró la guar-
dia, estrechó entre sus brazos y lavó con sus lágrimas á
este amigo querido ; lo saca en triunfo, lo lleva en sus·
brazos y lo presenta en la galería de las Casas Consisto-
riales. Atónito, fuéra de sí, y rebosando en júbilo, toma la
palabra y dice : ' 1 Lo mucho que os amo, 6 y qué otro
amor me ha costado tántos trabajos ? Unos crueles ' tira-
nos querían acabar con mi existencia deposit(ndome vivo
-242-

en un sepulcr-o. Seis meses há que he e.stado ~n un encie~


rro el más rigoroso, con centinela de vista, sin poder sa-
lir de un estrecho recinto ; aun cuando los males que me·
atacaban exigían alguna conmiseración Y piedad, se me
negaba hasta el pequeño consuelo de saber el est~do de
mi familia; pero tú, pueblo ilustre, pueblo fidelístn.lo en
este momento, has quebrado las cadena~ que me o¡:nmían
y mis penas y prisiones las has con vertido E.n la ~ayor
gloria que puede apetecer hombre a lguno sobre la tierra.
Tu generosidad ha h echo impresiones muy ~rofundas en
mi corazón. Ellas quedarán g rabadas para siempre en él.
Todos mis anhelos serán cumplir con los d eberes. que m.e
in1pones, y mi reconocimiento hará 9-ue yo más bien que¡
ninguno me sacrifique por esta Patna que tánto amas, por
el Rey á quien únicam ente se consagran vuestros votos, y
por la Religión que quieres conservar como la heredas.
te de vuestros padres." Aquí llegaba en su discurso
cuando, faltándote el aliento pqr la d ebilidad causada por
la prisión de seis meses, gritó el pueblo: Basta, basta 1 Pero
repuesto algún tanto, pidió permiso al pueblo para seguir.
"Vosotros, dijo, no debéis olvidar en vuestros triunfos dar
gracias y levantar vuestros corazones al Todopoderoso.
· EL os .h a dado este valor que os conduce á vuestra libertad,
Ahora es cuando vuestras costumbres deben corregirse en
todo á la ley di vi na ; arreglad á ella vuestras acciones ;
guardad sus santos preceptos; moderaos en medio de
vuestras glorias si queréis ser enteramente felices."
Se nos olvidaba decir que· todas las calles que conducen
del convento de Padres Capuchinos á la plaza se colmaron:
las damas, los ni~os que llenaban los balcones arrojaron
flores so?re Rosszllo; un golpe d e música militar prece.
día el tr!unfo ; . cuando ll egó á la plaza y vio el Palacio de
el ex-V1rrey s~n adornos, mandó que se colgasen inmedia..
ta~ente, Y obltgó á la guardia á presentar las armas y
batir marcha. Decreto justo, pues pasaba un pueblo SoBE-
RANo.
El se. vieron. ya sobre los sombreros cintas en que se
2I
habí~ ~scnto : Vzva la Junta Suprema de Santa(¿ de Bogotá 1
La divisad~ los. Vocales es un lazo encarmado y ámarillo
en el brazo Izquierdo. El Vicepresi.d ente trae una banda
- Z43-
de Jos mismos colores. Ya era tiempo de que se decretase
Ja Escarapela Nadonal, y que todo ciudadano y toda E!ro-
vtncia reunida llevase la divisa de la líbertad. Un lazo b1co-
1or en que la mitad fuese amarillo y )a otra mitad encar-
nado, puesto en Jos sombreros, sería lo más conveniente y
más sencillo.
D. Bruno Espinosa fue comisionado por alguno~ miem-
bros de la Junta para que, con gentes de satjsf0.cción, guar-
dase el parque y ayudase á D. Josef Ayala, lo que ejecu-
tó con prontitud y patriotismo. También merece una men~
ción honro~a D. Salvador Cancino y su hijo D. Josef Ma-
ría. Todos estos han manifestado actividad y vigor en el ·
servicio y custodia de la Artillería.
Mientras una parte del pueblo se ocupaba en el triunfo
de Rosszllo, otra partió en busca del ex-Fiscal Frías. Un
pueblo numeroso se aboca á las puertas de su casa : en-
tra, le sorprende, y en medio de algazara y de imprope-
rios le conduce á la Casa Consistorial. La Junta Suprema,
que estaba congregada, no permitió que se le presentara :
se le detuvo en una sala, de donde fue conducido á la cár-
cel. El pueblo, en furor, le habría mil veces asesinado : él
pedía su cabeza, él pedía su suplicio.
Si el pueblo odiaba á Frías, detestaba al Oidor Albá
con todo su corazón. Odio implacable, odio sin medida,
venganza y sed de sangre eran los sentimientos que ani ..
maban á e~te pueblo. Ataca, entra, registra la casa de
este Ministro desgraciado : no lo halla ; redobla sus es-
fuerzos, basta que Cortázar lo sosiega, y promete presen-
tarlo á la Suprema Junta antes que acabe el día. Veinte
años de·an mando imperioso, veinte años de procesos y de
pesquisas, veinte años de velar sobre nu~stra conducta,
~einte años gastados en amontonar enemigos resentidos,
Ira y venganza : ¿ qué consuelo podrían prometer á su co-
razón? Sumergido en las más vivas agitaciones viendo el
puñal vengador por todas partes, no le queda ot;o consuelo
que echarse en manos de su colega Cortázar; refugiarse
en su casa y temblar. Fue preciso ponerse en manos de un
pu,e blo ofendido, en manos de un pueblo de quien no po-
día esperar sino decretos de muerte.
. ., . 1

'· 244 ~

· Cortázar cumpli6 con sta· pro~esa. Esperó un momento


..favora;ble,_un mom.ent~ eA que el pueblo no,fuese . tan nu
me roso, y en una sUla de manG>s lo conducía á 1a Cas-
Consistorial, en_ d_~nde estaba reunid~, la Junta Suprema~
. Apenas lo perctbiO €1 pueblo, se arrOJO sobre su presa. D
.Vicente Benavides frustró ur:t golpe mortal que le tir6 un~
de la turba. Esfuerzos costó subirlo ileso á la galería
· C uando Alba se yio á la vista de un pueblo inmenso d; ,
un .pueblo implacable, entre cuyos individuos no co~taba
un amigo, de un pueblo qu:e sólo pedía su suplicio y su
sangre, se lle_n6. de consternación y de espanto. Apenas
\ pudo quitarse el sombrero y pronunciar lánguidamente es-
tas palabr.as : Su señoría, ya estoy preso. El pueblo grité: Bue. ,
.no, bueno, bueno; falta la cabeza ! Infeliz ! En este momento
vio ·que cargaba sobre sí toda la indignació.n pública, y en
este momento conoció que el t error -es el camino más se-
.·gut:1o para el cadalso.
El Sr. Vieepre.s idente, los Vocales D. Frutos Gutiérrez y
D. Francisco Morales y otros amigos del pueblo consi-
guieroa, á fuerza ele· exponerse, llevarlo con vida á la
cárcel. Picas, ~espadas, puñales, amenazas, toMos los signos
del Iurmr y de la venganza rod~aron á este Ministro y á
sus defeasores. Alba contaba mucho con nuestra manse-
du·mbre. No se le podía haber preguntado en esos mo-
mentos terribles: ¿Estas son las ovejas, éstos los corderos
. que se dejan degollar sin qu€jarse ? ¿No has dicho mu-
chas veces que los moradores de Santafé son perros á qu~'e-
~nes se kan ar-rancado todos los dientes ? Veinte años de ob-
servación no !e habían bastado para- conocer nuestro ca-
rácter. Pues que sepa, y que sepa el Universo que ·somos
.human<~s, compasivos, hospitalarios; que sabemos sufrir
· "'en silencio las opre~iones que sentimos, y que nuestros sen·
timientos son prGfundos é indelebles; q_ue amamos á la Pa-
tria f que nos sacrificaremos ente!OS por ,s u sal~d; que
somos fieles. ém ~estras · promesas ; que somos smcero~;
..qu.e naest2~$ eoraz0nes ne están ~eerrempi<!los Gon el luJO
.Y el cloble~. ; · <i}l!l€ ,telil~mos erneFgía,~ intrepidez Y' ~a~·0r
~par:a derriba;~ ,á filliestr~s tira:t;1~S ;; ~m fin, q¡t:~e SG>{'N<r>S ~J.g-
. .)J10S de se~r l~m~es.
"' -
..
1
-245-

Estos son los sucesos principales del día 21 de Julio.
Muchos se habrán escapado á nuestra penetración, pero
los insertaremos en un apéndice, así que lleguen á nuestra
noticia. N uestros conciudadanos deben vivir persuadidos
de que aspiramos á honrar su memoria, y que la verd~d y
la justicia son las que guían nuestras plumas. El que ttene
mérito debe ocupar un lugar en nuestro Diarz·o. Nada te-
nemos de parciales : si callamos es porque ignoramos. Tam-
poco aumentamos el mérito de algunos, como ya se ha
dicho. Si elogiamos, es porque creemo~ se han merecido
los elogios. Conocemos que es imposible escribir á gusto
de las pasiones de todos. ·
El pueblo sostenía su puesto y su firmeza . A cada mo_
mento gustaba más de su Jibertad, conocía más y más su
derechos, su dignidad y su S,9beranía. Tomaba aquel tos
no imperioso, libre y de SENOR. Ya no era este rebañ·
de ovejas, no ese montón de bestias de carga que sólo exisO
tían para obedecer y para sufrir. P edía, ó casi mandaba
á la Suprema Junta la ejecución de muchos artículos.
No todas las peticiones del pueblo eran justas. Muchas
respiraban sangre y dureza. La Junta Suprema concedía
unas, olvidaba otras; 9tras, en fin , negaba con persuasiones.
D. Antonio Baraya· y el Canónigo D. Martín Gil trabajaron '
para disuadir y para tranquilizar á este pueblo enérgico,
que deseaba con inquietud ver realizados sus deseos.
Ya muchos ciudadanos ilustrados preveían las cense~
cuencias á que darían origen las reuniones frecuentes de un
pueblo numeroso y embriagado con la libertad. Se temía.
que aquellos esfuerzos, que al principio habían salvado la
patria, le fuesen funestos en los días con~ecutivos, y dese~­
ban que la Suprema Autoridad impidiese las reuniones.
Otros opinaban todo lo contrario. .1
Por la tarde comenzó el pueblo á pedir que Frías y Alba
se trasladasen del cuarto que ocupaban en la. Cárcel de
Corte á los calabozos, y se les remachasen un par de gri-
los á cada uno, y esto sin demora. La Junta Suprema, des-
pl!lés de una madura consideración, resolvió condescender
.c?n el pueblo. ~oco contento con esto, quiso que estqs Mi-
.m.st:?s desgraciados sirviesen de ~espectáculo á su enojo•
.:P1d10 que se le presentasen en el balcón de la cárce·l para '
2'
verlos cargados de estas prisione5. Los Vocales eclesiásti.
cos D. Martín Gil, D. Nicolás Omaña y D. Francisco Ja...
vier Gómez lucharon en vano para obtener del pueblo la
gracia de evitarles este escarnio. Gil dijo : Pueblo generoso,
pueblo crú#ano: Jesucrz'slo nos perdona cuantas veces nos humi...
liamos; todos los día:; le ofendemos: perdonad á estos Ministros
esta vejac·ión gue pretendéis. Ya están puestos los grillos que ha...
béis pedido. S ·i no estáz's saHsf'echos, que entren doce de vuestra-·
confianza en la cárcel á ser testigos. Aquí interrumpió el pue.
blo, y gritó : Nó, nó, que se presenten al balcón! Queremos ver...
los con nuestros propz:os ojos! Gil volvió á tomar la palabra y
dijo : Os juro por '?JZZ. carácter; os juro por Jesucrúto que ya
Frías y Alba t-ienen puestos los g ·rillos. El pueblo respondió :
Bueno; pero queremos que se presenten. Tomó entonces la pala-
bra Gómez, y dijo : ¿ Tenéz's, pueblo crúHano, confianza de mí t
Sí, contestó el pueblo. Puesyo soy uno, continuó, de los herz'-
dos pnr el anHguo Gobierno~· yo os pz"tio que desz'stái's de esta pre..
tensz'ón; yo os lo supHco S'i me amá-is. Nó, nó, respondió la mul~
titud, que salgan 1 Estos tres eclesiásticos (Gil, Gómez y Oma-
ña) agotaron· todos sus recursos y no pudieron arrancar del
pueblo otras palabras que : Nó, nó: que salgan~· que se pre-
senten 1 Tánto era el encono y tan profundas las heridas de ·
su corazón.
Viendo que era preciso presentarlos, los eclesiásticos
Vocales rt::feridos recomendaron la moderación; pidieron
. que no se les dijesen palabras injuriosas, ni fuesen á arro-
jar piedras. Ei pueblo ofreció moderarse, y lQ cumplió
exactame n te.
, La noche se acercaba, y, en efecto, se oscureció en es-
tos debates. El pueblo pidió que se encendiesen bujías y
que se realizasen cuanto antes sus deseos. En efecto, se ex-
pusieron estos dos Mirlistros desgraciados á los ojos de un
pueblo ofen~ido, y sufrieron, en este momento de amargu-
ra, el oprobto y el peso de la indignación pública. Con-
cluída esta escena dolorosa, fueron conducidos á sus res-
pectivos calabozos.
El pueblo, satisfecho, paseaba la plaza y comenzaba á
retirarse, cuando á las nueve de la noche 'se difunde la voz
' de que se·acelicaban á la capital'3e>0 negros á caballo y bien
armados, con el objeto de atacar al pueblo y poner en li·
247-
bertad á Frías, Alba, Llorente, Infiesta, y á todos los de-
más que se hallaban en las cárceles. En este momento to-
do se pone en movimiento y en las más vivas agitaciones:
las campanas de Jos templos llaman á fuego. No se oía otra
cosa que lraúión, lraz'ción, nos han vendülo; á las armas! Las
plazas, las calles, se inundan de gentes; corren en peloto- ·
nes en todos sentidos; ocurren á los cuarteles, al Parque
de Artillería; se arman, y en masa ocupan enfurecidos las-
entradas de la ciudad. ¡ Qué valor ! I Qué intrepidez para
arrostrar los peligros manifestó este pueblo generoso 1 Las
mujeres daban ejemplo á Jos soldados. Un valiente patrio-
ta que avanzaba con espada en mano, pidió á una mujer
se apartase para ocupar ese lugar. Esta se injuria y dice :.
¿La pz'edra que yo lance no hará tánlo efecto como tus golpes?
Despreció el consejo y mantuvo su puesto.
Las avanzadas de patriotas que volaron por Jos caminos
al encuentro de los negros, vieron que eran gentes de los
pueblos vecinos q ue entraban en auxilio de la patria. Con
esta noticia todo se tranquilizó con la misma prontitud con
que se había a larmado. A las doce de la noche reinaba el
sosi ego y el silencio en toda la ciudad. Sólo pasea han aler-
ta las patrullas patrióticas de á caballo. Esta noche, célebre
por nuestras agitaciones, ha quedado conocida con el no m- ·
bre de la Noche de los negros.
1
DIA 2 3 DE JULIO

A las ocho de la mañana ya estaba el pueblo congrega-


do al frente de las Casas Consistoriales. Había pedido la
deposición de algunos e mpleados y la prisión de algunos
vecinos que le eran sospechosos. P. Diego Martín Tanco,
Administrador de Correos, y á quien se imputaban apertu-
ras y entregas de pliegos, se presentó á Ja Suprema Junta:-
en ella se le hicieron los cargos, los mismos que había ex-
presado el pueblo un poco antes. Tanco respondió : No es
lo múmo abrz"r que detener. Ni"ngztn plzego he abierto: he deteni-
do los que constan de esta orden del Vz"rr~. Nosotros no hemos '
vzvido en anarquía, y yo no he hecho szno Juspender y obedecer iJ ·
las aulorülades que nos gobernaban. Si la Suprema Junta me·
ordena ahora suspender plt'egos, ¿no los debo suspender? Oído por 1
\

. ~
. '
-248- ·
la Junta este relato y leída la orden del Virrey, de común
acuerjo se le absolvió y mantuvo en su e mpleo. ~ara ha-
cer pública esta r esolución, dos Voc~les (D. A~tomo Mora-
raJes y D. Emigdio Benítez) tomaron e n medto á Tanco y
lo presentaron al pueblo. Benítez dijo : La Junta Suprema
ha hecho severamente todos los cargos al Admz1zútrador de Co-
rreos: ha satúfecho completamente. Morales añadió otras co-·
sas Pn testimonio de su inocencia. Entonces e l pueblo dio
vivas, y Tanco ~e r etiró al ejercic_io libre de su empleo . .
A las nueve de la mañana se d ejaron ver los Vocales
D. Miguel Pombo, D. Camilo Torres y D. Josef Santa Ma-
ría., que conducían á D . Lorenzo Marroquín á .}as Casas
Consistoriales. El pueblo estaba prevenido contra este es-
pañol. Desde la noche del 20 se había pedido su prilión
cómo sospechoso y que se registrase su casa para descu-
brir las armas que se d ecía tener preparadas contra nos~
<>tros. E l Alcalde Ordinario, D. Juan Gómez, pasó un gran
número de g entes, lo registró todo, y sólo halló dos bote-
Has de pólvora, cuatro li bras de munición y un par de pis-
tolas vacías. También se dijo que Marroquín alisfaba tres-
cientos caballos para los t rescientos negros de que se ha-
bló en la relación del día anterior, y que debían venir de
las inmediaciones de La Mesa .
Juzgado Marroquín por la Corte Suprema, y hallado
inocente, el Vocal D. Emigdio Benítez lo presentó al pú-
blico, á quien arengó y persuadió que todo lo que se ha-
bía dicho con~ra su honor era supuesto. E l pueblo en ton-
ces g ritó vivas.
Confiado en esta actitud de la Junta y e l pueblo, salió Ma.
rroquín de las Casas Consistoriales, y se retiraba á su casa
-con algunos miembros de la Junta, que lo acompañaban
para defenderlo de los que le odiaban. Uno de los de la
galería aqvirtió á los mal contentos que ya se retiraba á su
casa: corren, lo rodean, lo amenazan; por todas partes se
le presenta la espada, el puñal y la lanza ; no se oían sino
las voces de muera, muera ! Los miembros de la Junta que
,le protegí~q no le desampararon. D. Josef Antonio Sán-
<:hez deshizo un ~olpe de lanza que se dirigía á Marro-
quín; D. Marcelmo H urtado . contuvo á un furioso que
iba á descargarle un golpe de sable; en fin, luchando nues..
tra humanidad contra el encarnizamiento, se le sa}v6 la.
~ida á este español y se le int~odujo á la cárcel para qui-
tarlo de los ojos del pueblo. Mucho tiene que agradecer
Marroquín á los Vocales D. Franeisco Morales, D . Mi..
guel Pombo, D. Juan Bautista Pey, á Sánchez, Hurtado-
y otros. . .
Se volvió otra vez á pérsuadir al pueblo de la ínocencia rJe
Marroquín, y se consiguió que lo restituyesen á su casa al-
gunos individuos Vocales.
Tambiéa fueron presentados al pueblo por algunos Vo•
cales, D. Juan Sor<~'O, D. Juan Danglada y otros. El pueblo
ola sus arengas, que eran seguidas de vivas y de reconci...
liacíón. Este pueblo sensible, grande, que sabe vengar sus
ofensas, sabe también calmarse con ·] a razón y la justicia.
La Junta Suprema publicó en la mañana de este día un·
bando sotemne, en que insertó nueve artículos de la última
importancia en áquella· crisis política. El ex-Virrey Amar,.
entonces Presidente, el Sr. Vicepresidente, Alcalde Ordina-
rio Dr. D. José Miguel Pey y demás Vocales, se presenta-
ron en las galerías de las Casas Consistoriales, donde se de- ·
jaba ver bajo de solio la imagen de Nuestro Soberano el SR'r
D. FERNANDO VII. En la plaza, y al frente estaba formada .
en dos alas la Compañía de Granaderos y la Caballería. Cin-
co Vocales, .e l Dr. D . Francisco Javier Gómez. D. Anto-
nio Baraya, D. José Santamaría, D. Juan Gó:nez y :0: _
Antonio 1\-Iorales autorizaron este acto. A presencia de la.
Junta se rompió el bando y siguio después publicándose
por los puntos principales de 1~ Capital.
El bando se redujo á mantener en toda su integridad la
Religión Católica y los de rechos de Fernando VII : se en-
cargó la fraternidad y el amor para con los españoles eu-
ropeos. 9ue el pueblo hiciese sus pedimentos por medio·
del Síndtco Proc?:ador General. Se anunció al pueblo, pa.-
ra q ~e se tranquthzase, que las armas. estaban depositadas.
e~ Dtputados de la Junta, en · cuyas manos estaban tam-
btén los almacenes de pólvora ; que iba á crear la· Supre-
ma Junta un Batallt?n titulado Polunlan:os de Guard~·a Na-
cion.al, cuyo Comandante f serfa el Teniente Corenel D ..
Antonio Baraya, y su Sar·g ento Mayar D. Joaquín de R.i~
caurte y Torrijos, hadendo por ahora sus veces el CJapi•
•• .
.
tán de Granader0s D. José de Ayalé!. Se mandó. que se
iluminase por tres noches la ciudad en señal de regocijo
,público ; por la instalación de la Suprema Junta se decla-
r6 reo de Estado y de Ia Patria al que haga oposición á
1
las órdenes de la Junta; en fin, ofreci6 este Cuerpo Supre.
IDO perseguir á los sospechosos y seguir las causas de los
/criminales. .
Después de concluído todo lo relativo al mando, los Vo-
cales D. Antonio Baraya y D. Antonio Morales vieron á
Mansilla poseído de sobresaltos y temores en la sala del
Oficial de guardia del ex-Virrey. El corazón americano,
este corazón sensible, humano y compasivo, no pu~de ver
padecer sin aliviar. En el momento le proponen pasearlo
á caballo en su compañía y en la de muchos patriotas que
habían concurrido á la publicación del bando. ·E l antiguo
funcionario iog ró pasear por las calles sin que lo insulta.
sen, y antes bien, con aplausos d e l pueblo, debidos, sin du-
'da al respeto de los que lo acompañaban; pero este triun-
fo efímero, este golpe de g e ne rosidad americana, fue un
verdadero suplicio para este Fiscal desgraciado. Se dieron
algunos vivas, pero lejos de se r enarse su corazón, preveía
su próxima rui na y sus prisiones. ¿ Cómo podía aquietar-
:se el compañero de Frías, Alba, Carrión y demás opreso-
res de nue~tra libertad? ¿ Cómo podría respirar en paz
un Frscal que tenía pa rte en los consejos celebrados cott-
tra nuestros conciudadanos? Temía, y temía con · funda-
mento; pero ¿no admira que la noche de nuestra liber-
tad, la noche del 20 de Julio, h a ya tenido este Fiscal osa-
día de meterse en la Sala Consistorial á pedir qt:1e se tu-
viese presente á él y á sus compañeros para V oca Jes ? ..• '
¿Vocales Alba , Frías, Mansilla y Carrión? Ah r Este sé-
ría remachar nuestras cadenas y poner la cuchilla en ma-
nos del ·tirano. Insensato I Había perdido seguramente la
razón en este momento, pero oyó la respuesta que mere--
cía: Ya es tarde ! Palabras enérgicas y dignas del Sena~o
romano, y palabras que· queremos perpetuar en los fastos
-de nuestra libertad.
La Junta Suprema se re\inió también por la tarde, -y se
ocupó en asuntos sumamente interesantes. Hacía mucho
tiem19o que corría la noticia .de que los Oidores form.a·ban
# •
251-

procesos reservados contra alguna,~ perso~as il~stres de la


capital. La Junta Suprema no per••IO d e. vista este gr·ande
objeto, y comisionó á los Vocales D. Luts Edua:do A.zuo.
1a, D. Ignacio H errera y D. Frutos Joaquín Guttérrez¡ pa-
ra que reconociesen todos los procesos y todos los JDap~­
les del Acuerdo y para que, iniciados en esos mister~bs de
·iniquid~d, los re'velase_n á la Patria. Esta ~iputacióri d_es-
empeño su encargo d1gnamente y nos ensenó cosas dtg-
nas de ocupar un lugar en nuestro Diado.
D. Luis Caycedo, D. Andrés Rossillo, D. José Acebedo,
D. Ignacio Herrera, D. Pedro Grovt, D. Camilo Torres,
D. Frutos Joaquín Gutiérrez, D. Antonio Nariño, el Oidor
de Quito D. Baltasar Miñano, y otros, eran el objeto del
odio y de las venganzas de Amar y de los Oidores Los
un0s se procesaban directamente, los otros ven(an p l>r in-
cidencias, y se complicaban con los primeros. Pero e~ cuá~
les eran 1<Js delitos de estos ciudadanos beneméritas!' Ha-
ber hablado con aquella libertad que inspira la razón y la
dignidad del hombre en la famosa Junta del r 1 de Sep-
tiembre de 1 809; no haber doblado servilmente la n:>dilla
á las miras opresoras de esos funcionarios; no l aber
hallado delitos en la ccnducta de la ilustre ciuda1 de
Quito; no haber decretado guerra, sangre y muerte con-
tra los patriotas Montúfar, Morales, Quiroga, Salinas ;y de-
más que gustaron la libertad el 10 de Agosto; no :Htaber
suscrito á las miras sangl.'Ínarias de Cucalón , Aymeric y
Tacón; haber pedido que se tratase con dulzura y con dig-
nidad á unos ciudadanos beneméritos y dignos de ser li-
bres. Hé aquí los crímenes de nuestros compatriotas, hé
aquí los motivos que ocasionaron esos procesos inicuc s, en
.que, con escándalo de la justicia, los Oidores son delatores
y )ueces ; en dond_e 1~ misma ex-Virreina, D.~~. Fra~ 1cisca
Vlllanova, resulta mdtrectamente denuncianta, y en 9onde
se han violado las leyes y todos los derechos sagradc1s del
ho!flbre. Cada uno de nuestros compatriotas dormía tran-
qullo en el seno de su familia, y Alba Frias Car·rión
Amar, Mansilla, velaban para perderlos. 'Se había e;,¡·cita~
do á los denuncios por medio de carteles públicos, autori-
zando de este modo las perfidias, de suerte que nos irnos
-de repente rodeados de espías, y sin podernos explica unos

'
- 252

con otros como en Jo:; tiempos de Tiberio: Adempto per i'n-


quútJtiones' et loquendi audzendz'que cof!Zmerdo. Memor·iam quoque-
ipsam cum voce perdühssemus. sz: tam ítz nostra potestate esse obh._
vúcz' quan lacere Tacz"tto.
En el cajón de Alba se conservaban todavía los retratos..
de Franklin y W áshington; de estos _g enios tutelares de la
América, que aquel Bajá había arrancado tle la casa de
Nariño desde ei año de 94 para hacer el cuerpo de delito-
en la causa que entonces se fulminó. ¿Cómo formaron cri-
men de un h echo tan inocente? ¿Los bustos de estos héroes.
no están grabados y esparcidos por toda la Europa y por todo-.
el mundo civilizado? Todo literato, todo político, todo hom-
bre de gusto no tenía en esa época la imagen de estos ilus-
tres americanos como el mejor adorno de sus gabinetes
y de sus ~a las? ¿Con qué arte Alba y los funcionarios de
94 pudieron deducir cargos de estas dos estampas? Yo oc;
lo diré: Franklin, vVáshington· son los héroes qe la libertad
del Norte: al pie del primero está escrito este verso latino:
Eripuit coelo fulmen sceptrumque tyrannís. Nariño tiene est.os..
retratos ; Nariño pretende ser el héroe de la libertad d€1
Mediodía; él quiere rüm per el cetro á los tiranos. Tál era
el modo de discurrir de esos sátrapas opresores de nues-
tros conciudadanos. P ero para que os acabéis de escanda-
lizar, oíd otro cargo y otro monumento de la barbarie y de-
la crueldad de Alba y sus compañeros.
Entre las alhajas de este funcionario implacable se ha~ ·
116 también el retrato de Nariño como un delito. ¿Delito·
tener un hombre su retrato? Sí, porque en la política de
estos tiranos hasta el respirar fue delito. Pero ¿qué apa-
riencias inventaron para cohonesta r sus intencLones depra-
vadas? Oídlas: A la izquierda del lienzo se deja · ver mt-
horizonte y un sol que nace ; al rededor de este astro se lee
esta inscripción, tan · inocente como enfáti~a, y que sólo
anuncia el gusto de Na riño: Tempora, tempor·ibus succe.liwnt :-
¿quién no .ve que estas palabras son rel~tivas al tiempo y
á Ja inconstancia de las cosas '"'humanas? No obstante, A1sa
y sus compañeros hallan en esta inscripción pitífada la rui-
na de su poder y de su arbitrariedad, y lo agregan ar pro-
ceso para -declararlo reo de traición ; ¡:>ara copfi.scar '§US..
bienes, condenarlo á un ptesidie> de ~Iri'ca y éometer·la ·in-
humanidad de arrancar un padre del lado de sus hij<?S y
- 253-
reducirlos á la mendicidad, ó á existir de la Gompasi6n de-
sus amigos. 1Qué crueldades no ejercieron Amar, !\Iba y~
Frías con este compatriota desgraciado en 1809 r La ca-- _
pital quedó atónita al ver este exceso de dureza y de tira-
nía. A las tres de la tarde fue asaltado en su pacífico reti-
ro de Fucha, y -á las doce de la noche marchaba ya para
Cartagena, acompañado de Miñano, en donde lo esperaba-
el Gobernador Montes, cómplice de nuestros mandones.
Huye en el tránsito, es sorprendido en Santamarta y con-
ducido con brevedad al castillo de Bocachica. Una cadena
inmensa cuelga de su garganta : grillos, cerraduras, centi-
nelas; oscuridad, hambre, humedad, opresión y barbarie·
lo cercan por todas partes. Allí habría perecido, bajo el
peso de la tiranía, si el ilustre Cabildo de Cart~gena no le-·
hubiese libertado del tigre que Jo amenazaba. Ah I Una.
mano invísible condujo á Mrmtes á la misma bóveda en que
había oprimido á Nariño y á la inocencia. ¡ Con qué placer-
oyó la capital esta noticia l
No olvidamos que entre los procesos del Acuerdo se ha-
lló el de Los Llanos. Este es el nombre que dieron esos bár..
baros Oidores á los mandatos sanguinarios y á las diligen-
cias practicadas para los asesinatos de Pare. No se pue-
den ver sin asombro las órdenes que comunicaron al Go..
bernador BobadiJia para precipitar el curso de una causa
que se debía haber seguido con la mayor detención y ma-
durez. En este depósito de iniquidades está ta orden en que
esos Bajaes mandan que se ejecute sin consulta la senten-
cia que pronuncie el a bogado D. Pedro Nieto, aunque sea
de último suplicio, comprometiendo al Gobernador á seguir
ciegamente los decretos de ese débil y miserable abogado,
de ese Nieto que no tuvo valor para resistir tan infames
órdenes.
La Junta Suprema no perdía de vista E;n estos primeros
días de su instalación el grande objeto de Ja seguridad.
Los antiguos funcionarios y sus secuaces debían hacer es-
fuerzos secretos contra nuestra Independencia y libertad . . .
El pueblo suspicaz desconfiaba hasta Ja extremidad en
este punto : todo lo notaba, temía todo y veía peligros en-
.donde no los había. La Junta recibía cada momento ·de-
nuncios de ocultación de-armas y peticiones urgentes para.


254 -
afirmar la libertad. La Junta comisionaba á individuos de
su mismo Cuerpo ó personas de su confianza para la a ve.:
riguaci6n de estos denuncios. Eo su virtud, se reconocieron
las casas de D. Salvador Palomares, Administrador de
Temporalidades, la de D. José Rodríguez, Contador del
mismo ramo, la de D . Carlos Ledesma y la del Abogado
D. Joaquín Rentería. Aunque los comisionados no hallaron
las armas y preparativos que sospechaban, Rentería y Le-
desma fueron reducidos á prisión.
En la mañana de este día se presentó e l Cuerpo de
Abogados á la Su prema Junta, felicitó su instalación, y
muchos ele sus individuos arengaron sobre las circunstan-
cias. Esta fue la primera vez que el abogado recobró su
dignidad, y que comenzó á hablar con firmeza y con ener-
gía. Cuando ocupaban el solio los Albas, los Frías, los Ca-
rriones .. . cuando lle nos de elación y de orgullo dispónían
estos s~trapas áe nuestros bienes y de nuestra~ vidas á su
antojo, entonces nuestr os ilustres abogados, nuestros sa-
bios conciudadanos, ape nas se atr evían á pn'!sentar sus ra-
zones y la ley; sus discursos, no medidos, sino encadenados,
se hall aban embrollados en Señorías y e n Altezas; y si al-
gunos tenían valor para decir verdades sin temor, el fruto
eran ré!prensiones, humillaciones, ultrajes. Estos hom-
bres, de quienes los togados apenas merecían ser discípu-
lo~, ¿cuántas veces no se vieron amenazados por estos bár-
baros ? Recordamos solamente las crueles opresiones de
.D. J osé Antonio Ricaurte por haber d efendido al perse....
guido Nariño en 1794 con un poco de firmeza. Apenas
se creían ligeramente ofendidas esas divinidad~s, cuanda
partían rayos y decretos de muerte contra unos ciudada-
nos que no tenían otro delito que poseer la firmeza y las
virtudes. ¿Quién podía sufrir con paciencia esas atenciones
.asiáticas, esas humillaciones serviles, e~e respeto y esa
esclavit~d de los ciudadanos en presencia de esos funCÍO·
narios corrompidos ? ¿Qué hombre -no se irritaba al ver
~ ~os Flórez, á. los Castillos, á los Sanm~gueles, á los Gu-
tterrez, á los Herr-eras, á los Tenorios y á t~\ntos otros abo-
gados virtuosos y doctos alegando los der.echos . dg nues-
tros conc~udadanos e~ presencia de los ignorantes Herre-
t>'as, Carnanes" Manslllas? 1.Que estas cláusulO.s yenguen~ á


-255- .
1o menos, los ultrajes que por el espacio de trescientos años
na recibido nuestro ilustre Cuerpo de Abogados!
Por la noche se difundió la voz de que el ex-Virrey ha-
bía ofrecido una gran, suma por la entrega del Parque de
Artillería. La nobleza se reunió y se mantuvo en ·vela, ron.
da ndo todos los puntos de la ciudad. Aunque hubo algu-
nos indicios, jamás se comprobó ese proyecto temerario;
Jo llamo temerario porque el parque estaba en manos de
los patriotas Ayala, Esquiaqui, Espinosa, Cancino ... inca-
paces de vender su Patria por todos los tesoros de la
tierra.
La Suprema Junta hizo comparecer á D. Crisanto Va-
lenzuela, Escribano de Cámara, para que diese cuenta de
su conducta e n )a forma ción de las causas que se habían
seguido por los Oidores contra las personas más ilustres
de la capital. Valenzuela se presentó con aquella sereni-
dad y firmeza que inspira la inocencia : habló con tánta
claridad, y con tánta ra zón, que dejó convencida á la Su..
prema Junta de que él no tenía parte en los proyectos san-
guinarios, que no había hecho otra cosa que cumplir con
las leyes y con la obediencia que éstas imponen para con
las autoridades que mandaban . La Junta exigio de este Es-
cribano noticias muy inte resantes, las que dio con iHgenui-
dad y con franqueza. '
D. Manuel Pardo, este decidido republicano que ma-
nifestó e l celo y la actividad más ardiente la noche del 20
de Julio, fue comisionado por la Suprema Junta para sacar-
del poder del ex- Regente H errera las llaves del Acuerdo.
Este flemático Ministro se denegó á la petición de la Jun-
ta. Entonces· Pardo1 con firmeza, le dijo : Sz" las llaves del
Acuerdo no se me tnlregan en el acto, se entregarán al remachar
un par de grillos al que las niega. Temió Herrera, y el ejem-
plo de sus compañeros Alba y Frías le hicieron creer que
estas amenazas se iban á realizar. Mansilla, que presenció
este acto, aconsejó al ex. Regente que cediese á los man-
datos de la Junta. Herrera entregó las llaves, y con ellas
)a ~az de su corazón. y ~cómo podía quedar tranquilo al
a.bnr á los OJOS de un ~ueblo libre el Acuerdo, este dep6-
stto de crímenes Y, de tiranía ? Lo cierto es que desde .es-
te momento perdtó la salud, y fue á terminar una vida

1
agitada y llena de remordimientos en el Castillo de Bo.
cachica el día ... de Septiem·b re de 1810.
El mismo día 23, el Vocal D. Pedro Groot propuso á la.
Suprema Junta la creación de cuatro Escuadrones de pa-
'
triotas, como se había hecho en 1781 con motivo de las.
ocurrencias del Socorro. Este proyecto se adoptó, y el su-
ceso 'ha manifestado su importancia. En efecto, nuestra vi.
gorosa caballería hizo temblar á los adictos al antiguo-
Gobierno~ dio confianza y en~rgia al ciudadano que aún
gustaba con te mores de la libertad que acababa de con-
quistar, y ¡:>uso en respeto de todos á la Suprema Junta.
Los antiguos funcionarios, sus secuaces, el mismo Amar-
perdió toda esperanza de reponer Ja tiranía y la opre-
sión á la vista de nuestros compatriotas á caballo, La Pa-
tria recordará siempre con reconocimiento y con júbilo··
los servicios que ha recibido de estos formidaples y vigo.
rosos ciudadanos, de estos Cincinatos que, arrojando el'
arado, volaron á empuñar la espada y á salvar á sus opri-
midos hermanos. ¡Qué firmeza I ¡ Qué constancia no ha
manifestado la caballería en estos tnomentos de· turba-
ción y de horror r El orden, el silencio y la obediencia se
han dejado admirar en este Cuerpo. El desaparecía ~n los-
• intervalos de serenidad, pe'ro al menor peligro se . presen..
taba en filas bien ordenadas : él ocupaba las plazas, las-
calles y todos los puntos más importantes·; su voz vigilan-
. te se ha oído resonar á tpda hora, y no se ha retirado á
deseansar sino cuando el sol comenzaba á derramar su
luz sobre nosotros. ·
El Gobierno dio jefes dignos á este Cuerpo respetable.
D. Pantaleón Gutiérrez, lleno de prooitlad y amado de
cuantos le han tratado de cerca, fue nombrado Coronel;-- '
D. Primo (iroot, activo, ardiente, celoso por ·la salud de su
Patria, obtuvo el grado de Teniente Coronel ; el juicioso Y
prudente D. Nicolás :Rivas, Comandante del . tercer escua-
dron; y, en fin, el apreciable patriota D. Luis. Otero, la co-
mandancia· d~l cuarto. La capital ha visto la actividad "'}
~ los ttabajos de estos hombn~s beneméritos, y· nosotros nos
cóntentamos con recomendarles en nuestro D·Z:ar·io.
Los escuadro~es son·cuatro, C'Ompuéstos caaa uno de 156··
nombres, y nuestra fuerza. de á c31baUo asciende en la ca·

\
....

~57-

;,pital á 6oo soldados. Sí, 6oo hombres endurecidos á la in-


clemencia; 6oo hombres nacidos en nuestros campos, acos-
tumbrados á manejar el arado ; 6oo hombres ejercitados
-e n Jos. más duras trabajos, robustos, sanos, bien alimenta-
dos, con unas co~tumbres inocentes y sencillas, llenos de
buena fe y de almor por la libertad, son los que hoy mane-
jan la espada, ¡la . lanza y la medialuna que los tirano~ fa- ,;· ..
bricaron en otn1> tiempo contra nosotros. A estas precwsas ' .
cualidades aña¡tlid, ciudadanos, el prvfundo conocimiento
que tienen estos! hombres ele nuestros campos, de nuestros
caminos, de las veredas más ocultas, de las montañas y de
todos los rinco~ es; añadid la déstreza y faci'lidad con que
manejan el cab<~llo, y decid me si Abascal podrá arrollar
sobre la llanur~! de Bogotá, ó sobre nuestros Andes á estas
legiones de patriotas. Nó : los diez mil zambos limeños de
que podría disRoner ese tirano morderían el polvo, y se- ·
rían degollados por el brazo robusto de nuestra caballe-
ría. Que no se engañe el opresor del Perú; que no confíe
e n los asesinat91s de Quito, ni en fos sanguinarios Calap,
Arredondo, Castilla, Fuertes, Aymeric, Cucalón y Tacón;
que sepa que ~ilay valor, patriotismo y libertad desde las
cercanías de la línea hasta las bocas del Orinoco, y que
los pueblos qu habitan este espacio inmenso saben pelear
y saben tambiép morir por su independencia. Pero volva-
mos á nuestra 1 istoria.
D. Pedro Gn~ot guardaba, en calidad de Oficial real, en
un cuarto del a¡~tiguo palacio de los Virreyes, las numero-
sas mediasluna.s y lanzas que se hicieron para oprimir á
la ilust~e Provit~cia del Socorro en. 178 r. N!lestra caballe-
ría nacional, f<J>rmada con la rapidez que pedían las cir-
cunstancias, na~ se hallaba suficientemente proveída de ··
armas. Groot diio parte de este depósito, abrió las puertas
Y nos puso~ en ¡un momento, en estado de defensa. Cuando
este celoso pat~ iota no hubiese hecho por la libertad otra
cosa que suger1r el proyecto de la'formación de los escua-
drones d~ que hablamos y de haber manifestado las ar-
mas de que era depositario, ocuparía un lugar distinguido
.
.en los fastos d nuestra revolución . · · .
-
1-

. :.- zss· -
PLAN DEL. REGIMIENTO
DE MILlCIAS DE CABALLERÍA DEL NUEVO REINO DE •GRAN4J1A,.

APROBADO POR :t.A SUPREMA JUNTA

Plana Mayor
Coronel, D. Pantaleón Gutiérre~.
Teniente-Coronel, D. Primo Gr\)ot.
Sargento Mayor, D. Isidro de la Bastida.
Ayudante Mayor, D. Francisco Llamas.
Porta--estandarte, D. Nepomuceno Torres.
Porta-estandarte, D. Francisco Borda.
Przmer Escuadrón
Primera Compañía : Comandante. el Coronel-Ca:pitáll-'.
D. Pedro Ricaurte-Teniente, D. José Nicolás Moreno-
Alférez, D. José Antonio Sánchez-Alférez, D. Pedro :R.o.
dríguez Correa. ·
Segunda Compañía: Capitán, D. Luis Rubio-Tenien-
te, D. Mariano Grillo-Alférez, D. Rufino Barros-Alfé-
rez, D. Ignacio Calderón .
.Tercera Compañía : Capitán, D. Zenón Gutiérrez'-'Tie-
niente, D. Francisco González-Alférez, D. José Ma:FÍ$-
Camacho-Alférez, D. Toribio Rubio.

.
:Segundo Escu{ldrón .
.
Primera (;ompañía: Comandante, el Teniente-f!e.ronel-
. Capitán D. Tadeo Cabrera-Teniente, D. Bue!'laveN,tur~
Ahumada-Alférez, D. Javier Rodríguez C@r.r e-a:-Alfé-·
rez, D. José Ardila.
Segunda Compapía: Cap~tán, D. Juan Tob~r-:F~nien­
te, D. José Arjona-Alféree:, B. Esteban P.aHar.es"""\"'" A:l~-·
férez, D. NicGlás ·g qevedo. · . ~
. Terce~a C0mpa'ñía: Capitan1 D. T.elmo ~'a.l}'rique....,._'t~-·
ntente, D. José Ma-ría Al"á02l':.o-Atf.ére~ D. Eugenio Ospl-
' na-Alférez, D.javier ~odrfguez:." · · ~ ,
-259 -

Tercer Escuadrón
Primera Compañía: Comandante, D. Nicolás Rivas--
Capitán, D. Joaquín Hoyos-Teniente, D. Vicente Bena-
vides- Alférez, D. Nepomuceno Forero-Alférez, D. Ig.
nacio Díaz.
Segunda Compañía : Capitán, D . Antonio Zornosa-Te.
niente, D. Vicente Umaña-Aiférez, D. Bias T orres-Al-
férez, D. Manuel Caba1lero G6ngora.
Tercera Compañía : Ca pitán, D. Clemente Malo-Te-
niente, D. Fernando Rodríguez Correa- Alférez, D. Ma- •
nuel Vicente Esguerra-Alférez, D. Ramón de la Torre- ·
Porta-estandarte voluntario, D. Valentín Torres.
Cuarto E scuadrón
Primera Compañía: Comandante, D. Luis Otero-Capi ..
tán, D. Domingo Aráoz-T eniente, D. Esteban Quija no-
Aiférez, D. José Antonio Díaz-Alférez, D. Francisco Bas-
tidas.
Segunda Compañía : Capitán D. José Ignacio Umaña-
T eniente, D. José Bastidas-Alférez, D. Miguel Sánchez-
Alférez, D. Narciso Santander.
T ercera Compañía : Capitán, D. Luis Tobar-Tenie nt~
D. José Vásquez Posse-Alférez, D. Nepomuceno Esté ...
vez-Alférez, D. Antonio Mendoza-Porta-estandarte vo-
luntario, D. Félix Bastidas.
El Coma?Zdatlie del tercer Escuadrón, D . Mcolás R zvas,
recomienda los servz"cios de los siguzentes :
D. Valentín T orres, D. Clemente Malo Rodríguez, D.
Fernando Rodríguez Correas, D. Javier Rodríguez Co- .
rreas, D. Miguel Melo, D. Juan de Dios Pardo, D. Fran-
cisco G6mez, D. José María Herrero, D. Domingo Matiz,
D. Zen6n Gutiérrez, D. Vicente Benavides, D. Ignacio Sán-
chez, ·D. José Antonio Sánchez, D. Miguel Sánchez, D.
Francisco González, D. José Sa1gado, D. Joaquín Santos,
D. Manuel Caballero, D. Ignacio Díaz·y otros que sería
largo referir. D. Vicente Escandón desempeñó con celo
una comisión del Sr. Vicepresidente,
,,
-:- 26o -
D. Blas Torres y D. Rafael Avz1a, Alcaldes partidarios de
.Faéalativá. han alútado 8o hombr~s para ia caballería. iJ•.
Juan García, Alcalde de lhaqZ~én., 40 ho¡nbres. D. Miguel Fó--
so.
rero, Alcalde de Tabio, D. Juan .Bautista Moniañés, Alcal~
.de de Chía, 40. El Dr. D. Tomás Rojas, .Ct¡ra d-e Sesquüé.y su
.Alcalde D. Eustaqu-io Forero, 6o. D. Luis Forero JI D. José
María Maldonado,. Alcaldes de Chocontá, so.D. fosé María
Olarfe, Alcalde de Suesca, 6o. J!,'ll)r . . D. Jos~ María Mesa,
Cura de Gachandpá, JO. D. Salvadar · Cadena, A.lcalde deBo.
jacá, 50. D.José Anlonz'o Rubio, Alcalde de Zipacón, so.El Dr.
D . Juan Nepomuceno Silva, Cura de Gachetá, y su Alcalde D •
.José María Ur1·ego, JO, y D. Gabriel Ramírez, Alcalde de Ma-
cheta, 40.
El Coronel del Cuerpo recomienl'ia el celo ardiente y
bien dirigido de l Dr. D. Joaquín de Hoyos .Y de D. Juan
N epomuceno Torres, que se han señalado en el servicio de
la patria. Merecen también una mención honorffica D. An-
tonio Zor:nosa, Corregidor del Partido de Basa, y el Cur.&-de
aquel pueblo, Dr, Juan José Porras. Estos ¡:>atriot.a s v0la~9" ' .
en ]a noche del 20 de Julio del campo á la ciudad á prote-
g er nuestra libertad, luégo que D. Félix Bastida les dio 1ª
noticia de nuestra revolución. Nadie podr.á disputar á estos
ciudadanos beneméritos la gloria de haber hecho toda~ las
·funciones de una caballería nacional en los momentos más
peligrosos, y en los más preciosos para la l}berta<)).. Zorn.o-
sa velaba en el centro de la capital y velaba en lqs cam-
pos. Aquí· ordenaba centinelas· y patrullas, allá apostaba
gentes armadas sobre las montañas de San Antonio y de
Fusagasugá; él proveía de socorros por sí, y los pedía á
sus conciudadanos pudientes. Merece también nuestro re-
conocimiento D. Jos€· Antonio Díaz, por servicios análog0s
á los de Zornosa:, y lo merecen t<}mbién otros patriotas. ..
1
DIA 24 DE JULIO

Una parte del pueblo· vagaba por las calles, otra se veía
reunida al frente de las Casas Consistoriales. En todas pa~":'
tes no se hablaba ~e otra cosa que de Amar, de Alba,~
Frías y de los demás Oidores ; de las operaciones .~e -.la .
.. Junta, de lo que se habí~· hecho y de lo que f~ltaba ; p~r
' .
-261-
hacer. Pero se notaba cierto grado de tranquilidad en los
movimientos del pueblo que no se había observado en los
días precedentes, y aun nos pareció en este momento se-
mejante á un mar enfurecido que comienza á calmar.
La J unta S upre ma se reunió muy temprano á deliberar
-sobre Jos puntos más interesantes á la salud pública. Parte
-de los asesinos de Pore, los cómplices de Alba y d e Frías
en la fo rmación de los procesos del Acue rdo de que hemos
hablado (número 12), estaban en el seno de sus familias y
gozaban de libertad. Sí, Herrera (r), Mansilla, Carrión
paseaban, mientras Alba y Frías lloraban sus delitos en los
calabozos. Aquél exclamaba : Mzs operadones son comunes cort
los demás Minzstros; los Decretos .que he suscrito los han suscri-
to ellos también. ¿Por qué el odzo de este pueblo se acumula sobre
m/ cabeza y no se reparte en/re todos mz"s compa1ieros? Tenía ra·
zón, y la Junta Suprema confirmó la justicia d e esta queja~
decretando las prisiones de aquellos desgraciados. Sí, des-
graciados, porque ¿qué temores, qué agonías no padecerÍan
en el transcurso de los días de alarma y de ver:tganza, en
estos dÍas en que un pueblo ofendido recobraba sus dere-
chos y su dignidad, y en que, como e l león que rompe la
cadena, buscaba enfurecido á su opresor? ¡Ah! Tal ve~
ha.n padecido en estos tres días tanto como e l americano
en tres siglos. La mano vengadora del Señor sabe conden-
sar las amarguras en e l corazón de los ti ranos, y sabe ha-
cerles expiar en un momento los crímenes de much c:s años.
El momento de su prisión fue seguramente aque l ·e·n que
comenzaron á respirar. La incertidumbre, la cruel incerti-
dumbre, más dura que las prisiones y la m uerte, comenzó
3 disiparse. Entonces supierou que no era el puñal de un
pueblo irritado, que no era e l tropel, siempre tumultuoso
de la multitud, el que iba á tomar venganza de sus críme-
nes. Vieron entonces que e ra la ley, que era la autoridad
la que iba á juzgarlos; que se guardaba orden, r~,gulari-

( ~ ) E~to ex-Regent~ no s~ .puso preso en el Castillo de Boca-


cbwa~ stno en el Hospital Mllltar de Cartagena y su múerte fue-
el 28 de Agosto. Esta noticia coo.sta por carta~ que ha recibido ,
de aquel puerto e] Vocal D. Manuel Pombo y nosotros corre ¡_.
.mos en esta parte lo que dijimos en el núm~ro 13 de esteD7.a!r14
. 3
dad y decencia con sus pers.o!las. Conocieron, en fi~, ,que·
estaban én las manos compasivas y dulces del amencano,..
que lejos de jnsulta rlos, tomaba parte en ,sus desgracias.
La ~onducta huma na de los Vocales D. Nicolás Omaña y
D. Emigdio Benítez, cuando condujeron a l ex-Regente
Herrera á la cárcel de Corte; la d e D . José María Domfn-
guez y D. J osé A:cebedo con Carrión, y, en fin, la de D.
Manuel Pombo y la de D. Juan Nepomuceno Azuero con
Man~illa les hicieron ver que nuestros corazones se resis-
ten á pr~cticar las durezas que· éstos mismos habían ejecu-
tado con Nariño, con Miñano, ton R ossillo ... I Pe~o qué!
sus mismos oprimidos, los mismos que aún gemían en la
cárcel de Corte bajo la imperiosa mano de estos Visires
implacables ; estos mismos los consuelan, Jos sirven y quie-
r en mitigar su dolor. Castro y Salgar, estos jÓvenes que
actualmente sufrían todo el peso de las astucias y de la
severidad de A lba, lo reciben en sus brazos, lo defienden,
olvidan Jos agravios recibidos y sólo piensan en enjugar
las lágrimas de su opresor. ¿Qué no hicieron estos ameri-
canos compasivos el día 22 ·para sostener á este Ministro
que desfallecÍa en aque llos terribles instantes en que fue
pre~entado á un pueblo que le odiaba y que ,quería verle
cargado de prisiones? Americanos : gloriaos de poseer unas
entrañas de misericordia y de practicar la sublime virtud
de amar al .e nemigo. Pueblo : si nos has parecido grande
cuando derribabas á los tiranos, más grande h as aparecido
á nuestros ojos cuando guardabas moderación en medio
d e tu g loria .
R educidos á Ja cárcel de Corte todos los Oidores se les
.
puso en ptezas '
separadas y sin comunicación. Carrión y
Mansilla fu~ro~ asegurados con grillos que se les quita-
ron al día sigUiente por Jos Vocales D. Tomás Tenorio y
D. Antonio Morales, que pasaron de orden de la Junta á
evacuar cierta comisión con aquellos ex-Ministros.
La Junta Suprema, infatigable en cuidar de la salud pú..
blica, nombró diputaciones para la ocupación y escrutinio
de los papeles de todos los Oidores. Los Vocales ]!} • To·
más !enorio y D. Miguel Pombo registraron los ·de Alba;
D. S~nforoso Mutis y D. Emigdio Beníte~ los. de Frías y
Carnón; D. José Acebedo y D. Martín Gil, los del ex-Re-
gente; en fin, P.l mism.o Gil y Mutis ( 1) los de Mansilla ..
Estos celosos Vocales desempeñaron su encargo á satis-
facci ón de la Junta y de la Patria.
A Jas doce del día se netó por el pueblo, que se halla-
ba al frente de las Casas Consistoriales, que la montaña de· ,
Guadalup~y camino de Choachí estaba cubierta de gen-
tes que descendían á la ciudad. Nadie se sobresaltó, por...
que al Oriente no teníamos sino amigos. Era el Dr. D:
José María Estévez, hermano del perseguido D. Agustín, y ·
Cura de Choachí, que asociado á D. P edro Callejas, Co-
r regidor del Partido de Cáqueza, á D. Juan Nepomuceno
Estévez y á D. Mateo Pescador, venía con quinientos hom-
bres á sostener nuestra libertad. A las tr es de la tar de se
presentaron en buen orden á la Suprema Junta, quien que-
dó com placida de su celo, dio las gradas al Cura, Corre-
gidor y pueblo, y mandó que se r etirasen á sus labores,
que la Patria estaba segura y que se les llamarÍa al me-
nor peligro.
La Jun ta Suprema permaneció r eunida toda la mañana,
toda la tarde y una gran parte de la noche. A~unto~ de la
úl tima importancia ocupabó.n la atención de este Cuerpo
de ciudadanos ilustrados. Amar, todavía en Palacio; Alba,
Carrión, Mansilla ... en las cárceles; sus favoritos, ó des ~
conocidos, 6 sueltos; la s armas, la artillería, el almacén de
pólvora, las guardias de confianza de estos depÓsitos, la
custodia de la ciudad, todo pedía celo, constancia y activi-
dad de parte de la Junta. No adulamos: estos objetos fue ..
ron completamente desempeñados.
La caballería velaba en todos los puntos peligrosos. Pa-.
'seaba las calles, visitaba el parq ue, los cuarteles, las entr~.

( 1) D Sinforoso :Mutis ha sido uno de los ciudadanos más


beneméritos y celosos por el hién de la P atria. Desde el año de
g4 desplegó estos sentimientos, que lo condujeron, con las Ltras
víctimas_, al castillo de San Sebastián en Cádiz. Tal vez se creyó
ligarlo á la constitución con el miserable empleo de individuo de
la Expedición Botánica, con sueldo de 4oo pesos. Pero no es fá-
cil desarraigar las opiniones, mayormente cuando parten de
convencimiento y de ilustración. Somos testigos de que Mutis es-·
tuvo dispuesto á hacer los más grandes sacrificios por dar la li-
bertad de la P« tria.
-das y rodeaba Jas cárceles. Jamis ha estado nuestra arti-
11erfa más custodiada que en la noche del 2 -4· Los pa-
triotas de á pie ocupaban el interior ; nuestra caballería,
el exterior del parq ue , y el pueblo celoso paseaba á los
alre df!dores, complacido de estos Cuerpos y de sus J efes.
.,
n fA 25 DE JULIO

Satisfecho el pueblo de ver en las cárceles y en los ca...


la hozos á sus opresores, pasea ba conte nto y se veía dis·
pe rsa por todos los á ng ulos de la capital. Ya no se nota-
ban esos grupos. esas reuniones tum ultuarias, esas miradas
firmes , esas voces repetidas y muchas veces imperiosas.
Ll\ sercnidari . el contento y la risa se volvían á ver en los
sembtnntcs de este pueblo pacífico. Confiado en los ciuda-
d nnos en cuyns manos había depositado la autoridad, de-
jaba obrar á la Supre ma Junt:t en li b~rtad. Sus Vocales
se ccupaban 6 en discusiones interesantes á la salud públi-
ca, 6 en el escrutinio de pa peles de los ex . Oidores. En los
días a nte riores, cuando el pueblo confiaba menos y temía
más, las diputaciones d e la Junta eran seguidas de un pue..
blo nume roso. Parece que en esos momentos de turbación
quería ser testigo de las deliberaciones y de su ejecución.
1-loy d eja ir y venir á los Vocales, sin manifestar deseo de
t l'\mar parte en sus operaciones.
Este día , que había parecido el más tranquilo después
d e nuestra revolución; este día, en que parecía que los ciu-
dadanos come nzaban á gustar de las dulzuras de la liber-
tad; este día, que había empezado en calma, terminó con
u na de o.q uellns convulsiones extraordinarias y que más
han dejado conocer el caricter enérgico y al mismo tiem-
po dulce del pueblo de la capital. En todos los ángulos de
la ciudad reinaba el silencio y la tranquilidad. De repente
se difunde con una velocidad increíble la voz de que la
. -Guardia de honor que aún se conservaba al ex-Virrey
Amar, había cargado con bala sus fusiles ; que había mu-
chas armas ocultas en Palacio ; que había también caño-
nes, y que habían oído también los golpes precisos para
cargarlos. Todo el pueblo crey6 en este instante que Amar
y sus secuaces se preparaban á atacamos y á restablecer
el imperio de la tiranía. La Junta Suprema se reúne, la.
catedral toca á fuego, todos dejan sus habitaciones y vue.-.
lan á la pla za á socorrer á la Patria. Un pueblo inmenso se·
deja ver en la s agitaciones rr.ás vivas. Una parte acude al;
parque de artiJJería, otra avanza á Palacio, otra, en fin~
pide urgente á la Junta el reg istro de las armas y la se-
guridad de las personas de Amar y de su mujer. ¡Qué va-
lor l ¡ qué energía l ¡ qué actividad l ¡ qué celo manifestó-
. este pueblo en la tarde del 25 l Pero ¿cómo pintar )as
acciones generosas de mil hombres que obraban simultá..
neamente por la Patria ? ¿Qué pincel podrá trazar con la.
dignidad que corresponde este cuadro 1le no de suceso~ tan.
variados? Mur.has páginas se necesitaban para escribir
1as acciones de pocas horas. Nosotros separaremos las
operaciones principales, las reuniremos cuando convengan~
y siempre presentaremos las mutuas relaciones y la única
tendencia de esta grande masa. La Junta Suprema, el ex-
V irrey, el pueblo, hé aquí los g randes personajes de esta
escena memorable en los fastos de nuestra li.bertad. .
La Junta Suprema veía las peticiones imperiosas de un
pueblo enfurecido, de un pueblo que t'Jdo Jo temía, y que,.
resuelto á morir por su Jibert"Etd, arrostraba por tbdos los
peligros imaginarios 6 reales qt;e se le presentaban. El
pueblo decfa : Amar tz'ene a?'mas ocultas: él ha puesto balas á
los fusiles de su guardia ~· nosotros hemos oído los golpes· cuan.
do se cargaba la artz'llería que esconde en su Palaczo ; su p erso-
na nos es odzosa; su libertad arru1nará la nuéstra ; que se re-
gistre ese Palaczo que amenaza nuestras v·idas, nuestra quietud y
. nuestra zndependenct'a ; que se ponga en seguridad su persona y
la de su mujer 1 Tales eran la~ quejas, tales las peticiones.
del pueblo. La Junta dudaba, pero conocía que la perple-
jidad en estas circunstancias podía tener las más funestas.
consecuencias, y resolvió acceder á los deseos del pueblo.
El Vocal D. Antonio Morales, asociado con D. José Pos-
se, que manifestó la mayor actividad, y con otros patrio-
tas celosos, hicieren retirar á les soldados de la guardia.
del ex. Virrey y registraron los fusiles, que hallaron va-
cíos. D. José Posse, armado de una escopeta y espada,.
ocupó el lugar del centinela. Se hicieron registrar .t odos
los departamentos de Palacio, que se franquearon por
-266 -
Secretario del Virreinato, D. J osé de Leyva. No se ha-
llaron las armas, 'ni Jos cañones que se creían.
Mientras una part~ del pueblo hada sus peticiones á la
Suprema ]unt1, otra había corrido a l parque para defen -
' derlo l!n caso de hostilidttd. D. Pedro de la Lastra, con
·orden 6 por consejo de los Vocales Rossillo y Azue ro, vue-
la al parque, pide cañones, metralla y pÓlvora al Vocal-
Teniente D. Antonio Baraya, y al Comandante Esquiaqui.
Estos le fran:¡uf:an tres cañones de grueso calibre y los
pertrechos necesarhs. Lastra se pone al frente del primer
caüón llamado el Futrle ; el segundo lo oone á la direc-
ci6n de D. Santiago Perri, inglés de na"ión, y e l tercero,
á la del Subteniente D. Francisco AguiJa r ; quisiéramos
saber los nombres de tántos ciudadanos que concurrie ron
á trasladar con la mayor velocidad la artillería del par-
que á la plaza, para hacer de ellos una memoria hon-
ro~a (t). ·
El Fuerte se co1o~6 a\ frente d e la puerta del Palacio;
el seguntio. contra el gabinete, y el te rcero, m irando a l
salon principal. La caballería, que había concurrido desde
el prim~r toque de campanas, cercaba el Palacio, c ubría
las esquinas, y en filas ordenadas se mantenía e n la pla-
z~. Los ciudadanos de toda clase y de toda condición se
pu~ieron en orden por los Comandantes de caballería y
por el Vocal de la Ju nta, D. Anton·io Baraya .
Cuando todo estaba así dispuesto, se le dio parte á la
Junta Suprema para que comunicase sus órdenes. A po-
cos instantes después se presentó á los que mandaban la
artillería D. Miguel Montalvo, y dijo: De orden de la Su-
prema Junta : as! que se oiga con claridad la voz de f uego, se
haga Í1lmediafamente. Lastra entonces, dirigiéndose á los ar-
tilleros, dice : Pena de la vida St. al m'rme la voz fuego 1 no se me
obedece. Hizo también retirar á los Oficiales v soldados de
la guardia. E\ P alacio y todo su frente se despejó, que-
dando solos en él Arnar, su mujer y su familia. L 'Js Co-

, (1) D. Salvador Cancioo y su hijo D. José Maria, D. Euge-


·nJo ?e Elorga, D. Narciso Santander y p. Francisco C?pe.t~ se
dtstmguieron mucho en estas operactones. Copete strvto en
.cuanto pudo y se le ordenó la noche del 20 de Julio.
267 •
-mandantes de caballería, D. Antonio Baraya y otros, pa-
seaban por entre las filas y decían al pueblo : Nadie deje su
puesto ; m'nguno haga movimiento ni levante la voz. Cuanáa
Amar y su esposa pasen á su destino, todos guarden sz"lencio, mo-
deración y decoro. .
En esto salen de las Casas Coltsistoriales los Vocales
D. Tomás Tenorio, D. Sinforoso Mutis, D. Francisco Mo-
rales, D. Andrés Rossillo, D. Martín G1l y D Juan Nepo-
muceno Azuero y se dirigen á Palacio; entran é intimi-
dan á Amar y á D .a Francisca Villanova la prisión de sus
personas, prisión que ha pedido el pueblo y á que ha acce-
·dido la Suprema Junta; que aquél se halla armado; que
la arti11ería, cargada de metralla, e~tá abocadé7- c:ontra el
Palacio; que hay orden de hacer fuego á la menor resis-
,tencia, y, en fin, que era preciso ceder. El terrible apara-
. to heló la sangre en las venas de Amar, que no tuvo otro
arbitrio sino ponerse en manos de los que intimaron la
pri~ión. Conducido por los tres primeros V ocales que he-
mos no m bracio, salió del Palacio y atravesó por medio de
las filas del pueblo armado hasta llegar al Tribunal de
Cuentas. donde debía mantenerse bajo una guardia de pa-
triotas. La ex-Virreina le siguió, acompañada de Jos tres
úiUmos Vocales: defijú znterram oculis, manifestando al
mismo tiempo serenidad y firmeza de ánimo, atravesó por
€ntre las filas y fuP. conducida al 'convento de monja~ de
Santa Gertrudis.
Un ~ilencio majestuoso y amenazador reinaba en toda
la plaza. Grandes, chicos, todos observaron las órdenes de
los que comandaban, como lo habría hecho una tropa dis-
ciplinada. Amar y su esposa no recibieron el menor insul-
to ni de obra ni de palabra de un pueblo inmenso que los
odiaba, de un pueblo que tenía las armas y la venganza
en sus manos; de un pueblo exaltado que no reconocía je-
fes, ni podía tener disciplina militar. Siempre admiraremos
la· docilidad y dulzura de este pueblo; de este pueblo que
~be hacerse respetar de sus tiranos, pero que sabe más
tefr~nar los m?vimientos de su cólera y oír Ja voz de sus
;;:,.,;,;¡r~~~'"""u'l!éi\Jarios 1lustrados. Cualquiera otro pueblo ¿no ha-
despedazado á los ex-Virreyes en los primeros acce-
de su cólera ? El de Santafé registra, observa, pide y

•1
.. - 2é8-

obedece. Después de esto, ¿no se irrita el ánimo más pa-


ciente al saber que en una de nuestras Provincias se le-
llame pueblo dictador ? ¿ DiCtador un pueblo que comienza
por convocar á las Provincias? ¿ Dictador un pueblo que
insta, que suspira por la reunión de todos los Diputados?
¿ JJtctador. un pueblo que no ve el momento de d epositar á.
Jos Representantes la a utoridad soberana ? Nó : esta con-
ducta, lejos de mer ecerle este epíteto odioso, le ha adqui-
rido e l de humano, moderado, justo y liberal.
Después de aseguradas las personas de los ex-Virre-
yes, se pusieron presos en el c uartet de caballería, por or-
d en deJa Ju nta, D . J osé d e Leyva, Secretario d e l Virrei-
nato, y su Asesor, D. Anselmo Bie rna. También fue ron
arrestados y puestos e n la cá rce l D. Juan La viña, Mayor-
domo d~ Palacio, y en su cuartel e l Oficial Capdevila.
La noche que siguió á este dfa memorable fue tranqui-
la. Sólo se oía la voz de las gua rd ias y de las patrullas,..
que se redoblaron en todas partes .
DÍA 26. DE JULIO

Parece que este pue blo descansaba con la prisión de los


ex-Virreyes. Una calma perfecta s e observó en toda la
capital. Esta se aumentó con varias providencias oportu-
nas de la Suprema Junta. Uné1 proclama y un bando forma-
do según las circunstancias, r estituyeron al cam po sus la-
bradores y á .los talleres sus ?rtistas. La Junta encargaba,..
sí, que todo cmdadano estuviese armado y dispuesto á so.
correr á la Patria e n e l mome nto en que se le llamase.
El pueblo acumulaba peticiones sobre peticiones, se reu-
nía, y con esto se e mbarazaba el curso de los negocios.
. . La Junta Suprema, que no queda despreciar las quejas
del último de los ciudadanos, cons!g-ui6 estos dos objetos
nombrando en cada cuartel de la Ciudad dos Comisarios (t}
( 1) Para ]a ~atedral , su Cura-rector el.Dr. D. Pablo Platá y
el bt. D. Dommgo Camacho ; para Las N teves el Cura de esta
Parroqu!a, Dr. D. S~ntiago To\:res y D. Ignacio Umaña ; para
Santa Barb.a ra, su Cura, el Dr. D. Juan Malo, y el Dr. D. M a·
nuellgnact~ Ca~acho; l?ara San Victorino, e~ Cura de )a mis-
ma Parroqum, Dr. D. V1cente Rocha, y el Dr. D. Felipe Ver--
gara.
- 26g-
para que oyesen á todos y para que pasasen al PersonerO>-
público, D r. Ignacio Herrera, las que hallasen fundadas y
razonables. Esta providencia com pla ció tánto al pueblo.,.
que por insta ntes se creía más y más feliz con su nuevo
Gobierno.
A pesar de haber concurrido muchas gentes de todos
los alrededores y pueblos inmediatos, con el objeto del
mercado, se advirtió mucha tranquilidad en el pueblo. To-
dos nuestros labradores cuida ron de conducir en abundan-
cia víveres á Ja capital. Bien conocían que éstos hacían-
fal ta por el gran consumo de nuestras tropas y demás que·
habfa n venido á proteger nuestra revolución.
El pueblo de Chiquinquirá (hoy villa ) mandó Diputados
.á la S uprema J unta, ofreciendo muchos hombres para
nuestras milicias, dinero y las joyas de sus mujeres para
sostener por su parte la li bertad del R eino. También se
recibió un extraordinario de Sogamoso, remitido por D.
Manuel Lagos y D. Domingo J osé Benítez, que. ofrecfan.-
sus facultades en beneficio de la Fatria , proponiendo le-
vantar tropas á su costa. La J unta contestó que formasen
en el Distrito de Sogamoso dos R egimientos, nombrando: -
á Lagos y á Benítez por Coroneles, y facultando á éstos-
para que creasen Jos demás Oficiales á su satisfacción.
H oy declaró la J unta Suprema la inocencia de los ge-
nerosos patriotas Castro, Salgar y Monsalve ; l)oy decret6
su excarcelación, que fue un triunfo para estos ciudadanos-
oprimidos. El pueblo de Santafé, este pueblo que sabe re-
compensar los sacrificios hechos á la libertad, concurri6 -
en g ran número á presenciar, á solemnizar, á dar un tes..
timonio público de su reconocimiento á estas tres víctimas
que iban á sacrificar á su furor los antiguos mandatarios.
En el momento que Castro, Salgar y Monsalve pisaron ·
los umbrales de la cárcel, rompió un golpe de música que
ahogaba los vivas del pueblo. Mil veces re pitió : 1 ' ¡ :Vtva.
Castro (r), Salgar y Monsalve!" En medio de las acla-

( J) La capital y el Socorro han sido testigos de las opresiones


de Castro ; pero el Reino las ignora, y conviene que las
Amigo de Rossillo., compañero de sus trabajos y de sus ne1~se-..-;:
cuci<-nes, fue arrastrado como él en la Parroquia de Pore y C:oJk.~-::·~
-270-
maciones y del regocijo público fueron conducidos á sus
cas;s.s. De esta manera gloriosa para la Patria terminaron
los padecimientos de estos ciudadanos.
Por la tarde se presentó en la plaza, al frente de las
Casas Consistoriales, el Batallón Auxz1·i ar, reunido á las
Oompañías de Cartagena, que en 1809 hizo subir Amar
para aumentar su fuerza. Así que estuvo formado, se dejó
ver la Junta Suprema en sus galerías. Los J efes hicieron
leer al Cuerpo el bando publicado el 2 3 de Julio y cuya
noticia se ir1sertó en el número 1 1 de este Diario. Recono-
ció y jur6 á estilo militar el nuevo Gobierno, hizo tres des-
cargas y se volvió á su cuartel en buen orden. La Junta
Suprema permanecía en el mismo estado en que la ha-

ducido como él nJ Socorro. Cayó también entre las garras del


sanguinario Valdés. gste bárbaro !e sepultó en un calabozo, y
le remacl~ó un par de g rillos. l} na cad~n~ que pendí~ d.e ellos y
que tr.rn11naba en un poste, c1rcunscr1b1a sus mdvimlimtos al
estrecho círculo de tres ó cuatro pies. ¡ Qué ingeniosos son los
tirJlno.:; rn inventar instrumentos de aflicción y de dolor 1 Así
pasó c!)te desgraciado cuarenta y cinco días constcutivos. Sobre
un sillón y rargado de prisiones fue pasado de los calabozos del
Socorro á los de Santafé, y de las duras manos de V aldés á las
del terrible Alb:t. ¿ Mejoraría de tirano este infeliz ? Adoremos
los de<:rctos de la Providencia. ¿ Alba no hizo poco después el
mismo vinj c en sentido contrario? ¿No pasó de los calabozos de
Santafé á los del Socerro '? ¿No pasó sobre un sillón y con un
par de grillos'? Yo no hallo sino esta diferencia: '-astro conmo-
vió los corazones humanos de nuestros compatriotas : Alba sir-
vió de espectáculo agradable á un pueblo enfurecido contra los
tiranos.
Desde el 25 de Febrero hasta el 9 de J uoio sufrió todos los ho-
rrores de un calabozo, y lo que es más : sufrió por intervalos Ja
imagen y las astucias de Alba. Nada ablandaba el corazón de
este Ministro. En vano Castro oponía la modestia, la docilidad
los modales suaves, pero sin humillaciones degradantes · e~
vano~ su esposa oponía sus lágrimas y sus miserias; en vano' ma-
nife-staba. su orfandad y la desnudez de seis hijos tiernos que es-
taban pr1vados de su buen padre; en vano._._ sí en vano·
s~lo el golpe terri~I~ de él pod!a quebrar las prisio~es de est~
Ciudadano benemer1to. La Patr1a ha recompensado sus sufri-
~~·.11nie1n\os nombrándole Ayudante Mayor veterano con grado de
~...PI~.au en el Regimiento de milicias. ·
-271-
bían formado los votos libres del pueblo en la célebre no-
che del 20 de Julio. Este Cuerpo conoció que los nego-
cios se embarazaban y que e ra necesario dividirse en sec-
ciones. Después de un maduro examen estableci6 la sec-
ción de Negocios diplomátú:os internos y exterz'ores ; la de
Negocios eclesz'ástz'cos _,· la de G r ada y Justz'da y Gobz'erno ;
la, de. Guerra; la de Hac·i enda, y, en fin, la de Polzclay
.
Co-
merczo.

' DlA 28 DE JULIO

La tranquilidad pública continuó todo este día. Por la


noche el venerable Clero de la capita l manifestó los senti-
mientos de patriotismo y de fidelidad que lo animaban para
con el nuevo Gobierno, por medio de una orguestª y fue-
gos de artificio. Varios miembros de la Junta Suprema se
presentaron en las galerías de las Casas Coosisl:oriales, y
el Vocal D. Frutos Joaquín Gutiérrez arengó á su nombre
al Clero y al numeroso pueblo que había concurrido á so-
lemnizar estas demostraciones. Siempre admiraremo~ la
brillantez de expresión, la extremada facilidad de produ-
cirse y la solidez de las ideas en los discursos repetidos de
este patriota infatigat le. Mucho le debe la Patria, y más
la p\uma de los diaristas para perpetuar la memoria de
sus servicies. El nombre de Gutz'érrez nos es grato, está
repetido en e!lte Dz'ar·io, y se repetirá muchas veces.
,
DIA 29 DE JULIO

¡ Desgraciado del pueblo que confía en sus pr-opias fuer-


zas l ¡ Desgraciado del pueblü que, hinchado con sus vic-
torias, atribuye al buen suceso en sus acciones la sabi-
duría de sus consejos! Dios se complace en confundirlo y
en hacerle sentir su debilidad y su nada. Penetrado este
pueblo religioso de estas verdades, se reunió en el templo
·del Señor á reconocer su dedo poderoso que había derri-
bado á los tiranos y que lo acababa. de salvar de las ma-
nos de sus enemigos. La Junta Suprema ·e n Cuerpo, pre-
..sidida de su Jefe el Dr. q. José Miguel Pey, con · toda 1&

••
pompa y aparato que en tales circunstanci~s se acostum.
bra, sole mnizó esta piadosa ceremonia. El Dr. D. Santia-
go Torres pronunció un discurso lleno de unción y de las.
más grandes verdades de la R e ligión. El concurso fue nu.
meroso, y en todos se manifestaban los se nti mientas reli-
giosos, unidos á la satisfacción y al contento.
\

' 30
DIA DE JULIO

E l pueblo~ que ya gozaba de una perfecta serenidad~


fue sobresaltado de nuevo por haberse esparcido e l rumor
de que los Oficiales del Batall6n Auxilz'ar habían concebí·
do el proyecto de sacar á los ex- Virreyes de la prisión
en que se hallaban. Fue preciso que muchos ciudadanos
acredita~os y queridos del pueblo por su amor á' la liber-
tad le hiciesen ver que ésta era una impostura forjada
por algún enemigo del Cuerpo militar, que había dadcr
tántas pruebas de q.phesión a l nuevo Gobierno, contribu..
yendo decididamPnte al buen éxito de nuestra revolución.
A las doce del día estaba todo tranquilo.
Pero la reunión ocasionada por aquella fa1sa noticia
volvió á dar energía al pueblo, que se alar~aba justamen-
te cuando creía en riesgo su libertad, aún no l::>ien con-
q uistada. Se había dispuesto por la Suprema Junta que el
1. de Agosto mar~hasen á Cartagena los ex-Ministros
0

Herrera, Carri6n y Mansilla; para e l Socorro, Alba y


Fr~s. ·
Apenas el pueblo entendió esta determinación, mostró
inquietud por la salida de estos Ministros, qu~ eran el ob-
jeto de su r esentimiento. D ecía muchas veces : Que pagum
m este suelo los excesos que en él han comeHdo !
La Junta Suprema, que procedia con madurez en todas
, estas convulsiones populares, vio que convenía diferir la
salida de los ex-Ministros, y publicar los fundamentos de-
esta
'
meclida
. saludable.
DÍA 31 DE JULIO

El, pueblo, dó~il .á la autoridad, ,se serenó cqn un· baJnd<~J;)i®


que hizO' públicar la, Suprema . .Junta. ' E~ ~l se:.Qe~Cli.J'~ ;Q~Ie
- 273-
nada interesaba tánto á la salud pública como apartar de
nuestra vist~ estos objetos de inquietud, que mantenían al
pueblo y al Gobierno en una continua alarma y expecta-
ción; que unos irían á Cartagena, donde se manten dría~ á
disposición de esta Junta, y otros al Socorro, donde serían
juzgados conforme á las leyes.

DÍA I •0 DE AGOSTO

Bien te mprano se vio un pueblo numeroso reunido en la


plaza para presenciar la marcha de los ex-Oidores. La ca.
balleda nacional se formó en filas con sable en mano, para
poner en respeto á todos y ejecutar las órdenes del Cuerpo
soberano. Como á las once del día fueron sacados de la
cárcel Herrera, Ca rrión y Mansilla, y escoltados de un tro-
zo de caballería, tomaron el camino de Cartagena. El pue-
blo vela todo esto con tranquilidad, y no seguía á los ex-
Oidores, como lo había hecho en todos los momentos ante.
riores, Esperaba otr.o espectáculo más grande y que debía
satisfacer mejor su enojo. Tal era la salida de Alba y
Frías para el Socorro. Cerca de medio día, con la corres-
pondiente escolta, siguieron estos infelices para su destino.
Un pueblo numeroso los acompañaba, advirtiéndose en me-
dio del bullicio moderación y decoro. El Gobierno, que lo .
preveía todo, comisionó algunos miembros de la Junta Su-
prema para que los acompañasen y evitasen cualquier
desorden.
Los Vocales Tenorio, Benítez, Mutis y Pombo hicieron
con estos ex-Ministros los oficios más humanos y compasi-
-. vos. Ellos disminuían su confusión y calmaban sus espíri-
tus conturbados.
Si en la mañana de este día se observaron movimientos
de severidad y de justicia, en la tarde no resonaron sino
• vivas de alegría con la entrada del comisionado D. Anto...
ni o Villavicencio . La capital, que antes del 20 de Julio es..
peraba á este ilustre americano como el consuelo de sus
desgracias y como el remedio de sus opresiones, le mir6 ·
después como á hijo de la Patria, como á un militar de
honor, y lo recibió con pompa y en medio de las aclama..; ,_.:.;.-,,.,.,~.
ciones más lisonjeras.
1
DIA 2 DE AGOSTO

Las mujeres y familia de Herrera y Carri~n siguieron·


en pos de sus maridos. Todo fue humanidad para con es-
tas desgraciadas. D. Miguel Pombo recogió algunas can-
tidades para Ja de Carrión; el Vocal Gil le hizo también
un donativo considerable; D. Pedro Groot obró con igual
generosidad, y la misma Suprema Junta ordenó que se les.
diese un socorro pecuniario para que hiciesen ~u viaje con.
comodidad.
,
DIA 3 DE AGOSTO

Nada hubo notable en este día.


1 •
DIA 4 DE AGOSTO

La libertad se extiende del Norte al Mediodía. La pro-


vincia de Neiva proclama sus derechos, depone á su Co-
rregidor, de quien había tenido que sufrir, instala una Jun-
ta provincial, y da aviso á esta capital de su noble resolu ..
ción, que es recibida con transportes.
, (

DIA 5 DE AGOSTO

La tranquilidad y el buen orden reinaron ~n este día.


Por la noche los señores oficiales de 1as compañías de
Cartagena, que Amar había hecho subir á esta capital,
con motivo de las ocurrencias de Quito, felicitaron nuestra
revolución con un golpe de música, fuegos artificiales é
iluminación. La Suprema Junta, sensible á esta expresión
de amor hacia el nuevo Gobierno, dio las gracias pública-
mente á estos oficiales por medio de su Vocal D. Frutos
Joaquín Gutiérrez.
' DÍA 6 DE AGOSTO

Este día, que es el aniversario de la Conquista, se so..


lemnizó con la asistencia, en cuerpo, ·de la Suprema Junta.
Toda nuestra caballería y la de la guardia de honor que
fue de los Virreyes se dejó ver armada en la carrera. La.
ceremonia fue de las más solemnes y lucidas. .
- 275

'
DIA 7 DE AGOS1rO

T odas las cm.as tienen su términ ), que en lo moral debe


ser fijado por la prudencia. La im petuosiriad y energía del
pueblo debía sernos sumamente apreciable, porque ~in
ella, ¿cómo podíamos haber roto las cadenas? ¿cómo se
hubieran obrado los prodigios de la noche del 20 y de los
dfas posteriores ? Pero esta fue rza popular se aumentaba
por grados, y su expansíón podía. ser peligrosa. Concu-
rrían para esto muchas causas; li:t opinión del poder se
aumentaba en razón de lo~ obstaculos que se vendan. Por
otra parte, el odio hacia 1os que se juzgaban enemigos de
nuestra libertad, debía fortificarse con el choque cor.tínuo
de ideas y fermentación en que se hallaban los espíritus.
Tal vez algunúS obrarían con miras particulares, aprove.
chándose de la turbación públ ica :, ó lo que, creemos más
verosímil, exaltados de un celo pa1·riótico. El pueblo pidió
en la mañana de este día c0n instancia varios capítulos
que era necesario sujetar á exame~l riguroso, ya que t:JO se
podía acceder con precipitaci6n. Se presentaron en la Sala
los Dres. D. José ]ove Huerg o, D. Miguel Tobar, D. Mi-
guel Montalvo y otros sujetos comisionados por el pueblo
para proponer sus solicitu les. D espués de una larga con-
fe'rencia, la ] unta les hizo ver las dificultades é inconve-
nientes que se palpaban t n acceder á tales pretensiones.
Persuadidos estos patriotas de Ja ' rerdad, emplearon todo
su celo en sosegar la multitud y onvencer á los concu.
rrentes que debían dejar deliberar á la Suprema J unta y
resignarse en sus disposiciones. f'Presbítero Dr. D.
Jua n Manuel T ejada, que felizment¡e se halló en estos mo-
mentos, cooperó con su vigorosa e ocuencia á tranquilizar
los ántmos, inspirándoles confianza en las resoluciones del
Gobierno, habiéndose conseguido or estos medios que se
~ d
serenasen las cosas y que pasase este 1a sm malos re-
1 •

sultados.

La Junta se ocupó en, tomar mel idas de tranquilidad,


valiéndose de los medios que dicta 6a Ja prudencia para
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calmar las turbaciones. Hizo compa recer á los sujetos que,
según noticias, tenían influjo sobre el pueblo, persuadién-
doles q ue dirigiesen su patriotismo á calmar la eferves .
cencia y á evitar las reuniones populares, que impedÍan á
)a Ju nta entregars~ con r eposo á sus meditaciones para
providenciar sobre los grandes objetos que llamaban su
a tención. Era preciso tentar todos los caminos de suavi-
dad antes que venir á los medios rigurosos, que podían
causar gravísimos males. Se debe, sin d uda, á. e~ta pru-
dente lentitud que nuestra revolución no h aya sido man-
chada con violentas ejecuciones á pesar de la gran fe r-
mentación que se observó en aquellos días.
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DIAS 9, 10, 1 [ y 12 DE AGOSTO

Crecía la inquietud en los ánimos, las voces sordas, par-


tidos y amenazas que SI'! trasludan, h acía n temer los su-
cesos que no tardaron en desenvolverse.
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DIA 1 3 DE AGOSTO

Desde que se comenzó la revolución adqui rió una li-


bertad increíble el espíritu, como un r esorte que se había
contenido largo tiempo y que de pronto explosionaba. El
pueblo inexorable traía á examen. la con :iucta de los s"u -
jetos y principalmente h abía fijado sus miras sobre e l Je-
fe del Reino, que se m antenía preso en el Tribunal de
Cuentas. El odio contra su persona se condensaba á me-
dida que se recordaban los pasos errados e n que había in-
currido y que habían causado los males que experimen-
tábamos. Su culpable conducta respecto d e Quito, cuyos
habitantes gemían e n las prisiones, frustrado el noble em-
peño con que intentaron r ecobrar su libertad, habiéndose
despreciado los votos de los hombres sensatos. llamados
vanamente al Consejo, contra cuyo dictamen. se despacha-
ron asesinos contra aquella deplorable ciudad ; }labiéndo-
se desechado igualmente la convocación d e los Diputa-
dos del R eino, que era el único remedio que se podía apli-
car .al presente estado de las cosas : los ultrajes repetidos
· que se infirieron al Cabildo, único Cuerpo en que confia-
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ba el pueblo, cuya acci6n quiso anular el Virrey Amar~
introduciendo en él hombres sospechosos, que de ningún
modo aceptaba el público ; las presunciones de peculado
que se habían trascendido por los manejos parciales que
se notaban en la distribución de empleos; todas estas cau-
sas y otras muchas que sería largo referir, habían contri-
buido á formar la gran tempestad que tronaba sobre las
personas de Amar y su consorte.
La fuerza revolucionaria tómó el mayor incremeL 1to en
Ja mañana de este día. El pueblo ocupaba toda la gran
plaza, no se hablaba sino de prisiones y arrestos de las
personas que parecían sospechosas ; todo se hallaba en la
más viva agitación. En estos momentos el gran Cuerpo so-
cial se pone en una extrema tensión y se afecta fácilmen-
te con Jo que se le inspira. Una idea proyectada sobre la
gran masa se propaga rápidamente, como un fuego de-
vorador, y tal vez muchos se valen de esta grande exci .
tabilidad del pueblo conforme á sus particulares designios.
Entre tanto los Diputados del común se presenta~ en
la Sala Consistorial, piden deposiciones y arrestos de va.
rias personas que se creían adictas al antiguo Gobierno, Yt
entre otras cosas, que al ex-Virrey se le traslade á la
cárcel de Corte y á la ex-Virreina al Divorcio. Las cir-
cunstancias eran imperiosas. Una ligera desavenencia
ocurrida entre un particular y uno de los patriotas encar-
gado deJa custodia del ex-Virrey atrajo hacia el Tribu-
nal de Cuentas una gran porción de pueblo. Se aumenta el
furor y ya se avanzan hasta las piezas que habitaba Amar.
Lo salva la orden de la Junta: es trasladado á la cárcel de
Corte y la absoluta seguridad de su persona calmó por
entonces los movimientos.
Ya dijimos que se había pedido que la ex-Virreina fue-
se conducida al Divorcio. No se determinó, esperando que
el tiempo produjese la calma ; pero el gentío se dirigió al
Convento de Santa Gertrudis, amenazando forzar este asi-
lo religioso. Fue preciso extraer de allí á la ex-Virreina,
que fue conducida á la p_psión, sin orden de la Junta, en
medio de algunos sacerdotes que la defendían de un tro-
pel de mujeres que la rodeaban tumultuosamente, sia res-
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petar la calidad de esta desgraciada, que mostró una
grande entereza en los padecimientos.

DIA ( 4 DE AGOSTO

Este día fue menos trágico que el antecedente. Cuando-


la Junta pensaba en medidas que hubieran sido insuficien.
tes para calmar la efervescencia que habían producido los
espantosos arrestos del día de ayer, se presentó en la Sala
un Diputado de todas las clases del Estado, que llenaban
ya las galerías y se concentraban en uno d~ los ángulos
de la plaza. El Diputado expuso el deseo público · de que
se abrazasen medios sedativos y que nuestra deseada re-
volución se verificase de un modo menos terrible. No sien~
do capaz el edificio de contener un tan numeroso concurso,
se trasladó la Junta á los balcones del antiguo Palacio,.
desde donde arengó el Vicepresidente y sucesivamente
varios de sus Vocales, haciendo ver al públíco las circuns-
tancias en que sé había ejecutado la prisión de Jos ex-Vi.
rreyes, tfecto, como ya hemos dü.ho, del modo como estos
Jefes se manejaron en un tiempo en que la prudencia dic-
taba que se debían emplear medios suaves y de condes-
cendencia para con unos pueblos que volvían de su indi-
ferencia política y de la abyección en que habían caído
por la continuada acción del despotismo.
1
DIA 15 DE AGOSTO

En la tarde de este día se verificó la salida de los ex-


Virreyes con el mayor orden y tranquilidad. Con esta me.
dida prudente cesaron las violentas agitaciones en que nos
hallábamos, no habiendo sucedido cosa notable en los días
próximos que siguieron.
1
DIA 20 DE AGOSTO

~e conce~ó permiso para la impresión de este Dt'ario·


político, h~bténdose h~cho á sus autores por el Gobierno
un empréstito de do~ mt! pesos para ocurrir á los gastos de
la empresa, con obhgactón de reponer est~ cantidad de los
/
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productos del mismo papel, con prevención de que se co--
muniquen por las Secretarías respectivas las resoluciones y
piezas que se deban publicar. 1
No pudiéndose continuar, bajo el método que hemos ob•
servado hasta aquí, la historia de la revolución por no ha-
ber sucesos notables con qué llenar la relación diaria, va-
mos á adoptar el método gacetal, siguiendo siempre el hilo
que hemos comenzado para anunciar los acontecjmientos
poHticos de los demás Reinos de América que se suceden·
unos á otros, los de Buenosaires, Caracas, Cartagena, Qui-
to y de las demás Provincias de este Reino, de que hemos
comenzado á hablar.
Cuando este papel no tuviese otra ventaja que la de
haber expuesto,el origen y primeros progresos de nuestra
revolución, se debía preferir á cualquiera otro escrito pe-
riódico que comenzase arrojándose en medio de los suce-
sos. También insertaremos á propósito las noticias de E u ..
ropa, en cuanto digan relación con nuestra transformación
política ; publicaremosJ como hasta aquí, las resoluciones
orgánicas de nuestra Suprema Junta, para lo que contamos
oon el auxilio que se nos ofreció por la citada acta del 20·
de Agosto.
Procuraremos amenizar nuestro Diario con algunas
piezas didácticas y discurs0s que puedan instruirnos sobre
nuestros actuales recursos y sobre los medios de conducta.
que debemos seguir en el presente estado regenerativo, sin.
apartarnos por esto del plan que nos hemos propuesto en la
continuación de las novedades públicas.
La facilidad que vamos adquiriendo en la redacción.
histórica n·os proporciona ejecutar este trabajo, talvez con.
más acierto que otros que no han tenido este ensayo. ¡ Oja-
lá tengamos la dicha de contribuír por estos medios á rec-
tificar la opinión y lograr que nuestros trabajos sean bien
recibidos del ilustrado pueblo de Santafé, que se dignará
dispensar los defectos en que hayamos incurrido en la ex-
posici6n delicada de los primeros sucesos de su creacióB
política, en que verdaderamente era difícil contentar á
unos espectadores, animados de gloria, y mucho menos á.
los actores de la escena 1
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Es bien sabido que los hechos históricos, cuando apenas


acaban de suceder, se reducen á meras probabilidades por
las alteraciones que sufren en la tradición oral que los-con.
serva y los desfigura. Tal ha sido el origen :fe las amarga~
censuras que ha sufrido el Diarlo, á pesar del esmero rrrí.: ·
probo de sus autores en observar religiosamente la verdad
para lo que han consultado las recientes Memorias qu~
muchos sujetos han escrito de todo lo que ha pasado por
su vista, lisonjeándonos de haber conservado los hechos
más memorables, que nadie ha podido revocar á duda, no
recayendo las críticas sino sobre hechos de poca impor·
·tancia, indiferentes para los que no se ciñen á localidades.

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