Unidad+i +romanticismo
Unidad+i +romanticismo
Unidad+i +romanticismo
Neoclasicismo Romanticismo
El arte debe ser único y universal No existe un arte único, ya que depende
de una circunstancias económicas,
geográficas o culturales
La razón guía e ilumina al artista Se concede un valor fundamental a lo
subjetivo, a la pasión y la inspiración
Existencia de las reglas del buen gusto Rechazo de cualquier barrera que limite
la expresión personal
Su estética busca lo armonioso y Se tiende hacia lo sublime, pero se da
equilibrado entrada también a lo grotesco y a lo
pintoresco
Se imitan los modelos clásicos de la Admiración hacia escritores como
antigua Grecia Shakespeare, Calderón de La barca y
Dante Alighieri
Finalidad formativa y didáctica del arte La literatura busca impactar, conmover o
inquietar al lector o espectador
Egocentrismo: todo va a girar alrededor del yo, por lo tanto frecuentemente habla el
romántico en primera persona, a menudo protestando por la incomprensión de su
sociedad, por el desconocimiento de su genio individual, etc.
Genio creador: dentro de cada ser humano reposa una infinitud, el Dios interior del
cual proviene toda manifestación creativa, toda obra, representada por el Genio
Poético. El poeta es un visionario. Se valora la originalidad de las obras.
Gusto por la soledad: se convierte en uno de los temas románticos por excelencia.
Esto justifica la preferencia por lugares solitarios, como castillos, cementerios,
espacios apartados y recónditos. La soledad del hombre romántico nace también de
su individualismo, de la afirmación de su yo; en este sentido la soledad produce
también dolor y lo lleva a ansiar la integración, la comprensión de los otros, el amor.
Contexto histórico-literario.
Nace en París, quedando huérfano de padre a los seis años. Inició sus estudios
en Lyon en 1832 y los prosiguió en París, de 1836 a 1839. Su padre adoptivo, el
comandante Aupick, descontento con la vida liberal y a menudo libertina que llevaba el
joven Baudelaire, lo envió en un largo viaje a las Antillas entre 1841 y 1842 (según
algunas fuentes, podría haber llegado también a la India). De regreso en Francia, se
instaló de nuevo en la capital y volvió a sus antiguas costumbres desordenadas.
Empezó a frecuentar los círculos literarios y artísticos y escandalizó a todo
París con la elegancia y agresividad de su vestimenta y modales. Era el dandy que se
burlaba de las formalidades, escandalizar al burgués lo confirmaba como poeta.
Fueron también motivo de controversia, sus relaciones con Jeanne Duval, la hermosa
mulata que le inspiraría algunas de sus más brillantes y debatidas poesías.
Destacó pronto como crítico de arte: el Salón de 1845, su primera obra, llamó
ya la atención de sus contemporáneos, mientras que su nuevo Salón, publicado un
año después, llevó a la fama a Delacroix (pintor, entonces, todavía muy discutido) e
impuso la concepción moderna de la estética de Baudelaire. Buena muestra de su
trabajo como crítico son sus Curiosidades estéticas, recopilación póstuma de sus
apreciaciones acerca de los salones, al igual que El arte romántico (1868), obra que
reunió todos sus trabajos de crítica literaria.
Fue además pionero en el campo de la crítica musical, donde destaca sobre
todo la opinión favorable que le mereció la obra de Wagner, que consideraba como la
síntesis de un arte nuevo. En literatura, los autores Hoffmann y Edgar Allan Poe, del
que realizó numerosas traducciones (todavía las únicas existentes en francés),
alcanzaban, también según Baudelaire, esta síntesis vanguardista. La misma que
persiguió él mismo en La Fanfarlo (1847), su única novela, y en sus distintos esbozos
de obras teatrales.
Comprometido por su participación en la revolución de 1848, la publicación
de Las flores del mal en 1857, acabó de desatar la violenta polémica que se creó en
torno a su persona. Los poemas (las flores) fueron considerados «ofensas a la moral
pública y las buenas costumbres» y su autor fue procesado. Sin embargo, ni la orden
de suprimir seis de los poemas del volumen ni la multa de trescientos francos que le
fue impuesta impidieron la reedición de la obra en 1861. En esta nueva versión
aparecieron, además, unos treinta y cinco textos inéditos.
Baudelaire y el romanticismo.
Spleen e ideal: esta sección abarca los 85 primeros poemas, entre ellos El albatros.
Presenta diversas formas de salvación, liberación y huida del mundo, como ser la
belleza, el arte, la poesía, la muerte y más adelante el amor y el erotismo, donde se
recogen poemas dedicados a sucesivas amantes a lo largo del tiempo. Tras haber
comprobado el fracaso de estas formas de ideal, nos encontramos con el spleen o el
hastío, el tedio ante el tiempo y su repetición.
Son poemas que muestran la distancia entre la realidad y el ideal poético y
vital. Cuando el amor, la belleza o el arte fracasan como formas de huida triunfa el
“spleen” el tedio, el abatimiento o angustia ante la monotonía y el tiempo.
El vino: abarca desde el poema 104 El alma del vino hasta el 108 Vino de los amantes,
un total de 5 poemas. Esta sección se vincula con la serie de textos que dan cuenta de
experiencias con el vino y las drogas, concretamente el opio y el hachis. Es un elogio a
su obra Los paraísos artificiales. Se acerca a la posible salvación en la embriaguez y
las drogas
Flores del mal: abarca desde el poema 109 La destrucción hasta el 120 El amor y el
cráneo, un total de 12 poemas. Constituyen la parte central de la obra. En ella se
encuentran cuatro de los 6 poemas condenados por el Tribunal Correccional del París
por atentar contra la moral. En esta sección se expresa la atracción irresistible del
mal. El descenso hacia lo más profundo del abismo, los vicios, el sexo destructor o la
delincuencia. La mujer aparece como una figura diabólica que lo aleja de Dios. Esta
sección representa el intento de huida por la vía maligna, la perversión, el sadismo, el
vampirismo. Ofrece unos cuadros desoladores.
Rebelión: abarca desde el poema 121 La negación de San Pedro hasta el 125
Plegaria, un total de 4 poemas. Los poemas de esta sección fueron cuestionados y por
los que se le instruyó un proceso judicial. En ellos el tema del mal aparece visto desde
la teología, desde un creyente angustiado; que si en Plegaria parece adherir a
satanás, es más por despecho al abandono de Dios. El poeta se rebela, de nada sirve
el sufrimiento del hombre ante un Dios que está ausente del mundo. Poeta satánico,
tenebroso y blasfemo que reniega de Dios.
La muerte: abarca desde el poema 126 La muerte de los amantes al 131 El viaje, un
total de 6 poemas. Constituye el final del viaje. La muerte como reacción frente al
materialismo burgués. Sólo la muerte puede librar al hombre de un mundo lleno de
miserias. Implica la retirada de los personajes, ninguno de ellos estaba destinado a
triunfar, por eso es un infierno sin paraíso. La muerte es una burla a las pretensiones
de inmortalidad del creador.
Son todos variaciones sobre un mismo tema: la exploración del mal y el hastío
vital.
La correspondencia: entre el macrocosmos y el microcosmos; el mundo visible y el
invisible y del que el poeta es el intérprete, analogías con todas las percepciones y los
sentidos, aromas, colores sonidos
El artificio: Baudelaire criticaba la idea de lo natural y espontáneo y reivindicaba el
valor del artificio, la máscara, el maquillaje, el mundo urbano. Frente a la naturaleza
domesticada, exalta los paisajes exóticos donde el hombre puede ser en toda su
plenitud casi como un animal, dejándose llevar por sus instintos. Nostalgia del
paraíso.
El amor y el erotismo: el amor relacionado con la muerte, el erotismo basado en la
transgresión, en la perversión en el gusto por el pecado y el remordimiento que
aumenta el goce; adelantándose a muchas de las teorías psicoanalista de Freud , y a
las relaciones sadomasoquistas.
El mal: el poder universal del Mal. El hombre no puede escapar de su naturaleza
humana, que lo arrastra hasta lo más bajo. Su condición de poeta satánico y blasfemo
nace de su rebeldía ante quien nos condenó a ello. Y su “spleen” o abatimiento tiene
aquí su origen.
La embriaguez: como forma de evasión a de la realidad a paraísos artificiales
El devenir del tiempo: la angustia existencial del inevitable paso del tiempo crea la
conciencia de que la vida no es eterna y que hay que aprovecharla. El reloj se
convierte en un símbolo del transcurrir del tiempo.
La marginalidad: gusto por personajes excluidos socialmente como prostitutas,
borrachos, mendigos.
El tedio: sensación vital negativa y angustiosa. Vacio y falta de expectativas e
ilusiones hacia la vida.
Los arquetipos de “el dandi” y “la mujer fatal”:
El dandi es el hombre refinado de aspecto, vestimenta, modales y lenguaje. El
artista como genio elegido es muy superior al hombre burgués. Desprecia a la
burguesía que sólo busca el progreso y el dinero, pero al mismo tiempo la necesita
pues su vanidad necesita la admiración y el aplauso.
La mujer fatal, Salomé, la mujer lésbica, exonerada de su finalidad procreadora como
se la considera tradicionalmente. La mujer sensual y la abominable, frívola, siniestra
que lo arrastra a la destrucción. Por un lado, seducción e idolatría y por otro, misoginia
y rechazo.
El bohemio y el decadente: el artista bohemio, además de dandi es un hombre
maldito, antisocial y amoral, rechazado por sus contemporáneos.
El paraíso perdido: el hombre ha perdido el bien desde que fue expulsado del
paraíso terrenal. Esta idea viene reforzada por la del pecado original.
El viaje: la vida como un viaje en búsqueda de otra realidad, otros mundos en medio
de éste; a través de cualquier vía de escape.
La ciudad: el desierto urbano. Triunfo del progreso y de la miseria humana. La
metrópolis será la nueva Naturaleza, que ocupa el lugar de la antigua Tierra. El lugar
de la muchedumbre, de las masas donde todo y todos se confunden y donde los
transeúntes aparecen desvalidos y viven su soledad en ambientes nocturnos, cafés,
teatros.