Tema 3. La Edad Moderna

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TEMA 3.

La Edad Moderna

LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO

Introducción

El reinado de los Reyes Católicos es considerado, convencionalmente, como el periodo en el


que finaliza la Edad Media y se sientan las bases del Estado Moderno en España. Ese cambio
de época está cimentado en las medidas que adoptaron para reforzar el poder de la
monarquía frente a la nobleza; en la consolidación de las instituciones y en la conjunción de
acontecimientos trascendentes que marcaron su reinado:

- Impusieron paulatinamente el modelo de monarquía autoritaria.


- Se fijaron como objetivo la unificación territorial peninsular, cerrando el proceso de
Reconquista y utilizando alianzas matrimoniales. Al inicio de su reinado la Península
Ibérica estaba dividida en cinco reinos independientes (los reinos de Castilla, Aragón,
Portugal, Navarra y el emirato de Granada), que quedaron reducidos a dos a su
muerte. Castilla y Aragón acabaron compartiendo al mismo monarca y Granada y
Navarra fueron anexionados a Castilla.
- Abrieron una etapa de expansión en el Mediterráneo (hacía el norte de África e Italia)
y en el Atlántico, consumando la conquista de las islas Canarias y culminando con la
llegada a América.

Sin embargo, el reinado también tuvo sus sombras. La política de homogenización religiosa
condujo a la intolerancia y al fanatismo doctrinario cuyas consecuencias fueron la introducción
del tribunal de la Inquisición en Castilla (1478) y el decreto de expulsión de la comunidad
judía en 1492. Por otra parte, todavía se mantuvieron reminiscencias medievales tanto en las
instituciones como, y especialmente, en la concepción patrimonialista de la monarquía.
3.1. Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno. La Guerra de
Granada.

En 1469 se unían en matrimonio Isabel de Castilla y Fernando, príncipe de Aragón. Con


este enlace se unían las dos ramas de la dinastía Trastámara (unión dinástica), pese a la
oposición del rey Enrique IV de Castilla, hermano de Isabel, que prefería un enlace con
Alfonso V, rey de Portugal.

El reinado de Enrique IV, se había caracterizado por la inestabilidad política y las intrigas
nobiliarias que auguraban un problema sucesorio. Una parte de la nobleza, opuesta a
Enrique, apoyó el derecho al trono de su hermana Isabel, que fue reconocida como
heredera por el rey Enrique, en el acuerdo de los Toros de Guisando (1468), en un
intento de cerrar la crisis.

Sin embargo, el matrimonio secreto de Isabel con Fernando reabrió el problema de la


sucesión al considerar el rey Enrique roto el acuerdo y modificar su testamento para
dejar como heredera de la corona a su hija Juana “la Beltraneja”.

Cuando murió Enrique IV en 1474, Isabel se proclamó reina de Castilla y comenzó una
Guerra de Sucesión (1475-1478), contra su sobrina Juana . Las fuerzas isabelinas
acabaron imponiéndose y en 1478, por el tratado de Alcaçovas, se reconocía a Isabel
como reina de Castilla. Un año después, en 1479, Fernando heredaba la corona de
Aragón al suceder a su padre Juan II, por lo que quedaban unidas las coronas de Castilla
y de Aragón y se hacía efectiva la unión dinástica.

Aunque Isabel y Fernando (conocidos posteriormente como los Reyes Católicos),


decidieron gobernar conjuntamente los dos territorios según establecieron en el
acuerdo conocido como Concordia de Segovia de 1475, en la práctica, cada reino
conservó sus propias instituciones, leyes, moneda y fronteras, por lo que no se creó un
Estado unificado.

El reinado de los Reyes Católicos representa la transición entre el estado medieval y el estado
moderno. Tomaron medidas para reforzar la autoridad de la monarquía (monarquía
autoritaria) como:

- limitar el poder de la nobleza disminuyendo su influencia en la administración.


- Control de las Órdenes militares. Fernando “el Católico” se hizo nombrar
Gran Maestre de todas ellas.
- Control de las ciudades y villas que perdieron autonomía al imponerles un corregidor
nombrado por el rey.
- Derecho de Patronato que permitía a los reyes nombrar a los altos cargos
eclesiásticos.
- Creación de la Santa Hermandad (“mangas verdes”), una milicia urbana para combatir
los delitos.
- Introducción del tribunal de la Santa Inquisición en 1478 para perseguir la herejía.
- Expulsión de judíos (1492) y conversión de musulmanes.

En cuanto a la administración del Estado, aunque se mantuvieron numerosos rasgos de


carácter medieval (la corte era itinerante, no había una capital oficial), se hizo necesaria una
administración más eficaz: Consejos (Castilla, Aragón, Indias, Inquisición); Chancillerias o
Audiencias (tribunales de justicia). En la Corona de Aragón aparece la figura del Virrey,
representante del rey en los territorios.

Durante el año 1492 se produjeron una conjunción de acontecimientos: conquista de Granada,


Descubrimiento de América que marcaron un hito en el reinado de los Reyes Católicos y en la
historia de España. Sin embargo, también fue una fecha clave en el proceso de intolerancia
religiosa con el decreto de expulsión de los judíos y sometimiento de los musulmanes.

La conquista del reino de Granada se convirtió en una prioridad en la política de los


Reyes Católicos. Con esta conquista se cumplían dos objetivos:

a) proseguir el proceso de unificar todo el territorio peninsular bajo una


misma monarquía.
b) Poner fin a la reconquista sometiendo el último reducto musulmán.

La guerra de Granada se desarrolló entre 1482 y 1492. Los granadinos estaban


debilitados por rivalidades internas. El emir Muley Hacén y su hermano el Zagal estaban
enfrentados al hijo del primero, Boabdil. Los castellanos aprovecharon la situación que
culminó con la rendición de Granada el 2 de enero de 1492, tras un asedio de más de un año y
la firma de una capitulación o rendición pactada entre Boabdil y los Reyes Católicos con el
compromiso de respetar los derechos, los bienes y la religión de los vencidos.

3.2. Exploración, conquista y colonización de América (desde 1492 y durante el siglo


XVI).

A finales del S. XV en Europa se dieron las condiciones para iniciar una época de exploraciones
y de expansión por el océano Atlántico. Los reinos de Portugal y de Castilla, estratégicamente
posicionados, fueron pioneros en la expansión ultramarina.
Cristóbal Colón convenció a los Reyes Católicos de que era posible llegar a la tierra de las
especias (la India y el Lejano Oriente), navegando hacia el oeste a través del Atlántico . En
enero de 1492 se firmaban las Capitulaciones de Santa Fe, un acuerdo por el que se le
autorizaba a llevar a cabo una expedición que partió del puerto de Palos de la Frontera el 3 de
agosto de 1492. El primer viaje de Colón estuvo compuesto por tres naves (las carabelas La
Pinta y La Niña, y la nao Santa María) y una tripulación de unos 90 hombres. Tras diversas
vicisitudes alcanzaron tierra el 12 de octubre de 1492, desembarcando en la isla de Guanahaní,
del archipiélago de las Lucayas o Bahamas. Colón creyó haber alcanzado las costas asiáticas
(las Indias), aunque en realidad había descubierto un nuevo continente: América.

Los Reyes Católicos consiguieron del Papa Alejandro VI derechos de conquista y evangelización
sobre las nuevas tierras (bula Inter Caetera). Sin embargo, las demandas portuguesas obligaron
a firmar el tratado de Tordesillas (1494), entre Castilla y Portugal por el que se establecía una
línea imaginaria de demarcación situada a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. Esta
división permitió a Portugal controlar la costa africana y la de Brasil, mientras Castilla se
aseguraba el dominio del Caribe y el resto de las tierras por descubrir (América y el Pacífico).

A partir de 1499 la corona española cedió la iniciativa de la conquista a particulares (nobles,


hidalgos o soldados), que financiaban la expedición y reclutaban sus propias tropas. Se
estableció un sistema de capitulaciones y repartimientos por el que los conquistadores eran
recompensados con cargos, tierras y una parte del botín, incluyendo el reparto de indios para
que realizasen trabajos forzados. Para evitar abusos a los nativos la corona española aprobó
las Leyes de Burgos (1512), estableciendo el sistema de encomienda. El encomendero recibía
una asignación de indios para que trabajasen las explotaciones agrícolas a cambio de
protegerlos y cristianizarlos, sin embargo, el sistema acentuó los abusos.

El dominio español se inició en las Antillas (La Española, Cuba), que sirvieron de base a la
conquista continental durante el reinado de Carlos I. Las hazañas de exploración y conquista
más relevantes fueron:

- Vasco Núñez de Balboa recorre el istmo de Panamá y descubre el mar del Sur
(océano Pacífico) en 1513.
- Conquista del imperio Azteca o Mexica (Méjico) por Hernán Cortés (1519- 1521).
- Expedición de circunnavegación terrestre de Magallanes y Juan Sebastián Elcano
(1519-1522). Pasando del Atlántico al Pacífico por el estrecho de Magallanes,
cruzando el Pacífico para llegar a Asia y rodeando el continente africano para llegar a
España.
- Conquista del imperio Inca (Perú) por Francisco Pizarro, entre 1527 y 1533.
- Hernando de Soto, exploración de la Florida y del río Mississippi <<<(1539-1541).
- Exploración del río Marañón o Amazonas, por Francisco de Orellana en 1541.
- Valdivia conquista Chile.

La colonización supuso la explotación económica del territorio imponiendo una economía de


tipo colonial: metales preciosos (oro y plata) y agricultura (plantaciones y estancias). Se
intercambiaron cultivos americanos (patata, tabaco, pimiento, tomate, maíz, cacao), con
productos traídos de Europa (trigo, caña de azúcar; ovejas, vacas, caballos). Se utilizó el trabajo
indígena mediante la encomienda y la mita (trabajo forzoso en las minas). América sufragó los
gastos de la Monarquía en Europa pero provocó un alza de precios conocido como la
Revolución de los precios.
En el terreno cultural América ofreció un mundo por descubrir: flora, fauna, culturas e idiomas.
A nivel social se produjo un gran mestizaje (europeos, indios y esclavos negros africanos), pero
se estableció una sociedad desigual organizada en un sistema de castas dominada por los
españoles peninsulares y los criollos (españoles nacidos en América). Se impuso el castellano
como lengua oficial y la cultura española.
3.3. Los Austrias durante el siglo XVI. Política interior y exterior.

Carlos I de Castilla (Carlos V, como emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico), era
hijo de Felipe de Habsburgo (el hermoso) y de Juana I de Castilla (la loca), heredó un enorme
imperio que le convirtió en el rey más importante de su época.

De sus abuelos paternos:

- María de Borgoña heredó los Países Bajos, Luxemburgo y el Franco Condado .


- Maximiliano de Habsburgo heredó los territorios patrimoniales de Tirol y Austria
(por eso los Habsburgo serían conocidos en España como Austrias) y el derecho a
ser propuesto y a convertirse en emperador alemán.

De sus abuelos maternos y de su madre Juana heredó:

- Fernando el Católico: la corona de Aragón con sus territorios en Italia.


- Isabel la Católica: Castilla, Canarias y los territorios americanos.

Nacido y formado en Gante (Flandes, Países Bajos), Carlos ascendió al trono de Castilla y de
Aragón en 1516, con sólo 16 años de edad sin conocer nada de Castilla. Su ambición por
convertirse en emperador (fue coronado en 1519) le llevó a convocar las Cortes castellanas
para imponer nuevos impuestos. Esto y el nombramiento de flamencos para ocupar cargos
políticos en Castilla, provocaron conflictos en Castilla y Valencia:

- Las Comunidades en Castilla (1520-1521) conocido también como movimiento


comunero, se inició en febrero de 1520, siendo sus líderes Padilla, Bravo y
Maldonado. Los comuneros crearon la Santa Junta y sustituyeron la autoridad
municipal por comunas integradas por artesanos, comerciantes y miembros de la
baja nobleza.
Los comuneros presentaron diversas reclamaciones al rey:

a) el regreso de Carlos a España.


b) Exclusión de los extranjeros de los cargos políticos.
c) Reducción de impuestos.
d) Mayor protagonismo de las Cortes.
e) Limitación y control en la exportación de la lana.

Los comuneros fueron derrotados en la batalla de Villalar y sus líderes ajusticiados.


- Las Germanías (1519-1524) Se desarrolló en Valencia y Murcia. Su motivo principal
fue la crisis económica y el descontento frente a la nobleza y los moriscos lo que
acabó convirtiéndolo en movimiento antiseñorial . Su derrota implicó una alianza
entre monarquía y nobleza.

Carlos tuvo problemas externos: con Francia a los que venció en Pavía, ocupando Milán; con el
Papa (Saqueo de Roma, 1527); los turcos (defensa de Viena) y con los Luteranos alemanes
(aunque tuvo que reconocer la libertad religiosa en la Paz de Augsburgo, 1555).

Felipe II (1556-1598), hijo de Carlos V y de Isabel de Portugal, heredó la monarquía


española al abdicar su padre en 1556. Los graves problemas a los que se enfrentó
Carlos V en su política europea le decidieron a dividir el imperio entre su hermano
Fernando, al que cedió las posesiones austriacas y la corona imperial alemana, y su
hijo Felipe II, al que dejó las posesiones hispánicas, italianas, los Países Bajos y el
Franco Condado. A ellos se unirían las islas Filipinas en 1571 y Portugal en 1580.

Felipe II, nacido en Valladolid en 1527, actuará como un rey español y residirá en
España estableciendo su corte y capital en la villa de Madrid en 1561.

La política de Felipe II se inspiró en la Contrarreforma católica situando como líneas


maestras de su reinado :

1) mantener la hegemonía de los Habsburgo en Europa.


2) La defensa a ultranza del catolicismo, lo que se tradujo en una política de
intolerancia religiosa.
3) Consolidar el absolutismo como forma de gobierno.

Las consecuencias de esta política le condujeron a múltiples conflictos tanto en sus


reinos peninsulares como en Europa.

Conflictos internos:

a) La persecución de las comunidades protestantes españolas seguida de una política


de censura y de utilización del tribunal de la inquisición al servicio del Estado.
b) La rebelión de los moriscos granadinos (1568-1570) hostigados por la desconfianza
del rey. Se sublevaron en la zona de la Alpujarra y fueron vencidos y dispersados por
Castilla, repoblándose la Alpujarra con cristianos viejos.
c) El denominado caso de Antonio Pérez una conspiración que acabó provocando
tensiones entre el rey y la corona de Aragón y dando lugar a la Leyenda Negra contra
el rey.
Conflictos externos

En defensa de la hegemonía de los Habsburgo y del catolicismo Felipe II se implicó en diversas


guerras contra:

a) Francia que fue derrotada en la batalla de San Quintín en 1557 firmándose la Paz de
Cateau-Cambrésis.
b) La rebelión de los Países Bajos en especial de las provincias del norte (Holanda) y de
Flandes. Sublevadas contra el rey por su política autoritaria y por la libertad religiosa al
extenderse la Reforma calvinista. El conflicto se inició en 1566 y Felipe II decidió
resolverlo por la fuerza enviando al ejército al mando del duque de Alba. Sin embargo
los Países Bajos acabaron dividiéndose en dos: el norte protestante (Holanda) que
acabó independizándose y el sur católico (Flandes) que siguió bajo soberanía española.
c) Los turcos otomanos que amenazaban con extender su dominio por el Mediterráneo
fueron frenados por la alianza (la Santa Alianza) de Venecia, el Papado, Génova y
Felipe II. Ambas fuerzas se enfrentaron en la batalla naval de Lepanto en 1571,
considerada como una gran victoria de las fuerzas cristianas.
d) Inglaterra las relaciones con Inglaterra fueron empeorando con la subida al trono de
Isabel I y su firme apoyo al protestantismo. La política inglesa de hostigamiento a los
galeones españoles procedentes de América y la ayuda prestada a los rebeldes de los
Países Bajos colmaron la paciencia de Felipe II que decidió invadir Inglaterra, en 1588,
por medio de una gran flota conocida como la Armada Invencible. El proyecto acabó
en un gran fracaso al ser interceptados y naufragar la mayor parte de los barcos.

Uno de los mayores éxitos de su reinado fue el de incorporar la corona de Portugal a los reinos
hispánicos en 1580, con la que se conseguía la ansiada Unión Ibérica. La desaparición del rey
portugués D. Sebastián permitió a Felipe II hacer valer sus derechos sucesorios consiguiendo
ser proclamado rey de Portugal por las cortes de Tomar, pese a la oposición de muchos
portugueses. La incorporación del imperio portugués a los dominios de Felipe II reunió un
imperio inmenso que hizo acuñar la expresión de que en sus dominios nunca se ponía el sol.

La principal característica de la monarquía de los Habsburgo era su carácter plurinacional. Una


suma de territorios heredados por Carlos I y Felipe II, cuya diversidad complicaba las funciones
administrativas y de gobierno pues cada uno de ellos conservaba sus propias leyes e
instituciones lo que obligaba al rey a mantener un sistema de pactos con cada territorio.
Compartían a un mismo rey (unión de reinos), pero no había ni unidad jurídica ni de Estado.
Sin embargo, los reyes, especialmente Felipe II, intentaron imponer el Absolutismo
monárquico y la centralización administrativa.

Castilla se convirtió en el eje de la monarquía pues Felipe II decidió establecer en ella su


residencia y la capital administrativa de su imperio. Se tomó como modelo la administración
castellana basada en el Sistema de Consejos y la Administración Territorial contaba con
consejos específicos: Castilla, Aragón, Indias, Italia…

Los virreyes, eran los representantes del rey en los territorios con categoría de reino fuera de
Castilla: Aragón, Sicilia, Nápoles, Nueva España, Perú…, mientras los territorios de menor
rango( Países Bajos, Franco Condado, Milán), estaban dirigidos por un Gobernador.
El sistema creó una burocracia en la que adquirieron una gran importancia los oficiales, los
escribanos y, en especial, los secretarios, que actuaban en nombre del rey en cada uno de los
consejos.
3.4. Los Austrias del siglo XVII: política interior y exterior.

El siglo XVII, se caracterizó por la acumulación de problemas políticos. La debilidad de carácter


fue común en los últimos reyes de la dinastía de los Austrias que delegaron las funciones de
gobierno a personas de su confianza conocidos como validos.

Felipe III (1598-1621), inició la práctica del valimiento. El privado, favorito o valido, aunque
no tenía un cargo oficial, actuaba como un primer ministro. Los validos actuaron al margen de
los órganos de gobierno y, generalmente, utilizaron su cargo para enriquecerse. El valimiento
se convirtió en un rasgo permanente de la monarquía española a lo largo de todo el siglo XVII.

Felipe III, delegó el poder en Francisco de Sandoval Duque de Lerma, su amigo personal.
Político de gran ambición que generó una etapa de corrupción que provocó su destitución.
Lerma fue sustituido por su hijo Cristóbal de Sandoval, Duque de Uceda.

En política interior, el hecho más destacado del reinado de Felipe III fue la expulsión de los
moriscos en 1609, por el rechazo de la población cristiana hacia ellos y el temor a una
invasión turca de la península. Casi 300.000 moriscos abandonaron España lo que supuso una
notable pérdida en especial en Valencia y Aragón, donde realizaban una gran labor en la
agricultura y la artesanía.

Felipe IV (1621-1665), tuvo como valido a D. Gaspar de Guzmán (Conde-Duque de Olivares).


Durante su reinado el principal problema fue el intento de reforma administrativa emprendido
por el Conde Duque de Olivares. La intención de crear un estado moderno centralizado chocó
con la oposición de los territorios de la corona de Aragón y de Portugal que temían perder sus
fueros y quedar subordinados a Castilla.

El proyecto de reforma del Conde Duque tenía tres pilares:

1) Crear un sistema de hacienda nacional y un banco estatal.


2) Unificación jurídica e institucional de la monarquía fomentando matrimonios
entre la nobleza de los distintos reinos. También pretende eliminar los fueros
locales e imponer las leyes de Castilla.
3) Unión de armas pretendía crear un ejército nacional reclutado en todos los
territorios de la monarquía en proporción a su población y riqueza, acabando con
las leyes de exención de levas.

La crisis de 1640: las rebeliones de Cataluña y Portugal

Las reformas proyectadas por el Conde Duque y los desastres que provocaba la guerra de los
30 años dieron origen a una crisis interna que tuvo su momento más crítico con las
rebeliones de Cataluña y de Portugal en 1640. Ambos territorios temían perder su autonomía
y fueros.
La rebelión catalana

Se inició como consecuencia de la subida de impuestos y los desmanes provocados


por los soldados españoles (sobre todo castellanos) acampados en la frontera
catalana con Francia. Lo sucesos se precipitaron en la fiesta del Corpus de 1640
(“Corpus de sangre”) cuando grupos de segadores iniciaron un motín y asesinaron
al virrey Santa Coloma. La rebelión se extendió como repulsa a la política de
Olivares. Los catalanes exigieron su independencia y se pusieron bajo la protección
del rey francés Luis XIII. La crisis económica, la peste y la opresión francesa, cuyas
tropas invadieron Cataluña, condujeron a que los catalanes pactasen con Felipe IV
su reintegración a la monarquía en 1652, con la condición de mantener sus fueros
e instituciones.

La independencia de Portugal

Portugal salió perjudicado con su incorporación a la monarquía española.


Holanda, atacaba sus territorios coloniales en Brasil y sur de Asia (Java y Malucas).
El descontento portugués provocó una rebelión que proclamó al duque de
Braganza como rey. La independencia portuguesa no fue reconocida hasta 1668.

A lo largo del siglo XVII, España perdió su hegemonía en Europa y parte de su imperio.

El rey Felipe III, forzado por la crisis económica, mantuvo una política pacifista firmando una
paz con Inglaterra en 1604 y una tregua con las Provincias Unidas (Holanda) en 1609.

Sin embargo, Felipe IV acabó involucrando a la corona española en la Guerra de los Treinta
años (1618-1648).

Al principio la guerra tenía implicaciones religiosas al enfrentar a los reinos protestantes del
centro y norte de Europa (principados alemanes, Dinamarca y Suecia), contra los Habsburgo
austriacos. Sin embargo, la entrada de Francia y de Holanda del lado de los protestantes
convirtió a este conflicto en una lucha por la hegemonía en Europa y acabó implicando a
España.

La guerra provocó las derrotas españolas en las batallas de Las Dunas y, en especial, en Rocroi,
tras las cuales España se vio obligada a firmar la Paz de Westfalia (1648) por la que se
reconocía la independencia de Holanda.

El conflicto contra Francia todavía se prolongó hasta finales del S. XVII, durante el reinado de
Carlos II, teniendo como consecuencia la sucesiva pérdida de territorios por parte de la corona
española y su anexión a la corona francesa:

a) Paz de los Pirineos (1659) Francia se anexiona los ducados catalanes de Rosellón y
Cerdaña. La frontera hispano-francesa queda establecida en los Pirineos.
b) Paz de Aquisgrán (1668) Francia ocupa Lille y se reconoce la independencia
portuguesa.
c) Paz de Nimega (1678) España cede a Francia el Franco Condado.

Las consecuencias de estos conflictos fueron:


1) La monarquía española entra en crisis y pierde su hegemonía en Europa. La situación
se agravará con las rebeliones de Cataluña y Portugal.
2) Francia, gobernada por Luis XIV, el “rey sol”, se convierte en la nueva potencia
europea dando lugar a un nuevo orden político.
3) La continua situación de guerra y sus secuelas (epidemias, hambrunas) provocan un
descenso demográfico y una bancarrota económica.

Carlos II (1665-1700), Hijo de Felipe IV, quedó huérfano con cuatro años por lo que su madre
Mariana de Austria asumió la regencia hasta que en 1675, con catorce años fue declarado
mayor de edad. Enfermizo y débil (fue conocido como el hechizado), tuvo diversos validos a lo
largo de su reinado: el jesuita austriaco Nithard, confesor de su madre; Valenzuela, su
hermanastro Juan José de Austria, el duque de Medinaceli. La Corte era un hervidero de
intrigas y luchas por el poder que se acentuaron al final del reinado, cuando se planteó el
problema por la sucesión.
3.5. Sociedad, economía y cultura de los siglos XVI y XVII

El S. XVII fue una etapa de depresión económica y demográfica en España y en toda Europa.
Las continuas guerras y sus secuelas de hambre y epidemias provocaron una crisis económica y
un descenso demográfico. Los aspectos más sobresalientes de la crisis fueron:

a) el endeudamiento del estado para costear las guerras llevó a la monarquía a


bancarrotas sucesivas desde el reinado de Felipe II.
b) Fuerte inflación agravada por alteraciones monetarias . Se va disminuyendo
progresivamente el valor metálico de la moneda que acabó sustituyendo la plata por
cobre (moneda de vellón).
c) Cae la producción agraria y disminuyen las actividades ganaderas.
d) La industria textil castellana entra en crisis al ser incapaz de competir con la
producción textil de los Países Bajos.
e) Disminución de los ingresos del comercio americano en parte porque se destinan a
costear las guerras en Europa y porque aumentan la corrupción y el contrabando.
f) Disminuye la población española por efecto de la expulsión de los moriscos, de la
escasez de matrimonios y el aumento del clero y la llegada de un nuevo ciclo de
grandes epidemias: gripe, viruela y peste (1597-1602).

En el aspecto social se mantuvo el modelo estamental con una nobleza fortalecida por los
favores que recibieron de los reyes. Las clases altas urbanas también se beneficiaron de la
situación al comprar tierras y títulos nobiliarios colmando su aspiración de integrarse en la
nobleza. La crisis afectó, especialmente, a las clases menos favorecidas. Los campesinos
soportaron malas cosechas y subidas de precios e impuestos por lo que tuvieron que recurrir a
préstamos económicos que les endeudaban, obligándoles a vender sus tierras y a emigrar. La
situación de miseria provocó el aumento del bandolerismo y de la mendicidad que se
convirtieron en una forma de vida.

Por otro lado, la cultura española estuvo fuertemente influida por la Contrarreforma católica, lo
que significó que esta tuviera una fuerte influencia religiosa y fueran perseguidas otras
manifestaciones culturales y artísticas.
Sin embargo este periodo es conocido como “El Siglo de Oro” de la cultura hispana, debido al
esplendor artístico y cultural alcanzado en diferentes ámbitos. En literatura (tanto en prosa,
como en poesía o teatro), destacan figuras trascendentales como Lope de Vega, Miguel de
Cervantes, Francisco de Quevedo o Luis de Góngora. Otro de las disciplinas más importantes fue
la pintura, con artistas tan relevantes como Diego de Velázquez, José de Ribera, Zurbarán,
Murillo o “El Greco”. Además, en el ámbito del pensamiento político y social cabe destacar a la
Escuela de Salamanca, con relevantes autores como Francisco Suárez o Francisco de Vitoria.
3.6 La Guerra de Sucesión Española y el sistema de Utrecht. Los Pactos de Familia.

La muerte de Carlos II sin descendencia provocó un conflicto por la sucesión a la corona


española. Los candidatos eran el Archiduque Carlos de Habsburgo de Austria y el rey Luis XIV
de Francia, quién, ante la presión de Inglaterra, tuvo que ceder sus derechos a su nieto Felipe,
duque de Anjou.

En su testamento Carlos II dejaba como heredero a Felipe, con el compromiso de mantener


intactos los dominios españoles. Felipe V, fue proclamado rey de España en 1701, pero su
nombramiento no fue aceptado por el Archiduque lo que originó la Guerra de Sucesión (1702-
1714). El conflicto tuvo una vertiente interior y generó un conflicto internacional: Felipe V, fue
apoyado por Francia (Pacto de Familia) y por Castilla; el Archiduque reunió una alianza de
Austria, Inglaterra, Holanda (Alianza de la Haya) a la que se sumaron los territorios de la
corona de Aragón. Equilibrio de fuerzas (la escuadra inglesa toma Gibraltar), pero desde 1711
las fuerzas borbónicas reducen a los seguidores del Archiduque al control de Cataluña. El
nombramiento del Archiduque Carlos, como Emperador de Austria, influyó para que se firmase
la paz. Barcelona se rindió el 11 de septiembre de 1714.

Las Paces de Utrecht y Raastatt (1713-1714)

Favorecieron al Archiduque y a Inglaterra. Felipe V era reconocido como rey de España pero el
Imperio español se fragmentaba y se perdían las posesiones europeas:

- el Archiduque recibía como compensación los Países Bajos españoles (Bélgica y


Luxemburgo), el reino de Nápoles, Cerdeña y el ducado de Milán que pasaron a
convertirse en posesiones austriacas.
- Inglaterra, gran vencedora del conflicto, mantenía Gibraltar y Menorca,
conquistadas durante la guerra y el derecho a comerciar con las colonias
españolas en América (conseguía entrar en el comercio de los esclavos por medio
del asiento de negros y enviar un buque con mercancías al año, el navío de
permiso).
- Portugal conseguía el territorio de Uruguay (la colonia de Sacramento).
- Saboya recibía la isla de Sicilia (que luego intercambió por Cerdeña).

Desde ese momento la política exterior de los Borbones estará condicionada por las
consecuencias del Tratado de Utrecht. Esa política girará sobre dos ejes:

a) Un sistema de alianzas con Francia conocidos como Pactos de familia.


b) El deseo de revisar el tratado de Utrecht y de recuperar las posesiones cedidas en
dicho tratado, lo que se conoce como política revisionista.
Se pondrá especial empeño en recuperar las posesiones italianas, a lo que contribuyó la
segunda esposa de Felipe V, la italiana Isabel de Farnesio.
El primer pacto de familia (1733) y la victoria de la alianza franco-española sobre Austria, la
obligaron a ceder a los Borbones el reino de Nápoles y Sicilia del que fue nombrado rey e l
infante Don Carlos, el futuro Carlos III.

El segundo pacto de familia (1743) recuperó el ducado de Parma para el infante Don Felipe.

El tercer pacto de familia (1761) involucró a España en las guerras coloniales en América.

Sin embargo, los intentos militares y diplomáticos que se hicieron por recuperar Gibraltar
fueron infructuosos y sigue siendo posesión británica.

3.7 La nueva monarquía Borbónica. Los Decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado y
alcance de las reformas.

Con Felipe V se inicia la dinastía de los Borbones y comienza una nueva organización del
Estado que tiene como referente a la monarquía francesa e impondrá las instituciones
castellanas a todo el territorio. Se pone fin al sistema de consejos y a la política de pactos
propia de la dinastía de los Habsburgo (en el que cada territorio mantenía instituciones
propias) y se impone una etapa de unificación y centralización del poder político y de la
administración.

Las principales medidas de esas reformas son:

- Entre 1707 y 1716 se promulgan los Decretos de Nueva Planta por los que se
suprimían los fueros, leyes e instituciones propias de los territorios de la Corona
de Aragón, por su apoyo al Archiduque. Sólo los mantienen Navarra y País Vasco.
- El rey ejerce un poder absoluto y suprime la convocatoria a Cortes.
- Castilla se convierte en el eje del Estado y su idioma en el único oficial . El Consejo de
Castilla se convierte en Consejo de Estado.

Modernización del Estado:


1) Se crean ministerios que sustituyen a los antiguos Consejos de los Habsburgo.
2) El territorio se divide en provincias o intendencias. Se crea la figura del intendente
como encargado de asuntos económicos.
3) Fomento de la cultura. Se crean Reales Academias de Artes y Ciencias y Sociedades
de Amigos del País.
4) Regulación económica: se limitan los privilegios de la Mesta; libertad de circulación
de mercancías en el interior de España; control de la Deuda Pública y emisión de
Vales Reales; realización del primer Catastro o registro de bienes (Catastro de
Ensenada).
5) Reorganización de virreinatos e intendencias en América (se crea el virreinato de la
Plata).
3.8 Las reformas borbónicas en los virreinatos americanos.

Con la llegada de la dinastía de los Borbones al trono español tras la Guerra de Sucesión,
comenzaron a implementarse reformas importantes no solo en la península sino en las
colonias americanas durante todo el siglo XVIII, fundamentalmente en las dos divisiones
territoriales principales: los Virreinatos de Nueva España y Perú. La intención principal de
estas reformas era reforzar el poder de la monarquía (coincidiendo con el auge del
absolutismo) y mejorar la situación económica en un momento en el que otras potencias
(como Francia o Gran Bretaña) buscaban acabar con el dominio español en el comercio
americano.

Los objetivos principales de las reformas borbónicas fueron los siguientes:


- Centralización del poder en manos de la monarquía, reduciendo la influencia de
la Iglesia y otros grupos sociales locales (como los criollos).
- Racionalizar la administración, con el objetivo de aumentar la eficiencia y evitar
la corrupción.
- Aumentar el poder militar, tratando de evitar la creciente influencia de otras
potencias europeas, así como de la piratería, que perjudicaba los intereses
económicos españoles. En este sentido, Gran Bretaña fue la principal amenaza
para la monarquía española.

En primer lugar, es necesario mencionar la creación de dos nuevos virreinatos: el de Nueva


Granada (1717) y el de Río de la Plata (1776); buscando una mejor gestión del vasto territorio
dominado por la monarquía. Además, a partir de 1770 se introducirá un nuevo tipo de división
territorial: las capitanías generales. Además, se instauró en las colonias la institución de las
intendencias, que eran divisiones territoriales de los virreinatos gobernadas por un funcionario
nombrado directamente por el rey.

Por otro lado, la monarquía española reformó el ejército, buscando su institucionalización,


creando un ejército regular compuesto por soldaos provenientes de España; y unas milicias,
formadas por habitantes locales que recibían la correspondiente instrucción militar.

En el aspecto religioso, la monarquía adoptó la política del regalismo, es decir, la afirmación de


que el poder civil del rey era superior al poder del Papa y la Iglesia Católica, sobre todo en el
nombramiento de cargos eclesiásticos. Especialmente importante en el ámbito religioso fue la
expulsión de los jesuitas en 1767 (durante el reinado de Carlos III), lo que provocó un
importante conflicto con la Iglesia Católica. La orden de los jesuitas había acumulado una
excesiva influencia y poder, tanto económico como cultural, y fue expulsada por la monarquía
siguiendo las ideas del despotismo ilustrado, ya que comenzó a ser considerada como una
amenaza para los intereses de la monarquía. Los propios jesuitas habían sido uno de los
principales grupos opositores a las reformas centralizadoras de los Borbones.

En el ámbito comercial, cabe destacar el traslado a Cádiz de la Casa de Contratación (1717).


Esta institución era la que regulaba todo el comercio americana y previamente se encontraba en
Sevilla. Además, a partir de 1770 comenzaron a aplicarse medidas de libre comercio con las
colonias, lo que acababa definitivamente con el monopolio que ejercía España sobre sus
colonias desde la época de la conquista. Esto fue confirmado con el “Reglamento de Comercio
Libre” por Carlos IV en 1789.

Además, en terreno cultural se promovió la creación de universidades y el desarrollo de


expediciones científicas (como la “Expedición Malespina”, que favoreció el conocimiento
biológico y geográfico del continente).
Estas reformas tuvieron como consecuencia el incremento de los flujos comerciales entre
Europa y América, lo que benefició a ciertos sectores de la población americana. Sin embargo,
aumentó el descontento de los indígenas por el aumento de los impuestos, así como no pudo
evitar el crecimiento de un cierto sentimiento independentista en la población americana que
influirá en las décadas siguientes en la independencia de las colonias durante el siglo XIX.

3.9 Sociedad, economía y cultura en el siglo XVIII.

Durante el siglo XVIII, la población española creció desde los siete millones de habitantes de
1680 a más de diez millones en 1797 (según el censo de Godoy). A esa expansión contribuyó la
menor incidencia de las epidemias y la mejora de las condiciones económicas. Sin embargo, la
estructura social seguía siendo la propia del Antiguo Régimen, con una división entre
estamentos privilegiados (nobleza y clero) y no privilegiados. Dentro de la nobleza existía una
división entre la gran aristocracia, poseedora de tierras y cargos políticos; y los hidalgos, es
decir, la baja nobleza empobrecida. Una situación similar se daba dentro de la Iglesia (alto y
bajo clero). En algunas ciudades, comienza a cobrar cierta importancia la burguesía, aunque
España en el siglo XVIII sigue siendo un país fundamentalmente rural, con una inmensa
mayoría de la población dedicada al campo.
La agricultura seguía siendo la base de la actividad económica pero era una agricultura de
rendimientos muy bajos. El principal obstáculo para el desarrollo agrícola era el régimen de
propiedad. La mayor parte de las tierras cultivables estaban en manos de la nobleza y del clero
y estaban infrautilizadas, eran tierras amortizadas. Parte de esas tierras en régimen señorial
eran arrendadas a campesinos que, normalmente, no tenían beneficios para mejorarlas.
Durante el reinado de Carlos III, se hicieron proyectos de mejora (arrendamiento de tierras
municipales; colonización de nuevas tierras; proyecto de una Ley Agraria de Jovellanos), pero
sus logros fueron escasos pues no querían atentar contra los intereses de los estamentos
privilegiados.
La producción industrial se vio incentivada por el crecimiento de la población y la política
industrial dirigida por la monarquía que se centró en tres medidas: proteccionismo de la
industria española; creación de industrias de lujo conocidas como manufacturas reales (vidrio,
porcelana, tapices) y fomento de la construcción naval (Cádiz, Ferrol).
El comercio nacional interno era escaso pero el comercio con América recibió un gran
impulso. Cádiz sustituyó a Sevilla como puerto de embarque a América. Se crearon compañías
comerciales como la Compañía Guipuzcoana de Caracas siguiendo el modelo de Holanda e
Inglaterra. Se fue liberalizando progresivamente sustituyendo el sistema de flotas por el
sistema de registros (los particulares podían enviar mercancías a América sin esperar a que se
organizase una flota). A partir de 1778 se autorizó a cualquier puerto peninsular a comerciar
con América.

En el aspecto cultural, fue la Ilustración el cambio más significativo. Este fue un movimiento
ideológico que se desarrolló en Europa en el S. XVIII, que pretendía alcanzar el bienestar y la
felicidad de los individuos por medio de los avances en el conocimiento y en el desarrollo de
las artes técnicas. Fue definido como el “Siglo de las luces” y del culto a la razón. Su principal
foco estuvo en Francia y su difusión en España estuvo alentado y protegido por la propia
monarquía.
La Ilustración española tuvo unos rasgos propios y diferenciadores del resto de Europa:

- Fue un movimiento muy minoritario que prendió entre unos pocos intelectuales
de la nobleza y de la burguesía (Campomanes, Jovellanos, Olavide). Sus ideas se
difundieron en tertulias y en sociedades locales como las Sociedades Económicas
de Amigos del País.
- Fue fomentado y amparado por la propia monarquía (Fernando VI, Carlos III), por
lo que no se le puede considerar un movimiento revolucionario. No plantea
cambios ni sociales ni políticos.
- Bajo el patronazgo real los ilustrados impulsaron las expediciones científicas y la
creación de Academias como las de la Lengua, las Bellas Artes, Historia y
Medicina.
- Tuvo una gran influencia de la iglesia católica (algunos de sus miembros más
relevantes, como el padre Feijoo, pertenecían al clero), por lo que rechaza el
ateísmo y pretende hacer compatible racionalismo y religión.
- Fue un movimiento, fundamentalmente, de las regiones periféricas Cataluña, País
Vasco, Asturias.

Un modelo de rey ilustrado fue Carlos III (1759-1788), convertido en rey de España por la
muerte, sin descendencia, de Fernando VI. La experiencia que había adquirido como rey de
Nápoles y el interés por los avances científicos y técnicos que permitiesen mejorar las
condiciones de vida de sus súbditos, le convertirán en el monarca más representativo del
Despotismo Ilustrado en España.

Rodeado de ministros ilustrados como Esquilache, Floridablanca o Jovellanos, se


emprenderán una serie de reformas económicas (libertad de comercio, creación de
sociedades económicas, manufacturas reales) y urbanísticas para modernizar a España y a su
capital Madrid (lo que le valdría el apelativo de “el mejor alcalde de Madrid”). Sin embargo,
fiel a los principios políticos del Despotismo, no se pondrá en duda el poder absoluto de la
monarquía ni la validez del régimen absolutista y de la sociedad estamental. Carlos III
representa el ideal del rey filósofo, un pensamiento paternalista y aristocrático que
consideraba que únicamente el rey, asistido por las minorías ilustradas del país, podía saber lo
que convenía a sus súbditos. Se buscará la felicidad del pueblo pero no se le considerará
maduro para tomar decisiones políticas propias. La situación política queda definida por el
conocido lema “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”.

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