Parte 5
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Parte 5
Introducción
La importancia del Primer Principio de Newton como declaración que
afirma la existencia de observadores de privilegio para los procesos
mecánicos, no sólo reside en la especificación de tales observadores sino
también en lo que descarta. El Primer Principio es una necesidad que surge
por el carácter de relatividad que el concepto de movimiento posee en
esencia y la pretensión de describir las propiedades del medio en el que se
desarrolla un movimiento a través del estudio de este último. Es por eso que
se efectúa una selección previa de observadores: los que podrán satisfacer las
pretensiones y los que no. Indicar que ciertos observadores no podrán
conseguir caracterizar el medio a través de determinaciones mecánicas no es,
de manera alguna, declarar que sus resultados no son válidos, sino decir que
no serán útiles a tales fines. Si el lector lo recuerda bien, el Primer Principio
se apoya en la existencia de una partícula libre de influencias (o fuerzas) que
se usa como experimento de calibración para los diferentes observadores. Si
bien no es posible asegurar que exista tal partícula, el estudio experimental
de la manera con que los objetos de la realidad se aplican fuerzas entre sí,
nos lleva a proponer situaciones donde, sobre un objeto, las fuerzas aplicadas
por otros están muy bien compensadas y así, el objeto se comporta como
casi, casi, casi libre. Se trata de apuntar, por ejemplo, al tan declamado
experimento con una esfera (pretendidamente perfecta) rodando sin deslizar,
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sobre una mesa (pretendidamente plana) lo más horizontal posible e
imaginar que las condiciones experimentales son llevadas al extremo de
perfección. Un observador (que no muera al hacer vacío para eliminar la
influencia del aire) declararía que si se pone a rodar la esfera, nunca se
detendría sino más bien se movería en línea recta a velocidad constante.
¿Qué declararía del mismo experimento un observador que por ejemplo esté
en órbita (no geoestacionaria) alrededor del planeta? Y, diría que eso de
horizontal no está claro, y que si la esfera continúa en movimiento lo haría
en una trayectoria circular, así que lo de velocidad constante no le constará.
De todas maneras, creyendo que se puede obtener una partícula libre con
buena aproximación, se da pie a que exista un observador que determina
para esa partícula una cantidad de movimiento constante (tal el contenido del
Primer Principio).
Hasta qué punto nos apartamos de lo predecible en un sistema inercial de
referencia, es el motivo de la siguiente discusión.
en todo instante.
Debe enfatizarse que, en virtud de lo genérico del movimiento del sistema de
coordenas S’, el observador O advierte que los versores del sistema S’ son
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donde representa a cualquiera de los versores , y .
Siendo así, estamos en condiciones de evaluar la relación entre las
velocidades determinadas por ambos observadores. De la relación entre
posiciones se obtiene (derivando ambos miembros respecto al tiempo):
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se tiene:
y reagrupando:
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− Si el observador O es inercial, ¿es inercial O’? En otras palabras, si O
observa una partícula libre, determinará que su velocidad es constante.
¿Qué observará O’ de la misma partícula?
− Si para un observador la partícula estudiada está en reposo, ¿qué
determina el otro?
− Si para un observador la partícula estudiada se mueve a velocidad
constante, ¿qué determina el otro?
− Si un observador no se desplaza relativo al otro pero rota, ¿qué
diferencias aparecen en la descripción del movimiento de la partícula
estudiada?
La respuesta a estos interrogantes pasa por evaluar hasta qué punto el
término que contiene a la aceleración relativa entre los sistemas y los que
contienen a la velocidad angular de rotación y su derivada (la aceleración
angular) hacen muy diferentes las respectivas aceleraciones obtenidas para la
partícula que se estudió. Si por ejemplo el observador O es inercial y el O’
está fijo a la superficie de nuestro planeta, el lector debería determinar el
cambio de velocidad de traslación de nuestro planeta y la velocidad angular
de rotación de la tierra y sus eventuales modificaciones (todo durante el
tiempo que dure la observación de la partícula bajo estudio).
La simplificación que se obtiene al considerar observadores que no rotan
uno respecto del otro es considerable. En efecto, si la velocidad angular ω es
nula en todo momento, también lo será la aceleración angular α y entonces,
las relaciones entre velocidades y aceleraciones se reducen a:
y
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de notable sencillez.
Y si además, el movimiento de un observador respecto al otro es a velocidad
constante, la simplicidad es extraordinaria:
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propongamos que cuando el origen de S’ pasa por el origen de S, los
observadores disparan sus respectivos relojes.
Al cabo de un intervalo Δt marcado por los relojes en S, admitimos
(convencidos por muchos experimentos) que los relojes en S’ marcarán un
intervalo Δt’ = Δt. Si los relojes fueron disparados en to=to’=0 de manera
que los respectivos intervalos estén representados por los instantes t y t’, las
coordenadas en ambos sistemas se relacionarán de la siguiente manera (ver y
S S’
x’
x
Vt
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Aclaremos qué significa eso de “las mismas conclusiones”. Tratándose de
dos sistemas inerciales, para ambos vale la Segunda Ley de Newton y lo que
de ella de deduce: en ambos el impulso es el modificador de la cantidad de
movimiento, el trabajo de la resultante es la variación de la energía cinética,
el trabajo de las fuerzas no conservativas da la variación de la energía
mecánica, el impulso angular produce el cambio del momento angular, etc.
Pero siempre los hay no necesariamente coincidirán en los valores
determinados para las magnitudes ni en los valores de los cambios de las
magnitudes.
Veamos algunos ejemplos:
Si el impulso de la resultante de las fuerzas ha producido en S un cambio en
la cantidad de movimiento, tal cambio es el mismo que el observado en S’.
Efectivamente
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el mismo camino con diferente velocidad sería diferente según cuán
diferentes fueran las velocidades. Pues el resultado del experimento no
mostró diferencia alguna entre las imágenes de manera tal que la velocidad
de la luz o no satisface la relación de suma de velocidades o se propaga a la
misma velocidad en todas direcciones y respecto a cualquier sistema de
referencia o vaya a uno saber qué, pues no hubo manera de entender qué
estaba pasando.
El experimento llevó a los físicos a una encrucijada: o los fenómenos ópticos
no se pueden combinar con los mecánicos (note el lector que en la relación
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regiones del universo. Podemos decir entonces que si no hay ningún hecho
cuyas consecuencias se propaguen a velocidad infinita, entonces existe al
menos un hecho cuyas consecuencias se propagan a la mayor de todas las
velocidades posibles. En pocas palabras, se está admitiendo que existe una
velocidad máxima de propagación de un fenómeno. Admitir tal cosa tiene
consecuencias obvias y extrañas a la vez, porque si el fenómeno se propaga a
la máxima velocidad respecto a algún observador, no podrá hacerlo a mayor
velocidad respecto a otro observador, a lo sumo a la misma. De alguna
manera estamos justificando el resultado del experimento de Michelson y
Morley.
A. Einstein en 1905 (a la edad de 26 años) propone admitir que:
La velocidad de propagación de la luz en el vacío tiene el mismo valor para
todos los observadores inerciales.
Las Leyes de la Física resultan ser las mismas en todos los sistemas
inerciales de observación.
Estas declaraciones se conocen como los Postulados de la Teoría Especial de
la Relatividad o Teoría de la Relatividad Restringida.
Convengamos de ahora en adelante que sólo nos referiremos a observadores
inerciales ya que los postulados están exclusivamente enfocados sobre ellos
y que cuando mencionamos la velocidad de propagación de la luz nos
referimos a la propagación en el vacío.
Los postulados de la Relatividad Restringida indican que si un observador
determina que un rayo de luz de propaga a la velocidad c y ese observador se
mueve a velocidad V en la misma dirección y sentido respecto a otro
observador, el último determinara para la velocidad del rayo de luz el valor
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c. Ésto, que parece extraño, muestra que no podemos combinar las
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Las Transformaciones de Lorentz que establecen cómo se relacionan las
determinaciones en un dado sistema de referencia S con las de otro sistema
S’ son:
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Así la velocidad determinada en S será
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Espero haber generado en el lector la curiosidad y el interés indispensable
para que haga alguna investigación bibliográfica al respecto y/o consulte a
especialistas haciendo buenas preguntas.
Síntesis conceptual
Las relaciones de causaefecto que dan cuenta de los fenómenos de la
realidad y conducen a las Leyes de la Física no pueden ser el resultado de los
experimentos de un observador particular sino que deben ser constatadas por
todos los observadores en condiciones de realizar los experimentos
pertinentes. La creencia más profunda que sustenta a las denominadas
Ciencias es la de la existencia de las Leyes. Se parte de que las Leyes existen
y la tarea consiste en descubrirlas o encontrarlas. Como el método de
búsqueda de las Leyes de la Física es el experimento y su representación en
términos relativos a un dado observador, y por su parte una Ley debe
manifestarse para todo observador (si no, no sería una Ley), debe existir
alguna relación entre los observadores que constatan experimentalmente una
Ley. Lo determinado por un observador no puede estar completamente
divorciado de lo que otro concluya en relación a lo mismo, si lo mismo
significa una Ley. La representación simbólica de la existencia de Leyes
únicas para todo observador es lo que se conoce como transformaciones de
coordenadas. Las transformaciones de coordenadas establecen relaciones
que permiten darle al método científico un carácter universal.
En este capítulo se mostraron las relaciones que deben establecerse entre
observadores inerciales para que las Leyes de la Mecánica establecidas por
Newton puedan ser confirmadas por experimentos.
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