CAMILLONI EL SABER DIDACTICO - Cap 3 y 6
CAMILLONI EL SABER DIDACTICO - Cap 3 y 6
CAMILLONI EL SABER DIDACTICO - Cap 3 y 6
PROFESORES Y E SABER
DIDÁCTICO
Alicia R. W. de Camilloni
conducta.
Tampoco son útiles las teorías cuando son para el logro del
inadecuada:
fin para el que se las quiere emplear. Es importante senalar que la
ade cuación no se debe limitar a la efectividad de la_ �, aphcacio _de los
pnnc1p10s de la teoría para la obtención de los resultados deseados,
smo que son 1gual-
mente i·mportantes para el aprendizaje los procesos y los resultados, ya que
. ,
nunca se insistirá demasiado en el principio de que Jamas en educac1·,0n configurar las prácticas de la enseñanza. Son teo�as para fa acc on. Si la
«e1 fin justifica los medios». Los medios y no sólo los fimes tm· -en e1 difi ultad es muy importante e insuperable, la teonas didá ticas pierden su
resultado alcanzado y definen el alcance y el significado de\º aprendido sentido pues
_
por el alum o. Las teorías tampoco son útilescuando _ dific1les�de
son se distancian demasiado de la practica, colocandose fuera del horizonte de la
aplicar en la prac acción docente. Sin embargo, esto tampoco supone que deban presentar
tica. Las teorías didácticas están destinadas a describir, explicar Y
. . ,
'.
condiciones de «facilidad» de empleo por parte de los docentes.
Seguramente toda teoría implica un desafío para la creat1Vidad en 1a
ensenanza, para 1a dedicación al estudio de los docentes, para su
capacidad de transformac10n
LAS CREENCIAS DE LOS DOCENTES
1 B ner (1987: 28) caracteriza a la teoría afirmando que «es algo más que Las teorías de los docentes han sido estudiadas por diferentes
una descri�ci�� general
l de o que ocurre[...]. Incluye,
� � explí it o implícitamente
:
n autores que se han interesado por conocer los contenidos y valores de esas
modelo de aquello asobre lo cu l uno t o iza, un conjunto de propos1c1ones que, tomadas teorías e, igualmente, por explicar las modalidades epistemológicas de
ti �� lobalmente
,
dan lugar y ocasión a pred1cc1ones acerca de las cosas»). su formación y las posibilidades de su transformación. Las teorías
comprenden concep ciones acerca de cómo se enseña y cómo se
aprende, así como los principios que sustentan las decisiones acerca de
vari'iidas cuestiones tales como la relación entre la enseñanza y las
modalidades de la evaluación de los apren dizajes que eligen y cómo
se visualizan las posibilidades de aprendizaje de cada alumno, las
funciones que como docentes deben cumplir y las misiones que la escuela
tiene como resultado de su compromiso con la sociedad y con cada
individuo. Estos estudios constituyen un capítulo importante del área de
trabajo sobre el pensamiento del profesor y, asimismo, pertenecen
44 EL SABER acerca de qué es ser un
DIDÁ CTICO
al dominio de estudio de los procesos de formación de los docentes.
En ellos encontramos una coincidencia en cuanto a que las creencias
de los docentes tienen efectos sobre la enseñanza y que es imprescindible
ocuparse de ellas, ya que los alumnos pueden ser las víctimas de ideas
erróneas y prácticas inadecuadas. Las teorías de los docentes y futuros
docentes reciben en la literatura especializada diversas denominaciones,
según se acentúe uno u otro aspecto del objeto en estudio. Encontramos,
de este modo, que algunos autores las denominan«creencias»,
«conocimiento práctico», «teorías implí citas», «teorías personales»,
«concepciones del profesor» o «principios de práctica». Sanders y
McCutcheon definen las teorías prácticas como «las estructuras
conceptuales y las visiones que proporcionan a los docentes razones
para actuar como lo hacen y para elegir las actividades de enseñanza y los
materiales curriculares que eligen con el objetivo de ser efectivos»
(1986: 50-67). Estas teorías o creencias no siempre son conscientes o
cohe rentes. Por esta razón, algunos autores señalan con mayor énfasis su
carácter implícito («teorías tácitas» o «conocimiento tácito»). Otros
acentúan su cuño subjetivo ( «teorías personales» o «creencias») y
algunos se centran en su implicación con la acción («teorías prácticas»,
«teorías-en-acción» o «princi pios de práctica»). Otros autores registran,
fundamentalmente, la modalidad de su formación («teorías ingenuas»,
«teorías del sentido común» o «teorías folk»). Por tanto, si bien todos se
refieren en general a las ideas que los docentes tienen acerca de su
labor, en cada estudio se analiza este complejo objeto desde una
perspectiva diferente.
Una cuestión fundamental es la que relaciona la formación o el
origen de estas concepciones con sus posibilidades de cambio en el
transcurso del proceso de formación de los docentes. Un trabajo clásico
sobre este tema es el publicado por Zeichner y Tabachnick (1981: 7-11), en
el que sostienen que las creencias se han configurado en las miles de
horas que los docentes han pasado como alumnos en el sistema escolar.
Estas creencias, marcadamente conservadoras, permanecen latentes
durante el período de formación docente y reaparecen con gran fortaleza
cuando el docente se encuentra ante su propia clase y debe iniciar su
trabajo. También, según Mary M. Kennedy (1997, 1999) las creencias de
los docentes se forman prematuramente y desa rrollan conceptos que
dejan una marca indeleble: qué es enseñar, cómo se explican las
diferencias individuales que existen entre los alumnos, qué es lo bueno
y lo malo en una clase. Sin embargo no está claro cuál es su origen.
Pueden ser producto de la crianza, de las experiencias en la . vida
fuera de la escuela o de las experiencias escolares. En concordancia con
las conclusiones de Zeichner y Tabachnick, afirma que las creencias
Los profesores y el saber didáctico
45
"
LA DIDÁCTICA ERUDITA
denuncia Pierre Bourdieu en sus análisis críticos acerca de las funciones que cumple la
escuela en la sociedad. A esas clases de escuela según su pro pósito general, Egan agrega
en su clasificación la de una escuela para el desarrollo personal, diferente para cada
alumno, que correspondería, en la tradición, a la propuesta de Rousseau.
A distintas concepciones del alumno y de la escuela les corresponden diferentes
enfoques de la didáctica. Esta diversidad de enfoques tiene su origen en la incoherencia
de los propósitos de la educación que, como dice Egan, son la verdadera causa de la
crisis actualde la educación: formación general para todos, transmisión de la verdad para \'" ""'"
los talentosos, desarrollo personal de cada individuo, ¿qué fines persigue la escuela? 1
6
¿Cuál o cuáles son los fines que la didáctica debe postular? La didáctica debe
proponerse no sólo resolver esa incoherencia sino construir una pro puesta que sea
consistente con el tipo de sujetos de la enseñanza (los do centes), la concepción de
1
sujetos del aprendizaje (los alumnos) y el modelo de institución (las escuelas) que surgen
de una postulación de propósitos de la educación escolar que responda a la necesidad de
educar en los mejores niveles a un número creciente de alumnos diversos, que cada vez
serán más en cantidad y más heterogéneos.
En síntesis: la didáctica es una ciencia social pero no es una ciencia autó noma. No es
desinteresada, porque está comprometida con proyectos sociales y con la instalación y el
desarrollo de los valores de la humanidad en cada uno de los alumnos. Siendo la
enseñanza una acción social de intervención, está fuertemente comprometida con la
práctica social. Es el resultado del esfuerzo por resolver problemas concretos que se
presentan en la práctica social de la educación. Es producto de esfuerzos analíticos de
teorización de las acciones y situaciones de enseñanza y sus relaciones con el aprendizaje de
los alumnos y los docentes. Se sustenta sobre investigación empírica. No es autónoma,
porque se relaciona con otras disciplinas con las que com parte, necesariamente, teorías.
Presenta teorías en común con otras ciencias sociales pero también adopta teorías en
común con las ciencias naturales. Es descriptiva y explicativa. Es hermenéutica. Es
normativa. Es verificable. Es factible. Es científica y es política. Tiene carácter
proyectual.
Es ésta nuestra propuesta, una didáctica que asume el compromiso de que los
aprendizajes que teóricos y profesores se propongan orientar desde la enseñanza sean
aprendizajes significativos, profundos y auténticos, con capacidad para resolver problemas de
la vida real y que constituyen la base para la prosecución del aprendizaje durante toda la vida.
Pensamos, entonces, en un profesor que encare de la misma manera, significativa, profunda
y
G, op. cit. LA ENSEÑANZA
e
e l. INTRODUCCIÓN
12.Para Doyle, por ejemplo, la propia estructura de tareas académicas está definida
por el intercambio de actuaciones-calificaciones quetoda evaluación supone-. Al mismo
11. Skinner propone la utilización de «máquinas de ens�ñar» en las que cada tiempo, cada tarea puede ser caracterizada, entre otras cosas, por el «peso» que tiene en el
alumno pueda trabajar individualmente con una propuesta de «instrucción programada» sistema de calificación del curso y por el monto de «riesgo» que involucra para el
par� resol v:� los problemas ocasionados por Ja cantidad de alumnos a cargo de un solo
. alumno, que es función de la rigidez y severidad de los criterios de evaluación. Ambos
maestro: la 1m�s1b11Idad de reforzar adecuadamente a cada alumno y de individualiz�
aspectos condicionan, según el autor, el tipo de trabajo académico del estudiante
la pr?puesta de ensenanza. La máquina de enseñar, encambio, brinda al estudiante un refuerzo
1nmed1ato a la respuesta co1recta, pemúte que cada uno avance a su propio ritm� y ofrece (Doyle y Carter, 1984).
. 13.Las instituciones son lógicas que regulan áre<lfespecíficas de la actividad humana,
�rogramas alternativos para cada alumno, incluso «remediales» para dificultades estableciendo lo prescripto y lo proscrito. Cada una reSponde a detenninados fines,
especificas (Skinner, 1970). cumple determinadas funciones respecto de la sociedad y los individuos, y articula
valores, ideas, significaciones que se expresan en leyes, pautas, códigos, que pueden
estar escritos o transmitirse oralmente. Las organizaciones, en cambio, son los modos en
que se materializan las instituciones: las formas en que se dispone del espacio, del
tiempo, de los recursos, los modos en que se divide el trabajo, se estructuran las
jerarquías, etcétera, en cada esta� blecimiento. Una misma institución puede
asumir diversas formas de organización; a su vez una organización contiene en su
seno varias instituciones. Por ejemplo, la escuela cumple funciones educativas, pero
a la vez laborales (Garay, 1996).
140 EL SABER DIDÁ CTICO
La enseñanza 141
maestros y alumnos: el contexto social y político (la escuela «crisol de
razas», la escuela para la diversidad, la escuela regulada centralmente, intervención en cada situación. Un aula con niños alrededor de mesas
la escuela autónoma); el entorno geográfico (la escuela urbana, la de trabajo con materia(es revueltos puede resultar «un clima de trabajo
escuela aislada, en condiciones climáticas adversas); la población que pro ducuvo» o «un ambiente madecuado para la tarea» según la
atiende (los niños de clase media, los jóvenes de sectores sociales en escuela. Cuán alineada tiene que estar la formación en el patio, cuán
riesgo, los adultos); la dotación docente y la particular definición del silencioso debe circular el grupo por la escuela, cómo se corrige el
puesto de trabajo del profesor (la escuela de un solo maestro, la escuela trabajo de los alumnos, si uno no quiere ser visto como un maestro rígido
con docentes específicos para variadas especia lidades artísticas y o autoritario o, por el contrario, laissez faire o falto de autoridad frente al
deportivas); la arquitectura escolar (el edificio construido ad hoc, el grupo, son ejemplos ele esas cuestiones que requieren ser aprendidas por
edificio adaptado, el edificio prestado); el equipamiento (escuelas con los maestros o profesores en el tiempo que sigue a
laboratorios, bibliotecas, huertas, materiales en abundancia a disposición su ingreso a una institución nueva. Se trata de una serie de certezas
de los proyectos, escuelas sin el mobiliario básico y sin materiales de comparti das, de carácter a menudo implícito, que sólo pueden ser
escri tura). También, en cada escuela la organización, seguimiento y reconstruidas a partir de las acciones de los otros docentes o de sus
evaluación de la tarea pedagógica se realiza de distintos modos y ello reacciones frente a las propias.
también incide sobre la enseñanza. Algunas escuelas ofrecen variados En fin, cada escuela constituye un escenario particular cuyos rasgos
apoyos a la tarea de enseñanza: un proyecto pedagógico formalizado, no conforman simplemente un telón de fondo -más o menos
cursos de actualización, instancias de supervisión individual de la tarea adecuado- para una obra ya escrita, sino que configuran cada escena a
pedagógica por parte de asesores, reuniones periódicas de equipo, partir de las posi bilidades y restricciones que ofrece. La enseñanza
procedimientos de socialización gradual junto a un docente veterano. encuentra determina ciones que vienen no sólo del contexto sociopolítico,
En otras, la enseñanza es una tarea solitaria y el intercambio de ideas sino también del propio dispositivo dentro del cual se desarrolla: la
o la posibilidad de efectuar consultas corresponden al ámbito informal y escuela en general y el estable cimiento escolar en particular.
quedan librados a las relaciones sociales espontáneas.
Pero sobre todo cada escuela, en el transcurso de la actividad
institucional a través del tiempo, produce una cultura institucional, es 5. LA ENSEÑANZA YEL DOCENTE
decir, un sistema de ideales y valores que otorga sentido a las formas de
pensar y actuar, dilu yendo los modos personales de conducirse y La enseñanza es, finalmente, la acción de un docente, a la vez
homogeneizándolos de acuerdo con un patrón común. La cultura sujeto biográfico y actor social. Es acciónsituada, porque transcurre en un
institucional arroja productos de diversa índole, desde objetos materiales contexto histórico, social, cultural, institucional. Se inscribe en un tiempo, o,
que cristalizan la historia institucional en ciertas obras, hasta más precisa mente quizás, en muchos tiempos a la vez: el tiempo del
producciones simbólicas, que van desde concepciones, modelos e propio docente, el tiempo del grupo, el tiempo de la escuela ... Y, a
ideologías institucionales hasta mitos y novelas (Femández, 1994). Muchas su vez, ella misma es devenir, duración, transformación. Como toda
de estas construcciones simbólicas se refieren a la tarea de enseñanza y a acción, implica una particular organización de actividades a través de las
los modos de llevarla a cabo, y constituyen el marco conceptual que cuales un actor interviene sobre la realidad, en el marco de una serie de
justi fica y sostiene las propias prácticas pedagógicas de la institución. Este sucesos en curso. Asimismo, supone por parte del sujeto la capacidad
orden simbólico nunca asegura por completo la conducta institucional de atribuir sentido a su obrar y de llevar a cabo diversos procesos ele
de los sujetos; mientras la institución promueve permanentemente los monitoreo y reflexión en torno a su propia acti vidad.14 ¿Pero qué
necesarios procesos de socialización de sus miembros, ellos buscan características particulares'presenta la acción del profesor?
defender su espacio delibertad individual dentro de la voluntad del
colectivo institucional (Garay, 1996). De todos modos, la cultura
institucional delimita una imagen ideal del rol del docente, del alumno,
del padre, del equipo directivo, de la enseñan za y del aprendizaje que 14. No es el propósito de este apartado reseñar las contribuciones de diferentes
teorías a nuestra comprensión de la acción social. Se trata, en cambio, de recordar
condiciona la percepción, la interpretación y la
algunas características generales señaladas de modo convergente por quienes han
estudiado el terna desde diferentes perspectivas teóricas. En este sentido, vale la pena
recordar que desde Ja
142 EL SABER DIDÁCTICO asimetría es una condición transitoria en el proceso formativo y permanentemente
cambiante.
En primer lugar, la enseñanza está orientada al logro de
finalidades pedagógicas. La intencionalidad está en la base de las
acciones del docente y se vincula, como se adelantó, a la idea de
transmisión de un cuerpo de saberes considerados relevantes en el marco
de un proyecto educativo. Esta situación lo ubica en una posición
particular frente al estudiante, claramente asimétrica" y no exenta de
tensiones. Las intenciones educativas se expresan, habitualmente, en las
propuestas curriculares -especialmente en las formula ciones de objetivos,
propósitos y contenidos a enseñar- que constituyen un im portante marco
de regulación de la tarea del profesor. Si bien el grado de
especificación y el tipo de prescripción varían según los casos, el
docente siempre debe poner en juego una dosis considerable de
interpretación frente al texto curricular. Como señala Tardif (2004), la
presencia de objetivos gene rales, numerosos y heterogéneos en los
planes y programas exige de los educadores recursos interpretativos
que atañen no sólo a los medios de la acción sino a las propias
finalidades.
Es en este punto que las metas prescriptas en el currículo entran en
diálogo con las razones, motivos y creencias del profesor para dar lugar a
propósitos y cursos de acción posibles. En efecto, pensar al docente
como actor social supone el reconocimiento de intenciones que dan
sentido y dirección a sus reflexiones y decisiones relativas a qué y cómo
enseñar. «Promover la auto nomía intelectual y la confianza del alumno
en su capacidad para resolver problemas», «Desarrollar el aprecio por
las obras de arte», «Transmitir los núcleos conceptuales y los modos de
indagación propios de la disciplina»,
«Fomentar una actitud solidaria y el desarrollo de proyectos
comunitarios», son expresiones que dan cuenta de propósitos
educativos y que tienen
16. Los propósitos tienen que ver con los rasgos que se desea priorizar en la
propuesta de enseñanza; expresan las intenciones y aspiraciones q4.e la escuela y los
profesores procuran
conc�etar con el desarrollo de un curso o tramo formativo. En este sentido, los
propósitos enfatizan la responsabilidad de quien enseña: expresan ciertas condiciones
que la enseñanza
aporta para promover determinadas experiencias formativas. Expresan los
principios que onentan la enseñanza y describen el tipo de situación educativa en la
que los alumnos deben involucrarse. Mientras que los propósitos remarcan la
intención, los objetivos destacan el logro posible. Por ello, la formulación de
objetivos está directamente ligada con la fijación de algunos de los criterios
144 EL SABER
La enseñanza 145
DIDÁCTICO
blecer de modo definitivo si una intervención docente ha dado los en sentido natural, pero es necesario aclarar que, en sentido estricto, no
frutos esperados. La enseñanza es más bien una forma de influencia, cual uier conjunto de personas es un grupo. 19 Su constitución requiere
de un
algo que se irradia y cuyos efectos son diversos, a largo plazo y
escurridizos. Por otra parte, anticipar metas deseadas no impide al �abajo específico mediante al cual se pasa d� una situación inicial
de
docente estar atento a la emer gencia de lo incidental, lo nuevo, lo no �rialidad a una situación en la que logran orgamzarse en tomo a la
previsto.17 Parte de la tarea de ense ñanza tiene que ver con buscar tareaa desarrollar.'º Por ello, Souto hace referencia a la grupalidad como
indicios y, en palabras de Meirieu, saber potenci·a1
«aprovechar la ocasión» en el encuentro pedagógico con el alumno. de un colectivo de convertirse en un grupo (Souto, 1993). Algunas
propuestas didácticas han colocado a lo grupal como objeto de
Ensegundo lugar, enseñar es una acción orientada hacia otrosy intervención específica, por entender que constituye una condición
realizada con el otro. ¿Qué significa esto? En primera instancia, la básica para el aprendizaje. Tal es el caso de la autogestión pedagógica,
enseñanza requiere de -y descansa sobre- un proceso de por ejemplo. En otras propuestas, la inclusión de los otros es un recurso
comunicación. En este punto se ha detenido más de una vez el análisis para el avance cognitivo -como en aque llas derivadas de las teorías del
de pedagogos y didactas para dar cuenta de la importancia y conflicto sociocognitivo- o para el desa rrollo de actitudes
complejidad de este proceso, sus relaciones con la enseñanza y el comunitarias -como en las pedagogías de Freinet o Makarenko-. De
aprendizaje, las diferentes estructuras y redes comunicativas, los distintos todos modos, sea considerada o no, la grupalidad da lugar a procesos y
modos de comunicación en juego, etcétera. No hay duda de que la fenómenos que requieren análisis e intervención por parte del
forma de organización social. de la tarea y el modo de comunicación a docente.21
que ella da lugar son dimensiones relevantes a considerar en cualquier En un sentido más amplio, la enseñanza, como actividad pedagógica, se
análisis empírico de un dispositivo didáctico. Además, constituyen funda en una particular disposición al sujeto-alumno. Pedagogos y
criterios decisivos a tener en cuenta en el diseño de una propuesta y en la filósofos, a través del tiempo, han procurado desentrañar la naturaleza de
construcción esta relación
de una estrategia didáctica.18
En la escuela, esta interacción se da en el seno de un grupo de
alumnos. El grupo brinda un marco de relaciones e intercambios, que
se desarrollan en el tiempo y generan afinidades, alianzas, exclusiones,
antagonismos, pugnas, etcétera. Cada grupo es único; la singularidad está 19. Sartre diferencia entre el «grupo» y la «serie». En la «serialidad» cada
dada por las ca racterísticas de sus integrantes, las interacciones y las individuo está aislado, no hay reciprocidad. Cada miembro pertenece a ella en función de
ser id�ntico, cada uno es sustituible y los lugares son intercambiables. En el «gn1po»,
configuraciones que van surgiendo en el transcurso de su devenir. en can:b10. h�y una necesidad y un objetivo percibidos como comunes y ello da lugar
Utilizamos el término «grupo» a una praxis comun que pennite la integración (Sartre, 1979).
20. Diversos autores han descripto las distintas etapas de la vida
. grupal, los confl1c. . �
propios de cada una, las ansiedades que se ponen en juego y el trabajo d: el�borac1on t s
necesario. Souto ofrece un panorama de estos aportes centrándose en la constttuc16n de los
17. Jackson ha realizado a lo largo de su obra valiosos apo1tes en ambos sentidos.
En su
clásica obra, La vida en las aulas (1975), destacó el lugar que ocupa lo incidental, lo .
no grupos escolares (Souto, 1993). c1 ón
. .
planificado en la determinación de las decisiones interactivas de los maestros. Más 21. Desde el psicosocioanálisis, se ha puesto de manifiesto que en el curso de la
recientemente,
otra ha tratado de describir la sensación de incertidumbre que embarga una y
1ntera�
se van confonnando fantasías comunes. Anzieu denomina «fantasma» a lasnes
representac1�
vez al docente en clase, aun frente a preguntas aparentemente sencillas como «¿Qué cl
este tema y analicen las estrechas relaciones entre enseñanza y comunicación. Asimismo,
habrán extraído mis alumnos de la experiencia escolar al cabo de este día?» esta
(Jackson, 2002). perspectiva se vio sumamente enriquecida, en las últimas décadas, por las investigaciones
18. En tal sentido, es habitual que los manuales de didáctica dediquen un capítulo a acerca del discurso del aula que, desde enfoques lingüísticos, sociolingüísticos, cognitivos y
sociocognitivos, se ocuparon de estudiar los procesos de construcción y negociación de
significados que tienen lugar en el marco de la interacción didáctica. El trabajo de imaoinarias individuales que por un mecanismo de «resonancia>> llegan a hacerse
Candela (2001) ofrece una reseña de esta línea de estudios. compartidas en seno de un grupo (Anzieu, 1993). En la misma línea, Bion p�ne de
�anifiesto la presencia en ciertos momentos de la vida grupal de emociones c?
�partidas que irrumpen en el grupo de trabajo y lo estructuran en torno a un supuesto
bas1co, de «ata9u�-fuga», de
.
«dependencia», de «emparejamiento» (Bion, 1972). Kaes denorruna «ap�atops1qu1co grupal»
a la fonnación intermedia entre lo psíquico y lo social común a los �em�ros. de un
grupo (Kaes, 1977). De este modo, puede advertirse que en todo grupo se 1dent1fica un
nivel de funcionamiento «manifiesto» constituido por las interacciones en torno a la
«tarea», Y otro
«latente» conformado por las ansiedades -paranoides, depresiv�s Y :�nfusionale�:-
que provoca la participación en el grupo y que funcionan corno «tarea 1mphc1ta».
146 EL SABER DIDÁCTICO 1998: 139).
Hay factores de orden social e histórico que operan en la construcción su enseñanza» En efecto, las creencias de los docentes acerca de la
de esta relación. Por una parte, los rasgos de este vínculo están materia se han: convertido en un área de interés para quienes investigan
_ _
asociados a la función propia de la escuela en el proceso de transmisión los conoci- 1:11entos Y pensamientos de los docentes, porque modelan el
cultural. Como es sabido, en la escuela se enseñan conocimientos, tipo de historia, literatura, matemática o ciencia que los maestros o
lenguajes, destrezas, actitu des, normas, modos de hacer que una sociedad profesores enseñan y
leg1t1man-o excluyen:- toda una gama de estrategias pedagógicas que ellos
produce y considera valiosos. Y los docentes son los encargados de
estiman adecuadas o madecuadas para enseñar su materia a determinado
hacer asequibles a los alumnos unos saberes que fueron construidos por grupo de alumnos (Gudmundsdottir, 1998).
otros actores en otros contextos sociales y en relación con propósitos
Fi�almente, el conocimiento que el docente tiene de su materia
particulares que no tienen que ver directamente con la educación de los y Ja relac1on que esta�lece con ese saber se inscriben en su historia
niños y jóvenes. Por otra parte, como señalaba Stenhouse, esos como sujeto Y, por lo tanto, estan awmpañados de representaciones
saberes no son privados sino públicos y forman parte del capital identitarias y teñidos de valorac10nes, emoc10nes y afectos de diferente
emocional, intelectual y técnico de una sociedad. Han sido seleccio nados signo. Su biografía perso
por su relevancia para un determinado proyecto educativo, sea por su nal, escolar Y profes10nal aporta la matriz experiencia] sobre la cual el
valor desde un punto de vista social, profesional o personal. Ahora docente
bien, los docentes suelen tener escasa participación en las decisiones construye una serie de sentidos en torno a esos objetos de saber."
relativas al modo en que esos saberes ingresan al currículo y el lugar
que ocupan en la pro . En cuart? l�gar, la enseñanza enfrenta al docente a unflujo
puesta de formación. Ambas situaciones pueden ubicar al profesor en una s, constante de wacwnes medllas, complejas, que tienen lugar en escenarios
po
relativamente
mc,ertos 2
' La enseñanza es una actividad de naturaleza «práctica». Práctico
Clark y Peterson (1989), Angulo Rasco (1999). Asimismo, el estudio de Feldman sobre las
«teorías personales» de los docentes constituye un buen ejemplo de la influencia del enfoque
en nuestro medio (Feldman y otros, 1996).
32.Quizás el más difundido sea el de Shulman, quien considera que el conocimiento de
base para la enseñanza debe incluir: conocimiento de los contenidos, conocimiento pedagógico
general, conocimiento curricular, conocimiento pedagógico del contenido, conocimiento de
los alumnos y sus características, conocimiento de los contextos educacionales, conocimiento
La enseñanza 153 mismo en situación de enseñanza, acerca del currículo y el contenido,
acerca de logros alcanzados y obstáculos enfrentados en situa ciones
En sexto lugar, la enseñanza implica la puesta en práctica similares, acerca del tiempo, el espacio y los recursos, etcétera. La
de una gama de actividades que se refieren a ámbitos diversos y tarea exige del docente un esfuerzo de puesta en relación de todos
que se llevan a cabo en momentos y escenarios diferentes. La estos elementos, ponderación, síntesis y proyección hacía el futuro. A
enseñanza no se reduce solamente a sus aspectos visibles. su vez, cuando se planifica en el marco de un equipo de trabajo,
Enseñar es también pensar, valorar, anticipar, imaginar también requiere deliberación y construcción de consensos entre
--es decir, construir representaciones acerca de la actividad-, hablar
pares. Finalmente, puesto que el docente es un actor institucional, la
acerca
de ella y ser capaz de comunicar a otro las propias programación responde a la nece-
intenciones, las valora ciones y decisiones. Tampoco puede
circunscribirse la enseñanza al momento del encuentro con
el alumno o la actuación en clase. Es clásica ya la
distinción que Jackson estableció entre la fase preactiva-
aquella en la cual se concibe y programa la tarea-, la fase
interactiva-que tiene que ver con el desarrollo de las
acciones previstas con los alumnos- y la fase postactiva -en
la cual se procede al análisis y evaluación de lo sucedido
en momentos anteriores (Jackson, 1975).
Este modelo constituye una herramienta para
representar los procesos de enseñanza, pero se trata,
evidentemente, de fases que a menudo se solapan en el
fluir de la acción. Así, por ejemplo, la evaluación de una
propuesta o proyecto coincide más de una vez con el
diseño de una nueva. Al mismo tiem po, durante la fase
interactiva el docente está ocupado en la comunicación
con el alumno, la gestión de la clase, etcétera, pero el plan
trazado permanece en su mente operando como referencia
«en segundo plano». Por otra parte, esta modelización de
la enseñanza como sucesión de fases puede generar la idea
de que existe continuidad absoluta entre las distintas
instancias, lo cual sería a todas luces desacertado. El
ejemplo más visible de ello es la brecha que a menudo
separa intenciones de realidades en las distintas esferas de
la actividad humana.
En cada momento, el docente está involucrado en tareas muy
disímiles
entre sí, que requieren la puesta en juego de competencias
específicas. Las decisiones que el profesor toma en la
programación, por ejemplo, forman parte de un complejo
proceso de pensamiento, en el que se entrelazan repre
sentaciones variadas referidas al presente y a las
experiencias previas: representaciones acerca de los
alumnos -y sus posibilidades y necesidades-, acerca de sí
154 EL SABER DIDÁCTICO diferentes clases de
compet ncias que la cción requiere �or parte del actor: competencias de acción, competencias de gestion de
la acc1on y competencias retóricas (Barbier y Galatanu, 2000; Barbier, 2003).
sidad de hacer públicas las propias decisiones pedagógicas a través de
una actividad de comunicación. En contraste con ello, el
encuentrocon el alumno requiere del docente otro tipo de
capacidades: mantener una atención «flo tante» hacia los distintos
planos de la clase, manejar los tiempos, organizar los recursos, ajustar
la ayuda pedagógica en función de las necesidades del alumno,
aprovechar las contribuciones de los alumnos y las posibilidades que
una actividad ofrece en beneficio de los propósitos planteados, ser
sen sible a lo emergente e interpretar los indicios no verbales; éstos,
entre otros, son saberes propios del momento interactivo que nos
muestran que ser un
«buen docente» no es sólo ser un «buen diseñador».33
El escenario privilegiado de la enseñanza es el salón de clases,
pero por supuesto no es el único. La instancia interactiva puede tener
lugar en un aula, en la biblioteca, el laboratorio o el patio, para
mencionar sólo algunos ejem plos. La planificación puede ser un
trabajo solitario que el profesor realiza en su casa o formar parte de
una actividad desarrollada con otros en reunio nes de carácter
institucional o en encuentros más informales. Por otra parte, los
contextos de una actividad no se refieren exclusivamente al marco
ma terial en el que ella se desarrolla, sino también al conjunto de
representacio nes que definen el entorno de la actividad para el propio
docente. Un profe sor de Tecnología, por ejemplo, lleva a cabo en su
curso una actividad de resolución de problemas que forma parte de un
proyecto de integración que comparte con la docente de Biología. A
su vez, la experiencia se está po niendo a prueba con carácter de
piloto en cuatro instituciones más, para lo cual la escuela cuenta con
la asistencia técnica de profesionales externos. El escenario de la clase
es, sin duda, uno de los elementos que componen la definición que el
profesor hace de la situación. Pero también pueden for mar parte de
ella las reuniones de diseño y evaluación con el equipo de asistencia
técnica, los encuentros con la otra profesora responsable y quizás la
próxima reunión de departamento en la que debe relatar la marcha del
proyecto y lo sucedido en clase.
Por último, las actividades comprendidas dentro de la enseñanza
se co rresponden con diferentes facetas que integran esta acción. Los
aspectos
33.A partir del análisis de las prácticas de fonnación, Barbier distin<rue, por un
lado,
� los dif r ntes tipos de act�vidades involucradas en ellas: actividades de orden
«performativo)>,
� actividades de pensamiento y de comunicación. Por otra parte, señala las
.� _
155 relación ,eedagógica, que permiten organizar el tiempo, el espacio y ofrecer puntos de
La enseiíanza
apoyo y sostén a las personalidades: «{ ] el ritual de
organización del espacio mediante el cual cada uno se apropia de un territorio, instala sus
que podríamos llamar «didácticos», tienen que ver de objetos de trabajo, y habilita un lugar desde donde puede relacionarse y adonde puede
modo directo con pro mover el aprendizaje del alumno y retirarse; el ritual de repartición del tiempo que detennina el lugar concreto de las
su acceso a determinadas formas cul turales contenidas activi dades individuales, duales y colectivas, que impone momentos de silencio en los
que son posibles la evocación y la reflexión; y,finalmente, el ritual de codificación de los
en el currículo. Se trata de las decisiones y actuaciones
con1porta nlientos, gracias al cual se instauran las reglas que garantizan la seguridad
rela tivas a objetivos, propósitos, contenidos, formas de física y psico lógica de las personas» (Meirieu, 1992: 106).
actividad y materiales tanto en instancias preactivas
como interactivas y postactivas. Pero enseñar supone,
también, una esfera que podríamos denominar
«organizativa», li gada a la definición y el sostén de un
encuadre de trabajo34 y al manejo o
«gestión» de la clase. Este último aspecto ha sido
especialmente atendido por Doyle (1979) en sus
investigaciones acerca de la enseñanza e implica, entre
otras cosas, la previsión y el monitoreo de los tiempos, la
distribución de los papeles entre los miembros del grupo,
la regulación de los intercam bios, la atención y el manejo
de las eventuales disrupciones en el curso de la clase.
Finalmente, la enseñanza involucra, como ya se analizó,
una faceta
«relacional», que concierne al logro y mantenimiento de
la relación peda gógica, al acompañamiento y sostén
emocional del alumno en el proceso de aprendizaje. Si
bien la distinción entre estas dimensiones es un recurso
útil desde un punto de vista analítico, conviene recordar
que ellas no deben tratarse como entidades discretas. La
tarea docente muestra a diario que estos planos aparecen
estrechamente articulados en el pensamiento, las elec
ciones e intervenciones de profesores y maestros.
6. REFLEXIONES FINALES
estudio y preservar, al mismo tiempo, la especificidad de las preguntas, los propósitos y las perspectivas de análisis.
Para quienes trabajan como enseñantes, la complejidad de la enseñanza es una vivencia cotidiana, aunque no siempre evidente, pues muchas veces es a través de sus fallos que
se pone de manifiesto: en el fracaso escolar, en la deserción, en la indisciplina o la apatía de los alumnos más refractarios, en el malestar por nuestra respuesta pobre a una
pregunta interesante de un alumno, en cada ocasión en que a pesar de todos nuestros esfuerzos, «la cosa no funciona». También en aquellas otras en que una propuesta
resulta
«desbordada» por mejores logros que los previstos; cuando suscitamos el asombro, la curiosidad, la confianza; cuando el aprendizaje, finalmente, llega. Y cada día, en la proeza de
asegurar el encuentro de un grupo de aprendices con el mundo circundante, el heredado y el por crear.