Monografia Celulas Luhana
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La célula
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Índice.
INTRODUCION………………………………………………………………………………………………………………. Pág.05
I. LA CELULA…………………………….……………...……………………………………………………………………. Pág.06
3.1. Organelos………………………………………………………………………………………………………………..….Pág. 14
3.2. Núcleo………………………………………………………………………………………………………………………….Pág.15
3.3. Mitocondria…………………………………………………………………………………………………………..…….Pág.15
3.4. Ribosoma………………………………………………………………………………………………………………….…Pág.16
Anexos……………………………………………………………………………………………………………………………Pàg.18
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS…………………………………………………………………………………………..Pág.19
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INTRODUCCIÓN
Todos los seres vivos están compuestos de células. Algunos organismos, como las
bacterias, pueden existir simplemente como entes unicelulares. Otros, incluyendo a los
humanos, contienen una cantidad incontable de células que trabajan en conjunto para
formar el cuerpo integrado del individuo. Los seres humanos tienen trillones de células
que se organizan para componer estructuras complejas como los tejidos, por ejemplo,
los músculos y la piel, o los órganos, como el hígado y el pulmón.
Estamos hechos de células. Las células forman la piel, los órganos y los músculos. El
cerebro, el centro de los pensamientos y deseos, está hecho de células. Los vasos
sanguíneos rebosan de células. La fecundación no es ni más ni menos que la unión de
dos células separadas para producir una única célula nueva, que luego se multiplica para
producir el embrión. Cuando un ser humano crece desde un embrión diminuto hasta un
adulto grande, lo hace añadiendo más y más células. Cuando la gente se enferma, a
menudo es porque sus células “se desbocaron”. Y cuando los seres vivos envejecen, se
debe a que sus células gradualmente mueren. Después de morir y ser sepultados,
pronto los únicos remanentes de la existencia de la persona son huesos, dientes y pelo,
estructuras esculpidas en vida por la incesante actividad.
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CAPILULO I
LA CELULA
1.1 QUÉ ES CELULA
La célula es el componente básico de todos los seres vivos. El cuerpo humano está
compuesto por billones de células. Le brindan estructura al cuerpo, absorben los
nutrientes de los alimentos, convierten estos nutrientes en energía y realizan funciones
especializadas. Las células también contienen el material hereditario del organismo y
pueden hacer copias de sí mismas.
Las células constan de muchas partes, cada una con una función diferente. Algunas de
estas partes, llamadas orgánulos, son estructuras especializadas que realizan ciertas
tareas dentro de la célula
En biología, es la unidad más pequeña que puede vivir por sí sola y que forma todos los
organismos vivos y los tejidos del cuerpo. Las tres partes principales de la célula son la
membrana celular, el núcleo y el citoplasma. La membrana celular rodea la célula y
controla las sustancias que entran y salen. Dentro de la célula está el núcleo que contiene
el nucléolo, la mayoría del ADN celular y es donde se elabora la mayor parte del ARN. El
citoplasma es la porción fluida del interior de la célula que contiene otros elementos
diminutos con funciones específicas, como el aparato de Golgi, las mitocondrias y el
retículo endoplasmático. La mayoría de las reacciones químicas y las proteínas se
producen en el citoplasma. El cuerpo humano tiene más de 30 billones de células.
Aunque a menudo se consideran la unidad más pequeña de un organismo vivo, están
constituidas por elementos aún más pequeños, cada uno de ellos dotado de una función
propia. El tamaño de las células humanas varía de unas a otras, pero todas son muy
pequeñas. Incluso la mayor de todas, el óvulo fecundado, es tan pequeña que no es
perceptible a simple vista.
Las células humanas tienen una membrana superficial (denominada membrana celular)
que mantiene unidos los contenidos. Sin embargo, esta membrana no es una simple
envoltura. Posee unos receptores que permiten a las células identificarse entre sí. Estos
receptores reaccionan también ante sustancias producidas por el organismo y ante
fármacos introducidos en el mismo, y permiten que estas sustancias o fármacos entren o
salgan de la célula de forma selectiva. Las reacciones que se producen en los receptores a
menudo alteran o controlan las funciones celulares. Un ejemplo de ello es la unión de
la insulina a los receptores de la membrana celular para mantener los niveles apropiados
de azúcar en sangre y para permitir que la glucosa entre en las células.
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2.2 RESEÑA HISTORICA
La historia del descubrimiento de la célula comienza cuando a principios del siglo XVII se
fabrican las primeras lentes y el aparataje para usarlas, apareciendo los primeros
microscopios. El concepto de célula está estrechamente ligado a la fabricación y
perfeccionamiento de los microscopios, por tanto, a la tecnología.
El avance en el conocimiento de la célula y su descubrimiento ha estado relacionado con
los avances tecnológicos en los instrumentos de visión, como el microscopio.
En 1665, Robert Hooke observó con un microscopio simple un delgado corte de corcho y
notó que estaba formado por pequeñas cavidades parecidas a celdillas de un panal de
abejas, a las que llamó cellulae, de donde surgió la palabra célula. Se trataba de la primera
observación de células muertas. Naturalmente lo que observó Hooke no eran células vivas
sino las cavidades que éstas dejan al morir.
El primero que estudió tejidos vivos al microscopio fue Marcello Malpighi, que unos años
más tarde observó células vivas.
Siglo XVII
1590-1600. A. H. Lippershey, Z. Janssen y H. Janssen (padre e hijo) son considerados como
los inventores del microscopio compuesto, es decir, dos lentes de aumento colocadas
cada una a un lado de un tubo. El perfeccionamiento de esta organización y de sus
componentes permitiría observar más tarde a las células.
1610. G. Galilei describe la cutícula de los insectos. Había adaptado lentes del telescopio
para inventar de manera independiente el microscopio compuesto.
1664. R. Hooke (físico, meteorólogo, biólogo, ingeniero, arquitecto) publicó un libro
titulado Micrographia, donde describe la primera evidencia de la existencia de las células.
Estudió el corcho y vio una disposición en forma de panal de abeja. A cada camarita la
llamó celdilla o célula (Figura 1). Aunque no intuyó que aquellas celdas eran la unidad
funcional de los seres vivos, la denominación de célula ha permanecido para nombrar a lo
que había dentro de esas camaritas y luego se aplicó también para los descubrimientos en
los animales.
1670-1680. N. Grew y M. Malpighi extendieron estas observaciones a otras plantas. N.
Grew describió lo mismo que R. Hooke y a estas camaritas les llamó burbujas de
fermentación (igual que en el pan). Introdujo el término de parénquima vegetal y realizó
muchos dibujos de tejidos vegetales. M. Malpighi puso nombre a muchas estructuras
vegetales como las tráqueas (por su similitud con las tráqueas de los insectos). Estos
autores establecieron de forma detallada la organización de las estructuras microscópicas
de los vegetales, que quedó bien descrita.
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1670. A. van Leeuwenhoek construyó en la misma época microscopios simples, con una
sola lente, pero con una perfección que le permitió alcanzar los 270 aumentos, más de lo
que los microscopios compuestos ofrecían por aquella época. Puede ser considerado
como el padre de la microbiología puesto que fue el primero en publicar observaciones de
bacterias y protistas (eucariotas unicelulares). Observó gotas de agua, sangre, esperma,
glóbulos rojos, etcétera. Llegó a pensar que todos los animales estaban formados por
glóbulos, pero no alcanzó a asociarlos con las celdas de las plantas. Incluso, cuando se
consiguieron estudiar tejidos animales con más detalle, tuvo que pasar tiempo antes de
que se hiciera una asociación entre los "animalúnculos" que había descrito A. van
Leeuwenhoek y las células de los tejidos animales.
En el siglo XVIII se produjeron grandes avances en el tallado de las lentes que consiguieron
imágenes más nítidas. La tecnología para fabricar mejores lentes que mejoraron
sustancialmente los microscopios comenzó en el siglo XVIII y continuó durante el XIX. Se
atribuye a C. M. Hall (1729) el descubrimiento de un método para eliminar las
aberraciones cromáticas de las lentes, es decir, defectos por descomposición de la luz al
pasar por la lente. Se aplicó primero a los telescopios. De 1791 a 1806, F. Beeldsnijder y H.
Van Deyl, construyeron los primeros objetivos sin aberraciones para los microscopios. En
1812, D. Brewester utiliza por primera vez objetivos de inmersión. En 1820-1837, G. B.
Amici perfeccionó las lentes para microscopios, corrigiendo sus aberraciones, y diseñó
objetivos con un poder de resolución y nitidez antes nunca alcanzados en los microscopios
compuestos. Su diseño de los objetivos se sigue utilizando en los microscopios modernos.
Siglo XVIII
1759. La primera aproximación para colocar en el mismo plano a los animales y a las
plantas la hizo C. F. Wolf, que dijo que existía una unidad fundamental de forma globular
en todos los seres vivos. En su obra Theoria generationis argumenta con sus
observaciones que los organismos vivos se forman por desarrollo progresivo y las
estructuras aparecen por crecimiento y diferenciación de otras menos desarrolladas. Estas
ideas eran contrapuestas a la que por aquella época existía: la teoría preformacionista, la
cual proponía que los gametos llevaban organismos minúsculos ya formados y que
llegaban a su estado adulto sólo por el aumento de tamaño de cada una de sus partes.
Siglo XIX
1820-1830. La gestación de la teoría celular comenzó en Francia con H. Milne-Edwards y F.
V. Raspail (Figuras 2 y 3), que observaron una gran cantidad de tejidos de animales
diferentes y publicaron que los tejidos estaban formados por unidades globulares, pero
con desigual distribución. Incluyeron a los vegetales y además dieron a estas vesículas un
contenido fisiológico. R. J. H. Dutrochet, también francés, escribió "si uno compara la
extrema simplicidad de esta estructura chocante, la célula, con la extrema diversidad de
su contenido, está claro que constituye la unidad básica de un estado organizado, en
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realidad, todo es finalmente derivado de la célula " (Figura 4). Estudió muchos animales y
plantas y llegó a la conclusión de que las celdas de los vegetales y los glóbulos de los
animales eran la misma cosa, pero con morfología diferente. Fue el primero que les asignó
alguna función fisiológica. F. V. Raspail era químico y propuso que cada célula era como un
laboratorio gracias al cual se organizan los tejidos y los organismos. Él dijo, y no R.
Virchow, "Omnis cellula e cellula", toda célula proviene de otra célula.
1831. R. Brown describe el núcleo. Esto es controvertido puesto que en una carta de A.
van Leeuwenhoek a R. Hook en 1682 describe una estructura en el interior de los glóbulos
rojos de la sangre de un pez que no podría ser otra cosa más que un núcleo, aunque no le
llamó de ninguna manera. Además, en 1802, el checo F. Bauer describió una estructura
celular que no podía ser otra cosa sino un núcleo.
1832. B. Dumortier describe la división binaria en células de las plantas. Detalla la
aparición de la pared entre las nuevas células y propone que ese es el mecanismo de
proliferación de las células.
1835. R. Wagner describe el nucléolo.
1837. J. E. Purkinje, en Chequia, uno de los mejores histólogos de su época, propuso las
ideas básicas de la teoría celular y ya dijo, no sólo que los tejidos animales estaban
formados por células, sino también que los tejidos animales eran básicamente análogos a
los tejidos vegetales.
1838. M. J. Schleiden, botánico alemán, formaliza el primer axioma de la teoría celular
para las plantas (no estudió tejidos animales). Es decir, todas las plantas están formadas
por unidades llamadas células. T. Schwann, fisiólogo alemán, hizo extensivo ese concepto
a los animales y por extensión a todos los seres vivos en su publicación Mikroscopische
Untersuchungen. Fue más allá diciendo que tanto células animales como vegetales
estaban gobernadas por los mismos principios.
Aunque tradicionalmente se atribuye la unificación de postulados de la teoría celular a
Schleiden y Schwann, hay al menos otros cuatro científicos que llegaron antes a la misma
conclusión: Oken (1805), R. J. H. Dutrochet (1824), J. E. Purkinje (1834) y Valentin (1834),
donde destaca R. J. H. Dutrochet (ver más arriba).
1839-1843. F. J. F. Meyen, F. Dujardin y M. Barry conectaron y unificaron diferentes ramas
de la biología al mostrar que los protozoos eran células individuales nucleadas similares a
aquellas que formaban parte de los animales y de las plantas, y además propusieron que
los linajes celulares continuos son la base de la vida.
1839-1846. J. E. Purkinje y H. van Mohl, de manera independiente, y estudiando las
células de las plantas, llaman al contenido interior de las células, excluyendo al núcleo,
protoplasma. Colocar a las células vegetales y animales en el mismo plano no era
frecuente en aquella época. Puesto que la idea de membrana en realidad se refería a las
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paredes celulares de las plantas por error, y las animales no la poseían, cuando se
estudiaron con detalle células sin pared se llegó a la conclusión de que la entidad viva de
la célula era el protoplasma. N. Pringsheim (1854) dijo que el protoplasma era la base
material de la vida en las plantas.
1856. R. Virchow propuso a la célula como la forma más simple de manifestación viva y
que a pesar de ello representa completamente la idea de vida, es la unidad orgánica, la
unidad viviente indivisible. "The cell, as the simplest form of life-manifestation that
nevertheless fully represents the idea of life, is the organic unity, the indivisible living
One". A mediados del XIX esta teoría quedó consolidada.
La palabra "célula" y el concepto de "célula" como unidad de vida no tuvieron una buena
relación durante el siglo XIX. Se había propuesto el concepto de protoplasma (Purkinje,
1839) que definía la sustancia interior de esas celdas, es decir, el citoplasma actual.
Durante el siglo XIX ambas palabras compitieron para hacerse con el significado de unidad
anatómica y fisiológica de los seres vivos, pero la palabra célula ganó la batalla. La palabra
protoplasma ha desaparecido prácticamente de los libros de texto. Esta batalla de
conceptos se produjo porque en aquella época no se tenía una idea clara de dónde residía
la vida, si en el conjunto de la célula o en su interior, el protoplasma como fuerza vital.
1858. El uso de colorantes para estudiar los organismos vivos supuso un avance sin
precedentes en la identificación de manera diferencial de estructuras microscópicas en los
tejidos y en las propias células. Se atribuye a J. von Gerlach las primeras pruebas con
soluciones de carmín en tejido nervioso. En 1829, P. Mayer introduce la tinción de
hematoxilina y eosina como una tinción combinada de dos colorantes.
1879. W. Flemming describe la separación de cromosomas e introduce el término de
mitosis.
1899. C. E. Overton propone una naturaleza lipídica para la interfaz entre el protoplasma y
el medio externo, y sugirió la existencia de una fina capa de lípidos rodeando al
protoplasma.
Siglo XX
1932. Aparece el microscopio electrónico. Con él se pudieron estudiar estructuras internas
de la célula que eran del orden de nanómetros (10-3 micras) (Figura 5). Un hecho que
quedó resuelto con el microscopio electrónico es la existencia de la membrana plasmática
rodeando a la célula, era la primera vez que se podía observar, pero también membranas
formando parte de estructuras internas. El interior de la célula eucariota se mostró
complejo y rico en compartimentos. Hacia 1960 ya se había explorado la célula a nivel
ultraestructural.
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CAPITULO II
TIPOS DE CELULAS
2.1 CÉLULAS PROCARIOTAS
Son las células más sencillas, pues como hemos dicho, no tienen un núcleo bien definido.
Esto limita su complejidad, por lo que no pueden organizarse para dar lugar a organismos
pluricelulares. Es decir, las células procariotas siempre van por libre. Son organismos
unicelulares.
Pero esta misma simplicidad es lo que les permitió colonizar la Tierra cuando las
condiciones ambientales que había en ella eran absolutamente inhóspitas para los seres
vivos más complejos que habitamos actualmente la Tierra. Por lo tanto, las células
procariotas son los precursores de la vida. Todos (incluidos nosotros) venimos de estas
células primitivas.
Esta sencillez también les ha permitido tener metabolismos mucho más diversos que las
células más evolucionadas, pues tuvieron que adaptarse a condiciones de falta de
oxígeno, de nutrientes, de luz, etc. De todos modos, estas células procariotas se clasifican,
a su vez, en dos tipos: arqueas y bacterias.
2.1.1. Arqueas
Las arqueas son los precursores de la vida. Son las células más primitivas, sencillas y, a la
vez, resistentes del mundo. La primera vida que hubo en la Tierra fueron estas arqueas,
por lo que tuvieron que adaptarse a unos hábitats que no eran en absoluto propicios para
la vida. En un primer momento, no había diferencias entre ellas y las bacterias, aunque
hace unos 3.500 millones de años se diferenciaron.
Morfológicamente son muy similares a las bacterias. De hecho, hasta hace poco más de
100 años, se pensaba que estas células eran bacterianas. De todos modos, y aunque
cumplen con la característica de no tener un núcleo bien definido, hay diferencias. Y es
que las arqueas tienen una composición de la membrana distinta, no son patógenas
nunca, son capaces de colonizar ambientes extremos y tienen un metabolismo más
limitado, pues ninguna especie realiza la fotosíntesis.
2.1.2. Bacterias
Una de las células más sencillas y a la vez evolutivamente exitosas de la historia. Las
células bacterianas son capaces de realizar por sí solas todas las funciones vitales, por lo
que no necesitan organizarse para formar organismos complejos.
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Son también los precursores de la vida y, a día de hoy, continúan siendo los seres vivos
dominantes del planeta. Estas células tienen un tamaño que oscila entre los 0’5 y los 5
micrómetros y con una variedad de morfologías inmensa.
Son células con una pared que recubre la membrana y que se han especializado en realizar
cualquier tipo de metabolismo conocido. Se estima que puede haber más de mil millones
de especies bacterianas distintas, aunque actualmente conocemos solo 10.000. Algunas
de estas células bacterianas han desarrollado mecanismos para infectar a otros seres
vivos, por lo que son uno de los únicos tipos celulares capaces de actuar como patógenos.
2.2 CÉLULAS EUCARIOTAS
Apareciendo hace unos 1.800 millones de años a partir de las procariotas, las células
eucariotas son las células más complejas. Disponen de un núcleo bien definido donde se
“almacena” el material genético y en su citoplasma hay estructuras más elaboradas, cosa
que permitió la aparición de organismos pluricelulares.
El origen de las células eucariotas no está del todo claro, aunque se cree que pudieron
aparecer por una simbiosis entre una bacteria y una arquea, es decir, se “juntaron” y una
de ellas dio lugar al núcleo delimitado propio de las eucariotas.
Todos los seres vivos que podemos ver a simple vista están formados por células
eucariotas. Y es que, si bien algunas eucariotas son unicelulares, todos los pluricelulares
están formados por este tipo de células. Animales, plantas, hongos… Todo lo que está vivo
y podemos ver sin necesidad de un microscopio, está formado por células eucariotas.
2.2.1 Vegetales
Las células eucariotas están más especializadas que las procariotas, es decir, no pueden
realizar cualquier tipo de metabolismo. En el caso de las células vegetales, son las
eucariotas especializadas en realizar la fotosíntesis, es decir, el proceso para obtener
materia orgánica para vivir a partir de la luz.
Estas células tienen una morfología poco variable, siendo normalmente rectangulares
debido a la presencia de una pared que recubre la membrana celular. Además, en el
citoplasma disponen de cloroplastos (con clorofila) para realizar la fotosíntesis, además de
una estructura de gran tamaño para almacenar agua y nutrientes que se conoce como
vacuola.
Absolutamente todas las plantas y vegetales de la Tierra están formados por células
vegetales. Desde las secuoyas hasta las verduras y frutas que comemos.
2.2.2 Animales
Las células animales son las eucariotas que constituyen a todas las especies animales de la
Tierra, incluidos nosotros. Su morfología es mucho más variable que la de las células
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vegetales, pues pueden ser tan distintas como una célula muscular respecto a una célula
nerviosa.
Sea como sea, las células animales comparten la característica de no poder realizar la
fotosíntesis, es decir, no son capaces de obtener energía a partir de la luz. Por ello, al no
poder generarse ellas mismas la materia orgánica, deben conseguirla del exterior. Las
células animales “absorben” los nutrientes del exterior a través de un proceso conocido
como endocitosis, que consiste en permitir la entrada de nutrientes a través de la
membrana.
Esto explica que las células animales no tengan pared celular alrededor de la membrana
como sí ocurría con las vegetales, pues los nutrientes no podrían entrar. Nuestras células
nos exigen que comamos porque es la única manera que tienen de obtener la energía
necesaria para sobrevivir.
Al no realizar la fotosíntesis, evidentemente no hay clorofila en su interior. Además, sí que
disponen de vacuolas, pero son de un tamaño mucho menor, aunque más abundantes.
2.2.3 Fúngicas
Las células fúngicas se encuentran a medio camino entre las vegetales y las animales,
aunque también están en la “frontera” entre eucariota y procariota. Las células fúngicas,
que conforman los hongos, tienen un núcleo bien definido, aunque en este caso hay
especies tanto unicelulares (como la levadura) como pluricelulares (como las setas).
Igual que las plantas, disponen de una pared celular alrededor de la membrana, aunque su
composición es distinta y no realizan la fotosíntesis, sino que se alimentan a través de una
absorción de nutrientes más simple que las animales.
Además, su reproducción es distinta a la de los animales y las vegetales, pues si bien estos
se reproducían por división celular, los hongos lo hacen a través de la producción de
esporas, las cuales “germinan” para dar lugar a otro organismo.
Además, a diferencia de las vegetales y las animales, que son incapaces de serlo, hay
células fúngicas que han desarrollado la capacidad de infectar a otros seres vivos, por lo
que, juntamente con las bacterias, son los dos tipos de células que pueden comportarse
como patógenos por excelencia.
Las células fúngicas, pues, son increíblemente diversas en cuanto a morfología y
metabolismo, pudiendo ser formas de vida libra o patógenos. Incluso tienen infinidad de
aplicaciones en la industria alimentaria, como es la producción de cerveza o de quesos.
2.2.4. Protistas
Los protistas son quizás los más desconocidos. Y es que, aunque comparten características
de todos, no son ni bacterias, ni plantas, ni hongos, ni animales. Las células protistas son
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eucariotas ya que tienen un núcleo bien definido, pero, más allá de esto, son
increíblemente diversas.
Pueden ser tanto unicelulares como pluricelulares y realizar la fotosíntesis o seguir una
alimentación propia de los animales. Las algas son una de las células protistas más
representativas, realizan la fotosíntesis, pero pueden ser tanto unicelulares como
pluricelulares.
La mayoría de estas células son acuáticas y tienen una morfología muy diversa que
adquiere formas increíblemente complejas. De todos modos, algunas células protistas
también han desarrollado la capacidad de comportarse como patógenos.
Y es que hay células protistas que actúan como parásitos, como es el caso de algunas
amebas, “Trypanosoma cruzi” (responsable de la enfermedad de Chagas), “Plasmodium”
(responsable de la malaria), “Leishmania”, “Giardia”.
A grandes rasgos, podemos considerar las células protistas como aquellas que cumplen
con alguna propiedad de las otras células pero que no cumplen con otras.
CAPITULO III
ESTRUCTURA CELULAR
3.1. Organelos
Las funciones que realiza el cuerpo humano se dividen en partes llevadas a cabo por
diferentes órganos y tejidos. Por ejemplo, la comida se digiere en el estómago y en los
intestinos, los huesos proveen la fuerza y estructura del cuerpo, y el cerebro procesa la
información y los estímulos que recibe el individuo además de reaccionar
correspondientemente al enviar comandos a todas las partes del cuerpo.
Similarmente, las funciones dentro de la célula se dividen en diferentes combinaciones de
biomoléculas bien organizadas. Estas estructuras son análogas a los órganos del cuerpo y
se les llama organelos.
Los organelos se encuentran suspendidos en un líquido a base de agua de consistencia
viscosa. A este fluido se lo conoce como citosol. El conjunto del fluido y los organelos que
se encuentran fuera del núcleo se denomina citoplasmo. El citoplasma se organiza de
modo que controla las posiciones de los organelos son activamente.
3.2. Núcleo
Al núcleo se lo considera como el cerebro de la célula. Nuestro material genético (ADN),
en forma de cromosomas, está encapsulado dentro de este organelo. El núcleo es esférico
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y está rodeado por dos membranas. Como se estipuló en el capítulo anterior, las
membranas celulares están conformadas por dos capas de lípidos, una frente a la otra.
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3.4. Ribosoma
Los ribosomas cuentan con dos complejos que contienen ARN y proteína. Los ribosomas
están ubicados en el citosol y son abundantes. Estos son responsables de decodificar el
ARN para producir proteínas en un proceso llamado traducción. La traducción se
discutirá con mayor detalle en la sección de la Función del gen.
El diagrama a continuación, presenta las dos sub-unidades del ribosoma (la grande y la
pequeña) unidas al ARNm.
.
3.5. Citoesqueleto
El citoesqueleto es una red compleja de proteínas que se entrecruzan en el citoplasma de
las células. El citoesqueleto está compuesto de una gran variedad de proteínas. Estas
proteínas suelen formar largas hebras retorcidas que se parecen a un cable eléctrico o a
los cables que sujetan los puentes. Las proteínas que componen al citoesqueleto son igual
de fuertes como flexibles.
Un tipo importante de filamento, la actina, está compuesta de hilos largos (polímeros) de
la proteína actina. La imagen debajo demuestra los filamentos de actina en una célula
endotelial (vaso sanguíneo) de una vaca. Los hilos de color amarillo son las formas
polimerizadas de la proteína (actina) y el rojo indica la presencia de unidades individuales
de la proteína.El citoesqueleto tiene varias funciones clave:
Provee la estructura celular y actúa como andamiaje para la fijación de varios
organelos.
Es responsable por la movilidad de las células
Se lo requiere para llevar a cabo una división apropiada de las células durante la
reproducción celular.
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ANEXOS
NUCLEO MITOCONDRIA
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RIBOSOMA CITOESQUELETO
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REFERENCIAS
https://www.cancerquest.org/es/biologia-del-cancer/estructura-de-la-celula
http://www.bionova.org.es/biocast/tema11.htm
https://www.cancerquest.org/es/biologia-del-cancer/estructura-de-la-celula?
gclid=CjwKCAjwiY6MBhBqEiwARFSCPsGgEIEBoliGj2Yt_24mURRDBs03rc685ejwqIVGo-
9ojuEbQ5Ur0hoCtOsQAvD_BwE
https://www.cancer.gov/espanol/publicaciones/diccionarios/diccionario-cancer/def/
celula
https://medlineplus.gov/spanish/genetica/entender/basica/celula/
https://www.msdmanuals.com/es-pe/hogar/fundamentos/el-cuerpo-humano/las-c
%C3%A9lulas
https://www.lifeder.com/temas-de-biologia/
https://mmegias.webs.uvigo.es/5-celulas/1-descubrimiento.php
https://biologia-geologia.com/biologia2/611_historia_de_la_celula.html
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