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LENGUAJE Y METACOGNICIÓN
El lenguaje es fundamental para la actividad metacognitiva en todo momento, por lo que su
desarrollo juega un papel de primera importancia en la evolución cognitiva: la principal diferencia entre los humanos y los animales es la capacidad de los primeros de desarrollar un discurso planeado. Los animales desarrollan a lo largo de sus vidas en forma independiente el intelecto y el lenguaje, mientras que en el caso del hombre el desarrollo es conjunto. Así, y de acuerdo con Vigotski (1962, en Manning, 1991) en los inicios de este desarrollo humano se tiene una fase preintelectual del desarrollo del lenguaje (balbuceo, juegos con palabras e incluso las primeras palabras que el niño dice) y una fase prelinguística del desarrollo intelectual (juego intencional, planeación de funciones motoras como gatear hasta la mamá). Por esta intrincada relación (similar a la relación dialéctica de desarrollo y aprendizaje descrita por Halford (1993), en Pascual-Leone, 1994), se ha llegado a concluir que el desarrollo cognitivo está determinado por el lenguaje, particularmente por las experiencias sociolinguísticas del niño. El lenguaje se vuelve pensamiento verbal, señalan Klinger y Vadillo (1999:83), a través del desarrollo de tres etapas: • La externa, en la cual las acciones del niño están reguladas por verbalizaciones de agentes externos (por ejemplo, el niño puede empezara desvestirse cuando la mamá dice que es hora del baño). • La egocentrísta o de lenguaje privado, donde el niño ha internalizado los mensajes verbales de la primera fase al punto en que se hablan en voz alta a sí mismos. Esta etapa se subdivide en tres partes: primero el niño actúa y después describe sus acciones en voz alta; luego actúa y las describe en forma simultánea, y, finalmente, actúan guiados por una verbalización previa. • La de autorregulación verbal interna, en la que las verbalizaciones no son en voz alta, sino silentes.
A fin de potenciar el desarrollo de la metacognición, es necesario formar alumnos más conscientes
y autónomos en sus aprendizajes, sin olvidar el aspecto motivacional y el contexto apropiado, en el desarrollo de las estrategias de aprendizaje. En esta dirección, es preciso destacar el papel decisivo que juegan los profesores en el proceso. En efecto, para formar alumnos metacognitivos es necesario contar con educadores metacognitivos. En pos del cumplimiento de esta meta, los docentes deben adecuar sus prácticas pedagógicas en el aula, siendo conscientes de sus potencialidades y limitaciones, planificando, controlando y evaluando, en primer lugar, sus propias actuaciones docentes. Esta reflexión sobre su propio quehacer educativo es, quizás, el camino más prometedor para que los profesores lleguen a regular de una manera eficaz sus estrategias de enseñanza, y puedan aproximarse al objetivo de “enseñar a aprender” a sus estudiantes, orientando el proceso educativo hacia una autonomía que les conduzca a “aprender a aprender” y favorezca la transferencia de sus aprendizajes a la cotidianeidad de su vid DIARIO REFLEXIVO
1.- ¿Qué es la metacognición?
La metacognición se pone en práctica cuando se supervisa en forma activa y se
regulan procesos como: tomar conciencia de que se tiene más dificultad en aprender algo, comprender que se debe verificar por segunda vez para aceptar un hecho, etc., todo ello en relación con los objetos o datos cognitivos sobre los que actúan, normalmente al servicio de alguna meta u objetivo concreto.
2.- ¿Cuál de las ideas me parecieron más importantes?
La metacognición se desarrolla con la edad y la experiencia, logrando el individuo
un mayor control sobre sus propios procesos cognitivos, lo que permite comprender muchos cambios de conducta en el desarrollo, como la mejora de las estrategias para comprender textos escritos. Sin embargo, es posible que un individuo logre un mejor desarrollo metacognitivo en un área específica y que no lo obtenga en otras. A pesar de ello, la toma de conciencia de los propios procesos del pensar y aprender, implica la posibilidad de conocerlos para mejorarlos o cambiarlos (Román y Diez, 1998: 61).
3.- ¿Cuál necesito releer, comprender más o clarificar?
Ámbitos o áreas de desarrollo de los procesos metacognitivos.
4.- ¿De los temas vistos cual comprendí mejor?
IMPORTANCIA QUE LA METACOGNICIÓN TIENE PARA LA EDUCACIÓN.
5.- ¿De lo que aprendí que me gustaría conocer más?
Sobre estrategias de aprendizaje y medios didácticos que pudo utilizar para
potencializar aprendizajes
6.- ¿Qué dificultad encontré para aprender el contenido?
Relacionar conceptos con la práctica, apropiación de contenidos.
7.- ¿me siento satisfecha con mi actuación ante lo aprendido?
Si, por que anuqué no lo se todo puedo profundizar e indagar más acerca del tema.