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Ú
JURISPRUDENCIA
RELEVANTE DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL
TOMO XI - Volumen 1
(Enero ∙ Diciembre 2020)
Segunda Edición
Lima 2022
©TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
FONDO EDITORIAL DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Los Cedros núm. 209 - San Isidro - Lima
ISBN N° 978-612-4464-15-7
Impreso en Perú
Tiraje: 200 ejemplares
Presidente
Francisco Morales Saravia
Vicepresidente
Luz Pacheco Zerga
Magistrados
Augusto Ferrero Costa
Gustavo Gutiérrez Ticse
Helder Domínguez Haro
Manuel Monteagudo Valdéz
César Ochoa Cardich
CENTRO DE ESTUDIOS
CONSTITUCIONALES
Director General
Helder Domínguez Haro
Director Ejecutivo
Edgar Carpio Marcos
A. PROCESOS ORGÁNICOS
-9-
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
- 10 -
Índice Jurisprudencial del año 2020
- 11 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
- 12 -
Índice Jurisprudencial del año 2020
- 13 -
PRESENTACIÓN A LA SEGUNDA EDICIÓN
- 15 -
Presentación a la Segunda Edición
- 16 -
PRESENTACIÓN A LA PRIMERA EDICIÓN
- 17 -
Presentación a la Primera Edición
En cuanto al esquema temático, el presente volumen prosigue el camino trazado por los
volúmenes anteriores y, por consiguiente, se encuentra dividido en tres secciones. La pri-
mera sección está referida a las sentencias constitucionales expedidas en los procesos orgá-
nicos; esto es, en los procesos de inconstitucionalidad y competencial. La segunda sección
trata sobre las sentencias constitucionales emitidas en los procesos de tutela de derechos;
vale decir, en los procesos de amparo, hábeas corpus, cumplimiento y hábeas data. En el
año 2020 no se emitieron precedentes vinculantes, pero si se aprobó doctrina jurispruden-
cial, por lo que la tercera sección se ocupa, por último, del pronunciamiento en el que el
Tribunal Constitucional aprobó esta figura.
Las sentencias escogidas tienen un indudable valor jurídico y pedagógico que será de mu-
cha utilidad para los operadores del derecho, en general, y para los operadores de justicia,
en particular.
Finalmente, mi agradecimiento al personal del Centro de Estudios Constitucionales por
su compromiso y dedicación en la materialización del presente tomo de la jurisprudencia
relevante, y a mis colegas magistrados por su decidido apoyo a favor del cumplimiento de
los objetivos de nuestra institución.
- 18 -
A. PROCESOS ORGÁNICOS
A.1. PROCESOS
DE INCONSTITUCIONALIDAD
Caso de la modificación del delito de extorsión
por el Decreto Legislativo 1237
RAZÓN DE RELATORÍA
- 21 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Caso de la modificación del delito de extorsión
por el Decreto Legislativo 1237
PLENO JURISDICCIONAL
Expediente 0009-2018-PI/TC
Asunto
Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo único
del Decreto Legislativo 1237 que modifica el artículo 200 del Código Penal
Magistrados firmantes:
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
RAMOS NÚÑEZ
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
TABLA DE CONTENIDOS
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio Constitucional
B. Debate Constitucional
B.1 Argumentos de la Demanda
B.2 Contestación de la Demanda
II. FUNDAMENTOS
§1. Disposición impugnada y delimitación del petitorio de la demanda
§2. Cuestión Procesal Previa
§3. Persecución Penal en un Estado Constitucional de Derecho
§4. Implicancias de la modificatoria introducida por el Decreto Legislativo 1237 al
delito de extorsión en el vigente Código Penal a la luz de los principios y derechos
fundamentales reconocidos en la Constitución Política de 1993
4.1. Sobre la supuesta vulneración del Principio de Legalidad
4.2. ¿Tiene sustento constitucional directo el invocado “derecho fundamental a la
protesta”?
4.2.1. Sobre el reconocimiento de nuevos derechos fundamentales
4.2.2. La protesta en el marco del Estado Democrático de Derecho
4.2.3. La protesta como derecho fundamental: naturaleza, contenido, lími-
tes y relación con otros derechos fundamentales
4.2.4. Sobre la alegada vulneración del derecho a la protesta
4.3. Sobre la alegada vulneración del derecho a la libertad de reunión
4.4. Sobre la alegada vulneración del derecho a la libertad de expresión
4.5. Sobre la alegada vulneración del derecho a la libertad de opinión
4.6. Sobre la alegada vulneración del derecho a la libertad de conciencia
4.7. Sobre la alegada vulneracion del derecho a la participacion política
4.8. Sobre la alegada vulneracion del derecho de petición
III. FALLO
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
En Lima, a los 2 días del mes de junio de 2020, el Tribunal Constitucional, en sesión del
Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Ledesma Narváez (presidenta),
Ferrero Costa (vicepresidente), Miranda Canales, Blume Fortini, Ramos Núñez y Espi-
nosa-Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente sentencia, con el abocamiento del magistra-
do Sardón de Taboada, conforme al artículo 30-A del Reglamento Normativo del Tribu-
nal Constitucional. Asimismo, se agregan el fundamento de voto del magistrado Ramos
Núñez y el voto singular en conjunto de los magistrados Ferrero Costa y Blume Fortini,
y los votos singulares de los magistrados Miranda Canales y Sardón de Taboada. Se deja
constancia que el magistrado Espinosa-Saldaña Barrera votará en fecha posterior.
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
El Colegio de Abogados de Puno, con fecha 19 de abril de 2018, presenta demanda de
inconstitucionalidad cuestionando parcialmente el artículo único del Decreto Legislativo
1237 que modifica el artículo 200 del Código Penal, publicado el 26 de setiembre de 2015
en el diario oficial El Peruano.
En defensa de la constitucionalidad de la disposición cuestionada, con fecha 2 de octubre
de 2018, el procurador público especializado en materia constitucional del Poder Ejecutivo
contestó la demanda negándola y contradiciéndola en todos sus extremos, y solicitando
que se la declare improcedente o infundada, según corresponda.
B. Debate constitucional
Las partes postulan una serie de razones o argumentos sobre la constitucionalidad de las
normas objetadas que, resumidamente, se presentan a continuación:
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- El Colegio de Abogados recurrente alega, además, que la sentencia emitida por el Po-
der Judicial en el caso del Baguazo1 habría reconocido explícitamente el derecho a la
protesta, y lo conceptualiza como concreción de las libertades de expresión y de reu-
nión; pero, a su juicio, el ejercicio de este derecho implica el ejercicio de otros derechos
fundamentales.
- Respecto a la libertad de expresión, el demandante sostiene que la norma impugnada
constituye una restricción sobre esta en su dimensión social, vulnerando el artículo 2.4
de la Constitución y 13.1 de la CADH. Señala que constituye un acto de censura con-
tra quienes ejercen la protesta social, pues los medios típicos que esta contiene (a los
que denomina medidas de fuerza) son utilizados para transmitir mensajes a la sociedad
y al Estado. La citada restricción, además de impedir la difusión de dichos mensajes,
comporta una sanción para los manifestantes.
- El Colegio de Abogados de Puno sostiene que se pone en peligro la posibilidad de un
intercambio democrático y la circulación de ideas en la sociedad. Con esta medida se
busca impedir que los ciudadanos conozcan los puntos de vista de quienes llevan a
cabo la protesta.
- Respecto a la libertad de conciencia, se alega que la protesta social expresa un mensaje
que refleja y concretiza una opción ética, como representación de una conciencia
colectiva.
- Respecto al derecho de petición, se sostiene que una protesta involucra una petición
al Estado que puede ir acompañada incluso de medidas de fuerza. Estas deben ser
especialmente analizadas y atendidas cuando provienen de poblaciones que han expe-
rimentado históricamente mayor desigualdad.
- Por otro lado, el demandante alega que mediante la protesta social se expresarían opi-
niones fundamentalmente de contenido político, dirigidas a cuestionar asuntos de in-
terés público. Por lo tanto, la protesta social manifiesta una dimensión colectiva del
derecho a la participación política. La protesta implicaría, además, una materialización
del pluralismo político.
- Asimismo, señala el demandante que la norma impugnada impediría realizar el test de
proporcionalidad sobre conductas posiblemente ilícitas, pues en los casos de protestas
existe una colisión entre derechos fundamentales en los que corresponde recurrir al
test de proporcionalidad y analizar caso por caso para deslindar la protesta social del
ejercicio ilegítimo de la violencia, pero la ley impide entrar a esta discusión y opta por
la criminalización.
- 27 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
a los líderes y miembros de comunidades campesinas y nativas, que son quienes parti-
cipan en las protestas sociales y quienes suelen recurrir a estas medidas de fuerza.
- Los defensores de los derechos humanos tienen una serie de derechos reconocidos
por la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, entre los que se
encuentran el de presentar críticas y propuestas a las autoridades gubernamentales para
mejorar su desempeño y alertar sobre cualquier amenaza contra los derechos humanos;
denunciar políticas y acciones de funcionarios y órganos gubernamentales que atenten
contra estos derecho, y obtener protección eficaz de las leyes al reaccionar pacíficamen-
te ante tales violaciones.
- De otra parte, el Estado tiene la obligación de proteger, promover y hacer efectivos to-
dos los derechos humanos, proporcionar recursos eficaces a las personas que denuncien
haber sido víctimas de una violación de tales derechos, y adoptar medidas necesarias
para garantizar la protección de toda persona frente a la violencia, amenaza, represalia,
discriminación, presión o cualquier otra acción arbitraria resultante del ejercicio legíti-
mo de los derechos, entre otras.
- Esta obligación de proteger a los defensores de derechos humanos también ha sido reco-
nocida en la jurisprudencia de la Corte IDH, la cual señala que el Estado está obligado
a intervenir para proteger estos derechos. El demandante invoca dicha jurisprudencia2
según la cual el Estado es responsable por la afectación de los derechos de los defensores
de derechos humanos cuando: (i) existía una situación de riesgo real e inmediato para
un individuo o grupo de individuos; (ii) se tuvo conocimiento por parte de las auto-
ridades de ese riesgo; y, (iii) pese a ello, las autoridades no adoptaron medidas idóneas
para prevenir el riesgo, estando en posibilidad de hacerlo.
- Señala el demandante que el Estado debe estar en posibilidad de adoptar medidas de
protección y tiene la obligación de remover los obstáculos que impidan la vigencia de
los alegados derechos, conforme al artículo 2 de la CADH, más aun si, a su criterio,
garantizar el derecho a la protesta es una forma de defender la democracia.
- Por las razones expresadas, el demandante solicita que se emita una sentencia estimati-
va de anulación parcial del artículo 200 del Código Penal vigente.
2 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Yarce y otras vs. Colombia. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2016, Serie C N.º 325, párrafo 182.
Disponible en el sitio web: <https://bit.ly/2iaxqOm>. Consulta realizada el 20 de marzo de 2019
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
- Respecto a la improcedencia, sostiene que el elemento constitutivo del tipo penal ex-
torsión que hace mención de la “ventaja económica indebida o de cualquier otra índo-
le” se encuentra vigente en nuestro ordenamiento desde el Decreto Legislativo 8963,
publicado el 24 de mayo de 1998. A su vez, lo dispuesto en el tercer párrafo de la dispo-
sición impugnada fue incorporado mediante el artículo 2 del Decreto Legislativo 9824,
publicado el 22 de julio de 2007.
- Por lo tanto, según el demandado, en atención a dicha identidad normativa, se habría
excedido el plazo de 6 años para interponer la demanda de inconstitucionalidad con-
forme a lo dispuesto en el artículo 100 del Código Procesal Constitucional.
- Adicionalmente, el demandado señala que existe un pronunciamiento previo de este
Tribunal sobre el fondo del asunto convalidando la constitucionalidad de los elemen-
tos ahora cuestionados del artículo 200 del Código Penal. El demandado aduce que,
mediante la Sentencia 0012-2008-PI/TC, este Tribunal indicó que la expresión de
opiniones o de protestas pueden realizarse siempre que dichas manifestaciones sean
pacíficas y no alteren el orden público o derechos de terceros,pues, cuando ello ocurra
(toma de locales, interrupción del tránsito, afectación de bienes y servicios públicos,
etc.), se habrá cometido un delito.
- Finalmente, el Poder Ejecutivo enfatiza que el demandante sostiene que la tipificación
del delito de extorsión “es arbitraria porque desnaturaliza su esencia en la doctrina”. Es
decir, a su criterio, el demandante cuestiona la norma por su falta de conformidad con
esta última, lo que evidencia que entabló el presente proceso porque no se encuentra
conforme con la norma impugnada. Añade, en tal sentido, que el parámetro de validez
de la norma debe ser la Constitución y no los desarrollos teóricos que sobre el conteni-
do de las leyes existieren.
- En cuanto a los aspectos de fondo, sobre la alegada afectación al principio de legalidad,
el demandado señala que el término “ventaja” no es un elemento amplio ni vago, sino
que resulta claro y preciso.
- Sobre la alegada vulneración del derecho a la protesta y derechos conexos, el deman-
dado señala que la afirmación del demandante de que mediante la norma impug-
nada se busca criminalizar la protesta socioambiental no constituye, en realidad, un
3 Decreto Legislativo 896. “Artículo 200.- El que mediante violencia, amenaza o manteniendo en
rehén a una persona, obliga a ésta o a otra a otorgar al agente o a un tercero una ventaja económica
indebida o de cualquier otra índole, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de diez
ni mayor de veinte años (…)”.
4 Decreto Legislativo 982. “Artículo 200.- Extorsión (…) El que mediante violencia o amenaza, toma
locales, obstaculiza vías de comunicación o impide el libre tránsito de la ciudadanía o perturba el nor-
mal funcionamiento de los servicios públicos o la ejecución de obras legalmente autorizadas, con el
objeto de obtener de las autoridades cualquier beneficio o ventaja económica indebida u otra ventaja
de cualquier otra índole, será sancionado con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor
de diez años (…)”.
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II. FUNDAMENTOS
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
conducta como antijurídica, es decir, aquella cuya comisión pueda dar lugar a una
privación o restricción de la libertad personal, sólo será constitucionalmente váli-
da si tiene como propósito la protección de bienes jurídicos constitucionalmente
relevantes (principio de lesividad). Como resulta evidente, sólo la defensa de un
valor o un interés constitucionalmente relevante podría justificar la restricción en
el ejercicio de un derecho fundamental [...].
En ese sentido, dentro de los límites que la Constitución impone, el legislador goza
de un amplio margen para diseñar la política criminal del Estado. Entre tales lími-
tes no sólo se encuentra la proscripción de limitar la libertad personal más allá de
lo estrictamente necesario y en aras de la protección de bienes constitucionalmente
relevantes, sino también la de no desvirtuar los fines del instrumento que dicho
poder punitivo utiliza para garantizar la plena vigencia de los referidos bienes, es
decir, no desnaturalizar los fines de la pena (fundamentos 35 y 36).
15. Dicho en otros términos, el Estado debe recurrir como última ratio al ejercicio del ius
puniendi, y debe procurar, dentro de lo razonablemente posible, de acuerdo con el or-
den público constitucional, hacer uso de todos los mecanismos institucionales de diá-
logo existentes a fin de evitar y, en todo caso, hacer frente a los conflictos que puedan
generarse, teniendo presente que la defensa de la persona humana y el respeto de su
dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado (artículo 1 de la Constitución).
16. Comprenderlo de esta forma presupone evitar el riesgo de caer en un populismo puni-
tivo, esto es, aumentar las penas o la persecución penal por razones meramente coyun-
turales y sin que exista un fundamento objetivo y justificado para ello, aprovechando
la exposición mediática de un caso5.
17. En efecto, el aumento de las penas y sanciones o de la persecución penal por razones
únicamente coyunturales no se condice con los fines consustanciales de un Estado
constitucional de derecho. Y es que las restricciones a la libertad personal producidas
en tales términos y bajo tales condiciones son contrarias al principio-derecho de digni-
dad humana.
18. Además, este Tribunal advierte que, en la medida en que la principal herramienta del
populismo punitivo es el encarcelamiento6, el recurso a esta práctica socava manifies-
tamente la legitimidad sobre la que se asienta el ius puniendi estatal, por cuanto se
desnaturaliza y pervierte la razón de ser de la intervención del Estado en la persecución
del delito.
5 LARA AMAT Y LEÓN, Joan. “El conflicto social en la globalización neoliberal y el neoconserva-
durismo: entre las nuevas guerras y el populismo punitivo”. En: Revista Crítica Penal y Poder, N.º 4,
marzo, Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos, Universidad de Barcelona, Barce-
lona, 2013, p. 142.
6 LARRAURI, Elena. “Populismo punitivo…y cómo resistirlo”. En Jueces para la democracia. Infor-
mación y debate. N.º 55, 2006, p. 18.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
19. De esta manera, bajo la impronta del populismo punitivo, que es expresión de un
derecho vindicativo7, emerge la figura del delincuente como un objeto de castigo y
represión antes que como una persona, y como tal, un fin en sí mismo, cuya sanción
penal debe conllevar a la resocialización, esto es, a su reeducación, rehabilitación y
reincorporación a la sociedad, de conformidad con el artículo 139 de la Constitución
Política de 1993.
20. En concreto, se desconoce el principio de subsidiariedad en virtud del cual se debe
recurrir como último recurso al derecho penal, por cuanto corresponde al Estado in-
tentar agotar todas las medidas alternativas posibles con las que cuente y que, fun-
damentalmente, sean menos limitativas de derechos para proteger los intereses del
conjunto social. En ese sentido es que emerge el derecho penal como la última ratio
para garantizar los intereses básicos de la comunidad8.
21. Lo anterior no es baladí, especialmente para el legislador democrático, cuyas com-
petencias deben ser ejercidas sin oportunismo y con lealtad a la Constitución. Así, si
en su esfera de poder recae la política punitiva del Estado peruano, dicho poder debe
ser ejercido con responsabilidad ante la ciudadanía y especialmente con prudencia,
conllevando todo ello a que las competencias legislativas tengan como guía de acción
los intereses superiores de la comunidad política y los derechos fundamentales de sus
integrantes.
22. Ahora bien, la reflexión anterior resulta crucial en contextos en los que la realidad
socio-política tiende a ser conflictiva. A ello debe añadirse que, incluso en tales cir-
cunstancias, las vías institucionales existentes para que los ciudadanos canalicen sus
demandas legítimas ante las autoridades pueden, en no pocas ocasiones, resultar in-
suficientes para hacer llegar los mensajes y reclamos pacíficos que quieran comunicar
a los poderes públicos y privados, así como a la sociedad en su conjunto con fuerza
persuasiva.
23. Efectivamente, en primer lugar, la libertad de crítica de los ciudadanos en nuestro país
ha sido consagrada constitucionalmente a través del reconocimiento de ciertos dere-
chos fundamentales y principios constitucionales: i) la libertad de conciencia (artículo
2, inciso 3), ii) las libertades de información, opinión, expresión y difusión del pensa-
miento mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de comu-
nicación social, sin previa autorización ni censura ni impedimento algunos, bajo las
responsabilidades de ley (artículo 2 inciso 4); iii) la libertad de reunirse pacíficamente
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
sin armas (artículo 2 inciso 12); y iv) el derecho de huelga (artículo 28); de manera que
todo ello, sin ánimo de exhaustividad, brinda cobertura constitucional a los reclamos
y demandas ciudadanas con fines pacíficos9.
24. Pero puede ocurrir que, frente a determinados cambios en la orientación de las polí-
ticas de Estado, se generen situaciones de descontento y malestar en ciertos sectores o
en buena parte de la población, por razones políticas, sociales, económicas, ambienta-
les, culturales, ideológicas, etc., y que estos decidan organizar y llevar a cabo acciones
de protesta frente a las cuales las autoridades en ocasiones responden, usando como
principal mecanismo de contención la represión penal, aun cuando, como ya se indicó
previamente, la recurrencia al ius puniendi debe realizarse como última ratio.
25. Ante ello cabe preguntar si el marco constitucional y legal existente vinculado con
situaciones de conflicto y protesta social, tal y como se encuentra configurado, es lo
suficientemente protector y garantista, en el entendido de que se debe mantener el
equilibrio entre la sanción de las conductas auténticamente antijurídicas y proscritas
por el orden público constitucional y el respeto de los derechos fundamentales de los
manifestantes.
26. Como es sabido, en la Norma Fundamental se plasman diversas concepciones y va-
loraciones sobre la vida en común, diversos principios y bienes constitucionales que,
no pocas veces, pueden contraponerse, generando así controversias constitucionales
que el juez constitucional debe estar a la altura de resolver a partir de la interpretación
genuina de la Constitución, con miras a la pacificación de los conflictos a través de
soluciones justas.
27. Al respecto, como punto de partida para la resolución del presente caso, este Tribunal tie-
ne en cuenta que la realidad de nuestro país no está alejada de los conflictos sociales, que
muchas veces desembocan en situaciones violentas, ante la falta de un diálogo oportuno
y robusto entre quienes protestan y las autoridades o los destinatarios de sus reclamos.
28. Según el reporte de conflictos sociales n.o 179 de la Adjuntía para la Prevención de
Conflictos Sociales y la Gobernabilidad de la Defensoría del Pueblo10, hubo 158 accio-
nes colectivas de protesta durante el mes de enero de 2019, y se registraron 180 con-
flictos en el mes, de los cuales 133 eran conflictos activos (73.9 %) y 47 (26.1 %) eran
conflictos latentes. Asimismo, de acuerdo con dicho reporte, 79 conflictos se encon-
traban en proceso de diálogo (59.4 % de los casos activos), 105 casos presentaron al
menos un hecho de violencia desde que iniciaron (58.7 %) y 48 conflictos pasaron a
etapa de diálogo después de un hecho de violencia (60.8 %).
9 Esta reflexión parte de lo analizado en el caso español por PISARELLO, Gerardo y Jaume ASENS.
La bestia sin bozal. En defensa del derecho a la protesta. Madrid: Catarata, 2014, p. 17.
10 Disponible en el sitio web: <https://www.defensoria.gob.pe/wp-content/uploads/2019/02/Conflic-
tos-Sociales-N%C2%B0-179-Enero-2019.pdf>. Consulta realizada el 8 de marzo de 2019.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
29. Lo anterior da cuenta de una situación social caracterizada por conflictos no resueltos,
pero fundamentalmente por su vinculación en mayor o menor medida a escenarios
violentos. Evidentemente, una forma de responder desde el Estado a tal problemática
por la que se suele optar en los últimos años es recrudecer las penas o ampliar las con-
ductas prohibidas en los delitos ya existentes.
30. Dicha práctica puede tornarse inconstitucional por vulnerar derechos, principios y
valores constitucionales, a menos que se adviertan razones objetivas que fundamenten
al ejercicio del ius puniendi estatal.
31. Establecido lo anterior, a este Tribunal le corresponde resolver si la tipificación de las
conductas prohibidas como parte del delito de extorsión en el Código Penal vigente,
modificado por el artículo único del Decreto Legislativo 1237, que objetan los deman-
dantes vulnera o no la Constitución.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
momento de determinar cuáles son las conductas prohibidas, así como sus respec-
tivas sanciones; en tanto que, en su dimensión de derecho subjetivo constitucional,
garantiza a toda persona sometida a un proceso o procedimiento sancionatorio que
lo prohibido se encuentre previsto en una norma previa, estricta y escrita, y tam-
bién que la sanción se encuentre contemplada previamente en una norma jurídica
[...] (fundamento 8).
35. En este caso, el demandante alega que el delito de extorsión ha sido desnaturalizado
desde la expedición del Decreto Legislativo 896, publicado el 24 de mayo de 1998, al
señalarse que la ventaja que se derivaría de la extorsión podía ser no solo económica,
sino “de cualquier otra índole”, lo que implica el desconocimiento de la naturaleza
patrimonial del delito de extorsión.
36. Sin embargo, para este Tribunal dicho argumento carece de asidero constitucional en
la medida en que se encuentra dentro del marco de lo constitucionalmente posible
la determinación de los bienes jurídicos protegidos por parte del legislador penal así
como su naturaleza jurídica, siempre que con ello se respete el principio de lesividad,
esto es, la defensa de un valor o un interés constitucionalmente relevante que po-
dría justificar la restricción en el ejercicio de un derecho fundamental, así como los
restantes principios y bienes constitucionales, como es el caso de la razonabilidad y
proporcionalidad.
37. De esta manera, si el legislador penal, respetando escrupulosamente el principio de
lesividad, además de los principios de razonabilidad y proporcionalidad, decide pro-
teger bienes jurídicos adicionales en la tipificación del delito de extorsión más allá del
elemento patrimonial, no infringe el ámbito de lo explícita e implícitamente prohibido
por la Constitución.
38. Por lo tanto, corresponde desestimar la demanda en el referido extremo.
39. Asimismo, el demandante alega que habría identidad entre las conductas proscritas por
el delito de extorsión y otros delitos. Por ejemplo, indica que la perturbación de los
servicios públicos ya se encuentra tipificada en el artículo 283 del Código Penal (sobre
entorpecimiento al funcionamiento de servicios públicos), o que el caso de la toma
de locales ya se encuentra tipificado en el delito de usurpación regulado en el artículo
202 del Código Penal. Añade también que el delito de extorsión se confundiría con el
delito de coacción establecido en el artículo 151 del Código Penal, vulnerando así el
principio de legalidad.
40. Sin embargo, de la revisión de estos tipos penales se advierte claramente que son con-
ductas distintas las que el legislador ha buscado proscribir en tales delitos, identificán-
dose elementos diferenciadores en las correspondientes conductas delictivas proscritas
por ellos. Así, a diferencia de lo que sucede en el delito de entorpecimiento al funciona-
miento de servicios públicos (artículo 283 del Código Penal) o del delito de coacción
(artículo 151 del Código Penal), la configuración del delito de extorsión requiere la
búsqueda de una ventaja indebida que puede ser económica o de cualquier otra índole.
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11 GARGARELLA, Roberto. “El Derecho frente a la protesta social”. Revista de la Facultad de Derecho
de México. Vol. 58, N.º 250, 2008, p. 185.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
74. En el marco de tales consideraciones, este Tribunal considera que, a la luz de las op-
ciones valorativas reconocidas por nuestro ordenamiento constitucional, entre las que
destaca como prisma fundamental el principio democrático y su plasmación jurídica
en la Constitución como marco garantista, lo que debe extenderse también a contex-
tos de cambio y crisis de la representación, resulta una exigencia del orden público
constitucional el reconocimiento del derecho a la protesta como derecho fundamental,
derecho que asiste a toda persona que mantiene una posición crítica frente al poder,
sea este último público o privado, todo ello sobre la base de aspiraciones legítimas de
quienes protestan y siempre que se respete la legalidad conforme al orden fundamen-
tal. Y es que la expresión de la crítica pública en democracia, así como el proceso de
su elaboración y la construcción del pensamiento crítico son fundamentales para la
comunidad política.
75. Así las cosas, la utilización de la fórmula de individualización permitiría legitimar la
existencia de un derecho a la protesta en calidad de atributo fundamental no enumera-
do. Su reconocimiento se encontraría ligado directamente a un principio fundamental
e identitario del Estado peruano bajo la Constitución Política del Perú de 1993, como
es el principio democrático, en consonancia con otro principio igualmente fundamen-
tal, como es el de supremacía constitucional, que le sirve de marco de actuación, pero,
especialmente, como fuente de legitimidad.
76. Por lo expuesto, cabe sostener que, tras la eventual vulneración o amenaza de vulne-
ración del derecho fundamental a la protesta, le asiste la protección constitucional
institucional y procesal (de conformidad con el artículo 37 del Código Procesal Cons-
titucional) que la Norma Fundamental otorga al resto de atributos y libertades expre-
samente reconocidas por ella.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
80. En cuanto a su titularidad, este derecho asiste, en principio, a toda persona, sin que
quepa condicionar el reconocimiento del mismo por los motivos prohibidos estableci-
dos de conformidad con el artículo 2 inciso 2 de la Constitución Política de 1993, esto
es, de origen, edad, opinión, etc.
81. Sin embargo, este Tribunal considera que al igual que en el caso de la limitación
de los derechos a la sindicación y a la huelga realizada en el artículo 42 y 153 de la
Constitución, en lo que respecta a la titularidad del derecho fundamental a la pro-
testa que asiste a los servidores públicos, no se encuentran comprendidos los funcio-
narios del Estado con poder de decisión y los que desempeñan cargos de confianza o
de dirección, así como los jueces y fiscales, los miembros de las Fuerzas Armadas y de
la Policía Nacional, en atención básicamente al carácter esencial de los servicios que
prestan.
82. Con relación a su contenido constitucionalmente protegido, este derecho compren-
de la facultad de cuestionar, de manera temporal o periódica, esporádica o continua,
a través del espacio público o a través de medios de difusión (materiales, eléctricos,
electrónicos, virtuales y/o tecnológicos), de manera individual o colectiva, los hechos,
situaciones, disposiciones o medidas (incluso normativas) por razones de tipo político,
económico, social, laboral, ambiental, cultural, ideológico o de cualquier otra índole,
que establezcan los poderes públicos o privados, con el objeto de obtener un cambio
del status quo a nivel local, regional, nacional, internacional o global, siempre que
ello se realice sobre la base de un fin legítimo según el orden público constitucional,
y que en el ejercicio de la protesta se respete la legalidad que sea conforme con la
Constitución.
83. En lo que respecta a sus límites, debe tenerse presente que, como todo derecho funda-
mental, el derecho a la protesta no es un derecho absoluto o ilimitado. Así, los límites
de este derecho se desprenden de la prohibición de vaciar de contenido otros derechos,
principios y reglas constitucionales. En todo caso, el alcance de los límites que especí-
ficamente operen sobre este derecho deberá ser evaluado a la luz de cada caso concreto.
Empero, ello no es óbice para que este Tribunal pueda desarrollar ciertas pautas sobre
los límites del derecho fundamental a la protesta.
84. En principio, este derecho fundamental no ampara el uso de la violencia como fin o
mecanismo de la protesta, como tampoco el uso de armas ni la promoción de la discri-
minación por los motivos prohibidos en el artículo 2 inciso de la Constitución o por
motivos de cualquier otra índole.
85. Una cosa distinta es que durante la realización de protestas se desarrollen hechos de
violencia. Los autores de los desmanes, actos violentos o delitos deben ser sancionados
sin reprimir indiscriminadamente a todos los que participan de la protesta por cuanto
la responsabilidad penal es individual y la participación en actos o manifestaciones de
protesta constituye un derecho, aun cuando sus pretensiones, reivindicaciones o con-
signas pudieran resultar profundamente cáusticas o desagradables para otros sectores.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
86. Por lo demás, toda regulación y eventual limitación del derecho fundamental a la pro-
testa se deberá hacer a través de una ley en sentido formal o, en su defecto, por medio
de una norma que satisfaga la reserva de acto legislativo, garantizando de este modo los
principios de generalidad e igualdad de trato. Y es que, como se sostuvo en la Sentencia
0005-2013-PI/TC, fundamento 13, “cualquier regulación que importe una restricción
en los derechos fundamentales debe ser llevada a cabo a través de una norma general y
no de fuentes de igual jerarquía que no cumplan los requisitos de aquella, o de normas
de inferior jerarquía”.
87. Cabe precisar que la reserva legal, entendida como una de “acto legislativo”, no es
omnicomprensiva para cualquier tipo de norma a las que el ordenamiento pueda ha-
ber conferido el rango de ley, pues se requiere garantizar que los límites a derechos
fundamentales cuenten necesariamente con la intervención del Poder Legislativo, pre-
servando su carácter general y su conformidad con el principio de igualdad (Sentencia
0005-2013-PI/TC, fundamento 16; Sentencia 02235-2004-PA/TC, fundamento 4; y
concordantes).
88. Asimismo, tales límites, en lo que respecta a la hora, lugar y forma12, deben encontrarse
debidamente motivados por la autoridad competente, tratándose de un deber exigible
caso por caso, de manera tal que el derecho solo sea restringido por causas válidas, ob-
jetivas y razonables (principio de razonabilidad), y, en modo alguno, más allá de lo que
resulte estrictamente necesario y proporcional (principio de proporcionalidad). Cabe
advertir, además, que el ejercicio de este derecho no está subordinado a autorización
por parte de las autoridades.
89. Además, en lo que respecta a su relación con otros derechos fundamentales, este Tri-
bunal advierte que el ejercicio del derecho a la protesta suele ser conexo al ejercicio
de otras libertades iusfundamentales, como es el caso de las libertades de opinión,
expresión, y difusión del pensamiento, el derecho a huelga, la libertad de tránsito y el
derecho de reunión.
90. Sin embargo, pese a que el ejercicio del derecho a la protesta suele vincularse con el
ejercicio de los citados derechos fundamentales, no se confunde con ellos por cuanto
protege todas aquellas situaciones, independientemente de que eventualmente pue-
dan además resultar amparadas o no de manera concurrente por tales derechos, en
las que se haga o busque hacer público un cuestionamiento de tipo político, econó-
mico, social, cultural, laboral, ambiental o de cualquier otra índole, amparados por la
Constitución en sentido material, motivado por un animus identificable de cambio del
estado de cosas imperante, a nivel local, regional, nacional, internacional o global, al
margen de si ello se hace individual o colectivamente y de los medios o espacios que
12 Instituto Nacional de Derechos Humanos / Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Dere-
chos Humanos (ACNUDH). Protesta social y derechos humanos: estándares internacionales y nacionales.
Santiago de Chile, 2014, p. 71
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
se utilicen, siempre que el fin sea legítimo y se respete la legalidad conforme al orden
constitucional, quedando fuera del ámbito de protección de este derecho la incitación
a la discriminación, la hostilidad o la violencia13.
91. Por ejemplo, cuando un grupo de personas ocupan una plaza pública con fines socia-
les o recreativos, ello no involucra el ejercicio del derecho a la protesta. Asimismo, se
puede ejercer este derecho fundamental a título individual a través de medios virtuales,
sin que ello conlleve al ejercicio del derecho fundamental de reunión, derecho que,
además, se ejerce colectivamente. En resumen, pueden existir reuniones sin protesta y
protesta sin reunión.
92. En todo caso, cuando se trate de un ejercicio concurrente con otros derechos funda-
mentales, se deberá también respetar los límites de estos últimos. Por ejemplo, si el
ejercicio del derecho a la protesta se manifiesta a través del derecho de reunión en un
caso concreto, la protección constitucional de dicho ejercicio tendrá como límite los
límites expresos e implícitos de este segundo derecho en cada caso concreto, para lo
cual es fundamental tener como pauta lo desarrollado por este Tribunal al respecto.
En este último caso –esto es, cuando operan los límites implícitos–, la ponderación
de derechos fundamentales en colisión deberá considerar todos los derechos que se
encuentran en juego, incluyendo evidentemente el derecho a la protesta, de manera
que, junto a este último, concurrirán los demás derechos fundamentales concernidos,
a efectos de evaluar si una limitación resulta razonable y proporcional.
93. Sin perjuicio de lo anterior, corresponde reiterar que cuando una protesta exceda sus
límites constitucionales el Estado puede y debe legítimamente restablecer el orden in-
terno, siempre que respete la Constitución, en sentido formal y material. Al respecto,
cabe recordar que este Tribunal ha sostenido lo siguiente:
En un supuesto de normalidad constitucional es la Policía Nacional la que tiene
por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden; mientras
que, en uno de anormalidad constitucional, esto es, bajo un estado de emergencia,
tales tareas (y no otras) son las que pueden confiarse a las Fuerzas Armadas, cuando
así lo hubiese dispuesto el Presidente de la República y, por lo mismo, de forma
excepcional [Sentencia 0017-2003-AI/TC, fundamento 71].
94. Ahora bien, en la medida en que la sola posibilidad de que se autorice el uso de la
fuerza implica la facultad de restringir determinados derechos, incluyendo el derecho
a la protesta y derechos conexos, el despliegue que se haga de aquel debe ser, en to-
dos los casos, conforme a la Constitución y el derecho internacional de los derechos
humanos, esto es, debe ejercerse de manera estrictamente necesaria y proporcional,
lo cual implica distinguir entre quienes protestan pacíficamente o cuya finalidad no
13 Véase: Informe del Relator Especial sobre los derechos a la libertad de reunión pacífica y de asocia-
ción, Maina Kiai. A/HRC/23/39, párr. 59.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
108. Este Tribunal, en la Sentencia 01001-2013-PA/TC, fundamento 16, sostuvo que “el
derecho fundamental a la libertad de expresión garantiza la posibilidad de formular
declaraciones a través de los medios de comunicación sin autorización ni censura
previa de ningún tipo”.
109. En razón de lo anterior, se advierte que lo proscrito por la referida tercera disposición
del artículo 200 del Código Penal, en los términos de la modificatoria hecha por el
artículo único del Decreto Legislativo 1237, no vulnera el derecho fundamental de
libertad de expresión por cuanto las conductas prohibidas en el correspondiente tipo
penal no se refieren a declaraciones a través de medios de comunicación, que es lo
concretamente amparado por el contenido constitucionalmente protegido del citado
derecho.
110. Por lo expuesto, corresponde desestimar la demanda en el referido extremo.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
obligada a dar al interesado una respuesta también por escrito dentro del plazo legal,
bajo responsabilidad.
125. De acuerdo con este Tribunal, en la Sentencia 05264-2009-PA/TC, fundamento 4,
el contenido constitucionalmente protegido de este derecho está conformado por
dos aspectos: el primero es el relacionado estrictamente con la libertad reconocida
a cualquier persona para formular pedidos escritos a la autoridad competente; y el
segundo, unido irremediablemente al anterior, está referido a la obligación de la refe-
rida autoridad de otorgar una respuesta al peticionante.
126. En este caso, se aprecia que ninguno de dichos elementos ha sido afectado negativa-
mente por la tercera disposición del artículo 200 del Código Penal, modificado por
el artículo único del Decreto Legislativo 1237. De esta manera, este Tribunal advierte
que esta disposición no ha vulnerado el derecho fundamental de petición.
127. Por consiguiente, corresponde también desestimar la demanda en el citado extremo.
III. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda.
Publíquese y notifíquese.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
RAMOS NÚÑEZ
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Si bien comparto la decisión adoptada en el presente caso, emito este fundamento de voto
ante la necesidad de precisar ciertos puntos. Estos aspectos son esencialmente dos, a saber:
(i) sobre lo que se debe entender por “ventaja de cualquier otra índole” en el tipo penal de
extorsión modificado por el Decreto Legislativo 1237, y (ii) sobre si el derecho fundamen-
tal a la protesta es un derecho autónomo no enumerado que se deriva del artículo 3 de la
Constitución o es un contenido implícito de otro u otros derechos.
A continuación, expongo entonces, mis puntos de vista en torno a esas dos cuestiones
particulares.
*
Una preocupación que ha sido expresada por la parte demandante en este caso tiene que
ver con la alegada imprecisión en la que se incurre con la frase “u otra ventaja de cualquier
otra índole” reiterada en los párrafos primero, tercero, cuarto y sexto del artículo 200 del
Código Penal, modificado por el artículo único del Decreto Legislativo 1237. Se acusa,
al respecto, que con la inclusión de dicha frase el delito de extorsión se torna impreciso,
vulnerando así el principio de legalidad.
Al respecto, debo señalar que coincido con la sentencia en que con dicha frase se deja claro
que, de lo que se trata, es de obtener ilegítimamente, por medios violentos o a través de
amenazas, una ventaja de una naturaleza distinta a la patrimonial (fundamento 47). Tam-
bién coincido en que aquella “ventaja de cualquier otra índole” no puede ser entendida
como aquellas demandas “eventualmente legítimas, como son, los pedidos de aumentos
remunerativos, salariales o de pensiones, la reducción del coste de los servicios públicos,
la invocación de respeto al medio ambiente, el reconocimiento de nuevos derechos, entre
otros, independientemente de si se encuentran amparados o no legalmente en un determi-
nado momento dentro del orden jurídico” (fundamento 99).
Sin embargo, aunado a lo que en la sentencia ya se ha establecido al respecto, considero que
es preciso recalcar que, para fines de salvaguardar el principio de legalidad, corresponde al
juez penal, al momento de juzgar la comisión o no del delito de extorsión en los términos
expuestos, interpretar el enunciado “u otra ventaja de cualquier otra índole” de la manera
más precisa posible a fin de evitar que éste sirva como cajón de sastre para emplearlo como
pretexto para condenar y, en consecuencia, “criminalizar la protesta”.
Lo anterior parte por comprender, de manera particular, que este Tribunal ha establecido que
ante la posibilidad de que existan tipos penales, prima facie, abiertos, “se delega al juzgador la
labor de complementarlos mediante la interpretación” [Expediente 010-2001-AI/TC, funda-
mento 49]. Esto parte, además, del deber que tiene todo juez de motivar adecuadamente sus
decisiones de conformidad con el artículo 139, inciso 5, de nuestra Constitución.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Finalmente, no se debe olvidar que son los jueces de la justicia ordinaria los encargados
de hacer prevalecer los principios y derechos fundamentales que la Constitución recoge
(artículo 138 de la Constitución).
**
En segundo término, tenemos que la sentencia recoge en sus fundamentos 74 y 75 un
reconocimiento del derecho a la protesta como derecho autónomo, en calidad de atributo
fundamental no enumerado. Al respecto, si bien coincido en que nuestra Constitución
reconoce el derecho fundamental a la protesta, tengo mis reparos en cuanto a que dicho
reconocimiento se haga a partir de la cláusula de los derechos no enumerados que dispone
el artículo 3 de nuestra Carta Magna.
El referido artículo establece lo siguiente:
“La enumeración de los derechos establecidos en este capítulo no excluye los demás
que la Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga o que se fundan en
la dignidad del hombre, o en los principios de soberanía del pueblo, del Estado
democrático de derecho y de la forma republicana de gobierno.”
Es así que, a partir de la lectura del artículo 3 de la Constitución, encontramos que nues-
tro sistema constitucional diseña una apertura en cuanto al reconocimiento de “nuevos
derechos fundamentales”, siempre, claro está, que el reconocimiento de los mismos esté
basado en la dignidad de la persona humana, en los principios de soberanía del pueblo, en
los principios del Estado democrático de derecho y en la forma republicana de gobierno.
Ahora bien, necesario es señalar que esta cláusula numerus apertus del artículo 3 es una
fórmula muy distinta del reconocimiento de derechos implícitos que se pueden derivar de
otros derechos expresamente reconocidos por la Constitución. De hecho, esa distinción
fue abordada por este Tribunal en la sentencia recaída en el Expediente 0895-2001-AA/
TC al señalar, en su fundamento 5, que: “(…) la consideración de derechos no enumerados
debe distinguirse de los “contenidos implícitos” de los “derechos viejos”. En ocasiones, en
efecto, es posible identificar dentro del contenido de un derecho expresamente reconocido
otro derecho (...)”.
Tal es el caso, solo por poner algunos ejemplos, del derecho a la prueba como contenido
implícito del derecho al debido proceso [Expediente 010-2002-AI/TC], del derecho a no
autoincriminarse como contenido implícito del debido proceso penal [Expediente 003-
2005-PI/TC], del derecho de acceso a los recursos como contenido implícito del derecho
a la pluralidad de instancias [Expediente 1391-2006-PA/TC]; del derecho a ser juzgado
dentro de un plazo razonable como manifestación implícita del derecho al debido proceso
[Expediente 2666-2012-PHC/TC], entre otros.
Esto demuestra que, más allá de lo que expresamente está recogido en nuestra Constitución
en cuanto al reconocimiento de derechos fundamentales se refiere, es tarea del intérprete de
la Constitución dilucidar todos aquellos contenidos que “implícitamente” podrían hallarse
dentro de aquella figura expresada textualmente.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Ahora bien, podría pensarse que, ante la necesidad de plantear el desarrollo de algún de-
recho en específico que no se recoge de manera expresa en la Constitución, el intérprete
de la misma tiene la libertad de optar por el reconocimiento de un nuevo derecho a partir
de la cláusula de los derechos no enumerados del artículo 3 o a partir del reconocimiento
del contenido implícito de un derecho expresamente reconocido. No obstante, la propia
jurisprudencia de este Tribunal ofrece una respuesta sobre el particular:
“En la medida en que sea razonablemente posible, debe encontrarse en el desarrollo
de los derechos constitucionales expresamente reconocidos las manifestaciones que
permitan consolidar el respeto a la dignidad del hombre, puesto que ello impediría
la tendencia a recurrir constantemente a la cláusula constitucional de los derechos
“no enumerados” y, con ello, desvirtuar el propósito para el cual fue creada. La
apelación al artículo 3 de la Constitución, en ese sentido, debe quedar reservada
solo para aquellas especiales y novísimas situaciones que supongan la necesidad
del reconocimiento de un derecho que requiera de una protección al más alto ni-
vel y que, en modo alguno, pueda considerarse que está incluido en el contenido
de algún derecho constitucional ya reconocido en forma explícita”. [Expedientes
00032-2010-PI/TC, fundamento 21 y 0895-2001-PA/TC, fundamento 5].
Como vemos, este Tribunal Constitucional ha entendido que la cláusula del artículo 3 de la
Constitución para el reconocimiento de nuevos derechos no enumerados es residual. Esto,
en buena cuenta, quiere decir que solamente cabe acudir a aquella disposición cuando
no sea posible desprender de ningún derecho expresamente recogido en la Constitución
algún o algunos contenidos implícitos que sirvan para la resolución de una problemática
planteada.
De hecho, la práctica del Tribunal Constitucional a lo largo del tiempo se condice con esa
forma de comprender el artículo 3, pues, si observamos con detenimiento la jurispruden-
cia de este Tribunal, podemos advertir que las veces en las que se han reconocido nuevos
derechos a partir del artículo 3 de la Constitución son muy pocas en comparación con las
oportunidades en las cuales este Tribunal ha acudido a desentrañar el contenido o conteni-
dos implícitos de los derechos fundamentales expresamente reconocidos.
Es entonces que, desde mi punto de vista, para la invocación del artículo 3 de la Consti-
tución para reconocer un nuevo derecho, hace falta que, en primer término, se agote toda
posibilidad que, interpretativamente, nos pueda llevar a reconocer algún contenido implí-
cito en un derecho expreso.
En el presente caso, sin embargo, se puede advertir que primero se opta por hacer un
reconocimiento del derecho a la protesta como un derecho autónomo no enumerado en
aplicación del artículo 3 de la Constitución y, posteriormente (fundamentos 89 al 92),
recién se expresan las razones por las cuales no sería viable desprender del contenido de
otros derechos (libertad de opinión, libertad de expresión, derecho a la huelga, libertad de
tránsito, derecho de reunión) el derecho a la protesta. Las justificaciones que además se
vierten para desechar esa posibilidad son, a mi juicio, insuficientes.
- 59 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Sobre esta cuestión, considero que resulta interesante advertir la forma en la que, por
ejemplo, se ha comprendido el derecho a la protesta en el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos.
Así tenemos, en primer lugar, lo que ocurre en nuestro sistema, el Sistema Interamericano
de Derechos Humanos. En dicho sistema, al igual que ocurre con nuestra Constitución, no
encontramos un reconocimiento explícito del derecho de protesta en los diversos instru-
mentos regionales de protección de derechos humanos y, ni siquiera, en el principal tratado
como lo es la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH).
Ello, sin embargo, no ha impedido que en nuestro sistema regional se reconozca el dere-
cho a la protesta como un derecho humano que debe ser respetado y garantizado por los
Estados. Dicho reconocimiento, valga decirlo, partió por la interpretación amplia de otros
derechos que si se encuentran expresamente recogidos en los instrumentos regionales de
protección de derechos humanos y en la propia CADH.
Al respecto tenemos, por ejemplo, que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) ha reconocido en diversas oportunidades el derecho a la protesta como una de
las formas de ejercicio del derecho de reunión y de la libertad expresión [Segundo informe
sobre la situación de las defensoras y los defensores de derechos humanos en las Américas,
2011, párr. 106; Informe especial sobre la situación de la libertad de expresión en Cuba,
2018, párr. 194]. De manera más reciente, ha señalado que también existe una evidente
interdependencia entre la protesta y los derechos a la libertad de asociación, a la libertad
sindical o a la participación política [Protesta y derechos humanos. Estándares sobre los
derechos involucrados en la protesta social y las obligaciones que deben guiar la respuesta
estatal, 2019, párrs. 20 al 25]
En una línea muy similar, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH)
en casos como Herrera Ulloa Vs. Costa Rica (2004) o Norín Catrimán y otros Vs. Chile
(2014), al analizar las alegaciones concernientes a la protesta social en el marco de lo pre-
sentado en esos casos, lo hizo desde la perspectiva del derecho a la libertad de expresión.
En el caso del Sistema Europeo de Derechos Humanos, el Convenio Europeo tiene una
disposición específica, el artículo 11, que reconoce la libertad de reunión y de asociación,
a partir del cual el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha desarrollado lo
concerniente a la protesta social pacífica. Sin embargo, a pesar de dicha disposición autó-
noma, el TEDH ha reconocido que el artículo 11 también debe considerarse a la luz del
artículo 10 (libertad de expresión), debido a que la libertad de reunión -en el contexto
de la protesta- tiene como objetivo la expresión de opiniones, así como la necesidad de
asegurar un foro para el debate público y la expresión abierta de ideas [TEDH. Caso
Körtvélyessy Vs. Hungría. Sentencia de 5 de abril de 2016, párr. 24; Caso Kudrevičius
y otros Vs. Lituania. Sentencia de 15 de octubre de 2015, párr. 86; Caso Nemtsov Vs.
Rusia. Sentencia de 31 de julio de 2014, párr. 62, entre otros].
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Con el debido respeto por la posición de nuestros colegas magistrados emitimos el presente
voto singular, por las siguientes consideraciones.
En la demanda se impugna el artículo 200 del Código Penal, modificado por el Decreto
Legislativo 1237, en la parte que prevé que el delito de extorsión puede tener una finalidad
no patrimonial (“ventaja de cualquier otra índole”); por vulnerar, según los demandantes,
el derecho a la protesta social (sic), las libertades de reunión, expresión, conciencia y opi-
nión, y los derechos de participación política y de petición.
En razón de ello, los demandantes, a fojas 2, solicitan que, al declararse fundada la deman-
da, se suprima el tercer párrafo del mencionado artículo 200, y parcialmente sus párrafos
primero, cuarto y sexto.
Los referidos párrafos primero, tercero, cuarto y sexto del artículo 200 del Código Penal
señalan, respectivamente, lo siguiente:
El que mediante violencia o amenaza obliga a una persona o a una institución pú-
blica o privada a otorgar al agente o a un tercero una ventaja económica indebida
u otra ventaja de cualquier otra índole […].
El que mediante violencia o amenaza, toma locales, obstaculiza vías de comuni-
cación o impide el libre tránsito de la ciudadanía o perturba el normal funciona-
miento de los servicios públicos o la ejecución de obras legalmente autorizadas, con
el objeto de obtener de las autoridades cualquier beneficio o ventaja económica
indebida u otra ventaja de cualquier otra índole […].
El funcionario público con poder de decisión o el que desempeña cargo de confian-
za o de dirección que, contraviniendo lo establecido en el artículo 42 de la Cons-
titución Política del Perú, participe en una huelga con el objeto de obtener para sí
o para terceros cualquier beneficio o ventaja económica indebida u otra ventaja de
cualquier otra índole […].
Si el agente con la finalidad de obtener una ventaja económica indebida o de cual-
quier otra índole, mantiene en rehén a una persona, la pena será no menor de
veinte ni mayor de treinta años (énfasis añadido).
El Tribunal Constitucional, en la sentencia recaída en el expediente 010-2002-AI/TC, se-
ñaló que fórmulas del tipo “otra ventaja de cualquier índole” pueden ser entendidas como
“cláusulas de interpretación o de extensión analógica”, que “son aquellas que dejan abierta
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Siendo ello así, el acto de protestar está protegido en nuestra Constitución por la libertad
de expresión (artículo 2, inciso 4), sin que se necesite recurrir al reconocimiento de un
derecho supuestamente no enumerado e implícito.
La acción de protestar está, pues, tutelada por la libertad de expresión y esta, a su vez, pue-
de ser un medio para el ejercicio, a través de la protesta, de otros derechos fundamentales
reconocidos por la Constitución, como la libertad de pensamiento o ideológica (artículo 2,
incisos 3 y 4), o las libertades de conciencia y de religión (artículo 2, inciso 3).
SS.
FERRERO COSTA
BLUME FORTINI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Con el mayor respeto por mis colegas magistrados, discrepo de los fundamentos y el senti-
do de la ponencia, por las razones que expresaré a continuación:
Sobre la falta de claridad del contenido del derecho a la protesta
1. ¿Cuál es el ámbito constitucionalmente protegido del derecho a la protesta? En los fun-
damentos 82, 98, 99 y 100 se establece un contenido constitucionalmente protegido,
así como supuestos que no serían tutelados. Sin embargo, personalmente no veo con
claridad qué cosa está permitido y qué cosa, por el contrario, resultaría prohibido.
2. A modo de ejemplo, en el fundamento 98 de la ponencia, se señala lo siguiente:
En el presente caso, este Tribunal advierte que la disposición sometida a control
de constitucionalidad no penaliza la sola toma de locales, la sola obstaculización
de vías de comunicación, el solo impedimento del libre tránsito de la ciudadanía,
la sola perturbación del normal funcionamiento de los servicios públicos o de la
ejecución de obras legalmente autorizadas, sino la realización de cualquiera de estas
conductas mediante violencia o amenaza con el objeto de obtener cualquier benefi-
cio o ventaja económica u otra ventaja de cualquier otra índole que sean indebidos,
sin perjuicio de las conductas criminalizadas por el legislador en el Capítulo II,
“Delitos contra los medios de transporte, comunicación y otros servicios públicos”,
del Título XII, “Delitos contra la seguridad pública”, del Código Penal.
3. De ello se advierte que, en el contexto de una protesta social, lo sancionado o prohibi-
do penalmente por el legislador no se refiere únicamente a las conductas señaladas en
el artículo 200 del Código Penal, sino también a aquellas tipificadas en el Capítulo II,
“Delitos contra los medios de transporte, comunicación y otros servicios públicos”, del
Título XII, “Delitos contra la seguridad pública”, del Código Penal. Estas últimas, por
cierto, no han sido materia de análisis en la ponencia.
4. En atención a ello, considero que la ponencia debió desarrollar, en primer lugar, la
definición de lo que entiende por protesta social, su relación con el ejercicio de diversos
derechos fundamentales (libertad de expresión, reunión, entre otros), y qué situaciones
estarían permitidas en el contexto de una protesta. Luego de definir todo ello, recién
se debió analizar si la conducta tipificada como delito de extorsión implicaba o no
sancionar situaciones válidas de protesta, tal como se expuso en la demanda.
Sobre la similitud entre el delito de extorsión y el delito de usurpación
5. No comparto lo señalado en el fundamento 43, debido a que el delito de usurpación
previsto en el artículo 202 del Código Penal, en su inciso 2 sanciona a aquel que con
“violencia, amenaza, engaño o abuso de confianza, despoja a otro, total o parcialmente, de
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
(…)
69. Se observan dos cláusulas abiertas: La primera, referida a los medios de trans-
porte “de cualquier índole”, y, la segunda, a “cualquier otro bien y servicio” como
objeto del atentado terrorista. En estos casos, el legislador ha utilizado las deno-
minadas “cláusulas de interpretación o de extensión analógica”, que son aquellas
que dejan abierta la posibilidad de que el juzgador complete el tipo aplicando un
razonamiento analógico.
70. Un primer aspecto a dilucidar es la adecuación al principio lex certa de las
“cláusulas de extensión analógica”. Para ello debe distinguirse dos supuestos dife-
rentes: i) los casos de integración normativa, en los que, frente a un vacío normati-
vo, el juzgador, utilizando la analogía con otras normas similares, crea una norma
jurídica; y, ii) aquellos casos de interpretación jurídica en los que existe una norma,
cuyo sentido literal posible regula el caso concreto, y el juzgador se limita a delimitar
su alcance a través de un razonamiento analógico.
71. La analogía como integración normativa está proscrita en el Derecho Penal por
mandato constitucional (artículo 139, inciso 9), Constitución). En cambio, sí se
reconoce la legitimidad del razonamiento analógico en la interpretación (En este
sentido, Hurtado Pozo: A propósito de la interpretación de la ley penal. En Derecho
N.º 46, PUCP, 1992, p. 89).
Las cláusulas de interpretación analógica no vulneran el principio de lex certa cuan-
do el legislador establece supuestos ejemplificativos que puedan servir de paráme-
tros a los que el intérprete debe referir otros supuestos análogos, pero no expresos.
(BACIGALUPO: El conflicto entre el Tribunal constitucional y el Tribunal Supremo.
En: Revista Actualidad Penal, N.º 38, 2002). Este es precisamente el caso de las
cláusulas sub exámine, por lo que no atentan contra el principio de lex certa.
72. Afirmada la constitucionalidad de las cláusulas en examen, en razón de la no
afectación de la lex certa, en aras de contribuir con una tutela cabal del principio
de legalidad, es importante que este Tribunal Constitucional precise los límites
admisibles de interpretación de las cláusulas en examen (lex stricta).
En esta perspectiva, del texto de la norma se observa que ambas cláusulas (“de cual-
quier índole” y “cualquier otro bien y servicio”) están precedidas de la indicación de
diferentes bienes, los que tienen la condición de bienes jurídicos penalmente tute-
lados por la respectiva normatividad penal. En consecuencia, la interpretación de la
cláusula “contra la seguridad de (...) vías o medios de comunicación o de transporte de
cualquier índole” debe limitar su alcance a las conductas constitutivas del delito contra
la seguridad pública que afecten a vías o medios de transporte o comunicación.
9. En otros términos, las cláusulas de interpretación analógicas (caracterizadas por con-
tener términos como “cualquier índole” o semejantes), no vulnera el principio de lex
certa siempre y cuando el legislador establezca parámetros claros que permitan al
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
intérprete u operador jurídico establecer nuevos supuestos semejantes con los indica-
dos en la ley.
10. Por ejemplo, fuera del ámbito penal, el artículo 2 inciso 2 de la Constitución establece
que “nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opi-
nión, condición económica o de cualquier otra índole”. En este caso, queda claro que el
término “cualquier otra índole” alude a cualquier otra razón equivalente en gravedad
a las señaladas expresamente, a partir de las cuales se discrimine. Por ejemplo, este Tri-
bunal determinó que la edad también puede calificar como una categoría sospechosa
por la que también se podría discriminar en los términos del artículo 2 inciso 2 de la
Constitución, en el caso “Chura Arcata” (STC Exp. 05157-2014-PA/TC).
11. En el presente caso, el legislador penal exige para el delito de extorsión “una ventaja
económica indebida u otra ventaja de cualquier otra índole”. A partir de lo expuesto
considero que no existe claridad para determinar a qué se refiere el legislador con
“ventaja de cualquier otra índole”, ni posibilidad para que el operador o intérprete
jurídico pueda determinar otro tipo de ventajas. Por el contrario, dada la vaguedad
de la fórmula legal establecida, no queda claro si las ventajas en el delito de extorsión
también incluyen a las ventajas “debidas” o “correctas”, o si éstas pueden ser de carácter
moral, sexual o de cualquier otro tipo, etc.
12. Por ello, soy de la opinión que la imprecisión que otorga el legislador a este caso vul-
nera sin duda el principio de taxatividad, por lo que no comparto lo señalado en los
fundamentos 47 a 51 de la ponencia. Al respecto, sobre el principio de taxatividad, el
Tribunal Constitucional en la sentencia recaída en el Expediente 00156-2012-PHC/
TC (fundamento 9) ha señalado lo siguiente:
El subprincipio de tipicidad o taxatividad es otra de la manifestaciones o concre-
ciones del principio-derecho de legalidad que tiene como destinatarios al legislador
penal o administrativo, a efectos de que las prohibiciones que definen sanciones,
sean éstas penales, administrativas o políticas, estén redactadas con un nivel de
precisión suficiente que permita a cualquier ciudadano de formación básica com-
prender sin dificultad lo que se está proscribiendo.
Este principio exige la precisa definición de la conducta que la ley o norma con
rango de ley considera como delito o falta, es decir, que la vaguedad en la definición
de los elementos de la conducta incriminada termina vulnerando este principio.
13. A mayor abundamiento, la ponencia menciona en el fundamento 99 “ventajas legíti-
mas” que no configurarían el delito de extorsión, como pedidos de aumentos remune-
rativos, reducción de coste de los servicios públicos, entre otros, “independientemente
de si se encuentran amparados o no legalmente en un determinado momento dentro del or-
den jurídico”. Entonces, si una ventaja legítima necesariamente no está reconocida por
el legislador ¿cuándo sería ilegítima? Sin duda, se trata de un elemento muy subjetivo
que se presta a la arbitrariedad del operador jurídico de turno.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
14. La utilización de tipos penales con elementos ambiguos o vagos, que se prestan a in-
terpretación amplias, para sancionar situaciones de protesta válidas, ya sido observado
por la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interameri-
cana de Derechos Humanos, en su Informe del año 2019 titulado “Protesta y Derechos
Humanos”.14 Así, sobre dicha problemática, ha señalado lo siguiente:
(…) la criminalización del derecho a la protesta muchas veces es el resultado de la
aplicación de tipos penales que por su vaguedad o ambigüedad resultan violatorios
del principio de legalidad y de los estándares interamericanos. En otros casos se
penalizan directamente conductas propias de una protesta social, como sucede con
las sanciones penales por falta de autorización o el desacato. También suele darse a
través de una aplicación formalista de figuras penales, que aísla las conductas que
pretende sancionar del contexto de ejercicio del derecho a la protesta social en el
cual ocurren y desarrolla una interpretación literal de los textos penales que contra-
dice las normas constitucionales, o extiende indebidamente el ámbito de aplicación
de la norma penal [Párrafo 195].
15. En ese sentido, considero que este extremo de la demanda es inconstitucional por vul-
nerar el principio de lex certa.
Sobre la amenaza en los supuestos de obstaculización de vías de comunicación e impe-
dimento del libre tránsito de la ciudadanía
16. Adicionalmente, advierto también problemas con los principios de lex certa y lesividad
respecto del término “amenaza” en los supuestos referidos a “obstaculiza vías de comu-
nicación o impide el libre tránsito de la ciudadanía” del delito de extorsión, previstos en
el tercer párrafo del artículo 200 del Código Penal.
17. Al respecto, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión In-
teramericana de Derechos Humanos en su informe temático del 2019 ha señalado que
“(….) los Estados deben dejar de aplicar tipos penales que convierten en actos criminales
conductas comúnmente observadas en protestas, como los cortes de ruta o los actos de des-
orden que, en sí mismos, no afectan bienes como la vida, la seguridad o la libertad de las
personas, pues en el contexto de protestas ellas constituyen formas propias del ejercicio de los
derechos de libertad de expresión, de reunión y de libre asociación” (Párrafo 208).
18. En este caso, respecto a la amenaza como medio comisivo para configurar el tipo pe-
nal de extorsión, alude a una situación inmediata anterior a la violencia. Por lo que
también puede ser interpretada de manera amplia y a discreción del operador jurídico
(¿desde cuándo podemos hablar que existe una amenaza?).
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
19. Asimismo, de acuerdo al tercer párrafo del artículo 200 del Código Penal, se puede
sancionar la amenaza en los supuestos de “obstaculización de vías de comunicación” e
“impedir el libre tránsito”, que son situaciones y ámbitos en los que se desarrolla de
manera connatural una protesta. Como la propia ponencia lo indica en el fundamento
82, el derecho a la protesta comprende la facultad de cuestionar “(…) a través del espa-
cio público” (…). Igualmente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ha
afirmado que la protesta puede involucrar cortes de ruta o generar molestias al derecho
a la libre circulación, lo que no la hace ilegal o, peor aún, delictiva.
20. En conclusión, la regulación actual del delito de extorsión prevista en el tercer párrafo
del artículo 200 del Código Penal permite sancionar situaciones de “amenaza”, con la
discrecionalidad y amplitud con que puede ser interpretado dicho término, en supues-
tos de “obstaculización de vías de comunicación” e “impedimento del libre tránsito
de la ciudadanía”, que constituyen situaciones connaturales con el ejercicio de una
protesta, lo que no implica la vulneración de bien jurídico alguno.
21. Como ya lo ha dicho este Tribunal anteriormente respecto del principio de Lesividad
en Derecho Penal:
(…) el establecimiento de una conducta como antijurídica, es decir, aquella cuya
comisión pueda dar lugar a una privación o restricción de la libertad personal, sólo
será constitucionalmente válida si tiene como propósito la protección de bienes ju-
rídicos constitucionalmente relevantes (principio de lesividad) [Exp. 00019-2005-
PI/TC, fundamento 35].
22. De allí que considere que el tercer párrafo del artículo 200 del Código Penal es incons-
titucional por vulnerar el principio de taxatividad y lesividad, respecto a la “amenaza”
para los supuestos referidos a “obstaculiza vías de comunicación o impide el libre tránsito
de la ciudadanía”.
Sobre la inconstitucionalidad por conexidad del delito de Entorpecimiento al funcio-
namiento de servicios públicos (Art. 283 CP.)
23. De otro lado, advierto que el delito de entorpecimiento al funcionamiento de servi-
cios públicos (artículo 283 del CP) otorga gran discrecionalidad al operador jurídico
para poder sancionar a las personas que realizan una protesta, inclusive de forma
pacífica.
24. Ello, por cuanto dicho delito sanciona a aquel que “sin crear una situación de peligro
común, impide, estorba o entorpece el normal funcionamiento del transporte o de los
servicios públicos de telecomunicaciones, de saneamiento, de electricidad, de gas, de hidro-
carburos o de sus productos derivados” (énfasis agregado).
25. Esto es, cualquier entorpecimiento al funcionamiento del transporte sin crear una
situación de peligro común, como lo puede ser una marcha pacífica en una avenida
congestionada, ya se encuentra previsto por el legislador como delito.
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Con el mayor respeto por mis colegas magistrados que han suscrito el proyecto de sen-
tencia, discrepo de los fundamentos y la parte resolutiva de la ponencia. Por mi parte,
considero que la demanda debe declararse fundada por las razones que paso a exponer
seguidamente:
1. En primer lugar, considero que no ha sido apropiado analizar lo concerniente al prin-
cipio de legalidad antes de evaluar si la protesta es o no un atributo iusfundamental,
así como los alcances y eventuales límites de este derecho. Ello, no cabe duda, hubiera
ayudado a esclarecer si la regulación cuestionada, tal cual está formulada, no terminaba
lesionando, debido a su apertura semántica, el ejercicio legítimo del derecho funda-
mental a la protesta.
2. Asimismo, considero que la modificación introducida al artículo 200 del Código Pe-
nal, a través del artículo único del Decreto Legislativo 1237, es contraria al principio
de legalidad (lex certa, taxatividad), pues se usan cláusulas abiertas y ambiguas que no
deja claro lo exactamente proscrito.
3. Con respecto a su carácter ambiguo, la expresión “cualquier beneficio o ventaja econó-
mica indebida u otra ventaja de cualquier otra índole” (resaltado agregado) no deja
claro si tales ventajas de “otra índole” pueden hacer referencia incluso a ventajas, eco-
nómicas o no, que podrían considerarse como “debidas”, pero que se reclaman como
parte del ejercicio del derecho a la protesta.
4. Adicionalmente, en lo que concierne a la apertura de la norma penal, el Tribunal Cons-
titucional ya ha indicado que expresiones como “de cualquier índole” son prima facie
abiertas y pueden involucrar la extensión analógica de una norma penal, lo cual se
encuentra constitucionalmente proscrito (STC Exp. n.° 00010-2002-AI, ff. jj. 69-72).
Conforme a la referida decisión del Alto Tribunal, únicamente se admite este tipo
de cláusulas si “el legislador establece supuestos ejemplificativos que puedan servir de
parámetros a los que el intérprete debe referir otros supuestos análogos” (STC Exp. n.°
00010-2002-AI, f. j. 71), lo cual, definitivamente, no existe en la disposición que se
cuestiona. En tal sentido, la demanda debe ser declarada fundada en este extremo, pues
se ha trasgredido el principio de legalidad (lex certa, taxatividad).
5. Por otra parte, considero que en el proyecto hay una imprecisa explicación en torno a
los supuestos en los que el Tribunal Constitucional se encuentra constitucionalmente
habilitado para reconocer un derecho fundamental no enumerado, y también al modo
en que dichas consideraciones son aplicadas al caso concreto.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Pleno. Sentencia 207/2020
PLENO JURISDICCIONAL
Expediente 0018-2015-PI/TC
CIUDADANOS
c.
CONGRESO DE LA REPÚBLICA
Asunto
Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 5
y la Primera Disposición Complementaria y Modificatoria de la Ley 30313.
Magistrados firmantes:
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
TABLA DE CONTENIDOS
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
B. Debate constitucional
B-1. Demanda
B-2. Contestación de demanda
II. FUNDAMENTOS
§1. Delimitación de las disposiciones objeto de control constitucional en este caso
§2. Sobre los presuntos vicios de inconstitucionalidad por el fondo alegados en la
demanda
2.1. Sobre la supuesta vulneración del derecho de propiedad
2.1.1. Sobre la responsabilidad de notarios, árbitros, jueces y registradores
2.2. Sobre la supuesta vulneración de los principios-derechos de dignidad, liber-
tad individual y libertad contractual
2.3. Sobre la supuesta vulneración de los principios de libre iniciativa privada y
economía social de mercado
2.4. Sobre la supuesta vulneración del derecho a la vivienda adecuada
2.5. Sobre la supuesta vulneración del carácter inalienable de los bienes estatales
de dominio público, establecida en el artículo 73 de la Constitución
III. FALLO
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
En Lima, a los 5 días del mes de marzo de 2020, el Tribunal Constitucional, en sesión
del Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Ledesma Narváez, Miranda
Canales, Ramos Núñez y Sardón de Taboada, pronuncia la siguiente sentencia, con el abo-
camiento del magistrado Ferrero Costa, aprobado en sesión de Pleno del 5 de setiembre
2017, y el de los magistrados Blume Fortini y Espinosa-Saldaña Barrera, conforme al artí-
culo 30-A del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional. Asimismo, se agregan
los fundamentos de voto de los magistrados Miranda Canales, Ramos Núñez y Espino-
sa-Saldaña Barrera, y los votos singulares de los magistrados Blume Fortini y Sardón de
Taboada. Se deja constancia de que el magistrado Ramos Núñez votará en fecha posterior.
I. ANTECEDENTES
A. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Con fecha 15 de julio de 2015, más de cinco mil ciudadanos solicitan que se declare la
inconstitucionalidad del artículo 5 de la Ley 30313, “Ley de oposición al procedimiento
de inscripción registral en trámite y cancelación del asiento registral por suplantación de
identidad o falsificación de documentación y modificatoria de los artículos 2013 y 2014 del
Código Civil y de los artículos 4º y 55º y la Quinta y Sexta Disposiciones Complementa-
rias Transitorias y Finales del Decreto Legislativo 1049”, en cuanto regula los efectos de la
“cancelación” de las inscripciones afectadas por títulos falsos o en los que hubo suplantación,
estableciendo que dichos efectos no afectan la posición jurídica del tercero de buena fe.
La demanda se dirige también contra la Primera Disposición Complementaria y Modifi-
catoria de la norma impugnada, en el extremo que modifica el artículo 2014 del Código
Civil. Específicamente, los ciudadanos pretenden que se declare la inconstitucionalidad
del término “cancele” así como el sentido interpretativo por el cual el vocablo “anule”
comprende las causas de nulidad por falsedad documentaria o suplantación de identidad.
Por su parte, con fecha 4 de julio de 2018, el Congreso de la República del Perú contesta
la demanda, contradiciéndola y negándola en todos sus extremos.
B. DEBATE CONSTITUCIONAL
B-1. Demanda
Los argumentos expuestos en la demanda y en su modificación son los siguientes:
- Los ciudadanos alegan que el artículo 5 de la Ley 30313 y el artículo 2014 del Código
Civil, modificado por la Primera Disposición Complementaria y Modificatoria de la
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
del sistema registral, para despojar a los propietarios legítimos, contraviniendo así la
Constitución, que protege el derecho de propiedad.
- La parte demandante alega que la propiedad es el derecho de mayor extensión que el
sistema jurídico reconoce a una persona con miras al aprovechamiento y explotación
económica de los bienes o realidades del mundo externo; en consecuencia, otorga a
su titular las prerrogativas de libertad de uso y disfrute, disposición para modificar el
derecho y protección frente a la interferencia ajena o inmunidad.
- Asimismo, los demandantes sostienen que si bien el principio de fe pública registral
obra en aras de garantizar la seguridad jurídica, no es menos cierto que éste no debería
aplicarse en este tipo de casos, toda vez que el tráfico comercial se realizaría únicamente
en virtud de las apariencias de los Registros Públicos, y no por medio de actos lícitos,
honestos y regulares.
- Afirman los demandantes que en virtud de la inviolabilidad de la propiedad, el propie-
tario no puede ser perjudicado por una voluntad que nunca prestó, ni siquiera cuando
del otro lado se encuentre un tercero de buena fe, que en este caso no es más que un
titular aparente, nacido de la falsificación o suplantación; por lo que no existe justifica-
ción para que se le otorgue preferencia.
- Alegan los demandantes que el sistema jurídico no puede tolerar que una voluntad
inexistente produzca efectos. Esto significa que el derecho de propiedad no puede
perderse sin la voluntad del titular, por medio de la ilícita superposición de un fal-
sario, pues esto vulneraría la dignidad humana, la libertad individual y la libertad
contractual.
- También, indican los demandantes que si las víctimas, estafadas por los falsificadores,
son el tercero que obró de buena fe y el propietario legítimo, este último no debería
resultar perjudicado con la pérdida de su propiedad. Por el contrario, debería ser el
Estado quien indemnice al perjudicado por mantener “notarios descuidados” o por el
“error” que cometen los registradores al inscribir documentos falsificados.
- Sostienen que no existe libre mercado ni libre iniciativa privada propios de la economía
social de mercado si los agentes económicos no pueden intercambiar voluntariamente
sus bienes, con pleno respeto a la dignidad, libertad, libertad contractual y a la propie-
dad. Por ello, no puede restringirse el derecho de propiedad a causa de la falsificación
de documentos y suplantación de identidad del propietario legítimo.
- Alegan los demandantes que, si tanto el propietario como el tercero de buena fe son
inocentes y víctimas del fraude, ambos se encuentran en una misma posición valo-
rativa; por lo que resulta contradictorio que se perjudique, sin razón justificativa, al
propietario legítimo.
- En ese sentido, alegan que el tercero no debería ocupar una mejor posición jurídica
frente al propietario legítimo, dado que ambos han actuado de buena fe y confiaron
honestamente en el registro.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
- En todo caso, añaden, la primacía debería inclinarse a favor del propietario legítimo,
pues se trataría del sujeto que representa la realidad jurídica y la regularidad del tráfico
comercial, además de ser amparado por la cláusula de inviolabilidad del artículo 70 de
la Constitución. De lo contrario, el circuito patrimonial no se edificaría sobre la base
de la honestidad, legalidad y corrección, sino por el fraude, engaño o pillaje.
- Señalan que, en efecto, si se protegiese al tercero de buena fe antes que al propietario
perjudicado con la falsificación de documentos y suplantación de identidad, entonces
podría suceder que el nuevo propietario, por efecto de su buena fe, luego sufra tam-
bién un fraude, con lo cual perdería el derecho antes ganado por obra de un posterior
tercero de buena fe.
- Los ciudadanos recurrentes afirman que la seguridad jurídica del tráfico comercial de
bienes no es un argumento suficientemente válido para dejar en indefensión al propie-
tario, que tiene consagrada constitucionalmente la inviolabilidad de su derecho.
- Los demandantes alegan que en determinados supuestos la aplicación del principio de
fe pública registral es racional; sin embargo, ello deja de ser así en los casos de falsifi-
cación de documentos y suplantación de identidad, toda vez que se crearía un derecho
sobre la base de lo ilícito.
- Explican los recurrentes que solo si el titular originario generó la apariencia que engaña
al tercero de buena fe, la posición jurídica de aquél quedaría desplazada a favor de este
último y de su conducta honesta.
- En el caso concreto de las falsificaciones o suplantaciones, los demandantes sostienen
que no hay culpa del propietario; y, por lo tanto, la pérdida de su derecho implicaría
un despojo ilegítimo, arbitrario y abusivo.
- Por un lado, argumentan los demandantes que por coherencia del sistema jurídico, el
propietario original no puede perder su derecho por falsificaciones o suplantaciones.
Así, los demandantes mencionan los casos de otros supuestos del ordenamiento jurídi-
co (transmisión de títulos valores y adquisición de bienes muebles) en los que la buena
fe del tercero no es suficiente para despojar al propietario original de su propiedad sin
causa justificativa o, en todo caso, cuando se advierte que no originó, permitió o toleró
la situación de apariencia en la que confió el tercero de buena fe.
- Por otro lado, añaden los demandantes que, al aplicar la ponderación a los derechos en
conflicto en este caso, el resultado favorece al propietario legítimo, es decir, prevalece
el derecho de propiedad frente a la seguridad jurídica en el caso concreto.
- Sostienen que la medida objeto de cuestionamiento es desproporcionada y, por lo
tanto, inconstitucional, puesto que la tutela del tercero de buena fe conlleva al sacrifi-
cio desmesurado de derechos fundamentales como la propiedad, sin que exista razón
para ello, más aun si el referido sacrificio no garantiza que realmente se cumpla con la
finalidad de proteger a los terceros de buena fe, porque dichos terceros a su vez pueden
resultar perjudicados en el futuro por tales medidas.
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II. FUNDAMENTOS
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
10. Ahora bien, esta problemática muestra que el sistema registral en nuestro país ha atra-
vesado por etapas en las que sus debilidades permitieron que documentos falsificados
o emitidos sobre la base de la suplantación de identidad sean inscritos, en detrimento
de propietarios originarios, temática aludida en los argumentos de los demandantes
cuando cuestionan las disposiciones objeto de control constitucional en este caso.
11. De esta manera, la dilucidación de la presente controversia constitucional está relacio-
nada directamente con la evaluación en torno al efectivo cumplimiento o no por parte
del Estado, a través de las disposiciones cuestionadas de la Ley 30313, de su deber de
garantizar el derecho de propiedad y la seguridad jurídica en el marco de la transferen-
cia de bienes inmuebles.
12. Explicado lo anterior, este Tribunal analizará a continuación si las disposiciones cues-
tionadas han vulnerado o no los derechos fundamentales y principios constitucionales
invocados en la demanda, como son: el derecho a la propiedad, la dignidad, la libertad
y libertad contractual, los principios de libre iniciativa privada y economía social de
mercado, el derecho a la vivienda adecuada y la inalienabilidad de los bienes de domi-
nio público.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
de garantizar la convivencia social y el desarrollo del país. De ahí que, ningún derecho
subjetivo, entre ellos el derecho a la propiedad, cuente con un carácter absoluto.
16. Pero además, corresponde precisar que en el Capítulo III (“De la propiedad”) del Títu-
lo III de la Constitución Política del Perú de 1993, titulado “Régimen económico”, se
encuentra el artículo 70, según el cual:
“El derecho de propiedad es inviolable. El Estado lo garantiza. Se ejerce en armo-
nía con el bien común y dentro de los límites de ley. A nadie puede privarse de
su propiedad sino, exclusivamente, por causa de seguridad nacional o necesidad
pública, declarada por ley, y previo pago en efectivo de indemnización justiprecia-
da que incluya compensación por el eventual perjuicio. Hay acción ante el Poder
Judicial para contestar el valor de la propiedad que el Estado haya señalado en el
procedimiento expropiatorio.” [Énfasis agregado]
17. Como se puede apreciar, la Constitución Política de 1993 garantiza que el derecho a
la propiedad sea ejercido en armonía con el bien común y dentro de los límites legales.
Esto, claro está, hace referencia a la función social del derecho a la propiedad (Senten-
cia 0008-2003-PI/TC, fundamento 26).
18. En atención a los fines del Estado Social y Democrático, la Constitución reconoce la
función social de la propiedad, que se sustenta en la doble dimensión de este derecho,
como derecho subjetivo y como un instituto y valor objetivo que informa el ordena-
miento jurídico. Las actuaciones legítimas que de dicha función social se deriven pue-
den exigir también un conjunto de deberes y obligaciones concernientes a su ejercicio,
en atención a los intereses colectivos de la Nación.
19. Por estas consideraciones, este Tribunal reafirma que el derecho a la propiedad es, esen-
cialmente, un derecho de toda persona y, a la vez, un principio constitucionalmente ga-
rantizado (Sentencia 0008-2003-PI/TC, fundamento 26). De esta manera, el derecho
de propiedad faculta a su titular para usar, gozar, explotar y disponer de ella, siempre y
cuando a través de su uso se realice la función social que le es propia (Sentencia 0864-
2009-AA/TC, fundamento 20).
20. En este orden de ideas este Tribunal destaca que el derecho de propiedad se caracteriza,
entre otras cosas, por ser. a) un derecho pleno, en el sentido de que le confiere a su ti-
tular un conjunto amplio de atribuciones que puede ejercer autónomamente dentro de
los límites impuestos por el ordenamiento jurídico y los derechos ajenos; y, b) un de-
recho irrevocable, en el sentido de reconocer que su extinción o transmisión depende
de la propia voluntad del titular y no de la realización de una causa extraña o del solo
querer de un tercero, salvo las excepciones que prevé expresamente la Constitución
Política (Sentencia 5614-2007-AA/TC, fundamento 7).
21. Siendo ello así, el contenido constitucionalmente protegido del derecho de propiedad
no puede determinarse únicamente desde la óptica de los intereses particulares, sino
que debe tomarse en cuenta, necesariamente su función social, esto es, su relación con
el bienestar general.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
22. Respecto a las limitaciones del derecho a la propiedad, este Tribunal ha indicado que
existen restricciones admisibles para el goce y ejercicio este derecho, las mismas que
deben cumplir con los siguientes requisitos: (i) estar establecidas por ley; (ii) ser necesa-
rias; (iii) ser proporcionales; y, (iv) hacerse con el fin de lograr un objetivo legítimo en
una sociedad democrática. Así, el derecho de propiedad solamente puede ser materia
de restricciones por las causas y finalidades señaladas en la propia Constitución, sin
otras excepciones (Sentencia 0864-2009-AA/TC, fundamento jurídico 20).
23. Indicado lo anterior, corresponde evaluar lo sostenido por los demandantes en el sen-
tido de que a través de la aplicación de las disposiciones impugnadas se estarían legi-
timando los actos ilícitos de las mafias inmobiliarias, en los supuestos de falsificación
de documentos y suplantación de identidad, a favor del tercero de buena fe y en de-
trimento de los propietarios originarios. En concreto, los demandantes plantean lo
siguiente:
i) Primer paso: B, quien mediante falsificación documentaria o suplantación de iden-
tidad, aparenta haber celebrado un contrato para adquirir el bien inmueble de A;
ii) Segundo paso: B realiza un procedimiento de inscripción registral para que en
Registros Públicos aparezca como propietario del bien que originalmente le perte-
necía a A;
iii) Tercer paso: C, quien desconoce de la ilicitud de la operación que antecede a la
que él realiza y, por ello, goza de la presunción de buena fe, celebra un contrato de
compraventa con B.
24. Específicamente, con relación al principio de fe pública registral, los demandantes
señalan que éste no debe resultar aplicable en el escenario antes descrito por cuanto la
nulidad generada en el primer paso producto de la falsificación documentaria o suplan-
tación de identidad debe alcanzar también al tercer paso; es decir, al contrato celebrado
entre B y C.
25. Al respecto, este Tribunal debe precisar que lo afirmado por los demandantes respecto
a los alcances de la alegada nulidad generada en el primer paso no tiene relación directa
ni constituye un elemento relevante para el análisis de constitucionalidad de las dispo-
siciones impugnadas en la presente controversia. En efecto, el parámetro de control en
el presente caso está comprendido por el contenido constitucionalmente protegido y/o
núcleo duro de los derechos y principios constitucionales mencionados supra, a saber,
el derecho a la propiedad, la dignidad, la libertad y libertad contractual, los principios
de libre iniciativa privada y economía social de mercado, el derecho a la vivienda ade-
cuada y la inalienabilidad de los bienes de dominio público según lo establecido en el
artículo 73 de la Constitución.
26. Por otro lado, los demandantes alegan que en aplicación de las disposiciones impugna-
das, el propietario original, siempre y en todos los casos, se encontraría en una situa-
ción de desprotección e indefensión y que los medios disponibles que ofrece la Sunarp
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34. Así, al grave problema social en relación a la propiedad, reconocido en el pasado por
este Tribunal y caracterizado por el considerable número de propietarios en nuestro
país que no poseen un título de propiedad inscrito en registros públicos, situación que
impide ejercer a plenitud el derecho a la propiedad constitucionalmente reconocido,
se suman otros problemas igualmente alarmantes y que socavan las bases del Estado
Constitucional de Derecho, como es el caso de la corrupción, expresada, en relación al
caso que nos ocupa, en las actuaciones ilícitas que se materializan con la falsificación
de documentos y con la suplantación de identidades de los propietarios originarios.
35. De esta forma, en tales escenarios, la inscripción en los registros públicos de un título
de propiedad, que como se ha indicado previamente, dota en principio de seguridad
jurídica, resulta insuficiente si es que el propietario no mantiene una conducta dili-
gente en relación al registro. Al respecto, es de conocimiento de este Tribunal que la
Sunarp ofrece mecanismos gratuitos para proteger la propiedad, tales como el servicio
de alerta registral, el cual comprende a su vez: i) la alerta de inscripción y ii) la alerta de
publicidad.
36. Por lo expuesto, si se considera que el ejercicio de derechos, como la propiedad, im-
plica también el cumplimiento de deberes, entonces, le corresponde al propietario el
cumplimiento de un deber de diligencia con relación al registro, haciendo uso de los
mecanismos gratuitos que el Estado, a través de la Sunarp, ha puesto a su disposición
para el resguardo de su propiedad.
37. De manera complementaria a lo anterior, resulta meridianamente claro que, en prin-
cipio, si bien la inscripción en los registros públicos brinda seguridad jurídica al bien
inscrito, también es cierto que el correcto funcionamiento del sistema registral exige de
parte de los notarios, árbitros, jueces y registradores un adecuado ejercicio de sus fun-
ciones y deberes de especial diligencia, siendo, en todo caso, el propietario el principal
interesado en la protección jurídica de su propiedad.
38. Sin embargo, si bien ello debe ser así como regla general, este Tribunal no puede igno-
rar el hecho de que no necesariamente todos los propietarios se encuentran en igualdad
de condiciones para poder cumplir con los deberes de diligencia antes mencionados, lo
que evidentemente guarda relación con la situación socioeconómica, cultural y educa-
tiva de quien es propietario.
39. A ello debe añadirse que este Tribunal no puede dejar de reconocer que los actos de
corrupción al interior de las instituciones públicas, especialmente en los últimos años,
han obstaculizado el cumplimiento de los fines que son ínsitos al Sistema Nacional de
Registros Públicos, como “mantener y preservar la unidad y coherencia del ejercicio de
la función registral en todo el país, orientado a la especialización, simplificación, inte-
gración y modernización de la función, procedimientos y gestión de todos los registros
que lo integran”, según lo establecido en el artículo 1 de la Ley 26366, “Ley de creación
del Sistema Nacional de Registros Públicos y de la Superintendencia de los Registros
Públicos”.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
40. Así, en no pocos casos, incluso la diligencia de los propietarios, en tanto deber corre-
lato del ejercicio del derecho de propiedad, no resulta ser suficiente para contrarrestar
de manera efectiva los peligros reales que dimanan de la existencia de organizaciones
criminales en la sociedad, las que, incluso, pueden llegar a infiltrarse en las institucio-
nes públicas afectando el interés general.
41. En consecuencia, este Tribunal considera que el deber de diligencia exigible a los propie-
tarios, como regla general de actuación, debe ser reforzado con medidas implementadas
desde el Estado, no solamente en aras de proteger a los titulares del derecho y a la propie-
dad como instituto y valor del ordenamiento jurídico, sino también, en cumplimiento
del mandato constitucional de lucha contra la corrupción, sea ésta pública o privada.
42. Al respecto, si bien este Tribunal ha enmarcado este mandato constitucional como
principalmente exigible en el ámbito de las instituciones públicas en variada jurispru-
dencia (Sentencias 0009-2007-AI/TC y 0010-2007-AI/TC, acumulados, fundamen-
tos 57 y 58; Sentencia 0017-2011-PI/TC, fundamento 15-16), también es cierto que
dicho mandato surte plenos efectos frente a los poderes privados, en aplicación del
principio de fuerza normativa de la Constitución, que caracteriza a un Estado Consti-
tucional de Derecho.
43. Ahora bien, una de las medidas implementadas desde el Estado para hacer frente a la
problemática de la falsificación de documentos y suplantación de identidad ante los
registros públicos, a criterio del demandado, sería precisamente la Ley 30313, cuyo
artículo 5 y Primera Disposición Complementaria y Modificatoria son objeto de con-
trol de constitucionalidad en el presente caso, en los extremos detallados supra.
44. Lo que objetan los demandantes, sin embargo, es que dichas disposiciones, en los su-
puestos de falsificación de documentos y suplantación de identidad ante los registros
públicos, a través de la aplicación del principio de la fe pública registral, menoscaban
el goce y ejercicio del derecho de propiedad de las víctimas de tales actos delictivos, en
beneficio de un tercero que, presuntamente, desconocía de la ilicitud de tales actos al
momento de adquirir el bien inmueble.
45. En relación a esto último, como dispone el propio artículo 2014 del Código Civil, “la
buena fe del tercero se presume mientras no se pruebe que conocía la inexactitud del
registro”. De esta manera, la figura de la buena fe del tercero, en tanto presunción iuris
tantum, constituye una opción del legislador que se encuentra dentro del marco de lo
constitucionalmente posible y que responde al fin constitucional de favorecer la segu-
ridad jurídica, en tanto principio implícito del ordenamiento estatuido por la Norma
Fundamental, en el ámbito de la transferencia de bienes, todo ello a fin de fomentar
las transacciones comerciales, por cuanto es deber del Estado estimular la creación
de riqueza y garantizar la libertad de comercio e industria, según lo establecido en el
artículo 59 de la Constitución.
46. Pero más allá de ello, también se advierte la presunción iuris tantum de exactitud y
certeza de lo inscrito en los registros públicos. Presunción esta última que, como tal,
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56. Tal es el caso del reglamento del Decreto Legislativo 1373, “Decreto Legislativo sobre
extinción de dominio”, aprobado por “Decreto Supremo 007-2019-JUS”, publicado
cuyo artículo 66 indica lo siguiente:
Artículo 66.- Tercero de buena fe
Tercero de buena fe es aquella persona, natural o jurídica, que no sólo acredita
haber obrado con lealtad y probidad, sino que también ha desarrollado un com-
portamiento diligente y prudente, debiendo reunir los siguientes requisitos:
66.1. La apariencia del derecho debe ser tal que todas las personas al inspeccionarlo
incurrieran en el mismo error.
66.2. Al adquirir el derecho sobre el bien patrimonial se verificaron todas las con-
diciones exigidas por leyes, reglamentos u otras normas.
66.3. Tener la creencia y convicción de que adquirió el bien patrimonial de su
legítimo titular y siempre que no concurran las siguientes circunstancias:
a) Pretender dar al negocio una apariencia de legalidad que no tenga o para encu-
brir su verdadera naturaleza.
b) Pretender ocultar o encubrir al verdadero titular del derecho.
c) Concurran declaraciones falsas respecto al acto o contrato para encubrir el
origen, la procedencia, el destino de los bienes patrimoniales o la naturaleza
ilícita de estos.
57. Pero más allá de las exigencias normativas previamente detalladas que son necesarias
para la configuración de la buena fe en los términos del artículo 2014 del Código Ci-
vil, según se trate de bienes relacionados con los ilícitos a los que se refiere el Decreto
Legislativo 1373, corresponde señalar que la Corte Suprema de Justicia ha desarrollado
también, en diversas resoluciones que ha expedido, algunos criterios para determinar si
se ha configurado la buena fe del tercero en cada caso.
58. Así, en la Casación 3098-2011-Lima, de fecha 30 de julio de 2012, la Corte Suprema
refirió en el fundamento décimo cuarto lo siguiente:
Que, los hechos referidos en el considerando que antecede analizados en su con-
junto evidencian que los adquirentes (...) conocían la inexactitud del registro o
cuando menos estaban en condición razonable de no desconocerla pues con un
mínimo de diligencia tales compradores hubieran podido constatar que el bien que
pretendían adquirir estaba siendo poseído por terceros con título de propietarios, por
tanto queda claro que en el presente caso se ha desvirtuado la buena fe de los ad-
quirentes; máxime, si se tiene en cuenta que debido a la importancia económica de
los bienes inmuebles y los usos generalmente aceptados en este tipo de negocios la
diligencia ordinaria mínima impone al comprador el deber de verificar el estado actual
del bien que adquiere y principalmente quién o quiénes detentan la posesión del mismo
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
pues en aplicación de lo que dispone el artículo 912 del Código Civil al poseedor
de un bien se le reputa propietario mientras no se demuestre lo contrario (cursivas
agregadas).
59. Este criterio ha sido reiterado en la Casación 3187-2013-Cajamarca, de fecha 22 de
octubre de 2014 (fundamento décimo) y en la Casación 1589-2016-Lima Norte, de
fecha 9 de mayo de 2017, en cuyo fundamento sexto se indicó además “que el recu-
rrente conocía de la posesión de la demandante, siendo que un comprador diligente
no solo intenta conocer quién ocupa el inmueble que pretende adquirir, sino a título
de qué lo ocupan”.
60. En esa misma línea, se encuentra la Casación 105-2016-Santa de fecha 4 de octubre de
2017 (fundamento cuarto) y, especialmente, la Casación 1430-2016-Lima, de fecha
21 de marzo de 2018 (fundamento vigésimo), resolución en la que los jueces supremos
respaldaron la conclusión según la cual en el caso concreto no se había configurado la
buena fe de los demandados por cuanto estos se encontraron en la posibilidad razona-
ble de conocer quiénes eran los poseedores del inmueble sub litis así como el título que
ostentaban.
61. Así también, además de reiterar el criterio esbozado en las resoluciones previamente
citadas, en la Casación 11620-2016-Junín, de fecha 27 de marzo de 2018, se indicó en
su fundamento 6.9 que:
Si bien el artículo 2014 del Código Civil precisa que el adquirente es protegido en
la medida en que ha incorporado a su patrimonio derechos sustentado en la fe del
registro (confianza en la apariencia registral); sin embargo, en la misma línea inter-
pretativa de la Sala de mérito debe considerarse que la buena fe no solo se acredita
con revisar los antecedentes registrales o con obtener anticipadamente al negocio
jurídico de compraventa el certificado de gravamen, sino que exige se tenga que inda-
gar sobre la situación real del inmueble, por sobre todo si los que lo transfirieron tienen
la capacidad para disponer el derecho, lo cual no ha sucedido en el caso concreto.
62. En atención a todo lo previamente indicado, este Tribunal reafirma que la exigencia de
diligencia y prudencia antes requeridas, en escenarios de falsificación de documentos y
la suplantación de identidad en perjuicio del propietario original, no solo es coherente
con los requisitos de las disposiciones normativas relativas a la configuración de la bue-
na fe del tercero cuando el bien está relacionado con ciertas actividades ilícitas, como
se ha indicado previamente, sino que también resulta conforme con la jurisprudencia
de la Corte Suprema desarrollada en torno al contenido y alcances del artículo 2014
del Código Civil.
63. En todo caso, no puede perderse de vista que la exigencia de determinados requisitos
para la configuración de la buena fe del tercero, especialmente en escenarios donde el
propietario ha sido víctima de falsificación de documentos y suplantación de identi-
dad, debe tener en cuenta, necesariamente, las particularidades y características de cada
caso concreto.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
64. Por otro lado, en escenarios en los que la víctima de los actos delictivos deja de ser
propietario en aplicación del aludido artículo 2014 del Código Civil, modificado por
la Ley 30313, y se encuentre en situaciones de especial vulnerabilidad que hayan difi-
cultado el cumplimiento de su deber de diligencia, como puede ser la precariedad de
su situación socioeconómica, educativa, cultural o cualquier otra desventaja objetiva
de similar índole, corresponderá al juez, en caso de controversia, sustentar su decisión
a través del desarrollo de una motivación cualificada.
65. Ello se debe a que, con dicha decisión, se estaría incidiendo negativamente en un de-
recho fundamental, como la propiedad, de personas que no se encuentran en igualdad
de condiciones respecto de los demás miembros de la sociedad.
66. Así, este deber de motivación cualificada en tales casos, responde a dos exigencias: al
derecho a la debida motivación de los justiciables, pero también, a la fuerza normativa
del derecho que es objeto de restricción por el órgano jurisdiccional.
67. Por lo tanto, los extremos cuestionados del artículo 5 y de la Primera Disposición
Complementaria Modificatoria de la Ley 30313 son constitucionales en tanto se con-
sidere que para la configuración de la buena fe del tercero resulta indispensable que éste
haya desplegado una conducta diligente y prudente, en todas las etapas, además del
pleno cumplimiento de todos los requisitos establecidos en el artículo 2014 del Código
Civil, modificado por la Ley 30313.
68. En atención a lo anterior, corresponde desestimar dicho extremo de la demanda.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
73. En segundo lugar, con respecto a los árbitros, si bien el artículo 32 del Decreto Le-
gislativo 1071, “Decreto Legislativo que norma el arbitraje”, se refiere a la causal de
responsabilidad por daños y perjuicios ocasionados por dolo o culpa inexcusable en el
ejercicio de sus atribuciones, este Tribunal advierte que resulta razonable considerar
que en determinados casos los árbitros pueden incurrir en supuestos de responsabili-
dad civil y penal, lo que corresponderá ser determinado por el legislador democrático.
74. Efectivamente, cuando los árbitros dirimen conflictos pueden cometer ilícitos que ame-
riten que el legislador regule en determinado sentido la responsabilidad de éstos, en ma-
teria civil y penal, con la finalidad de prevenirlos y evitar, que en situaciones como las
reguladas por las disposiciones cuestionadas en el presente proceso, de falsificación de
documentos y suplantación de identidad, se amenace o vulnere el derecho de propiedad.
75. En tercer lugar, en el caso de los jueces, debe recordarse que de acuerdo al artículo
200 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, aprobado por
Decreto Supremo 017-93-JUS, se tiene que:
Artículo 200: Los miembros del Poder Judicial son responsables civilmente por los
daños y perjuicios que causan, con arreglo a las leyes de la materia. Son igualmente
responsables por los delitos que cometan en el ejercicio de sus funciones. Las accio-
nes derivadas de estas responsabilidades se rigen por las normas respectivas.
76. Además, en el artículo 43 de la Ley 29277, “Ley de la Carrera Judicial”, se han estable-
cido los supuestos de responsabilidad civil, penal y administrativa de los miembros del
Poder Judicial:
Artículo 43: Los miembros del Poder Judicial son responsables civil, penal y ad-
ministrativamente con arreglo a la ley de la materia.
77. Asimismo, de acuerdo a los artículos 509 y 516 del Código Procesal Civil:
Artículo 509.- Procedencia.- El Juez es civilmente responsable cuando en ejercicio
de su función jurisdiccional causa daño a las partes o a terceros, al actuar con dolo
o culpa inexcusable, sin perjuicio de la sanción administrativa o penal que merezca.
La conducta es dolosa si el Juez incurre en falsedad o fraude, o si deniega justicia al
rehusar u omitir un acto o realizar otro por influencia. Incurre en culpa inexcusable
cuando comete un grave error de derecho, hace interpretación insustentable de la
ley o causa indefensión al no analizar los hechos probados por el afectado. Este
proceso sólo se impulsará a pedido de parte.
Artículo 516.- Obligados al resarcimiento.- La obligación de pago de los daños y
perjuicios es solidaria entre el Estado y el Juez o Jueces colegiados que expidieron
las resoluciones causantes del agravio.
78. Así también, de acuerdo al artículo 418 del Código Penal lo jueces son responsables pe-
nalmente por el delito de prevaricato siempre que incurran en los siguientes supuestos
que se mencionan a continuación:
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Prevaricato. Artículo 418°.- El Juez o el Fiscal que dicta resolución o emite dicta-
men, manifiestamente contrarios al texto expreso y claro de la ley, o cita pruebas
inexistentes o hechos falsos, o se apoya en leyes supuestas o derogadas, será repri-
mido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de cinco años.
79. En cuarto lugar, en lo que respecta a los registradores, debido a las consecuencias que
genera el sistema registral en el derecho de propiedad de las personas, éstos resultan
responsables en caso de errores. Así, el literal d) del artículo 3 de la Ley 26366, “Ley de
creación del Sistema Nacional de los Registros Públicos y de la Superintendencia de los
Registros Públicos”, señala que son garantías del Sistema Nacional de los Registros Pú-
blicos “la indemnización por los errores registrales, sin perjuicio de las demás respon-
sabilidades que correspondan conforme a ley”. Asimismo, de acuerdo al ordenamiento
jurídico vigente, los registradores también pueden ser sancionados administrativa y
penalmente.
80. Mención especial merece la comisión del delito de falsificación de documentos, esta-
blecido en el artículo 427 del Capítulo I del Título XIX “Delitos contra la fe pública”
del Código Penal, en los que pueden incurrir los notarios, árbitros, jueces y registrado-
res en calidad de autores o coautores.
81. Explicado lo anterior, si bien el ordenamiento jurídico peruano en la actualidad ha
previsto mecanismos legales para prevenir y, eventualmente, para sancionar a los no-
tarios, a los jueces y registradores, no se advierte una regulación suficiente que pueda
prevenir la comisión de ilícitos por parte de árbitros y registradores, lo que constituye,
en atención a los derechos y bienes constitucionales en juego, una tarea pendiente del
legislador.
82. En todo caso, además de ello, este Tribunal estima pertinente reiterar que los notarios,
árbitros, jueces y registradores deben ejercer sus atribuciones de conformidad no solo
con la ley, sino especialmente con la Constitución y los derechos y principios que ella
consagra como la propiedad y la seguridad jurídica.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
1 LARA AMAT Y LEÓN, Joan (2013). “El conflicto social en la globalización neoliberal y el neocon-
servadurismo: entre las nuevas guerras y el populismo punitivo”. En Revista Crítica Penal y Poder N°
4, Observatorio del Sistema Penal y de Derechos Humanos, Universidad de Barcelona, pp. 134-135.
Con relación a los derechos sociales antes mencionados: Cfr. PISARELLO, Gerardo (2007). Los dere-
chos sociales y sus garantías. Elementos para una construcción”. Madrid: Trotta.
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4 Ibíd., párr. 8.
5 Íd.
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128. Con base a lo anterior, este Tribunal identifica, cuando menos, los siguientes aspectos
básicos que integran el contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
vivienda adecuada:
i. El derecho de acceder sin discriminación y en igualdad de condiciones a una
vivienda adecuada;
ii. El derecho a no ser privado arbitraria e ilegalmente de la vivienda
129. En el primer caso, el derecho de acceder sin discriminación y en igualdad de con-
diciones a una vivienda adecuada exige la adopción por parte del Estado de una
política orientada a que la población acceda a una vivienda adecuada en los términos
indicados supra, esto es, que cuente con disponibilidad de servicios indispensables
para vivir, una infraestructura apropiada para ser habitada, que ello implique gastos
soportables y se permita la expresión de la identidad cultural de los habitantes, entre
otros. Al respecto, corresponde precisar que la satisfacción de este aspecto del derecho
a la vivienda adecuada se desarrolla progresivamente y según las posibilidades reales
del Estado, manifestándose a través de medidas concretas y evaluables.
130. El segundo aspecto de este derecho se manifiesta como la proscripción de ser
privado(a) de la vivienda de forma arbitraria y, en todo caso, sin sustento en la ley.
Precisamente, en virtud de este derecho emana la obligación del Estado de garantizar
cierto grado de seguridad jurídica de la tenencia de las viviendas a través de medidas
legales.
131. En lo que respecta a sus límites, debe tenerse presente que, como todo derecho fun-
damental, el derecho a la vivienda adecuada no es un derecho ilimitado. Así, los
límites de este derecho se desprenden de la prohibición de vaciar de contenido otros
derechos, principios y reglas constitucionales. Sin perjuicio de lo anterior, el alcance
de los límites que específicamente operen sobre este derecho deberá ser evaluado a la
luz de cada caso concreto.
132. Por lo expuesto, cabe sostener que tras la eventual vulneración o amenaza de vulne-
ración del derecho fundamental a la vivienda adecuada, le asiste la protección cons-
titucional institucional y procesal (de conformidad con el artículo 37 del Código
Procesal Constitucional) que la Norma Fundamental otorga al resto de atributos y
libertades expresamente reconocidos por ella.
133. Ahora bien, en relación a los cuestionamientos de los demandantes, éstos sostienen
sobre el particular que los extremos de las disposiciones objeto de control constitucio-
nal vulneran el derecho a la vivienda adecuada por cuanto atentan contra la seguridad
jurídica de la tenencia de las viviendas, como consecuencia de la vulneración del
derecho de propiedad de los propietarios originarios.
134. Sin embargo, debe considerarse, en primer lugar, que no necesariamente los bienes
inmuebles sobre los que el tercero de buena fe adquiere la propiedad, según la in-
terpretación realizada anteriormente, constituyen en todos los casos la vivienda del
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
142. Por otra parte, los bienes estatales de dominio privado son propiedad del Estado y, a
diferencia de los anteriores, no están destinados al uso o servicio público como carac-
terística primordial.
143. Dicha distinción también ha sido precisada por el Tribunal Constitucional en la STC
0006-1996-PI/TC (primer considerando), según la cual: “Los bienes del Estado se
dividen en bienes de dominio privado y bienes de dominio público; sobre los prime-
ros el Estado ejerce su propiedad como cualquier persona de derecho privado; sobre
los segundos ejerce administración de carácter tuitivo y público”.
144. No obstante lo anterior, este Tribunal considera que los bienes estatales de dominio
privado, bajo administración de las instituciones públicas, también deben contribuir
a conseguir el bienestar general al igual que los bienes estatales de dominio público,
puesto que, al pertenecer al Estado, deben servir para dicha finalidad conforme al
artículo 44 de la Constitución.
145. En el presente caso, los demandantes alegan que los extremos de las disposiciones
cuestionadas contravienen el carácter inalienable de los bienes estatales de dominio
público.
146. Sobre ello, cabe recordar que este Tribunal ha considerado que la inalienabilidad de
los bienes de dominio público alude a la proscripción de su enajenación (Sentencia
0018-2001-PI/TC, fundamento 4). Así, como se ha explicado previamente, los bie-
nes estatales del dominio público no pueden ser enajenados, según el artículo 73 de
la Constitución.
147. Por consiguiente, resulta manifiesto que las disposiciones cuestionadas no son de
aplicación, en ningún caso, respecto de los bienes estatales de dominio público.
148. En cambio, el caso de los bienes estatales de dominio privado es distinto. Y es que,
más allá de contribuir con el bienestar general de acuerdo al artículo 44 de la Cons-
titución, los bienes estatales de dominio privado pueden ser adquiridos por una per-
sona natural o jurídica a título oneroso, de conformidad con la normativa sobre
la materia. En este último supuesto, el Estado recibirá una contraprestación por la
transferencia de la propiedad, ingresando de esta manera al tráfico comercial, si bien
con las limitaciones propias de los fines que le son ínsitos.
149. Así, en atención a esto último, no puede descartarse, eventualmente, la aplicación del
principio de fe pública registral cuando ello corresponda, en los términos de la inter-
pretación realizada por este Tribunal en los supuestos de falsificación de documentos
o suplantación de identidad. Sin embargo, tampoco en este supuesto puede consi-
derarse que las disposiciones cuestionadas afecten el artículo 73 de la Constitución
siempre que se interpreten de acuerdo a lo indicado en la presente sentencia.
150. Por tales consideraciones, corresponde desestimar dicho extremo de la demanda.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
III. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda.
2. INTERPRETAR que los extremos cuestionados del artículo 5 y de la Primera Disposi-
ción Complementaria y Modificatoria de la Ley 30313 son constitucionales en tanto se
considere que para la configuración de la buena fe del tercero se debe haber desplegado
una conducta diligente y prudente, según los fundamentos de esta sentencia, desde la
celebración del acto jurídico hasta la inscripción del mismo, además de haber dado
pleno cumplimiento a todos los requisitos establecidos en el artículo 2014 del Código
Civil, modificado por la Ley 30313.
3. INTERPRETAR que la aplicación en una decisión judicial del artículo 2014 del Có-
digo Civil, modificado por la Ley 30313, en caso el propietario original haya sido
víctima de falsificación de documentos y suplantación de identidad y se encuentre en
situaciones de especial vulnerabilidad que hayan dificultado el cumplimiento de su
deber de diligencia, como puede ser la precariedad de su situación socioeconómica,
educativa, cultural o cualquier otra desventaja objetiva de similar índole, requiere de
una motivación cualificada.
Publíquese y notifíquese.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Con el debido respeto a mis ilustres colegas magistrados, considero pertinente realizar las
siguientes precisiones:
1 MAZZIOTTI, Manlio. “Diritti sociali”. En: Enciclopedia del Diritto. Vol. XII, Milano, Giuffrè,
1964, pp. 802-803.
2 KING, Jeff. Judging social rights. Cambridge, Cambridge University Press, 2012, pp. 18-19.
3 PACHECO TORRES, Miguel Ángel. El estado del estado social. Una cuestión pendiente. Barcelona,
Atelier, 2017, pág. 49.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
constitucional mínimo respecto de los derechos sociales fundamentales así como de los
instrumentos normativos que los contengan, es decir, las políticas públicas.
El derecho a la igualdad
11. La igualdad es un derecho fundamental que está consagrado en el artículo 2 de nuestra
Constitución: “(…) toda persona tiene derecho (…) a la igualdad ante la Ley. Nadie
debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión,
condición económica o de cualquiera otra índole”. En ese sentido, el Tribunal Consti-
tucional ha precisado que estamos frente a un derecho fundamental que no consiste en
la facultad de las personas para exigir un trato igual a los demás, sino en ser tratadas del
mismo modo que quienes se encuentran en una idéntica situación (Cfr. STC 02835-
2010-AA, fundamento jurídico 38).
12. Adicionalmente, se ha establecido que el derecho a la igualdad puede entenderse desde
dos perspectivas: Igualdad ante la ley e igualdad en la ley. La primera de ellas está referida
a la norma aplicable a todos los que se encuentren en la situación descrita en el supuesto
de la disposición normativa. La segunda implica que un mismo órgano no puede modi-
ficar arbitrariamente el sentido de sus decisiones en casos sustancialmente iguales.
13. Finalmente, el derecho a la igualdad debe complementarse con las categorías de di-
ferenciación y discriminación. La diferenciación, está constitucionalmente admitida,
atendiendo a que no todo trato desigual es discriminatorio; es decir, se estará frente a
una diferenciación cuando el trato desigual se funde en causas objetivas y razonables,
estaremos frente a una discriminación y, por tanto, frente a una desigualdad de trato
constitucionalmente intolerable (Cfr. STC 02974-2010-AA, fundamento jurídico 8;
STC 02835-2010-AA, fundamento jurídico 41).
14. Entendida el derecho a la igualdad en los términos anteriormente descritos, el mecanis-
mo que ha utilizado el Tribunal Constitucional para determinar cuándo estamos frente
a un trato desigual es el test de razonabilidad.
15. Sin embargo, el derecho a la igualdad definida en estos términos por nuestra jurispru-
dencia constitucional, a nuestro juicio, no es suficiente para dar cuenta de las viola-
ciones sistemáticas. En ese sentido, aquellas personas que padecen los efectos de esa
discriminación no pueden salir de esa situación en forma individual y por sus propios
medios, sino que se requieren medidas de acción positiva reparadoras o transforma-
doras para lograr igualdad real de oportunidades para el ejercicio de los derechos7. En
consecuencia, considero que los alcances del derecho a la igualdad deberían ser amplia-
dos por la justicia constitucional.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
El Derecho a la Vivienda
20. En el caso en concreto también se ha alegado la vulneración del derecho a la vivienda.
Sin embargo, dicho derecho no se encuentra regulado en la Constitución de 1993,
por lo que es necesario desprenderlo de otros derechos fundamentales, tal como se ha
hecho en la ponencia, así como en la sentencia 00007-2012-PI, específicamente en el
fundamento jurídico 64.
21. Como bien se ha apuntalado en la presente sentencia, ciertos documentos normativos
internacionales regulan el derecho a la vivienda como una necesidad básica. Ello se
agudiza, cuando la protección de dicho derecho recae en algún grupo étnico10.
22. Aquí conviene recordar la Observación General N.º 4, sobre el derecho a una vivienda
adecuada del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la cual señala
que es posible identificar algunos aspectos del mencionado derecho:
a) Seguridad jurídica de la tenencia. La tenencia adopta una variedad de formas,
como el alquiler (público y privado), la vivienda en cooperativa, el arriendo, la
ocupación por el propietario, la vivienda de emergencia y los asentamientos in-
formales, incluida la ocupación de tierra o propiedad. Sea cual fuere el tipo de
tenencia, todas las personas deben gozar de cierto grado de seguridad de tenencia
que les garantice una protección legal contra el desahucio, el hostigamiento u otras
amenazas. Por consiguiente, los Estados Partes deben adoptar inmediatamente me-
didas destinadas a conferir seguridad legal de tenencia a las personas y los hogares
que en la actualidad carezcan de esa protección consultando verdaderamente a las
personas y grupos afectados.
b) Disponibilidad de servicios, materiales, facilidades e infraestructura. Una vivienda
adecuada debe contener ciertos servicios indispensables para la salud, la seguridad,
la comodidad y la nutrición. Todos los beneficiarios del derecho a una vivienda
adecuada deberían tener acceso permanente a recursos naturales y comunes, a agua
potable, a energía para la cocina, la calefacción y el alumbrado, a instalaciones
sanitarias y de aseo, de almacenamiento de alimentos, de eliminación de desechos,
de drenaje y a servicios de emergencia.
c) Gastos soportables. Los gastos personales o del hogar que entraña la vivienda debe-
rían ser de un nivel que no impidiera ni comprometiera el logro y la satisfacción de
otras necesidades básicas. Los Estados Partes deberían adoptar medidas para garan-
tizar que el porcentaje de los gastos de vivienda sean, en general, conmensurados
10 Un estudio sobre los romaníes y transhumantes sobre el derecho a la vivienda, puede encontrarse
en: DOBRUSHI, Andi, ALEXANDRIDIS, Theodoros. “International housing rights and domestic
prejudice: the case of Roma and Travellers”. In: LANGFORD, Malcolm, RODRÍGUEZ-GARA-
VITO, César, ROSSI, Julieta (editors). Social rights judgments and the politics of compliance. Cam-
bridge, Cambridge University Press, 2017, pp. 436-471.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
con los niveles de ingreso. Los Estados Partes deberían crear subsidios de vivienda
para los que no pueden costearse una vivienda, así como formas y niveles de fi-
nanciación que correspondan adecuadamente a las necesidades de vivienda. De
conformidad con el principio de la posibilidad de costear la vivienda, se debería
proteger por medios adecuados a los inquilinos contra niveles o aumentos des-
proporcionados de los alquileres. En las sociedades en que los materiales naturales
constituyen las principales fuentes de material de construcción de vivienda, los
Estados Partes deberían adoptar medidas para garantizar la disponibilidad de esos
materiales.
d) Habitabilidad. Una vivienda adecuada debe ser habitable, en sentido de poder
ofrecer espacio adecuado a sus ocupantes y de protegerlos del frío, la humedad,
el calor, la lluvia, el viento u otras amenazas para la salud, de riesgos estructurales
y de vectores de enfermedad. Debe garantizar también la seguridad física de los
ocupantes. El Comité exhorta a los Estados Partes a que apliquen ampliamente los
Principios de Higiene de la Vivienda preparados por la OMS, que consideran la
vivienda como el factor ambiental que con más frecuencia está relacionado con las
condiciones que favorecen las enfermedades en los análisis epidemiológicos; dicho
de otro modo, que una vivienda y unas condiciones de vida inadecuadas y deficien-
tes se asocian invariablemente a tasas de mortalidad y morbilidad más elevadas.
e) Asequibilidad. La vivienda adecuada debe ser asequible a los que tengan derecho.
Debe concederse a los grupos en situación de desventaja un acceso pleno y sosteni-
ble a los recursos adecuados para conseguir una vivienda. Debería garantizarse cierto
grado de consideración prioritaria en la esfera de la vivienda a los grupos desfavore-
cidos como las personas de edad, los niños, los incapacitados físicos, los enfermos
terminales, los individuos VIH positivos, las personas con problemas médicos per-
sistentes, los enfermos mentales, las víctimas de desastres naturales, las personas que
viven en zonas en que suelen producirse desastres, y otros grupos de personas. Tanto
las disposiciones como la política en materia de vivienda deben tener plenamente
en cuenta las necesidades especiales de esos grupos. En muchos Estados Partes, el
mayor acceso a la tierra por sectores desprovistos de tierra o empobrecidos de la
sociedad, debería ser el centro del objetivo de la política. Los Estados deben asumir
obligaciones apreciables destinadas a apoyar el derecho de todos a un lugar seguro
para vivir en paz y dignidad, incluido el acceso a la tierra como derecho.
f ) Lugar. La vivienda adecuada debe encontrarse en un lugar que permita el acceso a
las opciones de empleo, los servicios de atención para niños, escuelas y otros servi-
cios sociales. Esto es particularmente cierto en ciudades grandes y zonas rurales
donde los costos temporales y financieros para llegar a los lugares de trabajo y vol-
ver da ellos puede imponer exigencias excesivas en los presupuestos de las familias
pobres. De manera semejante, la vivienda no debe construirse en lugares contami-
nados ni en la proximidad inmediata de fuentes de contaminación que amenazas el
derecho a la salud de los habitantes.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Con fecha posterior, emito el presente voto con el propósito de manifestar que, tal y como
se propone en la ponencia, considero que la demanda debe ser declarada como INFUN-
DADA, y que deben hacerse las interpretaciones que se consignan en los puntos resoluti-
vos dos y tres de la propuesta suscrita por la mayoría de mis colegas.
S.
RAMOS NÚÑEZ
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Si bien me encuentro de acuerdo con el sentido del fallo, en la medida que se declara in-
fundada la demanda deseo expresar mis dudas respecto a la “motivación cualificada” que,
a decir, de la presente resolución, debe exigirse de ciertas resoluciones judiciales, en los
términos que pasaré a explicar.
1. Efecto, en el presente caso se considera que la regulación impugnada, que protege
preferentemente al adquiriente de buena fe, es constitucional pues prima facie se en-
cuentra dentro de lo que nuestro Congreso de la República tiene como “constitu-
cionalmente posible” al momento de legislar ( es decir, forma parte de aquello que la
Constitución no ordena ni prohíbe). En este sentido, la regulación impugnada se mue-
ve dentro del “margen de discrecionalidad” con el que cuentra el legislador, dentro del
“margen de discrecionalidad” con el que cuenta el legislador, dentro del “orden marco”
constitucional. En términos de la propia sentencia, “la opción del legislador de haber
establecido en el ordenamiento jurídico el principio de fe pública registral no vulnera
la Constitución” (f.j.47).
2. De manera complementaria, en la sentencia se prevé, razonablemente, una precisión
sobre el nivel de diligenci que debería observar el tercero adquiriente de buena fe, con
el propósito de procurar un mejor equilibrio entre los bienes en juego. Se señala así (f.j.
52) que:
“[U]na interpretación armónica del derecho de propiedad y del principio de se-
guridad jurídica conllevva a sostener que en los casos en los que fehacientemente
el propietario haya sido víctima de falsificación de documentos y/o suplantación
de identidad, para la configuración de la buena fe del tercero, será indispensa-
ble haber desplegado una conducta diligente y prudente desde la celebración
del acto jurídico hasta la inscripción del mismo, además de la observancia, claro
está, de los propios requisitos exigidos por el artículo 2014 del Código Civil (…),
como por ejemplo, la escrupulosa revisión de los asientos registrales y de los título
archivados”.
3. De esta manera, en aras de no sacrificar sin más el derecho de propiedad del primer
propietario, la sentencia considera que al tercero de buena fe se le protegerá, no solo
por haber obrado de buena fe, a secas, sino en la medida en que este ha tenido una di-
ligencia y prudencias suficientes (la sentencia hace, asimismo, mención a los términos
“razonable” y “escrupulosa”).
4. Además de lo anterior, la resolución se señala adicionalmente, que cuando los propie-
tarios originarios sean personas en situación de vulnerabilidad (según la resolución,
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Con el debido respeto por mis colegas Magistrados, discrepo de la sentencia de mayoría,
por la que se ha decidido declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad de
autos, toda vez que, desde mi punto de vista, la demanda debe ser declarada FUNDADA
y, en consecuencia, inconstitucionales los artículos impugnados de la Ley 30313.
Las razones que sustentan mi posición son las mismas que aparecen expuestas en el voto
singular del Magistrado Sardón de Taboada, al cual me adhiero en todas sus partes, trans-
cribiéndolas con carácter ilustrativo a continuación:
La norma impugnada establece que el derecho del tercero adquierente de buena fe
prevalece incluso en los casos de cancelación de asientos registrales por suplantación
de identidad o falsificación de documentos.
Anteriormente, solo prevalecía en los casos en los que se anulaba, rescindía o re-
solvía dicha inscripción. Parece una diferencia pequeña, pero no lo es, ya que la
cancelación es un trámite solo administrativo, mientras que la anulación, recisión
o resolución son uno judicial.
Al expandir la prevalencia del adquirente de buena fe de esta manera, la norma im-
pugnada debilita el derecho del propietario legítimo; y facilita, así, que se repitan
casos de mafias que se apropian de inmuebles de personas. Estamos aquí ante un
juego de suma cero.
Enfatizo que las disposiciones impugnadas colisionan con el artículo 70 de la Constitu-
ción, que establece que el derecho de propiedad es inviolable y solo puede ser afectado por
causa de seguridad nacional o necesidad pública, declarada por ley, y previo pago en efec-
tivo de indemnización justipreciada que incluya compensación por el eventual perjuicio.
Sentido de mi voto
Mi voto es porque se declare FUNDADA la demanda y, en consecuencia, inconstitucio-
nales el artículo 5 y la Primera Disposición Complementaria y Modificatoria de la Ley
30313.
S.
BLUME FORTINI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Pleno. Sentencia 266/2020
PLENO JURISDICCIONAL
Expediente 00013-2017-PI/TC
CIUDADANOS
C.
MUNICIPALIDAD DISTRITAL DE LINCE
Asunto
Demanda de inconstitucionalidad contra la Ordenanza 376-2016-MDL
“Ordenanza para la conservación y gestión distrital del área de reserva ambien-
tal Parque Mariscal Ramón Castilla del distrito de Lince”.
Magistrados firmantes:
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
TABLA DE CONTENIDOS
Norma impugnada Parámetro de control
Ordenanza 376-2016-MDL: Constitución:
- artículo 9 - artículo 2, inciso 2, 12
- artículo 14 - artículo 192
- artículo 15, incisos “h”, “n” y “s” - artículo 195
Ley 27783, Ley de Bases de la Descentralización
Ley 27972, Ley Orgánica de Municipalidades
Ordenanza 1852-MML
Ordenanza 1862-MML
Ordenanza 1965-MML
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
B. Debate constitucional
B.1. Demanda
B.2. Contestación de la demanda
C. Argumentos del amicus curiae
II. FUNDAMENTOS
§1. Cuestión previa
§2. El Modelo Constitucional de Estado unitario y Descentralizado
§3. Parámetro de control
§4. Análisis de constitucionalidad por la forma
§5. Análisis de constitucionalidad por el fondo
§6. Derecho a la ciudad
III. FALLO
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
En Lima, a los 9 días del mes de junio de 2020, reunido el Tribunal Constitucional, en se-
sión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los señores magistrados Miranda Canales,
Blume Fortini, Ramos Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera, pronuncia
la siguiente sentencia, con el abocamiento de la magistrada Ledesma Narváez (presidenta)
y del magistrado Ferrero Costa (vicepresidente), aprobado en la sesión de Pleno adminis-
trativo del 27 de febrero de 2018. Se deja constancia que magistrado Espinosa-Saldaña
votará en fecha posterior
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
Con fecha 3 de octubre de 2017, más del 1 % de los ciudadanos del distrito de Lince in-
terponen una demanda de inconstitucionalidad contra los artículos 9 y 14, así como de los
incisos “e”, “h”, “n”, y “s” del artículo 15 de la Ordenanza 376-2016-MDL, “Ordenanza
para la conservación y gestión distrital del área de reserva ambiental Parque Mariscal Ra-
món Castilla del distrito de Lince”. Dicha demanda fue admitida a trámite el día 26 de
enero de 2018.
Por su parte, con fecha 26 de marzo de 2018, el procurador público municipal a cargo de
los asuntos judiciales de la Municipalidad Distrital de Lince contesta la demanda, negán-
dola y contradiciéndola en todos sus extremos, y solicita que sea declarada infundada.
B-1. Demanda
Los argumentos expuestos en la demanda son los siguientes:
- Los ciudadanos demandantes sostienen que los artículos 9 y 14, así como los incisos
“e”, “h”, “n”, y “s” del artículo 15 de la Ordenanza 376-2016-MDL son inconstitucio-
nales por la forma, por cuanto vulneran los artículos 192 y 195 de la Constitución, así
como lo dispuesto en la Ordenanza 1852-MML. La ordenanza impugnada regula la
conservación y gestión del área de reserva ambiental (ARA) Parque Mariscal Ramón
Castilla (el Parque).
- Señalan que la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), al ser tanto munici-
palidad provincial como Gobierno regional, de acuerdo con el régimen especial que
le concede el artículo 33 de la Ley 27783, Ley de Bases de la Regionalización, resulta
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
competente para “regular actividades y/o servicios en materia de […] medio ambiente,
conforme a ley” de acuerdo con lo establecido por el artículo 192, inciso 7, de la Cons-
titución, aplicable a los Gobiernos regionales.
- Por otro lado, alegan que el artículo 195, inciso 8, de la Constitución también reco-
noce a los Gobiernos locales competencias para regular lo relacionado con el medio
ambiente conforme a ley, por lo que se trata de una competencia compartida entre
las municipalidades distritales y las provinciales, en el presente caso la Municipalidad
Distrital de Lince (MDL) y la MML.
- Del mismo modo, señalan que el artículo 43, inciso “d”, de la Ley 27783, Ley de Ba-
ses de la Regionalización, y el artículo 73, inciso “d”, de la Ley 27972, Ley Orgánica
de Municipalidades, también reconocen la competencia compartida sobre el medio
ambiente.
- Por consiguiente, los recurrentes manifiestan que la MDL ha excedido sus competen-
cias al regular de manera unilateral y excluyente aspectos relativos al medio ambiente
en las normas impugnadas, toda vez que, para hacerlo, debió coordinar previamente
con la MML.
- Asimismo, precisan que la MDL también ha excedido sus competencias al haber zo-
nificado el Parque en zona norte y zona sur, dado que la zonificación constituye una
competencia exclusiva de la MML conforme al artículo 79, numeral 1.2, de la Ley
27972, Ley Orgánica de Municipalidades. Además, esta zonificación no se encuentra
prevista en la Ordenanza 1017-MML.
- Agregan que la MDL ha inobservado las pautas generales sobre recreación activa con-
tenidas en la Ordenanza1852-MML, que establece en su artículo 10 que “es derecho
de los ciudadanos el acceso, uso y disfrute de las áreas verdes de uso público, sin más
limitación que el orden público, la moral y las buenas costumbres”.
- Adicionalmente, alegan que la MDL prohíbe de manera absoluta la recreación activa,
lo que trasgrede lo dispuesto en el artículo 40 de la Ordenanza 1852-MML, según el
cual la “zona de recreación activa podrá alcanzar hasta el límite del 30% de la superficie
total del área verde”, lineamientos que no fueron cumplidos por la MDL.
- Por otro lado, los ciudadanos demandantes sostienen que el artículo 14, así como los
incisos “e”, “h”, “n”, y “s” del artículo 15 de la Ordenanza 376-2016-MDL también
son inconstitucionales por el fondo.
- Señalan que la división del Parque en zona norte y zona sur ha ocurrido sin ninguna
razón objetiva, además de imponer prohibiciones diferenciadas entre ambas zonas a
través del artículo 14 de la cuestionada ordenanza. La zona norte tiene niveles de ruido
correspondientes a zonificación residencial, mientras que la zona sur tiene niveles de
zona de protección especial. Manifiestan que tal diferenciación sin justificación vulne-
ra el principio de igualdad, dado que aquellas medidas repercuten en los vecinos que
viven alrededor del Parque.
- 130 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- Asimismo, sostienen que los incisos “e”, “n”, y “s” del artículo 15 de la ordenanza cues-
tionada establecen prohibiciones de recreación activa en las áreas verdes del Parque, por
cuanto han sido consideradas dentro de las actividades que implican riesgos para su
conservación o que afectan directamente la vegetación existente. Esto vulnera el dere-
cho a la recreación de las personas, el cual, según alegan, es un derecho no reconocido
específicamente en la Constitución, pero que se encuentra implícito en esta, y que se
deriva de los derechos a la integridad psíquica y física, al libre desarrollo y bienestar, a
la salud y a la educación.
- Los ciudadanos recurrentes enfatizan la distinción entre recreación pasiva y activa,
señalando que la primera es aquella en donde la persona recibe la recreación sin coo-
perar ni participar en esa actividad, mientras que la segunda implica una acción de la
persona que participa en la actividad de recreación; es decir, la persona participa de las
actividades al mismo tiempo que disfruta de aquellas. Tomando en cuenta ello, equi-
parar la recreación activa con fogatas o aplicación de productos nocivos, como hace la
ordenanza impugnada, no sería proporcional.
- Con relación al literal “n” del artículo 15, que prohíbe actividades que puedan “obsta-
culizar la labor del personal encargado del mantenimiento y riego de las áreas verdes”,
los demandantes alegan que se deja en manos del personal de mantenimiento del Par-
que el ejercicio del derecho de recreación activa de las personas. Así, todos tendrían
que abandonar el Parque al momento del riego, lo que puede prestarse para actos
arbitrarios y caprichosos, dado que no existe un horario establecido.
- En cuanto al literal “s” del artículo 15, que prohíbe realizar “actividades de cualquier
índole que obstaculicen las vías de circulación interna” del Parque, alegan que la vague-
dad de la disposición puede obstruir la libre recreación de las personas, puesto que no
se sabe cuáles son las vías de circulación interna o qué actividades estarían prohibidas,
ya que es muy genérico y abstracto.
- Los demandantes añaden que el literal “h” del artículo 15, mediante el cual se prohíbe
“la aglomeración de personas y/o manifestaciones” en el Parque, no toma en cuenta
las razones por las que las personas deciden reunirse allí ni la finalidad que persigue tal
acto. Alegan que se atenta de esta forma contra el derecho de reunión, por lo que tal
dispositivo debe ser declarado inconstitucional.
- Por último, los demandantes argumentan que la ordenanza impugnada vulnera el “de-
recho a la ciudad”, el que solicitan sea reconocido como un derecho fundamental
innominado, definido como el derecho de los residentes y vecinos a gozar de todos los
beneficios de la ciudad en forma igualitaria, así como participar en la gestión y planifi-
cación de los espacios públicos de todos los servicios de la ciudad.
- Vinculado con lo anterior, proponen reconocer también un “derecho a un urbanismo
armonioso y sostenible” en el que los ciudadanos tienen derecho a un desarrollo urbanís-
tico ordenado que asegure una relación armoniosa entre el hábitat, los servicios públicos,
los equipamientos, los espacios verdes y las estructuras destinadas a los usos colectivos.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
II. FUNDAMENTOS
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
e) Realizar actividades que impliquen riesgos para su conservación o que afecten di-
rectamente la vegetación existente, o que puedan inutilizar parte de una especie
forestal o afectar su crecimiento (quemas, fogatas, estacionamiento de vehículos,
aplicación de productos tóxicos o nocivos, otros similares).
2. En tal sentido, respecto de dicha disposición se ha producido la sustracción de la ma-
teria, por cuanto esta ya no contiene el término “recreación activa”, que era el motivo
de la controversia. No obstante, la misma expresión se mantiene en el artículo 9 de la
ordenanza impugnada, que sí será analizado más adelante.
3. Por la razón expuesta, corresponde declarar improcedente la demanda en el extremo referi-
do a la inconstitucionalidad del inciso “e” del artículo 15 de la Ordenanza 376-2016-MDL.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
concepto unitario de Estado, debe reconocer órganos de Gobierno distintos a los que
integran la estructura del Gobierno central, con poder suficiente para enfrentar en
forma autónoma la problemática de cada localidad.
11. La Constitución ha establecido que el proceso de descentralización se da, básicamente,
a través y a partir de las municipalidades, a las cuales considera como instrumentos vi-
tales. Por ello, es importante resaltar el papel que se asigna a las municipalidades como
órganos del Gobierno local a las que no solamente se debe concebir como entidades
encargadas de enfrentar y atender los requerimientos que se presentan en sus respectivas
jurisdicciones, en lo que atañe a las necesidades locales, sino también y, principalmente,
como medios de materializar la descentralización del Gobierno, en tanto entidades que
representan a los vecinos de su respectiva circunscripción territorial, quienes, a través del
sufragio directo, eligen a sus autoridades y, por medio de los mecanismos de democracia
directa, participan en las tareas de su respectivo Gobierno local.
12. Justamente, para que puedan cumplir con su papel como instrumentos y expresión de
la descentralización, se les ha otorgado plena autonomía política, económica y admi-
nistrativa en los asuntos de su competencia.
13. Esta autonomía otorgada a los municipios es tal que incluso el propio Texto Consti-
tucional, en su artículo 194, reconoce la existencia de los Concejos Municipales como
órganos normativos y fiscalizadores (equivalentes al Poder Legislativo en el nivel local
y en los asuntos de su competencia), y a la Alcaldía como un órgano ejecutivo (equiva-
lente al Poder Ejecutivo).
14. Por ello, si como país aspiramos a un auténtico Estado constitucional unitario y des-
centralizado, moderno y eficiente, en el cual se hayan radicado entes territoriales cuyas
autoridades emerjan del mandato popular y gocen de autonomía política, económica y
administrativa en los asuntos de su competencia, es necesario fortalecer, desde todos los
ámbitos, el proceso de descentralización dentro de la estructura estatal, con la finalidad
de procurar el desarrollo integral del país a través de los Gobiernos regionales y locales.
15. Adicionalmente a ello, es importante señalar que nuestro diseño de Estado unitario y
descentralista resulta sui generis, pues dentro de un modelo de Estado unitario es cono-
cido que el Gobierno nacional es el único que ostenta autonomía política. Sin embar-
go, a partir de la Carta de 1993, el Constituyente peruano ha otorgado a las regiones
y municipalidades –en tanto que entes territoriales básicos–, a través de sus órganos
de Gobierno local, autonomía política, inaugurando dentro del Estado peruano una
modalidad especial, que conjuga una autonomía política general, inherente y exclusiva
de Gobierno nacional en el clásico Estado unitario, con una autonomía política cons-
treñida a los asuntos competenciales propios, que entendemos como comprensiva de
la gestión de sus respectivos intereses.
16. En este orden de ideas, la consagración de la autonomía política, administrativa y
económica de los Gobiernos locales abarca las potestades, en su ámbito competencial,
como poderes autónomos de autogobernarse por autoridades representativas electas;
- 137 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
autonormarse, vía reglas dictadas por su órgano normativo integrado por representan-
tes electos; autofiscalizarse, a través del mismo órgano normativo; autoadministrarse,
en su organización interna, en su presupuesto y en los servicios públicos que debe
atender; y autogenerar sus recursos, con potestad tributaria; todo ello en el marco de la
Constitución y de su ley orgánica.
17. Dicho esto, entonces, las competencias regionales y municipales ya no pueden enten-
derse como simples facultades regladas y constreñidas a mandatos de competencias
literales, sino que, en el ejercicio de ellas, será necesario apuntar al desarrollo armónico
de cada circunscripción, atendiendo a las propias características del territorio y las
necesidades de la población que administra (de infraestructura, de seguridad, de co-
mercio, de transporte, entre otros).
18. Entonces, el Tribunal Constitucional, como supremo órgano de control de la consti-
tucionalidad, debe pronunciarse sobre la conformidad de las ordenanzas impugnadas
con la Carta Fundamental, garantizando que los órganos descentralizados puedan ejer-
cer sus competencias a favor del bienestar social y de la realización de la persona.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
iv. Ordenanza 1862-MML, que regula el proceso de planificación del desarrollo terri-
torial-urbano del área metropolitana de Lima;
v. Ordenanza 1965-MML, metropolitana para la prevención y control de la contami-
nación sonora.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
50. El artículo 11 de la referida ordenanza señala que la MML tiene la competencia para
constituir, organizar y administrar el sistema metropolitano de parques, de confor-
midad con la Ley Orgánica de Municipalidades. No obstante, el artículo 12 señala lo
siguiente:
Se encuentran bajo el ámbito de administración de las municipalidades distritales
las áreas verdes de uso público dentro de la jurisdicción, tales como los parques
distritales, las áreas verdes en vías locales y en áreas complementarias en la circuns-
cripción de cada distrito bajo administración municipal, tanto en lo concerniente
a su manejo y gestión como a su mantenimiento.
51. Esto se encuentra en concordancia con lo establecido en la Ley 26664, que dispuso que
los parques que se encuentran bajo administración de las municipalidades provinciales
o en cuya circunscripción territorial están ubicados.
52. Habiendo definido el marco jurídico aplicable, se tiene que los cuestionamientos de
forma de los ciudadanos demandantes son dos:
(i) Los artículos 9 y 14 de la Ordenanza 376-2016-MDL trasgreden la competencia
exclusiva de la MML sobre zonificación, pues la MDL ha zonificado el Parque en
zona sur y zona norte, atribuyendo a cada una diferentes niveles máximos de ruidos
permitidos.
(ii) Los artículos 9 y 15 de la Ordenanza 376-2016-MDL trasgreden las competencias
de la MML y lo dispuesto en la Ordenanza 1852-MML, al establecer restricciones
respecto a la recreación activa en el Parque.
53. En torno a lo señalado en el primer punto, se tiene que las partes pertinentes de las
normas impugnadas señalan lo siguiente:
Artículo 9.- Zonificación del ARA
El ARA – Parque Mariscal Ramón Castilla, se encuentra zonificada por la Orde-
nanza N° 1017, de la Municipalidad Metropolitana de Lima, como Zona de Re-
creación Pública. Para efectos de la gestión de sus zonas físicas se divide en: Zona
SUR (zona de recreación pasiva) y Zona NORTE (zona de recreación activa).
Artículo 14.- Contaminación
[…]
No se permitirán actividades que impliquen contaminación sonora, para lo cual se
aplicarán los Niveles Máximos Permisibles establecidos en el Artículo Quinto de
la Ordenanza N° 194-MDL. Ordenanza que Regula la Emisión y Persistencia de
Ruidos Nocivos o Molestos en el distrito de Lince, de la forma siguiente:
Zona SUR: Niveles de Zona de Protección Especial.
Zona NORTE: Niveles de Zonificación Residencial.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
60. Los ciudadanos demandantes señalan que estos artículos prohíben o restringen la re-
creación activa en el Parque, en contravención de lo dispuesto en la Ordenanza 1852-
MML. No obstante, esta señala en su artículo 40 lo siguiente:
Artículo 40.- Infraestructura en Áreas Verdes públicas distritales con fines
recreativos
Las áreas verdes públicas destinadas a la recreación pasiva o activa pueden ser es-
pacios naturales o construidos. La gestión y manejo de los espacios de recreación
en áreas verdes corresponderá a la entidad encargada de las mismas, conforme a las
competencias señaladas en los artículos 11 y 12 de la presente Ordenanza y acorde
con las especificaciones contenidas en el Reglamento.
La zona de recreación activa podrá alcanzar hasta el 30% de la superficie total del
área verde, y la cobertura verde no debe ser menor al 70% de su superficie total.
Cualquier intervención o habilitación de infraestructura con fines recreativos en
áreas verdes deberá contar con la aprobación de la Gerencia del Ambiente de la
Municipalidad Metropolitana de Lima. La contravención a esta disposición, dará
lugar a la interposición de denuncia penal por alteración del ambiente o paisaje
urbano o rural, contra quienes resulten responsables.
61. Como puede apreciarse, la referida ordenanza señala que la zona de recreación activa
podrá alcanzar (como máximo) el 30 % de la superficie total del área verde. Cabe des-
tacar que su artículo 5 define los tipos de recreación posibles en los parques públicos
de la siguiente manera:
k) Recreación Activa: Conjunto de actividades dirigidas al esparcimiento y al ejercicio
de disciplinas lúdicas, artísticas o deportivas que tienen como fin la salud física y
mental, para las cuales se requiere infraestructura.
l) Recreación Pasiva: Conjunto de actividades contemplativas dirigidas al disfrute
escénico y la salud física y mental, para las cuales sólo se requieren equipamientos
en proporciones mínimas al escenario natural, de mínimo impacto ambiental y
paisajístico.
62. Así, se tiene que la recreación activa requiere de infraestructura específica, como po-
drían ser canchas deportivas o juegos para niños. Efectivamente, en la zona norte del
Parque se encuentran instalaciones como el Complejo Polideportivo Mariscal Ramón
Castilla, y existe infraestructura y equipamiento para realizar diversas actividades.
63. Si bien este tipo de instalaciones no se encuentran en la zona sur, ello es una decisión
que se enmarca dentro de las facultades de la MDL para realizar la administración de
las áreas verdes de uso público dentro de su jurisdicción, como señala el artículo 12 de
la Ordenanza 1852-MML citado supra, observando los límites previstos.
64. Las diferencias establecidas por la MDL se sustentan en las características particulares
de cada zona del Parque. A diferencia de la infraestructura que existe en la zona norte,
- 145 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
la zona sur incluye bosques naturales y amplias áreas verdes, con vías que permiten rea-
lizar caminatas a los transeúntes. Estas actividades están dirigidas al disfrute escénico y
a la salud física y mental, ante las cuales solo se requieren equipamientos en proporcio-
nes mínimas. En tal sentido, solo se permite la recreación pasiva.
65. Cabe destacar que la recreación pasiva no implica solamente realizar actividades con-
templativas, o que las áreas verdes deban apreciarse desde fuera y sin involucrarse con
ellas, sino que es posible realizar actividades dentro de las áreas verdes tales como pic-
nics, paseos, juegos simples con niños o adultos que no requieran de infraestructura
especial, y juegos con mascotas respetando las normas de higiene animal.
66. Todo esto debe llevarse a cabo sin afectar el derecho de otras personas respecto del uso
y disfrute de las áreas verdes, y cumpliendo con lo dispuesto en el artículo 10 de la
Ordenanza 1852-MML.
67. Pero el Parque es una unidad aunque se encuentre divido en zonas para efectos admi-
nistrativos atendiendo a las características propias de cada una. La decisión de imple-
mentar infraestructura en una u otra zona es una facultad discrecional que corresponde
a la MDL, siempre que respete el límite del 30 % de la superficie total del área verde
que puede ser destinado a la recreación activa.
68. Como la recreación activa debe realizarse en la infraestructura especial construida para
ello, se entiende que esta no puede realizarse en el restante 70 % del área verde, por lo
que la ordenanza impugnada no impone una prohibición total de realizar recreación
activa en el Parque, sino que esta se encuentra limitada por la misma Ordenanza 1852-
MML al 30 % del área verde, y que está ubicada en la zona norte por decisión de la
MDL en ejercicio de sus facultades.
69. En consecuencia, los artículos 9 y 15 de la Ordenanza 376-2016-MDL no trasgreden las
competencias de la MML y lo dispuesto en la Ordenanza 1852-MML respecto a la recrea-
ción activa en el Parque, por lo que corresponde desestimar la demanda en este extremo.
- 146 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
71. Respecto al primer punto, este Tribunal ya señaló supra que la referida disposición es
inconstitucional por cuanto la MDL carece de competencia para realizar la zonifica-
ción del Parque. La zonificación ciertamente debe realizarse en función de criterios ob-
jetivos que permitan diferenciar los usos del suelo y niveles de ruido correspondientes
en atención a las características reales de la zona a evaluar, pero, en el presente caso,
resultaría inconducente analizar el fondo del asunto, en tanto la MDL no tiene com-
petencia para zonificar.
72. Respecto al segundo punto, los ciudadanos demandantes alegan que se ha vulnerado el
derecho a la recreación de las personas, el cual, según alegan, es un derecho no recono-
cido específicamente en la Constitución, pero se encuentra implícito en ella, y se deriva
del derecho a la integridad psíquica y física, al libre desarrollo y bienestar, a la salud y
a la educación.
73. Este Tribunal debe precisar que la Constitución reconoce el derecho al disfrute del
tiempo libre, establecido en su artículo 2, inciso 22. En un país libre como este, donde
nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacer lo que ella no
prohíbe, las personas pueden libremente hacer uso de su tiempo como les parezca más
conveniente, lo que incluye la posibilidad de realizar actividades de recreación.
74. Como fuera señalado supra, la recreación activa de los parques a nivel de Lima Metro-
politana se encuentra limitada al 30 % del área verde, y debe realizarse únicamente en
donde existe infraestructura para ella, conforme a lo dispuesto en la Ordenanza 1852-
MML, por lo que no existe una prohibición de realizar recreación activa en el Parque
Ramón Castilla.
75. Por otro lado, respecto a los incisos “n” y “s” del artículo 15 de la ordenanza impug-
nada, que prohíben obstaculizar labores del personal encargado del mantenimiento
y riego de las áreas verdes, y realizar actividades de cualquier índole que obstaculicen
las vías de circulación interna del Parque respectivamente, este Tribunal considera que
ambas pueden ser interpretadas conforme a la Constitución.
76. Si bien se trata de normas que poseen un cierto nivel de indeterminación, su aplica-
ción debe realizarse de forma razonable y proporcional por parte de las autoridades, en
tanto no puede dejarse de lado que son normas necesarias que tienen detrás un interés
legítimo, que es cuidar el Parque y permitir su disfrute por parte de los ciudadanos.
77. Las vías de circulación ciertamente no deben ser bloqueadas, y es labor de la MDL
verificar que ello no ocurra por motivos injustificados. Asimismo, los horarios de riego
y mantenimiento no necesitan estar establecidos en normas con rango de ley, pues es-
tablecerlos es un asunto propio de la gestión y administración de los parques y requiere
cierta flexibilidad, la cual se perdería si estos se establecen en una ordenanza. Cierta-
mente, las municipalidades están obligadas a establecer horarios razonables para reali-
zar estas labores y poner los horarios en conocimiento del público de manera oportuna
y en lugares visibles, pero estas obligaciones no se contradicen con el texto impugnado,
siempre y cuando se realicen de manera razonable y proporcional.
- 147 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
78. Una lectura adicional que debe darse del inciso “s”, es aquella vinculada con el derecho
fundamental al disfrute del tiempo libre contenido en el inciso 22 del artículo 2 de
la Constitución. En efecto, la indeterminación de la prohibición parece otorgar un
amplio margen de discrecionalidad a la Municipalidad Distrital de Lince con relación
a si “Realizar actividades de cualquier otra índole que obstaculicen las vías internas de
circulación del ARA”, pueden también incluir situaciones como el desarrollo de activi-
dades de esparcimiento.
79. Al respecto, se aprecia que la Municipalidad emplazada hasta el año 2016, ha venido
incentivando el uso del parque Ramón Castilla para actividades familiares y grupales
en favor de la ciudadanía como la observación de flora y fauna, deportes, talleres,
entre otras (cfr. https://reservaambientalparquecastilla.wordpress.com/). Dichas ac-
tividades municipales resultan congruentes con el respeto del derecho al disfrute al
tiempo libre.
80. A fin de que no se efectúe un ejercicio arbitrario de la restricción contenida en el inciso
“s” del artículo 15 materia de análisis, este Tribunal Constitucional considera que dicha
disposición y su referencia a “actividades de cualquier otra índole” resulta constitucio-
nal en tanto se permita el ejercicio del derecho al disfrute del tiempo libre, ya sea de
manera individual o colectiva, de manera razonable dentro de los límites del parque
Ramón Castilla, ello siempre de la mano con la obligación del respeto que los terceros
deben procurar al medio ambiente (flora y fauna) y a la propiedad pública, para evitar
su alteración, deterioro o destrucción, tanto en áreas verdes, áreas de circulación inter-
na u otras construcciones internas necesarias para mantener el ornato público. En tal
sentido, teniendo en cuenta que no resulta necesario que la ordenanza regule de mane-
ra taxativa cada una de las actividades permitidas, pues incluso ello podría entenderse
como limitante al ejercicio del derecho en cuestión con relación a las actividades que
podrían desarrollarse de manera individual o colectiva (sean por cambios de estaciones
climatológicas, fenómenos naturales y nuevas formas de actividades al aire libre), co-
rresponde desestimar este extremo de la demanda.
81. Respecto al tercer punto, la vulneración del derecho de reunión, reconocido en el
artículo 2, inciso 12, de la Constitución, el demandando ha señalado que la prohibi-
ción de aglomeración de personas o manifestaciones ocurre por una razón legítima,
como es proteger el Parque, el cual es un ARA, conforme a lo dispuesto en la Orde-
nanza 1391-MML.
82. El numeral 3 del artículo 8 de dicha ordenanza define a las ARA como “las áreas verdes
donde predomina el elemento natural, que deben ser reguladas y protegidas de todo
uso o aprovechamiento que implique la modificación de sus condiciones, siendo míni-
mo el desarrollo de infraestructura tanto en el suelo como en el subsuelo”.
83. Teniendo en cuenta ello, se aprecia que la medida cuestionada tiene un fin legítimo,
como es proteger el ARA, lo que se fundamenta a su vez en el derecho a gozar de un
medio ambiente equilibrado, reconocido en el artículo 2, inciso 22, de la Constitución.
- 148 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
84. Sin embargo, pese a que dicha medida es idónea para proteger el ARA, pues impide
que dichas zonas sean afectadas por su uso masivo y facilita las labores de cuidado y
mantenimiento; existen medidas que siendo menos invasivas en el derecho a la reu-
nión, permiten cumplir con la misma finalidad, como por ejemplo, la imposición de
multas para quienes, con su conducta, dañen o contaminen el Parque.
85. Cabe destacar que el Parque tiene zonas de recreación activa y pasiva, y que esta última,
conforme fue señalado supra, también permite que grupos de personas hagan uso de
este para realizar actividades de juego, distracción y reunión, razón por la cual, a fin de
incentivar un uso adecuado del parque a los visitantes, resulta mucho más coherente la
regulación de sanciones destinadas a desincentivar aquellas conductas que perjudiquen
las áreas verdes que requieren protección.
86. Por tanto, la restricción examinada deviene en inconstitucional, por lo que debe decla-
rarse fundada la demanda en ese extremo.
- 149 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
92. Respecto al primer punto, el contenido esencial del supuesto derecho a la ciudad se
encuentra tutelado por el derecho a la libertad de tránsito, y por el derecho al disfrute
del tiempo libre, que se encuentran en el artículo 2, incisos 11 y 22, respectivamente,
de la Constitución.
93. El primero de estos derechos permite a las personas circular libremente por el territorio
nacional, mientras que el segundo les reconoce la potestad de disfrutar de su tiempo
libre de acuerdo a sus deseos.
94. Estos derechos naturalmente no son absolutos, y no facultan a una persona a realizar
acciones ilegales o trasgredir los derechos de otras personas. A modo de ejemplo, no
habilitan a una persona a entrar en propiedad privada, lo cual está prohibido y penado.
95. Pero sí habilitan a la persona para circular libremente por cualquier espacio públi-
co cuyo acceso no se encuentre restringido por razones debidamente fundamentadas,
como por razones de seguridad, sanidad o mantenimiento. Esto resulta aplicable a
todo espacio público, como pueden ser los parques, las plazas o las playas. Estas últi-
mas, por ejemplo, son espacios de uso público conforme a la Ley 26856.
96. En cuanto a las áreas verdes de uso público en Lima Metropolitana, tenemos lo dis-
puesto en el artículo 10 de la Ordenanza 1852-MML, el cual señala que:
Todos los ciudadanos tienen derecho al acceso, uso y disfrute de las áreas verdes de
uso público, sin más limitaciones que las derivadas del orden público, la moral y
las buenas costumbres, así como el deber de conservar las plantas, árboles e instala-
ciones complementarias y mantenerlas en buen estado.
Cuando resulte necesario y previo análisis de razonabilidad, la autoridad compe-
tente de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 11 de la presente ordenanza, podrá
disponer el pago previo para el acceso a determinadas áreas verdes.
97. Las limitaciones existentes se refieren a la conservación del orden público, de la moral y
las buenas costumbres o de la naturaleza, y el cobro para el acceso a determinadas áreas
verdes debe entenderse limitado a aquellos casos en los que se brinda acceso a determi-
nados servicios mediante infraestructura especial que requiere de mantenimiento.
98. Pero más allá de ello, el acceso, uso y disfrute de las áreas verdes de uso público. es libre
para todas las personas en condiciones de igualdad, pues nuestro ordenamiento cons-
titucional exige que ello sea así, y no hay ninguna disposición en la legislación vigente
que establezca lo contrario. En tal sentido, resulta innecesario reconocer un derecho a
la ciudad que garantice la posibilidad de acceder o gozar de los espacios públicos.
99. Por otro lado, respecto de la participación en la gestión y planificación de la ciudad, te-
nemos que el artículo 2, inciso 17, de la Constitución reconoce el derecho a participar,
en forma individual o asociada, en la vida política, económica, social y cultural de la
Nación. Este derecho se aplica a todos los niveles de Gobierno, incluyendo el ámbito
local y no existe razón lógica para interpretar lo contrario.
- 150 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
100. Las ciudades, como espacios físicos ubicados dentro del territorio nacional, no pue-
den encontrarse exentas del ordenamiento jurídico peruano, sino que su regulación
forma parte de él. Por tanto, todas las disposiciones constitucionales, incluyendo las
referidas a la participación política, se aplican en las ciudades, donde la toma de de-
cisiones se realiza a nivel de los Gobiernos locales como entidad descentralizada.
101. En ese orden de ideas, tenemos que la Ley Orgánica de Municipalidades regula la
participación de los vecinos en la planeación local y la administración del presupuesto
municipal:
Artículo IX.- Planeación local
El proceso de planeación local es integral, permanente y participativo, articulando
a las municipalidades con sus vecinos. En dicho proceso se establecen las políticas
públicas de nivel local, teniendo en cuenta las competencias y funciones específi-
cas exclusivas y compartidas establecidas para las municipalidades provinciales y
distritales.
El sistema de planificación tiene como principios la participación ciudadana a tra-
vés de sus vecinos y organizaciones vecinales, transparencia, gestión moderna y
rendición de cuentas, inclusión, eficiencia, eficacia, equidad, imparcialidad y neu-
tralidad, subsidiariedad, consistencia con las políticas nacionales, especialización
de las funciones, competitividad e integración.
Artículo 53.- Presupuesto de los gobiernos locales
Las municipalidades se rigen por presupuestos participativos anuales como instru-
mentos de administración y gestión, los cuales se formulan, aprueban y ejecutan
conforme a la ley de la materia, y en concordancia con los planes de desarrollo con-
certados de su jurisdicción. El presupuesto participativo forma parte del sistema de
planificación.
Las municipalidades, conforme a las atribuciones que les confiere el artículo 197
de la Constitución, regulan la participación vecinal en la formulación de los presu-
puestos participativos. […].
102. Como puede apreciarse, la referida ley establece de forma explícita y vinculante que
la participación vecinal activa es un elemento que forma parte de la organización de
los Gobiernos locales en nuestro país.
103. En conclusión, el derecho a la libertad, el derecho a la igualdad, el derecho al libre
tránsito y el derecho al disfrute del tiempo libre, todos reconocidos en el artículo 2
de la Constitución, aseguran que cualquier persona pueda gozar de los beneficios de
la ciudad o de cualquier espacio público de libre acceso en forma igualitaria, sin que
sea necesario establecer un nuevo derecho que lo especifique.
104. Finalmente, los demandantes también solicitan que se reconozca el “derecho a un
urbanismo armonioso y sostenible”, según el cual los ciudadanos deben participar
- 151 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
III. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA EN PARTE la demanda de inconstitucionalidad interpuesta por
los ciudadanos del distrito de Lince; y, en consecuencia:
a. Inconstitucional el segundo párrafo del artículo 14 de la Ordenanza 376-2016-
MDL, en cuanto establece niveles de zona de protección especial en la zona sur del
Parque Ramón Castilla.
b. Inconstitucional el inciso “h” del artículo 15 de la Ordenanza 376-2016-MDL
que prohíbe la aglomeración de personas o manifestaciones en el Parque Ramón
Castilla.
- 152 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- 153 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Coincido con el sentido de lo resuelto por la ponencia, tanto por cuanto declara FUN-
DADA EN PARTE la demanda, como por la interpretación conforme allí planteada. Sin
embargo, considero pertinente realizar algunas precisiones que a continuación expongo:
1. Nuestra responsabilidad como jueces constitucionales del Tribunal Constitucional pe-
ruano incluye pronunciarse con resoluciones comprensibles, y a la vez, rigurosas técni-
camente. Si no se toma en cuenta ello, el Tribunal Constitucional falta a su responsa-
bilidad institucional de concretización de la Constitución, pues debe hacerse entender
a cabalidad en la compresión del ordenamiento jurídico conforme a los principios,
valores y demás preceptos de esta misma Constitución.
2. En ese sentido, en la sentencia se utiliza la noción de “contenido esencial” para hacer
referencia a una porción de cada derecho fundamental que “merece reconocimiento y
protección a través del proceso de inconstitucionalidad”, a diferencia de otros ámbitos
que, si bien forman parte del derecho, no están incluidos su “contenido esencial” y,
por ende, no merecerían tutela a través de otros procesos constitucionales, por tratarse
de contenidos tienen origen más bien en la ley (los llamados contenido “no esencial” o
“adicional”).
3. Al respecto, conviene además tener presente que en la jurisprudencia de este Tribunal
se encuentra que la expresión “contenido esencial” se ha usado de distinto modo. En
especial, ha sido entendida como límite infranqueable, determinado ab initio, para el
legislador de los derechos fundamentales; como un contenido iusfundamental que solo
puede hallarse tras realizar un examen de proporcionalidad; o como aquel contenido
iusfundamental protegido directamente por la Constitución que permite la proceden-
cia del amparo, entre otros usos.
4. En lo que concierne al uso que se le da en esta sentencia, dicha comprensión ha re-
querido que este órgano colegiado establezca “listas” de contenidos iusfundamentales,
a través de las cuales el Tribunal instituye cuáles ámbitos del derecho considera como
parte del contenido esencial y cuáles quedan fuera. Esta operación, qué duda cabe, es
sumamente discrecional, y por ello, corre el riesgo de devenir en arbitraria, máxime si
se encuentra en el escenario de determinar el contenido de derechos no expresamente
reconocidos en la Constitución peruana vigente.
5. Al respecto, y como hemos explicado en otras oportunidades, consideramos que esta
noción de “contenido esencial” suele generar confusión y no aporta mucho más que
la noción de “contenido de los derechos”, a secas. Téngase presente que, finalmente, la
expresión utilizada por el Código Procesal Constitucional es la de “contenido constitu-
cionalmente protegido” de los derechos.
- 154 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
6. Por otro lado, el reconocimiento de un derecho como fundamental (ya sea en mérito
a que así lo señala directamente un precepto constitucional o en función a que puede
inferirse esa consideración de la denominada cláusula de derechos implícitos) no nece-
sariamente nos precisa el ámbito de acción en el cual el ordenamiento jurídico peruano
admitirá la exigibilidad de estos. Estamos pues ante dos puntos donde, como veremos
a continuación, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional nos trae algunas luces,
pero se encuentra lejos de despejar ciertas sombras.
7. El Tribunal Constitucional peruano, siguiendo el derrotero que le marcaba el texto de
1993, ha establecido en muchos casos encontrarse ante derechos fundamentales no explí-
citamente reconocidos en la Constitución vigente pero que de todas maneras demandan
los mismos niveles de tutela exigibles a todo otro derecho fundamental. Ahora bien, y
ya sin entrar a distinguir si asume como sinónimos las denominaciones “derechos inno-
minados” y “derechos implícitos”, el alto Tribunal desafortunadamente no siempre ha
sido claro para explicar qué le permite establecer que estamos ante un “nuevo” derecho
fundamental, o frente a otras expresiones de derechos ya reconocidos como tales.
8. Como sueles ocurrir en estos temas, habitualmente lo señalado se entiende mejor si nos
valemos de algún ejemplo para hacer notar sus alcances y repercusiones con mayor deta-
lle: se ha entonces señalado la existencia de un derecho a la verdad, el cual no solamente
derivaría “[...] de las obligaciones internacionales contraídas por el Estado peruano, sino
también de la propia Constitución Política, la cual, en su artículo 44 establece la obli-
gación estatal de cautelar todos los derechos y, especialmente, aquellos que vulneran o
amenazan con vulnerar la dignidad del hombre. A ello añadiría que si bien hay derechos
como el derecho a la verdad que no cuenta con un reconocimiento expreso en el texto de
1993, estamos ante un derecho plenamente pasible de tutela, y que
“[...] en una medida razonablemente posible y en casos especiales y novísimos, de-
ben desarrollarse los hechos constitucionales implícitos, permitiendo así una mejor
garantía y respeto a los derechos del hombre, pues ello contribuirá a fortalecer la
democracia y el Estado, tal como lo ordena la Constitución vigente”. Añadiéndose
finalmente sobre el derecho a la verdad que “[...] este tiene una configuración autó-
noma, una textura propia, que lo distingue de otros derechos fundamentales a los
cuales se encuentra vinculado, debido tanto al objeto protegido, como al telos que
con su reconocimiento se persigue alcanzar”.
9. Como bien se puede apreciar, en este caso, el cual desafortunadamente no es el único
sobre el particular, no es fácil determinar en qué se sustenta una decisión tan importan-
te como la de considerar que estamos ante un nuevo derecho fundamental, y no ante
la nueva expresión de, si cabe la expresión, “un viejo derecho”
10. A nuestra anterior aseveración hay que añadir como en otros supuestos el Tribunal
Constitucional peruano ha puesto más bien énfasis en resaltar que estamos ante un
contenido implícito de un derecho al cual la Carta de 1993 expresamente le recono-
ce la condición de Derecho Fundamental. Esto es lo predicable, por ejemplo, de los
- 155 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
1 GUASTINI, Riccardo. Disposición vs. Norma. Traducido por Mar Fernández Pérez. En: Disposición
vs.Norma (2011). Lima, Palestra Editores. p. 136.
- 156 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
15. Justamente este Tribunal encontró que para tratar temas tan sensibles como el de la de-
nominada “Legislación Antiterrorista”, y otorgar una salida constitucional a la norma-
tiva prevista sin dejar de lado los fines que buscaba las diferentes disposiciones previstas
en su texto original. Podemos afirmar, pues, que aquella perspectiva que entiende el
control de constitucionalidad como un ejercicio que se debate solo entre dos opciones
(constitucional - inconstitucional sin mayor análisis) ha quedado obsoleta. La comple-
jidad de los casos puestos en conocimiento de un Tribunal Constitucional, y el alto
interés público que supone la resolución de dichos casos, obliga a observar opciones
que vayan más allá del falso dilema de contar solo con dos posibilidades.
16. Es así que se apuntala la interpretación conforme como una posibilidad para salvar, en
función de la distinción entre la disposición y la norma, sentidos constitucionales para
una disposición que, leída equivocadamente, podría dar lugar a normas inconstitucio-
nales. El origen de este ejercicio proviene de la jurisprudencia norteamericana, como
lo explican Fix-Zamudio y Ferrer MacGregor:
“la interpretación conforme tiene su origen en dos principios establecidos previa-
mente en la jurisprudencia de la Corte Suprema Federal norteamericana. En pri-
mer lugar, de acuerdo con dicha jurisprudencia, todas las normas generales deben
interpretarse in harmony with the Constitution, principio al que debe agregarse
la regla sobre la presunción de constitucionalidad de las leyes, ya que también se
supone que los organismos legislativos no expiden normas que intencionalmente
contradigan a la Carta Suprema. De acuerdo con estos principios una norma ge-
neral no debe declararse inválida así sea con efectos particulares, como ocurre en
el sistema americano, cuando puede ser interpretada en consonancia con la Cons-
titución, con mayor razón si la sentencia estimatoria posee efectos generales como
en el sistema europeo.”2
17. Ahora bien, y yendo ya a lo que corresponde al caso que nos ocupa, si bien la sentencia
ha realizado una interpretación conforme a la Constitución del artículo 15 de la Orde-
nanza 376-2016-MDL, impidiendo que se formule una norma que sea incompatible
con la Constitución. Este Tribunal, a su vez, debe ser preciso con las disposiciones de
los fallos de sus sentencias para garantizar su cumplimiento. Por ello, soy de la opinión
que la sentencia debió especificar, respecto al primer extremo de su fallo, que la incons-
titucionalidad del segundo párrafo del artículo 14 de la Ordenanza 376-2016-MDL se
produjo por la zonificación referente a la contaminación sonora. Es decir, la “zona de
protección especial contra el ruido”.
S. ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
2 FERRER MAC-GREGOR, Eduardo y Héctor FIX ZAMUDIO. Las sentencias de los Tribunales
Constitucionales. Centro de Estudios Constitucionales del Tribunal Constitucional. Lima, 2009, p.
31-32
- 157 -
Pleno. Sentencia 432/2020
EXP. N° 00029-2018-PI/TC
Caso Ley de la Carrera del Trabajador Judicial
Con fecha 20 de agosto de 2020, el Pleno del Tribunal Constitucional, integrado por los
señores magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa, Miranda Canales, Blume Fortini,
Ramos Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera ha emitido la siguiente
sentencia, que declara FUNDADA la demanda de inconstitucionalidad.
Asimismo, el magistrado Espinosa-Saldaña Barrera formuló fundamento voto.
La Secretaría del Pleno deja constancia de que el voto mencionado se adjunta a la senten-
cia y que los señores magistrados proceden a firmar digitalmente la presente en señal de
conformidad.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
- 159 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
PLENO JURISDICCIONAL
SENTENCIA 00029-2018-PI/TC
PODER EJECUTIVO
c.
CONGRESO DE LA REPÚBLICA
Asunto
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el Poder Ejecutivo
contra la Ley de la Carrera del Trabajador Judicial
Magistrados firmantes:
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
- 160 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
TABLA DE CONTENIDOS
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
B. Argumentos de las partes
B-1. Demanda
B-2. Contestación de la demanda
C. Otras intervenciones procesales
II. FUNDAMENTOS
§1. Determinación del alcance de la disposición sometida a control de
constitucionalidad
§2. Sobre los alcances de la carrera administrativa según la Constitución Política de
1993
2.1. La configuración legal de la carrera administrativa a través de la ley servir
2.2. Los pronunciamientos del Tribunal Constitucional sobre la constitucionali-
dad de la ley servir y su incidencia en la carrera administrativa
2.3. Análisis de constitucionalidad de la ley impugnada
§3. Sobre la presunta vulneración del principio-derecho de igualdad
§4. Sobre la presunta vulneración de la atribución constitucional del presidente de la
República de reglamentar las leyes
III. FALLO
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
En Lima, a los 20 días del mes de agosto de 2020, el Tribunal Constitucional, en sesión del
Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Ledesma Narváez (presidenta),
Ferrero Costa (vicepresidente), Miranda Canales, Blume Fortini, Ramos Núñez, Sardón
de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente sentencia, con el funda-
mento de voto del magistrado Espinosa-Saldaña Barrera, que se agrega.
I. ANTECEDENTES
A. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Con fecha 7 de diciembre de 2018, el procurador público especializado en materia consti-
tucional, en representación del Poder Ejecutivo, interpuso demanda de inconstitucionali-
dad contra la Ley 30745, Ley de la Carrera del Trabajador Judicial.
Por su parte, con fecha 26 de marzo de 2019, el jefe de la Oficina de Defensa de las Leyes
del Congreso de la República contestó la demanda negándola en todos sus extremos, por
lo cual solicitó que se declare infundada.
B-1. DEMANDA
Los argumentos expuestos en la demanda son los siguientes:
- El procurador público especializado en materia constitucional a cargo de los asuntos
del Poder Ejecutivo sostiene que la Ley 30745, Ley de la Carrera del Trabajador Judi-
cial, se debe declarar inconstitucional; toda vez que la norma impugnada transgrede
diversos principios, reglas y valores constitucionales.
- Así, para el demandante, la ley cuestionada vulnera el artículo 40 de la Constitución
(carrera administrativa), el principio de igualdad (artículo 2.2 de la Constitución) y
la atribución del presidente de la República de reglamentar las leyes (artículos 43 y
118.8 de la Constitución), especialmente, en el ámbito de las materias que le han sido
reservadas por el ordenamiento jurídico (artículo 46 de la Ley Orgánica del Poder
Ejecutivo, en adelante LOPE), entre otros límites derivados de la Constitución y de la
jurisprudencia vinculante del Tribunal Constitucional.
- Afirma que, si bien el legislador goza de un amplio margen en la configuración del
contenido y en el alcance específico de la carrera administrativa, no cuenta con una
- 162 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
previamente referido, sin que pueda ser ejercida legítimamente por otra entidad estatal.
Por lo tanto, el Congreso no puede, en virtud de una ley, invadir dicha materia reser-
vada al Poder Ejecutivo y conferirla a otro Poder u órgano constitucional.
- Atendiendo a esa circunstancia, el procurador de la parte demandante solicita que la
ley cuestionada se declare inconstitucional por vulnerar también el principio de sepa-
ración de poderes establecido en el artículo 43 de la Constitución.
- De manera complementaria, la parte demandante refiere que se ha invadido una
materia reservada al Poder Ejecutivo, según lo dispuesto en el artículo 46 de la LOPE.
En efecto, según dicha norma, el Poder Ejecutivo es el ente rector de los sistemas ad-
ministrativos del Estado. Por ello, los reglamenta y establece sus condiciones de opera-
tividad en todas las entidades públicas, de conformidad con el ordenamiento jurídico
vigente.
- En ese sentido, el Poder Ejecutivo es el ente rector del Sistema Administrativo de
Gestión de Recursos Humanos (SAGRH), encargado de la organización y gestión del
empleo público. Por lo tanto, a este Poder del Estado le corresponde emitir las normas
infralegales relacionadas con la política pública sobre dicha materia.
- Sobre esto último, el demandante indica que, aun cuando el Tribunal Constitucional
en su jurisprudencia haya indicado que los órganos constitucionales pueden expedir
reglamentos al amparo de leyes orgánicas o de creación, en este caso, dicho supuesto no
se configura; puesto que la ley que habilita al Poder Judicial a dictar las “disposiciones
reglamentarias necesarias” para su aplicación no es orgánica, sino ordinaria que estable-
ce un régimen laboral exclusivo para sus trabajadores jurisdiccionales y administrativos.
- Por las razones expuestas, el procurador de la parte demandante señala que la Tercera
Disposición Complementaria Final de la Ley 30745, al establecer que el Poder Judi-
cial debe emitir las disposiciones reglamentarias necesarias para su aplicación, invade
las competencias reservadas al Poder Ejecutivo para reglamentar las políticas públi-
cas sobre la organización y gestión del empleo público, lo que resulta contrario a la
Constitución.
- Por todos estos argumentos, el demandante concluye que la Ley 30745 se debe declarar
inconstitucional en su totalidad, lo cual debe alcanzar por conexidad al reglamento
de dicha ley, aprobado por el Poder Judicial mediante la Resolución Administrativa
216-2018-CE-PJ.
- 165 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
y responsabilidades deben ser regulados por ley, siendo esta una atribución propia del
Congreso de la República.
- Asimismo, sostiene que es legítimo establecer diferencias en el régimen de la carrera de
los trabajadores judiciales frente al régimen de la Ley Servir, en atención a la naturaleza
y particularidad de las funciones que desempeña dicho personal.
- De esa manera, afirma que las funciones que ejercen los trabajadores del Poder Judicial
se conectan íntimamente con la labor sustantiva de impartir justicia y que su ingreso a
la función pública reviste mayores exigencias que las previstas para un servidor público
del régimen general. Por consiguiente, el ejercicio de dicha función pública demanda
especiales deberes y responsabilidades más rigurosas, así como especiales prohibiciones
e incompatibilidades.
- Además, señala que el artículo 48 del Código Procesal Civil establece que las funciones
del juez y de sus auxiliares son de derecho público, y que realizan una labor en con-
junto. En ese sentido, existen similitudes en los deberes de los jueces y los trabajadores
judiciales que la norma cuestionada prevé. Por lo tanto, concluye que se justifica la
creación de un régimen especial que difiera del regulado por la Ley Servir.
- Por otro lado, el apoderado del Congreso de la República sostiene que en la contro-
versia no se advierte una diferenciación jurídicamente relevante, dado que no se han
previsto consecuencias jurídicas distintas a supuestos iguales. Aduce, por el contrario,
que las funciones desempeñadas por los trabajadores del Poder Judicial tienen una
naturaleza especial, diferente de las actividades que realizan los servidores del régimen
de la Ley Servir.
- De este modo, refiere que el término de comparación ofrecido por la parte demandan-
te no es idóneo, por lo cual no correspondería realizar el test de igualdad. Así, concluye
que la ley no ha vulnerado el principio-derecho de igualdad incorporado en el artículo
2.2 de la Constitución.
- El demandando también sostiene que la ley cuestionada no contraviene las atribucio-
nes del Poder Ejecutivo, conferidas por el orden jurídico-constitucional; toda vez que
la Tercera Disposición Final de la Ley 30745 únicamente estipula que la facultad de
reglamentación sea ejercida por el Poder Judicial mediante una norma de rango infe-
rior a las normas reglamentarias que corresponde emitir al Poder Ejecutivo mediante
Decreto Supremo.
- Asimismo, señala que el Tribunal Constitucional ha reconocido, mediante la Sentencia
0047-2004-PI/TC, la potestad de los demás órganos constitucionales autónomos de
emitir reglamentos, que no serán los mismos que las normas emitidas por el Poder
Ejecutivo, a tenor de la competencia prevista en el artículo 118.8 de la Constitución.
- Además, sostiene que, mediante el Decreto Supremo 017-93-JUS, el Poder Ejecutivo
reconoció la autonomía política, administrativa, económica, disciplinaria y normativa
del Poder Judicial a través de su Consejo Ejecutivo.
- 166 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- Por todos estos argumentos, la parte emplazada solicita que la demanda se declare
infundada en todos sus extremos y, en consecuencia, que se confirme la constituciona-
lidad de la Ley 30745.
- 167 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
mientras que los servidores públicos de otros sectores no brindan servicios con exclu-
sividad y, por el contrario, sí pueden ejercer patrocinio o cualquier otra actividad que
genere ingresos adicionales.
- Por todos estos argumentos, solicitan que se declare infundada la demanda de incons-
titucionalidad en todos sus extremos.
II. FUNDAMENTOS
- 169 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
municipal por ejemplo–, pues se trata de un acto legislativo que garantiza que las
restricciones y límites de los derechos constitucionales cuenten necesariamente
con la intervención del Poder Legislativo, preservando, además, su carácter gene-
ral y su conformidad con el principio de igualdad […] (Sentencia 05057-2013-
PA/TC, fundamento 8).
22. En atención a lo anterior, este Tribunal estima pertinente reiterar que el ejercicio de
dicha competencia corresponde al legislador en el ámbito de lo constitucionalmente
posible, siempre que se respeten los límites explícitos e implícitos de la Consti-
tución. Entre ellos, se encuentran los derechos fundamentales, cuyos contenidos
inderogables o elementos indecidibles emanan del bloque de constitucionalidad,
tales como los derechos dimanantes del régimen constitucional del trabajo y, es-
pecíficamente, de la relación laboral de los trabajadores públicos en el marco de
la norma fundamental, así como los deberes y las responsabilidades propias de su
elevada misión.
23. Dicho régimen jurídico de base constitucional ha sido configurado por el legislador en
la actualidad mediante la Ley 30057 (en adelante, Ley Servir), publicada el 4 de julio
de 2013; objeto de posteriores modificatorias y cuya constitucionalidad ha sido confir-
mada parcialmente por este Tribunal en diversos pronunciamientos que se analizarán a
continuación.
- 173 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
b) El Poder Legislativo.
c) El Poder Judicial.
d) Los Gobiernos Regionales. e) Los Gobiernos Locales.
f ) Los Organismos a los que la Constitución Política del Perú y las leyes confieren
autonomía.
g) Las demás entidades y organismos, proyectos y programas del Estado, cuyas activi-
dades se realizan en virtud de potestades administrativas y, por tanto, se consideran
sujetas a las normas comunes de derecho público.
26. Cabe precisar que la propia ley ha regulado, en los términos de su Primera Disposición
Complementaria Final, que determinados servidores se encuentran excluidos de sus
alcances, dada la naturaleza especial o particular de los servicios prestados al Estado y la
existencia de las carreras especiales, cuya conformidad constitucional ha sido estable-
cida de acuerdo con lo expresado en la Sentencia 0025-2013-PI/TC y acumulados.
27. Asimismo, en el artículo 2 de la ley, se ha dispuesto la siguiente clasificación de los
servidores civiles de las entidades públicas:
a) Funcionario público.
b) Directivo público.
c) Servidor Civil de Carrera.
d) Servidor de actividades complementarias.
En cualquiera de estos grupos pueden existir servidores de confianza.
28. Además, en el artículo 3 de la Ley Servir, se desarrollaron, entre otros, los siguientes
conceptos:
a) Funcionario público. Es un representante político o cargo público representativo,
que ejerce funciones de gobierno en la organización del Estado. Dirige o interviene
en la conducción de la entidad, así como aprueba políticas y normas.
b) Directivo público. Es el servidor civil que desarrolla funciones relativas a la orga-
nización, dirección o toma de decisiones de un órgano, unidad orgánica, programa
o proyecto especial.
c) Servidor civil de carrera. Es el servidor civil que realiza funciones directamente
vinculadas al cumplimiento de las funciones sustantivas y de administración inter-
na de una entidad.
d) Servidor de actividades complementarias. Es el servidor civil que realiza funcio-
nes indirectamente vinculadas al cumplimiento de las funciones sustantivas y de
administración interna de una entidad.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
e) Servidor de confianza. Es un servidor civil que forma parte del entorno directo e
inmediato de los funcionarios o directivos públicos y cuya permanencia en el Servicio
Civil está determinada y supeditada a la confianza por parte de la persona que lo de-
signó. Puede formar parte del grupo de directivos públicos, servidor civil de carrera,
o servidor de actividades complementarias. Ingresa sin concurso público de méritos,
sobre la base del poder discrecional con que cuenta el funcionario que lo designa. No
conforma un grupo y se sujeta a las reglas que correspondan al puesto que ocupa.
a) Puesto. Es el conjunto de funciones y responsabilidades que corresponden a una
posición dentro de una entidad, así como los requisitos para su adecuado ejercicio.
Se encuentra descrito en los instrumentos de gestión de la entidad […].
29. Asimismo, dicha ley comprende cinco títulos relativos a las siguientes temáticas:
i. Título I: Disposiciones Generales
ii. Título II: Organización del Servicio Civil
iii. Título III: Del Régimen del Servicio Civil
iv. Título IV: De los grupos de servidores civiles del Servicio Civil
v. Título V: Régimen disciplinario y procedimiento sancionador
30. Con relación al título IV, “De los grupos de servidores civiles del Servicio Civil”, en el
capítulo III (artículos 65 a 73), se ha establecido la regulación correspondiente de ma-
nera específica a los servidores de carrera identificando sus funciones, las características
de su contratación, la incorporación al grupo de servidores civiles de carrera, el reingre-
so, la progresión de los servidores civiles de carrera, la consecuencia de la progresión, el
requisito para participar en un concurso de méritos transversal, el periodo de prueba y
la suplencia en el período de prueba.
31. Asimismo, en el artículo 65 de la Ley Servir, se detallaron las funciones del servidor
civil de carrera en los siguientes términos:
Artículo 65. Funciones del servidor civil de carrera
El servidor civil de carrera realiza actividades directamente vinculadas al cumpli-
miento de las funciones sustantivas y de administración interna de una entidad
pública en el ejercicio de una función administrativa, la prestación de servicios
públicos, o la gestión institucional. El Servicio Civil de Carrera es un sistema único
e integrado.
No comprende a los funcionarios, los directivos públicos, los servidores de confian-
za, los servidores de servicios complementarios ni los contratados temporalmente.
32. Más allá de ello, se debe precisar que el artículo 4 de esta ley da cuenta de la existencia
de un sistema administrativo de gestión de recursos humanos encargado del estable-
cimiento, del desarrollo y de la ejecución de la política del Estado en lo relativo al
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Servicio Civil, lo cual incluye diversas normas, principios, recursos, métodos, proce-
dimientos y técnicas que emplean las entidades públicas cuando realizan la gestión del
personal a su cargo.
33. Con respecto a lo anterior, el artículo 5 de la ley establece que dicho sistema está
encabezado por la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir), encargada de for-
mular la política nacional del Servicio Civil, ejercer la rectoría del sistema y resolver
las controversias, de conformidad con la normativa correspondiente. Este es el caso
del Decreto Legislativo 1023, “Decreto Legislativo que crea la autoridad nacional del
servicio civil, rectora del sistema administrativo de gestión de recursos humanos”, y sus
modificatorias, “garantizando desde su elección como órgano técnico su autonomía,
profesionalismo e imparcialidad”.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
del servicio civil relacionados con los derechos y deberes de los servidores públicos so-
bre la base de la igualdad y el mérito, a fin de que las entidades alcancen mayores
niveles de eficacia y eficiencia, y presten efectivamente servicios de calidad; y por
otro, preservar a los servidores públicos al margen de la injerencia política o de otra
análoga, a fin de garantizar el normal desarrollo de la función pública con suje-
ción a la Constitución y los valores derivados de ella (fundamento 80) [cursivas
agregadas].
39. En lo que concierne a los derechos fundamentales que se deben respetar en la configu-
ración legal de la carrera administrativa, el Tribunal mencionó, en dicha sentencia, sin
ánimo de exhaustividad, el derecho de acceso a la función pública en condiciones de
igualdad (artículos 2.2 y 3 de la Constitución), el principio del ejercicio de la función
pública al servicio de la nación (artículo 39 de la Constitución), el derecho a la ade-
cuada protección contra el despido arbitrario en la administración pública (artículo 27
de la Constitución) y el principio de irrenunciabilidad de derechos en materia laboral
(fundamentos 88-90).
40. En cuanto a los alcances generales del Servicio Civil, este Tribunal también señaló en
esta sentencia que, si bien la Ley Servir ha establecido una regulación que favorece la
uniformidad en el régimen laboral para las personas que prestan servicios en las institu-
ciones del Estado, el legislador, en el ámbito de lo constitucionalmente posible y de sus
correspondientes competencias (artículo 102.1 de la Constitución), dispone de varias
opciones de configuración del contenido de las leyes. En ese sentido, puede establecer
distinciones, siempre que estén justificadas en la especial naturaleza o particularidad de
la función desempeñada o de la prestación del servicio.
41. En lo que respecta a la carrera administrativa y a su desarrollo por el legislador,
este Tribunal especificó, en la línea de pronunciamientos mencionados supra, lo
siguiente:
[…] el hecho de que el legislador tenga libertad de acción dentro del margen de su
discrecionalidad está condicionado a que no incumpla un mandato o transgreda una
prohibición constitucional en general y, en particular, a que respete el principio de
razonabilidad (artículos 3 y 200 de la Constitución). Este principio, según la doctri-
na consolidada de este Tribunal Constitucional, implica encontrar una justificación
lógica en los hechos, conductas y circunstancias que motivan la actuación de los
poderes públicos, constituyéndose en un mecanismo de control o de interdicción de
la arbitrariedad de los poderes públicos en el uso de las facultades discrecionales, a
efectos de que las decisiones que se tornen en ese contexto respondan a criterios de
racionalidad y no sean arbitrarias (fundamento 9, STC 0006-2003-AI//TC, funda-
mento 12 de la STC 1803-2004-AA/TC, entre otros) (fundamento 62).
[…]
En efecto, el artículo 40 de la Constitución expresa un mandato al legislador para
desarrollar un régimen jurídico en el que se recojan básicamente los derechos y los
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
deberes de los servidores que están al servicio de la Nación. De este modo, corres-
ponde al legislador el desarrollo de los requisitos y condiciones para el acceso a la
función pública, las pautas de la evaluación de desempeño, el régimen de promo-
ciones, los modos de término de la misma, entre otros aspectos.
Si bien el legislador goza de discrecionalidad en la configuración del contenido
y alcance específico de la carrera administrativa; también es cierto que no goza
de una discrecionalidad absoluta o ilimitada, en la medida que la misma desem-
boca en una actuación arbitraria, sino que, en el desarrollo de tal actividad, debe
tener en cuenta la finalidad esencial de la carrera administrativa que consiste en
establecer un estatuto jurídico de los derechos y deberes de los servidores pú-
blicos sobre la base de la igualdad y el mérito, así como en garantizar el normal
desarrollo de la función pública con sujeción a la Constitución (fundamentos
81-82).
42. En cuanto a las excepciones en función de la especial naturaleza o particularidad de
la prestación del servicio del que se trate y a la constitución de una carrera desde la
perspectiva de la progresión, el Tribunal precisó lo siguiente:
[…] Si la ley del servicio civil debe ser, en principio, aplicable a todos los servi-
dores públicos, toda exclusión debe estar razonablemente fundada en la especial
naturaleza o la particularidad de la prestación del servicio. Sólo [sic] de esta manera
estaría justificada la exclusión de un determinado grupo de servidores públicos de
los alcances de la ley (fundamento 66).
[…]
Si el objeto que ha perseguido el legislador es tender a uniformar el régimen de
los servidores públicos, las exclusiones que realice deben tener un fundamento en la
naturaleza de la función y constituir propiamente una carrera desde la perspectiva de
la progresión. La diferencia no puede basarse solamente en la particularidad de la
actividad que realizan, por cuanto las funciones de cada órgano del Estado son, de
alguna manera, especializadas y diferentes (fundamento 69).
43. En ese sentido, el Tribunal concluyó que cuando no se evidencia una justificación
válida con base objetiva que sustente la exclusión de un grupo de servidores civiles
de la Ley Servir; entonces, dicha exclusión realizada por el legislador será arbitraria e
irrazonable, y, por lo tanto, la ley resultará inconstitucional.
44. Cuando se analizó el caso concreto de los obreros de los Gobiernos regionales y locales,
este Tribunal precisó lo siguiente:
Es así que no toda persona que realiza función pública (lo que se pretendía englo-
bar mediante el concepto de empleo público, ahora servicio civil), se encuentra en
la carrera administrativa. Tanto las normas citadas como la Ley de Servicio Civil
tiene [sic] un carácter general que pretenden incluir a toda persona que realiza
función pública, sin embargo no todas sus disposiciones son relativas a la carrera
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
administrativa. Estas últimas constituirían en rigor las del Capítulo [sic] III del
Título [sic] IV, normas específicas para los servidores en carrera, distintos a los
funcionarios, los directivos públicos, los servidores de confianza, los servidores de
servicios complementarios o los contratados temporalmente que se encuentran ex-
cluidos de la misma por expreso mandato del párrafo in fine del artículo 65 de la
ley (Sentencia 0025-20 13-PI/TC y acumulados, fundamento 74).
45. En relación con los auxiliares jurisdiccionales, materia específicamente relacionada con
el análisis de inconstitucionalidad de la Ley 30745, el Tribunal indicó que tal categoría
comprende, de acuerdo con los artículos 249 a 272 de la Ley Orgánica del Poder Ju-
dicial (LOPJ), a los secretarios y relatores de salas de la Corte Suprema, de las Cortes
Superiores, de los Juzgados Especializados o Mixtos y de Paz Letrados, así como a los
oficiales auxiliares de justicia (fundamento 78). Es decir, con ello, se hace referencia al
personal jurisdiccional distinto a los jueces, según lo previsto en la normativa previa-
mente mencionada. Al respecto, en relación con su no exclusión de los alcances de los
servidores civiles de la Ley Servir, el Tribunal indicó que
[…] el hecho de que un servidor público pertenezca o labore en un determinado
poder del Estado, órgano constitucional u órgano descentralizado ello no implica
que este necesariamente tenga que estar comprendido dentro de un régimen labo-
ral especial, sino que, bien entendidas las cosas, dicho régimen solo comprende a
aquellos servidores que realizan labores de naturaleza especial o debido a la particu-
laridad de la prestación del servicio. En ese sentido, si bien se afirma que la activi-
dad de los auxiliares jurisdiccionales es especial, lo regulado en la Ley Orgánica del
Poder Judicial sobre la carrera auxiliar jurisdiccional no refleja de manera integral
y suficiente la aludida naturaleza especial o particular de la prestación de servicios
de los auxiliares jurisdiccionales. Por lo demás, es sabido que la atribución para im-
partir justicia corresponde al Poder Judicial, a través de los órganos jurisdiccionales
y, concretamente, de los jueces, mientras que la función de los auxiliares jurisdic-
cionales consiste en coadyuvar a la función sustantiva de aquellos que les ha sido
encomendada por la Constitución, por lo que, la demanda debe ser desestimada en
este extremo (Sentencia 0025-2013-PI/TC y acumulados, fundamento 79).
46. Asimismo, entre los puntos resolutivos de la sentencia, el Tribunal declaró incons-
titucionales determinados extremos de los párrafos primero y tercero de la Primera
Disposición Complementaria Final por excluir indebidamente a algunos servidores de
dicho régimen general. En ese sentido, de acuerdo con la Sentencia 0025-2013-PI/TC
y acumulados, parte de dicha disposición quedó redactada con el siguiente contenido:
PRIMERA. Trabajadores, servidores, obreros, entidades y carreras no compren-
didos en la presente Ley [sic]. No están comprendidos en la presente Ley [sic] los
trabajadores de las empresas del Estado, sin perjuicio de lo dispuesto en la tercera
disposición complementaria final del Decreto Legislativo 1023, ni los servidores
sujetos a carreras especiales.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Para los efectos del régimen del Servicio Civil se reconocen como carreras especiales
las normadas por:
a) Ley 28091, Ley del Servicio Diplomático de la República.
b) Ley 23733, Ley universitaria [sic]
c) Ley 23536, Ley que establece las normas generales que regulan el trabajo y la
carrera de los Profesionales de la Salud.
d) Ley 29944, Ley de Reforma Magisterial.
e) Ley 28359, Ley de Situación Militar de los Oficiales de las Fuerzas Armadas.
f ) Decreto Legislativo 1149, Ley de la Carrera y Situación del personal [sic] de la
Policía Nacional del Perú.
g) Ley 29709, Ley de la Carrera Especial Pública Penitenciaria.
h) Decreto Legislativo 052, Ley Orgánica del Ministerio Público. i) Ley 29277,
Ley de la Carrera Judicial
[…].
47. En suma, en dicha sentencia, en relación con el análisis de constitucionalidad que se
efectúa en esta oportunidad, se estableció que únicamente se pueden establecer exclu-
siones del régimen general de los servidores civiles en razón a la naturaleza especial o
particularidad del servicio prestado y siempre que se haya previsto la realización de
una carrera desde la perspectiva de la progresión, en los términos establecidos en la
Constitución.
48. De esta manera, cualquier exclusión del régimen general del Servicio Civil debe partir
de las siguientes consideraciones, según lo establecido en la sentencia antes menciona-
da (fundamentos 65 y 69):
i. El legislador goza en el ámbito de lo constitucionalmente posible de discrecio-
nalidad para establecer qué servidores forman parte de un determinado régimen
laboral y qué servidores no forman parte de él;
ii. No obstante, sus decisiones deben ser razonables, de modo que se justifique por
qué determinados servidores sí se encuentran bajo el alcance del sistema del Servi-
cio Civil y otros no;
iii. Dicha justificación razonable será satisfecha si existe objetivamente un carácter es-
pecial en la naturaleza o particularidad de la prestación que justifique el tratamiento
diferenciado respecto del resto de servidores civiles, así como una carrera con progre-
sión específica.
49. Luego, el Tribunal expidió otros pronunciamientos que resolvieron cuestionamien-
tos adicionales a la constitucionalidad de la Ley Servir sobre materias distintas a las
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
que resultan objeto de análisis en el presente proceso. Tal es el caso de las Senten-
cias 0010-2015-PI/TC y 0008-2013-PI/TC, las cuales se desestimaron en todos sus
extremos.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
VI. Título V
Régimen disciplinario del trabajador judicial
- Capítulo I: Fines y principios del procedimiento disciplinario
- Capítulo II: Ámbito de aplicación
- Capítulo III: Sujetos disciplinables
- Capítulo IV: Faltas y sanciones
- Capítulo V: Procedimiento disciplinario
- Capítulo VI: Terminación de la carrera del trabajador judicial
Disposiciones Complementarias Finales
53. Como se puede advertir, y en la línea de lo establecido en el artículo 1 de dicha ley, se
trata de “un régimen exclusivo para los trabajadores jurisdiccionales y administrativos
del Poder Judicial” en el ámbito laboral y disciplinario.
54. Dicha ley ha contemplado un conjunto de principios rectores de la carrera del trabaja-
dor judicial en el título preliminar, tales como los siguientes:
i. Principio de eficacia y eficiencia
ii. Igualdad de oportunidades
iii. Principio de mérito
iv. Legalidad y especialidad normativa
v. Transparencia
vi. Protección contra el despido arbitrario
vii. Dedicación exclusiva de la función
viii. Debido procedimiento sancionador
ix. Principio de responsabilidad
x. Principio de derecho laboral
xi. Principio de capacitación permanente
xii. Principio de ética, probidad y honestidad
xiii. Principio de ingreso y progresión en la carrera judicial
55. Asimismo, el artículo 2 de la ley impugnada ha establecido que son objetivos de la ca-
rrera del trabajador judicial regular “el ingreso, permanencia, ascenso y terminación en
el cargo; asimismo, la responsabilidad en que incurran en el ejercicio de sus funciones,
los derechos y obligaciones esenciales al cargo que ostenta”.
- 182 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
56. El artículo 3 precisa las escalas y los niveles ocupacionales de los trabajadores que cum-
plen funciones jurisdiccionales y/o administrativas a ser establecidas por el Consejo
Ejecutivo Nacional del Poder Judicial.
Nivel Cargo
Relator de la Sala Suprema
Secretario de la Sala Suprema
Secretario coordinador
Director de CJ
Sétimo nivel Procurador adjunto
Asesor I
Coordinador I
Administrador II CJ
Administrador NCPP
Secretario de confianza
Asesor legal de consejeros
Analista III
Administrador I de CJ
Administrador I MBJ
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Asistente administrativo I
Asistente de informática
Asistente judicial
Asistente jurisdiccional de CGE
Asistente jurisdiccional de juzgado
Cuarto nivel
Asistente jurisdiccional de sala
Secretaria de consejeros
Secretaria III
Chofer II
Técnico judicial
Asistente de atención al público
Tercer nivel Secretaria II
Técnico administrativo
Revisor
Técnico administrativo I
Auxiliar administrativo III
Anfitriona
57. Un aspecto central a efectos del análisis de constitucionalidad por el fondo de la ley
impugnada se encuentra en la Segunda Disposición Complementaria Final, según la
cual “los trabajadores de la carrera judicial, regulados por la presente ley, están exclui-
dos de los alcances de la Ley 30057, Ley del Servicio Civil”. En ese sentido, el artículo
30, literal “m”, ha establecido como un derecho de los trabajadores del Poder Judicial
“integrar la carrera del trabajador judicial, diferenciada del régimen general del empleo
público”.
58. De lo expuesto, se advierte que, efectivamente, la ley impugnada excluye a los traba-
jadores jurisdiccionales y administrativos del Poder Judicial de los alcances de la Ley
- 184 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Servir. Sin embargo, la ley cuestionada omite pronunciarse respecto a la situación jurí-
dica de los trabajadores del Poder Judicial al momento de su entrada en vigencia.
59. Una interpretación literal de la aludida Segunda Disposición Complementaria Final
antes mencionada conllevaría a concluir válidamente que los efectos de la ley impug-
nada solo alcanzan a quienes se incorporen a la carrera por ella establecida. De este
modo, solo tales trabajadores estarían excluidos de los alcances de la Ley Servir, en los
términos previstos por dicha disposición.
60. No obstante, este Tribunal no desconoce que en la Resolución Administrativa
216-2018-CE-PJ, denominada “Reglamento de la Ley de la Carrera del Trabajador Ju-
dicial”, se han establecido disposiciones que regulan el tránsito del personal del Poder
Judicial, bajo los diversos regímenes laborales existentes, hacia el marco establecido por
la ley impugnada, con la mención expresa en algunos supuestos del carácter automáti-
co de dicha incorporación a la aludida nueva ley.
61. Asimismo, existen diferencias entre algunos aspectos de los regímenes regulados tanto
por la Ley 30745 como por la Ley Servir, en relación con los siguientes aspectos:
i) Periodo de prueba
ii) Jornada Máxima Semanal [sic]
iii) Pagos por horas extras [sic]
iv) Gestión del rendimiento y evaluación del desempeño
v) Plazo para realizar la negociación colectiva
vi) Vigencia del convenio colectivo
vii) Órgano que resuelve en última instancia los recursos en los procedimientos
administrativos
viii)Plazo para la defensa en los procedimientos administrativos disciplinarios
ix) Plazo de prescripción para el inicio de procedimientos administrativos disciplinarios
x) Efectos suspensivos de los recursos en los procedimientos administrativos
disciplinarios
xi) Posibilidad de interponer medidas cautelares antes del inicio de los procedimien-
tos administrativos disciplinarios
xii) Cancelación de la anotación de la sanción de suspensión
62. Al respecto, este Tribunal advierte que la sola existencia de diferencias entre este régi-
men especial y el establecido por la Ley Servir no significa per se que el primero sea
manifiestamente inconstitucional. Más allá de ello, y en atención a lo previamente
expuesto, este Tribunal advierte que la exclusión de los servidores del Poder Judicial del
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
ámbito de la Ley Servir solo será legítima si se respeta lo establecido supra, respecto a
la existencia de particularidades en la función y progresión en el ascenso.
63. Atendiendo a lo expuesto, en el presente caso, es necesario determinar si los servicios
prestados por el conjunto de los trabajadores del Poder Judicial, destinatarios de la
Ley 30745, tienen una naturaleza especial o una particularidad; y si, además, en la
ley impugnada, se ha regulado una carrera administrativa desde la perspectiva de la
progresión.
64. Al respecto, resulta indispensable distinguir entre aquellos trabajadores que realizan
labores de naturaleza administrativa y los que prestan servicios en el área jurisdiccional,
de conformidad con lo establecido en la propia Ley Orgánica del Poder Judicial, cuyo
TUO fue aprobado por el Decreto Supremo 017-93-JUS.
65. En el primer caso, este Tribunal advierte que, en principio, las actividades administrati-
vas son comunes a los distintos niveles y entidades del Estado, más allá de la lógica di-
ferencia que corresponde a las funciones asignadas de acuerdo con los fines y objetivos
de cada institución pública. Por ello, no puede considerarse, desde dicha perspectiva,
que en puridad ejerzan funciones que sean de naturaleza especial o particular.
66. En el segundo caso, cabe precisar que este Tribunal, en el fundamento 79 de la Sen-
tencia 0025-2013-PI/TC y acumulados, ha indicado que “[…] lo regulado en la Ley
Orgánica del Poder Judicial sobre la carrera auxiliar jurisdiccional no refleja de manera
integral y suficiente la aludida naturaleza especial o particular de la prestación de servi-
cios de los auxiliares jurisdiccionales”, aunque se debe advertir que en la ley impugnada
se incluyen otras actividades vinculadas al quehacer jurisdiccional que no fueron ana-
lizadas en el pasado.
67. Efectivamente, el legislador incluyó en la ley impugnada a un conjunto distinto de
servidores de los órganos jurisdiccionales como secretarios, especialistas y asesores de
Corte. Sin embargo, los incorporó junto a los trabajadores administrativos, los cuales,
como ya se ha dicho, no desarrollan una actividad de naturaleza especial. Queda claro,
entonces, que la ley impugnada no regula una carrera en los términos expuestos supra,
sin perjuicio de que pueda establecerse en el futuro.
68. Ahora bien, en lo que respecta a la verificación del segundo elemento —esto es, la
existencia de una carrera desde la perspectiva de la progresión—, se advierte que, aun
cuando en el artículo 3 de la ley impugnada se hayan establecido niveles y escalas
ocupacionales, dicha clasificación está referida a las condiciones de ingreso a la carrera
judicial, pero no a una progresión propiamente dicha una vez que se haya entrado a
esta. De hecho, en la ley, no se han establecido los requisitos que los trabajadores deben
cumplir para ser promovidos o ascendidos en dicha carrera especial.
69. Precisamente, en relación con el ascenso como contenido del derecho de acceder a la
función pública en condiciones de igualdad, este Tribunal ha establecido en la Senten-
cia 0025-2005-PI/TC lo siguiente:
- 186 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
La razón por la que este derecho comprende también el ejercicio pleno y sin per-
turbación de la función pública y el ascenso en ella es que, siendo la participación
en la función pública el bien protegido de este derecho, el menoscabo, restricción
o limitación ilegítima del pleno desenvolvimiento de la función pública o del as-
censo en la misma, pueden conducir a una afectación del bien protegido por este
derecho. La participación en la función pública tiene que ser entendida como un
bien cuya concretización debe desarrollarse en toda su magnitud, es decir, con to-
das las implicancias que su pleno desarrollo lo exija. Ello se debe a que los derechos
fundamentales deben ser comprendidos como mandatos de optimización, lo cual
significa, precisamente, que su contenido protegido alcanza a todos los aspectos
que contribuyen a un mayor grado de realización del bien jurídico que protege
(fundamento 44).
70. Por lo tanto, dada la relevancia de la regulación de las condiciones de ascenso en una
carrera administrativa, desde la perspectiva de la progresión, según lo interpretado por
este Tribunal como uno de los alcances de este bien constitucional, así como desde el
derecho fundamental de acceso a la función pública en condiciones de igualdad, se
concluye válidamente que lo establecido en la ley impugnada no constituye una carrera
administrativa, de acuerdo con las exigencias de la Constitución y con la interpretación
vinculante de este Colegiado.
71. Todo lo previamente indicado permite concluir que la actuación del legislador en el
sentido de excluir a todos los trabajadores del Poder Judicial de los alcances de la Ley
Servir de la manera realizada en el presente caso ha carecido de razonabilidad. Así,
no se encuentra justificada tal exclusión de acuerdo con los criterios de especialidad
o particularidad del servicio prestado (por incluir servidores del área jurisdiccional y
administrativos conjuntamente), y tampoco se advierte la existencia de progresión en
la carrera.
72. Por lo tanto, corresponde declarar fundada la demanda en el presente extremo.
- 187 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
- 188 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
encuentran en la misma condición. Esto implica que quien invoca la afectación del
principio debe demostrar dos hechos: [i] el trato diferente y [ii] que se encuentra en la
misma condición que quien recibió dicho trato.
84. En tal sentido, este Tribunal afirmó que, para determinar la existencia de una dife-
renciación jurídicamente relevante, se debe constatar que se aplica diferente trato
a quienes se encuentran en condiciones iguales o un trato homogéneo a quienes se
encuentran en diferente situación. Esto constituiría una violación del principio de
igualdad por indiferenciación (Sentencia 02437-2013-PA/TC, fundamentos 25 y
siguientes).
85. En otras palabras, la identificación del tratamiento diferenciado se debe realizar me-
diante la comparación entre el objeto, el sujeto, la situación o la relación que se cuestio-
na y otro identificable desde el punto de vista fáctico o jurídico, pero al que se le asigna
diferente consecuencia, que constituiría lo que se denomina “término de comparación”
(tertium comparationis).
86. Este término de comparación debe presentar una situación jurídica o fáctica que com-
parta una esencial identidad, en sus propiedades relevantes, con el trato que se denun-
cia. Así, tiene las siguientes características:
a Debe tratarse de un supuesto de hecho lícito. El fundamento de esta exigencia,
desde luego, consiste en que de aceptarse un término de comparación ilícito para
reputar un tratamiento como discriminatorio, la declaración de nulidad de éste
[sic], por derivación, ampliaría el espectro de la ilicitud, siendo evidente que el
deber de todo operador jurídico es exactamente el contrario.
b) La situación jurídica propuesta como término de comparación debe ostentar pro-
piedades que, desde un punto de vista fáctico y jurídico, resulten sustancialmente
análogas a las que ostenta la situación jurídica que se reputa discriminatoria. Desde
luego, ello no implica exigir que se traten de situaciones idénticas, sino tan solo de
casos entre los que quepa, una vez analizadas sus propiedades, entablar una relación
analógica prima facie relevante. A contrario sensu, no resultará válido el término
de comparación en el que ab initio pueda apreciarse con claridad la ausencia [o
presencia] de una propiedad jurídica de singular relevancia que posee [o no posee]
la situación jurídica cuestionada (Sentencia 0015-2010-PI/TC, fundamento 9).
87. En esta línea, el Tribunal Constitucional ha planteado lo siguiente:
desde la perspectiva de quien se considera afectado en su derecho a la igualdad
“en la ley”, no basta alegar la existencia de una determinada circunstancia que lo
asemeja a quien pretende utilizar como término de comparación, sino que es nece-
sario incidir en la ausencia de un criterio razonable que permita diferenciarlos en
atención a la materia que es regulada por la norma; y, desde la perspectiva de quien
considera legítima una determinada diferenciación legal, no bastará incidir en un
criterio accesorio o inocuo de distinción, sino en la existencia de una diferencia
- 189 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- 193 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
III. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
Declarar FUNDADA la demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el Poder Ejecu-
tivo; y, en consecuencia, declarar inconstitucionales la Ley 30745 y la Resolución Admi-
nistrativa 216-2018-C-PJ.
Publíquese y notifíquese.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA SALDAÑA-BARRERA
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Si bien me encuentro de acuerdo con que se declare fundada la demanda y, por ende, con
que se declare inconstitucional la Ley N° 30745 y, por conexidad, la Resolución Adminis-
trativa 216-2018-C-PJ, deseo plantear algunas precisiones con respecto de lo expresado en
la sentencia suscrita por la mayoría:
1. En primer lugar, si bien estoy de acuerdo con lo expresado en torno a que los trabaja-
dores del Poder Judicial no realizan una actividad de naturaleza especial y, por ende,
que se les debe aplicar el régimen Servir (es decir, el establecido por la Ley 30057, Ley
del Servicio Civil), no veo o anterior puede ser compatible con la afirmación de que
no existe un tertium comparationis válido a la hora de comparar, como parte del test
de igualdad, a estos trabajadores con el resto de servidores incluidos en régimen Servir
(en efecto, en el proyecto que tuve a mi vista se afirma que esto es así “por cuanto no
resulta posible establecer una relación analógica entre propiedades jurídicas de singular
relevancia que constituyan elementos comparables entre ambos grupos de servidores”).
Más aun, entiendo que el régimen Servir implica la existencia de funciones equivalen-
tes en cierta medida, o cuando menos homologables, que precisamente hagan posible
la regulación a través de un solo régimen.
2. Siendo cierto lo anterior, considero, pues, que debía realizarse el examen de igualdad.
En dicho orden de ideas, encuentro que, en la medida que, como queda explicado en
la sentencia, los trabajadores del Poder Judicial no realizan actividades de naturaleza es-
pecial, la medida analizada (Ley n.° 30745) no cuenta con una finalidad constitucional
que justifique el trato diferenciado, por lo cual resulta inconstitucional.
3. Asimismo, y sin perjuicio de lo anterior, quiero expresar que merece una mayor discu-
sión la cuestión en torno a si la reglamentación de la organización y gestión del empleo
público solo se encuentra en manos del Ejecutivo. Al respecto, si bien es cierto que
inicialmente al Gobierno le corresponde reglamentar las leyes; sin embargo, también
es verdad que, respecto de determinados contenidos, en el ámbito específico de la
reglamentación de la “organización y gestión del empleo público”, no encuentro abso-
lutamente claro este asunto, pues puede ocurrir que en determinado casos ello pueda
entenderse como una injerencia indebida en fueros ajenos, considerando además que
la independencia y autonomía debe quedar garantizada para los demás poderes del
Estado y los órganos constitucionales autónomos. En este orden de ideas, propongo
abordar de mejor modo esta cuestión para emitir una decisión que aborde de manera
integral el asunto planteado.
S.
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
- 195 -
Pleno. Sentencia 556/2020
EXP. 00004-2019-PI/TC
CASO DE LA FORMA DE CÓMPUTO
DEL PLAZO DE PRESCRIPCIÓN DE
OBLIGACIONES TRIBUTARIAS
RAZÓN DE RELATORÍA
Con fecha 22 de setiembre de 2020, se reunió el Pleno del Tribunal Constitucional, in-
tegrado por los señores magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa, Miranda Canales,
Blume Fortini, Ramos Núñez y Espinosa-Saldaña Barrera, a efectos de pronunciarse sobre
la demanda que da origen al Expediente 00004-2019-PI/TC, promovido por el Colegio
de Abogados de La Libertad contra el Poder Ejecutivo respecto de la Primera Disposi-
ción Complementaria Transitoria del Decreto Legislativo 1421, que modifica el Código
Tributario.
Producida la votación, al no haberse alcanzado cinco votos conformes por la inconsti-
tucionalidad de la disposición legal impugnada, corresponde declarar INFUNDADA la
demanda, conforme a lo previsto en el artículo 5, primer y segundo párrafos, de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional.
La referida votación arrojó el siguiente resultado:
- El magistrado ponente Blume Fortini, en minoría, votó por declarar FUNDADA la
demanda y, en consecuencia, inconstitucional la Primera Disposición Complemen-
taria Transitoria del Decreto Legislativo 1421; e INTERPRETAR que las reglas para
el cómputo del inicio del plazo de prescripción tributaria se encuentran circunscritas
al cumplimiento de los plazos de prescripción regulados en el artículo 43 del Código
Tributario.
- El magistrado Ferrero Costa emitió un voto singular declarando FUNDADA la de-
manda, únicamente por la inconstitucionalidad de forma de la Primera Disposición
Complementaria Transitoria del Decreto Legislativo 1421.
- Los magistrados Ledesma Narváez, Miranda Canales y Espinosa-Saldaña Barrera emi-
tieron unos votos singulares, coincidiendo por declarar INFUNDADA la demanda de
inconstitucionalidad.
- El magistrado Ramos Núñez emitió un voto singular declarando INFUNDADA la
demanda de inconstitucionalidad con exhortación.
- 197 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
La Secretaría del Pleno deja constancia de que la presente razón encabeza la ponencia y los
votos singulares antes referidos, y que los señores magistrados intervinientes en el Pleno
firman digitalmente al pie de esta razón en señal de conformidad.
Flavio Reátegui Apaza
Secretario Relator
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
- 198 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Expediente 0004-2019-PI
Asunto
Demanda de inconstitucionalidad planteada contra la Primera Disposición
Complementaria Transitoria del Decreto Legislativo 1421 que modifica el
Código Tributario.
Magistrado firmante:
S.
BLUME FORTINI
- 199 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
TABLA DE CONTENIDOS
NORMA IMPUGNADA PARÁMETRO DE CONTROL
Primera Disposición Complementaria Tran- Constitución Política del Perú
sitoria del Decreto Legislativo 1421 - artículo 74
- artículo 103
- artículo 104
- artículo 109
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
B. Debate constitucional
B-1. Demanda
B-2. Contestación de demanda
C. Informes jurídicos aportados por las partes
C-1. Informes jurídicos presentados por la parte demandante
C-1.1. Informe de César Landa Arroyo
C-1.2. Informe de José Palomino Manchego
C-1.3. Informe de Víctor García Toma
C-2. Informes jurídicos presentados por la parte demandada
C-2.1. Informe de Francisco Eguiguren Praeli
C-2.2. Informe de Marcial Rubio Correa
II. FUNDAMENTOS
§1. Análisis de constitucionalidad por la forma del Decreto Legislativo 1421
§2. Aplicación de las normas tributarias en el tiempo
§3. Prescripción extintiva y principio de seguridad jurídica
§4. Reglas sobre prescripción contenidas en el Código Tributario
§5. Análisis de constitucionalidad por el fondo del Decreto Legislativo 1421
III. FALLO
- 200 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
Con fecha 1 de febrero de 2019, Manuel Alejandro Montoya Cárdenas, decano del Ilus-
tre Colegio de Abogados de La Libertad, interpone demanda de inconstitucionalidad a
nombre de su representado contra la Primera Disposición Complementaria Transitoria
del Decreto Legislativo 1421, que modifica el Código Tributario, por razones de forma y
fondo. Alega que la referida norma es inconstitucional por cuanto vulnera la regulación
constitucional de la delegación de facultades legislativas, el principio de irretroactividad de
las normas y la seguridad jurídica.
La Primera Disposición Complementaria Transitoria del Decreto Legislativo 1421, que
modifica el Código Tributario, establece lo siguiente:
“(…) Tratándose de procedimientos en trámite y/o pendientes de resolución el inicio
del plazo prescriptorio para exigir el cobro de la deuda tributaria contenida en reso-
luciones de determinación o de multa cuyo plazo de prescripción de la acción para
determinar la obligación tributaria o para aplicar sanciones se inició hasta el 1 de enero
de 2012, notificadas a partir del 28 de setiembre de 2012 dentro del plazo de pres-
cripción, se computa a partir del día siguiente de la notificación de tales resoluciones
conforme con el numeral 7 del artículo 44 del Código Tributario. (…)”
Por su parte, con fecha 18 de setiembre de 2019, Luis Alberto Huerta Guerrero, procura-
dor público especializado en Materia Constitucional contesta la demanda en representa-
ción del Poder Ejecutivo, negándola y contradiciéndola en todos sus extremos.
B. Debate constitucional
B-1. Demanda
Los argumentos expuestos en la demanda son los siguientes:
- Señala el Colegio de Abogados de La Libertad que el artículo 43 del Código Tributario
distingue tres supuestos distintos en los que opera la prescripción de la acción de la
Administración Tributaria frente al deudor tributario: (i) para determinar la obligación
tributaria; (ii) para aplicar sanciones; (iii) para exigir el pago.
- Agrega que hasta el 27 de setiembre de 2012 no existían reglas particulares en el artícu-
lo 44 del Código Tributario para definir el inicio del cómputo del plazo de prescripción
de la facultad de la Administración Tributaria para exigir el pago (supuesto (iii) supra),
sino que se aplicaban reglas generales.
- El demandante afirma que recién con la entrada en vigor del Decreto Legislativo 1113
(que incorporó el numeral 7 al artículo 44 del Código Tributario) se estableció una
- 201 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
regla nueva y específica para tales casos. Esta regla señalaba que el término prescriptorio
se computará “desde el día siguiente de la notificación de las Resoluciones de Determi-
nación o de Multa, tratándose de la acción de la Administración Tributaria para exigir
el pago de la deuda contenida en ellas”.
- En consecuencia, señala que, al existir una nueva regla, esta solo podía regular los
inicios del cómputo de prescripción que ocurrieran a partir de su entrada en vigor, es
decir, desde el 28 de setiembre de 2012. Agrega que esto se confirma en la exposición
de motivos del Decreto Legislativo 1113.
- El colegio de abogados recurrente sostiene que la Resolución del Tribunal Fiscal 09789-
4-2017, que constituye precedente de observancia obligatoria, confirma la imposibili-
dad legal de aplicar el nuevo supuesto de inicio de cómputo del plazo de prescripción
previsto en el Decreto Legislativo 1113 a situaciones iniciadas con anterioridad a su
vigencia.
- No obstante, lo anterior, el demandante señala que mediante la Primera Disposición
Complementaria Transitoria del Decreto Legislativo 1421, ahora cuestionada, el Po-
der Ejecutivo pretende modificar el inicio del cómputo del plazo de prescripción de
la acción de la Administración Tributaria para exigir el cobro de las deudas tributarias
iniciadas hasta el 1 de enero de 2012.
- Argumenta que, con esta modificación, a pesar de que el plazo de prescripción ya
había empezado a computarse, se pretende desconocer el transcurso de dicho plazo, y
empezar a computarlo a partir del momento en el que se notifiquen las resoluciones de
determinación o de multa.
- En tal sentido, el demandante señala que la norma impugnada ha excedido la regula-
ción constitucional del régimen de delegación de facultades legislativas contemplado
en el artículo 104 de la Constitución, y lo dispuesto en la Ley 30823, pues no existe
relación entre las materias autorizadas por ella y las desarrolladas en el Decreto Le-
gislativo 1421. Alega que la Ley 30823 no hace ninguna referencia a la prescripción
tributaria.
- Señala que en la Sentencia 0002-2006-PI/TC, este Tribunal ya ha analizado casos en
los cuales se pretende dotar a las normas de un supuesto carácter “interpretativo” o
“aclaratorio” cuando en realidad se pretende encubrir una alteración de situaciones
jurídicas concluidas.
- Asimismo, señala que la disposición cuestionada vulnera el principio de irretroactivi-
dad de las normas contenido en el artículo 103 de la Constitución, pues en nuestro
país rige la teoría de los hechos cumplidos, y el inicio del cómputo del plazo de pres-
cripción es un hecho cumplido, pues si ello ocurrió antes de la entrada en vigor del
Decreto Legislativo 1113 no puede aplicársele lo dispuesto en esa norma o en normas
posteriores, como el Decreto Legislativo 1421.
- 202 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
30823, puesto que el referido concepto resulta contrario a la especificidad que debe
caracterizar a la materia delegada.
C-1.2. Informe de José Palomino Manchego
Mediante su escrito de fecha 3 de diciembre de 2019 la parte demandante adjunta el in-
forme jurídico elaborado por José Palomino Manchego cuyos principales argumentos se
resumen a continuación:
- En el informe de referencia se afirma que el Decreto Legislativo 1421 es totalmente
inconstitucional por cuanto ha excedido el ámbito de las facultades para legislar en
materia tributaria y financiera otorgadas mediante ley autoritativa, Ley 30823.
- Señala que si bien el artículo 104 de la Constitución regula la posibilidad de que el
Congreso delegue la facultad de legislar al Poder Ejecutivo, se deberá respetar el límite
material.
- Se deriva de ello que los decretos legislativos que se emitan deberán desarrollar úni-
camente las materias identificadas en la ley autoritativa correspondiente, las cuales,
además, deben ser interpretadas de manera restrictiva.
- Afirma que la delegación de la facultad para legislar es una excepción a la labor legis-
lativa del Congreso de la República, por lo que deberá ser interpretada restrictivamen-
te, debiendo referirse únicamente a las materias específicamente referidas por la ley
autoritativa.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- El Título Preliminar del Código Tributario adopta la regla de vigencia inmediata y por
lo tanto prescribe que la ley se aplicará a las consecuencias de las relaciones y situacio-
nes jurídicas que se estén produciendo al tiempo en que la nueva ley entra en vigor. En
consecuencia, no resulta conforme con la Constitución la aplicación retroactiva de la
disposición cuestionada.
- De otra parte, sostiene que la Primera Disposición Complementaria Transitoria del
Decreto Legislativo 1421 contraviene el principio constitucional de jerarquía norma-
tiva, toda vez que excede el objeto de la delegación de facultades.
- La disposición normativa regula el inicio del cómputo de los plazos de prescripción
para exigir el pago de una deuda tributaria; no obstante, dicha materia no se encuentra
incluida en la Ley Autoritativa. Por consiguiente, la Primera Disposición Complemen-
taria Transitoria del Decreto Legislativo 1421 también resulta inconstitucional por la
forma.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
- En el informe se sostiene que el inicio del plazo para que opere la prescripción se
comienza a computar desde que se puede ejercitar la acción, es decir, desde que
ambas partes tienen conocimiento de un obligación concreta y determinada, sus-
ceptible de ser exigida por el acreedor, pero que, ante la inacción de este, el sistema
jurídico lo sanciona extinguiéndole la posibilidad de que pueda ver satisfecha dicha
obligación.
- Respecto de la presunta inconstitucionalidad por la forma, sostiene que la ley delega
facultades para contar con procedimientos tributarios más eficientes, y el Decreto Le-
gislativo permite contar con reglas más claras respecto de los procedimientos en los
cuales se solicita la declaratoria de la prescripción de una deuda tributaria, acelerando
los tiempos de duración de tales procedimientos y tornándolos en eficientes. De esta
forma, también se optimiza y fortalece la gestión del Tribunal Fiscal y de la Sunat tal
como lo dispuso la Ley 30823.
- En relación con el fondo del asunto, se sostiene que la Primera Disposición Comple-
mentaria Transitoria del Decreto Legislativo 1421 buscó corregir la errada interpreta-
ción adoptada por la Resolución del Tribunal Fiscal 09789-4-2017, como precedente
de observancia obligatoria, procediendo a precisar la adecuada interpretación y apli-
cación que correspondía dar a la norma contenida en el Decreto Legislativo 1113,
en cumplimiento del principio de la aplicación inmediata de las leyes, previsto en los
artículos 103 y 109 de la Constitución.
- Concretamente, lo que dicha disposición hace es aplicar el numeral 7, incorporado
al artículo 44 del Código Tributario por el Decreto Legislativo 1113, al cómputo del
plazo de prescripción para el cobro de deudas tributarias sobre obligaciones aún no
prescritas, cuando el cómputo del plazo prescriptorio para la determinación se había
iniciado hasta el 1 de enero de 2012, pero donde la resolución de determinación es no-
tificada al contribuyente recién a partir del 28 de septiembre de 2012, fecha de entrada
en vigor del referido Decreto Legislativo 1113.
- En el informe se sostiene que en caso de que se declarara fundada la demanda este
Tribunal deberá determinar los efectos que dicha sentencia tendrá en el tiempo. Es
decir, tendrá que precisar necesariamente si le otorga efectos retroactivos a su decisión,
o si esta será aplicable a partir de su publicación lo que supone que se aplique solo a
situaciones jurídicas que se produzcan desde ese momento.
- Concluye que la disposición impugnada resulta conforme con la Constitución, toda
vez que da cumplimiento al mandato contenido en los artículos 103 y 109 de la Cons-
titución, sobre la aplicación inmediata de la nueva ley a hechos y relaciones jurídicas
que se producirán luego de su entrada en vigor.
- El informe concluye que resulta poco probable que el Tribunal Constitucional pudiera
declarar inconstitucional la Primera Disposición Complementaria Transitoria del De-
creto Legislativo 1421. No obstante, tal eventualidad podría presentarse al considerar
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
que la ley autoritativa no confirió delegación expresa para legislar en materia de pres-
cripción y del cómputo del plazo para que la administración pueda exigir el pago de las
deudas tributarias, pero, en todo caso, la sentencia debería adoptar la regla general de
no otorgarle a dicha decisión efectos retroactivos.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
II. FUNDAMENTOS
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
reo), de modo que la norma se aplica a las consecuencias y situaciones jurídicas exis-
tentes” (Sentencia 0606-2004-AAlTC, fundamento 2).
23. En conclusión, existen dos ámbitos en los que no se aplica la norma que se incorpora
al ordenamiento:
1. El de las consecuencias de las relaciones o situaciones jurídicas extinguidas al am-
paro de la norma anterior; y,
2. El de los casos en que la norma penal anterior resulte más favorable para el reo.
24. Lo expuesto supra aplica al ámbito de la vigencia de las normas tributarias, incluyendo
la retroactividad benigna en los procesos sancionadores, pero a estas se ha añadido una
previsión especial por cuanto el artículo 74 establece que “no surten efecto” cuando
hayan sido aprobadas en infracción de los principios que dicha disposición desarrolla.
Esta particularidad ha permitido que este Tribunal Constitucional declare la inconsti-
tucionalidad de determinadas normas tributarias con efecto retroactivo (vgr. Sentencia
0033-2004-AI/TC).
25. Concordante con el marco constitucional indicado, el artículo X del Título Preliminar
del Código Tributario establece que:
Las leyes tributarias rigen desde el día siguiente de su publicación en el Diario Oficial,
salvo disposición contraria de la misma ley que posterga su vigencia en todo o en parte.
26. Visto lo expuesto y considerando lo decidido por este Tribunal Constitucional en casos
anteriores, para aplicar una norma tributaria en el tiempo debe considerarse la teoría
de los hechos cumplidos y, consecuentemente, el principio de aplicación inmediata de
las normas a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas que no se hayan
agotado (0002-2006-AI/TC, fundamento jurídico 12).
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
36. Una institución de esta naturaleza persigue una finalidad clara que consiste en evitar
que el ejercicio de la potestad de demandar el cumplimiento de un deber quede abierto
indefinidamente.
37. Este Tribunal sostuvo que la prescripción extintiva se encuentra relacionada de modo
inescindible con el principio de seguridad jurídica. Al respecto sostuvo que:
“(…) la figura jurídica de la prescripción no supone la denegatoria del derecho en
cuestión, sino, en todo caso, la restricción del remedio procesal para exigirlo, lo
cual no debe olvidarse, constituye también la defensa de otro bien constitucional
en la medida que se protege por esta vía la seguridad jurídica” (Sentencia 4272-
2006-AA/TC, fundamento jurídico 5).
38. En el ámbito tributario, el transcurso del plazo legal específicamente establecido en
el Código Tributario extingue la acción por parte de la administración tributaria para
exigir legítimamente un derecho al deudor del tributo o la multa.
39. Dicho, en otros términos, la prescripción limita temporalmente el alcance de la potes-
tad tributaria de la administración frente a los contribuyentes de modo que el trans-
curso del plazo legal impide que se requiera coercitivamente el cumplimiento de las
obligaciones presuntamente omitidas.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
la obligación tributaria o imponer sanciones del aplicable al inicio del cómputo del
plazo de prescripción de la acción para exigir el pago.
49. El artículo 4 de dicho decreto legislativo introduce el inciso 7 en el artículo 44 del Tex-
to Único Ordenado del Código Tributario disponiendo que el término prescriptorio se
computará:
“Desde el día siguiente de realizada la notificación de las Resoluciones de Deter-
minación o de Multa, tratándose de la acción de la Administración Tributaria para
exigir el pago de la deuda contenida en ellas”.
50. Dicha disposición no modifica el plazo de prescripción, que se encuentra determinado
en el ya citado artículo 43, sino el momento en el que se inicia el cómputo de este.
rigió por los numerales 1) a 4) del artículo 44 del Código Tributario, según corres-
pondía, por lo que no resulta aplicable el numeral 7) del anotado artículo”.
57. Este criterio interpretativo no vincula más que a los órganos de la administración tri-
butaria por cuanto de acuerdo con el artículo 154 del Código Tributario puede ser
modificado por vía reglamentaria o por ley.
58. Naturalmente que tampoco puede ser considerado como criterio vinculante para este
Tribunal Constitucional que ha sido diseñado por la norma fundamental como “Ór-
gano de control de la Constitución”.
59. Corresponde advertir que como señala el Poder Ejecutivo en su contestación de de-
manda, el Tribunal Fiscal en resoluciones posteriores a la publicación de la norma im-
pugnada en autos no siguió el mismo criterio respecto del cambio del punto de inicio
de la prescripción.
60. Efectivamente, en el Expediente 00753-4-2019 dejó sentado que:
“(…) en aplicación de lo previsto en la Primera Disposición Complementaria
Transitoria del Decreto Legislativo 1421, al tratarse el presente caso de un pro-
cedimiento en trámite y/o pendiente de resolución, para establecer el inicio del
cómputo de los plazos de prescripción de la acción para exigir el pago de las men-
cionadas deudas materia de análisis, cuyos plazos de prescripción de la acción para
determinar la obligación tributaria y aplicar sanciones se inició hasta el 1 de enero
de 2012, notificadas con posterioridad al 28 de setiembre de 2012 dentro de los
plazos de prescripción para determinar la obligación tributaria y aplicar sanciones,
resulta de aplicación lo dispuesto en el numeral 7 del artículo 44 del Código Tribu-
tario, por lo que, el cómputo de los plazos de prescripción de la acción para exigir
el pago de la deuda contenida en los mencionados valores, se inició el día siguiente
de su notificación, esto es, el 7 de noviembre de 2017” (página 6).
61. Esta resolución no tiene carácter de precedente de observancia obligatoria, pero en
todo caso revela un criterio interpretativo objetivamente diferente al que usara cuando
emitió la Resolución 09789-4-2017. Naturalmente que ni aquella ni esta constituyen
un criterio- que resulte vinculante para este órgano de control de la Constitución como
ya se advirtiera supra.
62. Francisco Eguiguren, en el informe aportado por el Poder Ejecutivo, sostiene que la
norma impugnada buscó corregir la errada interpretación adoptada por la resolución
del Tribunal Fiscal 09789-4-2017 “procediendo a precisar la adecuada interpretación y
aplicación que correspondía dar a la norma contenida en el Decreto Legislativo 1113”
(fojas 291 vuelta del expediente).
63. Al respecto, debe comenzarse señalando que solo puede ser considerada como una
norma interpretativa aquella que declara o fija el sentido de otra que fue dictada con
anterioridad, pero sin modificar su alcance o contenido.
- 222 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
64. Este Tribunal Constitucional ha tenido oportunidad de advertir sobre el riesgo que
pueden entrañar las normas presuntamente interpretativas que en realidad fijan nuevas
reglas:
“El problema que se plantea con este tipo de normas es que a veces el Legislador
pretende atribuir un efecto interpretativo a normas que, en el fondo, no lo son.
Estas aparentes normas interpretativas deberían entrar en vigencia a partir del día
siguiente de su publicación, y no desde la entrada en vigencia de la supuesta norma
interpretada, ya que en estos casos no existe una unidad normativa esencial entre
ambas normas” (Sentencia 0002-2006-PI, fundamento jurídico 22).
65. La Primera Disposición Complementaria Transitoria del Decreto Legislativo 1421 se
limita a disponer que el plazo de prescripción “(…) para exigir el cobro de la deuda
tributaria contenida en resoluciones de determinación o de multa cuyo plazo de pres-
cripción de la acción para determinar la obligación tributaria o para aplicar sanciones
se inició hasta el 1 de enero de 2012, notificadas a partir del 28 de setiembre de 2012
dentro del plazo de prescripción, se computa a partir del día siguiente de la notifi-
cación de tales resoluciones conforme con el numeral 7 del artículo 44 del Código
Tributario”.
66. La disposición cuestionada incide sobre aquellos casos en los que el término prescrip-
torio para exigir el pago comenzó a contarse conjuntamente con el aplicable a la deter-
minación o imposición de sanciones, es decir, los anteriores a la separación de ambos
plazos que, como ya se señalara, ocurrió con la vigencia del Decreto Legislativo 1113.
67. Queda claro que no introduce una regla interpretativa desde el momento que no dis-
crimina entre las normas que podrían desprenderse de la disposición optando por algu-
na de ellas, sino que se limita a fijar autónomamente un nuevo momento para iniciar
el cómputo de la prescripción.
68. Por lo tanto, corresponde descartar la posibilidad de que la regla sometida a control
pueda ser considerada como interpretativa en los términos planteados en el informe
citado que aportara el Poder Ejecutivo.
69. Este Tribunal Constitucional advierte que la disposición impugnada no modifica el
lapso por el que se extiende la prescripción, que efectivamente es el elemento que trans-
curre, sino que varía el otro elemento objetivo que es el punto de inicio del cómputo
que resulta fijo y, por lo tanto, incide en todos aquellos casos en que la prescripción
hubiese comenzado a desarrollarse.
70. De esta forma, queda claro que la Primera Disposición Complementaria Transitoria
del Decreto Legislativo 1421 supone una aplicación retroactiva de un nuevo punto
de inicio del cómputo de la prescripción a casos en los que dicho evento ya se había
producido y, por lo tanto, se infringe el artículo 103 de la Constitución.
- 223 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
71. No se trata de una forma de reconocer derechos adquiridos, este Tribunal mantiene su
uniforme jurisprudencia en torno a la efectividad y vigencia de la teoría de los hechos
cumplidos como criterio recogido en el artículo 103 de la Constitución.
72. El quid de la cuestión en este caso es que la norma sometida a control resulta aplica-
ble a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes, pero afecta a
unas que ya agotaron su efecto en el pasado, cuando se puso en marcha el plazo de
prescripción.
73. Queda claro entonces que la disposición objeto de control se encuentra reñida con el
principio constitucional de irretroactividad de las normas jurídicas al aplicarse a situa-
ciones previamente agotadas.
74. Una interpretación distinta conduciría a la posibilidad de que el Congreso de la Repú-
blica por medio de la ley o el Poder Ejecutivo a través de la legislación delegada vayan
modificando en forma periódica y retroactiva el punto de inicio del cómputo del plazo
de prescripción y, en consecuencia, las obligaciones tributarias nunca prescribirían,
dejando al contribuyente en una relación jurídica que nació asimétrica, en una total-
mente arbitraria.
75. Esto no quiere decir que el legislador no pueda introducir en el ordenamiento disposicio-
nes que modifiquen el inicio del cómputo del plazo de prescripción de cualquier tipo de
obligación incluidas las tributarias. Por supuesto que puede, siempre que lo haga de con-
formidad con los parámetros constitucionales, pero dicha norma no podrá surtir efectos
retroactivos que supongan un nuevo inicio del cómputo del plazo de prescripción.
76. Efectivamente, el momento de inicio del plazo de prescripción es un hecho que no
transcurre, sucede inmediatamente cuando se produce el supuesto previsto por la ley
y, por lo tanto, cualquier modificación de este aspecto se aplicará a partir de la entrada
en vigor de la nueva norma.
77. Una previsión legal que modifique el momento a partir del cual se computa el plazo de
prescripción aplicable a situaciones previamente agotadas supondría una infracción del
principio de irretroactividad reconocido por el artículo 103 de la Constitución que se
mencionara supra.
78. Atendiendo a lo expuesto, corresponde declarar fundada la demanda y, en consecuen-
cia, inconstitucional la Primera Disposición Complementaria Transitoria del Decreto
Legislativo 1421.
79. Respecto a la aplicación de la presente sentencia en el tiempo, esta surtirá efectos a
partir de su publicación, lo que supone que se aplique solo a situaciones jurídicas que
se produzcan desde ese momento.
80. Finalmente, y a fin de evitar que en lo sucesivo el legislador derivado se exceda en la
emisión de normatividad que tienda a habilitar la potestad tributaria sine die, este
Tribunal considera que las reglas para el cómputo del inicio del plazo de prescripción
- 224 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
III. FALLO
1. Declarar FUNDADA la demanda interpuesta por el Colegio de Abogados de La Li-
bertad y, en consecuencia, inconstitucional la Primera Disposición Complementaria
Transitoria del Decreto Legislativo 1421.
2. INTERPRETAR que las reglas para el cómputo del inicio del plazo de prescripción
establecidas en el artículo 44 del Código Tributario (Decreto Legislativo 816) y el
inciso 7 del artículo 44 del Decreto Supremo 135-99-EF, incorporado por el Decreto
Legislativo 1113, se encuentran circunscritas al cumplimiento estricto de los plazos
de prescripción regulados por el artículo 43 del Código Tributario, no debiendo ex-
cederse de dichos plazos los procesos de fiscalización tributaria y de cobro de la deuda
determinada.
S.
BLUME FORTINI
- 225 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Con el debido respeto por la posición de nuestros colegas magistrados emitimos el presente
voto singular, por las consideraciones que exponemos a continuación.
El artículo 104 de la Constitución Política del Perú, en su primer párrafo, señala lo
siguiente:
El Congreso puede delegar en el Poder Ejecutivo la facultad de legislar, mediante
decretos legislativos, sobre la materia específica y por el plazo determinado estable-
cidos en la ley autoritativa.
Este Colegiado ha dicho, en la sentencia recaída en el expediente 008-2016-PI/TC (fun-
damento 6), que en nuestro sistema constitucional el ejercicio de la delegación de facul-
tades legislativas se encuentra sujeto a determinados límites, como son “que la delegación
legislativa debe ser concedida mediante ley autoritativa (límites formales), debe contener la
indicación específica de la materia que se delega (límites materiales), así como el estableci-
miento de un plazo determinado (límites temporales)”.
Nos queremos centrar aquí en los “límites materiales” de la delegación legislativa, esto
es la necesidad de que la ley autoritativa señale la materia específica a legislar por Poder
Ejecutivo.
Sobre esos “límites materiales”, en este Colegiado hemos dicho, en la sentencia recaída
en el expediente 0006-2014-PI/TC (fundamento 13), que la Constitución no impone la
obligación de desarrollar o exponer de manera detallada o minuciosa el contenido que se
debe incluir en el decreto legislativo, pero sí prohíbe “el uso o empleo de fórmulas mani-
fiestamente generales, indefinidas o imprecisas” (cfr., también, sentencia del expediente
012-2011-PI/TC, fundamento 10.c).
Debemos recordar, además, que este Tribunal ha señalado, en la sentencia 015-2011-PI/
TC, que la ley autoritativa es “una norma sobre la producción jurídica del decreto legisla-
tivo, es decir, una norma competente para condicionar su validez jurídica […]. Y, en ese
sentido, integra el parámetro o canon de control cada vez que se cuestione la constitucio-
nalidad de un decreto legislativo” (fundamento 17).
En el caso de autos, el Decreto Legislativo 1421, cuya Primera Disposición Complemen-
taria Transitoria es materia de la presente demanda de inconstitucionalidad, fue expedido
en virtud de la Ley autoritativa 30823, “Ley que delega en el Poder Ejecutivo la facultad de
legislar en materia de gestión económica y competitividad, de integridad y lucha contra la
corrupción, de prevención y protección de personas en situación de violencia y vulnerabi-
lidad y de modernización de la gestión del Estado”.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
El inciso 1 del artículo 2 de la mencionada Ley autoritativa 30823, está dedicado a detallar
la delegación legislativa en materia tributaria y financiera. En él no encontramos que se
haya delegado en el Poder Ejecutivo la facultad de legislar sobre el cómputo del plazo de
prescripción para exigir el cobro de la deuda tributaria, como hace la norma objeto de la
demanda de inconstitucionalidad.
El Decreto Legislativo 1421, en su parte considerativa, invoca que está facultado por la
citada ley autoritativa a modificar el Código Tributario “a fin de contar con procedimientos
tributarios más eficientes” y a “legislar en materia tributaria y financiera a fin de establecer
los mecanismos que permitan al Tribunal Fiscal fortalecer y optimizar su gestión, así como
el marco normativo que coadyuven a garantizar el adecuado cumplimiento de sus funcio-
nes y brindar un mejor servicio”.
Similar sustento da el Poder Ejecutivo en la página 14 de la contestación de la demanda
de autos.
Sin embargo, tales referencias a la ley autoritativa nos parecen muy amplias y generales para
el contenido específico de la Disposición impugnada, que legisla sobre el inicio del plazo
de prescripción para exigir el cobro de la deuda tributaria.
En efecto, la prescripción que aquí nos ocupa es la llamada “prescripción extintiva”, que es
el instituto jurídico con el cual, por el transcurso del tiempo, se extingue la acción. No es
pues un procedimiento tributario, como lo demuestra también su ubicación en el Código
Tributario, por si no fuera suficiente el argumento conceptual apuntado.
Obviamente, la regulación de la prescripción tampoco tiene que ver con asuntos de gestión
para un mejor servicio del Tribunal Fiscal o de la SUNAT.
Por lo expuesto, consideramos que la Primera Disposición Complementaria Transitoria del
Decreto Legislativo 1421 intenta respaldarse en términos generales, indefinidos o impreci-
sos, que no cumplen con la especificidad en la materia delegada que exigen la Constitución
y la jurisprudencia de este Tribunal.
Esto nos lleva a concluir que dicha Disposición no versa sobre materia específica delegada
por la Ley 30823, por lo que es inconstitucional.
Cierto es que el Poder Ejecutivo, al contestar la demanda, ha presentado el Informe del
grupo de trabajo del Congreso de la República sobre el Decreto Legislativo 1421, que con-
cluye que éste se enmarca dentro de las materias delegadas por la ley autoritativa.
Sin embargo, dicho informe parlamentario, para llegar a tal conclusión, reconoce que ha
recurrido a una “interpretación flexible a favor de la constitucionalidad de la norma” (p.
13), lo cual contradice la especificidad en la materia delegada, que, como hemos visto,
manda la Constitución y la jurisprudencia de este Colegiado.
Por lo demás, y como es de sobra conocido, el control que haga el Congreso de la Repú-
blica, conforme al artículo 90 de su Reglamento, sobre los decretos legislativos, en modo
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
alguno enerva o condiciona el control de constitucionalidad que este Tribunal ejerce por
mandato del artículo 200, inciso 4, de la Constitución. Así lo reconoce el propio informe
parlamentario aquí referido, cuando dice:
[…] el Grupo de Trabajo debe recordar que el control constitucional de los decretos
legislativos que efectúa el Congreso de la República no impide que los particulares pue-
dan recurrir a la jurisdicción constitucional para cuestionar, sea a través de un proceso
de tutela de derechos como el amparo, o un proceso abstracto como el de inconstitu-
cionalidad, total o parcialmente, un decreto legislativo en particular (p. 22).
Conforme al artículo 200, inciso 4, de la Constitución y al artículo 75 del Código Pro-
cesal Constitucional, una ley puede contravenir la Constitución por la forma. Tal es lo
que ocurre con la norma sub judice, que, en nuestra opinión, vulnera el artículo 104 de la
Constitución sobre legislación delegada.
Por tal motivo, debemos apartarnos de la ponencia del señor magistrado Ernesto Blume
Fortini, pues no suscribimos sus objeciones sobre el fondo a la ley impugnada, ya que
consideramos que el solo vicio de forma de ésta determina la necesidad de su expulsión del
ordenamiento jurídico.
Asimismo, ya que entendemos que la disposición constitucional infringida es el artículo
104 de nuestra ley fundamental, la decisión de este Tribunal en sentido estimatorio no
tiene efecto retroactivo, conforme al artículo 204 de la Constitución.
Nada hubiera sido más grato para nosotros que pronunciarnos en favor del fisco, si se tiene
en cuenta que, en el año 2005, obtuvimos la confianza de la SUNAT para defenderla en el
proceso de amparo que interpuso en su contra la empresa extranjera Engelhart Perú SAC,
donde obtuvimos un triunfo en el Poder Judicial y éxito ante este ilustre Tribunal, bajo
la presidencia del doctor Javier Alva Orlandini. Gracias a esta sentencia constitucional,
recaída en el expediente 8605-2005-AA/TC, el fisco pudo cobrar más de 500 millones de
dólares.
No obstante, fieles a nuestra tradición proveniente de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, donde nos formamos, hoy emitimos este voto inspirados en nuestra tesis
doctoral en Derecho titulada, precisamente, La prescripción extintiva, con la que nos gra-
duamos con los máximos honores, con un jurado integrado por los distinguidos maestros
sanmarquinos José León Barandiaran, Mario Alzamora Valdez, Ulises Montoya Manfredi y
Max Arias Schreiber Pezet, por lo que conocemos a cabalidad el tema que aquí nos ocupa.
A pesar de lo mediático de este caso, debemos ser conscientes y fieles a nuestra formación
y a la verdad jurídicas.
No puedo dejar de expresar mi indignación por la abstención decretada del magistrado
Sardón de Taboada, la misma que además fue resuelta por voto decisorio.
Como es obvio, el sentido de nuestro voto en modo alguno va dirigido a que el fisco deje
de cobrar sus justas acreencias. Pero la recaudación tributaria debe desenvolverse dentro de
- 228 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
los cauces del ordenamiento constitucional y a esta exigencia se concreta nuestro pronun-
ciamiento, aunque resulte minoritaria la defensa de esta verdad.
Por estas consideraciones, nuestro voto es por declarar FUNDADA la demanda, única-
mente por la inconstitucionalidad de forma de la Primera Disposición Complementaria
Transitoria del Decreto Legislativo 1421.
S.
FERRERO COSTA
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
en el artículo 4 del Decreto Legislativo 1113 que incorporó el inciso 7 al artículo 44 del
Código Tributario y que se encuentra vigente desde el 28 de setiembre de 2012. Y antes
de dicho Decreto Legislativo 1113, existía un marco jurídico que permitía razonable-
mente advertir la necesidad de dicha distinción al momento de aplicar la normativa
tributaria correspondiente, dada la diversidad de las fuentes del Derecho Tributario, de
conformidad con la Norma III, sus métodos de interpretación, según la Norma VIII,
y la aplicación supletoria de los principios jurídicos contemplados en la Norma IX,
recogidas todas ellas en el Título Preliminar del T.U.O. del Código Tributario.
Seguidamente, ampliaré mis fundamentos:
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
deberán imponerse los intereses particulares de cada uno de los miembros del respecti-
vo colegio profesional, sino la voluntad institucional de éste por la defensa del interés
general y de los derechos ciudadanos.
10. Por ello, este Tribunal deberá evaluar en cada caso, especialmente en lo que respecta
a los colegios profesionales de abogados, si al momento de interponer la demanda de
inconstitucionalidad, además de cumplir con el requisito de que la norma con rango
de ley impugnada se enmarque dentro del ámbito de su especialidad o lesione la esfera
corporativa del colegio profesional, según lo explicado supra, la parte demandante ha
logrado acreditar también que en dicho acto subyace la voluntad institucional del colegio
profesional en la defensa del interés general y de los derechos ciudadanos, descartándose
así los intereses particulares de cada uno de los miembros de un colegio profesional.
11. Solo así se evitarán, en la medida de lo posible, situaciones en las que, tras el cambio
de autoridades en los colegios profesionales, las autoridades con mandato vigente des-
conozcan las actuaciones procesales realizadas por las anteriores en nombre del colegio
profesional, poniendo así en entredicho el interés público ínsito a este tipo de contro-
versias que es lo que en último término subyace en el principio de impulso de oficio,
establecido en el artículo 106 del Código Procesal Constitucional.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
24. A dichas materias debe añadirse el tratamiento tributario especial para determinadas
zonas del país, según lo previsto en el artículo 79 de la Constitución (STC 0016-2007-
PI/TC, fundamentos 22-24).
25. Con respecto a los límites a la legislación delegada, es decir, al ejercicio de las facultades
legislativas a cargo del Poder Ejecutivo, en la ya citada Sentencia 0012-2011-PI/TC se
indicó lo siguiente:
(…) el artículo 104 de la Constitución precisa los límites que, a su vez, el Poder
Ejecutivo está en la necesidad de observar con ocasión de la expedición de la le-
gislación ejecutiva delegada. Estos límites, además de los que vienen impuestos
directamente por la Constitución, esencialmente están constituidos por aquellos
fijados en la ley habilitante. Se tratan, a saber, de: (a) límites temporales, de modo
que la legislación delegada habrá de dictarse dentro del plazo con que se cuenta con
habilitación para legislar; (b) límites materiales, por lo que la legislación delegada
habrá de desarrollar cumplidamente las materias identificadas en la ley autoritativa
(fundamento 11).
26. Por último, debe tenerse presente que los decretos legislativos están sujetos a mecanis-
mos de control, parlamentario y jurisdiccional, según lo previsto en el ordenamiento
jurídico-constitucional.
27. Con relación al primero, el Tribunal Constitucional en la STC 0005-2013-PI/TC ha
sostenido lo siguiente: “(…) debe tomarse en cuenta que en nuestro ordenamiento
jurídico la potestad delegada al Poder Ejecutivo está sujeta a controles eficaces a fin de
que no se desvirtúe el carácter fundamental de los derechos y libertades. En efecto, el
último párrafo del artículo 104 de la Constitución Política establece que “el Presidente
de la República da cuenta al Congreso o a la Comisión Permanente de cada decreto
legislativo”, lo que en la práctica constituye un mecanismo de control parlamentario
(fundamento 18).
28. Con respecto al segundo, es a través del proceso de inconstitucionalidad, como el
que nos ocupa en esta ocasión, que el Tribunal Constitucional, en última y definitiva
instancia, controla la constitucionalidad de los decretos legislativos expedidos por el
Poder Ejecutivo, tanto por la forma como por el fondo (artículos 200.4 y 202.1 de la
Constitución).
29. En el presente caso, se advierte que mediante Ley 30823, el Congreso de la República
delegó al Poder Ejecutivo la facultad de legislar por el término de sesenta días calenda-
rio en materia de “gestión económica y competitividad, de integridad y lucha contra la
corrupción, de prevención y protección de personas en situación de violencia y vulne-
rabilidad y de modernización de la gestión del Estado”.
30. El literal g) correspondiente al inciso 1 del artículo 2 de la ley autoritativa delega fa-
cultades para “Modificar el Texto Único Ordenado del Código Tributario, aprobado
mediante el Decreto Supremo 133-2013-EF […] a fin de contar con procedimientos
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
tributarios más eficientes, así como medidas para asegurar el cobro de la deuda tribu-
taria relativas a las reglas sobre medidas cautelares”.
31. El literal h) del citado artículo precisa que la delegación alcanza también la potestad
para: “Establecer los mecanismos que permitan al Tribunal Fiscal y a la Superintenden-
cia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat) fortalecer y optimizar
su gestión, así como el marco normativo que coadyuven a garantizar el adecuado cum-
plimiento de sus funciones y brindar un mejor servicio”.
32. En la medida que el legislador habilitó al Poder Ejecutivo para emitir normas orienta-
das a “contar con procedimientos tributarios más eficientes” así como para “fortalecer
y optimizar” la gestión de la Sunat garantizando el adecuado cumplimiento de sus
funciones, cabe concluir que la disposición impugnada se encuentra relacionada con la
materia delegada.
33. En ese sentido, como ya se mencionó supra, el Grupo Encargado del Control Consti-
tucional sobre los Actos Normativos del Poder Ejecutivo del Congreso de la República
emitió el Informe 90-2018/2019 mediante el cual analizó la constitucionalidad del
presente decreto legislativo y sostuvo que debía realizarse:
una interpretación flexible a favor de la constitucionalidad de la norma […] par-
tiendo de la premisa que la declaratoria de inconstitucionalidad debería erigirse en
la última ratio, [y ello] permitiría sostener que el establecimiento de reglas claras
reduciría en tiempo y número los procedimientos tributarios en los cuales se esté
discutiendo, precisamente, la prescripción y cómo se debe aplicar en el tiempo el
Decreto Legislativo 11133.
34. Al respecto, debe tenerse en cuenta que este Tribunal ha precisado que la delegación de
facultades debe tener unos contornos determinados, pero no requiere que se expresen
los detalles de aquello que se delega, pues ello importaría que el legislador desarrolle la
materia que se pretende delegar y torne con ello innecesaria la delegación misma (STC
0022-2011-PI/TC, fundamento 20).
35. Por ello, no comparto lo sostenido en la ponencia. En ésta no se ha precisado en qué
casos resueltos por el Tribunal Constitucional este ha sostenido que las materias dele-
gadas por el Poder Legislativo al Poder Ejecutivo deben ser interpretadas restrictiva-
mente. Más aún, ¿con qué criterios identificamos a instituciones jurídicas como “más
importantes” que otras? ¿por qué la prescripción en materia tributaria es una institu-
ción “importante” que, a diferencia de otras, solo puede ser delegada excepcionalmente
al Poder Ejecutivo? Asimismo, ¿por qué la delegación de facultades legislativas al Poder
Ejecutivo debe ser necesariamente excepcional? ¿por qué se invoca la reserva de ley en
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
en los confines de las materias delegadas y que tales materias no estén sujetas a reserva
absoluta de ley.
46. Con base en lo previamente indicado, advierto que la materia legislada por el Poder
Ejecutivo en la disposición cuestionada del Decreto Legislativo 1421 se encuentra en
los confines de las materias delegadas establecidas en los literales g) y h) del inciso 1 del
artículo 2 de la Ley 30823 (ley autoritativa). Además, dicha materia no se encuentra
sujeta a reserva absoluta de ley y, en cuanto a los límites temporales, fue expedida den-
tro del plazo previsto en la aludida Ley 30823.
47. Siendo ello así, debe considerarse que la norma impugnada guarda relación con la
materia delegada en la ley autoritativa antes mencionada, toda vez que el contenido
normativo de la disposición cuestionada tiene como objeto precisar cómo debe ser
interpretado el inicio del plazo de prescripción de la acción de la Administración Tri-
butaria para el cobro de las deudas tributarias, en los términos de lo establecido en el
artículo 4 del Decreto Legislativo 1113, con el fin de optimizar la gestión de la Sunat
y garantizar procedimientos tributarios eficientes.
48. En suma, la disposición cuestionada no ha incurrido en un vicio de inconstituciona-
lidad por la forma. Por consiguiente, en la medida que el contenido normativo de la
disposición cuestionada ha sido regulado de conformidad con la Constitución, voto
por desestimar la demanda de inconstitucionalidad en el presente extremo.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
52. Asimismo, con relación a la entrada en vigencia de las normas, el artículo 109 de la
Constitución dispone que: “La ley es obligatoria desde el día siguiente de su publica-
ción en el Diario Oficial, salvo disposición contraria de la misma ley que posterga su
vigencia en todo o en parte”.
53. Por lo expuesto, en nuestro ordenamiento jurídico, las normas jurídicas, en general,
rigen a partir del momento de su entrada en vigor y no surten efectos retroactivos.
Sin embargo, hasta la reforma constitucional del año 2004, a través de la Ley 28389,
existían aún ciertas interrogantes respecto a si una nueva norma, que entra en vigencia,
resulta válidamente aplicable a una relación o situación jurídica, aún no cumplida o
agotada, que comenzó a desarrollarse bajo el marco jurídico de una norma anterior
o si correspondía aplicar esta última. Dicha disyuntiva sería resuelta con soluciones
distintas, según se aplique la teoría de los hechos cumplidos o la teoría de los derechos
adquiridos.
54. En todo caso, ya en la STC 0008-1996-PI/TC, el Tribunal Constitucional había esta-
blecido en el fundamento 17 que:
[…] el legislador peruano ha optado ante la posibilidad de conflicto de normas en
el tiempo por la teoría de los hechos cumplidos, tal y como lo consagra el artículo
III del Título Preliminar del Código Civil, que señala que la ley tiene aplicación in-
mediata a las relaciones y situaciones jurídicas existentes al momento que entra en
vigencia, por lo que la nueva ley empieza a regir las consecuencias de las relaciones
jurídicas preexistentes.
55. Años después, con la aprobación de la Ley 28389, se reformaron varios artículos cons-
titucionales, entre ellos, el artículo 103 de la Norma Fundamental, según el cual:
[…] La ley, desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las relacio-
nes y situaciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos: salvo,
en ambos supuestos, en materia penal cuando favorece al reo. La ley se deroga sólo
por otra ley. También queda sin efecto por sentencia que declara su inconstitucio-
nalidad. La Constitución no ampara el abuso del derecho.
56. De esta manera, en lo que respecta a la aplicación de las normas jurídicas en el tiempo,
se consolidó, sin lugar a dudas, la teoría de los hechos cumplidos. De ello se desprende el
deber de aplicar inmediatamente las normas jurídicas vigentes a los supuestos que ella
regula, aun cuando se trate de las consecuencias de relaciones o situaciones jurídicas
que aún no se agotaron y que inicialmente se rigieron por una norma anterior, salvo en
materia penal cuando se favorece al reo (retroactividad benigna).
57. Así, la norma que se incorpora al ordenamiento jurídico incide directamente sobre las
consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas que al momento de su entrada
en vigencia continúan desarrollándose, lo que lógicamente excluye aquellas relaciones
y situaciones cuyos efectos han sido agotados o cumplidos.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
71. En el ámbito tributario, el transcurso del plazo legal previsto en el Código Tributario
extingue la acción correspondiente tanto desde la perspectiva de la Administración,
respecto de la determinación, cobro de la deuda tributaria e imposición de sanciones,
como desde la perspectiva del contribuyente, respecto a la solicitud o ejercicio de la
compensación y a la solicitud de devolución, de conformidad con el artículo 43 del
Código Tributario.
72. En efecto, de la interpretación sistemática de los artículos 27, 43, 47 y 49 del Código
Tributario se concluye válidamente que, en el caso peruano, la prescripción en materia
tributaria extingue únicamente la acción para la determinación de la obligación tribu-
taria, para cobrarla y para aplicar sanciones.
73. En otros términos, en lo que respecta a la inactividad de la administración tributaria
con respecto al ejercicio de sus competencias conforme a ley, la prescripción limita
temporalmente el ejercicio de sus facultades de determinación de la obligación tribu-
taria, de cobrar la deuda tributaria y de imponer sanciones, de modo que el transcurso
del plazo legal impide que se requiera coercitivamente el cumplimiento de las presta-
ciones tributarias presuntamente omitidas. Asimismo, debe recordarse que la prescrip-
ción no opera de oficio, sino que solamente puede ser declarada a solicitud del deudor
tributario.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
77. En la actualidad, el texto del artículo 44 del T.U.O. del Código Tributario que recoge
inclusive la modificación establecida por el Decreto Legislativo 1263, publicado en
2016, establece que:
Artículo 44.- COMPUTO DE LOS PLAZOS DE PRESCRIPCION
El término prescriptorio se computará:
1. Desde el uno (1) de enero del año siguiente a la fecha en que vence el plazo
para la presentación de la declaración anual respectiva.
2. Desde el uno (1) de enero siguiente a la fecha en que la obligación sea exigible,
respecto de tributos que deban ser determinados por el deudor tributario no
comprendidos en el inciso anterior y de los pagos a cuenta del Impuesto a la
Renta.”
3. Desde el uno (1) de enero siguiente a la fecha de nacimiento de la obligación
tributaria, en los casos de tributos no comprendidos en los incisos anteriores.
4. Desde el uno (1) de enero siguiente a la fecha en que se cometió la infracción
o, cuando no sea posible establecerla, a la fecha en que la Administración Tri-
butaria detectó la infracción.
5. Desde el uno (1) de enero siguiente a la fecha en que se efectuó el pago inde-
bido o en exceso o en que devino en tal, tratándose de la acción a que se refiere
el último párrafo del artículo anterior.
6. Desde el uno (1) de enero siguiente a la fecha en que nace el crédito por tri-
butos cuya devolución se tiene derecho a solicitar, tratándose de las originadas
por conceptos distintos a los pagos en exceso o indebidos.
7. Desde el día siguiente de realizada la notificación de las Resoluciones de Deter-
minación o de Multa, tratándose de la acción de la Administración Tributaria
para exigir el pago de la deuda contenida en ellas.
78. Cabe precisar que el artículo 4 del Decreto Legislativo 1113, publicado el 5 de julio de
2012 en el diario oficial El Peruano, vigente a los sesenta días siguientes a dicha fecha,
incorporó el citado artículo 7, a partir del cual se establece una norma expresa que con-
tiene la regla sobre el inicio del plazo de prescripción de la acción de la Administración
Tributaria para cobrar la deuda tributaria.
79. Antes de dicha incorporación, en el citado artículo 44 del T.U.O. del Código Tributario
no se había distinguido de forma explícita cuándo debía considerarse iniciado el plazo de
prescripción para ejercer la facultad de cobrar o exigir el pago de la deuda tributaria. Ello
evidentemente, en mi opinión, no condicionaba su distinción en la práctica como tam-
poco la resolución de controversias jurídicas relacionadas con dichas materias, porque
lógicamente solo puede exigirse o cobrarse lo que se encuentra previamente determinado
y, también, por la naturaleza diferenciada de los objetos de tales facultades.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
80. En ese sentido, considero que con anterioridad a la expedición del Decreto Legislativo
1113 había un marco jurídico que permitía razonablemente advertir la necesidad de
dicha distinción al momento de aplicar la normativa tributaria correspondiente, dada
la diversidad de las fuentes del Derecho Tributario, de conformidad con la Norma III,
sus métodos de interpretación, según la Norma VIII, y la aplicación supletoria de los
principios jurídicos contemplados en la Norma IX, recogidas todas ellas en el Título
Preliminar del T.U.O. del Código Tributario.
81. Con relación a esto último, cierto es que cabía la posibilidad de aplicar supletoriamen-
te el artículo 1993 del Código Civil, de conformidad con dicha Norma IX. Al respecto,
el aludido artículo 1993 del Código Civil establece que: “la prescripción comienza a
correr desde el día en que puede ejercitarse la acción y continúa contra los sucesores del
titular del derecho”.
82. De hecho, ello se desprende implícitamente de las resoluciones del Tribunal Fiscal que
se citan a continuación:
RTF 00161-1-2008, de 8 de enero de 2008
Cabe anotar que según se ha indicado en la Resolución del Tribunal Fiscal Nº
04638-1-2005, que constituye jurisprudencia de observancia obligatoria, la notifi-
cación de la resolución de determinación agota la acción de la Administración para
determinar la deuda tributaria, dándose inicio al cómputo del plazo prescriptorio
para cobrar la deuda determinada […].
RTF 10495-3-2012, de 28 de junio de 2012
[…] no sería posible establecer un plazo de prescripción de la acción de la Admi-
nistración para exigir el pago de la obligación tributaria, cuando la deuda aún no
ha sido determinada, debiendo precisarse que si la Administración tiene pendiente
su facultad para determinar la obligación tributaria y aplicar sanciones ésta se agota
con la notificación de la resolución de determinación o multa […].
83. De lo anterior puede advertirse que, luego de producida la notificación de la resolución
de determinación, se inicia el cómputo del plazo de prescripción para el cobro de la
deuda determinada; en caso contrario, si la deuda no ha sido determinada por la Admi-
nistración Tributaria, el plazo de prescripción para la exigencia del pago de dicha deuda
aún no podría iniciarse. Asimismo, esto último implica un aspecto elemental: que son
distintos el plazo de prescripción para la determinación de la obligación tributaria y el
plazo de prescripción para exigir el cobro de la deuda tributaria.
84. El artículo 4 del Decreto Legislativo 1113, que incorporó el inciso 7 al artículo 44 del
Código Tributario, no modifica el plazo de prescripción, que se encuentra determina-
do en el ya citado artículo 43, sino precisa la regla especial correspondiente al dies a
quo o momento en el que se inicia el cómputo de dicho plazo respecto de la exigen-
cia del pago de la deuda contenida en las resoluciones de determinación o de multa.
De esta manera, solamente podrá iniciarse este segundo plazo de prescripción cuando
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
previamente haya sido determinada la deuda tributaria, esto es, vencida, cuantificada y
exigible.
85. En todo caso, es pertinente precisar que el inicio del cómputo de la prescripción de las
acciones destinadas a exigir el pago de la deuda tributaria contenida en resoluciones de
determinación o de multa requiere previamente de la cuantificación del monto de la
deuda a pagar y de su correspondiente exigibilidad, según lo previsto en el artículo 115
del Código Tributario.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
iii. Por ello, la disposición cuestionada no introduce una nueva regla sobre el inicio
de la prescripción del cobro de la deuda tributaria por parte de la Administra-
ción. Por el contrario, dicha regla preexistía a la expedición del Decreto Legisla-
tivo 1421.
89. Ahora bien, un argumento central de la parte demandante es que la disposición cues-
tionada modifica el punto de inicio del cómputo del plazo de prescripción de la acción
para el cobro de la deuda contenida en resoluciones de determinación o de multa en
los casos en que, a su criterio, dicho inicio se produjo antes de la vigencia del Decreto
Legislativo 1113, es decir, cuando dicho inicio ya se había agotado en el pasado.
90. Además, alegan que, de acuerdo a un precedente de observancia obligatoria del Tri-
bunal Fiscal contenido en la Resolución 09789-4-2017, de fecha 7 de noviembre de
2017, se había establecido que dicho inicio se realiza inmediatamente en el tiempo,
razón por la cual, se trataría, a su criterio, de un hecho que se agota con su mera
producción.
91. Al respecto, el Tribunal Fiscal en la Resolución 09789-4-2017 sostuvo que:
[…] una vez que ha ocurrido el inicio y el cuerpo del plazo viene transcurriendo,
no es posible que se produzca un “nuevo inicio” referido a este mismo plazo, sino
que solamente podría ocurrir que el que ya venía corriendo sea interrumpido.
92. En otros términos, en esta resolución propiamente se advierte que se considera indebi-
damente como hecho cumplido al inicio del cómputo de la prescripción de la acción
de la Administración para realizar el cobro de la deuda en aquellos casos en los cuales
aparentemente ya hubiese iniciado el transcurso del plazo de prescripción con ante-
rioridad al 28 de setiembre de 2012, cuando entró en vigencia el Decreto Legislativo
1113, que incorporó el numeral 7 al artículo 44 del Código Tributario, de acuerdo a lo
mencionado supra.
93. Así, en dicha resolución se dejó establecido con carácter de precedente de observancia
obligatoria que:
El inicio del cómputo del plazo de prescripción de la acción de la Administración
para exigir el pago de la deuda tributaria contenida en resoluciones de deter-
minación y de multa emitidas por conceptos originados antes de la entrada en
vigencia del Decreto Legislativo 1113, notificadas a partir del 28 de setiembre
de 2012, se rigió por los numerales 1) a 4) del artículo 44 del Código Tributario,
según correspondía, por lo que no resulta aplicable el numeral 7) del anotado
artículo”.
94. Al respecto, debe tenerse en cuenta que, este criterio interpretativo, en su momento,
solo fue vinculante para los órganos de la administración tributaria, de conformidad
con el artículo 154 del T.U.O. del Código Tributario. Dicho artículo también estable-
ce que la jurisprudencia de observancia obligatoria rige “mientras dicha interpretación
no sea modificada por el mismo Tribunal, por vía reglamentaria o por Ley”.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
95. Con mayor razón, dicho criterio no puede ser considerado como vinculante para un
Tribunal Constitucional que controla la constitucionalidad de los actos de los poderes
públicos y/o privados, por mandato de la propia Norma Fundamental (artículo 201 de
la Constitución Política del Perú de 1993) y de su Ley Orgánica.
96. Asimismo, debe precisarse, como lo ha indicado el Poder Ejecutivo en la contestación
de la demanda de autos que, luego de la entrada en vigencia del Decreto Legislativo
1421, el Tribunal Fiscal ha expedido diversas resoluciones en las que se apartó del cri-
terio establecido en la Resolución 09789-4-2017. Tal es el caso, por citar un ejemplo,
del Expediente 00753-4-2019, en el que
[…] en aplicación de lo previsto en la Primera Disposición Complementaria Tran-
sitoria del Decreto Legislativo 1421, al tratarse el presente caso de un procedimien-
tos en trámite y/o pendiente de resolución, para establecer el inicio del cómputo
de los plazos de prescripción de la acción para exigir el pago de las mencionadas
deudas materia de análisis, cuyos plazos de prescripción de la acción para determi-
nar la obligación tributaria y aplicar sanciones se inició hasta el 1 de enero de 2012,
notificadas con posterioridad al 28 de setiembre de 2012 dentro de los plazos de
prescripción para determinar la obligación tributaria y aplicar sanciones, resulta de
aplicación lo dispuesto en el numeral 7 del artículo 44 del Código Tributario, por
lo que, el cómputo de los plazos de prescripción de la acción para exigir el pago
de la deuda contenida en los mencionados valores, se inició el día siguiente de su
notificación, esto es, el 7 de noviembre de 2017 (página 6).
97. Por ello, un efecto jurídico de la disposición cuestionada es que en la actualidad ya
no rige dicho precedente de observancia, lo cual es conforme con el artículo 154 del
citado T.U.O. del Código Tributario.
98. En todo caso, más allá de lo resuelto por el Tribunal Fiscal, lo cierto es que al contro-
lar la constitucionalidad de la disposición impugnada se debe evaluar si esta última
resulta conforme con los principios, reglas y valores de la Norma Fundamental.
99. En el presente caso, los argumentos de la parte demandante se reconducen a la pre-
sunta vulneración del principio de irretroactividad de la ley y de seguridad jurídica.
100. Con relación a lo primero, y de acuerdo a lo indicado supra, el principio de irretroac-
tividad de la ley es un principio constitucional recogido en los artículos 103 y 109 de
la Constitución, en virtud del cual las leyes se aplican inmediatamente para regular
las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes desde su entrada
en vigencia, sin que pueda surtir efectos respecto de hechos agotados o consumados
en el pasado, salvo en materia penal cuando favorece al reo.
101. En efecto, el Tribunal en variada jurisprudencia ha indicado que dicho artículo re-
coge la teoría de los hechos cumplidos, expresada en la aplicación inmediata de las
normas vigentes, lo que también se observa en el caso del artículo III del Título Pre-
liminar del Código Civil.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
102. En ese sentido, la aplicación retroactiva de una ley, más allá del supuesto de excepción
previsto constitucionalmente, resulta inconstitucional. Ahora bien, se debe determi-
nar si lo establecido en la disposición impugnada contraviene este principio, que ha
sido contemplado además y de forma expresa en la Norma X del Título Preliminar
del Código Tributario.
103. Como se ha indicado previamente, la disposición objeto de control en el presente
proceso no ha establecido una regla nueva o modificado el régimen legal existente
respecto a cuándo se inicia el cómputo de la prescripción de la acción de cobro de una
deuda tributaria a cargo de la Administración.
104. En realidad, a partir de la entrada en vigencia del Decreto Legislativo 1113, vigente
desde el 28 de setiembre de 2012, cuyo artículo 4 incorporó el inciso 7, al artículo
44 del Código Tributario, se precisó que el cómputo del plazo de prescripción para el
referido cobro se iniciaba a partir del día siguiente de la notificación de la Resolución
de Determinación o Multa.
105. Ahora bien, una vez que entró en vigencia dicha norma, correspondía su aplicación
inmediata, incluso a los hechos no consumados o no agotados, originados con ante-
rioridad a su entrada en vigencia.
106. Por ello, se advierte que dicha norma resultaba aplicable incluso a aquellos casos en
los cuales aún no se hubiese consumado el plazo de prescripción para el cobro de la
deuda tributaria, a cargo de la Administración. Así, lo que resultaría inconstitucional
es la aplicación de la regla establecida en el inciso 7 del artículo 44 del Código Tri-
butario, incorporada por el Decreto Legislativo 1113, a aquellos casos en los cuales,
con anterioridad a su entrada en vigencia, esto es, antes del 28 de setiembre de 2012,
ya se hubiese cumplido el plazo de prescripción preexistente para la determinación y
cobro de la deuda tributaria y la imposición de infracciones.
107. Al respecto, se debe precisar que, contrariamente a lo indicado por la parte deman-
dante, no resulta válido constitucionalmente considerar como retroactiva la disposi-
ción impugnada, en el sentido de que, aparentemente, “modifica” el inicio del plazo
de prescripción antes aludido, inicio que a su criterio es un hecho consumado o de
realización inmediata.
108. Lo que subyace a dicho argumento es la consideración según la cual lo establecido
por el artículo 4 del Decreto Legislativo 1113 no podía regir las consecuencias de las
relaciones y situaciones jurídicas existentes que se hubiesen originado hasta su entra-
da en vigencia, esto es, el 28 de setiembre de 2012.
109. Concretamente, lo señalado por la parte demandante es que, dado que el inicio de la
prescripción de la acción de cobro de la deuda tributaria ya se había producido, de con-
formidad con las reglas contempladas en el artículo 44 el Código Tributario hasta antes
de la entrada en vigencia del Decreto Legislativo 1113, entonces la supuesta nueva regla
establecida por la disposición impugnada no podía ser inmediatamente aplicable.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
su inicio, esto es, no cabe aseverar válidamente que el inicio se ha agotado, como in-
dica la parte demandante. Esto último sería resultado de considerarlo indebidamente
de manera aislada. De ello, se desprende que solo puede considerarse agotado al plazo
transcurrido, pero no a sus elementos objetivos por separado.
118. Asimismo, debe tenerse en cuenta que la situación jurídica según la cual el aparente
“tiempo perdido” que se configurase, por la modificación sobrevenida de la regla del
inicio del cómputo del plazo de prescripción, cuando este aún se encuentra trans-
curriendo, no resulta proscrita por el ordenamiento jurídico tributario. Antes bien,
ha sido contemplada dentro de la figura de la interrupción de la prescripción. Cabe
precisar que de acuerdo al artículo 45 del Código Tributario, “el nuevo término pres-
criptorio se computará desde el día siguiente al acaecimiento del acto interruptorio”.
Así, producido el acto que interrumpe el plazo, de acuerdo a los supuestos previstos
en el referido artículo 45, este vuelve a computarse desde un nuevo inicio, esto es,
desde el día siguiente de acaecido dicho acto.
119. En suma, solo puede considerarse que lo que se agota es el plazo de prescripción, pero
no el inicio del cómputo del mismo. Por el contrario, y en relación a la aplicación del
inciso 7 del artículo 44 del Código Tributario, incorporado por el Decreto Legislativo
1113, sostener que dicha norma no resultaba aplicable a aquellos casos en los que
el plazo de prescripción de la acción para determinar la obligación tributaria o para
aplicar sanciones se había iniciado hasta el 1 de enero de 2012 y que se encontraban
en trámite o pendiente de resolución, no es sino, en el fondo, invocar la teoría de los
derechos adquiridos. Precisamente, según dicha teoría:
la eficacia normal de la ley se despliega únicamente pro futuro, es decir, con res-
pecto a las situaciones que nazcan con posterioridad a su entrada en vigor. La ley
nueva, por consiguiente, no es de aplicación -salvo que se prevea su propia retroac-
tividad- a las situaciones todavía no extinguidas nacidas al amparo de la ley antigua.
120. Así pues, en la consideración según la cual a los casos mencionados supra correspon-
día la aplicación de las reglas establecidas en el artículo 44 del Código Tributario,
antes de la expedición del artículo 4 del Decreto Legislativo 1113, subyace la teoría
de los derechos adquiridos, pese a que, salvo supuestos excepcionales previstos en la
propia Constitución (STC 0008-2008-PI/TC, fundamentos 73-74), no rige actual-
mente en nuestro ordenamiento jurídico-constitucional.
121. Por el contrario, es en aplicación de la teoría de los hechos cumplidos que el inciso
7 del artículo 44 del Código Tributario, incorporado por el artículo 4 del Decreto
Legislativo 1113, ha debido regir a las consecuencias de las relaciones y situaciones
jurídicas existentes al tiempo de su entrada en vigencia. Ello, claro está, excluye los
plazos de prescripción tributaria plenamente agotados conforme al ordenamiento
jurídico-tributario hasta el momento de dicha entrada en vigor.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Entrada de vigencia
Plazo de prescripción concluído
Entrada de vigencia
Plazo de prescripción
no concluído
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
135. Con relación al ordenamiento jurídico, debe recordarse que es competencia del le-
gislador, según el artículo 102.1 de la Constitución expedir leyes, modificarlas y de-
rogarlas. Los demás sujetos que cuentan con competencias normativas e informan el
sistema de fuentes del derecho peruano también tienen reconocidas dichas facultades
de expedición de nuevas normas, de modificarlas o dejarlas sin efecto, siempre que
se respeten los límites formales y materiales previstos en el orden jurídico vigente
para tales fines. Por ello, un eventual cambio normativo, incluso de rango legal, en sí
mismo no resulta inconstitucional, a menos que contravenga lo constitucionalmente
ordenado o lo constitucionalmente prohibido.
136. Además, debe recordarse que el Tribunal Constitucional, en su jurisprudencia, ha
validado la existencia de normas interpretativas en materia tributaria, siempre que se
verifiquen determinados presupuestos. Tal es el caso de la STC 00002-2006-PI/TC,
donde se precisaron cuál es el contenido y elementos de estas normas.
137. En cuanto a su contenido, la norma interpretativa en materia tributaria tiene como
finalidad eliminar una ambigüedad, en principio, producida por una norma previa
en el ordenamiento jurídico. En todo caso, más allá de la terminología empleada en
general al redactarse tales normas, lo importante es su naturaleza jurídica, ligada a
la finalidad que cumple. Evidentemente, para la verificación de la existencia de una
norma interpretativa, en este caso, en el ámbito tributario, es necesario que la norma
interpretativa y la interpretada se refieran a la misma regulación. Lo que traerá como
consecuencia que la norma interpretativa rija desde el mismo momento en que co-
menzó a regir la norma interpretada (STC 0002-2006-PI/TC, fundamento 20).
138. Asimismo, en dicha sentencia, el Tribunal, precisó, en coincidencia con su par colom-
biano, qué elementos debe cumplir la norma interpretativa:
Primero, debe referirse expresamente a una norma legal anterior. Segundo, debe fi-
jar el sentido de dicha norma anterior enunciando uno de los múltiples significados
plausibles de la norma interpretada, el cual pasa, por decisión del propio legislador,
a ser el significado auténtico que excluye las demás interpretaciones de la norma
anterior. Tercero, no debe agregarle a la norma interpretada un contenido que no
estuviera comprendido dentro de su ámbito materia (fundamento 23).
139. En el presente caso se verifica que la disposición cuestionada se refiere expresamente
el inciso 7 del artículo 44 del Código Tributario; en segundo lugar, la norma cues-
tionada establece o fija, sin lugar a dudas, la interpretación que, desde su entrada en
vigencia, debió atribuirse al aludido inciso 7 del artículo 44 del Código Tributario,
lo que se encontraba justificado por la existencia de la Resolución 09789-4-2017, de
fecha 7 de noviembre de 2017 que, erróneamente, estableció un precedente de ob-
servancia obligatoria contrario a lo establecido en el ordenamiento jurídico. Además,
se verifica también que la disposición cuestionada no añade un contenido extraño,
ajeno o que no estuviese previamente previsto en el mencionado inciso 7 del artículo
44 del Código Tributario.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
140. Conviene precisar que la norma sometida a control en aquella oportunidad, esto es,
en la controversia constitucional resuelta a través de la STC 0002-2006-PI/TC, no se
cumplieron con los dos últimos requisitos y, antes bien, la norma objeto de control sí
vulneraba el principio de irretroactividad de las leyes, además del principio de legalidad.
141. En cambio, en el presente caso, se advierte que la disposición cuestionada no ha vul-
nerado dicho principio de irretroactividad y que su finalidad no es innovar el ordena-
miento jurídico, sino únicamente declarar la interpretación del inciso 7 del artículo
44 que debió aplicarse inmediatamente desde su entrada en vigencia, por las razones
previamente desarrolladas.
142. A mayor abundamiento, el análisis anterior se aprecia en el siguiente cuadro:
Norma impugnada:
Primera Disposición
Disposición Transitoria Única
Requisitos Complementaria Transitoria
de la Ley 28647
(STC 0004-2019-PI/TC)
(STC 0002-2006-PI/TC)
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Tribunal considera que las reglas para el cómputo del inicio del plazo de prescrip-
ción establecidas en el artículo 44 del Código Tributario (Decreto Legislativo 816)
y el inciso 7 del artículo 44 del Decreto Supremo 135-99-EF, incorporado por el
Decreto Legislativo 1113, se encuentran circunscritas en cuanto a su interpretación
al cumplimiento estricto de los plazos de prescripción establecidos por el artícu-
lo 43 del Código Tributario, no debiendo excederse los procesos de fiscalización
tributaria y el cobro de la deuda determinada, de dichos plazos.
146. Advierto que, aun cuando el aludido fundamento 80 de la ponencia y el segundo
punto de la parte resolutiva del fallo, tengan aparentemente como finalidad que la
Administración Tributaria respete los plazos de prescripción en materia tributaria, lo
cierto es que la formulación de dicha regla interpretativa no es lo suficientemente cla-
ra en sus alcances, porque puede conllevar a considerar que los plazos establecidos en
el artículo 43 del Código Tributario deben cumplirse, aún al margen de lo dispuesto
en el propio ordenamiento jurídico tributario, en supuestos en los que se ha previsto,
por ejemplo, que resultan aplicables la interrupción o suspensión de la prescripción
en materia tributaria, según lo establecido en los artículos 45 y 46, de dicho Código,
respectivamente.
En consecuencia, por todo lo expuesto, mi voto es por declarar INFUNDADA la deman-
da interpuesta por el Colegio de Abogados de La Libertad contra la Primera Disposición
Complementaria Transitoria del Decreto Legislativo 1421.
S.
LEDESMA NARVÁEZ
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Con el debido respeto por mis colegas magistrados, emito el presente voto singular que se
sustenta en los siguientes fundamentos:
1. Me referiré en primer lugar a la inconstitucionalidad por la forma. Al respecto, la parte
demandante alega que la disposición cuestionada ha excedido el marco de la delega-
ción facultades legislativas establecido en el artículo 104 de la Constitución y en la Ley
30823 (ley autoritativa). Es decir, no habría una relación entre las materias que fueron
autorizadas por dicha ley autoritativa y lo regulado en el Decreto Legislativo 1421 en
materia de prescripción tributaria.
2. Al respecto, el literal g) del inciso 1 del artículo 2 de la ley autoritativa delega facultades
para “Modificar el Texto Único Ordenado del Código Tributario, aprobado mediante
el Decreto Supremo 133-2013-EF […] a fin de contar con procedimientos tributarios
más eficientes, (...)”. De otro lado, el literal h) del mismo artículo señala que la dele-
gación incluye la potestad para: “Establecer los mecanismos que permitan al Tribunal
Fiscal y a la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria
(Sunat) fortalecer y optimizar su gestión, así como el marco normativo que coadyuven
a garantizar el adecuado cumplimiento de sus funciones y brindar un mejor servicio”.
3. Como es de verse, el legislador habilitó al Poder Ejecutivo para emitir nomas orienta-
das a “contar con procedimientos tributarios más eficientes” así como para “fortalecer
y optimizar” la gestión de la Sunat garantizando el adecuado cumplimiento de sus
funciones. En este sentido, cabe concluir que la disposición impugnada se encuentra
relacionada con la materia delegada.
4. En cuanto a la inconstitucionalidad por el fondo, considero que la prescripción extin-
tiva aplicada en materia tributaria no puede ser entendida desde su parte objetiva, con
dos elementos (trascurso del tiempo y punto de inicio), pues dicho instituto jurídico
se funda únicamente en el paso del tiempo, el cual comprende un punto de inicio y fin
para su aplicación, pero ello no significa en modo alguno que sean momentos distintos
al hecho, son parte del mismo hecho que resulta ser indivisible.
5. Recordemos que la prescripción extintiva o liberatoria es un hecho con relevancia jurí-
dica, es decir, el transcurso del tiempo origina efectos en el ámbito jurídico, conforme
ocurre en el Derecho Tributario, ya que se trata de una limitante de carácter temporal
respecto a la exigibilidad de la deuda por parte de la Administración Tributaria, modi-
ficándose la relación jurídica originada por los tributos.
6. En línea con lo expuesto, me permito señalar que, si bien la Primera Disposición
Complementaria Transitoria del Decreto Legislativo 1421 efectúa materialmente una
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
modificación del plazo de prescripción, pero lo hace en aquellos supuestos en los que
aún no han trascurrido los plazos fijados en el artículo 43 del TUO del Código Tribu-
tario, por tanto, estaríamos ante consecuencias jurídicas no extinguidas a la fecha de
su entrada en vigor, es decir, resulta de aplicación inmediata. Por tanto, no advierto
vulneración del principio de irretroactividad reconocido por el artículo 103 y del prin-
cipio de seguridad jurídica.
En consecuencia, por todo lo expuesto, mi voto es por declarar INFUNDADA la demanda.
S.
MIRANDA CANALES
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
1. Los que inicialmente se constituyen como demandantes (la Junta Directiva del Colegio
de Abogados de La Libertad, cuyo posterior desistimiento no paraliza el seguimiento
del presente proceso no detiene el mismo procesal impulsado) invocaban que la Prime-
ra Disposición Complementaria Transitoria al Derecho Legislativo 1421 se había dic-
tado fuera de los parámetros de los artículos 101.4 y 104 de la Constitución, en tanto
y en cuanto la ley autoritativa en que se sustenta el Decreto Legislativo 1421 no tenía
previsto el supuesto que le permitiera regular al Gobierno lo referido a la prescripción
de deudas tributarias.
2. Cabe alegar que en este caso el Grupo de Trabajo encargado del control constitucio-
nal sobre los actos normativos del Poder Ejecutivo de la Comisión de Constitución
y Reglamento, en su informe 90/2018-2019,ya se había pronunciado a favor de que
la norma impugnada ante nuestro Tribunal estaba complemente de acuerdo con los
parámetros de la ley autoritaria, la ley 30823, también denominada “Ley que delega
en el Poder Ejecutivo la facultad de legislar en materia de gestión económica y compe-
titividad, de integridad y lucha contra la situación de violencia y vulnerabilidad y de
modernización de la gestión del Estado”. Sin embargo, alguien con legitimidad pro-
cesal para hacerlo cuestionó ese pronunciamiento y pidió conocer cuál era la visión de
este Tribunal al respecto, y ello justifica que se digan algunas cosas sobre el particular.
3. El tema del control de la legislación delegada no es una materia nueva para este Tri-
bunal, el cual, en reiteradas ocasiones, siguiendo lo señalado en el artículo 104 de la
Constitución vigente, ha reconocido que los Congresos pueden delegar facultades en
los Gobiernos, mediante la ley autoritativa correspondiente, la cual, en primer lugar,
fijará las materias que puede abarcar la legislación delegada (con excepción de las mate-
rias que son indelegables a la Comisión Permanente, que están claramente establecidas
en el artículo 101 inciso 4 de nuestro texto constitucional).
4. Además, nuestro Tribunal ha establecido una noción de lo que debe entenderse como
legislación delegada (STC 0012-2011.PI/TC). En esa misma sentencia ha hecho im-
portantes precisiones sobre los límites de la legislación delegada, que pueden ser de
carácter temporal o material. Es más, y ya entrando a lo estrictamente tributario, este
Tribunal ha establecido relevantes pautas en materias como las del tratamiento especial
que debe proporcionarse a determinadas zonas del país, de acuerdo con el artículo 79
de nuestra Constitución (STC 0016-2007-PI/TC)
5. Todo ello, claro está, va de la mano de reconocer que los decretos legislativos están
sometidos también a un control parlamentario (STC 005-2013-PI/TC). Por ende, este
Tribunal Constitucional tiene claro en que, en el presente caso, lo que corresponde es
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
11. En este contexto, resulta sorprendente, con todo respeto, la actuación del Tribunal
Fiscal. Luego de resoluciones donde reconocía la necesidad de determinar una deuda
como requisito previo para cobrarla (RTT 00161-1-2008; RTT10495-3-2012, entre
otras) se emite en el año 2017 un pronunciamiento del Pleno del Tribunal Fiscal, la
resolución 9789-4-2017, del 7 de noviembre de 2017, la cual señala que solamente
basta con un plazo de prescripción de cuatro años para la determinación y el pago de la
deuda tributaria, entendiendo además que ambas situaciones (determinación y pago)
podían correr paralelamente.
12. Con el debido respeto que me merece el Tribunal Fiscal, aquí hay varias objeciones
a la vista. En primer lugar, la aprobación, modificación y determinación de con-
diciones de los diferentes tributos son materias que se guían por los principios de
reserva de ley y legalidad, y, hasta dónde todos(as) sabemos, el Tribunal Fiscal es un
muy respetable Tribunal Administrativo. En segundo término, su pronunciamiento
aprobado en pleno con carácter de precedente (en rigor es innecesario hablar de “pre-
cedentes de observancia obligatoria”, por redundante, ya que todo precedente genera
reglas, y éstas, como todos(as) conocemos, son de observancia obligatoria) confunde
dos momentos distintos (determinación y deuda), y trata de hacerlos correr en para-
lelo, cuando uno de ellos (el pago de la deuda) no se puede dar sin la especificación
de la deuda).
13. Se alegaba la existencia de controversia acerca de los casos cuyo acto de cobranza,
previamente determinada la deuda, fue notificado luego del 28 de setiembre de 2012,
fecha en que entró en vigencia el Decreto Legislativo 1113. En realidad, era una falsa
controversia. Como es de conocimiento general, un plazo de prescripción es siempre
un plazo legal. Y si se aprueba una ley nueva, sobre, por ejemplo, el plazo de prescrip-
ción del pago de una deuda tributaria, prima la teoría de los hechos cumplidos y la
aplicación inmediata de la norma, conforme al artículo 103 de nuestra Constitución.
El Decreto Legislativo 1113 había respondido la inquietud, y, desafortunadamente,
decisiones como la del Tribunal Fiscal volvían, seguramente sin mala intención, a
resucitarlas.
14. Es pues en ese contexto que surge al Decreto Legislativo 1421. Su objetivo, en rigor,
y al amparo del artículo 154 del Código Tributario, era dejar sin efecto el precedente
9789-4-2017, y volver la comprensión del tema al acertado parámetro del decreto
Legislativo 1113, sin introducir cambio alguno a lo dicho inicialmente en el Decreto
Legislativo 1113, materia de vital relevancia sobre la cual volveré después.
15. Es claro entonces cuál era el alcance del Decreto Legislativo 1421, y cómo lo allí pre-
visto se encuentra perfectamente ubicado dentro de los márgenes de la ley autoritativa
30823. Debe además tenerse presente que ya el Tribunal Constitucional peruano ha
señalado que la autorización a una legislación delegada no puede ser detallada sobre lo
que se delega, pues, caso contrario, se hace innecesario recurrir al mismo mecanismo
de la legislación delegada (STC 0022-2011-PI/TC).
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
y, sobre todo, lo irrazonable, nunca puede ser constitucional. Llevado esto a este caso
en concreto, un acuerdo que obliga a tratar como dos asuntos paralelos a la determina-
ción de una deuda y el pago de una deuda ya determinada es algo ilógico e irrazonable.
Plantear una situación distinta, donde se reconoce que hay situaciones que se dan una
luego de otra (la determinación de deuda primero y el pago de la deuda determinada),
si es, en principio, algo lógico y razonable, y, por ende, reputado como constitucional.
23. De otro lado, es innegable la relevancia que tienen las empresas (independientemente
de su tamaño) y los(as) ciudadanos(as) que realizan una vital labor para apuntalar la
economía en nuestro país. Sin embargo, ese esfuerzo no excluye a nadie, y menos en
las difíciles circunstancias que nos toca vivir, de asumir ciertos deberes y algunos com-
promisos ineludibles.
24. Aun cuando se pueda señalar que estemos ante documentos que constituyen soft law,
no negarse que este Tribunal, en su proceso de convencionalización del Derecho, ha
mirado y seguido con especial detalle el aporte de documentos como los denomina-
dos Principios Rectores sobre las empresas y los Derechos Humanos, promovidos por
Naciones Unidas. Entre estos principios se encuentra el reconocimiento del papel de
las empresas como “órganos especializados de la sociedad que desempeñan funciones
especializadas y que deben cumplir todas las leyes aplicables y respetar los Derechos
Humanos” (Principio General b)).
25. El punto de partida para exigir el cumplimiento de sus responsabilidades en infraes-
tructura, servicios y demás tareas que le son propias es que todos(as) paguemos nues-
tros impuestos, claro está que, tomando en cuenta nuestra real capacidad contributiva.
Esto no hay que entenderlo como parte de nuestro necesario aporte para construir una
sociedad que no se quede, en una dinámica de crecimiento que no va más allá de lo
cuantitativo ni asegura condiciones de igualdad material; sino más bien como el canal
para alcanzar un desarrollo cuantitativo a favor de todos(as), el cual nos permita aten-
der nuestras necesidades humanas básicas y considerar nuestros distintos y legítimos
proyectos de vida.
S.
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Con el debido respeto por la opinión de mis colegas, emito el presente voto debido a que
no comparto la decisión adoptada en este caso ni los argumentos que la sustentan. En ese
sentido, a continuación, haré referencia, en primer lugar, al razonamiento que se ha adop-
tado en la ponencia para posteriormente, fundamentar por qué considero que la demanda
de inconstitucionalidad debe ser declarada INFUNDADA.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
las razones por las que estimo que la disposición cuestionada resulta válida desde el punto
de vista constitucional.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Decreto Legislativo 1113, esto el 28 de setiembre de 2012, se regía por los numeral 1 al
4 del artículo 44 del Código Tributario y no por el numeral 7 introducido por el Decreto
legislativo 1113, que instauraba el periodo de prescripción de 4 años desde el día siguiente
de la notificación de la Resolución de Determinación o de Multa al contribuyente.
Ahora bien, advierto que, pese a que la norma impugnada contiene fórmulas que, en
general, pueden ser consideradas como compatibles con la Constitución, ello no impide
que existan supuestos específicos en los que pueda presentarse algún posible escenario de
lesión de derechos, lo cual podría obedecer a distintos factores. Por ello, la autoridad ju-
dicial deberá examinar, en cada caso, la pertinencia de la aplicación del decreto legislativo
impugnado.
Por lo expuesto, mi voto es por declarar INFUNDADA la demanda, en la medida en que
la disposición normativa cuestionada no resulta incompatible, en abstracto, con la Consti-
tución, con la referida exhortación.
S.
RAMOS NÚÑEZ
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Caso de la ley que suspende el cobro de peajes
Con fecha 25 de agosto de 2020, el Pleno del Tribunal Constitucional, integrado por los
señores magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa, Miranda Canales, Blume Fortini,
Ramos Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera, ha emitido la siguiente
sentencia, que declara FUNDADA la demanda de inconstitucionalidad.
Asimismo, el magistrado Espinosa-Saldaña Barrera formuló fundamento de voto.
La Secretaría del Pleno deja constancia de que el voto mencionado se adjunta a la sentencia
y que los señores magistrados proceden a firmar digitalmente en señal de conformidad.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
PLENO JURISDICCIONAL
Expediente 0006-2020-PI
PODER EJECUTIVO
c.
CONGRESO DE LA REPÚBLICA
Asunto
Demanda de inconstitucionalidad planteada contra el artículo único de la Ley
31018, “Ley que suspende el cobro de peajes en la red vial nacional, departa-
mental y local concesionada, durante el estado de emergencia nacional, declara-
do a causa del brote del COVID-19”.
Magistrados firmantes:
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
- 270 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
TABLA DE CONTENIDOS
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
B. DEBATE CONSTITUCIONAL
B-1. DEMANDA
B-2. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA
B-3. AMICUS CURIAE
B-4. TERCEROS
II. FUNDAMENTOS
§1. Proceso de inconstitucionalidad y delimitación de la presente controversia
§2. Aprobación de leyes mediante sesiones virtuales
§3. El modelo económico de la constitución
§4. Las app en el marco constitucional
§5. Infraestructura pública y contratos de concesión
§6. Análisis de constitucionalidad de la Ley 31018
III. FALLO
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
En Lima, a los 25 días del mes de agosto de 2020, reunido el Tribunal Constitucional en la
sesión del Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los señores magistrados Ledesma Nar-
váez (presidenta), Ferrero Costa (vicepresidente), Miranda Canales, Blume Fortini, Ramos
Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente sentencia,
con el fundamento de voto del magistrado Espinosa-Saldaña Barrera, que se agrega.
I. ANTECEDENTES
A. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Con fecha 2 de junio de 2020, el procurador público especializado en materia constitu-
cional del Poder Ejecutivo interpone demanda de inconstitucionalidad contra el artículo
único de la Ley 31018, “Ley que suspende el cobro de peajes en la red vial nacional, depar-
tamental y local concesionada, durante el estado de emergencia nacional, declarado a causa
del brote del COVID-19”. Alega que la referida norma es inconstitucional por vulnerar los
artículos 58, 62 y 137 de la Constitución.
Por su parte, con fecha 24 de julio de 2020, el apoderado especial del Congreso de la
República contesta la demanda negándola y contradiciéndola en todos sus extremos.
B. DEBATE CONSTITUCIONAL
B-1. DEMANDA
Los argumentos de la demanda son los siguientes:
- El Poder Ejecutivo sostiene que la presente controversia sobre la suspensión del cobro
de peajes se debe analizar desde una perspectiva constitucional; dado que lo recaudado
por dicho cobro se relaciona con el mantenimiento de las vías nacionales, lo cual per-
mite garantizar el tránsito de las personas en el territorio nacional. Así, la existencia de
vías para el tránsito y su debido mantenimiento permiten el ejercicio de la libertad de
circulación en condiciones que garanticen la vida e integridad personal de conductores
y pasajeros.
- Argumenta que, de conformidad con la normativa vigente, el acondicionamiento de
las vías para la prevención de riesgos y la supresión de situaciones que puedan significar
un peligro para la vida e integridad de los usuarios se encuentra a cargo de las empresas
concesionarias. Estas deben garantizar la existencia de una vía en óptimas condiciones
que cumpla los niveles de servicio señalados en el contrato y, de esa forma, permitir el
adecuado desplazamiento de usuarios en condiciones de seguridad.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- El Poder Ejecutivo alega que el peaje es el monto que el usuario paga por el derecho
de utilizar la infraestructura vial. Su finalidad principal se orienta al mantenimiento
de dichas vías, por lo que el cobro de peaje está relacionado con el deber de mantener
una infraestructura adecuada para el tránsito de vehículos. De lo anterior, la parte
demandante deduce que, cuando la Ley 31018 suspende el cobro de peajes, compro-
mete seriamente el cumplimiento de las obligaciones de los concesionarios de las redes
viales.
- La demanda precisa que en el Perú existen dos modalidades de administración de la
infraestructura vial: la primera es a través de Provías del Ministerio de Transportes y
Comunicaciones (MTC), y la segunda es mediante empresas concesionarias en el mar-
co del Decreto Legislativo 1362 y su reglamento. Esta última modalidad se efectuará
conforme a las condiciones establecidas en los contratos de concesión. Concluye que,
en la presente controversia, se cuestiona que la Ley 31018 establezca una suspensión
en el cobro de peajes al margen de lo estipulado en los contratos de concesión.
- Argumenta que la ley cuestionada suspende el cobro de peajes en todas las unidades de
la red de vía nacional, departamental y local que se hayan concesionado; y, por lo tan-
to, su aplicación no alcanza al ámbito del cobro de peaje en la red vial no concesionada.
- Además, señala que las redes viales concesionadas se pueden cofinanciar o autofinan-
ciar. En el primer caso, el riesgo de la demanda recae en el Estado, de ahí que una afec-
tación en el cobro de la tarifa no repercute en el concesionario, toda vez que los pagos
a los que está obligado el concedente se deben seguir realizando. En el segundo caso,
el riesgo de la demanda recae en el concesionario. Así, cualquier tipo de afectación en
el cobro de la tarifa que incida en la recaudación de cada concesión vial puede generar
que se activen los mecanismos de compensación previstos en cada contrato.
- Sostiene que, en el ordenamiento jurídico, existen ciertas exoneraciones para el cobro
de peajes. En tal sentido, precisa que los vehículos de las Fuerzas Armadas, de la Policía
Nacional del Perú, del Instituto Nacional Penitenciario y de las compañías de bombe-
ros, y las ambulancias están exentos del pago de peaje en las redes viales, en el marco
del Decreto Legislativo 1328. Esta medida rige tanto para las carreteras concesionadas
como para las no concesionadas.
- Por otro lado, destaca que, el 29 de marzo de 2020, la Dirección Ejecutiva de Provías
Nacional del MTC autorizó, mediante la Resolución Directoral 592-2020- MTC/20,
la suspensión temporal del cobro de peaje en la red vial nacional no concesionada
desde el 30 de marzo de 2020 y mientras dure el estado de emergencia nacional. En
los fundamentos de la referida resolución, esta medida no se sustenta en evitar el con-
tagio del COVID-19 o fortalecer el aislamiento social obligatorio, sino en problemas
logísticos para el cobro de peaje y la necesidad de garantizar las actividades permitidas
durante el estado de emergencia.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
- Precisa que, a diferencia del caso de las redes viales no concesionadas, la suspensión del
cobro de peajes en las redes viales concesionadas se debe analizar teniendo en cuenta lo
estipulado en los contratos de concesión. De esta forma, en el marco de las concesiones
viales cofinanciadas, destaca que, en virtud del Oficio Múltiple 0014-2020-MTC/19,
treinta y dos unidades de peaje de las diez concesiones viales cofinanciadas suspendie-
ron temporalmente el cobro de la tarifa de peajes. Señala que esta suspensión se ha
realizado respetando la naturaleza de la concesión y el procedimiento establecido en
cada contrato.
- Alega que, por tratarse de una concesión cofinanciada, la suspensión no afecta las
obligaciones relacionadas con la operación y conservación de la infraestructura.
Así, el cumplimiento de los niveles de servicio y seguridad de los usuarios de la vía
no se vincula directamente al monto recaudado por la tarifa del peaje, dado que el
riesgo de la demanda recae en el Estado. De ahí que, en las coordinaciones con las
concesionarias autofinanciadas, no se haya concluido con un acuerdo de suspensión
temporal del cobro de peaje, debido a que esto generaría contingencias económi-
cas a la concesión como el incumplimiento en sus obligaciones de operación y
mantenimiento.
- Por otro lado, en virtud del artículo 137 de la Constitución, refiere que el Poder Ejecu-
tivo tiene competencia para declarar el estado de emergencia, lo cual implica la facul-
tad de dictar medidas para enfrentar la emergencia presentada y que deben ser acatadas
por todas las personas e instituciones. Sin embargo, precisa que el Gobierno no ha
prohibido el cobro de peajes como una medida para evitar el contagio del COVID-19.
Por el contrario, considera necesario el mantenimiento de las redes viales para el trán-
sito de las personas y de los vehículos a fin de asegurar los bienes y servicios esenciales,
lo cual conlleva garantizar sus fuentes de financiamiento.
- En virtud de ello, concluye que la Ley 31018 contraviene las competencias del Poder
Ejecutivo establecidas en el artículo 137 de la Constitución, referidas a la potestad de
adoptar medidas que sean razonables y proporcionales al objetivo que sustenta la de-
claración del estado de emergencia.
- Alega, por otro lado, que la Constitución de 1993 reconoce al Estado peruano como
un Estado social (artículo 43), cuyo régimen económico es el de la economía social de
mercado (artículo 58). Una de las características de esta es la intervención del Estado
en determinadas áreas de la actividad económica, entre ellas, las de infraestructura y
servicios públicos.
- Sostiene, además, que, para cumplir el artículo 58 de la Constitución, el Estado debe
adoptar todas aquellas medidas que se orienten al desarrollo del país como la construc-
ción y el mantenimiento de redes viales, que comprende la celebración de contratos
de concesión a través de las Asociaciones Público-Privadas (APP). De ahí que se hayan
desarrollado acciones que permitan reconocer al Estado como responsable en el cum-
plimiento de los contratos que suscribe, otorgando la seguridad jurídica necesaria para
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
que estos acuerdos no sean afectados por decisiones externas a la voluntad de las partes
que los suscriben.
- Por ello, la suspensión del pago de peajes establecida por ley implica una irrupción de
carácter unilateral respecto del cobro de peajes por los concesionarios. Esta situación
limita la posibilidad de exigir que el concesionario cumpla sus deberes de manteni-
miento de las obras viales debido a que, en los contratos autofinanciados, el cobro de
peaje constituye el mecanismo de recuperación de la inversión. Por ende, su suspensión
arriesga la sostenibilidad de la infraestructura, lo cual, a su vez, compromete la seguri-
dad de los usuarios.
- En consecuencia, el procurador de la parte demandante concluye que la Ley 31018 con-
traviene el artículo 58 de la Constitución, dado que afecta las políticas diseñadas por el
Estado para promover el desarrollo del país en el ámbito de la infraestructura vial.
- Por otro lado, el Poder Ejecutivo argumenta que la Ley 31018 vulnera la prohibición
constitucional de modificar los contratos mediante una ley. Asimismo, cita la Senten-
cia 0006-2012-PI/TC, en la cual el Tribunal Constitucional señaló que, del artículo
62 de la Constitución, se desprende que la libertad de contratar es una garantía frente
a la intervención del Estado.
- En tal sentido, subraya que el contrato de concesión vial establece un régimen econó-
mico que comprende un mecanismo por el cual el concesionario recuperará la inver-
sión realizada. Señala que los propios contratos de las APP regulan las condiciones, los
requisitos y las formalidades, así como el trámite que se debe seguir para la suspensión
de obligaciones por motivos de fuerza mayor, los acuerdos de las partes y otros allí
establecidos. Esta suspensión genera diversos efectos, entre los que se encuentran la
inexigibilidad de las obligaciones y la ampliación del plazo del contrato.
- Por otro lado, el demandante agrega que los mecanismos de compensación constituyen
compromisos que el Estado asume, y que comprenden potenciales obligaciones de
pago a favor del concesionario por la ocurrencia de uno o más eventos correspondien-
tes a riesgos propios del proyecto de las APP. Refiere que estos pueden ser, de acuerdo
con el MTC, el ingreso mínimo anual garantizado, la garantía tarifaria o el restableci-
miento del equilibrio económico financiero.
- Finalmente, señala que la Ley 31018 desconoce el contenido contractual pactado por
las partes debido a la suspensión de los derechos y las obligaciones del concesionario
vinculados al cobro de peajes, y a la prohibición de otorgar la compensación corres-
pondiente al concesionario por la afectación causada. Con ello, se están desconociendo
los derechos, las obligaciones y los mecanismos de compensación estipulados en los
contratos de concesión suscritos por el Estado peruano y los concesionarios.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- Por ello, alega que, con la exoneración temporal del pago de peaje, el Estado cumple
su deber de defender el interés de los consumidores y usuarios de los bienes y servi-
cios esenciales durante el estado de emergencia nacional. Además, esto se relaciona
con la garantía de los consumidores y usuarios contenida en el artículo 65 de la
Constitución.
- Por otro lado, sostiene que, entre los bienes estatales de dominio público, se encuen-
tran aquellos destinados al uso público como la infraestructura vial. Argumenta que
dichos bienes se supeditan a un régimen de propiedad especial, lo cual significa que
están dirigidos a la satisfacción de los intereses y finalidades públicas.
- Alega que, en este marco, se pactan concesiones entre el Estado y las empresas para el
aprovechamiento económico de la infraestructura vial. Refiere que, en el caso de los
contratos de concesión en infraestructura vial, solo se ha contemplado la modificación
contractual por acuerdo de las partes. No obstante, para el demandado, la normativa
emitida por el Estado referida a la promoción de la inversión privada en infraestructura
habilita la modificación unilateral de las concesiones por razones de interés general
como la circunstancia actual producto del brote del COVID-19.
- Sostiene que, de acuerdo con el artículo 103 de la Constitución, la ley cuestionada se
aplica de conformidad con la teoría de los hechos cumplidos. En virtud de esta, los
contratos se rigen por las normas vigentes en cada momento y no, ultractivamente, por
las existentes al momento de su suscripción.
- Finalmente, alega que la incidencia en las disposiciones constitucionales 58 y 62 (esto
es, la modificación unilateral de los contratos de concesión de infraestructura vial) se
justifica en la situación actual producto del brote del COVID-19. Por ello, sostiene
que se requiere la suspensión del cobro de peajes para mantener el abastecimiento de
alimentos, medicamentos y combustibles en el territorio nacional durante el estado de
emergencia nacional.
B-4. Terceros
El 13 de agosto de 2020, este Tribunal incorporó como terceros en el presente proceso de
inconstitucionalidad a las empresas Concesionaria Vial del Perú SA, Concesionaria Vial
del Sol SA, Desarrollo Vial de los Andes SA y Concesionaria Peruana de Vías - Covinca
SA.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
II. FUNDAMENTOS
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
10. Asimismo, el artículo 27-A de este reglamento, también adicionado por la citada Re-
solución Legislativa del Congreso 002-2020-2021-CR, indica lo siguiente:
Cuando ocurran circunstancias de gravedad que impidan el normal funcionamien-
to del Congreso, los órganos mencionados en el artículo precedente podrán sesio-
nar virtualmente, con arreglo a lo dispuesto en el artículo 51-A.
Asimismo, los despachos congresales y los grupos parlamentarios podrán funcionar
de manera virtual o remota, utilizando las herramientas tecnológicas que les facili-
tará la administración del Congreso.
Para efectos de la verificación del quórum y de la votación, se podrá considerar,
salvo previsión contraria, que el portavoz traslade el voto nominal de los miembros
que componen su grupo parlamentario.
11. Al respecto, el Tribunal Constitucional estima necesario destacar, en primer térmi-
no, que la actual emergencia sanitaria que afronta nuestro país no solo ha obligado
a cambiar diferentes formas de vivir, sino también a que las instituciones públicas
redimensionen sus procedimientos para cumplir los fines constitucionales y legales que
se les han asignado. Por ello, un gran reto para el Estado es compatibilizar el efectivo
cumplimiento de la función pública y el correcto uso de la tecnología para lograrlo.
Cabe destacar que esta siempre debe ser un medio al servicio de la función pública y
no al revés.
12. Dado el desarrollo tecnológico de los últimos tiempos, es claro que existen diferentes
opciones al alcance de las instituciones públicas para que cumplan sus fines consti-
tucionales y legales. Así, hay diferentes plataformas, sistemas o medios informáticos,
entornos virtuales, etcétera, idóneos y eficaces en la labor parlamentaria. De ninguna
forma, el uso de estos medios puede desnaturalizar los mandatos constitucionales que
rigen la actividad parlamentaria: no debe reducir o eliminar la deliberación pública;
impedir la participación libre de cada congresista en el debate de una ley, reforma cons-
titucional, antejuicio político, etcétera; ni impedir la publicidad de la argumentación
y del voto de cada congresista.
13. Si bien es conforme con la Constitución que, en ejercicio de su autonomía, el Poder
Legislativo realice sesiones virtuales, estas deben garantizar el debate público, así como
los derechos de cada congresista a la participación libre, a la deliberación y al voto.
Cabe destacar que el congresista al participar, deliberar y votar, no solo está ejerciendo
un derecho, sino que también representa a la nación. Es decir, la ciudadanía también
tiene el derecho de verificar cómo se está efectuando la representación otorgada y con-
trolar la actuación de sus representantes. Así, el artículo 45 de la Constitución establece
que “el poder del Estado emana del pueblo. Quienes lo ejercen lo hacen con las limita-
ciones y responsabilidades que la Constitución y las leyes establecen”.
14. En cuanto a la importancia del debate público en el sistema democrático, el Tribu-
nal Constitucional ha sostenido que la democracia no se puede concebir como un
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
20. Sobre la primera práctica cabe mencionar previamente que es clara la línea jurispruden-
cial del Tribunal Constitucional sobre el control de las exoneraciones realizadas por las
Juntas de Portavoces. Así, en la Sentencia 00012-2018-PI/TC se sostuvo que “la apro-
bación de las diferentes exoneraciones contempladas en el Reglamento del Congreso
(de dictamen en comisión, de pre-publicación en el portal oficial, de doble votación,
etc.) se ha convertido en una práctica frecuente y no en un verdadero procedimiento
excepcional, poniendo en entredicho la legitimidad del debate que se desarrolla en el
Congreso de la República” y que “un procedimiento legislativo de excepción no puede
ser aplicado de forma masiva. De lo contrario, se convierte en los hechos en el proce-
dimiento legislativo regular. Si bien la potestad de establecer exoneraciones por parte
de la Junta de Portavoces es discrecional, ello no implica que pueda ser usada de modo
arbitrario” (fundamentos 33 y 34).
21. Asimismo, en el fundamento 35 de dicha sentencia, este Tribunal sostuvo que “aun-
que la potestad para establecer exoneraciones sea discrecional, ello no significa que no
existan razones subyacentes a la adopción del acuerdo de exoneración. En efecto, este
mecanismo no debería ser empleado, en línea de principio, en los casos en los que se
advierta la necesidad de un importante nivel de especialización y/o tecnicidad de los
temas a debatir, así como en aquellos que revistan elevada complejidad, ya que ello
demanda, por su naturaleza, un mayor grado de deliberación. Evidentemente, este
Tribunal también advierte que existen contextos y escenarios políticos en los que la
excesiva extensión del debate puede generar ciertos niveles de inconvenientes ante la
presencia de una situación que demanda un accionar inmediato por parte del Congre-
so de la República, lo que podría ameritar el empleo de las exoneraciones reguladas.
Todos estos factores deberían ser sopesados en el momento en que se decide la posibi-
lidad de emplearlas”.
22. En el presente caso, el acuerdo de exoneración está mencionado en la página 24 del
acta del 7 de mayo: “Al respecto, informó que la Junta de Portavoces, en la sesión
virtual del 30 de abril de 2020, acordó la exoneración del trámite de envío a comisión
(…)”. En el acta del 30 de abril de 2020 se menciona lo siguiente: “Acuerdo 35-
2020-2021/JUNTA-CR Exoneración de trámite de envío a comisión y ampliación de
Agenda de autógrafa observada por el señor Presidente de la República Proyectos de
ley 4951 y 4985/2020-CR. Autógrafa observada por el señor Presidente de la Repú-
blica. Se propone suspender el cobro de peajes en la red vial nacional, departamental
y local concesionada, durante el Estado de Emergencia Nacional declarado a causa
del brote del Covid-19. Se acordó la exoneración del trámite de envío a comisión y la
ampliación de Agenda, respecto de la autógrafa observada por el señor Presidente de
la República (…)”.
23. En el acta que contiene el acuerdo de exoneración del trámite de envío a comisión de
los proyectos de Ley 4951 y 4985/2020-CR, no constan las razones subyacentes que
justifiquen la adopción del acuerdo de exoneración, más aún si la respectiva autógrafa
había sido observada.
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53. Por su parte, el artículo 3.1 del referido decreto legislativo declaró de interés nacional
la promoción de la inversión privada mediante las APP y los proyectos en activos para
contribuir al crecimiento de la economía nacional, y al cierre de brechas en infraestruc-
tura o servicios públicos, entre otros.
54. Asimismo, en el artículo 22 de este decreto legislativo, se establece que el régimen
económico-financiero de las APP presenta la siguiente clasificación:
1. Cofinanciadas: son aquellas que requieren cofinanciamiento, u otorgamiento o
contratación de garantías financieras o garantías no financieras que tienen probabi-
lidad significativa de demandar cofinanciamiento.
2. Autofinanciadas: son aquellas con capacidad propia de generación de ingresos, que
no requieren cofinanciamiento y cumplen con las siguientes condiciones:
a. Demanda mínima o nula de garantía financiera por parte del Estado, confor-
me lo establece el Reglamento.
b. Las garantías no financieras tienen una probabilidad nula o mínima de deman-
dar cofinanciamiento, conforme lo establece el Reglamento .
55. Por su parte, los artículos 111 y 112 del Reglamento del Decreto Legislativo 1362
establecen las causales de suspensión y terminación del contrato de las APP:
Artículo 111. Suspensión del Contrato
111.1 El Contrato de APP se suspende por las siguientes causales:
1. En caso de guerra externa, guerra civil o fuerza mayor que impidan la ejecu-
ción del Contrato o prestación de servicios.
2. Cuando se produzca una destrucción parcial de la infraestructura pública o de
sus elementos, de modo que resulte imposible su utilización por un determi-
nado período en los términos señalados en el Contrato correspondiente.
3. Por cualquier otra causal convenida en el Contrato.
111.2 La suspensión extiende el plazo del Contrato de APP por un período equi-
valente al de la causa que la originó, salvo disposición contraria en el Contrato.
111.3 Durante el período de suspensión del Contrato de APP se interrumpe el
cómputo del plazo de vigencia del Contrato. El Contrato debe incluir los mecanis-
mos para establecer la continuidad del proyecto.
Artículo 112. Terminación
112.1 La terminación del Contrato de APP consiste en la extinción de la APP por
las causales previstas en el presente Reglamento o en el Contrato.
112.2 La terminación del Contrato de APP se da por:
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
cada caso, se consideren necesarias para proteger sus inversiones, de acuerdo con la
legislación vigente.
25.2 Tratándose de contratos de Asociación Público-Privada, resulta aplicable lo
previsto en el artículo 19 del Texto Único Ordenado de las normas con rango de
Ley que regulan la entrega en concesión al sector privado de las obras públicas de
infraestructura y de servicios públicos, aprobado mediante Decreto Supremo Nº
059-96-PCM.
60. La firma de estos convenios de estabilidad jurídica tiene sustento en el artículo 62 de la
Constitución, el cual dispone que “mediante contratos-ley, el Estado puede establecer
garantías y otorgar seguridades. No pueden ser modificados legislativamente, sin per-
juicio de la protección a que se refiere el párrafo precedente”.
61. Este Tribunal entiende el contrato-ley de la siguiente manera:
Es un convenio que pueden suscribir los contratantes con el Estado en los casos
y sobre las materias que mediante ley se autorice. Por medio de él, el Estado
puede crear garantías y otorgar seguridades, concediéndoles a ambas el carácter
de intangibles. Es decir, mediante contratos-ley, el Estado, en ejercicio de su
ius imperium, crea garantías y brinda seguridades; y, al suscribir el contrato-ley,
se somete plenamente al régimen jurídico previsto en el contrato y a las dispo-
siciones legales a cuyo amparo se suscribió éste (Sentencia 0005-2003-AI/TC,
fundamento 33).
62. Estos convenios se sustentan en la necesidad del Estado de promover las inversiones
privadas en determinadas áreas. Al analizar los contratos-ley, este Tribunal sostuvo, en
la Sentencia 0005-2003-AI/TC, lo siguiente:
[…] el contenido de los contrato-ley puede y debe sustentarse en razones de interés
social, nacional o público […]. Por su propia naturaleza, a través del contrato-ley,
el Estado busca atraer inversiones privadas (de capital) a fin de que promuevan
aquellas actividades que el Estado considera que vienen siendo insuficientemente
desarrolladas, de acuerdo con los planes y objetivos que se pueda haber trazado
en el diseño de la política económica del Estado. Tienen como contenido propi-
ciar un marco de seguridad a los inversionistas no sólo en asuntos privados de la
administración, sino, también, en la prestación de actividades de derecho público
(fundamento 34).
En ese orden de ideas, este Tribunal precisa que no solo gozan de inmodifica-
bilidad las cláusulas que componen el contrato-ley, cuando así se acuerde, sino
también el estatuto jurídico particular fijado para su suscripción. Es decir, tanto
la legislación a cuyo amparo se suscribe el contrato-ley como las cláusulas de este
último.
Ello es producto de una interpretación sistemática de los dos párrafos del artícu-
lo 62° de la Constitución. Por un lado, de conformidad con la primera parte de
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Suspéndese con carácter excepcional y provisional del cobro de peaje en todas las
unidades de peaje de la red vial nacional, departamental y local concesionada, con
el objeto de evitar el contacto con los usuarios y cumplir con el aislamiento obli-
gatorio mientras dure el estado de emergencia nacional dispuesto por el Poder
Ejecutivo ante los riesgos de propagación del COVID-19.
La suspensión establecida en el presente artículo no causará ni generará derecho
compensatorio.
67. Un primer problema que advierte este Tribunal es el referido a la finalidad de la ley, pues
una es la señalada en su texto y otra distinta la que indican sus autores y defensores.
68. En efecto, la ley impugnada dice que su finalidad es “evitar el contacto con los usuarios
y cumplir con el aislamiento obligatorio mientras dure el estado de emergencia nacio-
nal dispuesto por el Poder Ejecutivo ante los riesgos de propagación del COVID-19”.
Sin embargo, las e posiciones de motivos de los proyectos de ley que la originan señalan
objetivos distintos.
69. Así, la exposición de motivos del Proyecto de Ley 4951/2020-CR manifiesta lo
siguiente:
[…] es de imperiosa necesidad legislar, con el objetivo de asegurar el tránsito, sin
restricciones, a nivel nacional, de los profesionales comprometidos con la emer-
gencia sanitaria, así como aquellos que velan por el orden, la seguridad y la higiene
de la población [énfasis añadido].
70. Por su parte, la exposición de motivos del Proyecto de Ley 4985/2020-CR indica lo
siguiente:
Ante la emergencia sanitaria la suspensión del cobro de peajes es una medida que
permite contribuir y facilitar el paso de las personas que prestan algún servicio al
Estado, o a las que están obligadas a asistir a sus centros de labores, siempre y cuando
estén autorizadas. La iniciativa permitirá el tránsito de los vehículos de instituciones
y empresas responsables de transportar alimentos, medicinas, combustible, carga y
mercancías, sin hacer pago alguno por concepto de peaje [énfasis añadido].
71. A su turno, el apoderado del Congreso de la República, en el punto 127 de la contesta-
ción de la demanda de autos, afirmó que la suspensión temporal del pago de peaje en la
red nacional concesionada tiene por objeto garantizar el abastecimiento de alimentos,
medicamentos y combustible en el territorio nacional. En la audiencia pública del 12
de agosto de 2020, se le consultó al procurador del Congreso si esto significa que, sin
la suspensión del cobro del peaje, dicho abastecimiento corría el peligro de interrum-
pirse. Ante ello, este respondió afirmativamente, pues con esta medida se facilita la
“transitabilidad de la vía”, promoviendo el transporte de alimentos, medicamentos y
otro tipo de productos indispensables durante el estado de emergencia (cfr. del minuto
108 a 109 de la audiencia pública).
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
72. Este Tribunal no podría, en un exceso de formalismo, limitarse a aceptar lo que la ley
impugnada señala como su finalidad; pues, más allá de su texto, esta ley tiene una fina-
lidad real o material, como se evidencia en las citas precisadas anteriormente: “asegurar
el tránsito, sin restricciones” (Proyecto de Ley 4951/2020-CR), “facilitar el paso de las
personas” y “permitir el tránsito de los vehículos de instituciones y empresas” (Proyecto
de ey 4985/2020-CR), y facilitar la “transitabilidad de la vía” (apoderado del Congreso
de la República).
73. Esto permite concluir que la ley impugnada busca, en realidad, otorgar un beneficio
económico a las actividades de transporte –las cuales no se han detenido durante el
estado de emergencia–, consistente en eximirlas del pago del peaje, no obstante, el uso
de la red vial concesionada.
74. Este Tribunal aprecia que, en ninguno de los proyectos de ley que origina la ley im-
pugnada, existe algún sustento de cómo la medida de suspensión del cobro de peaje
coadyuvará a la mitigación de la pandemia del COVID-19.
75. En cualquier caso, el cobro de peaje durante la pandemia representa un “riesgo media-
no de e posición”, según el Ministerio de Salud en su Informe 403-2020- OGAJ-MIN-
SA, del 19 de mayo de 2020, donde se indica lo siguiente (anexo 1-I de la demanda):
[…] el nivel de riesgo para los cobradores de peaje es similar al de los cajeros de
un supermercado […]. Sin embargo, a diferencia de estos, el chofer y el cobrador
de peaje están en dos ambientes separados por un espacio abierto y ventilado, que
en buena medida protege a ambos contra el intercambio directo de secreciones. El
riesgo por contacto físico directo o través del dinero persiste.
Tomando en cuenta las características de su trabajo y de acuerdo a los Lineamien-
tos para la vigilancia, prevención y control de la salud de los trabajadores con riesgo
de exposición a COVID-19 del Ministerio de Salud, los cobradores de peaje son
considerados como trabajadores con “Riesgo mediano de exposición”. Los mencio-
nados lineamientos también especifican el tipo de medidas de protección que estos
trabajadores deben usar, el que consta únicamente de mascarilla quirúrgica. Esto
no excluye la posibilidad de que los cobradores de peaje usen medidas adicionales
de protección, tales como, protectores de ojos, escudos faciales o láminas transpa-
rentes rígidas que sirvan de barrera entre ellos y los choferes. Adicionalmente, la
desinfección frecuente de manos y dinero reducirá el riesgo de que estos transmitan
el virus entre choferes y al cobrador. Estas medidas ya se vienen utilizando con
eficiencia en algunos supermercados.
76. Corresponde, ahora, analizar la parte dispositiva de la ley impugnada, la cual compren-
de los siguientes puntos:
a. Suspender el cobro de peaje en todas las unidades de peaje de la red vial concesio-
nada nacional, departamental y local.
b. Esta suspensión no causará ni generará derecho compensatorio.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
77. Respecto a los peajes de las redes viales concesionadas, el demandante indica que “ac-
tualmente se encuentran en operación dieciséis (16) concesiones viales, de las cuales
seis (6) son autofinanciadas y diez (10) cofinanciadas […]”.
78. El demandante ha precisado que, desde 1979 y actualmente por el Decreto Legislativo
1328 (artículo 1)
los vehículos de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional del Perú, el Instituto
Nacional Penitenciario, las compañías de bomberos y las ambulancias están exo-
neradas del pago de peaje en las redes viales. Esta exoneración rige tanto para las
carreteras concesionadas como no concesionadas. Se trata, asimismo, de exonera-
ciones que no son transitorias sino de carácter permanente y que cuentan con una
justificación expresa en la norma que las establece.
79. No obstante, el demandante también señala lo siguiente:
un supuesto distinto al de la exoneración permanente en el cobro de peajes es
la suspensión temporal del mismo. Sobre esta materia no existe un marco legal
específico que lo regule de forma general. En el caso de las vías no concesionadas
esta materia es abordada a partir de las disposiciones que emite el Ministerio de
Transportes y Comunicaciones, mientras que en el caso de las vías concesionadas
corresponde acudir al contenido de los contratos de concesión para identificar
los supuestos en los cuales puede producirse y los procedimientos a seguir
para tal efecto [énfasis añadido].
80. Conforme a ello, en el caso de las concesiones viales autofinanciadas, el demandante
señala que, el 31 de marzo de 2020, el MTC remitió sendas comunicaciones a los seis
concesionarios autofinanciados, donde les solicitaban
alguna acción frente al pedido de los transportistas de carga de no cobrar la tarifa
del peaje, recibiendo una respuesta negativa. Dichos concesionarios señalaron que
ya se estaban viendo afectados con el tráfico disminuido por las medidas del Estado
frente a aislamiento social y una suspensión total del peaje durante el Estado de
Emergencia Nacional , por más que sea temporal, generaría contingencias econó-
micas a la concesión, como incumplimiento en la cadena de pagos a sus trabaja-
dores, pagos de financiamiento, así como incumplimientos en sus obligaciones de
operación y mantenimiento.
Asimismo, el demandante puntualizó lo siguiente: “Como se aprecia, en el diálogo
para la suspensión del cobro de peaje en las concesiones autofinanciadas tampoco se
consideró que la misma fuera para evitar el contagio del Covid-19 o fortalecer el aisla-
miento obligatorio decretado por el Poder Ejecutivo”.
81. Todo esto permite que el demandante concluya lo siguiente:
[…] la suspensión del pago del peaje establecida por la Ley implica una irrupción
de carácter unilateral respecto del cobro de peajes por los concesionarios, es decir,
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
los cuales –dice– el Estado otorga a un particular garantías o seguridades que no pue-
den ser modificadas legislativamente”1.
85. Los terceros del presente proceso de inconstitucionalidad también lo han señalado así.
En efecto, las cuatro empresas concesionarias recurrentes señalan tener contratos-ley
con el Estado, en virtud del Decreto Ley 25570 (artículo 2) y, respectivamente, los De-
creto Supremos 124-2005-EF, 180-2009-EF, 192-2010-EF y 008-2013-EF (cfr. pp.
67-71 de su escrito). Por ello, concluyen lo siguiente:
[…] en el caso de todos y cada uno de los Concesionarios Recurrente, el alcan-
ce de las garantías que nos fueron otorgadas por el Estado Peruano mediante los
respectivos Contratos de Garantías (Contrato- Ley) es el de todas las declaracio-
nes, seguridades y obligaciones del Concedente establecidas en nuestros respecti-
vos Contratos de Concesión. En consecuencia y en aplicación de la naturaleza de
Contrato-Ley que corresponde a cada uno de nuestros Contratos de Garantías,
ninguna de las declaraciones, seguridades y obligaciones del Concedente pueden
ser modificadas (suspendidas, inaplicadas o, de cualquier forma, alteradas) por lo
que disponga una ley posterior.
86. A partir de todo lo revisado, este Tribunal debe concluir que la Ley 31018 vulnera el
artículo 62 de la Constitución. Esta ley viola la libertad contractual, al suspender el
contenido contractual pactado por las partes relativo al cobro de peajes, pese a que los
vehículos usan las carreteras concesionadas y lo han realizado aun en los momentos
más estrictos del estado de emergencia por la pandemia del COVID-19.
87. Como ya se ha revisado, la ley impugnada es, en realidad, un beneficio económico
otorgado a las actividades de transporte, consistente en eximirlas del pago de peaje.
Sin embargo, al conceder tal beneficio, la ley viola el mandato del artículo 62 de la
Constitución, conforme al cual los términos contractuales no se pueden modificar por
leyes u otras disposiciones de cualquier clase.
88. A ello se debe sumar que la ley impugnada infringe también la Constitución al prohibir
la compensación correspondiente al concesionario por la afectación causada, descono-
ciendo los derechos, las obligaciones y los mecanismos de compensación estipulados
en los contratos de concesión.
89. Por último, este Tribunal aprecia que la Ley 31018 interviene en contratos de conce-
sión que son contratos-ley. Así, desacata el mandato del segundo párrafo del artículo 62
de la Constitución, según el cual estos “no pueden ser modificados legislativamente”.
90. En consecuencia, para este Tribunal, la ley cuestionada no solo vulnera las garantías
contractuales de los concesionarios, actuando de modo expresamente prohibido por el
1 Recuperado de <http://www.leyes.congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Observacion_a_la_Autografa/
AUOB04951-20200429.pdf>. Consulta: 19 de agosto de 2020.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
III. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda de inconstitucionalidad; y, en consecuencia, IN-
CONSTITUCIONAL la Ley 31018, “Ley que suspende el cobro de peajes en la red
vial nacional, departamental y local concesionada, durante el estado de emergencia
nacional, declarado a causa del brote del COVID-19”.
2. ESTABLECER, como interpretación constitucional de obligatoria aplicación, que las
sesiones virtuales del Congreso de la República serán conformes con la Constitución
siempre y cuando se interprete que los artículos 27-A, 51-A y demás relacionados con
las sesiones, deliberaciones y votaciones comprendidas en los procedimientos parla-
mentarios del Reglamento del Congreso, garantizan los siguientes aspectos:
a. el carácter público, abierto y transparente de los debates virtuales;
b. la participación sin restricciones, la libre deliberación, y el voto personal, directo y
público de cada congresista; y
c. el carácter indelegable del voto.
Dado el carácter no retroactivo de la presente sentencia, la interpretación mencionada será
obligatoria a partir del día siguiente de su publicación en el diario oficial El Peruano.
Publíquese y notifíquese.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
I. Consideraciones generales
Coincido con el sentido de la sentencia, pero he decidido además elaborar el presente
fundamento de voto. Ello a pesar de que en nuestro país alguien reprobó la elaboración de
fundamentos de voto, y hasta despectivamente habló de una suerte de soberbia de quienes
los elabora. Con todo respeto, nada más lejano de nuestra realidad, la cual quien hizo esa
afirmación parece desconocer. Cierto es que en países como Alemania o Italia son reacios
a aceptar votos discrepantes (votos singulares) o fundamentos de voto (votos concurrentes
en el sentido de lo resuelto, pero con diferencias en la sustentación de la postura asumida),
pero cierto es también cómo en otras altas cortes se aceptan pacíficamente el uso de estos
votos.
Y ello tiene una clara justificante. La decisión de quien tiene autoridad debe estar debida-
mente motivada, para así ser debidamente comprendida en todos esos alcances. Y en un
contexto donde las pautas de la interpretación constitucional y el Estado Constitucional
no necesariamente son conocidos por la ciudadanía, la motivación del sentido de cada
juez(a) o magistrado(a) cuenta, además de otros rasgos, con una función de docencia en
materia constitucional, y sobre todo en temas que, en rigor, deberían ser entendidos por
todas las personas. Ello sobretodo en un contexto en el cual la configuración de la toma de
decisiones judiciales debería ser dialógica (o, dicho con otras palabras, con la participación
informada de todas las personas que resultan involucradas).
En ese tenor que, por lo menos en contextos como el norteamericano o el peruano, las
altas cortes vinculadas con las labores propias de la jurisdicción constitucional (interpreta-
ción-concretización constitucional; formulación de respuestas conforme a los parámetros
constitucionales y convencionales.; y control de constitucionalidad y convencionalidad),
admiten y hasta promueven la existencia de votos singulares y de fundamentos de voto. Es
pues en ese entendimiento que paso a desarrollar el fundamento de voto correspondiente.
- 297 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
objetiva (o, dicho de otra forma, sin alguna carga subjetiva), lo cierto es que la tarea del
juez(a) constitucional es interpretar, concretizando, una Constitución, Constitución cuyos
alcances implícitos o explícitos no puede desconocer.
Y es que el juez(a) constitucional es intérprete de un texto que refleja el pacto o consenso
propio de una Constitución (salvo que esta Constitución tenga una connotación semánti-
ca, siguiendo los términos de Loewenstein). El juez(a) constitucional no es un intérprete (y
menos aún un defensor) de sus propias, y por cierto, muy respetables convicciones. Puede
o no gustarle alguna institución recogida en el texto constitucional, pero en el ejercicio de
su labor no podrá desconocer su existencia, sino más bien estará obligado a defenderla y
preservar sus alcances.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
ella cuentan con los datos necesarios que le permitan emitir una opinión informada que se
oriente al bien público.
Es aquí donde el análisis de los artículos 51 A (que establece procedimiento virtual) y 27 A
(traslado de la votación a portavoces) complica aceptar su constitucionalidad. Se compren-
de que hay que adaptarse a situaciones generadas por la actual pandemia, pero no se puede
justificar dejar en los hechos fuera del debate parlamentario a quienes siendo congresistas
no son portavoces. Ello, por ejemplo, hoy no ocurre con el trabajo también de Congresos
o Parlamentos de otros países, varios de ellos latinoamericanos
Y es que el espacio del Congreso es el de la deliberación abierta y transparente. No resulta en-
tonces correcto en la línea, por ejemplo, la realización de debates congresales de madrugada,
cuyo desarrollo pocos pueden ver. Tampoco lo es abusar del uso de la dispensa del trámite de
comisiones o de la lectura del acta, máxime si se cuenta con un Congreso unicameral (y en
este caso, además, cuando no se remite a comisiones un proyecto observado por el Presidente
y se opta por la insistencia). Tampoco es adecuado que, existiendo un canal del Congreso,
solamente se de a conocer el debate de algunas comisiones y no de otras. No debe perderse de
vista que las sesiones reservadas son excepciones que deben estar suficientemente justificadas,
y que las exoneraciones de trámite de comisión o de lectura del acta son, de acuerdo con lo
dicho por este Tribunal en la STC 12-2018-PI/TC, situaciones de excepción, pues la regla en
la actuación congresal es la deliberación amplia, e incluso con convocatoria de quienes sin ser
congresistas pueden verse afectados por una decisión tomada por el Congreso.
No puede además confundirse la dinámica de una Junta de Portavoces, en principio des-
tinada a generar acuerdos de política institucional o administrativa, en un espacio que
sustituya la decisión de ciento treinta congresistas, máxime si, como aclara la ponencia,
hay medios técnicos que permiten conocer lo que los/as congresistas aportan al debate.
Debe además tenerse presente que los(as) congresistas, los cuales pueden ser parte de una
bancada, no están sujetos a mandato imperativo. Su capacidad de participar en sesiones y
votar es indelegable.
El Congreso más bien debe caracterizarse por una dinámica dialógica, en cuyas discusio-
nes, insisto, en la medida de lo posible deben participar todos los actores involucrados en
las materias debatidas. El Congreso no está para hacer muchas leyes (muchas de ellas sin
contenido relevante), sino para dar buenas leyes, con un amplio debate y en temas real-
mente relevantes.
Los elementos de inconstitucionalidad en el procedimiento parlamentario seguido son
evidentes. Ahora bien, la materialización de cómo actuar sobre ellos se da aquí a través
de una sentencia interpretativa, mecanismo utilizado en este caso, y sobre el cual pasaré a
realizar una breve reseña.
- 300 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Y es que los textos constitucionales (y en muchos casos incluso los legales y los de normas
de menor rango) no solamente permiten una comprensión. Recurriendo a la siempre útil
distinción que hizo Guastini entre disposición y norma, podemos decir, que tanto las dis-
posiciones constitucionales como las del Reglamento del Congreso (normas con rango de
ley) tienen diferentes comprensiones o sentidos normativos.
Es por ello que, tratándose de las disposiciones del Reglamento del Congreso, debiera
tenerse en cuenta que las mismas pueden contar con diferentes comprensiones o sentidos
normativos. Asì la lectura de los artículos 51 A y 27 A del Reglamento del Congreso (sobre
todo si se los interpreta de manera conjunta o sistemática) pueden llevar a comprensiones
y a prácticas en contra de la Constitución.
Es entonces el momento de resaltar un elemento básico de la interpretación constitucional;
la del criterio de presunción de constitucionalidad de las normas, actos y omisiones, las
cuales se asumen en principio constitucionales mientras haya en ellos una comprensión o
un sentido que salve su constitucionalidad.
En ese contexto es que aparecen las denominadas sentencias interpretativas, cuyo objetivo es
el de salvar la constitucionalidad de una o varias disposiciones, sobre todo las de rango legal.
Como bien conocemos, hay sentencias interpretativas que incluso son de tipo manipu-
lativo, lo cual a su vez incorpora a las sentencias aditivas, reductoras y sustitutivas. Pero
también están las denominadas sentencias interpretativas propiamente dichas, en donde el
intérprete (juez(a) constitucional) señala, de manera vinculante, que solamente una de las
múltiples interpretaciones es la conforme a la Constitución, y por ende, la interpretación
a seguir.
Eso es justamente lo que ha hecho el Tribunal Constitucional peruano en este caso: deter-
minar que, para salvar la constitucionalidad de lo aprobado por el Congreso, este impor-
tante organismo tiene que seguir ciertos recaudos, en lo que bien podría llamarse una sen-
tencia interpretativa aditiva (se colocan o demandan la existencia de ciertos presupuestos
a cumplir que salven la constitucionalidad de la norma impugnada). Esta es una práctica
frecuente no solamente en nuestro tribunal, sino también en otros tribunales constitucio-
nales del mundo.
VI. Apuntes sobre aspectos del objeto y contenido de la pretensión sobre la finalidad
de la ley dictada y sus consecuencias
Pasando entonces al análisis del objeto y contenido de lo discutido, los denominados “te-
mas de fondo”, abordaré lo referente a la finalidad de la ley impugnada. Debe tenerse pre-
sente que en su momento se sostuvo que la finalidad alega de dicha norma es la de evitar la
propagación del COVID. Con todo respeto, esa alegación, de ser la que realmente sustenta
la medida tomada, no suporta un juicio de proporcionalidad.
Explico entonces el sentido de mi razonamiento: si lo que quería evitar era el contacto
entre el personal de peajes y quienes vengan conduciendo el vehículo que en ese momento
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
se acerque a la caseta de peaje, sin duda había más posibilidades menos gravosas a las cuales
recurrir como el pago por vía electrónica, por citar un ejemplo.
Sin embargo, el asunto es en realidad más delicado. Y es que si se revisa la contestación
de la demanda y lo señalado por el señor procurador en la audiencia de vista de la causa,
se apunta más bien a buscar favorecer a un grupo de transportistas exonerándole de pagar
peaje, costo que por cierto ya estaba incluido entre los gastos que tenían que hacer esos
transportistas.
Ahora bien, si esa es la verdadera finalidad, exonerar del pago de peajes en rutas concesio-
nadas (sean cofinanciadas o autofinanciadas), ello ya genera otro problema, abordado en la
sentencia, vinculado a lo señalado en el artículo 62 de la Constitución en sus dos párrafos,
y especialmente en el segundo. A eso pasaré el presente análisis a continuación.
VII. Lo que se quiere afectar: un contrato ley que recoge una concesión sobre vías a
particulares
Nuestro actual texto constitucional incluye un artículo como el 62, el cual tiene dos párra-
fos clave. El principio apunta a tutelar la permanencia de los contratos. El Tribunal, para
estos casos, ha respetado esa vocación de no modificar los contratos mediante leyes. Sin
embargo, ha admitido que tiene que leerse en forma sistemática con el artículo 2 inciso
14), que reclama la posibilidad de contratar, siempre que no contravengan leyes de orden
público (caso Municipalidad de Maynas, por ejemplo).
Sin embargo, justo es recordar que la situación esté mucho más acotada en el supuesto re-
cogido en el segundo párrafo del artículo 62, el cual consagra la fórmula del contrato- ley,
que establece una clara limitación a que se pueden dictar leyes para modificar su conteni-
do. La modificación de esos contratos-ley es exclusiva responsabilidad de las partes que lo
han suscrito: el Estado (en rigor, el Gobierno de turno) y el concesionario.Las concesiones
sobre las cuales se planteaba el impedimento de cobro de peaje habían sido celebradas
mediante contratos leyes
La dación de la ley impugnada es inconstitucional, pues va contra lo previsto – nos guste o
no – en el segundo párrafo del artículo 62 de la Constitución. Es más, el incumplimiento
de lo acordado con los concesionarios genera responsabilidades al Estado peruano. Dicho
en términos más simples, va a producir una irresponsabilidad contractual, que buscará
remediarse en sede nacional o internacional.
El incumplimiento de los contrato-ley con los concesionarios es, además, una potencial
situación de generación de gasto, situación a la cual constitucionalmente no está habilitado
el Congreso, de acuerdo con el artículo 79 de la Constitución. No desconozcamos además
los riesgos que nos produciría incumplir las obligaciones propias del hoy denominado
Derecho Internacional de las inversiones.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
VIII. Una última reflexión: sobre los alcances del artículo 137 de la Constitución y
una recomendación sobre la temporalidad de los estados de emergencia
El Gobierno, en su demanda, planteaba que el Congreso, al dictar la ley impugnada, alega-
ba que se habían invadido sus competencias y violado el artículo 137 de la Constitución.
Respetuosamente no comparto esa afirmación. Ello en mérito a dos consideraciones: la
primera, que la existencia de un Estado de Excepción en aplicación del artículo 137 de la
Constitución no impide el ejercicio de la capacidad legislativa del Congreso, dentro de los
límites que el propio ordenamiento jurídico ha establecido para esa actividad legisferante.
La segunda apunta a que el hecho que el Congreso dicte leyes durante la vigencia de un
Estado de Excepción no limita la competencia del Gobierno de declarar Estados de Excep-
ción y dictar medidas a su amparo.
De otro lado, y si bien en el Perú no está reconocido el control jurisdiccional absoluto de
un estado de excepción (revisión judicial de la declaratoria de un Estado de Excepción y de
las medidas concretas tomadas a su amparo), se reconoce un control parcial, dirigido a las
medidas dadas dentro del marco de un estado de excepción, sea un Estado de Emergencia
o un Estado de Sitio.
Ahora bien, y en cualquier caso, no conviene perder de vista que, debido a su carácter ex-
cepcional, la declaratoria de un Estado de Emergencia (o de Sitio) y las medidas tomadas
a su amparo son temporales. Si la coyuntura dentro de un Estado en particular amerita
medidas diferentes y con vocación de permanencia, cabe preguntarse si se sostiene man-
tener una declaratoria de un Estado de Excepción, o lo que procede es el dictado de una
nueva normativa. No olvidemos nunca que una característica central de un Estado de
Emergencia, un Estado de Sitio y de las medidas tomadas durante su vigencia es la de la
temporalidad.
S.
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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PLENO JURISDICCIONAL
Expediente 00011-2015-PI/TC
Asunto
Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 3 de la Ley 30190,
“Ley que modifica el Decreto Legislativo 1059, decreto legislativo que aprueba
la Ley General de Sanidad Agraria”
Magistrados firmantes:
SS.
BLUME FORTINI
MIRANDA CANALES
RAMOS NÚÑEZ
LEDESMA NARVÁEZ
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
FERRERO COSTA
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
TABLA DE CONTENIDOS
DISPOSICIÓN IMPUGNADA PARÁMETRO DE CONTROL
Constitución:
- artículo 2, inciso 2
Artículo 3 de la Ley 30190, “Ley que mo-
difica el Decreto Legislativo 1059, decreto - artículo 2, inciso 22
legislativo que aprueba la Ley General de - artículo 7
Sanidad Agraria” - artículo 55
- artículo 63
- artículo 103
- artículo 105
- artículo 139, inciso 2
Reglamento del Congreso:
- artículo 53
- artículo 73
- artículo 77
- artículo 78
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
B. Debate constitucional
B.1 Argumentos de la demanda
B.2 Contestación de la demanda y otra intervención procesal
B.3 Intervención de Senasa
II. FUNDAMENTOS
§1. Disposición impugnada y delimitación del petitorio de la demanda
§2. Sobre el alegado vicio de inconstitucionalidad formal
2.1. Sobre la modificación de la fórmula legal en el marco del debate en el Pleno del
Congreso
2.2. Sobre las exoneraciones realizadas por la Junta de Portavoces y la Ampliación de
la agenda del Pleno
2.3. Sobre la determinación de las comisiones que deben dictaminar un proyecto de
ley
§3. Sobre los alegados vicios de inconstitucionalidad material
3.1. Principales antecedentes normativos y actual regulación de la figura del agricul-
tor-importador-usuario (aiu) en el Perú
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
IV. FALLO
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
En Lima, a los 5 días del mes de noviembre de 2019, el Tribunal Constitucional, en se-
sión del Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Blume Fortini (presidente),
Miranda Canales (vicepresidente), Ramos Núñez, Sardón de Taboada, Ledesma Narváez y Es-
pinosa-Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente sentencia, con el abocamiento de la magistrada
Ledesma Narváez, aprobado en la sesión de Pleno de 25 de mayo de 2016 y del magistrado
Ferrero Costa, aprobado en la sesión de Pleno del día 5 de setiembre de 2017. Asimismo, se
agregan los fundamentos de voto de los magistrados Blume Fortini, Miranda Canales, Espi-
nosa-Saldaña Barrera y Ferrero Costa y el voto singular del magistrado Sardón de Taboada.
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
Con fecha 8 de abril de 2015, 5068 ciudadanos, representados por don Rafael Angiolo
Ricci Calle, interponen demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 3 de la Ley
30190, que modifica el Decreto Legislativo 1059, que aprueba la Ley General de Sanidad
Agraria, por contravenir supuestamente los incisos 2 y 22 del artículo 2 y los artículos 7,
55, 63, 103, 105, y el inciso 2 del artículo 139 de la Constitución.
Por su parte, con fecha 22 de enero de 2016, el Congreso de la República, a través de
su apoderado, contestó la demanda negándola y contradiciéndola en todos sus extremos.
B. Debate constitucional
Las partes postulan una serie de razones o argumentos sobre la constitucionalidad del
artículo legal objetado que, resumidamente, se presentan a continuación:
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
- 310 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
sembrados por aquellos. De esta manera, para los demandantes, se trata de un poten-
cial riesgo que atañe a todos los consumidores y ciudadanos.
- Al respecto, esta situación generaría, a criterio de los demandantes, un trato discrimi-
natorio en perjuicio de los inversionistas nacionales, en contravención además de lo
dispuesto por el artículo 63 de la Constitución, según el cual “la inversión nacional y
la extranjera se sujetan a las mismas condiciones”. Para los demandantes, dicha afecta-
ción se habría producido en la medida en que la disposición impugnada prescribe que,
para comercializar un PQUA a nivel local, el comerciante deberá previamente haber
cumplido con registrar el producto ante Senasa, así como la evaluación de las autori-
dades competentes; sin embargo, esta exigencia se suprime si la compra del PQUA se
realiza en el extranjero. Así, para los demandantes, con relación a esto último, se habría
vulnerado no solo el artículo 63 de la Constitución antes aludido, sino el mandato de
no discriminación.
- Por otro lado, los demandantes indican que, con la aprobación del artículo 3 de la Ley
30190, se transgrede el artículo 55 de la Constitución y la garantía de la cosa juzgada,
por cuanto se desconoce lo resuelto en el proceso 05-AI-2008 del Tribunal de Justicia
de la Comunidad Andina.
- Así, argumentan que, en virtud del artículo 55 de la Constitución, el Acuerdo de Car-
tagena como el Tratado de Creación del Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina
son tratados en vigor celebrados y ratificados por el Estado peruano y, en ese sentido,
forman parte del derecho nacional.
- De esta manera, las decisiones de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) son
vinculantes para los Estados Miembros como el Perú, y lo dispuesto por el Tribunal de
Justicia de la Comunidad Andina, como aquellos recaídos en el proceso 05-AI-2008,
tiene fuerza obligatoria y adquiere calidad de cosa juzgada a partir del día siguiente al
de su notificación, y es aplicable en el territorio de los países miembros sin necesidad
de homologación o exequatur, según lo previsto en el artículo 91 del Estatuto de dicho
tribunal.
- Sin embargo, los demandantes aducen que, al tiempo de la expedición de la Ley
30190, se encontraba suspendida la vigencia de la Decisión 436, “Norma Andina para
el Registro y Control de Plaguicidas Químicos de Uso Agrícola”;sin embargo, dicha
suspensión se hizo al amparo de la Decisión 795, que facultó a los países miembros de
la CAN a suspender la vigencia de la primera decisión y del “Manual técnico andino
para el registro y control de plaguicidas químicos de uso agrícola” (Resolución 630)
en sus respectivos territorios, de forma temporal, hasta el 31 de diciembre de 2014, lo
que fue ampliado luego hasta el 30 de abril de 2015. De esta manera, la expedición
de una ley, con vocación de permanencia, como es el caso de la Ley 30190, no sería
compatible, a criterio de los demandantes, con el carácter temporal de la suspensión de
la Decisión 436.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
del Ministerio del Ambiente, utilizados por la parte demandante para sustentar sus
argumentos al respecto, es el “uso” de tales productos lo que realmente puede producir
el deterioro del medio ambiente.
- En similar sentido, el demandado indica que lo que realmente atenta contra la salud
es el “uso” de los plaguicidas químicos, como se desprende de los diversos informes
presentados en la demanda.
- De manera complementaria a lo anterior, para el demandado no es posible sostener
que el artículo 3 de la Ley 30190 atente contra el derecho a la protección de la salud,
puesto que en el tercer párrafo de la disposición impugnada se establece que Senasa está
facultado para aprobar procedimientos que permitan efectuar actividades de vigilan-
cia y control sobre los PQUA que sean importados, antes de que realmente se pueda
producir el deterioro a la salud humana, tratándose así de una vigilancia anterior y
posterior, y no solamente posterior, como sostienen los demandantes.
- Respecto de la supuesta vulneración al principio-derecho a la igualdad, el demandado
sostiene queel artículo cuestionado no ha realizado una diferenciación jurídicamente
relevante, puesto que la importación de plaguicidas químicos para ser usados directa-
mente en la actividad agraria y la importación de tales productos para ser comerciali-
zados no son situaciones esencialmente iguales.
- Asimismo, sostiene que solo se vulnera el principio-derecho a la igualdad entre inver-
sionistas nacionales y extranjeros cuando se establece un trato diferenciado basado en
la nacionalidad del inversionista, lo que no se advierte en la regulación establecida por
el artículo 3 de la Ley 30190.
- Además, afirma el demandando que el artículo 88 de la Constitución establece el deber
de apoyar preferentemente al sector agrario; asimismo refiere que este Tribunal tiene
resuelto en la Sentencia 0027-2006-PI/TC que el Estado considera al agro como sector
prioritario y que debe ser destinatario de sus políticas de desarrollo preferente.
- Adicionalmente, el demandado sostiene que, antes de la aprobación de la Ley 30190
en la IV Reunión del Consejo Andino de Ministros de Agricultura, celebrada el 26
de junio de 2013, se acordó solicitar no solo la suspensión temporal de la Decisión
436, sino también la modificación de dicha decisión para mejorar el acceso a la
importación directa de PQUA. Tal es así que, el 28 de abril de 2014, antes de la
promulgación de la aludida ley, la Comisión de la Comunidad Andina emitió la
Decisión 795, en la cual se permitía la suspensión temporal de la aplicación de la
Decisión 436, modificada por las Decisiones 684, 767 y 785, así como también la
suspensión de la Resolución 630, que adoptó el Manual Técnico Andino, hasta el 31
de diciembre de 2014.
- En tal sentido, alega el demandado que no es posible sostener que el incumplimiento
de la sentencia recaída en el Proceso 05-AI-2008 –y, por lo tanto, de la Decisión
436– se haya concretado a través de la disposición impugnada. Al respecto, según
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
II. FUNDAMENTOS
§ 1. Disposición impugnada y delimitación del petitorio de la demanda
1. En el presente caso, corresponde analizar los presuntos vicios de inconstitucionalidad
alegados por los demandantes, esto es, la eventual vulneración del procedimiento de
aprobación de las leyes estipulado en el artículo 105 de la Constitución, de los dere-
chos fundamentales a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de la
vida, a la protección de la salud, a la igualdad ante la ley ya la igualdad de trato entre
la inversión nacional y extranjera, así como la supuesta afectación del artículo 55 y del
inciso 2 del artículo 139 de la Constitución, en los que habría incurrido el Congreso
de la República al incluir el artículo 3 en la Ley 30190, “Ley que modifica el Decreto
Legislativo 1059, decreto legislativo que aprueba la Ley General de Sanidad Agraria”,
publicada el 9 de mayo de 2014 en el diario oficial El Peruano. Dicha disposición esta-
blece lo siguiente:
Artículo 3. Régimen de promoción a la productividad agraria
Las personas naturales o jurídicas, que desarrollen cultivos, organizaciones de
productores agrarios, podrán importar directamente, para consumo propio y de
sus asociados, plaguicidas de uso agrícola presentando una declaración jurada que
contenga el nombre comercial del producto a importar y su ingrediente activo,
nombre del formulador del producto terminado, país de origen, peso neto, peso
bruto, fecha de producción, de vencimiento y probable de arribo, tipo y material
de envase; dichos productos deberán contar con ingredientes activos que hayan
sido evaluados previamente por el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa)
con fines de registro y podrán tener diferente nombre comercial, país de origen,
concentración y/o formulación distinta al producto registrado con ingrediente ac-
tivo evaluado por el Senasa.
Las importaciones de los productos químicos de uso agrícola pertenecientes a las
categorías Ia y Ib1, quedan restringidas a las condiciones establecidas en el Re-
glamento del Decreto Legislativo 1059, Decreto Legislativo que aprueba la Ley
General de Sanidad Agraria.
Se faculta al Senasa para aprobar procedimientos, mediante resolución del órgano
de línea competente, que permitan efectuar actividades de vigilancia y control de
estos productos desde su importación hasta su uso en campo; adoptando medidas
sanitarias e imponiendo las correspondientes sanciones, a quienes infrinjan esta
disposición.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
16. En ese orden de ideas, este Tribunal ha señalado que “en una hipótesis de infracción
indirecta, el parámetro de control, esto es, la norma de referencia a partir de la cual el
Tribunal evaluará la validez de la ley cuestionada, está integrado por la Constitución,
pero también por todas las leyes a las que ésta confirió la capacidad de limitar a otras
normas de su mismo rango” (Sentencia 0047-2004-AI/TC, fundamento 128).
17. Este Tribunal ha precisado, además, que se produce una afectación indirecta cuando
existe una incompatibilidad entre la norma sometida a juicio y otra norma legal a la
que la propia Constitución delegó algunos de los siguientes aspectos:
a. la regulación de un requisito esencial del procedimiento de producción normativa;
b. la regulación de un contenido materialmente constitucional; o
c. la determinación de competencias o límites de las competencias de los distintos
órganos constitucionales.
18. Lógicamente, dichas normas deben ser, a su vez, compatibles con la Constitución para
formar el bloque de constitucionalidad. En tales casos, las normas integradas al pará-
metro actúan como normas interpuestas, y toda norma controlada que sea incompati-
ble con ellas será declarada inconstitucional en un proceso por infracción indirecta de
la Constitución.
19. En consecuencia, corresponde al Tribunal establecer qué normas forman parte del blo-
que de constitucionalidad aplicable al presente caso para realizar el análisis formal de la
resolución legislativa cuestionada.
20. Dicho parámetro está compuesto por los artículos 102 y 105 de la Constitución y los
artículos del Reglamento del Congreso de la República que regulan el procedimiento
legislativo.
21. En lo que respecta a la inconstitucionalidad por la forma de la ley impugnada, los de-
mandantes cuestionan una serie de irregularidades en el procedimiento legislativo que
llevó a su aprobación; a saber:
a. El artículo 3 de la Ley 30190 nunca formó parte de ninguno de los tres proyectos
de ley que fueron materia de discusión y dictamen en la Comisión Agraria, sino
que el texto fue incorporado el mismo día de su aprobación sin que tenga ninguna
relación con lo que previamente se había discutido y analizado en dicha Comisión.
b. El mismo día de su aprobación en el Pleno la Junta de Portavoces acordó la exone-
ración del dictamen de la Comisión de Salud, la exoneración del plazo de publica-
ción del dictamen de la Comisión Agraria y la ampliación de la agenda del Pleno.
c. La aprobación del artículo 3 de la Ley 30190 no siguió el procedimiento de apro-
bación que le hubiera correspondido como cualquier otro proyecto de ley, con el
correspondiente estudio y debate no solo en la Comisión Agraria, sino también en
la Comisión de Salud y en la Comisión de Medio Ambiente.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
puede sancionarse sin haber sido previamente aprobado por la respectiva Comisión
dictaminadora”.
42. Ahora bien, es importante recordar que en varias ocasiones se han validado diver-
sos acuerdos de la Junta de Portavoces respecto de la exoneración del dictamen de
la comisión respectiva en razón del importante margen de deferencia que, en un
Estado constitucional, debe gozar el Congreso de la República (Sentencia 00015-
2012-PI; Sentencia 00012-2018-PI y 00013-2018-PI, entre otras). Sin embargo,
este Tribunal puede controlar dichas exoneraciones y, eventualmente, declarar la
inconstitucionalidad de las normas así aprobadas, como sucediera en la Sentencia
0006-2018-PI/TC.
43. En el presente caso, los demandantes cuestionan que el mismo día de la aprobación de
la Ley 30190 en el Pleno del Congreso, la Junta de Portavoces haya acordado la exone-
ración del dictamen de la Comisión de Salud, la exoneración del plazo de publicación
del dictamen de la Comisión Agraria y la ampliación de la agenda del Pleno, tal y como
se muestra a continuación:
44. Sobre lo primero, de acuerdo con el artículo 73 del Reglamento del Congreso, la Junta
de Portavoces está habilitada para exonerar expresamente de alguna de las etapas del
procedimiento legislativo previsto en el referido artículo a proyectos de ley, siempre
que se realice por acuerdo de dicha Junta, con el voto que represente no menos de tres
quintos de los miembros del Congreso.
45. Según se aprecia en el expediente virtual de la aprobación de la Ley 301903 la Junta
de Portavoces, con fecha 10 de abril de 2014, acordó la exoneración de dictamen de
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
la Comisión de Salud respecto del Proyecto de Ley 1961, la exoneración del plazo de
publicación del dictamen de la Comisión Agraria y la ampliación de la agenda del
Pleno, constando la firma de 6 portavoces de las bancadas existentes en ese entonces en
el Congreso de la República, que representaban113 votos, más de los tres quintos del
número legal de Congresistas, que asciende a 78.
46. Siendo ello así, este Tribunal advierte que la exoneración del dictamen de la Comisión
de Salud se realizó de conformidad con el Reglamento del Congreso; a ello debe aña-
dirse, como ya se indicó previamente, que la ley en cuestión contó con un dictamen
aprobado por unanimidad en la Comisión Agraria, de fecha 8 de abril de 2014.
47. En relación con la exoneración del plazo de publicación del dictamen de la Comisión
Agraria, de acuerdo con el artículo 73 del Reglamento del Congreso antes citado, la
Junta de Portavoces, si cumple con el voto mínimo de representantes exigido, está
habilitada a exonerar el trámite de aprobación de un proyecto de ley de la etapa de
publicación de los dictámenes en el Portal del Congreso, en la gaceta del Congreso o en
el diario oficial El Peruano, votación que en el presente caso se ha cumplido de acuerdo
a lo explicado supra.
48. En tercer lugar, con relación a la ampliación de la agenda del Pleno, debe tenerse en
cuenta que, de conformidad con el artículo 53 del aludido reglamento, incluso en el
curso del debate puede modificarse la agenda por acuerdo de la Junta de Portavoces,
con un voto que represente un mínimo de tres quintos de los miembros del Congreso,
lo que también ha ocurrido en el presente caso.
49. Por lo expuesto, este Tribunal considera que no corresponde declarar la existencia de
un vicio de inconstitucionalidad por la forma, en lo que respecta a la aprobación de las
exoneraciones antes detalladas y a la ampliación de la agenda del Pleno, puesto que no
se advierte ningún déficit deliberativo que sea manifiesto y grave en el procedimiento
de aprobación de la Ley 30190.
50. Asimismo, no resulta baladí mencionar que, en este caso, de acuerdo a la votación en
el Pleno del Congreso a la que se sometió la cuestionada ley a partir de modificatorias
al texto sustitutorio de los Proyectos 324/2011-CR, 1634/2012-PE y 1961/2012-CR
se obtuvieron los siguientes resultados: 77 votos a favor, ninguno en contra y ninguna
abstención4. Asimismo, la aprobación antes aludida fue exonerada de segunda vo-
tación por 55 votos a favor y 21 en contra5, exoneración esta última que no ha sido
cuestionada por los demandantes.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
51. Por todo lo anterior, corresponde declarar infundada la demanda en tales extremos.
- 325 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
59. Ahora bien, el envío de los proyectos de ley antes descritos únicamente a la Comisión
Agraria, que es una comisión de carácter ordinario según el inciso 1 del literal “a” del
artículo 35 del Reglamento del Congreso, no resulta contrario a la Constitución. En
efecto, se advierte que la temática planteada por los proyectos de ley antes aludidos,
referidos al uso de plaguicidas químicos y a modificatorias de la Ley de Sanidad Agraria
principalmente, se encuentran directamente relacionados con los asuntos que se abor-
dan, discuten y aprueban por la Comisión Agraria.
60. Por consiguiente, y sin lugar a dudas, este Tribunal considera que dicha comisión cum-
ple con el nivel de especialización necesario y suficiente para la discusión parlamentaria
sobre los temas planteados en los proyectos de ley antes mencionados, descartándose
de esta manera una actuación arbitraria del Congreso de la República en el ejercicio de
sus competencias.
61. Por lo tanto, corresponde declarar infundada la demanda en el citado extremo.
62. Más allá de ello, este Tribunal considera que lo previamente expuesto no impide que el
Congreso, en el ejercicio de sus atribuciones, de conformidad con la Constitución y su
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Reglamento, procure realizar el mayor debate posible respecto de los asuntos públicos
que discute y aprueba, lo que podría implicar, en ciertos casos, enviar un proyecto de
ley a más de una comisión en tanto ello sea pertinente de acuerdo a las materias estable-
cidas en aquél. Asimismo, dicho esfuerzo de deliberación implica que las exoneraciones
en el procedimiento de aprobación de una ley deban ser la excepción y no la regla de
actuación legislativa.
63. Efectivamente, si bien lo constitucionalmente ordenado a este respecto exige, como
mínimo, el envío de un proyecto de ley a una comisión que cumpla con el nivel de
especialización necesario y suficiente para la discusión sobre los temas que dicho pro-
yecto aborda o que las exoneraciones se realicen de conformidad con el Reglamento
del Congreso en el marco de la Constitución, también es cierto que, al ser el Congreso
de la República el poder del Estado, por antonomasia, de la deliberación, esta última
debe contar con las condiciones indispensables para que pueda cumplir con los fines
constitucionales que le son ínsitos, como es el caso de la transparencia en los asuntos
públicos y, sobre todo, la afirmación del principio democrático, que es medular para el
Estado Social y Democrático de Derecho.
64. Al respecto, este Tribunal ha sostenido que:
La democracia representativa es la que, en definitiva, permite la conjugación ar-
mónica del principio político de soberanía popular con un cauce racional de de-
liberación que permita atender las distintas necesidades de la población. Empero,
dicha deliberación racional y, en suma, la gobernabilidad del Estado, pueden
situarse en serio riesgo si a la representación no se le confiere las garantías para
que pueda “formar voluntad”. La representación indebidamente comprendida
y articulada, es la matriz potencial de un desequilibrio que, si no es adecuada-
mente conjurado, puede impedir que el Estado atienda su deber primordial de
“promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo
integral y equilibrado de la nación” (artículo 44° de la Constitución), y con ello,
desencadenar el colapso del sistema representativo en su conjunto, y con él, el
del propio Estado social y democrático de derecho” (STC 0030-2005- AI/TC,
fundamento 9).
65. En esa línea, a fin de que el principio democrático se materialice en la realidad a tra-
vés de procesos razonables y perfectibles6, cobra vital importancia asegurar la parti-
cipación ciudadana de aquellos que serán potencialmente afectados por las decisiones
públicas7, en este caso legislativas, lo que se lograría, entre otros mecanismos, a través
6 LARA AMAT Y LEÓN, Joan. “Las pasadas elecciones democráticas no han tenido lugar: por una
democracia razonable”. En Cuadernos de Ética y Filosofía Política, Año 7, N° 7, noviembre de 2018,
pp. 123-135.
7 VELASCO, Juan Carlos. Habermas. El uso público de la razón. Madrid: Alianza Editorial, 2013, p.
152.
- 327 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
8 HABERMAS, Jurgen. Facticidad y validez. Sobre el Derecho y el Estado Democrático del Derecho en
términos de teoría del discurso. Madrid: Trotta, 4a ed., 1998, p. 374.
- 328 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- 329 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
79. Posteriormente, diversos artículos del “Reglamento para el registro y control de pla-
guicidas de uso agrícola”, aprobado por el Decreto Supremo 016-2000-AG, fueron
modificados y derogados por el Decreto Supremo 02-2011-AG, publicado el 19 de fe-
brero de 2011. Entre los artículos derogados se encontraba el artículo 14 antes citado,
referido a la figura de la importación de PQUA por parte de los AIU que contenía la
exigencia de previo registro del producto en Senasa.
- 330 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
80. Luego, el Decreto Supremo 001-2012-AG, publicado el 21 de enero de 2012, que apro-
baba las normas complementarias para el desarrollo de la asociatividad agraria, permi-
tió, además de la importación de PQUA cuyos ingredientes activos y formulación son
idénticos a un producto terminado evaluado por Senasa, la importación PQUA cuyos
ingredientes activos ya fueron evaluados por el Senasa para el registro de un producto
terminado pero que tienen diferente nombre comercial, país de origen, concentración
o formulación, todo ello, en ambos supuestos, sin fines de comercialización.
81. Es en este contexto que se expidió la Ley 30190, “Ley que modifica el Decreto Legisla-
tivo 1059, Decreto Legislativo que aprueba la Ley de Sanidad Agraria”, publicada el 9
de mayo de 2014, cuyo artículo 3 es objeto del presente control de constitucionalidad.
82. En la actualidad, se encuentra vigente el Decreto Supremo 001-2015-MINAGRI, que
aprobó el “Reglamento del Sistema Nacional de Plaguicidas de Uso Agrícola”, publica-
do el 29 de enero de 2015, cuyo artículo 2 derogó, entre otros:
a. el Decreto Supremo 016-2000-AG, que aprobó el Reglamento para el Registro y
Control de PQUA y sus modificatorias, entre ellas, el Decreto Supremo 02-2011-
AG; y
b. las Normas Complementarias para el Desarrollo de la Asociatividad Agraria, apro-
badas por el Decreto Supremo 001-2012-AG.
83. Por último, a través de la Resolución Directoral 0001-2016-MINAGRI-SENASA-
DIAIA, se aprobó el “Procedimiento: importación, vigilancia y control de plaguicidas
de uso agrícola para consumo propio (v.02)”, en cuyo artículo 6 se describe el proce-
dimiento para la importación de plaguicidas para consumo propio, distinguiéndose
entre lo siguiente:
a. acciones previas a la importación (verificación realizada por el importador de los
plaguicidas a importar);
b. acciones en la importación (presentación del expediente, inspección física y toma
de muestras en almacén autorizado); y,
c. acciones posteriores a la importación (vigilancia y control, medidas sanitarias, así
como las sanciones por infracciones).
84. Sobre la base de la revisión anterior, se advierte que la regulación de la figura del AIU
ha atravesado distintas etapas, y es un denominador común desde el año 2001, a par-
tir de la expedición de la Resolución Ministerial 1216-2001-AG, la eliminación en
el Perú, para la importación de PQUA por parte de los AIU, del requisito relativo al
registro de tales productos ante Senasa, lo que en la práctica conllevó a autorizar, en
nuestro país, la importación de PQUA cuyos ingredientes activos fueron evaluados
por el Senasa para el registro de un producto terminado pero que tienen diferente
nombre comercial, país de origen, concentración o formulación distinta al producto
evaluado.
- 331 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
85. Además, entre los requisitos obligatorios de esta modalidad de importación de PQUA se
estableció el registro previo de los AIU ante Senasa y la prohibición de la comercializa-
ción de los plaguicidas importados bajo esta figura. Asimismo, no hubo mención expresa
en su regulación de condiciones de restricción aplicables a la importación de los produc-
tos clasificados en las categorías Ia y Ib de la OMS, en razón de su alta peligrosidad.
86. En todo caso, para comprender esto último conviene recordar que, de acuerdo con
la clasificación realizada por la OMS9, en el 2009, los plaguicidas pueden llegar a ser
extremadamente y altamente peligrosos, tal y como se muestra a continuación:
- 332 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Indicador N° 10
- 333 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Indicador N° 5
Aplicación de plaguicidas,
según departamento, 2016
Fuente: Exposición de principales resultados de la Encuesta Nacional Agropecuaria 2015-2016 del INEI14
13 En dicho cuadro se añadió la siguiente nota: “Se consideran prácticas adecuadas en el uso de plagui-
cidas, cuando su utilización es recomendada por un especialista y se registran datos de su aplicación.
En el caso de los plaguicidas químicos se debe leer la información de la etiqueta del envase antes de
usar su contenido y respetar la dosis y el tiempo entre la última aplicación y el período de cosecha y/o
almacenar estos insumos en un lugar alejado de las personas y alimentos. a/ Tiene únicamente valor
referencia por presentar un coeficiente de variación mayor al 15%”.
14 En dicha presentación se agrega la siguiente nota: “Los plaguicidas comprenden insecticidas,
fungicidas, herbicidas, acaricidas, bactericidas, nematicidas, rodenticidas, molusquicidas, etc. […]”.
- 334 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
93. Así también, según la Encuesta Nacional Agropecuaria 2016-2017, se advierte que el
uso de plaguicidas por pequeños(as) y medianos(as) productores(as) aumentó en 0,7 %
entre el 2016 (50,3 %) y 2017 (51,0 %), tal y como se muestra a continuación:
Productores que aplican plaguicidas 2016-2017
(En porcentaje)
94. En resumen, puede concluirse que el porcentaje de agricultores que utiliza plaguicidas en el
Perú viene aumentando, tal y como se muestra a continuación para el periodo 2015-2017:
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
LIMÓN
ESPÁRRAGO
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
a. Aceituna: número de frutos conformes y no conformes para residuos de plaguicidas por regiones,
Plan de Monitoreo 2017
Moderadamente
1 Ica, Tacna Chlorpyrifos
peligroso (II)
Moderadamente
2 Lima, Tacna Cipermetrina
peligroso (II)
Altamente
3 Lima Dichlorvos
peligroso (Ib)
Moderadamente
4 Lima Imazalil
peligroso (II)
Levemente
5 Lima Thiabendazol
peligroso (III)
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
d.1. Clasificación de los plaguicidas cuyos residuos fueron hallados en las muestras no conformes de tomate
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
d. En el caso del tomate, más del 31 % de las muestras totales fueron “no conformes”;
en tanto que el 100 % de las muestras delos departamentos de La Libertad, Lam-
bayeque y Piura fueron “no conformes”, el 80 % de las muestras del departamento
de Cajamarca fueron “no conformes” y el 28,5 % de las muestras del departamento
de Lima fueron “no conformes”, y contenían residuos de plaguicidas químicos
altamente peligrosos (Ib) y moderadamente peligrosos (II).
99. En concreto, en el aludido informe se recomendó principalmente lo siguiente:
100. Como puede apreciarse, es el propio Senasa el que reconoce a través del citado in-
forme el hecho alarmante de que en determinados alimentos de origen vegetal pro-
ducidos en el Perú es posible encontrar residuos de plaguicidas químicos, los que,
de acuerdo con la clasificación recomendada por la OMS en el año 2009, pueden
pertenecer incluso a la categoría de altamente peligrosos.
101. No hay duda de que situaciones como las previamente descritas pueden conllevar
potencialmente a un menoscabo directo de la salud de las personas, sea que se trate
de los agricultores usuarios, de quienes viven en los alrededores de las zonas de cul-
tivo o de los consumidores de los alimentos en cuya producción se utilizaron dichos
plaguicidas químicos.
102. Así, de acuerdo con el informe del Ministerio de Salud “Vigilancia Epidemiológica del
riesgo de exposición e intoxicación por plaguicidas”, correspondiente a la Semana Epi-
demiológica (SE) 25-2019 (al 22 de junio de 2019), elaborada por el Centro Nacional
de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades, se advierte lo siguiente:
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- A nivel nacional se han notificado hasta la SE 25 de 2019 en total 1120 casos de intoxi-
cación aguda por plaguicidas (en adelante IAP), con un incremento de 7,1 % compara-
do al mismo período del año 2018, en que se notificó 1040 casos en el país;
- El 83 % se concentran en 6 departamentos: Lima, Arequipa, Junín, Áncash, Tacna
y Ayacucho y los departamentos con mayor tasa de incidencia acumulada son Ama-
zonas y Arequipa;
- El 69,5 % de las intoxicaciones agudas se presentaron a las personas que tienen ente
18 a 59 años de edad (jóvenes y adultos) y la mayor tasa de incidencia acumulada
corresponde a las edades de 18 a 29 años (joven) y de sexo masculino;
- Hasta la semana epidemiológica (SE) 25 del año 2019 se han notificado en mayor
proporción intoxicaciones agudas por plaguicidas de tipo ocupacional, seguido de
las intoxicaciones voluntarias por intento de suicidio (33,8 %) y en menor propor-
ción, de tipo accidental no laboral (18,6 %); y,
- En el departamento de Lima se notificó el mayor número de fallecidos como con-
secuencia de intoxicación producida por plaguicidas químicos18.
103. Además, del documento anterior cabe destacar la siguiente información:
a. Intoxicación aguda por plaguicidas (IAP) y tasa de incidencia por departamentos, Perú 2018-2019
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d. Número de fallecidos y tasa de letalidad por intoxicación aguda por plaguicidas (IAP)
por distritos y departamentos, Perú 2019
104. De la información anterior, puede apreciarse que, pese al aumento en el uso de los
plaguicidas químicos que se ha experimentado en los últimos años –según el INEI,
alrededor del 51 % en el 2017–, no hay evidencias que muestren que los productores
agropecuarios reciban en la actualidad la suficiente capacitación con miras a dicha
utilización, o que, en todo caso, realicen efectivamente prácticas adecuadas cuando
usen los plaguicidas químicos.
105. Esto último ha conllevado a la generación de un grave peligro para la salud de los
agricultores, como lo muestra la información antes detallada sobre intoxicación agu-
da de tipo ocupacional a causa de plaguicidas difundida por el Ministerio de Salud;
peligro que puede razonablemente advertirse también para la salud de quienes viven
en las inmediaciones de las zonas de cultivo, para los consumidores de los alimentos
obtenidos en virtud de la utilización de dichos plaguicidas químicos y, en general,
para el medio ambiente.
106. Precisamente, sobre esto último, de acuerdo con lo indicado en el año 2018 por la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO),
respecto a nuestro país:
En diversas zonas del Perú se usan plaguicidas para la actividad agrícola sin la de-
bida protección y cuidado. Esta situación significa un grave riesgo de exposición
ocupacional y consecuente intoxicación, así como de contaminación ambiental por
el inadecuado manejo de estos productos peligrosos y sus residuos19.
19 Cfr. FAO en Perú. Noticia titulada: “Proteger la salud humana y el medio ambiente es una responsa-
bilidad compartida”, del 28 de junio de 2018. Disponible en el sitio web: http://www.fao.org/peru/
noticias/detail-events/en/c/1143786/ Consulta realizaba el 25 de julio de 2019.
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20 Cfr. FAO e IWMI. More people, more food. Worse water? A global review of water pollution from agri-
culture. Roma/Colombo 2018, p. 86. Ver también: FAO. Noticia titulada: “Los contaminantes agrí-
colas: una grave amenaza para el agua del planeta”, del 2018. Disponible en el sitio web: http://www.
fao.org/news/story/es/item/1141818/icode/ Consulta realizada el 25 de julio de 2019
21 OMS. Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer. 20 de marzo de 2015. Informa-
ción sobre el particular se encuentra disponible en el sitio web: https://www.iarc.fr/wp-content/
uploads/2018/07/MonographVolume112-1.pdf Consulta: 8 de agosto de 2019.
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de Uso Agrícola”, en tanto que en el año 2002 se expidió la Resolución 630, “Ma-
nual técnico andino para el registro y control de Plaguicidas Químicos de Uso
Agrícola”.
123. Al respecto, la incorporación de la figura del AIU por el Estado peruano fue conde-
nada en el proceso 05-AI-2008, por el Tribunal de Justicia de la CAN, sobre la base
de la Decisión 436 y de la Resolución 630.
124. Con posterioridad, desde el 1 de mayo de 2015, se encuentra vigente la Decisión
804 “Norma Andina para el Registro y Control de Plaguicidas Químicos de Uso
Agrícolas”, en cuyo artículo 1 se estableció que “la Decisión 436 se modifica en todos
sus Capítulos, Secciones, Artículos y Anexos, por los Títulos, Capítulos, Secciones,
Artículos y Anexos de la presente Decisión”. Esta decisión dejó sin efecto además las
Decisiones 684, 767, 785, 795 y 802, que modificaron e incluso suspendieron tem-
poralmente la aplicación de la Decisión 436.
125. Asimismo, se hizo mención en los artículos 7 (Título III “Del Registro o autorización
de la actividad”) y 15 (Título V “Del Registro de Plaguicidas de Uso Agrícola”) de
dicha Decisión de lo siguiente:
Artículo 7.-Los fabricantes, formuladores, importadores, importadores para con-
sumo propio, exportadores, envasadores, comercializadores y distribuidores de
PQUA, sean éstos personas naturales o jurídicas, deben estar obligatoriamente re-
gistrados o autorizados ante la ANC [Autoridad Nacional Competente] para la rea-
lización de sus actividades. Dicho registro o autorización debe ser previo al inicio
de sus actividades.
Los importadores para consumo propio estarán sujetos al registro y condiciones indicadas
en Titulo VI de la presente Decisión.
[...]
Artículo 15.-La información requerida para registrar un PQUA debe estar cientí-
ficamente fundamentada y desarrollada bajo métodos y protocolos internacional-
mente reconocidos y aceptados por el respectivo País Miembro. Como base para
revisar la información presentada para registrar un PQUA, las autoridades de cada
País Miembro verificarán que se cumpla con los criterios y métodos establecidos
y estandarizados por los organismos internacionales de referencia reconocidos y
aceptados por estos; entre otros:
Tema Referencia
Salud FAO, OMS, IARC
Ambiente FAO, EPA, OPPT, FIFRA, EFSA
Eficacia agronómica FAO, CIPAC/AOAC
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
126. En lo correspondiente a la figura del AIU, en el artículo 39 del Título VI “De la im-
portación para consumo propio” de la Decisión 804,se refirió lo siguiente:
Artículo 39.- Los Países Miembros podrán utilizar facultativamente el mecanismo
de importación para consumo propio y sin fines de comercialización de PQUA con
registro vigente y/o moléculas formuladas con antecedentes de registro en el País
Miembro, según lo determine y de acuerdo a las necesidades de cada País Miembro. Para
hacer uso de este mecanismo, el interesado debe solicitar el correspondiente registro
de esta actividad ante la ANC (Autoridad Nacional Competente)[cursiva agregada].
Cada País Miembro podrá regular las condiciones, requisitos y demás acciones
complementarias necesarias para este procedimiento. La ANC [Autoridad Nacio-
nal Competente] de cada País Miembro regulará, de requerirse, en coordinación
con las autoridades competentes de salud y de ambiente, los requisitos, condiciones
o acciones complementarias, de acuerdo con lo establecido en esta Decisión y lo
que establezca el Manual Técnico Andino. El producto importado bajo este me-
canismo sólo se utilizará para el consumo propio del usuario para las actividades
agrícolas que desarrolla.
127. Por último, en agosto de 2019 se ha promulgado la Resolución 2075 “Manual Téc-
nico Andino para el Registro y Control de Plaguicidas Químicos de Uso Agrícola”,
la cual ha derogado la Resolución 630 y debe aplicarse según lo establecido en la
Decisión 804.
128. En todo caso, corresponde enfatizar que, de acuerdo con la vigente normatividad andi-
na, cada País miembro podrá determinar, según sus propias necesidades, la utilización
facultativa del mecanismo de importación para consumo propio y sin fines de comer-
cialización de PQUA con registro vigente y moléculas formuladas con antecedentes de
registro en el País Miembro. Esto significa que la determinación del contenido y alcance
de los procedimientos correspondientes se sujeta a lo establecido por cada Estado, y
se complementa a nivel interno por la autoridad nacional competente; en el caso del
Perú, el Senasa, en coordinación con las autoridades en materia de salud y ambiente, de
acuerdo con lo establecido en la Decisión 804 y la Resolución 2075 antes citada.
129. Ahora bien, indicado todo lo anterior, a continuación este Tribunal evaluará si, efec-
tivamente, el artículo 3 de la Ley 30190 ha vulnerado los derechos fundamentales y
disposiciones constitucionales invocadas por los demandantes.
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se genera una violación del deber de prevención que se deriva del derecho constitu-
cional a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de la vida.
131. Los ciudadanos recurrentes alegan también que el artículo 3 de la Ley 30190, al per-
mitir la importación de PQUA con declaración jurada, sin lugar para una evaluación
toxicológica a cargo del Ministerio de Salud, vulnera el derecho constitucional a la
protección de la salud.
132. En suma, según los demandantes, la norma cuestionada regula un procedimiento
simplificado para importar PQUA, que prescinde de la evaluación agronómica, eco-
toxicológica, toxicológica y ambiental, sustituyéndolas por una simple declaración
jurada, lo que solo beneficia a determinados agricultores (agroexportadores) y a sus
respectivos gremios para la importación de productos destinados a su propio consu-
mo y al de sus asociados.
133. Respecto al segundo párrafo del artículo 3 de la Ley 30190, los demandantes ale-
gan que dicha disposición permite que, en el marco del proceso de importación de
PQUA en ella establecido, ingresen al Perú productos de alta peligrosidad, como los
plaguicidas químicos de las categorías Ia y Ib.
134. Asimismo, sostienen que en el tercer párrafo se concede al Senasa facultades de vigi-
lancia y control de importaciones de plaguicidas, pero que solamente se trataría de
una vigilancia ex post, que no garantiza el deber de protección del medio ambiente
que le corresponde al Estado.
135. Al respecto, la disposición cuestionada tiene los siguientes destinatarios:
a. las personas naturales que desarrollan cultivos,
b. las personas jurídicas que desarrollan cultivos, y
c. las organizaciones de productores agrarios.
136. Adicionalmente, a dichos destinatarios se les permite lo siguiente:
a. importar directamente plaguicidas de uso agrícola para consumo propio, e
b. importar directamente plaguicidas de uso agrícola para el consumo de sus
asociados.
137. Además, en este párrafo se estableció que dichos productos deberán contar con in-
gredientes activos que hayan sido evaluados previamente por el Senasa con fines de
registro y que podrán tener las siguientes características diferentes a las del producto
registrado con ingrediente activo evaluado por el Senasa:
a. nombre comercial,
b. país de origen,
c. concentración y formulación.
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151. Y es que la protección del medio ambiente involucra aspectos relacionados con el ma-
nejo, uso, aprovechamiento y conservación de los recursos naturales, el equilibrio de
los ecosistemas, la protección de la diversidad biológica, la conservación de las áreas
de especial importancia ecológica, el desarrollo sustentable y la calidad de vida de las
personas en condiciones dignas.
152. Por otro lado, con relación al segundo derecho invocado, la Constitución reconoce,
en su artículo 7, que toda persona tiene derecho a la protección de su salud, así como
el deber estatal de contribuir a la promoción y defensa de esta. En este sentido, el de-
recho a la salud se orienta a la conservación y al restablecimiento del funcionamiento
armónico del ser humano en su aspecto físico y psicológico; y, por consiguiente,
guarda una especial conexión con los derechos a la vida, a la dignidad de la persona
humana, a la integridad (Sentencia 0091-2015-HC/TC, fundamento 2), y con el
derecho a la alimentación, entre otros.
153. En ese sentido, existe un deber del Estado de no exponer a las personas a situaciones
que pudieran comprometer, afectar o agravar su salud, como ocurriría si es que no se
asegura efectivamente el derecho a la alimentación adecuada, lo que necesariamente
requiere, de conformidad con el Comentario General 12 del Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales de la ONU, la disponibilidad de alimentos en
cantidad, calidad y variedad suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias
de los individuos, sin sustancias nocivas, y aceptables para una cultura determinada
(Sentencia 01470-2016-HC, fundamento 38).
154. Precisamente, con relación a los efectos gravemente perniciosos para la salud de las
personas que los plaguicidas químicos pueden llegar a generar, de acuerdo con el In-
forme de la Relatora Especial sobre el derecho a la alimentación de la ONU, de fecha
24 de enero de 2017:
Preocupan gravemente los efectos de la exposición crónica a los plaguicidas peligro-
sos. La exposición a plaguicidas se ha vinculado al cáncer, a la enfermedad de Al-
zheimer y a la enfermedad de Parkinson, a trastornos hormonales, a problemas de
desarrollo y a esterilidad. Los plaguicidas también pueden tener numerosos efectos
neurológicos, como pérdida de memoria o de coordinación o reducción de la capa-
cidad visual o motriz. Otros posibles efectos son, por ejemplo, el asma, las alergias y
la hipersensibilidad. Con frecuencia estos síntomas son muy sutiles y la comunidad
médica puede no reconocerlos como un efecto clínico de los plaguicidas. Además,
los efectos crónicos de los plaguicidas pueden tardar meses o años en manifestarse
tras la exposición, lo cual plantea un desafío importante a la hora de tratar de exigir
cuentas y acceder a un recurso efectivo, incluidas intervenciones preventivas24.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
155. De esta manera, el derecho fundamental a la salud, en conexión con el derecho fun-
damental a una alimentación adecuada, desarrollado por este Tribunal en la Sentencia
01470-2016-HC, como se ha indicado previamente, exigen que el Estado garantice
que los alimentos estén disponibles en cantidad, calidad y variedad suficientes. Esto
último solo se logra en la realidad cuando el Estado desarrolla políticas institucionales
concretas y controlables con la finalidad de asegurar que los alimentos carezcan de
sustancias nocivas, como residuos de los plaguicidas químicos; o, en general, cuando
el Estado cumple con garantizar a las personas que la inocuidad de los alimentos está
escrupulosamente verificada por las autoridades competentes, como debe ocurrir, por
ejemplo, en el caso de los alimentos transgénicos; todo ello a fin de satisfacer las ne-
cesidades alimentarias de las personas con arreglo a la Norma Fundamental.
156. Más allá de lo previamente indicado, este Tribunal estima que su labor como guar-
dián de la supremacía constitucional y de la tutela de los derechos fundamentales
sería incompleta con relación al examen de constitucionalidad aquí desarrollado si
es que no se toman medidas en el ámbito de sus competencias frente a la verificada
repercusión directa en la salud de la población de nuestro país por la exposición a
los plaguicidas químicos, conforme se ha precisado en esta sentencia, lo que se debe,
entre otras razones de primer orden, a la falta de capacitación, vigilancia y monito-
reo por parte de las autoridades correspondientes respecto del uso de este tipo de
plaguicidas.
157. Así, con especial relación a esto último, este Tribunal no puede dejar de advertir que
nos encontramos ante una situación alarmante que no es reciente, sino que es de larga
data en nuestro país. Tal es así que, en el aludido informe del relator especial sobre el
derecho a la alimentación de la ONU de fecha 24 de enero de 2017, se da cuenta de
lo siguiente:
La intoxicación por plaguicidas sigue siendo un motivo grave de preocupación,
sobre todo en los países en desarrollo, a pesar de que solo el 25 % de la utilización
de plaguicidas se produce en esas naciones. En algunos países, la intoxicación por
plaguicidas supera incluso las muertes por enfermedades infecciosas. Entre los ac-
cidentes trágicos con intoxicaciones cabe mencionar un incidente que tuvo lugar
en el Perú en 1999, en el que 24 alumnos de una escuela murieron tras consumir
paratión, un plaguicida altamente tóxico, que se había empaquetado de manera
que se confundía con la leche en polvo25.
158. Al respecto, no debe olvidarse como se menciona en el citado informe que existen
ciertos grupos que corren un riesgo sustancialmente mayor de verse expuestos a pla-
guicidas; por ejemplo, los agricultores y trabajadores agrícolas, las comunidades que
viven cerca de terrenos agrícolas, las comunidades indígenas, las mujeres embarazadas
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
y los niños26. Y, precisamente, es con estos grupos, entre otros, con los que el Estado
se encuentra especialmente obligado a garantizar niveles de protección reforzados
de sus derechos, según lo dispuesto en el artículo 4 de la Constitución, entre otras
disposiciones del bloque de constitucionalidad.
159. Asimismo, corresponde enfatizar que el potencial riesgo para la salud de las personas
en el Perú puede tener un alcance mayor si se evalúa el problema desde la perspectiva
de los consumidores, otro grupo afectado especialmente por la contaminación de los
alimentos con sustancias nocivas provenientes de los plaguicidas químicos, como se
sostiene también en el aludido informe de Naciones Unidas27. No debe olvidarse,
pues que, según el artículo 65 de la Constitución, “el Estado defiende el interés de los
consumidores y usuarios. Para tal efecto, garantiza el derecho a la información sobre
los bienes y servicios que se encuentran a su disposición en el mercado. Asimismo
vela, en particular, por la salud y la seguridad de la población”.
160. Con relación a esto último, conviene recordar, como se ha indicado previamente en
esta sentencia, lo que sigue:
a. En los alimentos analizados en el año 2017 por Senasa se encontraron varios
muestras con resultados “no conformes” y, en algunos casos, las muestras “no
conformes” se obtuvieron en la totalidad del material analizado en un departa-
mento, como ocurrió con las muestras “no conformes” de aceituna de Ica, o las
de tomate en Lambayeque, La Libertad y Piura, donde se hallaron residuos de
plaguicidas químicos que superaban el límite máximo establecido y que incluso
eran altamente tóxicos (Ib), según la clasificación de la OMS; y,
b. Según el Ministerio de Salud, hasta junio del año 2019, se han reportado 1120
casos de intoxicación aguda por exposición plaguicidas químicos.
161. Con base en todo lo anterior, este Tribunal advierte que, de la fórmula legal del
artículo 3 de la Ley 30190 no se desprende ni explícita ni implícitamente un manda-
to relacionado directamente con el deber de preservación del medio ambiente, ni con
la protección del derecho a la salud en conexión con el derecho a la alimentación ade-
cuada. Dicho mandato, según nuestro ordenamiento jurídico-constitucional, debe
cumplirse, desde un inicio, con el registro correspondiente de los plaguicidas quími-
cos ante Senasa, registro que debe incluir, por lo tanto, la evaluación de la autoridad
competente en materia ambiental del sector agrario (Dirección General de Asuntos
Agrarios o DGAA del Ministerio de Agricultura y Riego) y de las autoridades com-
petentes en materia de salud.
162. Sin embargo, este Tribunal aprecia que, de acuerdo con el cuestionado artículo 3 de la
Ley 30190, bastaría una declaración jurada con la información consignada en dicho
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
artículo para que los destinatarios de tal disposición puedan importar directamente, para
consumo propio y el de sus asociados, PQUA no registrados previamente por Senasa.
163. Así, la única exigencia de previa evaluación por Senasa con fines de registro se refiere
al ingrediente activo, el cual incluso podría tener diferente nombre comercial, país de
origen, concentración o formulación que los del producto registrado con ingrediente
activo evaluado por Senasa.
164. Es decir, de lo anterior se desprende que el legislador ha asumido, sin mayor evidencia
científica, que sería suficiente la evaluación del ingrediente activo de un plaguicida
químico con fines de registro, por parte del Senasa, para garantizar que el producto a
importar que cuente con el mismo ingrediente activo es eficaz, pero sobre todo seguro
en materia agronómica, eco-toxicológica, toxicológica, medioambiental y sanitaria.
165. Incluso, más allá de dicha suposición, el propio legislador ha flexibilizado las exigen-
cias del ingrediente activo en el artículo 3 de la ley cuestionada en detrimento de la
seguridad sanitaria y medioambiental que debe procurar en la mayor medida posible
para todos los ciudadanos. Ello es así por cuanto en este artículo se admite que el in-
grediente activo tenga distinta concentración o formulación, esto es, se admite que se
importen plaguicidas químicos sin antecedentes de registro, lo cual, razonablemente,
no constituye suficiente garantía en el marco de potenciales riesgos para la propia
agricultura, el medioambiente y la salud de las personas.
166. A ello debe añadirse que este artículo supedita, sin más, la restricción de las importa-
ciones de productos químicos de uso agrícola (plaguicidas químicos) bajo esta moda-
lidad, clasificados como pertenecientes a los grupos Ia (extremadamente peligrosos)
y Ib (altamente peligrosos) según la OMS, a una norma reglamentaria, esto es, a las
condiciones establecidas en el Reglamento del Decreto Legislativo 1059, aprobado
por Decreto Supremo 018-2008-AG, publicado el 31 de agosto de 2008,que no re-
gula el supuesto de restricciones a la importación de PQUA de la clasificación Ia y Ib
por parte de los AIU.
167. En todo caso, una disposición relacionada con lo mencionado es el artículo 15 del
Decreto Legislativo 1059 antes referido, que dispuso que la Autoridad Nacional en
Sanidad Agraria (Senasa) tendría que priorizar las medidas tendientes a restringir o
prohibir, entre otros, la utilización de los PQUA clasificados en las categorías Ia (ex-
tremadamente peligrosos) y Ib (altamente peligrosos) según la Tabla de Clasificación
por Peligrosidad de la OMS, “siempre que [se] cuente con alternativas técnicas y eco-
nómicas y, sobre todo, de menor riesgo para la salud y el ambiente”. Pero, como pue-
de apreciarse, ello propiamente no está relacionado directamente con la figura de la
importación de PQUA por parte de los AIU. Esa falta de relación directa también se
advierte en relación a la regulación establecida en el Decreto Supremo 001-2015-MI-
NAGRI, en cuyo artículo 56 se dispuesto la exclusión de los plaguicidas y de “los
beneficios de reducción arancelaria que adopte el país, en fomento del uso de otros
métodos alternativos de control de plagas”.
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Así, el carácter normativo que la Constitución ostenta no sólo significa que las
disposiciones en ella contenidas no sean infringidas o desconocidas por las autori-
dades, funcionarios o personas (que no se atente contra lo constitucionalmente pro-
hibido), sino que aquellas obligaciones que ella señala, entre las que puede encon-
trarse la de desarrollar normativamente determinado precepto constitucional, sean
cumplidas de modo efectivo y adecuado (que se cumpla con lo constitucionalmente
ordenado) [Sentencia 05427-2009-AC/TC, fundamento 12].
178. Ello es así por cuanto solo de esta manera puede la garantizarse la plena y completa
realización del proyecto constitucional que una comunidad política ha abrigado a
través de su Norma Fundamental (Sentencia 05427-2009-AC/TC, fundamento 12).
179. Por ello, en atención a las inconstitucionalidades previamente detectadas, este Tribu-
nal estima indispensable recurrir a la figura de una sentencia interpretativa aditiva.
180. En principio, a la modalidad de la sentencia interpretativa propiamente dicha se
recurre cuando el órgano de control constitucional detecta y determina la existencia
de un contenido normativo inconstitucional dentro de una ley o norma con rango
de ley, por lo que se recurre de manera alternativa y acumulativa a la tarea reductora
y reconstructiva (Sentencia 004-2004-CC/TC, fundamento 3.3).
181. Al respecto, este Tribunal ha sostenido en la Sentencia 004-2004-CC/TC que las
sentencias aditivas son aquellas en donde el órgano de control de la constituciona-
lidad determina la existencia de una inconstitucionalidad por omisión legislativa,
contexto en el cual “se procede a ‘añadir’ algo al texto incompleto, para transformarlo
en plenamente constitucional” y que se expiden “para completar leyes cuya redacción
presenta un contenido normativo ‘menor’ respecto al exigible constitucionalmente”
(fundamento 3.3.).
182. Así, “se trata de una sentencia que declara la inconstitucionalidad no del texto de la
norma o disposición general cuestionada, sino más bien de lo que los textos o nor-
mas no consignaron o debieron consignar” y que, en concreto se caracteriza por lo
siguiente:
- La sentencia indica que una parte de la ley impugnada es inconstitucional, en
tanto no ha previsto o ha excluido algo.
- El órgano de control considere necesario “ampliar” o “extender” su contenido
normativo, permitiendo su aplicación a supuestos inicialmente no contempla-
dos, o ensanchando sus consecuencias jurídicas.
- La finalidad en este tipo de sentencias consiste en controlar e integrar las omi-
siones legislativas inconstitucionales; es decir, a través del acto de adición, evi-
tar que una ley cree situaciones contrarias a los principios, valores o normas
constitucionales.
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de los que se encuentran en la misma condición, lo que implica que quien invoca la
afectación de dicho principio-derecho debe demostrar dos cosas:
a. el trato diferente; y
b. que se encuentra en la misma condición respecto de la persona que recibe un
tratamiento diferenciado.
201. En tal sentido, este Tribunal afirmó que, para determinar la existencia de una dife-
renciación jurídicamente relevante, debe constatarse que se aplica diferente trato a
quienes se encuentran en condiciones iguales, o un trato homogéneo a quienes se
encuentran en diferente situación, lo que vendría a constituir una violación del prin-
cipio de igualdad por indiferenciación (Sentencia 02437-2013-PA/TC, fundamentos
25 y siguientes).
202. En otras palabras, la identificación del tratamiento diferenciado debe realizarse me-
diante la comparación entre el objeto, el sujeto, la situación o la relación que se
cuestiona y otro identificable, desde el punto de vista fáctico o jurídico, pero al que
se le asigna diferente consecuencia, lo que constituye el “término de comparación”
(tertium comparationis) (Sentencia 0026-2014-PI/TC, fundamento 22).
203. Este término de comparación debe presentar una situación jurídica o fáctica que
comparta una esencial identidad, en sus propiedades relevantes, con el trato que se
denuncia y tiene como características las siguientes:
a. Debe tratarse de un supuesto de hecho lícito. El fundamento de esta exigencia,
desde luego, consiste en que de aceptarse un término de comparación ilícito para
reputar un tratamiento como discriminatorio, la declaración de nulidad de éste,
por derivación, ampliaría el espectro de la ilicitud, siendo evidente que el deber
de todo operador jurídico es exactamente el contrario.
b. La situación jurídica propuesta como término de comparación debe ostentar
propiedades que, desde un punto de vista fáctico y jurídico, resulten sustancial-
mente análogas a las que ostenta la situación jurídica que se reputa discrimina-
toria. Desde luego, ello no implica exigir que se traten de situaciones idénticas,
sino tan solo de casos entre los que quepa, una vez analizadas sus propiedades,
entablar una relación analógica prima facie relevante. A contrario sensu, no resul-
tará válido el término de comparación en el que ab initio pueda apreciarse con
claridad la ausencia (o presencia) de una propiedad jurídica de singular relevancia
que posee (o no posee) la situación jurídica cuestionada [Sentencia 0015-2010-
PI/TC, fundamento 9].
204. Es en esta línea que el Tribunal Constitucional ha planteado que, desde la posición de
quien se considera afectado en su derecho a la igualdad en la ley por una diferencia-
ción legal, no basta alegar la existencia de una determinada circunstancia que lo ase-
meja a quien pretende utilizar como término de comparación, sino que es necesario
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241. Dicha evaluación, que tiene como parámetro de control el ordenamiento jurídico
comunitario, excede, por lo tanto, el ámbito de competencias de este Tribunal, en
su calidad de guardián de la supremacía constitucional y de la tutela de derechos
fundamentales, lo que bajo ninguna circunstancia debe interpretarse en el sentido de
desconocer el deber del Estado promover la integración, particularmente latinoame-
ricana, de conformidad con el artículo 44 de la Constitución.
242. Y es que, en puridad, este Tribunal Constitucional solo puede pronunciarse respecto
de aquellas materias y controversias jurídicas que se encuentran dentro del ámbito sus
competencias, como es el caso del escrutinio, de acuerdo con las particularidades de
un caso concreto, de los actos realizados por los poderes públicos y privados que in-
cidan negativamente en el contenido constitucionalmente protegido de los derechos
fundamentales, como también, en lo que respecta al control de constitucionalidad de
normas con rango de ley y de las omisiones inconstitucionales que contravengan el
bloque de constitucionalidad, por la forma o por el fondo, directa o indirectamente,
de forma parcial o total.
243. De esta manera, debe quedar claramente establecido que este Tribunal no tiene compe-
tencias para pronunciarse en torno a un eventual incumplimiento por parte del Estado
peruano de los compromisos asumidos en materia del ordenamiento de la CAN.
244. Por ello, corresponde declarar infundado el presente extremo de la demanda.
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260. Por último, corresponde precisar que la mencionada vacatio sententiae (1 año) no
implica que se deba esperar a que transcurra este lapso de tiempo en su totalidad
para legislar; antes bien, ello supone que el legislador, en el marco de sus atribuciones
constitucionales, pueda expedir la respectiva regulación, incluso, de ser posible, du-
rante los primeros meses de tal período.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere
la Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA en parte la demanda por la vulneración del derecho fundamen-
tal al medio ambiente sano y equilibrado y el derecho a la protección de salud; y, por
consiguiente, declarar inconstitucionales los siguientes párrafos del artículo 3 de la Ley
30190:
[...]
dichos productos deberán contar con ingredientes activos que hayan sido evalua-
dos previamente por el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) con fines de
registro y podrán tener diferente nombre comercial, país de origen, concentración
y/o formulación distinta al producto registrado con ingrediente activo evaluado
por el Senasa.
Las importaciones de los productos químicos de uso agrícola pertenecientes a las
categorías Ia y Ib, quedan restringidas a las condiciones establecidas en el Regla-
mento del Decreto Legislativo 1059, Decreto Legislativo que aprueba la Ley Ge-
neral de Sanidad Agraria.
2. Según lo indicado supra y de conformidad con la Constitución, deben incluirse las
frases “registrados ante el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa)” y “eco-
toxicológicas, toxicológicas, medioambientales y agronómicas” al artículo 3 de la
Ley 30190, e interpretarse en el siguiente sentido:
Las personas naturales o jurídicas, que desarrollen cultivos, organizaciones de pro-
ductores agrarios, podrán importar directamente, para consumo propio y de sus
asociados, plaguicidas de uso agrícola, registrados ante el Servicio Nacional de
Sanidad Agraria(Senasa), presentando una declaración jurada que contenga el
nombre comercial del producto a importar y su ingrediente activo, nombre del
formulador del producto terminado, país de origen, peso neto, peso bruto, fecha
de producción, de vencimiento y probable de arribo, tipo y material de envase.
Se faculta al Senasa para aprobar procedimientos, mediante resolución del órgano
de línea competente, que permitan efectuar actividades de vigilancia y control de
estos productos desde su importación hasta su uso en campo; adoptando medidas
sanitarias, toxicológicas, eco-toxicológicas, medioambientales y agronómicas, e
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Si bien concuerdo con declarar FUNDADA en parte la demanda por la vulneración del
derecho fundamental al medio ambiente sano y equilibrado y del derecho a la protección
de la salud; así como con los demás puntos resolutivos de la sentencia, considero pertinente
realizar algunas precisiones sobre el proceso de inconstitucionalidad , la constituciona-
lidad, la conceptuación de la figura del análisis de constitucionalidad, así como sobre el
ángulo de observación y el eje de preocupación que debe observarse en estos procesos, en
orden a dejar establecida mi posición en estos temas.
Mi fundamentación la efectúo de acuerdo al siguiente esquema:
1. El proceso de inconstitucionalidad.
2. La constitucionalidad.
3. Conceptuación de la figura del análisis de constitucionalidad.
4. El eje de preocupación y el ángulo de observación en los procesos de inconstitucionalidad.
A continuación, desarrollo dicho esquema siguiendo la misma numeración temática:
1. El proceso de inconstitucionalidad
A manera de enmarque doctrinario que permita fijar adecuadamente la posición que
corresponde asumir a la Judicatura Constitucional al intervenir en un proceso de incons-
titucionalidad, considero necesario hacer una breve referencia a dicho proceso:
1.1 El Proceso Inconstitucionalidad o, más propiamente denominado Proceso Directo
de Control Concentrado de la Constitucionalidad, es el proceso paradigma entre los
procesos de control de la constitucionalidad en tanto constituye la canalización de la
fórmula de heterocomposición más completa y eficaz para anular la normativa infra-
constitucional afectada de alguna causal de inconstitucionalidad. Es decir, la normativa
incursa en infracción constitucional. Sea esta infracción de forma, de fondo, directa,
indirecta, parcial o total, y, en consecuencia, incompatible con la Constitución. Es un
proceso de aseguramiento de la primacía de la Constitución, en cuanto norma supre-
ma y expresión de la voluntad normativa del Poder Constituyente.
1.2 De acuerdo al diseño procedimental ideado por Hans Kelsen, el Proceso Directo de
Control Concentrado de la Constitucionalidad tiene como características principales
el ser un proceso constitucional de instancia única, de carácter cognoscitivo, de en-
juiciamiento de la producción normativa del legislador infraconstitucional de primer
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
2. La constitucionalidad
En esa línea, lo que debe determinarse es si la disposición infraconstitucional cuestiona-
da está impregnada o no de constitucionalidad, por lo que resulta necesario formular su
conceptuación.
Al respecto, afirmo que la constitucionalidad es un vínculo de armonía y concordancia ple-
na entre la Constitución y las demás normas que conforman el sistema jurídico que aquella
diseña; tanto en cuanto al fondo como a la forma. Es una suerte de cordón umbilical que
conecta o une los postulados constitucionales con sus respectivos correlatos normativos, en
sus diversos niveles de especificidad; siendo consustancial al proceso de implementación
constitucional e imprescindible para la compatibilidad y coherencia del sistema jurídico
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
normativas infraconstitucionales; sino que sean otros ejes los que priman, tales como,
por ejemplo, el equilibrio presupuestal, el ordenamiento en la contratación pública, la
lucha anticorrupción, los alcances mediáticos de la decisión o los efectos producidos en
el terreno fáctico, entre otros, los cuales si bien son importantes, no deben constituirse
en la preocupación primordial del Juez Constitucional y, menos aún, determinante
para orientar su veredicto, ya que en puridad escapan a sus competencias y distraen,
obstaculizan y distorsionan el enfoque que le corresponde asumir en armonía con los
fines esenciales de los procesos constitucionales regulados en los artículos 200º y 202º
de la Carta Fundamental de la República; fines que, con claridad y contundencia,
desarrolla el artículo 2º del Código Procesal Constitucional en los términos siguientes:
“Son fines esenciales de los procesos constitucionales garantizar la primacía de la Cons-
titución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales.”
4.3 La segunda situación de distorsión consiste en que el ángulo de observación no sea
dado a partir de la Constitución y de los valores, principios, instituciones, derechos,
normas y demás aspectos que ella encierra –es decir, de la voluntad y expresión norma-
tiva del Poder Constituyente–, lo cual significa que el Juez Constitucional, asido (léase
cogido o sostenido) de un enfoque constitucionalizado y recogiendo el telos constitu-
cional –la inspiración, la filosofía, la lógica y la racionalidad del Constituyente– debe
realizar el análisis de la materia controvertida, para lograr los acotados fines esenciales
de los procesos constitucionales, a través de un accionar consecuente con el carácter de
supremo intérprete de la Constitución y de toda la normativa conformante del sistema
jurídico nacional , que detenta el colegiado que integra; sino que, por el contrario, el
ángulo de observación se ha dado básicamente a partir de la ley –es decir, de la volun-
tad y expresión normativa del Poder Constituido–.
4.4 Esta segunda distorsión conlleva, lamentablemente, que el Poder Constituido termine
primando sobre el Poder Constituyente y que el Tribunal Constitucional, que es el
órgano autónomo e independiente encargado de la defensa de la Constitución, de la
expresión normativa del Poder Constituyente, termine defendiendo al Poder Consti-
tuido y desnaturalizando su función con una visión llanamente legalista y huérfana
de un enfoque constitucional. Y, en otros casos, inspirada en enfoques, inquietudes o
dimensiones ajenos a lo estrictamente constitucional.
4.5 Por ello, como Jueces Constitucionales debemos operar con suma cautela al momento
de impartir Justicia Constitucional, sin descuidar en ningún momento el eje de preo-
cupación y el ángulo de observación que informa a cada uno de los procesos constitu-
cionales. En este caso, al proceso de inconstitucionalidad.
S.
BLUME FORTINI
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
En el presente caso si bien me encuentro de acuerdo con el fallo, considero necesario rea-
lizar algunas precisiones:
1. La exoneración del dictamen de la Comisión del Congreso es una potestad excepcio-
nal, como lo establece el artículo 105 de la Constitución. Así también, este Tribunal
Constitucional, en la sentencia recaída en el Expediente 0006-2008-PI/TC ha señala-
do lo siguiente:
21. En las normas citadas se admite la posibilidad de que se aprueben exoneracio-
nes por parte de la Junta de Portavoces, sujetas a que se realicen en la oportunidad
procedimental adecuada y con el número de votos requerido. Sobre ello, el Tri-
bunal Constitucional ha precisado que este mecanismo no debe ser aplicado de
manera generalizada, ya que, de lo contrario, “se convierte en los hechos en el pro-
cedimiento legislativo regular. Si bien la potestad de establecer exoneraciones por
parte de la Junta de Portavoces es discrecional, ello no implica que pueda ser usada
de modo arbitrario” (Sentencia 00012-2018-PI y 00013-2018-PI, fundamento
34), especialmente tratándose de una reforma constitucional. En buena cuenta,
esta clase de prácticas podrían terminar por tergiversar la finalidad del artículo 105
de la Constitución.
2. Por ello, considero que el hecho que la ponencia avale la exoneración del dictamen
de la Comisión de Salud, así como el plazo del dictamen de la Comisión Agraria
constituye un supuesto extremo, que responde no solo por la alta votación obtenida
para la exoneración, sino también por la urgencia en emitir la disposición normativa
cuestionada, dada la importancia del tema que es objeto de regulación (tratamiento de
plaguicidas).
3. Por otro lado, desde mi punto de vista, los fundamentos 87 a 111, si bien permiten
ilustrar el tema, no son relevantes directamente para analizar la constitucionalidad de
la disposición cuestionada, por lo que considero que deben ser suprimidos.
4. Considero también que la ponencia no analiza adecuadamente la pretensión referida al
incumplimiento del artículo 55 de la Constitución, referida a que se habría obviado la
Decisión 759 así como el pronunciamiento del Tribunal de Justicia de la Comunidad
Andina. Y es que, el artículo 55 de la Constitución señala que “los tratados celebrados
por el Estado y en vigor forman parte del derecho nacional”. No se cuestiona que el
tratado de la CAN tenga rango constitucional o no, sino su incumplimiento, lo que sí
tiene contenido constitucional.
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Coincido con lo señalado por mis colegas magistrados, pero debo agregar a lo expuesto,
lo siguiente:
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
sostuvo que, para el caso concreto, “la ausencia de una política general” constituyó
“una falta del Estado en el cumplimiento general de su obligación de prevención”.
15. Ahora bien, pese a ser claro que en nombre de la tutela adecuada de los derechos deben
formularse políticas institucionales, también es cierto que su elaboración y cumpli-
miento plantean diversos retos. Por ejemplo, que todas las políticas estatales no puedan
cumplirse al mismo tiempo, debido a la limitada disponibilidad de recursos y a la
creciente cantidad de necesidades y exigencias sociales, por lo cual se plantea la progre-
siva adopción de medidas apropiadas, con el objeto es alcanzar de manera paulatina la
plena efectividad de los derechos que cuentan con una dimensión prestacional, como
son por excelencia los derechos sociales.
16. Al respecto, suele entenderse que la forma en que estos derechos son realizados, o en
otras palabras, la manera en la que deben ser implementadas las políticas públicas en
materia de este tipo de derechos, es un asunto propio de los poderes públicos, quienes
no solo son las entidades constitucionalmente competentes para tomar esas decisiones,
sino quienes se encuentran asimismo en una mejor posición para decidir sobre la opor-
tunidad, la conveniencia, la legitimidad social y política, así como corrección técnica
de las medidas o acciones que deben llevarse a cabo.
17. Ahora bien, de lo anterior no se desprende que los jueces constitucionales no deban
asumir ningún rol en la concreción de los derechos prestacionales o sociales, de cara a
lograr su vigencia efectiva.
18. Como el Tribunal Constitucional ya ha tenido ocasión de esclarecer en diversas oca-
siones (por todas: STC Exp. n.º 0014-2014-Pl y otros (acumulados), y STC Exp. n.º
03228-2012-AA) que, en su condición de órgano llamado a garantizar la supremacía
normativa de la Constitución y de los derechos fundamenta les, se encuentra habili-
tado para controlar las políticas públicas adoptadas por los órganos competentes, de
manera más clara cuando estás responden (o debieran responder) a la satisfacción de
derechos sociales.
19. Ahora bien, es claro que al órgano de control de la constitucionalidad, en principio, no
le corresponde participar en el diseño de las políticas públicas, ni decidir cuál opción
es más adecuada que otra, no le corresponde priorizar metas ni fijar cuestiones de con-
veniencia u oportunidad.
20. Como es obvio, a la judicatura constitucional no le corresponde suplir al legislador o
a la autoridad administrativa en la definición de las políticas públicas, pues ello signi-
ficaría afectar las competencias deliberativas y técnicas de los mencionados órganos en
la formulación e implementación de dichas políticas.
21. Ahora bien, siendo claro que es una exigencia constitucional controlar las políticas públi-
cas orientadas a la satisfacción de los derechos sociales y prestacionales, queda aún pen-
diente precisar cuáles son los alcances de dicho control, de tal forma que los tribunales
no excedan sus competencias y la legitimidad de la que están especialmente investidos.
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Con el mayor respeto por la posición de mis colegas magistrados, emito el presente funda-
mento de voto por las siguientes consideraciones.
Comparto la ponencia cuando estima la demanda por considerar que determinados extre-
mos del artículo 3 de la Ley 30190 vulneran “el derecho fundamental al medio ambiente
sano y equilibrado y, también, el derecho a la protección de salud” (fundamento 252).
Sin embargo, me aparto de la ponencia cuando también señala el agravio al “derecho a
la alimentación” (cfr. fundamentos 115, 161, 174, entre otros), ya que no lo encuentro
pertinente al caso. Y respecto al mencionado derecho, me remito a lo que dije en el voto
singular conjunto con el magistrado Sardón de Taboada en el Exp. 01470-2016-HC/TC.
S. FERRERO COSTA
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No concuerdo con la sentencia de mayoría, que declara inconstitucional la parte final del
primer párrafo y todo el segundo párrafo del artículo 3 de la Ley 30190. Este dispositivo
permite la importación directa de plaguicidas químicos de uso agrícola por parte de los
productores agrarios, individual o colectivamente, siempre que sea para consumo propio.
Dicha importación no es libérrima. Requiere la presentación de una declaración jurada que
contenga, entre otros datos, el nombre comercial del producto a importar y su ingrediente
activo. Este debe haber sido evaluado previamente por el Servicio Nacional de Sanidad
Agraria (Senasa) con fines de registro.
Los plaguicidas están compuestos por ingredientes activos –que ejercen su acción directa-
mente– y por ingredientes auxiliares. Estos son conocidos como ingredientes inertes o adi-
tivos –solventes, odorizantes, colorantes, entre otros. Cumplen funciones como dispersar
el producto, atraer la plaga, etcétera.
Conforme a la normativa hasta ahora vigente, los productos a importar pueden tener for-
mulaciones distintas a los registrados anteriormente; es decir, los ingredientes inertes pue-
den variar de producto a producto y no requieren ser registrados ante Senasa. Solo se exige
que los ingredientes activos hayan sido sometidos a evaluación siempre.
La sentencia de mayoría considera que esto es inconstitucional, pues no basta con la eva-
luación y registro previos que realiza Senasa de los ingredientes activos. Según la sentencia, es
necesario registrar el producto final, es decir, evaluar también los ingredientes inertes. No
hacerlo, añade, vulnera los derechos fundamentales al ambiente equilibrado y a la salud.
Para llegar a semejante conclusión, recurre a diversos informes técnicos que acreditarían el
impacto de los ingredientes inertes en el ambiente y la salud. Así, en sus fundamentos 95 al
101, la sentencia hace referencia al Informe del monitoreo de contaminantes químicos en
alimentos agropecuarios primarios 2017, elaborado por Senasa.
Las muestras de alimentos calificadas en este Informe como no conformes hacen referencia
a reportes de residuos químicos, metales pesados y micotoxinas que superaron o no tienen
fijado el Límite Máximo para Residuos de Plaguicidas o no están autorizados para su uso
en el alimento evaluado.
Entre las conclusiones del Informe citadas por la sentencia se encuentran datos que, a
priori, pueden generar alarma: de las 761 muestras de alimentos de origen vegetal analiza-
das, el 10.38 % fueron no conformes. Esta información, empero, es incompleta. Senasa ha
elaborado siete (7) informes de este tipo desde el 2011.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Sus resultados sobre alimentos de origen vegetal con reportes de contaminantes químicos
se aprecian en el siguiente gráfico:
Se evidencia, pues, que la presencia de contaminantes en este tipo de alimentos es cada vez
menor, siendo el porcentaje citado por la sentencia (10.38%) el más bajo reportado hasta
la fecha. Incluso, luego de la aprobación de la cuestionada ley en el año 2014, la tendencia
a la baja ha sido consistente.
La sentencia también soslaya que los contaminantes químicos encontrados corresponden
a ingredientes activos, conforme se aprecia en el acápite Residuos Químicos Analizados, del
Capítulo VIII Desarrollo del Plan. Por tanto, no puede afirmarse que, por culpa de la ley,
habría una situación de riesgo.
Son los ingredientes activos –y no los inertes– los encontrados en los alimentos en cantidades
que superan el máximo para residuos de plaguicidas. Así, la contaminación no deriva de
la importación directa de plaguicidas sino de su uso incorrecto. Las recomendaciones del
Informe señalan:
Para la Dirección de Insumos Agropecuarios e Inocuidad Agroalimentaria:
- Actualizar, oficializar y publicar la lista de sustancias/ingredientes activos de plaguicidas
de uso agrícola (…), por su probada toxicidad a la salud pública.
- Promover la realización de eventos de capacitación (…) en relación con la aplicación
de las Buenas Prácticas de Producción e Higiene; en las que se incluya el buen uso de
insumos agropecuarios.
Para las Direcciones Ejecutivas:
- Ejecutar la rastreabilidad, en los lugares donde se ha detectado exceso de plaguicidas
de uso agrícola, (…), de tal forma que se pueda llegar al origen del problema [énfasis
agregado].
El uso incorrecto de los pesticidas como principal causa contaminante es sostenido por
la propia sentencia, al citar informes del Ministerio de Salud como el de Vigilancia
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Así, por ejemplo, las demandas de amparo presentadas contra la instalación de antenas han
sido consistentemente declaradas infundadas por este Tribunal (Expedientes 2268-2007-
PA/TC, 4223-2006-PA/TC y, en este Pleno, 5503-2014-PA/TC), ya que los indicios exis-
tentes sobre posibles daños ambientales no satisfacen el umbral exigido por el principio
precautorio.
Los estudios citados por la sentencia son no solo fragmentarios sino impertinentes. Así,
contienen data de 2017 sobre residuos de ingredientes activos de los pesticidas contenidos
en los alimentos, no de los inertes. Esto dista mucho de los “indicios razonables y suficien-
tes” que este Tribunal exige para la aplicación del principio precautorio.
A similar conclusión se arriba con relación al derecho a la salud. La sentencia da cuenta del
informe sobre intoxicaciones producidas por plaguicidas en los años 2018 y 2019; empero,
de un análisis detenido del mismo, se advierte que estas obedecen a su uso incorrecto, no a
su importación.
Por tanto, no hay ningún indicio del impacto negativo de los ingredientes inertes de los pes-
ticidas en la salud de los consumidores de alimentos de origen vegetal, así como tampoco
se ha establecido que dicho impacto obedezca a un factor ajeno a su uso negligente. Estas
relaciones causales no han sido, ni por asomo, planteadas en la sentencia. Non sequitur.
De otro lado, la sentencia pretende justificar la declaración de inconstitucionalidad del
segundo párrafo del artículo 3 porque supedita la restricción de las importaciones de pesti-
cidas pertenecientes a los grupos IA (extremadamente peligrosos) y IB (altamente peligro-
sos) a una norma reglamentaria (Reglamento del Decreto Legislativo 1059, Ley General
de Sanidad Agraria).
Empero, la propia ley general establece en su artículo 15 que Senasa priorizará las medidas
tendientes a restringir o prohibir el uso de estas dos categorías peligrosas, “siempre que
cuenten con alternativas técnicas y económicas y, sobre todo, de menor riesgo para la salud
y el ambiente”, por lo que el ejercicio de la facultad reglamentaria no podrá contravenir
tales límites.
Por demás, discrepo de las siguientes menciones realizadas en la sentencia:
• En el fundamento 42 se hace referencia al control constitucional realizado en el
Expediente 0006-2018-PI/TC, sobre la exoneración del dictamen de comisión
para la aprobación de una resolución legislativa. Empero, como señalé en el fun-
damento de voto correspondiente, la inconstitucionalidad por la forma radicaba
en no haber sido objeto de una segunda votación, no en el supuesto déficit de de-
liberación generado por la decisión de la Junta de Portavoces al aprobar la aludida
exoneración.
• En los fundamentos 152 a 155, 161 y 174 se reconoce el derecho fundamental
a una alimentación adecuada. Al respecto, como señalé en el voto singular que
suscribí a propósito del Expediente 01470-2016-HC/TC, la Constitución no re-
conoce ni explícita ni tácitamente el mencionado derecho.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Pleno. Sentencia 229/2020
PLENO JURISDICCIONAL
Expedientes 0003-2015-PI/TC y 0012-2015-PI/TC (acumulados)
Asunto
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta contra varios artículos de la Ley
30230, que establece medidas tributarias, simplificación de procedimientos y
permisos para la promoción y dinamización de la inversión en el país.
Magistrados firmantes:
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
TABLA DE CONTENIDOS
I. ANTECEDENTES
A. Argumentos de las demandas
A.1. Expediente 0003-2015-PI/TC
A.2. Expediente 0012-2015-PI/TC
B. Contestaciones de demandas
B.1. Expediente 0012-2015-PI/TC
C. Intervenciones
C.1. Intervención de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AI-
DESEP) como tercero
C.2. Intervención de la Presidencia de Consejo de Ministros (PCM) como partícipe
C.3. EarthRights International, la Fundación para el Debido Proceso y la Clínica de
Derechos Humanos–Human Rights Research and Education Centre de la Uni-
versidad de Ottawa
C.4. Plataforma para el Ordenamiento Territorial
II. FUNDAMENTOS
§1. Pretensión de las demandas
§2. Artículo 19 de la Ley 30230 y temporalidad de la norma
§3. Artículo 20 de la Ley 30230 y la creación de Zonas Reservadas
§4. Artículo 21 de la Ley 30230 y plazo para emitir opiniones requeridas por entida-
des encargadas de la aprobación de EIA
§5. Artículo 22 de la Ley 30230, Ordenamiento Territorial yderecho a un ambiente
equilibrado y adecuado
§6. Ordenamiento Territorial y Descentralización
§7. Artículo 23 de la Ley 30230 y la aprobación de los Límites Máximos Permisibles
y los Estándares de Calidad Ambiental
§8. Cuestionamientos contra los artículos 36 al 51 y el artículo 57 de la Ley 30230 y
sentencias interpretativa aditiva
§9. Artículo 36 de la Ley cuestionada y propiedad territorial indígena
§10. Interpretación conforme a la Constitución y artículo 37 de la Ley cuestionada
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
III. FALLO
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
En Lima, a los 12 días del mes de mayo de 2020, el Tribunal Constitucional, en sesión
del Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Ledesma Narváez (presiden-
ta), Miranda Canales, Blume Fortini, Ramos Núñez; Sardón de Taboada; Ledesma Nar-
váez y Espinosa-Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente sentencia, con el abocamiento del
magistrado Ferrero Costa (vicepresidente), aprobado en la sesión de Pleno del día 5 de se-
tiembre de 2017. Asimismo, se agrega le voto singular del magistrado Sardón de Taboada.
Se deja constancia que el magistrado Espinosa-Saldaña Barrera votará en fecha posterior y
que el magistrado Ramos Núñez entregará su voto singular con fecha posterior.
I. ANTECEDENTES
A. Argumentos de las demandas
A.1. Expediente 0003-2015-PI/TC
Con fecha 30 de diciembre de 2014, el Gobierno Regional de San Martín presenta deman-
da de inconstitucionalidad que impugna los artículos 19 a 23 de la Ley 30230, en virtud
de los siguientes argumentos:
− En el artículo 19 de la ley se establece que, durante un plazo de tres años, el Organismo
de Evaluación y Fiscalización Ambiental (en adelante OEFA) solo podrá sancionar
conductas infractoras en materia ambiental de manera excepcional. Así, si se detecta
una infracción, se ordena la realización de medidas correctivas, suspendiéndose el pro-
cedimiento sancionador. Solo si el infractor incumple con las medidas correctivas, se
podrá reanudar tal procedimiento, y se podrá imponer tan solo el 50 % de la multa que
le correspondería aplicar.
− Al haberse establecido que el OEFA solo podrá aplicar multas por montos completos
fijados en la ley en ciertas situaciones, se dejan de lado otras que también revisten con-
siderable peligro y gravedad para los derechos a la vida, a la salud y al medio ambiente.
En tal sentido, con esta ley se debilita la función sancionadora de la autoridad am-
biental, favoreciendo la impunidad y los comportamientos contrarios al ordenamiento
jurídico, al contemplar la posibilidad de que ciertas infracciones queden desprovistas
de consecuencias jurídicas relevantes.
− También se afecta la función preventiva de la sanción, ya que los montos por concepto
de sanciones no desincentivan conductas dañosas y tampoco guardan correspondencia
con el daño causado. Así, solo se podrá aplicar el monto total de la multa en casos
muy graves, dejando fuera la posibilidad de sancionar daños graves al ambiente, como,
por ejemplo, el vertimiento de aguas por encima de los límites máximos permitidos
(LMP).
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
− El Gobierno Regional de San Martín sostiene que, con ello, el artículo 22 afecta las
competencias y funciones exclusivas de los gobiernos locales y regionales en materia de
ordenamiento territorial establecidas en la Constitución y en las leyes orgánicas. Así,
a través de una ley ordinaria se pretende modificar leyes orgánicas. También se genera
que la dimensión ambiental pierda su carácter prioritario establecido en el artículo 22
de la Ley General del Ambiente al quitársele la competencia para aprobar la política
nacional del ordenamiento territorial al Ministerio del Ambiente.
− Por último, el recurrente cuestiona el artículo 23, por cuanto estaría equiparando los
criterios de protección de la salud y del ambiente con el análisis del impacto regulatorio
y económico para fijar los Estándares de Calidad Ambiental (ECA) y los LMP. Según el
demandante, el criterio fundamental para definir dichos mecanismos es la protección
de la salud y del ambiente, sin que se tenga que tomar en cuenta el impacto regulatorio
y económico.
− De otro lado, se alega que con el artículo 23 se establece que la aprobación y actuali-
zación de los ECAs y LMPs se realiza mediante decreto supremo refrendado por los
sectores vinculados y ya no solo por el Ministerio del Ambiente, con lo que se ha debi-
litado su función.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
− Sostienen los recurrentes que el artículo 21 no ha tomado en cuenta las demoras pro-
pias en los procedimientos de revisión de EIA, y añaden que el plazo de 45 días hábiles
para que las entidades emitan opinión sobre el EIA no genera las condiciones mínimas
para el cumplimiento cabal de dicha función.
− Asimismo, los ciudadanos demandantes alegan que resulta desproporcionado que se
haya catalogado el incumplimiento de la función antes mencionada como falta grave y
que, por otro lado, se libere de sanciones a las infracciones en las que incurren quienes
contaminan el ambiente.
− Finalmente, agregan que es contraproducente que una misma entidad, dependiente del
ministerio que promueve la inversión, sea la que elabore el informe consolidado y, a su
vez, apruebe el EIA.
− En relación con el artículo 22, sostienen que afecta las competencias y funciones ex-
clusivas de los gobiernos locales y regionales en materia de ordenamiento territorial,
establecidas en la Constitución y en las leyes orgánicas; asimismo, alegan que obsta-
culiza la efectividad de los mecanismos de participación ciudadana en decisiones que
pueden afectar el derecho a gozar de un medio ambiente sano. Además, afirman que
desconoce la relación existente entre asignación de usos en el territorio y la utilización
y aprovechamiento de los recursos naturales establecida en la Ley 26821, Ley Orgánica
para el Aprovechamiento de los Recursos Naturales.
− Por otra parte, sostienen que el artículo 23 equipara los criterios de protección de la
salud y del ambiente con el análisis del impacto regulatorio y económico para fijar los
ECA y los LMP. Sin embargo, según los demandantes, el criterio fundamental para
definir dichos mecanismos debería ser la protección de la salud y del ambiente, y no el
impacto regulatorio y económico.
− De otro lado, se alega que se ha debilitado la función del Ministerio del Ambiente al
habérsele privado de sus facultades relativas a la aprobación de los ECA y los LMP, y
que a su vez se ha empoderado a otros ministerios.
− Sostienen, además, que el artículo 36 trasgrede el derecho a la propiedad y posesión de
los pueblos indígenas, debido a que crea procedimientos especiales dirigidos a priorizar
el saneamiento de predios, y su titularidad, para destinarlos a proyectos de inversión
pública o privada, sin tomar en cuenta los derechos que ostentan sobre ellos los pue-
blos indígenas.
− En relación con el literal “a” del artículo 37 se afirma que vulnera el derecho a la libre
determinación de los pueblos indígenas, dado que limita su decisión respecto al desa-
rrollo de su proyecto colectivo de vida. Asimismo, trasgrede el derecho a la propiedad
indígena sobre las tierras ancestrales, ya que mediante esta ley se impondrán procesos
de saneamiento físico legal a tierras campesinas y nativas no tituladas con la única fina-
lidad de favorecer la adquisición de la propiedad de aquellas áreas donde están ubicadas
las concesiones y proyectos no consultados.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
− Sin embargo, también alegan que la figura del contrato de cesión de uso, que es el
modo mediante el cual se ha reconocido la posesión de las tierras a los pueblos indíge-
nas, en sí mismo es inconstitucional, y ello en razón de que, en primer lugar, a través
de ella no se reconoce plenamente el derecho de propiedad a estos pueblos sobre sus
tierras y, en segundo lugar, porque constituyen imposiciones unilaterales del Estado
que no son consultadas a los pueblos indígenas.
− Afirman los demandantes que la Tercera Disposición Complementaria Derogatoria
de la Ley 30230 es de alcance tan amplio que podría dejar en suspenso o derogar las
garantías del derecho de posesión y de propiedad de los predios no saneados, entre los
que se encuentran los de las comunidades campesinas y nativas. Asimismo, mediante
este dispositivo, se entrevé la intencionalidad estatal de titular predios no saneados para
ponerlos a disposición de contratos para la ejecución de proyectos de inversión.
− Finalmente, los recurrentes sostienen que, pese a que el artículo 14 del Reglamento de
la Ley 30230, Decreto Supremo 019-2015-VIVIENDA, establece la inaplicación de
la ley sobre las tierras de las comunidades campesinas, comunidades nativas y reservas
indígenas, ello no es una medida idónea para proteger los derechos de estas comuni-
dades, puesto que mediante un decreto se pretende modificar una ley, de modo que se
contraviene el artículo 118 inciso 8 de la Constitución.
− Por último, se señala en la demanda que, al haberse evidenciado la inconstitucionali-
dad de la medida, este órgano de control de la Constitución debe emitir una sentencia
interpretativa mediante la que incorpore una disposición final y transitoria en la ley
impugnada, estableciendo la prohibición de reconocer derechos sobre territorios ances-
trales de pueblos indígenas.
B. Contestaciones de demandas
Con fecha 11 de mayo de 2016, el apoderado del Congreso de la República contesta la de-
manda presentada por más de cinco mil ciudadanos contra los artículos 19 al 23, 36 al 51,
y 57, así como de la Tercera Disposición Complementaria Derogatoria de la Ley 30230,
solicitando que sea declarada infundada.
Más tarde, con fecha 22 de noviembre de 2016, el apoderado del Congreso de la Repúbli-
ca contesta la demanda presentada por el Gobierno Regional de San Martín, en la que se
impugnan los artículos 19, 20, 21, 22 y 23 de la Ley 30230, reproduciendo los mismos ar-
gumentos a favor de la constitucionalidad que se expusieran en la contestación de demanda
del Expediente 0012-2015-PI/TC que a continuación se pasan a resumir.
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− En cuanto al artículo 36, el demandado considera que no se han expuesto los argu-
mentos jurídicos que sustenten su inconstitucionalidad.
− Afirma el apoderado del demandado que el artículo 37 debe ser leído conjunta-
mente con el Reglamento de la Ley 30230, Decreto Supremo 019-2015-VIVIEN-
DA, en cuyo artículo 14 se precisa que los predios de comunidades campesinas y
nativas no se encuentran en el ámbito de aplicación de los procedimientos espe-
ciales para el saneamiento físico legal de los predios para proyectos de inversión
pública y privada. De modo que no es imputable a la Ley 30230la afectación a los
pueblos indígenas a través de la aprobación de concesiones y proyectos de inversión
públicos o privados, o la falta de demarcación de las tierras en las que se realizarían
tales concesiones y proyectos, tal como lo hacen los demandantes.
− En la contestación de demanda se afirma que no se ha sustentado la inconstitucio-
nalidad del artículo 38, sino que, en realidad, se han controvertido aquellas leyes
que declaran que un determinado proyecto de inversión pública o privada sea de
necesidad pública, interés nacional, seguridad nacional o de gran envergadura. Por
otro lado, no se le puede imputar a la Ley 30230 la aprobación de concesiones y
proyectos de inversión pública y privada sobre territorios de los pueblos indígenas,
ni el hecho de que dichos proyectos hayan sido declarados de necesidad pública,
interés nacional o de gran envergadura, así como tampoco la falta de demarcación
de las tierras en las que se realizarían tales concesiones y proyectos.
− Añade el demandado que, frente al argumento de que este dispositivo legal
vulnera el derecho de propiedad de los pueblos indígenas, cabe reiterar que las
tierras de las comunidades campesinas y nativas están excluidas del ámbito de
aplicación de los procedimientos especiales para el saneamiento físico legal de los
predios para proyectos de inversión pública y privada, de acuerdo con lo glosado
anteriormente.
− En relación con el artículo 39, sostiene el apoderado del Congreso de la República
que los artículos referidos a los procesos especiales para el saneamiento físico legal se
ajustan a lo establecido en el artículo 103 de la Constitución, puesto que la aproba-
ción de esta regulación de carácter especial responde a la problemática existente en el
saneamiento físico legal de los predios involucrados en el desarrollo de proyectos de
inversión pública y privada, de modo que no vulnera el derecho a la igualdad.
− El demandado alega que, respecto del artículo 40, cabe reiterar que las tierras de
las comunidades campesinas y nativas no están dentro del ámbito de aplicación
de los procedimientos especiales de saneamiento y que además, de acuerdo con el
artículo 5.2 del Reglamento de la Ley 30230, Cofopri es competente para ejecutar
este tipo de procedimientos, a solicitud del titular del proyecto, pero con la auto-
rización del propietario.
− El apoderado del Congreso sostiene que el artículo 41 no es inconstitucional,
puesto que en su inciso 1 se precisa que la SBN está facultada para ejecutar los
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
parte de una regulación especial que responde a una problemática específica exis-
tente; por lo que es plenamente compatible con los artículos 2, inciso 2, y 103 de la
Constitución.
− En relación con el artículo 50, se sostiene en la contestación de la demanda que
involucra a un conjunto de predios entre los cuales no se encuentran los de las
comunidades campesinas y nativas y, por lo tanto, no se trasgrede el derecho de
propiedad que éstas ejercen.
− El apoderado del demandado señala que el artículo 51 no resulta discriminatorio,
ya que responde a una problemática específica existente, así que es conforme a los
artículos 2, inciso 2, y 103 de la Constitución.
− En cuanto a la cesión de uso de bienes inmuebles estatales del dominio privado
regulada en el artículo 57 de la ley impugnada, el demandado señala que es una de
las formas de actos de administración mediante el cual el Estado ordena el uso y
aprovechamiento temporal de los bienes estatales; por esta razón, la cesión de uso
de este tipo de bienes no puede considerarse un contrato de naturaleza privada tal
como lo hacen los demandantes.
− De otro lado, se alega que, tal como se ha precisado anteriormente, el objeto de la
Ley 30230 no afecta ni involucra a las tierras de las comunidades campesinas y na-
tivas, de modo quela extinción de la cesión en uso de bienes inmuebles estatales de
dominio privado regulada por el artículo 57no trasgrede el derecho a la propiedad
de estas comunidades.
− Por último, el apoderado del Congreso de la República, ante el argumento de
que la Tercera Disposición Complementaria Derogatoria de la Ley 30230 es de
alcance tan amplio que podría dejar en suspenso o derogar las garantías de protec-
ción de los derechos preexistentes de las comunidades campesinas y nativas, alega
que el ámbito de aplicación de la mencionada ley excluye los territorios de dichas
comunidades.
C. Intervenciones
C.1. Intervención de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana
(AIDESEP) como tercero
Mediante el Auto5, de fecha 11 de mayo de 2016, el Tribunal Constitucional admitió la
solicitud de intervención AIDESEP, incorporándola al presente proceso de inconstitucio-
nalidad en calidad de tercero.
Con fecha 20 de abril de 2015, la referida asociación presentó el escrito en el que expuso
los argumentos que a continuación se detallan:
− La Ley 30230 genera que los pueblos indígenas sean despojados de sus tierras al
permitir la apropiación de estas por particulares. Ello contraviene los artículos 16,
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− En tal sentido, la PCM alega que no se afectan las competencias de los gobiernos
regionales y locales por parte de la SBN y del Cofopri, pues de una lectura conjunta
del artículo 41, numeral 2, de la Ley 30230; delos literales “e”, “f ” y “g” del artícu-
lo 8 de la Ley 29151, y del artículo 2 del Decreto Legislativo 1203, se deduce que
estas instituciones se encuentran impedidas de realizar procedimientos de sanea-
miento físico y legal sobre terrenos que deban ser saneados por los gobiernos regio-
nales o locales, por lo que no es posible alegar una transgresión a las competencias
de los Gobiernos Regionales y Locales en materia de ordenamiento territorial.
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II. FUNDAMENTOS
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fecha 15 de marzo de 2016, se admitió la demanda también contra los artículos 36, 38
al 40, 42 al 51y la Tercera Disposición Complementaria Derogatoria de la Ley 30230.
3. Teniendo en cuenta lo resuelto en las resoluciones de admisibilidad mencionadas, y
en virtud del auto de fecha 22 de marzo de 2016 que resuelve acumular el Expediente
0012-2015-PI/TC al Expediente 0003-2015-PI/TC, este Tribunal se pronunciará so-
bre la constitucionalidad de lo siguiente:
− los artículos 19, 20, 21, 22, 23,36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48,
49, 50, 51, 57, y la Tercera Disposición Complementaria Derogatoria de la Ley
30230.
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medidas correctivas, y ello procederá a) en caso de infracciones muy graves que gene-
ren un daño real y muy grave a la vida y la salud de las personas, b) frente a actividades
que se realicen sin contar con el instrumento de gestión ambiental o autorización de
inicio de operaciones o en zonas prohibidas y c) cuando existe reincidencia.
13. En suma, no se aprecia por ningún lado y como lo afirman los demandantes ni debi-
litamiento de las potestades sancionadoras del Estado (en este caso de la OEFA), pues
estas siguen existiendo, ni por otra parte se deja en desprotección al medio ambiente,
pues el Estado promueve plenamente su respeto con la adopción de medidas perfecta-
mente razonables impulsando su poder sancionador allí donde se verifica indiscutibles
situaciones graves.
14. En este extremo, por consiguiente, la demanda debe ser declarada infundada.
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de este Tribunal, tal obligación alcanza también a los particulares, y con mayor
razón a aquellos cuyas actividades económicas inciden, directa o indirectamente,
en el medio ambiente (Sentencia 0048-2004-AI/TC, fundamento 17).
28. También se ha indicado que el Estado tiene “el deber de efectivizar su plena vigencia,
así como prever los mecanismos de su garantía y defensa en caso de transgresión”
(Sentencia 0048-2004-AI/TC, fundamento 17). Y ha indicado también que existe
una “dimensión prestacional” del derecho al ambiente, que impone al Estado tareas
y obligaciones de preservación del ambiente equilibrado y adecuado, que incluye ex-
pedir disposiciones legislativas para que se promueva la conservación del ambiente,
incluyendo aquellas destinadas a preservar y prevenir los daños al ambiente (Sentencia
03510-2003-PA/TC, fundamento 2, c).
29. Tomando en cuenta lo referido, este Tribunal considera que el mero establecimiento de
un plazo para recibir opiniones –vinculantes o no vinculantes– no implica una afecta-
ción en abstracto del derecho al ambiente equilibrado y adecuado. Y es que, regular un
plazo para que se emitan opiniones a solicitud de una entidad ambiental sectorial, que
es un órgano de línea del ministerio a cargo de aprobar un EIA, no implica una posible
alteración sustantiva o afectación a la preservación de bienes ambientales. Más aún si
es que se toma en consideración que la consulta se dirige a un órgano especializado y
familiarizado con la materia a la que se refiere la opinión solicitada.
30. Este Tribunal tampoco observa que se esté contradiciendo el deber de efectivizar el de-
recho al ambiente equilibrado y adecuado, ya que existe considerable regulación e ins-
tituciones encargadas de hacer efectivo tal derecho. Ejemplo de ello es la Ley General
del Ambiente (Ley 28611), Ley que Regula la Declaratoria de Emergencia Ambiental
(Ley 28804), Ley Forestal y de Fauna Silvestre (Ley 29763) y Ley del Sistema Nacional
de Evaluación del Impacto Ambiental (Ley 27446), entre otras.
31. De igual forma, existe un significativo soporte institucional, como lo es el Ministerio
del Ambiente, el OEFA, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Es-
tado, el Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles,
por mencionar algunos, encargados de implementar la política ambiental.
32. En tal sentido, no se aprecia que mediante el artículo 21 de la Ley 30230 se esté con-
traviniendo en abstracto el derecho a un ambiente equilibrado y adecuado, reconocido
en el artículo 2.22 de la Constitución.
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50. Más aún, si en caso se decidiera luego de un proceso participativo que determinado
territorio debe tener un uso de producción, nada impediría que, en virtud de una
actualización de los instrumentos técnicos sustentatorios, dicho territorio se considere
como de conservación ecológica. Es decir, la característica cuestionada no tiene impli-
cancias directas con la afectación al derecho al ambiente.
51. Inclusive, ese carácter orientador tampoco disminuye la obligación del Estado de pro-
curar la defensa del derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Y es que no implica
que se dejen lado enfoques prestacionales, preventivos o sancionadores sobre la protec-
ción de tal derecho, ya sea en el ámbito administrativo o penal.
52. Así, este Colegiado concluye que el artículo 22 de la Ley 30230 no implica que, en
abstracto, se esté permitiendo una alteración sustantiva del ambiente o que se impida
o afecte la preservación de un ambiente equilibrado y adecuado para el desarrollo de la
vida. Por lo que debe desestimarse este extremo de la demanda.
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76. De otro lado, el artículo 32 de la Ley General del Ambiente, modificado por el Decre-
to Legislativo 1055, publicado en el diario oficial El Peruano el 27 de junio de 2008,
establece lo siguiente sobre el LMP:
[LMP es] la medida de la concentración o grado de elementos, sustancias o pará-
metros físicos, químicos y biológicos, que caracterizan a un efluente o una emisión,
que al ser excedida causa o puede causar daños a la salud, al bienestar humano y
al ambiente. Su determinación corresponde al Ministerio del Ambiente. Su cum-
plimiento es exigible legalmente por el Ministerio del Ambiente y los organismos
que conforman el Sistema Nacional de Gestión Ambiental. Los criterios para la
determinación de la supervisión y sanción serán establecidos por dicho Ministerio.
77. Explicadas de una manera muy general, tanto los ECA como los LMP son medidas
que buscan identificar concentraciones de sustancias o parámetros físicos, químicos y
biológicos que puedan implicar un riesgo significativo o un daño al ambiente y a la
salud de las personas.
78. En realidad, ello es confirmado por el artículo 23 de la Ley 30230, que establece
que los criterios del ECA y del LMP se basan en criterios de protección de la salud
y el ambiente. La inclusión de un análisis de impacto regulatorio y económico sobre
las industrias y poblaciones involucradas no hace más que tomar en cuenta aspectos
presentes y relevantes al momento de implementar estas medidas. Sin embargo, ello
no implica que el análisis de impacto regulatorio y económico deba prevalecer sobre
aspectos relativos a la protección del ambiente y la salud de la población.
79. En efecto, la norma cuestionada no establece un mandato ordenando que el análisis
regulatorio, por ejemplo, deba imponerse sobre el análisis de impacto en la salud y el
ambiente. No se aprecia, entonces, que en abstracto se esté incidiendo en el derecho al
ambiente equilibrado y adecuado.
80. Respecto al segundo argumento presentado por los demandantes, sobre la aprobación
y actualización periódica de los ECA y los LMP mediante decreto supremo refrendado
por los sectores vinculados, este Tribunal estima que el solo hecho de que se requiera su
refrendo no implica que se esté contraviniendo el derecho a un ambiente equilibrado
y adecuado.
81. En realidad, como lo ha indicado el Congreso de la República en la contestación de la
demanda, la norma cuestionada es coherente con el artículo 11 de la Ley Orgánica del
Poder Ejecutivo, que establece que los decretos supremos deben ser rubricados por el
presidente de la República, y refrendados por uno o más ministros a cuyo ámbito de
competencia correspondan.
82. En tal sentido, no se aprecia que el artículo 23 de la Ley 30230, en cuanto regula la
manera en que se aprueban o actualizan los ECA y los LMP, sea en abstracto inconsti-
tucional por afectar el derecho a un ambiente equilibrado y adecuado.
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90. De ahí que el Tribunal haya resuelto en su momento que los pueblos indígenas tienen
el legítimo derecho de controlar intrusiones a su propiedad (Sentencia 01126-2011-
HC/TC, fundamentos 21 y 25). De otro lado, este Tribunal también ha estableci-
do la singularidad e importancia del derecho al territorio tradicional de los pueblos
indígenas.
91. En la Sentencia 0024-2009-PI/TC (fundamento 18), se ha indicado lo siguiente para
estas poblaciones:
[su territorio] no constituye un mero bien económico, sino un elemento funda-
mental con componentes de carácter espiritual, cultural, social, etc. En sus tierras
los pueblos indígenas desarrollan sus conocimientos, prácticas de sustento, creen-
cias, formas de vida tradicionales que transmiten de generación en generación.
92. Debe recordarse, además, que la posesión tradicional de los territorios de los pueblos
indígenas, “equivale a un título de pleno dominio”, pudiendo estas poblaciones exigir
el reconocimiento oficial de su propiedad y registro (Sentencia 0024-2009-PI/TC,
fundamento 20). Por su parte, también se ha indicado que, en virtud del artículo 14
del Convenio 169 de la OIT, existe el “deber de proteger los derechos de propiedad y
posesión a través de la adopción de medidas necesarias que permitan determinar las
tierras que los pueblos indígenas ocupan tradicionalmente” (Sentencia 0024-2009-PI/
TC, fundamento17).
93. Pero el mero anuncio de la creación de procedimientos especiales de saneamiento fí-
sico no involucra en abstracto una afectación de los derechos que corresponden a los
pueblos indígenas respecto de su territorio. Y es que, tal como ya fue expresado por
este Tribunal, en el contexto de la aplicación del derecho de consulta, la afectación a
los pueblos indígenas debe entenderse como una “una modificación inmediata y signi-
ficativa de la situación jurídica de los pueblos indígenas y sus integrantes” (Sentencias
0022-2009-PI/TC, fundamento 55).
94. En este caso, la simple enunciación de la creación de estos procedimientos no implica
una modificación inmediata en la situación jurídica de los pueblos indígenas. Por ello
este extremo de la demanda debe ser desestimado.
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b) Asimismo, son materia de las acciones de saneamiento, los predios ocupados por
obras públicas viales en fase de operación, cuyas áreas se encuentran pendientes
de saneamiento físico legal, antes o después de la vigencia de la presente Ley.
96. Se objeta que las acciones extraordinarias de saneamiento puedan darse sobre predios,
independientemente del uso actual o futuro que tengan. Ello, a decir de los deman-
dantes, va consumando una afectación inminente a los derechos territoriales de los
pueblos indígenas, ya que se impondrían procesos de saneamiento físico legal sobre
tierras de comunidades campesinas y nativas no tituladas, con la única finalidad de
favorecer la adquisición de la propiedad para proyectos de inversión.
97. Al observarse que esto puede generar un contexto de afectación directa al derecho de
propiedad sobre la tierra de los pueblos indígenas, los demandantes advierten que tal
artículo debió ser consultado. Al no haber ocurrido ello, se habría vulnerado el dere-
cho de consulta de los pueblos indígenas reconocidos por el Convenio 169 y la Ley
29785, Ley del derecho a la consulta previa a los pueblos indígenas u originarios, recono-
cidos en el convenio 169 de la organización internacional del trabajo(Ley de Consulta
Previa).
98. No obstante, lo expuesto y en virtud del principio de conservación de la ley, solicitan
que se emita una sentencia interpretativa aditiva, incluyendo un inciso en el que se
excluya de la aplicación de este procedimiento especial a las comunidades campesi-
nas, nativas y pueblos indígenas.
99. El derecho a la consulta previa fue incorporado al ordenamiento jurídico peruano
con el Convenio 169 de la OIT y desarrollado mediante la Ley del Derecho a la Con-
sulta Previa. El artículo 6 del Convenio 169 establece que el Estado tiene la siguiente
obligación:
[…] consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y
en particular a través de sus instituciones representativas, cada vez que se prevean
medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente;
100. Y el artículo 2 de la Ley del Derecho a la Consulta Previa establece lo siguiente:
[…] el derecho de los pueblos indígenas u originarios a ser consultados de forma
previa sobre las medidas legislativas o administrativas que afecten directamente sus
derechos colectivos, sobre su existencia física, identidad cultural, calidad de vida o
desarrollo. También corresponde efectuar la consulta respecto a los planes, progra-
mas y proyectos de desarrollo nacional y regional que afecten directamente estos
derechos.
101. Por su parte, el artículo 9 de dicha ley establece que las entidades estatales deben
identificar las medidas legislativas o administrativas que tienen una relación directa
con los derechos de los pueblos indígenas, de modo que, si “existiría una afectación
directa” a sus derechos colectivos, se procederá a la consulta.
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111. Pero, si bien dichos mandatos, derivados de la disposición del artículo 37 cuestiona-
do, no pueden ser dejados sin efecto por el referido decreto supremo, este Tribunal
considera que realizar una interpretación aislada del dispositivo legal cuestionado
–es decir, sin considerar la existencia de mandatos constitucionales para su entendimien-
to– no es concordante con el principio de interpretación conforme a la Constitución.
112. Por ello, debido a que este Tribunal debe acoger la interpretación que sea compatible
con el texto constitucional, es que se advierte que el artículo 37 de la Ley 30230
permite considerar que los alcances de tal artículo excluyan de su mandato a los terri-
torios de los pueblos indígenas.
113. Con esta interpretación que este colegiado ahora se establece salva la constitucio-
nalidad de dicho artículo, ya que no se aplicaría a los pueblos indígenas un artículo
que no fue consultado. Dicho de otra forma, el artículo 37 de la Ley 30230 será
constitucional siempre que no sea aplicado al territorio de los pueblos indígenas. En
virtud de lo anotado, debe desestimarse la demanda de inconstitucionalidad respecto
el artículo 37 de la Ley 30230, debiendo interpretarse dicho artículo conforme a la
Constitución en los términos indicados supra.
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naturaleza de las cosas. En efecto, el hecho de que coexistan diferentes leyes espe-
ciales implica precisamente que cada uno de estos regímenes tenga un tratamiento
diferente.
144. En suma, puesto que las situaciones jurídicas identificadas, régimen de saneamiento
físico legal establecido en la Ley 30230 y los regímenes sobre demarcación y titula-
ción territorial de las comunidades nativas son diferenciables, no puede demandarse
un trato idéntico. En virtud de ello, se aprecia que los artículos 39, 43, 44 y 51 de la
Ley 30230 no contravienen el principio de igualdad.
III. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda respecto de los artículos 19, 20, 21, 22, 23 y
36 de la Ley 30230.
2. Declarar INFUNDADA la demanda contra los artículos37,38, 39, 40, 41, 42, 43,
44, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 51, 57 y la Tercera Disposición Complementaria de la Ley
30230, siempre que se INTERPRETE en el sentido de excluir de su aplicación a los
territorios de los pueblos indígenas.
- 437 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
- 438 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Con el debido respeto de la opinión de mis colegas, emito el presente voto dado que, si
bien concuerdo con la desestimación de la demanda respecto de los artículos 20, 21, 22,
233 y 36 de la Ley 30230, así como con los puntos resolutivos 2, 3 y 4 de la sentencia en
mayoría, no comparto la decisión adoptada en el extremo que declara INFUNDADA la
demanda respecto del artículo 19 de la Ley 30230. En ese sentido, a continuación, funda-
mentaré por qué considero que la demanda debió ser declarada FUNDADA respecto del
artículo 19 de la Ley 30230.
*
En virtud del artículo 2 inciso 22 de la Constitución Política del Perú, el Estado perua-
no tiene la obligación de respetar, garantizar y proteger el derecho a un medio ambiente
adecuado.
Las obligaciones de respetar y garantizar el derecho a un medio ambiente adecuado exigen
que el Estado no interfiera arbitrariamente en el medio ambiente y adopte medidas para
preservarlo, respectivamente. En tanto que la obligación de proteger el derecho a un medio
ambiente adecuado, involucra que el Estado adopte medidas destinadas a garantizar que
particulares no vulneren el medio ambiente.
A fin de asegurar el cumplimiento de la legislación ambiental, emitida en observancia de
las obligaciones de respetar, garantizar y proteger el derecho al medio ambiente adecuado,
se creó el Sistema Nacional de Evaluación y Fiscalización Ambiental, con la Ley N° 29325,
Ley del Sistema Nacional de Evaluación y Fiscalización Ambiental, publicada en el diario
oficial El Peruano el 5 de marzo de 2009. El Organismo de Evaluación y Fiscalización
Ambiental (en adelante Oefa) es el ente rector de este sistema (artículo 1) y tiene entre sus
funciones la evaluación, supervisión, fiscalización y sanción (artículo 11).
En cuanto a las funciones de fiscalización y sanción del Oefa, estas comprenden, conforme
al artículo 11.1.c de la Ley 29325, “la facultad de investigar la comisión de posibles in-
fracciones administrativas sancionables y la de imponer sanciones por el incumplimiento
de obligaciones y compromisos derivados de los instrumentos de gestión ambiental, de las
normas ambientales, compromisos ambientales de contratos de concesión y de los manda-
tos o disposiciones emitidos por el OEFA […]”.
En este marco normativo, se promulga la Ley 30230, “Ley que establece medidas tribu-
tarias, simplificación de procedimientos y permisos para la promoción y dinamización de
la inversión en el país”, publicada el 12 de julio de 2014, cuyo cuestionado artículo 19
establece lo siguiente:
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Sobre el particular, es evidente que el artículo 19 de la ley impugnada establece una serie de
regulaciones de naturaleza temporal, que solo serían aplicables durante tres años desde la
entrada en vigencia de la Ley 30230 (publicada el 12 de julio de 2014). En consecuencia,
a la fecha, dicho plazo ya ha vencido, por lo que los mandatos legales establecidos en tal
artículo ya no conforman el ordenamiento jurídico. Por consiguiente, se habría configura-
do la sustracción de la materia.
Sin embargo, dado que el contenido normativo del referido artículo 19 de la Ley 30230
en la actualidad puede estar surtiendo efectos sobre procesos administrativos aún en
trámite, resulta indispensable un pronunciamiento sobre el fondo, pues si dicha norma
es inconstitucional, su aplicación para los casos en trámite colisionaría con la vigencia
efectiva de la Constitución, lo que desnaturalizaría la finalidad del proceso de incons-
titucionalidad, que es la defensa de la Constitución (artículo 75 del Código Procesal
Constitucional).
**
La demanda de autos tiene por objeto que se declare la inconstitucionalidad de, entre otras
disposiciones, el artículo 19 de la Ley 30230.
Como se indicó anteriormente, el contenido normativo de dicho artículo establece que
en un plazo de 3 años, el Oefa podrá imponer las sanciones correspondientes solo si el
administrado no cumple con la medida correctiva ordenada previamente (pues si el ad-
ministrado corrige la conducta, el procedimiento sancionador concluye). Aunado a esta
disposición, refiere que en dicho plazo, las multas que imponga el Oefa no podrán ser
superiores al 50 % que le correspondería aplicar, salvo cuando las infracciones sean muy
graves, reincidentes en el periodo de 6 meses, o sin autorización o instrumento de gestión
ambiental, en los cuales se podrá aplicar el 100 %.
Así, corresponde analizar si el procedimiento sancionador excepcional del Oefa, que privi-
legia la prevención y corrección de la conducta infractora en materia ambiental, mediante
la no sanción de la conducta infractora si es que el administrado corrige su conducta, y
la reducción de las multas que corresponderían aplicarse, violan los derechos al medio
ambiente adecuado (artículo 2.22 de la Constitución), salud (artículos 7 y 9 de la Consti-
tución), vida (artículo 2.1 de la Constitución) y alimentación (artículo 1 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y el artículo 11 inciso 1 del Pidesc).
Para tal fin, se analizará si la medida adoptada en el artículo 19 de la Ley 30230 es incons-
titucional, a través del test de proporcionalidad.
Marco jurídico de protección del derecho a un medio ambiente adecuado como derecho
afectado por la medida adoptada en el artículo 19 de la Ley 30230.
Como se indicó anteriormente, el derecho a un medio ambiente adecuado se encuentra
reconocido en el artículo 2.22 de la Constitución. Este derecho garantiza la protección a
un medio ambiente saludable.
- 441 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
El medio ambiente es el lugar donde el hombre y los seres vivos se desenvuelven, e incluye
tanto el entorno globalmente considerado –espacios naturales y recursos que forman parte
de la naturaleza: aire, agua, suelo, flora, fauna– como el entorno urbano; además, el medio
ambiente implica las interrelaciones que entre ellos se producen: clima, paisaje, ecosistema,
entre otros. (cfr. STC 0048-2004-AI/TC, fund. 17)
En este sentido, el Tribunal Constitucional ha señalado en reiterada jurisprudencia, que el
contenido constitucionalmente protegido del derecho fundamental a un medio ambiente
equilibrado y adecuado para el desarrollo de la persona, está compuesto por: a) el derecho
a gozar de un medio ambiente equilibrado y adecuado y b) el derecho a que ese medio
ambiente se preserve. (STC 0011-2015-PI/TC, fund. 145)
En cuanto al derecho a gozar de un medio ambiente equilibrado y adecuado, “comporta
la facultad de las personas de poder disfrutar de un medio ambiente en el que sus elemen-
tos se desarrollan e interrelacionan de natural y armónica; y, en el caso de que el hombre
intervenga, no debe suponer una alteración sustantiva de la interrelación que existe entre
los elementos del medio ambiente. Esto supone, por lo tanto, el disfrute no de cualquier
entorno, sino especialmente del adecuado para el desarrollo de la persona y de su dignidad”
(STC 0011-2015-PI/TC, fund. 146).
Respecto al derecho a que el medio ambiente se preserve, esto implica “obligaciones ine-
ludibles para los poderes públicos de mantener los bienes ambientales en las condiciones
adecuadas para su disfrute (…) tal obligación alcanza también a los particulares, y con
mayor razón a aquellos cuyas actividades económicas inciden o pueden incidir, directa o
indirectamente, en el medio ambiente”. (STC 0011-2015-PI/TC, fund. 147)
Y es que, dada la propia naturaleza de este derecho, la prevención tiene especial relevancia.
En ese sentido, el Tribunal Constitucional estima que la protección del medio ambiente
sano y adecuado no solo es una cuestión de reparación frente a daños ocasionados, sino,
y de manera especialmente relevante, de prevención de que ellos sucedan”. (STC 04223-
2006-PA/TC, fund. 6)
De esta manera, la protección del medio ambiente puede hacerse efectiva desde la previsión
de medidas reactivas que hagan frente a los daños que ya se han producido, pasando por
medidas que hagan frente a riesgos conocidos antes de que se produzcan (prevención), has-
ta medidas que prevean y eviten amenazas de daños desconocidos o inciertos (precaución).
(STC 0011-2015-AI/TC, fund. 149)
Finalmente, la protección al medio ambiente se encuentra interrelacionada con otros de-
rechos, como la salud, vida, alimentación y la obligación estatal de conservar los recursos
naturales. (RTC 2682-2015-AA/TC, fund. 10, STC 0011-2015-AI/TC, fund. 152)
Determinación de la intervención en el ámbito prima facie garantizado por el derecho
a un medio ambiente adecuado y derechos conexos.
i) Del artículo 19 de la Ley 30230, se observa que el procedimiento sancionador excep-
cional del Oefa, que privilegia la prevención y corrección de la conducta infractora
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
prestación positiva por parte del Estado, a fin de que este le provea o le haga accesibles los
medios suficientes y adecuados que satisfagan sus requerimientos alimenticios de manera
sostenible, cuando su titular se encuentre en una situación de vulnerabilidad que le impida
satisfacerlos por sí mismo.” (STC 1470-2016-PHC/TC, fund. 39) En base a lo expuesto,
si se elimina un factor que disuade la comisión infracciones en materia ambiental (me-
diante la conclusión de los procedimientos sancionatorios en materia ambiental si es que
el administrado corrige su conducta infractora y la reducción de las multas), se corre el
riesgo de que se cometan conductas infractoras que lesionen severa e irreparablemente el
medio ambiente, lo que podría involucrar la afectación de los recursos naturales utilizados
para satisfacer los requerimientos alimenticios del individuo, vulnerando así gravemente el
derecho a la alimentación, reconocido en el artículo 1 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y el artículo 11 inciso 1 del Pidesc, en concordancia con la IV dispo-
sición final y transitoria de la Constitución.
iii) El derecho a la salud se orienta a la conservación y al restablecimiento dcl funciona-
miento armónico del ser humano en su aspecto físico y psicológico (cfr. STC 0091 -2015-
HC/TC, fund. 2). Teniendo en cuenta lo señalado, no prevenir el daño al medio ambiente,
mediante la eliminación del elemento disuasorio en la comisión de infracciones en materia
ambiental, afectaría gravemente el espacio en el que el individuo desarrolla su bienestar
físico y psicológico, garantizado por el derecho a la salud, consagrado en los artículos 7 y
9 de la Constitución.
Con relación a la finalidad de la medida que interviene en los derechos alegados
En este examen, corresponde determinar si entre el medio adoptado y el fin que se persigue
alcanzar existe una relación de causalidad.
Del artículo 19 de la Ley 30230, se observa que la disposición de privilegiar la prevención
y corrección de la conducta infractora en materia ambiental, mediante la no sanción de
conductas lesivas al medio ambiente que fueron corregidas y la reducción hasta el 50 %
de las multas para, entre otras, las infracciones graves y reincidentes, que no fueron corre-
gidas, tiene por objeto la promoción y dinamización de la inversión en el país. Así, en la
11° Sesión Matinal del 3 de julio de 2014, página 2 del Diario de Debates de la Comisión
Permanente, del periodo legislativo 2013-2014, en la que se debatió el proyecto de ley
que dio origen a la Ley 30230, el Presidente de la Comisión de Economía, que aprobó
dicho proyecto, indicó que “El objeto del dictamen [que dio origen a la Ley 30230, sic] es
introducir medidas que reactiven y dinamicen la economía ante los riesgos de una desacele-
ración transitoria de la economía peruana, y de una reducción de su crecimiento potencial
en los próximos años. Se ha diseñado una respuesta de política económica […], que gira
en torno a tres grandes ejes: fortalecer seguridad jurídica a los contribuyentes, reducción y
mayor predictibilidad de costos para el sector privado y complementar el proceso de toma
de decisiones con racionalidad económica”.
Se observa que este objetivo se logra debido a que muchas veces la adecuación de los
administrados a las normas de protección del sistema ambiental generan retrasos en su
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
será analizada más adelante, persigue también el control, mediante la pedagogía, de las
actividades de los administrados que repercutan en el medio ambiente, lo cual está re-
lacionado con el ejercicio de la obligación de garantizar y proteger el acceso a un medio
ambiente adecuado
En base a lo expuesto, se observa que la disposición de privilegiar la prevención y correc-
ción de la conducta infractora en materia ambiental, mediante la no sanción de las con-
ductas lesivas al medio ambiente si es que fueron corregidas y la reducción de las multas
de las conductas que no fueron corregidas, alcanza la finalidad de garantizar el derecho a la
libertad de empresa, libertad de competencia y el derecho a un medio ambiente adecuado.
Por lo tanto, corresponde examinar si existen medios alternos igualmente idóneos y si,
llegado el caso, estos producen una menor afectación a los derechos intervenidos.
Respecto a la necesidad de la medida que interviene en los derechos alegados
Una medida alternativa sería sancionar las conductas infractoras en materia ambiental
e imponer las multas por el monto completo, conforme corresponda, aunado a la pu-
blicidad tanto en la página web del Oefa, por ser el ente rector del Sistema Nacional de
Evaluación y Fiscalización Ambiental, como en diversos medios de comunicación, de las
sanciones que podrían incurrir los administrados en caso incumplan las reglas en materia
ambiental.
Al respecto, esta medida alcanzaría el mismo fin alcanzado con la medida dispuesta en el
artículo 19 de la Ley 30230, de garantizar el derecho a un medio ambiente adecuado, pues
con la publicidad tanto en la web del Oefa como en diversos medios de comunicación de
las sanciones que podrían incurrir los administrados en caso incumplan las reglas de pro-
tección al medio ambiente, se lograría el control, mediante la pedagogía, de las actividades
de los administrados que repercutan en el medio ambiente.
Aunado a ello, esta medida no restringiría los derechos a la protección de un medio am-
biente adecuado, a la alimentación y a la salud de la persona, sino más bien los promovería,
pues al sancionar la conducta infractora, que podría generar daños ambientales irrepara-
bles, independientemente de que se corrija o no, se tendría el efecto disuasivo para evitar
dichos daños que afectarían irremediablemente el ambiente en el que el individuo se pueda
desarrollar libremente, los recursos naturales que podría consumir y el grado de su bienes-
tar físico y mental.
Sin embargo, esta medida no promueve la otra finalidad alcanzada por el artículo 19 de
la Ley 30230, de promover los derechos a la libertad de empresa, libre iniciativa privada y
libre competencia, mediante la promoción y dinamización de la inversión en el país, dado
que sancionar las conductas infractoras en materia ambiental, desde la misma infracción,
sin esperar que la conducta se corrija, retrasaría la organización y el acceso de la empresa
en el mercado, la inversión privada y por ende la participación de una pluralidad de ofertas
en el país, en tanto que el administrado se adecúe a las normas de protección del sistema
ambiental antes de operar.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
1 Defensoría del Pueblo, Adjunto del Medio Ambiente, Servicios Públicos y Pueblos Indígenas, Iván
Lanegra Quispe. En https://www.defensoria.gob.pe/blog/fallo-la-prevencion-deslizamiento-de-rela-
ves-en-huancavelica/Visitado el 25 de mayo de 2020.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Ello debido a que la rigurosidad de las sanciones no es el único factor que se toma en
cuenta para fomentar y dinamizar la inversión en el país, sino también intervienen otros
factores como la oferta y demanda, la estabilidad económica, la burocracia estatal, etc. En
este sentido, la flexibilización de las sanciones en materia ambiental incide en un grado
medio en la promoción de la inversión el país. Aunado a ello, si bien podría considerarse
que la flexibilización de las sanciones, tal como está dispuesta en el artículo 19 de la Ley
30230, es un factor que fomenta la inversión; es relevante tener en cuenta que promueve
una inversión sin responsabilidad social, sin compromiso con las generaciones presentes y
futuras, pues desincentiva el respeto al medio ambiente y genera un margen de impunidad
en conductas que pueden dañar el medio ambiente de manera irreparable. En este senti-
do, se advierte que la flexibilización de las sanciones en materia ambiental dispuesta, no
promueve el desarrollo sostenible, por lo que fomenta en un nivel regular los derechos a la
libertad de empresa, libre iniciativa privada y libre competencia.
Por su parte, si bien con la medida cuestionada se promueve un control, aunque dismi-
nuido, por el Oefa de las conductas infractoras en materia ambiental, dicho accionar no es
suficiente, pues no sancionar las conductas infractoras del medio ambiente, que luego son
corregidas, y disminuir las multas, elimina el efecto disuasivo con el cual se podría evitar
daños ambientales irreparables. En consecuencia, la medida cuestionada alcanza un nivel
de mínimo de protección del derecho al medio ambiente adecuado.
En base a lo expuesto, cabe concluir que el grado de satisfacción del fin (el fomento de los
derechos a la libertad de empresa, libre iniciativa privada, libre competencia, y medio am-
biente), en cuyo nombre se han intervenido los derechos a un medio ambiente adecuado,
alimentación y salud de la persona, es medio o mínima.
Por consiguiente, en la medida que el grado de aflicción sufrido por los derechos a un
medio ambiente adecuado, alimentación y salud de la persona, es grave, en tanto que la
satisfacción del fin es medio o mínima, estimo que permitir que el procedimiento admi-
nistrativo sancionador por conductas infractoras al medio ambiente concluya si es que
el administrado corrige su conducta, así como disminuir la multa por la infracciones en
materia ambiental, es desproporcionado.
Por todo lo expuesto, considero que la demanda es FUNDADA respecto del artículo 19
de la Ley 30230.
S.
RAMOS NÚÑEZ
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Concuerdo con la mayor parte de los puntos resolutivos de la sentencia en mayoría y sus
fundamentos, pero discrepo del análisis de constitucionalidad del artículo 37 de la ley
impugnada, así como de la exhortación realizada a los poderes elegidos y a los gobiernos
regionales.
Respecto a lo primero, el aludido artículo establece el ámbito de aplicación de los pro-
cedimientos especiales para el saneamiento físico legal de predios involucrados en el
desarrollo de proyectos de inversión pública y privada. Los demandantes sostienen que
ello vulnera los derechos territoriales y el derecho a la consulta previa de los pueblos
indígenas.
La sentencia establece que los alcances del artículo 37 excluyen de su mandato a los te-
rritorios de los pueblos indígenas. Así, en la medida que dicha disposición no les resulta
de aplicación, no debía tampoco serles consultada. Por tanto, declara INFUNDADA la
demanda en este extremo, al no vulnerarse sus derechos territoriales ni su derecho a la
consulta previa.
Comparto lo decidido respecto de los derechos territoriales de las comunidades campesi-
nas y nativas, pero no lo correspondiente al derecho a la consulta previa. Este derecho no
está reconocido por la Constitución sino deriva directamente del Convenio 169, como lo
indica la propia sentencia en mayoría.
Este Convenio fue ratificado cuando el texto de la la Constitución de 1993 ya había sido
aprobado en referéndum. No podía, pues, añadírsele una coma. Para que este Convenio
169 hubiese agregado un derecho fundamental a la Constitución, su aprobaciónn tendría
que haberse aprobado conforme al procedimiento de reforma constitucional.
No puede aceptarse la incorporación de derechos fundamentales a la Constitución de otra
manera. Por tanto, mi voto es por declarar IMPROCEDENTE la demanda contra el artícu-
lo 37 de la Ley 30230, en el extremo que se alega la vulneración del derecho a la consulta
previa.
Respecto a lo segundo, discrepo también de la exhortación efectuada en el quinto punto
resolutivo de la sentencia en mayoría, a los poderes elegidos y a los gobiernos regionales,
para que debatan, con la participación de las comunidades campesinas y nativas, las pro-
puestas de mejora de los procedimientos de titulación y demarcación de los territorios
comunales.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
a diferencia de lo que ocurre con la regulación planteada por el artículo 20, en los que
participa todo el Consejo de Ministros) y porque, además de ello, se requiere específica
y obligatoriamente un “análisis de impacto regulatorio y económico”.
5. Por otra parte, estoy de acuerdo con lo demás que contiene la sentencia, en especial con
lo referido a la interpretación conforme con la Constitución que se emite en relación
con los artículos 36 al 51 y el artículo 57, salvaguardando del derecho de los pueblos y
las comunidades. Asimismo, estoy a favor de la exhortación realizada al Poder Legisla-
tivo, al Poder Ejecutivo y a los Gobiernos Regionales para que resuelvan los problemas
vinculados con la titulación y demarcación de tierras comunales
6. Por las consideraciones aquí expuestas, considero entonces que debe declararse im-
procedente la demanda respecto del artículo 19 de la Ley, fundada en relación con los
artículos 21 y 23, e infundada en lo demás que contiene la demanda, con las salvedades
formuladas en la sentencia.
S.
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Pleno. Sentencia 671/2020
Caso de la garantía mobiliaria y la pequeña empresa
Expediente 00017-2019-PI/TC
RAZÓN DE RELATORÍA
Con fecha 16 de octubre de 2020, se reunió el Pleno del Tribunal Constitucional integrado
por los señores magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa, Miranda Canales, Blume
Fortini, Ramos Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera, a efectos de pro-
nunciarse sobre la demanda que da origen al Expediente 00017-2019-PI/TC, promovida
por el Colegio de Notarios de Lima contra el Poder Ejecutivo respecto a los Decretos
Legislativos 1400 y 1409.
Los magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa (con fundamento de voto), Miranda
Canales (con fundamento de voto), Ramos Núñez (con fundamento de voto), Sardón de
Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera (con fundamento de voto) votaron, en mayoría, a
favor de declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad.
El magistrado Blume Fortini, en minoría, emitió un voto singular declarando fundada la
demanda.
La Secretaría del Pleno deja constancia de que la presente razón encabeza la sentencia y los
votos antes mencionados, y que los magistrados intervinientes firman digitalmente al pie
de esta razón en señal de conformidad.
Flavio Reátegui Apaza
Secretario Relator
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
PLENO JURISDICCIONAL
Sentencia 0017-2019-PI/TC
Asunto
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el Colegio de Notarios de
Lima contra el Decreto Legislativo 1400, que aprueba el régimen de garantía
mobiliaria, y el Decreto Legislativo 1409, que promociona la formalización y
dinamización de la micro, pequeña y mediana empresa mediante el régimen
societario alternativo denominado Sociedad por Acciones Cerrada Simplificada.
Magistrados firmantes:
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
- 456 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
TABLA DE CONTENIDOS
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
B. Argumentos de las partes
B-1. Demanda
B-2. Contestación de la demanda
II. FUNDAMENTOS
§1. Cuestión procesal previa
§2. Sobre la determinación de las disposiciones objeto de control de constitucionalidad
§3. Sobre el alegado vicio de inconstitucionalidad formal
3.1. La Ley Autoritativa 30823 como integrante del parámetro de control en el pre-
sente caso
3.2. Sobre el análisis de constitucionalidad formal de los Decretos Legislativos 1400
y 1409
3.2.1. Sobre las materias legisladas en el Decreto Legislativo 1400
3.2.2. Sobre las materias legisladas en el Decreto Legislativo 1409
§4. Sobre el alegado vicio de inconstitucionalidad material
III. FALLO
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
En Lima, a los 16 días del mes de octubre de 2020, el Tribunal Constitucional, en sesión
del Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Ledesma Narváez (presidenta),
Ferrero Costa (vicepresidente), Miranda Canales, Blume Fortini, Ramos Núñez, Sardón de
Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente sentencia. Asimismo, se agre-
gan los fundamentos de voto de los magistrados Ferrero Costa, Miranda Canales, Ramos
Núñez y Espinosa-Saldaña Barrera, y el voto singular del magistrado Blume Fortini.
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
Con fecha 26 de setiembre de 2019, el decano del Colegio de Notarios de Lima, en repre-
sentación del mencionado colegio profesional, interpuso demanda de inconstitucionalidad
por la forma y por el fondo contra el Decreto Legislativo 1400, “Decreto Legislativo que
aprueba el régimen de garantía mobiliaria”, y contra el Decreto Legislativo 1409, “De-
creto Legislativo que promociona la formalización y dinamización de la micro, pequeña
y mediana empresa mediante el régimen societario alternativo denominado Sociedad por
Acciones Cerrada Simplificada”, expedidos por el Poder Ejecutivo.
Por su parte, con fecha 8 de setiembre de 2020, el Poder Ejecutivo contestó la demanda
negándola en todos sus extremos, por lo que solicitó que se declare infundada.
B-1. Demanda
Los argumentos expuestos en la demanda son los siguientes:
- El decano del Colegio de Notarios de Lima sostiene que las normas cuestionadas se
deben declarar inconstitucionales por la forma, en tanto que no respetaron la materia
delegada mediante la ley autoritativa, Ley 30823.
- Afirma que, en virtud de la Ley 30823, únicamente se delega al Poder Ejecutivo la
facultad de legislar en materia de gestión económica y competitividad, de integridad
y lucha contra la corrupción, de prevención y protección de personas en situación de
violencia y vulnerabilidad, y de modernización de la gestión del Estado; sin embargo,
sostiene que esta ley no le confiere al citado poder la facultad de restringir las compe-
tencias registrales y notariales.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- Sostiene que las dos normas impugnadas restringen competencias notariales, toda vez
que, con la legislación anterior, la intervención del notario era obligatoria para la cons-
titución de garantías mobiliarias; no obstante, en virtud del Decreto Legislativo 1400,
esta intervención ha pasado a ser facultativa. Asimismo, indican que dicho decreto ha
eliminado la calificación previa de legalidad por parte de los registradores para la cons-
titución de garantías mobiliarias.
- Además, refiere que, conforme a la legislación anterior, para la constitución de cual-
quier tipo de sociedades, era imprescindible la intervención de un notario. No obstan-
te, en virtud del Decreto Legislativo 1409, para constituir una sociedad por acciones
cerrada simplificada (SACS), únicamente se requerirá un documento privado, sin la
necesidad de la intervención de un notario.
- Por todo lo expuesto, la parte demandante sostiene que ambas normas impugnadas no
observan las condiciones impuestas por la ley autoritativa y que, por consiguiente, son
inconstitucionales al regular una materia que no fue delegada. Por ello, a su criterio, se
vulneran los límites materiales establecidos por el Congreso de la República.
- Asimismo, el decano del Colegio de Notarios de Lima manifiesta que las normas cues-
tionadas son inconstitucionales por el fondo, toda vez que se ha excluido a los notarios
públicos de forma indebida. De esta manera, se ha vulnerado el principio de seguridad
jurídica.
- Afirma que el notario en el sistema latino es el profesional del derecho que está au-
torizado por ley para acreditar los actos y contratos que se celebren ante él (Decreto
Legislativo 1049, Ley del Notariado, artículo 2). En tal sentido, dota de fe pública a los
actos privados por delegación del Estado, los cuales se rigen por normas especiales. Así,
argumenta que las funciones, atribuciones y obligaciones del notario se encuentran
establecidas en la Ley del Notariado y contribuyen a garantizar la seguridad jurídica.
- Sostiene que, si bien la regulación de un nuevo régimen de garantías mobiliarias se
sustenta en la libertad de empresa y en la necesidad de facilitar el acceso al crédito for-
mal (Decreto Legislativo 1400), ello no implica restringir las competencias notariales
y registrales; por el contrario, se debe garantizar que la seguridad jurídica no se vea
afectada.
- Del mismo modo, añade que, si bien conforme al Decreto Legislativo 1409 el Poder
Ejecutivo pretende disminuir los costos y la demora que implica el procedimiento de
escritura pública para propiciar la formalización de las empresas, ello no implica que la
libertad de empresa y su promoción en el marco de una economía social de mercado
sea un derecho absoluto.
- En tal sentido, señala que una restricción a la libertad de empresa solo será constitucio-
nal en la medida en que supere el test de proporcionalidad.
- Así, respecto al subprincipio de idoneidad, la parte demandante sostiene que, si se
toman en cuenta los objetivos contemplados en las normas impugnadas, se puede
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
apreciar que estos cumplen una finalidad constitucionalmente legítima; es decir, pro-
mover la gestión económica y competitividad de las empresas. Por esta razón, la parte
demandante concluye que la nueva regulación de las garantías mobiliarias y la creación
de una alternativa especial de sociedad anónima serían medidas idóneas para alcanzar
este objetivo.
- Sin embargo, respecto al análisis de necesidad, la parte demandante manifiesta que
existen otras alternativas menos gravosas que podrían garantizar la seguridad jurídica y
lograr los mismos resultados. Como ejemplos, plantea la constitución de empresas en
línea (alternativa ya regulada por la Ley 28015, Ley de Promoción y Formalización de
la Micro y Pequeña Empresa), lo cual también permitiría reducir costos, y evitaría los
riesgos de ilegalidad y fraude. Asimismo, sostiene que otra medida alternativa sería la
intervención del notario en la constitución de las garantías mobiliarias para dar fe del
acto a costos menores.
- Afirma que la función notarial no se puede medir solo en términos de sobrecostos,
toda vez que se deben tomar en cuenta las ventajas y razones que justifican su propia
existencia. En tal sentido, afirma que los beneficios o ventajas que recibe la sociedad
por efectos de la función notarial son los siguientes:
i) Disminuye los costos de información y asesoría.
ii) Cumple una función de árbitro entre los contratantes (“tercero imparcial”), sin
costo adicional, lo que se podría denominar “auditoría legal”.
iii) Crea el derecho dispositivo, especial para las partes, a través de una redacción do-
cumental ajustada a derecho y de acuerdo con los fines lícitos pretendidos por los
contratantes.
iv) Proporciona ahorro a largo plazo, pues previene el conflicto mediante la adecuada
formación del negocio.
v) Asegura la pronta ejecución de lo convenido mediante un título ejecutivo.
vi) Evita el gasto importante de cualquier seguro de título u otro mecanismo destinado
a obtener seguridad jurídica.
- Por todas estas razones, sostiene que las disposiciones impugnadas no superan el sub-
principio de necesidad y, por consiguiente, se deben declarar inconstitucionales.
- Además, sostiene que, en el presente caso, se ha configurado una inconstitucionalidad
por omisión relativa, toda vez que se ha excluido la intervención del notario público
al constituir la garantía mobiliaria y una SACS, pese a que en todos los demás actos sí
se requiere su intervención. De esta manera, se ha vulnerado el principio de seguridad
jurídica.
- Mediante el escrito de fecha 5 de junio de 2020, la parte demandante sostiene que
el 1 de junio de 2020 se publicó en el diario oficial El Peruano la Resolución del
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
II. FUNDAMENTOS
§1. Cuestión procesal previa
1. Este Tribunal advierte que los decretos legislativos cuestionados aún no son aplicables
en el ordenamiento jurídico según lo dispuesto en sus respectivos textos normativos.
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25. A este parámetro de control, formado por la Constitución (en sus partes pertinentes)
y aquellas normas con rango de ley que derivan directamente de esta y establecen una
relación causal con la materia jurídica subyacente al control de constitucionalidad a
realizarse, se le denomina “bloque de constitucionalidad”.
26. En ese orden de ideas, este Tribunal señaló lo siguiente:
en una hipótesis de infracción indirecta, el parámetro de control, esto es, la norma
de referencia a partir de la cual el Tribunal evaluará la validez de la ley cuestiona-
da está integrado por la Constitución, pero también por todas las leyes a las que
esta confirió la capacidad de limitar a otras normas de su mismo rango (Sentencia
0047-2004-AI/TC, fundamento 128).
27. Este órgano de control de la constitución precisó, además, que se produce una afecta-
ción indirecta de la Constitución cuando existe una incompatibilidad entre la norma
sometida a juicio y otra norma legal a la que el propio Constituyente delegó:
i) la regulación de un requisito esencial del procedimiento de producción normativa;
ii) la regulación de un contenido materialmente constitucional; y
iii) la determinación de competencias o límites de las competencias de los distintos
órganos constitucionales.
28. Lógicamente, estas normas deben, a su vez, ser compatibles con la Constitución para
formar el bloque de constitucionalidad. En tales casos, las normas integradas al pará-
metro actúan como interpuestas, y toda norma con rango de ley que sea incompatible
con ellas se declarará inconstitucional en un proceso de control concentrado por in-
fracción indirecta a la Constitución.
29. En consecuencia, corresponde al Tribunal establecer qué normas forman parte del blo-
que de constitucionalidad aplicable al presente caso para realizar el control de consti-
tucionalidad formal de las disposiciones impugnadas.
30. Dicho parámetro, a juicio de este Tribunal Constitucional, está compuesto por los
artículos 102 y 104 de la Constitución, así como por la Ley 30823 (ley autoritativa).
31. Como parte del análisis de constitucionalidad por presuntos vicios de forma, es im-
prescindible determinar los alcances de la ley autoritativa antes mencionada, como se
indicará a continuación.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
decretos legislativos, previa delegación explícita y específica de facultades por parte del
legislador.
33. Esta delegación, por cierto, no supone la renuncia de este último a la función legislati-
va encomendada por la Constitución ni que, durante el lapso que dure la delegación,
el Congreso carezca de la competencia para ejercer dicha función.
34. Esto es así por cuanto no es posible asumir que un Poder del Estado o alguno de sus
órganos constitucionales pueda transferir de manera absoluta a otro una competencia
que la Constitución le ha asignado.
35. El artículo 104 de la Constitución establece lo siguiente:
El Congreso puede delegar en el Poder Ejecutivo la facultad de legislar, mediante
decretos legislativos, sobre la materia específica y por el plazo determinado estable-
cidos en la ley autoritativa. No pueden delegarse las materias que son indelegables
a la Comisión Permanente. Los decretos legislativos están sometidos, en cuanto a
su promulgación, publicación, vigencia y efectos, a las mismas normas que rigen
para la ley [...].
36. Ello supone que, de acuerdo con nuestro sistema constitucional, el ejercicio de dicha
competencia se encuentra sujeto a determinados límites, tales como que la delegación
legislativa se debe conceder mediante la ley autoritativa (límites formales), contener la
indicación específica de la materia que se delega (límites materiales), así como el esta-
blecimiento de un plazo determinado (límites temporales).
37. Con relación a los límites materiales, este Tribunal considera que esta exigencia se
encuentra cumplida con la mención o indicación de la materia específica que se ha
delegado, la cual se puede referir a una o varias áreas del derecho. La Constitución
no impone la obligación de desarrollar o exponer de manera detallada o minuciosa el
contenido que se debe incluir en el decreto legislativo, puesto que una exigencia de esa
naturaleza convertiría en innecesaria la existencia misma de la delegación de facultades
y la expedición del decreto legislativo.
38. En cambio, la Constitución sí proscribe el uso de fórmulas manifiestamente generales,
indefinidas o imprecisas. Una infracción a esta exigencia se presenta no solo cuando
existe una delegación “en blanco”, sino también cuando se concretan delegaciones
legislativas generales, indefinidas o imprecisas.
39. El Tribunal no pretende que el legislador identifique los detalles de aquello que se de-
lega (una situación que comportaría que el legislador desarrolle en sí misma la materia
que se pretende delegar y torne con ello innecesaria su delegación). No obstante, sí
considera necesario, desde el punto de vista del artículo 104 de la Constitución, que
se delimiten con suficiente claridad los confines de la materia sobre la que se autoriza
legislar al Ejecutivo, y que aquello que se ha delegado no recaiga en las materias sobre
las cuales existe una reserva absoluta de ley (Sentencia 0022-2011-PI, fundamento 20).
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
40. En el presente caso, se advierte que la Ley 30823 aprobó la delegación de facultades al
Poder Ejecutivo para legislar en diversas materias como las siguientes:
i. gestión económica y competitividad;
ii. integridad y lucha contra la corrupción;
iii. prevención y protección de personas en situación de violencia y vulnerabilidad; y
iv. modernización de la gestión del Estado.
41. Con relación al caso que nos ocupa en la presente oportunidad, corresponde precisar
que la materia objeto de la facultad delegada es la correspondiente a la que se denomi-
nara “gestión económica y competitividad”.
42. Ahora bien, en virtud de la ley autoritativa, Ley 30823, que conforma el parámetro
de constitucionalidad en el presente caso, según lo indicado supra, los demandantes
alegan que el Congreso de la República introdujo un límite expreso a la delegación
de facultades otorgadas al Poder Ejecutivo: los decretos legislativos que se aprueben al
amparo del artículo 2, numeral 2, literal “c” de la ley autoritativa “en materia de gestión
económica y competitividad” en ningún caso podrán restringir o reducir competencias
notariales y registrales.
43. De esta manera, según los demandantes, las disposiciones que se aprueben por el Poder
Ejecutivo a través de los mencionados decretos no pueden “restringir las competencias
registrales y notariales”.
44. No obstante, este Tribunal advierte que la determinación de la existencia del aludido
límite, en los términos que alega la parte demandante, requiere previamente el análisis
pormenorizado de dicho extremo de la ley autoritativa a partir del empleo de los prin-
cipios y criterios interpretativos que suelen emplearse al desentrañar el sentido último
de las disposiciones integrantes del bloque de constitucionalidad.
45. Ello se debe realizar considerando que el contenido normativo finalmente determina-
do como resultado del proceso interpretativo de una ley autoritativa requiere no sola-
mente la identificación y precisión de la facultad delegada, sino su objetivo, de acuerdo
con lo expresado supra.
46. Esto último no es baladí por cuanto el contenido normativo de la ley autoritativa no
solo se define por la facultad en principio delegada, sino por su finalidad, que es lo que
completa el sentido de esta delegación.
47. En efecto, difícilmente se podría concluir de manera clara y precisa que se ha facultado
al Poder Ejecutivo para legislar en una determinada materia si se prescinde de la fina-
lidad o del estado de cosas que la delegación busca alcanzar y que es la razón de ser, en
buena cuenta, del ejercicio de la facultad de delegación, amparada por la Constitución,
materializada en un caso concreto.
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que aquellas fueron otorgadas al Poder Ejecutivo, al menos formalmente, pero sin que
este último pueda materializar su ejercicio, según las finalidades que motivaron la soli-
citud de delegación.
61. Ello es así por cuanto las facultades solicitadas claramente se destinaban a fomentar
la formalización de las empresas a través de la creación de un régimen simplificado y
menos costoso para la constitución, inscripción, liquidación y extinción de los actos
societarios. Esto incluía claramente el reemplazo de la intervención notarial por la del
fedatario de la Sunarp, así como el impulso del mercado crediticio y de acceso a capi-
tales de trabajo para las mipymes a partir de una nueva normativa de garantías mobi-
liarias, lo cual implica, en algún sentido, modificar el régimen de las micro y pequeñas
empresas.
62. En cambio, este Tribunal advierte que optar por la segunda interpretación no conlleva
el escenario inconducente previamente descrito, pues implicaría que las pretendidas
restricciones al Poder Ejecutivo no sean aplicables a las materias objeto de regulación.
Con ello, se determinaría de manera clara y coherente el contenido normativo de esta
delegación de facultades, de tal manera que las materias finalmente delegadas se corres-
ponderían con las finalidades previstas para tal efecto.
63. Así, este Tribunal advierte que la frase “estas disposiciones no implicarán restringir
las competencias registrales y notariales; ni implicarán efectuar modificaciones sobre
el régimen de las micro y pequeñas empresas (MYPE)” no se debe interpretar como
un límite a la legislación delegada realizada por el Poder Ejecutivo en materia del
impulso del desarrollo productivo y empresarial de las mipyme “y de los sectores de
alto impacto de la economía nacional, mejorando el financiamiento y otorgamiento
de garantías y similares, así como estableciendo una nueva regulación del régimen so-
cietario, de garantía mobiliaria y del régimen de contrataciones” (Decreto Legislativo
1399).
64. En suma, este Tribunal debe precisar que la disposición establecida en el artículo 2.2,
literal “c”, relativa a la prohibición de restricción de competencias registrales y nota-
riales, así como el impedimento relativo a la modificación del régimen de las micro y
pequeñas empresas, no se refiere a la facultad de legislar conferida al Poder Ejecutivo
para impulsar el desarrollo productivo y empresarial de las micro, pequeñas y medianas
empresas y de los sectores de alto impacto de la economía nacional, a fin de mejorar
el financiamiento y otorgamiento de garantías, o de establecer una nueva regulación
societaria en materia de garantías mobiliarias y en el régimen de contrataciones, sino
que únicamente alcanza a la promoción de la formalización laboral.
65. Por lo tanto, a continuación, este Tribunal realizará el control de constitucionalidad de
las disposiciones cuestionadas considerando las exigencias de la ley autoritativa, según
lo interpretado supra.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
prepago”, este Tribunal advierte que dicha disposición no se debe confundir con la
publicidad voluntaria que realiza este sistema con el registro de los actos inscribibles
en la Sunarp.
80. En efecto, de acuerdo con el artículo 28 de la disposición cuestionada:
Artículo 28. Independencia del SIGM respecto del Registro Jurídico de Bienes
28.1 Las disposiciones del presente Decreto Legislativo se aplican, únicamente,
para publicitar lo que ella regula. Cuando se requiera que el título de propiedad
del bien mueble sea inscrito en el Registro Jurídico de Bienes, dicha inscripción debe
llevarse a cabo de conformidad con la legislación de la materia. El SIGM no otorga
derechos de propiedad, por ser un registro de avisos electrónicos sin calificación
registral.
28.2 Por ningún motivo la información contenida en el SIGM es sustento de cali-
ficación registral de un título presentado en el Registro Jurídico de Bienes.
81. En suma, luego de la revisión previamente realizada, se puede advertir que el Poder Eje-
cutivo ha legislado sobre las materias delegadas por el Congreso de la República en es-
tricto cumplimiento del marco establecido en la ley autoritativa. Ello se advierte en la
medida en que el Decreto Legislativo 1400 ha regulado un nuevo régimen de garantías
mobiliarias respetando los confines de las materias delegadas, según lo establecido supra.
82. En vista de lo previamente explicado, este Tribunal concluye que el aludido decreto
legislativo ha cumplido el contenido normativo de la delegación que se desprende del
artículo 2, inciso 2, literal “c”, de la ley autoritativa.
83. Por lo tanto, corresponde desestimar la demanda en el referido extremo.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
87. Este Tribunal advierte que el Decreto Legislativo 1409 crea un nuevo régimen que
tiene como finalidad impulsar el desarrollo productivo y empresarial de las micro,
pequeñas y medianas empresas.
88. En dicho decreto legislativo, se han establecido reglas sobre la constitución de la per-
sonalidad jurídica correspondiente a este nuevo régimen, sobre la responsabilidad en la
existencia y veracidad de la información proporcionada en los documentos solicitados
para tal fin, sobre los alcances y procedimientos para la calificación e inscripción de la
constitución de este régimen en el registro de personas jurídicas de la Sunarp, así como
la posibilidad de su transformación en otra forma societaria.
89. Este Tribunal advierte que dicho marco legal busca ofrecer una opción de forma-
lización a las actividades económicas de las personas naturales y, de esta manera,
impulsar el desarrollo económico, productivo y empresarial de las mypes a través de
la SACS.
90. Asimismo, corresponde destacar las disposiciones establecidas con miras a la inscrip-
ción registral, así como la aplicación supletoria de la Ley General de Sociedades, es-
pecíficamente en lo relativo a las normas correspondientes a las sociedades anónimas
cerradas.
91. Este Tribunal advierte, luego de la revisión general del decreto legislativo impugnado,
según lo expresado previamente, que las reglas que establece respetan los confines de
las materias delegadas a través de la ley autoritativa. En efecto, dicha norma ha deter-
minado una figura societaria con la finalidad de impulsar el desarrollo productivo y
empresarial de las micro, pequeñas y medianas empresas, lo cual se ha materializado a
través de la creación de las SACS.
92. Por consiguiente, la regulación contenida en el Decreto Legislativo 1409 ha respetado
los confines de las materias delegadas que se desprenden del artículo 2 inciso 2, literal
“c”, de la ley autoritativa.
93. Por tales consideraciones, corresponde desestimar la demanda en dicho extremo.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
La predecibilidad de las conductas (en especial, las de los poderes públicos) frente
a los supuestos previamente determinados por el Derecho, es la garantía que in-
forma a todo el ordenamiento jurídico y que consolida la interdicción de la arbi-
trariedad. Tal como estableciera el Tribunal Constitucional español, la seguridad
jurídica supone “la expectativa razonablemente fundada del ciudadano en cuál ha
de ser la actuación del poder en aplicación del Derecho” (STCE 36/1991, FJ 5). El
principio in comento no sólo supone la absoluta pasividad de los poderes públicos,
en tanto no se presenten los supuestos legales que les permitan incidir en la reali-
dad jurídica de los ciudadanos, sino que exige de ellos la inmediata intervención
ante las ilegales perturbaciones de las situaciones jurídicas, mediante la “predecible”
reacción, sea para garantizar la permanencia del statu quo, porque así el derecho
lo tenía preestablecido, o, en su caso, para dar lugar a las debidas modificaciones,
si tal fue el sentido de la previsión legal. Así pues, como se ha dicho, la seguridad
jurídica es un principio que transita todo el ordenamiento, incluyendo, desde luego, a
la Norma Fundamental que lo preside. Su reconocimiento es implícito en nuestra
Constitución, aunque se concretiza con meridiana claridad a través de distintas
disposiciones constitucionales, algunas de orden general, como la contenida en
el artículo 2°, inciso 24, parágrafo a) (“Nadie está obligado a hacer lo que la ley
no manda, ni impedido se hacer lo que ella no prohíbe”), y otras de alcances más
específicos, como las contenidas en los artículos 2°, inciso 24, parágrafo d) (“Na-
die será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse
no esté previamente calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca, como
infracción punible, ni sancionado con pena no prevista en la ley”) y l39°, inciso 3,
(“Ninguna persona puede ser desviada de la jurisdicción predeterminada por la ley,
ni sometida a procedimiento distinto de los previamente establecidos, ni juzgada
por órganos jurisdiccionales de excepción, ni por comisiones especiales creadas al
efecto, cualquiera que sea su denominación”) (fundamentos 3 y 4).
97. De esta manera, lo que protege dicho principio constitucional es que los poderes pú-
blicos, en su actuación, no defrauden las expectativas razonables de los ciudadanos. En
el ámbito de las modificaciones normativas, implica que estas se realicen conforme al
orden jurídico-constitucional vigente, esto es, que no vulneren la Constitución.
98. Al respecto, cabe recordar que este Tribunal, en variada jurisprudencia, ha enfatizado
que un principio consustancial del ordenamiento jurídico es el de libre configuración
de la ley a cargo del legislador democrático.
99. En efecto, según este principio, el legislador es el llamado a definir los marcos de regu-
lación generales en el Estado social y democrático de derecho. En tal sentido, este goza
de una amplia reserva legal como instrumento de la formación de la voluntad política
en las diversas materias jurídicas. Sin embargo, dicha capacidad de configuración se
encuentra limitada por los principios, las reglas y los valores constitucionales, de tal
manera que la voluntad política expresada en la ley se debe desenvolver dentro de las
fronteras jurídicas de la Constitución.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
100. Puede resultar discutible si las opciones adoptadas por el Poder Ejecutivo en los de-
cretos legislativos cuestionados son las más adecuadas y eficientes para alcanzar la
finalidad que se propone. Sin embargo, en todo caso, respetan los confines de las
materias delegadas a través de la ley autoritativa, como ya se resolviera supra. Sin
perjuicio de lo dicho, el Congreso de la República podrá controlar y, eventualmente,
modificar o derogar el contenido normativo de dichos decretos legislativos.
101. Por otra parte, se debe tener en cuenta que la defensa del principio constitucional de
seguridad jurídica, en ninguna circunstancia, puede conllevar la negación de carácter
dinámico del ordenamiento como tampoco la posibilidad de que las instituciones ju-
rídicas, así como los correspondientes derechos y obligaciones que estas comprenden,
queden perennizadas en el tiempo.
102. Efectivamente, del hecho de que el legislador modifique el ordenamiento jurídico no
se deriva afectación alguna del principio de seguridad jurídica, salvo que se trate de
normas que contradigan la Constitución.
103. En el presente caso, se advierte que ambos decretos legislativos no solamente han
observado los límites de la legislación delegada, de acuerdo con lo establecido previa-
mente, sino que, además, no contienen disposiciones que en, principio, de manera
manifiesta y según lo advertido en los argumentos de los demandantes, menoscaben
los principios, las reglas y los valores constitucionales, más allá de su disconformidad
con dicha nueva regulación.
104. A ello, se debe añadir que, en el caso del Decreto Legislativo 1409, propiamente no
existía una regulación precedente que versara sobre las mismas materias, y respecto de
la cual la expedición del aludido decreto pudiera constituir un cambio intempestivo
y arbitrario.
105. En efecto, el régimen SACS es un nuevo régimen legal alternativo e independiente
que propone requisitos diferenciados para la constitución de las empresas. Al ser un
régimen nuevo e independiente, no puede afirmarse válidamente que con su expe-
dición se restringen competencias (notariales y registrales) preexistentes. Antes bien,
este Tribunal advierte que no se puede afectar jurídicamente una competencia que
previamente no se tiene.
106. Por ello, este Tribunal advierte que no se ha producido una incidencia negativa y
directa en el principio constitucional de seguridad jurídica independientemente de
que las medidas adoptadas se puedan considerar mejores o peores desde la perspectiva
económica o política. Esta es una evaluación que no se puede realizar por la vía del
proceso de inconstitucionalidad.
107. Por último, este Tribunal tampoco observa que las disposiciones cuestionadas hayan
incurrido en una omisión proscrita por la norma fundamental, toda vez que la regu-
lación sobre la intervención del notario público en la constitución de la garantía mo-
biliaria y de las SACS no es de naturaleza constitucional, sino legal. Ello sin perjuicio
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
III. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad interpuesta contra el Decre-
to Legislativo 1400, que aprueba el régimen de garantía mobiliaria, y el Decreto Legislativo
1409, que promociona la formalización y dinamización de micro, pequeña y mediana
empresa mediante el régimen societario alternativo denominado Sociedad por Acciones
Cerrada Simplificada.
Publíquese y notifíquese.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Con el debido respeto por la opinión de nuestros colegas magistrados, emitimos el presente
voto pues, si bien concordamos con la ponencia en que la demanda es infundada, no com-
partimos todos sus fundamentos, en especial los que van del párrafo 53 al 65.
El demandante considera que las normas impugnadas “restringen las competencias nota-
riales” básicamente por lo siguiente:
- Decreto Legislativo 1400: Porque dispone que la garantía mobiliaria puede for-
malizarse no sólo por escritura pública o firmas legalizadas, sino también mediante
“firmas digitales o firmas manuscritas, según lo determinen las partes” (artículo 6).
- Decreto Legislativo 1409: Porque la nueva persona jurídica que esta norma crea,
denominada “Sociedad por Acciones Cerrada Simplificada”, no requiere para su
constitución de la intervención de un notario, ya que se constituye por documento
privado y para su inscripción son necesarias firmas digitales (artículos 6 y 9).
La Ley del Notariado (Decreto Legislativo 1049) señala cuáles son las competencias nota-
riales (artículo 2):
El notario es el profesional del derecho que está autorizado para dar fe de los actos y
contratos que ante él se celebran. Para ello formaliza la voluntad de los otorgantes,
redactando los instrumentos a los que confiere autenticidad, conserva los originales y
expide los traslados correspondientes.
Su función también comprende la comprobación de hechos y la tramitación de asun-
tos no contenciosos previstos en las leyes de la materia.
Los decretos legislativos impugnados en nada restringen estas competencias notariales. Los
notarios pueden continuar haciendo todo lo que indica la Ley del Notariado aquí citada:
dar fe de actos y contratos que ante ello se celebren, comprobar hechos, etc.
En efecto, el Decreto Legislativo 1400 no restringe dichas competencias. Lo que hace
es permitir que la formalización de la garantía mobiliaria no sólo se haga a través de los
notarios.
Tampoco las restringe el Decreto Legislativo 1409, pues este crea un nuevo tipo de socie-
dad para cuya constitución no se necesita de la intervención de un notario. Es decir, el De-
creto Legislativo 1409 no restringe competencia notarial alguna respecto de esta persona
jurídica, sencillamente porque antes este tipo sociedad no existía.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Por ello, podemos concluir que los decretos legislativos impugnados han respetado el mar-
co de la ley autoritativa (Ley 30823) y, por tanto, no son inconstitucionales.
Distinta situación se presentaría si la ley autoritativa hubiera dicho, por ejemplo, que en el
nuevo régimen societario y de garantía inmobiliaria siempre debían intervenir los notarios.
Pero el caso es que la ley autoritativa no se expresó en estos términos.
En nuestra opinión, el demandante da propiamente argumentos sobre la conveniencia
de la regulación impugnada y no sobre su inconstitucionalidad. En efecto, en opinión
del demandante, sería mejor que los notarios intervengan siempre en la constitución de
la garantía mobiliaria (Decreto Legislativo 1400) y en el nuevo tipo de persona jurídica
creado por el Decreto Legislativo 1409. Pero lo que nos parece inconveniente no es nece-
sariamente inconstitucional.
S.
FERRERO COSTA
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Con el debido respeto a mis colegas magistrados, considero pertinente realizar las siguien-
tes precisiones:
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
3. Sobre dicha disposición normativa, se ha advertido que es posible atribuirle dos senti-
dos interpretativos:
i. Primer sentido interpretativo: que el siguiente enunciado “estas disposiciones no
implicarán restringir las competencias registrales y notariales; ni implicarán efec-
tuar modificaciones sobre el régimen de las micro y pequeñas empresas (MYPE)”
es un límite extensible a todo el literal c) del inciso 2 del presente artículo;
ii. Segundo sentido interpretativo: que dicho enunciado constituye únicamente un
límite respecto a la “promoción de la formalización laboral”.
4. No obstante, la teoría de las normas nos indica que las palabras y, por tanto, las ora-
ciones adolecen de ambigüedad semántica, máxime si son disposiciones constitucio-
nales, en tanto salvaguardan derechos constitucionales y/o bienes constitucionales que
tienen mandatos generales, precisamente, porque se busca tutelar la mayor cantidad de
supuestos.
5. En ese sentido, considero que no debemos limitarnos a los dos posibles sentidos inter-
pretativos, sino que resulta plausible varias interpretaciones. Cuestión distinta es que
de varios sentidos interpretativos, únicamente se decante por dos o tres que el juzgador
considere válidas.
6. En efecto, el enunciado normativo: “Estas disposiciones no implicarán restringir las
competencias registrales y notariales; ni implicarán efectuar modificaciones sobre el
régimen de las micro y pequeñas empresas (MYPE)”, puede ser un límite para varias
disposiciones normativas, por ejemplo:
a. Impulsar el desarrollo productivo y empresarial de las Micro, Pequeña y Mediana
Empresas (MIPYME) y de los sectores de alto impacto de la economía nacional,
mejorando el financiamiento y otorgamiento de garantías y similares, así como
estableciendo una nueva regulación del régimen societario, de garantía mobiliaria
y del régimen de contrataciones. Asimismo, promover la formalización laboral.
b. Impulsar el desarrollo productivo y empresarial de las Micro, Pequeña y Mediana
Empresas (MIPYME) y de los sectores de alto impacto de la economía nacional,
mejorando el financiamiento de garantías.
c. Impulsar el desarrollo productivo y empresarial de las Micro, Pequeña y Mediana
Empresas (MIPYME) y de los sectores de alto impacto de la economía nacional,
mejorando el otorgamiento de garantías y similares.
d. Impulsar el desarrollo productivo y empresarial de las Micro, Pequeña y Mediana
Empresas (MIPYME) y de los sectores de alto impacto de la economía nacional,
mejorando el financiamiento y otorgamiento de garantías.
7. Como es posible advertir, las normas que se pueden extraer son varias, más aún si las
que hemos señalado no son las únicas factibles de extracción. Por ello, es conveniente
buscar otras técnicas interpretativas que nos permitan llegar al mismo puerto.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
8. Una de estas técnicas nos puede llevar a analizar únicamente la expresión “Estas dispo-
siciones no implicarán restringir las competencias registrales y notariales”. Claramente,
esta disposición se puede entender como una restricción al posible menoscabo de las
competencias registrales y notariales al momento de ejercer las facultades legislativas.
Entre las principales diferencias entre la legislación anterior y la vigente se puede en-
contrar que (i) la presencia del notario a fin de constituir la garantía mobiliaria no
resulta obligatoria, sino facultativa (ii) se elimina en el control de legalidad por parte
de los registradores en materia de garantías mobiliarias y (iii) se crea un régimen alter-
nativo a lo regulado por la Ley General de Sociedades denominado como Sociedades
Cerradas Simplificadas, mediante el cual no se requiere la presencia de un notario para
la constitución de la personería jurídica.
9. En primer lugar, en cuanto al Decreto legislativo 1400, que tiene por objeto regular el
régimen de garantía mobiliaria, se posibilita que los privados no solo tengan que recurrir
a un notario, de forma obligatoria, sino que se introduce una regulación facultativa. Ello
en el sentido de que deja a la autonomía de la voluntad de los privados optar entre recu-
rrir a un notario u otro mecanismo a fin de formalizar las garantías mobiliarias:
Artículo 6. Constitución de la garantía mobiliaria
6.1 La garantía mobiliaria puede darse con posesión o sin posesión del bien en
garantía. Asimismo, cualquiera de los casos anteriores puede o no contar con un
contrato de control por parte del acreedor garantizado sobre los bienes en garantía.
6.2 Se denomina garantía mobiliaria con posesión o posesoria cuando se entrega
la posesión del bien al acreedor garantizado o a un tercero depositario. Se consti-
tuye al momento en que el deudor garante entrega la posesión de los bienes en ga-
rantía al acreedor garantizado o a un tercero depositario designado por éste. Dicha
constitución debe constar por cualquier medio escrito que deje constancia de la
voluntad de las partes bajo sanción de nulidad, el cual debe formalizarse median-
te escritura pública, firmas legalizadas, firmas digitales o firmas manuscritas,
según lo determinen las partes.
6.3 Se denomina garantía mobiliaria sin posesión cuando el bien en garantía
permanece en posesión del deudor garante o de un tercero. Se constituye mediante
acto jurídico constitutivo, por cualquier medio escrito que deje constancia de la
voluntad de las partes bajo sanción de nulidad, debiendo formalizarse mediante
escritura pública, firmas legalizadas, firmas digitales o firmas manuscritas, se-
gún lo determinen las partes. [Énfasis agregado]
10. Así, es posible sostener que esta disposición normativa no vacía de contenido a las
competencias de los notarios, pues faculta a los interesados a decidir si recurren o no a
los notarios.
11. Por otro lado, en cuanto al decreto legislativo 1409, mediante el artículo 2 se establece
como finalidad lo siguiente:
- 485 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
La creación del régimen de Sociedad por Acciones Cerrada Simplificada tiene por
finalidad promover una alternativa de formalización de actividades económicas de
las personas naturales e impulsar con ello el desarrollo productivo y empresarial de
la micro, pequeña y mediana empresa.
12. En relación a ello, dicho régimen no requiere la presencia de los notarios a fin de
constituir la persona jurídica. Ello, no excede los límites establecidos por la ley auto-
ritativa, ya que no se recorten o desconocen las competencias del régimen notarial. Al
contrario, se establece una nueva regulación que pretende adecuarse a las necesidades
que requiere las micro, pequeñas y mediana empresa para su constitución, inscripción,
liquidación y extinción. Particularidades que no se ajustan a la regulación establecida
en la Ley General de Sociedades.
13. En síntesis, las facultades solicitadas tienen como objetivo establecer un régimen sim-
plificado y menos costoso. Así, se prioriza la autonomía de la voluntad de los privados
a fin optar el mecanismo que se ajuste a su realidad. La intervención notarial tanto en
el régimen de Sociedad por Acciones cerradas, como para constituir las garantías mobi-
liarias será de carácter facultativo y no obligatorio; es decir, las competencias notariales
coexistirán con un nuevo mecanismo a cargo de los fedatarios de la Sunarp.
S.
MIRANDA CANALES
- 486 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- 487 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
política. Esto supone que no hemos exigido que ellos se extraigan, directamente, de la
propia norma fundamental, sino que es suficiente con que se encuentren habilitados por la
ley y que, claro está, no sean manifiestamente contrarios con derechos o principios cons-
titucionales. Fuera de este escenario, las autoridades cuentan con un amplio margen de
configuración respecto de las medidas a implementar.
Finalmente, también advierto que las disposiciones impugnadas no están impidiendo la
intervención de notarios en esta clase de asuntos. En efecto, las partes podrán acordar, si
ellas así lo desean, su participación. Este sí sería un escenario en el que, seguramente, este
Tribunal mayores razones para evaluar alguna posible declaración de inconstitucionalidad.
Al no ser este el caso, comparto lo finalmente resuelto en la ponencia, la cual declara como
infundada la demanda.
S.
RAMOS NÚÑEZ
- 488 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- 489 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
protegido de un derecho, la cual podría ser tanto una acción como una omisión, podría
tener o no una connotación negativa, y podría tratarse de una injerencia despropor-
cionada o no. Así visto, a modo de ejemplo, los supuestos de restricción o limitación
de derechos fundamentales, así como muchos casos de delimitación del contenido de
estos derechos, pueden ser considerados prima facie, es decir, antes de analizar su legi-
timidad constitucional, como formas de afectación o de intervención iusfundamental.
6. Por otra parte, se alude a supuestos de “vulneración”, “violación” o “lesión” al conte-
nido de un derecho fundamental cuando estamos ante intervenciones o afectaciones
iusfundamentales negativas, directas, concretas y sin una justificación razonable.
S.
ESPINOSA SALDAÑA BARRERA
- 490 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Con el debido respeto por mis colegas Magistrados, considero que la demanda de in-
constitucionalidad que da origen al caso de autos, por la que se cuestionan los Decretos
Legislativos 1400 y 1409, es FUNDADA, por haberse incurrido en infracción formal de
la Constitución.
Fundamento mi posición en las siguientes razones:
1. El artículo 104 de nuestra Carta Constitucional establece literalmente que “El Congreso
puede delegar en el Poder Ejecutivo la facultad de legislar, mediante decretos legislativos,
sobre la materia específica y el plazo determinados en la ley autoritativa”.
2. Así, la expedición de los decretos legislativos se produce como consecuencia del ejerci-
cio de dos tipos de competencias:
2.1 La competencia legislativa del Congreso de la República de delegar en el Poder
Ejecutivo, mediante ley expresa, la facultad de legislar sobre materia específica en
un plazo determinado (competencia legislativa delegativa); habilitándolo a dictar
decretos legislativos, los cuales poseen rango de ley.
2.2 La competencia legislativa del Poder Ejecutivo, ejercida por delegación expresa del
Congreso, mediante decretos legislativos, con rango de ley (competencia legislativa
delegada); la cual está condicionada a la expedición de ley autoritativa del Congre-
so de la República.
3. Obsérvese que, tal como ocurre en la mayoría de los actuales sistemas constitucio-
nales, en nuestro ordenamiento jurídico constitucional si bien el titular originario
de la función legislativa es el Congreso de la República (artículo 102, inciso 1 de
la Constitución), dicha función también puede ser desarrollada excepcionalmente
por el Poder Ejecutivo, vía una delegación explícita y específica de facultades, sin
que el Legislativo abdique de su función, expresamente encomendada por la propia
Constitución.
4. Empero, debe precisarse que los decretos legislativos solo deben desarrollar las ma-
terias especificadas en la ley autoritativa correspondiente, las cuales, además, deben
ser interpretadas de manera restrictiva, más aún cuando se trata de aspectos particular-
mente especializados, como, por ejemplo, los referidos a las competencias registrales y
notariales.
5. Las delegaciones genéricas o imprecisas volverían virtualmente inútil el propio sentido
o utilidad de la ley autoritativa que, precisamente, existe para definir qué es lo que se
- 491 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
delega y qué es lo que se deja fuera del ámbito de la delegación. De lo contrario, bas-
taría apelar a los membretes o materias genéricas para que todo tipo de regulación por
parte del Poder Ejecutivo sea posible.
6. En el presente caso, no se observa que la Ley Autoritativa N° 30823 haya establecido
una específica delegación de facultades al Poder Ejecutivo para modificar las normas
relativas a las competencias tanto registrales como notariales, por lo que a mi juicio
los Decretos Legislativos 1400 (mediante el cual se aprueba el régimen de garantía
mobiliaria) y 1409 (mediante el cual se promociona la formalización y dinamización
de la micro, pequeña y mediana empresa mediante el régimen societario alternativo
denominado Sociedad por Acciones Cerrada Simplificada) resultan ser inconstitu-
cionales por la forma, pues han excedido notoriamente el ámbito de las facultades
para legislar en materia tributaria y financiera otorgadas mediante la precitada Ley
N° 30823.
7. Para mayor ilustración, corresponde señalar que tal ley autoritativa, en materia de ges-
tión económica y competitividad, delegó expresamente las siguientes facultades:
“Artículo 2. Materias de la delegación de facultades legislativas
En el marco de la delegación de facultades a la que se refiere el artículo 1 de la presente
ley, el Poder Ejecutivo está facultado para legislar sobre las siguientes materias:
2) En materia de gestión económica y competitividad, a fin de:
a) Modificar los parámetros de actualización de las bandas de precios de los pro-
ductos afectos al Fondo para la Estabilización de Precios de Combustibles De-
rivados del Petróleo con el objeto de otorgar una mayor frecuencia y magnitud
de actualización; permitir la realización de futuros cambios de los parámetros
de actualización de las bandas mediante decreto supremo; y establecer una
fuente de financiamiento complementaria que permita fortalecer y hacer sos-
tenible el Fondo para cumplir con las obligaciones generadas.
b) Rediseñar el Fondo de Promoción a la Inversión Pública y Local (FONIPREL)
para Integrar al Fondo para la Inclusión Económica en Zonas Rurales (FO-
NIE) de modo que se adecúe a lo señalado por el Decreto Legislativo 1252,
Decreto Legislativo que crea el Sistema Nacional de Programación Multianual
y Gestión de Inversiones y deroga la Ley 27293, Ley del Sistema Nacional de
Inversión Pública, así como facilitar el proceso de liquidación de proyectos a
los gobiernos regionales y locales, y la continuidad de inversiones.
c) Impulsar el desarrollo productivo y empresarial de las Micro, Pequeña y Me-
diana Empresas (MIPYME) y de los sectores de alto impacto de la economía
nacional, mejorando el financiamiento y otorgamiento de garantías y simila-
res, así como estableciendo una nueva regulación del régimen societario, de
garantía mobiliaria y del régimen de contrataciones. Asimismo, promover la
- 492 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- 493 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Sentido de mi voto
Por las consideraciones expuestas mi voto es porque se declare fundada la demanda y, por
consiguiente, inconstitucionales por infracción por la forma los Decretos Legislativos 1400
y 1409.
S.
BLUME FORTINI
- 494 -
Pleno. Sentencia 1041/2020
Expediente 00011-2020-PI/TC
RAZÓN DE RELATORÍA
En la sesión de Pleno del Tribunal Constitucional, de fecha 15 de diciembre de 2020, los
magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa, Miranda Canales, Ramos Núñez, Sardón
de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera han emitido la siguiente sentencia, que resuelve
declarar FUNDADA la demanda de inconstitucionalidad que dio origen al Expediente
00011-2020-PI/TC.
Asimismo, los magistrados Ledesma Narváez, Miranda Canales, Ramos Núñez, Sardón de
Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera formularon fundamentos de voto.
El magistrado Blume Fortini, en fecha posterior, votó a favor de declarar fundada la de-
manda y formuló un fundamento de voto que se entregará en fecha posterior.
La Secretaría del Pleno deja constancia de que la presente razón encabeza la sentencia y los
votos antes mencionados, y que los magistrados intervinientes firman digitalmente al pie
de esta razón en señal de conformidad.
Flavio Reátegui Apaza
Secretario Relator
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
- 495 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
PLENO JURISDICCIONAL
Expediente 0011-2020-PI
PODER EJECUTIVO
c.
CONGRESO DE LA REPÚBLICA
Asunto
Demanda de inconstitucionalidad planteada contra la Ley 31039, que regula los
procesos de ascenso automático en el escalafón, el cambio de grupo ocupacional,
cambio de línea de carrera, el nombramiento y cambio a plazo indeterminado
de los profesionales, técnicos, auxiliares asistenciales y personal administrativo
de salud.
Magistrados firmantes:
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
TABLA DE CONTENIDOS
I. ANTECEDENTES
A. Petitorio constitucional
B. Debate constitucional
B-1. Demanda
B-2. Contestación de demanda
B-3. Terceros
B-4. Amicus Curiae
II. FUNDAMENTOS
§1. Delimitación de la controversia
§2. La administración de la hacienda pública como competencia del Poder Ejecutivo y
la prohibición dirigida a los congresistas respecto de las iniciativas que implican crear o
aumentar el gasto público
§3. El principio de equilibrio y estabilidad presupuestaria
§4. La carrera del personal de salud y el financiamiento de sus compensaciones
§5. La función pública y la meritocracia
§6. Análisis de constitucionalidad de la Ley 31039
6.1 Sobre el ascenso automático excepcional por años de servicio
6.2 Sobre el cambio de grupo ocupacional y cambio de línea de carrera
6.3 Sobre el nombramiento automático en el régimen laboral del Decreto Legislativo 276
6.4 Sobre la modificación de los requisitos para que el personal CAS de EsSalud sea
incorporado al régimen del Decreto Legislativo 728
6.5 Sobre la contratación directa de locadores bajo el régimen CAS
6.6 Sobre la creación de una entrega económica al personal de salud
III. FALLO
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
En Lima, a los 15 días del mes de diciembre de 2020, reunido el Tribunal Constitucional
en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los señores magistrados: Ledesma
Narváez (presidenta), Ferrero Costa (vicepresidente); Miranda Canales, Ramos Núñez,
Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera; pronuncia la siguiente sentencia. Asimis-
mo, se agregan los fundamentos de voto de los magistrados Ledesma Narváez, Miranda
Canales, Ramos Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña. Se deja constancia de que
el magistrado Blume Fortini votará en fecha posterior.
I. ANTECEDENTES
A. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Con fecha 31 de agosto de 2020, el procurador público especializado en Materia Cons-
titucional del Poder Ejecutivo, interpone demanda de inconstitucionalidad contra la Ley
31039, que regula los procesos de ascenso automático en el escalafón, el cambio de grupo
ocupacional, cambio de línea de carrera, el nombramiento y cambio a plazo indeterminado
de los profesionales, técnicos, auxiliares asistenciales y personal administrativo de salud.
Alega que la referida ley resulta inconstitucional por cuanto vulnera los artículos 2, inciso
2), 10, 11, 12, 40, 43, 78, 79, 103 y 118, incisos 3) y 17) de la Constitución.
Por su parte, con fecha 26 de octubre de 2020, don Guillermo Llanos Cisneros contesta la
demanda en representación del Congreso de la República, negándola y contradiciéndola
en todos sus extremos.
B. DEBATE CONSTITUCIONAL
B-1. DEMANDA
Los argumentos expuestos en la demanda son los siguientes:
- El Poder Ejecutivo sostiene que la Ley 31039 adolece de vicios de inconstitucionalidad
por el fondo, por cuanto vulnera los artículos 2, inciso 2), 10, 11, 12, 40, 43, 78, 79,
103 y 118, incisos 3) y 17) de la Constitución.
- Sostiene que uno de los principios esenciales de todo Estado constitucional, a fin de
evitar la arbitrariedad en el ejercicio del poder, es el respeto del principio de separación
de poderes o funciones.
- Agrega que, recientemente, el Tribunal Constitucional ha señalado que este princi-
pio constitucional tiene entre sus rasgos de identidad a los principios de separación
de poderes (propiamente dicho), solución democrática, cooperación y balance entre
poderes.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
B-3. TERCEROS
El Tribunal Constitucional incorporó como terceros a las siguientes entidades:
- Federación Centro Unión de Trabajadores del Seguro Social de Salud.
- Sindicato Nacional Médico del Seguro Social del Perú – SINAMSSOP.
- Sindicato Nacional de Psicólogos de la Seguridad Social del Perú.
- Sindicato Nacional de Enfermeras del Seguro Social de Salud – SINESS.
- Asociación Nacional de Lucha Cas Nunca Más EsSalud.
- Sindicato Nacional de Trabajadoras Sociales y/o Asistentes Sociales de EsSalud
– SINATS.
- Federación Nacional Unificada de Trabajadores Administrativos y Asistenciales - FEN-
UTSSA DIGNIDAD.
- Asociación de Profesionales de la Salud para el Cambio de Grupo Ocupacional y Línea
de Carrera.
- Colegio Químico Farmacéutico del Perú.
- Colegio de Enfermeros del Perú.
- Colegio Tecnólogo Médico del Perú.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
II. FUNDAMENTOS
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
“(…) dado que la ausencia de una coordinación previa con el Poder Ejecutivo,
constituiría la omisión de un acto que, por imperio del artículo 79 de la Consti-
tución, necesariamente debe formar parte del procedimiento legislativo que ante-
ceda a la expedición de dicha ley. Incurriría en una inconstitucionalidad de fondo,
toda vez que el contenido de la ley, así expedida, será violatorio de la prohibición
prevista en el artículo 79 de la Constitución, es decir, de la prohibición de que el
Congreso tenga iniciativa en la generación de gasto público, salvo en lo que atañe
a su propio presupuesto” (Sentencia 0007-2012-AI/TC, fundamento 31).
26. Este Tribunal ha señalado que las normas que generan gastos traen graves conse-
cuencias que podrían afectar a otros sectores, pues se alteraría la cadena de pagos del
sistema financiero, ya que al exigirse el desembolso de una determinada cantidad de
dinero para favorecer a unos, podría dejarse de cubrir necesidades de otros, con el
resultado de incumplimiento de determinados objetivos trazados, lo que produciría
un desbalance financiero, pues cada organismo del Estado programa sus gastos y en
base a su presupuesto planifica los objetivos a realizar (Sentencia 0032- 2008-PI/TC,
fundamento 16).
27. Las limitaciones aplicables al Congreso de la República para crear gasto público han
sido explicadas de manera más amplia por este Tribunal en el fundamento 30 de la
Sentencia 0007-2012-PI/TC, citada supra, donde sostuvo lo siguiente:
“(...) no puede desatenderse que el artículo 79 de la Constitución, establece que
“el Congreso no tiene iniciativa para crear ni aumentar gastos públicos, salvo en
lo que se refiere a su presupuesto”. Ello significa que el Parlamento, motu propio,
salvo en lo atinente a su propio presupuesto, no tiene competencia para, ex novo,
crear fuentes que originen gasto para la hacienda pública. Ello es sistemáticamente
coherente con el artículo 118°, inciso 17, de la Constitución que dispone que es
competencia del Poder Ejecutivo, “(…) administrar la hacienda pública”.
Contrario sensu, el Congreso goza de dicha competencia si la iniciativa para su
expedición no proviene de sí mismo, sino del Ejecutivo, esto es, si se acredita que
en el procedimiento legislativo del que emanó la ley de la que nace la obligación
pecuniaria, el Gobierno autorizó o consintió su dación.
En tal sentido, la función del Parlamento es controlar y fiscalizar la acción del
Ejecutivo en la administración del tesoro público, pero en ningún caso puede sus-
tituirlo en la dirección de la política económica, menos aún, creando gastos que
escapan a la proyección técnica diseñada por el Gobierno (...)”.
28. Queda claro, entonces, que el Poder Legislativo necesita de la participación y aproba-
ción previa del Poder Ejecutivo para que resulte constitucionalmente viable la iniciati-
va que implique creación o aumento del gasto público.
29. En consecuencia, el Congreso de la República no puede utilizar su facultad de iniciati-
va legislativa para crear o incrementar el gasto de recursos toda vez que dicha facultad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
32. Esta disposición se relaciona con el principio de separación de poderes y con la compe-
tencia que el artículo 118.17 de la Constitución asigna al Poder Ejecutivo para dirigir la
hacienda pública pero también con los principios de equilibrio y unidad presupuestal.
33. De lo expuesto, se desprende que las disposiciones impugnadas de la Ley 31039 debe-
rán ser analizadas tomando en cuenta si las iniciativas que dieron lugar a su aprobación
inciden en el presupuesto y en la gestión fiscal de los recursos humanos.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
53. De otra parte, el 29 de junio de 2005 se publicó la Ley 28561, que regula el trabajo de
los técnicos y auxiliares asistenciales de salud, en cuyo artículo 6, inciso d), se establece
que tienen el derecho a percibir una remuneración equitativa y suficiente, determinada
en función a criterios objetivos, tales como nivel académico, desempeño, rendimiento
o productividad y responsabilidades asumidas.
54. Asimismo, el artículo 2 de la citada ley dispone lo siguiente:
“Los Técnicos y Auxiliares Asistenciales de Salud participan dentro del equipo de
salud en los procesos de promoción, recuperación y rehabilitación de la salud,
mediante el cuidado de la persona, tomando en consideración el contexto social,
cultural y económico en el que se desenvuelve con el objetivo de contribuir a elevar
su calidad de vida y lograr el bienestar de la población”.
55. Con posterioridad a las normas indicadas, se publicó el Decreto Legislativo 1153, que
regula la Política integral de Compensaciones y Entregas Económicas del Personal de
la Salud al servicio del Estado.
56. En el artículo 2 se establece que la finalidad del referido decreto es:
“(…) que el Estado alcance mayores niveles de equidad, eficacia, eficiencia, y preste
efectivamente servicios de calidad en materia de salud al ciudadano, a través de
una política integral de compensaciones y entregas económicas que promueva el
desarrollo del personal de la salud al servicio del Estado”.
57. Por su parte, en el artículo 5.1 se dispone lo siguiente sobre los servicios de salud
pública:
“Son los servicios dirigidos a la protección de la salud a nivel poblacional de carác-
ter asistencial, administrativa, de investigación o de producción. Comprenden las
siguientes Funciones Esenciales: análisis de la situación de salud; vigilancia de la sa-
lud pública, investigación y control de riesgos y daños en salud pública; promoción
de la salud y participación de los ciudadanos en la salud; desarrollo de políticas,
planificación y gestión en materia de salud pública; regulación y fiscalización en
materia de salud pública; evaluación y promoción del acceso equitativo a servicios
de salud; desarrollo de recursos humanos y capacitación en salud pública; garantía
y mejoramiento de la calidad de los servicios de salud individuales y colectivos; in-
vestigación en salud pública; y reducción del impacto de las emergencias y desastres
en la salud”.
58. Corresponde señalar que el personal administrativo del sector salud no desempeña
funciones de carácter asistencial, sino que realiza actividades y/o labores que sirven de
apoyo para el cumplimiento de las funciones que desempeña el personal de salud, en
los servicios de salud pública o en los servicios de salud individual.
59. De este modo, los trabajadores administrativos del sector salud se encuentran bajo
los alcances del Decreto Legislativo 276, Ley de la Carrera Administrativa y de
- 516 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Remuneraciones del Sector Público, y su reglamento; y de la Ley 30057, Ley del Ser-
vicio Civil, y su reglamento general (Decreto Supremo 040-2014-PCM) y de compen-
saciones (Decreto Supremo 138-2014-EF).
60. En específico, el artículo 3.2.b del ya citado Decreto Legislativo 1153, establece lo
siguiente:
“(…) Quedan excluidos del ámbito de aplicación del presente Decreto Legislativo
el personal o servidor civil de las entidades públicas que ocupa un puesto destina-
do a funciones administrativas, así como el personal del Seguro Social de Salud
- EsSalud, del Seguro Integral de Salud - SIS, de la Superintendencia Nacional de
Aseguramiento en Salud - SUNASA, el personal militar de las Fuerzas Armadas y
el policial de la Policía Nacional del Perú en actividad que presta servicios asisten-
ciales en salud”.
61. Lo expuesto hasta aquí permite que este Tribunal identifique cuáles son las líneas de
carrera y sus niveles, así como el alcance de los regímenes de los profesionales de la
salud, técnicos, auxiliares asistenciales y trabajadores administrativos.
62. Previamente al análisis de fondo, debe tenerse en cuenta, además, algunos antecedentes
en torno a las normas legales que dispusieron ascensos automáticos del personal de
salud. Por ejemplo, mediante la Cuadragésima Sétima Disposición Complementaria
Final de la Ley 29951, Ley del Presupuesto del Sector Público para el Año Fiscal 2013,
se dispuso:
“Autorízase al Ministerio de Salud, sus organismos públicos y los gobiernos regio-
nales, la progresión en la carrera médica y de los profesionales de la salud no médi-
cos, mediante el proceso de ascenso automático excepcional por años de servicio,
en el marco de sus respectivas carreras especiales. Para tal efecto, dichas entidades
quedan exceptuadas de lo dispuesto por el artículo 6 de la Ley 29812, Ley de Pre-
supuesto del Sector Público para el Año Fiscal 2012 (…)”.
63. Posteriormente, mediante la Centésima Segunda Disposición Complementaria Final
de la Ley 30114, Ley del Presupuesto del Sector Público para el Año Fiscal 2014, se
autorizó al Instituto Nacional Penitenciario:
“(…) la progresión en la carrera médica y de los profesionales de la salud no médi-
cos, mediante el proceso de ascenso automático excepcional por años de servicio,
en el marco de sus respectivas carreras especiales; para cuyo efecto queda sin efecto
la restricción sobre ingresos del personal prevista en la presente Ley.
Para la aplicación de la presente disposición es requisito que las plazas se encuen-
tren aprobadas en el cuadro de asignación de personal (CAP), y registradas en el
Aplicativo Informático para el Registro Centralizado de Planillas y de Datos de los
Recursos Humanos del Sector Público a cargo de la Dirección General de Gestión
de Recursos Públicos del Ministerio de Economía y Finanzas”.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
64. Al tratarse los ejemplos citados de leyes de presupuesto, estas debieron estar efecti-
vamente equilibradas, como manda el artículo 78 de la Constitución, por lo que no
existe objeción constitucional respecto del incremento en el gasto público.
65. Por otra parte, el 13 de setiembre de 2017 se publicó la Ley 30657, que autoriza el
cambio de grupo ocupacional y cambio de línea de carrera del personal de la salud del
Ministerio de Salud, de sus organismos públicos, y de las Unidades Ejecutoras de Salud
de los Gobiernos Regionales.
66. Respecto al financiamiento del cambio de grupo ocupacional y el cambio de línea de
carrera del personal de salud, el artículo 5 de dicha ley dispuso:
“5.1. Durante el año fiscal 2017, la implementación de lo dispuesto en la presente
ley se financia con cargo al presupuesto asignado a la plaza que ocupa actualmente
el personal de la salud sujeto al cambio de grupo ocupacional y cambio de línea de
carrera, la cual es suprimida a fin de crear una nueva plaza.
5.2. La diferencia económica entre la plaza actual y la nueva plaza que se crea para
el cambio de grupo ocupacional y el cambio de línea de carrera, se financia con
cargo al presupuesto del Ministerio de Salud, de sus organismos públicos, y de las
unidades ejecutoras de salud de los gobiernos regionales, sin demandar recursos
adicionales al tesoro público.
5.3. Para la aplicación de lo dispuesto en el presente artículo, las entidades com-
prendidas en la presente ley, en cuanto corresponda, quedan exoneradas de las
restricciones previstas en los artículos 6 y 9 de la Ley 30518, Ley de Presupuesto
del Sector Público para el Año Fiscal 2017, así como del literal b) de la tercera
disposición transitoria del texto único ordenado de la Ley 28411, Ley General del
Sistema Nacional de Presupuesto, aprobado por Decreto Supremo 304-2012-EF.
5.4. Las plazas que se crean deben registrarse en el aplicativo informático para el
Registro Centralizado de Planillas y de Datos de Recursos Humanos del Sector
Público a cargo de la Dirección General de Gestión de Recursos Públicos del Mi-
nisterio de Economía y Finanzas”.
67. Según se señala en la demanda (p. 7), la Ley 30657 “fue resultado de un proyecto de
ley presentado por el Poder Ejecutivo (Proyecto 1430/2016-PE)”.
68. A partir de lo anterior, puede concluirse que las leyes que regularon los ascensos, cam-
bios de línea de carrera y grupo ocupacional del personal de salud, similares a las
disposiciones impugnadas en el presente caso, contaron con la cooperación entre el
Congreso y el Poder Ejecutivo, siendo este último, como ya se señalara, el titular de la
competencia para administrar la hacienda pública.
- 518 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
ii) función pública no representativa o profesionalizada, que ejercen todos los ser-
vidores públicos de los diversos niveles de la administración del Estado (central,
regional y local), de los poderes del Estado y de toda institución pública en general.
77. Con relación al acceso a la función pública, este Tribunal tiene resuelto que se trata de
un derecho fundamental cuyo contenido está comprendido por las siguientes faculta-
des (Sentencia 0025-2005-PI/TC y 0026-2005-AI, fundamento 43):
a) Acceder o ingresar a la función pública;
b) Ejercerla plenamente;
c) Ascender en la función pública; y
d) Condiciones iguales de acceso.
78. Cabe señalar que el contenido de este derecho garantiza la participación en la función
pública, pero de conformidad con los requisitos que el legislador ha determinado.
Ahora bien, corresponde señalar que el derecho de acceder a la función pública tiene
como principio consustancial el principio de mérito, que vincula plenamente a todas
las entidades del Estado.
79. Dicho principio posee dos dimensiones. La primera se manifiesta en la evaluación del
acceso a la función pública y la segunda funge como un criterio determinante para la
progresión en la carrera.
80. Esto significa que este principio vincula positivamente al legislador a que la regulación
sobre el acceso a toda función pública observe irrestrictamente el principio del acceso
por mérito; asimismo, que toda actuación de la administración del Estado y de toda
entidad pública, en general, observe tal principio en todos sus actos en relación al ac-
ceso a la función pública de las personas.
81. La aprobación de un concurso público de méritos constituye un indicador de la ido-
neidad de los servidores públicos, lo que implica un mejoramiento en el desempeño de
las entidades estatales y, por tanto, un beneficio para la ciudadanía en general (Senten-
cia 0006-2012-PI/TC, fundamento 45).
82. Por ello, los concursos públicos de méritos que lleven a cabo las entidades estatales no
solo deberán evaluar en los participantes: i) su capacidad; ii) méritos; iii) habilidades; iv)
idoneidad para el cargo al que postula; y v) comportamiento ético, entre otras que se es-
time pertinente en función del cargo y especialidad por la que se concursa, sino también
deberán caracterizarse por su transparencia y objetividad en la evaluación de los méritos
de cada postulante, evitando actos que pongan en duda que en los concursos públicos
para acceder al empleo en el Estado se está eligiendo a quienes por sus méritos merecen
obtener determinada plaza (Sentencia 5057-2013-PA/TC, fundamento 14).
83. Adicionalmente, en relación con el ascenso como contenido del derecho de acceder a la
función pública en condiciones de igualdad, este Tribunal ha establecido lo siguiente:
- 520 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
“La razón por la que este derecho comprende también el ejercicio pleno y sin per-
turbación de la función pública y el ascenso en ella es que, siendo la participación
en la función pública el bien protegido de este derecho, el menoscabo, restricción
o limitación ilegítima del pleno desenvolvimiento de la función pública o del as-
censo en la misma, pueden conducir a una afectación del bien protegido por este
derecho. La participación en la función pública tiene que ser entendida como un
bien cuya concretización debe desarrollarse en toda su magnitud, es decir, con to-
das las implicancias que su pleno desarrollo lo exija. Ello se debe a que los derechos
fundamentales deben ser comprendidos como mandatos de optimización, lo cual
significa, precisamente, que su contenido protegido alcanza a todos los aspectos
que contribuyen a un mayor grado de realización del bien jurídico que protege”
(Sentencia 0025-2005-PI/TC y 0026-2005-PI/TC, fundamento 44).
84. Ahora bien, corresponde señalar que no toda persona que realiza o se vincula a la fun-
ción pública se encuentra en la carrera administrativa. A dicha conclusión ha llegado
este Tribunal luego de advertir que el artículo 39 de la Constitución no ha expresado
que, efectivamente, todos los funcionarios y trabajadores públicos realicen carrera ad-
ministrativa. Por el contrario, se aprecia, más bien, que dicha carrera ha sido estable-
cida en un artículo distinto: el artículo 40 de la norma fundamental (Sentencia 0025-
2013-PI/TC, fundamentos 75-76).
85. Este Tribunal ha interpretado que la carrera administrativa constituye un bien consti-
tucional y que es el legislador democrático a quien corresponde regular el ingreso, los
derechos, los deberes y las responsabilidades de los servidores públicos. Ahora bien,
como toda actuación de los poderes públicos, el ejercicio de dicha competencia por
parte del Poder Legislativo debe respetar los principios, las reglas y los valores constitu-
cionales (Sentencia 00029-2018-PI/TC, fundamento 16).
86. En ese sentido, este Tribunal se ha pronunciado en reiteradas ocasiones respecto de
la constitucionalidad de las normas vinculadas a la carrera administrativa. Así, en la
Sentencia 0008-2005-PI/TC, se sostuvo que:
“el texto constitucional reconoce la existencia de una carrera administrativa para
los servidores públicos, pero también que el ingreso a ella y los derechos, deberes y
responsabilidades serán regulados por ley. Por tanto, en rigor, estamos frente a un
bien jurídico garantizado por la Constitución cuyo desarrollo se delega al legisla-
dor” (fundamento 44).
87. Cabe recordar que en la Sentencia 3446-2004-PA/TC este Tribunal sostuvo lo
siguiente:
“[En el artículo 40 de la Constitución] se delega en el legislador ordinario la fa-
cultad para organizar la carrera administrativa, precisando que mediante ley se
establecerán las reglas para el ingreso a la misma y los derechos, deberes y responsa-
bilidades de los servidores públicos. De esta forma se dota a los servidores públicos
- 521 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
de las garantías mínimas para ejercer su función social. Bajo tal premisa, la norma
constitucional complementa lo estipulado con relación al ingreso a la carrera admi-
nistrativa, exceptuando de ésta a los funcionarios que desempeñan cargos políticos
o de confianza, dada la característica de permanencia que rodea al servidor público
luego de su ingreso a la carrera administrativa” (fundamento 3).
88. En suma, al tratarse de un bien constitucional, este Tribunal considera que la Consti-
tución ha reservado al legislador democrático la competencia para regular dicha carrera
administrativa, de conformidad con el artículo 40 de la Constitución.
- 522 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- 523 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
107. Es necesario subrayar que las reglas impugnadas, relacionadas con la progresión de los
profesionales, técnicos y auxiliares asistenciales del sector salud, requieren de disponi-
bilidad presupuestal para afrontar los gastos que demande su implementación.
108. Si bien el legislador goza de discrecionalidad para la regulación de los regímenes labo-
rales en el sector público, ello no implica la libertad de presentar iniciativas que creen
o aumenten el gasto público. La regulación que se efectúe, además, debe ser conforme
a los principios que orientan el ejercicio del servicio público. Dichos principios son la
meritocracia, transparencia, e igualdad ante la ley.
109. El principio de meritocracia representa un incentivo dirigido al personal de salud,
para aspirar a los referidos ascensos. Por ello, esto optimiza la productividad del per-
sonal de salud en sus labores, lo que repercute en un beneficio para la población.
110. Como es evidente, los ascensos del personal de salud suponen la preexistencia de plaza
vacante y de disponibilidad presupuestal, sin los cuales se imposibilita su ejecución.
111. Como se ha señalado en los fundamentos supra, el ascenso automático del personal
de salud se ha efectuado excepcionalmente mediante la Ley 29951, que regula el
Presupuesto del Sector Público para el Año Fiscal 2013, y la Ley 30114, Ley del Pre-
supuesto del Sector Público para el Año Fiscal 2014.
112. Como es obvio, las leyes de presupuesto cuentan con la iniciativa del Poder Ejecutivo
e incluyen un análisis del equilibrio presupuestal y financiero. Precisamente, el res-
peto al principio de equilibrio presupuestal representa un límite a la administración
pública al momento de promover el aumento del gasto público.
113. En lo que respecta a la progresión de la carrera médica mediante el proceso de ascenso
automático excepcional por años de servicio, el Proyecto de Ley 4913/2020-CR ‒uno de
los que dieron lugar a la ley impugnada en el presente proceso‒ reconocía lo siguiente:
“Esta iniciativa implica un gasto al erario público, sin embargo, la finalidad que
persigue otorga un beneficio mayor para los profesionales de la salud, y, por ende,
para la población en general como receptora de la atención de salud”6.
114. Conviene tener en cuenta que, en el Informe 0976-2020-EF/53.04, del 26 de agosto
de 2020, de la Dirección General de Gestión Fiscal de los Recursos Humanos del
Ministerio de Economía y Finanzas (obrante a fojas 74 del expediente virtual), se
señala lo siguiente sobre la ley materia de la demanda de autos:
“El proceso de ascenso automático excepcional por años de servicio propuesto en el Ca-
pítulo I generará costos incrementales, debido a que las entidades a las que se refiere el
artículo 2, no cuentan con los créditos presupuestarios para financiar las valorizaciones
- 526 -
Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
correspondientes al nuevo cargo, así como tampoco se han programado los recursos
para financiar esta medida durante el Año Fiscal 2021. Asimismo, en el presente Año
Fiscal y en los subsiguientes, se incurrirán en costos adicionales para la contratación de
mayor personal para cubrir los puestos iniciales que lograron ascender”.
115. En dicho informe (a fojas 76 del expediente virtual) se precisa el costo diferencial que
implicaría la implementación de los artículos 3, 4, 5 y 6 de la Ley 31039 (ascenso
automático de los profesionales de la salud) ascendería a S/ 216 902 739,77.
116. De lo detallado supra se advierte que el financiamiento del programa de ascensos del
personal de salud por años de servicio, demanda fondos del tesoro no previstos en las
leyes presupuestales del sector público y las iniciativas no contaron con la interven-
ción del Poder Ejecutivo.
117. A esto hay que añadir que la actual situación económica del país obliga a todos
los órganos y poderes del Estado a proceder de un modo especialmente cauteloso y
prudente en el manejo de los recursos públicos, ya que se requiere enfrentar la crisis
sanitaria y el impacto que esta produjo en la economía nacional.
118. Precisamente, nuestra Constitución concibe un conglomerado de disposiciones rela-
cionadas a la competencia de la administración de la hacienda pública y el principio de
equilibrio presupuestal, para que las propuestas legales que demanden fondos del tesoro
público sean acordes con las disposiciones constitucionales en materia presupuestaria.
119. En el presente caso, es evidente que las iniciativas que condujeron a la aprobación de
la Ley 31039 sobre el ascenso automático excepcional al personal de salud, han igno-
rado los principios que orientan la Constitución en materia presupuestaria. Específi-
camente, al demandar fondos presupuestales para el financiamiento del programa de
ascensos, han trasgredido las competencias del Poder Ejecutivo en la administración
de la hacienda pública y la prohibición constitucional de los congresistas de crear
gasto público en una materia ajena a su presupuesto.
120. Además, como se puede advertir de los párrafos precedentes, la ejecución del programa
de ascenso automático al personal de salud, establecido en los artículos 3, 4, 5 y 6 de la
Ley 31039, implica un gasto público no previsto en el pliego presupuestal de los órga-
nos de la administración pública, lo cual afecta el principio de equilibrio presupuestal.
121. Por lo tanto, corresponde estimar la demanda en este extremo y, en consecuencia,
declarar inconstitucionales los artículos 3, 4, 5 y 6 de la Ley 31039.
- 527 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
123. Como ya se señaló supra, mediante la Ley 30657 se autorizó el cambio de grupo ocu-
pacional y cambio de línea de carrera del personal de la salud del Ministerio de Salud,
de sus organismos públicos, y de las Unidades Ejecutoras de Salud de los Gobiernos
Regionales. En esa oportunidad, el Poder Ejecutivo presentó una iniciativa legislativa
que abordaba el cambio de grupo ocupacional y cambio de línea de carrera (cfr. p. 42
de la contestación de la demanda de autos).
124. Queda claro, entonces, que en este caso hubo un proceso de cooperación entre el
Poder Ejecutivo y el Congreso de la República, con el fin de que la ejecución del plan
de cambio de grupo ocupacional y cambio de línea de carrera del personal de salud
esté acorde con los principios presupuestales que emanan de la Constitución.
125. De las 17 iniciativas legislativas que originaron la Ley 31039, cuatro de ellas promo-
vieron el cambio de grupo ocupacional y cambio de línea de carrera para el personal
de salud. Respecto al análisis costo-beneficio establecían lo siguiente:
“La presente propuesta legislativa busca reivindicar los derechos del personal de
salud (…).
“El presente proyecto no irroga gasto alguno al erario nacional, por tratarse de una
propuesta de naturaleza declarativa de necesidad pública e interés nacional que
PL 5062/2020-CR 9
busca beneficiar a un número importante de profesionales y técnicos administra-
tivos (…)”.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
126. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que el dictamen del proyecto de la Ley
31039, respecto al análisis costo-beneficio del cambio de grupo ocupacional y cam-
bio de línea de carrera, ignoró el análisis económico y el impacto financiero de su
implementación. Así pues, en el referido dictamen se refirió solo que la presente
iniciativa legislativa no contraviene la Constitución, ya que:
“en su gran mayoría es cubierta por los pliegos presupuestarios de los respectivos
sectores responsables de ejecutar esta norma”11.
127. Precisamente, esta indeterminación en el financiamiento del programa de cambio de
grupo ocupacional y cambio de línea de carrera fue observado por el Poder Ejecutivo.
Sin embargo, el Congreso justificó la aprobación por insistencia de la Ley 31039,
señalando lo siguiente:
“(…) lo que se pretende para el año fiscal 2020, es autorizar de manera excepcional
al Ministerio de Salud, sus organismos públicos y a los gobiernos regionales, para
que realice, el cambio de grupo ocupacional y línea de carrera del personal de la
salud, tal como lo contempla el numeral 3.2 del artículo 3 del Decreto Legislativo
1153, Decreto Legislativo que regula la política integral de compensaciones y en-
tregas económicas del personal de la salud al servicio del Estado y técnico adminis-
trativos con profesión de la salud”12.
128. Corresponde señalar que en el caso del Decreto Legislativo 1153, la norma fue desa-
rrollada por el Poder Ejecutivo a partir de las facultades delegadas por el Congreso,
mientras que en el de los proyectos que condujeron a la aprobación de la Ley 31039
no ha existido una labor de cooperación entre poderes.
129. Conviene tener en cuenta que, en el ya citado Informe 0976-2020-EF/53.04 de la
Dirección General de Gestión Fiscal de los Recursos Humanos del Ministerio de
Economía y Finanzas (a fojas 75 del expediente virtual), se indica lo siguiente sobre
la ley aquí impugnada:
“La medida sobre el cambio de grupo ocupacional y cambio de línea de carrera del
personal profesional y técnico administrativo a la que se refiere el Capítulo II, tam-
bién genera costos incrementales. Al respecto, sobre el financiamiento de dichos
costos, en el artículo 11 señala lo siguiente: “(…) La diferencia económica entre
la plaza actual y la nueva plaza que se crea para el cambio de grupo ocupacional y
cambio de línea de carrera se financia con cargo a los saldos presupuestales de Salud
11 Disponible en el sitio web del Congreso de la República, p. 19. Recuperado de: http://www.leyes.con-
greso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Dictamenes/Proyectos_de_Ley/04453DC21MAY20200520.
pdf (Consulta realizada el 23 de octubre de 2020).
12 Disponible en el sitio web del Congreso de la República, p. 21. Recuperado de: http://www.leyes.con-
greso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Dictamenes/Proyectos_de_Ley/04453DC21MAY20200820.
pdf (Consulta realizada el 23 de octubre de 2020).
- 529 -
Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
(…)
En ese sentido, es necesario precisar que el Ministerio de Salud no cuenta con
saldos y/o créditos presupuestarios disponibles para financiar dicha medida en el
presente Año Fiscal. Así, cabe señalar que el citado pliego, a través del Oficio N
1545-2020-SG/MINS, remitió a este Ministerio un proyecto de Decreto de Ur-
gencia para, entre otros, financiar la diferencia económica para el cambio de grupo
ocupacional y el cambio de línea de carrera con cargo a los recursos de la Reserva
de Contingencia hasta por la suma de S/18 661 590,00”.
130. En dicho informe (a fojas 77 del expediente virtual) se detalla además que el costo
diferencial para la implementación de los artículos 7, 8, 9, 10, 11, 12 y la Disposición
Complementaria Final Cuarta de la Ley 31039 ascendería a S/19 721 705,99.
131. De lo señalado supra se advierte que las iniciativas que dieron lugar a la aprobación
de los artículos 7, 8, 9, 10, 11, 12 y la Cuarta Disposición Complementaria Final de
la Ley 31039, implican, necesariamente, un incremento en el presupuesto público de
las entidades empleadoras del personal de salud, lo cual trasgrede el artículo 79 de la
Constitución, que prohíbe a los congresistas la creación o aumento del gasto público.
132. Como ya se señaló en los párrafos precedentes, la aprobación de medidas que de-
manden gasto público requiere de la participación del órgano administrador de la
hacienda pública, que es el Poder Ejecutivo, lo cual no ocurrió en el presente caso.
133. Además, se advierte que la implementación de dichas medidas desconoce los prin-
cipios presupuestales de la Constitución, en tanto que su ejecución exige un incre-
mento de recursos del tesoro público en las entidades ejecutoras del cambio de grupo
ocupacional y cambio de línea de carrera, lo cual afecta el principio de equilibrio
presupuestal reconocido en el artículo 78 de la Constitución.
134. En la contestación de la demanda se señala que el Poder Ejecutivo “no puede emplear
a la Ley de Presupuesto del Sector Público, bajo la justificación de la austeridad y la
racionalidad en el gasto, como una herramienta para limitar en forma sistemática el
derecho de acceso a la función pública en el ámbito de la salud, a través de limitacio-
nes presupuestarias anualmente presentadas y mantenidas en forma indefinida, como
si el Perú se encontrara en una crisis financiera y económica perpetua” (fojas 52 del
escrito de contestación de la demanda disponible en el cuadernillo virtual).
135. Este Tribunal considera oportuno subrayar que, si bien la iniciativa presupuestal co-
rresponde al Poder Ejecutivo, la ley de presupuesto es aprobada por el Congreso de
la República y, por ende, se requerirá que ambos poderes cooperen para la adecuada
atención del presupuesto destinado al sector salud.
136. Por las razones expuestas, corresponde estimar la demanda en este extremo, y en
consecuencia declarar inconstitucionales los artículos 7, 8, 9, 10, 11, 12 y la Cuarta
Disposición Complementaria Final de la Ley 31039.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
17 Disponible en el sitio web del Congreso de la República. p. 24. Recuperado de: http://
www.leyes.congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Dictamenes/Proyectos_de_
Ley/04453DC21MAY20200520.pdf (Consulta realizada el 23 de octubre de 2020).
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
155. De las 17 iniciativas legislativas que originaron la Ley 31039, cuatro de ellas pro-
movieron la modificación de los requisitos para que el personal CAS de EsSalud
sea incorporado al régimen del Decreto Legislativo 728. Respecto al análisis costo-
beneficio establecían que:
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
156. Este Tribunal advierte que las iniciativas que dieron lugar a la aprobación de los
artículos 18, 19 y 20 de la Ley 31039, aumentan la demanda de fondos del tesoro
público y, por lo tanto, afectan el artículo 79 de la Constitución, que prohíbe a los
congresistas la presentación de iniciativas que supongan la creación o aumento del
gasto público.
157. Adicionalmente, como ya se señaló supra, EsSalud está atravesando una situación de
crisis económica debido a la reducción de sus ingresos operativos y al incremento
de sus gastos, producto de la emergencia sanitaria del COVID-19. Dicha situación
impuso al Poder Ejecutivo la necesidad de realizar diversas transferencias financieras
de las que se diera cuenta supra.
158. A propósito, en cuanto al impacto económico de la ley impugnada en el presupuesto
de EsSalud, el Poder Ejecutivo (a fojas 9 del expediente virtual) cita el Informe 1727-
2020-MTPE/4/8, del 25 de agosto de 2020, donde se indica:
“En el contexto actual, debido a la pandemia ocasionada por el COVID-I9, EsSalud
ha requerido de unas ayudas excepcionales para poder afrontar sus costos que se
han evidenciado con una serie de transferencias financieras de parte del Ministerio
de Economía y Finanzas para la atención oportuna de los pacientes contagiados de
la referida enfermedad, autorizadas extraordinariamente por decretos de urgencia
(...).
Las transferencias de recursos financieros antes expuestas se han efectuado teniendo
en consideración la precaria situación financiera de EsSalud (...). En total, EsSalud
ha recibido del Tesoro Público la cantidad de S/ 289’ 902,493.00 (doscientos
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
ochenta y nueve millones novecientos dos mil cuatrocientos noventa y tres con
00/100 Soles) para afrontar los gastos necesarios en este contexto de pandemia.
En ese sentido, para afrontar una nueva incorporación de personal CAS al régimen
728, como parece pretender la Ley, se requeriría que el Ministerio de Economía y
Finanzas efectúe un nuevo desembolso de recursos financieros que se destinarían
a cubrir esta nueva carga de personal, lo que generaría un gasto no previsto para
el Tesoro público. La aplicación de esta Ley generaría un desequilibrio en la pro-
gramación presupuestal tanto de EsSalud como a nivel de toda la Administración
Pública porque se destinarán recursos financieros a aspectos no previstos desaten-
diendo otras necesidades que ya estaban planificadas”.
159. Asimismo, el demandado no ha desvirtuado la imputación formulada en la demanda
(p. 19), respecto a que el artículo 18 de la ley impugnada vulnera la prohibición de
retroactividad de la ley (artículo 103 de la Constitución) cuando modifica el literal
a) del artículo 3 de la Ley 30555. En efecto, el demandado, sin absolver este cargo,
se ha limitado a señalar: “resulta evidente que la finalidad de la Ley 31039, objeto de
control, es modificar la fecha de referencia para verificar el cumplimiento del requisi-
to de haber estado laborando en EsSalud “de forma continua dos años como mínimo”,
con el fin de que proceda la incorporación de los trabajadores (…) bajo el régimen
de contratación administrativa de servicios (CAS) al régimen laboral del Decreto
Legislativo 728” (p. 92 de la contestación de la demanda).
160. A la vista de todo lo anterior, este Tribunal concluye que los artículos 18, 19 y 20 de
la Ley 31039 colisionan con el principio de equilibrio presupuestal por cuanto los
mayores gastos que exige su implementación trasgreden lo dispuesto por el artículo
78 de la Constitución.
161. Por lo tanto, corresponde estimar la demanda en este extremo y, en consecuencia,
declarar inconstitucionales los artículos 18, 19 y 20 de la Ley 31039.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
22 Disponible en el sitio web del Congreso de la República. p. 11. Recuperado de: http://www.leyes.
congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Proyectos_de_Ley_y_de_Resoluciones_Legislativas/
PL05197-20200514.pdf (Consulta realizada el 23 de octubre de 2020).
23 Disponible en el sitio web del Congreso de la República. pp.8-9. Recuperado de: http://www.leyes.
congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Proyectos_de_Ley_y_de_Resoluciones_Legislativas/
PL05035-20200417.pdf (Consulta realizada el 23 de octubre de 2020).
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
166. Por ello, para este Tribunal, la ley impugnada desconoce los principios presupuesta-
rios de la Constitución, en tanto que su ejecución exige un incremento de recursos
del tesoro público en las entidades ejecutoras de la contratación directa de personal
en el régimen CAS, lo cual afecta el principio de equilibrio presupuestal reconocido
en el artículo 78 de la Constitución.
167. Por lo tanto, corresponde estimar la demanda en este extremo y, en consecuencia,
declarar inconstitucional la Única Disposición Complementaria Transitoria de la Ley
31039.
“Esta iniciativa implica un gasto al erario público, sin embargo, la finalidad que
persigue otorga un beneficio mayor para el personal técnico y auxiliar asistencial
PL 4914/2020-CR24
de la salud, y, por ende, para la población en general como receptora de la aten-
ción de salud”.
24 Disponible en el sitio web del Congreso de la República. p. 11. Recuperado de: http://www.leyes.
congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Proyectos_de_Ley_y_de_Resoluciones_Legislativas/
PL04914-20200326.pdf (Consulta realizada el 23 de octubre de 2020).
25 Disponible en el sitio web del Congreso de la República. p. 6. Recuperado de: http://www.leyes.
congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Proyectos_de_Ley_y_de_Resoluciones_Legislativas/
PL0445320190611.pdf (Consulta realizada el 23 de octubre de 2020).
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
26 Disponible en el sitio web del Congreso de la República. p. 29. Recuperado de: http://www.leyes.con-
greso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Dictamenes/Proyectos_de_Ley/04453DC21MAY20200520.
pdf (Consulta realizada el 23 de octubre de 2020).
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
III. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
Declarar FUNDADA la demanda de inconstitucionalidad y, en consecuencia, declarar
inconstitucionales los artículos 1 y 3 al 20, la Única Disposición Complementaria Transi-
toria y las Disposiciones Complementarias Finales Primera, Segunda, Tercera y Cuarta de
la Ley 31039.
Publíquese y notifíquese.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
13. Es evidente que el Estado peruano no puede deslindarse de sus obligaciones, de modo
tal que la efectividad de los derechos económicos sociales “requiere un mínimo de ac-
tuación positiva del Estado a través de la adopción de medidas adecuadas para el logro
de los fines sociales y del establecimiento de servicios públicos, así como de la sociedad
mediante la contribución de impuestos, ya que toda política social necesita de una
ejecución presupuestal, también lo es que estos derivan en obligaciones concretas por
cumplir, por lo que los Estados deben adoptar medidas constantes y eficaces para lograr
progresivamente su plena efectividad en igualdad de condiciones para la totalidad de
la población. Esta nueva visión de los derechos sociales permite reconocer, en su con-
tenido esencial, principios como la solidaridad y el respeto a la dignidad de la persona,
los que, a su vez, constituyen pilares fundamentales del Estado social y democrático de
Derecho”. (STC 10063-2006-AA, fundamento 8).
14. De todo lo expuesto, es evidente que en el presente caso se exponen múltiples proble-
mas sociales que afectan, en el actual contexto, las condiciones de trabajo del personal
de salud, así como también la grave brecha de recursos humanos existente en dicho
sector.
15. Esta situación ha sido reconocida por el poder ejecutivo, en el texto de la Política
Nacional Multisectorial de Salud al 2030. En ella, se da cuenta que para que los recur-
sos humanos en salud puedan desempeñar efectivamente sus funciones, necesitan un
salario adecuado, condiciones de trabajo seguras y saludables, un desarrollo profesio-
nal continuo, oportunidades profesionales, igualdad de trato y protección social. Esta
situación todavía no es óptima en los recursos humanos en salud, principalmente de
las zonas más alejadas. (...) Las inadecuadas condiciones de trabajo generan problemas
para contratar, distribuir y retener a los recursos humanos en salud, que conlleva a la
poca disponibilidad de personal de salud calificado y motivado, originando dificulta-
des el acceso a una atención de salud de calidad27.
16. Es innegable que, dichas falencias tienden a potenciarse en situaciones de crisis sanitaria
como la que viene generándose con la Covid-19; no obstante, ello no puede implicar
que el acceso a la función pública en el ámbito de salud contravenga los requisitos de
ingreso a la carrera pública tal como se pretendía con la cuestionada norma. Y es que,
soslayar los principios en los que se enmarca el acceso a la carrera administrativa, es a
su vez contravenir los principios inspiradores de un Estado de derecho democrático.
17. Ahora bien, debemos señalar que, en efecto, tal como lo propone el Plan de Política
Nacional Multisectorial de Salud al 2030, como alternativas de solución a la proble-
mática del limitado acceso a una atención personalizada, debido a brechas en recur-
sos humanos en salud, es necesario que el Estado a través de los sectores pertinentes,
formule las estrategias de dotación de recursos humanos en salud para su distribución
27 Cfr.https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/1257169/Pol%C3%ADtica%20Nacional%20
Multisectorial%20de%20Salud%20al%202030%20.pdf
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
equitativa a nivel nacional, regional y local orientada a mejorar la densidad hacia están-
dares internacionales; adopte las medidas necesarias para fortalecer las competencias
profesionales y humanas de los recursos humanos en salud para responder a las necesi-
dades y expectativas de la población; y, diseñe e implemente un sistema de carrera sani-
taria que articule mecanismos de evaluación del desempeño, capacitación y desarrollo
y remuneraciones.
18. Como vemos, ya existen antecedentes de trabajo conjunto sobre la problemática que
involucra a la ley impugnada, de modo tal que se muestra como posible un trabajo
conjunto de los diferentes actores estatales, en el marco de la Constitución, para pro-
teger los derechos sociales involucrados en el presente caso, como son los derechos
laborales y de alguna forma el derecho a la salud.
S.
LEDESMA NARVÁEZ
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
4. Resulta conveniente hacer notar que el principio- derecho a la igualdad posee además
una naturaleza relacional, esto es, que funciona en la medida en que se encuentre
relacionada con el resto de derechos, facultades y atribuciones constitucionales y lega-
les. Dicho carácter relacional sólo opera vinculativamente para asegurar el goce, real,
efectivo y pleno del plexo de derechos que la Constitución y las leyes reconocen y
garantizan (cfr. STC 01604-2009-PA, fundamento 9).
5. Queda claro entonces que el derecho a la igualdad puede entenderse desde dos pers-
pectivas: Igualdad en la ley e igualdad en la aplicación de la ley. La primera de ellas se
constituye en un límite para el legislador, ya que la actividad de legislar deberá estar
encaminada a respetar la igualdad, encontrándose proscrito establecer diferenciaciones
basadas en criterios irrazonables y desproporcionados. En otros términos, el actuar del
legislador tiene como límite de actuación el principio de igualdad, por cuanto aquellas
relaciones y situaciones jurídicas determinadas que vaya a regular deban garantizar un
trato igual y sin discriminaciones (cfr. STC 01604-2009-PA, fundamento 10). Ahora,
si bien la segunda manifestación de este principio no será examinada en el presente
caso, cabe mencionar, de modo referencial, que implica que un mismo órgano no
puede modificar arbitrariamente el sentido de sus decisiones en casos sustancialmente
iguales.
6. Asimismo, el derecho a la igualdad debe complementarse con las categorías de di-
ferenciación y discriminación. La diferenciación, está constitucionalmente admitida,
atendiendo a que no todo trato desigual es discriminatorio; es decir, se estará frente a
una diferenciación cuando el trato desigual se funde en causas objetivas y razonables,
estaremos frente a una discriminación y, por tanto, frente a una desigualdad de trato
constitucionalmente intolerable (cfr. STC 02974-2010-AA, fundamento jurídico 8;
STC 02835-2010-AA, fundamento jurídico 41).
7. Sin embargo, y siendo reflexivos con lo expuesto por nuestra jurisprudencia constitu-
cional sobre el derecho a la igualdad, considero que no es suficiente para dar cuenta de
las violaciones sistemáticas. En ese sentido, aquellas personas que padecen los efectos
de esa discriminación no pueden salir de esa situación en forma individual y por sus
propios medios, sino que se requieren medidas de acción positiva reparadoras o trans-
formadoras para lograr igualdad real de oportunidades para el ejercicio de los dere-
chos28. En consecuencia, considero que los alcances del derecho a la igualdad deberían
ser ampliados por la justicia constitucional.
8. Lo que nuestro Tribunal Constitucional ha desarrollado en parte de su jurispruden-
cia es la igualdad formal en tanto ha sostenido que no hay vulneración al derecho a
la igualdad siempre que se trate del mismo modo a las personas que se encuentran
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
en una idéntica situación. Esta primera tesis tiene algunos inconvenientes. Primero
no da cuenta de las violaciones estructurales, pues parte de comparar una situación
individual frente a otras. Asimismo, no examina si las razones por las que se realizó la
clasificación son legítimas. Finalmente, no verifica cuáles son las circunstancias y las
propiedades relevantes para que una situación pueda ser calificada como desigual. No
obstante ello, se tratan de construcciones normativas que nos toca aplicar a efectos de
evaluar posibles tratos discriminatorios hasta que se puedan ampliar los alcances de este
principio derecho conforme a lo ya anotado supra.
9. Finalmente, la igualdad como redistribución y reconocimiento afirma que la igualdad
debe ser construida en cada caso concreto, con la participación de todos los implicados
en la situación de desigualdad. En consecuencia, la interpretación de la igualdad debe
adecuarse a la segmentación social que el paradigma predominante ha producido29.
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EXP. N.° 00011-2020-PI/TC
Caso de la ley de ascenso, nombramiento y benefi-
cios para el personal de salud
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treinta establece los principales límites que el Congreso debería seguir para no incurrir
en gasto público, criterios que, si son dejados de lado, generación una situación de
inconstitucionalidad manifiesta (fundamento 31).
4. Parece estar entonces constitucionalmente planteado un esquema donde hay prohibi-
ción del Congreso de crear gasto (artículo 79), y además, que cuando gasta la autoridad
competente debe hacerlo siguiendo el principio de equilibrio presupuestal (artículo
78 de la Constitución). Sobre este principio, que claramente a que la necesidad de
medidas del propio Estado le permite alcanzar sus fines, existe la conocida STC 2945-
2003-AA/TC, la cual nos dice que “el presupuesto asigna equitativamente los recursos
públicos, su programación y ejecución responda a los criterios de eficacia de necesida-
des humanas básicas y de descentralización. En ese contexto, el mismo gasto público
y sin control no solamente son legítimos y tienen trascendencia social (ver STC 0012-
2013-PI/TC y STC 0013-2012-PI/TC, sobre todo en su fundamento 142).
5. Luego se pasa a evaluar. La carrera del Personal y el financiamiento de sus compensa-
ciones. Se comienza participando de la ley 32536 (Normas generales para regular el
trabajo y la Carrera de profesionales de la salud, constatando como el artículo 6 de la
ley fija la salud, constatando como el artículo 19 de la Ley 23536. En este contexto, el
artículo 20 de la ley 23536, lo que se hace en una evaluación personal, una calificación
personal, y una constatación de su tiempo máximo de permanencia, que tiene, según
la norma en comento tiene un máximo de veinte según la norma en comento tiene un
máximo de veinte años para llegar a lo más alto en su categoría.
6. Complementa lo cuidado en la Ley 28561. Es más, el artículo 6 inciso d) reconoce
un derecho a una remuneración equitativa y suficiente, en función a nivel académico,
desempeño, rendimiento o productividad y responsabilidad asumidos. Finalmente, los
trabajadores(as) administrativos del sector Salud (no tienen labores de asistencia, sino
de apoyo al ejercicio de funciones de personal de salud.
7. Todo ello parecía diseñar un escenario perfecto, pero lo planteado estaba en las an-
típodas de la realidad a regular. Comienza entonces una época donde Presidente y
Congreso concertaron Ascensos Automáticos Especiales a plazos presupuestadas, pero
sin alguien que la ejerza. Esta fórmula, adoptada en el contexto de dos leyes de presu-
puesto, fue una respuesta ante las deprimidas remuneraciones y condiciones de trabajo
en que ya se encuentran los médicos (as) y el personal no médico en el área de Salud.
8. Es recién el 13 de setiembre de 2017, a propuesta del Gobierno que se dicta la ley
30657, que autoriza el cambio de grupo ocupacional y línea de carrera del personal
del Ministerio de Salud, son organismos públicos y las Unidades Ejecutoras de Salud
de Gobiernos Regionales. Ahora bien, la realidad demostró que es indispensable que
estas fórmulas resulten de la cooperación de poderes, pero que la proyección de lo que
quisiera incluirse dependerá del respeto a ciertos parámetros de meritocracia.
9. La meritocracia en la función pública es exigible, tanto a quienes provienen de supues-
tos de la democracia directa como donde se viva una dinámica representativa. De otro
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
15. Por ello, un(a) congresista, a pesar de constatar demandas sociales cuya legitimidad
nadie cuestiona, o aprecia una duda pendiente por trato desigual, por no decir dis-
criminatorio dentro del sector salud, y se comprende además que en los hechos se ha
desnaturalizado contratos CAS cuando debería recurrir a un régimen 728, no es pues
el organismo habilitado para, aprovechando sus atribuciones legislativas, es ejercer ca-
pacidad de gasto, sin tomar en cuenta que esa es tarea de quien constitucionalmente
maneja la hacienda pública, con escrupuloso respeto del equilibrio presupuestal.
16. De allí la necesidad de, si una entidad sin competencia de revertir un estado de cosas
como el aquí se ha reseñado, no podemos olvidad que debe actuar en estricto cumpli-
miento de algunos de las manifestaciones más relevante de la separación de poderes.
Aquí a lo que debió tenderse es a una colaboración entre Gobierno y Congreso como la
que se dio en, por ejemplo, la Ley de Presupuesto del año 2013 y la Ley de Presupuesto
del año 2014.
17. Pero eso en rigor no se quiso hacer: las invocaciones del equilibrio presupuestal o al
respeto de la meritocracia no pueden ser abandonadas por una lógica de quien cree que
es un escenario constitucional lo puede hacer todo, sin tener en cuenta que justamente
en un Estado Constitucional el poder es compartido a través de competencias (exclu-
yentes o compartidas).
18. Veamos entonces lo que se planteó a nivel de acceso a la función pública. Entre los
artículos 39 y 42 de la Carta de 1993 se regula lo referente a función pública. En ese
mismo tenor, se considera en las STC 0025-2005-PI/TC y 0026-2005-PI/TC funda-
mento 43, que la función pública implica acceder o ingresar a este tipo de actividad,
ejercerla plenamente, el ascender dentro de esta función y tener iguales condiciones
de acceso. Ello implica, sin duda, meritocracia y concurso público de méritos, lo que
beneficia el desempeño del Estado y de la ciudadanía en general (STC 006-2012-PI/
TC, sobre todo fundamento 75 y 76). Sin embargo, el derrotero del debate de la ley
31039 fue por otro camino.
19. Ante este esfuerzo, que llevó a la Ley 31039, se presentaron 17 proyectos en el Congre-
so que proponían ascenso automático. Ninguno de ellos fue consultado o apoyado por
el Gobierno. Es más, el Gobierno se quejó por los costos adicionales que generaba la
propuesto. La Comisión de la Salud y Población del Congreso invocó la situación que
se vivía desde el COVID para nombramiento automático a plazas dentro del Cuadro
de Asignación de Personal (CAP), Cuadro de Asignación de Personal Provisional (CAP
provisional) o, en la línea de posterior normativa, el Cuadro de Puestos de la Entidad
(CAE). El Congreso reconoce que está generando gastos, y para ello autoriza al Minis-
terio de Salud a efectuar modificaciones presupuestales en su Presupuesto Analítico de
Personal (PAP).
20. En el referido al ascenso automático, nadie duda tiene discrecionalidad para regular
regímenes laborales en el sector público pero no tiene libertad para presentar inicia-
tivas que creen o aumentan gasto público. El ascenso implica mérito, plaza vacante y
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
25. Sin embargo, cuatro iniciativas del Congreso, elaboradas al margen de cualquier
coordinación con gobierno, insisten en esta iniciativa, la cual rompe abiertamente con
la prohibición constitucional Congreso de la República de generar gasto (artículo 79
de la Constitución). Además, el artículo 18 de la Ley 31039 vulnera la prohibición
de irretroactividad de la ley (plasmada en el artículo 103 de la Constitución), cuando
modifica el artículo 3 de la normativa vigente. Finalmente, el choque de los artículos
18, 19 y 20 de la Ley 31039 era directo e indisimulable con el principio de equilibrio
presupuestal, recogido en el artículo 78 de la Constitución.
26. Y por si no fuera suficiente, dos de las diecisiete propuestas elaboradas en el Congreso
sin coordinación alguna con el gobierno promovían la entrega de dinero al personal
de Essalud. Ello se hacía y se hizo con un reconocimiento de aumento de gastos, gasto
incluso no previsto presupuestalmente, el cual ascendía a unos 197,802,000 de soles.
La vulneración de los artículos 78 y 79 de la Constitución vigente son manifiestas.
27. La actuación del Congreso en este caso ha sido reiteradamente inconstitucional, y eso
lo acredita cualquier análisis objetivo sobre lo sucedido. Lo resuelto en la sentencia
firmada por unanimidad ha implicado una constatación de que la proscripción de la
iniciativa de gasto congresal (solamente abierta para sus propios requerimientos insti-
tucionales) o el incumplimiento del equilibrio presupuestal son preceptos constitucio-
nales por los cuales el Congreso no había demostrado tener demasiado respeto.
28. Aquello no es bueno en un Estado Constitucional. Violar las reglas de juego no viene
bien, pero si quien incurre en esa infracción es el mismo Congreso de la República, las
cosas se ponen mucho peor. La declaración de reconocer como fundada la demanda
responde al problema inmediato, evitando un manejo indebido de los fondos nacio-
nales en la coyuntura inmediata. La pregunta es si con ello termina lo que involucra
este caso, o lo que ha sucedido es que ante el intento indebido de intervenir en favor
de un sector vulnerable nos hemos quedado solamente en evitar el abuso que intentaba
cometer el Congreso, pero no se ha resuelto si se va atender (y cómo se va a atender)
una situación de vulnerabilidad como la que enfrenta el personal dedicado a labores de
salud.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
30. Y este perfil debe ir acompañado de una dinámica dialógica, que no involucra resolver
conforme a lo que simpatice a la mayor parte de la población (el elemento antimayori-
tarias de las decisiones del juez(a) constitucional, lejos de debilitarse, se ha fortalecido
luego de que la Segunda Guerra Mundial demostró el exceso en que podían incurrir las
mayorías frente a los derechos de quienes coyunturalmente son parte de una minoría.
31. Una dinámica dialógica a su vez implica nutrirse de todos los elementos que la
ciudadanía puede proporcionar a un juez(a) (legitimación activa y pasiva, participación
de terceros y amicus curiae, posibilidad de accountability que asegure acompañar y hasta
garantizar el cumplimiento de lo resuelto. Asumir esta tesis no es pérdida de mesura
ni implica incurrir en riesgos innecesarios (quien no está dispuesto a defender con
valentía lo que cree o que resuelve, mejor que no se dedique a juez(a) constitucional).
Es legitimar la labor de jueces y juezas constitucionales, pues, por ejemplo, nadie puede
aplicar lo que no entiende, esté conforme o no con el resultado obtenido. Y esto no
es una invención nuestra, sino el reclamo constante de los más calificados tratadistas
modernos sobre la materia, así como las diversas reuniones de jueces y juezas a nivel
mundial.
32. Y es que llevar a la práctica principios, valores o derechos tan directamente vinculados
con el constitucionalismo siempre ha sido un aspecto clave para el Estado Constitu-
cional. Ahora bien, e incluso antes de la pandemia, y muy a despecho de los impor-
tantes alcances avanzados, los problemas de desigualdad y discriminación son claros en
América Latina en general, y en el Perú en particular.
33. Lo preocupante en el caso es que el Perú durante muchos años era uno de los Esta-
dos con un crecimiento macroeconómico más sostenido no solamente en América
Latina, sino a nivel mundial. Sin embargo, una inadecuada distribución de la riqueza
comenzó a generar sus lacerantes consecuencias: educación y salud públicas con co-
bertura insuficiente y de mala calidad, por un abandono sistemático del Estado (solo o
en asociaciones público-privadas con particulares); o un retraso en la construcción o la
modernización de la infraestructura necesaria son algunos de los ejemplos de enorme
gravedad sobre la situación que se vive en el Perú al respecto.
34. Pero, y por si lo expuesto no fuese suficiente, la sociedad peruana se ha caracterizado
desde siempre por elementos como los de la concentración del poder económico y
político real en ciertos sectores; demostración de ese poder dominante, más no diri-
gente, al grueso de la población; falta de articulación de grupos de las sociedades civiles
locales, regionales y nacionales; y un largo etcétera), ha llevado a lamentablemente for-
talecer situaciones y espacios de discriminación; y, lo que es más grave aún, a fomentar
una mayor existencia de situaciones de vulnerabilidad en diversos sectores del país.
35. Esto tiene especial relevancia si, como ya he hecho notar en más de una ocasión, hoy
está puesto en entredicho el antes inobjetable papel de la dignidad como sustento
de los derechos. No lo ha sido en los Estados Unidos, no puede serlo si el sujeto de
derechos a tutelar es una persona jurídica; y, lo más grave, que cuando tratamos de
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EXP. N.° 00022-2018-PI/TC
LIMA
CIUDADANOS
RAZÓN DE RELATORÍA
Lima, 9 de marzo de 2020
En el Pleno del Tribunal Constitucional, la magistrada Ledesma Narváez (presidenta), y
los magistrados Ferrero Costa (vicepresidente), Miranda Canales, Blume Fortini, Ramos
Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera han emitido sus respectivos votos
en el Expediente 00022-2018-PI/TC. Siendo los siguientes:
- El magistrado Ramos Núñez (ponente) declara fundada en parte la demanda. En con-
secuencia, estimó porque se prohíba la realización de eventos relacionados con peleas
de gallos con navajas o espuelas, o cualquier práctica en la que se advierta la inter-
vención humana; ordena al Ministerio de Cultura que identifique los lugares en los
que aún se efectúan estas prácticas, con el propósito de evitar su realización; y declara
infundada la demanda en lo demás que contiene.
- La magistrada Ledesma Narváez declara fundada la demanda y, en consecuencia, in-
constitucional la Primera Disposición Final de la Ley 30407.
- El magistrado Blume Fortini opinó que la demanda debe declararse fundada.
- El magistrado Espinosa-Saldaña Barrera declara fundada la demanda en todos sus
extremos.
- El magistrado Ferrero Costa declara infundada la demanda.
- El magistrado Miranda Canales declara infundada la demanda en todos sus extremos.
- El magistrado Sardón de Taboada declara infundada la demanda en todos sus extremos
Estando al cómputo de la votación descrita, se deja constancia de que en el Expediente
00022-2018-PI/TC no se han alcanzado cinco votos conformes para dictar sentencia que
declare la inconstitucionalidad de la disposición legal impugnada, conforme a lo previsto
en el artículo 5, primer párrafo, de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
Flavio Reátegui Apaza
Secretario Relator
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
I. ANTECEDENTES
A. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Con fecha 18 de setiembre de 2018, más de cinco mil ciudadanos interponen una deman-
da de inconstitucionalidad con el objeto de que se declare inconstitucional la Primera Dis-
posición Complementaria Final de la Ley 30407, “Ley de Protección y Bienestar Animal”,
que excluye de dicha protección a las corridas de toros, peleas de toros, peleas de gallos y
demás espectáculos declarados de carácter cultural por la autoridad competente. Con fecha
4 de octubre de 2018 este Tribunal admitió a trámite la demanda.
Alegan que dicha disposición tiene vicios de forma por presuntas irregularidades en el pro-
cedimiento parlamentario de aprobación de la misma, y vicios de fondo. Así, alegan que
vulnera los artículos 1; 2, incisos 22 y 24; 3; 31; y 105 de la Constitución, y el artículo 78
del Reglamento del Congreso.
Por su parte, con fecha 26 de diciembre de 2018, la apoderada especial del Congreso de
la República contesta la demanda negándola y contradiciéndola en todos sus extremos, y
solicita que sea declarada infundada.
B-1. DEMANDA
Los argumentos expuestos en la demanda, son los siguientes:
- Los demandantes señalan que la excepción contenida en la Primera Disposición Com-
plementaria Final es inconstitucional por la forma por contravenir los artículos 31 y
105 de la Constitución y el artículo 78 del Reglamento del Congreso.
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- Alegan que el Proyecto de Ley 3371/2013-CR (al que después se acumularon otros
proyectos similares) fue enviado a dos comisiones del Congreso, a la de pueblos andi-
nos, amazónicos y afroperuanos, ambiente y ecología, y a la comisión agraria.
- Ambas comisiones emitieron dictámenes favorables aprobados por unanimidad en
abril de 2015, pero agregaron la referida excepción para corridas de toros, peleas de
toros, peleas de gallos y demás espectáculos declarados de carácter cultural por la auto-
ridad competente, aunque esta no existía en ninguno de los proyectos originales.
- Sostienen que en ninguno de los dos dictámenes existe opinión de algún organismo
del Estado o privado que exponga argumentos a favor o en contra de los espectáculos
señalados, por lo que consideran que no existió motivación.
- Agregan que la Iniciativa Legislativa Ciudadana 0133 (respaldada por más de sesenta
mil ciudadanos y llamada “Ley que prohíbe el maltrato y sacrificio animal como parte
de espectáculos públicos y privados”), ingresó al Congreso el 23 de agosto de 2012
como Proyecto de Ley 1454/2012-IC.
- Dicho proyecto tuvo un dictamen de inhibición de la comisión agraria emitido el 19
de noviembre de 2013, y luego fue acumulado al Proyecto de Ley 3371/2013- CR,
el mismo día de su debate en el Pleno del Congreso, ocurrido el 19 de noviembre de
2015.
- Alegan los demandantes que debió efectuarse un debate porque la referida iniciativa
ciudadana versaba justamente sobre lo que los legisladores exceptuaron en sus dictá-
menes, y porque tales iniciativas provenían del pueblo, las que deben tener preferencia
en el Congreso, de acuerdo con la Ley 26300, “Ley de Derechos de Participación y
Control Ciudadanos”.
- En tal sentido, sostienen que debió producirse un proceso deliberativo que incluyera
una motivación adecuada, justa y lógica de las comisiones dictaminadoras del porqué
de la exclusión de las actividades señaladas supra, que debió existir un debate serio y
real sobre el fondo del asunto y no solo sobre cuestiones procedimentales, y que debió
citarse a las partes interesadas en la prohibición de este tipo de espectáculos.
- Asimismo, señalan que ambos dictámenes de las comisiones son contradictorios, pues
si bien en ellos se reconoce que los animales vertebrados tienen la capacidad de sufrir
y sentir emociones (por tener un sistema nervioso central y compartir similitudes evo-
lutivas neurológicas con los seres humanos) y que no deben ser objeto de maltrato ni
crueldad, se agrega la excepción para los referidos espectáculos sin que existan razones
para ello.
- Lo que se cuestiona no es la acumulación de proyectos para dar una ley, sino la acumu-
lación de un proyecto que buscaba la prohibición de espectáculos cruentos con otro
que llevó a la aprobación de una disposición que los permite. Esto se hizo mediante la
aprobación sin debate de la excepción cuestionada.
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- Por otro lado, los demandantes alegan que la Ley 30407 no ha exceptuado a los espec-
táculos materia de controversia por ser manifestaciones culturales, sino por ser “espec-
táculos declarados de carácter cultural por la autoridad competente”. Señalan que se
trata de cosas diferentes, pero el Ministerio de Cultura, a quien compete la función de
calificar a los espectáculos como culturales, nunca los ha declarado como tales, ni como
patrimonio cultural de la Nación.
- Añaden los ciudadanos recurrentes que el Tribunal no ha corregido su postura sobre la
materia contenida en la Sentencia 0042-2004-AI/TC con la Sentencia 0017-2010-PI/
TC, ni ha establecido el carácter cultural de las corridas de toros, pues ni tiene compe-
tencia para ello (solo ha establecido que son manifestaciones culturares) ni es posible
que una sentencia pueda corregir a otra.
- Indican que en la Resolución Viceministerial 004-15-VMPCIC-MC, dicha entidad
señaló que no otorgará la calificación de cultural a espectáculos donde haya crueldad,
violencia contra personas o animales, o sacrificio de animales, usando como base lo
dispuesto por el Tribunal en la Sentencia 0042-2004-AVTC. Señalan que en la misma
línea se encuentra la Ley 30870, “Ley que establece los criterios de evaluación para
obtener la calificación de espectáculos públicos culturales no deportivos”.
- Por tanto, como la autoridad competente no ha declarado tales espectáculos como
culturales, sostienen que la excepción cuestionada sería ilegal y que el Congreso habría
usurpado competencias y funciones que no le corresponden, calificando de culturales a
espectáculos que por Resolución Viceministerial del Ministerio de Cultura (decretada
antes que la Ley 30407 fuera aprobada y promulgada) no pueden ser calificados como
tales, ya que contienen maltrato, crueldad, violencia y sacrifico de animales.
- Agregan que la excepción cuestionada es contradictoria con la finalidad y objeto de la
misma Ley 30407, consignados en sus artículos 2 y 3, que es garantizar el bienestar
y protección de los animales vertebrados e impedir que sufran por causas humanas; y
con su artículo 22, literal “b”, que prohíbe la utilización de animales en espectáculos
que afecten su integridad física y bienestar, y se aplica a peleas de perros o espectáculos
de circo, pero que gracias a la excepción cuestionada no se aplica a corridas de toros o
peleas de gallos, aun cuando el maltrato animal en tales eventos es evidente.
- Asimismo, señalan que el Poder Ejecutivo no respetó el artículo 118, inciso 1, de la
Constitución, pues no observó y promulgó una norma que se encontraba en con-
tradicción con los lineamientos del Ministerio de Cultura reseñados supra sobre los
espectáculos considerados culturales.
- Por otro lado, los demandantes hacen referencia al valor que tienen para las democra-
cias modernas las encuestas de opinión a la población, para conocer sus preferencias.
En su demanda citan una encuesta realizada por el Grupo de Opinión Pública de la
Universidad de Lima del año 2007 a nivel de Lima y Callao, y otras realizada por Da-
tum Internacional S.A. a nivel nacional, una el año 2008 y otra el año 2013.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
- En todas las encuestas se aprecia un alto nivel de rechazo a las corridas de toros y
un muy bajo nivel de aceptación. En la primera encuesta el porcentaje de perso-
nas que están de acuerdo pasa de casi 31% en noviembre de 2003 a casi 15% en
octubre de 2007, mientras que el porcentaje de personas en desacuerdo pasa de más de
63% a más de 83% en el mismo periodo.
- En la segunda encuesta el porcentaje a favor era 9%, en contra era 68%, y ni a favor
ni en contra era 19%. Al 66% le gustaría que se prohíban las corridas de toros, al 16%
que no, y el 19% no sabe o no opina. En la tercera encuesta el porcentaje a favor pasó
a 15% y en contra a 78%.
- Los demandantes exponen también los casos en que se abolieron las corridas de toros,
en lugares tales como en las Islas Canarias, España; Panamá, Argentina, Chile, Uru-
guay y Cuba. Agregan que en Colombia está en vías de abolición, en Francia solo se
mantiene en el sur del país, y en Portugal ya no se da muerte al animal, aunque aún
se le tortura. En el caso de Colombia alegan que la Sentencia del 1 de febrero de 2017
sobre protección de animales representa un avance para la pacificación de dicho país.
- Los demandantes también hacen un recuento detallado del sufrimiento y maltrato a
que estarían expuestos los toros, caballos y gallos en los diferentes espectáculos protegi-
dos por la excepción cuestionada, y que en muchos casos lleva a la muerte del animal.
- Agregan que los espectáculos en cuestión son crueles por dañar arbitrariamente a seres
vivos que sienten dolor (aún si ello se hace sin ánimo de actuar de manera despiadada).
Alegan que si no fueran crueles entonces no habría necesidad de que fueran exceptua-
dos mediante la disposición cuestionada.
- Entre los actos de crueldad y tortura descritos se incluyen actos que producen sufri-
miento y dolor a los animales, como ser atacados por humanos con armas cortantes de
metal que generan lesiones y heridas profundas y sangrantes en sus cuerpos, incluso al
punto de seccionar la médula de un toro mediante un estoque que le produce parálisis
mientras agoniza.
- Los mismos caballos sufren los embates del toro y lesiones y heridas, a pesar de estar
protegidos, mientras que los gallos se pelean con armas cortantes que les generan he-
ridas y la muerte. A los gallos también se les cortan la cresta y la barbilla antes de ser
azuzados para pelear.
- En tal sentido, señalan que el objeto de la demanda es que se declare la inconstitucio-
nalidad de la excepción cuestionada, y no que se regule los espectáculos mencionados
para que aparezcan ante el público con menor crueldad o sangre. Además, señalan que
la reglamentación de estas actividades deja una puerta abierta a la impunidad, pues no
sería posible ejercer un control sobre lo que ocurre en cada coliseo o plaza.
- Finalmente, sostienen que un fallo a favor de su demanda por parte de este Tribunal
serviría al desarrollo de la cultura, civilización y pacificación del país.
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II. FUNDAMENTOS
§1. DELIMITACIÓN DE LA CONTROVERSIA
1. La demanda ha sido presentada con el objeto de que se declare inconstitucional la
Primera Disposición Complementaria Final de la Ley 30407, “Ley de Protección y
Bienestar Animal”, la cual establece lo siguiente:
Exceptúanse de la presente Ley las corridas de toros, peleas de toros, peleas de gallos
y demás espectáculos declarados de carácter cultural por la autoridad competente,
las que se regulan por ley especial.
2. La Ley 30407, como lo señala su artículo 2, tiene como finalidad “garantizar el bienes-
tar y la protección de todas las especies de animales vertebrados domésticos o silvestres
mantenidos en cautiverio, en el marco de las medidas de protección de la vida, la salud
de los animales y la salud pública”. Mientras que su artículo 3 señala que tiene por
objeto:
(...) proteger la vida y la salud de los animales vertebrados, domésticos o silvestres
mantenidos en cautiverio, impedir el maltrato, la crueldad, causados directa o in-
directamente por el ser humano, que les ocasiona sufrimiento innecesario, lesión o
muerte; así como fomentar el respeto a la vida y el bienestar de los animales a través
de la educación. Además, de velar por su bienestar para prevenir accidentes a sus
poblaciones y aquellas enfermedades transmisibles al ser humano.
Así como promover la participación de las entidades públicas y privadas y de todos
los actores sociales involucrados, con sujeción al ordenamiento constitucional y
legal.
3. En tal sentido, la presente controversia implica determinar si la norma cuestionada,
que establece una excepción al cumplimiento de la finalidad y el objeto de la Ley
30407, es o no conforme con la Constitución.
4. Para ello será necesario analizar, entre otras cosas, cada una de las actividades objeto de
la excepción cuestionada, como son:
i) Las peleas de toros.
ii) Las corridas de toros.
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13. El artículo 31 de la Constitución establece que los ciudadanos tienen derecho a parti-
cipar en los asuntos públicos mediante iniciativas legislativas, entre otros mecanismos.
Naturalmente esto no significa que sus propuestas deban ser aprobadas, pero sí deben
ser debidamente consideradas por el Congreso.
14. Esto implica, en primer lugar, que los proyectos de ley de las iniciativas legislativas
sean dictaminados como cualquier otro. El artículo 105 de la Constitución señala que
ningún proyecto de ley puede sancionarse sin haber sido previamente aprobado por
la respectiva comisión dictaminadora, salvo excepción señalada en el Reglamento del
Congreso.
15. Los demandantes alegan que no se habría respetado el procedimiento legislativo de
la Iniciativa Ciudadana 0133, que se convirtió en el Proyecto de Ley 1454/2012-IC,
pues este habría sido acumulado sin dictamen (o con un dictamen de inhibición por
falta de competencia en la materia emitido por la comisión agraria) al Proyecto de Ley
3371/2013-CR, que finalmente dio lugar a la Ley 30407.
16. Cuestionan además la acumulación de su proyecto, que buscaba la prohibición de
espectáculos cruentos, con otro que llevó a la aprobación de una disposición que los
permite.
17. Al respecto, se ha revisado el dictamen del 19 de noviembre de 2013 emitido por la
comisión agraria. Si bien es cierto que este finaliza con la inhibición de la comisión por
falta de competencia sobre la materia, más allá de la decisión formal se advierte que
hubo un análisis sustantivo.
18. Así, respecto a su contenido cabe destacar que para su elaboración se solicitó la opinión
de diversas entidades públicas: los ministerios de Agricultura, Ambiente, Cultura; del
RENIEC; de los gobiernos regionales de Lima, Ayacucho, Junín, La Libertad y Ca-
jamarca; y de los gobiernos municipales de Lima, Huamanga, Huancayo, Trujillo y
Cajamarca.
19. Adicionalmente, fueron consideradas las opiniones de la Asociación para el Rescate y
Bienestar de los Animales, de la Asociación Flora Tristán, de Unidos por los Animales,
de la Asociación Peruana de Protección de Animales, y de diversos ciudadanos.
20. En el numeral5.5 del dictamen se señala que “se puede apreciar que el proyecto en
estudio es de carácter cultural, por lo que las opiniones versan sobre lo cultural y no
sobre lo agrario”. Más adelante se cita lo indicado por el Ministerio de Cultura (con
subrayado en el original):
a) La corrida de toros es una manifestación cultural.
b) La dación de la Ley 27265 Ley de protección de los animales domésticos y los ani-
males silvestres mantenidos en cautiverio trajo consigo la modificatoria del Código
Penal mediante la Segunda Disposición Final y Transitoria.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
27. Por otro lado, la decisión de acumular proyectos contradictorios no resulta arbitraria, en
tanto es posible acumular proyectos antagónicos siempre que regulen la misma materia.
28. En el presente caso, la Ley 30407 fue emitida para reemplazar a la Ley 27265, “Ley
de Protección a los Animales Domésticos y a los Animales Silvestres Mantenidos en
Cautiverio” que, como se señaló supra, ya contenía una excepción similar.
29. Efectivamente, su Tercera Disposición Final y Transitoria señalaba lo siguiente:
Exceptúanse de la presente Ley las corridas de toros, peleas de gallos y demás espec-
táculos declarados de carácter cultural por la autoridad competente.
30. En tal sentido, era posible acumular todos los proyectos relacionados con la protección
animal para dar una ley general sobre la materia, aunque se incluyeran excepciones a la
misma, como ya había ocurrido con la Ley 27265.
31. Por tanto, considero que el Proyecto de Ley 1454/2012-IC fue dictaminado conforme
al artículo 105 de la Constitución, y no se advierte que su acumulación con otros pro-
yectos haya sido arbitraria, y por tanto inconstitucional. Por tales razones, corresponde
declarar infundado el extremo de la demanda referido a la inconstitucionalidad por la
forma de la excepción contenida en la Ley 30407.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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nuestro ordenamiento interno. De ello no puede, sin embargo, desprenderse que nues-
tra norma suprema sea completamente indiferente a la situación animal, lo cual obe-
dece a que, como ha ocurrido con distintas materias, la evolución de las sociedades ha
generado una consecuente modificación del estatuto animal.
41. En efecto, no ha sido pacífico el análisis en relación con los deberes que la persona guar-
da con ellos. No sorprende, en este orden de ideas, que en algún momento pensadores
como René Descartes desarrollaran una concepción “mecánica” de los animales, según
la cual se les consideraba a estos como complejos autómatas carentes de la capacidad de
sufrir o de percibir cualquier clase de emociones. Esto suponía, como lo expuso en su
“Discurso del Método” (1637), que se entendiera que solo la naturaleza podía guiar sus
conductas, lo que terminaba por generar una visión antropocentrista del mundo. Los
animales vivían, pues, solo para servir a la persona, por lo que cualquier acto sobre ellos
se encontraba justificado en la medida en que solo cumplían la finalidad de mejorar las
condiciones en las que se desenvolvía la especia humana.
42. Esta visión, durante una considerable cantidad de tiempo, estuvo bastante influenciada
por la concepción judeocristiana del mundo, que estimaba que los animales y la natu-
raleza debían encontrarse al servicio del ser humano. No podía extraerse, entonces, al-
guna clase de deber u obligación de las personas en relación con los animales, y mucho
menos con la naturaleza o el entorno que las rodea. La persona era la que, con absoluta
libertad, podía disponer sin ningún grado de responsabilidad de entes que eran asimi-
lados con simples objetos. Esto suponía que los maltratos, abusos, explotación y, en
general, cualquier acto de crueldad quedaban justificados desde la moral y el derecho.
43. Cierto nivel mayor de preocupación en tomo a la condición animal empezó a adver-
tirse en el pensamiento kantiano, el cual, es justo decirlo, solo lo hizo en la medida
en que las personas podían, en potencia, desarrollar sus virtudes y condición moral a
través del trato a otras especies. No se trataba, así, de una preocupación estrictamente
vinculada con los animales, sino del potencial peligro que el maltrato hacia ellos podía
generar, en un futuro no muy remoto, a la propia especia humana a través del incentivo
para la realización de conductas peligrosas hacia otros de la misma condición. Sostenía
el pensador nacido en Königsberg que los deberes eran con los de nuestra especie, ya
que los seres inanimados “están enteramente sometidos a nuestro arbitrio y los deberes
para con los animales son tales en la medida en que nos conciernen” [Kant, Immanuel
(1988). Lecciones de Ética. Barcelona: Editorial Crítica, pp. 234 y 235]. Este enfoque
de los animales también obedecía a que los mismos podían ser de utilidad para terceras
personas, por lo que era recomendable no destruirlos o dañarlos.
44. Era, así, moneda corriente estimar, en buena parte de los siglos XVII y XVIII, que los
animales no generaban, por sí mismos, obligaciones ni legales ni éticas a las personas,
las cuales, en todo caso, debían ofrecerles cierto respeto solo en la medida en que a ellas
las hacían moralmente más valiosas. John Locke suscribe esta clase de pensamientos
cuando menciona, en su “Somethoughtsconcerningeducation” (1693), que la costum-
bre de “torturar y matar bestias endurecerá sus mentes, por grados, incluso hacia los
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
constituciones y códigos han oscilado entre el absoluto silencio (como el caso peruano)
hasta la protección a distintos niveles, que han incluido, en algunos casos, el constitu-
cional. Uno de los pocos escenarios en los que esta cuestión ha sido debatida ha sido el
europeo, e incluso a nivel de derecho comunitario, con alguna legislación especial en
algunos Estados.
49. Un caso paradigmático es el de Suiza, la cual, desde 1973 cuenta en su constitución
federal con un apartado sobre la protección animal, propuesta que fue aprobada por
una considerable mayoría de los ciudadanos y cantones suizos a través de referéndum.
Del mismo modo, el artículo 20a de la Ley Fundamental de Bonn de 1949, reformada
en el año 2002, hace mención al deber que se tiene para con las generaciones futuras
de preservar los fundamentales naturales de la vida y los animales.
50. Esta disposición fue enmendada en el año 2002 para hacer alusión expresa a la pro-
tección a los animales (ver: www.gesetze-imintemet.de/gg/BJNR0000l0949.html, en
alemán). A diferencia de lo que ocurre en otros países, la “Ley de Bienestar Animal
de 1972 (TierSchG) no define lo que debe entenderse por el término “animal”. Pero
establece como principio rector que “nadie debería infligir dolor, sufrimiento o daño
a un animal sin un fundamento razonable (evidente)” (ver: www.gesetze-imintemet.
de/tierschg/BJNR012770972.html#BJNR012770972BJNG000I03377, traducción
libre del alemán).
51. Como puede apreciarse, en Alemania también existe un deber de protección a los
animales, el cual se encuentra garantizado constitucionalmente, y el marco legislativo
regula cuándo tal deber puede suspenderse, y que suele ser en escenarios en los que
existe un fundamento razonable y evidente. La Constitución de Brasil de 1988 indica,
por su parte, que el poder público debe garantizar que los animales no sean expuestos
a tratos crueles.
52. En el Reino Unido han existido leyes de protección animal desde el siglo XIX. Prueba
de ello es la “Ley para prevenir la crueldad y el tratamiento impropio del ganado” de
1822. A esta le siguieron leyes en 1849, 1876 y 1900 (esta última referida a animales
silvestres en cautiverio) hasta llegar a la Ley de Protección Animal de 1911 (ver: www.
Iegislation.gov.uk/ukpga/Geo5/1-2/27, en inglés).
53. Esta última fue reemplazada por la Ley de Bienestar Animal de 2006 (ver: www.legisla-
tion.gov.uk/ukpga/2006/45/contents, en inglés). En la sección 1 de la misma se señala
que, salvo ciertas excepciones, “animal” significa un vertebrado distinto del hombre,
y por “vertebrado” debe entenderse todo animal del Sub Filo “Vertebrata” del Filo
“Chordata”. Se advierte que tales clasificaciones son concordantes con las usadas en la
taxonomía biológica.
54. De este modo, la ley permite que la autoridad nacional correspondiente pueda exten-
der la definición de “animal” para incluir invertebrados, pero solo si existe evidencia
científica de que los animales a los cuales se les extiende la protección de la ley son
capaces de experimentar dolor o sufrimiento.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
55. De acuerdo con la sección 2, los animales protegidos por la ley son aquellos que son
comúnmente domesticados en las Islas Británicas, los que se encuentran bajo control
del hombre de forma permanente o temporal, y aquellos que no se encuentren vivien-
do en estado salvaje. La sección 4 de la ley proscribe, de forma similar a la ley peruana,
que se genere sufrimiento innecesario a un animal, mientras que la sección 9 regula el
deber de asegurar el bienestar animal, lo que incluye:
(a) su necesidad de un ambiente adecuado;
(b) su necesidad de una dieta adecuada,
(c) su necesidad de poder exhibir patrones de comportamiento normales,
(d) su necesidad de ser alojado con, o aparte de, otros animales, y
(e) su necesidad de estar protegido contra el dolor, el sufrimiento, las lesiones y las
enfermedades.
56. El Reino Unido tiene un conflicto propio con actividades tradicionales consideradas
crueles hacia los animales, como es la caza de animales silvestres usando perros especial-
mente criados o entrenados para perseguirlos. De hecho, mediante la Ley de Cacería
de 2004, se prohibió específicamente la caza usando perros (ver: www.legislation.gov.
uk/ukpga/2004/37/notes/contents), aunque la ley contiene excepciones.
57. Por su parte, la Constitución de Estados Unidos no hace referencia directa a los anima-
les, pero estos tienen protección a nivel federal, mediante la Ley de Bienestar Animal
de 1966. Como señala la página web de la Librería Nacional de Agricultura, del De-
partamento de Agricultura (ver: https://www.nal.usda.gov/awic/animal-welfare-act, en
inglés):
Es la única ley federal en los Estados Unidos que regula el tratamiento de los ani-
males para investigación, exhibición, transporte y por comerciantes. Otras leyes,
políticas y lineamientos pueden incluir cobertura adicional de especies o especi-
ficaciones para el cuidado y uso de los animales, pero todas se refieren a la Ley de
Bienestar Animal como el estándar mínimo aceptable.
58. Esta ley tiene una definición particular de lo que es un animal (ver Código de los
Estados Unidos, Título 7, Capítulo 54, sección 2131 en adelante: www.govinfo.gov/
content/pkg/USCODE-2015-title7/html/USCODE-2015-title7- chap54.htm, en in-
glés), en tanto no incluye a todos los vertebrados, sino a tipos específicos de mamíferos,
particularmente aquellos que son usados como mascotas.
59. A nivel del derecho supraestatal, un avance bastante notorio se dio con el Tratado de
Lisboa, el cual regula el funcionamiento de la Unión Europea, y que dispuso, en su
artículo 13, que los Estados Miembros debían tener en cuenta las exigencias “en mate-
ria de bienestar de los animales como seres sensibles”, regulación que, no obstante ello,
resguardó un importante margen de discrecionalidad a los ordenamientos internos al
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
establecer que la Unión Europea debía respetar “las disposiciones legales o administra-
tivas y las costumbres de los Estados Miembros relativas, en particular, a ritos religio-
sos, tradiciones culturales y patrimonio regional”.
60. El derecho comunitario europeo, de hecho, fue uno de los primeros en abordar la cues-
tión animal. En 1974 se aprobó, la “Directiva sobre aturdimiento de los animales antes
de su sacrificio (74/577EEC)” por parte del Consejo de las Comunidades Europeas,
la cual, en su preámbulo, indica que la Comunidad debería abolir cualquier clase de
crueldad en contra de los animales, y que un primer paso para ello radicaba en eliminar
cualquier sufrimiento innecesario que ellos pudieran sufrir al momento del sacrificio.
Otro paso importante, esta vez a nivel del Consejo de Europa, se dio con la aprobación
del “Convenio Europeo sobre protección de animales de compañía”, aprobado en 1987. En
dicho documento se resalta el deber del “hombre [, el cual] tiene la obligación moral de
respetar a todas las criaturas vivas, y teniendo presentes las especiales relaciones existen-
tes entre el hombre y los animales de compañía”. Este instrumento tiene una destacada
importancia en cuanto a la regulación de la situación de los animales de compañía, los
cuales, según sus disposiciones, tienen una destacada “contribución a la calidad de vida
y su consiguiente valor para la sociedad”.
61. Se resalta, así, que los animales, por su propia condición, no deben sufrir de manera
innecesaria ni ser abandonados, y a ello se agrega que esto se debe a las relaciones que
las personas entablan con ellos. Esta primera fase de reconocimiento tiene un punto ál-
gido con la aprobación de la Resolución del Parlamento Europeo de fecha 21 de enero
de 1994, en la que se considera a los animales como seres sensibles y no como meros
productos agrícolas.
62. En el caso de tratados u obligaciones internacionales que puedan vincular al Estado
peruano, la parte demandante sostiene que existe el deber de cumplir con lo dispues-
to en la Declaración Universal de los Derechos del Animal, instrumento que, según
sostiene, es de obligatorio cumplimiento. Al respecto, noto que, en el primer punto
de la exposición de motivos presentada junto con la iniciativa ciudadana, se señala lo
siguiente:
La República del Perú es una Nación soberana que ha hecho suya la preocupa-
ción por la protección animal. En esa línea, y como miembro de la comunidad
internacional, el Perú es suscriptor de la Declaración Universal de los Derechos
del Animal, proclamada el 15 de octubre de 1978 por la Liga Internacional de
los Derechos del Animal y posteriormente aprobada por la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y por la
Organización de las Naciones Unidas (ONU).
63. Al respecto, el Tribunal Constitucional solicitó al Ministerio de Relaciones Exte-
riores información referida a las obligaciones internacionales vigentes del Perú en
materia de prohibición del maltrato animal. Como respuesta, y mediante Oficio
SGG 3-O-E/440, dicho ministerio adjuntó el Informe (DGT) 016-2019, emitido
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
por la Dirección General de Tratados, en el que se señala que “se puede afirmar que
no existe una ‘Declaración Universal de los Derechos de los Animales’ que haya sido
adoptada por la ONU, ni por la UNESCO”. Agrega que, si bien se tiene conoci-
miento de la existencia de dicho documento, este tiene naturaleza privada, y el Perú
no podría ser parte ni haberlo ratificado “pues no cuenta con la naturaleza jurídica
de tratado”.
64. De este modo, y ante la ausencia de un instrumento internacional vigente para el Es-
tado peruano, surge la pregunta en tomo a la condición o esencia de los animales. Y,
particularmente en el modelo peruano, ello ha sido objeto de algunas aparentes con-
tradicciones a nivel legislativo, el cual no ha terminado de identificar el concreto esta-
tuto que ellos ostentan en nuestro ordenamiento jurídico. Si se atiende a la regulación
prevista en la Ley 30407, Ley de Protección y Bienestar animal, cuestionada en este
caso, ella tiene como propósito, conforme se dispone en su artículo 2, el garantizar “el
bienestar y protección de todas las especies de animales vertebrados o silvestres mante-
nidos en cautiverio, en el marco de protección de la vida, la salud de los animales y la
salud pública”. De ello podría desprenderse que, para el legislador, los animales no son
estrictamente patrimonio o bienes, lo que los alejaría de una visión netamente civilista
de la condición animal.
65. Estos ejemplos demuestran que, aunque embrionariamente, la cuestión animal ha
empezado a ser objeto de debate en distintos países, aunque ciertamente con diversos
matices. El caso alemán, por ejemplo, destaca que la protección y responsabilidad con
los animales apunta a los deberes con las generaciones futuras, lo cual permite colegir
que, más que la protección que ellos merecían en particular, la tutela se relaciona para
con terceras personas. En Brasil, por otro lado, se resalta que la obligación del poder
público se encuentra más configurada por acciones negativas (no infligir un trato
cruel) que por deberes positivos de tutela, y en ambas experiencias no queda claro si
absolutamente todos los animales merecen el mismo nivel de protección, aspecto que,
se entiende, corresponde al legislador ordinario. En todo caso, lo que debe destacarse
es que, en cada vez mayor forma, se está superando la visión antropocéntrica de la
comunidad, la cual empieza a asumir que convive en el mundo con otras especies y
seres vivos.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
72. Los elementos que deberá usar el legislador para realizar esta diferenciación podrán
estar basados en la conservación de la salud de las personas o los animales; razones
científicas, como la capacidad para experimentar emociones de las diferentes clases o
especies animales; o, por razones culturales, como la protección especial que tienen los
animales de compañía; u otros motivos legítimos y razonables. De hecho, la misma Ley
30407 es un reflejo de esta diferenciación necesaria, pues protege, especialmente, a los
animales vertebrados, y reconoce un estatus especial a los animales de compañía, como
se verá más adelante.
73. La razón de la protección especial que se otorga a los animales vertebrados y que ex-
cluye a los invertebrados sería, principalmente, de orden científico, pues la mayoría de
opiniones apuntan a que los primeros tendrían en general mayor capacidad cerebral
para sentir dolor o sufrimiento que los segundos (aunque diversos estudios científi-
cos atribuyen significativas capacidades intelectuales a ciertos tipos de invertebrados,
como los cefalópodos, que, sin embargo, han sido excluidos de protección directa).
Sin perjuicio de ello, también pueden encontrarse razones de orden práctico: muchos
invertebrados son tan pequeños que los seres humanos pueden dañarlos involuntaria-
mente mientras realizan las actividades cotidianas de su vida. Extender la protección
a este tipo de seres vivos dificultaría en exceso el normal desarrollo de las actividades
humanas.
74. A modo de referencia, en el plano internacional tenemos que la Unión Europea lleva
varias décadas implementando políticas o acuerdos sobre protección animal. En el año
2009 fue enmendado el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, uno de sus
documentos de máximo rango. En efecto, en el artículo 13, del Título II del referido
instrumento -al cual se hizo referencia supra- se reconoció a los animales como seres
sensibles y la obligación de asegurar su bienestar (ver: eur-lex.europa.eu/legal content/
EN/TXT/PDF/?uri=CELEX: 12012E/TXT &from=EN, en inglés):
Al formular y aplicar las políticas de la Unión en materia de agricultura, pesca,
transporte, mercado interior, investigación y desarrollo tecnológico y espacio, la
Unión y los Estados miembros tendrán plenamente en cuenta las exigencias en
materia de bienestar de los animales como seres sensibles, respetando al mismo
tiempo las disposiciones legales o administrativas y las costumbres de los Estados
miembros relativas, en particular, a ritos religiosos, tradiciones culturales y patri-
monio regional.
75. Pero tal protección no equivale a otorgar derechos a los animales ni es absoluta. Por
ejemplo, la Directiva 2010/63/EU, de 2010, sobre protección de animales usados para
fines científicos, incluye dentro de su ámbito de protección, delineado en el artículo 1,
numeral 3, únicamente a los animales vertebrados no humanos vivos, y a los cefalópo-
dos vivos (ver: eur lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=OJ:L:2010:276:0033
:0079:EN:PDF, en inglés).
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
76. En nuestro ordenamiento algunos animales silvestres, como ciertos peces o crustáceos,
también pueden ser considerados como recursos naturales, por lo que de acuerdo con
el artículo 66 de la Constitución son patrimonio de la Nación, aunque por ley orgá-
nica se pueden fijar las condiciones para su utilización y otorgamiento a particulares.
Además, se debe promover su uso sostenible, conforme lo dispone el artículo 67, y la
conservación de la diversidad biológica, como se indicó supra.
77. Así, es posible sostener que estas disposiciones constitucionales sirven como funda-
mento jurídico -más allá de las razones éticas y morales que puedan justificar el trato
digno de los animales- para limitar el comportamiento de los seres humanos hacia
otros seres vivos y evitar, en la mayor medida posible, su sufrimiento innecesario.
78. La protección a los animales que se deriva de la Constitución ha sido materializada
principalmente en la Ley 30407, que a su vez reemplazó la regulación introducida por
la Ley 27265, en cuanto busca proteger la vida y la salud de los animales vertebrados,
domésticos o silvestres mantenidos en cautiverio, impedir el maltrato, la crueldad,
causados directa o indirectamente por el ser humano, que les ocasiona sufrimiento
innecesario, lesión o muerte, y que reconoce en su artículo 14 que los animales verte-
brados domésticos y silvestres mantenidos en cautiverio son seres sensibles.
79. Cabe destacar que, si bien la Ley 30407 aparenta tener un ámbito de protección li-
mitado únicamente a los animales vertebrados, domésticos o silvestres mantenidos en
cautiverio, su artículo 24 establece la prohibición de atentar contra animales silvestres,
y su artículo 26 establece la prohibición de atentar contra vertebrados acuáticos, lo que
incluye también animales silvestres.
80. Lo señalado, entonces, no implica que los animales en estado salvaje o los inverte-
brados no tengan protección, pues, como se indicó supra, forman parte del medio
ambiente y la diversidad biológica, y ambos están protegidos mediante la Ley 28611,
“Ley General del Ambiente”, y la Ley 29763, “Ley Forestal y de Fauna Silvestre”.
81. A esto hay que añadir otras normas de carácter reglamentario, tales como el Decreto
Supremo 004-2014-MINAGRI, que aprueba la actualización de la lista de clasifica-
ción y categorización de las especies amenazadas de fauna silvestre legalmente prote-
gidas, que incluye a especies de animales invertebrados (ver: spij.minjus.gob.pe/Grafi-
cos/Peru/2014/Abril/08/DS-004-2014-MINAGRI.pdf ).
82. Independientemente de lo hasta aquí expuesto, debo recalcar que este régimen de pro-
tección no transforma la situación jurídica de los animales en titulares de derechos o
en sujetos de derecho, sino que establece límites al comportamiento humano, y limita
también el derecho de propiedad sobre los animales. Es decir, si bien los animales
pueden ser usados como medios, existen límites respecto a cómo y para qué pueden
ser usados, pues no resulta éticamente aceptable en nuestra cultura que la vida de los
animales sea desperdiciada sin sentido, ni que se les haga padecer sufrimientos innece-
sarios o injustificados.
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83. De esta forma, la noción de sufrimiento, de la mano con la del interés legítimo de los
animales a que no se les realice daño alguno, empezará un nuevo debate en torno a la
condición animal, y en la que esencialmente ya se ha dejado de lado la visión materiali-
zada en la idea simplista del carácter mecánico de los que no son integrantes de nuestra
especie. Esta superación de la concepción tradicional de la vida animal también supuso
que se supere lo que se ha denominado como “especismo”, esto es, la exclusión de cual-
quier consideración ética por el solo hecho que existan seres que no integran la misma
especie. Lo que, en todo caso, aun se mantiene como problemático es conocer en qué
medida dichas consideraciones de carácter moral inciden en el ordenamiento jurídico,
y particularmente respecto de qué clase de animales, cuestión que corresponde ser
resuelta por el Congreso de la República en estrecha colaboración con otros órganos.
84. La necesidad que sea el ser humano, a través de los distintos órganos estatales, el que
intente delimitar los deberes que debe tener para con los animales -partiendo de la pre-
misa de la proscripción de cualquier sufrimiento innecesario- también puede notarse
en el hecho que estos últimos no manejan un lenguaje complejo y visual. Así, aunque
cuenten con formas de comunicarse, ello no les permite manifestar alguna suerte de
oposición o reclamo frente a alguna medida que los perjudique. De hecho, es bastante
llamativo que, particularmente entre los siglos XIV y XVI, existiera la posibilidad de
instaurar procesos en contra de los animales, pese a que ellos no tenían, a su vez, facul-
tad alguna de reclamar algo en su beneficio.
85. Uno de los ejemplos más documentados se presentó en 1386, en Normandía, y que
tuvo que ver con el “asesinato” de un integrante de la familia Le Maux por parte de
un cerdo, lo cual ameritó su encierro y su posterior enjuiciamiento “vestido con un
blusón y unos calzones, como una persona” [Rogel, Carlos (2018). Personas, animales,
y derechos. Madrid: Reus Editorial, p. 83], luego de lo cual fue ejecutado. Sobre ello,
Hans Kelsen recuerda que, cuando en estos ordenamientos primitivos se sancionaban
a los animales con el propósito de regular su conducta, ello se basaba en “la concepción
animista en virtud de la cual los animales y las cosas tienen un alma y se conducen de
la misma manera que los hombres” [Ver, al respecto: Kelsen, Hans (2009). Teoría Pura
del Derecho. Buenos Aires: Eudeba].
86. Esto demuestra, pues, que la cuestión animal no ha sido tratada con indiferencia por
parte de los ordenamientos jurídicos, incluso de aquellos no modernos. Pocas dudas se
mantienen en la actualidad en tomo a la existencia de deberes éticos en lo que respecta
al no infligir sufrimientos innecesarios a los animales. No obstante, ese solo punto de
partida no termina por resolver todos los inconvenientes concernientes a la clase de
animales que pueden verse beneficiados por la adopción de normas por parte del Es-
tado. No se cuestiona, por ejemplo, que, en ciertos contextos, los animales mamíferos
puedan sentir sufrimiento ante determinados actos ocasionados por el hombre. Lo que
es objeto de debate es si es posible demandar el cumplimiento de ciertas conductas a
todos los seres humanos, independientemente de las características del animal del que
se trate.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
87. Esta especial situación de los animales, que ha generado la progresiva adopción de me-
didas por parte del legislador, empieza a modificarse a través de la asunción de la idea
que explica que ellos ostentan la condición de seres sintientes, lo que algunos han de-
nominado incluso como una suerte de “dignidad animal” (con el notorio propósito de
distinguirla de los alcances de la dignidad humana), aunque sin trascender, claro está,
de la condición de bienes sujetos de regulación a la de titulares de derechos. Efectiva-
mente, el legislador les ha asignado esta suerte de estatus especial al prohibir primero,
y criminalizar más tarde, el maltrato animal.
88. La condición de los animales no humanos es muy particular, ya que ellos generan cier-
tas obligaciones para las personas, pero no titularizan alguna en función a que no se les
puede imputar algún nivel de responsabilidad. Esto es, legalmente no puede exigírseles
el cumplimiento de deberes. De esto no se desprende que ellos ostenten alguna clase de
ventaja en relación con los humanos, ya que, como se advirtió con anterioridad, ellos,
por ejemplo, no pueden acudir a las cortes de justicia a reclamar frente a actos que
supongan crueldad en su contra, ni tampoco cuentan con cuerpos o colectivos orga-
nizados que hagan saber a las autoridades públicas qué obligaciones mínimas deberían
resguardarse a su favor.
89. Ahora bien, lograr precisión en la determinación del grado de sufrimiento que pueda
sentir cada grupo de animales es una labor que es bastante compleja desde el punto
de vista técnico como para que pueda ser asumida por un tribunal de justicia, y de-
manda la indispensable colaboración que pueda prestar la ciencia. Lo que no puede
dejar de observarse es que los animales no humanos, pese a los significativos aportes
que realizan para la convivencia pacífica en la sociedad o incluso en la preservación del
medio ambiente, han sido en muchas oportunidades invisibilizados. Puede verse, por
ejemplo, el caso de animales como los perros, los cuales pueden hacer las veces de guías,
rescatistas o policías; los narvales y su importante rol en las actividades para enfrentar
el cambio climático; las abejas que son los polinizadores más importantes del planeta, y
las denominadas africanizadas, que han permitido la detección de toda clase de explo-
sivos. Estos solo son algunos supuestos en los que se puede advertir de qué forma los
animales no solo han pasado a desarrollar un rol de simple coexistencia, sino que son
fundamentales para el entorno en que nos desenvolvemos, lo que debería ameritar que
no sean tratados como simples objetos.
90. Se advierte, pues, que se trata de una cuestión que, aunque se encuentre lejos de ser
resuelta, plantea por lo menos un punto de partida: la proscripción del sufrimiento
innecesario a los animales. Ahora bien, se ha determinado que, en su amplio margen de
discrecionalidad, el Congreso puede determinar los niveles y formas de protección de
los animales. Sin embargo, ello no supone que, en dicho abanico de posibilidades, este
órgano pueda omitir regular alguna clase de tutela de los animales, ya que precisamente
la implementación de este tipo de medidas se encuentra dentro del ámbito de lo cons-
titucionalmente obligatorio. Cuestión distinta es, como ya se ha advertido, la forma y
el modo en que estas medidas son aprobadas por parte del Congreso de la República.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
5.1. Toda persona tiene el deber de procurar la protección y el bienestar de los ani-
males, cualquiera sea su especie, evitando causarles daño, sufrimiento innecesario,
maltrato de tipo físico que altere su normal comportamiento, lesión o muerte.
95. Por otro lado, el abandono y los actos de crueldad contra animales domésticos y silves-
tres se encuentran penados en el artículo 206-A del Código Penal, el cual establece lo
siguiente:
El que comete actos de crueldad contra un animal doméstico o un animal silvestre,
o los abandona, es reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años,
con cien a ciento ochenta días-multa y con inhabilitación de conformidad con el
numeral 13 del artículo 36.
Si como consecuencia de estos actos de crueldad o del abandono el animal domés-
tico o silvestre muere, la pena es privativa de libertad no menor de tres ni mayor de
cinco años, con ciento cincuenta a trescientos sesenta días-multa y con inhabilita-
ción de conformidad con el numeral 13 del artículo 36.
96. Pero también resulta evidente de la Ley 30407 que los animales pueden ser usados en
beneficio de las personas, y que algunos animales pueden recibir un trato diferenciado
por razones culturales. Así, el artículo 27, literal c), de la misma prohíbe la crianza y
el uso de animales de compañía con fines de consumo humano. Se advierte, así, que
más allá de la regulación contenida en la Ley 30407, subsiste una marcada tradición
de calificar a los animales como parte integrante del patrimonio de la persona. Cierta-
mente, la ley impugnada intenta revertir, en cierta medida, dicha calificación al hacer
mención a un deber de garantizar su bienestar y protección, pero es importante que el
Congreso de la República pueda regular, con un nivel mayor de prolijidad, el estatus
o la condición animal, pues de ella se van a desprender múltiples consecuencias en
nuestro ordenamiento.
97. De este modo, asimilar a los animales con el patrimonio puede generar que los mismos
propósitos pretendidos por la Ley 30407 se vean, en buena medida, frustrados. La
lógica de la asimilación de la condición animal con la de simples bienes puede ocasio-
nar que ellos sean susceptibles de todas las operaciones mercantiles o de otra índole
propias del derecho civil, como puede ocurrir con el arrendamiento, la compraventa o
la destrucción del bien mismo, lo cual puede problematizar la ejecución de las metas
que pretende materializar el legislador con las leyes de protección animal.
98. Ahora bien, también estimo la idea que los animales no pueden asimilarse a las per-
sonas, lo que genera que el ordenamiento jurídico no se encuentra obligado a dis-
pensarles necesariamente el mismo trato. En este ámbito, el legislador, observando los
cánones de la ciencia, tiene un importante margen de discrecionalidad para regular
todos los aspectos relativos a las relaciones entre humanos y animales. Sin embargo,
esto no supone que estos últimos puedan ser considerados exclusivamente como sim-
ples bienes.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
99. Advierto también que muchos de los aspectos necesarios para determinar la existencia
y el deber que tanto el Estado como los particulares deben observar con los animales
se encuentra, en buena medida, estrechamente vinculado con los progresos y avances
de la ciencia, cuestiones que no le correspondería, en principio, al máximo intérprete
de la constitución dilucidar. Esto es aun más importante si se destaca el hecho que,
de dichas determinaciones científicas, se extraerán consecuencias en los umbrales de
protección de los animales, partiendo de la premisa que no todos ellos, como ya se
expuso, por su anatomía o estructura interna, se encuentran en la misma posición.
100. Por ejemplo, existen clasificaciones de animales que los dividen en salvajes y domés-
ticos; vertebrados e invertebrados; ovíparos, vivíparos y ovovivíparos; diblásticos y
triplásticos, y un considerable etcétera. Cada una de estas agrupaciones obedece a
la distinta estructura animal, y que, en algunos casos, amerita diferencia en el trato
que el legislador les pueda brindar. En la experiencia comparada se han tomado en
consideración características como el que el animal pueda convivir con personas,
la posibilidad que infrinja daño a terceros, el hecho que posea un sistema nervioso
central o, como en culturas como en la India, hasta factores de índole religiosa. Es
evidente, por indicar un supuesto, que no puede regularse de la misma forma el trato
que deba dársele a un perro, que es por lo general un animal de compañía, del que
pueda brindársele a un león, el cual, por su instinto y naturaleza, no podría convivir
con seres humanos, a los cuales puede incluso poner en peligro.
101. De similar forma, un animal de compañía no podrá ser criado para consumo, pues
existe una prohibición legal al respecto, pero un animal de granja sí podrá ser cria-
do como animal de compañía, pues tal conducta no se encuentra prohibida. Cabe
aclarar que este hecho no convierte a la especie animal en su conjunto en especie de
compañía.
102. Sin embargo, de todo lo expuesto se desprende que existe un deber, inicialmente
estatal pero que se extiende a los privados, de considerar a los animales como suje-
tos de protección, lo que empieza por la obligación de no generarles sufrimientos
innecesarios.
103. No pasa desapercibido el hecho que los animales permiten que las personas puedan
coadyuvar a realizar cuestiones como el transporte o el desarrollo de distintas labores,
lo cual ha justificado que, en distintas épocas, hayan sido asimilados con bienes que
podían ser objeto de apropiación, y que, en consecuencia, se sometían al ámbito de
los derechos reales.
104. No obstante, ello no es óbice para advertir que ellos también generan importantes
vínculos afectivos con las personas, a lo que debe agregarse su capacidad para sentir
dolor y, que, en algunos casos, expresan emociones, por lo que no se trata de seres
inanimados que, sin más, puedan ser tratados y abordados desde el derecho como
simples objetos. De este modo, también se presentan como seres sensibles y sintien-
tes, lo que genera que el legislador deba adoptar, dentro de su amplio margen de
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
actuación, todas aquellas medidas que estime pertinentes para su protección, lo cual
se condice con las directrices trazadas por organismos intergubemamentales como la
Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
105. Esta idea tiene una repercusión directa en el debate sobre si lo que debe reconocerse
o implementarse en el ordenamiento jurídico son derechos para los animales o políti-
cas para asegurar su bienestar. Conforme a lo señalado supra, la segunda opción es la
adoptada en nuestro país que, además, resulta dominante en el plano internacional.
106. El reconocimiento de derechos a los animales, o considerar que son fines en sí mis-
mos, como propuso el filósofo animalista Tom Regan, podría implicar, como conse-
cuencia lógica, que los animales no puedan ser usados de ningún modo por los seres
humanos. En cambio, la implementación de políticas de protección a los animales
implica que esto pueda ocurrir por razones legítimas y razonables, a la par que se
garantice su bienestar general en la mayor medida posible.
107. Proscribir cualquier clase de uso es el fin último de algunos grupos protectores de los
animales. Así, por ejemplo, la organización por los derechos de los animales “Perso-
nas por el Trato Ético de los Animales” (PETA, por sus siglas en inglés), tiene este
lema en el encabezado de su página web:
Los animales no son nuestros para experimentar, comer, vestir, usar para el entrete-
nimiento ni abusar de ellos en ninguna forma (ver: www.petalatino.com).
108. En su página en inglés, PETA señala que el trato ético, que asocia con la llamada
“Regla de Oro” (básicamente el no tratar a otros como uno no quisiera ser tratado)
así como con los principios de bondad y no violencia, debe extenderse a todos los
seres vivos: reptiles, mamíferos, peces, insectos, aves, anfibios y crustáceos (ver:
www.peta.org). Otras organizaciones tienen fines más limitados. El Proyecto Gran
Simio (GAP). por ejemplo, señala en su página web (ver www.projetogap.org.br/
es) que:
El GAP es un movimiento internacional cuyo objetivo mayor es luchar por las ga-
rantías de los derechos básicos a la vida. a la libertad y a la no tortura de los grandes
primates no humanos - Chimpancés, Gorilas. Orangutanes y Bonobos. nuestros
parientes más próximos en el mundo animal.
109. Evidentemente, no puedo anticipar si los ideales de las organizaciones de protec-
ción de los animales serán aceptados masivamente por las personas en el futuro, y si
eventualmente serán incorporados en el ordenamiento jurídico, sea de forma total
o parcial, pero sí advierte que existe una tendencia general en la cultura occidental
hacia la “descosificación” de los animales y el Perú no es ajeno a dicha corriente. No
obstante, no es posible negar que en nuestro ordenamiento jurídico los animales son
actualmente considerados como sujetos de regulación jurídica, lo que posibilita que,
en determinadas circunstancias y en ciertos contextos, sean usados como medios y
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
no como fines en sí mismos -aunque ello esté sujeto a límites, como se verá más
adelante-.
110. Sin embargo, y más allá de distintos avances a propósito de la aprobación de la ley
que ha sido cuestionada en el presente proceso de inconstitucionalidad, si es que se
examinan las disposiciones pertinentes del Código Civil o del Código Penal, se podrá
apreciar que existe una aparente contradicción, pues, a diferencia de la condición que
se le atribuye a un grupo de animales en la ley impugnada, lo cierto es que existen
otras disposiciones que la asimilan con el patrimonio de la persona. En el caso del
Código Civil, el artículo 930 dispone que “[l]os animales de caza y peces se adquieren
por quien los coge, pero basta que hayan caído en las trampas o redes, o que, heri-
dos, sean perseguidos sin interrupción”. Lo curioso es que esta cláusula se encuentra
contenida en el Título 11, denominado “Propiedad”, de la Sección Tercera de dicho
cuerpo normativo, el cual regula los derechos reales.
111. Esto último resulta evidente en el uso que se da a los animales en la industria ali-
mentaria, donde se cría algunas especies para consumo humano, o de las normas del
Código Civil que, si bien no incluye de forma expresa a los animales en el listado que
hace de los bienes muebles en el artículo 886, en otros artículos los trata como obje-
tos con contenido patrimonial que pueden ser materia de transacciones económicas.
Así, en el Código Civil se dispone lo siguiente respecto de los animales:
Apropiación por caza y pesca
Artículo 930.- Los animales de caza y peces se adquieren por quien los coge, pero
basta que hayan caído en las trampas o redes, o que, heridos, sean perseguidos sin
interrupción.
Caza y pesca en propiedad ajena
Artículo 931.- No está permitida la caza ni la pesca en predio ajeno, sin permiso
del dueño o poseedor, según el caso, salvo que se trate de terrenos no cercados ni
sembrados.
Los animales cazados o pescados en contravención a este artículo pertenecen a su ti-
tular o poseedor, según el caso, sin perjuicio de la indemnización que corresponda.
Accesión natural
Artículo 946.- El propietario de animal hembra adquiere la cría, salvo pacto en
contrario.
Para que los animales se consideren frutos, basta que estén en el vientre de la ma-
dre, aunque no hayan nacido.
En los casos de inseminación artificial realizada con elementos reproductivos pro-
cedentes de animal ajeno, el propietario de la hembra adquiere la cría pagando el
valor del elemento reproductor, si obra de buena fe, y el triple de dicho valor, si lo
hace de mala fe.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
115. Los animales merecen, entonces, un estatus especial, de manera que no solo es posible
-sino también necesario- establecer un régimen de protección legal a su favor, siempre
que no se afecten los derechos fundamentales de las personas, los intereses esenciales
de la sociedad, ni lo dispuesto en la Constitución u otras normas de orden público.
116. Uno de los aspectos en los que se pueden advertir razones considerables para que
el legislador pueda introducir restricciones al principio de la proscripción del sufri-
miento radica en la existencia de prácticas culturales que cuenten con un importante
arraigo en una zona determinada. En nuestra realidad social, por ejemplo, los ani-
males de compañía son principalmente el perro y el gato, aunque este es un dato que
bien puede presentarse como coyuntural. Prueba de ello es que, en otras culturas,
los perros son criados para consumo, mientras que los cuyes, criados para consumo
desde épocas precolombinas en nuestro territorio, son considerados como animales
de compañía en otros países.
117. Es así que la cultura se presenta como una manifestación inescindible de la naturaleza
humana, necesaria para su bienestar, y los animales han sido parte de ella desde tiem-
pos prehistóricos, ocupando roles distintos dependiendo de cada contexto particular.
De esta manera, la cultura es uno de los motivos legítimos por los cuales las personas
podemos usar a los animales como medios. Esto nos permitiría establecer, respecto de
ciertas manifestaciones culturales, limitaciones al deber constitucional de protección
animal.
118. Resulta evidente que la excepción cuestionada permite, bajo el argumento de que
se trata de manifestaciones culturales, que se realicen actos que, en principio, ca-
lificarían como actos de crueldad contra los animales y que en otras circunstancias
no estarían permitidos, o que incluso estarían penados. Por tanto, para resolver la
presente controversia y determinar la constitucionalidad de la excepción cuestionada
será necesario analizar si el aspecto cultural de cada una de las manifestaciones con-
cernidas justifica el trato que reciben los animales como parte de las mismas, es decir,
si se justifica la limitación del deber de protección animal.
119. Por todo lo expuesto, y a fin de resolver el presente caso, es pertinente definir el con-
cepto de cultura y sus límites constitucionales, pues no todas las manifestaciones cul-
turales resultan conformes con los principios inherentes a un Estado Constitucional.
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de manera contraria a esta misma noción, que solo se asuman y protejan aquellos
proyectos de vida que son producto de un valor objetivo: la misma neutralidad. De
este modo, solo se respetarían los planes de vida que sean, a su vez, neutrales, lo
cual implica ya una valoración de la conducta. No es este el diseño que la Consti-
tución ha trazado. Antes bien, fomenta y protege las distintas creencias y culturas
que existen en el país (fundamentos 9 y 12).
139. En consecuencia, el Estado no tiene, en principio, que adoptar una postura necesa-
riamente activa frente a todas las manifestaciones culturales existentes, sino que su
postura, por defecto ante la mayoría de ellas, es la no intervención, respetarlas y ga-
rantizarlas, proscribiendo solo aquellas que atenten contra los valores constituciona-
les y los derechos fundamentales. De esta forma, la intervención estatal en esta clase
de escenarios debe limitarse a aquellas prácticas que, bajo el ropaje de las prácticas
culturales, no reflejan más que un cuadro sistemático de vulneraciones a los derechos,
principios o bienes que emanan de la constitución.
140. También entiendo que las posturas activas frente a manifestaciones culturales se pre-
sentan, por ejemplo, cuando el Estado adopta todas aquellas medidas necesarias para
preservar bienes o prácticas que permiten individualizar lo autóctono. En efecto,
cuando nuestra constitución, por ejemplo, hace referencia al deber estatal de preser-
var las lenguas aborígenes y autóctonas, adopta una postura activa frente a conductas
direccionadas a menoscabar dichas manifestaciones de cultura. Es, pues, constitu-
cionalmente justificable que el Estado no permanezca inactivo frente a eventuales
menoscabos de la cultura que caracteriza algún espacio geográfico, y que bien puede
permitir individualizar aspectos que nos identifican como peruanos.
141. En consecuencia, el Estado puede decidir adoptar alguna de las siguientes acciones
frente a determinadas manifestaciones culturales:
(i) Reconocimiento: efecto meramente declarativo del carácter cultural de una
manifestación;
(ii) Fomento: existe una política implementada por una entidad estatal, de cualquier
nivel de gobierno, para apoyar o promover la realización de determinada mani-
festación cultural;
(iii) Protección: el Estado protege la manifestación cultural y busca conservarla, como
ocurre con aquellas que se encuentran dentro del ámbito de la Ley 28296, “Ley
General del Patrimonio Cultural de la Nación”;
(iv) Regulación: el Estado regula el ejercicio de determinadas manifestaciones cultu-
rales, como ocurre con aquellas que se encuentran dentro del ámbito de la Ley
30870, “Ley que establece los criterios de evaluación para obtener la calificación
de espectáculos públicos culturales no deportivos”;
(v) Prohibición: la prohibición de determinadas manifestaciones culturales puede
ocurrir de forma directa o indirecta. Será directa cuando a través de una norma se
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
prohíba una manifestación específica, pero será indirecta cuando mediante nor-
mas de orden público se prohíben conductas generales, lo que impide que sean
incorporadas en manifestaciones culturales (el sacrificio humano no requiere una
prohibición expresa en tanto ya está penado el homicidio).
142. Para realizar acciones de regulación y prohibición, el Estado debe tomar en conside-
ración los derechos fundamentales de las personas, particularmente los derechos a la
libertad de creación, al libre desarrollo de la personalidad y a la cultura, implemen-
tando restricciones justificadas y proporcionales, y debe prohibir solo aquellas que
sean contrarias a los valores que busca promover la sociedad.
143. En tal sentido, el Tribunal Constitucional ha señalado anteriormente que en una
sociedad tan heterogénea y plural como la nuestra -integrada por culturas autóctonas
y originarias, y por una cultura de origen hispánico que ha dado lugar a lo mestizo o
criollo- es necesario que se reconozcan determinados valores democráticos y cultura-
les que deben ser compartidos por todos, sin que ello implique un desconocimiento
de la idiosincrasia de cada comunidad. Se debe establecer la unidad dentro de la
diversidad y el pluralismo.
144. Pero el concepto de lo cultural no debe restringirse solo a los grupos vulnerables o
minoritarios, sino que dicho concepto debe extenderse a toda manifestación cultural
que desarrolle un grupo social o local con identidad significativa. De hecho, este ha
sido el criterio desarrollado en la STC 0006-2008-PI/TC.
145. Por otro lado, el Estado debe realizar las acciones de reconocimiento, fomento y
protección, respecto de manifestaciones culturales que respeten la dignidad y los de-
rechos fundamentales de las personas, así como las normas de orden público. Sobre
este punto, es evidente que la noción de “cultura” no tiene por qué abarcar, necesa-
riamente, todo el territorio nacional, ya que bien puede relacionarse con un espacio
geográfico específico. Las manifestaciones culturales suelen ser el legado de socieda-
des marcadas por particularismos, y que precisamente por ello pueden brindar un
importante nivel de diversidad que termina por enriquecer el patrimonio nacional.
146. Por tanto, el Estado debe valorar la presencia de los siguientes elementos antes de
adoptar una acción concreta frente a una determinada manifestación cultural:
(i) El ámbito geográfico donde se desarrolla, es decir, las localidades o regiones en
que se practica la actividad.
(ii) El ámbito temporal en que se realiza, es decir, las fechas o temporadas en que
tiene lugar la actividad.
(iii) Su arraigo tradicional, es decir, la antigüedad de la práctica y su consistencia a lo
largo del tiempo.
(iv) La existencia de un grupo de sujetos involucrados en su práctica, sea de forma
directa como ejecutantes, o indirecta como espectadores.
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163. Efectuadas las precisiones anteriores, resta determinar en qué medida las corridas de
toros, peleas de gallos, y otras actividades relacionadas pueden ser consideradas como
manifestaciones culturales, y si es que, por esto mismo, pueden ser prácticas ampara-
das por la ley. Para ello, en primer lugar, estimo que es necesario realizar una revisión
de lo dispuesto en el derecho comparado a fin de determinar si, en otras latitudes,
existe un marcado consenso en cuanto a la prohibición de la realización de esta clase
de eventos, factor que puede influir en la decisión de este colegiado en torno a la
validez de las prácticas aquí cuestionadas.
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España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y
su titularidad. La ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio.
187. Luego fue emitida la Ley 10/2015, para la salvaguardia del patrimonio cultural inma-
terial, cuyo artículo 1 señala que su objeto es regular la acción general de salvaguardia
que deben ejercer los poderes públicos sobre los bienes que integran el patrimonio
cultural inmaterial, en sus respectivos ámbitos de competencias.
188. El Tribunal Constitucional de España, mediante Sentencia 177/2016, de fecha 20 de
octubre de 2016, declaró inconstitucional y nulo el citado artículo al considerar que
se incurrió en un exceso en el ejercicio de las competencias autonómicas que invadió
o menoscabó las establecidas en el artículo 149, numeral 2, de la Constitución de
España.
189. De acuerdo con dicho artículo, sin perjuicio de las competencias que podrán asumir
las Comunidades Autónomas, el Estado considerará el servicio de la cultura como
deber y atribución esencial y facilitará la comunicación cultural con ellas.
190. Dicho tribunal manifestó que, si bien la Ley 18/2013 y la Ley 10/2015 no consti-
tuyen parámetro directo de constitucionalidad (pues lo determinante son las reglas
constitucionales de distribución de competencias), deben ser consideradas como un
elemento añadido de análisis. Asimismo, recordó que la conservación de a tradición
de las corridas de toros ya fue destacada por la Ley 10/1991, cuya exposición de mo-
tivos puso de relieve la dimensión cultural de las corridas de toros, determinante de
su relación con la competencia estatal de fomento de la cultura.
191. Sobre el particular, señaló que la consideración de la tauromaquia, y, por tanto, de las
corridas de toros, como patrimonio cultural inmaterial español que operan las leyes
estatales antes citadas podría discutirse desde el punto de vista de la opción tomada
por el legislador, pero no puede considerarse un ejercicio excesivo de las competencias
que corresponden al Estado en materia de cultura conforme al artículo 149, numeral
2, de la Constitución.
192. En ese sentido expresó que el hecho que la aceptación de ese carácter no sea pacífico,
no priva a las corridas de toros, en la decisión del legislador estatal, de su carácter
cultural pues, existiendo en la realidad social española, el Estado contribuye a su
conservación mediante una acción de salvaguarda de una manifestación subyacente
que entiende digna de protección, en tanto que integrada en el genérico concepto
constitucional de cultura, cuya preservación incumbe a todos los poderes públicos en
el ejercicio de sus respectivas competencias.
193. Afirmó que, en lo que respecta a la naturaleza de las disposiciones estatales, ambas
expresan una actuación legislativa en materia de cultura, dirigida específicamente a la
preservación de las corridas de toros, pues, se comparta o no, no cabe desconocer la
conexión existente entre estas y el patrimonio cultural español, lo que, a estos efectos,
legitima la intervención normativa estatal.
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194. En dicha sentencia se constató la relación existente entre la cultura y las corridas
de toros y espectáculos similares en tanto fenómeno histórico, artístico y cultural;
y precisó que no es razonable entender que la obligación prescrita en el artículo 46
de su Constitución, imponga la obligación de mantener de modo incondicional una
interpretación que tienda al mantenimiento de todas las manifestaciones inherentes a
los espectáculos tradicionales, sin tener en cuenta otros intereses, derechos protegidos
y otros valores culturales, a veces contrapuestos, que han de ser también adecuada-
mente ponderados.
195. En ese sentido, estimó que, desde la lógica de la concurrencia competencial existente
en materia de cultura, las concepciones que los diversos poderes públicos encargados
de cumplir el mandato del citado artículo 46 puedan tener de lo que se entienda
como expresión cultural susceptible de protección, pueden ser comunes y también
heterogéneas, e incluso opuestas.
196. Y agregó que esa valoración entra también dentro de la libertad de configuración
que corresponde al legislador autonómico a la hora de legislar en el ejercicio de sus
competencias sobre espectáculos públicos. También enfatizó que dichas diferencias
han de manifestarse de modo conforme al orden constitucional de distribución de
competencias en el que las decisiones autonómicas encuentran su fundamento, de
manera que no pueden llegar al extremo de impedir, perturbar o menoscabar el ejer-
cicio legítimo de las competencias del Estado en materia de cultura amparadas en su
Constitución.
197. En la citada sentencia, el Tribunal Constitucional de España concluyó que el artícu-
lo cuestionado, al incluir una medida prohibitiva de las corridas de toros y otros
espectáculos similares, menoscabó las competencias estatales en materia de cultura,
en cuanto afectó a una manifestación común e impidió en Cataluña el ejercicio de la
competencia estatal dirigida a conservar esa tradición cultural, ya que, directamente,
hace imposible dicha preservación, cuando ha sido considerada digna de protección
por el legislador estatal.
198. De otro lado, en la Sentencia 134/2018, el tribunal español emitió un fallo en el
que declaró la inconstitucionalidad y nulidad de diversos preceptos de la Ley
9/2017, emitida en las Islas Baleares para regular las corridas de toros y proteger
a los animales, y confirmó lo establecido en la Sentencia 177/2016, que se acaba
de glosar.
199. Por su parte la Suprema Corte de Justicia de México, en el Expediente 163-2018,
analizó la legitimidad constitucional de una medida adoptada por la legislatura que
prohibía la pelea de animales en el Estado de Veracruz.
200. Señaló que en términos constitucionales la protección del medio ambiente no pue-
de equipararse con la protección del bienestar animal, por lo que determinó que la
protección de toda la vida animal no es una cuestión que pueda reconducirse a la
protección del medio ambiente o de los recursos naturales.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
201. Agregó que la cultura es una creación del hombre en oposición a la naturaleza como
resultado de la evolución y hace referencia a que el Comité de Derechos Económicos
Sociales y Culturales, en la Observación General 21, ha precisado que el concepto de
cultura incluye a las costumbres y tradiciones, por las cuales los individuos y comuni-
dades expresan su humanidad y el sentido que dan a su existencia, y configuran una
visión del mundo que representa su encuentro con las fuerzas externas que afectan a
sus vidas.
202. Asimismo, respecto al derecho a participar en la vida cultural como dimensión del
derecho a la cultura precisó que este no es un derecho prestacional, sino un derecho
de libertad, que otorga a las personas la posibilidad de incursionar libremente en una
gran variedad de actividades; y que también impone un deber al Estado de no realizar
interferencias arbitrarias en esas prácticas culturales.
203. En tal sentido, la Corte Suprema de México señaló que no todas las prácticas cul-
turales que estén arraigadas en la población encuentran cobertura prima facie
en el derecho a la participación en la vida cultural. En base a ello concluye que la
expresión cultural que se examina no afecta directamente a las personas, sino a los
animales utilizados en ella, por lo que cualquier práctica que suponga el maltrato
y el sufrimiento innecesario de los animales no puede considerarse una expresión
cultural amparada por la Constitución.
204. Por otro lado, la corte determinó que la prohibición de realizar peleas de animales
tiene como finalidad la protección del bienestar de los animales, a pesar de que de la
Constitución de México no se desprende un mandato expreso dirigido al legislador
para proteger a los animales.
205. Seguidamente, la corte determinó que, a pesar de que no existe una prohibición
constitucional de realizar peleas de animales, ello no implica que el legislador no
tenga la potestad de restringir esa actividad. Al respecto, determinó que la protección
del bienestar animal es una finalidad legítima que puede justificar la limitación de
derechos fundamentales a las personas, como la garantía de la propiedad y la libertad
de trabajo.
206. Por otro lado, la Corte Suprema de México resolvió que la finalidad mediata de la
prohibición de las peleas de animales es el principio de protección del bienestar ani-
mal, mientras que la finalidad inmediata es el estado de cosas que exige alcanzar como
principio el bienestar animal que se concreta en la prohibición de maltrato o de los
tratos crueles.
207. Concluyó que la medida adoptada alcanza en un alto nivel la finalidad que se pro-
pone (proteger el bienestar animal) toda vez que la conducta prohibida causa daños
físicos a los animales en las peleas, asimismo, la Corte señaló que la restricción es
necesaria para proteger el bienestar de los animales, en base a que no se advierten me-
didas alternativas que interfieran en menor medida en los derechos de los recurrentes
y que puedan promover el fin con la misma intensidad que la medida adoptada.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
208. Por último, determinó que la medida resulta proporcional, ya que logra conseguir
un alto nivel de eficacia en la promoción del bienestar animal, y al mismo tiempo las
restricciones al ejercicio del derecho a la libertad trabajo y la propiedad son leves, en
base a que restringe su ejercicio solo en ciertas actividades concretas y no de manera
amplia o general.
209. Finalmente, en Francia, el Consejo Constitucional resolvió en el año 2012 que las
corridas de toros son conformes con la Constitución. Estas se realizan en el sur del
país. Los demandantes habían solicitado que se declare la inconstitucionalidad del
artículo 521-1 del Código Penal, que reprime actos de crueldad hacia los animales,
pero excluye la aplicación de tales disposiciones a las corridas de toros.
210. El órgano de control constitucional francés señaló que esta exclusión está limitada
a los casos en los que se puede invocar que la tradición local se ha mantenido de
forma ininterrumpida y solo para los actos que emanan de la tradición. Así, justificó
entonces que la autoridad actuara de forma diferente ante actividades de la misma
naturaleza celebradas en zonas geográficas distintas.
211. En otro fallo del año 2015 dicho ente confirmó el criterio reseñado, y también hizo
referencia a las peleas de gallos, que se encuentran permitidas y exoneradas de conse-
cuencias penales, siempre que se realicen en ciertas localidades del norte del país, y en
la isla de la Reunión, donde son tradicionales.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
y por las comunidades agrícolas, aunque dicha práctica, en parte por su carácter de
costumbre autóctona, atrae a una gran cantidad de personas.
216. Adicionalmente, advierto que el Tribunal ha recibido valiosa información sobre la
naturaleza y regulación de las peleas de toros por parte de la Asociación de Criadores,
Propietarios y Aficionados de Toros de Pelea de Arequipa (ACPATPA). Según esta
organización, se trata de una tradición cultural arequipeña y de otros lugares del Perú,
que se remonta a la segunda mitad del siglo XIX.
217. Señala, además, que en toda la historia de las peleas de toros jamás se ha registrado la
muerte de un toro durante la contienda o posterior a ella. Estos animales son usados
cotidianamente en labores agrícolas, pero antes de enyugarlos estos pelean para de-
terminar quién será el dominante, y recién después de ello se les puede amarrar para
hacer la labranza. De esta forma habría nacido costumbre de enfrentar a los toros, a
quienes no se les enseña a pelear, sino que lo hacen por instinto.
218. La ACPATPA señala que la actividad cuenta con un Reglamento de Peleas de Toros,
aprobado el 20 de octubre de 2015, el mismo que ha adjuntado al informe pre-
sentado al Tribunal Constitucional. De la revisión de dicho reglamento, rescato los
siguientes elementos:
i) Su objeto es regular las peleas de toros, fomentar dicha tradición como patrimo-
nio cultural, y proteger y preservar al toro de pelea como especie (Norma II del
Título Preliminar).
ii) Las actividades que se realizan cuentan no solo con seguridad y servicio médico
para las personas, sino también con servicio médico veterinario para los toros,
con equipos y productos mínimos para atender emergencias (artículo 15).
iii) Existe la obligación de denunciar actos violentos cometidos entre los asistentes a
los espectáculos ante las autoridades (artículo 16).
iv) Se incentiva la participación de toros ganadores, mientras que se desincentiva la
participación de toros que hayan perdido anteriormente (artículos 20 y 21).
v) Los toros pueden recibir premios y distinciones (artículos 22 y 23); un toro tri-
campeón en cualquier categoría recibe una distinción especial y pasa a retiro, no
pueden participar una cuarta vez (artículo 31).
vi) Los toros están divididos en categorías: la mediana incluye toros desde los 520 a
los 940 kilogramos de peso vivo, y la pesada a los toros que excedan dicho peso
(artículo 25).
vii) Está prohibido que un toro pesado o que peleó con toros pesados descienda de
categoría y pelee con toros medianos (artículo 26). Los toros tienen además un
ranking (artículos 27 a 30).
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
viii) Existen restricciones para los toros participantes, no podrán pelear aquellos toros
que sean menores a 3.5 ni mayores a 12 años; ni se podrá cotejar a un toro ganador
contra uno perdedor; ni podrá pelear si no han transcurrido mínimo 60 días desde
su última pelea, o 20 días si no hubo pelea efectiva o si terminó ileso (artículo 33).
ix) Los toros antagonistas deben tener condiciones similares en cuanto a edad, peso,
asta y ranking; los animales deben competir en igualdad de condiciones. La AC-
PATPA puede observar la programación si no se cumplen las condiciones de igual-
dad (artículo 32).
x) Si se evidencia durante la pelea que no hay condiciones de igualdad, los jueces de la
misma pueden declararla nula (artículo 32). Si un toro sufre menoscabo evidente
en sus aptitudes naturales durante la pelea, aunque muestre intención de seguir
peleando, los jueces deben darla por finalizada, separar a los animales y declarar
empate (artículo 57). También puede pararse la pelea si tras 20 minutos es notorio
el cansancio y daño en los toros (artículo 58).
xi) Los toros deben estar en buenas condiciones corporales y de salud para pelear,
sin lesiones que mengüen sus aptitudes naturales para la pelea; no debe cotejarse
animales agresivos a las personas pues constituyen un peligro para sus propietarios,
autoridades de peleas y público en general (artículo 32). Los toros deben pelear con
sus astas naturales en buenas condiciones (artículos 45 y 46).
xii) Se permite que el toro se niegue a combatir, en cuyo caso se considera que no ha
hecho cara a su rival y la pelea es nula (artículos 29, 52 y 53). Incluso se permite
que el animador titular que conduce al toro a la cancha resigne y decline la pelea en
salvaguarda de la integridad física del animal (artículo 56).
xiii) El reglamento también exige el bienestar y adecuado trato que las personas deben
brindar al toro de pelea, particularmente el propietario, que es responsable de criar-
lo. Se indica que el animal goza de bienestar en la medida en que esté sano, bien ali-
mentado, instalado en espacio cómodo y seguro, y pueda realizar comportamientos
naturales (artículos 39 y 40).
xiv) Estas condiciones deben evitar que padezca dolor o sufrimiento, y debe protegér-
sele de las enfermedades y accidentes; también deben contar con atención médica
veterinaria permanente (artículos 39 y 40).
xv) El animal debe recibir buen trato, debe poder moverse libremente, tener un am-
biente silencioso y un lugar de descanso apacible, y se le debe permitir estar cerca a
otros animales de su especie para satisfacer su instinto gregario (artículos 39 a 41).
xvi) Es obligación del propietario evitar crueldad y sufrimiento en la pelea, impedir el
maltrato, lesión o muerte del animal (artículo 39).
xvii) Se rechazan los actos que atenten contra la protección, preservación y bienestar del
toro de pelea, como: abandonarlos en la vía pública o lugares que no reúnan las
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
243. Finalmente, para que el Estado pueda adoptar acciones concretas frente a las peleas de
gallos, es necesario analizar dicha práctica conforme a los elementos señalados supra.
Usando la información presentada por las partes, por los terceros y amicuscuriae, así
como por la obtenida mediante pedidos de informe e investigación propia, concluyo
lo siguiente:
i) El ámbito geográfico donde se desarrolla la actividad incluye a varios departamen-
tos del Perú; advirtiendo que en algunos únicamente se desarrolla la pelea de gallos
a navaja y en otros solo a pico.
ii) El ámbito temporal durante el que se realizan la actividad abarca todo el año.
iii) La actividad tiene un importante arraigo tradicional, pues habría llegado en el siglo
XVI con los españoles. El primer coliseo de gallos sería del siglo XVIII. Además,
forma parte de nuestra historia y de múltiples representaciones culturales a lo largo
de los años como ha sido evidenciado supra.
iv) La actividad involucra a un sector importante de la sociedad, entre criadores, fa-
bricantes de alimento y espectadores. Estos últimos pueden llegar a ser decenas o
cientos de miles.
v) La práctica no involucra la realización de actividades penadas o prohibidas, en
tanto existe una excepción legal específica que la permite.
244. En tal sentido, existen elementos suficientes para considerar que las peleas de gallos
son espectáculos culturales que pertenecen a nuestra tradición. Por tanto, la decisión
del legislador de exceptuar a tales espectáculos mediante la disposición cuestiona-
da no resulta arbitraria y se encuentra dentro del ámbito de lo constitucionalmente
permitido o posible. Como se precisó en el caso de las peleas de toros, esto también
supone que no existe ningún impedimento para que, a futuro, el mismo legislador
pueda también encontrarse facultado de prohibirlas.
245. Lo anterior no significa que las peleas de gallos puedan realizarse sin regulación o en
cualquier lugar, ni que se suspenda de forma absoluta el deber de protección animal
en el marco de estas actividades. Efectivamente, las mismas deben realizarse de acuer-
do con las prácticas y usanzas tradicionales en los lugares en los que cuenta con un
importante nivel de arraigo, y no podrán desarrollarse otras nuevas que sean aún más
violentas que las actuales.
246. Resulta necesario que se emitan reglamentos en todos los lugares en que se realicen
peleas de gallos para regular la actividad y garantizar la seguridad de las personas que
participan en las mismas. Además, se debe garantizar la conservación de las especies
de gallos de pelea y su bienestar general fuera de las canchas de pelea, pues en tales
circunstancias son de aplicación las normas de protección animal.
247. En tal sentido, la autoridad administrativa pertinente deberá supervisar que se im-
plementen tales reglamentos, conforme a lo ya dispuesto y en la normativa sobre
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
en las que no solo se degrada a los toros, sino que, de manera indirecta, también inci-
den en las personas que participan en esta clase de eventos. La parte demandada, por
su parte, indica que son tradiciones con un importante nivel de arraigo en nuestro
país, y que se remontan incluso a la época de la colonia.
254. Las corridas de toros no han sido, ni en todas las épocas ni por todas las personas,
unánimemente respaldadas, incluso en épocas remotas. No es esta, de hecho, la pri-
mera ocasión en que la justicia constitucional debe resolver dilemas de esta naturale-
za. En el caso de España, país que exportó al Perú esta tradición, han existido nume-
rosas oportunidades en las que se ha intentado abolir, aunque sin éxito finalmente, su
realización, como ha ocurrido en los reinados de Isabel, Carlos III, Carlos IV y Felipe
V. De hecho, en la dinastía de los Borbones, ante el atractivo particular del deporte,
aquella práctica perdió popularidad, lo que casi termina por generar su extinción [cfr.
Desmonde, William (2005). La corrida de toros como ritual religioso. En: Revista de
Estudios Taurinos, Sevilla, Nº 19-20, pp. 115 y 116].
255. Las distintas controversias suscitadas entre los que abogaban por la abolición y los que
defendían su realización va a extenderse a distintos escenarios, como va a ocurrir en
la Segunda República Española (1935), época en la que se aprobó un Reglamento de
Policía y Espectáculos Públicos, e incluso en la actualidad pueden advertirse ejemplos
como los de Catalunya, en la que se adoptaron disposiciones tendientes a generar su
extinción.
256. Las corridas de toros también han recibido distintos cuestionamientos por parte de la
Iglesia Católica, entidad que ha ejercido una importante labor en nuestra historia re-
publicana. Uno de los episodios más controversiales se presentó cuando el Papa Ino-
cencio XI requirió a Carlos II para que “ponga fin a los sangrientos espectáculos con
toros que, a su juicio, son incompatibles con la ejemplaridad de una corte cristiana”
[Martínez-Novillo, Alvaro (1996). Los toros en la Guerra de Sucesión: los inicios de
la tauromaquia profesional. En: Revista de Estudios Taurinos, Sevilla, Nº 4, p. 224].
En efecto, la Iglesia, en distintas oportunidades, ha mostrado cierta animadversión a
la celebración de esta clase de eventos, y un buen ejemplo se pudo advertir en el IV
Concilio de Letrán de 1215, cuando se prohibió a los clérigos a asistir a las corridas
de toros. En esta misma lía, se pudo presenciar un escenario de tensión mucho más
complicado cuando Pío V promulga la bula De Salute Gregis, la cual sancionaba con
la excomunión a todos los príncipes que permitieran la celebración de corridas de
toros en sus reinos. Incluso, en épocas más recientes, el Papa Benedicto XV condenó
las corridas de toros, a las que calificaba de sangrientas y vergonzosas.
257. Las corridas de toros llegaron a nuestro territorio con los españoles en el siglo XVI.
La plaza de toros de Acho es una de las más antiguas del mundo, pues fue inaugurada
en 1766. La regulación referente a las corridas de toros se extendió a nuestra época
republicana. Así, a modo de ejemplo, tenemos que en 1849 se emitió un decreto de
fecha 4 de diciembre, en el que se estableció que la carne fresca de toros muertos en
lidias no era perjudicial para la salud pública, según lo expuesto en el informe de la
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
junta directiva de medicina, por lo que se permitió la venta de carne fresca de los
toros muertos en las corridas de Acho y se derogó el artículo 188 del reglamento de
policía de la capital que lo prohibía.
258. En 1857 un arzobispo solicitó al entonces presidente que no se permitiera lidiar
toros en la plaza de Acho los domingos y días festivos. La respuesta, mediante de-
creto de fecha 16 de marzo, fue que la lidia de toros era organizada por una empresa
particular en virtud de un contrato de arrendamiento realizado en pública subasta
y con las formalidades de ley, y que en el uso de aquel establecimiento debían regir
las condiciones estipuladas, que no podían ser alteradas ni por la empresa ni por el
gobierno.
259. Por otro lado, mediante la Ley 13450 de 1960 se adjudicó a la Municipalidad del
Rímac el íntegro del producto del impuesto a los espectáculos que gravaron la tem-
porada taurina de dicho año en la plaza de toros de Acho. Se dispuso que los fondos
obtenidos debían emplearse, preferentemente, en la reconstrucción de la Alameda de
los Descalzos.
260. En 1965, se emitió la Ley 15503, en la cual se dispuso que el Concejo Distrital del
Rímac disfrute del íntegro del producto del impuesto a los espectáculos taurinos que
se realicen en Acho, sin referencia a un límite temporal, pero con la indicación de que
los fondos debían invertirse exclusivamente en la ejecución de obras públicas.
261. Asimismo, mediante Decreto Supremo 011-84-AG, aún vigente, se declaró de inte-
rés nacional la crianza y preservación del ganado vacuno de lidia. En los consideran-
dos del mismo se indicó que la lidia nacional, así como el espectáculo que esta genera,
constituyen actividades tradicionales del Perú que es necesario proteger.
262. Como puede apreciarse, las corridas de toros eran actividades comunes tanto en la
época colonial, como en la republicana, y los impuestos recaudados en ellas eran usa-
dos para financiar obras públicas. En tal sentido, no puede negarse que son parte de
la historia de este país.
263. Considerando la antigüedad de la plaza de Acho, resulta natural que la regulación
sobre las corridas de toros haya afectado especialmente al distrito del Rímac. Actual-
mente, la Municipalidad Distrital del Rímac tiene un Reglamento General de Espec-
táculos Taurinos, que fue publicado en el diario oficial El Peruano, el 16 de octubre
de 1999. Fue aprobado mediante Acuerdo de Concejo 090-99-MDR y ratificado
mediante Ordenanza 011-MDR, que con diversas modificaciones se encuentra vi-
gente hasta la fecha.
264. De acuerdo con este reglamento, los espectáculos taurinos incluyen no solo a las co-
rridas de toros, sino también las corridas de rejoneadores, novilladas con picadores y
sin picadores, festivales, becerradas, toreo cómico y otros festejos taurinos populares.
Este reglamento regula diferentes aspectos relacionados con las corridas, incluyendo
la categoría de matador de toros y los requisitos para ser considerado como tal, con
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Pablo Picasso, García Lorca, Ernest Hemingway, Orson Welles y Vicente Blasco
lbáñez” (sentencia C-1192/05, consideración 12).
25. En nuestro país, podemos mencionar, por ejemplo, desde la literatura, a Ricardo
Palma (cfr. “Tauromaquia”, en Tradiciones Peruanas Completas, Aguilar, Madrid
1964, pp. 46-53), que ha destacado lo inveterado y secular de la tauromaquia en
nuestro país. En la pintura, la actividad taurina está presente, por ejemplo, en las
famosas acuarelas de Pacho Fierro (siglo XIX) —que reflejan admirablemente la
vida y costumbres del Perú de su época— donde “destacan las que dedicó al ca-
peo ecuestre, suerte exclusiva del Perú que no se conocía en España ni se practicó
en ningún país de nuestro continente” (Ugarte Eléspuru, Juan Manuel, De Re
Taurina, Lima, Peruarte, 1992, p. 211).
26. Desde la historia, Del Busto Duthurburu resalta que la Plaza de Acho de Lima,
de 1776, es la más antigua de América, aventajada en vejez sólo por dos plazas en
el mundo: Sevilla (1760) y Zaragoza (1764). Este historiador da cuenta del éxito
en Madrid, a fines del siglo XVIII, del torero limeño Mariano Cevallos, inmor-
talizado por Francisco Goya como “El Indio Cevallos” o “El Indiano” [cfr. Del
Busto Duthurburu, José Antonio, Plaza de Acho, Toreros Negros y Toros Bravos, en
“Copé”, vol. 10, Nº25 (dic. 2000), pp. 12-13]. (Sobre la tradición taurina del
Perú, puede constatarse también la obra especializada de José María De Cossío,
Los Toros. Tratado Técnico e Histórico, Madrid, Espasa-Calpe, 1961, t. IV, pp.
169- 202).
27. Por ello, a JUICIO de este Tribunal, no puede señalarse apriorísticamente que
los espectáculos taurinos son, sin más, una simple y pura exhibición de tortura,
tratos crueles y muerte de un animal; pues mientras hay quienes asumen esta
postura, otros sostienen lo contrario, incluso en la jurisdicción constitucional,
como es el caso de la Corte Constitucional de Colombia, para quien la tauroma-
quia puede ser considerada como un espectáculo, en el que “(a)un cuando en su
desarrollo se pone en peligro la integridad del diestro o torero, se infringe dolor y
se sacrifica el toro, dichas manifestaciones no corresponden a actos de violencia,
crueldad, salvajismo o barbarie, sino a demostraciones artísticas, y si se quiere
teatrales, de las disyuntivas constantes a las que se enfrenta el quehacer humano:
fuerza y razón, arrojo y cobardía, vida y muerte” (sentencia C- 1192/05, consi-
deración 12).
270. Ciertamente, las corridas de toros incluyen actos de violencia contra los animales que
participan en ellas, y estos sufren un severo daño antes de morir, pues se les clavan
lanzas, banderillas y finalmente estoques. A los que sobrevivieron al estoque y se en-
cuentran agonizantes se les clavan más estoques o dagas hasta que finalmente mueren.
271. De lo anterior se extrae un elemento de las corridas de toros que las diferencias de
forma radical respecto de las peleas de toros o de gallos: en las primeras el enfren-
tamiento se realiza entre el ser humano y el animal. Este elemento, que a primera
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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se validan prácticas que pueden ser contrarias a bienes, derechos o principios que
encuentran sustento en la Constitución. De esto no se desprende, claro está, que
pueda asimilarse, sin más, la existencia de una suerte de “declaración de derechos de
los animales” inserta en la norma suprema, pero sí obliga al Tribunal Constitucional
a no permanecer indiferente frente a prácticas en las que se puede ocasionar, eventual-
mente, alguna clase de sufrimientos a animales.
283. Es así que, contrapuestos tanto el factor histórico que sustenta la parte demandada, y
el relativo a la protección animal que invoca la demandante, estimo que es necesario
encontrar alguna clase de respuesta que, sin suponer una injerencia excesiva en la de-
terminación de las prácticas, costumbres o preferencias de la población, no suponga
el completo desamparo de los animales que se encuentran involucrados en esta clase
de eventos.
284. Lo anterior no significa que las corridas de toros puedan realizarse sin regulación, ni
que se suspenda de forma absoluta el deber de protección animal en el marco de estas
actividades. Efectivamente, las mismas deben realizarse de acuerdo con las prácticas
y usanzas tradicionales, y no podrán desarrollarse otras nuevas que sean aún más
violentas que las actuales.
285. De este modo, y en lo que respecta particularmente al caso de los toros, considero
que la administración debe desarrollar una completa y exhaustiva determinación de
las zonas geográficas en las que existen, de manera institucional y reglamentada, la
realización de corridas de toros. Esta labor tiene la finalidad de evitar que esta clase
de tradiciones se extiendan a lugares en los que su práctica no es predominante, ya
que, al comprometer la integridad de los toros, la tendencia debería ser a reducir
antes que a aumentar la celebración de esta clase de eventos. Por otro lado, de las
distintas reglamentaciones que han sido remitidas por las entidades y personas que se
han constituido como amicicuriae, es posible advertir que se emplean, en lo posible,
medidas que tienden a dotar de cierto nivel de organización a esta clase de prácticas.
En ese sentido, corresponderá a la autoridad administrativa, en la realización de labo-
res de fiscalización, determinar si en los espacios geográficos en los que se realizan las
corridas de toros se han expedido las normas de autoorganización respectivas.
286. Reglamentos como los señalados supra, que regulan las corridas de toros, deben im-
plementarse en todos los lugares en que estas se realizan. Deben garantizar la seguri-
dad de las personas que participan en las corridas y del público asistente, y también la
conservación de la especie de los toros de lidia y su bienestar general fuera del ruedo,
pues en tales circunstancias son de aplicación las normas de protección animal.
287. En tal sentido, la autoridad administrativa pertinente deberá supervisar que se imple-
menten tales reglamentos, conforme a lo que aquí se ha dispuesto, así como lo que
figure en la normativa sobre protección animal, en lo que resulte aplicable.Se deberá
verificar, además, que no se realicen actos de maltrato previos a que el toro entre al
ruedo y que pudieran menoscabar su salud, integridad o sus capacidades.
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esta manera, la clasificación de los animales como de granja o compañía está vincu-
lada a la cultura, particularmente a los hábitos alimenticios de la población.
297. En nuestra realidad social, los animales de compañía son principalmente el perro
y el gato. Por tanto, se advierte que en el Perú se encuentra prohibido criar a estos
animales para consumo humano. En tal sentido, la realización de festivales que co-
mercialicen carne de animales de compañía como el gato se encuentran proscritos
en nuestro país, así como todo otro acto de crueldad que se realice contra estos
animales.
298. Por tanto, observo que prácticas como las señaladas en esta sección no podrán ser
reconocidas, fomentadas o protegidas, sino que, por el contrario, al encontrarse en
contra de lo dispuesto en la Ley 30407, la autoridad administrativa competente debe-
rá verificar que no se realicen y sancionar a los responsables que continúen con estas
prácticas.
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308. Esto es así porque el hecho de que temporalmente se permitan estas prácticas no
niega que contienen elementos innatos de violencia hacia los animales. Y como estas
prácticas actualmente se permiten o justifican únicamente por razones culturales, en
el futuro estas razones podrían reconsiderarse, y dichas prácticas perder su legitimi-
dad para limitar el deber de protección a los animales.
309. Como estas prácticas contienen elementos de violencia pública hacia los animales, y
se hace de esta violencia un espectáculo, estimo pertinente que, en armonía con el
deber de protección a los animales, el Estado no deberá fomentar ni proteger tales
prácticas, aunque sí podrá reconocerlas, regularlas y, eventualmente, prohibirlas.
310. Lo contrario, como señaló en su oportunidad la Corte Constitucional de
Colombia, implicaría el desconocimiento absoluto de un deber constitucional, y el
consiguiente privilegio irrestricto de otro.
311. Esto no impide, naturalmente, que se fomente o proteja la crianza de las especies
animales usadas en estos espectáculos, pues son parte de la fauna nacional.
312. En tal sentido, corresponderá al Poder Ejecutivo, representado por el Ministerio de
Cultura, establecer cuáles son los departamentos y provincias en los cuales las corridas
de toros y las peleas de gallos constituyen tradiciones culturales, conforme a las pautas
establecidas.
313. Respecto a las corridas de toros, a modo de referencia, en el informe de amicuscuriae
presentado por Andrés Roca Rey, Casa Toreros Consorcio Perú y otros, se menciona
un estudio realizado en el año 2012 por parte del periodista taurino Dikey Fernández
Vásquez sobre la cantidad y ubicación de plazas firmes en el país. En el informe se
menciona que existen 208 plazas, aunque advierto que la lista realmente contiene
solo 199 localidades.
314. Conforme con dicho estudio, en el año 2012 la cantidad de plazas firmes por depar-
tamento era la siguiente:
Departamento Número de plazas firmes
Amazonas Ninguna
Ancash 18
Apurímac 15
Arequipa 26
Ayacucho 20
Cajamarca 23
Callao Ninguna
Cusco 14
Huancavelica 3
Huánuco 4
Ica 1
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Junín 12
La Libertad 8
Lambayeque 1
Lima 28
Loreto Ninguna
Madre de Dios Ninguna
Moquegua Ninguna
Paseo 2
Puno 1
San Martín 22
Tacna 1
Tumbes Ninguna
Ucayali Ninguna
Total - Perú 199
315. Esto habrá de ser verificado por el Ministerio de Cultura. Las corridas de toros
estarán restringidas a las localidades en que son tradición y no podrá expandirse
a otras.
316. Por otro lado, hago notar que, conforme al artículo 4 de la Constitución, la comuni-
dad y el Estado protegen especialmente, entre otros, al niño. En virtud de este deber
de protección especial es que se ha emitido el Código de los Niños y Adolescentes,
aprobado mediante Ley 27337.
317. De acuerdo con el artículo 3-A de este cuerpo legal, los menores de edad tienen
derecho a recibir una educación no violenta. En el artículo 4 se reconoce su dere-
cho a que se respete su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y
bienestar.
318. En virtud de este deber de protección y de estos derechos es que se deriva la obli-
gación de impedir que los menores de edad vean o tengan acceso a actividades o
eventos que tengan contenidos violentos o sexuales que sea perjudiciales para su libre
desarrollo. Esto debe ser controlado por parte de los padres, familiares, cuidadores y
educadores, pero la obligación también puede recaer en terceros.
319. Como ejemplo de ello tenemos lo dispuesto en la Ley 28278, “Ley de Radio y
Televisión”, cuyo artículo 40, dirigido a lo difusores de contenido, establece lo
siguiente:
La programación que se transmita en el horario familiar debe evitar los contenidos
violentos, obscenos o de otra índole, que puedan afectar los valores inherentes a la
familia, los niños y adolescentes. Este horario es el comprendido entre las 06:00 y
22:00 horas.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
320. Pero las responsabilidades del Perú en materia de protección infantil no derivan úni-
camente de la legislación nacional. En el plano internacional, nuestro país es parte de
la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas.
321. El Comité de los Derechos del Niño es el organismo que tiene la función examinar
el cumplimiento de las obligaciones de los Estados, asumidas en función de dicho
tratado internacional.
322. Dicho comité emitió, el 2 de marzo de 2016, sus “Observaciones finales sobre los
informes periódicos cuarto y quinto combinados del Perú”, en el cual se pronunció,
entre otras cosas, sobre sus preocupaciones y recomendaciones en materia de vio-
lencia contra los niños (ver: www.mimp.gob.pe/webs/mimp/pnaia/pdf/obs-finales-
cuarto-quinto-combinados- 2016.pdf ).
323. En dicho documento el Comité sostuvo que “... sigue profundamente preocupado
por el elevado número de casos de violencia y de malos tratos que sufren los niños,
incluida la violencia doméstica y sexual. Está particularmente preocupado por lo si-
guiente: ... g) El hecho de que haya niños que se formen para ser toreros y participen
en espectáculos conexos, lo que entraña un elevado riesgo de accidentes y de graves
lesiones, además de que los niños espectadores quedan expuestos a la extrema violen-
cia de la tauromaquia” (numeral 41, literal g), página 10).
324. Consecuente con lo anterior el Comité de los Derechos del Niño recomendó al Es-
tado que prohíba la formación de niños como toreros y también su participación e
ingreso a dicho tipo de espectáculos con miras a garantizar “. . . la protección de los
niños espectadores y sensibilice sobre la violencia física y mental vinculada a la tauro-
maquia y sus efectos en los niños” (numeral 42, literal i, página 10).
325. Considero pertinente que se acojan tales recomendaciones y que se hagan extensivas
a las peleas de gallos, por lo que el Poder Ejecutivo, representado por el Ministerio de
Cultura, deberá encargarse de implementar las medidas que resulten necesarias a fin
de proteger a la infancia en este ámbito.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Es inadmisible que en una sociedad civilizada del siglo XXI, regida por una Constitución
y un Estado de Derecho, se permitan aún actos de barbarie y crueldad contra animales no
humanos, e igualmente inadmisible el argumento que justifica “cualquier acto cruel” con
el simple requisito de denominarlo “cultural”. Estimo que este “vale todo cultural” es el ar-
gumento ideal para aquellos que buscan hacer prevalecer las ideas de libertad y democracia
de un reducido grupo conservador, pero que deja de lado las ideas de libertad y democracia
de todos los que conformamos una determinada sociedad, en la que debe armonizarse el
ejercicio de los derechos, la participación en la democracia, pero sobre todo una generali-
zada labor en favor del bien común.
Ante algunas expresiones en las que sólo se considera honrosa la decisión de la mayoría de
jueces del Tribunal Constitucional, que declaró infundada la demanda, debo destacar que
me honra vivir en un país libre y democrático en el que una vez más, con convicción y
respeto a la mayoría de magistrados, puedo emitir un voto singular en el que se expresan
mejores argumentos a favor de declarar FUNDADA la demanda de inconstitucionalidad
planteada y con ello evitar la crueldad contra determinados animales (toros y gallos).
Respeto el punto de vista de los demandantes (5000 ciudadanos), pero también respeto el
punto de vista de quienes no piensan como ellos. Son el respeto e igual consideración de
los diferentes puntos de vista existentes en nuestra sociedad los que evidencian, entre otros
factores, el nivel de tolerancia mínimamente exigible en una sociedad libre y democrática.
Es justamente la poca tolerancia de quienes predican el pensamiento único, inmutable y
universal, en el sentido de que sólo sus ideas son las correctas y que quienes piensan en
sentido contrario no merecen respeto ni igual consideración, uno de los grandes obstáculos
que impiden o dificultan notablemente el desarrollo de la libertad y democracia sobre todo
en países como el nuestro, tan precarios en ambos valores.
Por ello, ante las diferentes opiniones emitidas sobre este caso, estimo que todos los perua-
nos y peruanas debemos desplegar nuestros mayores esfuerzos y mostrar nuestro mayor ni-
vel de tolerancia con los distintos puntos de vista, de modo tal que valoremos que tenemos
una institución: el Tribunal Constitucional, que del modo más transparente y deliberativo
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
buscó solucionar un conflicto que se le planteó. Hoy ganó una posición mediante las reglas
democráticas, pero si más adelante gana la posición contraria –y se dan las razones para tal
cambio– también debemos ser tolerantes en aceptarlo. Eso es respeto de la libertad y la de-
mocracia, pero no calificar como decisiones honrosas, o a favor de la libertad y democracia,
sólo las decisiones que me benefician o apoyan mi punto de vista.
Las sentencias del Tribunal Constitucional honran a los magistrados que las suscriben, ya
sea cuando ganan o cuando pierden en la respectiva votación.
De otro lado, tengo la impresión de que sobre este caso existe aún mucha confusión. La
controversia principal de este caso no giraba sobre si deben existir o no las corridas de toros,
peleas de toros o peleas de gallos. La controversia principal de este caso giraba sobre si en
determinadas actividades existía o no maltrato animal de toros y gallos, y si ello vulnera-
ba el deber constitucional de no causar dolor y sufrimiento injustificado en animales no
humanos.
Si se determinaba que existió tal maltrato —como en efecto voy a probar más adelante—,
así como la afectación del aludido deber constitucional, la consecuencia era declarar in-
constitucional la excepción legal impugnada y que, por tanto, sea de aplicación en estas
actividades (corridas de toros, peleas de toros o peleas de gallos) la Ley 30407, de protec-
ción y bienestar animal, de modo que se debía verificar, caso por caso, cuándo existió tal
maltrato, así como la forma de evitarlo.
Sólo pocos casos que llegan al Tribunal Constitucional, de los miles que ingresan anual-
mente, tienen, además del respectivo enfoque jurídico constitucional, una clara repercu-
sión en el ámbito de la justicia social, en el ámbito de la cultura y sus deberes con las gene-
raciones futuras, así como en el ámbito del rol de los seres humanos frente a la naturaleza
y otros animales. Este caso debería significar para todos una invitación a reflexionar y darle
nuevas miradas a lo que significa cultura y, sobre todo, a nuestra relación con los animales
y el medio ambiente.
En efecto, la cultura es un proceso manifiesto de discursos y acciones que cimentan una
serie de costumbres en una determinada sociedad. Estas costumbres han ido variando a
través del tiempo, señalándose siempre la envergadura e importancia de su poder de con-
vocatoria en la población que, sin lugar a dudas, necesitará siempre de una determinada
cultura a fin de poseer un espíritu de cuerpo.
La cultura está al alcance del individuo que, gregariamente, accede a una serie de compor-
tamientos que se complementan con las expectativas generales en una sociedad.
La cultura, hay que destacar, no es eterna, se transforma a medida que va incorporando
cada vez una mayor amplitud de actores en su celebración: mujeres, niños, personas con
discapacidad y, en los últimos años, animales no humanos.
Bajo esta óptica, la cultura cumple un rol fundamental: unir moralmente los lazos de un
grupo social en tanto la costumbre sea capaz de fortalecer los vínculos entre sus miembros.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Cuando un aspecto de aquella cultura pierde valía, vigencia o legitimidad, consigue lo con-
trario: conflicto, daño moral, confusión y alejamiento entre sus miembros amenazando el
espíritu de cuerpo conseguido, a duras penas en algunas ocasiones, históricamente.
El maltrato animal que se pueda identificar, por ejemplo, en determinadas corridas de to-
ros, constituye una amenaza a un mundo cambiante que ecológicamente respeta cada vez
más al mundo que le rodea y a una suerte de leyes que incorporan poco a poco a todo ser
vivo circundante en beneficio de los animales no humanos y de la humanidad que aprende
a convivir antes que a destruir.
Tradición es igual a dignidad de una comunidad que percibe en esta algo constitutivo de sí
misma. Algo que es renombrado no solo para el grupo humano que la sustenta, sino que
es estandarte para el resto del mundo que ve en aquella tradición un rasgo típico y dife-
renciado de aquel grupo. En efecto, la tradición es cultura, pero, al igual que en la cultura,
la tradición debe ser legitimada por sus integrantes, por un lado; y, por otro lado debe
representar un acto digno a través del cual presentarse ante el resto del mundo como una
comunidad de bien y ética ante tiempos cambiantes de derechos cada vez más extensivos
hacia la especie animal.
Asimismo, la tradición de determinadas corridas de toros produce dos cosas en el Perú: un
rechazo por parte de la población de la cual se dice la tradición ha de representar (71%
de rechazo al año 2013 según DATUM, entre otros datos), es decir, no hay arraigo gene-
ralizado en una población que si alguna vez la caracterizó, hoy, como toda comunidad a
través de los tiempos, ha cambiado y la crítica; y, por otro lado, es, sintomático que a nivel
internacional sólo queden 8 países en el mundo que aun sustentan este tipo de tradiciones
que dejan de lado el avance y desarrollo de las leyes en mejora de las condiciones de vida
de los animales. Tal exposición de muerte y tortura en determinadas corridas de toros es
contradictoria con una abierta y manifiesta reflexión sobre la búsqueda de un equilibrio
entre los seres humanos y su medio ambiente.
En suma, habiendo revisado los argumentos de las partes y los votos de mis colegas, con-
sidero que debe declararse FUNDADA la demanda y, en consecuencia, INCONSTITU-
CIONAL la excepción legal impugnada, pues ésta vulneró el deber constitucional de no
causar dolor y sufrimiento injustificado en los animales no humanos como los toros y
gallos.
Estimo que no existe ninguna razón legítima que justifique la exclusión de los toros y ga-
llos de la protección que otorga la Ley 30407. La crueldad contra los animales no puede
ampararse con el argumento de que “por ser cultural está permitido dicho trato cruel”. Las
corridas de toros, peleas de toros y peleas de gallos sólo podrán mantenerse mientras se
asegure que no causan dolor y sufrimiento injustificado en dichos animales.
Asimismo, debe ordenarse al Ministerio de Cultura y a las Municipalidades en cuyo ámbito
se desarrollen las corridas de toros, peleas de toros y peleas de gallos, para que, coordina-
damente y en el ámbito de sus competencias, dicten los reglamentos de dichas actividades,
estableciendo medidas que impidan el sufrimiento injustificado de tales animales.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Igualmente, dado que en estos casos está en juego el deber constitucional de no causar do-
lor y sufrimiento injustificado en los animales como toros y gallos, debe habilitarse a que
el respectivo juez de amparo examine si se ha producido maltrato y crueldad innecesaria
contra animales.
Seguidamente, expondré los argumentos que sustentan mi posición:
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
5. El hecho de que un animal no humano, por ejemplo, los animales vertebrados do-
mésticos o silvestres mantenidos en cautiverio, sufra dolor físico desproporcionado o
injustificado debe merecer una diferencia práctica en el ámbito de nuestros deberes
jurídicos, más aún si dicho supuesto comparte la característica de situación límite
que también es propia de los humanos cuando son objeto de padecimientos físicos.
Los animales no humanos, por ejemplo, los animales vertebrados domésticos o sil-
vestres mantenidos en cautiverio, sí poseen el interés más elemental de todos los seres
vivos: el que no se les haga sufrir injustificadamente. Es verdad que el sufrimiento
físico de los humanos puede ser, ciertamente, mucho más intenso que el de los otros
animales. dada su comprensión de las circunstancias a las que son sometidos y de las
consecuencias que ello pudiera acarrear en el futuro; pero debemos tener presente
que, aunque esta característica no esté presente en los demás animales. dicha ausen-
cia no anula la relevancia moral de su sufrimiento en el despliegue de deberes para
con ellos.
6. Desde la Constitución no es posible derivar un “derecho” de los seres humanos a tratar
cruelmente o hacer sufrir a los animales no humanos. Por el contrario, de la Norma
Fundamental, específicamente del artículo 2, inciso 22, que reconoce el derecho a
gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida, y del artículo
68, que establece la obligación estatal de promover la conservación de la diversidad
biológica, se desprende que es un deber jurídico general de los humanos el no causar a
los animales no humanos, tales como los animales vertebrados domésticos o silvestres
mantenidos en cautiverio, dolor y sufrimiento desproporcionado e injustificado. Por
consiguiente, dicho deber no pertenece únicamente al ámbito de los deberes morales
o, si se quiere, al terreno de lo extrajurídico, sino que es de recibo en nuestro marco
constitucional y, en ese sentido, goza de fuerza normativa.
7. En esta línea de razonamiento es que se ha expedido la Ley 30407, de Protección
y Bienestar Animal, cuyo artículo 5.1 ha establecido el deber de toda persona “de
procurar la protección y el bienestar de los animales, cualquiera que sea su especie,
evitando causarles daño, sufrimiento innecesario, maltrato de tipo físico que altere
su normal comportamiento, lesión o muerte”. De igual manera, el artículo 1 de la
misma ley ha impuesto al Estado el deber de establecer “condiciones necesarias para
brindar protección a las especies de animales vertebrados domésticos o silvestres y
para reconocerlos como animales sensibles, los cuales merecen gozar de buen trato
por parte del ser humano y vivir en armonía con su medio ambiente” [cursivas
agregadas].
8. Asimismo, el artículo 22 de la Ley 30407 establece que “se prohíbe toda práctica que
pueda atentar contra la protección y bienestar animal, tales como (...) b. La utilización
de animales en espectáculos de entretenimiento público o privado donde se obligue o
condicione a los animales a realizar actividades que no sean compatibles con su com-
portamiento natural o se afecte su integridad física y bienestar (...) d. Las peleas de
animales tanto domésticos como silvestres, en lugares públicos o privados”.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
15. Así por ejemplo, en el caso de las peleas de toros, la mayoría concluye que se trata
de una práctica cultural con un considerable arraigo, teniendo como base, sin hacer
mención de alguna otra fuente adicional o complementaria, la información alcanzada
al Tribunal por la Asociación de Criadores, Propietarios y Aficionados de Toros de
Pelea de Arequipa (ACPATPA), cuyo interés en la desestimatoria de la demanda a este
respecto es evidente.
16. En el caso de las peleas de gallos, de manera similar al supuesto anterior, la mayoría
de mis colegas magistrados concluye que existen elementos suficientes para considerar
que las peleas de gallos son espectáculos culturales que pertenecen a nuestra tradición.
Más allá de lo informado a este Tribunal por la Unión de Galleros del Perú, con un
interés evidente en que la demanda en este extremo sea declarada infundada, en la
posición mayoritaria se invoca un conjunto de fuentes (como “pedidos de informe” e
“investigación propia”) de manera genérica, cuya relevancia y relación directa con la
presente discusión no son detalladas ni precisadas como se debiera a la luz de lo que
está decidiendo, para sostener que la pelea de gallos es en el Perú, efectivamente, un
espectáculo cultural.
17. En similar sentido, en el caso de las corridas de toros, la mayoría de mis colegas ma-
gistrados sostiene que son espectáculos culturales que pertenecen a nuestra tradición,
a partir de citas históricas, literarias y la selección de una sentencia de la Corte Consti-
tucional de Colombia C-1192/05, del año 2005, todo ello ya expresado en los mismos
términos en la STC 0017-2010-PI/TC, publicada en el año 2010.
18. Aparentemente, la posición mayoritaria habría desarrollado un “estándar” para de-
terminar si una determinada práctica en nuestro país es cultural. Dicho estándar está
comprendido por: i) el ámbito geográfico, ii) el ámbito temporal, iii) el arraigo tradi-
cional, iv) el alcance social, y) la relación con actos penados o prohibidos legalmente.
Asimismo, dicho estándar se ha aplicado para las tres actividades antes mencionadas:
en el caso de la pelea de toros; en el caso de la pelea de gallos; y en el caso de la corrida
de toros.
19. De esta forma, corresponde preguntarnos lo siguiente: ¿acaso los magistrados del TC
tienen la competencia para determinar si una determinada práctica es cultural en nues-
tro país? Mi respuesta es claramente negativa. El ejercer la competencia de órgano
jurisdiccional de cierre en la interpretación de la Constitución no presupone la com-
petencia para determinar qué actividad es cultural. Actuar en sentido contrario con-
llevaría a desconocer el principio de corrección funcional que orienta la interpretación
constitucional, que exige:
(...) al juez constitucional que, al realizar su labor de interpretación, no desvirtúe
las funciones y competencias que el Constituyente ha asignado a cada uno de los
órganos constitucionales, de modo tal que el equilibrio inherente al Estado Consti-
tucional, como presupuesto del respeto de los derechos fundamentales, se encuen-
tre plenamente garantizado (STC 05854-2005-PA/TC, FJ 12).
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
este Tribunal pasar por alto los procedimientos que para tal efecto ha previsto el or-
denamiento jurídico? ¿Acaso los magistrados del TC estamos en condiciones de posi-
bilidad de determinar si una determinada práctica es cultural o no a espaldas de los
procedimientos del órgano competente?
26. En principio, la calificación de una determinada práctica como cultural requiere, te-
niendo como marco de delimitación lo indicado en el artículo 21 de la Constitución,
la revisión de lo establecido en las siguientes disposiciones de la Ley 28296, General
del Patrimonio Cultural de la Nación, antes mencionada:
Título Preliminar
Artículo 11: Definición
Se entiende por bien integrante del Patrimonio Cultural de la Nación toda ma-
nifestación del quehacer humano -material o inmaterial- que por su importancia,
valor y significado paleontológico, arqueológico, arquitectónico, histórico, artístico,
militar, social, antropológico, tradicional, religioso. etnológico. científico, tecno-
lógico o intelectual, sea expresamente declarado como tal o sobre el que exista la
presunción legal de serlo. Dichos bienes tienen la condición de propiedad pública
o privada con las limitaciones que establece la presente Ley (cursivas agregadas).
(...)
Título 1
Bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación
Capítulo 1
Disposiciones Generales
Artículo 1.- Clasificación
2. BIENES INMATERIALES
Integran el Patrimonio Inmaterial de la Nación las creaciones de una comunidad
cultural fundadas en las tradiciones, expresadas por individuos de manera unitaria
o grupal. y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad,
como expresión de la identidad cultural y social. además de los valores transmitidos
oralmente, tales como los idiomas. lenguas y dialectos autóctonos, el saber y cono-
cimiento tradicional, ya sean artísticos. gastronómicos, medicinales, tecnológicos,
folclóricos o religiosos, los conocimientos colectivos de los pueblos y otras expresiones
o manifestaciones culturales que en conjunto conforman nuestra diversidad cultural
(cursiva agregada).
27. Sobre dicha base normativa, debe tenerse presente que existe un procedimiento para
la calificación de una determinada práctica como integrante del Patrimonio Inmaterial
de la Nación. Así pues, según el artículo 7.2 de la Directiva 003-2015-MC antes cita-
da, el procedimiento para calificar las manifestaciones del patrimonio cultural inmate-
rial como Patrimonio Cultural de la Nación es el siguiente:
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
(…)
Alcance de la declaratoria
El Viceministerio de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, declara como
Patrimonio Cultural de la Nación las manifestaciones del patrimonio cultural in-
material, de acuerdo a sus características, importancia, valor, alcance, difusión y signi-
ficado en la vida, en la representación simbólica ligada a la identidad en el desarrollo
humano, histórico, social y cultural de la Nación (cursiva agregada).
Del Inicio del procedimiento de declaratoria
El procedimiento para la declaratoria de patrimonio inmaterial se inicia de Oficio
por la Dirección de Patrimonio Inmaterial, la cual elaborará el informe técnico
respectivo debidamente sustentado, el cual será remitido a la Dirección General de
Patrimonio Cultu.ral. Las actuaciones de la Dirección de Patrimonio Inmaterial
podrán sustentarse en peticiones de parte, situación que deberá ser comunicada
a la Dirección General de Patrimonio Cultural, con copia al Viceministerio de
Patrimonio Cultural e Industrias Culturales. Para la evaluación de los expedientes,
la Dirección de Patrimonio Inmaterial requerirá contar con la siguiente documen-
tación y/o elementos:
i. Un estudio en el que se señalen y describan con detalle las características esenciales
de la manifestación o expresión, estudio en el que se evidencie su importancia. va-
lor, alcance. significado e impacto de la manifestación o expresión en la definición
de la identidad colectiva, local. regional. étnica. comunal y/o nacional y se identi-
fiquen algunas amenazas a la viabilidad de la manifestación cultural, así como las
medidas que la comunidad, los grupos y en algunos casos los individuos, tomarán
para mitigadas.
ii. Una bibliografía, de existir ésta, con referencias documentales utilizadas en el estu-
dio, y debidamente consignadas.
iii. Un mínimo de diez fotografías recientes. Las fotos deben tener un soporte digital,
cuya nitidez y resolución sea adecuada para su publicación.
iv. Sustento documental de que el expediente ha sido preparado con participación de
la comunidad, los grupos y en algunos casos los individuos, mostrándose evidencia
de que existe el consentimiento previo e informado de los portadores para solicitar
la declaratoria.
v. Un documento de compromiso de la comunidad, los grupos y en algunos casos los
individuos. portadores de la expresión cultural. para colaborar con las Direcciones
Desconcentradas de Cultura de su circunscripción territorial, a fin de elaborar cada
cinco años un informe detallado sobre el estado de la expresión para su envío al
Ministerio de Cultura, de modo que su registro institucional pueda ser actualizado
en cuanto a los cambios producidos en la manifestación, los riesgos que pudieran
haber surgido para su vigencia, y otros aspectos relevantes para hacer un seguimien-
to institucional de su desenvolvimiento y salvaguardia, de ser el caso. De manera
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
facultativa se podrán adjuntar otros anexos adicionales, tales como diagramas, par-
tituras, grabaciones sonoras y/o fílmicas, etc.
De la evaluación y resultado
La Dirección de Patrimonio Inmaterial evalúa el expediente, teniendo en cuenta los
siguientes criterios técnicos:
El valor histórico y la evidencia de formar parte de una tradición.
El valor simbólico o emblemático y la vigencia de su significado como símbolo de
identidad cultural.
La vigencia y actualidad de su impacto en la vida cotidiana o en la calendarización
de la vida colectiva, en el mantenimiento de las costumbres y creencias, en la vigori-
zación de las tradiciones, en la transmisión y desarrollo de los saberes y tecnologías,
en la producción y productividad, y en el bienestar colectivo.
La representatividad y trascendencia local, regional, nacional o internacional por su
capacidad de convocatoria y participación colectiva.
Que la expresión cultural no vulnera derechos fundamentales como la vida (artícu-
lo 1 de la Constitución Política del Perú): la integridad personal y el bienestar de
las personas (artículo 2, inciso I de la Constitución Política del Perú); o subvierte
el orden constitucional o el orden público. Tampoco se considerará susceptibles de
ser declaradas como Patrimonio Cultural de la Nación a las expresiones culturales
que comporten, directa o indirectamente, una afectación al medio ambiente o al
desarrollo sostenible; que no respeten los imperativos de respeto mutuo entre co-
munidades, grupos e Individuos, o las que conlleven actos de crueldad y sacrificio de
animales (cursiva agregada).
En base a dichos criterios técnicos, la Dirección de Patrimonio Inmaterial identifica
la importancia, valor, alcance y trascendencia de las manifestaciones del patrimonio
cultural inmaterial para su declaración como Patrimonio Cultural de la Nación
(…).
vi. Etapa de análisis. Un expediente admitido o subsanado, es analizado por un Espe-
cialista de la Dirección de Patrimonio Inmaterial. Dicha etapa incluye el estudio de
la documentación presentada, la recopilación de información adicional y de nuevas
fuentes de información, la redacción de una síntesis de la información y su valida-
ción. Este proceso culminará con la emisión de un informe técnico.
La Dirección de Patrimonio Inmaterial remite la propuesta e informe técnico sobre
la procedencia o no del expediente a la Dirección General de Patrimonio Cultural
para su consideración, a fin de que sea elevado al Viceministerio de Patrimonio
Cultural e Industrias Culturales.
vii. El Viceministerio de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales resuelve el pro-
cedimiento, siendo competente para declarar las manifestaciones del patrimonio
cultural inmaterial como Patrimonio Cultural de la Nación (…).
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
28. Como puede apreciarse, el procedimiento para calificar jurídicamente una práctica
como cultural, según nuestro ordenamiento jurídico, responde a un conjunto de cri-
terios y etapas que tienen una racionalidad correspondiente a la propia especialidad
de la materia. Así pues, para que dicha calificación pueda realizarse conforme a la
normativa vigente, no solamente se deben cumplir con un conjunto de requisitos,
como la presentación de documentos e información pertinente, sino que, además,
en la propia evaluación de dicha documentación e información se deben seguir cri-
terios técnicos por los funcionarios correspondientes, que deben tener la calidad de
especialistas.
29. De esta forma, ¿cómo podría ser legítimo que la mayoría del TC, sin la competencia
explícita o implícita asignada por el constituyente y el legislador democrático, sin un
procedimiento preestablecido y sin que los magistrados seamos especialistas en la ma-
teria, califiquemos jurídicamente una práctica determinada como cultural?
30. Más allá de establecer pautas o criterios en el marco de la Constitución cultural, para
orientar a las autoridades competentes en lo que respecta al alcance y límites del nú-
cleo duro de la noción de cultura bajo la Norma Fundamental de 1993, como se hizo
en su oportunidad en la STC 0042-2004-P1/TC, según lo expresado previamente,
este Tribunal no tiene la competencia ni las condiciones mínimas indispensables para
determinar si a una determinada práctica le corresponde la calificación jurídica de
“cultural”, con todas las consecuencias que de ello se desprenden.
31. En realidad, de la redacción de la disposición cuestionada no se desprende que mani-
fiestamente y de forma expresa, el legislador califique las peleas de toros, corridas de to-
ros y peleas de gallos como prácticas culturales; antes bien, sí hace referencia en cambio
a que a los demás espectáculos les corresponderá la misma consecuencia jurídica, esto
es, la excepción de lo dispuesto en la Ley 30407, si es que previamente son calificados
como culturales por la autoridad competente. En atención a todo ello, cabe concluir lo
siguiente:
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
iv. En caso de que efectivamente se trate de prácticas culturales, supuesto del que
me aparto por las razones que indicaré a continuación, ¿acaso basta que algo sea
cultural en términos jurídicos para prevalecer de antemano y en abstracto frente
a otros bienes constitucionales? ¿Acaso los principios son absolutos? ¿Acaso el
Tribunal no ha reafirmado en su jurisprudencia que en caso de colisión de prin-
cipios corresponde aplicar el test de proporcionalidad? ¿Acaso dicho test se ha
aplicado como para justificar lo resuelto en la sentencia?
1 LARA AMAT Y LEÓN, Joan (2020). “Entre siervos y ciudadanos: transformaciones de la ciudada-
nía contemporánea”. En La ciudadanía y lo político. Ciudadanía y crisis de la democracia liberal en un
mundo en transformación. Lima: ONPE/Equipo de investigación Demos (UNMSM). pp. 74-79. Al
respecto, en relación a la tensión entre los conceptos ilustrado y romántico de cultura (Civilisation-
lKultur. respectivamente) ver: KUPER, Adam (2001). Cultura. La versión de los antropólogos. Barce-
lona: Paidós
2 LARA AMAT Y LEÓN. Joan (2020). “Entre siervos y ciudadanos: transformaciones de la ciudadanía
contemporánea”...Óp. Cit., p. 78.
3 Ibíd., p. 78-79.
4 HARRIS, Marvin (1994). Materialismo cultural. Madrid: Alianza Editorial, p. 141.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
madura, tenemos que comparar toda la variedad de culturas pasadas y presentes5 (énfa-
sis agregado)».
35. Todo lo anterior lleva a la siguiente conclusión: la ciudadanía en el Estado constitucio-
nal no puede ni debe definirse única y principalmente por la exaltación de las tradicio-
nes, por muy arraigadas o difundidas que puedan estar.
III. Sobre los fines esenciales del Derecho y la proscripción de la violencia contra
los animales
36. Más allá de la reflexión anterior, quisiera enfatizar además que la propia norma técnica
aplicable para la calificación jurídica de una práctica como cultural establece claramen-
te que uno de los criterios determinantes para calificar jurídicamente una determinada
práctica como cultural es que la supuesta práctica cultural no debe conllevar actos de
crueldad o el sacrificio de animales.
37. Siendo ello así, si la posición mayoritaria acepta el riesgo de que haya maltrato o cruel-
dad animal en el caso de las peleas de toros (de lo contrario, no exigiría el cumplimien-
to de determinadas “pautas” como el Reglamento de Peleas de Toros, del 20 de octubre
de 2015), si expresamente acepta que las peleas de gallos son violentas (al sostener que
“no podrán desarrollarse otras nuevas que sean aún más violentas que las actuales”)
como también lo hace con las corridas de toros, entonces se puede concluir válidamen-
te que el Tribunal Constitucional está calificando jurídicamente como culturales prác-
ticas que de acuerdo a la normativa correspondiente, incumplirían uno de los criterios
técnicos para tal fin, como es el caso de la ausencia de actos de crueldad o sacrificio
de animales.
38. En realidad, proceder en sentido contrario llevaría a sostener que el Derecho puede
legitimar prácticas donde se promueve o practica la violencia, independientemente de
que se produzca entre animales no humanos o se produzca con intervención humana.
Esto último estimo es inadmisible desde la consideración de que el núcleo duro del
Derecho proscribe las prácticas violentas.
39. De esta manera, considero que la Constitución no permite que el legislador reconozca,
permita o promueva prácticas violentas, ni entre seres humanos ni entre estos y los ani-
males no humanos, como las peleas de toros, peleas de gallos, corridas de toros u otras
prácticas (yawar fiesta, jalatoro, jalapato, etc.) y siguientes de la posición en mayoría,
como tampoco ninguna otra similar.
5 HARRIS, Marvin (1974). Vacas, cerdos, guerras y brujas. Los enigmas de la cultura. Madrid: Alianza
Editorial, p. 5.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
6 NUSSBAUM, Martha. “Beyond ‘Compassion and humanity’ Justice for Nonhuman Animals”. En: Mar-
tha C. En: SUNSTEIN, Cass y NUSSBAUM, Martha. Animal Rights. Oxford University’ Press.
2004, pp. 314-315.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Integridad corporal: bajo el enfoque de las capacidades, los animales tienen dere-
chos directos contra las violaciones a su integridad corporal por violencia. abuso
y otras formas de tratamiento dañino. ya sea que el tratamiento en cuestión sea
doloroso o no.
49. Lo dicho anteriormente supone entonces una nueva visión respecto a los problemas
que se producen entre animales humanos y no humanos. Esta nueva concepción su-
pera la antropocentrista (que implica tomar como centro al ser humano), para dar
paso al ecocentrismo en el que se cuestiona el rol del ser humano en la sociedad y en
el mundo, en tanto es un ser social que también convive con el medio ambiente y los
animales. Esta perspectiva puede ser identificada en pensadoras contemporáneas como
Nussbaum, quien sostiene lo siguiente:
El propósito de la cooperación social, por analogía y extensión, debería ser vivir
decentemente juntos en un mundo en el que muchas especies intentan florecer.
Una justicia verdaderamente global requiere no solo que busquemos en todo el
mundo a otros miembros de especies que tengan derecho a una vida digna. Tam-
bién requiere mirar alrededor del mundo a los otros seres sintientes con cuyas vidas
las nuestras son inextricablemente un complejo entrelazado.
50. De una revisión de la Ley 30407, de protección y bienestar animal, y específicamente
de los principios de su título preliminar, así como de su finalidad y objeto, tengo la
impresión de que el legislador se ha acercado en gran medida a esa visión ecocentrista,
en la medida que procura cierta relación de convivencia entre el bienestar de las per-
sonas y el bienestar animal. Lamentablemente la impugnada excepción establecida en
la Primera Disposición Complementaria Final (que exceptúa a las corridas de toros,
peleas de toros, peleas de gallos) no guarda coherencia con el cuerpo legislativo general
de la aludida ley.
V. Anotaciones finales
51. El presente caso no es uno común y corriente. Claramente tendrá un impacto en las
futuras generaciones, las que con mayores elementos de juicio y sobre todo mayores
análisis científicos, podrán identificar los niveles de sensibilidad e inteligencia de de-
terminados animales no humanos y así otorgarle la importancia que hoy no tienen, de
modo tal que se puedan generar los respectivos cambios legislativos.
52. Si no creyera en la esperanza de que estos cambios se producirán algún día, no escribi-
ría nada de lo que contiene este voto. Si no creyera que la historia no es estática o no
confiara en las futuras generaciones, no suscribiría el presente voto. Esto cambiará en el
futuro. Ojalá no demoren los cambios y que acabe ya la crueldad contra determinados
animales. Es nuestro deber cuidar nuestro planeta así como a aquellos animales con los
que coexistimos.
53. Finalmente, quiero terminar haciendo una cita de la Suprema Corte de Kerala en el
caso Nair vs. Union of India, de junio del 2000:
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
En conclusión, sostenemos que los animales de circo (...) son colocados en jaulas
estrechas, sujetos al miedo, al hambre, al dolor, sin mencionar la forma de vida no
digna en la que tienen que vivir (...) Aunque no son homosapiens [sic]. también
son seres con derecho a una existencia digna y un trato humano sin crueldad ni
tortura (...). Por lo tanto, no es solo nuestro deber fundamental mostrar compa-
sión a nuestros amigos animales, sino también reconocer y proteger sus derechos
(...). Si los humanos tienen derecho a los derechos fundamentales, ¿Por qué no los
animales?
Por todo lo expuesto, en atención a las consideraciones previamente desarrolladas, mi voto
es por declarar FUNDADA la demanda; y en consecuencia, que se declare, INCONSTI-
TUCIONAL la Primera Disposición Complementaria Final de la Ley 30407.
S.
LEDESMA NARVÁEZ
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
En el presente caso opino que la demanda debe declararse FUNDADA, por cuanto la Pri-
mera Disposición Complementaria Final de la Ley 30407, “Ley de Protección y Bienestar
Animal”, colisiona con la Constitución, incurriendo en infracción normativa directa y en
infracción normativa indirecta de la misma, por lo que debe ser eliminada del ordenamien-
to jurídico, ya que adolece de inconstitucionalidad.
La colisión directa se produce con los artículos 66, 67 y 68 de la Constitución que regulan
los recursos naturales, la política ambiental y la conservación de la diversidad biológica y
áreas naturales protegidas, respectivamente, en el marco de la obligación del Estado de pro-
mover el régimen constitucional de conservación de la diversidad biológica y de las áreas
naturales protegidas; y la colisión indirecta con las demás normas de la Ley 30407, “Ley
de Protección y Bienestar Animal”, que hace bloque de constitucionalidad con la propia
Constitución respecto del mencionado régimen, al contener un desarrollo normativo de
parte de los principios y valores constitucionales que inspiran la protección y conservación
de la diversidad biológica en la dimensión de garantizar el bienestar y la protección de las
especies animales vertebradas domésticas o silvestres mantenidas en cautiverio y proscribe
el maltrato y la crueldad causadas directa o indirectamente por el ser humano, que les oca-
sione lesión o muerte, así como fomentar el respeto a la vida y el bienestar de los animales
a través de la educación.
La fundamentación del presente voto la efectúo de acuerdo al siguiente esquema:
1. El proceso de inconstitucionalidad
2. La constitucionalidad
3. Conceptuación de la figura del análisis de constitucionalidad
4. La norma impugnada
5. Mi posición puntual respecto a la norma impugnada
6. El sentido de mi voto
A continuación, desarrollo dicho esquema siguiendo la misma numeración temática:
1. El proceso de inconstitucionalidad.
A manera de enmarque doctrinario que permita fijar adecuadamente la posición que
corresponde asumir a la Judicatura Constitucional al intervenir en un proceso de inconsti-
tucionalidad, considero necesario hacer, una vez más, una breve referencia a dicho proceso:
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
2. La constitucionalidad.
En esa línea, lo que debe determinarse es si la disposición infraconstitucional cuestio-
nada está impregnada o no de constitucionalidad, por lo que resulta necesario formular su
conceptuación.
Al respecto, afirmo que la constitucionalidad es un vínculo de armonía y concor-
dancia plena entre la Constitución y las demás normas que conforman el sistema jurídico
que aquella diseña; tanto en cuanto al fondo como a la forma. Es una suerte de cordón
umbilical que conecta o une los postulados constitucionales con sus respectivos correlatos
normativos, en sus diversos niveles de especificidad; siendo consustancial al proceso de
implementación constitucional e imprescindible para la compatibilidad y coherencia del
sistema jurídico.
3. Conceptuación de la figura del análisis de constitucionalidad.
Asumido ya un concepto de constitucionalidad, toca hacer referencia al denominado
análisis de constitucionalidad, respecto del cual es menester puntualizar lo siguiente:
3.1.Todo análisis de constitucionalidad presupone un proceso de cotejo o de comparación
abstracta entre la norma o conjunto de normas objetadas como inconstitucionales
y lo dispuesto de modo expreso por la norma constitucional. Por consiguiente, lo
que corresponde hacer al Juez Constitucional en el Proceso de Inconstitucionalidad es
comparar, desde el punto de vista estrictamente normativo, si la disposición impugna-
da colisiona o no con la Constitución; o, en todo caso, si la desborda, desnaturaliza,
desmantela, transgrede o entra en pugna con ella. Esa y no otra es la labor del Juez
Constitucional en este tipo de procesos. Se trata, lo enfatizo, de garantizar la primacía
normativa de la Norma Suprema.
3.2.A tales efectos y con la finalidad de detectar si una norma resulta o no contraria con la
Constitución, nuestro Código Procesal Constitucional, establece ciertas clases de in-
fracciones, las que en buena cuenta nos permiten distinguir entre inconstitucionalidad
por el fondo o por la forma, inconstitucionalidad total o parcial, e inconstitucionalidad
directa e indirecta.
3.3.En lo que respecta al primer grupo de infracciones, conviene precisar que lo que se
denomina como inconstitucionalidad por el fondo, se presenta cuando la contrapo-
sición entre lo que determina la Constitución y lo que establece la ley, resulta frontal
o evidente. Es decir, el mensaje normativo entre norma suprema y norma de inferior
jerarquía es opuesto y por tanto la inconstitucionalidad es manifiesta por donde quiera
que se le mire.
3.4.La inconstitucionalidad en cambio, es por la forma cuando la norma objeto de im-
pugnación, independientemente de su compatibilidad con el contenido material de
la Constitución, ha sido elaborada prescindiendo de las pautas procedimentales o del
modo de producción normativa establecido en la Constitución. Se trata en otras pala-
bras de una inconstitucionalidad que no repara en los contenidos de la norma sino en
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
4. La norma impugnada
La norma impugnada es la Primera Disposición Complementaria Final de la Ley
30407, Ley de Protección y Bienestar Animal, que establece literalmente lo siguiente:
“Exceptúanse de la presente Ley las corridas de toros, peleas de toros, peleas de gallos y
demás espectáculos declarados de carácter cultural por la autoridad competente, las que
se regulan por ley especial.” (sic)
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Tal excepción se refiere a los alcances de la acotada Ley de Protección y Bienestar Animal,
que regula parte de los principios y valores constitucionales que inspiran el régimen de pro-
tección y conservación de la diversidad biológica y de los recursos naturales, en lo referido
a los animales vertebrados, domésticos o silvestres mantenidos en cautiverio, desarrollando
todo lo relacionado con los principios de dicho régimen, como el principio de protección y
bienestar animal, el principio de protección de la biodiversidad, el principio de colaboración
integral, el principio de responsabilidad de la sociedad, el principio de armonización con el
derecho internacional y el principio precautorio; con la finalidad de dicho régimen; con el
objeto de dicho régimen, que consiste en la protección de la vida y la salud de los animales
vertebrados, domésticos y silvestres mantenidos en cautiverio e impedir el maltrato y la cruel-
dad causados directa o indirectamente por el ser humano, entre otros; con las definiciones
de dicho régimen; con los deberes de la persona y del Estado respecto de los animales; con el
Ente rector y los órganos ejecutores de dicho régimen; así como con la responsabilidad de las
autoridades e instituciones involucradas; con las asociaciones de protección y bienestar ani-
mal; con la tenencia, protección y manejo de animales; con las prohibiciones generales y espe-
ciales; con las infracciones; y con otros aspectos adicionales atinentes al régimen en mención.
Por consiguiente, el análisis de constitucionalidad de la norma cuestionada debe con-
sistir en la determinación de si existe o no compatibilidad y coherencia entre la misma (la
Primera Disposición Complementaria Final de la Ley 30407, Ley de Protección y Bien-
estar Animal) y la normativa constitucional relacionada con el régimen constitucional de
conservación de la diversidad biológica y de las áreas naturales protegidas (artículos 66, 67
y 68 de la Constitución) y las demás normas de la referida Ley 30407 (Artículos 1 al 34
y la Segunda Disposición Complementaria Final, así como sus disposiciones complemen-
tarias modificatorias y anexo de definiciones), que hacen bloque de constitucionalidad y
desarrollan parte de los principios y valores constitucionales que inspiran la protección y
conservación de la diversidad biológica.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
Esta visión especista, trae consigo varias consideraciones inevitables, tales como:
a. Que la vida humana vale más que la vida animal;
b. Que solo cabe hablar de derechos fundamentales respecto de la persona humana y
no respecto de los animales no humanos; y
c. Que los seres humanos, en cuanto pertenecientes a una especie superior, son los
que deciden y disponen lo pertinente en relación con los animales y, por tanto,
sobre su vida e integridad.
La segunda tendencia (el antiespecismo), que se traduce en el llamado pensamiento
antiespecista, postula que toda vida debe ser valorada en igual medida, pues todos
formamos parte del mundo natural y, en ese mundo, aun aceptando las particulares
diferencias entre el estilo de vida humano y el animal, ninguna vida puede ser infrava-
lorada pues los animales son seres sintientes y, aunque su coeficiente no sea el mismo
que el de un ser humano, ello no significa en modo alguno diferencias en cuanto al
tratamiento que se les dispense.
Esta visión antiespecista, trae consigo varias consideraciones inevitables, tales como:
a. Que, en tanto toda vida vale igual, urge revisar nuestros conceptos jurídicos pues
responden a una perspectiva rigurosamente antropocéntrica o que hace girar todo
lo que regula el sistema jurídico alrededor de la persona humana;
b. Que los derechos fundamentales sí podrían ser aplicables a los animales, en tanto
especies vivas, habida cuenta que los sistemas jurídicos deben valorar toda vida por
lo que aquella significa y no en base a las capacidades de cada ser; y
c. Que podría hablarse de una dignidad del mundo animal desde una perspectiva
integral y en base a lo que representa su valor y trascendencia en el mundo natural.
5.2 Ahora bien, sin asumir por ahora una posición definitiva respecto de las mencionadas
tendencias y aceptando que la tendencia contemporánea hace énfasis en la valoración
de toda especie viviente, en el análisis de constitucionalidad, que es la herramienta para
determinar si ha habido o no infracción constitucional, no cabe para el juez consti-
tucional sustraerse del ordenamiento constitucional que impera en su realidad y, a la
luz del mismo, atender las controversias jurídicas que se planteen respecto al mundo
animal y a su relación con el ser humano, así como respecto de los cánones que deben
aplicarse a dicha relación pues, cada caso sometido a la jurisdicción constitucional debe
analizarse en armonía con el respectivo sistema constitucional.
5.3 Dicho esto, como ya he tenido oportunidad de precisarlo en el voto singular recaído
en la sentencia emitida en el Expediente 01413-2017-PA/TC, correspondiente al
proceso de amparo promovido por don Juan Fernando Ruelas Noa contra la Junta
de Propietarios del edificio Antonio Miroquesada, mi posición es que, de acuerdo
con nuestro sistema constitucional los animales no son sujetos de derecho (atributo
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
5.7 En tal dirección, entre los derechos fundamentales reconocidos en nuestra Carta
Constitucional de 1993 interesa detenerse en el consagrado en la última parte del in-
ciso 22 de su artículo 2, que a la letra preceptúa que “Toda persona tiene derecho: …22
… a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida.”; derecho
que, desde mi perspectiva, se asienta en la consideración que el hombre como parte
de la naturaleza tiene el derecho de vivir en una relación de armonía con ella, pero, a
la vez, tiene la obligación o el deber de respetarla y protegerla, para que el ambiente,
entendido como el conjunto de elementos y circunstancias que constituyen su entor-
no y son condicionantes de su vida, sea el adecuado.
5.8 Al respecto, siguiendo a Jorge Bustamante Alsina (“Derecho Ambiental fundamen-
tación y normativa”, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1995) debe afirmarse que un
elemento vital del medio ambiente es la biósfera, que “… está constituida por la capa
de suelo, de agua y de aire que rodea el globo terrestre donde reinan las condiciones
necesarias para la vida animal y vegetal. Ella comprende elementos minerales o abióti-
cos y elementos bióticos, como animales, vegetales y microorganismos.” (Página 35).
Y que los elementos bióticos son las especies, que según el mismo autor “… son los
organismos vivos que pueblan nuestro planeta, comprendiendo millones de especies
de plantas, de animales y de microorganismos. Cada especie está compuesta de in-
dividuos que poseen caracteres semejantes y son capaces de reproducirse y trasmitir
estos caracteres a sus descendientes.” (Página 37).
5.9 En este orden de ideas, resulta evidente y de lógica elemental concluir, ratificando lo
dicho unas líneas arriba, que el derecho a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado
al desarrollo de su vida, que recoge el precitado inciso 22 del artículo 2 de nuestra actual
Constitución, exige que las diversas actividades humanas llevadas a cabo respecto del
medio ambiente en general y, en lo que para este caso interesa, respecto de los animales
en particular, en cuanto son parte del medio ambiente, sean compatibles y armónicas
con el equilibrio que para el mismo exige un desarrollo adecuado de la vida humana;
exigencia de equilibrio como derecho fundamental y como respuesta frente al irres-
ponsable accionar humano de décadas que viene deteriorando el medio ambiente y
causando graves daños a los hábitats naturales y, específicamente, a los animales.
5.10 Este censurable accionar humano, que atenta contra el ambiente en general y contra
los animales en particular, afectando nuestro derecho a gozar de un ambiente equili-
brado y adecuado al desarrollo de nuestra vida, se viene dando en diversas dimensiones,
entre las cuales está el realizar espectáculos que comprendan como objeto principal
de los mismos dar muerte a los animales utilizados en dichos espectáculos o produ-
cirles diversos daños, a través de lesiones, maltratos u otros actos como parte de tales
espectáculos, bajo el argumento que se trata de espectáculos culturales, como ocurre
con las corridas de toros, las peleas de gallos y las peleas de toros, entre otros; dentro
de una inconstitucional lógica que, bajo el argumento de la tradición y la cultura, se
admite la muerte y el maltrato animal por el simple gozo o placer colectivo, como si
la cultura permitiera mantener rezagos de la barbarie humana.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
5.14 En efecto, la Ley 30407, Ley de Protección y Bienestar Animal, que, salvo su Primera
Disposición Complementaria Final imputada de inconstitucionalidad en este pro-
ceso constitucional, no ha sido puesta en cuestión por ninguna de las partes ni por
quienes se han apersonado esgrimiendo con singular énfasis y vehemencia razones a
favor de la posición de una u otra parte, reconociendo así su plena constitucionalidad
y vigencia, contiene las siguientes disposiciones que no hacen sino ratificar y regular
los principios y valores constitucionales que postulan un accionar humano acorde
con la protección de la vida y la salud de los animales en cautiverio, y ajeno al maltra-
to y la crueldad contra ellos, cuyo sacrificio sólo se admite para procurar alimento a
la especie humana o por razones de interés social; disposiciones de las que me interesa
destacar para los efectos de la fundamentación del presente voto las siguientes:
“Artículo 1.1: Principio de protección y bienestar animal.
El Estado establece las condiciones necesarias para brindar protección a las
especies de animales vertebrados domésticos o silvestres y para reconocerlos
como animales sensibles, los cuales merecen gozar de buen trato por parte del
ser humano y vivir en armonía con su medio ambiente.” (el resaltado es mío)
“Artículo 1.2: Principio de protección de la biodiversidad.
El Estado asegura la conservación de las especies de fauna silvestre legalmente prote-
gidas y sus hábitats mediante la aprobación de planes nacionales de conservación, así
como la protección de las especies migratorias.
Las especies silvestres que se encuentran en cautiverio gozan de las condiciones
que permitan el desarrollo de patrones conductuales propios de su biodiversidad, en
concordancia con las políticas nacionales de conservación del ambiente, manejo y uso
sostenible de la fauna silvestre, de producción y sanidad agropecuaria y de prevención
de la salud pública.”
“Artículo 1.3: Principios de colaboración integral y de responsabilidad de la
sociedad.
Las autoridades competentes, de nivel nacional, regional y local, y las personas
naturales y jurídicas, propietarios o responsables de los animales, colaboran
y actúan en forma integrada para garantizar y promover el bienestar y la
protección animal.” (el resaltado es mío)
“Artículo 1.4: Principio de armonización con el derecho internacional.
El Estado establece un marco normativo actualizado a favor del bienestar y
la protección de los animales conforme a los acuerdos, tratados, convenios interna-
cionales y demás normas relacionadas.” (el resaltado es mío)
“Artículo 1.5: Principio precautorio.
El Estado tiene la potestad de realizar acciones y emitir normas inmediatas y
eficaces cuando haya indicios de que algún acto pueda infringir dolor, lesión,
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
5.18 De otro lado, con relación al derecho de propiedad respecto a los animales, si bien a
la luz de la normativa constitucional e infraconstitucional peruana los animales son
considerados objetos de derechos, por lo que sobre ellos cabe ejercer el derecho de
propiedad, no se trata en rigor de cualquier clase de propiedad la que debe ejercerse
sobre los mismos, sino de una de características especiales, por tratarse de especies
vivas, a las que se les reconoce una condición de seres sensibles.
5.19 En tal contexto debe señalarse que cuando la Constitución proclama en su artículo 70°
que “El derecho de propiedad es inviolable” y que “El Estado lo garantiza”, también deja
en claro que dicho atributo “Se ejerce en armonía con el bien común y dentro de los
límites de ley” (el resaltado es mío), lo que evidentemente impone no solo ameritar la
importancia de dicho derecho, sino los necesarios límites que han de corresponderle.
Y siendo que uno de aquellos límites nace del marco constitucional antes descrito, así
como de los principios y valores que lo inspiran, y, en términos específicos y propios, de
la Ley de Protección y Bienestar Animal, que, como se ha visto, regula el deber general
de protección animal y una serie de deberes específicos dada su especial condición de
seres sintientes, está claro que la adecuada lectura constitucional que debe nacer de la
norma fundamental, es una que auspicie un trato adecuado en torno de lo que repre-
senta toda especie viva. Trato que colisiona frontalmente con toda forma de maltrato y
crueldad ejercidos contra los animales, que le ocasione sufrimiento innecesario, lesiones
o muerte, causados directa o indirectamente por el ser humano.
5.20 Conviene en esta parte puntualizar, por ser de particular relevancia para el caso, que
en el Capítulo II de la Ley de Protección y Bienestar Animal, referido a los deberes
de las personas y del Estado, se deja claramente establecido, entre otros aspectos, los
siguientes:
Artículo 5.2:
“La adquisición y tenencia de un animal es responsabilidad de una persona
mayor de edad, que tenga plena capacidad de ejercicio. Esta debe cumplir las
disposiciones que establece la presente Ley y las disposiciones complementa-
rias” (el resaltado es mío)
Artículo 5.3:
“El propietario, encargado o responsable de un animal de compañía debe
atender con carácter obligatorio las siguientes necesidades fundamentales:
a) Ambiente adecuado a sus hábitats naturales de vida y condiciones mínimas sani-
tarias que les permita expresar el comportamiento natural propio de su especie.
b) Alimentación suficiente y adecuada a los requerimientos biológicos de cada especie.
c) Protección del dolor, sufrimiento, ansiedad, heridas y enfermedades.
d) Atención médico-veterinaria especializada y vacunación, de ser necesario”. (el
resaltado es mío)
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Artículo 5.4:
“Los animales silvestres que son mantenidos en cautiverio como mascotas, den-
tro de un domicilio, restaurante o en centros de cría, están sujetos a la norma
específica del sector competente”
No menos importante es el artículo 7 de la misma norma que establece que:
“El Estado, a través de los sectores competentes, establece las medidas necesarias
para la protección de los animales de compañía, de manera que se les garantice
la vida, la salud y vivir en armonía con su ambiente; igualmente, asegura un
adecuado y responsable trato y manejo zootécnico de los animales de granja, así
como la conservación y el aprovechamiento sostenible de la fauna silvestre, de
acuerdo con la legislación sobre la materia”
5.21 Particular interés para el caso de autos, presentan los artículos 16, 17 y 18 del Capí-
tulo V de la misma Ley de Protección y Bienestar Animal, que señalan textualmente
lo siguiente:
Artículo 16. Animales de granja
“Los transportistas, los propietarios, encargados y responsables de una granja o centros
de beneficio están obligados a cumplir las medidas de protección y bienestar animal
que establecen los ministerios de Agricultura y Riego, del Ambiente y de la Produc-
ción. Estas medidas están basadas en las buenas prácticas referentes a la crianza,
transporte, sacrificio, faenamiento y al manejo poblacional e individual de animales
de granja. El sacrificio debe causar la muerte instantánea o la inmediata inconscien-
cia animal”.
Artículo 17. Animales silvestres en cautiverio
“Los propietarios, encargados y responsables de establecimientos de cría en cautiverio
son responsables de cumplir las medidas de protección y bienestar animal que establece
el ente rector”.
Artículo 18. Vertebrados acuáticos en cautiverio
“Los propietarios, encargados y responsables de capitanías de puerto, centros de cría en
cautiverio y acuarios son responsables de cumplir las medidas de protección y bienestar
animal que establecen los ministerios de la Producción y del Ambiente durante las
acciones de rescate, aclimatación, transporte, cuarentena, rehabilitación, reubicación,
liberación, y a manejo poblacional e individual de los vertebrados acuáticos, con ex-
cepción de las especies definidas como fauna silvestre en la legislación específica, cuyo
manejo es regulado por el Ministerio de Agricultura y Riego, a través de la Autoridad
Nacional Forestal y de Fauna Silvestre”.
5.22 También conviene señalar que, con independencia de los diversos regímenes jurídi-
cos que operan para los animales de acuerdo a la utilidad que tienen, está claro que
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
6. El sentido de mi voto
Mi voto es porque se declare la inconstitucionalidad directa e indirecta de la norma cuestio-
nada; en consecuencia, que se elimine del ordenamiento jurídico. Las normas constitucio-
nales que directamente se han vulnerado son el artículo 2, incisos 1 y 22, y los artículos 67
y 70 de la Constitución. Las normas legales que indirectamente y en su condición de parte
integrante del bloque de constitucionalidad han sido vulneradas son todas las contenidas
en la Ley de Protección Animal, con excepción de la norma objeto de cuestionamiento.
S.
BLUME FORTINI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
1 Por economía del lenguaje, en adelante me referiré a los animales objeto de protección por parte de la
“Ley de Protección y Bienestar Animal” simplemente como “animales”.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
que se ofrece para fundamentar dicha titularidad. Como podrá apreciarse, puede exis-
tir una confluencia entre ambos enfoques, en la medida que suele reconocerse titula-
ridades iusfundamentales a nivel normativo cuando estas, previamente, se consideran
justificadas; y a su vez la existencia de una justificación sustantiva para la titularidad
de derechos constituye una razón poderosa para su futuro reconocimiento jurídico (a
través de la modificación de legislación constitucional o su reconocimiento a través de
la jurisprudencia).
10. Lo anterior tiene estrecha relación con el hecho de que la titularidad de los derechos no
es ni puede entenderse como un asunto es estático. En primer lugar, hoy se consideran
derechos situaciones que no era perceptibles o que nadie le habría dado esa calificación.
En segundo término, a nivel mundial progresivamente se ha ido potenciando dejar una
visión “antropocéntrica” del Derecho y los derechos, para ir acercándose a una visión
en donde se privilegia la integración de la persona con su entorno, frente al cual la
persona reconoce titularidad de derechos (como en ciertos países a algunos animales)
o por lo menos admite tener un especial deber de protección.
11. Pero no solamente aparecen nuevos derechos, o cambia la perspectiva que justifica su
reconocimiento (con sujetos como las personas jurídicas parece imposible recurrir en
todos los casos a la dignidad de la persona). Cambian los alcances de los elementos de
los derechos (estructura, dimensiones o funciones, contenido, límites, titularidad). En
ese escenario, la titularidad de los derechos es algo que ha venido evolucionando a lo
largo del tiempo, siendo claro que, a la par de las nuevas exigencias y necesidades de
nuestras sociedades, y de los nuevos concesos justificativos que se van consolidando,
se ha venido reconociendo, como aquí ya se dijo, nuevos derechos y también nuevos
titulares para estos bienes del máximo nivel.
12. En este orden de ideas, a nivel normativo (constitucional y jurisprudencial) encontra-
mos que actualmente se considera en nuestro país que, además de los seres humanos,
las personas jurídicas y las comunidades originarias son también titulares de derechos
fundamentales. En sentido complementario, en el ámbito de la justificación, con el
avance del tiempo, ha venido quedado claro que no solo las personas humanas pueden
ser poseedoras de derechos con base en su dignidad (tal como puede verificarse, muy
claramente, con el caso de las comunidades originarias). En este orden de ideas, en el
ámbito comparado se ha reconocido diversas titularidades que no tienen relación con
la idea de “dignidad humana”: tal es el caso de los derechos de la humanidad (algunos
que forman parte de los derechos de “tercera generación”: a los avances científicos, al
patrimonio cultural universal, al ambiente, a la paz, etc.), de las generaciones futuras,
de la naturaleza (Ecuador, Bolivia). Se incluye, además, diversa jurisprudencia que re-
conoce a los ríos como sujetos de derechos (Colombia, India, Nueva Zelanda, etc.) En
este orden de ideas, se discute actualmente si, mutatis mutandis, este puede ser el caso
de los animales.
13. En efecto, las recientes discusiones en torno a ello apuntan a la posibilidad de que en
un futuro próximo le sean reconocidos a nivel normativo, es decir de manera expresa,
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
20. Así, tenemos por una parte el derecho a la integridad moral, establecido en el artícu-
lo 2, inciso 1 de la Constitución. Este derecho ha sido entendido por este Tribunal
Constitucional como una manifestación del derecho a la integridad, diferente a sus
manifestaciones de “integridad física” (referida a “la integridad orgánica del ser hu-
mano”) y a la “integridad psicológica” (relacionada con “la normalidad del estado
mental”), y aludiría a la posibilidad de conducir tanto la vida personal, como la
colectiva (autogobierno), con base a nuestras convicciones personal (“conforme con
el fundamento que estimemos más valioso para nuestra vida personal y social”), sin
que ningún tercero pueda interferir en ella de manera ilegítima (cfr. STC Exp. n.°
05312-2011-PA, f. j. 7).
21. En similar sentido, este órgano colegiado ha tenido ocasión de precisar lo siguiente:
“El derecho a la integridad moral defiende los fundamentos del obrar de una per-
sona en el plano de la existencia y coexistencia social.
Dichos fundamentos manifiestan el conjunto de obligaciones elementales y prima-
rias que el ser humano se fija por mandato de su propia conciencia, y los condi-
cionamientos que ella recibe a través de la educación y cultura de su entorno [...]
En efecto, la integridad moral se liga inescindiblemente al atributo de desarrollar
la personalidad y el proyecto de vida en comunidad conforme a la convicción per-
sonal (religión, política, cultura, etc.)”.
22. Siendo así, ocurre que la existencia de prácticas como las corridas de toros o peleas
de gallos, que trasgreden el aludido deber moral de no infringir daño innecesario a
los animales, constituyen una manifiesta lesión a la integridad moral de las perso-
nas –que, por cierto, son la gran mayoría en nuestra sociedad según la información
disponible2–. En el sentido indicado, debe aceptarse entonces que se trata no solo
de una mera aflicción o incomodidad, sino de una injerencia grave en el derecho a
la integridad moral, pues estamos ante un trato cruel, que hace de la tortura o su-
frimiento animal una fiesta, una actividad lúdica o incluso una actividad con un fin
meramente comercial.
23. Por similares razones, la corrida de toros y pelea de gallos incide el derecho a la paz y
la tranquilidad, reconocido en el artículo 2, inciso 22 de la Constitución. En efecto,
de la misma forma en que se limita o proscribe distintas formas de intervención ne-
gativa en la tranquilidad (entre ellas, las de carácter visual o acústico, por ejemplo),
la prohibición del maltrato animal también queda justificada en la necesidad de
optimizar del derecho a vivir en un ambiente sin alteraciones que dañen la tranqui-
lidad personal y social de los miembros de nuestra comunidad política. Al respecto,
2 Encuesta del Grupo de Opinión Pública de la Universidad de Lima del año 2007, en Lima y Callao
(hasta octubre de 2007: 15% a favor de las corridas de toros y 83% en contra) y encuesta de Datum
Internacional S.A del año 2013, a nivel nacional (el porcentaje a favor de las corridas de toros es el
15% y en contra a 78%).
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claro para reconocer cuándo es que, supuestamente, una práctica está debidamente
exceptuada. Así, por ejemplo, el primer criterio hace referencia al ámbito geográfico en
que se realiza una determinada práctica, pero tanto expresiones extendidas por varias
partes del país (como la corrida de toros o pelea de gallos), como otras acotadas a un
único sitio (como la pelea de toros) quedan igualmente exoneradas. Una circunstancia
similar se da con la cuestión de las fechas (algunas prácticas excluidas por la ley tienen
relación con ciertas festividades, otras no), del arraigo (algunas tradiciones excluidas
tienen más tiempo que otras, algunas han sido prohibidas en algún momento y otras
no) y, peor todavía, ocurre con el criterio de las actividades prohibidas (que incurre en
la falacia de “petición de principio”: implica que la práctica debe permitirse porque no
está prohibida, cuando la constitucionalidad de esta falta de prohibición es, precisa-
mente, lo que está en discusión).
34. Ahora bien, y con prescindencia de lo que finalmente pueda considerarse como “mani-
festación” o “tradición cultural”, lo cierto que la existencia de prácticas que puedan ca-
lificarse de ese modo no justifica su permanencia ni que puedan considerarse, sin más,
como una excepción a la regla de proteger a los animales frente al maltrato y la tortura.
Parece que aquello no tiene vinculación alguna con el deber especial establecido por el
bloque de constitucionalidad.
35. En similar sentido, debe rechazarse la tesis que afirma que las corridas de toros o las
peleas de gallos no pueden prohibirse, debido a que forman parte de una “práctica cul-
tural”, con base en el malestar o la mera incomodidad que dichas actividades puedan
causarle a algunas personas. Al respecto, habiendo reconocido que tanto la protección
de los animales como la prohibición de hacerles daño son bienes constitucionalmente
valiosos, el orden a plantearse debe ser el inverso: no se puede eludir este deber cons-
titucional simplemente por el mero gusto de algunas personas por la crueldad o la
tortura.
36. Es más, como ya fue adelantado, lo cierto es que a lo largo de la historia las sociedades
han ido prohibiendo, precisamente, este tipo de prácticas crueles relacionadas con la
lucha sangrienta entre animales (por ejemplo: el asedio de osos y toros, la lucha con
leones, las peleas de perros, etc.). Señalado esto, entonces es verdad que los pueblos,
por consideraciones morales y finalmente culturales ha prohibido y pueden prohibir
este tipo de prácticas. Es más, tales prohibiciones forman parte del sentido común de
las sociedades actuales, y por ello forman parte de avances que hoy resultan ya incues-
tionables, pero cuyos fundamentos son, en realidad, los mismos que deben aplicarse a
prácticas análogas como las corridas de toros y las peleas de gallos3.
3 Valga precisar que la pelea de gallos sin navaja, en cualquier caso, requiere que los animales sean cria-
dos para maximizar su agresividad, y son azuzados permanentemente para tornarlos más violentos.
Son expuestos y alentados a que se peleen a muerte o para generarse un grave daño, de la misma
manera como ocurre con la pelea de perros.
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37. Lo señalado no descarta en absoluto que sea posible abordar, con responsabilidad y
con base en la Constitución, el asunto del respeto a las prácticas culturales. En otras
palabras, atendiendo a que el posible que existan tradiciones culturales que pueden ser
polémicas, pero que a la vez podrían ser manifestaciones del derecho a la identidad
cultural, es necesario establecer qué podría quedar finalmente permitido y que debe
prohibirse conforme a la Constitución. Esto requiere trabajar con algunos criterios
para resolver casos complejos, y no utilizar a las tradiciones como meras “reglas” de
exclusión, incuestionables (de manera similar a lo que planteamos por ejemplo en
nuestro fundamento de voto en el caso Zelada Riquelme, STC Exp. n.° 02765-2014-
AA, entre otros).
38. Señalado esto, consideramos que es posible establecer diferencias entre los grupos de
tradiciones culturales. Al respecto, encontramos un primer grupo de estas tradiciones
que son positivos y reflejan la identidad, cosmovisión y prácticas de un pueblo o comu-
nidad. En tales casos, podemos afirmar que estamos, efectivamente, ante una idea de
cultura como “libertad”, y que de sus manifestaciones surgen derechos como “inmu-
nidades” frente a intromisiones arbitrarias, e incluso los deberes estatales de proteger o
promover.
39. Además de ello, hay prácticas que podemos calificar como toleradas, en la medida que
pueden trasgredir otros bienes constitucionales valiosos. Este tipo de práctica culturales
a veces pueden tolerarse, o establecer una prohibición ex ante, cuando respecto de ellas
(1) existe un gran arraigo, (2) hay voluntad o aceptación de los intervinientes y (3) exis-
te respeto a los derechos de los involucrados (en el caso que analizamos, si existe respeto
al principio de interdicción del daño: si no se genera dolor o sufrimiento innecesario en
los animales). De esta manera, resultan controvertidas desde lecturas quizá citadinas,
pero aceptables en términos constitucionales, prácticas como el Takanakuy, el Secco-
llo, el Kalipuy o incluso algunas sanciones físicas en el marco de la justicia comunal y
restaurativa.
40. Finalmente, tenemos un tercer grupo de casos que podemos considerar como prácticas
negativas, de los que se deriva daños o lesiones iusfundamentales, y en los que no existe
autonomía. Como resulta evidente, en el marco de un Estado Constitucional dichos
casos deben ser proscritos definitivamente por el Derecho.
41. Es indiscutible que la corrida de toros y la pelea de gallos se encuentran dentro de este
último supuesto, por cierto, al igual que otras prácticas señaladas en la ponencia, y
por tanto, constituyen manifestaciones inaceptables en términos constitucionales, que
deben ser proscritas en la medida que trasgreden injustificadamente un bien constitu-
cionalmente valioso.
42. En el sentido indicado, no cabe invocar a la libertad cultural o el derecho a la cultura
con la finalidad de incluir y avalar prácticas cruentas respecto de seres sintientes que
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4 Por tratarse prácticas conocidas, y para no alimentar el morbo, nos eximiremos de describir tales prác-
ticas cruentas y sangrientas.
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Con el mayor respecto por nuestros colegas magistrados, el suscrito considera que la tau-
romaquia, la gallística y las peleas de toros son espectáculos culturales que pertenecen a
nuestra tradición, por lo que la demanda debe ser desestimada.
La corrida de toros ha sido también entendida como herencia cultural por tribunales cons-
titucionales del renombre del español, francés y colombiano, como destaca el voto del
magistrado Ramos Núñez.
Coincidimos con el mencionado magistrado cuando se sustenta en lo que este Tribunal
dijo hace nueve años, respecto de que la actividad taurina es en nuestro país una manifes-
tación cultural, traída con la conquista española e incorporada a nuestro acervo cultural
por una afición de siglos, que se manifiesta en fiestas conmemorativas en Lima y diversas
provincias del Perú. De esto modo, puede decirse que, aunque española en su origen, la
tauromaquia (el arte de lidiar toros, según la definición del Diccionario de la Real Acade-
mia) se ha incorporado a nuestra cultura mestiza y es una expresión artística que forma
parte de la diversidad cultural del Perú, protegida por nuestra Constitución en su artículo
2, inciso 19 (cfr. STC 17-2010-PI/TC, fundamento 23).
Como dice el voto del magistrado Ramos Núñez, hay en el Perú “alrededor de 200 plazas
firmes para realizar corridas de toros en casi veinte departamentos del país. La afición tau-
rina no está compuesta solamente por una élite costeña, sino que tiene un carácter popular,
y se extiende también al interior del país, por los Andes. Negar estos aspectos significaría
negar las tradiciones culturales de diversas comunidades”.
A ello podríamos sumar la opinión de nuestro Premio Nobel Mario Vargas Llosa, para
quien “las corridas de toros forman parte de la historia cultural de nuestro país, al que
llegaron desde los albores de nuestra historia colonial”. Nuestro egregio autor destaca que
el prestigioso antropólogo Juan Ossio, profesor de la Universidad Católica, explica la in-
tegración que ha experimentado la fiesta de los toros en las comunidades indígenas, pues
hay más de trescientas fiestas patronales en los Andes peruanos que se celebran con corridas
de toros (cfr. Mario Vargas Llosa, carta dirigida al Sr. Jorge Pérez Chávez, Presidente de la
Asociación Cultural Taurina del Perú, Madrid, 24 de abril de 2019).
Vargas Llosa también hace la siguiente reflexión, que conviene no perder de vista en nues-
tro análisis:
El toro bravo es un animal que recibe desde que nace un único tratamiento de favor,
que no merece ningún otro animal. Es una gran equivocación creer que si desaparece-
rían las corridas de toros, los toros bravos andarían por el campo espantando mariposas
con las colas. La verdad pura y simplemente es que desaparecerían ya que ellos existen
única y exclusivamente en razón de las corridas (cfr. Ibidem).
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Y respecto al toreo como arte, podemos citar la opinión de un literato de la talla de Abra-
ham Valdelomar, quien explica su valor artístico y significado del modo siguiente:
Si aceptamos que la danza es el arte supremo por excelencia porque ella encierra en sí
la plasticidad, el ritmo y la sugerencia de todas las artes, hemos necesariamente de reco-
nocer que el de los toros es superior aún, puesto que es la danza misma realizada ante la
muerte, exaltada y sutilizada ante el peligro, adquiriendo un nuevo valor trascendental
en el que interviene la más poderosa de las fuerzas humanas: el instinto, manejado por
el guía y obligado a ser máximo y exacto so pena de la vida. Ningún arte puede llegar
a ser más exaltado, elevado, completo que éste, ya que su naturaleza misma obliga al
artista a elevar su espíritu y su cuerpo a un punto de sublimación que los demás artistas
no pueden alcanzar casi nunca. El de torear es un arte que, concretando en sí todos
los otros, aumenta y se acrecienta enormemente puesto que se realiza en condiciones
excepcionales: ante la muerte (A. Valdelomar, Belmonte, el trágico. Ensayo de una estética
futura, a través de un arte nuevo, Lima 1918, p. 69).
De otro lado, es un contrasentido que, al tiempo de reconocerse a la tauromaquia o la gallís-
tica como espectáculos culturales pertenecientes a nuestra tradición, seguidamente se señale
que no existe impedimento alguno para que en el futuro el legislador las pueda prohibir.
“Tradición”, según el Diccionario de la Real Academia Española, es transmisión de cos-
tumbres hecha de generación en generación, es decir, conservadas en un pueblo por trans-
misión de padres a hijos.
En otras palabras, quien tiene la tradición sobre costumbres, formas artísticas, etc., es un
pueblo que las conserva y transmite de generación en generación.
Desde esta perspectiva, una costumbre social –que guarda conformidad con la Constitu-
ción– solo puede dejar de serlo si deja de transmitirse de padres a hijos, pero espontánea-
mente, no por imposición vertical de una ley que la prohíba. Lo contrario significaría una
intromisión del legislador en el tejido social, violando el derecho a la identidad cultural que
la Constitución reconoce con su artículo 2, inciso 19.
De otro lado, llama la atención que el voto del magistrado Ramos Núñez señale lo siguiente:
La autoridad administrativa debe garantizar que se restrinja el acceso de menores de
edad a las corridas de toros y a las peleas de gallos.
El verbo “restringir”, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia, significa “ceñir, cir-
cunscribir, reducir a menores límites”. Esto quiere decir que no es intención del referido
magistrado prohibir el acceso de los menores de edad a tales espectáculos, sino solo redu-
cirlo, pero queda en la ambigüedad a cuánto asciende esa reducción.
En nuestra opinión, el voto del magistrado Ramos Núñez parte de un entendimiento equi-
vocado de las recomendaciones del documento de fecha 2 de marzo de 2016 titulado “Ob-
servaciones finales sobre los informes periódicos cuarto y quinto combinados del Perú”, del
Comité de Derechos del Niño de las Naciones Unidas, que cita en su voto.
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En el presente caso, con el mayor respeto por mis colegas magistrados, soy de la opi-
nión que la demanda de inconstitucionalidad interpuesta contra la Primera Disposición
Complementaria Final de la Ley 30407, Ley de Protección y Bienestar Animal debe ser
declarada INFUNDADA en todos sus extremos. A continuación, expondré las razones que
justifican mi decisión.
Cuestión previa
1. Viene a conocimiento de este Tribunal, un caso, que sin duda, es emblemático, por las
opiniones y pasiones que generan dentro de nuestra sociedad y que, también ha sido
materia de discusión y debate en otras latitudes: me refiero a la constitucionalidad de
las corridas de toros y todos aquellos espectáculos similares realizados con animales que
tienen calificativos de “culturales”.
2. Antes de iniciar mi análisis, quisiera recordar que la función de este Tribunal Cons-
titucional en el caso de autos consiste en determinar si la Primera Disposición Com-
plementaria Final de la Ley 30407, Ley de Protección y Bienestar Animal, vulnera
la Constitución, ya sea por la forma o por el fondo. Ello, con independencia de las
simpatías o antipatías que despierta este tema en la ciudadanía y de las convicciones
personales que cada magistrado pueda tener sobre los espectáculos con animales.
3. En otros términos, el debate constitucional se debe centrar estrictamente en si la dis-
posición cuestionada, que establece excepciones al régimen general de protección a
los animales, está amparada en la Constitución. Ello, con independencia de si dichas
actividades que califican como excepciones son de nuestro agrado o no, o de si pueden
tildarse de “crueles” o “salvajes”, como lo sostiene un sector considerable de la pobla-
ción. Reitero, nuestro análisis es estrictamente jurídico, con apego a la Constitución.
No existen “derechos fundamentales” reconocidos a los animales o un “deber consti-
tucional de protección” directo a favor de estos
4. Ahora sí, ya en el tema de fondo, en mi concepto considero que la Constitución Po-
lítica del Perú establece una protección indirecta hacia los animales a partir de lo dis-
puesto por el artículo 68 de la Constitución, que señala que “el Estado está obligado
a promover la conservación de la diversidad biológica y de las áreas naturales protegidas”;
así como por el artículo 2 inciso 22 de la misma Norma Fundamental, que consagra
el derecho de toda persona “a la paz, a la tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al
descanso, así como a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida”.
De alguna forma se puede interpretar que la protección hacia los animales: i) se subsu-
me dentro de la exigencia de conservación de la diversidad biológica; ii) forma parte de
la preservación del medio ambiente equilibrado.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
5. Sin embargo, no entiendo cómo se pasa de afirmar que la Constitución brinda una
protección indirecta a señalar que existe un deber constitucional de protección hacia los
animales que deriva de su condición de seres vivos sintientes, como lo sugieren alguno de
mis colegas en sus votos. Por el contrario, considero que de ningún articulado de la
Constitución se puede inferir este deber de protección, ni que los animales son seres
sintientes, a diferencia de otras experiencias como la brasileña o alemana, en donde la
Norma Fundamental sí reconoce expresamente una tutela especial contra el maltrato
animal.
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19. Al respecto, considero que en estos casos la ley, expresamente, está delegando a la au-
toridad técnica y especializada, que es el Ministerio de Cultura, la evaluación de todos
aquellos espectáculos con animales -fuera de las peleas de toros y gallos y de las corridas
de toros- que también pueden catalogarse de “culturales”, conforme a los criterios esta-
blecidos en la Ley 30870, “Ley que establece los criterios de evaluación para obtener la ca-
lificación de espectáculos públicos culturales no deportivos” y su reglamento (aprobado por
D.S. 004-2019-MC). Y es que, como lo señalamos precedentemente, este esquema de
protección y excepciones previstas en la Ley de protección y bienestar animal ha sido
diseñado por el legislador ordinario en el marco de lo constitucionalmente posible, por
lo que no encuentro ningún vicio de inconstitucionalidad en ello.
20. Por tanto, considero que no compete a este Tribunal llevar a cabo ninguna evaluación sobre
si otros espectáculos con animales pueden ser calificados como culturales, ya que ello co-
rresponde realizar al Ministerio de Cultura, por mandato del propio legislador ordinario.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
y haciendo de esa acción un espectáculo es en sí, no solo un acto censurable sino también
un acto agresor de la dignidad humana, al rebajarla y degradarla al punto de incapaci-
tar a la persona de sentir empatía, compasión ni justicia hacia otro ser vivo, sea éste de
cualquier especie” (f. 14).
Particularmente, no considero que los espectáculos con animales vulneren la digni-
dad de la persona, en los términos expuestos por los demandantes. Concretamente
porque el ser humano a través de estos espectáculos no es tratado como objeto para
obtener otro fin, ni es afectado de forma similar. El hecho que se alegue que las
personas, a partir de visionar estos espectáculos, pierden la empatía y el sentimiento
de piedad y compasión son evaluaciones subjetivas que no pueden ser atendidas en
el presente caso. Por otro lado, como se señaló inicialmente, los animales no son
sujetos de derechos, y si bien existe una Ley de protección y bienestar animal, los
espectáculos culturales con animales, siempre que acrediten dicha condición, cons-
tituyen excepciones razonables a régimen general de protección animal diseñado
por el legislador.
b) Los demandantes alegan también que a través de estos espectáculos se vulnera
el artículo 2 inciso 22 de la Constitución, por cuanto la acción violenta contra los
animales afecta la “psiquis” de las personas y perturba su paz y tranquilidad, lo que
se acredita con el sentimiento de la mayoría de la población que está en contra de
estas actividades. Al respecto, considero que este alegato, por un lado, también
es subjetivo y no redunda directamente en el ser humano. El hecho que sentir
indignación o mortificación no se traduce necesariamente en la vulneración de
un derecho fundamental. Asimismo, como lo indiqué al inicio del voto, el análisis
que realizamos los jueces constitucionales es estrictamente objetivo, con apego a
la Constitución, con independencia de los sentimientos de agrado o desagrado e,
inclusive, con las convicciones y sentimientos personales que podamos tener sobre
determinados temas como el presente. Por ello, puede que una situación o un he-
cho personalmente no sea de mi agrado, pero mi evaluación como juez me exige
determinar si el hecho puesto a mi conocimiento es constitucional o no, como
ocurre en el presente caso.
c) Los demandantes alegan además que los espectáculos culturales calificados de
“crueles” contra los animales vulneran también el artículo 2 inciso 24 de la Cons-
titución, que garantiza que nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o
física. Desde mi opinión, este alegato tampoco acredita la vulneración del derecho
alegado, por cuanto no se traduce en una situación de violencia física o psíquica
directamente infligida a la persona, sino que, de manera indirecta, a partir del acto
violento realizado al animal, se afirma categóricamente que violenta psíquicamente
al ser humano, lo que no estaría acreditado en todos los casos
25. En suma, soy de la opinión que en el presente caso no se vulneran los derechos funda-
mentales invocados por los recurrentes.
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Procesos Orgánicos - Procesos de Inconstitucionalidad
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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A. PROCESOS ORGÁNICOS
A.2. PROCESOS
COMPETENCIALES
PLENO JURISDICCIONAL
Expediente 0006-2019-CC/TC
Asunto
Demanda de conflicto competencial sobre la disolución del
Congreso de la República
Magistrados firmantes:
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
MIRANDA CANALES
RAMOS NÚÑEZ
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
TABLA DE CONTENIDOS
I. ANTECEDENTES
A. PETITORIO
B. DEBATE CONSTITUCIONAL
B.1. Demanda
B.2. Contestación
C. AMICUS CURIAE
II. FUNDAMENTOS
1. NATURALEZA DEL CONFLICTO COMPETENCIAL DE AUTOS
2. EL PRINCIPIO DE SEPARACIÓN DE PODERES Y LA IMPORTANCIA
DEL EQUILIBRIO ENTRE PODERES
3. RELACIONES ENTRE LOS PODERES EJECUTIVO Y LEGISLATIVO EN
LA HISTORIA DEL CONSTITUCIONALISMO PERUANO
4. CUESTIONES GENERALES SOBRE LA CUESTIÓN DE CONFIANZA
EN EL ORDENAMIENTO CONSTITUCIONAL PERUANO
5. ANÁLISIS DEL CASO CONCRETO
III. FALLO
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
En Lima, a los 14 días del mes de enero de 2020, el Tribunal Constitucional, en sesión del
Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Ledesma Narváez (presidenta),
Ferrero Costa (vicepresidente), Miranda Canales, Blume Fortini, Ramos Núñez, Sardón
de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera; con los fundamentos de voto de los magistrados
Ledesma Narváez, Miranda Canales y Espinosa-Saldaña Barrera; y los votos singulares de
los magistrados Ferrero Costa, Blume Fortini y Sardón de Taboada, pronuncia la siguiente
sentencia.
I. ANTECEDENTES
A. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Con fecha 10 de octubre de 2019, el señor Pedro Carlos Olaechea Álvarez-Calderón, Pre-
sidente de la Comisión Permanente, interpuso demanda competencial contra el Poder
Ejecutivo.
Mediante auto de fecha 29 de octubre de 2019 este Tribunal admitió las pretensiones de la
demanda relacionadas con el pedido de cuestión de confianza del 30 de setiembre de 2019
y el acto de disolución del Congreso de la República contenido en el Decreto Supremo
165-2019-PCM.
En tal sentido, este Tribunal ha admitido las pretensiones referidas a que se declare:
(i) Que el Poder Ejecutivo no tiene competencia para realizar pedidos de cuestión de
confianza respecto de la selección y elección de magistrados del Tribunal Cons-
titucional (artículo 201 de la Constitución), ya que ello significa menoscabar
atribuciones del Congreso de la República;
(ii) Que, cuando el Poder Ejecutivo, a través de la Presidencia del Consejo de Minis-
tros realiza un pedido de cuestión de confianza, esta solo puede ser otorgada por
el Congreso de la República de forma expresa, a través de una votación del Pleno,
y no de manera tácita o “fáctica”;
(iii) Que la cuestión de confianza debe plantearse, debatirse y someterse a votación,
y debe respetar los procesos establecidos en el Reglamento del Congreso, en fun-
ción a sus prerrogativas de autorregulación; y,
(iv) La nulidad del acto de disolución contenida en el Decreto Supremo 165-2019-
PCM.
Al respecto, mediante auto de fecha 18 de noviembre de 2019, este Tribunal señaló que
se encuentra habilitado para pronunciarse sobre el fondo de la controversia y delimitar
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
B. DEBATE CONSTITUCIONAL
B.1. ARGUMENTOS DE LA DEMANDA
Los argumentos expuestos en la demanda, son los siguientes:
- El demandante manifiesta que, conforme a la tipología de los conflictos de competen-
cia establecida por este Tribunal en la Sentencia 0006-2006-CC/TC, en el presente
caso existe un conflicto constitucional por menoscabo en sentido estricto. En este su-
puesto, cada órgano constitucional conoce perfectamente cuál es su competencia; sin
embargo, uno de ellos realiza un indebido o prohibido ejercicio de la atribución que le
corresponde, lo que repercute sobre el ámbito del que es titular el otro órgano consti-
tucional.
- Así, señala que el Poder Ejecutivo no tiene competencia para realizar pedidos de cues-
tión de confianza respecto del procedimiento de selección y elección de magistrados,
puesto que ello es una competencia exclusiva y excluyente del Congresode la Repúbli-
ca, contemplada en el artículo 201 de la Constitución.
- Además, sostiene que el otorgamiento o rechazo de la cuestión de confianza debe darse
de manera expresa, a través de una votación del Pleno, conforme al artículo 133 de la
Constitución, y no de manera tácita o fáctica, pues de lo contrario ocurriría un menos-
cabo de las competencias del Congreso de la República para aprobarla o denegarla, lo
que atentaría contra el principio de separación de poderes.
- En tal sentido, argumenta que la presente controversia constituye un conflicto por
menoscabo de competencias de atribuciones en sentido estricto, toda vez que, si bien el
Poder Ejecutivo goza de legitimidad constitucional para plantear una cuestión de con-
fianza, esta ha sido ejercida de manera indebida, ya que a través de ella se ha impedido
que el Congreso de la República ejerza sus competencias exclusivas y excluyentes res-
pecto de: (i) la elección de magistrados del Tribunal Constitucional; (ii) el desarrollo de
sus actividades de acuerdo a su propio Reglamento; y, (iii) el otorgamiento o negación
de confianza al Poder Ejecutivo a través de una votación expresa en el Pleno (artículos
201, 94 y 133 de la Constitución, respectivamente).
- Respecto al menoscabo de la atribución de elegir a los magistrados, el demandante
señala que este Tribunal tiene resuelto en la Sentencia 0006-2018-PI/TC que la cues-
tión de confianza ha sido regulada en la Constitución de manera abierta, y que brinda
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
y, (ii) hacer una cuestión de confianza sobre un proyecto de ley con la pretensión de
que este sea aprobado y aplicado retroactivamente, con la finalidad de suspender un
proceso en particular que ya está por concluir. A su juicio, en el primer caso el Poder
Ejecutivo haría un uso permitido de la cuestión de confianza, mientras que en el segun-
do buscaría aprobar una ley bajo la amenaza de disolver el Congreso de la República.
- Respecto del menoscabo de la competencia del Congreso de la República para regir sus
procesos de acuerdo a su Reglamento, sostiene que el artículo 94 de la Constitución
estipula su autonomía como poder del Estado, lo cual se replica en el artículo 3 de su
Reglamento.
- Manifiesta que la autonomía y prerrogativa de autorregulación ha quedado confirmada
por este Tribunal en la Sentencia 0006-2018-PI/TC, al señalar que la Constitución
consagra el principio de formación autónoma al Congreso de la República, con la
finalidad de regular su propia actividad y su relación con otras instancias jurídicas e
institucionales.
- Sostiene que al ser el Reglamento del Congreso el dispositivo que regula el trámite que
se le da a la cuestión de confianza, este ha sido trasgredido por parte del Poder Ejecutivo
el día 30 de septiembre de 2019, al pretender que se acepte bajo amenaza de disolución
del Congresode la República, no solo la exposición de la cuestión de confianza, sino
también que fuera debatida y sometida a votación en ese mismo momento, a pesar de
que la Junta de Portavoces había establecido una agenda distinta para el Pleno de ese día.
- Por ello, refiere que la posibilidad de que el Poder Ejecutivo presente un proyecto de
ley y lo haga objeto de una cuestión de confianza, no implica que el procedimiento
parlamentario para el debate de la misma o para la aprobación de la iniciativa propues-
ta deba ser anulado o que no sea aplicable.
- Refuerza su argumento al señalar que el artículo 86 del Reglamento del Congreso
detalla que este es competente para decidir si la cuestión de confianza se debate en la
sesión que fue planteada o en la siguiente sesión del Pleno. Por ello, agrega que obligar
al Congreso de la República a aceptar el planteamiento, debate y votación en la misma
sesión, bajo amenaza de disolución, e incluso interpretar la negativa a hacerlo como
una negación fáctica, atenta contra las competencias del Poder Legislativo y el princi-
pio de separación de poderes.
- Ahora bien, respecto al alegado menoscabo de la atribución que tiene el Poder Le-
gislativo para decidir sobre la cuestión de confianza, el demandante señala que de la
Constitución y el Reglamento del Congreso se desprende que la moción de confianza
solo puede ser considera como admitida o rechazada si el Pleno del Congreso lleva a
cabo expresamente una votación sobre el particular.
- Por ello refiere que no es posible considerar que una cuestión de confianza puede ser
otorgada o denegada de manera implícita o fáctica. Puesto que si ese fuera el caso se
desconocería las reglas previstas en el artículo 132 de la Constitución.
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- Por otro lado, manifiesta que no existió menoscabo de la competencia del Congreso de
la República para regir sus procesos de acuerdo a su Reglamento, dado que en el Diario
de Debates de la sesión de la tarde del 30 de septiembre de 2019 ningún congresista
formuló cuestionamiento sobre los términos o la forma en que fue planteada la cues-
tión de confianza.
- Refuerza su argumento al señalar que el propio Pleno del Congreso procedió al debate
de la cuestión de confianza, sin declararla improcedente o cuestionarla por haber sido
planteada en contra de las reglas del procedimiento parlamentario sobre el momento
de su exposición, debate y votación. Por ello, concluye que el Poder Ejecutivo expuso
la cuestión de confianza respetando la Constitución y el Reglamento del Congreso.
- Respecto al supuesto menoscabo de la competencia del Congreso de la República para
decidir una cuestión de confianza, señala que el Presidente de la República expuso de
manera pública, en su mensaje del 28 de julio de 2019, la posición del Poder Ejecutivo,
en el sentido de considerar negada la confianza por parte del Poder Legislativo si este
realizaba acciones contrarias al contenido del pedido de confianza.
- Añade que, a pesar de que el Poder Ejecutivo entendió que la confianza había sido
otorgada formalmente respecto del pedido formulado el 4 de junio de 2019, esta fue
denegada al desnaturalizarse el contenido de la propuesta sobre la inmunidad parla-
mentaria. Pero en tal oportunidad el Presidente de la República decidió no disolver el
Congreso de la República.
- Por ello, sostiene que el Congreso de la República tuvo conocimiento desde el 28 de
julio de 2019 de la posición jurídica del Poder Ejecutivo sobre la interpretación del
artículo 134 de la Constitución, en el sentido de no considerar aceptada o denegada la
confianza solo en atención a la votación formal de la misma.
- El demandante agrega que la negativa a la cuestión de confianza presentada el 30 de
septiembre de 2019, para que la elección de magistrados del Tribunal se desarrolle de
acuerdo a un proceso transparente, se manifestó de forma indubitable cuando decidió
continuar con un proceso de elección que no se desarrolló con las reglas mínimas de
transparencia.
- Advierte que, de aceptar que la cuestión de confianza solo puede considerarse como
aceptada o negada por el Congreso de la República a través de la votación expresa del
Pleno, este Tribunal optaría por una interpretación formal de la Constitución, dejaría
de lado los fundamentos constitucionales de la disolución del Congreso de la Repúbli-
ca y avalaría que este haga un uso indebido de su facultad para decidir en torno a las
cuestiones de confianza.
- Por ello, agrega que se debe buscar que la interpretación de las normas constitucionales
permita alcanzar la finalidad para la cual han sido previstas. Y añade que, en la presen-
te controversia, lo que se busca es que la salida a la crisis política sea decidida por la
ciudadana (SIC) a través de las urnas con la elección de un nuevo Congreso de la
República.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Informe jurídico elaborado por el abogado Cesar Landa Arroyo a solicitud del
Poder Ejecutivo y anexado a la contestación de la demanda
- El informe jurídico detalla la constante tensión existente entre el Poder Ejecutivo y el
Poder Legislativo desde el periodo presidencial del 2016, en el cual resalta la decisión
de este último de acelerar el proceso de renovación de seis magistrados de este Tribunal.
- Añade que, por ese motivo, el Presidente del Consejo de Ministros hizo cuestión de
confianza, el 30 de septiembre de 2019, respecto de la modificación de la Ley Orgánica
del Tribunal Constitucional, referida a la elección de magistrados, con el fin de permi-
tir un proceso abierto y plural, a efectos de renovar la composición del Tribunal bajo
principios de publicidad, pluralidad y participación ciudadana, que facilite seleccionar
como magistrados a profesionales honestos, independientes, neutrales y con trayecto-
ria democrática.
- Afirma que tras la culminación del discurso del Presidente del Consejo de Ministros en
el que se sustentó la cuestión de confianza y el rechazo de la cuestión previa presentada
por la congresista Indira Huilca Flores para que se debata el pedido presentado, se
configuró un rechazo a la cuestión de confianza implícito o tácito, el mismo que fue
reiterado cuando se eligió a uno de los candidatos como magistrado. Por este motivo,
el Presidente de la República declaró la disolución del Congreso de la República, al
haberse producido el segundo rechazo a la confianza del Gobierno.
- Señala que la votación posterior a la frustrada elección de los magistrados, en la que el
Pleno del Congreso aprobó el otorgamiento de la confianza solicitada, fue una mera
formalidad que buscó impedir que se produjese la disolución constitucional del Con-
greso de la República, puesto que la confianza solicitada expresamente consistía en la
suspensión del proceso de elección iniciado y en la deliberación de la propuesta nor-
mativa presentada por el Poder Ejecutivo.
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
C. AMICUS CURIAE
Con fecha 3 de diciembre de 2019, este Tribunal admitió como amicuscuriae al Defensor del
Pueblo, el señor Walter Francisco Gutiérrez Camacho; al señor Juan Pablo Felipe Chanco, a
la señora Celia Beatriz Mejía Mori, al señor Adrián Barrientos Vargas, en representación del
“Frente de lucha contra la corrupción de la sociedad civil organizada”, y al señor Alberto Núñez
Herrera, en representación del movimiento político “Abre tu mente por un Nuevo Perú”.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
II. FUNDAMENTOS
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
4. Los conflictos positivos se presentan cuando dos o más entidades estatales se conside-
ran competentes para ejercer una misma competencia o atribución. Por el contrario, el
conflicto negativo se produce cuando dos o más entidades estatales se niegan a asumir
una competencia o atribución por entender que ha sido asignada a otra entidad estatal,
o cuando mediante la omisión de un determinado acto estatal obligatorio se afecta el
ejercicio de las atribuciones o competencias de otra.
5. Por su parte, los conflictos por menoscabo de atribuciones se presentan cuando una
entidad estatal, al ejercer indebidamente sus competencias, entorpece la labor de otra
sin haber invadido, en rigor, la esfera de sus competencias. En este supuesto, no se
discute la titularidad de una competencia determinada sino la forma en la que ésta se
ejerce material o sustancialmente.
6. Este tipo de conflicto puede presentar, a su vez, dos modalidades distintas:
(i) Conflicto constitucional por menoscabo en sentido estricto: se produce cuando,
a pesar de estar perfectamente delimitadas las competencias de las entidades esta-
tales intervinientes, una de éstas las ejerce de manera inadecuada o prohibida, e
impide a las demás ejercer las suyas a cabalidad.
(ii) Conflicto constitucional por menoscabo de interferencia: se produce cuando las
competencias de dos o más entidades están relacionadas entre sí hasta el punto
en que una de éstas no puede ejercer las suyas sin que la otra realice determinadas
actuaciones.
7. En el caso de autos, la Comisión Permanente alega en su demanda de conflicto compe-
tencial que existe un conflicto constitucional por menoscabo en sentido estricto entre
el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. Señala que ambos poderes conocen perfec-
tamente sus competencias, pero, sin embargo, uno de ellos ha realizado un indebido
o prohibido ejercicio de la competencia que le corresponde, lo que repercute sobre el
ámbito del que es titular el otro órgano constitucional.
8. El proceso competencial resulta de importancia justamente para dirimir las controver-
sias que se susciten en torno a las atribuciones asignadas directamente por la Constitu-
ción o las leyes orgánicas que delimiten los ámbitos propios de los poderes del Estado
y, en consecuencia, el desarrollo del sistema democrático requiere que los casos como
el presente sean deliberados y resueltos por este órgano de control de la Constitución.
9. Como este Tribunal ya pusiera de relieve, una controversia que gira en torno a la
legitimidad de la disolución del Congreso de la República constituye uno de los más
importantes y urgentes conflictos constitucionales que podrían ser materia del proceso
competencial establecido en el inciso 3 del artículo 202 de la Constitución.
10. Así, este Tribunal, como órgano de cierre de la interpretación constitucional en nuestro
ordenamiento jurídico, evaluará la actuación del Poder Ejecutivo a fin de determinar si en
el presente caso la disolución del Congreso de la República fue dispuesta en concordancia
con las competencias de los poderes involucrados y de conformidad con la Constitución.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
11. Para adoptar dicha decisión, este Tribunal analizará el principio de separación de pode-
res en nuestro sistema constitucional, así como las relaciones entre el Poder Ejecutivo y
el Poder Legislativo, dentro de las cuales se encuentran la institución de la cuestión de
confianza y la potestad para la disolución del Congreso de la República.
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
nuevamente sobre cuál era la mejor forma de gobierno y los mecanismos para limitar
el poder. Las tensiones sociales y políticas, así como las tendencias liberales y anti
absolutistas entonces imperantes llevarían a las revoluciones inglesa, francesa y ameri-
cana, que pusieron coto al absolutismo y permitieron implementar reformas políticas
inspiradas en las ideas de los grandes filósofos de la época, que condujeron finalmente
al establecimiento de gobiernos constitucionales en los cuales el poder se encuentra
limitadoy los derechos de las personas garantizados.
17. Así, en Inglaterra, durante el siglo XVII, a raíz de una serie de guerras civiles y re-
voluciones se daría inicio al tránsito del absolutismo a la monarquía constitucional,
en la cual el poder del rey se encuentra limitado. En todo ese proceso tuvo especial
influencia el pensamiento del filósofo inglés John Locke, quien en el segundo tratado
de su obra Dos tratados sobre el gobierno civil (1689), hizo notar la importancia de que
el Legislativo y el Poder Ejecutivo estén en diferentes manos “como lo están en todas
las Monarquías moderadas, y en los Gobiernos bien enmarcados”. Justificaba tal sepa-
ración del poder con el siguiente argumento:
(…) debido a que puede ser una tentación demasiado grande para la fragilidad
humana, apta para alcanzar el poder, que las mismas personas, que tienen el po-
der de hacer leyes, tengan también en sus manos el poder de ejecutarlas, porque
podrían eximirse de obediencia a las leyes que hacen, y ajustar la ley, tanto en su
elaboración como en su ejecución, para su propio beneficio privado (…).
18. La obra de John Locke, junto con los sucesos ocurridos en Inglaterra inspiraron a su
vez al Barón de Montesquieu, filósofo francés que estableció con la mayor claridad, en
el Libro XI de su obra El Espíritu de las Leyes (1743), los principios rectores que han
inspirado la concepción moderna de la separación de poderes:
En cada gobierno existen tres tipos de poderes: el legislativo; el ejecutivo con res-
pecto a las cosas que dependen de las leyes de las naciones; y el ejecutivo en rela-
ción con las materias que dependen de la ley civil.
En virtud del primero, el príncipe o magistrado promulga leyes temporales o
perpetuas, y enmienda o abroga aquellas que ya han sido promulgadas. Por el
segundo, hace la paz o la guerra, envía o recibe embajadas, establece la seguridad
pública, y provee contra las invasiones. Por el tercero, castiga a los criminales, o
determina las disputas que surgen entre los individuos. Al último le llamaremos el
poder judicial, y al otro, simplemente, el poder ejecutivo del estado.
(…)
Cuando los poderes legislativo y ejecutivo están unidos en la misma persona, o en
el mismo cuerpo de magistrados, no puede haber libertad; porque pueden surgir
temores, de que el mismo monarca o senado puedan promulgar leyes tiránicas,
para ejecutarlas de una manera tiránica.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Pero, ¿qué es el gobierno mismo, sino la mayor de todas las reflexiones sobre
la naturaleza humana? Si los hombres fueran ángeles, no sería necesario ningún
gobierno. Si los ángeles gobernaran a los hombres, no serían necesarios controles
externos ni internos sobre el gobierno. Al enmarcar un gobierno que será adminis-
trado por hombres sobre hombres, la gran dificultad radica en esto: primero debes
permitir al gobierno controlar a los gobernados; y en el siguiente lugar obligarlo
a controlarse a sí mismo. Una dependencia en las personas es, sin duda, el princi-
pal control sobre el gobierno; pero la experiencia ha enseñado a la humanidad la
necesidad de precauciones auxiliares.
Esta política de suministrar, por intereses opuestos y rivales, el defecto demejores
motivos, podría rastrearse a través de todo el sistema de asuntos humanos,tanto
privados como públicos. Lo vemos particularmente exhibido en todas las distribu-
ciones de poder subordinado; donde el objetivo constante es, dividir y organizar
varias oficinas de manera tal que cada una pueda ser un control sobre la otra;
que el interés privado de cada individuo pueda ser un centinela sobre losderechos
públicos. Estos inventos de la prudencia no pueden ser menos necesarios en la
distribuciónde los poderes supremos del estado.
23. Como puede apreciarse, la idea de los “checks and balances” sirve para que los diferen-
tes poderes (compuestos por diferentes personas) al tener intereses contrapuestos, se
controlen entre sí, lo que llevará a la limitación y equilibrio del poder como garantía
de los derechos y libertades de las personas.
24. Las ideas de Montesquieu fueron fundamentales para implementar un sistema repu-
blicano y presidencialista en los Estados Unidos de América, basado en la división
tripartita del poder (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), como modelo alternativo al sis-
tema parlamentario de origen británico. Este nuevo modelo de gobierno consagró los
ideales antiguos de una constitución mixta. Ambos modelos inspirarían a otros países
a adoptar variantes propias de los mismos.
25. La posterior historia del constitucionalismo fue tumultuosa, y tuvo idas y venidas en la
mayoría de países. Pero el concepto de limitación o separación del poder, implementa-
do de una u otra manera en los modelos de gobierno parlamentario y presidencialista,
ha sido desde entonces un elemento esencial en todos los Estados constitucionales
modernos. Efectivamente, sin un mecanismo de limitación o separación del poder no
puede existir una Constitución. En palabras de Antonio-Carlos Pereira Menaut, una
Constitución:
En sentido material es una limitación del poder, llevada a cabo por medio del Derecho
(y también de la Política) y afirmando una esfera de derechos y libertades en favor de los
ciudadanos. El aspecto de “limitación del poder” da lugar a la separación o división
de poderes, que ello se haga “por medio del Derecho” genera el Imperio del Dere-
cho o Estado de Derecho, y la “esfera de derechos y libertades” da lugar a los que
toda Constitución contiene, bien en el propio texto, como la mayoría, o bien en
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38. Se trata, pues, de un modelo sui generis, lo cual, como no podía ser de otro modo,
obliga a que las respuestas en torno a los alcances de las atribuciones de los principales
órganos del Estado deban ser hallados en nuestro constitucionalismo histórico y no
necesariamente en las constituciones o jurisprudencia de otros países. En efecto, y
aunque el constitucionalismo de cuño occidental tiene sus raíces en las experiencias
forjadas en Inglaterra, Estados Unidos y Francia, lo cierto es que el desarrollo y el re-
conocimiento de las principales instituciones que forjaron nuestra particular forma de
gobierno solo es posible de ser identificado en nuestra propia experiencia histórica.
39. Este proceso inicia, como no podía ser de otra forma, con la independencia, ya que
este episodio generó en distintos pensadores nacionales la necesidad de elucubrar al-
guna fórmula política que permitiera una adecuada convivencia en la convulsa socie-
dad de aquella época. Descartada la propuesta monarquista de José de San Martín,
se optó por una república. No fue una decisión sencilla, ya que se trataba de la admi-
nistración de un espacio geográfico habituado a las costumbres y usanzas españolas.
Era, en esencia, una tabula rasa, pero lo que sí era evidente era que el Perú no era una
continuación de España o una réplica del antiguo Imperio Incaico: ese nuevo país,
“el Perú mestizo, el Perú definitivo, hay que reconocerlo en esta transformación que
se va a desarrollar en todos los campos de la vida” [De la Puente Candamo, José A.
(1971). Notas sobre la causa de la independencia del Perú. Lima: Sesquicentenario de
la Independencia, p. 28].
40. De este modo, entender la forma de gobierno vigente no es una tarea viable si es
que no se conoce, en su verdadera dimensión, el proceso histórico en que las formas
parlamentarias fueron introducidas. Y es que ellas “no fueron producto de una ley
importada, ni menos de una ingeniería constitucional, sino de una práctica propia
que se fue moldeando, imponiendo y consolidando en el siglo [XIX]” [Planas Silva,
Pedro (1998). Democracia y tradición constitucional en el Perú. Lima: Editorial San
Marcos, p. 52]. Corresponde, en ese sentido, que este Tribunal efectúe un recuento de
los principales hitos que, además de marcar nuestra vida republicana, son importan-
tes para entender la implantación de distintas instituciones en nuestra Constitución
vigente.
3.1. La doctrina rígida de la separación de poderes y su incidencia en las relaciones entre
el ejecutivo y el legislativo en los inicios del constitucionalismo peruano
41. La primera respuesta a las fórmulas absolutistas fue el reconocimiento del principio
de separación de poderes. Sin embargo, al igual que en el escenario francés, ocurrió
en el Perú que su estricta observancia terminó por generar, al menos en los momentos
iniciales de la república, un sometimiento del Poder Ejecutivo por parte del Poder
Legislativo, que se basaba en el temor y las remembranzas que aquel generaba por las
analogías que solían realizarse entre los presidentes y los monarcas.
42. Es así que nuestro primer constitucionalismo optó por el reconocimiento de una suer-
te de concepción rígida del principio de separación de poderes, la cual supuso que no
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52. La creación del Consejo de Ministros también generó la necesidad de articular nuevos
mecanismos de articulación entre el Ejecutivo y el Legislativo. Uno de ellos fue el de la
exposición, por parte del Ejecutivo, del programa de gobierno que iba a implementar-
se. Se trató, también, de una práctica parlamentaria que paulatinamente iría institucio-
nalizándose en nuestro ordenamiento, y que empezó cuando el conocido jurista Pedro
Gálvez asumió la Presidencia del Consejo de Ministros en el primer “gabinete” de José
Balta. La razón de este proceder, explicado por el mismo Gálvez, radicaba en que la
representación nacional tenía que estar al corriente del programa que iría a aplicarse.
53. Por otro lado, no puede dejar de resaltarse que el Consejo de Ministros también fue
creado para evitar la concentración de las funciones ejecutivas en manos del Presidente
de la República. De ahí que, de manera sucesiva, se desarrollarían, tanto en las leyes
como en las constituciones, distintas materias que requerirán que el mandatario ob-
tenga la aprobación del Consejo de Ministros. Ciertamente, este órgano no estaba di-
señado para vetar o paralizar la iniciativa presidencial, pero sí ha generado la necesidad
de encontrar espacios de debate y consensos al interior del Poder Ejecutivo.
54. Otro de los aspectos en los que se pudo advertir el creciente temor a la figura presiden-
cial se dio con la potestad, en manos del Congreso de la República (o de una de sus
cámaras) de acusar al Presidente de la República por disolverlo o impedir su reunión.
Sería la Constitución de 1856 la que reconociera, por primera vez, esta posibilidad. En
todo caso, esas previsiones no impidieron que, en noviembre de 1857, el coronel Pedro
Arguedas, en un hecho insólito en la historia republicana, desalojara, acompañado de
un grupo de soldados, a los integrantes de la Convención Nacional. Los miembros
del Congreso de la República, que fueron electos con posterioridad, se encargarían
de declarar su separación del ejército nacional. Se trató, pues, de un mecanismo que
buscó limitar las amplias atribuciones presidenciales que se habían reconocido en la
Constitución de 1839.
55. Ahora bien, el desarrollo de las instituciones presidencialistas y parlamentarias y su
desenvolvimiento en nuestra especial realidad generó paulatinamente una forma de
gobierno que no puede identificarse plenamente con alguno de dichos modelos para-
digmáticos, a lo que contribuyó, evidentemente, la inserción del Consejo de Ministros.
Es así que instituciones como la censura o el voto de confianza tuvieron una particu-
lar configuración en la historia constitucional peruana. Este último, por ejemplo, no
siempre se ha empleado en situaciones de quiebre institucional en las que sea necesario
dirimir qué órgano ha actuado en resguardo de la ley o la Constitución. En efecto, el
voto de confianza se ha empleado, también, como muestra de solidaridad entre la Cá-
mara y el Ministerio, como ocurrió el 23 de febrero de 1922, cuando se acordó reiterar
la confianza al Gabinete presidido por Germán Leguía y Martínez, o con el propósito
de desvanecer apreciaciones adversas hechas en el curso de una interpelación, como
ocurrió con el voto de confianza brindado al Gabinete presidido por Rafael Villanueva
el 12 de agosto de 1909.[Ver, al respecto: Villarán, Manuel Vicente. (1994). Posición
constitucional de los ministros en el Perú. Lima: Editorial Cuzco, p. 177].
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56. Este Tribunal también advierte que la práctica ministerial también es un insumo que
no puede ser dejado de lado para comprender, en su debido contexto histórico, distin-
tas instituciones que han sido forjadas en la república peruana. Y es que, pese al vacío o
defecto de la ley, la forma en que tanto los congresistas como los integrantes del ejecu-
tivo asumieron el uso de distintos mecanismos propios de los modelos parlamentarios
o presidencialistas es la principal referencia para determinar si nuestra constitución
histórica avala (o no) determinadas prácticas. Una cuestión de bastante trascendencia
ha sido la de la desaprobación de algún proyecto de ley por parte del Congreso de
la República como una causal para la dimisión de algún ministro. Es cierto que ello
nunca ha sido implementado en alguna normatividad particular, pero de eso no se
desprende que haya sido prohibido por la práctica ministerial y/o parlamentaria. Por
ejemplo:
Pedro Mariano García, Ministro de Hacienda de Pezet, renunció el 21 de no-
viembre de 1864 por el rechazo de un proyecto sobre consignaciones de Guano.
El Gabinete presidido por el Contralmirante Melitón Carbajal renunció el 13 de
agosto de 1914, porque en la Cámara de Senadores fue rechazado un proyecto gu-
bernativo sobre emisión de cheques circulares. El Ministro de Hacienda Francisco
Tudela renunció el 10 de septiembre de 1914 por un desacuerdo con la Cámara
de Diputados, que había modificado el proyecto del Gobierno sobre aumento de
la referida emisión. El Gabinete presidido por el mismo Tudela renunció el 16 de
abril de 1918 porque el Senado insistió en una ley vetada por el Ejecutivo sobre
ferrocarriles.[Ver, al respecto: Villarán, Manuel Vicente (1994). Posición constitu-
cional de los ministros en el Perú. Lima: Editorial Cuzco, p. 175].
57. Otra de las herramientas fundamentales para el establecimiento de mecanismos de
coordinación y fiscalización ha sido el establecimiento de la figura de la interpelación,
la cual, al igual que en los otros casos, empezó por ser usada en la práctica parlamen-
taria antes de su reconocimiento oficial en la Constitución. Como se conoce, fueron
tensas las relaciones entre Ramón Castilla y los integrantes de la Convención Nacional
de 1855-1856, y esto se materializó en distintos incidentes, uno de los cuales fue el
constante empleo de esta figura la cual, curiosamente, no estuvo regulada en la Cons-
titución de 1856. Sería, pues, la Constitución de 1860 la primera que reconociera esta
institución.
58. Por otro lado, nuestro constitucionalismo también presentó una particular evolución
en lo referente a la posibilidad que concurran, en una sola persona, la calidad de con-
gresista y ministro. Esta posibilidad, bastante usual en los modelos de cuño parlamen-
tario, había sido dejada de lado en los inicios de la república en estricta aplicación de
la idea de separación rígida de poderes. Fue así que nuestras primeras constituciones
oscilaron entre la fórmula de la prohibición de asumir la investidura y el cese del cargo
de congresista para asumir el de ministro, tal y como ocurrirá en el conocido caso de
Hipólito Unanue, al ser elegido Secretario de Hacienda de José de San Martín, ya
que su nombramiento fue calificado como incompatible por parte del Congreso de la
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
62. Ocurre algo similar con la Constitución de 1993, con la excepción, claro está, del caso
que nos convoca. Ahora bien, debe precisarse que, a pesar de que el Presidente de la
República invocó, en su mensaje a la nación, diversas cláusulas constitucionales como
sustento de sus actos, este Tribunal debe analizar ahora si tales cláusulas fueron inter-
pretadas de forma compatible —y, por tanto, si tales actos se realizaron en conformi-
dad—con la Constitución. Lo que sí es posible afirmar, al menos en este momento, es
que se trata del primer caso, en nuestra historia republicana, en que se judicializa ante
una alta corte de justicia la disolución del Congreso de la República. La responsabilidad
que se ha otorgado a este Tribunal no puede ejercerse sin el adecuado conocimiento de
nuestra constitución histórica, pues, como se ha podido advertir, ella es indispensable
para entender la lógica subyacente a la problemática de nuestra forma de gobierno.
63. Independientemente de lo hasta aquí expuesto, este Tribunal considera necesario re-
cordar que la fórmula que, finalmente, hayan decidido incorporar los constituyentes
no es determinante para comprobar el buen o mal accionar de los congresistas o de los
integrantes del Ejecutivo. Han existido, en el Derecho comparado, experiencias en las
que la convivencia entre ambos órganos ha sido pacífica, pese al eventual peso superior
que haya sido asignado a uno u otro de ellos. Y es que, como lo recordaba nuestro
historiador Jorge Guillermo Leguía, refiriéndose al convulso Perú de la primera mitad
del siglo XIX, “no son malos los sistemas que se adoptan sino los hombres que en vez
de practicarlos se prestan abyectamente a mixtificarlos y desacreditarlos”.[Leguía, Jorge
Guillermo. Estudios Históricos. Santiago de Chile: Ediciones Arcilla, p. 192].
64. En ese sentido, no han faltado severas tensiones políticas en nuestra realidad, unas
de ellas desarrolladas dentro del margen de lo permitido por la Constitución y otras,
como no podía ser de otro modo, con su absoluto desconocimiento. Las primeras
suelen presentarse y, de hecho, permiten demostrar la funcionalidad y relevancia de
las prácticas democráticas. Las segundas, por el contrario, solo han demostrado poca
voluntad y apego a un bien escaso en el Perú: la institucionalidad.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
66. Es sintomático, al menos para el análisis histórico de las relaciones entre Ejecutivo y
Legislativo, que, poco tiempo después de la proclamación de José de San Martín, el
Perú haya presenciado el “motín de Balconcillo”, episodio que permitió a José de la
Riva Agüero hacerse del poder con apoyo de los militares. Y, si a ello se agrega que,
en plena conflicto con España, se dispuso su retiro del cargo por parte del Congreso
de la República, es posible ver en qué medida esta fricción pudo tener consecuencias
catastróficas para la causa de la independencia. La destitución de Riva Agüero a través
de un decreto del Congreso de la República no fue acatada, ya que, según él entendía,
las atribuciones de los congresistas habían permanecido en suspenso luego de la última
sesión en el Callao, así como por el traslado a Trujillo del mismo órgano legislativo y
de los tribunales. Parece ser que, en todo caso, se trató de una medida para propiciar
el ingreso de Simón Bolívar a territorio nacional. [Paz Soldán, Mariano Felipe (1972).
Historia del Perú Independiente. En: Centro de Estudios Históricos y Militares. El
Perú y su independencia. Antología. Volumen III, p. 81]. Es importante destacar que
la figura de la vacancia presidencial no se encontraba regulada en la Constitución de
1823, la cual solamente hacía una referencia indirecta en el artículo 76 a la posibilidad
de destituirlo, sin que se precisen los supuestos en lo que ello procedería.
67. Por otro lado, en nuestra historia republicana han existido numerosos pasajes en los
que, mediante el uso de herramientas y procedimientos constitucionales, se materia-
lizó esta pugna. Uno de los primeros momentos se presenció en el célebre discurso de
“Yo debo acusar, yo acuso” de Francisco de Paula Gonzáles Vigil, realizado el 7 de no-
viembre de 1832. Se debatía en ese entonces en la Cámara de Diputados la acusación
al Presidente de la República, Agustín Gamarra. En aquella oportunidad, y en virtud
del artículo 22 de la Constitución de 1828 -que facultaba a dicha cámara de acusar
ante el Senado al Presidente de la República por las infracciones de la Constitución-,
el conocido clérigo tacneño fue consciente de la magnitud de lo que se decidía en el
Congreso de la República, pues se trataba de una ocasión histórica en la que podía
reconocerse límites a las aparentemente ilimitadas atribuciones del Presidente. En ese
sentido, sostuvo que felicitaba a su patria por las “honorables personas de sus repre-
sentantes por hallarse ocupada la Cámara en una discusión que debe contarse entre
los progresos del sistema americano”.[El discurso se puede consultar en: Bákula, Ce-
cilia (compiladora). Textos y testimonios para comprender el Perú en el Bicentenario.
Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, pp. 377-383]. La acusación fue recha-
zada por la mayoría de votos del Senado.
68. Otro asunto que supuso una fuerte tensión entre el Poder Legislativo y el Poder Eje-
cutivo se presenció durante el mandato de Ramón Castilla en 1859. El Congreso de la
República había acordado que el Consejo de Ministros debía acudir con el propósito
de escuchar la lectura del acta respectiva de la sesión en la que sus miembros habían
dejado constancia de su deferencia al Legislativo, cuestión que no fue acatada. Ello
generó fuertes reacciones en el Congreso de la República, y una de ellas fue un pedido
de vacancia del Presidente de la República firmado por Toribio Casanova, Fernando
Casós, Manuel C. Torres, Luciano Benjamín Cisneros y Manuel Seminario Váscones,
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
el cual, sin embargo, fue rechazado por 42 votos en contra y 33 a favor.[Basadre, Jorge
(1969). Historia de la República del Perú. Tomo IV. Lima: Editorial Universitaria, p.
196].
69. En 1867 se dio la primera caída de un Gabinete por acción del Congreso de la Repú-
blica. Fue el conocido “Gabinete Tiberópolis”, el cual ostentó ese nombre por el título
del obispo monseñor Pedro José Tordoya, quien era Ministro de Justicia e Instrucción.
El caso se inició a raíz de unos incidentes callejeros en contra de algunos integrantes
del Congreso Constituyente de ese año, lo que generó distintos reclamos por la in-
eficiencia del gobierno. Luego de un altercado entre los congresistas y los ministros
del Presidente Prado -de tal magnitud que ocasionaron el retiro del recinto de estos
últimos-, se aprobó un voto de censura, que fue aprobado por 38 votos contra 31. El
gabinete, por ello, presentó su renuncia, la cual no fue aceptada por el Jefe de Estado.
Con posterioridad a estos hechos, se aprobó una ley que prohibía al Presidente de la
República despachar con los ministros que hubiesen sido censurados. Frente a esta
nueva ley, se presentó un segundo pedido de renuncia de los ministros involucrados,
la cual fue aceptada. Como bien refiere Basadre, “(e)ra una victoria del sistema par-
lamentario, pues una de sus piezas había sido incrustada en el régimen presidencial
peruano. Victoria que, sin embargo, aparecía pequeña ante el sector extremista del
Congreso cuyo propósito era, como se ha visto, obtener la vacancia de la Presidencia
de la República”. [Basadre, Jorge. (2005). Historia de la República del Perú. Tomo VI.
Lima: Empresa Editora el Comercio S.A, p. 250].
70. Uno de los momentos en que la tensión entre Legislativo y Ejecutivo alcanzó su punto
más álgido fue entre el conflicto suscitado entre el Congreso de la República y el Pre-
sidente Guillermo Billinghurst, quien, de hecho, llegó a formular un proyecto con el
objeto de disolver el Congreso de la República para convocar a un plebiscito nacional
y disponer la elección de uno nuevo con facultades constituyentes. En su discurso, el
Presidente de la República justificó esta medida en que la nación peruana tenía dere-
cho a poner término a una parte de los mandatos legislativos:
(…) a fin de que coincidan las elecciones legislativa y presidencial si no quiere
encerrar la constitucionalidad, el derecho democrático y el orden público en ex-
tremos igualmente peligrosos e inaceptables: la disolución del Congreso por el
gobierno o la prórroga inconstitucional y absurda de un tercio parlamentario, au-
torizando la rebelión contra la soberanía nacional que ningún pueblo debe tolerar
ya venga del Congreso o ya del Poder Ejecutivo. [En: Diario La Crónica. Edición
de 6 de febrero de 1914].
71. La respuesta por parte del Congreso de la República no se hizo esperar. El 4 de febrero
de 1914, el Poder Legislativo sostuvo que el accionar presidencial, consistente en can-
celar los poderes del Congreso de la República y convocar a elecciones generales para
sustituir al Parlamento de la época, era un delito en contra de la soberanía nacional.
También precisó que no se le debía ya obediencia porque, según entendía, ya no estaba
capacitado para ejercer el cargo. El artículo 88 de la Constitución de 1860 permitía, de
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3.4. Las fricciones políticas entre el poder ejecutivo y el poder legislativo en el período
2016-2019
75. Las tensiones políticas entre ambos poderes del Estado se remontan a las elecciones
generales del año 2016. En aquella oportunidad, el partido Fuerza Popular obtuvo
73 de los 130 escaños en el Congreso de la República. Sin embargo, para el cargo de
Presidente de la República ningún candidato obtuvo la mayoría exigida por ley para
declarar a un ganador. Fue así que los candidatos Keiko Sofía Fujimori Higuchi y Pe-
dro Pablo Kuczynski pasaron a la segunda vuelta electoral, la cual fue realizada el 9 de
junio del mismo año. Luego de culminado el escrutinio, se dio como ganador a este
último, quien asumiría el cargo de Jefe de Estado acompañado de su primer vicepresi-
dente, Martín Vizcarra, y de la segunda vicepresidenta, Mercedes Aráoz.
76. Las tensiones al interior de la clase política empezaron a ser visibles el 14 de octubre de
2016, fecha en la que se publicó en el Diario Oficial El Peruano la Resolución Legis-
lativa 007-2016-2017-CR, cual reformaba algunas disposiciones del Reglamento del
Congreso. A través de la modificación se prohibió que sus integrantes renuncien a sus
grupos parlamentarios. Esta enmienda fue declarada inconstitucional por parte del Tri-
bunal mediante la Sentencia 0006-2017-PI/TC de fecha 29 de agosto de 2017, ya que
se consideró que era contraria a los derechos a la libertad de conciencia y participación
política de los congresistas. La decisión fue publicada en el Diario Oficial El Peruano el
día 14 de septiembre de ese mismo año. Ese mismo día, el Congreso de la República
adoptó una nueva reforma con el propósito de evitar la renuncia a los grupos parlamen-
tarios, lo que se materializó en la Resolución Legislativa 003-2017-2018-CR. Frente a
esta nueva decisión, el Tribunal Constitucional emitió sentencia con fecha 10 de julio
de 2018, y dispuso que la reforma era compatible con la Constitución siempre que se
interprete en el sentido que no está prohibida la denuncia por supuestos de disidencia
por razones de conciencia debidamente justificadas, por lo que podrían conformar un
nuevo Grupo Parlamentario, adherirse a uno ya existente o recurrir a la fórmula de
configurar un Grupo Parlamentario mixto (Sentencia 0001-2018-PI/TC).
77. Por otro lado, el día 9 de diciembre de 2016, la bancada de Fuerza Popular presentó
una moción de censura en contra del Ministro de Educación, Jaime Saavedra. El pe-
dido se justificaba, según se indicó, en que no se admitirían actos de corrupción en
dicho sector, y en que se buscaba la protección de los niños y la defensa de la reforma
universitaria. El 14 de diciembre de 2016 el Ministro de Educación, Jaime Saavedra,
fue censurado por parte del Congreso de la República. Frente a este acto, asumió como
nueva ministra en el sector la educadora Marilú Martens.
78. Las relaciones entre el Ejecutivo y Legislativo empezaron a complicarse, particular-
mente, en el año 2017. El 22 de mayo de ese año, el primer vicepresidente, Martín
Vizcarra, renunció al cargo de Ministro de Transportes y Comunicaciones ante las acu-
saciones del Congreso de la República relacionadas con presuntas irregularidades en la
adenda a favor de KunturWasi para la construcción de un aeropuerto en Chincheros,
en la ciudad del Cusco.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
79. El 19 de junio de 2017, y ante distintos cuestionamientos por haber entablado co-
municación con el contralor Edgar Alarcón en el marco del caso del aeropuerto en
la ciudad de Chincheros, Alfredo Thorne, Ministro de Economía y Finanzas, planteó
una cuestión de confianza ante el Congreso de la República, la cual fue rechazada dos
días después con 88 votos en contra, 11 a favor y dos abstenciones. En virtud de la
denegación, Thorne presentó su renuncia al cargo.
80. El 12 de septiembre de 2017, la bancada de Fuerza Popular acordó presentar una nue-
va moción de censura en contra de la Ministra de Educación, lo cual, según los propo-
nentes, se justificaba en que el gobierno no había resuelto los asuntos que generaron
la huelga de maestros. Frente a este nuevo pedido, el día 13 de septiembre de 2017, el
entonces Presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, decidió presentar una
cuestión de confianza ante el Congreso de la República. Según refirió, ello se realizaba
con el propósito de mantener la línea trazada por el gobierno en relación con la política
educativa. Un día después, el día 14 de septiembre de 2017, el Congreso de la Repú-
blica, por 22 votos a favor, 77 en contra y 16 abstenciones decidió negar la confianza
al gabinete presidido por Fernando Zavala, produciéndose, de esta forma, la crisis total
de gabinete.
81. La tensión encuentra uno de sus puntos más álgidos en el mes de diciembre de ese
mismo año. El día 15 se difunde, en diversos medios de comunicación, información
relacionada con los pagos, efectuados por parte de la empresa Odebrecht a la consul-
tora Westfield Capital, de diversas asesorías realizadas entre los años 2004 y 2007 por
una suma total ascendiente a 782.000 dólares. Según las fuentes que propalaron dicha
información, la consultora era propiedad del entonces Presidente de la República,
Pedro Pablo Kuczynski. Por ello, el Congreso de la República decidió iniciar el debate
para la destitución del Jefe de Estado, al que se le atribuyó, según consta en los registros
de los debates, “incapacidad moral permanente”.
82. El día 21 de diciembre de 2017, el Congreso de la República procedió a la votación
respectiva. La solicitud de vacancia presidencial fue rechazada. La cantidad de votos
no fue suficiente para cumplir con la mayoría exigida por la Constitución debido a
que diez congresistas del partido político Fuerza Popular, entre ellos, Kenji Fujimori
Higuchi, decidieron no votar a favor de la propuesta de su agrupación. Unos días
después, concretamente el 24 de diciembre, Pedro Pablo Kuczynski decidió indultar al
expresidente Alberto Fujimori Fujimori, quien había sido condenado en el año 2009 a
25 años de prisión por la comisión de diversos delitos. De esta forma, el exmandatario
recobró su libertad.
83. En el año 2018 continuaron las fricciones políticas. Es así que, el día 7 de marzo de ese
año, distintos congresistas decidieron presentar una nueva solicitud de vacancia presi-
dencial en contra de Pedro Pablo Kuczynski por supuestas nuevas evidencias respecto
de sus vínculos con la empresa Odebrecht. Por otra parte, el 20 de marzo fueron reve-
lados ante la opinión pública unos videos en los que, a juicio del congresista de Fuerza
Popular Moisés Mamani, se acreditaría que le ofrecieron obras para no votar a favor de
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la vacancia presidencial. Los congresistas que aparecen en estos videos, muchos de los
cuales votaron en contra del pedido de vacancia que fuera formulado en diciembre de
2017, fueron los principales involucrados. Ellos denunciaron una supuesta emboscada
por parte de Fuerza Popular.
84. Ante estos hechos, se incrementaron los pedidos para que el Presidente de la República
presentara su renuncia. Esto generó que, el día 21 de marzo, Pedro Pablo Kuczynski
dimitiera a su cargo. Al hacerse operativa la renuncia, asumió la presidencia Martín
Vizcarra el día 23 de ese mismo mes. El 2 de abril del 2018, juramentó el entonces
congresista César Villanueva como Presidente del Consejo de Ministros.
85. Mientras estos eventos se desarrollaban, el día 9 de marzo de 2018 se publicó en el
Diario Oficial El Peruano la Resolución Legislativa 007-2017-2018-CR, a través de la
cual el Congreso de la República dispuso la reforma de su reglamento con la finalidad
de restringir los supuestos en los que el Poder Ejecutivo podía presentar la cuestión de
confianza. De conformidad con la modificación efectuada, no procedía la interposi-
ción cuando la misma “esté destinada a promover, interrumpir o impedir la aproba-
ción de una norma o un procedimiento legislativo o de control político”. El Tribunal
Constitucional, a través de la Sentencia 0006-2018-PI/TC, de fecha 6 de noviembre
de 2018, declaró, por unanimidad, que esta reforma era contraria a la Constitución.
86. La crisis se agudiza y empieza a generalizarse el día 7 de julio de 2018, ya que se propa-
garon en los medios de comunicación una serie de audios que revelarían la existencia
de redes de corrupción que involucrarían a personas vinculadas al sistema de justicia
con distintos sectores empresariales. Ante esta situación, el 28 de julio el Presidente
de la República, Martín Vizcarra, presentó seis proyectos de ley. En virtud de estas
iniciativas, se creaba la Junta Nacional de Justicia, órgano que reemplazaría al Consejo
Nacional de la Magistratura; se prohibía el financiamiento privado de los partidos
políticos; se vedaba la reelección para el cargo de congresistas y se promovía el retorno
al sistema bicameral dentro del órgano legislativo. El Presidente del Consejo de Mi-
nistros, César Villanueva, planteó cuestión de confianza para la aprobación de estos
proyectos.
87. El Congreso de la República brindó la confianza solicitada e inició la deliberación
de los proyectos presentados: el 18 de septiembre se aprobó la creación de la Junta
Nacional de Justicia; el 25 de septiembre se aprobó la reforma sobre financiamiento
de partidos; el 4 de octubre aprobó la propuesta para la no reelección del cargo de con-
gresista y la del retorno a la bicameralidad. Para culminar el procedimiento, se requería
la aprobación por referéndum de las propuestas, lo cual se realizó el domingo 9 de di-
ciembre de 2018. Una gran cantidad de la población respaldó las medidas propuestas
por el Poder Ejecutivo y el Congreso de la República.
88. Por otro lado, el 31 de octubre de 2018 el Poder Judicial dispuso la aplicación de la
medida de prisión preventiva por un espacio de 36 meses en contra de la excandidata
presidencial Keiko Sofía Fujimori Higuchi, a quien se le atribuyó la presunta comisión
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es nombrado formalmente por el Jefe de Estado sin necesidad de un ulterior voto par-
lamentario de confianza” [De Vergottini, Giuseppe (1983). Derecho Constitucional
Comparado. Madrid: Editorial Espasa-Calpe S.A, p. 311].
99. En el caso peruano, en el que propiamente no nos encontramos en un régimen parla-
mentario, la finalidad del artículo 130 de la Constitución radica en establecer puen-
tes de comunicación y diálogo entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, pues ello
puede materializarse en el desarrollo de una articulada política general de gobierno
que beneficie a la población. Lo que se pretende, de esta forma, es que los ministros
electos para el cargo cuenten con un nivel aceptable de aprobación por parte del
Congreso de la República.
100. Por otro lado, el Tribunal también advierte que nuestros constituyentes han op-
tado por regular, en el artículo 133 de la Constitución, una suerte de cuestión de
confianza facultativa, en la que el Presidente del Consejo de Ministros plantea al
Congresode la República un pedido a nombre del mismo Consejo. Esta disposición
se encarga de precisar que, si “la confianza le es rehusada, o si es censurado, o si re-
nuncia o es removido por el Presidente de la República, se produce la crisis total del
gabinete”.
101. El artículo 132 de la Constitución, en esta misma línea, también regula una cues-
tión de confianza facultativa, aunque vinculada con un pedido efectuado por un
ministro en particular. Las consecuencias, en este caso, serían exactamente las mis-
mas que una eventual denegación de confianza en el contexto del artículo 133: el
ministro al que no se le brinde está obligado a presentar su dimisión. Según se había
advertido supra, dentro de la práctica parlamentaria del siglo XIX ya se habían pre-
sentado casos en los que el Poder Ejecutivo aceptaba la dimisión de ministros que
no contaban con la confianza o el respaldo del Congreso de la Repúblicao de alguna
de sus cámaras.
102. A diferencia del acto de investidura, en el que el Presidente del Consejo de Ministros
expone la política general del gobierno o hace referencia a las principales medidas que
adoptará su gestión, en este segundo escenario -esto es, el previsto en los artículos
132 y 133 de la Constitución- se presenta un supuesto particular, y que, de hecho,
ha sido sometido a conocimiento de este Tribunal. En efecto, lo que este supremo
intérprete de la Constitución debe dilucidar es si la postergación del proceso de elec-
ción de los magistrados de este Tribunal, así como la necesidad de adoptar medidas
que permitan garantizar la transparencia de dicho procedimiento, es una materia que
puede ser sometida a cuestión de confianza ante el Congreso de la República.
103. En ese sentido, y a fin de determinar la constitucionalidad del accionar del Poder
Ejecutivo, es necesario recordar algunos aspectos centrales que fueron esbozados en la
Sentencia 0006-2018-PI, pues ello permitirá determinar la naturaleza y los alcances
de la cuestión de confianza en los términos previstos en el artículo 133 de la Consti-
tución.
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114. Este Tribunal, en consecuencia, no puede sino exhortar a que ambos órganos esta-
tales velen por emplear los conductos más drásticos de sanción, esto es, la censura y
los pedidos de confianza, para asuntos que revistan un considerable impacto para la
administración y el desarrollo de la sociedad peruana, pues de ello dependerá el inicio
de políticas de concertación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.
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151. En lo que respecta al segundo punto, también agregó el Presidente del Consejo de
Ministros que su intervención se hacía con el propósito de “que el Parlamento decida
si nos otorga la confianza y considera, por lo tanto, que hay que hacer uso de trans-
parencia, o para que nos la niegue, si considera que va a seguir adelante con ese pro-
cedimiento” [Sesión del Pleno del Congreso del día 30 de septiembre de 2019, a las
11:44 horas]. Una vez planteada la cuestión de confianza, el entonces Presidente del
Congreso sostuvo que el pedido sería debatido luego de elegir a los magistrados de
este Tribunal, o, en su defecto, en la siguiente sesión [Sesión del Pleno del Congreso
del día 30 de septiembre de 2019, a las 11:49 horas].
152. Es en ese contexto que se dio inicio al proceso de elección de magistrados a este
Tribunal. Para ello, se brindó el uso de la palabra a los voceros de distintos grupos
parlamentarios. Una vez rechazada la cuestión previa planteada por la congresista
Indira Huilca Flores, por 34 votos a favor y 80 en contra, se continuó con el proceso.
Fue así que, a las 13:33 horas, se dio inicio al acto de votación. A las 13:35 horas, se
votó a favor de la candidatura de Gonzalo Ortiz de Zevallos Olaechea, quien obtuvo
88 votos favorables, 3 en contra y 2 abstenciones.
153. Posteriormente, se procedió a votar la candidatura de Manuel Sánchez-Palacios Pai-
va, quien obtuvo 73 votos favorables, 6 en contra y 13 abstenciones, por lo que no
contó con la mayoría exigida por la Constitución y por la ley para ser electo como
magistrado de este Tribunal. Ante esta situación, el entonces Presidente del Congreso
de la República precisó que la sesión para continuar con la elección se reanudaría el
día martes 1 de octubre de 2019 [Sesión del Pleno del Congreso del día 30 de sep-
tiembre de 2019, a las 13:42 horas].
154. La sesión del Pleno del Congreso se reanudó, según consta en los registros, a las 16:15
horas. En ese momento, los congresistas debatieron sobre la cuestión de confianza,
ya que varios legisladores sostenían que, con el acto de la votación, debería enten-
derse como denegada la confianza, por lo que el Presidente de la República debería
proceder a disolver el Congreso de la República. A las 17:33 horas, el Jefe de Estado
anunció que daría un mensaje a la nación peruana, lo cual ocurría de manera paralela
al debate sobre la cuestión de confianza en el Palacio Legislativo.
155. Durante su mensaje, el Presidente de la República precisó que:
Nuestro proyecto de ley busca generar un mecanismo más transparente y parti-
cipativo en la elección de los miembros del Tribunal Constitucional para evitar
las repartijas y la utilización de las instituciones para que unos pocos se sirvan de
ellas. Ante esto, desde el Congreso se intentó impedir al premier ingresar al he-
miciclo, se desconoció el artículo 129 de la Constitución Política del Perú, no se
dio la prioridad que la cuestión de confianza merece y, luego, se aprobó el primer
miembro de un tribunal express en una dudosa votación, vaciando de contenido
la cuestión de confianza planteada.
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159. En esa misma línea, al sustentar la importancia que suponía garantizar la transpa-
rencia en la elección de los miembros de este Tribunal, que justificaba la cuestión de
confianza planteada el 30 de septiembre de 2019, en las páginas 28-29 de suescrito
de contestación de demanda, el Poder Ejecutivo expuso que “del correcto funciona-
miento del Tribunal depende el fortalecimiento del Estado Constitucional, la defensa
de la Constitución y el control constitucional, razón por la cual el proceso de elección
de sus integrantes debe realizarse sobre principios de transparencia, que garanticen la
legitimidad de las decisiones de la institución”.
160. Al respecto, además, es preciso tener en cuenta que la Política General de Gobierno al
2021, aprobada mediante Decreto Supremo 056-2018-PCM, publicado en el Diario
Oficial El Peruano el 24 de mayo de 2018, establece como algunos de sus lineamientos
prioritarios asegurar la transparencia en las entidades y fortalecer las instituciones para
la gobernabilidad. Por ello, tal y como se indicó supra, desde la perspectiva del Poder
Ejecutivo, resultaba indispensable un proceso de elección de magistrados que se con-
duzca con verdadera transparencia, al cual concurran personas calificadas para el cargo
y con un altísimo compromiso con los valores democráticos que el cargo demanda.
161. A propósito de lo expuesto, es pertinente hacer referencia a la vital importancia que
este Tribunal tiene en el mantenimiento de nuestro Estado Constitucional. Al res-
pecto, como bien señala el artículo 201 de nuestra Constitución, este Tribunal es
un órgano autónomo e independente. De esa manera, en la dinámica que propone
nuestro sistema constitucional, se constituye en el organismo llamado a garantizar la
supremacía normativa de la Constitución y la protección de los derechos fundamen-
tales [cfr. Sentencia 0014-2014-PI/TC; Sentencia 03228-2012-PA/TC, entre otras].
162. En ese sentido, y a partir de la interpretación del artículo 201 de la Constitución, se
ha dicho que este Tribunal, en cuanto a la interpretación constitucional, se sitúa en la
cúspide del Poder Jurisdiccional del Estado [cfr. Sentencia 0020-2005-PI/TC, fun-
damento 157]. En efecto, aun cuando el artículo 201 no confiere a este órgano una
función exclusiva y excluyente, sí le confiere una función “suprema” en cuanto a la in-
terpretación de nuestra Carta Magna [cfr. Sentencia 0001-2018-PI/TC, fundamento
5]. Ello, además, se sustenta en el propio artículo 1 de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional que de manera expresa señala que “el Tribunal Constitucional es el
órgano supremo de interpretación y control de la constitucionalidad”.
163. Por ello, en virtud de la crucial importancia que ostenta este Tribunal, y porque le
ha sido asignada la labor de controlar la constitucionalidad de los actos tanto de los
poderes públicos como de las actuaciones de los particulares, se requiere de aquel una
total y real independencia y autonomía frente a cualquier manifestación de poder.
En ese sentido ha interpretado la naturaleza de esta clase de tribunales la Corte In-
teramericana de Derechos Humanos al referir que, si bien es necesario garantizar la
independencia de la judicatura en general, los Estados deben garantizar especialmen-
te la independencia de los jueces constitucionales [cfr. Corte IDH. Caso Tribunal
Constitucional vs. Perú. Sentencia de 31 de enero de 2001, párrafo 75].
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164. En igual sentido, además, se debe poner de relieve que la demanda de un proceso de
elección de magistrados para este Tribunaldotado de las garantías suficientes de trans-
parencia había sido puesta en atención tanto por organismos internos (la Defensoría
del Pueblo), como por organismos internacionales (la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos). La Defensoría del Pueblo se pronunció respecto de la forma
en que el Congreso de la República elegía entonces a los futuros magistrados de este
Tribunal. Así, a través de un comunicado en su cuenta de Twitter, exhortó al Poder
Legislativo “a postergar la elección (…) con el fin de reafirmar el cumplimiento del
principio deliberativo que permita dar a la elección la máxima legitimidad” (ver pu-
blicación del 30 de setiembre de 2019 en la cuenta oficial de Twitter de la Defensoría
del Pueblo).
165. Por su parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos emitió el Comuni-
cado de Prensa 241/19, de fecha 26 de septiembre de 2019 (ver: https://www.oas.
org/es/cidh/prensa/comunicados/2019/241.asp), el cual señaló lo siguiente:
(…) los riesgos que conllevan en sí mismos los nombramientos a cargo de órga-
nos políticos, se incrementan por la falta de especificación de criterios objetivos
de selección que garanticen que los operadores de justicia sean personas íntegras,
las más idóneas, que cuenten con la formación y calificaciones jurídicas apropia-
das, de acuerdo con la singularidad y especificidad de la función que van a de-
sempeñar. Este requerimiento, como ya lo ha señalado la CIDH, resulta esencial
para garantizar que la elección no se hace por motivos o razones políticas, sino
solo basada en el mérito y la competencia profesional y que, además, la ciudada-
nía lo percibe así.
(…)
(…) se deben asegurar que tales procesos no sean realizados o puedan ser perci-
bidos por la ciudadanía como decididos con base en razones de carácter político
afectando la convicción de los justiciables en su actuar independiente. Para lograr
lo anterior, resulta indispensable que se cumplan principios tales como la difu-
sión previa de las convocatorias, plazos y procedimientos; la garantía de acceso
igualitario e incluyente de las y los candidatos; la participación de la sociedad
civil y la calificación con base en el mérito y capacidades profesionales.
166. Bajo esa lógica, una de las formas elementales de garantizar la independencia de los
jueces de las altas cortes -como lo es un Tribunal Constitucional- es a través de un
procedimiento transparente de selección de sus miembros que garantice que quienes
lleguen a ostentar tan alta magistratura sean personas verdaderamente idóneas para el
ejercicio del cargo. Esto quiere decir que, desde la perspectiva institucional de la ga-
rantía de la independencia judicial, un adecuado proceso de nombramiento y selec-
ción resulta ser un elemento básico e indispensable para contar con jueces realmente
independiente, autónomos e imparciales.
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167. Por lo tanto, es preciso recordar la forma de elección diseñada en nuestro ordena-
miento jurídico para ocupar el cargo de magistrado en este Tribunal.En primer or-
den, tenemos que el tercer párrafo del artículo 201 de la Constitución establece que
es el Congreso de la República que, con el voto favorable de los dos tercios del núme-
ro legal de sus miembros, elige a los siete magistrados de este Tribunal para que ejer-
zan el cargo por un periodo de cinco años sin posibilidad de ser reelegidos de manera
inmediata. El procedimiento que se debe seguir para la elección de sus miembros se
encuentra detallado en el artículo 8 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional
y, de igual forma, el Reglamento del Congreso también tiene algunas previsiones al
respecto.
168. El mencionado artículo 8 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional establece
que la Comisión Especial del Congreso encargada del procedimiento de selección
podrá optar por dos modalidades para llevar a cabo el mismo: la modalidad ordinaria
y la modalidad especial. En el caso de la modalidad ordinaria se hace una convoca-
toria a través del Diario Oficial El Peruano para la presentación de propuestas para
integrar el Tribunal y se publica la relación de las personas que son propuestas a fin
de que se puedan formular las tachas, de ser el caso. En el segundo caso, es decir, en
la modalidad especial, la convocatoria se realiza mediante invitación, modalidad que
fue introducida con la Ley 29882, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 7 de
junio de 2012. La modalidad a seguir es elegida por la Junta de Portavoces del Con-
greso y, en ambos casos, es la Comisión Especial del Congreso la que selecciona a los
candidatos que, a su juicio, deben ser declarados aptos para pasar a la votación ante
el Pleno del Congreso. Por último, es importante recordar que el artículo 64 del Re-
glamento del Congreso detalla que el procedimiento parlamentario para la elección
de los miembros del Tribunal es uno de carácter especial.
169. Como se aprecia, el procedimiento de elección de los magistrados de este Tribunal es
una tarea que en nuestro país es encargada únicamente al Congreso de la República.
En efecto, es el Poder Legislativo el único poder del Estado que se ve involucrado
en la decisión sobre quiénes integrarán finalmente el máximo ente de interpretación
constitucional en nuestro sistema. Esto, a modo de ilustración, difiere radicalmente
respecto del diseño de elección que fue contemplado por la Constitución de 1979
-texto constitucional del cual emergió el otrora Tribunal de Garantías Constitucio-
nales-, en el que 3 miembros de dicho órganode 9 miembros eran elegidos por el
Congreso de la República, otros 3 por el Poder Ejecutivo y los 3 restantes por la Corte
Suprema de Justicia. Sobre esta cuestión en particular, es preciso recordar lo expuesto
por Hans Kelsen, quien fue un autor fundamental en el desarrollo de los tribunales
constitucionales:
(…) no se puede proponer una solución uniforme para todas las Constitucio-
nes posibles. La organización de la jurisdicción constitucional deberá modelarse
sobre las particularidades de cada una de ellas. He aquí, sin embargo, algunas
consideraciones de alcance y valor generales. El número de miembros no debe-
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
ría ser muy elevado, considerando que es sobre cuestiones de derecho a lo que
está llamada a pronunciarse, la jurisdicción constitucional cumple una misión
puramente jurídica de interpretación de la Constitución. Entre los modos de de-
signación particularmente típicos, no podría pregonarse sin reservas ni la simple
elección por el Parlamento ni el nombramiento exclusivo por el Jefe de Estado
o por el gobierno. Posiblemente se les podría combinar, así, por ejemplo, elegir
los jueces al Parlamento a propuesta del gobierno, quien podría designar varios
candidatos para cada puesto o inversamente.
Es de gran importancia otorgar, en la composición de la jurisdicción constitu-
cional, un lugar adecuado a los juristas de profesión. Podría llegarse a esto con-
cediendo, por ejemplo, a las facultades de derecho de un país o a una comisión
común de todas ellas el derecho a proponer candidatos, al menos para una parte
de los puestos. Podría, asimismo, atribuírsele al propio tribunal el derecho a pro-
poner aspirantes para cada puesto vacante o de proveerlo por elección, es decir,
por cooptación. El tribunal tiene, en efecto, el más grande interés en reforzar su
autoridad llamando a su seno a especialistas eminentes.[Kelsen, Hans (2016).
La garantía jurisdiccional de la Constitución (la justicia constitucional). Trad.:
Rolando Tamayo. Ciudad de México: Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
UNAM, pp. 57-58].
170. Así las cosas, no se puede dejar de advertir que la actual forma de elección de los
miembros del Tribunal Constitucional en nuestro país es muy particular en compa-
ración con los procedimientos de selección diseñados en otros países de nuestro con-
tinente que también cuentan con un tribunal o corte constitucional. En efecto, tal y
como se detalla a continuación, los integrantes de estas altas cortes suelen ser elegidos
a través de un procedimiento que no recae únicamente en un poder u organismo del
Estado, como si ocurre en el caso peruano.
Número de
País Forma de elección Duración en el cargo
miembros
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Número impar
determinado por
ley. Son elegidos por el Senado de la República
Colombia
de acuerdo con las ternas que presentan
(Corte Actualmente la Ley 8 años
el Presidente de la República, la Corte
Constitucional) 270 establece que Suprema de Justicia y el Consejo de Estado.
se compone de 9
miembros.
171. Como se observa, incluso en aquellos países en los que la designación en sí misma re-
cae en un único ente, los otros poderes del Estado e inclusive la sociedad civil tienen
un rol activo en el procedimiento previo de preselección o presentación de candida-
tos (Colombia y República Dominicana) o en la conformación del ente encargado de
la designación (Ecuador). Es decir, no se deja en manos de una única corporación la
decisión sobre los posibles candidatos y los finalmente designados a ocupar el cargo.
Hay, en todo caso, una participación plural en todo el procedimiento.
172. De igual forma, aun cuando no sean tribunales o cortes constitucionales en sentido
estricto, tenemos algunos ejemplos de otras altas cortes en nuestro continente que, en
sus respectivas jurisdicciones, detentan facultades similares a las de un tribunal cons-
titucional; claro está, con sus respectivos matices y salvedades. En todo caso, si algo
tienen en común estas cortes es que son los tribunales más importantes de sus países
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Número de
País Forma de elección Duración en el cargo
miembros
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y Delia Revoredo Marsano mediante invitación. Esto se debió a que luego de la elec-
ción de los magistrados Aguirre Roca y Acosta Sánchez, se modificó el entonces ar-
tículo 7 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, debido a los problemas que
habían dificultado la elección de sus miembros, que quedóentonces con el siguiente
texto: “(c)uando existan razones que lo justifiquen, y a petición de no menos del
20% de los Congresistas, podrá efectuarse, por acuerdo del Pleno, una convocatoria
complementaria por invitación para elegir a candidatos a los cargos de Magistrados
del Tribunal Constitucional cuyas vacantes no hubieran sido cubiertas. En tal caso,
la votación será por lista cerrada, completa y mediante voto público en el Pleno del
Congreso” (artículo único de la Ley 26662, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 14 de junio de 1996). Naturalmente que la decisión sobre cuántos magistrados
deben ser elegidos mediante una y otra modalidad en un determinado proceso de
selección, es un asunto que le competería definir, de ser el caso, al Congreso de la
República.
182. Finalmente, es importante recordar también que, a lo largo de la historia de este
Tribunal, se ha podido evidenciar una suerte de falta de uniformidad en cuanto a los
elementos que deben componer el proceso de selección de sus miembros. Esto, na-
turalmente, ha ocasionado que se tengan que vivir antecedentes tristemente célebres
que, en perspectiva, redundan en una erosión sobre la institucionalidad del Tribunal.
Solo por recordar algunos de estos episodios, tenemos que:
En el año 2005, a pesar de que la Comisión Especial había elaborado un orden
de mérito en razón a las calificaciones obtenidas por los candidatos, la propuesta
llevada al Pleno del Congreso no coincidió con tal orden de mérito. Por el con-
trario, la referida Comisión Especial adujo que, luego de un proceso deliberativo,
había llegado a un acuerdo a fin de proponer dos ternas distintas, sin respetar
el orden de mérito previamente elaborado por la propia comisión. (Ver:http://
www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/cat_uibd.nsf/primero/9977C230BB741
74805257BAA000C0D40?opendocument).
En el año 2007, tras ser elegido como magistrado el señor Javier Ríos Castillo,
éste tuvo que poner a disposición del Congreso de la República su declinación
al nombramiento mediante carta de fecha 14 de junio de 2007, luego de que
se difundiera en los medios de comunicación una fotografía en la que aparecía
en un conocido restaurante junto a Agustín Mantilla y Óscar López Meneses,
entre otros personajes. Luego, inclusive, el señor Ríos Castillo intentó anular su
inicial declinación y consiguió, mediante una medida cautelar en un proceso de
amparo,que se ordenara su designación como miembro del Tribunal, aunque tal
decisión fue posteriormente revertida. Finalmente, la Junta de Portavoces del
Congreso acordó dejar sin efecto la elección (ver: Congreso de la República. Acta
de la 56º Sesión de la Junta de Portavoces, 18 de junio de 2007).
En el año 2013, tras la elección de miembros para ocupar el cargo de magistra-
dos del Tribunal, el Congreso de la República tuvo que dejar sin efecto la misma
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
sultaría materialmente imposible establecer una lista taxativa respecto de los casos
concretos en los que sería constitucionalmente inválido plantear una cuestión de
confianza. Es, en ese sentido, que este Tribunal brinda, sin ánimo de exhaustividad,
los siguientes supuestos a fin que la cuestión de confianza no sea planteada de forma
ilimitada.
187. En relación con el escenario (i), este Tribunal advierte que, en el seno de los actuales
Estados Constitucionales, suele existir una suerte de patrimonio común, el cual per-
mite diferenciar modelos democráticos de los que ostentan un perfil autocrático. La
esencia de las constituciones propias de los Estados Constitucionales radica tanto
en la limitación del ejercicio arbitrario del poder como en la tutela de los derechos
fundamentales. De este modo, las constituciones no son documentos del más alto
rango únicamente porque, desde la perspectiva del sistema de fuentes, no pueden
ser derogadas o alteradas por disposiciones de menor jerarquía, sino también porque
reconocen los más trascendentales valores en el ámbito de una sociedad democrática.
188. No sorprende, en este orden de ideas, que se hayan establecido contenidos inaltera-
bles de la norma suprema, y que, por lo demás, también han sido recordados por este
Tribunal al hacer referencia a una suerte de Constitución histórica. Así, se ha recordado
que, dentro de estos primeros contenidos, se encuentran el principio de que la sobera-
nía “reside en el pueblo, que su forma de gobierno es republicana (artículo 4°) y repre-
sentativa (artículo 7°); [y] que en ella ocupan un lugar privilegiado el reconocimiento
y promoción de los derechos” [Sentencia 00014-2002-AI/TC, fundamento 37].
189. En esta misma línea, y a propósito del fenómeno que cierto sector de la doctrina ha
denominado como “internacionalización del Derecho Constitucional”, se han ido
empleando en distintos instrumentos internacionales conceptos y herramientas afi-
nes a las constituciones de los Estados. Por ejemplo, el Estado peruano ha reconocido
la Carta Democrática Interamericana, instrumento que dispone que existen varios
elementos esenciales de la democracia representativa, entre los que figuran “el respeto
a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejerci-
cio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres,
justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del
pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e
independencia de los poderes públicos” (artículo 3).
190. Así, el Poder Ejecutivo no podría plantear una cuestión de confianza que suponga
un desconocimiento manifiesto de los principios que, asentados en nuestra historia
republicana, perfilan la identidad de la Constitución peruana. No sería válido, por
ejemplo, plantear una cuestión de confianza para suprimir la cláusula de Estado de
Derecho, del principio democrático, la separación de poderes, o para despojar de
cualquier contenido a los derechos fundamentales de la persona.
191. El escenario (ii) se relaciona con la imposibilidad de plantear la cuestión de confian-
za cuando ella se relacione con el condicionamiento del sentido de alguna decisión
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supuesto de denegación. A fin de evitar estos escenarios, este Tribunal considera que
el Poder Legislativo debe examinar en qué medida se deben exigir mayores consensos
a fin de otorgar la confianza en esta clase de escenarios.
199. Por otro lado, aunque se haya abierto la posibilidad de presentar proyectos de ley para
la reforma de la Constitución, ello solamente será válido en la medida en que se trate
de aspectos vinculados con alguna función o competencia (sea exclusiva o compar-
tida) del Poder Ejecutivo. Ya se ha indicado supra que no sería constitucionalmente
válido que un pedido de confianza pueda ser presentado para que este órgano del
Estado se irrogue competencias que, de manera específica,corresponden a otras enti-
dades. Es importante precisar, en todo caso, que es muy distinta la supresión total de
una competencia asignada a un órgano estatal a la posibilidad —que se ha presentado
en este caso— de solicitar transparentar un proceso de elección, sin que por ello se
desconozca la atribución brindada a otra entidad del Estado.
200. Por otro lado, aunque se haya abierto la posibilidad de presentar proyectos de ley
para la reforma de la Constitución, debe precisarse que no sería constitucionalmente
válido que un pedido de confianza pueda ser presentado para que este órgano del
Estado se irrogue competencias que, de manera específica, corresponden a otras en-
tidades, trasgrediendo con ello la forma de Estado, la forma de gobierno o el sistema
político constitucionalmente dispuesto. Es importante precisar, en todo caso, que
es muy distinta la supresión total de una competencia asignada a un órgano estatal
a la posibilidad —que se ha presentado en este caso— de solicitar transparentar un
proceso de elección, sin desconocer la atribución brindada a otra entidad del Estado.
201. Los supuestos que aquí se han abordado no pretenden ser taxativos. De hecho, ya la
realidad política ha demostrado lo poco recomendable que sería establecer escenarios
específicos en los que la confianza puede ser (o no) presentada. De hecho, cuando
este Tribunal, en la Sentencia 0006-2018-PI/TC, declaró la inconstitucionalidad del
artículo 86.e) del Reglamento del Congreso, que regulaba los supuestos en los que no
se podía presentar la cuestión de confianza, ello lo hizo precisamente considerando el
principio de equilibrio de poderes y el de autonormatividad parlamentaria.
202. Del mismo modo, no podría este Tribunal —por ser fácticamente imposible— hacer
explícitos todos los casos en los que una cuestión de confianza se estime como in-
constitucional. Mucho dependerá, para que ello no ocurra, de la responsabilidad con
la que se desenvuelven los altos funcionarios del Estado, los cuales están llamados, en
muchas ocasiones, a zanjar sus diferencias en aras de encontrar fórmulas que preten-
dan salvaguardar el bien común.
203. Nuestro diseño institucional será cada vez más óptimo cuando todos los órganos
estatales sean conscientes respecto de los límites de sus atribuciones. Sin embargo, y
en caso ello no ocurra, este Tribunal es competente para recibir cualquier demanda
relacionada con algún posible ejercicio arbitrario del poder y, en el caso que sea nece-
sario, declarará su inconstitucionalidad.
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204. Ahora que este Tribunal ha esclarecido que la materia planteada en la cuestión de
confianza del 30 de setiembre de 2019 se encuentra dentro de lo constitucionalmente
permitido, corresponde analizar si esta fue aceptada o denegada fácticamente por el
Congreso de la República.
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209. Ahora bien, se podría considerar que el Presidente del Congreso, al postergar la de-
liberación de la cuestión de confianza, actuó dentro del marco de lo permitido por
el artículo 82 del Reglamento del Congreso, el cual establece que “(l)a cuestión de
confianza que plantee el Presidente del Consejo de Ministros a nombre del Consejo
en su conjunto, será debatida y votada en la misma sesión o en la siguiente(…)”
(negritas agregadas). En efecto, al menos desde una perspectiva formal, el Pleno del
Congreso de la República podía continuar con el debate respecto de la cuestión de
confianza planteada en la siguiente sesión.
210. Sin embargo, para este Tribunal no pasa inadvertido el hecho que, en los términos en
los que la confianza fue planteada, era evidente que las circunstancias ameritaban que
dicho asunto fuera resuelto primero. De este modo, al continuar con el procedimien-
to de elección de magistrados, el Congreso de la República demostró que no tenía
intención de cumplir con lo solicitado por el Presidente del Consejo de Ministros.
Esto se corrobora si se considera que, pese a que la congresista Indira Huilca Flores
presentó una cuestión previa para postergar el proceso de elección y debatir sobre la
cuestión de confianza, el Pleno del Congreso decidió continuar con la votación, y
rechazar, de esta manera, lo solicitado.
211. Sobre este punto, la parte demandante ha argumentado que procedió a votar a favor
de la cuestión de confianza en los términos en los que fue planteada por el Presidente
del Consejo de Ministros. De este modo, según ha indicado en su escrito de de-
manda, no se puede brindar al Presidente de la República la potestad de determinar
cuándo, pese al voto favorable en la sesión del Pleno del Congreso, se ha entendido
aceptada o denegada la confianza. Al respecto, este Tribunal advierte que, si bien es
cierto que, en la mayor cantidad de escenarios, la verificación del otorgamiento o
denegación de la cuestión de confianza se puede advertir con el acto de la votación en
el Congreso de la República, también es importante considerar que existen supuestos
extraordinarios en los que es evidente que, por su accionar, el órgano legislativo ha
decidido rechazar la confianza planteada.
212. De este modo, aunque ya hemos precisado que la regla general para determinar el
otorgamiento de confianza en estos casos es el acto de votación, ello no impide que,
en algunos supuestos particulares, sea posible que se presente algún supuesto que
justifique el apartamiento de ella. En lo que respecta a la presente controversia, ya se
ha advertido que, en su presentación, el Presidente del Consejo de Ministros planteó
la cuestión de confianza no solo en relación con la deliberación de un proyecto de
reforma a la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, sino también con el propó-
sito de postergar el proceso de elección de los magistrados que se desarrollaba en ese
momento. Así, la votación efectuada por el Congreso de la República manifestó la
aceptación del primer punto planteado, mas no del segundo, ya que el Pleno del
Congreso procedió a continuar con el acto de la elección de los magistrados.
213. Ahora bien, el pedido presentado por el Presidente del Consejo de Ministros no de-
bía ser interpretado como una conducta caprichosa o arbitraria, ya que, en realidad,
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
como fue señalado supra, diversos órganos comprometidos con la defensa de los dere-
chos fundamentales habían formulado solicitudes similares, tales como la Defensoría
del Pueblo y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que emitió el ya
citado Comunicado de Prensa 241/19, de fecha 26 de septiembre de 2019.De lo ex-
puesto en el referido comunicado de prensa se advierte que, a criterio de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, con el propósito de garantizar una elección
que se base en la calificación en función del mérito y las capacidades profesionales, los
órganos nacionales debían postergar dicho acto, ya que era necesario que el procedi-
miento se guíe por el principio de transparencia. En una línea similar se encontraba
la Defensoría del Pueblo, cuando, como fuera citado supra, exhortó al Congreso de
la República “a postergar la elección (…) con el fin de reafirmar el cumplimiento del
principio deliberativo que permita dar a la elección la máxima legitimidad”.
214. Advertida esta preocupación -y que no residía únicamente en el Poder Ejecutivo,
sino también en otros organismos de defensa de los derechos fundamentales-, co-
rresponde a este Tribunal determinar si es que dicha materia podía (o no) ser someti-
da a una cuestión de confianza.
215. Sobre ello, este Tribunal nota que la elección de los magistrados es una competen-
cia que corresponde, de conformidad con nuestra Constitución, al Congreso de la
República. No ha existido, ni en los escritos presentados ni en la audiencia pública,
controversia alguna en relación con este punto. En efecto, lo que fue objeto del pe-
dido de cuestión de confianza fue la postergación del procedimiento de elección, lo
cual obedeció, como se ha expuesto, a la legítima preocupación de distintas entidades
en relación con la falta de transparencia del procedimiento.
216. Ahora bien, la selección de los integrantes de este Tribunal es un asunto que reviste
una meridiana importancia, en la medida de que se trata del supremo intérprete
de la Constitución. Al desarrollar la labor de custodio de nuestra norma suprema,
asume un rol trascendental tanto en el quehacer jurídico como político del país. Es,
pues, el órgano no solamente llamado a examinar las contiendas de competencia
entre los distintos órganos estales (como la controversia de autos), sino que también
tiene entre sus funciones la de controlar la constitucionalidad de las leyes y demás
disposiciones que integran nuestro ordenamiento, así como de tutelar, en última y
definitiva instancia, los derechos fundamentales de las personas. En ese sentido, sus
decisiones ocasionan un considerable impacto en el desarrollo de políticas públicas y
en la adopción de todas aquellas medidas que inciden en la persona. Las sentencias
que este Tribunal ha adoptado, desde su creación, han permitido que la Constitución
sea un documento palpable para los ciudadanos, y ha generado que su contenido se
actualice con el propósito de solucionar los problemas que aquejan a nuestra aun
débil democracia.
217. No se advierte, en ese sentido, que el pedido planteado por el Presidente del Con-
sejo de Ministros fuera sobre alguna cuestión ajena a lo desarrollado en la Sentencia
0006-2018-PI/TC. En efecto, si se toma en consideración que según el artículo 118,
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lo dispuesto en los artículos 110 y 113 del Código Procesal Constitucional. Así lo
entendió el mismo Presidente de la República, quien en su mensaje de disolución
señaló lo siguiente:
Ante la denegación fáctica de la confianza, y en respeto irrestricto de la Consti-
tución Política del Perú, he decidido disolver constitucionalmente el Congreso
y llamar a elecciones de congresistas de la República.
Este es un acto constitucional previsto en el artículo 134 de la Constitución
(…).[Negritas agradas].
222. Por tanto, al tratarse de un acto del Presidente de la República, se encuentra regido
por lo dispuesto en el artículo 120 de la Constitución, pues como todo acto presi-
dencial, será nulo si carece de refrendo ministerial. En el presente caso, este Tribunal
advierte que el acto de disolución se llevó a cabo cuando el Presidente de la República
dio su mensaje a la nación, no cuando fue publicado el decreto de disolución en el
Diario Oficial El Peruano. No obstante, cabe notar que en ese momento no existía
Consejo de Ministros, pues, conforme ya señaló este Tribunal, el Poder Ejecutivo
había interpretado válidamente que se le había denegado la confianza fácticamente.
223. Al respecto, este Tribunal debe hacer dos precisiones importantes. En primer lugar,
el refrendo ministerial a que hace referencia el artículo 120 de la Constitución debe
realizarse por escrito, de forma que exista constancia indubitable del mismo; de la
misma forma y por motivos de publicidad y certeza, es que se exige su emisión y
publicación como decreto. De esta manera, si bien el acto presidencial de disolución
se realizó en el momento del mensaje, el requisito del refrendo por escrito debía ser
necesariamente posterior, es decir, debía realizarse recién con la emisión del decreto
de disolución. En ese sentido, el refrendo perfecciona el acto de forma inmediata
posterior, al haberse realizado el mismo día.
224. En segundo lugar, cabe destacar que tal perfeccionamiento inmediato posterior debe
entenderse en el contexto político y constitucional de una disolución del Congreso
de la República que amenaza con suspender o vacar al Presidente de la República que
lo está disolviendo. Exigir que el Presidente de la República juramente un Consejo
de Ministros antes de realizar el acto de disolución podría llevar a la imposibilidad
fáctica de realizarla posteriormente, lo que implicaría desnaturalizar, inutilizar y hasta
eliminar la figura de la disolución del Congreso de la República de nuestro ordena-
miento constitucional. Además, en atención a las circunstancias especiales de una
situación como la presente, resulta razonable y necesario entender el refrendo minis-
terial como un elemento de validez que perfecciona el acto y permite la conservación
de su validez desde el origen. En tal sentido, el acto de disolución del Congreso de la
República goza además de validez formal.
225. Por otro lado, este Tribunal estima indispensable formular algunas consideraciones
en torno a esta atribución del Jefe de Estado para disolver el Congreso de la Repú-
blica. La introducción de esta facultad presidencial obedeció, para los constituyentes
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233. Hoy, sin embargo, existe la posibilidad de que en el Perú la ciudadanía pueda, a través
de un uso responsable de sus derechos políticos, tener la oportunidad de colaborar
a solucionar las tensiones políticas que generaron la disolución del Congreso de la
República. Ciertamente, nuestro modelo excesivamente multipartidista no es el más
propicio para poder identificar, con claridad, cuál de las dos posiciones cuenta con
un mayor respaldo popular. En todo caso, es un deber del electorado informarse
adecuadamente respecto de las posiciones que los partidos políticos tengan sobre este
asunto, a fin que el resultado en las urnas pueda, de algún modo, reflejar la aproba-
ción o el rechazo a la medida adoptada por el Presidente de la República.
234. En efecto, la desmedida cantidad de partidos políticos en nuestro medio genera una
fragmentación que tiene como consecuencia que no sea posible, al menos no de una
manera manifiesta, dilucidar en qué medida el electorado ha respaldado la decisión
del Poder Ejecutivo. De hecho, en el escenario nacional, que también se ha decan-
tado por el voto preferencial, no es inusual que, dentro de una misma agrupación
política, existan desavenencias sobre este trascendental asunto.
235. Evidentemente, si la mayoría se decanta por aprobar el acto de la disolución, ello
tendría que verse materializado en la composición del siguiente Congreso de la Re-
pública.
236. En efecto, no es negativo para este Tribunal que, frente a una tensión política re-
currente e insubsanable, se convoque al titular de la soberanía para que brinde una
suerte de veredicto respecto del futuro del país, lo cual se ha materializado en el
Decreto Supremo 165-2019-PCM. De hecho, es saludable que, en una democracia,
se llame a las urnas a la población para renovar (o rechazar) la confianza depositada
en las autoridades políticas. Sin embargo, un uso reiterado de esta institución podría
despojarle de ese halo de excepcionalidad que ostenta, y, con ello, su utilidad.
237. Finalmente, este Tribunal no puede sino recordar a la ciudadanía que ella, mediante
un voto informado, tiene la posibilidad de manifestar su voluntad en las urnas y, de
este modo, contribuir a solucionar la tensión política que se ha generado particu-
larmente desde las elecciones presidenciales y congresales del año 2016. Y es que,
aunque en las condiciones actuales el sistema multipartidario y proporcional, tal y
como se ha aplicado y distorsionado en la práctica, puede que no necesariamente
contribuya a reflejar si la población ha respaldado o no la decisión del Presidente de
la República, no es menos cierto que, a través de un ejercicio responsable de su deber
cívico, el ciudadano debe informarse sobre las posiciones políticas que las distintas
agrupaciones tienen en torno a la disolución del Congreso de la República acaecida
el 30 de septiembre de 2019. Solo de esta manera existirá la real posibilidad que el
resultado de las urnas pueda, por lo menos, acercarse a ser un reflejo respecto de la
aprobación (o no) de este acto.
238. Evidentemente, lo que aquí ha juzgado este Tribunal no pasa por establecer qué de-
cisión deba adoptar el electorado en las elecciones del 26 de enero de 2020. A lo que
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HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda competencial interpuesta por el Presidente de la Co-
misión Permanente.
Publíquese y notifíquese
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
MIRANDA CANALES
RAMOS NÚÑEZ
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Controversia principal
4. El 30 de setiembre de 2019, el Presidente de la República decidió disolver el Congreso
de la República, en aplicación del artículo 134 de la Constitución. Dicho artículo
establece que “El Presidente de la República está facultado para disolver el Congreso si
éste ha (…) negado su confianza a dos Consejos de Ministros”.
5. El Presidente de la República Martín Vizcarra asumió que la denegación de confian-
za podía ser expresa pero también “fáctica”, y que este último supuesto se produjo
cuando, en los hechos, el Congreso manifestó claramente su voluntad de no otorgar
la confianza planteada por el Poder Ejecutivo (Presidente del Consejo de Ministros)
respecto de la suspensión del procedimiento de elección de magistrados del Tribunal
Constitucional por su falta de transparencia. En tal sentido, para el Presidente de la
República resultó legítima la disolución producida.
6. La parte contraria, en este caso el Congreso de la República, asumió que “toda dene-
gación de confianza es expresa”, que siempre ha sido así y que no existe la figura de la
denegación “fáctica”. Por ello, asume que para otorgar la denegación expresa el Parla-
mento debe realizar una sesión especial en la que se vote por no otorgar tal cuestión
de confianza, de modo tal que al no haberse producido tal denegación “expresa”, no
resulta legítima la disolución producida.
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En el presente caso, si bien me encuentro de acuerdo con el sentido del fallo, considero
pertinente expresar algunas consideraciones adicionales:
1. La presente sentencia no tiene por qué agotar el debate ni la evolución de la institución
constitucional de la cuestión de confianza. Definir el modo como se configuran estas
instituciones corresponde, en primer lugar, al diseño institucional, a través de las
reformas constitucionales y legislativas pertinentes. Como se ha explicado de manera
bastante detallada en la ponencia, la actual regulación es producto de una evolución.
Es por ello que de ninguna manera esta sentencia determina de modo definitivo todos
los alcances de la cuestión de confianza y la disolución del Congreso.
2. En cuanto a la posibilidad de plantear cuestión de confianza para reformar el
procedimiento de elección de magistrados del tribunal constitucional, en la demanda
se alega que en tanto la elección de magistrados del Tribunal Constitucional, constituye
un procedimiento en el que solo participa el Congreso de la República, constituye una
materia que no puede ser objeto de cuestión de confianza.
3. Considerar que, en tanto el procedimiento de elección de magistrados del Tribunal
Constitucional está a cargo únicamente del Congreso de la República, y, por tanto, no
permite al Poder Ejecutivo impulsar una cuestión de confianza relativa al mismo, se
inscribe en una concepción desfasada del concepto de separación de Poderes.
4. Como ha señalado este Tribunal Constitucional de manera sostenida, la separación de
poderes que configura nuestra Constitución, no es absoluta, porque de la estructura
y funciones de los Poderes del Estado regulados por ella, también, se desprende el
principio de colaboración de poderes. Es decir, las relaciones entre diferentes poderes
contienen mecanismos de control y de colaboración.
5. Como se ha establecido en la sentencia recaída en el expediente 6-2018-PI (caso
cuestión de confianza y crisis total del gabinete), la cuestión de confianza que pueden
plantear los ministros ha sido regulada en la Constitución de manera abierta, con la
clara finalidad de brindar al Poder Ejecutivo un amplio campo de posibilidades en
busca de respaldo político por parte del Congreso, para llevar a cabo las políticas que su
gestión requiera. Asimismo, se señaló que es posible plantear cuestiones de confianza
respecto de proyectos de ley.
6. De otro lado, si bien la impartición de justicia está a cargo del Poder Judicial, y otros
órganos constitucionales autónomos, como el Tribunal Constitucional, la legitimidad
de las resoluciones jurisdiccionales no es ajena al Poder Ejecutivo. En este sentido, el
artículo 118, inciso 1 de la Constitución establece que le corresponde al Presidente de
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sistemática con todo el mismo texto constitucional, con los parámetros convencionales
vigentes (tratados, jurisprudencia vinculante y normas de ius cogens, por lo menos), y
lo que objetivamente se puede deducir como implícito a ello.
9. La concretización de la Constitución, como bien señalaba Hesse, y quienes han se-
guido esa línea de pensamiento, no puede entonces ser comprendida de una manera
estática y cerrada. Una Constitución no es hoy una camisa de fuerza, sino un punto de
partida para generar o recrear respuestas (según fuera el caso) a problemas que se pre-
sentan en la realidad misma de un Estado Constitucional (o por lo menos, que apunte
a hacerlo). En muchos casos, como ya lo ha dicho este mismo Tribunal en casos como
Lizana Puelles (STC Exp. n.° 05854-2005- AA/TC), recurrir a una interpretación
literal de la Constitución sería realmente lo inconstitucional, o lo ajeno a lo constitu-
cionalmente conforme (necesario o posible).
10. Esta última definición nos lleva también a una comprensión bastante más amplia de lo
“constitucional” que lo asumido a nivel interpretativo o lo hecho suyo por parámetros
interpretativos más propios de un contexto decimonónico. Es cierto que no todo es
constitucional. Es cierto también que hay aspectos que son claramente constituciona-
les, con un reconocimiento a nivel de las Constituciones, unidas al plano convencional
y a lo asumido como ius cogens, como ya fue explicado. Pero es cierto también que, al
ser la Constitución un punto de partida para una interpretación dinámica frene a los
graves y variables problemas de una sociedad, las disposiciones constitucionales, que
son de diversa naturaleza (algunas principiales, otras con vocación de reglas otras y un
largo etcétera), permiten más de una comprensión de lo que se puede o debe hacer.
11. Aquí entramos entonces al mundo de lo “constitucionalmente posible”, donde los
diferentes operadores jurídicos (y sobre todo, los vinculantes), tienen un margen de
acción con cierta discrecionalidad, más no arbitrariedad. Las diferentes disposiciones
de una Constitución, como bien ha dicho entre otros Guastini, cuentan con diferentes
sentidos o comprensiones normativas. Aquello le otorga un amplio, más no ilimitado
e incontrolable margen de acción a los intérpretes vinculantes de la Constitución, así
como a los poderes públicos e incluso a los particulares, pero siempre de ciertos pará-
metros, pues, caso contrario, la discrecionalidad se convierte en arbitrariedad, y por
ende, en la negación de lo que corresponde a un Estado Constitucional.
12. Lo que se acaba de señalar tiene enorme importancia dentro de la interpretación cons-
titucional contemporánea. Miles son los ejemplos que podrían ponerse al respecto,
pero aquí solamente mencionaremos dos; en primer término, la interpretación, hecha
dentro de lo constitucionalmente posible, que ha permitido en el Perú comprender
como ámbito de acción del “amparo contra resoluciones judiciales” no solamente al
derecho a la tutela procesal efectiva (dentro de la cual se ha comprendido a la tutela
judicial efectiva y debido proceso), tal como lo haría una lectura literal del artículo
4 del Código Procesal Constitucional. Hoy cabe la interposición de amparos contra
resoluciones judiciales incluso buscando evitar la violación o amenaza de violación de
los denominados “derechos implícitos”.
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13. Y por si lo expuesto no fuese suficiente, es interesante resaltar aquí lo sostenido entre
otros casos por el magistrado Blume, quien en el caso Dicapi (STC Exp. n.° 00001-
2014-PI), señaló, con gran convencimiento, que la interpretación conforme de los
derechos y los parámetros de limitación a esos derechos no puede circunscribirse a lo
que dice una norma reglamentaria, sino que debe comprenderse, seguirse y actuarse de
acuerdo con lo que recoge o se infiere de la misma Constitución, y no constreñirse a
un reglamento que, en el mejor de los casos, puede ser una comprensión constreñida,
inexacta o incompleta de ese parámetro constitucional.
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§4. El Derecho Constitucional y las relaciones entre los poderes Ejecutivo (Gobierno)
y Legislativo (Congreso)
17. En cualquier caso, resulta evidente que las relaciones entre los poderes Ejecutivo y el
Legislativo, y sin duda también las posibles tensiones entre ambos poderes, pueden
manifestarse de distinto modo dentro de un Estado, y pueden expresarse incluso de
maneras que no han sido previstas o reguladas expresamente por la Constitución.
Como es evidente, estas situaciones no podrían manejarse únicamente manejarse con
base en reglas o procedimientos jurídicamente prestablecidos y detallados, sino que,
en varias situaciones, y muy a despecho de lo incluído dentro del amplio marco de
la interpretación constitucional (y en ella, lo “constitucionalmente posible”), dichas
relaciones o tensiones habitualmente quedan, en un primer momento y en buena
medida, condicionadas por la negociación o coordinación política que puedan realizar
los propios actores involucrados.
18. En cualquier caso, y como este Tribunal ha tenido ocasión de expresar en más de una
ocasión, no debe perderse de vista que toda Constitución democrática establece un
conjunto de mandatos de prohibición y otros de obligación. Así, delimitan lo que el
Estado y las personas pueden hacer o dejar de hacer. La Carta fundamental establece
asuntos que deben realizarse necesariamente, así como otros que proscribe en defini-
tiva. Es pues en ese escenario, y circunscrito por tales exigencias que cabe hablar de lo
“constitucionalmente posible” o “permitido”:
“[L]as diferentes disposiciones constitucionales pueden prever un contenido nor-
mativo ‘constitucionalmente necesario’ (lo que está ordenado por la Constitución
y no se puede dejar de hacer, respetar o acatar), ‘constitucionalmente imposible’
(lo que está prohibido por la Constitución y no se puede hacer de ningún modo),
o ‘constitucionalmente posible’ (lo que está delegado por la Constitución por
ejemplo al legislador porque no está ordenado ni está prohibido)” (STC Exp. n.°
00013-2010-PI, f. j. 2)
19. Al respecto, y en atención a los casos que le ha tocado resolver a este órgano colegiado,
el Tribunal Constitucional se ha referido, por lo general, a los límites y el margen de
acción con que cuenta el Congreso de la República al ejercer sus competencias legisla-
tivas. No obstante ello, mutatis mutandis, lo mismo puede decirse respecto a los demás
poderes públicos y sus propias competencias, como bien puede desprenderse de lo que
consignamos a continuación:
“En este esquema metodológico, puede establecerse que el control de la acción
positiva del legislador está en directa relación con lo que es `constitucionalmente
imposible’. Cuando la actividad del legislador a través de la ley incursiona dentro
de este ámbito, la actuación del Tribunal se orienta a eliminar dicha intromisión
prohibida por la Constitución. En cambio el control de las omisiones al legislador
se ubicaría en lo que es ‘constitucionalmente necesario’ y no obstante no ha sido
atendido por el legislador. Finalmente aquello que es ‘solo constitucionalmente
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posible’ se ubica en terreno propio del legislador y por tanto puede ser atendido
en la forma en que lo crea conveniente e incluso en el tiempo que lo juzgue ne-
cesario. De este modo, la acción del Tribunal Constitucional se legitima, tanto
para el control de lo que está constitucionalmente prohibido, así como para exigir
aquello que resulta `constitucionalmente necesario’ (STC Exp. n.° 00006-2008-
PI, f. j. 39)
“[E]1 rol del legislador u otra autoridad estatal en el desarrollo normativo de la
Constitución no es una mera labor de órgano ejecutor de los mandatos dispuestos
por la Norma Fundamental; le cabe pues al órgano normativo un margen amplio
de configuración de las disposiciones constitucionales, con los límites que la Cons-
titución impone, e incluso una cierta discrecionalidad en el momento en el cual rea-
lizar la labor de desarrollo normativo; sin embargo, este Tribunal también asume
que dicho desarrollo discrecional de la competencia normativa no puede suponer
tampoco una absoluta libertad normativa, pues ello sería tanto como dejar los
propios derechos fundamentales en manos del legislador, sobre todo cuando estos
derechos requieren para su plena vigencia del desarrollo normativo llevado a cabo
por este o cuando requieren su actuación normativa para frenar situaciones de
grave y manifiesta inconstitucionalidad” (SIC Exp. n.° 05427-2009-PC, f. j. 17)
20. En este mismo sentido, puede afirmarse que las competencias de los poderes públicos,
y la forma en que estos se relacionan, tienen un amplio margen de acción para poder
desplegarse, siempre y cuando estas se encuentren dentro de lo constitucionalmente
posible. En dicho orden de ideas, el Tribunal Constitucional no es quien dictamina
todo aquello que pueden hacer o no los poderes públicos dentro del libre margen de
acción constitucional. Su rol consiste, más bien, en controlar que tales poderes no se
excedan en sus funciones, sin transgredir aquello que les viene constitucionalmente
impuesto como obligatorio o prohibido, y respetando lo que puede asumirse como
constitucionalmente posible.
21. Conforme a lo indicado, queda claro que, a pesar del mencionado margen de acción
amplio con el que cuentan los poderes públicos, incluso en situaciones de crispación
o enfrentamiento, dichos poderes no pueden exceder los límites y salvaguardas pre-
viamente establecidos (o por lo menos esbozados) por la Constitución y las leyes de
desarrollo constitucional. De esta manera, la política debe desenvolverse dentro de los
causes que, por ejemplo, brinda el sistema de partidos políticos, el método previsto
para la asignación de escaños en las elecciones parlamentarias, la regulación existente
en torno a la organización de los partidos políticos y a los grupos parlamentarios, las
competencias y funciones de los poderes del Estado, entre otros factores. En similar
sentido, existen asimismo otras instituciones más directamente referidas a la relación
entre Gobierno y Congreso, como las que aparecen reguladas expresamente en el Títu-
lo IV, Capítulo VI, de la Constitución (artículos 130 al 136), las cuales circunscriben
y limitan nuestro sistema de gobierno.
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22. Sobre esto último, la historia y la experiencia de nuestro país han requerido que
nuestro sistema de gobierno se vaya ajustando paulatinamente, lo que servido para
delinear su particular identidad que, sin perjuicio de lo que indicaremos luego, es la
de un régimen presidencial al cual se le han introducido instituciones inicialmente
generadas en regímenes parlamentarios. Y es que ha sido precisamente con base en
lo que algunos denominan nuestra Constitución histórica ha venido apareciendo en
nuestras normas fundamentales más recientes un marcado énfasis en el estableci-
miento de frenos y cortapisas entre los tradicionalmente denominados “poderes del
Estado”, y que en dicho marco han terminado acogiéndose instituciones de orígenes
diversos, los cuales incluso pueden considerarse como funcional y conceptualmente
antagónicas entre sí.
23. Al respecto, el hecho de que hayamos asumido una forma de gobierno basado en
controles recíprocos, pesos y contrapesos, implica, desde luego, aceptar que existen
tensiones y discrepancias políticas que son inherentes al sistema democrático. Estas
tensiones, no cabe duda, pueden ser más o menos agudas, más o menos duraderas,
pero, en todo, caso, se encuentran latentes en la dinámica política y —en el marco de
un Estado Constitucional como el nuestro— deben necesariamente ser canalizadas a
través de los mecanismos constitucionales existentes. En este sentido, la Constitución,
repetimos, no debe entenderse como una especie de “camisa de fuerza”, que aprisione
y ahogue las relaciones políticas, pero tampoco como un mero “papel mojado en tin-
ta”, carente de eficacia jurídica real para encausar y limitar a los poderes. Así visto, los
poderes políticos pueden actuar con libertad, pero dentro del “orden marco constitu-
cional”: es decir, circunscribiendo su accionar a lo constitucionalmente posible o per-
mitido, cuyos contornos infranqueables están constituidos por lo constitucionalmente
prohibido y lo constitucionalmente obligatorio o exigible.
24. Señalado esto, ya que las relaciones y tensiones entre los poderes políticos se encuen-
tran jurídicamente acotadas dentro de un orden marco infranqueable, es absurdo —a
la vez que inconstitucional— despotricar contra la juridificación y la judicialización de
la política. Más aun, debe tenerse en cuenta que uno de los principales y más elevados
propósitos de la Constitución (y, más ampliamente, del mismo Estado Constitucional)
es subordinar al poder político, atajando cualquier posible forma de arbitrariedad, y,
en ese sentido, el de garantizar que el quehacer político respete caracteres constitucio-
nal y convencionales, cabe señalar lo siguiente:
“[A]firmar que existen actos de alguna entidad estatal cuya validez constitucional
no puede ser objeto de control constitucional, supone sostener, con el mismo
énfasis, que en tales ámbitos la Constitución ha perdido su condición de norma
jurídica, para volver a ser una mera carta política referencial, incapaz de vincular
al poder (...)
(...) La judicialización de la Constitución o, para ser más exactos, la de todo acto
que a ella contravenga, es la máxima garantía de que su exigibilidad (...) no está
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sujeta a los pareceres de intereses particulares; por el contrario, todo interés indi-
vidual o colectivo, para ser constitucionalmente válido, debe manifestarse de con-
formidad con cada una de las reglas y principios, formales y sustantivos, previstos
en la Carta Fundamental” (STC Exp. n.° 5854-2005-PA, ff. jj. 7 y 8)
25. Anotado lo anterior, no es difícil entender que (i)pueden existir situaciones de tensión
entre los poderes frente a las cuáles la Constitución no ha previsto un desarrollo respec-
to a los procedimientos que deben seguirse, y que, asimismo, (ii) de primera impresión
puede no ser claro el significado de ciertas expresiones que usa la Norma Fundamental,
las cuales podrían resultar aplicables a la solución de, por ejemplo, un conflicto políti-
co. Al respecto, en primer lugar, (i) debe indicarse que es normal y hasta deseable que
las relaciones políticas no queden circunscritas a unas pocas habilitaciones detalladas
expresamente: por el contrario, parece más bien necesario que éstas se desenvuelvan
dentro de ámbitos de discrecionalidad y deliberación política, que tal vez podrían
verse asfixiados por exceso de reglamentación. De esta forma, si bien es necesaria la
constitucionalización y la juridización de la política, quizá pueda considerarse como
contraproducente su hiperjuridización.
26. En segundo lugar, (ii) en cuanto a la apertura interpretativa de Constitución, rela-
cionada a la ambigüedad o vaguedad de algunas de sus cláusulas, a esa amplitud de
sentidos normativos con que cuentan las disposiciones constitucionales, justo es ano-
tar que esta característica de los términos constitucionales puede terminar desencade-
nando una verdadera “disputa interpretativa” a nivel de la sociedad y los especialistas.
Aquello, que es propio de todas las democracias pluralistas, no solo tiene relación
con aquellos argumentos técnicos-jurídicos que ofrecen por quienes intervienen en
el intercambio de puntos de vista, sino que tienen relación asimismo, sobre todo en
los casos política o moralmente más controvertidos, con las opiniones o preferencias
políticas e ideológicas de cada quien.
27. Frente a ello, precisamente le corresponde al Tribunal Constitucional, en su condición
de órgano de cierre de la interpretación vigente y vinculante de la Constitución, re-
solver ese tipo de controversias, brindando respuestas que tiendan a la racionalización
del conflicto político y a la superación posturas antagónicas, máxime si, prima facie,
estas aparecen como irreductibles entre sí, debido sobre todo a las diferencias políticas
o ideológicas que están detrás de ellas.
28. La respuesta que podría brindar el Tribunal Constitucional en un caso como este,
entonces, no puede tener como objetivo poner fin a la discusión política entre los
actores políticos involucrados. Lo que puede pretender, legítimamente, atendiendo
a sus funciones de mediación, integración social y orientación que le son propias a
los tribunales constitucionales, así como a la luz del rol moderador y pacificador de
las controversias sociales que las cortes constitucionales cumplen, es esclarecer que,
en controversias como esta, se pone especialmente de manifiesto el carácter no solo
normativo-regulatorio, sino también político institucional de la Constitución. Ese ca-
rácter particular de la Norma Fundamental implica, en ocasiones, que puede existir
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mentarismo, las cuales dejan de lado una tradicionalmente más estricta división de
poderes que distingue al modelo ideal presidencial. En el Perú, entonces, que el Go-
bierno requiera de aprobación política del Congreso para la conformación de parte
del mismo (el gabinete), así como para su eventual cambio. Entre estas instituciones
de origen parlamentario incorporadas en el caso peruano tenemos al voto de con-
fianza, la censura ministerial y las cuestiones de confianza, por solamente mencionar
algunas.
39. En efecto, al regular nuestro sistema de gobierno, nuestra Constitución ha recogido di-
ferentes instituciones que, en perspectiva, permiten distinguirla de los modelos ideales
o clásicos presidencial y parlamentarista.
40. Frente a ello, la doctrina se ha referido a nuestro régimen o forma de gobierno de
diferentes modos. Por ejemplo, hay quienes le han llamado régimen “semipresi-
dencial”, en el sentido de que no es uno en estricto presidencial, pues se incorpora,
como ya fue indicado, mecanismos de control y límites propios del régimen par-
lamentarista. También se ha considerado que el nuestro régimen puede calificarse
asimismo como “hiperpresidencialista”, en atención a los descomedidos poderes con
los que, aparentemente, contaría el Presidente, en especial cuando tiene mayoría ofi-
cialista en el Congreso, y también en atención a nuestras experiencias de caudillismo
y autoritarismo.
41. En similar sentido, y atendiendo a las particulares y a veces abultadas atribuciones
establecidas a favor de los presidentes en nuestra región, se ha hablado asimismo de un
“presidencialismo latinoamericano”; el cual, como señala reconocida doctrina, viene
siendo replanteado a través de la inclusión de elementos de balance y contrapeso pro-
pios del parlamentarismo, en un modelo que cabría calificar como “semiparlamenta-
rismo”. En esa línea, hubo quienes, tomando en cuenta nuestra base presidencial, pero
también las incorporaciones traídas del parlamentarismo, hablaban, como Pedro Pla-
nas, de un régimen “semiparlamentario”. También se ha hecho uso de los calificativos
“mixto” o “híbrido”, o incluso “presidencialismo parlamentarizado”. Todo lo expuesto
permite dar cuenta de sobre la dificultad para encasillar nuestra forma de gobierno
en alguno de los modelos clásicos, pero eludiendo finalmente definirla o calificarla en
atención a sus propios contornos y especificidades.
42. Ahora bien, nuestro modelo de gobierno nace de la propia Constitución y, por ende,
únicamente puede ser con base en dicho parámetro constitucional que puede intentar
comprenderse a cabalidad los contenidos y alcances de nuestro régimen de gobierno en
la presente sentencia. En el igual sentido, los poderes públicos, al momento de ejercer
sus funciones y competencias, solo pueden actuar conforme a lo que nuestra norma
Fundamental ha establecido. En este orden de ideas, cualquier distorsión o trasgresión
del modelo de gobierno adoptado constitucionalmente, a través de actos normativos
(mediante la dación de normas, básicamente legales) o de actos materiales (mediante
trasgresiones de hecho), deberá reputarse como inconstitucional.
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43. Llegados a este punto, no debemos olvidar que la separación de poderes es un rasgo
identitario no solo de nuestra actual Constitución, sino del constitucionalismo en
general. En dicho sentido, este mismo Tribunal Constitucional (STC Exp. n.° 0023-
2003-AL f. j. 4) ha recordado por ejemplo cómo, en la emblemática obra El espíritu de
las Leyes, Montesquieu sostuvo que:
“No hay libertad si el poder de juzgar no está bien deslindado del poder legislativo
y del poder ejecutivo. Si no está separado del poder legislativo, se podría disponer
arbitrariamente de la libertad y vida de los ciudadanos; como que el juez sería el
legislador. Si no está separado del poder ejecutivo, el juez podría tener la fuerza
de un opresor. Todo se habría perdido si el mismo hombre, la misma corporación
de próceres, la misma asamblea del pueblo ejerciera los tres poderes. El de dictar
las leyes; el de ejecutar las resoluciones judiciales y el de juzgar los delitos o pleitos
entre particulares”.
44. En este mismo sentido, a la separación de poderes se le ha entendido desde el siglo
XVIII como un contenido mínimo imprescindible que hace reconocible al constitu-
cionalismo, tal como en su momento fue dispuesto por el artículo 16 de la Declaración
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en Francia, el año 1789:
“Toda sociedad en la cual no esté establecida la garantía de los derechos, ni deter-
minada la separación de los poderes, carece de Constitución”
45. Precisamente, y con base a este rasgo de identidad de nuestro constitucionalismo este
Tribunal ha expresado, de manera categórica, que lo concerniente a la “separación de
poderes” —como parte de nuestro sistema de gobierno— constituye un límite para,
por ejemplo, la reforma ordinaria de la Constitución, pues forma parte de una espe-
cie de “núcleo duro”, que comprende a los “principios y presupuestos básicos de la
organización política, económica y social” contenidos en nuestra carta Fundamental.
Por ende, dicho ámbito no puede ser objeto de una reforma constitucional apelando
únicamente a las competencias de reforma con las que cuenta el Congreso (un poder
constituido), sino que dicho cambio más bien sería expresión de una “reforma total”
de la Constitución, la cual requiere de la anuencia del poder constituyente soberano,
por ejemplo, a través de una consulta o referéndum:
“Aunque toda Constitución se caracteriza por ser un cuerpo normativo integral,
donde cada disposición cumple un determinado rol, ciertas cláusulas asumen una
función que resulta mucho más vital u omnicomprensiva que las del resto. Se trata
de aquellos valores materiales y principios fundamentales que dan identidad o que
constituyen la esencia del texto constitucional (la primacía de la persona, la dig-
nidad, la vida, la igualdad, el Estado de Derecho, la separación de poderes, etc.).
Sin ellos, la Constitución sería un texto formalmente supremo pero, en cambio,
materialmente vacío de sentido” (STC Exp. n.° 00014- 2002-A1, f. j. 75)
“Los límites materiales [a la reforma constitucional], están constituidos por aque-
llos principios supremos del ordenamiento constitucional que no pueden ser to-
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cados por la obra del poder reformador de la Constitución (...) [Los 1]ímites
materiales implícitos, son aquellos principios supremos de la Constitución con-
tenidos en la fórmula política del Estado y que no pueden ser modificados, aun
cuando la Constitución no diga nada sobre la posibilidad o no de su reforma, ya
que una modificación que los alcance sencillamente implicaría la “destrucción” de
la Constitución. Tales son los casos de los principios referidos a la dignidad del
hombre, soberanía del pueblo, Estado democrático de derecho, forma republicana
de gobierno y, en general, régimen político y forma de Estado” (STC Exp. n.°
00014-2002-A1, f. j. 76)
“[L]a elaboración del proyecto de la nueva Constitución [o la “reforma total”] en
sede parlamentaria, necesaria e inexorablemente deba concluir con su sometimien-
to a referéndum, so pena de declararse la inconstitucionalidad de dicho proceso.
Es preciso, pues, que de continuarse como se está haciendo el proceso de cambio
de Constitución, la aprobación de la nueva Norma Fundamental tenga que reali-
zarse a través del referéndum, la única forma como puede expresarse directamente
el Poder Constituyente. Y es que cuando mediante referéndum se aprueba sólo
una reforma parcial de la Constitución, en tal caso la intervención del pueblo se
presenta como un elemento que incide exclusivamente sobre la eficacia. Lo que no
sucede, por cierto, cuando el pueblo actúa en calidad de Poder Constituyente, en
cuyo caso la aprobación de la Constitución la realiza él mismo y su decisión es un
elemento constitutivo de su elaboración” (STC Exp. n.° 00014-2002-A1, f. j. 115)
46. Señalado todo esto, y siendo clara entonces la importancia del sistema de gobierno
constitucionalmente establecido en el Perú y sus particularidades, es necesario que
el Tribunal Constitucional precise o desarrolle una descripción o definición, cuando
menos general, sobre algunos de sus contornos, siempre a partir de lo constitucional-
mente previsto.
47. Al respecto, una primera cuestión podría encontrarse relacionada con la nomenclatura
que mejor permitiría calificar o denominar a nuestro régimen de gobierno. Si bien es
cierto que el nombre no es lo más importante a efectos de reconocer los contornos
del modelo, atribuir uno, sin duda, ayuda a reconocer sus rasgos de identidad, sus
alcances, potencialidades y límites. En este sentido, el Tribunal Constitucional ha pre-
cisado similares calificaciones, siempre precisando sus alances, al referirse, por ejemplo,
a nuestra forma de Estado (Estado unitario y descentralizado), a nuestro régimen polí-
tico-económico (Economía social de mercado), a las relaciones entre Estado y religión
(Estado laico), a nuestro actual estadio de constitucionalismo (Estado Constitucional),
entre varios otros supuestos.
48. Ahora bien, e independientemente de lo que acabamos de anotar, es importante expre-
sar cómo en el Perú, en primer lugar, las relaciones entre el Gobierno y el Congreso,
tanto atendiendo a lo que dice la Constitución, como a la concreción de sus institucio-
nes en la práctica reciente, pueden ser de distinto tipo y con diferentes efectos, siendo
incluso hasta diametralmente opuestos entre sí en algunos contextos.
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Allí se había regulado que el Presidente del Consejo de Ministros no podía hacer cues-
tión de confianza respecto de la aprobación de leyes ni de procedimientos de control
político.
59. Entre lo principal, en dicha oportunidad el Tribunal Constitucional señaló que la
cuestión de confianza fue introducida en el constitucionalismo peruano como un me-
canismo destinado a realizar labores de contrapeso de los gobiernos de turno, con la
finalidad de hacerle frente a la censura ministerial que el Congreso tiene en sus manos,
por lo que debe ser entendida con base en el ya mencionado principio de balance entre
poderes.
60. En aquella oportunidad este órgano colegiado indicó, asimismo, que. Y conforme con
la Constitución, se presentan dos situaciones distintas en las cuales aparece la figura de
la cuestión de confianza: la llamada cuestión de confianza obligatoria, que consiste en la
solicitud por parte del Gobierno al Congreso de la República, cuando se conforma un
nuevo gabinete, de un voto de confianza (y no de investidura) para que este legitime la
conformación del Consejo de Ministros (artículo 130 de la Constitución). Esta debe
diferenciarse de la cuestión de confianza facultativa, que es aquella que puede plantear
ante el Congreso, tanto el Presidente del Consejo de Ministros a nombre del Consejo,
como cada ministro de manera individual, para así pedir anuencia o respaldo político
respecto de algún asunto que considere pertinente plantear (artículos 132 y 133 de la
Constitución).
61. Asimismo, en tal ocasión el Tribunal Constitucional precisó que “la cuestión de con-
fianza que pueden plantear los ministros ha sido regulada en la Constitución de ma-
nera abierta, con la clara finalidad de brindar al Poder Ejecutivo un amplio campo de
posibilidades en busca de respaldo político por parte del Congreso, para llevar a cabo
las políticas que su gestión requiere”.
62. Se sostuvo, asimismo, que resulta contrario al principio de balance entre poderes el res-
tringir, indebidamente, la facultad que tienen los ministros para poder plantear al
Congreso cuestiones de confianza respecto de los asuntos que la gestión del Ejecutivo
requiera, por lo cual es posible solicitar cuestiones de confianza orientadas, por ejem-
plo, a la aprobación de normas legales o para interrumpir procedimientos legislativos
o de control político.
63. En el presente caso, los demandantes cuestionan que el Gobierno haya formulado
cuestión de confianza respecto al proceso de elección de magistrados del Tribunal
Constitucional. Se solicitó al Congreso de la República que discuta prioritariamente
un proyecto de reforma del procedimiento de elección y que, a tales efectos, suspenda
la elección de magistrados que se encontraba en marcha. Con base en este proceder
inicial, que no implicaba un retiro de la titularidad constitucionalmente otorgada al
Congreso de elegir a magistrados y magistradas del Tribunal Constitucional, sino la
revisión de un trámite procedimental (y, por ende, de aplicación inmediata) que bus-
caba hacer más transparente el procedimiento, ya cuestionado por entidades interna-
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cionales, el quehacer del Gobierno generó diversas consecuencias que también son
cuestionadas en esta causa (entre ellas, principalmente, el cierre del Congreso), las
cuales luego analizaremos.
64. Al respecto, y conforme a lo explicado ampliamente en la STC n.° 0006-2018-PI, es
claro que el Gobierno podía hacer cuestión de confianza respecto a proyectos de ley,
como finalmente lo hizo el Presidente del Consejo de Ministros ante el Congreso de
la República, en la sesión del Pleno del 30 de setiembre de 2019. Además de ello, no
debe olvidarse la misma práctica parlamentaria reciente (el congreso había concedido
cuestiones de confianza incluso para plantear reformas constitucionales sometidas a
referéndum). Finalmente, y si bien dentro de un escenario más discutible, cierto es
que, como parte de lo ocurrido el 30 de setiembre de 2019, el Congreso finalmente, y
con las precisiones que se harán luego, otorga “formalmente” la cuestión de confianza
solicitada.
65. Además, y contrariamente a lo que ha sostenido los demandantes, el Gobierno no
planteó su pedido en términos impositivos, sino a modo de una propuesta que debía
discutirse en el seno del Congreso, la cual por cierto era respetuoso de la competencia
constitucionalmente asignada al Congreso en relación con la elección de magistrados
y magistradas del Tribunal Constitucional. En este orden de ideas, y a mayor abun-
damiento, se encuentra que el proyecto de ley no contenía alcances que pudieran
considerarse como invasivo de las competencias del Congreso, pues tan solo establece
estándares relacionados con el procedimiento de elección de jueces o jueces del Tribu-
nal Constitucional, con base en los usos internacionales y las prácticas previas relacio-
nada con la elección de magistrados constitucionales (en buena medida, los utilizados
cuando se nos designó jueces(zas) constitucionales).
66. Sin embargo, y estando claro que era posible plantear cuestión de confianza respecto
de iniciativas legislativas, existen aún algunas cuestiones que merecen ser esclarecidas
por este órgano constitucional, y que han sido objeto de diversos debates en la opinión
pública y entre quienes se reclaman especialistas en la materia, las cuales pueden re-
conducirse, en lo esencial, a los siguientes tres asuntos:
(a) ¿El Poder Ejecutivo podía hacer cuestión de confianza sobre la elección de
magistrados del Tribunal Constitucional, interrumpiendo el proceso ya iniciado?
En similar sentido, y de manera más genérica: ¿Sobre qué puede hacerse cuestión
de confianza y sobre qué no?;
(b) ¿Puede haber denegatorias de confianza “fácticas” o “implícitas”?; y por último,
con base en lo anterior,
(c) ¿El Ejecutivo estaba facultado para disolver el Congreso, como ocurrió el 30
de setiembre de 2019, de acuerdo con lo estipulado en el artículo 134 de la Cons-
titución?
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77. En ese contexto, consideramos que, entre los límites más claros que puede tener la
cuestión de confianza, podemos encontrar, entre otros:
(a) La proscripción de cuestiones de confianza “ficticias” (o “en blanco”), cuando
estas, atendiendo a que se trata de una herramienta de contrapeso del Go-
bierno frente al Congreso, cuya finalidad está orientada al equilibrio entre
poderes, se usen de manera desnaturalizada y constituyan esencialmente un
fraude a la Constitución, mediante las cuales se busque forzar indebidamente
su cierre, infringiendo así principios como los de balance y de separación de
poderes.
No obstante, lo indicado, debemos precisar que, de todos modos, sí sería po-
sible admitir, de manera excepcional, cuestiones de confianza planteadas con
el único propósito de gatillar el procedimiento de disolución del Congreso.
Tal situación de excepción podría darse, por ejemplo, en el caso en el de que
exista consenso o acuerdo entre los diferentes actores políticos para acortar
periodos de mandato, lo cual sería compatible con los principios de coope-
ración entre poderes y de solución democrática de controversias. Sin embar-
go, y conforme a lo indicado, tal posibilidad quedaría claramente proscrita
cuando el uso de estas cuestiones de confianza encubra fines fraudulentos,
protervos o puramente individuales, carentes de sustento constitucional.2
(b) La prohibición de cuestiones de confianza orientadas a la disminución o des-
aparición de derechos fundamentales. Al respecto, de acuerdo con el artículo
1 de la Constitución la “defensa de la persona humana y el respeto de su
dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”, y conforme al
artículo 44 es un deber fundamental del Estado “garantizar la plena vigencia
de los derechos humanos”. Desde esta perspectiva, debe considerarse como
manifiestamente inconstitucional cualquier iniciativa que vaya en contra pre-
cisamente de este “fin supremo de la sociedad y del Estado”, con lo cual se
defraude un “deber primordial” del poder público.
(c) La proscripción de cuestiones de confianza manifiestamente inconstituciona-
les. Se trata aquí del caso en que la cuestión de confianza se realiza respecto
de contenidos o medidas que resulten contrarias a la Constitución, además
de los derechos fundamentales. Tal sería el caso, por ejemplo, si el Ejecuti-
vo impulsara reformas constitucionales únicamente con doble votación del
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Congreso (artículo 206), pero respecto de contenidos que forman parte del
denominado “núcleo duro” de la Constitución, trasgrediendo de este modo
los “límites materiales” de la reforma constitucional, como es el caso de nues-
tro modelo constitucional de forma de Estado, forma de gobierno, régimen
republicano, sistema político democrático, etc. (cfr. STC Exp. n.° 00014-
2002-A1), o si el Gobierno planteara que se lleve a referéndum cuestiones
sobre las cuáles no se puede consultar (artículo 32)3.
78. Señalado lo anterior, y volviendo a la cuestión de confianza que fue planteada el 30 de
setiembre de 2019 y, más específicamente, en relación con la interrupción del procedi-
miento de elección de magistrados, debe tenerse en cuenta, además de lo ya indicado
sobre los asuntos respecto a los cuales es posible formular cuestión de confianza, que la
presentación de un proyecto de ley para mejorar el procedimiento de elección de ma-
gistrados del Tribunal Constitucional, promoviendo su transparencia y legitimación,
se encuentra directamente relacionado con los ejes de gobierno (contenidos en los ejes
de la “Política General de Gobierno al 2021”, aprobada mediante Decreto Supremo
N° 056- 2018-PCM) que, en su momento, justificaron que el Gobierno planteara la
reforma constitucional relacionada con el ex Consejo Nacional de la Magistratura (este
es el caso de las políticas de “lucha contra la corrupción” y de “fortalecimiento de la
institucionalidad”), práctica que en su momento fue aceptada por el Congreso de la
República.
79. En este sentido, y con independencia de las alegaciones que se han formulado de que
no podría hacerse cuestiones de confianza respecto de competencias exclusivas del
Congreso (como es el caso de reformas legales o constitucionales) o que los temas
vinculados a lo jurisdiccional no son cuestiones que le competan al Gobierno, lo cierto
es que el Congreso de la República con anterioridad ya ha aceptado la tramitación y
ha aprobado cuestiones de confianza con dicho tenor, precisamente en el marco de lo
constitucionalmente posible, lo cual constituye un hito en la configuración de nuestra
forma de gobierno y la construcción de nuestra Constitución histórica.
80. Con base en todo lo indicado, entonces, es claro que el Gobierno podía plantear cues-
tión de confianza al Congreso de la República respecto del procedimiento de elección
de magistrados del Tribunal Constitucional, y más específicamente respecto a su pro-
cedimiento de elección (procedimiento de elección política), máxime si dicha elección
se encuentra vinculada a ejes de gobierno (“lucha contra la corrupción” y de “forta-
lecimiento de la institucionalidad”) que, en su momento, justificaron para el propio
Congreso la presentación, e incluso la aprobación, de otra cuestión de confianza.
81. Señalado todo lo anterior, y habiendo confirmado que era posible plantear una cues-
tión de confianza como la que fue sustentada el 30 de setiembre de 2019 ante el Pleno
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
del Congreso de la República, todavía queda por discutir si el Ejecutivo podía asumir o
interpretar, como finalmente ocurrió, que la confianza fue denegada, no formalmente,
sino debido al comportamiento del Congreso.
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
85. Al respecto, es necesario insistir en que los mecanismos de contrapeso, si bien han de
resultar incómodos para los órganos que serán objeto de control o de enfrentamiento,
ellos deben ser respetados y garantizados a pesar de cualquier malestar, pues de esto
depende que perviva la institucionalidad contenida en la Constitución. Así, entonces,
pese al fastidio o la irritación que puede generar que se utilicen los mecanismos polí-
ticos de extrema ratio, como pueden ser los procedimientos de vacancia presidencial o
de disolución del Congreso de la República, es necesario resguardar el correcto funcio-
namiento de tales instituciones, pues ello permite garantizar la separación y el balance
entre poderes y, en última instancia, en caso de crisis profundas e irresolubles, en las
que haya fracasado cualquier mecanismo de coordinación o de diálogo; asimismo, lle-
gado el caso, le otorga al soberano la decisión final a través de la cual puede producirse
la recomposición del escenario político (esto opera frente a la disolución constitucional
del Congreso, y en el caso de vacancias o renuncias presidenciales, cuando estas com-
prenden a todos los sucesores constitucionales).
86. Volviendo a lo ocurrido el 30 de setiembre de 2019, tal como fue indicado, el Gobier-
no, a través del Presidente del Consejo de Ministros, propuso al Congreso un cambio
en el procedimiento de elección de magistrados. Al respecto, como se ha dicho aquí
en varias ocasiones, las eventuales modificaciones de carácter procesal o procedimental
deben ser aplicadas de manera inmediata, incluso a los procedimientos en trámite, que
es la indubitable regla a seguir frente a ese tipo de cambios. Siendo así, la cuestión de
confianza que fue formulada por el Gobierno, y cuyo propósito que se discutan las
pautas procedimentales referidas a elección de magistrados del Tribunal Constitucio-
nal, en ese mismo momento, promoviendo una mayor transparencia del proceso, de-
bería haberse atendido tomando en cuenta que los cambios eventualmente aprobados
deberían aplicarse de manera inmediata. Dicho con otras palabras, incluso a la elección
de magistrados en curso. En este orden de ideas, se desnaturalizaría el propósito de la
cuestión de confianza si se postergaba su eventual aprobación —como finalmente ocu-
rrió— hasta después de que se haya llevado a cabo las elecciones siguiendo las pautas y
procedimientos que se plantea modificar.
87. Señalado ello, y a mayor abundamiento de que no se tenía la intención de siquiera
discutir lo planteado por el Gobierno, se constata que, luego de formulada la cuestión
de confianza por el Presidente del Consejo de Ministros, el Congreso votó expresa-
mente en contra de la “cuestión previa” que presentó una congresista de la República,
cuyo propósito era precisamente que se discuta, antes de la elección de magistrados del
Tribunal Constitucional, la cuestión de confianza que acababa de presentarse, salida
saludable, pero lamentablemente desaprovechada. Asimismo, y de manera contraria a
la cuestión de confianza que fue sustentada ante el Pleno, el Congreso de la República
prosiguió con la elección de magistrados, llevando finalmente a votación dos candi-
daturas (una de las cuáles tuvo una serie de impugnaciones no resueltas y la otra no
alcanzó los votos requeridos). No había intención de discutir, y menos de acoger, la
cuestión de confianza planteada.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
88. Horas después de todo ello, es decir, tras haberse desestimado la cuestión previa, la cual
planteaba que se discuta y vote primero la cuestión de confianza, antes de la elección
programada para la fecha, y tras haberse continuado con el procedimiento de elección
de magistrados, que el Presidente del Consejo de Ministros pidió que se detenga, el
Congreso recién discutió formalmente la “cuestión de confianza”, votándose a favor de
otorgarla, ya cuando la intención que la motivaba había sido rehusada o rechazada.
89. En ese marco, debe esclarecerse entonces si la confianza fue finalmente debe conside-
rarse como denegada u otorgada.
90. En cualquier caso, debemos indicar que no es contraria a la Constitución una interpre-
tación (o, en sentido estricto, una “calificación jurídica”) que considere que la votación
formal a favor de una “cuestión de confianza”, pero que ha sido desestimada en los
hechos, sea considerada como una denegación.
91. Volvemos entonces al ámbito de lo constitucionalmente posible, y allí nos pregunta-
mos si la denegatoria a una cuestión de confianza (mejor dicho, a una segunda cues-
tión de confianza), debe ser expresa, o sí, dentro de lo constitucionalmente posible,
puede, haciéndose el seguimiento de una situación concreta, como la aquí descrita,
entenderse que está en el margen de lo “constitucionalmente posible” entender que
aquí se ha denegado o rehusado la segunda cuestión de confianza planteada (en este
caso, a un gabinete del gobierno del presidente Vizcarra, quien completa el periodo del
presidente Kuczynski, el cual renunció al cargo presidencial).
92. ¿Puede hablarse de cuestión de confianza denegada cuando indefinidamente no se
atiende el tema planteado o cuando se actúa en sentido contrario a lo solicitado, aun si
posteriormente, de manera formal, se concede lo solicitado? ¿No son estos últimos su-
puestos también escenarios de denegatoria, rechazo o rehuso de la confianza solicitada?
93. Por cierto, una interpretación sobre “rehusar” o “denegar” la confianza puede enten-
derse como análoga a la interpretación que viene haciendo el Tribunal Constitucional
respecto a la expresión “resoluciones denegatorias”, la cual aparece en el artículo 202,
inciso 2 de la Constitución, referido a la procedencia del recurso de agravio constitu-
cional. Al respecto, y como es por todos(as) conocido, la Norma Fundamental regula
que el recurso de agravio constitucional únicamente procede frente a resoluciones con-
sideradas “denegatorias” y, a modo de desarrollo, el artículo 18 del Código Procesal
Constitucional indica que tendrían tal condición aquellas “que declaran infundada o
improcedente la demanda”. No obstante ello, el Tribunal Constitucional peruano, a
lo largo del tiempo —y con diferentes composiciones de magistrados— ha llegado a
interpretar que puede considerarse como una “denegatoria” a aquella resolución que,
pese a declarar fundada la demanda de manera formal o expresa, finalmente “deniega”
justicia por ser materialmente contraria a la Constitución.
94. En este sentido último nos hemos expresado inclusive la mayoría de magistrados que
hoy integramos el Tribunal Constitucional. Esto ocurrió en la STC Exp. n.° 05811-
2015-PHC, f. j. 7, donde indicamos que:
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
“[N]o debe descartar ab initio que una sentencia estimatoria de segundo grado
pueda ser lesiva de otros bienes constitucionales. Su calidad de estimatoria no im-
plica necesariamente que sea conforme a la Constitución. Su verificación está por
tanto abierta al control por parte del Tribunal Constitucional a través del recurso
de agravio constitucional; más aún, cuando se trata de preservar el orden constitu-
cional. De acuerdo con la jurisprudencia de este Tribunal, dicho recurso procede
también, inclusive cuando se trate de sentencias estimatorias de segundo grado, de
manera excepcional, en los siguientes casos: a) tráfico ilícito de drogas, b) lavado
de activos, c) terrorismo (STC 01711-2014-PHC/TC, FJ 4)”
95. Desde luego, debe señalarse, además, que el Tribunal Constitucional, en diversos ca-
sos, ha procedido a interpretar el texto de normas legales de conformidad con la Cons-
titución (y con los diversos sentidos que puede dar una interpretación constitucional),
yendo más allá de lo literalmente dispuesto. Hay decenas de casos en lo que esto ha
ocurrido. Esto ha sido suscrito por varios magistrados que hoy se adscriben al voto de
minoría en el presente caso. Ello, más específicamente, ha ocurrido, por ejemplo, en el
caso Ley de Servicio Civil 1, STC Exp. n.° 00025- 2013-PI y otros (acumulados), en
el cual se interpretó la constitucionalidad de la ley tan solo si se entiende como incor-
porada una expresión inexistente (“condiciones de trabajo o condiciones de empleo”).
Asimismo, está el caso Dicapi, STC Exp. n.° 00001-2014-PI, en el que el Tribunal
Constitucional en general, y con una justificación muy abierta del magistrado Blume
en particular, estableció límites para la actividad supervisora de la Dirección General
de Capitanías y Guardacostas que no aparecían en la ley, enfatizando el carácter vincu-
lante de lo resuelto por el mismo Tribunal desde una lectura directa del parámetro
constitucional y los diferentes sentidos que razonablemente pueden entenderse de él.
96. Señalado esto, es necesario indicar que circunscribirse en estos casos a una interpreta-
ción de carácter meramente legalista, o “paleopositivista”, podría incluso admitir un
fraude a la Constitución, el cual consiste en la manipulación de una institución que,
si bien es utilizada formalmente, su real propósito es perseguir un objetivo distante de
su finalidad. Al respecto, debe señalarse con firmeza que el fraude a la Constitución,
y en general toda forma de “ilícitos atípicos”3, se encuentran proscritos, con claridad,
por el artículo 103 de la Constitución, a través de la prohibición expresa del abuso del
Derecho, cuando allí se señala que: “La Constitución no ampara el abuso del derecho”.
97. Asimismo, es necesario indicar que una interpretación en sentido contrario, puramen-
te legalista o “paleopositivista” en los términos de Luigi Ferrojoli4 (SIC), implicaría
admitir un grave riesgo de fraude a la Constitución. Dicho en otros términos, podría
avalar la manipulación de una regulación, convalidando con ello una supuesta apro-
bación formal de la cuestión de confianza, mientras que en los hechos el Congreso en
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
realidad le está denegando, de manera clara, lo solicitado. Si hay rasgos claros, inobje-
tables de no cumplir (o de ni siquiera atender) lo que era la intención de una cuestión
de confianza, cabe entonces dentro de lo constitucionalmente posible, y buscando evi-
tar un fraude a la Constitución, asumir que nuevamente se ha denegado una cuestión
de confianza y que, con ello, se configura un supuesto para la disolución del Congreso.
98. Ahora bien, y entendiendo que el Congreso de la República puede manifestar su vo-
luntad de otorgar o rehusar confianza a través de manera no expresa, es necesario ex-
plicitar algunos recaudos para que ello no se haga de manera irresponsable o abusiva,
de tal modo que el Gobierno se considere habilitado para interpretar cualquier acto
del Congreso como una denegación de la confianza solicitada. A efectos de delimitar
y limitar esta posibilidad, es necesario definir entonces de qué estamos hablando y en
qué supuestos esta es admisible.
99. Respecto a esta situación de denegatoria no expresa, puede entenderse que se produce
cuando median actos concluyentes, que pueden expresarse como hechos u omisiones
deliberadas, los cuales de manera cierta (y no dudosa o solo probable), además de
objetiva (no meramente subjetiva) e inobjetable, otorgan certeza sobre la voluntad
denegatoria del Congreso respecto de los asuntos planteados por el Gobierno, en el
marco de un pedido de confianza.
100. Por otra parte, y en relación con los supuestos en los que puede considerarse que
estamos ante actos concluyentes que pueden constituir una denegatoria no expresa
de cuestiones de confianza planteadas, podemos enumerar de manera meramente
enunciativa, y no exhaustiva, los siguientes:
(a) El rechazo continuo a discutir la cuestión de confianza planteada. Esto puede
darse tanto por la negativa permanente a empezar la tramitación del pedido de
cuestión de confianza, por posponer sine die la presentación que le correspon-
dería hacer el ministro solicitante ante el Pleno del Congreso, por diferir ad
infinitum la votación correspondiente, por no discutirse y votarse en el Pleno la
cuestión antes de que el pedido formulado se desnaturalice o se torne inútil, etc.
(b) El rechazo, en los hechos, de la cuestión de confianza, pese a su posterior
aprobación formal. En este supuesto, se producen actos concluyentes que dan
cuenta acerca de la voluntad del Congreso de denegar la confianza solicitada,
de una forma tal que la posterior discusión o incluso la aprobación formal de
la cuestión planteada sería manifiestamente inconducente, pues la cuestión
que había sido planteada por el Gobierno ya no podría cumplir con su obje-
tivo (el estado de cosas que se pretendía obtener) o finalidad (los principios o
valores que se buscaba defender o promover).
(c) La aprobación formal de la cuestión de confianza planteada, pero el rechazo,
en los hechos, de lo solicitado. De este modo, cabe considerar como actos
concluyentes que equivalen a una denegación de confianza si, pese a que el
Congreso apruebe lo solicitado a través de una votación, jamás llega a concre-
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
103. Más aun, el Congreso (o parte de él) ni siquiera permitió, pese a la habilitación expre-
sa contenida en la Constitución (artículo 129 de la Constitución), que el Presidente
del Consejo de Ministros ingrese al hemiciclo y pueda, por propio derecho, hacer
uso de la palabra. En este mismo sentido, se verifica que la regulación actualmente
existente no prevé alguna restricción a la facultad constitucional (y no acto de mera
cortesía) del Presidente del Consejo de Ministros de participar en cualquier sesión y
hacer uso de la palabra, ni por razones formales (no se requiere permiso o invitación
previa) ni por razones materiales (no existe ninguna restricción sobre los temas o
materias sobre los cuáles se puede intervenir).
104. Todo lo antes descrito (la denegatoria de lo solicitado por el Presidente del Conse-
jo de Ministros) hace irrelevante, entonces, la formalidad de que haya existido una
votación aparentemente a favor de otorgar una confianza, pues, al tratarse de una
herramienta de contrapeso político, es importante que esta no sea utilizada fraudu-
lentamente, únicamente con la finalidad de evitar los efectos constitucionales que
se desprenden del ejercicio de dicha institución. Lo contrario, según fue explicado,
constituiría un fraude a la Constitución, proscrito expresamente en la Carta funda-
mental.
(c) ¿El Ejecutivo estaba facultado para disolver el Congreso de acuerdo con lo estipu-
lado en el artículo 134 de la Constitución?
105. Señalado lo anterior, y en la medida que el Gobierno podía plantear una cuestión
de confianza en relación con el procedimiento de elección de magistrados, y a que
la calificación jurídica de la denegatoria de confianza se ubica dentro de lo consti-
tucionalmente posible, la disolución del Congreso de la República, contenida en el
Decreto Supremo n.° 165-2019-PCM, se encuentra dentro del supuesto previsto en
el artículo 134 de la Constitución.
106. Al respecto, es menester indicar que, en el marco de sus competencias constituciona-
les, en muchas ocasiones el Gobierno es un aplicador vinculante de la Constitución.
Por ejemplo, cuando le corresponde interpretar, calificar jurídicamente o realizar ac-
tos conforme a las previsiones constitucionales que regulan sus atribuciones o compe-
tencias. De hecho, en general, cualquier operador del Derecho para aplicarlo necesita
interpretar las disposiciones jurídicas, determinar los supuestos fácticos previstos en
las normas, para posteriormente calificarlos jurídicamente, completando la operación
de subsunción que, de manera simple, corresponde a la actividad jurídica.
107. Esto mismo puede precisarse con respecto de la interpretación o calificación jurídica
de la denegatoria de la confianza, que, dentro del marco de los criterios antes esta-
blecidos, y como última ratio en el marco del principio de solución democrática, le
corresponde realizar al Gobierno. Cuando ello ocurre, y dentro los recaudos formu-
lados, tal como ha ocurrido en el presente caso, el Gobierno estaría actuando dentro
del marco de lo constitucionalmente posible. Por ende, no existe algún problema o
incertidumbre en relación con la juricidad de la medida.
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Con el mayor respeto por nuestros colegas magistrados firmantes de la sentencia de ma-
yoría que declara infundada la demanda competencial, emitimos el presente voto singular
por cuanto discrepamos de la decisión adoptada, ya que consideramos que la demanda
debe declararse fundada, sin que ello signifique la anulación de la convocatoria a elección
a un nuevo Congreso de la República dispuesta para el 26 de enero de 2020, la cual prose-
guirá conforme al cronograma correspondiente; y deben establecerse criterios relacionados
con la cuestión de confianza y su denegatoria.
Fundamentamos nuestro voto singular en las siguientes razones:
I. ANTECEDENTES
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
B. ARGUMENTOS DE LA DEMANDA
La parte demandante sostiene que las acciones que el Poder Ejecutivo ha adoptado luego
que se le otorgara la confianza respecto a sus propuestas de reforma constitucional repre-
sentan un menoscabo a la atribución del Poder Legislativo por las siguientes razones:
- El artículo 206 de la Constitución Política del Perú establece claramente que la apro-
bación de reformas constitucionales es una prerrogativa exclusiva y excluyente del
Congreso de la República. Asimismo, si bien es cierto que el Poder Ejecutivo puede
presentar proyectos de reforma constitucional, esta atribución se limita a la iniciativa.
Es decir, que luego de la presentación de su propuesta, no procede que intervenga en
el procedimiento legislativo de aprobación o rechazo de la misma.
- Agrega que los artículos 104 y 101 de la Constitución establecen que el Congreso
no puede delegarle al Poder Ejecutivo materias que son indelegables a la Comisión
Permanente, entre las que se encuentran las relativas a la reforma constitucional (
artículo 101.4 de la Constitución). En tal sentido, argumentar que el Poder Ejecutivo
puede forzar una reforma constitucional con condicionamientos de contenido y plazo
a través de una cuestión de confianza; y, al mismo tiempo sostener que este no puede
observar una ley de reforma constitucional o que esta no puede ser objeto de delega-
ción de facultades legislativas en materia constitucional, supone un problema lógico
que altera profundamente la lectura orgánica y unitaria de nuestra Constitución.
- Refiere que en la Sentencia 006-2018-PCC/TC, el Tribunal Constitucional señaló que
la Constitución ha regulado la cuestión de confianza de manera abierta con la clara
finalidad de brindar un amplio campo de posibilidades para que el Ejecutivo busque
respaldo político en el Congreso, para llevar a cabo las políticas que su gestión requiera.
- En tal sentido, señala que en virtud de los artículos 101, 104 y 206 de la Constitución
Política, la facultad de reformar la Constitución no solo está expresamente asignada al
Poder Legislativo, sino que incluso, no le está constitucionalmente permitido cumplir
esta función al Poder Ejecutivo. Por ello, el Tribunal Constitucional en su fallo de la
mencionada sentencia competencial le ha impuesto un límite al Poder Ejecutivo en
su discrecionalidad para presentar una cuestión de confianza: que esta verse sobre las
políticas que su gestión requiera. Por tanto, señala que, si no existe conexión entre la
materia de la cuestión de confianza y las competencias, políticas y gestión del Poder
Ejecutivo, o si la materia le está expresamente prohibida por la Constitución, la cues-
tión de confianza no podría ser planteada. Añade que la gestión del Poder Ejecutivo
está conformada por el conjunto de atribuciones que la Constitución le otorga en sus
capítulos IV y V, las mismas que no pueden incluir funciones que están reservadas de
manera exclusiva a otros poderes del Estado. Suponer lo contrario implicaría alterar el
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
principio de separación de poderes y el equilibrio que debe existir entre ellos, principio
que ha sido identificado como parte del núcleo inviolable de la Constitución conforme
así ha sido señalado en el considerando 75 de la Sentencia 00014-2002-AI/TC.
- Asimismo, refiere que el principio de separación de poderes, de acuerdo con la Sen-
tencia 00023-2003-AI/TC, es una exigencia ineludible en todo Estado Democrático y
Social de Derecho, que implica separar las tres funciones básicas del Estado, limitán-
dose de modo recíproco, sin entorpecerse innecesariamente, pues constituye una ga-
rantía de los derechos constitucionalmente reconocidos e, idénticamente, para limitar
el poder frente al absolutismo y la dictadura. En dicho sentido, señala que, conforme
a lo resuelto en la Sentencia 00004-2004CC/TC, la separación de poderes no debe
ser entendida como una separación tajante, sino más bien como un equilibrio de con-
troles recíprocos, de pesos y contrapesos, e incluso como relaciones de coordinación y
cooperación entre estos poderes, lo cual no puede entenderse como una autorización
para el menoscabo de las atribuciones de cada Poder del Estado. Por ello, señala que
no se puede permitir que, a través del ejercicio indebido de las atribuciones constitu-
cionales de un poder del Estado, se termine menoscabando o anulando las del otro.
- Por otro lado, señala que el mecanismo de selección de los magistrados del Tribunal
Constitucional es una competencia exclusiva y excluyente del Congreso de la Repúbli-
ca, contemplada en el artículo 201 de la Constitución, razón constitucional por la cual
el Poder Ejecutivo no tiene competencia para realizar pedidos de cuestión de confianza
para modificar dicho procedimiento; más aún, cuando es el único poder del Estado
constitucionalmente facultado para efectuar tal designación. Así, señala que el pedido
de cuestión de confianza presentado el 30 de setiembre de 2019 menoscaba esta atri-
bución exclusiva del Poder Legislativo, pues buscó detener un proceso en marcha, so-
licitando, inclusive, la aplicación retroactiva de la norma que buscaba que se aprobara;
interfiriendo ilegítimamente, en el desarrollo de esta facultad exclusiva y excluyente de
este poder del Estado, más aun cuando el referido procedimiento de selección se había
iniciado hace diez meses.
- Sostiene que es importante distinguir entre formular una cuestión de confianza de un
proyecto de ley que, de aprobarse, cambiaría el proceso de elección a futuro; y, hacer
una cuestión de confianza de un proyecto de ley con pretensión de que este sea apro-
bado y aplicado retroactivamente, con la finalidad de suspender un proceso particular
que está por concluir. En el primer caso, sí se estaría haciendo un uso legítimo de esta
figura, mientras que en el segundo caso, se estaría intentando la aprobación de una
ley, bajo la amenaza de disolver el Congreso. En tal sentido, remarca que el Poder
Ejecutivo formuló una cuestión de confianza para socavar la autonomía del Congreso
de la República y una de sus competencias exclusivas, al pretender obligarlo, bajo la
amenaza de disolución, a anular el procedimiento de selección de magistrados del Tri-
bunal Constitucional que se encontraba casi concluido, lo cual es a todas luces incons-
titucional, por pretender la aplicación retroactiva de normas y vulnerar el principio de
equilibrio y separación de poderes.
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
- Además, señala que solo el Congreso es competente para decidir si la cuestión de con-
fianza se debate en la sesión que fue planteada o en la siguiente. Por ello, no se puede
obligar al Poder Legislativo a aceptar el planteamiento, el debate y la votación en la
misma sesión, bajo amenaza de disolverlo, e incluso interpretar su negativa de hacerlo
como una “negación fáctica”, pues ello atenta contra la competencia que tiene el Po-
der Legislativo de determinar su propia agenda y decidir cuándo somete a debate la
cuestión de confianza. Agrega que para que el proyecto del Ejecutivo, presentado con
carácter de urgencia, fuese exonerado del trámite de envío a comisiones, de pre publi-
cación y debatido como único punto de agenda, ello debía aprobarse por la mayoría
de congresistas presentes en la Junta de Portavoces, lo cual no ocurrió en este caso,
pero aun cuando ello hubiese ocurrido, resulta contrario al principio de razonabilidad
pretender que el Pleno del Congreso se pronuncie a favor o en contra de un proyecto
presentado esa misma mañana, con la finalidad de que tenga aplicación inmediata,
y se detenga un proceso en marcha, sin haberse previamente pasado por un mínimo
análisis de la propuesta.
- Por otra parte, y con relación al otorgamiento o rechazo de la cuestión de confianza,
señala que esta debe darse de manera expresa, a través de una votación del Pleno,
conforme al procedimiento regulado en el artículo 132 de la Constitución. En tal
sentido, agrega que no es posible considerar una cuestión de confianza como otorgada
o denegada de manera tácita o fáctica, pues ello contraviene el texto del artículo 132
antes mencionado, menoscabando así, esta competencia del Congreso, lo que atentaría
contra el principio de separación de poderes.
- En esa dirección, argumenta que la presente controversia constituye un conflicto por
menoscabo de competencias de atribuciones en sentido estricto, toda vez que, si bien
el Poder Ejecutivo goza de legitimidad constitucional para plantear una cuestión de
confianza, esta ha sido ejercida de manera indebida, ya que a través de ella se ha impe-
dido que el Congreso de la República ejerza sus competencias exclusivas y excluyentes
respecto de: (i) la elección de magistrados del Tribunal Constitucional; (ii) el desarro-
llo de sus actividades de acuerdo a su propio Reglamento; y, (iii) el otorgamiento o
negación de confianza al Poder Ejecutivo a través de una votación expresa en el Pleno
(artículos 201, 94 y 133 de la Constitución, respectivamente).
- Respecto del menoscabo de la competencia del Congreso de la República para regir sus
procedimientos de acuerdo a su Reglamento, sostiene que el artículo 94 de la Consti-
tución estipula su autonomía como poder del Estado, lo cual se replica en el artículo
3 de su Reglamento. Agrega que esta autonomía y prerrogativa de autorregulación
del Poder Legislativo ha quedado confirmada por este Tribunal Constitucional en
la Sentencia 0006-2018-PI/TC, al señalar que la Constitución consagra el principio
de formación autónoma del Congreso de la República, con la finalidad de regular su
propia actividad y su relación con otras instancias jurídicas e institucionales.
- Por los argumentos antes citados, la parte demandante considera que el Poder Eje-
cutivo no ha cumplido el supuesto regulado por el artículo 134 de la Constitución
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
C. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA
Los argumentos expuestos en la contestación de la demanda son los siguientes:
- El demandado refiere que, desde una perspectiva constitucional, las competencias que
ejercen el Legislativo y el Ejecutivo deben estar encaminadas a optimizar el ejercicio y
protección de los derechos de las personas, a través de la legislación y las acciones de
gobierno, antes que responder a los intereses particulares de quienes ostentan el poder
en un momento determinado. Siendo uno de estos derechos el de participación de las
personas, de forma individual o colectiva en los asuntos públicos, una de cuyas mani-
festaciones es ejercida para elegir a los integrantes del Congreso, que también se ejerce
cuando, tras la disolución constitucional de este último, se convoca a elecciones para
elegir un nuevo Congreso.
- Alude que la parte demandante invoca la violación del principio de separación de
poderes —recientemente analizado por el Tribunal Constitucional en la Sentencia
00006-2018-CC/TC desde una perspectiva más amplia—, al cuestionar el uso de
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
la cuestión de confianza por parte del Poder Ejecutivo. Sin embargo, señala que tal
invocación lo hace desde una perspectiva clásica y desfasada, que presupone una nula
interacción para alcanzar los fines del Estado Constitucional, sin considerar las nuevas
perspectivas de las relaciones entre los poderes del Estado, que promueven el desarrollo
de acciones conjuntas en beneficio de la persona y de la sociedad.
- Agrega que es desde esta perspectiva amplia de reconocimiento de competencias que
requieren de la interacción constante entre los poderes del Estado —sostenida por el
profesor César Landa Arroyo—, con la que el Tribunal Constitucional debe analizar el
presente caso, a fin de que, en la dinámica de perfilar los pesos y contrapesos necesarios
para las decisiones políticas, se beneficie el respeto y garantía de los derechos de las
personas.
- De otro lado, el demandado sostiene que la cuestión de confianza es una facultad
del Poder Ejecutivo que no puede ser objeto de restricciones indebidas a través del
Reglamento del Congreso, conforme lo ha precisado el Tribunal Constitucional en
sus fundamentos 41 y 75 de la Sentencia 00006-2018PCC/TC. Por ello, señala que
el Poder Legislativo no puede invocar una competencia exclusiva y excluyente para
restringir el uso de esta facultad del Poder Ejecutivo, negando la posibilidad de que se
presenten cuestiones de confianza respecto a reformas constitucionales y la elección de
magistrados del Tribunal Constitucional.
- Por ello, y sobre la base de la opinión citada, el emplazado sostiene que la cuestión de
confianza regulada en el artículo 134 de la Constitución, es de naturaleza facultativa, y
su alcance es una cuestión política discrecional en la medida de que el Poder Ejecutivo
tiene la competencia para priorizar las políticas de Estado, por lo que el Presidente de
la República a través del Presidente del Consejo de Ministros ha tratado de reforzar
dichas políticas. Sin embargo, más allá de que esta facultad no puede emplearse en el
último año de mandato gubernamental, su uso debe estar ceñido a los principios de
oportunidad, razonabilidad y proporcionalidad para evitar la arbitrariedad.
- En tal sentido, el demandado solicita al Tribunal Constitucional desarrollar los alcances
de la cuestión de confianza como facultad del Poder Ejecutivo para concretar sus políti-
cas en materia de lucha contra la corrupción, reforma de la justicia y reformas políticas.
Asimismo, solicita que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre la norma del Re-
glamento del Congreso que determina el momento en que se puede debatir la cuestión
de confianza, aunque la materia central de la demanda es reconocer la facultad del
Presidente de la República para interpretar el artículo 134 de la Constitución a fin de
considerar denegada una cuestión de confianza cuando el Congreso adopta conductas
contrarias a lo solicitado o aprobado. De este modo, se brindarán pautas para evitar que
la cuestión de confianza devenga en ineficaz por la manera estrictamente formal en que
el Congreso ha interpretado el procedimiento para su aprobación o denegatoria.
- Agrega que el derecho a la participación política de la ciudadanía es el fundamento
de la facultad presidencial para disolver el Congreso de la República y la convocatoria
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
- Por ello, sostiene además que se debe buscar que la interpretación de las normas consti-
tucionales permita alcanzar la finalidad para la cual han sido previstas. Y añade que, en
la presente controversia, lo que se busca es que la salida a la crisis política sea decidida
por la ciudadanía a través de las urnas con la elección de un nuevo Congreso de la
República.
- En consecuencia, puntualiza que para que se considere cumplida la condición prevista
en la Constitución para que se proceda a la disolución del Congreso de la República, la
denegatoria de la confianza no solo se manifiesta cuando formalmente se vota en con-
tra de lo propuesto por el Poder Ejecutivo, sino, también, cuando se realizan acciones
o se toman decisiones parlamentarias contrarias a dicho planteamiento.
- Finalmente, precisa que el demandante ha cuestionado de manera general el contenido
del Decreto Supremo 165-2019-PCM por lo que se debe entender como una preten-
sión accesoria.
- Añade, además, que el demandante no ha invocado el artículo 113 del Código Procesal
Constitucional, referido a los efectos de las sentencias en los procesos competenciales,
o alguna otra norma o jurisprudencia que habilite al Tribunal Constitucional a dejar
sin efecto una norma como consecuencia de haberse identificado un menoscabo en las
competencias de un órgano constitucional por el uso indebido de una competencia
por parte de otro.
II. FUNDAMENTOS
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
2. Este órgano de control de la Constitución tiene resuelto que el “objeto del proceso
competencial es la vindicación o, en su caso, la determinación de una competencia o
una atribución. Persigue que el Tribunal Constitucional precise el poder, órgano o ente
estatal al que corresponde la titularidad de las competencias o atribuciones objeto del
conflicto” (cfr. STC 0011-2009-CC/TC, fundamento 1).
3. Debe enfatizarse que no cualquier clase de afectación de competencias o atribuciones
da lugar a este tipo de procesos. Y es que en el referido artículo del Código Procesal
Constitucional se precisa que la afectación ha de recaer sobre competencias o atribu-
ciones asignadas “por la Constitución o la Ley Orgánica”.
4. Como se entiende de la norma constitucional citada, pueden presentarse distintos
tipos de conflictos, y estos pueden ser típicos (positivos y negativos) o atípicos (con-
flictos constitucionales por menoscabo o por omisión de cumplimiento de acto obli-
gatorio).
5. El conflicto positivo se genera cuando más de un órgano constitucional reclama para
sí la titularidad de una misma competencia o atribución. En contraposición a ello,
un conflicto negativo ocurre cuando más de un órgano constitucional se considera
incompetente para llevar a cabo un concreto acto estatal (cfr. STC 0001-2010-CC/
TC, fundamento 2).
6. Sin embargo, no son estos los únicos supuestos que pueden desencadenar un conflicto
competencial susceptible de ser dirimido por este Tribunal, pues también cabe referirse
a los conflictos constitucionales por menoscabo de atribuciones constitucionales (cfr.
SSTC 0005-2005-CC/TC, 0006-2006-CC/TC y 0001-2010CC/TC).
7. En el caso de estos conflictos atípicos no se trata de la disputa por titularizar o no una
misma competencia, sino de aquella que se suscita cuando, sin reclamarla para sí, un
órgano constitucional, por omitir un deber constitucional o de relevancia constitucio-
nal, afecta el debido ejercicio de las competencias constitucionales de otro.
8. En el caso de autos, la parte demandante alega que existe un conflicto constitucional
por menoscabo de atribuciones en sentido estricto entre el Poder Ejecutivo y el Poder
Legislativo. Señala que ambos poderes conocen perfectamente sus competencias, pero
uno de ellos ha realizado un indebido o prohibido ejercicio de la competencia que le
corresponde, lo que repercute sobre el ámbito del que es titular el otro órgano consti-
tucional.
9. El proceso competencial resulta de importancia justamente para dirimir las controver-
sias que se susciten en torno a las atribuciones asignadas directamente por la Constitu-
ción o las leyes orgánicas que delimiten los ámbitos propios de los poderes del Estado
y, en consecuencia, el desarrollo del sistema democrático requiere que los casos como
el presente sean deliberados y resueltos por este órgano de control de la Constitución.
10. Como este Tribunal ya pusiera de relieve en el auto de admisión de la demanda com-
petencial, una controversia que gira en torno a la legitimidad de la disolución del
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
34. Asumir que cuando el Tribunal Constitucional habla de la regulación “abierta” de las
materias que pueden ser objeto de cuestión de confianza, significa que el Ejecutivo
puede plantearla por cualquier materia o invocando conceptos indeterminados como
el “interés nacional”, constituye una lectura parcial y, por tanto, una distorsión del
criterio sentado por este órgano de control de la Constitución.
35. Como puede fácilmente apreciarse de la cita que antecede, la apertura en la regulación
constitucional de la cuestión de confianza está referida exclusivamente a las medidas
que el Ejecutivo requiera para “su gestión”.
36. Según el Diccionario de la Real Academia Española, “gestionar” es “acción y efecto de
administrar”.
37. Es decir, los ministros pueden hacer uso de la cuestión de confianza sobre toda me-
dida que juzguen necesaria (inclusive la aprobación de proyectos de ley), con toda
amplitud. Pero tales medidas no pueden versar sobre cualquier materia, sino sobre
aquellas que atañen a su tarea de administración de los servicios públicos cuya direc-
ción y gestión está confiada al Consejo de Ministros por la Constitución (cfr. artículo
119).
38. Desde esta perspectiva, un proyecto de ley sobre el procedimiento de selección de
magistrados del Tribunal Constitucional corresponde a la regulación de un órgano
constitucional autónomo que nada tiene que ver con la administración de los servicios
públicos a cargo de los ministros de Estado.
39. La conformación del Tribunal Constitucional no es un asunto vinculado a la gestión
del gobierno, sino un asunto de Estado que trasciende a cualquier gobierno.
40. Por supuesto, esto no perjudica la iniciativa legislativa que ostenta el Presidente de la
República (artículo 107 de la Constitución). El Presidente de la República puede pre-
sentar un proyecto de ley para modificar el procedimiento de selección de magistrados
del Tribunal Constitucional, pero sus ministros no pueden hacer cuestión de confianza
sobre este.
41. Por ello, plantear una cuestión de confianza sobre una propuesta para modificar este
procedimiento implicó menoscabar las atribuciones del Congreso de la República y
vulneró el principio de separación de poderes establecido en el artículo 43 de la Cons-
titución.
42. La ponencia (fundamento 160) parecería justificar el planteamiento de la cuestión de
confianza en la “integridad y lucha contra la corrupción”, que es un “eje” de la Política
General de Gobierno al 2021 (cfr. artículo 3.1 del Decreto Supremo 0562018-PCM).
Sin embargo, como señala el magistrado Sardón de Taboada en su voto singular, en
la perspectiva constitucional, “resulta un contrasentido pretender luchar contra la co-
rrupción vulnerando la separación de poderes. En esta perspectiva, la separación de
poderes y la continuidad del proceso democrático son la política anticorrupción y de
control del abuso del poder más importante que se puede tener. No puede combatirse
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
51. Es, entonces, un procedimiento regulado en el artículo 8 de la Ley Orgánica del Tribu-
nal Constitucional y en el Reglamento del Congreso lo que se estaba llevando a cabo
la mañana del 30 de setiembre de 2019, cuando el Presidente del Consejo de Ministros
irrumpió en el Pleno del Congreso sin haber sido convocado.
52. A nuestro juicio, el Presidente del Consejo de Ministros no podía hacer cuestión de
confianza sobre la paralización del procedimiento de elección de los magistrados que
el Congreso había convocado para el 30 de setiembre de 2019.
53. Como ya hemos sustentado, en modo alguno compete a la gestión del Ejecutivo pre-
tender, a su discreción, modificar la agenda de una sesión convocada con anticipación
legal y reglamentaria y, en ejecución de una competencia que la Constitución (artículo
201) atribuye al Congreso de modo exclusivo y excluyente, como es la elección de
magistrados del Tribunal Constitucional.
54. Al respecto, no queda sino concluir que el Presidente del Consejo de Ministros violó
las competencias del Congreso de la República cuando planteó cuestión de confianza
a fin de que el Congreso paralice el procedimiento de elección de los magistrados con-
vocado y agendado para la mañana del 30 de setiembre de 2019.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Reglamento del Congreso (artículo 86, inciso “c”) manda que esta sea debatida en la
misma sesión en la que se plantea o en la siguiente. En tal sentido, lo enfatizamos, no
caben aquí interpretaciones tácitas de la voluntad del Parlamento.
58. Para el Presidente de la República fue suficiente la denegación “fáctica” de la cuestión
de confianza, a partir de la interpretación que él realiza de los actos del Congreso, sin
considerar que debe haber una negativa expresa a través de una votación, que es como
el Parlamento expresa su voluntad.
59. Por tanto, el Presidente de la Republica interpreta la actuación parlamentaria, ejecuta-
da en virtud de su agenda previamente aprobada por las fuerzas políticas del Congreso
de la República y conforme a sus facultades constitucionales y reglamentarias, como
actos contrarios a los fines que el Presidente persigue con la cuestión de confianza, con-
cluyendo que ha existido una denegación fáctica. Tal lógica es a todas luces inconsti-
tucional y lesiona las competencias constitucionales del Congreso de la República, que
el primer mandatario está en el inexcusable deber de respetar y garantizar, en armonía
con el juramento que prestó al asumir su cargo de respetar y cumplir la Constitución.
60. Por otro lado, la ponencia (fundamento 210) señala que el rechazo de la cuestión
planteada por la congresista Huilca Flores luego de la presentación del Presidente del
Consejo de Ministros en la sesión del Congreso del 30 de setiembre de 2019, consti-
tuyó el rechazo material de la cuestión de confianza.
61. La congresista Huilca Flores presentó dicha cuestión previa en los términos siguientes:
[N]osotros por eso creemos que tiene que, esta moción que hemos presentado,
debatirse acá, en el Pleno. Hemos planteado que se suspenda este proceso porque
no tiene garantías.
[...]
Por eso, Presidenta, ratificamos el pedido y lo planteamos vía una cuestión previa,
que se vea y que se cancele y deje sin efecto esta elección de los magistrados del
Tribunal Constitucional [...] (Congreso de la República, Diario de los Debates,
Primera Legislatura Ordinaria de 2019, 30 de setiembre de 2019, pp. 21-22).
62. Como puede apreciarse, la cuestión previa de la congresista Huilca Flores no fue por
debatir o votar la cuestión de confianza planteada por el Presidente del Consejo de
Ministros. Tuvo un pedido muy concreto: suspender el proceso de selección de ma-
gistrados del Tribunal Constitucional agendado para la sesión del 30 de setiembre de
2019 que se estaba llevando a cabo.
63. Tal cuestión previa no fue otra cosa que un pedido de modificación de la agenda de
una sesión en curso, que, por tanto, requería del acuerdo de la Junta de Portavoces,
con el voto que represente un mínimo de tres quintos de los miembros del Congreso,
según lo establece puntualmente el artículo 53 de su Reglamento, como hemos visto
supra.
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
64. La referida cuestión previa recibió 34 votos a favor, 81 en contra y cero abstenciones,
por lo que fue desestimada (Congreso de la República, Diario de los Debates, Primera
Legislatura Ordinaria de 2019, 30 de setiembre de 2019, p. 46).
65. Sobre este particular, hacemos especial hincapié que la cuestión previa planteada por
la congresista Huilca Flores no tuvo efectos, ya que no consiguió modificar la agenda
de la sesión del 30 de setiembre de 2019, como lo perseguía amparándose en el Regla-
mento del Congreso de la República.
66. En este punto dejamos constancia, que dar a la votación denegatoria de dicha cuestión
previa un efecto distinto al previsto en el Reglamento del Congreso de la República,
sosteniendo que fue una negación material, tácita, fáctica o manifiesta de la cuestión
de confianza, es contrariar el principio de legalidad, que es esencial en un Estado
Constitucional.
67. Por ello, consideramos que, en este punto, también el Poder Ejecutivo contrarió las
atribuciones que la Constitución reserva y asigna al Congreso, por lo que el Presidente
de la República infringió el principio de separación de poderes.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
No estoy de acuerdo con la sentencia de mayoría, que declara infundada la demanda com-
petencial planteada por el Congreso de la República, por haber sido disuelto el 30 de
setiembre de 2019. En mi opinión, existen razones de forma y de fondo que llevan a
concluir, más bien, que dicha disolución fue inconstitucional. Por tanto, la demanda debe
ser declarada FUNDADA.
1. Razones de forma
La forma en la que el presidente de la República disolvió el Congreso infringió el principio
de separación de poderes. El lunes 30 de setiembre pasado, sus ministros irrumpieron en
su hemiciclo, pretendiendo cambiar la agenda de la sesión de Pleno, que había sido convo-
cada diez días antes. Esta agenda tenía un solo punto: elegir a los magistrados del Tribunal
Constitucional. El Ejecutivo dijo que tenía una mejor idea sobre cómo hacerlo.
El artículo 129 de la Constitución dice:
El Consejo de Ministros en pleno o los ministros por separado pueden concurrir
a las sesiones del Congreso y participar en sus debates con las mismas prerrogativas
que los parlamentarios, salvo la de votar si no son congresistas [énfasis añadido].
Los ministros tienen las mismas prerrogativas que los parlamentarios, no mayores. Ninguno
de estos puede pedir, a última hora, que se cambie la agenda de la sesión de Pleno porque
cree que tiene una mejor idea al respecto. Según el artículo 53 del Reglamento del Con-
greso, la agenda de la sesión del Pleno del Congreso solo puede modificarla la Junta de
Portavoces:
con el voto que represente un mínimo de tres quintos de los miembros del Con-
greso.
Al final de la tarde del viernes 27 de septiembre —es decir, menos de un día hábil antes de
que se realizara la sesión— el presidente del Consejo de Ministros envío al presidente del
Congreso una solicitud para plantear “una cuestión de confianza” a la brevedad posible.
Ella no fue acompañada, sin embargo, del proyecto de ley que la sustentaría. Solo el mis-
mo lunes 30 de setiembre se conoció dicho proyecto.
El proyecto del Ejecutivo proponía modificar el artículo 8 de la Ley 28301, Ley Orgánica
del Tribunal Constitucional, en dos aspectos. Por un lado, eliminaba la modalidad de
selección de magistrados por invitación. Aunque, seguramente, ello merece ser discutido,
todos los actuales magistrados fuimos seleccionados así. Por tanto, no podríamos aceptar
que ello sea clamorosamente indebido.
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
Por otro, establecía que, si el Congreso no completaba la elección de los nuevos magistra-
dos, se quedaban en el Tribunal Constitucional los magistrados de colegiatura más recien-
te. Esta propuesta invertía, pues, el criterio de precedencia por antigüedad, que se aplica
en todos los tribunales u órganos colegiados del Estado. En realidad, la propuesta era
incongruente. Decía:
En caso de que el mandato de varios magistrados concluya simultáneamente, la
renovación de los miembros del Tribunal Constitucional se realiza según la mayor
antigüedad de su designación o, en su defecto, la mayor antigüedad de la colegiatura
[énfasis añadido].
Cabe preguntarse: si el mandato de varios magistrados concluye simultáneamente, ¿cómo
su renovación puede realizarse según la mayor antigüedad de su designación? La norma
propuesta contenía una contradicción lógica entre su premisa y la primera de sus conse-
cuencias. Si se realizaba el supuesto de la norma, esta primera consecuencia era imposible.
Non sequitur.
A pesar de ello, el Ejecutivo consideró que esta iniciativa era no solo importante sino
también “urgente”. Ciertamente, según el artículo 105 de la Constitución, los proyectos
de ley que remite el Poder Ejecutivo con el carácter de urgente deben ser debatidos pre-
ferentemente, pero ello no implica que tal debate no deba ser agendado por el Consejo
Directivo del Congreso.
Como ya indiqué, según el Reglamento del Congreso, solo la Junta de Portavoces —con
una mayoría calificada— puede modificar la agenda de las sesiones del Pleno. Suponer que
el Ejecutivo puede modificar dicha agenda por una idea que se le ocurre a última hora es va-
ciar de contenido el principio de separación de poderes. El artículo 105 de la Constitución
debe ser leído junto con el artículo 43 de la Constitución, que dice que el gobierno del Perú:
se organiza según el principio de la separación de poderes.
El contenido del principio de separación de poderes no está reflejado en el fondo de la
caverna que describe Platón en La República. No es, pues, universal. Este contenido varía
de país a país, según se tenga un sistema de gobierno presidencial o uno parlamentario.
Sin embargo, ninguno permite que el Ejecutivo pueda imponerse al Congreso de la forma
como sucedió aquí.
En los Estados Unidos —paradigma del presidencialismo—, los integrantes del Gabinete
solo pueden ingresar al Congreso acompañando al presidente, cuando presenta anualmen-
te “el estado de la unión”.
En el Reino Unido —paradigma del parlamentarismo—, la Reina no puede ingresar a la
Cámara de los Comunes. Para dirigirse a ellos, los convoca a la Cámara de los Lores, a
través del Black Rod. Cuando este les lleva la convocatoria de la Reina, recibe un portazo
en las narices, como recordaris de la independencia del Parlamento respecto de la Sobera-
na. Solo a su insistencia, golpeando tres veces la puerta de la Cámara, ellos lo reciben y
atienden.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
2. Razones de fondo
La conducta seguida por el Ejecutivo el 30 de setiembre pasado fue inconstitucional por
consideraciones no solo de forma sino también de fondo. Por un lado, no podía plantear
una cuestión de confianza sobre una materia que era responsabilidad exclusiva del Congre-
so de la República. Por otro, no podía asumir que este le había denegado fácticamente la
confianza solicitada. El artículo 201 de la Constitución establece, en efecto, que:
Los miembros del Tribunal Constitucional son elegidos por el Congreso de la Repú-
blica con el voto favorable de los dos tercios del número legal de sus miembros.
Aquí, el Ejecutivo no participa en el procedimiento de elección de los magistrados del
Tribunal Constitucional. El que lo haga en otros países —como lo reseña la sentencia en
mayoría— puede servir de base para presentar un proyecto de reforma constitucional que
así lo establezca, pero no justificar de ninguna manera la disolución del Congreso realizada
el 30 de setiembre.
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
Siendo una atribución exclusiva del Congreso, el Ejecutivo podía sugerir mejoras a dicho
procedimiento, a través de los canales legales correspondientes, como su iniciativa legislati-
va. Sin embargo, no podía hacer cuestión de confianza sobre ellas, tratando de imponerle
su opinión al Congreso. En el fundamento 75 de la sentencia emitida en el caso Cuestión
de Confianza, expediente 00006-2018-PI/TC, este Tribunal Constitucional dijo:
la cuestión de confianza que pueden plantear los ministros ha sido regulada en la
Constitución de manera abierta, con la clara finalidad de brindar al Poder Ejecu-
tivo un amplio campo de posibilidades en busca de respaldo político por parte del
Congreso, para llevar a cabo las políticas que su gestión requiera.
La conformación del Tribunal Constitucional no es un asunto vinculado a la gestión del
gobierno. Es un asunto de Estado, que trasciende a cualquier gobierno. Aparentemente, el
Ejecutivo entendió que cabía plantear cuestión de confianza sobre este procedimiento con-
siderando que, según el artículo 3.1 del Decreto Supremo 056-2018-PCM, la “integridad
y lucha contra la corrupción” sería un “eje” de la política general de gobierno.
En la perspectiva constitucional, sin embargo, resulta contradictorio pretender luchar con-
tra la corrupción vulnerando la separación de poderes. En esta, la separación de poderes y
la continuidad del proceso democrático es la política anticorrupción más importante que
se puede tener. No puede combatirse la corrupción disolviendo el Congreso y concentran-
do poderes en una sola mano, con base en una lectura sesgada de la Constitución.
Adicionalmente, el Ejecutivo tampoco podía asumir que la cuestión de confianza plantea-
da había sido denegada tácitamente, al continuar el Congreso con la elección de los ma-
gistrados del Tribunal Constitucional. De hecho, el 15 de setiembre de 2017, la primera
denegatoria de confianza a este gobierno —al gabinete Zavala— fue expresa. La segunda
también debía serlo, por la razón que se expresa a continuación.
Como regla general, la manifestación de la voluntad de los entes estatales debe ser expresa,
para que pueda ser cierta y debidamente conocida por la ciudadanía. Por excepción, una
norma jurídica puede establecer, previamente y con carácter general, un sentido determi-
nado a su silencio o sus actos. En este caso, no existía ni existe dicha norma; el Ejecutivo
no podía inventársela a última hora, para condicionar la actuación del Congreso.
Por demás, el Congreso continuó solo parcialmente con la elección de los magistrados del
Tribunal Constitucional. Solo dos de las once candidaturas que se tenían para ocupar las
seis plazas vacantes fueron votadas por el Pleno. La primera, del señor Gonzalo Ortiz de
Zevallos Olaechea, obtuvo los votos requeridos por el artículo 201; la segunda, del señor
Manuel Sánchez Palacios, no.
Al concluir esta segunda votación, el presidente del Congreso suspendió la sesión. Al rea-
nudarla en horas de la tarde, el Pleno pasó a debatir la cuestión de confianza presentada por
el presidente del Consejo de Ministros. Estando en plena votación de esta, el presidente de
la República anunció su disolución mediante un mensaje a la nación televisado. Esta fue
oficializada mediante Decreto Supremo 165-2019-PCM.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
En su parte considerativa, dicho dispositivo presenta un recuento de los hechos que, según
el Ejecutivo, llevaron a la disolución del Congreso. En su segundo párrafo, da cuenta de la
cuestión de confianza planteada por el presidente del Consejo de Ministros la mañana del
30 de septiembre de 2019, indicando que:
Por esta negativa de suspender el procedimiento de selección de magistrados y de
brindar las garantías suficientes para que esta selección garantice la mayor legitimi-
dad posible al Tribunal Constitucional, el Congreso negó la confianza presentada
por el Presidente del Consejo de Ministros en la fecha.
Para el presidente de la República, la negación de confianza no se dio producto de un deba-
te y votación del Congreso sino por actos suyos que, para él, evidenciaron tal negación: no
haber sido ella debatida y votada en el momento en que fue planteada por el presidente del
Consejo de Ministros, y no haber suspendido el procedimiento de elección de magistrados
del Tribunal Constitucional agendado para ese día.
Lamentablemente, la sentencia en mayoría avala este razonamiento y señala, además, que el
rechazo de la cuestión previa planteada por la congresista Huilca Flores, luego de la presen-
tación del presidente del Consejo de Ministros, constituyó el rechazo material de la cuestión
de confianza. Dicha congresista presentó una cuestión previa en los términos siguientes:
Hemos planteado que se suspenda este proceso porque no tiene garantías.
[…].
Por eso, Presidenta, ratificamos el pedido y lo planteamos vía una cuestión previa,
que se vea y que se cancele y deje sin efecto esta elección de los magistrados del
Tribunal Constitucional
Esta cuestión previa tuvo, pues, un objetivo concreto: suspender el proceso de elección
de magistrados del Tribunal Constitucional que se estaba llevando a cabo. Fue un pedido
de modificación de la agenda de una sesión en curso. Sin embargo, insistimos, según el
Reglamento del Congreso, ello requería el acuerdo de la Junta de Portavoces a través de
una votación calificada.
En este caso, la decisión fue tomada por el Pleno. El pedido recibió 34 votos a favor, 81 en
contra y cero abstenciones, por lo que fue desestimado. Dar a dicha votación un efecto dis-
tinto al previsto en el Reglamento del Congreso —interpretándolo como una negación ma-
terial, tácita, fáctica o manifiesta de la cuestión de confianza— es contravenir el principio de
legalidad y, por ende, el principio de seguridad jurídica, esenciales en un estado de Derecho.
En suma, el Ejecutivo menoscabó las atribuciones que la Constitución asigna al Congreso e
infringió el principio de separación de poderes, tanto al plantear una cuestión de confianza
sobre una atribución constitucional exclusiva del Congreso como al interpretar que ella
había sido denegada fácticamente.
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
3. Previsión de consecuencias
No tengo duda, pues, de que la actuación del Ejecutivo fue inconstitucional, por razones
de forma y de fondo. Sin embargo, no puedo votar por la restitución del Congreso disuelto
y por la anulación de la convocatoria a elecciones extraordinarias para el próximo 26 de
enero. El artículo 113 del Título IX, Proceso Competencial, del Código Procesal Consti-
tucional dice lo siguiente:
La sentencia del Tribunal vincula a los poderes públicos y tiene plenos efectos fren-
te a todos. Determina los poderes o entes estatales a que corresponden las com-
petencias o atribuciones controvertidas y anula las disposiciones, resoluciones o
actos viciados de incompetencia. Asimismo resuelve, en su caso, lo que procediere
sobre las situaciones jurídicas producidas sobre la base de tales actos administrativos
[énfasis agregado].
La jurisprudencia constitucional le llama a ello “principio de previsión de las consecuen-
cias”. En un proceso competencial, no cabe una aplicación meramente restitutoria de las
atribuciones o competencias vulneradas o afectadas. Necesariamente, deben evaluarse los
efectos de la decisión que se tome. En consideración al mismo, no debo soslayar, pues, la
situación política preexistente.
En las elecciones generales de 2016, la agrupación política del expresidente de la República
Pedro Pablo Kuczynski obtuvo solo 16% del Congreso. A la luz de nuestra historia, ello
hacía inviable su gestión. A lo largo del siglo XX, nunca un gobierno sin mayoría en el
Congreso pudo completar su mandato. Las interrupciones al proceso constitucional de
1914, 1948, 1962, 1968, 1992 e incluso 2000 son muestras de ello.
Entre el 2001 y el 2016, no se cumplió esa regla. Los tres gobiernos que se tuvo en esos
quince años completaron sus mandatos, a pesar de no tener mayoría en el Congreso. Sin
embargo, ninguno de ellos tuvo un respaldo congresal tan exiguo como el del expresidente
Pedro Pablo Kuczynski. Alejandro Toledo consiguió 38%; Alan García, 30%; y, Ollanta
Humala, 36% de los asientos del Congreso.
Desde el retorno a la democracia en 1980, nunca se había tenido una situación política
similar. Una renovación parcial del Congreso, a mitad del período presidencial, habría per-
mitido que el pueblo resuelva esta situación, pero la Constitución no prevé la renovación
escalonada de los poderes elegidos. La viabilidad de la relación Ejecutivo-Legislativo, así,
estaba comprometida.
Estas consideraciones me obligan a votar por la validez de la convocatoria a elecciones para
un nuevo Congreso —máxime, cuando faltan pocos días para su realización. Sin embar-
go, en observancia al mismo principio de previsión de las consecuencias de nuestros actos,
voto además por declarar que el actual presidente de la República no puede postular en las
elecciones generales de 2021.
El actual presidente de la República fue elegido por el voto popular como integrante de
una plancha presidencial que tenía tres miembros, por un período de cinco años (2016-
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
4. Decisión
Por todas estas razones, mi voto es por declarar FUNDADA la demanda; y, en consecuen-
cia, la inconstitucionalidad de la disolución del Congreso realizada el 30 de setiembre;
pero también la validez de las elecciones del próximo 26 de enero, y el impedimento para
que el actual presidente de la República postule a ser reelegido en las elecciones generales
de 2021.
- 836 -
Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
Adicionalmente, mi voto es también por establecer los siguientes lineamientos para las
relaciones Ejecutivo-Legislativo:
1. El Poder Ejecutivo no puede plantear cuestión de confianza sobre proyectos de ley
referidos a atribuciones constitucionales exclusivas del Congreso de la República,
de otro poder u organismo constitucionalmente autónomo.
2. El Poder Ejecutivo no puede considerar que el Congreso de la República le ha
denegado fácticamente una cuestión de confianza; esta denegatoria debe ser votada
y acordada explícitamente por el Congreso.
3. El carácter de “urgencia” que pueden tener los proyectos de ley que presente el
Poder Ejecutivo al Congreso de la República no implica que sean debatidos ese
mismo día; su discusión debe tramitarse conforme al Reglamento del Congreso.
4. El Consejo de Ministros en pleno o los ministros por separado no pueden preten-
der cambiar la agenda de las sesiones de Pleno del Congreso de la República, sin
observar los procedimientos establecidos en su Reglamento.
S.
SARDÓN DE TABOADA
- 837 -
Pleno. Sentencia 778/2020
Expediente 00002-2020-CC/TC
RAZÓN DE RELATORÍA
Con fecha 19 de noviembre de 2020, se reunió el Pleno del Tribunal Constitucional in-
tegrado por los señores magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa, Miranda Canales,
Blume Fortini, Ramos Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera, a efectos
de pronunciarse sobre la demanda que dio origen al Expediente 00002-2020-CC/TC,
promovida por el Poder Ejecutivo contra el Congreso de la República.
El resultado de la votación fue el siguiente:
- Los magistrados Ferrero, Miranda, Blume y Sardón votaron, en mayoría, por declarar
IMPROCEDENTE la demanda. Asimismo, los magistrados mencionados formula-
ron fundamentos de voto.
- La magistrada Ledesma (ponente) y el magistrado Ramos votaron por declarar, entre
otros aspectos, FUNDADA en parte e IMPROCEDENTE en un extremo la deman-
da de conflicto competencial.
- El magistrado Espinosa-Saldaña votó por declarar FUNDADA la demanda de conflic-
to competencial.
Estando a la votación mencionada y a lo previsto en el artículo 5, primer párrafo, de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional, el cual establece, entre otros aspectos, que el Tribunal
Constitucional, en Sala Plena, resuelve por mayoría simple de votos emitidos, corresponde
declarar IMPROCEDENTE la demanda interpuesta en el presente conflicto competencial.
La Secretaría del Pleno deja constancia de que la presente razón encabeza la sentencia y los
votos antes referidos, y que los magistrados intervinientes firman digitalmente al pie de esta
razón en señal de conformidad.
Flavio Reátegui Apaza
Secretario Relator
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
PLENO JURISDICCIONAL
Expediente 0002-2020-CC/TC
PODER EJECUTIVO
c.
CONGRESO DE LA REPÚBLICA
Asunto
Demanda de conflicto competencial sobre la moción de vacancia del presidente
de la República por permanente incapacidad moral
Magistrados firmantes:
SS.
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
SARDÓN DE TABOADA
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
En Lima, a los 19 días del mes de noviembre del 2020, reunido el Tribunal Constitucional,
en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los señores magistrados Ledesma
Narváez (Presidenta), Ferrero Costa (Vicepresidente), Miranda Canales, Blume Fortini,
Ramos Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente
sentencia, con los fundamentos de votos de los magistrados Ferrero Costa, Miranda Ca-
nales, Blume Fortini y Sardón de Taboada, y votos singulares de los magistrados Ledesma
Narváez, Ramos Núñez y Espinosa-Saldaña Barrera.
I. ANTECEDENTES
A. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Con fecha 14 de setiembre de 2020, Luis Alberto Huerta Guerrero, Procurador Público
Especializado en Materia Constitucional del Poder Ejecutivo, interpuso demanda compe-
tencial contra el Congreso de la República.
Por su parte, con fecha 11 de noviembre de 2020, Manuel Eduardo Peña Talavera, Procurador
Público de la Defensa de los Asuntos Judiciales del Poder Legislativo, contestó la demanda.
B. DEBATE CONSTITUCIONAL
B-1. DEMANDA
El demandante sostiene que el Congreso de la República ha ejercido indebidamente su
competencia para iniciar el trámite de vacancia presidencial por permanente incapacidad
moral, ya que afecta las atribuciones del presidente de la República para dirigir la política
general del Gobierno y la facultad de los ministros para llevarla a cabo. Así, sostiene que en
el presente caso existe un conflicto constitucional por menoscabo en sentido estricto. En
ese sentido, manifiesta que los actos concretos del Congreso de la República que afectan las
competencias del Poder Ejecutivo son:
i) la admisión a trámite de una moción de vacancia contra el presidente de la Repú-
blica por permanente incapacidad moral (Moción de Orden del Día 12090); y,
ii) el desarrollo del procedimiento de vacancia como resultado de la admisión a trámi-
te de la moción.
El demandante refiere que un elemento esencial de todo Estado Constitucional es el respe-
to al principio de separación de poderes. Por ello, el uso indebido por parte del Congreso
de la República de su competencia para tramitar la vacancia presidencial por permanente
incapacidad moral contraviene el principio de separación de poderes.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
El procurador público del Poder Ejecutivo manifiesta que, de acuerdo con el artículo 118
inciso 3 de la Constitución, corresponde al presidente de la República “dirigir la política
general del gobierno”. Por su parte, el artículo 119 del texto constitucional reconoce la
competencia de los ministros para ejecutar dicha política.
Alega que, en virtud de lo dispuesto por el artículo 112 de la Constitución, todas las enti-
dades del Estado deben respetar el período de duración del mandato presidencial. Sostiene
que, aquellos mecanismos a través de los cuales se pueda constitucionalmente determinar
que dicho período de gobierno debe concluir antes de lo previsto, deben cumplir determi-
nados requisitos tanto de fondo como de procedimiento.
Añade que, una de las garantías para el adecuado desempeño de las competencias que
corresponden al presidente de la República, se encuentra establecida en el artículo 117 de
la Constitución. Dicha disposición constitucional tiene por objetivo garantizar que el más
alto funcionario del Estado pueda ejercer adecuadamente el cargo sin que sus competen-
cias se vean entorpecidas como consecuencia del trámite de denuncias presentadas en su
contra. Refiere así que las competencias asignadas por la Constitución al Congreso de la
República no pueden ser utilizadas para impedir que el presidente de la República dirija la
política general del gobierno durante los cinco años por los cuales ha sido elegido, ni para
impedir que los ministros de Estado la ejecuten.
Sostiene que el artículo 113 de la Constitución establece los supuestos en los cuales se
produce la vacancia presidencial. Señala que dicha disposición constitucional tiene como
finalidad identificar aquellas situaciones objetivas que den cuenta de un hecho concreto
que impida que una persona pueda seguir ejerciendo el cargo de presidente de la Repú-
blica. Sin embargo, dicha institución no implica un mecanismo de control político. Pues
de lo contrario se estaría afectando el modelo de frenos y contrapesos que rige en nuestro
sistema constitucional. Por ello, señala que la aplicación de esta causal de vacancia debe ser
restrictiva, únicamente cuando el presidente de la República se encuentre imposibilitado
de ejercer el cargo por haberse configurado su permanente incapacidad moral. Alega que
dicha causal no debe ser utilizada para evaluar acciones u omisiones del presidente de la
República durante el período de gobierno, ya que de hacerlo se desnaturalizaría la institu-
ción de la vacancia presidencial lo cual supondría una afectación del equilibrio de poderes.
Si bien el Reglamento del Congreso establece reglas de procedimiento relacionadas con las
etapas correspondientes, no define cuáles son los supuestos o criterios que deben tomarse
en cuenta para identificar aquellas conductas (acciones u omisiones) por parte del presi-
dente de la República que puedan ser calificadas como permanente incapacidad moral. Se-
ñala entonces que le corresponde al Tribunal Constitucional disponer que la vacancia pre-
sidencial por la causal de permanente incapacidad moral no puede ser considerada como
un mecanismo de control político respecto del presidente de la República.
Advierte que, del contenido de la Moción de Orden del Día 12090, se desprende que
la causal de vacancia presidencial por permanente incapacidad moral no se sustenta en
algún hecho objetivo que le impida al presidente de la República continuar ejerciendo sus
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funciones, sino que, por el contrario, se basa en argumentos sujetos a debate e interpreta-
ción tanto desde un punto de vista jurídico como político, lo que reflejaría la intención del
Congreso de emplear dicha causal como un mecanismo de control político.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
FUNDAMENTOS
1. Conforme se desprende de la demanda competencial de autos, la pretensión demanda-
da ha sido dirigida contra:
Los actos concretos del Congreso de la República que afectan las competencias del
Poder Ejecutivo son: i) la admisión a trámite de una moción de vacancia contra el
presidente de la República por permanente incapacidad moral (Moción de Orden
del Día N.° 12090, aprobada por el Pleno del Congreso el viernes 11 de setiembre
de 2020, y ii) el desarrollo del procedimiento de vacancia según lo previsto en el
artículo 89-A del Reglamento del Congreso de la República como resultado de la
admisión a trámite de la moción (sic. pag, 3 de la demanda, énfasis añadido).
2. En dicho sentido, el Poder Ejecutivo solicitó lo siguiente:
[...] en el presente caso se solicita al Tribunal Constitucional que, como consecuen-
cia de determinar que el Congreso de la República ha hecho un uso indebido de
su competencia respecto a la vacancia presidencial por permanente incapacidad
moral, declare la nulidad de la admisión a trámite de la Moción de Orden del Día
N.° 12090, así como de los siguientes actos adoptados por el Congreso de la Repú-
blica en base a esta decisión, archivando en forma definitiva el procedimiento de
vacancia (p. 4 de la demanda, énfasis añadido).
3. El primer párrafo del artículo 110 del Código Procesal Constitucional, establece que el
conflicto que puede dar lugar a un proceso competencial ‒contemplado en el artículo
202, inciso 3, de la Constitución‒ «se produce cuando alguno de los poderes o entida-
des estatales [...] adopta decisiones o rehúye deliberadamente actuaciones, afectando
competencias o atribuciones que la Constitución y las leyes orgánicas confieren a otro»
(énfasis añadido).
4. Al respecto, el proceso competencial aquí planteado es uno donde se reclama por la
adopción de una decisión del demandado, por lo que contiene un acto concreto del em-
plazado sobre el que este Tribunal ha de pronunciarse y eventualmente anular, en caso
declare fundada la demanda (cfr. artículo 113 del Código Procesal Constitucional).
5. Como es de público conocimiento, la Moción de Orden del Día 12090, fue debatida
y votada por el Pleno del Congreso de la República el 18 de setiembre de 2020, y no
prosperó porque alcanzó únicamente treinta y dos (32) votos conformes, rechazándose
así el pedido de vacancia presidencial por permanente incapacidad moral vinculada
con los presuntos actos en los que habría intervenido el ex presidente Martín Vizcarra
Cornejo para la contratación del señor Richard Cisneros.
6. En tal sentido, no corresponde a este Tribunal emitir un pronunciamiento sobre la
pretensión objeto del presente proceso, por cuanto a la fecha se ha producido la sus-
tracción de la materia controvertida. Cabe precisar que, en anterior pronunciamiento,
este Tribunal ha optado por emitir una decisión similar en un proceso competencias,
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
HA RESUELTO
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
SS.
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
SARDÓN DE TABOADA
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la presentación de la demanda, por lo que confirió traslado al demandado para que compa-
rezca al proceso. Es decir, el demandante ejercitó su derecho de acción, lo que propició que
este Tribunal dé lugar a que el demandado ejercite su derecho de contradicción en base a
los términos de la demanda planteada.
Como es de dominio público, luego de interpuesta la demanda de autos, se presentó en el
Congreso de la República, el 20 de octubre de 2020, la Moción de Orden del Día 12684,
con una nueva declaración de vacancia de la Presidencia de la República por permanente
incapacidad moral de su titular. Dicha Moción fue votada el 9 de noviembre de 2020 y
aprobada por 105 votos a favor, 19 en contra y 4 abstenciones. A consecuencia de ello, por
Resolución del Congreso 001-2020-2021-CR, publicada en el diario oficial El Peruano el
10 de noviembre de 2020, se declaró la vacancia de la Presidencia de la República por la
causal de permanente incapacidad moral del Jefe del Estado (artículo 113, inciso 2, de la
Constitución).
Alguno de nuestros colegas magistrados podría señalar que existe una supuesta «relación
de identidad» entre la Moción de Orden del Día 12090, del 11 de setiembre de 2020,
materia de la presente demanda, y la Moción de Orden del Día 12684, del 20 de octubre
de 2020, que desembocó en la vacancia de la Presidencia de la República, y considerar que
un pronunciamiento de este Tribunal también debería alcanzar a esta última. Discrepamos,
muy respetuosamente, con este criterio.
Como ya hemos sustentado, la demanda competencial de autos fue planteada contra la
decisión del Congreso de la República de admitir a trámite la vacancia contra el presidente
de la República por permanente incapacidad moral, mediante la Moción de Orden del
Día 12090, del 11 de setiembre de 2020; y en dicha demanda se pretendía que se «declare
la nulidad de la admisión a trámite de la Moción de Orden del Día 12090, así como de
los siguientes actos adoptados por el Congreso de la República en base a esta decisión,
archivando en forma definitiva el procedimiento de vacancia» (p. 4 de la demanda). Sin
embargo, dicha Moción fue archivada el 18 de setiembre 2020, al no alcanzar los votos
necesarios para declarar la vacancia de la Presidencia de la República, por lo que se sustrajo
la pretensión del ámbito jurisdiccional, deviniendo la presente demanda en improcedente.
La posibilidad de establecer esa «relación de identidad» entre una y otra Moción de Orden
del Día en el presente proceso competencial, carece de sustento normativo en nuestro or-
denamiento procesal constitucional.
Más aún, que este Tribunal se pronuncie por la Moción de Orden del Día 12684 del 20
de octubre de 2020, agraviaría el derecho al debido proceso del demandado, pues es una
decisión no demandada en el presente proceso, adoptada casi un mes después de corrido
traslado al emplazado con la demanda de autos (30 de setiembre de 2020), razón por la
cual éste no ha podido ejercitar su derecho de defensa (derecho de contradicción).
Sólo una nueva demanda competencial contra la Moción de Orden del Día 12684, del 20
de octubre de 2020, habría permitido al Tribunal Constitucional pronunciarse sobre ésta.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
Actuar de otra manera implicaría que este Tribunal entra de oficio a resolver sobre un acto
no demandado, lo cual no sólo agravia el derecho de defensa del emplazado, sino que es
imposible a la luz de los procesos constitucionales contemplados en nuestra Ley funda-
mental, que siempre operan a pedido de parte, nunca de oficio.
Por estas consideraciones, nuestro voto es por declarar IMPROCEDENTE la demanda.
S.
FERRERO COSTA
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Si bien concuerdo con la opinión de mis colegas en el sentido de que debe declararse la
improcedencia de la demanda, el presente caso requiere que exprese fundamentos adicio-
nales, lo que paso a detallar:
1. En la propia demanda competencial se describen los actos concretos del Congreso de
la República que afectarían las competencias del Poder Ejecutivo:
“Los actos concretos del Congreso de la República que afectan las competencias del
Poder Ejecutivo son i) la admisión a trámite de una moción de vacancia contra el
presidente de la República por permanente incapacidad moral (Moción de Orden
del Día N° 12090), aprobada por el Pleno del Congreso el viernes 11 de setiembre
de 2020, y ü) el desarrollo del procedimiento de vacancia según lo previsto en el
artículo 89-A del Reglamento del Congreso de la República como resultado de la
admisión a trámite de la moción”.
2. Es por ello que la parte demandante solicitaba lo siguiente:
“...en el presente caso se solicita al Tribunal Constitucional que, como consecuen-
cia de determinar que el Congreso de la República ha hecho un uso indebido de
su competencia respecto a la vacancia presidencial por permanente incapacidad
moral, declare la nulidad de la admisión a trámite de la Moción de Orden del
Día N° 12090, así como de los siguientes actos adoptados por el Congreso de la
República en base a esta decisión, archivando de forma definitiva el procedimiento
de vacancia.” (énfasis agregado).
3. Como es de público conocimiento, el pedido de vacancia que fue tramitado a través de la
moción de orden del día 12090, que ha sido materia de la presente demanda, fue debatida
y votada por el Pleno del Congreso de la República el día 18 de septiembre de 2020 y fue
desestimado por no contar con el número de votos requeridos para declarar la vacancia.
4. Como es de verse, el acto concreto que se cuestionaba en la demanda, relativo a un
concreto pedido de vacancia, ha cesado, lo que determina la sustracción de la materia
en el presente caso.
5. Conforme a lo expuesto, debo precisar que la razón por la que declaro improcedente
la demanda competencial se basa exclusivamente en la sustracción de la materia, por lo
que me aparto de las consideraciones expresadas en el fundamento 8 de la sentencia.
S.
MIRANDA CANALES
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6.16. Por lo demás, está claro que el Tribunal Constitucional no es tampoco un órgano
legislativo que deba actuar con manifiesto decisionismo. Si bien puede recomendar
formulas vía exhortación ello lo puede hacer en la medida de que las mismas no su-
pongan invadir otros fueros o competencias legítimamente reconocidas sobre el resto
de poderes y órganos constitucionales.
S.
BLUME FORTINI
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Para evitar que otros interpreten y modifiquen mi voto, dejo constancia de que suscribo
totalmente los argumentos y el fallo de la sentencia de mayoría, que declara IMPRO-
CEDENTE la demanda por haberse producido la sustracción de la materia. Sin embar-
go, emito este fundamento de voto porque, en mi opinión, en este caso hay una razón
adicional para declarar su improcedencia. El petitorio de la demanda exige también un
pronunciamiento respecto a una cuestión sustancialmente igual a la que ya fue resuelta por
el Tribunal Constitucional en la sentencia emitida en el Expediente 00006-2003-AI/TC.
Me explico:
La presente demanda competencial fue planteada el 14 de setiembre, ante la admisión de
la Moción de Orden del Día 12090, Caso Richard Cisneros. Sin embargo, días después
de planteada la demanda, dicha moción fue debatida y votada en el Pleno del Congreso
de la República, donde no obtuvo los votos requeridos por el artículo 89-A de su Regla-
mento para ser aprobada; por tanto, tal moción fue archivada. De esta manera, ocurrió la
sustracción de la materia controvertida en este proceso. En un proceso competencial, la
materia a evaluarse debe ser un acto concreto de alguna entidad estatal que menoscaba las
atribuciones constitucionales de otra entidad estatal. Al desaparecer dicho acto, ya no hay
nada que analizar.
Ahora bien, ocurre que el petitorio de la demanda no es claro o preciso, y pretende ir más
allá de la Moción de Orden del Día 12090. La demanda, en efecto, asegura que no busca
defender al expresidente Martín Vizcarra frente a dicha moción sino que solicita que el
Tribunal Constitucional “precise” la causal de vacancia del presidente de la República por
“permanente incapacidad moral”, establecida en el inciso 2 del artículo 113 de la Consti-
tución, para evitar su uso arbitrario:
La presente demanda no tiene por objetivo establecer argumentos de defensa del pre-
sidente de la República con relación a los hechos e imputaciones contenidas en la
Moción de Orden del Día Nº 12090, sino lograr que el Tribunal Constitucional, a
partir de la precisión sobre los alcances constitucionales de la competencia del Congreso
para declarar una vacancia presidencial por permanente incapacidad moral, garantice el
ejercicio de las competencias que la Constitución Política de 1993 le otorga al Poder
Ejecutivo durante el período de cinco años para el cual ha sido elegido, evitando a su
vez que sea empleada de forma arbitraria como mecanismo de control político y sanción
para dar por concluido un mandato presidencial [énfasis añadido].
Este asunto, sin embargo, es sustancialmente igual al que resolvió el Tribunal Constitucio-
nal en la sentencia emitida en el Expediente 00006-2003. Dicha sentencia precisó el uso
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- Por ello, señala que la aplicación de esta causal de vacancia debe ser restrictiva, única-
mente cuando el Presidente de la República se encuentre imposibilitado de ejercer el
cargo por haberse configurado su permanente incapacidad moral.
- Sostiene que dicha causal no puede ser empleada por el Congreso de la República
como un mecanismo de control político respecto del Poder Ejecutivo. Es decir, alega
que no debe ser utilizada para evaluar acciones u omisiones del presidente de la Re-
pública durante el período de gobierno, ya que de hacerlo se desnaturalizaría la insti-
tución de la vacancia presidencial lo cual supondría una afectación del equilibrio de
poderes.
- El demandante advierte que el procedimiento de vacancia presidencial ha sido esta-
blecido en el Reglamento del Congreso de tal manera que se asemeja a un proceso
sancionatorio contra el Presidente de la República.
- Añade que, si bien dicha norma establece reglas de procedimiento relacionadas con
las etapas correspondientes, no define cuáles son los supuestos o criterios que deben
tomarse en cuenta para identificar aquellas conductas (acciones u omisiones) del Presi-
dente de la República que puedan ser calificadas como permanente incapacidad moral.
- Así las cosas, alega que le corresponde al Tribunal Constitucional disponer que la
vacancia presidencial por la causal de permanente incapacidad moral no puede ser
considerada como un mecanismo de control político respecto del Presidente de la
República.
- Advierte que, en el presente caso, del contenido de la Moción de Orden del Día 12090,
se desprende que la causal de vacancia presidencial por permanente incapacidad moral
no se sustenta en algún hecho objetivo que le impida al presidente de la República
continuar ejerciendo sus funciones, sino que, por el contrario, se basa en argumentos
sujetos a debate e interpretación, tanto desde un punto de vista jurídico como político
y que, dicha situación, reflejaría la intención del Congreso de emplear la vacancia pre-
sidencial como un mecanismo de control político.
- Finalmente, el demandante enfatiza que la presente controversia debe ser analizada
tomando en cuenta el actual escenario político, a fin de hacer prevalecer los límites
impuestos por la Constitución a la competencia del Congreso de la República.
Contestación de la demanda
En la contestación de la demanda, se exponen los siguientes argumentos:
- El procurador público encargado de la defensa de los asuntos judiciales del Poder Le-
gislativo sostiene que la demanda ha devenido en improcedente por incurrir en la cau-
sal de sustracción de la materia. Refiere que, según Manuel Valverde, la sustracción de
la materia, “solo se puede dar ex post de interpuesta la demanda; esto es, debe surgir la
causal de la sustracción de la materia después de que se admita la demanda hasta –por
lo general– antes de expedirse la sentencia final”.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
- Añade que, según Eugenia Ariano, “la desaparición del interés para obrar, tiene estre-
cha relación con la pretensión como objeto del proceso, en la medida que es sobre este
último que recaerá la afectación del interés para obrar, bien debido a la satisfacción
extraprocesal o a cualquier otro evento que provoque un efecto idéntico”.
- En ese sentido, señala que según el artículo 110 del Código Procesal Constitucional, el
conflicto competencial se produce cuando alguno de los poderes o entidades estatales
adopta decisiones o rehúye deliberadamente actuaciones, afectando competencias o
atribuciones que la Constitución y las leyes orgánicas confieren a otro.
- Argumenta que, a diferencia de lo ocurre en los procesos de inconstitucionalidad y de
acción popular, el proceso competencial no está dirigido a evaluar la compatibilidad
abstracta de normas jurídicas con el ordenamiento constitucional o legal.
- Refiere que, al resolver este tipo de procesos, el Tribunal Constitucional a menudo
ejerce su función ordenadora y, de esa manera, contribuye a clarificar la distribución
de competencias establecida por la Constitución Política del Estado. Alega que si no
existe un conflicto, que debe basarse necesariamente en cuestiones de hecho, no puede
ser procedente una demanda competencial.
- Sostiene que, es evidente que el proceso competencial está diseñado para evaluar he-
chos y situaciones jurídicas concretas. Por lo tanto, desde ese punto de vista, anota que
este proceso es más próximo a los procesos de la libertad (habeas corpus, amparo y
habeas data) que a los de control abstracto (inconstitucionalidad y acción popular).
- Argumenta que la posibilidad de plantear una demanda competencial se encuentra
supeditada a la existencia de un conflicto, ya que de lo contrario este proceso deven-
dría en un mecanismo a través del cual los sujetos legitimados para demandar podrían
solicitar que el Tribunal Constitucional se pronuncie, en cualquier momento, sobre
una presunta ambigüedad en la distribución de competencias establecida por nuestra
Constitución.
- El procurador público encargado de la defensa de los asuntos judiciales del Poder Le-
gislativo sostiene que, si ello ocurriera, no estaríamos ante un proceso destinado a
resolver una controversia sino, más bien, ante un mecanismo vinculante de consulta
en el cual el Tribunal Constitucional estaría llamado a resolver casos hipotéticos y/o
a realizar interpretaciones en abstracto, lo cual no es admisible en nuestro sistema
constitucional.
- Refiere que, si se permitiera que el proceso competencial se configure como un me-
canismo vinculante de consulta, se alteraría profundamente el equilibrio de poderes,
reconocido en el artículo 43 de la Constitución.
- Sobre esta base, manifiesta que, a través del proceso competencial, el Tribunal Consti-
tucional, únicamente está autorizado para resolver los conflictos que efectivamente se
producen entre los sujetos legitimados para demandar y ser demandados. Alega que,
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
por regla general, no puede emplearse este proceso para resolver conflictos que no
existen, o que han desaparecido durante la tramitación del proceso.
- Respecto al caso concreto, el procurador público encargado de la defensa de los asuntos
judiciales del Poder Legislativo manifiesta que se debe considerar que en la sesión de
fecha 18 de setiembre de 2020, la moción de vacancia obtuvo solo 32 votos, con lo cual
se acredita que el conflicto específico que dio origen a la interposición de la demanda
ha desaparecido, y, por lo tanto, la demanda deviene improcedente por haberse produ-
cido la sustracción de la materia.
- Por otro lado, sin perjuicio de ello, manifiesta que, en el presente caso, la demanda no
ha sido interpuesta en defensa de una potestad concreta del Poder Ejecutivo cuyo ejer-
cicio esté impedido o se encuentre disminuido por causas imputables al Congreso de
la República. Por el contrario, ha sido presentada en defensa del señor Martín Vizcarra
Cornejo, como presidente de la República, con la finalidad de que no sea vacado del
cargo por aplicación del artículo 113, inciso 2, de la Constitución.
- Por ello, alega que la presente demanda no tiene carácter competencial puesto que
no está en discusión el ejercicio de ninguna de las competencias constitucionales que
corresponden al Poder Ejecutivo, sino únicamente la continuidad en el cargo de un
funcionario público, concretamente, el señor Martín Vizcarra Cornejo como Presiden-
te de la República.
- Manifiesta que, como resulta evidente, las controversias que verdaderamente tienen
carácter competencial suponen una discusión respecto a la titularidad y/o la forma de
ejercer las competencias constitucionales, lo que es independiente de cualquier consi-
deración intuito personae.
- Añade que, desde el punto jurídico constitucional, el alcance y la capacidad de ejercer
las competencias del Poder Ejecutivo es independiente de la identidad del presidente
de la República, de los ministros o de cualesquiera otros funcionarios públicos.
- Refiere que, la potestad presidencial reconocida en el artículo 118 inciso 3 de la Consti-
tución, no se configura constitucionalmente en función de las personas o de los periodos
de gobierno: le corresponde al presidente de la República por imperio de la Constitución,
independientemente de quien ocupe el cargo y del periodo de gestión del que se trate.
- Por otro lado, subraya que, la doctrina entiende por capacidad a la aptitud o posibili-
dad jurídica de gozar y obrar los derechos, o la aptitud para adquirir y contraer deberes
jurídicos, y también, como la aptitud otorgada por el ordenamiento jurídico, para ser
titular de relaciones jurídicas.
- En esta línea, asevera que existe un consenso que tiende a identificar a la capacidad
jurídica como la aptitud para ser titular de situaciones jurídicas, mientras que la capa-
cidad de ejercicio es la aptitud para ponerlas en actuación. Por ello, ambas, constituyen
el momento estático y dinámico de la categoría jurídica denominada sujeto de derecho.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
- Manifiesta que, la incapacidad moral es una expresión que proviene del derecho canó-
nico y del derecho privado francés, en oposición a la incapacidad física y equivalente
de incapacidad intelectual.
- Añade que, la interpretación de la incapacidad moral formulada desde el derecho civil
se corresponde con una de las acepciones recogidas del vocablo moral en el Diccionario
de la Real Academia Española, que la identifica como el “conjunto de facultades del
espíritu, por contraposición a físico”.
- Argumenta que esta interpretación civilista de la incapacidad moral como causal de
vacancia de la presidencia de la República presenta, no obstante, una importante limi-
tación: ya que no alcanza a cubrir todos los aspectos de lo que debe entenderse como
lo moral, en especial, en su relación con la aptitud del presidente de la República para
ejercer la más alta magistratura de la Nación.
- Por ello, se adhieren a la postura de Paul Ricoeur, que concibe a la moral en su relación
con el campo de lo obligatorio, marcado por las normas, las obligaciones, las prohi-
biciones, caracterizadas a la vez por una exigencia de universalidad y por un efecto de
coerción. Añade que, desde este enfoque, toda referencia que se haga a la moral está
indudablemente relacionada con las costumbres, las reglas de conducta admitidas en
una época y en una sociedad determinada.
- Para el procurador público encargado de la defensa de los asuntos judiciales del Poder
Legislativo, hablar de lo moral es aludir a un parámetro obligatorio de conducta fijado
por una sociedad determinada que, como tal, es susceptible de ser transgredido debido
a diversos factores y no, únicamente, por deficiencias psíquicas de un sujeto dado.
- Refiere que, si se tiene en cuenta que la finalidad de la vacancia presidencial es impe-
dir que el presidente de la República continúe en el ejercicio del cargo debido a cir-
cunstancias valoradas como especialmente graves, según la tipología establecida en el
artículo 113 de la Constitución, la incapacidad moral como causal debe interpretarse
en el sentido de un quebrantamiento de los parámetros de conducta admitidos en una
época y por una sociedad determinadas que afectan gravemente la dignidad del cargo
y, además, son fuente de potenciales o concretos conflictos políticos que pueden hacer
inviable el normal desenvolvimiento de la comunidad política.
- A la luz de estas razones y citando a Emile Durkheim, sostiene que la correcta inter-
pretación de la incapacidad moral como causal de vacancia de la presidencia de la
República es aquella que la identifica con “la falta de aptitud legal para continuar ejer-
ciendo el cargo, por haberse acreditado objetivamente una conducta pública o social
gravemente venal, corrupta, licenciosa u ofensiva a las convicciones éticas de la ciuda-
danía, que deja constancia de una atrofia de las nociones de corrección e integridad de
ánimo”.
- Refiere que, la incapacidad moral es, en definitiva, una situación pública que hace
evidente la incapacidad hasta el extremo de interferir las funciones presidenciales y
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
hacer aconsejable su remoción. Para estos efectos, señala que la permanente incapaci-
dad moral declarada por el Congreso tiene que ser puesta en sus justos términos: es una
decisión política, no técnica, que toma el Congreso, pero en función de una realidad
existente que es atribución suya ameritar.
- Por lo tanto, asevera que claramente el Constituyente ha confiado al Parlamento ser el
intérprete de esta causal ante la comunidad política, de modo exclusivo y excluyente. A
él le corresponderá determinar la existencia o no de una situación política que califique
como incapacidad moral del Presidente de la República suficientemente grave como
para justificar vacancia de la presidencia de la República.
- Por otro lado, aduce que, de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional se despren-
de que la vacancia presidencial por incapacidad moral permanente se relaciona con
el voto de censura ministerial, ya que ambos constituyen procedimientos de control
político.
- A partir de ello, señala que, desde una interpretación acorde con los criterios jurispru-
denciales establecidos por el propio Tribunal Constitucional, el artículo 113 inciso 2
de la Constitución, debe interpretarse en el sentido que el Congreso de la República
puede declarar la vacancia de la presidencia por permanente incapacidad moral cuando
el titular del Poder Ejecutivo incurre en conductas reprochables que resultan incom-
patibles con la dignidad de su cargo, independientemente de si tales conductas corres-
ponden a las descritas en el artículo 117 de la Constitución.
- Arguye que nuestra tradición constitucional, que ha reconocido desde la Constitución
de 1839 la potestad del Congreso de la República para declarar la vacancia presiden-
cial por permanente incapacidad moral, ha admitido en modo uniforme su intrínseca
relación con la comisión por parte del presidente de la República de conductas reñidas
con la dignidad de su cargo, con prescindencia de si constituyen o no delitos previstos
y penados por la legislación vigente
- Refiere que esta figura no tiene nada que ver con el desequilibrio y/o incapacidad
mental de la persona que ejerce el cargo presidencial, ya que dicho supuesto se ha
trasladado a la permanente incapacidad física, que también es una causa de declaración
de vacancia presidencial, conforme lo establece el mismo artículo 113 inciso de la
Constitución (SIC).
- Alega que, la propia aplicación de la vacancia presidencial en nuestra historia republi-
cana revela que las razones que motivaron la vacancia presidencial partieron de una
evaluación política de la idoneidad moral de los presidentes de la República involucra-
dos y no de la pérdida de la integridad psíquica o mental.
- Finalmente, enfatiza que la Moción de Orden del Día 12090 fue admitida a trámite,
discutida y desestimada dentro de los márgenes de un debido proceso en sede parla-
mentaria. Refiere que la vacancia presidencial solicitada obedeció a una evaluación
política de los graves hechos que suscitaron la presentación de la moción de vacancia.
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- Agrega que, habiéndose fijado el 18 de septiembre de 2020 como fecha para el debate y
votación del pedido de vacancia, se presentaron en esa fecha, tanto el presidente de la Re-
pública, Sr. Martín Vizcarra, como su abogado defensor, los cuales hicieron uso de la pa-
labra y luego de un extenso debate se terminó rechazando la moción de vacancia, con lo
cual se acredita también la sustracción de la materia en el presente proceso competencial.
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17. Otro fuerte enfrentamiento entre estos dos poderes del Estado se pudo apreciar en el
episodio relacionado con la censura al Ministerio “Tiberiópolis” en 1867. Este tuvo
lugar a propósito del Gabinete del que formaba parte el General Pedro Bustamante,
el Reverendo Pedro José Tordoya, Obispo de Tiberiópolis, el Coronel Juan Miguel
Gálvez, el Dr. Simón Gregorio Paredes y el Dr. José Narciso Campos. Luego de una
tensa reunión, los integrantes de este colegiado procedieron a abandonar el salón, lo
cual fue apreciado como una afrenta por parte del Poder Legislativo. A ello se agregó
que, en un posterior oficio del Ministerio de Gobierno, se había solicitado enjuiciar
al congresista Casós, el cual había realizado severas críticas en contra de los ministros.
Luego de ello, serían nuevamente convocados, negándose a concurrir porque, según
alegaban, solamente se iba a repetir el altercado.
18. Todos estos sucesos generaron que el Congreso envíe una comisión para interpelar al
Presidente. Las tensiones terminaron con la presentación de la dimisión del Gabinete,
y con el intento de vacancia presidencial (presentado por el mismo Casós), este último
rechazado debido a que existieron solo 27 votos a favor y 42 en contra de la referida
propuesta [cfr. Villarán, Manuel Vicente (1994). Posición Constitucional de los Mi-
nistros en el Perú. Lima: Cultural Cuzco S.A, p. 153].
19. Por su parte, los cuatro textos constitucionales que rigieron el siglo pasado – incluida
la vigente Constitución de 1993– mantuvieron una regulación de la vacancia presi-
dencial bastante similar a la ya establecida en las cartas previas. No obstante ello, a
partir del primer texto constitucional del siglo XX se incorporó expresamente la regla
de que la vacancia por permanente incapacidad física o moral debía ser declarada por
el Congreso.
20. Así, y ya durante el siglo XX, uno de los casos más conocidos relativos a pugnas en-
tre el Ejecutivo y el Legislativo se pudo apreciar en la administración de Guillermo
Billinghurst. Sobre ello, recuerda el historiador peruano Jorge Basadre que “[n]o
existía precedente en el país de una pugna tan grave, salvo en el caso de Riva Agüero
en 1823. Parlamentos hubo que, en momentos de gran agitación política, preten-
dieron fulminar al Presidente con una acusación como en 1832 o con la declaración
de vacancia de la Jefatura de Estado en 1858 y 1867, pero sin lograr esos radicales
objetivos” [Basadre, Jorge (1970). Historia de la República del Perú. Tomo XII.
Lima: Editorial Universitaria, pp. 274 y 275]. En aquella oportunidad, el intento
de disolver el Congreso de la República, para la posterior iniciación de un proceso
de consulta popular, fueron los que motivaron el impasse entre ambos órganos. De
este modo, el Congreso de la República elaboró un comunicado en los siguientes
términos:
[…] si el Presidente de la República, no ha sabido aprovechar en beneficio del
Perú, la enorme fuerza ocasional que lo llevó al poder, si su Gobierno, con pasmosa
fecundidad para el mal, ha empequeñecido y desorganizado todo, la causa es exclu-
sivamente suya y su responsabilidad le alcanza á él sólo.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
forma de locura. El criterio del Congreso será, pues, fuera de sus antecedentes y
de los hechos realizados, resolver si se trata de una incapacidad moral o de una
incapacidad física. Si la locura es una forma tan grave como, por ejemplo, la locura
paranoica, que incapacita fisiológicamente al individuo, esta incapacidad no sólo
será incapacidad mental son incapacidad física.
Es claro que estos casos de incapacidad moral tienen relación con las buenas cos-
tumbres, y entre las buenas costumbres, con la forma como deben administrarse las
rentas públicas, es decir, con la debida honradez, con la necesaria honorabilidad, tal
como deben acatarse los principios constitucionales y el principio de las libertades
(…).
El señor Cuculiza.- Refiriéndome a la ampliación propuesta por el señor Escardó
alazar, para que se diga: “incapacidad psíquica, física y moral”, debo manifestar
que, en mi concepto, el término psíquico comprende la incapacidad moral, puesto
que dicho vocablo comprende todo el espíritu, con sus tres facultades bien defini-
das, que son: pensamiento, sentimiento y voluntad. Por consiguiente, encuentro
que estaría de más la palabra moral.
24. Finalmente, la Constitución Política del Perú de 1979 al regular la incapacidad moral,
al igual como lo hicieran en su momento los constituyentes de 1856 y de 1867, no
exigió que dicha incapacidad sea permanente. Así, dispuso en el artículo 206 que:
La Presidencia de la República vaca, además del caso de muerte por:
1.- Incapacidad moral o permanente incapacidad física declarada por el
Congreso.
2.- Aceptación de la renuncia por el Congreso.
3.- Salir del territorio nacional sin permiso del Congreso o no reincorporarse al
cargo al vencimiento de éste. Y
4.- Destitución al haber sido sentenciado por alguno de los delitos mencionados
en el artículo 210˚ (énfasis nuestro).
25. También existió en torno a esta carta un importante nivel de preocupación en la Asam-
blea Constituyente de 1979. En el debate llevado a cabo en el marco de la Vigésimo
Tercera Sesión Permanente de la Comisión Principal de Constitución celebrada el 22
de febrero de 19792, los constituyentes expresaron:
El señor CORNEJO CHÁVEZ.- Pregunto, señor Presidente, si es deliberada la po-
sibilidad de que un enfermo mental pueda ser Presidente de la República, porque
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
dice “por incapacidad física o moral”. ¿Así que el enfermo mental sí puede serlo?
¿Qué razones ha tenido la Comisión para proponer esta innovación?
[…]
El señor MELGAR.- No se ha puesto el término de enfermedad mental, porque la
psiquiatría, feliz o lamentablemente, ahora ha ampliado su catálogo de diagnóstico
de tal manera que no es posible hablar de una enfermedad mental. De repente el
hombre más sano resulta con el diagnóstico de enfermo mental. Por eso hemos
tenido el cuidado de no usar ese término.
[…]
El señor CHIRINOS SOTO (Enrique).- […] En cuanto a la incapacidad moral
que está considerada en la Constitución, es evidentemente difusa, la califica el
Congreso por supuesto. Declarada por el Congreso es el tipo de incapacidad que
se vio en Estados Unidos para precipitar la renuncia de Nixon. No había cometido
tales o cuales delitos, pero había tenido una conducta inmoral. Entonces, a un
hombre de esa conducta inmoral se le amenazó con el juicio constitucional. En este
caso sería un tipo de incapacidad que, sin haber llegado el Presidente a la perpetra-
ción de delitos, moralmente lo inhabilita por razón muy difícil de determinar, pero
que tendría que ser declarada.
Es de advertir que nunca en nuestra historia constitucional se han dado estos casos,
pero podrían darse. Yo no sé si el señor Melgar estaría de acuerdo en poner, “por
incapacidad física, mental o moral permanente”.
[…]
El señor VALLE RIESTRA.- El inciso está mal redactado de todas maneras, señor
Presidente. Porque interpretándolo textualmente, se deduce lo siguiente: “Por inca-
pacidad física o moral permanente”, de donde una incapacidad moral transitoria o
accidental no sería causa de destitución. Quiere decir que, si el Presidente se redime
de su inmoralidad o alguien la considera tal, entonces ya no hay una incapacidad
permanente sino subjetiva.
Ahora lo de la “incapacidad física”, tal como está redactado, podría haber sig-
nificado que Roosevelt no habría sido Presidente de los Estados Unidos. Tiene
que ser, como dice el señor Aramburú: Incapacidad que lo imposibilite para el
ejercicio de su cargo. Esto es cierto en la Constitución actual, pero está redactado
mejor, porque dice, “por permanente incapacidad física o moral del Presidente”.
Se está haciendo énfasis en la incapacidad física permanente y lo de la moral no
lo pone.
El señor CHIRINOS SOTO (Enrique).- (…) Por ejemplo, en el caso de un ebrio,
no comete delito; y el caso se ha dado en Ecuador, con el Presidente Arosemena;
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
hasta en un escándalo, no hay delito, no puede ser enjuiciado, pero hay una inca-
pacidad moral.
Yo estoy de acuerdo con que la expresión es vaga, pero es indispensable, porque el
Presidente podría incurrir en incapacidad moral”.
26. Asimismo, en el debate llevado a cabo en el marco de la 76˚ esión de la Comisión
Principal de Constitución realizada el 27 de junio de 19793 se sostuvo lo siguiente:
El señor RAMÍREZ DEL VILLAR.- […] El primer problema que tenemos es que
no hay permanente incapacidad inmoral; la incapacidad es física o mental, pero no
es moral; y el segundo que, en nuestro concepto, debe decirse: “el Congreso por
una votación calificada”. Esa debe ser los dos tercios o algo por el estilo, porque
no puede el Congreso por simple mayoría de asistentes declarar la incapacidad del
Presidente de la República.
[…]
El señor CHIRINOS SOTO (Enrique).- Así es, hay incapacidad moral. La incapa-
cidad moral consiste en que el Presidente de la República pueda incurrir en algún
tipo de actos que no estén considerados en el artículo por el cual se pueda acusar;
determinados tipos de actos que lo hacen moralmente incapaz; tipo “Watergate”.
Ahora, el ponerle un quórum a esto, es alterar absolutamente nuestra tradición
constitucional. Este artículo siempre está en todas las constituciones tal cual. Y la
razón es muy sencilla: si el Presidente de la República va en un caso de incapacidad
moral al Congreso, creo que el solo hecho de que vaya al Congreso hará que el
Presidente se retire; (…). Nada de quórum, el quórum no salva al Presidente.
27. De todo lo expuesto, se infiere que el constitucionalismo histórico del Perú ha conside-
rado entre los supuestos para vacar al Presidente de la República, el hecho de que este
padezca una incapacidad física o que su comportamiento personal adolezca de falta de
corrección moral, es decir, que sea tan reprobable que ya no es digno de seguir personi-
ficando a la Nación tal como establece el artículo 110 de la Constitución. Para nuestra
Constitución histórica, al Presidente se le puede vacar por actos o por conductas, que,
a pesar de no configurarse como delitos de función o infracciones a la ley fundamental,
ponen en entredicho el valor que representa para la Nación el cargo de Presidente de
la República.
28. Y, finalmente, el artículo 113 inciso 2 de la actual Constitución Política del Perú pre-
cisa que
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32. El Congreso de la República, mediante Moción de Orden del Día 251, promovió
su vacancia y la aprobó luego de haber rechazado su renuncia. Así, luego de un
debate que se centró en la forma cómo había ejercido el poder durante su gestión
presidencial y cómo había renunciado al cargo, a través de la Resolución Legislativa
009-2000-CR, de fecha 21 de noviembre de 2000, se declaró su permanente inca-
pacidad moral y la consecuente vacancia de la Presidencia de la República, dispo-
niéndose la aplicación de las normas de sucesión contenidas en el artículo 115 de la
Constitución.
33. Casi dos décadas después, el 15 de diciembre de 2017 se presentó ante el Congreso
de la República el pedido de vacancia presidencial por permanente incapacidad
moral contra Pedro Pablo Kuczynski Godard a través de la Moción de Orden del
Día 4710, considerándose que antepuso sus intereses personales a los del Estado
Constitucional de Derecho. Así pues, para los congresistas que presentaron la mo-
ción, Kuczynski:
(…) realizó un conjunto de actos reñidos con la moral, que evidencian un abier-
to comportamiento mitómano y un grave conflicto de intereses que favorecieron
tanto a él como a una corrupta empresa privada [Odebrecht], en detrimento de los
intereses del Perú5.
34. La falta a la verdad, de honestidad y de transparencia al ocultar sus vínculos contrac-
tuales con empresas investigadas en el marco del caso de corrupción internacional
Lava Jato, en particular, con la empresa Odebrecht, fueron las razones que a juicio
de los congresistas sustentaban la declaración de su vacancia por incapacidad moral.
Pero, como es conocido, el pedido fue finalmente rechazado al no alcanzar los votos
necesarios para tal efecto.
35. Sin embargo, unos meses después, el 8 de marzo de 2018, se presentó un segundo
pedido de vacancia (Moción de Orden del Día 52956) en contra de Kuczynski. Días
previos, a través de medios periodísticos, se dieron a conocer las relaciones del expresi-
dente con representantes de la empresa Odebrecht, así como del movimiento de capi-
tales a paraísos fiscales. No obstante, el procedimiento de vacancia quedó inconcluso
y se aceptó la renuncia de Kuczynski tras ser difundidos unos audios que evidenciaban
una concertación para rechazar la vacancia.
5 Moción de Orden del Día 4710, de fecha 15 de diciembre de 2017. Disponible en el sitio web del
Congreso de la República: http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con5_uibd.nsf/5AFBFAFA4
D598CCC052585E00032F3E7/$FILE/MC0471020171215.pdf
6 Moción de Orden del Día 5295, de fecha 8 de marzo de 2018. Disponible en el sitio web del
Congreso de la República: http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con5_uibd.nsf/D2EEE-
33CFC595394052585E000303D98/$ FILE/MC0529520180308.PDF
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42. El titular del Poder Ejecutivo es Jefe de Gobierno, pero no es ni nombrado, ni removido
discrecionalmente por el Congreso, como ocurre en los sistemas parlamentarios donde
la figura del Jefe de Gobierno se sostiene en la confianza otorgada por el Parlamento.
43. El Presidente de la República asume sus funciones con poderes plenos como conse-
cuencia de la elección popular y sin que para mantenerse en el cargo dependa de la con-
fianza del Congreso, como sucede en el caso del Presidente del Consejo de Ministros
de acuerdo con lo establecido por el artículo 130 de la Constitución.
44. Este diseño orgánico obliga, entonces, a que en la Constitución existan mecanismos de
control institucional con el propósito de garantizar un ejercicio razonable y responsa-
ble del poder, salvaguardar una legítima representatividad y estabilidad democrática,
así como garantizar el equilibrio de poderes. Pero, también que se establezcan mecanis-
mos que aseguren el comportamiento cívico que se espera de todos los ciudadanos, y,
sobre todo, de las autoridades que los representan.
45. La estabilidad de la comunidad política constituye un pilar de la democracia en un
Estado constitucional. Solo si se respeta los acuerdos básicos que la sociedad adopta
y plasma en la Constitución que aprueba con el objeto de asegurar su regular funcio-
namiento, es posible la estabilidad democrática de un país. Y dicho respeto es exigible
de los ciudadanos, pero sobre todo de las autoridades representativas, porque son estas
quienes están constitucionalmente comprometidas con el bien común. De ahí que
nuestra propia ley fundamental señala que quiénes ejercen el poder “lo hacen con las li-
mitaciones y responsabilidades que la Constitución y las leyes establecen” (artículo 45).
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48. No podría inferirse otra norma del citado artículo 113, inciso 2, porque quien ostenta
la más alta magistratura en nuestro país, como es la Presidencia de la República (artícu-
lo 110), al tener la responsabilidad de dirigir el gobierno nacional con el compromiso
de alcanzar el bienestar general para todos los ciudadanos (artículo 44), está vinculado
por el deber de lealtad a la patria (artículo 38) y su comportamiento personal no puede
restarle legitimidad al importante cargo que ejerce (artículo 118).
49. Como ya se ha afirmado supra, el régimen político peruano regulado por la Constitu-
ción se asienta en un modelo de gobierno presidencial, pero que incluye adaptaciones
propias de nuestra realidad política y de la práctica constitucional. En dicho contexto
se incluyó la vacancia presidencial por incapacidad moral declarada por el Congreso de
la República, la que además forma parte de nuestra Constitución histórica.
50. Este mecanismo, ha sido recogido no con el objeto de perturbar el equilibrio de po-
deres que la Constitución persigue conforme al principio de separación de poderes, ni
mucho menos para restarle relevancia a la institución de la Presidencia de la República
que personifica a la Nación, sino con el propósito de garantizar la gobernabilidad del
país, la legítima representatividad y la estabilidad democrática que se asienta en el co-
rrecto funcionamiento institucional.
51. Ahora, es cierto que la causal de vacancia presidencial por permanente incapacidad
moral contiene un alto grado de indeterminación semántica –lo que fuera una preo-
cupación del constituyente peruano durante el siglo pasado, tal como ha quedado ex-
puesto–; pero, también es cierto que esta indeterminación solo está referida a aquellos
casos que propiamente se configuran como un hecho reprobable e incompatible con
la dignidad de la función, con lo cual su aplicación solo se enmarca a este supuesto.
52. Al respecto, debe entenderse que cuando la Constitución Política de 1993 establece
que al Presidente de la República se le puede vacar por su permanente incapacidad
moral, lo que está disponiendo es que la razón que sustenta esa vacancia está referida
a su comportamiento personal, que adolece de falta de corrección moral, es decir, que
es tan reprobable que le impide seguir representando a la ciudadanía que lo eligió para
que ejerza la más alta magistratura del país.
53. En ese sentido, cuando se invocan hechos realizados por quien detenta el cargo de Pre-
sidente de la República como expresión de un comportamiento altamente reprobable e
incompatible con la dignidad de la función, el análisis que de aquellos vaya a realizar el
Parlamento con la finalidad de declarar la vacancia presidencial, consistirá en verificar,
cuando menos:
i) que se trate de hechos de la mayor gravedad que atentan contra los valores éticos
comúnmente compartidos en nuestra sociedad, que deterioran en gran magnitud
la dignidad presidencial y que hacen insostenible la permanencia en tan importan-
te cargo público, independientemente de que con posterioridad pueda determinar-
se que tales conductas tuvieran, además, relevancia penal; y,
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ii) que estén claramente evidenciados ante la opinión pública y generen un noto-
rio desequilibrio social, de modo tal que en esa extraordinaria circunstancia, dado
nuestro modelo presidencialista y democrático, la valoración del Congreso sobre su
verificación, no puede hacerse al margen de interpretar un sentimiento social que
mayoritariamente y de forma patente ha consolidado un repudio hacia la figura
presidencial, haciendo insostenible para la estabilidad social y el orden público su
mantenimiento en el poder.
54. El análisis del caso que realice el Parlamento, a su vez, no puede estar librado de la
previsión de consecuencias de la decisión política que vaya a adoptar. En efecto, para
declarar la vacancia presidencial por incapacidad moral, el Congreso de la República
también deberá tomar en consideración las circunstancias fácticas que describen la
realidad del país en ese momento.
55. De otro lado, es importante enfatizar también que el texto constitucional no solo hace
referencia a la “incapacidad moral”, sino que enfatiza una característica relevante, que
es su “permanencia”. De ello se desprende que no cualquier cuestionamiento efectuado
en contra del Presidente de la República puede ser catalogado, por la simple imposi-
ción de los votos, como una razón válida desde la Constitución para poder solicitar su
vacancia. Esta apreciación no solo se deduce de las constantes preocupaciones que los
propios constituyentes, en diversos momentos históricos, demostraron por un eventual
uso arbitrario de esta figura, sino que además encuentra una especial lógica en el régi-
men político que es posible desprender de la Ley Fundamental.
56. En efecto, la Constitución de 1993 ha dispuesto el reconocimiento de diversas ga-
rantías para que el Presidente de la República solo pueda ser acusado en supuestos
específicos. Ello se deriva tanto de la lógica que subyace a la forma de gobierno en
la Constitución de 1993, como en la propia necesidad de garantizar un importante
nivel de estabilidad institucional. Lo contrario sería asumir que la noción de moral
quedará expuesta a la mayoría legislativa de turno, la cual bien puede calificar un acto
como contrario a la moral dependiendo de si el Jefe de Estado es (o no) aliado a las
posiciones políticas trazadas. En el caso concreto de un Presidente de la República
con un grupo parlamentario minoritario en el Congreso -o, peor aún, en caso no lo
tenga- esto supondría un recurrente escrutinio de “moralidad” por parte del Poder
Legislativo.
57. A diferencia de otros modelos, la forma de gobierno peruana se caracteriza por contar
con un Jefe de Estado y de Gobierno de origen popular -esto es, a través de las elec-
ciones-, y esta condición debería generar un importante nivel de deferencia por parte
del Congreso de la República al momento de decidir iniciar una moción de vacancia
por incapacidad moral. Evidentemente, esto no supone que este órgano se encuentre
vedado de emprender esta clase de medidas, pero de la estructura constitucional de la
Carta de 1993 se desprende que ello solo puede realizarse ante un escenario que com-
prometa, severamente, la dignidad del cargo.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
58. En este punto, es importante destacar que la fórmula de “incapacidad moral” a la que
se refiere la Constitución de 1993 no es una que suponga un simple agregado de pre-
ferencias o simpatías personales. Si, como se indica en el artículo 93, “los congresistas
representan a la Nación”, entonces ellos no pueden activar recurrentemente esta clase
de mociones para solicitar un posible apartamiento de alguna moral en particular o
algún cuadro de valores específico. La vaguedad que caracteriza a la fórmula empleada
en nuestro texto constitucional no puede suponer que la regla sea el cuestionamiento
moral a las conductas del Presidente de la República, ya que esta indeterminación solo
desea resaltar que es aquello que pueda ser razonablemente entendido como algo per-
nicioso lo que puede ser pasible de iniciar una vacancia. Como se pudo apreciar supra,
la recurrente preocupación de nuestros constituyentes (tanto de los actuales como los
de los textos anteriores del siglo XX) no hace más que confirmar la necesidad de que
esta fórmula no sea entendida como un cheque en blanco a favor del Poder Legislativo,
a través del cual pueda constantemente someter al Presidente de la República a mocio-
nes de vacancia en caso este cargo no esté ocupado por alguien que sea de su simpatía
o preferencia.
59. La referencia a una situación de incapacidad moral permanente se vincula, en con-
secuencia, con aquellas conductas que cualquier persona racional y razonable pueda
aprehender como incorrecta, y que justificarían el hecho que una alta autoridad no
deba desempeñarse más en el cargo. En este orden de ideas, esta conducta debe ser
probada más allá de alguna duda razonable, ya que la consecuencia de la declaración
de incapacidad moral es una restricción al derecho a participar en la vida política del
país que debe encontrarse, por ello mismo, claramente justificada. En ese sentido, las
especulaciones, las declaraciones no corroboradas o la falta de pruebas contrastables
sobre la vinculación del Jefe de Estado con alguna conducta reprochable no deberían
justificar una decisión tan severa como la declaración de la incapacidad moral.
60. De todo lo hasta aquí expuesto se desprende la necesidad de precisar que la incapacidad
moral permanente refleja no cualquier acto criticable desde la perspectiva de la moral
social, sino que debe ser entendida como aquella conducta que impide que el Jefe
de Estado tenga la mínima aptitud de dirigir los designios del país. Nuestra historia
constitucional corrobora este entendimiento. A ello es importante agregar que no debe
tratarse de una simple especulación, sino que debe ser una conducta atribuida al Pre-
sidente cuya realización no esté expuesta a conjeturas o controversias. Si esta no fuera
la interpretación del Tribunal Constitucional, cualquier autoridad pública, indepen-
dientemente de su jerarquía, podría ser separada de la función pública ante hechos no
corroborados. No es ese el propósito de nuestra estructura constitucional.
61. Ahora bien, es ciertamente una tarea idealista asumir que este entendimiento de lo que
debería ser una suerte de moral crítica sea respetado, en todos los casos, por el Poder
Legislativo. Sin embargo, en determinados casos, puede ser palpable que una conducta
del Presidente de la República deba ser inmediatamente analizada por parte del Poder
Legislativo, ya que ella ha comprometido la dignidad del principal cargo estatal. Ello
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
es importante porque, si esta clase de condiciones se cumplen para el caso de otras altas
autoridades del Estado (las cuales, incluso, pueden seguir desempeñando sus cargos
pese a la existencia de múltiples denuncias en el Ministerio Público o en el Poder Judi-
cial), también deberían serlo para la autoridad del más alto rango.
62. En ese sentido, y a fin de evitar calificaciones abruptas, es importante diseñar un proce-
dimiento para la declaración de incapacidad moral que pueda aproximarse, razonable-
mente, a una alternativa válida que justifique la vacancia. Por ello, en esta decisión se
desarrollarán un conjunto de garantías que permitan resguardar que la calificación del
Congreso de la República no sea un simple agregado de preferencias personales, sino
que se aproxime, realmente, al cuestionamiento de una conducta sobre la cual exista
un importante nivel de consenso sobre su gravedad.
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
i) congruencia entre lo que se pide y lo que se resuelve, es decir, que los fundamen-
tos de hecho y de derecho del pedido de vacancia, deben ser los mismos que sean
objeto de pronunciamiento en el respectivo debate y votación por el Pleno del
Congreso;
ii) los documentos o medios probatorios que acrediten o corroboren los hechos debe-
rán ser examinados por una Comisión Especial de Investigación que presenta un
informe dentro del plazo que fije el Pleno del Congreso de Investigación (al igual
que en otros procedimientos parlamentarios); y,
iii) del otorgamiento del tiempo y los medios necesarios para la preparación de la de-
fensa de quien ostente la Presidencia de la República.
iv) no procede dicha causal de vacancia en el último año de ejercicio de la Presidencia
de la República. Ello tiene pleno sentido a partir del principio de seguridad jurídica
y efectos de evitar graves situaciones de inestabilidad política, económica y social.
Además es plenamente con lo dispuesto en el artículo 134 cuando establece que
“No puede disolverse el Congreso en el último año de su mandato”.
v) Se requiere una segunda votación. Esto como mecanismo adicional de reevaluación
y reflexión dada la magnitud de las consecuencias que la vacancia de la Presidencia
de la República representa, y,
vi) La vacancia presidencial no puede utilizarse como mecanismo de control político
ni para discutir la posible comisión de delitos.
En efecto, la vacancia presidencial es un mecanismo de control inter- orgánico previsto
en la Constitución de 1993, y que se deriva de nuestra forma histórica de gobierno. En
efecto, ya en otra oportunidad habíamos destacado que el modelo de la carta vigente
es de fuerte tendencia presidencialista, pero con la inserción de distintas formas de
control parlamentario [STC 0006-2019-CC]. Ahora bien, cierto es que la explicación
de esta fórmula se explica en la idea, que proviene desde el siglo XIX, de los parla-
mentarios como representantes de la nación. Así, en uno de los primeros manuales de
derecho constitucional -publicado en 1855- ya sostenía Felipe Masías que
[e]l derecho que tienen las personas investidas con el poder Legislativo, para acusar
en el seno de sus respectivas cámaras a uno o a todos los ministros, y para proponer-
las que exijan la responsabilidad de tales funcionarios, y aun la del presidente o jefe
supremo del poder Ejecutivo en las repúblicas, así como también la de cualquiera
de los funcionarios del poder Judicial, el derecho pues de acusación se funda, según
lo hemos indicado, en el principio general de que siendo dichos legisladores ver-
daderos representantes de la nación, en virtud del poder que ejercen, y debiendo
en tal calidad velar por el respeto de todos los derechos reconocidos, están perfec-
tamente obligados a entablar semejante acusación contra los ministros o contra el
presidente, o contra los funcionarios del poder Judicial, que se hagan merecedores
de ella, puesto que entablándola llenan en parte los deberes de su mandato [Masías,
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70. El artículo 110 del Código Procesal Constitucional establece que el conflicto compe-
tencial se produce cuando alguna de las referidas entidades estatales adopta decisiones
o rehúye deliberadamente actuaciones que afectan las competencias o atribuciones que
de acuerdo con el marco constitucional y legal corresponden a otra.
71. El proceso de conflicto competencial encuentra justificación material en el principio de
separación de poderes, y, a su vez, opera como un mecanismo para su garantía en el Es-
tado constitucional, contribuyendo al proceso de juridificación de las relaciones de poder.
72. Tal como el proceso de conflicto competencial ha sido concebido en nuestra Constitu-
ción, y, de recibo en el Código Procesal Constitucional, la labor que realiza el Tribunal
Constitucional en el marco de este proceso está orientada a la resolución de las contro-
versias concretas que se susciten entre los distintos poderes y órganos constitucionales
como consecuencia del ejercicio de sus competencias, así como a la interpretación que
de estas corresponda realizar conforme hayan sido establecidas por la Constitución.
73. En efecto, la tarea del Tribunal Constitucional no puede ser otra, porque en un con-
flicto constitucional de competencias la existencia de una controversia concreta y su
resolución mediante la interpretación de la norma constitucional, como sucede en el
caso de autos, están unidas. Entender lo contrario, sería desconocer la naturaleza del
Tribunal Constitucional como órgano jurisdiccional que resuelve controversias cons-
titucionales concretas. De ahí que, el proceso de conflicto competencial presupone la
existencia de una relación jurídico constitucional entre las partes del conflicto, donde
este se sustenta en las posibles consecuencias que resultan de esa relación jurídica.
74. Por tanto, en un proceso de conflicto competencial no basta con que se someta al Tri-
bunal Constitucional una cuestión constitucional abstracta originada en diferencias in-
terpretativas. El conflicto competencial surge en torno al ejercicio de las competencias
(facultades y obligaciones) de determinados órganos y es la instancia de la jurisdicción
constitucional la que deberá dilucidar la controversia con el objeto de que se preserve
el orden competencial constitucional.
75. Ello explica que, en el presente caso, el Poder Ejecutivo haya promovido una demanda
de conflicto competencial con el objetivo de garantizar la competencia del Poder Eje-
cutivo elegido en el año 2016 para llevar a cabo, durante cinco años, su política general
de gobierno, conforme lo señalan los artículo112º y 118º, inciso 3, de la Constitución
de 1993. Así en la demanda precisó:
“1. (…) el Poder Ejecutivo interpone demanda competencial contra el Congreso
de la República por el uso indebido de la competencia para declarar la vacancia
presidencial por permanente incapacidad moral, prevista en el artículo 113º, inciso
2, de la Constitución, por cuanto afecta la competencia del presidente de la Repú-
blica para dirigir la política general del Gobierno durante el período de cinco años
para el que ha sido elegido (artículos 112º y 118º, inciso 3 de la Constitución) y
la competencia de los ministros para ejecutar dicha política en el mismo período
(artículo 119º de la Constitución).
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93. En tal sentido, consideramos que el Congreso de la República hizo un ejercicio irregu-
lar de su competencia cuando admitió a trámite la Moción de Orden del Día 12090,
porque esta se basó en hechos interpretables, sustentados únicamente en información
periodística. Por tanto, dicho acto devino en inconstitucional, ya que, al no tratarse de
hechos claramente determinados, el Presidente de la República no podía ejercer una
debida defensa a su favor a fin de demostrar que en su caso no se había configurado el
supuesto de incapacidad moral.
94. Por su parte, en el caso de la Moción de Orden del Día 12684 se observa que los
hechos que sustentan la incapacidad moral invocada estaban referidos a distintos actos
de corrupción en que habría incurrido el Presidente de la República cuando ejerció
el cargo de Gobernador Regional de Moquegua. Además, como es de público cono-
cimiento, el debate y votación del referido pedido de vacancia, incluyó otros hechos,
muchos de ellos en nada relacionados con los que se consignaron inicialmente en la
aludida moción.
95. Al igual que en el caso de la Moción de Orden del Día 12090, se trataba de un conjun-
to de hechos interpretables de los cuales también se tomó conocimiento solo a través
de un reportaje periodístico difundido en los medios de comunicación.
96. Por tanto, consideramos que el Congreso de la República hizo un ejercicio irregular
de su competencia cuando tramitó la Moción de Orden del Día 12684, porque esta
se basó, como ya se ha mencionado, en un conjunto de hechos controvertidos y dife-
rentes a los referidos en la aludida moción de orden del día. En consecuencia, dicho
acto estuvo viciado de inconstitucionalidad, ya que al no tratarse de hechos claramente
determinados, no permitía que quien ejercía la Presidencia de la República pudiese
ejercer una debida defensa a su favor.
97. Como ha quedado establecido supra, las exigencias de la fundamentación de hecho y de
derecho del pedido de vacancia, así como la exigencia de su sustento a través de medios
probatorios, encuentran justificación en el principio de interdicción de la arbitrariedad
y razonabilidad, así como en las garantías del debido proceso extensibles a los proce-
dimientos parlamentarios, los que deben guiar toda actuación de los poderes públicos
en un Estado constitucional.
98. De ahí que, el cumplimiento de estos requisitos deba verificarse desde el momento de
la presentación de la moción, en la misma que deberán quedar claramente delimita-
dos los hechos sobre los cuales el Presidente de la República ejercerá su defensa. Caso
contrario, este ejercicio competencial del Congreso de la República, esto es, admitir
mociones de vacancia por incapacidad moral que no tienen la justificación y garantías
suficientes, terminará interfiriendo en el ejercicio de las funciones de la Presidencia de
la República, que tiene a su cargo la ejecución de las políticas públicas que orientan el
gobierno del país.
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interprete que el artículo 113 inciso 2 de la Constitución y las disposiciones del Regla-
mento del Congreso de la República, conforme a los siguientes criterios, entre otros:
a. Sólo será aplicable a aquellos hechos de la mayor gravedad que atentan contra los
valores éticos comúnmente compartidos en nuestra sociedad y que hacen insoste-
nible la permanencia en tan importante cargo público.
b. La denunciada conducta reñida con la moral de quien ostente la Presidencia de la
República, para considerarse incursa dentro de la causal tratada, debe además estar
ocasionando un notorio desequilibrio social.
c. Esta causal no puede ser utilizada como mecanismo de control político o para de-
batir la posible comisión de delitos.
d. Se respeten escrupulosamente garantías del debido procedimiento tales como: i)
congruencia entre lo que se pide y lo que se resuelve, es decir, que los fundamen-
tos de hecho y de derecho del pedido de vacancia, deben ser los mismos que sean
objeto de pronunciamiento en el respectivo debate y votación por el Pleno del
Congreso; ii) los documentos o medios probatorios que acrediten o corroboren los
hechos deberán ser examinados por una Comisión Especial de Investigación que
presenta un informe dentro del plazo que fije el Pleno del Congreso (al igual que
en otros procedimientos parlamentarios); y, iii) se otorgue el tiempo y los medios
necesarios para la preparación de la defensa de quien ostente la Presidencia de la
República.
e. La votación para proceder a declarar la vacancia por la causal de permanente inca-
pacidad moral deba ser igual o mayor a los 4/5 del número legal de Congresistas.
f. Se requiere una segunda votación.
g. No procede el pedido de vacancia en el último año de ejercicio de la Presidencia de
la República.
Dichos criterios serán obligatorios a partir del día siguiente de su publicación en el
diario oficial El Peruano
4. Declarar que en ningún caso podrá interpretarse que se ha afectado el calendario elec-
toral aprobado, el mismo que ha previsto Elecciones Generales para el día domingo 11
de abril del año 2021.
Publíquese y notifíquese.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
RAMOS NÚÑEZ
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Con el debido respeto, me aparto de lo resuelto por la mayoría de mis colegas, por las
razones que a continuación expongo:
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a Francisco Sagasti por su elección como Presidente de la República. Por ende, siendo
así, únicamente subsisten como objeto de este proceso los extremos relacionados con
la determinación del contenido y alcances de la causal de vacancia por permanente
incapacidad moral y los efectos de la sentencia en el acto (y resolución del Congreso)
de vacancia.
13. En este orden de ideas, voy a analizar ampliamente los alcances de dicha causal, para
lo cual es necesario contextualizar la discusión en el marco de las instituciones y prin-
cipios que rigen nuestra forma de gobierno.
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29. Con base precisamente a este rasgo de identidad de nuestro constitucionalismo el Tribu-
nal ha expresado de manera categórica que lo concerniente a la “separación de poderes”
(e incluso al “régimen político”) constituye un límite para la reforma ordinaria de la
Constitución. Esto es, forma parte de una especie de, si cabe, un “núcleo duro”, el cual
comprende a los “principios y presupuestos básicos de la organización política, económi-
ca y social” de nuestra Carta Fundamental. Por ende, dicho ámbito no puede ser objeto
de una reforma constitucional apelando únicamente a las competencias de reforma con
las que cuenta el Congreso, el cual es un poder constituido, sino que dicho cambio sería
expresión de una “reforma total” de la Constitución, la cual requiere de la anuencia del
poder constituyente soberano, por ejemplo, a través de una consulta o referéndum:
“Aunque toda Constitución se caracteriza por ser un cuerpo normativo integral,
donde cada disposición cumple un determinado rol, ciertas cláusulas asumen una
función que resulta mucho más vital u omnicomprensiva que las del resto. Se trata
de aquellos valores materiales y principios fundamentales que dan identidad o que
constituyen la esencia del texto constitucional (la primacía de la persona, la dig-
nidad, la vida, la igualdad, el Estado de Derecho, la separación de poderes, etc.).
Sin ellos, la Constitución sería un texto formalmente supremo pero, en cambio,
materialmente vacío de sentido” ( TC Exp. n.º 00014-2002-AI, f. j. 75)
“Los límites materiales [a la reforma constitucional], están constituidos por aque-
llos principios supremos del ordenamiento constitucional que no pueden ser
tocados por la obra del poder reformador de la Constitución (...) [Los l]ímites
materiales implícitos, son aquellos principios supremos de la Constitución con-
tenidos en la fórmula política del Estado y que no pueden ser modificados, aun
cuando la Constitución no diga nada sobre la posibilidad o no de su reforma, ya
que una modificación que los alcance sencillamente implicaría la “destrucción” de
la Constitución. Tales son los casos de los principios referidos a la dignidad del
hombre, soberanía del pueblo, Estado democrático de derecho, forma republica-
na de gobierno y, en general, régimen político y forma de Estado” ( TC Exp. n.º
00014-2002-AI, f. j. 76)
“[L]a elaboración del proyecto de la nueva Constitución [o la “reforma total”] en
sede parlamentaria, necesaria e inexorablemente deba concluir con su sometimien-
to a referéndum, so pena de declararse la inconstitucionalidad de dicho proceso.
Es preciso, pues, que de continuarse como se está haciendo el proceso de cambio
de Constitución, la aprobación de la nueva Norma Fundamental tenga que reali-
zarse a través del referéndum, la única forma como puede expresarse directamente
el Poder Constituyente. Y es que cuando mediante referéndum se aprueba sólo
una reforma parcial de la Constitución, en tal caso la intervención del pueblo se
presenta como un elemento que incide exclusivamente sobre la eficacia. Lo que no
sucede, por cierto, cuando el pueblo actúa en calidad de Poder Constituyente, en
cuyo caso la aprobación de la Constitución la realiza él mismo y su decisión es un
elemento constitutivo de su elaboración” ( TC Exp. n.º 00014-2002-AI, f. j. 115)
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30. Señalado todo esto, y siendo clara entonces la importancia de la forma de gobierno
constitucionalmente establecida, es necesario que el Tribunal Constitucional precise o
desarrolle una descripción o definición, cuando menos general, sobre sus contornos,
siempre a partir de lo constitucionalmente previsto.
31. Al respecto, una primera cuestión tiene que ver con la nomenclatura que mejor permi-
tiría calificar o denominar a nuestro régimen. Desde luego, si bien el nombre no es lo
más importante a efectos de reconocer los contornos del modelo, atribuir uno sin duda
ayuda a reconocer sus rasgos de identidad, sus alcances, potencialidades y límites. En
este sentido, el Tribunal Constitucional ha precisado similares calificaciones, siempre
precisando sus alances, al referirse, por ejemplo, a nuestra forma de Estado (Estado
unitario y descentralizado), a nuestro régimen político-económico (Economía social
de mercado), a las relaciones entre Estado y religión (Estado laico), a nuestro estadio
constitucional (Estado Constitucional o Estado constitucional de Derecho), entre va-
rias otras.
32. Señalado esto, es importante expresar, en primer lugar, que las relaciones entre el Poder
Ejecutivo(Gobierno) y el Poder Legislativo(Congreso), tanto atendiendo a lo que dice
la Constitución, como a la concreción de sus instituciones en la práctica reciente, pue-
den ser de distinto tipo y con diferentes efectos, hasta diametrales entre sí.
33. Efectivamente, en el marco de lo constitucionalmente previsto, hay dos escenarios
o supuestos extremos, en los cuales nuestro modelo se manifiesta de modo muy di-
ferente. En el primer escenario tenemos a un gobierno que cuenta una mayoría par-
lamentaria absoluta (escenario de “oficialismo robusto”), mientras que el opuesto es
el del gobierno con una oposición parlamentaria arrolladora (supuesto de “oposición
robusta”).
34. Cuando estamos ante un gobierno que cuenta con un “oficialismo robusto”, como
puede preverse, al ponerse en riesgo la separación de poderes debido a un eventual
fortalecimiento excesivo del Poder Ejecutivo o Gobierno, juegan un especial papel los
mecanismos que permiten el control político por parte de las minorías parlamentarias,
como es el caso, verbigracia, de la interpelación ministerial, la moción de censura o las
demandas de inconstitucionalidad.
35. En el segundo caso, de “oposición robusta”, más bien adquieren relevancia los meca-
nismos de diálogo y coordinación, de contrapeso político, o, finalmente, los de solu-
ción de controversias políticas en contextos de crisis de gobernabilidad o institucional.
Siempre en un contexto de gobierno con “oposición robusta”, y de enfrentamiento
entre poderes o crisis institucional, pueden presentarse dos supuestos totalmente extre-
mos: el del impulso de la salida del Presidente de la República por mecanismos como
el de la vacancia por incapacidad moral (entendida erróneamente en base a escenarios
que son más bien propios de un juicio político ya previsto en nuestra Constitución,
pero que es bastante más complejo de seguir y materializar), y de un eventual cierre
del Congreso de la República como consecuencia de que se haya producido dos crisis
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
totales del gabinete por denegatoria de confianza o por censura al Presidente del Con-
sejo de Ministros.
36. Visto así, no es posible calificar a nuestro sistema de gobierno solo poniendo énfasis
en uno de estos dos escenarios, es decir, solo atendiendo a la posible concentración del
poder en manos del Ejecutivo en escenarios de “oficialismo robusto”, ni a una supuesta
actitud obstruccionista, o que hace imposible la gobernabilidad, en el marco de Ejecu-
tivos que se enfrentan a una “oposición robusta” en el Congreso. Más aun, es necesario
considerar que, además de los supuestos extremos esbozados, entre ellos puede haber
escenarios variopintos, tales como gobiernos con primera mayoría parlamentaria, go-
biernos con segunda mayoría congresal, gobiernos con mayoría parlamentaria a través
de alianzas con otras agrupaciones (cogobierno), gobiernos con minoría parlamentaria
y gobernabilidad a través acuerdos coyunturales, gobiernos con minoría congresal y sin
gobernabilidad por dispersión política (no existen coincidencias políticas o programá-
ticas), etcétera
37. Con base a lo señalado, es posible calificar nuestra forma de gobierno como “presiden-
cialismo asimétrico” o “intermitente”, en atención a que las instituciones, e incluso el
propio régimen de gobierno, no operan siempre del mismo modo o con la misma in-
tensidad. Por ello, en diferentes contextos algunas instituciones, sus alcances y límites
adquieren diferente entidad; y además, plantean cuestiones y problemas de carácter
constitucional que deberán ser enfrentados teniendo en cuenta el contexto indicado.
38. Señalado esto, es claro que una descripción o delimitación de nuestro modelo en ma-
nos de la jurisdicción o la justicia constitucional debe ser realizado evitando o previ-
niendo los excesos, las desviaciones y la desnaturalización del régimen, lo cual implica
actuar siempre dentro de los términos constitucionalmente dispuestos. Al respecto,
y tal como ya ha sido señalado, el Tribunal Constitucional a estos efectos debe hacer
uso de su rol de “poder moderador”, conforme al cual trata de evitar o apaciguar los
posibles conflictos que puedan dañar la institucionalidad del país, aunque desde luego
sin invadir competencias que le sean ajenas.
39. En este orden de ideas, es posible definir los contornos de nuestro régimen de gobierno
sobre la base de los siguientes principios de identidad:
Principio de separación de poderes: hace referencia a la autonomía funcional
y a las diferentes competencias que cada poder estatal (y también cada órgano
constitucional autónomo) tiene, pero también a las distintas funciones (sociales,
políticas) que cada uno cumple tendencialmente (tales como representar, legislar
y fiscalizar en el caso del Legislativo (Congreso), o de gobernar y hacer cumplir las
leyes en el caso del Ejecutivo (Gobierno)). Este principio, desde luego, conlleva a
reconocer las eventuales tensiones que puedan surgir entre los denominados pode-
res políticos.
Con base al principio de separación de poderes es claro que nuestro modelo no
aspira entonces –a diferencia de lo que ocurre en un régimen parlamentario– a la
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Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional - Tomo XI
confusión o subordinación entre los poderes, o a la asunción de que existe algo así
como un “primer poder” de Estado. e reconoce, pues, la división de poderes y se
prevé formas razonables para resolver o superar las diferencias entre ellos.
Principio de balance entre poderes: alude a la existencia de mecanismos de coordi-
nación (tales como la delegación de facultades, el respaldo a políticas de gobierno
a través de la cuestión confianza, las coordinaciones o negociaciones políticas para
la aprobación del presupuesto público, la reglamentación de las leyes, la iniciativa
legislativa por parte del Poder Ejecutivo(Gobierno) o los órganos constitucionales
autónomos, etc.), de control recíproco (control jurídico y jurídico-político entre
los poderes y órganos constitucionales autónomos), y de equilibrio entre poderes
(respeto a la autonomía de los otros poderes y órganos constitucionales autóno-
mos, regulación de las competencias y funciones ajenas sin desnaturalizarlas, debi-
da asignación presupuestaria para los poderes estatales u órganos constitucionales
autónomos, etc.)
Además de que no hay poderes subordinados, a lo cual se refería el principio ante-
rior, el principio de balance entre poderes permite destacar que en nuestro modelo
constitucional los poderes estatales, como también los órganos constitucionales
autónomos, se conciben en una dinámica de balance o contrapeso, lo cual exige
reconocer y respetar los mecanismos de equilibrio y control constitucionalmente
previstos.
Como corolario de lo anterior, se tiene que la regulación, el ejercicio e incluso
la interpretación de los alcances de los mecanismos de coordinación, de control
recíproco o de equilibrio entre poderes no pueden realizarse alterando o desnatura-
lizando el balance que ha buscado asegurar la Constitución, y que es parte medular
de nuestro modelo.
Principio de cooperación: conforme a este principio, la interpretación de las
competencias y las funciones de los poderes y órganos constitucionales autónomos
deben estar orientadas al cumplimiento de los fines del Estado (artículo 44 de la
Constitución), a la concreción del conjunto de bienes y valores constitucionales
(todos ellos, pudiéndose mencionar a modo de ejemplo lo señalado en los artículos
3, 38, 43 o 45 de la Constitución), y siempre teniendo como horizonte la defensa
de la persona humana y el respeto a su dignidad (artículo 1 de la Constitución).
De esta manera, entre los poderes públicos y órganos constitucionales autónomos
resulta de aplicación el principio de “lealtad constitucional”, lealtad que, además
del respeto a las competencias y funciones ajenas, orienta el comportamiento de los
actores estatales hacia la consecución del bien común, que debe ser el fin último de
la política.
Así visto, con base en este principio de cooperación deben evitarse conductas obs-
truccionistas, desleales o egoístas por parte de los poderes o actores políticos. Al
respecto, si bien la política tiene una faz confrontacional inevitable, vinculada a
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42. Al respecto, y como se destaca en varios textos de lectura obligatoria del profesor Omar
Cairo sobre la materia, así como en el informe de amicus curiae presentado por profesor
Leysser León, es necesario empezar señalando que la noción de incapacidad moral fue
importada del Derecho francés y replicada tanto en los códigos civiles peruanos como
en las constituciones del siglo XIX. Implicaba identificar a la incapacidad moral con
incapacidad de tipo mental.
43. Sobre la expresión morale, en primer lugar, se detecta que en el marco de la referida
doctrina francesa tiene actualmente dos acepciones principales: la primera para hacer
referencia a incapacité physique y morale, es decir, básicamente a la capacidad física e
intelectual; la segunda para hacer referencia a la persone physique y a la persona morale,
que en español alude a la persona natural y la persona jurídica8.
44. Como se desprende del informe de amicus curiae y los textos antes indicados, es nece-
sario precisar que el origen francés de la incapacidad moral surge en el derecho ecle-
siástico, “devenido luego del derecho civil de la familia, donde la expresión incapacité
morale, se volvió común para graficar una hipótesis de nulidad de matrimonio, la refe-
rida a la incapacidad mental congénita o sobrevenida de uno de los contrayentes”. Esta
referencia de contenido jurídico estuvo en sintonía con obras dedicadas a las frenopa-
tías (hoy psiquiatría), en las cuales se incluía a la incapacité morale9.
45. Ciertamente, este lenguaje privatista francés en torno a la incapacidad moral no es-
tuvo ajeno para la Constitución de Cádiz, que es el texto que sirve de base para las
constituciones de las nacientes repúblicas de América Latina, y tampoco lo fue para
los primeros constituyentes peruanos que la incorporaron como causal de vacancia del
presidente de la república. En relación con la Constitución de Cádiz, en el artículo
25, inciso 1 se estipuló que el ejercicio de la ciudadanía española se perdía “en virtud
de interdicción judicial por incapacidad física o moral”, lo cual aludía claramente a
ineptitud personal como a ineptitud mental o intelectual.
46. Esta discusión sobre incapacidad física o moral (mental) se mantendría inalterada hasta
la Constitución de 1933. En el diario de debates del Constituyente de 1931 se puede
constatar que se usaba y discutía a la incapacidad moral como incapacidad mental. Allí
más bien la discusión se centró en determinar si la incapacidad física ya incluía a la
mental (moral) y que por tanto debía prescindirse de dicho término en la Constitución
como precisaré más adelante.
8 Ver: MEZA, Yelena. “Vacancia por «incapacidad moral» a la luz del derecho francés”. En La Ley el
ángulo legal de la noticia. (https://laley.pe/col/551). [22/09/2020]
9 El médico francés Guilain precisa que los dementes tienen una incapacidad especial, la cual es incapa-
cité morale. Asimismo, señala que un demente no entiende sus intereses, apenas se concibe a sí mismo
y comprende la realidad. Cfr. GUISLAIN, Joseph. Leçons orales sur les phrénopathies, ou traité
théorique et pratique des maladies mentales: cours donné à la Clinique des établissements d’aliénés à
Gand, Gand, 1852, p. 55.
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Procesos Orgánicos - Procesos Competenciales
47. Además de ello, resulta pertinente realizar algunas precisiones históricas ulteriores so-
bre la figura de incapacidad moral permanente, pues es mucho lo que ha sostenido o
especulado al respecto. En este sentido, se ha señalado que, en la historia de nuestro
país, la exoneración del cargo supone el primer antecedente histórico a lo que significó
la incapacidad moral. Al respecto consideramos que en primer lugar debe tenerse en
cuenta el acta de sesión de 23 de junio de 1823 del Congreso de la República, a partir
del decreto de 19 de junio expedido por Riva- Agüero, en el cual se cesa de sus funcio-
nes al presidente de la República.
“Que en fuerza de los decretos de 19 y 21 del que rige acerca de la creación de un
supremo poder militar revestido de todas las facultades necesarias para salvar la
república, se declara haber cesado el Presidente de ella, D. José de la Riva Agüero, en el
ejercicio de sus funciones”10 (resaltado nuestro).
48. Teniendo en cuenta el contexto convulso de esa época, Riva-Agüero expide el decreto
de 19 de junio para que Sucre consolide poder en el Perú a fin de configurarse como
antesala del arribo de Simón Bolívar. Este mencionado decreto surgió como producto
de una negociación entre Riva-Agüero y el Congreso, y concluyó con la salida del
primero del ejecutivo. Así, el Congreso emitió el decreto de 23 de junio, con el cual lo
exoneró del cargo. Debido a que Sucre delegó el poder en Torre Tagle el 17 de julio,
Riva-Agüero desde Trujillo se autoproclamó presidente del Perú y decretó la disolución
del Congreso el 19 de julio, con el cual además desconoció el decreto de 23 de junio
de 202011. El Congreso, una vez reinstalado el 8 de agosto, confirmó el decreto de 23
de junio y declaró a José de la Riva Agüero como reo de alta traición12.
49. Y es sobre los delitos que fueron expresados por el Congreso que la Corte Suprema eva-
luó posteriormente los cargos contra Riva Agüero, determinando inclusive el tiempo
en el que ejerció legítimamente el poder13. Por ello, de esta pugna entre el Congreso
y Riva Agüero, en una etapa convulsa para la consolidación de la independencia, no
puede desprenderse que nos encontramos ante un caso histórico relacionado con la
incapacidad moral, en el cual se haya evaluado la aptitud o dignidad en el cargo de
Riva Agüero, a modo de antecedente vinculado con la mencionada causal objetiva de
vacancia. Ello más aún si la Constitución de 1823 no se encontraba vigente durante los
acontecimientos aquí revisados y tampoco regulaba una disposición semejante.
50. El segundo caso en que se alude la aplicación de vacancia por incapacidad moral fue el
de Guillermo Billinghurst. En efecto, tras su propuesta de reforma en la cual convocaba
10 Ver: RIVA-AGÜERO Y SÁNCHEZ BOQUETE, José de la. Memorias y documentos para la historia
de la independencia del Perú y causas del mal éxito que ha tenido ésta, Tomo I, Librería de Garnier Her-
manos, París, 1858, pp. 219-220.
11 Íbidem, pp. 191-192.
12 Cfr. BASADRE, Jorge. Historia de la República del Perú. Empresa Editora El Comercio, Lima, 2005,
p.69.
13 RIVA-AGÜERO Y SÁNCHEZ BOQUETE, Loc. Cit. p. 218
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puede ser materia de apreciaciones más o menos elásticas. Queremos saber, pues,
si el término incapacidad moral es suficiente para comprender el estado de rigidez
mental. En nuestro concepto, no lo es
El señor Tirado.- […] Ahora bien, si el Presidente adquiere una enfermedad que
le imposibilita, material o mentalmente, para el ejercicio de sus funciones, es claro
que está físicamente incapacitado […].
El secretario señor Escardo Salazar.- […] La palabra “Permanente” descarta, por
completo, la posibilidad de que se rehabilite el sujeto para actuar posteriormente15.
El señor Arca Parró.- La objeción fundamental se refiere a saber si dentro del tér-
mino que se emplea el Artículo: “incapacidad moral”, se comprende la incapacidad
mental, porque nos resistimos a creer que ésta se comprenda dentro de la incapa-
cidad física, […]. Insisto señor Presidente, en que el término incapacidad moral
es demasiado elástico, porque si fuéramos a interpretarlo en su sentido corriente,
su primera acepción se referiría, seguramente no al aspecto mental, sino, más que
todo, a la conducta del sujeto. Por lo menos, ésta es la interpretación vulgar; e in-
terpretar, es este aspecto, la vida de un sujeto y, más que todo la vida de un político,
es susceptible de demasiada elasticidad; unas veces puede ser beneficioso, pero en
otras puede ser con desmedro de los intereses nacionales […].
El señor Paredes.- […] En efecto, el término moral, de suyo genérico, creo que
ha sido tomado por la Comisión de Constitución, en el sentido de incapacidad
mental, como acaba de explicar el señor Arca Parró; por lo que juzgo, como él, que
debe emplearse la palabra mental, en vez de moral […].
El secretario señor Escardo Salazar.- En realidad es importante la indicación del
señor Arca Parró, y creo, por lo mismo, que se podría enmendar el artículo con la
frase: “Permanente incapacidad física, psíquica y moral”. El factor psíquico repre-
senta el estado mental del individuo.
El señor Bustamante de la Fuente.- Yo creo que hay que mantener la redacción
del Artículo propuesto por la Comisión de Constitución, dejando al congreso la
facultad de apreciar la incapacidad del Presidente. No podemos entrar en detalles;
y por eso es preferible usar un término general: incapacidad […]16.
El señor Guevara.- […] La incapacidad no es una enfermedad pasajera, sino un
defecto orgánico permanente del individuo […] Teniendo en cuenta la incapaci-
dad física, en el seno de la Comisión se había propuesto el término; pero, con el
objeto de contemplar una mayor afluencia de facultades para el Congreso, se ha
adoptado el otro término de incapacidad moral, que es mucho más amplio […]
15 Íbidem, p. 2415
16 Íbidem, p. 2416
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17 Íbidem, p. 2417.
18 “La Presidencia de la República vaca, además del caso de muerte: 1. Por permanente incapacidad
física o moral del Presidente declarada por el Congreso;(…)”
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65. En línea con lo recientemente expuesto, es necesario indicar que la causal de vacancia
contenida en el artículo 113, inciso 2 hace referencia a una incapacidad moral “per-
manente” y “declarada por el Congreso”. Ambas nociones están relacionadas con la
objetividad de la causal (que, como veremos luego, es una característica de todas las
causales de vacancia) y, siendo así, debe quedar claramente delimitado que es lo que
ellas exigen.
66. En primer lugar, encontramos que la incapacidad debe ser declarada por el Congre-
so de la República en el sentido de que tan solo resulta necesario constatar una si-
tuación fáctica, y por ende tampoco se trata de una situación jurídica que el Poder
Legislativo(Congreso) pueda constituir al margen de los hechos del mundo. En este
sentido, la incapacidad regulada hace referencia una realidad que es independiente de
la voluntad política del Congreso y que a este solo le correspondería “declarar”. No
olvidemos que el concepto de vacancia apela, desde siempre, a la existencia de una
circunstancia objetiva que demuestre que el Presidente o Presidenta de la República no
se encuentra en condiciones de ejercer su cargo. Estamos hablando entonces de una
constatación, y no de una evaluación subjetiva, y menos aún, sustentada en razones de
cálculo político.
67. Al respecto, y en el caso de la incapacidad física, la situación no parece revestir mayor
complejidad, pues bastaría con informes médicos emitidos por comisiones médicas del
Ministerio de Salud y Essalud, en tanto que representan documentos públicos dota-
dos de fe pública y que tendrían plena validez probatoria respecto al estado de salud
del presidente. Obviamente, y para no contradecir los parámetros convencionales y
constitucionales existentes, el grado de deterioro físico debe ser de tal magnitud que
objetivamente resulte imposible que quien se venía desempeñando como presidente o
Presidenta desempeñe la función que se le había encomendado.
68. En el caso de la llamada “incapacidad moral”, y en la medida que debe ser entendida
como incapacidad mental grave, ella prima facie también debe aparecer expresamente
determinada en informes médicos o expertos emitidos con dicha finalidad. Y es que,
como bien se ha señalado en el amicus curiae presentado por la Clínica Jurídica de
Derechos Humanos y Discapacidad de la Facultad de Derecho de la PUCP, el solo he-
cho de tener una discapacidad mental no puede ser tomado como una excusa o razón
suficiente para impedir el ejercicio del derecho fundamental a la participación política,
consagrado en el artículo 31 de la Constitución Política, en relación con el principio-
derecho de igualdad.
69. Lo anterior, desde luego, va de la mano con el reconocimiento de la capacidad de las
personas con discapacidad a través de la modificación y derogación de, por ejemplo,
algunos artículos del Código Civil, del Código Procesal Civil y del Decreto Legislativo
del Notariado, mediante la aprobación del Decreto Legislativo 1384, que reconoce y
regula la capacidad jurídica de las personas con discapacidad en igualdad de condicio-
nes, publicado en el diario oficial El Peruano el 4 de setiembre de 2018.
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70. Al respecto, en aras de precisar que no toda discapacidad mental resulta inhabilitante,
sino que, por el contrario, el Estado (y la sociedad) no les debe restar indebidamente
su autonomía, vale la pena mencionar algunos de los cambios más significativos intro-
ducidos por la referida normativa, los cuales, tal como fue sintetizado en su exposición
de motivos, son los siguientes:
Se elimina del Código Civil la referencia a personas ‘incapaces’ así como las catego-
rías ‘incapacidad absoluta’ e ‘incapacidad relativa’. De esta manera, se derogan las
disposiciones de los artículos 43 y 44, que hacen referencia a ‘los que por cualquier
causa se encuentren privados de discernimiento’ ‘los retardados mentales’ y ‘los que
adolecen de deterioro mental que les impide expresar su libre voluntad’. [...] Se
modifica el artículo 3 del Código Civil, estableciéndose que la capacidad de goce
no es objeto de limitación; es decir, se preserva el reconocimiento de la personali-
dad jurídica de la persona como sujeto de derecho y deberes imposibilitando que
sea suplantada por otra bajo ninguna circunstancia. No obstante ello, la capacidad
de ejercicio, al no ser un derecho absoluto, es pasible de limitaciones legales en el
marco de los estándares internacionales de los derechos humanos. Cabe resaltar
que estos límites han sido eliminados para las personas con discapacidad con ex-
cepción de ‘las personas que no puedan manifestar su voluntad de manera expresa
ni tácita, temporal o permanentemente’. Se elimina del todo la figura de la curatela
del Código Civil para las personas con discapacidad y, en el caso de la excepción
de ‘las personas que no puedan manifestar su voluntad de manera expresa ni tácita,
temporal o permanentemente’, se les aplica la designación de apoyos judicialmente
de forma excepcional.
71. De este modo, lo que corresponde es más bien reivindicar a las personas con discapa-
cidad, devolviéndoles el estatus de verdaderos sujetos de Derecho, de conformidad con
los estándares actuales en materia de protección de los derechos humanos (cfr. STC
00194-2014-PHC y STC 05048-2016-PA).
72. En este orden de ideas, los informes médicos propuestos para sustentar una dis-
capacidad mental dirigida a sustentar una posible vacancia solo resultarán atendi-
bles si la referida discapacidad es expresa e indubitablemente grave, que inhabilite
definitivamente a una persona para ejercer el cargo (en sentido similar a como se
comprendería una incapacidad física permanente), pues solo en aquel supuesto no
sería posible darle continuidad a las distintas labores y competencias que ejerce el
Presidente o Presidenta de la República. Por lo demás, una interpretación como
esta no solo sería respetuosa de los derechos fundamentales reconocidos en la actual
Constitución, sino que también guarda concordancia con una lógica de conven-
cionalización del Derecho, en donde debe tomarse en cuenta, para este caso en
particular, lo señalado en la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad (CDPD).
73. De otro lado, en cuanto al contenido vinculado con la expresión permanente, se trata
de un concepto descriptivo que, se refiere a algo que podría ser determinado de manera
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80. Ahora, y no obstante lo indicado, queda claro también que dentro de las causales de
vacancia establecidas en el artículo 113, se encuentra una peculiar, precisamente la re-
ferida a las ya mencionadas incapacidades “física” y “moral”. Al respecto, si bien no ha
sido puesta en duda la objetividad de la incapacidad física, sin embargo, sí se discute si
ocurre lo mismo con la denominada “incapacidad moral”.
81. Esta discusión cobra una relevancia fundamental y no puede ser soslayada por este
Tribunal. Y es que, el hecho de que haya habido hasta tres intentos de vacancia en
el presente quinquenio, en los cuales se ha invocado (debida o indebidamente) esta
causal, nos habla de la relevancia que ha cobrado en la manera de cómo se articula el
poder y las relaciones dentro del aparato institucional configurado en la Constitución
vigente y, por ende, tomando en cuenta el rol del Tribunal Constitucional al que me he
referido anteriormente, es necesario un pronunciamiento expreso y claro por parte de
este Tribunal, que zanje el contenido problemático de dicha cláusula, el cual evite en el
futuro interpretaciones antojadizas que lleven a escenarios de grave crisis institucional,
pero a la vez (como dejare anotado al final de mi voto) que permita también dar una
respuesta sensata frente a graves inconductas por parte de quien ejerce la presidencia.
82. Ahora bien, en función de lo señalado precedentemente, reitero que la causal de
vacancia referida a la “permanente incapacidad moral” debería entenderse también
como una causal objetiva, respaldada en una constatación fáctica, que no requiere
una mayor complejidad interpretativa o argumentativa. Esto es así, no solo porque
está al lado de otras causales que son objetivas, sino sobre todo porque la regulación
del conjunto de causales da cuenta de lo que puede (y no puede) hacer el Congreso en
el marco de nuestro régimen de gobierno. En otras palabras, no podría interpretarse
como una causal de vacancia al presidente un supuesto a través del cual el Congreso
pueda removerlo discrecionalmente, tan solo con base en contar con los votos nece-
sarios para hacerlo (como podría ocurrir con la jefatura de gobierno en un régimen
parlamentario).
83. Por tanto, me encuentro en desacuerdo con cualquier postura que pretenda asimilar la
“incapacidad moral permanente” con algo así como una “moral pública”, o vinculada
con actos que riñan con lo que alguna persona o grupo de personas puedan considerar
“buenas costumbres” (máxime si, como veremos, para esta causal se prevé un proceso
sumamente célere). Una posición como esta no coadyuva a brindar la necesaria segu-
ridad jurídica para el ejercicio del cargo del Presidente de la República, y lo deja más
bien expuesto a los vaivenes de las correlaciones político-partidarias que pueda forjar al
interior del órgano que lo podría vacar, esto es, el Congreso de la República.
84. Sin embargo, afirmar esto no equivale sin más a eximir de toda responsabilidad al presi-
dente ante cualquier situación que pudiera tener consecuencias jurídico- constitucionales
relevantes. Un escenario como este no resultaría acorde con las exigencias de un Estado
Constitucional que se precie de brindar respuestas adecuadas frente a situaciones gravísi-
mas e insostenibles que puedan presentarse en el ejercicio de cargos públicos.
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85. Es por ello que considero que, tomando que pueden presentarse esos escenarios, y en
aras de esclarecer lo aquí planteado, considero necesario explicitar una vía interpre-
tativa posible que prevé la Constitución, de tal modo que no se genere ningún vacío
indeseable. Esto, desde luego, sin perjuicio de que posteriormente esto sea regulado y
perfeccionado de manera explícita por el legislador constituyente.
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94. Básicamente, entonces, con esto solo estaríamos interpretando en un sentido posible la
“suspensión”, a la que hacen referencia los artículos 114 y 100 de la Constitución, y no
arrogándonos el lugar del legislador, al regular totalmente un proceso como este. Sin
perjuicio de ello, y precisamente con base a los principios de coordinación y solución
democrática, considero que en términos de exhortación se debe conminar al Congreso
a aumentar los votos que requieren lo que he denominado suspensión que se extienda
hasta el final de la duración del cargo, en la medida que esa es una interpretación orien-
tada a la Constitución (a consolidar y realizar la forma de gobierno constitucional).
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Este libro se terminó de imprimir en diciembre de 2022,
en los talleres gráficos de la imprenta
Corporación Gráfica KADTE S.A.C.
por encargo del Centro de Estudios Constitucionales
del Tribunal Constitucional del Perú.