Psicologia Social
Psicologia Social
Psicologia Social
Términos clave
Atribución
Autocinesia
Complacencia
Conformidad
Efecto de conversión
Estado agéntico (modo agéntico)
Grupo de membresía o
de pertenencia
Grupo de referencia
Impacto social
Influencia de las minorías
Influencia informativa
Influencia informativa referente
Influencia normativa
?:nfluencia social Influencia social
Marco de referencia
Modelo de dependencia dual
Modelo genético
Normas
Poder
Principio de metacontraste
Sesgo de conformidad
Teoría de identidad social
236 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL
(Festinger, 1950), es decir, un sentimiento de confianza y certeza de que las ideas y las
acciones descritas por la norma son correctas, apropiadas, válidas y socialmente convenien-
tes. Bajo estas circunstancias, la norma se convierte es un estándar intemalizado de
comportamiento, y por lo tanto, es innecesaria la vigilancia.
Kelley (1952) ha realizado una distinción valiosa entre grupo de referencia y grupo de
pertenencia. Los grupos de referencia son grupos de importancia psicológica para las acti- Grupo de referencia
tudes y el comportamiento de las personas, ya sea en el sentido positivo de que buscamos Expresión usada por
comportarnos en concordancia con sus normas, o en el sentido negativo de que intentamos Kelley para designar un
comportarnos en oposición a sus normas. Los grupos de memlaresía o de pertenencia son grupo psicológicamente
grupos a los que pertenecemos (dentro de los cuales estamos) por algún criterio objetivo, significativo para
una designación externa o el consenso social. Un grupo de referencia positivo es una fuente nuestras conductas y
de conformidad (que será validada socialmente si ese grupo también es nuestro grupo de actitudes.
pertenencia), mientras que un grupo de referencia negativo que también es nuestro grupo
Grupo de membresía
de pertenencia tiene enorme poder coercitivo para producir complacencia. Por ejemplo, si
de pertenencia
soy un estudiante, pero no tengo ninguno de los atributos de ser un estudiante, y si quisiera
Expresión usada por
ser mucho más un conferencista porque valoro tanto más las normas del conferencista, Kelley para designar un
entonces "estudiante" es mi grupo de pertenencia y también un grupo de referencia nega- grupo al que
tivo, mientras que "conferencista" es un grupo de referencia positivo, pero no mi grupo de pertenecemos por
pertenencia. Cumpliré con las normas del estudiante (complacencia), pero me conformaré algún criterio externo
con las normas del conferencista (conformidad). objetivo.
La distinción general entre complacencia coercitiva e influencia persuasiva es un tema
que surge repetidamente de diferentes formas en la investigación de la influencia social. La
distinción se traza en una opinión general de psicología social de que 2 procesos bastante
separados son responsables de los fenómenos de influencia social. Así 'Furter y cols. dicen
que las perspectivas tradicionales sobre la influencia social representan un modelo de Modelo de
dependencia dual (p. ej., Tumer, 1991). Este enfoque del doble proceso tal vez sea actual- dependencia dual
mente más obvio en el modelo de la probabilidad de la elaboración de Petty y Cacioppo Modelo general de
(1986b) y en el modelo heurístico-sistemático de Chaiken (Bohner, Moskowitz y Chaiken, influencia social en la
1995) de cambio de actitud (véase capítulo 6; Eagly y Chaiken, 1993). que operan dos
procesos distintos: la
dependencia de otros
Poder e influencia para la aprobación
social y para obtener
Como mencionamos antes, la complacencia tiende a asociarse con relaciones de poder, información acerca de
mientras que la conformidad no lo hace. La complacencia es influida no sólo por las tácti- la realidad.
cas persuasivas que utilizan las personas para hacer sus solicitudes o demandas, sino
también por el grado de poder que perciben que tienen. El poder puede interpretarse Poder
como la capacidad o la habilidad para ejercer influencia; y la influencia es poder en Capacidad de influir en
acción. Por ejemplo, French y Rayen (1959) identificaron 5 bases de poder social, y luego otros y de resistir sus
Rayen (1965, 1993) los expandió a 6: poder de recompensa, poder coercitivo, poder infor- intentos por influir.
mativo, poder del experto, poder legítimo y poder de referencia (véase figura 7.1). Como
casi es una perogrullada enpsicología que el poder para administrar los reforzamientos
los castigos debe influir en la conducta, prácticamente no existe ningún intento por
demostrar el poder de las recompensas y el poder coercitivo (Collins y Rayen, 1969).
Un problema general es que las fórmulas de reforzamiento, particularmente del
comportamiento social complejo, tienden a mostrar una enorme dificultad para especificar
por adelantado qué son recompensas y qué son castigos, aunque es muy fácil hacerlo
después del acontecimiento. Por lo tanto, las fórmulas de reforzamiento tienden a ser no
falsificables, y puede ser más útil concentrarse en los procesos cognitivos y sociales que
producen los individuos específicos en ciertos contextos para tratar algunas cuestiones
como el reforzamiento y °ti-á' como el castigo.
Aunque la información puede tener poder para influenciar, claramente no es cierto que
toda la información tenga este poder. Si yo le dijera con seriedad que tuve conocimientos
de que los cerdos realmente vuelan, es muy poco probable que usted sea persuadido. Para
poder persuadirlo, otros procesos de influencia deben estar operando: por ejemplo, la infor-
mación podría haber sido percibida como consistente con las expectativas normativas, o
podría haber operado el poder de coerción o de recompensa.
238 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL
Figura 7.1 Hay muchas fuentes diferentes de poder a las que las personas pueden acceder para
persuadir a los demás
Sin embargo, la información puede ser influyente cuando se origina en una fuente
experta. Bochner e Insko (1966) proporcionaron una bella ilustración del poder de un
experto. Ellos vieron que los participantes aceptaban más fácilmente la información de que
las personas no necesitaban mucho sueño cuando la información era atribuida a un fisiólogo
ganador del premio Nobel que cuando provenía de una fuente menos prestigiosa. La infor-
mación perdía el poder para influir sólo cuando se volvía intrínsecamente poco plausible,
como al afirmar que casi no se necesitaba dormir (véase la figura 6.2 en el capítulo 6).
El poder legítimo se basa en la autoridad y probablemente es mejor ilustrado como una
parte de la obediencia (véase luego). El poder de referencia puede operar a través de distin-
tos procesos (véase también Collins y Rayen, 1969), que incluyen la validación consensual,
la aprobación sdcial y la identificación grupal (todos explicados luego, en la sección sobre
conformidad).
Además del poder como la capacidad para influir, existen otras perspectivas sobre el
poder social (Keltner, Gruenfeld y Anderson, 2003; Ng, 1980, 1996). Por ejemplo, Fiske
(1993b; Fiske y Dépret, 1996; Goodwin, Gubin, Fiske e Yzerbyt, 2000) presenta un análi-
sis social cognitivo y atributivo del desequilibrio de poder dentro de un grupo (véase capí-
tulo 9). Moscovici (1976) en realidad contrasta poder con influencia y los trata como
2 procesos diferentes. Poder es el control del comportamiento a través de la domináción
OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD 239
Poder legitimo
Usted esperaría que
el líder de la nación
más poderosa tuviera
experiencia, carisma
y fuera tratado con
respeto. No le
gustaría que actuara
como un pavo.
que produce complacencia y sumisión: si las personas tienen poder, en este sentido no nece-
sitan influencia, y si pueden influir efectivamente, no necesitan recurrir al poder. También
existen bibliotecas enteras sobre las relaciones de poder intergrupales (p. ej. Horsney,
Spears, Cremers y Hogg, 2003; Jost y Major, 2001; véase capítulo 11).
El poder puede tener también un papel dentro de un grupo que se define como la influen-
cia efectiva sobre los colaboradores, es decir, la posición de liderazgo. Sin embargo, como
veremos en el capítulo 9, la relación entre el poder y el liderazgo no es clara. Algunos líderes
ciertamente influyen ejerciendo el poder a través de la coerción, pero otros influyen mediante
la persuasión e inculcando su punto de vista en el resto del grupo. Los grupos tienden a permi-
tir que los líderes sean idiosincrásicos e innovadores (Hollander, 1985) y ven a sus líderes
como carismáticos (Avolio y Yammarino, 2003) y como poseedores de una autoridad legítima
(Tyler, 1997). Sin embargo, algunos líderes no parecen tener autoridad legítima.
En general, los investigadores sobre el liderazgo separan el liderazgo del poder (p. ej.,
Chemers, 2001; Lord, Brown y Harvey, 2001). El liderazgo es un proceso de influencia que
recluta y moviliza a los otros para alcanzar objetivos colectivos, infunde a las personas las
actitudes y los objetivos del grupo y los inspira a trabajar para lograrlos. El liderazgo no es
un proceso que exija que las personas ejerzan poder sobre los otros para obtener compla-
cencia, o más extremadamente, para ejercer coerción o forzar a las personas. El liderazgo
puede de hecho estar más estrechamente asociado con los procesos de conformidad que con
los procesos de poder (Hogg, 20011); Hogg y Reid, 2001; Hogg y van Knippenberg, 2003;
Reid y Ng, 1999).
Obediencia a la autoridad
En 1951, Asch publicó los resultados de un experimento, actualmente clásico, sobre confor-
midad en el cual los estudiantes que participaron aceptaban juicios erróneos de una mayo-
ría numérica (véanse más adelante los detalles en este capítulo) sobre la longitud de las
240 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL
líneas. A algunos críticos este estudio no los impresionó: la tarea, juzgar la longitud de una
línea, era trivial, y no había ninguna consecuencia importante para la persona ni para los
otros en conformarse o resistir.
Milgram (1974, 1992) fue uno de estos críticos; intentó reproducir el estudio de Asch,
pero con una tarea que tuviera importantes consecuencias ligadas a la decisión de amol-
darse o mantenerse independiente. Milgram decidió hacer que ayudantes suyos en el expe-
rimento administraran descargas eléctricas a otra persona para ver si el verdadero
participante aceptaba la indicación. Antes de poder comenzar el estudio, Milgram debió
tener un grupo control para obtener una frecuencia basal sobre la voluntad de las personas
de aplicar descargas eléctricas a alguien sin la presión social de los ayudantes. Para
Milgram, esto se convirtió casi inmediatamente en una cuestión crucial por sí sola. De
hecho, en realidad, él nunca continuó con su estudio original de conformidad, y el grupo
control se convirtió en la base de uno de los programas de investigación más espectacula-
res de la psicología social.
Milgram también recibió las influencias de una cuestión social más amplia. Adolf
Eichmann fue el oficial nazi directamente más responsable de la logística de la "Solución
Final" de Hitler por la cual 6 millones de judíos fueron masacrados sistemáticamente. Se
publicó un libro titulado Eichmann in Jerusalem (1963) que narraba su juicio. El subtítulo
de este libro, A report over the banalay of evil, captura uno de los hallazgos más perturba-
dores que surgió del juicio de Eichmann y de los juicios de otros criminales de guerra.
Estos "monstruos" no parecían ser monstruos en absoluto. A menudo eran personas
amables, que hablaban suavemente, bien educadas, que repetida y cortésmente explicaban
que hicieron lo que hicieron no porque odiaran a los judíos, sino porque se les ordenaba
hacerlo: simplemente obedecían órdenes. Por supuesto, las apariencias pueden ser engaño-
sas. Peter Malkin, el agente israelí que capturó a Eichmann en 1960, descubrió que
Eichmann conocía algunas palabras en hebreo y le preguntó:
"Tal vez usted esté familiarizado con algunas otras palabras", dije. "Atta, Ima. ¿Le suena?".
"Aba, Inta", meditó él, esforzándose por recordar. "Realmente no recuerdo. ¿Qué significa?". Ii
"Papá, mamá. Era lo que los niños judíos gritaban cuando eran arrancados de los brazos de sus padres".
Hice una pausa, casi incapaz de contenerme. "El hijo de mi hermana, mi compañero de juego favorito,
tendría sólo la edad de su hijo. También era rubio de ojos azules, igual que su hijo. Y usted lo mató".
Genuinamente perplejo por la observación, esperó un momento para ver si yo iba a decir algo más. "Sr',
dijo él finalmente, "pero era judío, ¿no es así?" (Malkin & Stein, 1990, p. 110)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
Los participantes en los estudios de obediencia de Milgram se sentaban frente a un generador de descargas eléctricas
que tenían rótulos en el potenciómetro que iban de 15 a 450 voltios, y un atemorizador "XXX" en los valores de
voltaje más altos.
5 loo
-1
O
o
o 80
o
o
o
60
o
o 40
TD
-o 20
a) Predicho
0
15-60 75-120 135-180 195-240 255-300 315-360 375-420 435-450
O
o Leve Moderado Fuerte Muy Intenso Intensidad Peligro: XXX
fuerte extrema descarga
o grave
O
o- Nivel de descarga (voltios) y rótulos en el generador de descargas
Figura 7.3 Niveles de descarga esperados para administrar a una víctima comparados con los
niveles reales en el experimento de obediencia a la autoridad de Milgram
"Expertos" en conducta humana predijeron que muy pocas personas psicológicamente equilibradas obedecerían la
orden de administrar una descarga eléctrica más potenté que la rotulada como "fuerte" al aprendiz que cometía un
error en el experimento de Milgram. En realidad el 65% de las personas obedecieron hasta el final y llegaron más allá
del "peligro: descarga intensa", a una zona marcada como "XXX".
Obediencia a la
autoridad
El uniforme de este
guardia simboliza la
obediencia
incuestionable y total
hacia el soberano
británico como
autoridad legítima.
por los golpes en la pared. En una condición incluso menos inmediata, en la cual la víctima
no era vista ni escuchada en absoluto, el 100% de las personas siguieron hasta el final. La
condición basal (descrita en detalle antes) arrojó una obediencia del 62,5%. A medida que
la inmediatez aumentaba la obediencia disminuía: cuando la víctima era visible en la
misma habitación el 40% obedecía hasta el límite, y cuando el maestro de hecho estaba
junto a la víctima la obediencia caía, aunque se mantenía en un espantoso 30%.
La inmediatez puede hacer más fácil considerar a la víctima como una persona viviente
y que respira igual que uno y por lo tanto permite empatizar sus pensamientos y sus senti-
mientos. De ahí que las mujeres embarazadas expresen mayor compromiso con su emba-
razo después de haber visto una ecografía que muestra claramente las partes del feto
(Lydon y Dunkel-Schetter, 1994); y es más fácil presionar un botón para arrasar una ciudad
desde 12.000 metros de altitud o desde la profundidad del océano en un submarino que
dispararle a un individuo aunque sea un enemigo desde una distancia cercana.
Otro factor importante es la proximidad/inmediatez de la figura de autoridad. La
obediencia se redujo hasta el 20,5% cuando el experimentador no estaba en la habitación y
transmitía las órdenes por teléfono. Cuando el experimentador no daba ninguna orden en
absoluto y el participante estaba totalmente libre para elegir cuándo detenerse, aunque un
2,5% persistió hasta el final. Tal vez la influencia más espectacular sobre la obediencia sea
la presión del grupo. La presencia de 2 pares desobedientes (es decir, otros que parecían
rebelarse y rehusaron continuar después de aplicar descargas en el rango 150-210 V)
redujo la obediencia completa hasta el 10%, mientras que 2 pares obedientes elevaron la
obediencia completa hasta el 92,5%.
La presión grupal probablemente tiene sus efectos porque las acciones de los otros
ayudan a confirmar que es legítimo o ilegítimo seguir administrando las descargas. Otro
factor importante es la legitimidad de la figura de autoridad, que permite a las personas
transladar la responsabilidát personal por sus acciones. Por ejemplo, Bushman (1984,
1988) había puesto ayudantes suyos vestidos de uniforme aseados y pulcros y a otros con
un aspecto andrajoso parados junto una persona que intentaba conseguir cambio para el
parquímetro. El ayudante de incógnito detenía a transeúntes y les "ordenaba" que le dieran
a la persona cambio para el parquímetro. Más del 70% obedeció al ayudante uniformado
(y daban como razón "porque me dijeron que lo hiciera"), y alrededor del 50% obedeció al
ayudante no uniformado (generalmente dando como motivo el altruismo). Estos estudios
sugieren que simples emblemas de autoridad pueden crear una obediencia incondicional.
244 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL
libertad tuvieron los participantes de Milgram? En un sentido estaban libres de hacer fil
lo que querían, pero nunca se les explicitó que podían terminar en cualquier momento
que lo desearan; de hecho, ¡el mismo propósito del estudio era persuadirlos para que
siguieran!
3 ¿Se le explicó la claramente la libre participación en el experimento? En los experi-
mentos de Milgram, los participantes no dieron un consentimiento completamente
informado. Fueron voluntarios a tomar parte, pero la verdadera naturaleza del expe-
rimento nunca se les explicó.
Esto plantea la ettiestión del engaño en la investigación en psicología social. Kelman
(1967) distingue 2razones para engañar a las personas: la primera es inducidas a formar parte
en un experimento desagradable. Esto desde el punto de vista ético es una práctica suma-
mente dudosa. La segunda razón es que para estudiar la operación automática de los proce-
sos psicológicos, los participantes deben desconocer las hipótesis, y esto a menudo involucra
cierto engaño referido al verdadero propósito del estudio y a los procedimientos utilizados.
Como consecuencia de este debate se ha establecido un código de ética que guía a los psicó-
logos cuando llevan a cabo la investigación. Los principales componentes del código son:
CONFORMIDAD 245
Aunque probablemente hoy no fuera posible escapar indemne de aquellos engaños desca-
rados que produjeron muchos de los programas de investigación clásica de la psicología
social de las décadas de 1950, 1960 y comienzos de 1970, el uso de engaños procedimenta-
les menores e inofensivos encerrados en una historia creíble se considera esencial para preser-
var el rigor científico de gran parte de la psicología social experimental. La cuestión de la
ética de la investigación en la psicología social se explica más plenamente en el capítulo 1.
Conformidad
(b)
.11)
a 3.
o
o
,o
E
o
2O
la 2a. 3a. 4a la. 2a. I 3a. 4a.
Sesión Sesión
Figura 7.5
Líneas de muestra utilizadas en un
experimento de conformidad
A B C
Estándar Comparación
Después del experimento, Asch preguntaba a sus participantes a qué se debía su confor-
midad. Todos informaron haber experimentado inicialmente incertidumbre y dudas perso-
nales como consecuencia del desacuerdo entre ellos y el grupo, lo que evolucionó
gradualmente en autoconciencia, miedo a la desaprobación y sentimientos de ansiedad e
incluso de soledad. Se dieron diferentes razones para la resignación. La mayoría sabía que
ellos veían las cosas de modo diferente al grupo, pero sentían que sus percepciones podían
ser imprecisas y que el grupo realmente estaba en lo conecto. Otros no creían que el grupo
estaba en lo conecto, pero simplemente continuaban con el grupo para no desentonar. Una
pequeña minoría informó que de hecho veía las líneas como el grupo decía. Los indepen-
dientes estaban totalmente confiados en la precisión de sus juicios o estaban afectados
emocionalmente pero guiados por una idea de individualismo o de hacer la tarea según las
directivas (es decir, ser precisos y correctos).
Estos relatos subjetivos sugieren que una razón de por qué las personas conforman con
los grupos, incluso cuando el estímulo no deja lugar a dudas, puede ser para evitar la
censura, el ridículo y la desaprobación social. Se trata de un miedo real. En otra versión de
su experimento, Asch (1951) hizo que 16 participantes vírgenes de influencias enfrentaran
a un ayudante del investigador que daba respuestas incorrectas. Los participantes conside-
raron que la conducta del ayudante informado era absurda y abiertamente ridícula, y se
rieron de él. ¡Incluso el experimentador observó que la situación era tan extraña que no
podía contener la risa y también terminó riéndose de su pobre ayudante!
Entonces, tal vez si los participantes no hubieran estado preocupados por la desaproba-
ción social, ¿no habría existido una presión subjetiva para conformar? Para evaluar esta
idea, Asch llevó a cabo otra variación del experimento en la cual la mayoría equivocada
emitía sus juicios públicamente, pero el único participante espontáneo lo hacía de forma
privada. La conformidad cayó al 12,5%.
Esta modificación fue llevada aún más lejos por Deutsch y Gerard (1955), quienes
creyeron que podían erradicar totalmente la presión de conformidad si la tarea no daba
lugar a dudas y el participante era anónimo, respondía en forma privada y no se encontraba
bajo ningún tipo de control del grupo. ¿Por qué se conformaría uno a una mayoría equivo-
cada cuando existe una respuesta obvia, inequívoca y objetivamente correcta, y el grupo no
tiene ninguna forma de saber lo que uno está haciendo?
Para evaluar esta idea, Deutsch y Gerard confrontaron a un participante virgen de
influencia cara a cara con 3 ayudantes suyos que efectuaban juicios unánimemente inco-
CONFORMIDAD 249
Figura 7.6
• 60
E Conformidad en función de la
duda o la ambigüedad y
ce
presión grupal percibida
o
50
o Los participantes que juzgaron que
13
o
la longitud de las líneas no era
Nivel alto de duda ambigua fueron influenciados por
2
1 40
U,
,, ambigüedad: los juicios unánimemente incorrectos
o estímulo ausente de los otros miembros del grupo; la
influencia se fortaleció cuando se
30 Nivel bajo de duda
-o declaró que la precisión debía ser un
ambigüedad:
objetivo grupal importante y se
estímulo presente
debilitó cuando se introdujo alguna
CD 20
Cara a cara y Cara a cara Privado ambigüedad y cuando las respuestas
n_o objetivo grupal y anónimo eran anónimas y privadas. Sin
Grado de presión grupal embargo, la ambigüedad y el
anonimato no producen abolición
de la conformidad.
Fuente: basada en datos de Deutsch &
Gerard (1955)
250 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL
Figura 7.7
Conformidad en función del sexo del
50 Hombres • Mujeres
participante y de la estereotipicidad
por sexo de la tarea
20
Masculino Neutro Femenino
, Tipo de ítem
CONFORMIDAD 251
Figura 7.8
Conformidad en función de la presencia o de la
ausencia de apoyo, y de la competencia del
colaborador -o
P• 80
El apoyo social en la tarea de juzgar una línea redujo la E
conformidad, incluso cuando el colaborador era
o
• 60
claramente incapaz de realizar juicios precisos porque
tenía un deterioro visual. o
-o
o
Sin apoyo Colaborador Colaborador
social incompetente competente
Tipo de apoyo social
CONFORMIDAD 253
Teoría de la identidad res relevantes para nuestro comportamiento. El modelo del proceso dual se ha alejado de las
social normas del grupo y de la pertenencia al grupo y se ha concentrado en la dependencia inter-
Teoría sobre la personal, que podría ocurrir tanto entre los individuos como entre los miembros del grupo.
pertenencia a grupos y
las relaciones
Este desafío provino de la teoría de !a identidad social (Tajfel y Tumer, 1979; también
intergrupales basada en Hogg, 2006; Hogg y Abrams, 1988; véase capítulo 11), que propone un proceso de influen-
la autocategarización, la cia social separado responsable de la conformidad a las normas del grupo, denominado
comparación social y la influencia informativa referente (Hogg y Tumer, 1987a; Tumer, 1981b).
construcción de una En situaciones en las cuales la pertenencia al grupo tiene relevancia psicológica —es
autodefinición decir, tenemos una sensación de pertenencia y nos definimos en términos del grupo—,
compartida en términos
de propiedades que
buscamos la información que tenemos en la memoria y usamos la disponible en el contexto
definen al grupo. social para determinar los atributos normativos relevantes de nuestro grupo. Aunque esta
última información puede ser recopilada también a partir del comportamiento de los miem-
Influencia informativa bros de otros grupos (exogrupo) o de individuos no relacionados, el origen más inmediato
referente
Presión para avenirse a
es el comportamiento de los miembros del grupo (endogrupo), sobre todo de aquellos que
las normas de un grupo consideramos fuentes generalmente fiables de información normativa del grupo. La norma
que lo define a uno endogrupo relevante al contexto construida captura y acentúa no sólo las similitudes entre
como miembro. miembros endogrupo sino también las diferencias entre nuestros grupos y otros grupos
externos relevantes: obedece al principio de metacontraste. El proceso de autocategoriza- No
Principio de
metacontraste ción asociado con los procesos de identidad social, la pertenencia al grupo y el comporta-
Principio que establece miento grupal (Turner, 1985; Tumer y cols., 1987; véase capítulo 11) hace que nos veamos
que el prototipo de un en términos del grupo y que asemejemos nuestros pensamientos, sentimientos y conducta cli si
grupo es la posición a la norma grupal, por lo tanto nos comportamos en términos normativos. Dado que todos J
dentro del mismo que los miembros del grupo construyen una norma grupa] muy similar, la autocategorización r
tiene la mayor relación
entre 'las diferencias
produce una convergencia intragrupal sobre esa norma y aumenta la uniformidad intragru- Out
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con la norma de un
subgrupo int' c..
INFLUENCIA DE LAS MINOWAS Y CAMBIO SOCIAL 255
no conforman con otras personas sino con una norma: las otras personas actúan como
fuente de información acerca de la normativa grupal apropiada. Como la norma es una
representación intemalizada, las personas pueden conformar con ella en ausencia de vigi-
lancia por parte de los miembros del grupo, o porque le importa a alguien más.
La influencia informativa referente tiene apoyo directo de 4 experimentos de conformi-
dad de Hogg y Tumer (1987a). Por ejemplo, en condiciones de respuesta privada (es decir,
sin influencia normativa), los participantes conformaron con una mayoría no unánime en la
que había un colaborador acertado (es decir, sin influencia informativa) sólo cuando era el
grupo explícito o implícito del participante (véase también Abrams y cols., 1990). Otro aval
para la influencia informativa referente proviene de la investigación sobre la polarización
grupal (capítulo 9), el comportamiento de la muchedumbre (capítulo 11) y la identidad y la
estereotipación sociales (capítulo 11).
logia subyacente es diferente (véase Wood y cols., 1994, para un metaanálisis y los aspec-
tos generales sobre la investigación de la influencia de las minorías).
ver la situación. Una minoría activa capitaliza esto haciendo un esfuerzo extraordinario
para provocar, dar la nota y acentuar el conflicto. Moscovici y cols. creen que esto puede
ser una forma efectiva de convencer a la mayoría, pero depende de cómo la minoría
emprende esta tarea (el estilo conductual que adopta).
El estilo conductual singular más importante-es la consistencia. Una minoría consis-
tente, aquella en la cual todos los miembros expresan repetidamente el mismo mensaje,
tiene los siguientes efectos:
Desestabiliza la norma de la mayoría y por lo tanto produce incertidumbre y duda.
Dirige la atención hacia sí misma como entidad.
Transmite la existencia de un punto de vista alternativo coherente y consistente.
Demuestra convicción en ese punto de vista y un compromiso inquebrantable.
Muestra que la única solución para el conflicto que ha surgido es adoptar el punto de
vista de la minoría. (Véase la tercera pregunta introductoria.)
El papel de la consistencia es ilustrado por Moscovici y cols. en una serie de experimen-
tos ingeniosos, a menudo llamados los estudios "azul-verde" (Maass y Clark, 1984). En una
versión modificada del paradigma de Asch, Moscovici, Lage y Naffrechoux (1969) hicie-
ron que 4 participantes confrontaran a 4 ayudantes adoctrinados en una tarea de percepción
de colores que involucraba filminas azules que variaban sólo en intensidad. Los ayudantes
eran consistentes, y siempre denominaban "verdes" a las tarjetas, o inconsistentes y desig-
naban "verdes" a las filminas 2 terceras partes de las veces y "azules" el tercio restante.
También existía un de grupo control sin ayudantes con sólo 6 participantes verdaderos. La
figura 7.9 muestra que la minoría consistente tuvo significativamente más influencia que la
minoría inconsistente. Aunque la tasa de conformidad es mucho menor que con una mayo-
ría consistente, aun así es notable que 4 personas (una mayoría numérica) fueran influidas
por 2 personas (una minoría).
Existen otros 2 resultados notables a partir de una extensión de este experimento, en el
cual se evaluaron privadamente los umbrales para el color real de los participantes después
de la etapa de influencia social: 1) ambos grupos experimentales mostraron un umbral
menor para el "verde" que el grupo control, es decir que cometieron errores al ver las filmi-
nas verdes-azules ambiguas e identificándolas como "verdes", y 2) este efecto fue mayor
entre los participantes del experimento que se resistieron a la minoría, es decir, los partici-
pantes que no llamaron públicamente a las tarjetas azules como "verdes".
Moscovici y Lage (1976) emplearon la misma tarea de percepción de colores para
comparar las minorías consistentes e inconsistentes con las mayorías consistentes e incon-
Figura 7.9
sistentes. También hubo un grupo control. Como antes, la única minoría que produjo
conformidad fue la minoría consistente (10% de conformidad). Aunque esto no es compa-
rable con la tasa de conformidad con la mayoría consistente (40%), sí lo es con la tasa de
conformidad de la mayoría inconsistente (12%). Sin embargo, el hallazgo más importante
fue que los únicos participantes de todo el experimento que realmente modificaron sus
umbrales azul-verde fueron aquellos que estaban en la condición de la minoría consistente.
Existen otras 2 propiedades de la consistencia que parecen ser importantes:
1 Se percibe la consistencia, no simplemente la repetición objetiva, que es importante
(Nemeth, Swedlund y Kanki, 1974).
2 La presencia de consistencia entre los miembros de la minoría (es decir, el consenso)
es un factor crucial (Nemeth, Watcher y Endicott, 1977).
Además de la consistencia, existen por lo menos otros 3 factores de estilo eonductual que
pueden afectar la influencia de la minoría:
1 Inversión: las minorías son más efectivas si se ve que han hecho sacrificios persona-
les o materiales importantes por su causa.
2 Autonomía: las minorías son más eficaces si se ve que actúan por principios y no por
motivos ulteriores.
INFLUENCIA DE LAS MINORÍAS Y CAMBIO SOCIAL 259
3 Rigidez/flexibilidad: una minoría que es muy rígida corre el riesgo de ser rechazada
por dogmática, mientras que aquella que es demasiado flexible corre el riesgo de ser
rechazada por inconsistente. Pero la línea es muy fina: la minoría debe tener una posi-
ción absolutamente consistente pero debe adoptar un estilo de negociación relativa-
mente abierto y razonable (Moscovici y Mugny, 1983; Mugny, 1982).
Conversión
En 1980, Moscovici complementó su primer modelo genético de influencia social con un
modelo del proceso dual. Este autor argumentaba que mayorías y minorías ejercen influen-
cia a través de diferentes procesos (Moscovici, 1980). La influencia de la mayoría produce
complacencia pública directa por razones de dependencia normativa o informativa. Las
opiniones de la mayoría son aceptadas pasivamente sin pensar demasiado. Por el contrario,
la influencia de las minorías produce un cambio privado, indirecto y a menudo latente en
la opinión debido al conflicto/ cognitivo y a la reestructuración que producen las ideas
aberrantes. Las minorías sufren un efecto de conversión como consecuencia de la consi- Efecto de conversión
deración activa del punto de vista de las minorías. Influencia de la minoría
Esta distinción es similar a la que explicamos antes entre influencia normativa e infor- que provoca un cambio
mativa y está relacionada con la distinción de Petty y Cacioppo (1986a) entre los procesa- interno y privado, súbito
mientos periférico y central, y la distinción de Chaiken (Bohner, Moskowitz y Chaiken, y profundo, en las
1995) entre los procesamientos heurístico y sistemático (véase capítulo 6, Eagly y Chaiken, actitudes de una
1993). mayoría.
260 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL
Es esperable que la conversión por la influencia de las minorías tarde más tiempo en
manifestarse que la complacencia por la influencia de la mayoría. En efecto, como ya
hemos visto, Moscovici, Lage y Naffrechoux (1969) y Moscovici y Lage (1976) hallaron
evidencia de cambios privados en los umbrales para los colores (es decir, conversión) entre
los participantes expuestos a una minoría consistente, aunque no se comportaron (o aún no
se habían comportado) públicamente de acuerdo con este cambio.
Hay más evidencia de la existencia de 2 procesos distintos. Nemeth y cols. (Nemeth,
1986; Nemeth y Wachtler, 1983) llevaron a cabo algunos experimentos tipo Asch y experi-
mentos azul-verde en los cuales participantes expuestos a la influencia de la mayoría o de
la minoría convergían, casi inmediatamente, en las respuestas de las minorías; pero las
minorías estimularon pensamientos creativos nuevos y divergentes, y un procesamiento
más activo de la información, lo que aumentó la probabilidad de dar respuestas correctas.
Con un paradigma diferente, Mucchi-Faina, Maass y Volpato (1991) vieron que los
estudiantes de la Universidad de Perugia generaban ideas más originales y creativas para
promover la imagen internacional de la ciudad de Perugia cuando habían sido expuestos a
una mayoría convencional y a una minoría creativa que a la inversa, o cuando la mayoría y
la minoría eran ambas originales o convencionales.
Maas y Clark (1983, 1986) publicaron 3 experimentos que investigaron las reacciones e
públicas y privadas de las personas ante la influencia de la mayoría y las minorías en rela-
ción con la cuestión de los derechos de los homosexuales. En uno de estos experimentos
(Maass y Clark, 1983), observaron que las actitudes expresadas públicamente conformaban
a las opiniones expresadas de la mayoría (es decir, si la mayoría era prohomosexual,
también lo eran los participantes), mientras que las actitudes expresadas privadamente esta-
ban más de acuerdo con la posición expuesta por la minoría (véase figura 7.10).
Tal vez la serie de experimentos más fascinantes fue la de Moscovici y Personnaz (1980,
1986), quienes emplearon también el paradigma azul-verde. Los participantes juzgaban el
color de las filminas que eran obviamente azules y sólo variaban en intensidad; luego fueron
expuestos a un ayudante adoctrinado que siempre decía que las filminas azules eran "verdes".
Se los dejó creer que la mayoría de las personas (82%) responderían como lo había hecho el
ayudante, o que sólo muy pocas personas (18%) lo harían. De esta forma, el ayudante era una
fuente de influencia de la mayoría o de las minorías. Los participantes decían públicamente
el color de la filmina y después (éste es el cambio ingenioso que introdujo Moscovici y er
Personnaz) la filrnina era retirada, y los participantes escribían en privado el color de la
Figura 7.10
Cambio de actitud pública y privada Antihomo-
sexuales 5
en respuesta a la influencia de la
mayoría y la minoría
imagen residual. Lo que desconoce la mayoría de las personas, y por supuesto no sabían los
participantes, es que la imagen residual es siempre el color complementario. Así, para las
filminas azules la imagen residual sería amarilla y para las filminas verdes sería violeta.
El experimento tenía 3 fases: una fase de influencia, en la que los participantes eran expues-
tos al ayudante, precedida y seguida por las fases en las que el ayudante estaba ausente y no
había ninguna influencia. Los resultados fueron notables (véase la figura 7.11). La influencia
de las mayorías apenas afectó a la imagen cromática residual: siguió siendo amarilla, lo que
indicaba que los participantes habían visto una filmina azul. Sin embargo, la influencia de
las minorías cambió la imagen residual hacia el violeta, ¡lo que indicó que los participan-
tes de hecho habían "visto" una filmina verde! El efecto persistió aun cuando el ayudante
de la minoría estaba ausente.
Este hallazgo notable apoya claramente la idea de que la influencia de las minorías
produce un cambio interno latente indirecto, mientras que la influencia de la mayoría
produce complacencia conductual inmediata directa. Moscovici y Personnaz han podido
reproducirlo, pero otros han tenido menos éxito. Por ejemplo, en una reproducción directa,
Doms y van Avermaet (1980) observaron cambios en la imagen residual tanto después de
la influencia de las minorías como de la mayoría, y Sorrentino, King y Leo (1980) no
encontraron ningún cambio en la imagen residual después de la influencia de las minorías,
excepto entre los participantes que tenían sospechas del experimento.
Para resolver el problema de estos hallazgos contradictorios, Martin llevó a cabo una
serie de 5 reproducciones del paradigma de Moscovici y Personnaz (Martin, 1998). Su
patrón de hallazgos mostró que los participantes solían mostrar un grado de desplazamiento
de la imagen residual sólo si prestaban mucha atención a las filminas azules (esto ocurrió
entre los participantes que sospechaban del experimento o que estuvieron expuestos a
muchas filminas, en lugar de estar expuestos a pocas).
El punto clave aquí es que las circunstancias que hicieron que las personas prestasen aten-
ción más estrechamente a las filminas azules los hizo de hecho ver más verdes las filminas y
por eso informaron una imagen residual que cambió hacia la correspondiente al verde. Estos
hallazgos sugieren que es posible que los fascinantes hallazgos de la imagen residual de
Moscovici y cols. no reflejen distintos procesos de influencia de minorías/mayoría sino que
representen un artefacto metodológico. Esto no significa que la teoría de la conversión sea
errónea, pero cuestiona el estado de los estudios de azul-verde como prueba de la teoría de la
conversión.
Figura 7.11
Conversión
Si usted y sus amigos le dijeran
repetidas veces a su amigo Pierre
que ésta es la torre inclinada de Pisa,
¿finalmente él lo creería?
,
m nr
j
:1,111111111111111iimbilinulltiorlitiiii ,, ravizminbriii
más numerosas (p. ej., los tibetanos comparados con los Chinos en el Tíbet). No debería
sorprender que se haya intentado explicar la influencia de las minorías puramente en térmi-
nos de las consecuencias de la influencia social de numerosidad relativa.
Latané y Wolf (1981) se basaron en una teoría del impacto social (p. ej., Latané, Impacto social
1981) para argumentar que a medida que una fuente de influencia aumenta en número, Efecto que otras
personas tienen sobre
tiene más influencia. Sin embargo, a medida que la fuente acumulada de influencia se
nuestras actitudes y
hace más grande, el impacto de cada fuente adicional se reduce (una fuente única tiene
nuestra conducta, en
un impacto enorme, el agregado de una segunda fuente aumenta el impacto, pero no tanto
general como
como la primera, la tercera incluso menos, etcétera). Una buena analogía es el encendido consecuencia de
de una única luz en una habitación oscura: el impacto es enorme. Una segunda luz mejora factores como el
las cosas, pero sólo un poco. Si se encienden 10 luces, el impacto de la undécima será tamaño del grupo y la
despreciable. inmediatez temporal y
La evidencia apoya esta idea: cuanto mayor es la fuente de influencia, más impacto física.
tiene, y los cambios incrementales se deben a fuentes adicionales que disminuyen con el
aumento del tamaño (p. ej., Mullen, 1983; Tanford y Penrod, 1984). ¿Pero de qué modo
esto explica el hecho de que las minorías puedan realmente tener influencia?
En un sentido el efecto de una gran mayoría sobre un miembro individual de la mayo-
ría alcanza una meseta: otros miembros o "bits" de influencia de la mayoría tienen relati-
vamente poco impacto. Si bien el punto de vista de una minoría tiene un impacto
relativamente pequeño, aún no ha alcanzado una meseta: otros miembros o "bits" de
influencia de la minoría tienen un impacto relativamente grande. De esta forma, la exposi-
ción a las posiciones de la minoría paradójicamente puede tener mayor impacto que la
exposición a las opiniones de la mayoría.
La influencia social puede producir complacencia superficial a los pedidos, obediencia a las
órdenes y conformidad internalizada a las normas grupales.
Las personas tienden a ser más fácilmente influenciadas por los grupos de referencia, porque
son psicológicamente importantes para nuestras aptitudes y nuestro comportamiento, que por
los grupos de pertenencia, ya que éstos son simplemente grupos a los cuales pertenecemos por
algún criterio externo.
Dadas as circunstancias correctas, todos tenemos el potencial de obedecer a ciegas las órde-
nes, incluso cuando las consecuencias de dicha obediencia incluyen el daño a otros.
La obediencia se ve afectada por la proximidad y la legitimidad de la autoridad, por la proximi-
dad de la víctima y por el grado de apoyo social para la obediencia y la desobediencia.
Las normas grupales son fuentes muy potentes de conformidad: todos tendemos a rendirnos
ante la mayoría.
La conformidad puede reducirse si la tarea no. deja lugar a dudas y si no estamos bajo vigilan-
cia, aunque incluso en estas circunstancias a menudo existe una conformidad residual. La falta
de unanimidad entre la mayoría es particularmerrte eficaz para reducir la conformidad.
Las personas pueden conformar para sentirse seguras acerca de la validez objetiva de sus
percepciones y opiniones, para obtener la aprobación social y evitar la desaprobación social o
para expresar o validar su identidad social como miembros de un grupo específico.
Las minorías activas a veces pueden influir en las mayorías: pueden ser la misma esencia del
cambio social.
Para ser eficaces, las minorías deben ser consistentes pero nd rígidas, se debe ver si hacen sacri-
ficios personales y si actúan por principios, y debe percibirse que forman parte del propio grupo
(endogrupo).
Las minorías pueden ser efectivas porque, al contrario de la influencia de la mayoría que se
basa en la complacencia "mental", producen un cambio cognitivo latente como consecuencia
del pensamiento producido por el desafío cognitivo planteado por la posición novedosa de la
minoría.
LITERATURA, CINE Y TV
LECTURAS RECOMENDADAS
Baron, R. S., y Kerr, N. (2003). Group process, group decision, group action (2.1 ed.). Bucicingham,
Reino Unido: Open University Press. Aspectos generales de algunos temas importantes en el estudio
de los procesos grupales; incluye la explicación de los fenómenos de influencia social.
Brown, R. J. (2000). Group processes ed.). Oxford, Reino Unido: Blackwell. Introducción muy
comprensible a los procesos grupales, que también enfatiza los procesos de influencia social dentro
de los grupos, especialmente la conformidad a las normas y la influencia de las minorías.
Cialdini, R. B. y Trost, M. R. (1998). Social Influence: Social norms, conformity, and compliance. En D.
Gilbert, S. T. Fiske y G. Lindzey (eds.), The handbook of social psychology (4.1 ed., Vol. 2, pp. 151-
192). Nueva York: McGraw-Hill. Revisión minuciosa del campo de la influencia social, en la edición
más reciente del manual clásico; fuente primaria para la teoría y la investigación.
Martin, R. y Hawstone, M. (2001) Conformity and Independence. En M. A. Hogg y R. S. Tindale (eds.),
Blackwell handbook of social psychology: Group processes (pp. 209-234). Oxford, Reino Unido:
Blackwell. Aspectos generales de qué sabemos acerca de los procesos de influencia de las minorías y
de qué modo se relacionan con la conformidad y la influencia de la mayoría.
Martin, R. y Hewstone, M. (2003). Social influence processes of control and change: Conformity,
obedience to authority and innovation. En M. A. Hogg y J. Cooper (eds.), The Sage handbook of
social psychology (pp. 347-366). Londres: Sage. Actualización y revisión amplia de la investigación
y la influencia social, que incluye conformidad, obediencia e influencia de las minorías.
Mugny, G. y Pérez, J. A. (1991). The social psychology of minority influence. Cambridge, Reino Unido:
Cambridge University Press. Aspectos generales de la investigación sobre la influencia de las
minorías por dos científicos líderes en este tema notablemente europeo de la investigación; también
cobertura de las propias teorías de influencia de las minorías de Mugny y Moscovici.
Turner, J. C. (1991). Social influence. Buckingham, Reino Unido: Open University Press. Revisión
científica del campo de la influencia social que adopta una posición crítica de la perspectiva europea
y pone un énfasis particular en la identidad social, la influencia de las minorías y el papel de la
pertenencia y las normas grupales.
Facultad de Psicología UBA
1
El concepto de Representación social: consideraciones teóricas y
metodológicas1
I. Introducción
La Psicología Social nos presenta una manera de describir y comprender fenómenos y
procesos desde una perspectiva socio-histórica e intersubjetiva. No se define como tal por
un objeto a priori determinado previamente -comunidades en condición de desigualdad,
migraciones, violencias, procesos de organización comunitaria, la salud, los procesos de
enseñanza-aprendizaje-, sino que, por el contrario, se define por presentar una forma de
comprender la realidad y las relaciones que las personas y los grupos establecemos con el
orden social y cultural. Esas relaciones, entendidas como procesos de construcción,
intercambio y negociación de significados, tampoco es un “objeto propio” sino que lo
comparte con otras ciencias sociales. Entonces, ¿qué es lo que la define como tal?
Dice Moscovici (1985: 18), “nuestra disciplina (…) es, antes que nada, una manera de
observar los fenómenos y las relaciones. En este sentido, podemos afirmar que existe una
visión psicosocial (…) una visión psicosocial que se traduce en una lectura ternaria de los
hechos y de las relaciones [el esquema ego-alter-objeto]. Esa estructura tripartita, objeto a
conocer-sujeto que conoce-contexto de conocimiento, da lugar a que, en la medida en que
se construyen esos conocimientos sociales, se construya la identidad y la realidad. Es decir,
comprendemos la realidad en términos de red de interacciones
Moscovici, 1985:22
Según este esquema, las relaciones entre las personas y los grupos con los objetos, se
conciben de manera dinámica, dialogal, interdependiente, desde una epistemología
interaccional, no como simple co-presencia. Desde una epistemología interaccional, se
entiende que:
1. las relaciones sociales condicionan/afectan los procesos psicológicos individuales
2. esas relaciones están mediadas por significados
1
Esta ficha es una actualización y ampliación de la ficha de cátedra “Aproximaciones al concepto de
representación social” (2014)
2
3. los significados son históricos: sólo pueden ser comprendidos en el contexto social
y cultural en el que se han originado
La vida cotidiana implica movimientos en distintos escenarios, dentro y fuera de ellos, que
se regulan a partir de significados que circulan configurando puntos de referencia, puntos
de detención, puntos de mirada atenta, puntos para unirnos y oportunidades de
desunirnos. Se configuran sistemas de referencia explicativos de referencia que permiten
interpretar lo que sucede, dar sentido a lo inesperado, definir el entorno y poder interactuar
en el mundo. La Teoría de las Representaciones Sociales (TRS) como una teoría de la
Psicología Social, más allá del modelo de abordaje, se presenta como una manera de
comprender esas relaciones entre las personas, los grupos y los contextos, en tanto
creaciones culturales formadoras de sentidos interdependientes con el modo de ser-estar
en el mundo. Es decir, la representación social (RS) constituyen una mediación, es un
constructo, que como otros conceptos de la Psicología Social permite comprender cuál es
la trama en la que se construyen individuo y sociedad, y cuáles son los procesos implicados
en esa construcción.
Son distintos los conceptos que permiten dar cuenta de las relaciones individuos-grupos-
sociedad; entre esos conceptos se encuentra el de actitud y el de representación social.
Ambas nociones son fundamentales en la psicología social contemporánea, en tanto que
abordan las relaciones entre el pensamiento y un objeto, cumpliendo la función de
integración o mediación entre lo individual y lo social. Constituyen herramientas que
permiten comprender las complejas relaciones del individuo y la sociedad, que parten de
distintas propuestas teórico-metodológicas y de diferentes posiciones epistemológicas.
Incluso son parte de distintas tradiciones dentro de la psicología social (Farr, 1994): el
estudio de las actitudes responde a la tradición norteamericana, y es parte de esa psicología
social psicológica, mientras que el de las representaciones sociales (RS) es parte de la
tradición europea, y se asocia a una psicología social sociológica
Hasta el final se la definió como la ciencia de las actitudes (Moscovici & Marková, 2003), y
a partir de la década del ’60 comienza a desarrollarse más centrada en el concepto de
representaciones sociales (Farr, 2003). En Europa y en América Latina, y en Argentina en
particular, las RS se posicionan como uno de los conceptos fundamentales tanto la
Psicología Social contemporánea como de otros campos de la Psicología, de la Sociología,
Ciencias de la Educación, Antropología, entre otras, registrándose múltiples y diversos
programas de investigación (Castorina, 2007; Chardón, 2008; Duveen, 1992; Jovchelovitch,
2010; Marková, 2010; Murekiam, 2012; Prado de Souza, 2007; Seidmann, 2008, 2012;
3
Zubieta, 2009). Con un poco más de 50 años, la importancia de la Teoría de las
Representaciones Sociales radica en que consiste en una propuesta que se enuncia como
superadora de la dicotomía individuo-sociedad.
“(…) las representaciones sociales constituían una clase muy general de fenómenos
psíquicos y sociales que comprendían lo que designamos como ideología, mito, etc.
(…) ¿se trata de una forma de mito y podríamos confundir mito y representaciones
sociales? (Moscovici, 1979: 28)
2
Debemos incluir en esta lista de conceptos, los desarrollos sociológicos de Pierre Bourdieu, específicamente
las relaciones con el concepto de habitus, el concepto de teorías implícitas de la psicología del desarrollo
(Castorina, 2005) y el de imaginario social (Castoriadis) retomado por Banchs, Arruda, de Alba, entre otros.
4
se definen como una mediación entre lo social y lo individual,
suponen un aprendizaje en el proceso de socialización,
se establecen a lo largo del tiempo, aunque son susceptibles de ser transformadas
incluyen elementos cognitivos, afectivos y comportamentales
Sin embargo, las diferencias residen en que parten de premisas diferentes (Moscovici, 1979,
2003; Farr, 1994; Jaspars y Fraser, 1984). En primer lugar, las RS son compartidas, mientras
que el concepto de actitud ha pasado a ser algo individualizado. En relación con este punto
es interesante recordar que en los trabajos pioneros sobre actitudes realizados por Thomas
& Znaniecki (1918)3 en The Polish peasant in Europe and America- El campesino polaco en
Europa y Estados Unidos., la noción de actitud era social. Las diferencias de valores
encontrados entre los grupos de inmigrantes de zonas rurales de Polonia y los de la
comunidad que los recibía, se correspondían a diferencias culturales más que individuales.
Ese concepto de actitud era muy semejante al que utilizamos hoy de RS, ya que los valores
reflejaban un consenso social respecto de determinada situación u objeto, que es
compartido por un grupo específico, en determinado tiempo y en determinado lugar.
Más tarde, el concepto se tornó más individual al ser considerado como una disposición a
la respuesta individual4 (Moscovici & Marková 2003). Las actitudes constituyen una
reacción individual ante un objeto del mundo social preexistente, por el contrario, las RS
construyen ese objeto en la medida en que pretenden conocerlo. Según Moscovici, para
adquirir una actitud respecto de un determinado objeto, se debe tener primero una
representación del mismo, representación que ya es parte de sus conocimientos. Esto
quiere decir que entre una actitud y un objeto existe cierta oposición entre lo exterior
(objeto a conocer, valorar, etc.) y lo interior (disposición a). “Tener una actitud respecto de
algo es como hacer una proposición actitudinal. Uno está expresando una actitud hacia su
3
Los trabajos de William Thomas (1861-1947) y Florian Znaniecki (1882-1958), ambos sociólogos, el primero
norteamericano y el segundo polaco, constituyen una aproximación sociológica sobre la adaptación de los
emigrantes de las zonas rurales de Polonia a la vida urbana en Estados Unidos, específicamente en Chicago. A
partir del estudio de diarios y correspondencia que iban y venían cruzando el Atlántico, los autores
describieron diferencias entre los valores del grupo inmigrante y los de la comunidad que los recibía,
atribuyéndolas a una dimensión cultural. El trabajo de Thomas y Znaniecki, primer trabajo relevante publicado
por la Universidad de Chicago, es un hito para la historia de la Sociología y constituyen una de las principales
contribuciones de la Escuela de Chicago al desarrollo de la psicología social. Al ser Por un lado, por el
pluralismo metodológico de su investigación en función de la diversidad de fuentes (cartas familiares, material
autobiográfico, archivos periodísticos, documentos públicos y de instituciones, etc), y por el otro, al otorgar
carácter empírico al concepto de actitud. Si bien los estudios de la Escuela de Chicago sobre las actitudes
estuvieron más vinculados al análisis cualitativo que a la utilización de escalas, fue de este trabajo que
surgieron los primeros intentos de medir el concepto de actitud, tal es el caso de Bogardus (1925) con su
Escala de Distancia Social.
4
Sobre el concepto de actitud y las teorías de cambio de actitud, ver Briñol, P., Falces, C. y Becerra,A. (2007).
Actitudes. En F. Morales, M.Moya, E.Gaviria e Cuadrado (Comps.)Psicología Social (pp.457-490). Madrid:
McGrawHill
5
propia representación de ese objeto (…) [se parte de que] el objeto es independiente de lo
que sabemos y pensamos respecto de él” (Moscovici & Marková, 2003: 121).
En cambio, las RS no constituyen reacciones o respuestas a determinado estímulo, sino que
el objeto a conocer se construye en el momento en que está siendo conocido. No se focaliza
en los aspectos cognitivos individuales, sino en recuperar el modo en que esas formas de
conocimiento socialmente compartidas se constituyen en conocimientos prácticos que
orientan la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno en el que interactuamos
(Jodelet, 1984). Estudiar las RS implica reconocerlas como un producto, un conocimiento
social colectivamente distribuido e individualmente accesible. Así como también describir
los procesos por los cuales se crean esos conocimientos (Wagner y Elejabarrieta, 1997).
Dicen Wagner y Elejabarrieta (1997: 832): “Lo que antes eran conceptos y términos
particulares, propios de una forma de conocimiento específico, el psicoanálisis, ahora es una
representación social de la actividad y el funcionamiento psicológico humano. Ciertas
nociones del psicoanálisis se cristalizan socialmente porque permiten interpretar y dar
sentido a la vida cotidiana. Los conceptos se extienden socialmente en un espacio que no
estaba previsto para ellos y hacen comprensible lo que de otra manera sería extraño. ¿Quién
no ha visto, por ejemplo, la histeria colectiva que se apodera de los hinchas de fútbol cuando
su equipo gana, o esa misma histeria colectiva cuando se inician las rebajas? La teoría y sus
conceptos adquieren autonomía y extensión variable cuando se convierten en
representaciones sociales. Algunas nociones en esa transformación adquieren cuerpo, se
materializan, otras se pierden, se eliminan o se niegan, y otras adquieren una significación
diferente de la original. Lo importante no es en ningún caso la referencia original, el
psicoanálisis, sino su nueva funcionalidad social” 6
5
Título original: La psychanalyse son image et son pubilc
6
Se volverá a estas ideas al abordar los procesos de construcción de las RS –objetivación y anclaje-, más
adelante en esta misma ficha.
6
Rescatando el concepto de representación colectiva
La TRS se presenta como un medio para comprender las tramas de interacciones cotidianas,
por medio de las cuales las personas construyen significados sobre sí mismas y sobre los
otros a través de la comunicación. Las RS son un tipo de conocimiento específico: un
conocimiento del sentido común que permite que nos orientemos y aprehendamos el
mundo de la vida cotidiana. Son conocimientos prácticos socialmente construidos y
compartidos intersubjetivamente.
Las experiencias de la vida cotidiana conforman la base material de las RS, facilitan la
elaboración de las resonancias positivas y/o negativas de la misma y de las relaciones que
en ella se despliegan (Jodelet, 2006). La vida cotidiana se presenta como una realidad
interpretada y objetivada a partir de las relaciones intersubjetivas (Berger & Luckmann,
1966) y se constituye a partir de las particularidades espacio-temporales y del carácter
activo del sujeto en la determinación de su propio desarrollo y de los procesos sociales. En
este sentido, las RS constituyen una explicación o teoría social que los sujetos, como parte
de un colectivo, construyen sobre aspectos de esa vida cotidiana que les permiten definirla
e interactuar en ella. Es decir, son una “totalidad significante contextualizada” (Jodelet,
2003: 118) que abarca el contenido de lo representado y la identificación y definición del
grupo que construye esa representación.
7
Otros aportes teóricos a la TRS son los desarrollos desde la psicología genética de Piaget (1925) y de la
antropología de Lévi-Bruhl (1951). Retoma de Piaget las diferencias entre el pensamiento infantil y el
pensamiento adulto, leyendo en las creencias infantiles descritas parte de la cultura del sentido común.
Asimismo, Piaget afirma una relación constitutiva entre lo social y lo individual, a diferencia del dualismo de
Durkheim. Retoma de los trabajos de Lévi-Bruhl las diferencias entre la sociedad moderna y la pre-moderna,
específicamente lo que respecta a las diferencias entre el pensamiento primitivo, que no se guía por el
principio de contradicción, y el pensamiento occidental, moderno, de concepción científica.
7
Lo social en la representación social
La influencia de Durkheim se hace presente en el concepto de RS, en tanto que el énfasis
está puesto en cómo los conocimientos son constituidos por la sociedad. El cambio del
término “social” por el de “colectivas”, es decir, la supuesta distancia del concepto de RC,
reside en que éstas últimas son consideradas como algo estático y rígido, frente a un sentido
común caracterizado por un pluralismo de ideas y la posibilidad de transformación de los
conocimientos por las presiones del ambiente social (Moscovici, 1979; Jodelet, 2006).
No habría diferencia entre las RC y las RS hegemónicas, entendidas como esos
conocimientos o categorías explicativas que tienen un alto grado de consenso entre los
miembros de un grupo, y que se incorporan a partir de los procesos de socialización.
Refieren a objetos históricamente y culturalmente anclados, que hacen inteligible el
mundo, como por ejemplo el género, la organización del espacio, el uso del tiempo, la
enfermedad o las relaciones materno-filiales.
Sin embargo, Moscovici (1988) distingue otros tipos de RS, más ligadas a las experiencias
personales, que se construyen, modifican y negocian en los procesos de interacción social.
Son conocimientos que no tienen un carácter hegemónico ni uniforme, y que tienen una
validez más restringida. Pueden ser compartidas por subgrupos específicos (RS
emancipadas) o que surgir como formas de pensamiento divergente frente a situaciones
de conflicto social (RS polémicas)
8
Configuran sistemas de referencia explicativos, en la interdependencia conocimientos-
prácticas. Constituyen sistemas de valores, ideas y prácticas que tienen una doble función:
en primer lugar, establecer un orden que permita a los individuos orientarse en su mundo
social y material y dominarlo; y, en segundo término, permitir la comunicación entre los
miembros de una comunidad (Moscovici, 1961/1979).
Para Farr (1984: 503) “tienen una doble función: hacer que lo extraño resulte familiar y lo
invisible, perceptible. Lo que es desconocido o insólito conlleva una amenaza, ya que no
tenemos una categoría en la cual clasificarlo”. Esa propiedad de transformar algo extraño,
novedoso, no familiar, en algo comprensible para una comunidad, se encuentra en el origen
de las RS. Son relatos compartidos, que constituyen un bagaje común de sentidos sobre el
que se desarrolla la vida cotidiana, aspecto superador al mero estar juntos en el mismo
espacio físico durante un determinado período de tiempo. Ofrecen mundos alternativos,
mundos-otros. La vida colectiva se caracteriza por su forma narrativa, lo que permite la
organización y la comunicación de experiencias: “con el tiempo, el compartir historias
comunes crea una comunidad de interpretación (…) una narración modela no sólo un
mundo, sino también las mentes que intentan darle sus significados” (Bruner, 2003, p. 45-
47).
9
de esta función política de las RS constituye una herramienta para comprender la
naturalización de las violencias, la invisibilización e hipervisibilización de algunos grupos, así
como los efectos de normalización de paisajes de la crueldad que promueven en ciertas
personas, grupos y comunidades bajos umbrales de empatía y de desensibilización al
sufrimiento social.
Esto no quiere decir que pueda constituirse una representación social de cualquier objeto,
sino de aquellos que son socialmente valorados por un grupo social. Es decir, concierne a
la manera en que un grupo social aprehende los acontecimientos de su vida cotidiana, las
características del medio ambiente, las informaciones que por él circulan, las personas del
entorno más o menos cercano. Son conocimientos enraizados en nuestras experiencias y
vivencias cotidianas. Los contornos de ese grupo, entonces, se pueden delimitar en función
de la visión que tienen del mundo. Es decir, la representación traduce la relación de un
grupo con un objeto socialmente valorado, especialmente, en la medida en que diferencia
a un grupo de otro, tanto por su orientación como por el hecho de su presencia o ausencia.
8
En el caso de las RS el sujeto es una categoría fundamental, y como sostiene Jodelet (2008) no es objeto de
reflexión sistemática en el enfoque teórico de las representaciones sociales. Si ignoramos el sujeto, nos
quedamos frente a un conjunto de representaciones indiferenciadas que no hablan de la vida social (Gabucci,
Gueglio, Mira, Kracht & Di Iorio, 2013)
10
Identidad
implica social crea
Conoc. que
dan cuenta
de los Grupo
conoc. de la
mayoría
se realiza en experimenta
Proceso
Conflictos
de
o cambios
comunica-
en su vida
ción
cotidiana
colectiva
implica
9
No esta demás mencionar que cuando la Psicología Social utiliza el termino sujeto y/o individuo, nunca está
pensando en términos singulares, sino como parte de una colectividad o grupo, tributario a la desigual
distribución de lugares sociales en el orden social y cultural. Según Moscovici (1961/1979), las situaciones que
vive cada persona se comprenden como parte de un segmento del cual es parte: “así los niños de alguien de
familia rica o conocida siempre son percibidos por los otros no como individuos singulares sino como el hijo o
la hija de fulano de tal o llevan un nombre y se reacciona primero frente a la posición que ocupan o al nombre
que llevan. Lo mismo sucede cuando se trata de un individuo o un grupo extranjero: no se los juzga por si
mismos sino en tanto pertenecen a una clase o a una nación. El racismo es el caso extremo en el que cada
persona es juzgada, percibida, vivida como representante de una serie de otras personas o de una
colectividad” (p. 42)
10
El concepto de themata desarrollado por Moscovici & Vignaux (2003), también es parte de los procesos
constitutivos de las RS, no será desarrollado en esta ficha. Para quienes estén interesados ver Moscovici,
Serge; Vignaux, Georges. (2003). El concepto de themata. En Moscovici, S. (comp) Representações sociais.
Petrópolis: Ed. Vozes.
11
Las RS también se definen por constituir una “elaboración de un objeto social por parte de
una comunidad” (Moscovici citado por Wagner & Elejabarrieta, 1997: 817). No son una
copia de objetos preexistentes, sino que supone la construcción de un objeto diferente,
construyen realidad. Las RS se construyen en la historia de una determinada estructura
social, en un proceso de relaciones familiares, grupales e intergrupales, que se extiende a
lo largo de la vida y en medio de lo cual, afectos, necesidades, valores, normas, estereotipos,
imágenes, símbolos, demandas e intereses adquieren forma, articulándose en palabras
enunciadas o silenciadas, palabras explicitadas o negadas. Estos conocimientos cotidianos
se configuran a partir de los procesos de objetivación y anclaje, y tienen, como define
Jodelet (2008), escenarios de pertenencia subjetivos, intersubjetivos y transubjetivos, en
los cuales se producen, negocian y reproducen esos conocimientos. Con escenarios de
pertenencia se hace referencia a los niveles en los que esas ideas, emociones y prácticas se
expresan.
La RS es un constructo teórico, en rigor, no las vemos, sino que las inferimos a partir de las
ideas que circulan sobre ciertos objetos por parte de los grupos sociales, de las prácticas
que se realizan vinculadas con esos objetos, así como de las emociones y valoraciones que
esos objetos generan en los grupos. Es en este sentido que afirmamos que las RS son
sistemas de interpretación que rigen la relación con los otros y con el mundo, organizando
las experiencias de la vida cotidiana. Conforman categorías que permiten clasificar,
interpretar y dar sentido a la vida cotidiana, cobrando especial relevancia en su elaboración,
el contexto y la vivencia de los actores sociales involucrados, lo cual constituye un saber
experiencial (Jodelet, 1984) Es decir, hay una relación entre el modo en que determinado
objeto es definido –RS- , las emociones que genera y las prácticas o acciones que se
despliegan entre esos sujetos, existiendo entre RS y prácticas relaciones de
interdependencia y transformación recíproca.
12
Esquema de comprensión y análisis de representaciones sociales
Elaboración propia
Las RS, en tanto que significados objetivados, se hacen presentes en múltiples formatos:
lenguaje articulado, oral o escrito, formas de habla y metáforas, imágenes, fijas o móviles,
gestos y prácticas, emociones y valores asociados, así como por la combinación de todos
ellos (Banchs, 2007; de Alba, 2004; Guerrero Tapia, 2007).
13
manera visible una estructura significante. La imagen que se conforma contiene al concepto
o ideas que se trate de comprender, de objetivar, adquiriendo existencia autónoma. Es
decir, ya no se percibe la información sino una imagen que reemplaza lo percibido.
“Sustituyendo conceptos abstractos por imágenes, reconstruimos esos objetos, les
aplicamos figuras que nos parecen naturales para aprehenderlos, explicarlos, y vivir con
ellos, y son esas imágenes las que, finalmente, constituyen la realidad cotidiana con la que
nos desenvolvemos” (Wagner & Elejabarrieta, 1997: 831)
En el caso de una investigación sobre las RS de la vida cotidiana en jóvenes que no estudian
ni trabajan en la Ciudad de Buenos Aires11, su no inserción formal en el sistema laboral ni
en el sistema educativo, fue configurando una imagen sobre su vida cotidiana y sobre sí
mismos que sintetiza en la idea de “vago”, tal como lo expresan los participantes: “(piensan)
que no quiero trabajar, o porque soy vaga o que me gusta la vida fácil, que me gusta que
la gente me dé cosas. A mí no me gusta eso” (E. mujer, 26 años, situación de calle); “Yo en
cierto sentido soy un parásito porque no estoy haciendo nada pero no es la idea” (G,
varón,26 años, clase media), “(…) buscá trabajo…dale buscá trabajo” me dicen que me
preocupe, que busque trabajo, que me ponga las pilas, que no me deje estar…(…) algunas
sí piensan que sos un vago, que no trabajás (…)” (M. varón, 19 años, clase baja).
11
Investigación UBACyT Programación 2011-2014 de la cátedra de Psicología Social I, dirigida por la Dra.
Seidmann.
12
Intercambios Asociación Civil www.intercambios.org.ar
14
salud, no se admiten diferencias en los patrones de consumo, y los usuarios, cualquiera sea
la dosis, la frecuencia o la circunstancia del consumo, son considerados un “adictos”. Se lo
identifica como alguien peligroso, con una personalidad autodestructiva y con una actitud
despreocupada respecto de su salud (Touzé, 2006), desconociendo las trayectorias
subjetivas y los distintos tipos de consumo13.
Otro ejemplo podemos encontrar en un estudio sobre las RS de los docentes sobre su
ejercicio profesional14, se identificaron en los relatos de los participantes, tres dimensiones
constitutivas de su práctica: vocación, trabajo y profesión. Cada uno se relaciona con
aspectos que configuran cierta construcción identitaria, percibidos en sus vivencias
cotidianas: lo idealizado, lo denostado o no valorado y lo exigido. El gráfico pone de relieve
las relaciones entre estos aspectos, que configuran el núcleo figurativo de esa RS.
13
La bibliografía sobre el tema advierte sobre las diferencias entre uso, abuso y dependencia a las drogas.
Asimismo, se diferencia entre consumos problemáticos y no problemáticos. Las diferencias no remiten solo a
lo cuantitativo, sino también a lo cualitativo, en relación con las motivaciones y el contexto de consumo
(Touzé, G. 2010. Prevención del consumo problemático de drogas. Un enfoque educativo. Buenos Aires:
Troquel)
14
Seidmann, S.; Thomé, S.; Azzollini, S. Di Iorio, J. (2010) Representaciones sociales del trabajo docente:
construcciones identitarias y prácticas en maestros de escuelas primarias bonaerenses. Revista Educação e
Cultura Contemporânea, v.7, n.15, jul./dez. 2010. pp 157-172 ISSN 1807-2194
15
El uso de las imágenes en investigaciones sobre RS, y en el campo de las ciencias sociales en general se fue
ampliando. Se utilizan las imágenes fijas no sólo como disparador para la discusión sobre algún tópico de la
vida cotidiana, sino también la construcción creativa de los significados posibles sobre un tema, a partir de
solicitar la realización de un dibujo en el contexto de una entrevista o de un grupo focal.
15
fenómeno representativo, ya que explica sus lazos con una cultura o una sociedad
determinadas” (Jodelet, 1984: 487) En este sentido, el anclaje permite comprender cómo
el objeto representado adquiere significado, cómo se utiliza la representación en tanto
sistema de interpretación y marco de conductas, y finalmente, cómo se integra en un
sistema de representación previo.
Las prácticas cotidianas y los sentidos atribuidos a las mismas, se organizan en ciertas RS
que se anclan de manera diferente en función de la pertenencia social, y de las
significaciones subjetivas que emergen de las experiencias vividas. El significado que
adquieren dichas imágenes para cada grupo social se vincula con los elementos simbólico-
imaginarios que cada uno de estos grupos comparte y que les permiten construir su
identidad (Seidmann et. al. 2012.)
De acuerdo con esto, en la investigación sobre jóvenes que se hacía referencia antes, se
encontraron diferencias en los modos en que cada grupo social asumía aquello que era
atribuido objetivamente en relación a no estudiar ni trabajar –ser vagos, colgados, perdidos,
parásitos-. Estas diferencias, que se comprenden en términos del anclaje de las RS,
dependen de lo valorado positivamente para cada grupo social, en determinado momento.
De este modo, no ser parte del sistema para los sectores medios, sentirse libres en el caso
de las personas en situación de calle, necesitar esforzarse más para los sectores más
populares. La emergencia de los significados diversos, es decir, la asunción subjetiva de
esos contenidos objetivados, está condicionada por la biografía personal y social. Esta
diversidad coexiste en una RS, y expresa las visiones de los grupos sociales.
16
Sistema de representaciones, discursos y prácticas (Di Iorio, 2019)
Elaboración propia
Esto significa que no existe una única RS posible de ser identificada al intentar comprender
determinado proceso o fenómeno de la vida cotidiana, sino que hay distintas RS de distintos
objetos, que permite construir una explicación –relato- sobre eso que se pretende conocer,
definir y comprender. Sin embargo, los estudios en este campo, tienden a querer identificar
puntos de vista objetivados y ordenados que se constituyen en puntos de referencia para
comprender la vida cotidiana. En este sentido, las investigaciones en representaciones
sociales identifican estructuras significantes (Goldmann, 1980) entendidas como
organizaciones relativamente duraderas de significados referidos a aspectos particulares de
la vida social de un grupo o una comunidad, que funcionan de manera reificada.
Esta dimensión dinámica de las RS, fue conceptualizada originalmente por los estudios de
Claude Flament (1994) y la Escuela de Provenza (Francia) sobre cómo dar cuenta de las
transformaciones de las RS, así como por los aportes de Doise (1993) en lo que respecta a
los escenarios sociales en los que se producen las RS (Arruda, 2014). Como sostiene Arruda
17
(op.cit), el dinamismo de las RS y su potencial de transformación se sostiene en 5 apoyos
epistemológicos:
V. Representaciones y prácticas
Las prácticas sociales son un elemento constitutivo de las RS. No en el sentido único de que
constituyen conocimientos que orientan nuestras prácticas en la vida cotidiana, “sistemas
de valores, nociones y prácticas que proporcionan a los individuos los medios para orientarse
en su contexto social y material y dominarlo (…) como medio para sus intercambios y como
código para denominar y clasificar con claridad las partes de su mundo, de su historia
individual o colectiva” (Moscovici, 1979: 18), sino porque es en función de ellas que surgen
y/o se modifican.
Las RS son inseparables de los valores y de las prácticas, ya que son conocimientos que
hablan desde un lugar social, que están anclados en determinado orden social y cultural
que se constituye como matriz desde la cual se interpreta el mundo, se lo carga de valores
y de afectividad. No pueden tomarse como algo independiente, sino que entre RS y
prácticas hay relaciones de interdependencia. Es decir, condicionan la producción,
circulación y modificación de las RS (Rouquette, 2000). Tal como sostiene Burr (1995), los
grupos se definen por la especificidad de sus esquemas de construcción de conocimientos,
que a su vez están condicionados y condicionan la particularidad de las prácticas.
16
Se hacer referencia al concepto de polifasia cognitiva definido por Moscovici (2000)
17
Se hace referencia al concepto de themata definido por Moscovici & Vignaux (1994), sobre el que
profundizó conceptualmente Marková (2006) al profundizar en la epistemología dialogal de las RS.
18
Con este término se refiere a un conjunto de municipios rurales en los que algunas casas familiares alojaron
a pacientes psiquiátricos, en el contexto de un proceso de desmanicomialización.
18
un proceso de desmanicomialización19. Esta colonia estaba conformada por un conjunto
de municipios rurales en los que pacientes externados vivían en libertad y su alojamiento,
mantenimiento, vigilancia y cuidado son confiados a los habitantes de la comunidad, en su
mayoría campesinos. A partir de un trabajo etnográfico que la llevó a convivir con la
comunidad, se encontró que más allá de los intentos por integrar a los pacientes en la vida
cotidiana de la comunidad, existían prácticas de distanciamiento y exclusión. Se limitaba a
los pacientes a una actuación de vida familiar. Ese “como si” de la vida familiar se expresaba
en las siguientes prácticas:
– casi no están alojados en las casas, donde prácticamente no tenían derecho entrar.
Barrera simbólica en la entrada del hogar = barrera que se usaban en otros tiempos
para que las aves de corral no entraran en la casa.
– No comen junto con la familia, solo en raras ocasiones.
– Raramente comparten aspectos de la vida en común, prohibiciones de contacto
– Separación de utensilios y de ropa. Lavado de utensilios y ropa en distintas aguas
– Las familias o descendientes de familias que ya habían hospedados pacientes son
menos abiertos y menos acogedores que los que no tienen tradición al respecto.
– Las familias que tienen niños en edad escolar no alojan enfermos, por el temor a
que “copiaran sus comportamientos”
Este simulacro de vida familiar se establecía sobre la base del principio la preservación de
la identidad y la integridad de la comunidad. Las acciones desarrolladas en cada hogar de
alojamiento definían las formas de inserción de los pacientes, y se articulan con las RS de
enfermedad y de los propios enfermos. La RS de la locura aparecía anclada en torno al
miedo al contagio, como si algo de la substancia de la enfermedad se encontrara en las
secreciones corporales, constituyendo entonces un peligro para quien los toca.
19
Proceso originado en Italia (Franco Basaglia) por el cual se reemplaza la internación en hospitales
psiquiátricos de las personas con sufrimiento mental, por otras formas de atención en salud mental con base
en la comunidad (casas de medio camino, hospitales de día, atención en centros de salud, etc). La internación
se convierte en un recurso excepcional y por tiempos breves. Esta reforma en salud mental, responde a un
paradigma en el que se elimina el aislamiento en función de la supuesta “peligrosidad”, se prohíbe la creación
de nuevas instituciones de salud mental monovalentes (“manicomios”), y se promueve el desarrollo
progresivo de estrategias alternativas de atención comunitaria en salud mental. En nuestro país, la recién Ley
Nacional de Salud Mental 26.657 responde a este paradigma en salud mental, que ya se venía implementando
en la provincia de Rio Negro y San Luis.
19
la comprensión de las relaciones entre la persona y la sociedad, tensión que se encuentra
en el origen de la disciplina.20
La TRS constituye una de las maneras posibles de estudiar el pensamiento social, entendido
como un saber instituido del sentido común, que genera atribuciones y actitudes como
producto de la participación en la vida social. Dichos conocimientos, construidos en la
experiencia, permiten aprehender y orientarse en el mundo de la vida cotidiana. La
20
Al respecto indagar sobre el debate sociológico clásico Tarde-Durkheim.
20
importancia de la articulación entre la investigación en representaciones sociales y la
intervención, reside según Jodelet (2007) en promover la desideologización, la
concientización y la formulación de necesidades e identidades, ante los saberes ingenuos
que operan sosteniendo el statu quo y transformándose muchas veces en realidades
opresoras y oprimentes para diversos grupos de la población.
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23
Nuevas formas de prejuicio y tipos de prejuicio
Sexismo ambivalente
Susan Fiske y Peter Glick, psicóloga y psicólogo social cuyo trabajo ha sido
fundamental en este campo. En su artículo de 1996, titulado "The Ambivalent
Sexism Inventory: Differentiating Hostile and Benevolent Sexism", introdujeron la
teoría del sexismo ambivalente, destacando la coexistencia de actitudes hostiles y
benevolentes hacia las mujeres. Glick y Fiske (1996 y 2001), plantean que la
persistencia de la ambivalencia de género se evidencia en la polarización con la que
a menudo se clasifica a las mujeres, tanto por parte de los hombres como por ellas
mismas, como “santas o prostitutas”. Ejemplos discursivos como "Se debe ser una
dama en la calle, una reina en la cocina y una prostituta en la cama" ilustran esta
ambivalencia al combinar roles estereotipados de género, como madre, pareja y
prostituta. Al diferenciar a las mujeres en estas categorías, los hombres pueden
sentir que sus actitudes son coherentes, eligiendo un tipo de mujer o relación
basándose en estas categorías. Sin embargo, la percepción de la mujer sigue
siendo intrínsecamente ambivalente (Etchezahar, 2018).
Este fenómeno adquiere una relevancia significativa, ya que tanto hombres como
mujeres tienden a no percibir las manifestaciones benevolentes como formas de
prejuicio. Por el contrario, estas actitudes a menudo son respaldadas y, de alguna
manera, reforzadas por el entorno social, llegando a ser consideradas conductas
prosociales, especialmente en el contexto de elección de pareja heterosexual
(Blaine, 2012). Este fenómeno plantea un desafío fundamental en los estudios
psicológicos del prejuicio, ya que las actitudes benevolentes pueden parecer
inofensivas o incluso beneficiosas superficialmente, pero, en realidad, contribuyen
a la perpetuación de roles y estereotipos de género arraigados. Este giro en la
comprensión del sexismo destaca la necesidad crítica de examinar no sólo las
manifestaciones abiertamente hostiles, sino también las actitudes que, bajo la
apariencia de amabilidad, refuerzan una estructura de desigualdad de género más
sutil pero igualmente perjudicial. La investigación en este ámbito cuestiona las
percepciones comunes y resalta la importancia de abordar estas formas encubiertas
de sexismo para lograr avances genuinos en la equidad de género, es decir las
consecuencias comportamentales.
Glick y Fiske (2001) establecen tres componentes que constituyen la teoría del
sexismo ambivalente: el paternalismo, las diferencias complementarias de género y
la heterosexualidad.
El paternalismo se define como el comportamiento que restringe las libertades de
un grupo bajo la premisa de velar por su propio bien. Esta definición presenta una
ambivalencia, ya que implica tanto dominación (paternalismo dominante) como
afecto y protección (paternalismo protector). Glick y Fiske (1996) identificaron el
paternalismo dominante como un conjunto de creencias que justifica el patriarcado
al considerar a las mujeres como no totalmente competentes, legitimando la
necesidad de control masculino. El paternalismo protector coexiste con el
dominante, ya que los hombres dependen de las mujeres en roles como esposa,
madre o amante, justificando la necesidad de amar, apreciar y proteger a las
mujeres. El paternalismo dominante genera estereotipos de superioridad masculina
en rasgos de estatus, dando lugar al sexismo hostil. Este aspecto se agudiza en
relaciones grupales competitivas, como en el trabajo y en parejas heterosexuales,
donde se manifiestan diferencias de poder. Estudios sobre el poder en parejas
heterosexuales indican que el paternalismo dominante es la norma en estas
relaciones (Etchezahar, 2018).
Racismos
El fenómeno del prejuicio racial emerge como una cuestión compleja y preocupante,
demandando atención y esfuerzos sostenidos para su erradicación desde hace
varias décadas. Su presencia se manifiesta tanto a nivel individual como en
contextos institucionales y sociales (Oskamp y Schultz, 2005).
Sin embargo, la disminución del racismo clásico en los últimos 30 años no implica
su desaparición. Se ha evidenciado que el racismo persiste, transformándose en
formas más sutiles y difíciles de detectar debido al surgimiento de nuevas
expresiones encubiertas y simbólicas (Dovidio & Fazio, 1992; Pettigrew, 1998). El
racismo contemporáneo se manifiesta de manera menos violenta y estridente que
en el pasado, adoptando una forma más sutil y subyacente, incluso a veces pasando
desapercibido para la misma persona que lo internaliza.
Estas expresiones indirectas y “frías” (en contraste con las tradicionales que se
suponen más directas) implican una racionalización de las conductas de
discriminación que llevaría a cambiar los tradicionales sentimientos hostiles, tales
como el odio o la ira, por otros como la desconfianza, la inseguridad, el disgusto o
el miedo. A su vez, éstos llevarían a la evitación del contacto (Gaertner & Dovidio,
1986)
A ello puede añadirse que este tipo de racismo puede ser propio de una parte de la
población que sostiene de forma consciente posturas igualitarias y no prejuiciosas,
en las que cree sinceramente, pero de manera inconsciente mantienen también
sentimientos y creencias negativas de tipo racista (Dovidio y Gaertner, 2000), dando
lugar a una contradicción entre creencias conscientes e inconscientes, o entre
creencias y sentimientos.
Aquellos que practican este tipo de racismo sienten rechazo a ser percibidos como
racistas por los demás (o incluso por sí mismos), siguiendo las normativas y
convenciones sociales al respecto. Por lo tanto, la tendencia prejuiciosa solo se
revelaría en situaciones donde las normas sociales no sean lo suficientemente
sólidas y no destaquen el carácter racista de su actitud.
Los racistas aversivos creen estar haciendo siempre lo correcto en relación con este
tema (y, por lo tanto, no tienen razones ni motivación para cambiar). Reconocen
que el racismo aún existe, pero no son conscientes de formar parte de él. Es fácil
de ocultar cuando coincide con otra posible razón objetiva para justificar la decisión
prejuiciosa (esta razón objetiva sirve de excusa para el comportamiento negativo,
negando el racismo).
Otra de las nuevas formas en las que se expresa el prejuicio racial es el racismo
ambivalente. Este se manifiesta de manera similar al moderno, pero aquí surge un
conflicto emocional entre sentimientos negativos y positivos hacia determinados
grupos raciales (Katz, 1981). Este conflicto emocional surge debido a la tensión
entre dos valores morales: el reconocimiento de la igualdad democrática y el
individualismo. Las personas tienden a oscilar entre estos dos extremos y muestran
hacia otra etnia una exagerada simpatía o una incomodidad.
Para finalizar se pueden mencionar tres conceptos que también han sido
catalogados como nuevas formas de racismo; Infrahumanización, Ontologización
y Heteroetnización. El concepto de infrahumanización fue acuñado por Leyens et
al. (2003) para describir una nueva forma de racismo. En estos casos, las personas
tienden a manifestar este tipo de racismo al atribuir una mayor esencia humana al
grupo de pertenencia que a grupos externos. En este contexto, el endogrupo se
atribuye a sí mismo la esencia humana, mientras considera al exogrupo menos
humano. Leyens et al. (2000) encontraron que la esencia humana se puede
concentrar en tres características: inteligencia, lenguaje y emociones humanas. Por
lo tanto, un grupo categorizado como Infrahumano lo sería si se le atribuye la
ausencia de alguna de estas tres categorías.
Prejuicio e inmigración
Las actitudes hacia los inmigrantes en las sociedades receptoras son cruciales, ya
que impactan en el respaldo a políticas de inmigración, el trato y la aceptación de
los inmigrantes, sus resultados de vida y la armonía o conflictividad dentro de la
nación. Por ende, el prejuicio y la discriminación hacia los inmigrantes emergen
como determinantes clave para el futuro económico, sociocultural y cívico-político
de las sociedades receptoras y los individuos que buscan integrarse en ellas (Goldin
et al., 2011).
En este contexto, las estrategias de reducción del prejuicio, como la hipótesis del
contacto intergrupal, emergen como herramientas fundamentales. Facilitar
interacciones positivas entre grupos sociales diversos puede contribuir a cambiar
actitudes y promover la comprensión mutua. Sin embargo, es fundamental
reconocer que estas estrategias deben adaptarse a las características específicas
de las nuevas manifestaciones de prejuicio.
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Pragmática de la comunicación humana
en el siglo XXI.
Dr.Martin Wainstein.
Dra. Valeria Wittner.
Esp.Gregorio Traverso.
Un ejemplo típico:
- Una madre dice a su hijo: "Te quiero", pero su lenguaje corporal transmite
rechazo.
- Aquí, se transmiten dos peticiones simultáneas: amar y rechazar al mismo tiempo,
generando una paradoja.
Las empresas han encontrado en los medios sociales la ventana ideal para
comunicarse con los consumidores y promocionar sus marcas, productos y
servicios. A través de ellas permiten que los consumidores den su opinión lo cual
promueve la participación de las personas. Hoy más que nunca, la gente está más
amplia y velozmente informada. Antes de tomar una decisión de compra, la gente
compara marcas, consulta las experiencias y comentarios de otras personas sobre
el producto o servicio de su interés y se informa sobre el funcionamiento de aquello
que desean.
Desde el punto de vista de las personas, las redes sociales se han convertido en el
facilitador central para la comunicación diaria con colegas, familia y conocidos.
Pero de alguna forma, también están afectando nuestras relaciones reduciendo la
calidad de la comunicación interpersonal.
El exceso de uso de los medios sociales causa el deterioro del lenguaje. De
forma frecuente, las personas que usan las aplicaciones de mensajería instantánea
suelen utilizar versiones abreviadas de las palabras para escribir y enviar sus
mensajes lo más rápido posible. Términos como “tqm”, “ntp”, “grx”, y otros
similares, arruinan completamente la gramática, la sintaxis y empobrecen el
lenguaje.
Las redes sociales y la comunicación en línea están teniendo efectos adversos en
las habilidades sociales y la comunicación entre los adolescentes. Las
interacciones en las redes sociales están dominando las conversaciones tanto en
línea como fuera de línea. En una sociedad donde el interactuar y compartir en
exceso es la norma, es muy probable que la gente prefiera hablar con amigos y
familia por medio de los dispositivos electrónicos que frente-a-frente. En fiestas y
reuniones, las personas están pegadas a sus Smartphone tuiteando y enviando
textos, pero en realidad, nadie está interactuando o participando con la gente a su
alrededor.
La telefonía celular comenzó en 1973. El primer prototipo de un teléfono móvil fue
desarrollado por Motorola, y este equipo fue conocido como DynaTAC 8000X123. El 3 de
abril de 1973, el ingeniero de Motorola, Martin Cooper, realizó la primera llamada desde un
teléfono móvil de la historia. Este prototipo pesaba 1,1 kg y era bastante grande para lo
que estamos acostumbrados hoy en día. Este dispositivo ofrecía un tiempo de
conversación de solo 30 minutos y necesitaba 10 horas para recargarse. Sin embargo, los
teléfonos móviles se popularizaron durante la revolución móvil que empezó en los años 90.
Sin embargo, en ocasiones, el uso de las redes sociales comporta un riesgo
importante. Así ocurre cuando las personas reducen su universo al filtro constante
de las redes sociales, desplazando los vínculos presenciales a un segundo plano.
La adicción a las redes sociales forma parte de un nuevo tipo de patología: las
adicciones comportamentales, un hecho real que produce mucho sufrimiento a
quien lo padece.
Una nueva realidad que requiere de un tratamiento integral y de nuevas
formaciones profesionales como másteres y postgrados en adicciones
comportamentales.
La adicción a Internet es algo muy frecuente entre los jóvenes y adultos que
se han acostumbrado a usar el medio online, pero lo hacen de un modo obsesivo.
Sin embargo, no es la única adicción sin substancia que existe, recientemente, se
han empezado a estudiar diversas actitudes relacionadas con la adicción pero que
no comportan el consumo de ningún tóxico externo, estas conductas son conocidas
como adicciones comportamentales.
Hoy en día, se consideran uno de los trastornos mentales más abundantes
en la sociedad occidental, podemos dividir estas adicciones según el estímulo que
produce la dependencia: adicción al juego o ludopatía, adicción al trabajo, adicción
al sexo, compras compulsivas, adicción a la comida o adicción a las redes sociales
e Internet, se completa con la temible adicción al teléfono celular.
Para poder abordar estas conductas, es necesario poder estudiar su origen,
mantenimiento y las diversas formas de tratarlo. A partir de este propósito, nacen
las formaciones específicas para profesionales de la psicología, cursos y
postgrados en adicciones comportamentales, cuyo objetivo es arrojar un poco más
de luz a este fenómeno de reciente aparición.
Uno de las causas de la adicción a las redes sociales que influye en el
desarrollo de la dependencia, por ejemplo hacia Instagram, es la naturalidad con la
que tantas personas comparten fotografías, escriben comentarios e interactúan con
los demás. Una experiencia positiva y creativa que deja de serlo en el momento en
el que la persona ya no disfruta de ello, sino que siente que su voluntad queda
sometida por la necesidad constante de interacción. El sujeto no puede no estar
o dejar de usar la red.
La soledad, la necesidad de la vanidad que las selfies pueden ofrecer
como refuerzo para compensar una baja autoestima, un modo de manejo de
situaciones de estrés mediante la evasión y otras necesidades emocionales
constituyen elementos que facilitan este tipo de adicción.
Referencias bibliográficas.
1.1 Prejuicio
¿Qué hace que algo, digamos una actitud o creencia particular, sea una expresión de
prejuicio? ¿Qué es lo que define a una actitud particular como racista o sexista? A menudo,
estudiantes, periodistas y encargados de formular políticas públicas hacen este tipo de
preguntas. No obstante, la pregunta “¿Qué es el prejuicio?” es difícil y extremadamente
importante de responder. Según Gordon Allport (1954, p. 9), y muchos de los libros de texto
posteriores en psicología social y áreas relacionadas, el prejuicio se puede definir como “una
antipatía basada en una generalización errónea e inflexible. Puede dirigirse hacia un grupo en
su conjunto, o hacia un individuo por ser miembro de ese grupo”.
La definición de prejuicio de Allport como antipatía, o para usar algunos otros
sinónimos, prejuicio como manifiesto, aversivo u hostil, son consistentes con muchos de los
tipos de actitudes que los miembros del público en general tienden a pensar naturalmente como
características que hacen que alguien sea considerado sexista, racista, homofóbico, entre otras.
Los investigadores que trabajan en el área de prejuicio y relaciones intergrupales le deben a
Gordon Allport una enorme deuda intelectual por su trabajo fundador en el área. Sin embargo,
cuando se trata de una definición funcional de prejuicio, la propuesta de Allport resulta
incompleta.
De hecho, en la introducción del libro “En la naturaleza del prejuicio: cincuenta años
después de Allport”, Dovidio, Glick y Rudman (2005) comentaron que la definición de
prejuicio como antipatía era “el punto ciego más fundamental de la obra de Allport” (p. 10).
En este sentido, siguiendo a autores tales como Connor, Glick y Fiske (2017), Hammond y
Overall (2017), es necesario enfatizar que las actitudes condescendientes que posicionan a un
grupo como más débil que el otro y como necesitados de protección (como el sexismo
benevolente), se desempeñan notablemente bien en el mantenimiento de la desigualdad entre
los grupos. Del mismo modo, Brewer (2017) destaca que la disparidad puede surgir no sólo
como resultado del odio hacia el exogrupo, sino también por el amor hacia el propio grupo.
Ninguno de estos fenómenos se encuentra contemplado en la definición de prejuicio como
antipatía. Sin embargo, éstos fenómenos descritos anteriormente, a veces pueden tener un
efecto más poderoso sobre el apoyo a la desigualdad y las jerarquías, así como sobre la
legitimación de la violencia y la opresión, debido al hecho que parecen preocupados o se
centran en la preservación del propio grupo, en lugar de enfocarse en la hostilidad manifiesta
contra el exogrupo.
Por lo tanto, preguntar si una actitud o creencia particular puede definirse como
prejuicio no es necesariamente la pregunta más importante. En cambio, determinar si ciertas
creencias, actitudes, ideologías, estereotipos, entre otras, funcionan para ayudar a mantener la
jerarquía y la explotación intergrupal, puede ser más productivo, al menos si el objetivo que
nos proponemos es desafiar la desigualdad. En este sentido, se considera que el prejuicio podría
ser entendido como “aquellas ideologías, actitudes y creencias que ayudan a mantener y
legitimar la jerarquía y la explotación entre los grupos” (ver también Eagly y Diekman, 2005).
1.2. Estereotipos
Un concepto fuertemente asociado al de prejuicio y, en ocasiones analogado a este
último, es el concepto de estereotipo, introducido en 1922 por Lippmann en el ámbito
académico para referirse a la imagen típica que viene a la mente de un individuo cuando se
piensa en un grupo social particular. Mientras que las investigaciones pioneras lo
conceptualizaron como un fenómeno poco flexible y producto de un pensamiento defectuoso,
trabajos más recientes destacan los aspectos funcionales y dinámicos que poseen los
estereotipos como simplificadores de un entorno social complejo. En este sentido, puede
decirse que los estereotipos son esquemas cognitivos socialmente percibidos, cuya función es
procesar información acerca de otros (Hilton y von Hippel, 1996).
Los estereotipos no solo reflejan creencias acerca de los rasgos característicos de los
miembros de un grupo, sino que además, contienen información acerca de otras cualidades
como los roles sociales esperables y el grado en que sus miembros comparten características
específicas, influenciando la emergencia de reacciones emocionales hacia quienes pertenecen
a ese grupo. Los estereotipos a su vez, implican una cantidad sustancial de información acerca
de las personas que va más allá de las cualidades superficiales, inmediatas y aparentes,
permitiendo anticipar comportamientos en nuevas situaciones (Oakes y Turner, 1990). En
general, producen una preparación para la percepción de comportamientos o características que
son consistentes con la información precedente.
En resumen, los estereotipos representan un conjunto de cualidades percibidas que
intentan reflejar la esencia de un grupo. Sistemáticamente afectan cómo la gente percibe, cómo
procesa información y cómo responden los miembros de un grupo. Los estereotipos son
transmitidos durante el proceso de socialización, a través de sus agentes (e.g. medios de
comunicación, familia, grupo de pares). Dovidio, Hewstone, Glick y Esses (2010), lo definen
como un conjunto de creencias acerca de las características y atributos de un grupo y sus
miembros, que muestran cómo el individuo piensa y actúa frente a un determinado grupo.
1.3. Discriminación
Además del prejuicio y los estereotipos, otro concepto central para el estudio de las
relaciones intergrupales, es la discriminación. En este contexto, la discriminación posee un
significado peyorativo debido a que implica algo más que una simple distinción entre objetos
sociales: refiere a un trato inapropiado y potencialmente injusto de los individuos por ser parte
de un determinado grupo. La discriminación involucra comportamientos negativos hacia los
miembros de un grupo o, dicho de manera más sutil, respuestas menos positivas hacia éstos.
De acuerdo con Allport (1954), la discriminación implica negar el tratamiento igualitario hacia
una persona o grupo. Por su parte, Jones (1972) la define como “las acciones destinadas a
mantener las características endogrupales, favoreciendo la posición del grupo de pertenencia a
expensas de una comparación grupal” (p. 4).
La discriminación ha sido comprendida como un comportamiento sesgado, que incluye,
no sólo acciones que pueden dañar a otros grupos, sino también acciones que tienden al
favorecimiento injusto de miembros del propio grupo. El favoritismo endogrupal (Allport,
1954) juega un papel fundamental en las relaciones intergrupales, ya que vivimos en ellos y a
veces por ellos.
Una serie de estudios han señalado que el sesgo intergrupal que favorece al endogrupo,
aparece cuando un exogrupo se encuentra asociado a fuertes emociones (Brewer, 2001). Éstas
pueden ser percibidas como miedo, odio o disgusto, y son las principales causas de sobre
reacción frente a otros grupos (Smith, 1993). Como parte de este sesgo intergrupal, se
diferencian las emociones más leves (e.g. disgusto), de las más fuertes (e.g. desprecio o ira).
Es allí que, cuando un exogrupo viola una norma establecida por el endogrupo, aparece el
disgusto y la evitación; cuando un exogrupo es percibido como siendo beneficiado de manera
injusta (e.g. ayudas del gobierno), aparecen resentimientos y acciones que conducen a creer
que deben reducirse. Las emociones menos intensas implican formas débiles de discriminación,
pero las más intensas conllevan a movimientos en contra del exogrupo, pudiendo ser utilizadas
para justificar el daño infligido a quienes piensan diferente (Brewer, 2001). Dovidio,
Hewstone, Glick y Esses (2010) definen a la discriminación como el comportamiento
individual que crea, mantiene y refuerza las ventajas de un grupo y sus miembros por sobre
otros.
A lo largo de la historia, la interacción entre los diferentes grupos sociales ha sido una
parte fundamental para la comprensión de las sociedades humanas, pero fundamentalmente
para el análisis e identificación de los hechos y factores que promovieron la formación de
estereotipos y categorías sobre los miembros de diferentes grupos sociales, sobre las cuales se
asientan el prejuicio y la discriminación (Bar-Tal, Graumann, Kruglanski & Stroebe, 2013).
Durante el siglo XIX y a principios del siglo XX, la discriminación racial no era
considerada como una problemática social por los científicos de la época, por el contrario, las
actitudes de rechazo y de superioridad hacia ciertos grupos sociales eran aceptadas como
naturales e inevitables (Haller, 1971). Desde un punto de vista histórico, podría decirse que el
colonialismo Europeo y la esclavitud en América creaban un contexto en el cuál, la raza blanca
era considerada como superior al resto, aspecto que permitía justificar el dominio y la sumisión
de quienes pertenecían a otra raza. En este marco, el interés de los investigadores radicaba en
fundamentar dicha inferioridad, dando lugar a diversas teorías de la raza que dominaron el
pensamiento científico de la época y explicaron tales diferencias en términos de limitación
intelectual, retraso evolutivo y excesos sexuales.
En el año 1924, Floyd Allport se convirtió en el primer psicólogo social en elaborar una
teoría para comprender la discriminación racial, afirmando que las discrepancias en las
habilidades mentales no eran suficientes para explicar las actitudes negativas hacia las
minorías. De esta manera, el foco de atención de los estudios de aquél entonces viró hacia la
causa, es decir, hacia el origen de las actitudes raciales negativas, que comenzaron a ser
consideradas como injustificadas y, por lo tanto, injustas. Así surge el término prejuicio,
proporcionando una denominación conceptual para las actitudes intergrupales negativas
consideradas irracionales, injustificadas y falaces.
Durante este período, una gran variedad de procesos psicodinámicos fueron asociados
al prejuicio, entre ellos la proyección (Ackerman & Jahoda, 1950), la frustración (MacCrone,
1937), los chivos expiatorios (Veltfort & Lee, 1943) y el desplazamiento de la hostilidad
(Dollard, Doob, Miller, Mowrer & Sears, 1939). Estos conceptos proveyeron explicaciones
razonables a la gran extensión del prejuicio en diversas partes del mundo y a sus expresiones
más extremas como, por ejemplo, los linchamientos públicos (Hovland & Sears, 1940).
Además, han contribuido con una de las principales justificaciones que la psicología ha dado a
uno de los más graves acontecimientos de la era moderna: el advenimiento del nazismo en
Alemania como expansión del antisemitismo. Así, el nazismo fue explicado en términos de
desplazamiento de la hostilidad generada por la humillación política y las frustraciones
económicas que padeció el pueblo alemán luego de la Primera Guerra Mundial (Dollard et al.,
1939).
A fines de la década del ´50, el énfasis en la explicación del prejuicio da un giro desde
el nivel psicológico individual, hacia el de las influencias sociales y culturales. Esta perspectiva
sociocultural fue claramente dominante entre las décadas del ´60 y el ´70 debido a un descenso
del interés psicológico por las causas del prejuicio.
Ese optimismo comenzó a desvanecerse a fines de la década del ´60, cuando se comenzó
a dejar de lado la idea de que el problema se circunscribía principalmente a una zona geográfica.
El racismo y la discriminación tienen raíces mucho más profundas que las normas sociales,
dado que se manifiestan en todos los contextos sociales. Así, se llegó a la conclusión de que la
norma social circunscripta a un cierto contexto no permitía la comprensión acabada del
fenómeno y se empezó a pensar en la presencia de conflictos intergrupales más básicos y en
ciertos condicionantes de la estructura social. El objetivo entonces era identificar y explicar
aquellos aspectos de las relaciones intergrupales y las estructuras sociales que constituían la
base del prejuicio y la discriminación.
En 1980, mientras ciertos estudios evidenciaban una aparente reducción de las actitudes
negativas hacia los grupos sociales minoritarios, investigaciones en distintas partes del mundo
demostraron que el racismo no se había reducido, sino que por el contrario, sus formas de
expresión se habían modificado (Frey & Gaertner, 1986). Estas investigaciones sugerían que
el racismo tradicional había sido suplantado por un nuevo tipo de racismo más sutil y
socialmente aceptable. Esta nueva forma de racismo ha sido denominada de diferentes
maneras: racismo moderno o simbólico (McConahay & Hough, 1976), resentimiento racial
(Kinder & Sanders, 1996) y prejuicio sutil (Pettigrew & Meertens, 1995).
Estos hallazgos mencionados, sumado a otros estudios que se llevaron a cabo utilizando
como referencia a grupos mínimos, permitieron demostrar que basta la mera percepción de
pertenecía a grupos distintos (categorización social), para que se desencadenen conductas
intergrupales prejuiciosas y discriminatorias con el objetivo de favorecer al propio grupo
(Allport, 1954; Tajfel & Turner, 1979). Años más tarde y sobre la base de estos estudios
pioneros, Hamilton (1981) corroboró empíricamente que el sesgo y la discriminación
intergrupal son respuestas que resultan de procesos cognitivos normales, naturales y
universales cuyo objetivo es simplificar la complejidad del entorno social. Estos hallazgos
explicarían, entonces, porqué el prejuicio y la discriminación son fenómenos omnipresentes y
aparentemente tanto inevitables como universales.
Durante este período surgieron dos enfoques para explicar cómo los procesos cognitivos
básicos, son constitutivos del prejuicio y de la discriminación: un enfoque puramente cognitivo
por un lado, y un enfoque cognitivo motivacional por otro. El primero, focaliza en el concepto
de estereotipo como una estructura cognitiva directamente determinada por la categorización
social que organiza y representa información acerca de dichas categorías. Por su parte, el
segundo enfoque, postula que si bien los factores cognitivos son primarios, la categorización
social desencadena un proceso motivacional cuyo objetivo es efectuar una valoración positiva
del propio grupo en relación a los demás (Tajfel & Turner, 1979).
De acuerdo a lo expuesto por Duckitt (1992), cada uno de los puntos enfatizados por
las teorías dominantes en los distintos períodos histórico-conceptuales (Tabla 1), deberían ser
considerados conjuntamente para proporcionar un marco interpretativo integral en la
comprensión del prejuicio, que lo conciba como un fenómeno tanto grupal como individual y
que no se limite al componente cognitivo, dejando de lado el afectivo.
En esta línea, diferentes teorías recientes han puesto de manifiesto la necesidad de una
visión aún más compleja para el análisis de las relaciones intergrupales, cada vez más
conflictivas, ambivalentes y rebuscadas (Fiske, 2001). Entonces, si actualmente se considera
que ciertas actitudes aparentemente positivas hacia los miembros de un grupo social también
pueden ser consideradas prejuiciosas (Dovidio et al., 2010), resulta necesario analizar no sólo
las formas de expresión tradicionales, hostiles y directas del prejuicio, sino también aquellas
menos evidentes y mejor adaptadas a los valores modernos de tolerancia y no discriminación
que los sistemas democráticos promueven (Perry, Murphy, & Dovidio, 2015).
Por tal motivo, la literatura científica sobre el tema sugiere que en la actualidad
existirían dos grandes marcos teórico-conceptuales para el estudio de las nuevas formas de
prejuicio: los desarrollos acerca del prejuicio sutil y manifiesto por un lado, y los desarrollos
para el abordaje del sexismo ambivalente por otro.
Cómo fue mencionado anteriormente, éste enfoque se desarrolló a partir de los estudios
pioneros acerca del racismo, ya que a nivel global las décadas de 1960 y 1970 se caracterizaron
por profundos cambios sociales, destacándose los movimientos por los derechos civiles y la
igualdad social entre los individuos pertenecientes a diferentes grupos sociales minoritarios
(Dovidio et al., 2010). Además, las fuerzas políticas, sociales y morales, estimularon esos
cambios que permitieron, entre otras cosas, dar cuenta del racismo como una problemática
ampliamente extendida geográficamente. Con las legislaciones de los derechos civiles y otras
figuras legales proteccionistas desarrolladas en aquél entonces, no solamente continuaban
siendo considerados como inmorales el prejuicio y la discriminación por motivos raciales, sino
que en diferentes partes del mundo comenzaba a ser ilegal. Producto de estas modificaciones,
las investigaciones comenzaron a revelar disminuciones significativas en las expresiones
abiertas de prejuicio racial entre los individuos (Dovidio & Gaertner, 2004). Éste cambio sin
precedentes en las relaciones raciales modificó su naturaleza, pasando de expresiones
manifiestas a otras más sutiles y modificando, consecuentemente, el estudio psicológico del
prejuicio (Dovidio, 2001).
Por lo expuesto, según Devine (1995), el estudio del prejuicio racial toma un giro hacia
nuevas conceptualizaciones con las nociones de racismo simbólico (Sears & Kinder, 1971;
McConahay & Hough, 1976) y moderno (McConahay, 1986). En cuanto al primero, se
compone de cuatro creencias básicas que reflejan la confluencia del conservadurismo político,
los valores individualistas y los afectos raciales adquiridos en la temprana infancia. Estas cuatro
creencias son: a) “La discriminación hacia la raza negra, es una cosa del pasado”; b) “La
falla en el progreso de la gente de color, es debido a que no se esfuerzan lo suficiente”; c)
“Las personas de raza negra demandan demasiado”; d) “Estos individuos tienen más de lo
que se merecen” (Henry & Sears, 2002). Producto de estas creencias, el racismo simbólico
permite predecir las actitudes políticas y el comportamiento racial de mejor manera que las
medidas tradicionales de racismo clásico (Berg, 2013).
Por otra parte, si bien el racismo moderno deriva del simbólico, ambas posiciones
difieren en el origen que atribuyen al sesgo racial. Mientras que para las teorías sobre el racismo
simbólico las actitudes raciales negativas se originan en las creencias y la preocupación de que
éstos grupos amenazan la visión del mundo del grupo mayoritario, el racismo moderno sostiene
que diferentes formas de afecto negativo como miedo o desagrado son adquiridas durante el
proceso de socialización o por aprendizaje modelado y persisten hasta la vida adulta (Swim,
Aikin, Hall, & Hunter, 1995). Pese a éstas diferencias, ambas teorías asumen que las actitudes
raciales negativas se expresan indirectamente y simbólicamente a través del apoyo a temáticas
sociales y políticas más abstractas, pero en las que se ven involucrados aspectos raciales (e.g.
oposición a la integración escolar) (McConahay, 1986).
Posteriormente a éstos desarrollos surgieron otras teorías raciales que, si bien mantienen
posiciones próximas, enfatizan aspectos diferentes. Una de las más divulgadas ha sido la del
racismo aversivo (Dovidio & Gaertner, 2004), que a diferencia de las anteriores formas de
racismo -centradas en las personas políticamente conservadoras-, focaliza su atención en las
personas políticamente progresistas, con aparente tolerancia y aceptación hacia las minorías
(Nail, Harton & Decker, 2003). Éstos sujetos consideran que no son prejuiciosos, pero sus
sentimientos y creencias negativas inconscientes se expresan en modos sutiles, indirectos y a
menudo racionalizables como el temor o la ansiedad frente al contacto intergrupal (Greenwald
& Pettigrew, 2014).
Como fue mencionado previamente, todos estos desarrollos teóricos sobre las nuevas
formas del racismo, sentaron las bases para el surgimiento de múltiples teorías acerca de las
nuevas formas de prejuicio, entre las que se destaca la teoría acerca del prejuicio sutil y
manifiesto.
Según Pettigrew y Meertens (1995), mientras que el prejuicio manifiesto coincide con
el racismo clásico, el prejuicio sutil ocupa una posición intermedia entre el racismo moderno y
el aversivo, ya que se aproxima al primero en su énfasis en los valores conservadores y coincide
con el segundo al señalar que el prejuicio se manifiesta, más que en los sentimientos negativos
hacia un determinado exogrupo, en la ausencia de sentimientos positivos hacia ellos (Meertens
& Pettigrew, 1997). Uno de los aspectos más importantes de estos desarrollos es que, a pesar
de su aparente “suavidad”, estas formas sutiles de prejuicio son tan nocivas como las
expresiones de tipo manifiestas, ya que según Dovidio (2001) “afectan la vida de las personas
de manera sutil pero significativa” (p. 834).
4.1. Emociones prototípicas que favorecen la emergencia de diferentes formas del prejuicio
Según Cuddy et al. (2008), sobre la base del proceso de comparación social, es decir la
autoevaluación de las propias opiniones y capacidades mediante la comparación con otros
individuos y grupos (Smith, 2000) y la atribución, es decir, cómo explicamos nuestros propios
comportamientos y los de los demás (Weiner, 2005), las diferencias en la percepción de calidez
y competencia hacia distintos grupos sociales dan cuenta de cuatro combinaciones, de acuerdo
a los niveles de cada dimensión. Tales combinaciones dan lugar a cuatro respuestas
emocionales prototípicas: la piedad, la envidia, el desprecio y la admiración.
4.1.4. Admiración
Ciertos grupos sociales son percibidos con un alto estatus pero sin embargo no son
considerados como competencia para el endogrupo, ya sea porque son altamente dominantes o
debido a que son grupos de referencia percibidos como aliados o cercanos. Puesto que tienen
un alto estatus, pero también son considerados como grupos de referencia de la sociedad,
provocan la admiración y el orgullo (por ejemplo, ex combatientes de Malvinas, Madres de
Plaza de Mayo).
Las personas suelen presentar una actitud positiva hacia los éxitos de otras personas
cercanas, siempre y cuando ese éxito se encuentre en un dominio que no se presente como una
comparación desfavorable para el autoconcepto, ya que de esta forma afectaría la autoestima y
podría ser recategorizado como envidia (Tesser, 1988). Tanto el orgullo como la admiración
suelen dirigirse hacia grupos percibidos como exitosos (por definición, el endogrupo, debido
al compromiso de la autoestima que se encuentra en juego), además de los grupos considerados
como aliados o cercanos (ver Tabla 1).
Tabla 1
Cuatro tipos de prejuicios de acuerdo a la percepción de los niveles de competencia y calidez
de los grupos sociales
Competencia
En casi todas las culturas y períodos de tiempo de los cuáles se dispone de información,
las mujeres se han limitado al cumplimiento de determinadas funciones sociales, la mayoría de
las veces con menor estatus que los hombres (Tavris & Wade, 1984). De hecho, como fue
mencionado en el primer capítulo de este trabajo, en la actualidad hay sobrada evidencia de
que las mujeres siguen siendo objeto de discriminación en el plano laboral y profesional en
general (Fiske, 2000), así como también y de manera frecuente, víctimas de acoso sexual
(Gutek, 1985). Además, las mujeres continúan siendo percibidas de manera menos favorable
que los hombres al adoptar roles de liderazgo (Eagly et al., 2000) y también existe una amplia
evidencia de que la violencia sexual hacia las mujeres es frecuente (Unger & Crawford, 1992).
Cómo se detalló en el primer capítulo de este trabajo, particularmente en la Argentina, las
modalidades hostiles de sexismo resultarían evidentes en su máxima expresión a partir de las
alarmantes tasas de femicidios que se cometen anualmente, según los datos aportados por el
Observatorio de Femicidios “Adriana Marisel Zambrano”. Además, esta organización también
informa que la mayoría de estos actos de violencia extrema son llevados a cabo por algún
integrante del entorno familiar de la víctima. En estos casos, se deja entrever un aporte
importante de la teoría del sexismo ambivalente para la prevención de la violencia a la mujer:
diferentes estudios dan cuenta de que lo que deriva en una actitud sexista hostil, suele iniciar
como una actitud sexista benevolente (Fitz, & Zucker, 2014).
No obstante, diferentes estudios empíricos indican que quienes al buscar ayuda recurren
a mujeres, tienen más probabilidades de ser considerados que quienes buscan ayuda en hombres
(Eagly et al., 2000). Además, tanto los hombres como las mujeres son más propensos a buscar
intimidad con las mujeres que con hombres (e.g. compartir historias de vida), de acuerdo a
diversos indicadores de distancia interpersonal (Riess & Salzer, 1981). Estos estudios, sumados
a otros (ver Eagly & Mladinic, 1993) indican de que la mujer es estereotipada de forma más
positiva que los hombres en ciertas dimensiones, lo cual no sería considerado como evidencia
de prejuicio sexista de acuerdo a la definición general del prejuicio propuesta por Allport
(1954), pero sí si se consideran las definiciones más actuales de ésta problemática (Dovidio et
al., 2010).
6. Conclusiones
Si bien en la actualidad el prejuicio sigue siendo uno de los problemas sociales centrales
que enfrenta la humanidad, lamentablemente es bastante probable que los prejuicios y la
desigualdad se vuelvan más apremiantes en el futuro con una mayor presión demográfica, una
disminución de los recursos, una mayor globalización y la creciente probabilidad de
desplazamiento masivo de la población. El problema, o quizás sería más apropiado decir el
desafío en torno al estudio psicológico del prejuicio, también se entrelaza con los problemas
permanentes de reducir la desigualdad en todo el mundo y resolver dilemas cooperativos
humanos a gran escala. Es probable que en las próximas décadas, tales dilemas incluyan, por
ejemplo, cómo respondemos al cambio climático, cómo asignamos recursos escasos a escala
global y cómo reaccionamos ante el desplazamiento masivo de la población, probablemente
como el resultado del cambio climático y las guerras, entre otros motivos. Éste, puede llegar a
ser el contexto sociohistórico que configurará el estudio científico social del prejuicio en las
próximas décadas.
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nifestación de los procesos subjetivos de otro que, en conse-
lII. La sociedad como realidad cuencia, se vuelven subjetivamente significativos para mí.
Eso no significa que yo comprenda adecuadamente al otro;
subjetiva hasta puedo comprenderlo erróneamente. Puede estar
riéndose en un ataque de histeria, mientras yo creo que esa
risa expresa regocijo. Sin embargo, su subjetividad me re-
sulta objetivamente accesible y llega a serme significativa
haya o no congruencia entro SU!3 procesos subjetivos y l~s
míoa.I,a congruencia total entre los dos significados subje-
tivos, yel conocimiento recíproco de esa congruencia presu-
pone la significación, como ya se ha dicho. Sin embargo, la
internalización en el sentido general que aquí le damos
1. INTERNALIZACIÓN DKLA REALIDAD subyace tanto a la significación como a. sus propias formas
más complejas. Más exactamente, la intemalización en es-
a) Socialización nrimaria. te sentido general, constituye la base, primero, para la com-
prensión de los propios semejantes y, segunde, para la apre-
Ya que la sociedad existe como realidad tanto objetiva hensión del mundo en cuanto realidad significativa y so-
como subjetiva, cualquier comprensión teórica adecuada de cial!
ella debe abarcar ambos aspectos. Como ya sostuvimos an- Esta aprehensión no resulta de las creaciones autónomas
teriormente, estos aspectos reciben su justo reconocimiento de significado por individuos aislados, sino que comi~zll
si la sociedad se entiende en términos de un continuo proce- cuando el individuo "asume" el mundo en el que ya V1.VeD
so dialéctico compuesto de tres momentos: extemalízación, otros. Por cierto que el "'asumir" es de por sí, en cierto senti-
obietivación e internalización. En lo QUe. se renere a 10& fe- do, un proceso original para todo organismo humano, y ~l
nómenos de la sociedad, estos momentos no deben concebir- mundo, una vez "asumido", puede ser creativamente modi-
se como SI ocurrieran en una secuencia temporal: más bien fieado o (menos prebablement.e) hasta re-creado. Sea como
los tres caracterizan simulténeamentc a la sociedad y a ca- fuere, en la forma. ecmpleje de la internafizaeión, yo no solo
da sector de ella, de manera que cualquier anallsís que se "comprendo" los procesos subjetivos momentáneos del otro
ecupe solo de uno o dos de ellos no llena su finalidad. Lo "comprendo" el mundo en que él vive, y ese mundo se vuel-
misma puede afirmarse del miembro individual de la socie- ve mío. Esto presupone que él y yo compartimos el tiemP:D
dad, que axternaliza simultáneamente Sil propio ser y el en forma más que efímera y una perspectiva -comprehensí-
mundo social y lo internaliza como realidad objetiva. En va", que vincula subjetivamente series de situaciones eJ?'~
otras palabras, estar en la sociedad es participar en su dia- sí. Ahora no solo comprendemos nuestras mutuas deñmcío-
léctica. nes de las situaciones compartidas: también las definimos
Sin embargo, el individuo no nace miembro de una socio- recíprocamente. Se establece entre nosotros un nexo de mo-
dad nace con una predisposición hacia la socíalídad, y lue- tivaciones que se extiende hasta el futuro; y, lo que es de su-
go llega a ser miembro de una sociedad. En la vida de todo ma importancia, existe ahora una continua identificación
individuo, por lo tanto, existe verdaderamente una secuen- mutua entre nosotros. No solo vivimos en el mismo mundo,
cia temporal en CIlYO curso el individuo es inducido a parti- sino que participamos cada uno en el 'Ser del otro.
cipar en la dialéctica de la sociedad. El punto de partida de
este proceso lo constituye la internalizacién: la aprehensión
o interpretación inmediata de un acontecimiento objetivo 1 Nuestra concepción de ~comprender" deriva tanto de Weber como de
en cuanto expresa significado, o sea, en cuanto es una ma- Sehutz,
163
162
Solamente cuando el individuo ha llegado a este grado de manera el niño de clase baja no solo absorbe el mundo so-
internalización puede consíderérselo miembro de la socie- cial en una perspectiva de clase baja, sino que lo absorbe
dad. El proceso ontogenético por el cual esto se realiza se con la coloración idiosincrásica que le han dado sus padres
denomina socialización, y, por lo tanto. puede definirse co- (o cualquier otro individuo encargado de su socialización
mo la inducción amplia y coherente de un individuo en el primaria). La misma perspectiva de clase baja puede pro-
mundo objetivo de una sociedad o en un sector de él. La so- ducir un estado de ánimo satisfecho, resignado, amarga-
cialiaación primaria es la primera por la que el individuo mente resentido o ardientemente rebelde. Consiguiente-
atraviesa en la niñez; por medio de ella se convierte en mente, el niño de clase baja no solo llegará a habitar en un
miembro de la sociedad. La socialización secundaria es mundo sumamente distinto del de un niño de clase alta,
cualquier proceso posterior que induce al individuo ya so- sino que tal vez lo haga de una manera completamente dis-
cializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su socie- tinta que su mismo vecino de clase bajas.
dad. Podemos aquí dejar a un lado la cuestión especial que Resulte innecesario agregar que la socialización primaria
se refiere a la adquisición del conocimiento acerca del mun- comporta algo más que un aprendizaje puramente cognos-
do objetivo de otras sociedades distintas de aquella prime- citivo. Se efectúa en circunstancias de enorme carga emo-
ra de la que llegamos a ser miembros, así como al proceso cional. Existen ciertamente buenos motivos para creer que..
de internalizar ese mundo como realidad, proceso que de- sin esa adhesión emocional a los otros significantes, el proce-
muestra, al menos superficialmente, ciertas similitudes con so de aprendizaje sería dificil, cuando no imposible". El ni-
la socialización primaria y la secundaria pero que, no obs- ño se identifica con los otros significantes en una variedad
tante, es estructuralmente distinto de las dos-, de formas emocionales; pero sean éstas cuales fueren, la in-
Se advierte a primera vista que la socialización primaria ternalización se produce solo cuando se produce la identifi-
suele ser la más importante para el individuo, y que la es- cación. El niño acepta los "roles" y actitudes de los otros sig-
tructura básica de toda socialización secundaria debe seme- nificantes, o sea que los internaliza y se apropia de ellos. Y
jarse a la de la primaria. Todo individuo nace dentro de una por esta identificación con los otros signiücautee el niño se
estructura social objetiva en la cual encuentra a los otros vuelve capaz de identificarse él mismo. de adquirir una iden-
significantes que están encargados de su socialízacioné y tidad subjetivamente coherente y plausible. En otras pala-
que le son impuestos. Las definiciones que los otros signifi- bras, el yo es una entidad reflejada, porque refleja las acti-
cantes hacen de la situación del individuo le son presenta- tudes que primeramente adoptaron para con él los otros
das a éste como realidad objetiva. De este modo, él nace no sígníficantes''; el individuo llega a ser lo que los otros signi-
solo dentro de una estructura social objetiva, sino también ficantes lo consideran. Éste no es un proceso mecánico y
dentro de un mundo social objetivo. Los otros significantes, unilateral: entraña una dialéctica entre la auto-identifica-
que mediatizan el mundo para él, lo modifican en el curso ción y la identificación que hacen los otros, entre la identi-
de esa mediatización. Seleccionan aspectos del mundo se- dad objetivamente atribuida y la que es subjetivamente
gún la situación que ocupan dentro de la estructura social 4 El concepto de "mediación" deriva de Sartre, el que, no obstante, ca-
y también en virtud de sus idiosincrasias individuales, bio- rece de una teoría adecuada para la socialización.
gráficamente arraigadas. El mundo social aparece "filtra- :; La dimensión afectiva del primer aprendizaje ha sido puesta espe-
do" para el individuo mediante esta doble selección. De esa cialmente de relieve por la psicología infantil de Freud, aunque existen
diversos descubrimientos de la teoría conductista sobre el aprendizaje
que tenderían a confirmar este punto. Pero aquí no implicamos ningu-
2 Nuestras definiciones de la socialización y sus dos subtipos siguen na aceptación de los presupuestos teóricos de una u otra escuela psico-
de cerca el uso corriente en las ciencias sociales; solo hemos adaptado lógica.
las palabras de conformidad con nuestra armazón teórica general. 6 Nuestra concepción del carácter reflejo del yo deriva tanto de Cooley
3 Nuestra descripción en este punto se apoya, por supuesto, en gran ecrnc de Mead. Sus raíces pueden hallarse en el análisis del "yu social"
medida sobre la teoría de la socialización de Mead. hecho por Wi\liam James (Principies of P"jlchology).
164 165
asumida. La dialéctica, que se presenta en todo momento ta "Mamá se enoja conmigo cada vez que derramo la sopa".
en que el individuo se identifica: con sus otros significantes, A medida que otros significantes adicionales (padre, abue-
resulta, por así decir, la particularización en la vida indivi- la, hermana mayor, etc.) apoyan la actitud negativa de la
dual de la dialéctica general de la sociedad, que ya analiza- madre con respecto a derramar la sopa, la generalidad de la
mos antes. norma se extiende subjetivamente. El paso decisivo viene
Aunque los detalles de esta dialéctica tienen, por supues- cuando el niño reconoce que todos se oponen a que derrame
to, gran importancia para la psicología social, excederíamos la sopa y la norma se generaliza como "Uno no debe derra-
nuestras actuales consideraciones si rastreáramos sus im- mar la sopa", en la que "uno" es él mismo como parte de la
plicaciones con respecto a la teoría socio-psicológica". Lo generalidad que incluye, en principio, todo aquello de la so-
que más importa para nuestra argumentación presente es ciedad que resulta significante para el niño. Esta abstrac-
el hecho de que el individuo no solo acepta los "roles" y las ción de los "roles" y actitudes de otros significantes concre-
actitudes de otros, sino que en el mismo proceso acepta el tos se denomina el otro generalizado''. Su formación dentro
mundo de ellos. En realidad, la identidad se define objetiva- de la conciencia significa que ahora el individuo se identifi-
mente canto ubicación en un mundo determinado y puede ca no solo con otros concretos, sino con una generalidad de
asumtrsela subjetivamente solo junto con ese mundo. Dicho otros o sea con una sociedad. Solamente en virtud de esta
de otra manera, todas las identificaciones se realizan den- ídentíflcactón generalizada logra estabilidad y continuidad
tro de horizontes que implican un mundo social especifico. su propia auto-identificación. Ahora no solo tiene una iden-
El niño aprende que él es lo que lo llaman. Cada nombre tidad vis-u-vis de este o aquel otro significantes, sino tam-
implica una nomenclatura, que a su vez implica una ubica- bién una identidad en general, que se aprehende subjetiva-
ción social determinada'[. Recibir una identidad comporta mente en cuanto sigue siendo la misma, no importa qué
adjudicarnos un 1ugar específico en el mundo. Así como esta otros -significantes o n(}- se le presenten. Esta identidad
identidad es subjetivamente asumida por el niño ("Yo soy con nueva coherencia incorpora dentro de sí todos los diver-
John Smith"), también lo es el mundo al que apunta esta sos "roles" y actitudes interrial izados, incluyendo, entre
identidad. Las apropiaciones subjetivas de la identidad y muchas otras cosas, la auto-identificación como no derra-
del mundo social son nada más que aspectos diferentes del mador de sopa.
mismo proceso de ínternalizacíon, mediatizados por los La formación; dentro de la conciencia, del otro generali-
mismos otros significantes. zado señala una fase decisiva en la socialización. Implica la
La socialización primaria crea en la conciencia del niño intemalizacién de la sociedad en cuanto tal y de la realidad
una abstracción progresiva que va de los "roles" y actitudes objetiva en ella establecida, y, al mismo tiempo, el estableci-
de otros específicos, a los "roles" y actitudes en general. Por miento subjetivo de una identidad coherente y continua. La
ejemplo, en la internalízacíón de normas existe una progre- sociedad, la identidad)' la realidad se cristalizan subjetiva-
sión que va desde "Mamá está enojada conmigo ahora" has- mente-en el mismo proceso de internalización. Esta cristali-
7 Aunque este punto no podría detallarse aquí. ya se ha dicho bastan- zación se corresponde con la internalización del lenguaje.
te para señalar la posibilidad de una psicología social genuinamente Por razones evidentes, según nuestro análisis previo del len-
dialéctica. Esta última tendría igual importancia para la antropología guaje, éste constituye, por cierto, el contenido más impor-
filosófica y la sociología. En lo que respecta a la segunda, una psicología tante y el instrumento más importante de la socialización
social semejante (fundamentalmente orientada según Mead, pero con el Cuando el otro generalizado se ha cristalizado en fa con-
agregado de importantes elementos provenientes de otras corrientes
del pensamiento científico-social) haría innecesaria la búsqueda de
ciencia. se establece una relación simétrica entre la reali-
alianzas teóricamente insostenibles con el freudianisrno o con el paico- dad objetiva y la subjetiva. Lo que es real "por fuera" se ea-
logismo conductista.
s Sobre la nomenclatura. cf Claude Lévi-Strauss, La pensée sauoage, 9 El concepto del "otro generalizado" se usa aquí totalmente en el
pp. 253 Y sigs. sentido de Mead.
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rreeponde con lo que es real "por dentro". La realidad obje- disponen las reglas deljuega. El niño puede intervenir en el
ti:8 puede "traducirse" fácilmente en realidad subjetiva, y juego con entusiasmo o con hosca resistencia, pero por des-
VIceversa. El lenguaie es por supuesto, el vehículo princi- gracia no existe ningún otro juego a mano. Esto tiene un co-
pal de este proceso continuo de traducción en ambas direc- rolario importante. Como el niño no interviene en la elec-
ciones. Hay que hacer notar sin embargo, que la simetría ción de sus otros significantes, se identifica con ellos casi
entre la realidad objetiva y la subjetiva no puede ser total. automáticamente. El niño no intemaliza el mundo de sus
Las dos realidades se corresponden mutuamente, pero no otros significantes cerno uno de los tantos mundos posibles:
SOn coextensrvas Siempre hay más realidad objetiva "dis- lo internaliza como el mundo., el único que exi.ste y que se
ponible" que la que se actualiza realmente en cualquier puede concebir, el mundo tour caurt Por esta razón, el mun-
conciencia individual, sencillamente porque el contenido de do interna1izado en la socialización primaria se implanta
la socialización está determinado por la distribución social en la conciencia con mucho más firmeza que los mundos in-
del conocimiento. Ningún individuo internaliza la totalidad ternalizados en socializaciones secundarias. Por mucho que
de lo que se objetiva como realidad en su sociedad, ni aun el sentido de inevitabilidad original pueda debilitarse en
cuando esa sociedad y su mundo sean relativamente sim- desencantos posteriores, el recuerdo de una certeza ya nun-
ples. Por otra parte, siempre existen elementos de la reali- ca repetida ~la certeza de los primeros albores de la reali-
dad subjetiva que no se han originado en la socialización dad- sigue adherido al mundo primero de la niñez. De esa
tales como la conciencia del propio cuerpo anterior a cual- manera, la socialización primaria logra 10 que (retrospecti-
quier aprehensión socialmente entendida de aquél y aparte vamente, por supuesto) puede considerarse como el más
de ésta. La biografía subjetiva no es totalmente social. El importante truco para inspirar confianza que la sociedad le
individuo se aprehende a sí mismo como estando fuera y juega al individuo con el fin de dar apariencias de necesi-
dentro de la sociedad 10. Esto implica que la simetría que dad a lo que, de hecho, es un hato de contingencias y así
existe entre la realidad objetiva y la subjetiva nunca consti- volver significativo el accidente de su nacimiento.
tuye un estado de cosas estático y deñnítívo: siempre tiene Los COntenidos específicos que se internalízan en la socia-
que producirse y reproducirse in actu (;';n otras palabras la lización primaria varían, claro está, de una sociedad a otra.
relación entre el individuo y el mundo social objetivo es ~_ Algunos se encuentran en todas partes. Es, por sobre todo,
mo un acto de equilibrio continuo. Las raíces antropológí- el lenguaje lo que debe intemalizarse. Con el lenguaje, y
cas de esto son, por supuesto, las mismas que las ya exami- por su intermedio, diversos esquemas motivacionales e in-
nadas en conexión con la posición peculiar del hombre en el terpretativos se intemalizan como definidos institucional-
reino animal. mente, por ejemplo, el querer actuar como un muchachito
En la socialización primaria no existe ningún problema valiente y el suponer que los muchachitos se dividen natu-
de ide~tificación, ninguna erección de otros stgmflcantes. ralmente en valientes y cobardes. Estos esquemas propor-
La sociedad presenta al candidato a la socialización ante un cionan al niño programas institucionalizados para la vida
grupo predefinido de otros significantes a los que debe cotidiana; algunos que le resultan de aplicación inmediata
aceptar en cuanto tales, sin posibilidades de optar por otro y otros que le anticipan el comportamiento socialmente de-
arreglo. Hic.Rhodus, hic salta. Hay que aceptar a los padres fmido para etapas biográficas posteriores: la Valentía que le
9-ue el destino nos ha deparado. Esta desventaja injusta permitirá sobrellevar un día plagado de pruebas de volun-
inherente a la situación de hijo tiene la consecuencia obvia tad por parte de sus iguales y de muchos otros, y también la
de que, aunque el niño no sea un simple espectador pasivo valentía que se requerirá más adelante, al iniciarse como
en el proceso de su socialización, son los adultos quienes guerrero, (J cuando haya que comparecer ante el dios. Estos
10 Compárese Georg Simmcl sobre la auto-aprehensión del hombre programas, tanto el inmediatamente aplicable como el en-
como situado dentro y fuera de la sociedad. También atañe a este punto tícípetorío, establecen la diferencia entre la identidad pro-
el concepto de "cxcentricidad~ de Plessner. pia y la de otros: niñas, niños esclavos, o niños de otro clan.
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Por último, existe ínternalízacíon de, por lo menos, los rudi- Así pues, en cualquier sociedad todo programa debe recono-
mentos del aparato legitimador: el niño aprende "por qué" cer que no es posible pretender que el niño de un año
los programas son 10 que son. Hay que ser valiente, porque aprenda lo que un niño de tres. Asimismo, la mayoría de los
hay que hacerse un hombre de verdad; hay que realizar los programas tienen probablemente que definir las cuestiones
rituales, porque de otro modo los dioses se encolerizarán' en forma diferente, según se trate de niños o niñas. Ese re-
hay que ser leal al jefe, porque solo así los dioses nos ayuda- conocimiento mínimo lo imponen, por supuesto, a la socie-
rán en momentos de peligro, etcétera. dad los hechos biológicos. No obstante, existe más allá de
En la soci~li~a~ión primaria, pues¡ se construye el primer esto una gran variabilidad histórico-social en la definición
mundo del individuo. Su peculiar calidad de firmeza debe de las etapas del aprendizaje. Lo que todavía se define co-
atribUirse, al menos en parte, a la inevitabilidad de la rela- mo niñez en una sociedad puede muy bien definirse como
ción del individuo con sus otros significantes del comienzo. edad adulta en otra, y las implicaciones sociales de la niñez
El mundo de la infancia, con su luminosa realidad, condu- pueden variar mucho de una sociedad a otr~ por ejemplo,
ce, por tanto, a la confianza, no solo en las personas de los en términos de cualidades emocionales, responsabilidad
otros significantes, sino también en sus definiciones de la moral o capacidades intelectuales. La civilización occiden-
situación, El mundo de la infancia es masivo e indudable tal contemporánea (al menos la anterior al movimiento
mente real U Probablemente no podría menos de Ser así en freudiano) tendía a considerar a los niños como natural-
esta etapa del desarrollo de la conciencia. Solo más adelan- mente "inocentes" y "dulces"; otras los consideraban "peca-
te el indivi?uo puede permitirse el lujo de tener, por lo me- dores e impuros por naturaleza", diferentes de los adultos
nos, una pizca de duda. Y, probablemente, esta necesidad solo en fuerza y comprensión. Han existido variaciones si-
de un protorrealísmo en la aprehensión del mundo resulte milares en cuanto a la capacidad del niño para la actividad
pertinente tanto fílogenétíca, como ontogenéticamentel-'. sexual, la responsabilidad criminal, la inspiración divina,
[De cualquier forma, el mundo de la niñez está constituido etc. Esas variaciones en la definición social de la niñez y
como para inculcar en el individuo una estructura nómica sus etapas repercutirán evidentemente en el programa de
tlue le infunda confianza en que "todo está muy bien", rcpi- aprendizajel-'.
tiendo la frase que posiblemente las madres repiten con El carácter de la socialización primaria también resulta
m~ frecuencia a sus hijos llorosos. El descubrimiento pos- afectado por las exigencias del acopio de conocimiento que
terior de que al~unas cosas distan de estar "muy bien" debe transmitirse. Ciertas legitimaciones pueden requerir
puede resultar mas o menos chocante según las circunstan- un grado más alto de complejidad lingüística que otras pa-
cias biográficas, pero en cualquiera de los casos es probable ra ser comprendidas. Podríamos calcular, por ejemplo, que
que el mundo de la niñez retenga su realidad peculiar en la un niño necesitaría menos palabras para comprender que
rotrospeccién, y sigasiendo el "mundo del hogar" por mu- no debe masturbarse, porque eso causa enojo a su ángel
c~o qu~ podamos alejarnos de él en épocas posteriores, ha- guardián, que para comprender el argumento de que la
CIaregiones que no tengan nada de familiar para nosotros. masturbación interferirá su ajuste sexual posterior. Los re-
.La. socia~zaeión primaria comporta secuencias de apren- querimientos del orden institucional general afectarán ade-
dizaje SOCIalmente definidas. A la edad A el niño debe más la socialización primaria. Se requieren diferentes habi-
aprender X, y a la edad B debe aprender Y, y así sucesiva- lidades en diferentes edades en una sociedad por oposición
mente. Todo programa de esa clase entraña cierto reconoci- a otra, o aun en diversos sectores de la misma sociedad. La
miento social del crecimiento y la diferenciación biológicos. edad en la que en una sociedad puede considerarse ecnve-
niente que un niño aprenda a conducir un automóvil puede
11 Compárese la realidad masiva del mundo infantil de Piaget.
12Compárese Lévy-Bruhl sobre lo filogenético análogo al "realismo" 13Cf. Philippe Aries, Centuriee o{ Childhood (Nueva York, Knopf,
infantil de Piaget. 1962).
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ser, en otra sociedad, aquella en la que se supone ya habrá cialmente -c-por ejemplo, en forma de "versiones" basadas
matado a su primer enemigo. Un niño de clase alta puede sobre la clase---, pero a 10que aquí nos referimos es a la dis-
enterarse de "los hechos de la vida" a la edad en que un ni- tribución social del "conocimiento especializado", que surge
ño de clase baja domina los rudimentos de la técnica del como resultado de la división del trabajo y cuyos "portado-
aborto. O también, un niño de clase alta puede sentir sus res" se definen institucionalmente. Olvidando por un mo-
primeros estremecimientos de emoción patriótica más o mento sus otras dimensiones, podemos decir que la sociali-
menos a la edad en que su contemporáneo de clase baja ex- zación secundaria es la adquisición del conocimiento espe-
perimenta por primera vez el odio a la policía y a todo lo cífico de "roles", estando éstos directa o indirectamente
que ésta representa. arraigados en la división del trabajo. Existe cierto justifica-
La socialización primaria finaliza cuando el concepto d81 tivo para una definición tan restringida, pero con eso no se
otro generalizado (y todo lo que esto comporta) se ha esta- ha dicho todo. La socialización secundaria requiere la ad-
blecido en la conciencia del individuo. A esta altura ya es quisición de vocabularios específicos de "roles", lo que signi-
miembro efectivo de la sociedad y está en posesión subjeti- fica, por Jo pronto, la internalizaci6n de campos semánticos
va de un yo y un mundo. Pero esta internalización de la so- que estructuran interpretaciones y comportamientos de ru-
ciedad, la identidad y la realidad no se resuelven así como tina dentro de un área institucional. Al mismo tiempo tam-
así. La socialización nunca es total, y nunca termina. Esto bién se adquieren "comprensiones tácitas", evaluaciones y
nos presenta otros dos problemas para resolver: primero, coloraciones afectivas de estos campos semánticos. Los
cómo se mantiene en la conciencia la realidad internalizada "submundos" internalizados en la socialización secundaria
en la socialización primaria, y, segundo, cómo se efectúan son generalmente realidades parciales que contrastan con
otras socializaciones -las secundarias-e- en la biografía el "mundo de base" adquirido en la socialización primaria.
posterior del individuo. Examinaremos estos problemas en Sin embargo, también ellos constituyen realidades más o
orden inverso. menos coherentes, caracterizadas por componentes norma-
tivos y afectivos a la vez que cognoscitivos.
b) Socialización secundaria. Además los submundos también requieren, por lo menos,
los rudimentos de un aparato legitimador, acampanados
Resulta posible concebir una sociedad en la que no se pro- con frecuencia por símbolos rituales o materiales. Por ejem-
duzca otra socialización después de la primaria. Dicha so- plo, puede surgir una diferenciación entre los soldados de
ciedad tendría, por supuesto, un acopio de conocimiento infantería y de caballería. Estos últimos recibirán un adies-
muy sencillo. Todo el conocimiento sería relevante en gene- tramiento especial, que probablemente comportará algo
ral, variando los diferentes individuos solo en lo referente a más que aprender las habilidades puramente físicas que se
sus perspectivas de aquél. Esta concepción resulta útil para necesitan para manejar caballos militares. El lenguaje de
plantear un caso limitativo; pero no existe ninguna socie- la caballería se volverá muy diferente del de la infantería.
dad, dentro de las que conocemos, que no posea cierta divi- Se construirá una terminología referente a los caballos, sus
sión del trabajo y, concomitantemente, cierta distribución cualidades y usos, y a las situaciones que surjan con motivo
social del conocimiento, por lo que, mientras así ocurra, la de la vida de la caballería, todo lo cual no resultará del todo
socialización secundaria se vuelve una necesidad. relevante para el soldado de infantería. La caballería tam-
La SOCialización secundaria es la internalización de "sub- bién usará un lenguaje diferente en más de un sentido. Un
mundos" institucionales o basados sobre instituciones. Su infante enojado profiere blasfemias aludiendo a sus pies do-
alcance y su carácter se determinan, pues, por la compleji-, loridos, mientras que el soldado de caballería tal vez men-
dad de la división del trabajo y la distribución social conco- cionará el trasero de su caballo en circunstancias similares.
mitante del conocimiento. Por supuesto que también el co- En otras palabras, se construye un cuerpo de imágenes y
nocimiento relevante en general puede estar distribuido so- alegorías sobre la base instrumental del lenguaje de la ca-
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ballería. Este lenguaje específico de un "rol" lo internaliza Los procesos formales de la socialización secundaria se
in toto el individuo cuando se adiestra para el combate determinan por su problema fundamental. siempre presu-
ecuestre. Llega a ser un hombre de caballería no solo cuan- pone un proceso previo de socialización primaria; o sea, que
do adquiere las habilidades necesarias, sino cuando se debe tratar con un yo formado con anterioridad y con un
vuelve capaz de entender y usar dicho lenguaje. Puede en- mundo ya íeternaltaado. No puede construir la realidad
tonces comunicarse con sus compañeros de cuerpo en alu- subjetiva ex nihito. Esto presenta un problema, porque la
siones muy significativas para ellos, pero completamente realidad ya mternalizada tiende a persistir. Cualesquiera
ininteligibles para los soldados de infantería. Se da por que sean los nuevos contenidos que ahora haya que inter-
sobrentendido que este proceso de internalización involucra nalizar, deben, en cierta manera, superponerse a esa reali-
identificación subjetiva con el "rol" y sus normas apropia- dad ya presente. Existe, pues, un problema de coherencia
das: "Soy un jinete", "Un hombre de caballería nunca per- entre las iníernalizaciones originales y las. nuevas, proble-
mite que su enemigo vea: la cola de su cabalgadura", "Nun- ma que puede resultar más o menos arduo de resolver en
ca dejes de recordarle a una mujer el contacto de las es- los diferentes casos. Si se aprende que la limpieza es una
puelas", "Quien cabalga rápido en la guerra también es rá- virtud en la propia persona, no resultará dificil transferir
pido en el juego", etc. Cuando haya necesidad, este cuerpo esa misma virtud al caballo propio. Pero si se ha aprendido
de significados sera sustentado por legitimaciones que van que ciertas obscenidades son motivo de represión en un ni-
desde las sencillas máximas, como las que hemos citado, ño de a pie, requerirá cierta explicación el hecho de que
hasta las más complicadas construcciones mitológicas. Fi- ahora resultan "de rigor" para un miembro de la caballeria.
nalmente, puede existir una variedad de ceremonias y Establecer y mantener la coherencia en la socialización se-
objetos ñsícos representativos, como la celebración anual cundaria presupone ciertos procedimientos conceptuales
de la fiesta del dios-caballo, en la que todas las comidas se para integrar los diferentes cuerpos de conocimiento.
hacen a caballo y los jinetes recién iniciados reciben los En la socialización secundaria. las limitaciones biológicas
fetiches de cola de caballo para lucir alrededor del cuello. se vuelven cada vez menos importantes en las secuencias
El carácter de una socialización secundaria como la cita- del aprendizaje, el cual ahora llega a establecerse en térmi-
da depende del status del cuerpo de conocimiento de que se nos de las prop1edades intrínsecas del conocimiento que ha
trate dentro del universo simbólico en conjunto. Se necesita de adquirirse, o sea, en términos de la estructura fundacio-
entrenamiento para conseguir que un caballo tire de un nal de ese conocimiento. Por ejemplo, para aprender ciertas
carro de abono o para luchar montado sobre él en el comba- técnicas de la caza primero hay que aprender a escalar
te. Pero una sociedad que limita el uso de los caballos nada montañas, o para aprender cálculo matemático primero
más que para tirar de los carros de abono no es probable hay que aprender álgebra. Las secuencias del aprendizaje
que embellezca esta actividad con rituales o fetichismos pueden también manejarse segun los intereses creados de
elaborados, ni tampoco es probable que los encargados de quienes administran el cuerpo de conocimiento. Por ejem-
realizar esta tarea se identifiquen con su "rol" de manera plo, puede estar establecido que hay que aprender la adivi-
profunda; en esos casos las legitimaciones han de ser pro- nación por las entrañas de los animales antes que hacerlo
bablemente de índole compensatoria. Así pues, exíste una por el vuelo de los pájaros, o que hay que obtener un diplo-
gran variabilidad histórico-social en las representaciones ma de la enseñanza media antes de poder inscribirse en
que comporta la socialización secundaria. Sin embargo, en una escuela para embalsamadores, o que se debe aprobar
la mayoría de las sociedades la transición de la socializa- un examen de gaélico antes de poder aspirar a un puesto en
ción primaria a la secundaria va acompañada de ciertos ri- la administración irlandesa. Esas estipulaciones son ex-
tuales-". trínsecas al conocimiento requerido pragmáticamente para
14 Compárense aquí los análisis antropológico-culturales de los "ritos desempeñar los "roles" de adivinador, embalsamador o em-
de pasaje" relacionados con la pubertad. pleado administrativo irlandés. Se han establecido institu-
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cionalmente para realzar el prestigio de los "roles" en cues- texto institucional. Huelga aclarar que esto no precisa ne-
tión, o para conformar otros intereses ideológicos. La pre- cesariamente una comprensión sofisticada de todas las im-
paración que da una escuela primaria puede servir pertec- plicaciones del contexto institucional. Con todo, el hijo de
tamente para cumplir el plan de estudios de una escuela de los campesinos incultos, para seguir con el mismo ejemplo,
embalsamadores, y los empleados administrativos irlande- aprehende verdaderamente a su maestro de escuela como
ses pueden desempeñar sus tareas normales valiéndose del funcionario institucional de una manera como nunca apre-
idioma inglés. Hasta puede ocurrir que las secuencias del hendió a sus padres, y comprende el "rol" que desempeña el
aprendizaje así manipulado sean pragmáticamente disfun- maestro como representante de significados institucional-
cionales. Por ejemplo, puede estipularse que se necesita el mente específicos, por ejemplo, los de la nación en oposición
antecedente de una "cultura general" impartida por un a la región, los del mundo de clase media nacional en oposi-
college antes de aprender la carrera profesional de sociólogo ción a su ambiente hogareño de clase baja, los de la ciudad
investigador, aunque esta actividad podría realizarse real- en oposición al campo. Por consiguiente, la interacción so-
mente con mayor eficacia si no se tuviera el lastre de una cial entre maestros y educandos puede formalizarse. Los
"cultura" de esa índole. maestros no tienen por qué constituir otros significantes en
Mientras que la socialización primaria no puede efectuar- ningún sentido de la palabra: son funcionarios instituciona-
se sin una identificación con carga emocional del niño con les con la tareaformal de transmitir conocimiento específi-
sus otros significantes, la mayor parte de la socialización co. Los "roles" de la socialización secundaria comportan un
secundaria puede prescindir de esta clase de identificación alto grado de anonimato, vale decir, se separan fácilmente
y proceder efectivamente con la sola dosis de identificación de los individuos que los desempeñan. El mismo conoci-
mutua que interviene en cualquier comunicación entre los miento que enseña un maestro de tantos puede enseñarlo
seres humanos. Dicho más rudimentariamente, es necesa- otro Cualquier funcionario de su tipo podría enseñar ese ti-
rio amar a la propia madre, pero no a la maestra propia. La po de conocimiento. Los funcionarios individuales pueden,
socialización en la vida posterior comienza típicamente a por supuesto, diferenciarse subjetivamente de diversas ma-
adoptar una afectividad que recuerda la niñez cuando bus- neras (porque sean más o menos simpáticos, o porque ense-
ca transformar radicalmente la realidad subjetiva del indi- ñen mejor o peor la aritmética, etc.); pero, por principio, son
viduo. Esto plantea problemas especiales que analizaremos intercambiables.
un poco más adelante. Esta formalidad y este anonimato se vinculan, por su-
En la socialización primaria el niño no aprehende a sus puesto, al carácter afectivo de las relaciones sociales en la
otros significantes como funcionarios institucionales, sino socialización secundaria. Como quiera que sea, su conse-
como mediadores de la realidad tout court; el niño internali- cuencia más importante consiste en atribuir al conteni-
za el mundo de sus padres como el mundo y no como perte- do de lo que se aprende en la socialización secundaria una
neciente a un contexto institucional específico. Algunas de inevitabilidad subjetiva mucho menor que la que poseen
las crisis que se producen después de la socialización pri- los contenidos de la socialización primaria. Por lo tanto, el
maria se deben realmente al reconocimiento de que el mun- acento de realidad del conocimiento internalizado en la
do de los propios padres no es el único mundo que existe, socialización secundaria se descarta más fácilmente (o sea,
sino que tiene una ubicación social muy específica, quizás el sentido subjetivo de que estas íntemalízacíones tienen
hasta con una connotación peyorativa. Por ejemplo, cuando realidad, es más fugaz). Se necesitan fuertes impactos bio-
el niño es más grande llega a reconocer que el mundo repre- gráficos para poder desintegrar la realidad masiva interna-
sentado por sus padres, el mismo que él había tomado por lizada en la primera infancia, pero éstos pueden ser mucho
establecido como realidad inevitable, resulta ser, de hecho, menores para poder destruir las realidades internalizadas
el mundo de los campesinos ignorantes y de la clase baja. más tarde. Además, resulta relativamente fácil dejar a un
En la socialización secundaria suele aprehenderse el con- lado la realidad de las internalizaciones secundarias. El ni-
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ño vive de buen o mal grado en el mundo tal como lo defi- dades posteriores son "artificiales". Así pues, el maestro de
nen sus padres, pero puedo dar la espalda con alegría al escuela trata de hacer "familiares" los contenidos que im-
mundo de la aritmética, no bien abandona el salón de clase. parte, haciéndolos vívidos (o sea, haciendo que resulten tan
Esto posibilita el separar una parte del yo y su realidad llenos de vida como el "mundo hogareño" del niño), relevan-
concomitante como algo que atañe solo a la situación espe- tes (o sea, vinculándolos con las estructuras de relevancia
cífica del "rol" de que se trata. El ir\.dividuo establece, pues, ya presentes en el "mundo hogareño") e interesantes (o sea,
una distancia entre su yo total y su realidad por una parte, induciendo a la atención del niño a separarse de sus objetos
y el yo parcial específico del "rol" y su realidad por la otra 15 . "naturales" para fijarse en estos más "artificiales"). Estas
Esta importante proeza solo es posible después que se ha maniobras constituyen una necesidad porque ahí ya se alza
efectuado la socialización primaria. Expresado nuevamente una realidad internalizada que persiste "en el camino" de
en forma rudimentaria, al niño le resulta más fácil "escon- nuevas internalizaciones. El grado y el carácter preciso de
derse" de su maestro que de su madre. Inversamente, pue- estas técnicas pedagógicas variará de acuerdo con las moti-
de decirse que el desarrollo de esta capacidad de "esconder- vaciones que tenga el individuo para la adquisición del nue-
se" constituye un aspecto importante del proceso para lle- vo conocimiento.
gar a la adultcz. Cuanto más logren estas técnicas volver subjetivamente
El acento de. realidad del conocimiento internalizado en aceptable la continuidad entre los elementos originarios del
la socialización primaria se da casi automáticamente; en la conocimiento y los elementos nuevos, más prontamente ad-
socialización secundaría debe ser reforzado por técnicas pe- quirirán el acento de realidad. Una segunda lengua se ad-
dagógicas específicas, debe hacérselo sentir al individuo co- quiere construyendo sobre la realidad ya establecida de la
mo algo "familiar". Esta palabra resulta sugerente, porque "lengua materna". Durante largo tiempo cada elemento del
la realidad original de la niñez es el "hogar" y se plantea nuevo idioma que se está aprendiendo se re-traduce conti-
por sí sola en cuanto tal, inevitablemente y, por así decir, nuamente a la lengua propia. Únicamente en esta forma
"naturalmente". En comparación con ella, todas las reali- puede empezar a cobrar alguna realidad la nueva lengua. A
medida que esta realidad llega a quedar establecida por
15 El concepto de "distancia del «rnl-" es desarrollado por Erving derecho propio, puede ir prescindiéndose poco a poco de la
Goffman, particularmente cn Asylums (Garden Cíty, N. Y., Doubleday- re-traducción, para adquirir la capacidad de "pensar en" el
Anehor, 1961); Internados -c-ensayoe sobre la situación social de los en- nuevo idioma. Sin embargo, es raro que una lengua apren-
fermos mentales-« (Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1970). Nuestro dida en la vida posterior alcance la realidad inevitable y
análisis sugiere que esa distancia solo es posible con respecto a las auto-evidente que posee la primera lengua aprendida en la
realidades internalizadas en la socialización secundaria. Si se extiende
a las internalizadas en la socialización primaria, nos hallamos en los
niñez. De ahí deriva, por supuesto, la cualidad afectiva que
dominios de lo que la psiquiatría norteamericana denomina -psícopa- tiene la "lengua materna". Mutatis mutandis, las mismas
tía", que implica una deficiente formación de la identídad. Otro punto características de construir sobre la realidad "familiar", re-
muy interesante sugerido por nuestro análisis se refiere a los límites lacionándose con ella a medida que el aprendizaje avanza y
estructurales dentro de los cuales puede resultar viable un "modelo gof- quebrando luego esta relación, pero muy lentamente, perte-
fmaniano" de interacción social, a saber, las sociedades estructuradas necen a otras secuencias del aprendizaje en la socialización
de tal manera que los elementos decisivos de la realidad objetivada se secundaria.
internalizan en procesos de socialización secundaria.. Esta considera- Aquellos hechos de los cuales los procesos de la socializa-
ción, dicho sea de paso, debe prevenirnos para no equiparar el "modelo"
de Goffman (que, agreguemos, resulta muy útil para el análisis de im-
ción secundaria no presuponen un alto grado de identifica-
portantes rasgos de la sociedad industrial moderna) con un "modelo ción y cuyos contenidos no poseen la cualidad de inevitables
dramático" tour court. Después de todo, han existido otros dramas ade- pueden resultar de utilidad pragmática, porque permiten
más del hombre-organización contemporáneo empeñado en el "manejo aprender secuencias racional y emocionalmente controla-
de impresiones". das. Pero como los contenidos de este tipo de internaliza-
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ción poseen una realidad subjetiva frágil y no confiable, en la socialización secundaria adquiere una carga afectiva bes-
comparación con la de la internalización de la socialización ta el grado en que la inmersión en la nueva realidad y el
primaria, se hace necesario en algunos casos elaborar téc- compromiso para con ella se definen institucionalmente co-
nicas especiales para producir la identificación y la inevita- mo necesarios. la relación del individuo con el personal so-
bilidad requeridas. La necesidad de dichas técnicas puede cializador se carga correlativamente de "significación", vale
considerarse intrínseca en términos del aprendizaje y de la decir que los elencos soctallzadores asumen el carácter de
aplicación del contenido de la internalización, o tal vez se los otros significantes uís-a-oie del individuo que está socia-
presente a causa de los intereses creados de quienes ad- Iizéndoee. Este último se compromete, pues, ampliamente
ministran el proceso de socialización de que se trate. Por con la nueva realidad; se "entrega" a la música, a la revolu-
ejemplo, un individuo que quiere llegar a ser un músico ca- ción, a la fe, no en forma parcial, sino con lo que subjetiva-,
bal debe sumergirse en su disciplina hasta un grado que es mente constituye su vida entera. La prontitud para sacri-
totalmente innecesario en el caso del que quiere ser inge- ficarse es, por supuesto, la consecuencia final de este tipo
niero. La disciplina de la ingeniería puede aprenderse efi- de socialización.
cazmente a través de procesos formales sumamente racio- Una circunstancia importante que puede plantear una
nales y emocionalmente neutrales. La educación musical, necesidad de dicha intensificación es la competencia entre
por otra parte, involucra típicamente una identificación los encargados de definir la realidad en diversas institucio-
mucho más elevada con un maestro y una inmersión mucho nes. En el caso del adiestramiento revolucionario el proble-
mayor en la realidad musical. Esta diferencia proviene de ma intrínseco reside en la socialización del individuo en
las diferencias intrínsecas entre la ingeniería y el conoci- una contradefinición de la realidad, vale decir, contra las
miento musical, y entre los modos de vida a que se aplican definiciones de los legitimadores "oficiales" de la sociedad.
prácticamente estos dos cuerpos de conocimiento. Un revo- Pero también tendrá que intensificarse la socialización del
lucionario profesional necesita también un grado incon- músico dentro de una sociedad en la que se ofrece amplia
mensurablemente más alto de identificación e inevitabili- oportunidad de competir con los valores estéticos de la co-
dad que un ingeniero. Pero, en este caso, la necesidad pro- munidad musical. Por ejemplo, puede suponerse que un
viene no de las propiedades intrínsecas del conocimiento músico en formación en los Estados Unidos actuales debe
mismo, que pueden tener un contenido muy sencillo y aus- comprometerse con la música con una intensidad emocio-
tero, sino del compromiso personal que se requiere de un nal que resultaba innecesaria en la Viena del siglo XIX, jus-
revolucionario respecto de los intereses creados del movi- tamente porque en la situación americana existe la compe-
miento revolucionario. A veces la necesidad de técnicas in- tencia poderosa de lo que subjetivamente aparecerá como el
tensífícadoras puede provenir de factores tanto intrínsecos mundo "materialista" y de "cultura de masas" de la "lucha
como extrínsecos. La socialización de los elencos religiosos competitiva". Similarmente, el adiestramiento religioso en
es un ejemplo de ello. una situación pluralista plantea la necesidad de técnicas
Las técnicas aplicadas en esos casos están destinadas a "artificiales" de acentuación de la realidad, técnicas innece-
intensificar la carga afectiva del proceso de socialización. sarias en una situación dominada por un monopolio religio-
En particular, involucran la institucionalización de un ela- so. 'Iodavia resulta "natural" llegar a ser sacerdote católico
borado proceso de iniciación, un noviciado, en cuyo curso el en Roma, de una manera como no sucede en los Estados
individuo llega a comprometerse con la realidad que está Unidos. Consecuentemente, los seminarios teológicos nor-
internalizando. Cuando el proceso requiere una transfor- teamericanos deben entendérselas con el problema del
maci~n r:eal de la realidad "familiar" del individuo, llega a "deslizamiento de la realidad" e idean técnicas para que esa
constituir una réplica lo más aproximada posible del ca- misma realidad "quede adherida". No es de sorprender que
rácter de la socialización primaria, como veremos un poco hayan descubierto el recurso evidente de enviar por un
más adelante. Pero aun exceptuando esa transfonnación, tiempo a Roma a sus estudiantes más prometedores.
180 181
Variaciones similares pueden existir dentro del mismo un ejemplo inmejorable de la socialización secundaria, que
contexto institucional, de acuerdo con las tareas adjudica- se efectúa bajo los auspicios de organismos especializados.
das a las diferentes categorías del elenco. Así pues, el grado La consiguiente declinación de la familia como agente de
de compromiso con lo militar que se requiere en los oficiales socialización secundaria se conoce demasiado bien para que
de carrera es muy distinto del requerido en el caso de los re- nos extendamos aquí en mayores detallee'".
clutas, hecho que se refleja claramente en los respectivos
procesos de adiestramiento. De manera similar, hay diferen- e) Mantenimiento y transformación de la realidad subjetiva.
cias entre los compromisos para con la realidad institucio-
naI que se exigen a un director ejecutivo y al personal sub- Como la socialización nunca se termina y los contenidos
alterno de las oficinas, a un psicoanalista y a un trabajador que la misma internaliza enfrentan continuas amenazas a
social en psiquiatría, y así sucesivamente. Un director eje- su realidad subjetiva, toda sociedad viable debe desarrollar
cutivo debe ser "políticamente seguro", de una manera que procedimientos de mantenimiento de la realidad para sal-
no incumbe al supervisor de dactilógrafos, y al psicoanalis- vaguardar cierto grado de simetría entre la realidad objeti-
ta se le impone un "análisis didáctico", cosa que solamente va y la subjetiva. Ya hemos examinado este problema al re-
se le sugiere al trabajador social, etc. Existen, por lo tanto, ferimos a la legitimación. Nuestra atención se centra ahora
sistemas sumamente diferenciados de socialización secun- sobre la defensa de la realidad subjetiva más que de la obje-
daria en las instituciones complejas, en ocasiones ajustados tiva, sobre la realidad tal cual se aprehende en la concien-
muy sensiblemento a los requerimientos diferenciales de cia individual más que como se define institucionalmente.
las diversas categorías de elencos instítucíonalea'f La socialización primaria intemaliza una realidad apre-
La distribución institucionalizada de tareas entre la so- hendida como 'inevitable. Esta intemalización puede consi-
cialización primaria y la secundaria varía de acuerdo con la derarse lograda si el sentido de inevitabilidad se halla pre-
complejidad de la distribución social del conocimiento. En sente casi todo el tiempo, al menos, mientras el individuo
tanto resulte relativamente sencilla, el mismo organismo está en actividad en el mundo de la vida cotidiana. Pero
institucional puede pasar de la socialización primaria a la aun cuando este último retenga su realidad masiva y esta-
secundaria y realizar, en gran medida, la segunda. En los blecida in actu, estará amenazado por las situaciones mar-
casos de gran complejidad, tendrán que crearse organismos ginales de la experiencia humana que no pueden descartar-
especializados en socialización secundaria, con un plantel se por completo de la actividad cotidiana. Siempre existe la
exclusivo y especialmente adiestrado para las tareas educa- presencia obsesionante de las metamorfosis, las que real-
tivas de que se trate. Fuera de este grado de especialización, mente se recuerdan y las que solo se sienten como sinies-
puede existir una serie de organismos socializadores que tras posibilidades. Existen también las definiciones en eorn-
combinen esa tarea con otras. En este último caso, por petencia de la realidad que pueden presentarse socialmen-
ejemplo, puede establecerse que a cierta edad un muchacho te y que resultan una amenaza más directa. Una cosa es
debe abandonar la choza de su madre para instalarse en los que un decoroso padre de familia sueñe con orgías indes-
cuarteles de los guerreros donde será adiestrado como jine- criptibles en la soledad de la noche, y otra muy distinta ver
te, tarea que no entraña necesariamente la existencia de que esos sueños se representan empíricamente por una ve-
un personal educativo con dedicación exclusiva, porque los cina colonia de libertinos. Los sueños pueden aislarse con
jinetes más veteranos pueden enseñar a los más jóvenes. El más facilidad dentro de la conciencia como "absurdos" que
desenvolvimiento de la educación constituye, por supuesto, se hacen a un lado, o como aberraciones mentales de las que
17 Cf. Ta1cott Parsons, Essays on Sociological Thcory. Pure and Ap-
16 Los estudios de la sociología de las ocupaciones, en particular los piied (Chicago, Free Press, 1949), pp. 233 Y sígs. Una edición posterior
efectuados por Everett Hughes, ofrecen material interesante con res- ha sido traducida como Ensayos de teoría sociológica (Buenos Aires,
pedo a este punto. Paidós, 1963).
182 183
nos arrepentimos en si!encio: con~rvan ~. carácter fantas- tífícacíonee previas como hombres, como seres morales, o
mal vis-u-vis de la realidad de la vida cotidiana. Una repre- como cristianos. En la misma situación, mi auto-identifica-
sentación real se impone a la conciencia mucho más clamo- ción como subjefe de la sección mercería no resulta tan
rosamente. Tendrá que ser destruida de hecho an~s de po- amenazada cuanto trivializada. Inversamente, puede decir-
der dominarla mentalmente. Sea como fuere, es innegable se que el mantenimiento de las íntemalízacíones primarias
que se puede al illen?S tratar de negar las metamorfosis de frente a situaciones marginales constituye una buena me-
las situaciones margmales. . dida para apreciar su realidad subjetiva. Esta misma prue-
El carácter más "artificial" de la socialización secundarla ba resultaría por completo irrelevante si se aplicase a la
vuelve aún más vulnerable la realidad subjetiva de sus in- mayor parte de las socializaciones secundarias. Morir como
temalizaciones frente al reto de las definiciones de la reali- hombre tiene sentido, pero casi no lo tiene morir como sub-
dad, no porque aquéllas no estén estable.cidas o.s: apreh~n jefe del departamento mercería. Asimismo, en casos en los
dan como algo menos que real en la ":lda cotidiana, ~mo que se da socialmente como probable que las intemalízacío-
porque su realidad se halla menos ~algada en la cO~CIen nes secundarias tengan este grado de persistencia de la
cia y resulta por ende más susceptible al desplazamiento. realidad frente a situaciones marginales, los procedimien-
Por ejemplo, tanto la prohibición de la,desnudez, que .af:cta tos de socialización concomitantes deberán intensificarse y
al sentido del pudor propio, internahzado en la SOCIalIza- reforzarse de la-manera aludida anteriormente. Los proce-
ción primaria, como los cánones de la vestimentJ:t adecuada sos militares y religiosos de socialización secundaria po-
para diferentes ocasiones sociales, que se adqUI:ren como drían citarse nuevamente a modo de ilustración.
internalización secundaria, se dan por establecidos en la Es conveniente distinguir dos tipos generales de mante-
vida cotidiana. En tanto no se cuestionen socialmente, nin- nimiento de la realidad: mantenimiento de rutina y mante-
guno de ellos constituye un problema para el individuo, Sin nimiento de crisis. El primero está destinado a mantener la
embargo el desafio tendría que ser mucho más fuerte en el realidad internalizada en la vida cotidiana, y el segundo, en
primer c~o que en el segundo, para que se cristal~zara co- las situaciones de crisis. Ambos entrañan fundamental-
mo amenaza para la realidad establecida de las rutinas re~ mente los mismos procesos sociales, aunque deben anotar-
pectivas. Un cambio relativamente pequeño en !a ~e~m se algunas diferencias.
ción subjetiva de la realidad bastarí:t para qu~ un l?dlVlduo Como hemos visto, la realidad de la vida cotidiana se
diera por establecido que se puede 11" a la oficina SlO corba- mantiene porque se concreta en rutinas, lo que constituye
ta; pero se necesitaria un cambio mucho ~ás ~rástico para la esencia de la institucionalización. Más allá de esto, no
conseguir que fuera, como cosa natural, s.m runguna ropa. obstante, la realidad de la vida cotidiana se reafirma conti-
El primer cambio podría mediatizarse socialmente solo por nuamente en la interacción del individuo con los otros. Así
un cambio de trabajo, como por ejemplo, el pase de un cole- como la realidad se internaliza originariamente por un pro-
gio metropolitano a uno rural; el s~n~o.comportaría una ceso social, así también se mantiene en la conciencia por
revolución social en el ambiente del individuo; se aprehen- procesos sociales. Estos últimos no difieren drásticamente
dería subjetivamente como una profunda conversión, de los de la intemalizaeión anterior, y reflejan el hecho fun-
probablemente tras una intensa resistencia inicial. damental de que la realidad subjetiva debe guardar rela-
La realidad de las internalizaciones se halla menos ame- ción con una realidad objetiva socialmente definida.
nazada por las situaciones marginale~ porque s~ele resu!- En el proceso social de mantenimiento de la realidad es
tarles irrelevante. Lo que puede ocurrir es que dicha reah- posible distinguir entre los otros significantes y los otros
dad se aprehenda como trivial justamente porque se pone menos ímportantesl". Fundamentalmente, todos o por lo
de manifiesto su irrelevancia para la situación marginal. 18Hans H. Gerth YC. Wright MiIls en Charaaer and Social StructfJ.-
Así pues, es posible afirmar que ~a inminencia de la m~erte re (Nueva York, Harcourt, Brace and Co., 1953); Cartícter y es!nu:tura
amenaza profundamente la realidad de nuestras autoiden- socml (Buenos Aires, Paidós), sugieren la expresión "otros íntimos" en
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menos la mayoría de los otros que el individuo encuentra, tiva; pero lo cierto es que ocupan una posición central en la
en la vida diaria le sirven para reafirmar su realidad subje- economia del mantenimiento de la realidad y revisten par.
tiva. Esto ocurre aun en una situación tan "no significativa" ticular importancia para la confirmación continua de ese
como viajar en un tren local. El individuo tal vez no conozca elemento crucial de la realidad que llamamos identidad. A
a nadie de los que viajan con él, ni hable con ninguno. Sin fin de seguir confiado en que es realmente quien cree ser, el
embargo, la multitud de pasajeros habituales reafirma la individuo requiere no solo la confirmación implícita de esta
estructura básica de la vida cotidiana. Por su conducta ge- identidad que le proporcionarán aun los contactos cotidia-
neral, sus habituales compañeros de viaje sacan al indi- nos accidentales, sino también la confirmación explícita y
viduo de la tenue realidad de su adormecimiento matinal y emotivamente cargada que le brindan los otros significan-
le proclaman en términos decididos que el mundo se compo- tes. En el ejemplo anterior, nuestro habitante suburbano
ne de hombres serios que van al trabajo, de responsabilida- buscara probablemente dicha confirmación en su familia y
des y horarios, del Ferrocarril New Haven y del New York demás componentes particulares de su ambiente familiar
Times. Esto último reafirma, por supuesto, las más amplias (vecindario, iglesia, club y otros por el estilo), aunque tam-
coordenadas de la realidad del individuo. Desde el pronósti- bién sus compañeros de trabajo pueden llenar esa función.
co meteorológico hasta los avisos clasificados del periódico, Si además se acuesta con su secretaria, su identidad se con-
todo le asegura que se encuentra, ciertamente, en el mundo firma y se amplía, lo que supone que al individuo le agrada
más real posible. ConcomiLantemente, afirma el status me- que se confirme su identidad. El mismo proceso correspon-
nos que real de las visiones siniestras experimentadas an- de para la confirmación de las identidades que al individuo
tes del desayuno: la forma extraña de los objetos supuesta- pueden no agradarle. Hasta sus conocidos casuales pueden
mente familiares, al despertarse tras un sueno inquietante; confirmar su auto-identificación como un fracasado irreme-
el impacto que causa no reconocer la propia cara en el espe- diable, pero su esposa, sus hijos y su secretaria lo ratifican
jo del cuarto de baño; un poco más tarde, la sospecha incon- de modo terminante, sin dejar lugar a dudas. Este proceso
fesable de que la propia esposa e hijos resulten misteriosos que transcurre entre la definición de la realidad objetiva y
desconocidos. La mayor parte de los individuos susceptibles el mantenimiento de la realidad subjetiva, es idéntico en
a tales terrores metafísicos consiguen excrcízarlos hasta ambos casos.
cierto punto en el curso de sus rituales matinales, rígida- Los otros significantes constituyen, en la vida del indivi-
mente ejecutados, de manera que la realidad de la vida co- duo, los agentes principales para el mantenimiento de su
tidiana se establece al menos cautelosamente para cuando realidad subjetiva. Los otros menos significantes funcionan
salen por la puerta de sus casas. Pero la realidad empieza a como una especie de coro. La esposa, los hijos y la secreta-
inspirar confianza total solamente en medio de la comuni- ria ratifican cada día solemnemente que, o bien es un hom-
dad anónima del tren local, y llega a ser masiva cuando el bre importante, o bien es un fracasado irremediable; las
tren se detiene en la estación terminal del viaje. Ergo sum, tías solteronas, los cocineros y los ascensoristas apoyan eso
puede ahora murmurar el individuo para sí, mientras se di- en grados variables. Resulta muy posible, por supuesto,
rige a su oficina, completamente despierto y seguro de sí que exista cierto desacuerdo entre estas personas. En ese
mismo. caso el individuo se halla frente a un problema de coheren-
Sería por lo tanto un error suponer que únicamente los cia que puede resolver, en particular, modificando su reali-
otros significantes sirven para mantener la realidad subje- dad o sus relaciones para el mantenimiento de aquélla.
Puede tener la alternativa, por una parte, de aceptar su
lugar de otros significantes dedicados al mantenimiento de la realidad
identidad como fracasado, y por la otra, de despedir a su se-
en la vida posterior. Preferimos no usar esta frase debido a su similitud cretaria o divorciarse de su esposa. También le queda la op-
con la de lntimsphiire, que se ha empleado mucho en la reciente sociolo- ción de degradar a algunas de esas personas en su con-
gía de lengua alemana y que tiene una connotación muy diferente. dición de otros significantes, y en su lugar recurrir a otros
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para que le confirmen su realidad significativa: su psico- será, pues, la que determine cómo será mi reacción al ver
analista, por ejemplo, o sus viejos amigos del club. Existen una mañana aparecer un apretado grupo de chinos adus-
muchas complejidades posibles en esta organización de-las tos, silenciosos y provistos de porta-documentos en el tren
relaciones para el mantenimiento de la realidad, especial- local, vale decir, la que determine el peso que atribuyo al fo-
mente si se trata de una sociedad sumamente móvil y de nómeno en mi propia definicíñn de la realidad. Para tomar
"roles" díferencíadcs-? otro caso ilustrativo, si soy católico creyente, la realidad de
La relación entre los otros significantes y el "coro" para mi fe no tiene por qué sentirse amenazada por mis compa-
mantenimiento de la realidad es dialéctica; o sea que inter- ñ.eros de trabajo no creyentes; pero es muy probable que se
actúan unos con otros, así como con la realidad subjetiva SIenta amenazada por una esposa incrédula. Por lo tanto,
que sirven para confirmar. Una identificación firmemente en una sociedad pluralista es lógico que la Iglesia católica
negativa por parte del ambiente más general puede llegar tolere una amplia variedad de asociaciones interconfesío-
eventualmente a afectar la identificación ofrecida por los nales en la vida económica y política, pero que siga desa-
otros significantes: en el caso de que hasta el ascensorista probando los matrimonios mixtos. En general, en las situa-
omita al saludarlo la palabra "señor", la esposa puede re- ciones en que existe competencia entre diferentes organis-
nunciar a identificar a su marido como hombre importante. mos definidores de la realidad, puede tolerarse toda clase
Inversamente, los otros significantes pueden causar efecto de relaciones de grupo secundario con los competidores, en
eventualmente sobre el ambiente más general: una esposa tanto existan relaciones de grupo primario firmemente es-
"leal" puede significar una ventaja en muchos aspectos tablecidas dentro de las cuales una realidad se reafirma
cuando el individuo trata de imponer una cierta identidad continuamente en oposición con sus competidorasé". La
sobre sus colegas de trabajo. El mantenimiento y la confir- manera como la Iglesia católica se ha adaptado a la situa-
mación de la realidad involucran, pues, la totalidad de la si- ción pluralieta existente en los Estados Unidos constituye
tuación social del individuo, aunque los otros significantes un ejemplo inmejorable.
ocupen una posición privilegiada en esos procesos. El vehículo más importante del mantenimiento de la rea-
La importancia relativa de los otros significantes y del lidad es el dialogo. La vida cotidiana del individuo puede
"coro" puede apreciarse mejor si se examinan ejemplos de considerarse en relación con la puesta en marcha de un
disconfirmación de la realidad subjetiva. Una acción dis- aparato conversacional que mantiene, modifica y recons-
confirmativa de la realidad por parte de la esposa tiene por truye continuamente su realidad subjetiva21. Diálogo sig-
sí sola mucho más fuerza que la de una acción similar por nifica principalmente, por supuesto, que la gente conversa
parte de un conocido casual, cuyas acciones tendrán que entre sí, lo cual no implica que se nieguen las copiosas ema-
adquirir cierta densidad para poder igualar la fuerza que naciones de comunicación no oral que rodean al habla. Con
tienen las de la esposa. La opinión reiterada de mi mejor todo, el habla mantiene una posición de privilegio dentro de
amigo en el sentido de que los periódicos no informan sobre todo el aparato conversacional. Importa destacar, empero,
hechos importantes que ocurren sin que trasciendan al pú- que la mayor parte del mantenimiento de la realidad en el
blico, quizá tenga para mí más peso que la opinión similar diálogo es implícita, no explícita _El diálogo, mayormente,
expresada por mi peluquero. Sin embargo, una misma opi-
nión expresada sucesivamente por diez conocidos míos ca- 20Los conceptos de "grupo primario" y "grupo secundario" se derivan
de Cooley. Aqui seguimos el uso corriente en la sociología norteameri-
suales puede llegar a contrarrestar la opinión contraria de cana.
mi mejor amigo. La cristalización lograda subjetivamente 21 Sobre el concepto del "aparato conversacional", el Peter L. Berger
como resultado de estas definiciones diversas de la realidad y Hansfried Keliner, "Marriage and tbe Construction of Reality", en
Di6genes, 46 (1964), pp. 1 Y sigs. Friedrich Tenbruck, op. cit., analiza
19 Compárese otra vez con Goffman sobre este punto, como también con cierto detalle la función de redes comunicativas para mantener las
con David Riesman. realidades comunes.
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no define la naturaleza del mundo en una cantidad de pala- visto cómo el lenguaje objetiviza el mundo, transfonnando
bras; más bien se efectúa con el trasfondo de un mundo que el panta rhei de la experiencia en un orden coherente. Al es-
se da silenciosamente por establecido. De esa manera, un tablecer este orden el lenguaje realiza un mundo, en el do-
intercambio de frases como: "Bueno, es hora de que salga ble sentido de aprehenderlo y producirlo. 81 dialogo es la
para la estación" y "Muy bien, querido, que tengas un buen actualización de esta eficacia realizadora del lenguaje en
día en la oficina", implica todo un mundo dentro del cual es- ras situaciones "cara a cara" de la existencia individual En
tas proposiciones aparentemente sencillas cobran sentido. el diálogo las obietívizacíones del lenguaje se vuelven obje-
En virtud de esta implicación, el intercambio confirma la tos de la conciencia individual. De esta manera el hecho
realidad subjetiva de este mundo. fundamental del mantenimiento de la realidad reside en el
Si esto se comprende, podrá advertirse claramente que la uso continuo del mismo lenguaje para objetivizar la expe-
gran parte ---cuando no la totalidad- del diálogo cotidiano riencia biográfica en proceso de desenvolvimiento. En el
mantiene la realidad subjetiva; en realidad, esta última ad- más amplio sentido, todos los que usan este mismo lengua-
quiere solidez por la acumulación y la coherencia del diálo- je son otros mantenedores de la realidad. La significación
go casual, diálogo que puede permitirse ser casual precisa- de esto puede, además, diferenciarse en términos de lo que
mente porque se refiere a las rutinas de un mundo que se se entiende por un "lenguaje común", desde el lenguaje
da por establecido. La pérdida de la cualidad de casual in- idiosincrásico de -grupos primarios, hasta los dialectos re-
dica una ruptura de las rutinas y, al menos potencialmente, gionales o clasistas de la comunidad nacional que se define
una amenaza a la realidad establecida. Así pues, es posible en términos de lenguaje. Existen correspondientes "retor-
imaginar qué efecto tendría sobre esa cualídaéde casual un nos a la realidad" para el individuo que vuelve a los pocos
intercambio de frases como éste: "Bueno, es hora de que que entienden las alusiones de su gTIlPO, al sector que co-
salga para la estación", "Muy bien, querido, no te olvides de rresponde a su acento, o hacia la gran colectividad iden-
llevar tu revólver". tificada con una tradición lingüística particular, o, en orden
Al mismo tiempo que el aparato conversacional mantiene inverso -c-por ejemplo-c-, para quien retorna a los Estados
continuamente la realidad, también la modifica de conti- Unidos, al barrio de Brooklyn y a la gente que concurrió a
nuo. Hay renglones que se suprimen y otros que se agre- la misma escuela primaria.
gan, debilitando algunos sectores de 1l'J que ya se da por es- Para poder mantener eficazmente la realidad subjetiva,
tablecido y reforzando otros. Así pues, la realidad subjetiva el aparato conversacional debe ser continuo y coherente. En
de algo de lo que nunca se habla llega a hacerse vacilante. cuanto se produce algún Quebrantamiento en su continui-
Una cosa es realizar un acto sexual vergonzante, y otra dad y coherencia, se plantea ipso fccto una amenaza a dicha
muy diferente es hablar de él antes o después. Inversa- realidad. Ya hemos hablado de los recursos a que puede
mente, el diálogo imprime contornos firmes o renglones apelar el individuo para enfrentar la amenaza de la incohe-
previamente aprehendidos de manera fugaz e imprecisa. rencia. También existen diversas técnicas para los casos en
Se puede abrigar dudas sobre la propia religión; esas dudas que esté amenazada la continuidad. El recurso de la corres-
se vuelven reales de manera muy diferente cuando se dis- pondencia epistolar para continuar el diálogo significativo
cute sobre ellas. Luego, al hablar, nos sumergimos en esas a pesar de la separación física puede servir de ejempl022.
dudas, que se objetivizan como realidad dentro de nuestra Los diálogos diferentes pueden compararse según la densi-
propia conciencia. Hablando en general, el aparato conver- dad de la realidad que producen o mantienen. En general,
sacional mantiene la realidad recorriendo en el diálogo los la frecuencia del diálogo realza el poder de éste como pro-
diversos elementos de la experiencia y adjudicándoles un ductor de realidad; pero la falta de frecuencia puede, a ve-
lugar definido en el mundo real. ces, compensarse con la intensidad del diálogo cuando éste
Esta fuerza generadora de realidad que posee el diálogo ~2 Sobre la correspondencia, cf Georg Simmel, Soeiologie, pp. 287 Y
ya se da en el hecho de la objetivización lingütstíca. Hemos sigs.
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se realiza. Podemos ver al ser amado solo una vez al mes, La estructura de plausibilidad constituye también la bao
pero el diálogo que entonces se produce tiene una intensi- se social para la suspensión particular de dudas. sin la cual
dad suficiente para suplir su falta relativa de frecuencia. la definición de realidad en cuestión no puede mantenerse
Ciertos diálogos pueden también definirse y legitimarse ex- en la conciencia. En tal caso las sanciones sociales específi-
plícitamente en cuanto poseedores de un status privilegia. cas contra esas dudas desíntegradoras de la realidad se han
do, como es el caso de los que se sostienen con el confesor, el internalizado y se reafirman continuamente. Una de esas
psicoanalista o una figura de "autoridad" similar. En este sanciones es el ridículo. Mientras permanezca dentro de la
caso la "autoridad" reside en el status cognoscitiva y norma- estructura de plausibilidad, el individuo se sentirá en ri-
tivamente superior que se adjudica a esos diálogos. dículo cada vez que lo asalte subjetivamente alguna duda
La realidad subjetiva siempre depende, pues, de estruc- acerca de la realidad de que se trate. Sabe que los demás se
turas de plausibilidad específicas, es decir, de la base social reirían de él si llegase a expresar sus dudas en alta voz.
especifica y los procesos sociales requeridos para su manteo Puede reírse silenciosamente de sí mismo, encogerse men-
nimiento. Puedo mantener mi auto-identificación como talmente de hombros y continuar existiendo dentro del
hombre importante solamente en un ambiente que confir- mundo así sancionado. Huelga agregar que este procedi-
me esta identidad; puedo mantener mi fe católica solamen- miento de autoterapia resultará mucho más difícil si la es-
te si conservo mi relación significativa con la comunidad ca- tructura de plausibilidad ya no está al alcance como su ma-
tólica, y así sucesivamente. La ruptura del diálogo signifi- triz socíal. La risa se hará forzada y es probable que even-
cativo con los mediadores de las estructuras de plausibili- tualmente sea reemplazada por una expresión entre ce-
dad respectivas amenaza las realidades subjetivas de que ñuda y pensativa.
se trata. Como lo indica el ejemplo de la correspondencia. el En situaciones de crisis se utilizan esencialmente los mis-
individuo puede recurrir a diversas técnicas para el mante- mos procedimientos que para el mantenimiento de rutinas,
nimiento de la realidad, aun en ausencia de un diálogo real; excepto que las confirmaciones de la realidad tienen que
pero el poder generador de realidad de dichas técnicas es ser explícitas e intensivas. Con frecuencia se ponen en jue-
muy inferior a los diálogos '(cara a cara" que pretenden re- go técnicas de ritual. Si bien el individuo puede improvisar
producir. Cuanto más se aíslen estas técnicas de las confir- procedimientos para mantener la realidad frente a una cri-
maciones "cara a cara", menos probabilidades tendrán de sis, la sociedad misma establece procedimientos para situa-
mantener el acento de realidad. El individuo que ha vivido ciones que presenten reconocido riesgo de una ruptura en
durante muchos años entre gente de distinto credo y que se la realidad. En estas situaciones pre-definidas se incluyen ~
encuentra aislado de la comunidad que comparte su propia ciertas situaciones marginales, de entre las cuales la muer-
fe, puede continuar identificándose él mismo como católico, te se destaca como la más importante. Con todo, las crisis
por ejemplo. Mediante la oración, las prácticas piadosas y de realidad pueden presentarse en una cantidad de casos
técnicas similares, su antigua realidad católica puede se- mucho más numerosos que los planteados por las situacio-
guir siendo subjetivamente relevante para él; estas prácti- nes marginales y que pueden ser colectivos o individuales,
cas pueden, como mínimo, sustentar su auto-identificación de acuerdo con la índole del desafio lanzado a la realidad
continua como católico; pero, a pesar de eso, llegarán a va- socialmente definida. Por ejemplo, los rituales colectivos
ciarse subjetivamente de realidad "viviente" a menos que se para el mantenimiento de la realidad pueden ser institucio-
"revitalicen" por el contacto socíal con otros católicos. Es nalizados para épocas de catástrofes naturales y los indivi-
verdad que un individuo suele recordar las realidades de su duales pueden serlo para épocas de desgracia personal.
pasado; pero la manera de "refrescar" esos recuerdos es dia- también, para tomar otro ejemplo, los procedimientos espe-
logar con quienes comparten su relevancíaé''.
23A este respecto resulta pertinente el concepto de "grupo de refe- Them-y and Social Structure; Teoría y estructura sociales (México,
renda". Compárese el análisis que de esto hace Merton en su Social F.C.E.).
192 193
cíficos para mantener la realidad pueden establecerse para 'La alternación requiere procesos de re-socialización, que
competir con extranjeros y su amenaza potencial a la reali- se asemejan a la socialización primaria, porque radical.
dad "oficial". El individuo tal vez tendrá que someterse a mente tienen que volver a atribuir acentos de realidad y,
una complicada purificación ritual después de haber tenido consecuentemente, deben reproducir en gran medida la
contacto con un extranjero. La ablución se internaliza como identificación fuertemente afectiva con los elencos sociali-
aniquilación subjetiva de la realidad que, a modo de alter- zadores que era característica de la niñez. Son diferentes
nativa, representa el extranjero. Los tabúes, los exorcismos de la socialización primaria porque no surgen ex nihilc y,
y las maldiciones contra los extranjeros, los herejes o los de- como resultado, deben contender con un problema de des-
mentes llenan igualmente la fmalidad de "higiene mental" mantelamiento, al desintegrar la anterior estructura nó-
individual. La violencia de estos procedimientos defensivos mica de la realidad subjetiva. ¿Cómo puede lograrse esto?
estará en proporción con la seriedad que se atribuye a la Una "receta" para lograr la alternación tiene que incluir
amenaza. Si los contactos con la realidad que se da como al- condiciones tanto sociales como conceptuales, sirviendo,
ternativa y con los que la representan se hacen frecuentes, por supuesto, las sociales como matriz de las conceptuales.
los procedimientos defensivos pueden perder su carácter La condición social más importante consiste en disponer de
crítico, por supuesto, y volverse rutinarios. Por ejemplo, ca- una estructura de plausibilidad eficaz, o sea, de una base
da vez que me encuentre con un extranjero, deberé escupir social que sirva 'como "laboratorio" de transformación. Esta
tres veces, lo que haré sin pensar más en el asunto. estructura de plausibilidad será mediatizada respecto del
Todo lo dicho hasta ahora sobre la socialización implica la individuo por otros significantes, con quienes debe estable-
posibilidad de que la realidad subjetiva pueda transformar- cer una identificación fuertemente afectiva. Sin esa identi-
se. Vivir en sociedad ya comporta un proceso continuo de ficación no puede producirse ninguna transformación ra-
modificación de la realidad subjetiva. Hablar de transfor- dical de la realidad subjetiva (en la que se incluye, por
macíonés, pues, involucra examinar los diferentes grados supuesto, la identidad), identificación que reproduce inevi-
de modificación. Aquí enfocaremos nuestra atención sobre tablemente las experiencias infantiles en cuanto a la de-
el caso extremo, en el que se produce una transformación pendencia emocional de otros sígniñcantesé''. Éstos son
casi total, vale decir, aquel en el cual el individuo "permuta quienes han de actuar como guías para penetrar en la nue-
mundos". Si los procesos involucrados en el caso extremo se va realidad: representan la estructura de plausibilidad en
clarifican, los de los casos menos extremos se comprende- los "roles" que desempeñan vis-D.-vis del individuo Croles"
rán con mayor facilidad. que, en particular, se definen explícitamente en términos
En particular, la transformación se aprehende subjetiva- de su función re-socializadora) y que mediatizan ese mundo
mente como tal, 10que, por supuesto, tiene algo de engaño- nuevo para el individuo. El mundo del individuo tiene aho-
so. Puesto que la realidad subjetiva nunca se socializa to- ra su centro cognoscitivo y afectivo en la estructura de
talmente, no puede transformarse totalmente mediante . plausibilidad de que se trate. Socialmente, esto significa
procesos sociales, El individuo transformado tendrá al me- una concentración intensa de toda la interacción significati-
nos el mismo cuerpo y vivirá en el mismo universo físico. va dentro del grupo que sintetiza la estructura aludida y
Con todo, hay ejemplos de transformaciones que parecen
totales si se las compara con otras de menor cuantía: las
25 El concepto psicoanalítico de "transferencia" se refiere precisa-
llamaremos alternaciones 24.
mente a este fenómeno. Lo que no comprenden los psicoanalistas que lo'
usan es que el fenómeno puede hallarse en cualquier proceso de re-so-
cialización con su consiguiente identificación con los otros significantes
24Cf Peter L. Berger, Inuitation to Sociology (Garden City, N. Y., encargados de ella, de manera que no corresponde sacar de eso ninguna
Ijoubleday-Anchor, 1963), pp. 54 Y sigs.; Introducción a la sociología conclusión con respecto a la validez cognoscitiva de las insights que se
(México, Limusa, Wiley, 1967). producen en la situación psicoanalítica.
194 195
particularmente en el elenco encargado de la tarea de' re- La estructura de plausibilidad debe convertirse en el
socialización. mundo del individuo, desplazando a todos los demás mun-
El prototipo histórico de la alternación es la conversión dos, especialmente a aquel en que el individuo "habitaba"
religiosa. Las consideraciones antes expresadas pueden apli- antes de su alternación. Esto requiere que el individuo sea
carse aquí con la frase extra ecclesiam nulla salus. Al decir segregado de entre los "habitantes" de otros mundos, espe-
salus queremos significar en este caso (pidiendo las debidas cialmente los que "cohabitaban" con él en el mundo que de-
disculpas a los teólogos que pensaban en algo diferente jó tras de sí. Idealmente se requiere la segregación fisica; si
cuando acuñaron la frase) la consumación empíricamente por cualquier causa esto no es posible, la segregación se
lograda de la conversión. Únicamente dentro de la comuni- plantea por definición, o sea, por una definición de esos
dad religiosa, la ecclesia, puede la conversión mantenerse otros que lo aniquilan. El individuo alternalizado se desafí-
eficazmente como plausible. Con esto no se niega que la lia de su mundo anterior y de la estructura de plausibilidad
conversión pueda anticiparse a la afiliación a la comunidad: que lo sustentaba, si es posible, corporalmente, o si no,
Saulo de Tarso buscó la comunidad cristiana después de su mentalmente. En cualquiera de los dos casos, ya no puede
"experiencia de Damasco". Pero no reside en eso la cues- seguir "uncido con incrédulos" y por lo tanto hay que prote-
tión. Pasar por la experiencia de la conversión no significa gerlo contra la influencia potencialmente destructora de la
mucho: lo verdadero consiste en ser capaz de seguir tomán- realidad. Dicha segregación resulta particularmente impor-
dola en serio, en conservar el sentido de su plausibilidad. tante en las primeras etapas de la alternación (la fase del
He ahí donde interviene la comunidad religiosa, para pro- "noviciado"). Una vez que la nueva realidad ha quedado fi-
porcionar a la nueva realidad la indispensable estructura ja, pueden entablarse nuevamente relaciones circunspectas
de plausibilidad. En otras palabras, Saulo puede haberse con extraños, aunque aquellos que solían ser biográfica-
convertido en Pablo en la soledad del éxtasis religioso; pero
mente significantes todavía constituyen un peligro. Son los
para poder seguir siéndolo necesitaba el contexto de la co-
munidad cristiana que lo reconociera como tal y confirmara que podrán decir: "Deja eso, Saulo", y tal vez haya momen-
tos en que la vieja realidad que invocan asuma contornos
el "nuevo ser" en que ahora se ubicaba esta identidad. La
relación entre conversión y comunidad no constituye un de tentación.
fenómeno peculiarmente cristiano (a pesar de los rasgos La alternación comporta] por lo tanto, una reorganiza-
históricamente peculiares de la ecclesia cristiana). No se ción del aparato conversacional. Los interlocutores que in-
puede seguir siendo musulmán fuera del 'umma del Islam, tervienen en el diálogo significativo van cambiando, y el
ni budista fuera del sangha, y probablemente tampoco hin- diálegc con los otros significantes nuevos, transforma la
dú en ningún lugar que no sea la India. La religión requiere realidad subjetiva, que se mantiene al continuar el diálogo
una comunidad religiosa y vivir en un mundo religioso exi- con.ellos o dentro de la comunidad que representan. Dicho
ge afiliarse a esa comunidadé'. Las estructuras de plausibi- con sencillez, esto significa que hay que tener mucho cuida-
lidad de la conversión religiosa han sido imitadas por los do de la persona con quien se dialoga. Las personas y las
organismos de alternación seculares, cuyos mejores ejem- ideas que discrepen con las nuevas definiciones de la reali-
plos se encuentran en las áreas del adoctrinamiento políti- dad deben evitarse sistemáticamenteé''. Como esto rara vez
co y en la psicoterapiaé". se logra del todo, aunque más no sea porque subsiste el re-
26A esto se refería Durkheim en su análisis del carácter inevitable-
mente social de la religión. Sin embargo, preferirfamcs no usar su tér- ro a la alternación. Cr, por ejemplo, Edward Hunter, Brainwashing in
mino "Iglesia" para referirnos a la "comunidad morar de la religión, Red China (Nueva York, Vanguard Presa, 1951). Goffman, en su Asy-
porque solo resulta apropiado para un caso históricamente específico en lums, se acerca a la demostración del paralelo ---en cuanto a procedi-
la institucionalización de la religión. mientos se refiere---- con la psicoterapia de grupo en Norteamérica.
27Los estudios de las técnicas del "lavado de cerebro" de los comunis- Z8 Compárese nuevamente con Festinger respecto de la acción de evi-
tas chinos son altamente reveladores de las pautas básicas, con respec- tar definiciones discrepantea de la realidad.
196 197
cuerdo de la realidad pasada, la nueva estructura de plau- ducirse nuevas interpretaciones particulares de hechos y
sibilidad aportará típicamente diversos procedimientos personas del pasado con significación pasada. Por supuesto
terapéuticos para tratar las tendencias "reincidentes". Di- que lo mejor para el individuo sería que olvidase por com-
chos procedimientos siguen la pauta general de la terapia, pleto algo de esto. Pero olvidar por completo resulta nota-
como se explicó anteriormente. blemente dificil. Lo que se necesita, por lo tanto, es una re-
El requisito conceptual más importante para la alterna- interpretación radical del significado de esos hechos o per-
ción consiste en disponer de I.Jn aparato legitimador para sonas de la propia biografía pasada. Ya que inventar cosas
toda la serie de transformaciones. Lo que debe legitimarse que nunca sucedieron resulta relativamente más fácil-que
no solo es la realidad nueva, sino también las etapas por las olvidar las que sucedieron realmente, el individuo puede
que ésta se asume y se mantiene, y el abandono o repudio urdir e insertar hechos donde quiera que se necesiten para
de todas las realidades que se den como alternativa. El as- armonizar el pasado que se recuerda con el que se re-inter-
pecto liquidador del mecanismo conceptual tiene particular preta. Como ahora la nueva realidad, más que la antigua,
importancia dado el problema de desmantelamiento que resulta dominantemente plausible para él, puede ser per-
debe resolverse. La realidad antigua, así como las colectivi- fectamente "sincero" al adoptar ese procedimiento: subjeti-
dades y otros significantes que previamente la mediatiza- vamente, no está contando mentiras con respecto de su
ron para el individuo, debe volver a ro-interpretarse dentro pasado, sino alíneándolo con la verdad que, por fuerza,
del aparato legitimador de la nueva realidad. Esta re-inter- abarca tanto el presente como el pasado. Dicho sea de paso,
pretación provoca una ruptura en la biografía subjetiva del este punto tiene gran importancia si se quieren compren-
individuo en la forma de "antes de Cristo" y "después de der adecuadamente los motivos que existen detrás de las
Cristo", o "pre-Damasco" y "pos-Damasco". Todo lo que pre- falsificaciones y adulteraciones de documentos religiosos
cedió a la alternación se aprehende ahora como conducente que registra la historia repetidamente. También las perso-
a ella (como un "Antiguo Testamento", por así decir, o como nas, en particular los otros significantes, se re-interpretan
una praeparatio evangelii), y todo lo posterior como enamo- de manera similar. Los otros significantes se convierten
rado de su nueva realidad. Esto involucra una nueva inter- ahora en actores de un drama cuyo significado les resulta
pretación de la biografía anterior in tato, según la fórmula: necesariamente opaco; y no es de sorprender que rechacen
"Entonces yo creía. . . ahora se"'. Esto incluye con frecuencia típicamente semejante adjudicación. Esta es la razón por la
la retroyeccíon al pasado de los esquemas actuales (cuya que los profetas sufren típicamente wandes fracasos en su
fórmula es: "Yo ya sabía entonces, aunque de manera ciudad natal, y en este contexto es como hay que entender
vaga...") y motivos interpretativos que no estaban subjeti- la frase de Jesús cuando dijo que sus adeptos debían aban-
vamente presentes en el pasado, pero que ahora se necesi- donar a sus padres y madres.
tan para volver a interpretar lo que sucedió entonces (cuya Ahora no resulta dificil proponer una "receta" especifica
fórmula es: "Realmente hice esto porque.. ."). La biogra- para la alternación dentro de cualquier realidad que se con-
fía anterior a la alternación se elimina típicamente in toto ciba, por inadmisible que resulte desde el punto de vista del
colocándola dentro de una categoría negativa que ocupa espectador.' Es posible prescribir procedimientos específi-
una posición estratégica en el nuevo aparato legitimador: cos, por ejemplo, para convencer a individuos de que po-
"Cuando yo todavía llevaba una vida pecadora".."Cuando to- drán comunicarse con seres de otros planetas, siempre que
davía me hallaba preso en la conciencia burguesa", "Cuando guarden una estricta dieta de pescado crudo" Dejamos a la
yo todavía estaba motivado por esas inconscientes ur- imaginación del lector, si es que se siente dispuesto para
gencias neuróticas". De esa manera la ruptura biográfica se ello, el calcular los detalles de semejante secta de ictiófa-
identifica con una separación cognoscitiva entre la obscu- gos. La "receta" entraiíaría la construcción de una estructu-
ridad y la luz. ra de plausibilidad para ictiófagos, debidamente segregada
Además de esta nueva interpretación in toto, deben pro- del mundo exterior y equipada con el personal socializador
198 199
y terapéutico necesario; la elaboración de un cuerpo 'de ro- tan también chapucería con el pasado, pero de una manera
nacimiento para ictiófagos, suficientemente artificioso co- menos radical: un enfoque dictado por el hecho de que en
mo para explicar por qué el nexo, evidente por sí mismo, esos casos suele haber una asociación continuada con per-
entre el pescado crudo y la telepatía galáctica no se había sonas o grupos que eran significativos antes, que siguen en
descubierto antes; y las legitimaciones y liquidaciones nece- las cercanías, dispuestos a protestar por las interpretacio-
sarias para dar sentido al viaje del individuo hacia esta nes demasiado caprichosas y que tienen que convencerse de
gran verdad. Si se observan cuidadosamente estos procedi- que las transformaciones efectuadas son plausibles. Por
mientos, existirán grandes probabilidades de éxito una vez ejemplo, en el caso de las transformaciones que ocurren
que el individuo haya sido atraído o secuestrado por el ins- juntamente con la movilidad social, existen esquemas in-
tituto de lavado de cerebro ictiófago. terpretativos ya preparados que explican a todos los intere-
En la práctica se dan, por supuesto, muchos tipos inter- sados lo sucedido sin plantear una metamorfosis total del
medios entre la resocialización, eomo la hemos descrito, y la individuo de que se trate. Así pues, los padres de un indjvi-
socialización secundaria, que sigue construyendo sobre las duo en movilidad ascendente aceptarán con seguridad cier-
internalizaciones primarias. En estas últimas se producen tos cambios en el proceder y en las actitudes de aquél como
transformaciones parciales de la realidad subjetiva o de acompañamiento necesario, y posiblemente aun deseable,
sectores determinados de ella. Esas transfonnaciones par- de su nueva situación en la vida: "Por supuesto" -se di-
ciales son comunes en la sociedad contemporánea en lo re- rán- Jrving ha tenido que moderar su judaísmo ahora que-
ferente a movilidad social y adiestramiento ocupacional del se ha convertido en un médico importante; "por supuesto"
índividuoé". Aquí la transformación de la realidad subjetiva que ahora se viste y habla de otra manera; "por supuesto"
puede alcanzar grandes proporciones cuando el individuo que ahora vota por los republicanos; "por supuesto" se ha
se convierte en un tipo aceptable de clase media superior o casado con una egresada de "Vassar", y tal vez ahora llegue
en un médico aceptable, y llega a intcrnalizar los apéndices a ser natural que venga solo de tanto en tanto a visitar a
de realidad apropiados. Pero estas transformaciones en sus padres. Esos esquemas interpretativos, que ya se ofre-
particular no alcanzan a lograr la re-socialización. Constru- cen hechos a medida en una sociedad de gran movilidad as-
yen sobre la base de internalizaciones primarias y, en gene- cendente, y que ya están internalizadoa por el individuo an-
ral, evitan las discontinuidades abruptas dentro de la bio- tes de adquirir movilidad él mismo, garantizan la continui-
greña subjetiva del individuo. Como consecuencia de esto, dad biográfica y suavizan las incoherencias que puedan
encaran el problema de mantener la coherencia entre los surgiI·30.
elementos anteriores y posteriores de la realidad subjetiva. Procedimientos similares se adoptan en situaciones en
Este problema, que no se presenta bajo esta forma en la re- las que las transformaciones son de índole bastante drás-
socialización -la cual provoca una ruptura en la biografia tica pero que se definen como temporarias por su duración,
subjetiva y re-interpreta el pasado antes que correlacionar- por ejemplo, en el adiestramiento para un servicio militar
lo con el presente-e, se hace más agudo cuanto más se acer- de corta duración, o en casos de hospitalización durante un
ca la socialización secundaria a la re-socialización, sin que período breve 31. Aquí la diferencia con la re-socialización
por eso la primera se transforme realmente en la segunda. total resulta particularmente fácil de advertir, comparando
La re-socialización implica cortar el nudo gordiano del pro- con lo que ocurre con el adiestramiento para el servicio mi-
blema de la coherencia, renunciando a la búsqueda de esta litar de carrera o con la socialización de pacientes crónicos.
última y reconstruyendo la realidad de novo. 30Atañen a este punto el concepto de "díreceión por otros" de Ríes-
Los procedimientos para mantener la coherencia compor- rnan, y el dc "socialización anticipada" de Merton.
29 Cf Thomas Luckmann y Peter L. Berger, "Social Mobility and Per- 31 Cf. los ensayos sobre sociología médica dc Eliot Fraídson, Theodor
sonal Identity", en European Journal of Sociology, V, pp. 331 Y sigs., J. Litman y Julius A. Roth en Human BehalJior and Social Procesees,
1964. compilado por Arn.old Rose.
200 201
En los primeros casos, ya se plantea la coherencia con la la socialización. por "socialización exitosa" entendemos el
realidad e identidad previas (existencia como civil o como establecimiento de un alto grado de simetría entre la reali-
persona sana) mediante la suposición de que, eventualmen- dad objetiva y la subjetiva (junto con la identidad, por su-
te, se regresará a ellas. puesto). Inversamente, la "socialización deficiente" debe en-
En términos generales, puede decirse que los procedimien- tenderse en razón de la asimetría existente entre la reali-
tos involucrados son de carácter opuesto. En la re-socia- dad objetiva y la subjetiva. Como ya hemos visto, la sociali-
lización el pasado se re-interpreta conforme con la realidad zación totalmente exitosa resulta imposible desde el punto
presente, con tendencia a retroyectar al pasado diversos de vista antropológico. Pero, al menos, la socialización to-
elementos que, en ese entonces, no estaban subjetivamente talmente deficiente es muy poco frecuente y se limita a los
disponibles. En la socialización secundaria el presente se casos de individuos con los que fracasa aun la socialización
interpreta de modo que se halle en relación continua con el mínima, debido a una patología orgánica extrema. Por lo
pasado, con tendencia a minimizar aquellas transformacio- tanto, nuestro análisis debe ocuparse de las gradaciones en
nes que se hayan efectuado realmente Dicho de otra mane- un continuum cuyos polos extremos son empíricamente
ra la base de realidad para la re socialización es el presen- inaccesibles, análisis que resulta de utilidad porque permi-
te, en tanto Que para la socialización secundaria es el pa- te algunas aseveraciones generales en cuanto a las condi-
sado. ciones y consecúencias de la socialización exitosa.
El éxito máximo en la socialización probablemente se ob-
tenga en las sociedades que poseen una división del trabajo
2. INTERNALIZACrÓNYESTRUCTURASOCIAL sencilla y una mínima distribución del conocimiento. La so-
cialización en esas condiciones produce identidades social-
La socialización siempre se efectúa en el contexto de una mente pre-definidas y perfiladas en alto grado.' Como todo
estructura social específica. No solo su contenido, sino tam- individuo encara esencialmente el mismo programa instí-
bién su grado de "éxito" tienen condiciones y consecuencias tucional para su vida en sociedad, la fuerza íntegra del or-
socio-estructurales. En otras palabras, el análisis micro- den institucional se hace gravitar con mayor o menor peso
sociológico o socio-psicológico de los fenómenos de intemali- sobre cada individuo, produciendo una masividad compul-
zación debe siempre tener como trasfondo una comprensión siva para la realidad objetiva que ha de ser intemalizada.
macro-sociológica de sus aspectos estructuralcséé. La identidad, pues, se halla sumamente perfilada en el sen-
En el plano del análisis teórico que intentamos en este lu- tido de que representa totalmente la realidad objetiva den-
gar, no podemos internarnos en un estudio pormenorizado tro de la cual está ubicada. Dicho con sencillez, todos en
de las diferentes relaciones empíricas entre los contenidos gran medida son lo que se supone sean. En una sociedad de
de la socialización y las configuraciones socio-estructurales33. esa clase las identidades se reconocen con facilidad, tanto
Con todo, pueden hacerse algunas observaciones generales objetiva como subjetivamente. Todos saben quién es cada
con respecto a los aspectos socio-estructurales del "éxito" de uno y quiénes son los otros. Un caballero es un caballero, y
un labriego es un labriego, tanto para los otros como para sí
32Nuestra argumentación implica la necesidad de un trasfondo ma- mismos. Por consiguiente, no existe problema de identidad.
ero-sociológico para los análisis de la internalizacidn, o sea de una La pregunta "¿Quién soy yo?" no es probable que aparezca
apreciación de la estructura social dentro de la cual se produce'la inter- en la conciencia, puesto que la respuesta socialmente pre-
naiización. La psicología social norteamericana de nuestros días está determinada es masivamente real desde el punto de vista
muy debilitada por el hecho de que tiene una amplia carencia de dicho subjetivo y queda confirmada consíetentemente en toda in-
trasfondo.
33Cf Gerth y Milis, op. cit. También cf Tenbruck, op. cit., quien adju- teracción significativa.¡ Esto de ninguna manera implica
dica un lugar prominente a las bases estructurales de la personalidad que el individuo se sienta satisfecho de su identidad. Proba-
en su tipología de las sociedades primitivas, tradicionales y modernas. blemente nunca fue agradable ser labriego, por ejemplo.
202 203
Ser labriego entrañaba problemas de todas clases, subjeti- fensa subjetiva contra la identidad estigmatizada que se le
vamente reales, urgentes y que distaban mucho de aca- atribuye. Es lo que se supone sea, tanto para sí mismo ca-
rrear felicidad; pero no entrañaba el problema de la identi- mo para sus otros significantes y para la comunidad en con-
dad. Se era un labriego miserable, tal vez hasta rebelde, pe. junto. Es innegable que puede reaccionar contra su desti-
ro se era labriego. Las personas formadas en tales condicio- no con resentimiento o con rabia pero se sentirá resentido o
nes probablemente no se conciben ellas mismas como "pro- rabioso qua ser inferior. Su resentimiento y su rabia hasta
fundidades ocultas" en un sentido psicológico. Los yo de la pueden servirle como ratificaciones decisivas de su identidad
"superficie" y de "bajo la superficie" se diferencian solo en socialmente definida como ser inferior, ya que sus superio-
cuanto a la extensión de realidad subjetiva que aparece an- res, por definición, se hallan por encima de esas emociones
te la conciencia en un momento dado, y no en una diferen- bestiales. Está aprisionado por la realidad objetiva de su
ciación permanente de "estratos" del yo. Por ejemplo, el la- sociedad, si bien a esa realidad la tiene subjetivamente pre-
briega se aprehende en ~ "rol" cuando castiga a su mujer, sente como algo ajeno y trunco. Dicho individuo se habrá
y en otro cuando se humilla ante su señor. En cada uno de socializado deficientemente, o sea, existirá un alto grado de
I~s"casos, el otro "rol" está "debajo de la superficie", vale de- asimetría entre la realidad socialmente definida, en la que
CIrque está desatendido en la conciencia del labriego. Pero se halla preso de {acto como si estuviera en un mundo aje-
ninguno de los "roles" que plantea como un yo "más pro- no, y su propia realidad subjetiva, que refleja ese mundo
fundo" o "más real"; en otras palabras, el individuo en esa apenas muy imperfectamente. Esta asimetría no tendrá, sin
clase de sociedad no solo es lo que se supone sea, sino que lo embargo, consecuencias estructurales acumulativas, porque
es de manera unificada, "no estratíñcada'vt. carece de una base social dentro de la cual podría cristali-
En tales condiciones la socialización deficiente ocurre solo zar en un anti-mundo con su propio grupo institucionaliza-
como.resultado ~e accidentes biográficos, ya sean biológicos do de anti-identidades. El mismo individuo deñclentemente
o sociales. Por ejemplo, la socialización primaria de un niño socializado está socialmente pre-definido como tipo per-
puede disminuirse por causa de una deformidad física que filado: el cojo, el bastardo, el idiota, etc. Consecuentemente,
lleva un estigma social o un estigma basado en definiciones cualesquiera que sean las auto-identificaciones opuestas
sociales-". El cojo y el bastardo constituyen prototipos de que puedan surgir por momentos en su propia conciencia,
estos dos casos. Existe también la posibilidad de que la so- carecerán de toda estructura de plausibilidad que podría
cialización se vea intrínsecamente impedida por inconve- transformarlas en algo más que fantasías efímeras.
nientes biológicos, como en el caso de una debilidad mental Las anti-definiciones incipientes de realidad e identidad
profunda. Todos estos casos tienen el carácter de desgracias se presentan en cuanto los individuos de esa clase se con-
personales y no proporcionan el fundamento para la ins- gregan en grupos socialmente durables, lo que pone en ac-
titucionalización de antí-identidados y de la anti-realidad. ción un proceso de cambio que servirá de introducción a
Por cierto que este hecho provee la medida de la desgracia una distribución de conocimiento más compleja. Ahora pue-
existente en esas biografías. En una sociedad de esta clase de comenzar a objetivizarae una anti-realidad en el grupo
el individuo cojo O bastardo no tiene virtualmente una de- marginal de los deficientemente socializados. Al llegar a
este punto el grupo iniciará, por supuesto, sus propios pro-
34La implicancia importante de esto consiste en que la mayoría de cesos de socialización. Por ejemplo, los leprosos y los hijos
los modelos psicológicos, incluso los de la psicología científica cootempo- de leprosos pueden ser estigmatizados dentro de una socie-
r~ea, tienen aplicabilidad histórico-social limitada. Además, está implí-
dad. Esa estigmatización tal vez se limite a los afectados
Cito que una psicología sociológica tendrá que ser al mismo tiempo una
psicología histórica. físicamente por esa enfermedad, o puede abarcar a otros
35 Cf. Erving Goffman, Sugma (Englewcod Cliffs, N. J., Prentice- por definición social, por ejemplo, a los que nacieron dm:an-
Hall, 1963). También cf. A. Kardiner y L. Ovesey, The Murk of Oppree- te un terremoto. Así pues, los individuos pueden definirse
sion (Nueva York, Norton, 1951l. como leprosos de nacimiento, y esa definición puede afectar
204 205
seriamente su socialización primaria, por ejemplo, bajo los el punto en que la resquebrajadura se hace visible a la co-
auspicios de una anciana desequilibrada que los mantenga munidad no leprosa, no será difícil advertir que también la
vivos fisicamente más allá de los confines de la comunidad realidad de la comunidad resultará afectada por este cam-
y les transmita apenas un mínimo de las tradiciones' institu- bio. Como mínimo, ya no será sencillo reconocer la identi-
cionales comunitarias. En tanto estos individuos -aunque dad de nadie, porque si los leprosos pueden negarse a ser lo
sean más de un puñado-- no formen una anti-comunidad que se supone son, otros también pueden hacerlo, y quizá
propia, sus identidades tanto objetivas como subjetivas se hasta uno mismo. Si este proceso puede parecer fantasioso
pre-definirán de acuerdo con el programa institucional que al principio, se ejemplifica magistralmente recordando la
les confiera la comunidad. Serán leprosos y nada más. definición que dio Gandhi a los parias del hinduismo: hari-
La situación empieza a cambiar cuando existe una colo- jans, o sea, "hijos de Dios".
nia de leprosos suficientemente grande y durable para ser- Una vez que en una sociedad existe una distribución más
vir de estructura de plausibilidad a las anti-definiciones de compleja del conocimiento, la socialización deficiente puede
la realidad, y del destino de ser leproso. Ser leproso, aun- resultar de otros significantes diferentes que mediatizan
que sea en términos de adjudicación biológica o social, pue- realidades objetivas diferentes para el individuo. Dicho de
de ahora considerarse tal vez como signo de una especial otra manera, la socialización deficiente puede ser resultado
elección divina. Los individuos impedidos de internalizar de la heterogeneidad en los elencos socializadores. Esto pue-
totalmente la realidad de la comunidad podrán ahora socia- de ocurrir de muchas maneras. Pueden existir situaciones
lizarse dentro de la anti-realidad de la colonia de leprosos; en las que todos los otros significantes de la socialización
vale decir que la socialización deficiente dentro de un mun- primaria mediatizan una realidad común, pero desde pers-
do social puede ir acompañada de una socialización exitosa pectivas muy diferentes. En cierto grado, por supuesto, to-
dentro de otro mundo. En cualquiera de las primeras etapas do otro significante tiene una perspectiva diferente de la
de ese proceso de cambio, la cristalización de la anti-rea- realidad común simplemente en virtud de ser un individuo
lidad y la anti-identidad pueden ocultarse al conocimiento específico con una biografia específica. Pero las consecuen-
de la comunidad más general, que todavía pre-define e cias que aquí tenemos en mente se producen solo cuando
identifica continuamente a estos individuos como leprosos, las diferencias entre los otros significantes corresponden a
y nada más. Se ignora que son "realmente" hijos especiales sus tipos sociales más que a sus idiosincrasias individuales.
de los dioses. A esta altura un individuo ubicado en la cate- Por ejemplo, hombres y mujeres pueden "habitar" mundos
goría de leproso puede descubrir "profundidades ocultas" sociales muy diferentes en una sociedad. Si tanto los hom-
dentro de sí. La pregunta "¿Quién soy yo?" se vuelve posible bres como las mujeres funcionan como otros significantes
simplemente porque se dispone socialmente de dos res- en la socialización primaria, mediatizan estas realidades
puestas antagónicas: la de la anciana desequilibrada ("Eres discrepantes respecto del niño. Esto de por sí no provoca la
un leproso") y la de los propios elencos socializadores de la amenaza de socialización deficiente. Las versiones masculi-
colonia ("Eres hijo de un dios"). Como el individuo acuerda na y femenina de la realidad se reconocen socialmente y es-
un status privilegiado dentro de su conciencia a las defmi- te reconocimiento también se transmite en la socialización
ciones de la realidad y de sí mismo hechas por la colonia, se primaria. Así pues, hay una supremacía pre-definida de la
produce una ruptura entre su comportamiento "visible" en versión masculina para el niño varón y de la versión feme-
la comunidad más general y su auto-identificación "invisi- nina para la mujer. El niño conocerá la versión que pertene-
ble" como alguien muy diferente. En otras palabras, apare-- ce al otro sexo con el alcance que le han mediatizado los
ce una resquebrajadura entre "apariencia" y "realidad" en otros significantes del sexo opuesto, pero no se identificará
la auto-aprehensión del individuo. Ya no es lo que se supone con esa versión. Aun la distribución mínima del conoci-
que sea. Actúa como leproso, pero es hijo de un dios. Si he- miento plantea jurisdicciones especificas para las diferen-
mos de impulsar este ejemplo un paso más adelante, hasta tes versiones de la realidad común. En el caso anterior, la
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versión femenina se defme socialmente como carente de ju- cesibles y pueden ser mediatizados por otros significantes
risdicción sobre el niño varón. Normalmente esta definición diferentes en la socialización primaria. Esto sucede con me-
del "lugar adecuado" para la realidad del otro sexo es inter- nos frecuencia que la situación que acabamos de conside-
nalizada por el niño, que se identifica "adecuadamente" con rar, en la que las versiones del mismo mundo común se dis-
la realidad que se le ha adjudicado. tribuyen entre el elenco socializador, porque los individuos
Como quiera que sea, la "anormalidad" se vuelve posibili- suficientemente cohesionados como grupo (por ejemplo, un
dad biográfica si llega a existir una cierta rivalidad entre matrimonio) para asumir la tarea de socialización prima-
definiciones de la realidad, que permita la opción entre ellas. ria, probablemente hayan urdido entre ellos alguna especie
Por una variedad de razones biográficas, el niño puede ha- de mundo común. Esto sucede verdaderamente y posee
cer una "elección equivocada". Por ejemplo, un varón puede gran interés teórico.
intemalizar elementos "inadecuados" del mundo femenino Por ejemplo, un niño puede ser educado no solo por sus
porque su padre está ausente durante el período crucial de padres, sino también por un ayo reclutado de entre una
la socialización primaria que administran exclusivamente subsociedad étnica o de clase. Los padres mediatizan para
su madre y sus hermanas mayores. Éstas pueden mediati- el niño el mundo de la aristocracia conquistadora de una
zar las definiciones jurisdiccionales "adecuadas" para el ni- raza, por ejemplo; el ayo mediatiza el mundo del campesi-
no a fin de que él sepa que se supone que no ha de vivir en nado sometido -de otra raza. Hasta es posible que los dos
un mundo de mujeres; sin embargo, el niño puede identifi- mediatizadores empleen idiomas completamente distintos,
carse con él. Su "afeminamiento" resultante puede ser "visi- que el niño aprende simultáneamente, pero que a los pa-
ble" o "invisible"; en cualquiera de los dos casos, existirá dres y al ayo les resultan mutuamente incomprensibles. En
asimetría entre la identidad que se le adjudica socialmente un caso semejante, el mundo paternal, por supuesto, ten-
y su identidad subjetivamente rea1 36. drá la supremacía por pre-definición. El niño será recono-
Es evidente que una sociedad proporcionará mecanismos cido por todos los interesados y por él mismo como pertene-
terapéuticos para tratar esos casos "anormales". No tene- ciente al grupo de sus padres y no al de su ayo. Con todo,
rnos por qué repetir aquí lo que ya se ha dicho con respecto las pre-definiciones de las jurisdicciones correspondientes a
a la terapia, salvo destacar que la necesidad de mecanis- las dos realidades pueden ser trastornadas por diversos ac-
mos terapéuticos aumenta proporcionalmente con la poten- cidentes biográficos, como en el caso de la primera situación
cialidad estructuralmente establecida para la socialización que analizamos, pero haciendo la salvedad de que ahora la
deficiente. En el ejemplo citado, los niños socializados exito- socialización deficiente entraña la posibilidad de la alterna-
samente ejercerán, como mínimo, cierta presión sobre los ción internalizada como rasgo permanente de la auto-apre-
"equivocados". En tanto no exista un conflicto fundamental hensión subjetiva del individuo. La elección potencialmente
entre las definiciones mediatizadas de la realidad, sino úni- al alcance del niño ahora se perfila más, involucrando mun-
camente diferencias entre versiones de una misma realidad dos diferentes antes que versiones diferentes del mismo
común, hay buenas probabilidades de conseguir una tera- mundo. Huelga agregar que en la práctica existirán muchas
pia exitosa. gradaciones entre las primeras y las segundas situaciones.
La socialización deficiente también puede ser resultado Cuando los mundos agudamente discrepantes se media-
de la mediatización de mundos agudamente discrepantes tizan en la socialización primaria, al individuo se le presen-
realizada por otros significantes durante la socialización ta una elección entre identidades perfiladas que aprehende
primaria. A medida que la distribución del conocimiento se como posibilidades biográficas genuinas. Puede convertirse
hace más compleja, los mundos díscrepantes se vuelven ac- en un hombre como lo concibe la raza A o como lo concibe la
raza B. Aquí es donde aparece la posibilidad de una identi-
36 Cf Donald W. Cory, The Homosexual in America (N ueva York, dad verdaderamente oculta, que no se reconoce fácilmente
Greenberg, 1951). porque no concuerda con las tipificaciones objetivamente
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disponibles. En otras palabras, puede existir una asimetría La posibilidad de "individualismo" (vale decir, de una
socialmente disimulada entre la biografía "pública" y la elección individual entre realidades e identidades dis-
"privada". En cuanto a los padres se refiere, el niño ya está crepantes) se vincula directamente con la posibilidad de
preparado para la fase preparatoria de la caballería. Sin socialización deficiente. Hemos sostenido que esta última
que ellos lo sepan, pero sostenido por la estructura de plau- suscita la pregunta: "¿Quién soy yo?". En el contexto socio-
sibilidad que le ha proporcionado la subsociedad a la que estructural en el que se reconoce como tal a la socialización
pertenece su ayo, el nido mismo "solo está jugando a" este deficiente, surge la misma pregunta para el individuo
proceso de la caballería, en tanto que "realmente" está pre- exitosamente socializado cuando reflexiona sobre los de-
parándose para ser iniciado en los más elevados misterios ficientemente socializados. Tarde o temprano se enfrentará
religiosos del grupo sometido. Discrepancias similares se con esos "yo ocultos", los "traidores", los que han alternado
producen entre los procesos de socialización en la familia y o están alternando entre mundos discrepantes. Por una
en el grupo de pares. Con respecto a la familia, el niño está especie de efecto de espejo, la pregunta puede llegar a ser
preparado para egresar de la escuela secundaria; con res- aplicable a él mismo, en primer lugar de acuerdo con la
pecto al grupo de pares, está preparado para su primera fórmula: "Si no fuera por la gracia de Dios, ahí estaría yo" y,
prueba seria de valor que consiste en robar un automóvil. eventualmente tal vez, con la de: "Si están ellos ¿por qué no
Se da por sobrentendido que tales situaciones están pre- yo?". Con esto se abre la caja de Pandora de las opciones
ñadas de posibilidades de conflictos internos y de culpa. "individualistas", que eventualmente llegan a generali-
Es de suponer que todos los hombres, una vez socializa- zarse, prescindiendo del hecho de que el curso de la propia
dos, resultan en potencia "traidores a sí mismos". El proble- biografia haya estado o no determinado por opciones "bue-
ma interno de esa "traición" se vuelve mucho más compli- nas" o "malas". El "individualista" surge como un tipo social
cado si lleva apareado el problema adicional de cuál de sus específico que tiene al menos el potencial para peregrinar
"yo" es el traicionado en un momento dado, problema que entre una cantidad de mundos disponibles y que, delibera-
se plantea tan pronto como la identificación con otros signi- da y conscientemente, se ha fabricado un yo con el "mate-
ficantes diferentes incluye a otros generalizados diferentes. rial" proporcionado por una cantidad de identidades dispo-
El niño está traicionando a sus padres cuando se prepara nibles.
para los misterios y a su ayo cuando se adiestra para ser ca- Una tercera situación de importancia que lleva a la socia-
ballero, así como traiciona a su grupo de pares al ser un es- lización deficiente es la que aparece cuando existen discre-
pancias entre la socialización primaria y la secundaria. La
tudiante "modelo" y a sus padres al robar un automóvil. En
unidad de la socialización primaria se mantiene, pero en la
cada traición existe una concomitante "traición a sí mismo"
secundaria las realidades e identidades que se dan como al-
en cuanto a que se ha identificado con los dos mundos dís-
ternativas aparecen como opciones subjetivas. Las opciones
crepantes. Ya hemos examinado las diversas opciones que
están limitadas, por supuesto, por el contexto socio-estruc-
se le ofrecen al analizar antes la alternación, aunque está tural del individuo. Por ejemplo, es posible que quiera lle-
claro que esas opciones poseen una realidad subjetiva dife- gar a ser caballero; pero por su posición social esta ambi-
rente cuando ya se intemalizan en la socialización prima- ción es absurda. Cuando la socialización secundaria ha lle-
ria. Podemos presumir sin equivocarnos que la alternación gado a diferenciarse hasta el punto en el que se hace posi-
sigue constituyendo una amenaza que dura toda la vida pa- ble la desidentificación subjetiva con el "lugar adecuado"
ra cualquier realidad subjetiva que pueda surgir de un con- que se ocupa dentro de la sociedad, y en el que al mismo
flicto semejante, como resultado de cualquier opción que tiempo la estructura social no permite la realización de la
fuere; amenaza que se plantea de una vez por todas con la identidad subjetivamente elegida, se produce una manifes-
introducción de la posibilidad de una alternativa en la so- tación interesante. La identidad subjetivamente elegida se
cialización primaria misma. convierte en identidad fantástica, que el individuo objetivi-
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za dentro de su conciencia como su "yo real". Puede supo- Una sociedad en la que en general se dispone de mundos
nerse que la gente siempre sueña con la realización de im- discrepantes sobre una base de mercado entraña constela.
posibles, y cosas por el estilo. La peculiaridad de esta fanta- ciones específicas de realidad e identidad subjetivas. Exis-
sía particular reside en la objetivización, en el plano de la tirá una creciente conciencia general de la relatividad de
imaginación, de una identidad distinta de la conferida obje- todos los mundos, incluyendo el propio, el cual ahora se
tivamente y que ya se ha internalizado en la socialización aprehende subjetivamente como "un mundo", más que co-
primaria. Es evidente que toda distribución más amplia de mo "el mundo". Se sigue que nuestro propio comportamien-
este fenómeno introducirá tensiones e inquietud en la es- to institucionalizado puede aprehenderse como "un «rol»"
tructura social amenazando los programas institucionales del que podemos separamos en nuestra propia conciencia y
y su realidad establecida. que podemos "representar" con control manipulativo. Por
Otra consecuencia muy importante, en el caso de que ejemplo, el aristócrata ya no es simplemente un aristócrata,
exista discrepancia entre la socialización primaria y la se- sino que juega a ser aristócrata, y así sucesivamente. En
cundaria, la constituye la posibilidad de que el individuo ese caso, la situación tiene una consecuencia de mucho ma-
pueda tener una relación con mundos discrepantes, que sea yor alcance que la posibilidad de que los individuos jueguen
cualitativamente diferente de las relaciones existentes en a ser lo que se supone que no son. También juegan a ser lo
la situación que acabamos de analizar. Si en la socialización que se supone son, cuestión ésta muy diferente. Esta situa-
primaria aparecen mundos discrepantes, el individuo pue- ción resulta cada vez más típica de la sociedad industrial
de optar por identificarse con uno de ellos en oposición a los contemporánea, pero evidentemente trascendería nuestro
otros, proceso que, por ocurrir en la socialización primaria, propósito actual entrar en un análisis más detallado de es-
tendrá un alto grado de carga afectiva. La identificación, la ta constelación en sus aspectos socio-psicológicos y concer-
desindentificación y la alternación serán acompañadas por nientes a la sociología del conocimíentoé''. Lo que habría
crisis afectivas, ya que dependerán invariablemente de la que destacar es que no se puede comprender una situación
mediación de otros significantes. La aparición de mundos semejante, a no ser que se la relacione continuamente con
díscrepantes en la socialización secundaria produce una su contexto socio-estructural, que se sigue lógicamente de
configuración totalmente distinta. En la socialización se- la relación necesaria entre la división social del trabajo (con
cundaria, la internalización no tiene por qué ir acompa- sus consecuencias para la estructura social) y la distribu-
ñada de una identificación afectivamente cargada con otros ción social del conocimiento (con sus consecuencias para la
significantes; los individuos pueden internalizar realidades objetivación social de la realidad). En la situación contem-
diferentes sin identificarse con ellas. Por lo tanto, si un poránea esto comporta analizar el pluralismo, tanto de la
mundo aparece como alternativa en la socialización secun- realidad como de la identidad, con referencia a las dinámi-
daria, el individuo puede optar por él de manera manipula-
tiva. Aquí se podría hablar de alternación "fría". El indivi-
duo intemaliza la nueva realidad, pero en lugar de ser ésta
su realidad, es una realidad que ha de utilizar conpropósi- estructurales para la aplicabilidad de un modelo de análisis "goffma-
tos específicos. Si bien esto entraña la realización de ciertos niano",
"roles", el individuo conserva una separación subjetiva vis- 38 Helrnut Schelsky ha acuñado la sugestiva expresión "reflectividad
a-vis de ellos: "se los pone" deliberada e intencionalmente. permanente" (Dauerrefleklwn) para indicar el símil psicológico de "mer-
cado de mundos" contemporáneo ("1st die Dauerreflektion institution-
Si este fenómeno llega a estar ampliamente distribuido, el alisierbar?", Zeítschríft (!ir eoangelisch.e Ethik, 1957). El trasfondo teó-
orden institucional en conjunto empieza a asumir el carác- rico de la argumentación de Schelsky lo constituye la teoría general de
ter de una red de manipulaciones recrprocasé". Gehlen con respecto a la "subjetivización" en la sociedad moderna. Fue
posteriormente desarrollada por Luckmann según la sociología de la re-
37 Queremos hacer notar aquí una vez más las condiciones socio- ligión contemporánea, op. cit.
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cas estructurales del industrialismo, en particular la de las no que dude de que los franceses son diferentes a él puede ir
pautas de estratificación social producidas por éste39. a Francia y comprobarlo en persona. A todas luces, el status
de esas tipificaciones no puede compararse con el de las
construcciones de las ciencias sociales, ni tampoco la verifi-
3. TEORÍAS DE LA IDENTIDAD cación y refutación se efectúan conforme con los cánones
La identidad constituye, por supuesto, un elemento clave del método científico. Debemos dejar a un lado el problema
de la realidad subjetiva y en cuanto tal, se halla en una re- metodológico respecto de en qué consiste la relación exacta
lación dialéctica con la sociedad. La identidad se forma por entre las tipificaciones de la vida cotidiana y las construc-
procesos sociales. Una vez que cristaliza, es mantenida, ciones científicas (un puritano sabía él mismo que lo era sin
modificada o aun reformada por las relaciones sociales. UlS ~ucha deliberación y que como tallo consideraban, por
procesos sociales involucrados, tanto en la formación como ejemplo, los anglicanos; pero el sociólogo que desea verificar
en el mantenimiento de la identidad, se determinan por la la tesis de Max Weber sobre la ética puritana debe atenerse
estructura social. Recíprocamente, las identidades produ- a procedimientos algo diferentes y más complejos si quiere
cidas por el interjuego del organismo, conciencia individual "reconocer" los referentes empíricos del tipo ideal webe-
y estructura social, reaccionan sobre la estructura social riano). El punto de interés en el presente contexto reside en
dada, manteniéndola, modificándola o aun reformándola. que los tipos de identidad son "observables" y "verificables"
Las sociedades tienen historias en cuyo curso emergen en la experiencia pre-teérica y por ende pre-cientffica.
identidades específicas, pero son historias hechas por hom- La identidad es un fenómeno que surge de la dialéctica
bres que poseen identidades específicas. ;ntre. el individuo y la sociedad. Por otra parte, los tipos de
Si se tiene en cuenta esta dialéctica se puede evitar la no-- identidad son productos sociales tout court, elementos rela-
ción errónea de "identidades colectivas", sin tener que re- tivamente estables de la realidad social objetiva (el grado
currir a la singularidad, sub epecie aeternitatis, de la exis- de estabilidad, a su vez, se determina socialmente, por su-
tencia individual 40. Las estructuras sociales históricas es- puesto). En cuanto tales, constituyen el tópico de cierta for-
pecíficas engendran tipos de identidad, reconocibles en ca- ma de teorización en cualquier sociedad, aun cuando sean
sos individuales. En este sentido, se puede afirmar que el estables y la formación de las identidades individuales re-
norteamericano tiene una identidad diferente de la del sulte relativamente no problemática. Las teorías sobre la
francés, el neoyorquino de la del habitante del medio-oeste, identidad siempre se hallan insertas en una interpretación
el ejecutivo de la del vagabundo, y así sucesivamente. Como más general de la realidad; están "empotradas" dentro del
hemos visto, la orientación y el comportamiento en la vida universo simbólico y sus legitimaciones teóricas, y varían
cotidiana dependen de esas tipificaciones, lo que significa su carácter de acuerdo con esto último. La identidad per-
que los tipos de identidad pueden observarse en la vida co- manece ininteligible a menos que se la ubique en un mun-
tidiana y que las aseveraciones, como las expresadas ante- do. Cualquier teorización sobre la identidad -o sobre tipos
rionnente, pueden ser verificadas -o refutadas- por hom- específicos de identidad- debe por tanto producirse dentro
bres corrientes dotados de sentido común. El norteamerica- del marco de referencia de las interpretaciones teóricas en
que aquélla y éstos se ubican. Volveremos sobre este punto
39 Cf Luckmann y Berger,!OC. cit. más adelante.
40No es aconsejable hablar de "identidad colectiva" a causa del pe. Hay que destacar nuevamente que aquí nos referimos a
ligro de hipostatización falsa (o reificadora). El eumplum horríbile de
teo~as de identidad cm cuanto fenómeno social, o sea, sin
esa hipostatización es la sociología "hegeliana" de Alemania en las déca-
das de 1920 y 1930 (tal el caso de la obra de Othmar Spannl. Ese peli- prejuzgar sobre su aceptabilidad por la ciencia moderna.
gro se halla presente, en mayor o menor medida, en diversas obras de la En realidad, mencionaremos esas teorías como "psicologías",
escuela de Durkheim y en la escuela de "cultura y personalidad" de la que abarcarán toda teoría sobre la identidad que aspire a ex-
antropología cultural norteamericana. plicar el fenómeno empírico de manera amplia, tenga o no
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"validez" dicha explicación para la disciplina científica con- individuo podría estar "en otra realidad", en el mismo sen-
temporánea de ese nombre. tido socialmente objetivo con que el individuo antes citado
Si las teorías de la identidad siempre se insertan en las .estaba "en otra hora". En otras palabras, las cuestiones re-
teorías más amplias sobre la realidad, esto debe entender- ferentes a la situación psicológica no pueden decidirse sin
se en términos de la lógica que subyace a esta última. Por reconocer las definiciones de la realidad que se dan por es-
ejemplo, una psicología que interpreta ciertos fenómenos tablecidas en la situación social del individuo. Para expre-
empíricos como posesión diabólica tiene como metrie una sarlo más terminantemente, la situación psicológica está
teoría mitológica del cosmos, y resulta inapropiado inter- relacionada con las definiciones sociales de la realidad en
pretarla dentro de un marco de referencia no mitológico. Si- general y, de por sí, se define socíalmente-é.
rnilarmente, una psicología que interpreta los mismos fenó- La aparición de las psicologías introduce una nueva rela- ,
menos según los trastornos eléctricos del cerebro tiene co- ción dialéctica entre la identidad y la sociedad: la relación
mo trasfondo una teoría científica general de la realidad, entre la teoría psicológica y aquellos elementos de la reali-
tanto humana como no humana, y deriva su coherencia de dad subjetiva que pretende definir y explicar. El nivel de
la lógica que subyace esa teoría. Dicho sencillamente, la esa teorización puede variar mucho, por supuesto, como
psicología siempre presupone una cosmología. ocurre en todas las legitimaciones teóricas. Lo que se dijo
Este punto puede cjemplificarse adecuadamente por refe- antes sobre los orígenes y las fases de las teorías legitima-
rencia a la expresión "orientado a la realidadv'! tan usada doras se aplica aquí con igual validez, pero con una diferen-
en psiquiatría. Un psiquiatra que trata de diagnosticar a cia que tiene su importancia. Las psicologías pertenecen a '
un individuo cuya situación psicológica está en duda, le for- una dimensión de la realidad que posee la mayor y más
mula preguntas para determinar el grado de su "orien- continua relevancia subjetiva para todos los individuos. Por
tación a la realidad", lo cual es muy lógico: desde un punto lo tanto, ladieléctica entre teoría y realidad afecta al indi-
de vista psiquiátrico, existe indudablemente algo proble- viduo de manera palpablemente directa e intensiva.
mático en un individuo que no sabe en qué día de la sema- Cuando las teorías psicológicas alcanzan un alto grado de
°
na está que admite con prontitud haber hablado con los complejidad intelectual, existen probabilidades de que sean
espíritus de los muertos. Por cierto que usar el término administradas por planteles especialmente adiestrados en
"orientado a la realidad" resulta útil en ese contexto. Pero este cuerpo de conocimiento. Cualquiera que sea la organi-
el sociólogo tiene que formular una pregunta adicional: zación social de estos especialistas, las teorías psicológicas
"¿Cuál realidad?". Dicho sea de paso, este agregado no deja vuelven a introducirse en la vida cotidiana aportando los
de ser relevante desde el punto de vista psiquiátrico. El psi- esquemas interpretativos para tratar los casos problemáti-
quiatra tomará, por cierto, en cuenta cuando un individuo cos. Los problemas que surgen de la dialéctica entre la
no sabe qué día de la semana es, si acaba de llegar en avión identidad subjetiva y las adjudicaciones de identidad social,
de retropropulsión desde otro continente. Tal vez no sepa o entre la identidad y su substrato biológico (del que habla-
en qué día está, simplemente porque todavía tiene "otra ho- remos más adelante), pueden clasificarse de acuerdo con
ra", por ejemplo, la hora de Calcuta en vez de la hora oficial categorías teóricas, lo que, naturalmente, constituye el pre-
en el hemisferio oriental. Si el psiquiatra posee cierta sensi- supuesto de cualquier terapia. Las teorías psicológicas sir-
bilidad para el contexto socio-cultural de las condiciones ven, pues, para legitimar los procedimientos establecidos
psicológicas, sacará conclusiones difefentes sobre el indivi- (m la sociedad para el mantenimiento y reparación de la
duo que habla con los muertos, según sea que éste proven- identidad, proporcionando el eslabonamiento teórico entre
ga, por ejemplo, de Nueva York o de la campiña de Haití. El
41 Lo que aquí está implícito es, por supuesto, una crítica sociológica 42 Cf Peter L. Berger. "Iuwards a Sociological Understanding ofPsy-
del "principie de realidad" freudiano. choanalysís", en Social Reeearcti, primavera de 1965, pp. 26 Y eigs.
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individuos nacidos en determinados días del mes tienen
la identidad y el mundo, ya que éstos se definen socialmen- probabilidades de ser poseídos, o que los individuos q~e. tie-
te y se asumen subjetivamente. , . nen madres dominadoras es probable que sean neuróticos.
Las teorías psicológicas pueden ser empíricamente ade- Estas proposiciones resultan empíricamente verificables en
cuadas o inadecuadas, con lo cual no nos referimos a su la medida en que correspondan a teorías adecuadas, en ~l
ajuste de acuerdo con los cánones de procedimiento .de la sentido antes mencionado. Esa verificación puede ser reali-
ciencia empírica, sino más bien en cuanto esquemas ínter- zada tanto por los que participan como por los que observa?
pretativos aplicables por el especialista o el profano eeos fé- desde fuera la situación social en cuestión. Un etnólogo hai-
nómenos empíricos de la vida cotidiana. Por ejemplo, una tiano puede descubrir empíricamente la neurosis de Nue".a
teoría psicológica, que plantea la posesión demoníaca no es York, así como un etnólogo norteamericano puede descubrir
probable que resulte adecuada para interpretar los probl?- empíricamente la posesión vudú. El presupuesto para esos
mas de identidad de los intelectuales JUdlOS de clase media descubrimientos consiste sencillamente en que elobserva-
en la ciudad de Nueva York. Esta clase de gente, sencilla- dor desde fuera está dispuesto a emplear el mecanismo con-
mente, no posee una identidad capaz de producir fenóme- ceptual de la psicología nativa para la indagación que. se
nos que pudieran interpretarse de esa manera. Los demo- propone. Si está o no dispuesto a acordar a esa psicolo~a
nios, si es que los hay, parecen evitarlos. Por otra parte, no una validez epistemológica más general, es una cuestíon
es probable que el psicoanálisis resulte adecuado para la que no atañe a la investigación empírica inmediata.
interpretación de los problemas de identidad en la campiña Otra manera de decir que las teorías psicológicas son
de Haití, mientras que alguna clase de psicología vudú po- adecuadas consiste en decir que reflejan la realidad psicoló-
dría proporcionar esquemas interpretativos con un alto gica que pretenden explicar. Pero si en esto consistiera toda
grado de exactitud empírica. Las dos psicologías demues- la cuestión, la relación entre teoría y realidad aquí no resul-
tran su ajuste empírico en su aplicabilidad terapéutica; pe- taría dialéctica. La dialéctica genuina aparece a causa de la
ro con eso ninguna demuestra el status ontológico de sus potencia realizadora de las teorías psicológicas. ~esto q?-e
categorías. Ni los dioses vudú, ni la energía de la libido pue- las teorías psicológicas son elementos de la definición social
den existir fuera del mundo definido en los respectivos con- de la realidad, su capacidad de generación de la realidad. e.s
textos sociales; pero dentro de esos contextos exist~n real- una característica que comparten con otras teorías legiti-
mente en virtud de la definición social y se internahzan co- madoras; sin embargo, su potencia realizadora asume
mo realidades en el curso de la socialización. Los campesi- grandes dimensiones, en particular porqu~ ,se reali~a ~r
nos de Haití están poseídos y los intelectuales de Nueva medio de procesos que sirven para la formación de la Identi-
York son neuróticos. La posesión y la neurosis son, pues, dad y que tienen una carga emocional. Si una psicología n~
constituyentes de la realidad tanto objetiva como subjetiva ga a establecerse socialmente (o sea, si llega a ser reC0r;t0Cl-
en esos contextos. Esta realidad resulta empíricamente ac- da en general como interpretación adecuada de la realidad
cesible en la vida cotidiana; las teorías psicológicas respec- objetiva), tiende a realizarse imperiosamente en los fenó-
tivas son empíricamente adecuadas precisamente en el menos que pretende interpretar. Su internalización se ace-
mismo sentido. En este lugar no corresponde ocupamos de lera por el hecho de que pertenece a la realidad inte~a, de
si existe la posibilidad de que las teorías psicológicas pue- modo que el individuo la realiza en el acto mismo de inter-
dan desarrollarse, y de qué manera, para trascender esta nalizarla. Asimismo, ya que una psicología pertenece por
relatividad histórico-social. definición a la identidad, resulta probable que su íntemali-
En tanto estas teorías psicológicas resulten adecuadas en zación vaya acompañada de identificación y, por ende, es
tal sentido, tendrán capacidad de verificación empírica. probable que ipso (acto pueda formar la identidad. Por este
También aquí lo que está en juego no es la verificación en el Íntimo nexo entre la internalizacién y la identificación, las
sentido científico, sino la prueba en la experiencia de la vi- teorías psicológicas se diferencian mucho de otros tipos de
da social cotidiana. Por ejemplo, puede sostenerse que los
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218
teorías. Como los problemas de la socialización deficiente llamente, ¿por qué una psicología tiene que reemplazar a
resultan sumamente conducentes a este tipo de teorización, otra en la historia? La respuesta general es que ese cambio
no es extraño que las teorías psicológicas posean mayor ap- se produce cuando la identidad aparece como problema, sea
titud para producir efectos socializadores. Esto no es lo mis- por la razón que fuere. El problema puede surgir de la dia-
mo que decir que las psicologías se auto-verifican. Como ya léctica de la realidad psicológica y la estructura social. Los
hemos indicado, la verificación resulta de confrontar las cambios radicales en la estructura social (como por ejem-
teorías psicológicas con la realidad psicológica en cuanto plo, los cambios provocados por la Revolución Industrial)
empíricamente accesible. Las psicologías producen una rea- pueden desembocar en cambios concomitantes en la reali-
lidad que a su vez sirve de base a su verificación. En otras dad psicológica. En ese caso, pueden surgir nuevas teorías
palabras, aquí se trata de dialéctica, no de tautología. psicológicas, en razón de que las antiguas ya no explican
El campesino haitiano que internaliza la psicología vudú adecuadamente los fenómenos empíricos que se producen.
se convertirá en poseído tan pronto como descubra ciertas La teorización sobre la identidad buscará entonces tomar
señales bien definidas. Similarmente, el intelectual neoyor- conocimiento de las transformaciones de identidad que han
quino que internaliza la psicología freudiana se volverá ocurrido de hecho, y ella misma sufrirá transformaciones
neurótico tan pronto diagnostique ciertos síntomas bien co- en este proceso. Por otra parte, la identidad puede volverse
nocidos. Ciertamente, resulta posible que, dado un cierto problemática en el plano de la teoría misma, vale decir, co-
contexto biográfico, las señales o los síntomas sean produci- mo resultado de desarrollos teóricos intrínsecos. En tal ca-
dos por el individuo mismo. En ese caso, el haitiano no pro- so, las teorías psicológicas serán pergeñadas "antes del he-
ducirá síntomas de neurosis, sino señales de posesión, cho", por así decir. Su establecimiento social subsiguiente y'
mientras que el neoyorquino construirá su neurosis de con- su potencia correlativa para generar realidad pueden pro-
fonnidad con la sintomatología reconocida. Esto nada tiene ducirse por una cantidad de afinidades entre los elencos
que ver con la "histeria colectiva" y mucho menos con la en- teorizadores y diversos intereses sociales. Una posibilidad
fermedad fingida, pero sí se relaciona con la impronta de histórica es la constituida por la manipulación ideológica
los tipos de identidad societales sobre la realidad subjetiva deliberada a cargo de grupos políticamente interesados.
individual de la gente sensata corriente. El grado de identi-
ficación variará con las condiciones de la intemalización,
como se estudió previamente, y dependerá, por ejemplo, de 4. ORGANISMO E IDENTIDAD
que se haya efectuado, o bien en la socialización primaria, o
bien en la secundaria.~_! establecimiento social de una psi- Mucho antes de llegar a este punto hablamos de los pre-
cología, que también entraña la atribución de ciertos "roles" supuestos y limitaciones del organismo con respecto a la
sociales a los elencos que administran la teoría y su aplica- construcción social de la realidad. Ahora importa hacer hin-
ción terapéutica, dependerá naturalmente de una variedad capié en que el organismo continúa afectando cada base de
de circunstancias histórico-sociales~Pero cuanto más se la actividad constructora de realidad del hombre, y que el
establezca socialmente, más abundarán los fenómenos que mismo organismo resulta, a su vez, afectado por esta activi-
sirven para interpretar. dad. Dicho rudimentariamente, en la socialización, la ani-
Si planteamos la posibilidad de que lleguen a adoptarse malidad del hombre se transforma, pero no queda abolida.
ciertas psicologías en el curso de un proceso realizador, da- Así pues, el estómago del hombre sigue quejándose sorda-
mos por implícita la cuestión de por qué surgen en primer mente, aun cuando éste prosigue su tarea de construir el
lugar teorías todavía inadecuadas (como tendrían que serlo mundo. Lo que sucede en ese mundo, producto suyo, puede
en las primeras etapas de este proceso). Dicho más senci- hacer que su estómago se queje más, o menos, o de diferen-
te manera. El hombre es aun capaz de comer y teorizar al
43Cf ibid. mismo tiempo. La coexistencia continuada de la anima-
220 221
lidad y la eocialídad del hombre puede apreciarse conve-
nientemente en cualquier diálogo de sobremesa. Además, tanto la incidencia como el carácter de la patolo-
Resulta posible hablar de una dialéctica entre la natura- gía varían según la ubicación socialLr.os individuos de clase
leza y la sociedadv', dialéctica que se da en la condición hu- baja suelen enfermarse con más frecuencia que los de clase
mana y que se manifiesta nuevamente en cada individuo alta; asimismo, tienen enfermedades diferentes. En otras
humano. Para el individuo se desenvuelve, por supuesto, en palabras, la sociedad determina cuánto tiempo y de qué
una situación histórico-social ya estructurada. Ifay una manera vivirá el organismo individual. ~sta determinación
dialéctica continua que empieza a existir con las primeras puede programarse institucionalmen--re' en la operación de
fases de la socialización y sigue desenvolviéndose a través controles sociales, como en la institución del derecho.
de la existencia del individuo en sociedad, entre cada ani- La sociedad puede mutilar y matar.
mal humano y su situación histórico-social. Externamente, En realidad, en este poder que posee sobre la vida y la
consiste en una dialéctica entre el animal individual y el muerte se manifiesta su control definitivo sobre el indi-
mundo social; internamente, es una dialéctica entre el viduo.
substrato biológico del individuo y su identidad producida La sociedad también interviene directamente en el fun-
socialmente. cionamiento del organismo, sobre todo con respecto a la se-
En el aspecto externo todavía es posible decir que el orga- xualidad y a la .nutrición. Si bien ambas se apoyan en im-
nismo coloca límites a lo que resulta socialmente posible. pulsos biológicos, estos impulsos son sumamente plásticos
Como han dicho los abogados constitucionalistas ingleses, en el animal humano; El hombre es impulsado por su cons-
el Parlamento puede hacer todo, salvo hacer que los hom- titución biológica a buscar desahogo sexual y alimento. Pe-
bres alumbren hijos. Si el Parlamento lo intentase, su pro- ro dicha constitución no le indica dónde buscar satisfacción
yecto fracasaría al chocar contra los hechos inflexibles de la sexual ni qué debe comer. Librado a sus propios recursos, el
biología humana. Los factores biológicos limitan el campo hombre puede adherir sexualmente á cualquier objeto y es
de las posibilidades sociales que se abre a todo individuo; muy capaz de comer coses que le causarán la muerte.
pero el mundo social, que es pre-existente al individuo, im- La sexualidad y la nutrición se canalizan en direcciones
pone a su vez limitaciones a lo que resulta biológicamente específicas, socialmente más que biológicamente, y esta ca-
posible al organismo. La dialéctica se manifiesta en la limi- nalización no solo impone límites a esas actividades, sino
tación mutua del organismo y la sociedad. que afecta directamente las funciones del organismo. Así
Un ejemplo destacado de la limitación que establece la pues, el individuo exitosamente socializado es incapaz de
sociedad a las posibilidades biológicas del organismo lo funcionar sexualmente con un objeto sexual "impropio" y
constituye la longevidad. La esperanza de vida varía con la tal vez vomite cuando se le ofrece un alimento "impropio".
ubicación social. Aún en la sociedad norteamericana con- Como ya hemos visto, la canalización social de actividades
temporánea existe gran discrepancia entre la esperanza de constituye la esencia de la institucionalización, que es el
vida de los individuos de clase baja y la de los do clase alta. fundamento para la construcción social de la realidad. Por
ello, puede decirse que la realidad social determina no solo
44 La dialéctica entre la naturaleza y la sociedad que aquí se estudia, la actividad y la conciencia, sino también, en gran medida,
no puede, en manera alguna, equipararse con la "dialéctica de la natu-
el funcionamiento del organismo. De esa manera, ciertas
raleza", tal como la desarrolló Engels y más tarde el marxismo. La pri-
mera subraya que la relación del hombre con su propio cuerpo (como funciones biológicas intrínsecas comO el orgasmo y la diges-
con la naturaleza en general) es, de suyo, específicamente humana. La tión se estructuran socialmente. La sociedad también de-
segunda, en cambio, proyecta fenómenos específicamente humanos en termina la manera en que se usa el organismo en actividad;
la naturaleza no humana y luego procede a deshumanizar teóricamente la expresividad, el porte y los gestos se estructuran social-
al hombre considerándolo nada más que objeto de las fuerzas naturales mente. No nos concierne aquí la posibilidad de una sociolo-
o de las leyes de la naturaleza. gía del cuerpo surgida a causa de lo que acabamos de afir-
222
223
marAS. La cuestión es que la sociedad pone limitaciones al aunque, por supuesto, el grado de frustración biológica re.
organismo, así como éste pone limitaciones a la sociedad. sultará probablemente menos agudo.
En el aspecto interno, la dialéctica se manifiesta como la En el individuo totalmente socializado existe una dialéc-
resistencia del substrato biológico a su amoldamiento so- tica interna continua entre la identidad y su substrato
cial 46 . Esto tiene máxima evidencia en el proceso de sociali- bíológícos''. El individuo sigue experimcntandose como un
zación primaria. Las dificultades que se presentan en prin- organismo, separado de las objetivizaciones socialmente de-
cipio para socializar a un niño no pueden explicarse sencí- rivadas de sí mismo y, a veces, en oposición a ellas. Esta
ll~.m.ente en l?s té~minos del problema intrínseco dGl apren- dialéctica suele aprehenderse como una lucha entre un yo
dizaje. El ammahto se defiende, por así decir. El hecho de "superior" y uno "inferior", equiparados respectivamente
que está destinado a perder la batalla no elimina la resis- c~m la identidad social y con la animalidad pro-social y, po-
tencia de su animalidad a la influencia cada vez más pene- siblementa, anti-social. El yo "superior" debe afirmarse
'trente del mundo social. Por ejemplo, el niño resiste la im- repetidamente sobre el "inferior" a veces en pruebas
posición de la estructura temporal de la sociedad sobre la críticas de fuerza. Por ejemplo, un hombre debe vencer su
estru~tura natural de su organismos". Se resiste a comer y temor instintivo a la muerte mediante el valor en el com-
d,or.rnrr de acuerdo con el reloj más ~e con los reclamos bio- bate. Aquí el yo "inferior" es castigado por el "superior" has-
lógicamente dados del organismo.cEsta resistencia va do- ta que se somete, afirmación de dominio sobre el substrato
blegándose progresivamente en el curso de la socialización biológico que resulta indispensable si ha de mantenerse
pero se perpetúa como frustración en cada oportunidad en tanto objetiva como subjetivamente, la identidad social del
que la sociedad prohíbe comer al individuo hambriento e ir- guerrero. Similarmente, un hombre puede obligarse a ejer-
~e a .la cama al que tiene sueno. La socialización comporta cer sus funciones sexuales venciendo la resistencia inerte
inevitablemente esta clase de frustración biológica. La exis- ~e su. saciedad fisiológica, con el propósito de mantener su
tencia social depende del sojuzgamiento continuo de la re- Ide~tIdad como modelo de hombría. Aquí también el yo "in-
sistencia biológicamente fundada del individuo, lo que en- ferior" es obligado a prestar servicio en provecho del "supe-
traña legitimación, así como institucionalización. De esa rior". El triunfo sobre el miedo y sobre la postración sexual
m~era la sociedad proporciona al individuo diversas expli- son otros tantos ejemplos de la manera en que el substrato
caciones ace~a de por qué debe comer tres veces por día y biológico resiste y es dominado por el yo sociaLinterior del
no cuando SIente hambre, y explicaciones aún más enérgi- hombre. Huelga aclarar que existen muchos otros triunfos
cas acerca de por qué no debe dormir con su hermana. En la menores que se conquistan rutinariamente en el curso de la
.socialización seeundaria existen problemas similares para vida cotidiana, así como, por cierto, existen derrotas de po-
adaptar el organismo al mundo socialmente construido , ca y de mucha importancia.
El hombre está biológicamente predestinado a construir
.45 Para es~ posibilidad ~e una disciplina "soeío-somatica", cf. Georg ya habitar un mundo con otros. Ese mundo se convierte pa-
Sunmel, op. CIt., pp- 483 Ysrga. (el ensayo sobre la "sociología de los sen- ra él en la realidad dominante y definitiva. Sus límites los
tidos"); Marccl Mauss, SocwbJgie et anthropologie (París, Presses Uni- traza la naturaleza, pero una vez construido ese mundo
versitaires de France, 1950), pp. 365 y sigs. (el ensayo sobre las "técni- vuelve a actuar sobre la naturaleza. En la dialéctica entre
cas del cuerpo"); Edward T. Hall, The Silent Language (Garden City, N. la nat~raleza y el mundo socialmente construido, el propio
Y., Doubleday, 1959). El análisis sociológico de la sexualidad aportaría organismo humano se transforma. En esa misma dialécti-
probablemente el más abundante material empírico para esa disciplina.
46Esto fue muy bien captado por Freud en su concepción de la so-
ca.. el hombre produce la realidad y por tanto se produce a sí
mismo.
cialización, pero muy desestimado en las adaptaciones funcionalistas
de Freud, desde Malinowakí en adelante.
41 Compárese aquí con Henri Bergson (especialmente su teoría de la
duracMn), Maurice Merleau-Ponty, Alfred Schutz y Jean Piaget. 48Compárese aquí con Durkheim, Plessner, y también Freud.
224 225
Agentes de Socialización
1
El término socialización también refiere, en una perspectiva más sociológica, a la conformación y
organización de grupos sociales. En esta línea de estudio se involucran factores políticos,
económicos, simbólicos y culturales (Becerra y Simkin, 2012). Este escrito no se enfoca en esta
perspectiva.
se construye a través de la interacción social. Las relaciones con amigos, familiares,
compañeros de trabajo y otros individuos influyen en cómo se autopercibe una
persona. La retroalimentación social y las expectativas de los demás desempeñan un
papel clave en la formación de la identidad, ya que las personas internalizan las
percepciones y las evaluaciones de quienes las rodean.
En los procesos de interacción social mencionados, se encuentran los agentes
de socialización, es decir factores clave en el proceso que consiste en que un individuo
se convierta en miembro de una sociedad. El término "agentes de socialización" ha
sido utilizado por varios autores en el campo de la sociología y la psicología para
describir entidades que desempeñan un papel significativo en la transmisión de
normas, valores, creencias y comportamientos sociales. Algunos de los autores
principales que han contribuido al concepto de agentes de socialización son: Cooley
(1902) quien introduce el concepto de “espejo social” en su teoría del yo espejo que se
basa en la metáfora de un espejo, sugiriendo que la imagen que se tiene acerca de
nosotros mismos se forma a través de la manera en que somos percibidos por los
demás y cómo interpretamos esas percepciones. Los agentes de socialización en este
contexto, serían aquellos que contribuyen a la formación de esta percepción.
Durkheim, a quien se toma como uno de los precursores de lo que hoy se denomina
Psicología Social, es conocido por su trabajo en la teoría sociológica y su relación con
la educación. Durkheim (1922) destacó la importancia de la familia y la escuela en la
socialización de los individuos, a las cuales nombra como instituciones sociales. Mead
(1925), dentro de la teoría del interaccionismo simbólico, señaló el papel de la
interacción social y de la comunicación y el lenguaje. Los agentes de socialización, en
su enfoque, incluirían a la familia, la escuela y otros entornos sociales. Parsons (1951)
quien destacó el contexto de la estructura social y la función de las instituciones en la
sociedad. Identificó a la familia, la escuela y los medios de comunicación como agentes
de socialización.
En el contexto contemporáneo, la influencia de los agentes de socialización
sigue siendo vital. La dinámica de la familia, la educación y los medios de
comunicación ha evolucionado, pero su impacto en la formación de normas, valores y
comportamientos sociales sigue siendo crucial. Los cambios tecnológicos y la
globalización han introducido nuevos elementos, como las redes sociales y la cultura
digital, que también actúan como agentes de socialización. En este contexto, la
comprensión y adaptación a los agentes de socialización contemporáneos se vuelven
fundamentales para entender la complejidad de los procesos de socialización en la
actualidad.
Atendiendo a estas consideraciones se proponen como agentes de socialización
contemporáneos a la familia, las instituciones prestando especial atención a la
educación y el trabajo, los grupos de pares y los medios de comunicación.
Familia
Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), la familia es
el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos
naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de
contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla. El Estado
y la sociedad garantizan la protección integral de la familia.
En la actualidad en muchos países occidentales, el concepto de familia y su
composición ha cambiado considerablemente en los últimos años.
Aunque la familia sigue siendo uno de los agentes de socialización más
importantes, las estructuras familiares han cambiado. La dinámica familiar ahora
incluye diversas configuraciones, como familias monoparentales, familias
homoparentales y familias extendidas, lo que impacta en la socialización de los
individuos.
La familia es el conjunto de personas que conviven bajo el mismo techo,
organizadas en roles fijos (padre, madre, hermanos, etc.) con vínculos
consanguíneos o no, con un modo de existencia económico y social
comunes, con sentimientos afectivos que los unen y aglutinan (OMS,
2018).
La familia en la sociedad actual viene definida por la diversidad y también
por la cohesión y la solidaridad. El individuo tiene, en mayor medida que en
el pasado, capacidad de elección en cuanto a sus formas de vida y de
convivencia. También han cambiado las relaciones personales que
configuran la familia. Cada vez se exige en ellas un mayor compromiso
emocional y una mayor sinceridad (Alberdi, 1995).
Se trata del primer agente de socialización durante los primeros años de vida, y
desde donde se suele seleccionar de modo directo o indirecto a otros agentes, como la
escuela, que adquiere especial preeminencia durante la educación básica (Tuñón,
2009). No obstante, la influencia de los padres decrece a medida que las personas se
acercan a la adolescencia, existe una amplia evidencia de que la familia sigue siendo
fundamental en el transcurso de toda la vida (Bugental y Grusec, 1998). Por ejemplo,
la socialización parental puede amortiguar efectos de experiencias negativas entre
pares en la adolescencia (Grusec, 2011).
Grusec y Hastings (2007) afirman que padres e hijos funcionan como un
sistema bio-psico-social que tiene por objeto asegurarse responder las demandas
sociales de formar una familia, dada la necesidad humana de relacionarse con otros,
que, en el caso de los padres a los hijos, supone la necesidad de protegerlos, nutrirlos
y expresarles afecto. Los padres no se limitan a crear sus prácticas de crianza "de
cero", sino que reproducen el rol social de "ser padres” a partir de sus propias
experiencias de socialización.
Es necesario mencionar que la socialización no es un proceso unidireccional,
sino que las infancias son agentes activas en el proceso según lo concebido por
Kuczynski y Parkin (2003). Estos nuevos enfoques se centran en los mecanismos de
mutua influencia entre padres e hijos, dando cuenta de una relación compleja que
involucra la cooperación pero también el enfrentamiento.
Imhoff, Marasca, Marasca y Rodríguez (2011) realizan un estudio acerca de los
paradigmas sobre la infancia, entendiendo que representan modelos teóricos y
metodológicos que influyen en la forma en que se comprende, actúa e interviene en
esta etapa de la vida. A partir de estudios revisados, las autoras identifican tres
grandes paradigmas infantiles: el del Menor en Situación Irregular, el de la Protección
Integral y el del Protagonismo Infantil Organizado. Este último, también conocido
como Paradigma de la Promoción/Rol Social de las Infancias, propone una perspectiva
que no solo transforma la mirada sobre la infancia, sino que reconfigura las
interacciones sociales.
En este sentido, implica un cambio cultural que destaca la función de las
infancias como actores sociales y como ciudadanos, promoviendo su participación en
todos los aspectos de la sociedad. En última instancia, el Protagonismo Infantil
representa una oportunidad para reconfigurar las estructuras políticas, sociales y
económicas, otorgando a los niños un papel central en la construcción de la sociedad
(Imhoff, Marasca, Marasca y Rodríguez, 2011).
A pesar de mantener cada vez menos frecuentemente el monopolio de la
educación infantil, la familia no queda nunca indiferente ante otros marcos
socializadores potenciales. Por ejemplo hay estudios que vinculan hábitos de consumo
con patrones familiares.
Instituciones
En términos de Berger y Luckmann (1972), las instituciones son sistemas de
significado y práctica que han adquirido una realidad objetiva en la mente de las
personas a lo largo del tiempo. La noción de instituciones es esencial en su teoría y se
refiere a patrones estables de interacción social que son internalizados por los
individuos y que proporcionan la estructura básica de la sociedad. Los individuos
aprenden las reglas y normas asociadas con estas instituciones a través de la
socialización, y estas reglas llegan a ser percibidas como una parte natural y objetiva
de la realidad.
Berger y Luckmann (1972) destacan la importancia de la "objetivación" y la
"tipificación" en la formación de instituciones. La objetivación se refiere al proceso
mediante el cual las construcciones sociales son percibidas como realidades objetivas
e independientes de la actividad humana individual. La tipificación implica la
clasificación y categorización de experiencias y acciones, lo que contribuye a la
estabilidad y predictibilidad de la vida social.
Siguiendo a Naila Kabeer (1996), interpretamos las instituciones como
las normas para conseguir una serie de fines sociales o económicos en un
contexto social determinado. Son las normas, reglas formales o
informales que una sociedad se otorga para delimitar el espectro de
acciones plausibles en cada situación. Dichas normas proveen los
incentivos y también las sanciones a su incumplimiento en un contexto
social determinado. Las instituciones delimitan los comportamientos
individuales y los colectivos, así como las actuaciones de las
organizaciones (Navarro Olivan, 2011, p. 5).
Desde una perspectiva local, Ulloa (1969) propone una dualidad de significados
que enriquece la comprensión de su papel como agentes de socialización. En un
sentido amplio, se presentan como entramados socio-histórico-culturales que
estructuran la sociedad, son sustanciales marcos regulatorios en ámbitos económicos,
jurídicos, culturales y políticos. Desde esta perspectiva, las instituciones no solo
regulan externamente las interacciones sociales, sino que también ejercen una
influencia constitutiva en la identidad de los individuos, predeterminando sus
acciones, pensamientos y sentimientos.
Por otro lado, en una acepción más restringida, las instituciones se equiparan a
organizaciones o establecimientos. En este contexto, las instituciones se manifiestan
como entidades visibles y delimitadas. Las organizaciones, como materialización de
las instituciones, se configuran como sistemas sociales con fines específicos,
jerarquías diferenciadas y distribución de roles y tareas, representando así la
expresión concreta de las normativas institucionales.
Dentro de las instituciones, se señalan especialmente a la educación y al
trabajo. La educación en los primeros años de vida de una persona ocurre en las
instituciones escolares. En ese sentido, Durkheim (1922) explicaba que “la educación
como realidad social, varía en el tiempo y adopta formas distintas en el espacio,
reflejando siempre toda la escala de valores de la sociedad”. En la actualidad, la
tecnología ha transformado la forma en que los estudiantes acceden a la información y
aprenden. Las plataformas en línea y la educación a distancia también influyen en la
socialización académica.
Luego, el trabajo, es decir la vida laboral y las experiencias profesionales
también desempeñan un papel en la socialización. La cultura organizacional y los
valores de una empresa u otra organización en la que se trabaje, influyen en las
actitudes y comportamientos de sus miembros.
Grupos de pares
Las amistades y los grupos de pares siguen siendo agentes poderosos de
socialización. La influencia de los amigos puede ser significativa en la formación de
actitudes y valores, especialmente durante la adolescencia y la adultez temprana. Los
grupos de pares transmiten normas y valores culturales. Los individuos tienden a
adoptar comportamientos y actitudes que son aceptados y reforzados por su grupo de
pares. Esto puede incluir modas, actitudes políticas, religiosas y preferencias
culturales.
Existe una presión para conformarse a las normas del grupo de pares. La
necesidad de pertenencia puede llevar a la conformidad con las expectativas y
comportamientos del grupo, incluso si difieren de las normas familiares o culturales.
No obstante, los grupos de pares también ofrecen apoyo emocional y social. La
aceptación por parte del grupo puede tener un impacto positivo en la autoestima y el
bienestar emocional de un individuo.
Tomando las etapas en la socialización que plantean Berger y Luckmann
(1972), a medida que los individuos crecen, la influencia de los grupos de pares puede
convertirse en una parte significativa de la socialización secundaria, complementando
la socialización primaria que ocurre en la familia.
Un grupo de pares es un conjunto de individuos que comparten categorías
sociales comunes y ciertos ámbitos de interacción en tanto grupo. Así, durante la
infancia, los grupos de pares se componen principalmente de compañeros de clase,
mientras que en la adolescencia y juventud lo hacen de personas que comparten
actividades, intereses o un mismo estatus socioeconómico (Wolf, 2008).
El grupo de pares tiene una organización y una jerarquía. Si bien los roles están
definidos implícitamente, estos pueden cambiar. En las diferentes etapas de la vida las
personas van cambiando su participación en diferentes grupos de pares. Y,
obviamente, se pertenece a diversos grupos simultáneamente.
Por último, es necesario reiterar que en este tipo de relaciones interpersonales
se experimenta un fuerte sentimiento de pertenencia. Y por ende, pueden surgir
efectos positivos como desarrollo de habilidades sociales, aprendizaje de roles,
cooperación, comportamiento prosocial y motivación.
La teoría del aprendizaje social (Bandura, 1977) destaca la importancia de
observar y modelar el comportamiento de los demás. Los grupos de pares
proporcionan contextos donde los individuos pueden aprender nuevas habilidades
sociales y comportamientos mediante la observación y la imitación. La interacción con
los pares proporciona oportunidades para desarrollar habilidades sociales, como la
comunicación, la resolución de conflictos y la empatía. También pueden darse en una
dinámica vincular opuesta, en la que surjan tendencias antisociales, refuerzo de las
actitudes del prejuicio y de la discriminación y, en el extremo, la agresión.
Medios de comunicación
La proliferación de los medios de comunicación, las redes sociales y la
tecnología digital ha tenido un impacto masivo en la socialización. Los individuos
están expuestos a una amplia gama de influencias mediáticas que pueden moldear sus
valores, creencias y comportamientos. McLuhan y Fiore (1997), desde las ciencias de
la comunicación, sentó las bases con su famoso concepto "el medio es el mensaje".
Argumentó que la naturaleza de los medios en sí mismos moldea no solo cómo se
transmite la información, sino también cómo se percibe y se experimenta la realidad
social. Es decir, que al cambiar la forma en que nos comunicamos también se
modifican esquemas cognitivos y sensoriales humanos.
En la misma línea, Postman, (1985) examina cómo la televisión y otros medios
visuales afectan el pensamiento y la cultura, partiendo de la hipótesis de que esa
afectación es negativa. Más recientemente, la psicóloga Sherry Turkle (2017) plantea
la conexión constante a través de dispositivos digitales puede traducirse en una
desconexión interpersonal, afectando la calidad de nuestras relaciones. La autora
aboga por la importancia de las conversaciones cara a cara en un mundo cada vez más
digitalizado. Destaca que, a pesar de la aparente hiperconectividad en línea, la
verdadera conexión y comprensión emocional solo se logran a través de interacciones
directas. Turkle resalta la necesidad de la intimidad y la vulnerabilidad en las
conversaciones en persona, argumentando que estas permiten una comunicación más
auténtica y profunda. Además, señala la importancia de las conversaciones cara a cara
en el desarrollo social y emocional, especialmente para los jóvenes, y advierte sobre la
pérdida de habilidades de conversación y la incapacidad para gestionar conflictos que
puede surgir con la dependencia excesiva de la comunicación digital.
Gerbner dirigió una investigación en la que se postulaba a la televisión como un
objeto de estudio porque "se ha convertido en la fuente primaria común de
socialización e información cotidiana" (Gerbner, 1996, p. 36). En la misma,
caracterizaron como consumidores ávidos de televisión a aquellos que se exponen
más de cuatro horas diarias. A partir de sus resultados, postulan la Teoría del Cultivo,
la cual sugiere que la exposición constante a ciertos mensajes y representaciones en la
televisión puede tener un impacto acumulativo en la percepción de la realidad de los
espectadores a lo largo del tiempo. La televisión, por tanto, actúa como un "cultivador"
de actitudes y creencias. Gerbner (1996) argumenta que la televisión construye una
realidad simbólica que influye en cómo las personas perciben el mundo. Las
representaciones recurrentes y estereotipadas en la televisión pueden llegar a ser
aceptadas como la realidad, aunque no se correspondan necesariamente con la
experiencia personal de los individuos.
Si bien en la actualidad, las redes sociales digitales han desplazado a la
televisión, se considera la teoría con cierta vigencia. Respecto al tema, Pariser (2011)
examina cómo los algoritmos utilizados por plataformas como Facebook y Google, en
un intento por personalizar el contenido para cada usuario, generan lo que denomina
"burbujas de filtro". Estas burbujas limitan la exposición de las personas a
información y opiniones que coinciden con sus preferencias y creencias preexistentes,
creando entornos digitales donde las perspectivas divergentes son filtradas o incluso
excluidas. Este fenómeno, según Pariser (2011), no solo moldea la experiencia en línea
de los individuos, sino que también contribuye a la formación de opiniones más
polarizadas, ya que las personas quedan atrapadas en un círculo cerrado de
información que refuerza sus propias ideas.
En el ámbito local Balmaceda, De Paoli y Marenco (2022) realizan un análisis
de los influencers digitales, desde distintas disciplinas y plantean a la cultura de la
influencia como el contexto en el cual estamos inmersos en la actualidad. En esta línea
explican cómo las redes sociales digitales nos presentan una nueva forma de construir
identidad y de presentación. La construcción de la identidad en línea y la
autopresentación en plataformas de redes sociales pueden afectar la percepción de
uno mismo y la interacción con los demás.
“... nuestro smartphone es el centro de producción y publicación en redes
sociales, las plataformas que nos permiten elegir cómo queremos
presentarnos y qué queremos contar de nosotros, además de
relacionarnos con otras personas en un ambiente que parece ser
horizontal y democrático.” (Balmaceda, De Paoli y Marenco, 2022, p. 22).
Los autores definen a la sociedad actual como la sociedad de la exposición. La
narrativa de nuestras vidas se ha entrelazado con la tecnoesfera, y la dificultad, o
incluso la imposibilidad, de olvidar se ha vuelto más evidente. Cada detalle de nuestra
vida cotidiana está inmortalizado en las redes sociales, servidores y discos duros
interconectados, dejando una huella digital imborrable. La autenticidad se ve
desafiada, ya que la sociedad se enfrenta a la presión de mantener una imagen
perfecta en un mundo donde cada error queda registrado. El miedo al juicio social se
intensifica, creando una cultura de la autoedición constante.
Además las redes sociales, concebidas como plataformas para compartir
momentos significativos, han evolucionado hacia vastos archivos digitales de nuestras
vidas. Cada experiencia, buena o mala, se convierte en un fragmento de datos
almacenado en algún rincón remoto de la red. Esta omnipresencia de la información
personal redefine la forma en que nos presentamos y nos conectamos con los demás,
generando un impacto en el proceso de socialización.
Atravesar momentos dolorosos o humillantes no debería ser motivo de
vergüenza: todas las personas tenemos eventos traumáticos que, cuando
logramos superarlos, nos abren y facilitan la transición hacia el futuro.
Estas experiencias parecen ser parte integral de nuestro crecimiento y
nos permiten alcanzar la madurez. Pero también juegan un rol central
los recuerdos que tenemos de esos momentos junto con los olvidos:
nuestras vidas serían muy duras cargando el peso de todo lo que vivimos
(...) ahora, esas imágenes están en redes sociales, servidores y discos
rígidos interconectados sin nuestro completo control. (Balmaceda, De
Paoli Marenco, 2022, pp. 30-31).
Como se intenta definir las redes sociales digitales, las comunidades en línea y
las subculturas en línea son agentes de socialización. Las personas pueden formar
conexiones y compartir experiencias con otros que comparten intereses similares,
encontrar apoyo y bienestar emocional, promover la participación civil y facilitar la
expresión, la comunicación y la interconexión global. Se trata de mostrar el impacto
que tienen en la actualidad, sin caer en posicionamientos valorativos sobre las
mismas. Como todo fenómeno social conllevan desafíos y críticas, en un terreno en el
que se está investigando actualmente y en el que la Psicología Social puede aportar
desde su perspectiva.
Socializaciones múltiples
El concepto de "socialización múltiple" se refiere a la idea de que las personas
están expuestas y participan en diversos entornos sociales a lo largo de sus vidas, cada
uno de los cuales contribuye a su desarrollo y socialización de maneras distintas. En
lugar de depender únicamente de un único agente de socialización, como la familia o
la escuela, la teoría de las socializaciones múltiples reconoce la existencia de múltiples
influencias y contextos que moldean la identidad y las experiencias de una persona.
Este enfoque reconoce que la socialización no se limita a una sola etapa de la vida ni a
una única institución. Las interacciones en el hogar, la escuela, el trabajo, los grupos
de amigos, los medios de comunicación, y otras situaciones sociales, todos
contribuyen a la formación de la identidad y la adquisición de normas y valores. Cada
uno de estos entornos puede tener su propio conjunto de expectativas, de roles y de
normas sociales, que enriquecen la experiencia de socialización de un individuo.
La noción de socializaciones múltiples destaca la complejidad del proceso de
socialización y reconoce que las personas están constantemente aprendiendo y
adaptándose a través de diversas interacciones sociales a lo largo de su vida. Este
concepto ha ganado relevancia al considerar la diversidad de influencias en un mundo
cada vez más globalizado y diverso.
Socialización e identidad
La socialización influye en la formación de la identidad de cada individuo. La
noción de sí mismo y la identidad son construcciones cognitivas que influyen en la
interacción social y la percepción, y que a su vez son influenciadas por la sociedad.
Muchos académicos creen que es el pensamiento reflexivo, es decir, la capacidad de
reflexionar sobre nosotros mismos pensando, lo que nos separa de casi todos los
demás animales (Hogg, 2018, p. 118).
En realidad, existen muchas formas diferentes de sí mismo y de identidad. Las
tres más importantes son: 1) el yo colectivo (definido en términos de atributos
compartidos con los miembros del endogrupo y distintos de los miembros del
exogrupo); 2) el yo individual (definido en términos de atributos que hacen que uno
sea relativo y único en relación a otras personas); y 3) el yo relacional (definido en
términos de relaciones que uno tiene con personas específicas) (Hogg, 2018, p. 124).
Durante la socialización, las personas internalizan las expectativas culturales y
sociales que influyen en la formación de su identidad. Los roles de género, las
expectativas familiares, las normas culturales y otros elementos moldean cómo una
persona se percibe a sí misma y cómo se ve en relación con los demás.
A través de la interacción con otros, las personas desarrollan un sentido de
quiénes son. La retroalimentación social, ya sea positiva o negativa, contribuye al
desarrollo del autoconcepto. Las etiquetas y roles que se les asignan a lo largo de la
vida influyen en cómo se ven a sí mismas. La socialización también tiene un impacto
significativo en la autopresentación de un individuo.
La autopresentación se refiere a cómo las personas se presentan a sí mismas
ante los demás, gestionando consciente o inconscientemente la impresión que desean
causar. Durante el proceso de socialización, las personas aprenden las normas sociales
y las expectativas asociadas con diferentes roles. Estas normas afectan la manera en
que uno elige presentarse en diferentes situaciones sociales. Por ejemplo, en un
entorno profesional, se espera ciertos comportamientos y formas de presentarse que
pueden diferir de la autopresentación en un entorno informal.
Por último, la socialización también involucra la negociación entre la
autenticidad personal y la adaptación a las normas sociales. Las personas aprenden a
presentarse de maneras que se alinean con las expectativas sociales, pero también
buscan mantener una cierta autenticidad. Este equilibrio afecta la autopresentación
en diversos entornos.
Reflexiones finales
Para finalizar abordar los "Agentes de Socialización" desde la perspectiva de la
Psicología Social propone un recorrido que toma como base la definición de
socialización propuesta por Berger y Luckmann, para relatar la complejidad y la
riqueza de este proceso fundamental en la construcción de la identidad individual y
colectiva.
Se plantean agentes de socialización primordiales como: la familia, entendida
como la primera y más influyente institución, establece los cimientos iniciales; los
grupos de pares proporcionando contextos de interacción que influyen en la
formación de identidades y valores; las instituciones, educativas y laborales que
modelan y guían el proceso a medida que avanzamos en la vida y los medios de
comunicación, con su omnipresencia en la era contemporánea.
Asimismo, se introduce la teoría de las socializaciones múltiples que proponen
la interacción simultánea de diversos agentes de socialización y su impacto en la
formación de identidades complejas y multifacéticas. Comprender cómo estas
múltiples influencias se entrelazan y coexisten en el desarrollo individual abre nuevas
perspectivas sobre la naturaleza dinámica y fluida de la identidad en las sociedades
contemporáneas.
En este contexto, se retoma la relación fundamental entre identidad y
socialización, subrayando cómo las experiencias a lo largo de la vida y la interacción
con diversos agentes configuran nuestra comprensión única del sí mismo y de la
sociedad que nos rodea.
En última instancia, este enfoque integral hacia los agentes de socialización
invita a reflexionar sobre la interconexión dinámica entre individuo y sociedad,
reconociendo la importancia de abordar la diversidad de experiencias y contextos que
contribuyen a la formación de identidades sociales en constante evolución.
Como futuras líneas de indagación, resulta relevante explorar cómo los agentes
de socialización contemporáneos evolucionarán en respuesta a los cambios
socioculturales y tecnológicos. La rápida transformación de la sociedad, impulsada
por avances en la tecnología y cambios en las dinámicas familiares y laborales, plantea
preguntas sobre la adaptación de los individuos a estas nuevas realidades.
El impacto de las redes sociales digitales y la virtualidad en la socialización,
acelerado por la pandemia de covid-19, considerando cómo la interconexión digital
influye en la formación de identidades y en la construcción de relaciones
interpersonales. Además, investigar la influencia de plataformas emergentes, como la
inteligencia artificial y la realidad virtual, podría ofrecer perspectivas valiosas sobre
cómo estos elementos moldearán las experiencias de socialización en el futuro.
Otro campo de estudio prometedor sería la exploración de la multiculturalidad
y la diversidad cultural como agentes de socialización. En un mundo cada vez más
globalizado, entender cómo las experiencias de individuos provenientes de contextos
culturales diversos contribuyen a la creación de identidades sociales enriquecedoras
podría arrojar luz sobre la construcción de sociedades más inclusivas.
Referencias bibliográficas
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Familia, terapia y posmodernidad
Martín Wainstein
L
a familia es uno de los primeros contextos sociales del desa-
rrollo humano. Sin embargo, ha tenido escasa presencia en los cu-
rrículos universitarios tradicionales. Hoy, la terapia familiar se en-
cuentra ante el desafío de cumplir la expectativa social de ser un lugar de
referencia en un contexto descreído de las creencias de validez general.
A partir del siglo XIX, la antropología, la etnología y la sociología se intere-
saron por la familia como motivo de estudio, comparando su existencia y di-
versidad en diferentes regiones geográficas y culturas y en distintas épocas
históricas. El conocimiento científico se introducía en un tema que, hasta ese
entonces, como otros muchos temas, había sido patrimonio de la religión.
Las teorías sobre su origen y el sentido de su constitución admitieron
varias versiones. El estudio comparativo de la familia entre los diferentes
pueblos y culturas suscitó polémicas y llamativos cambios de orientación
en el corazón del pensamiento antropológico.
Durante el siglo XIX y principios del siglo XX, los antropólogos trabaja-
ban bajo la influencia del evolucionismo biológico. Su idea era ordenar los
datos de forma que coincidieran las instituciones de los pueblos más simples
con una de las primeras etapas de la evolución de la humanidad, mientras que
las de la modernidad corresponderían a las etapas más avanzadas de la evolu-
ción. Así, por ejemplo, la familia basada sobre el matrimonio monógamo –que
en nuestra sociedad se consideraba la institución más loable y apreciada– no
podía encontrarse en las sociedades salvajes, eso era propio de las sociedades
típicas de los albores de la humanidad. Se inventó, caprichosamente, una
periodización de la historia en etapas “primigenias” en las que rigió el “matri-
monio de grupo” y la “promiscuidad”. Se acudió, por consiguiente, a una
distorsión y a una interpretación errónea de los hechos. El inicio de los tiem-
pos se explicaba por el contraste de una sociedad bárbara que desconocía las
sutilezas de la vida social, presentadas como propias del hombre civilizado
posterior y actual. Las diferencias entre culturas se catalogaban cuidadosa-
mente como vestigios de un tipo más ancestral de organización social.
86 Martín Wainstein y Otros: Escritos de Psicología Social
Familia y Psicología
Han pasado algo más de cien años desde que en 1896 Lightner Witmer
estableció la primera clínica psicológica en la Universidad de Pennsylvania
y –poco después– fundó la primera revista especializada en el tema, pro-
poniendo una nueva profesión con el nombre de “Psicología Clínica”. En
estos cien años, cada teoría psicoterapéutica que surgió se auto postuló
como basada en ciertas verdades fundamentales sobre el ser humano. To-
das fueron renuentes a autoevaluarse como emergentes y contribuyentes
de su contexto histórico cultural y del espíritu de su tiempo. Las teorías se
convirtieron en “escuelas”, con toda la resonancia institucional, cultural,
profesional y de intereses que el concepto conlleva. Esto motivó que algu-
nos años atrás, Gergen (1991) propusiera contemplar las psicoterapias
Martín Wainstein: Familia, terapia y posmodernidad 89
El impacto de la posmodernidad
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PAUL WATZLAWICK - ¿ES REAL LA REALIDAD? 1
para salvar a una persona que está a punto de ahogarse es un hecho que pueden moverse libremente sobre (o, por mejor decir, en) esta superficie,
puede constatarse objetivamente; que lo haya hecho por amor al prójimo, pero, al igual que las sombras, ni pueden ascender por encima ni descender
por afán de notoriedad o porque el rescatado es millonario, es una cuestión por debajo de ella. No hace falta decir que ellos ignoran esta limitación,
para la que no hay pruebas objetivas, sino sólo interpretaciones subjetivas. porque la idea de una tercera dimensión les resulta inimaginable.
Lo verdaderamente ilusorio es suponer que hay una realidad «real» del El narrador de nuestra historia vive una experiencia totalmente
segundo orden y que la conocen mejor las personas «normales» que los conturbadora, precedida de un sueño singular. En este sueño, se ve
«perturbados psíquicos». trasladado de pronto a un mundo unidimensional, cuyos habitantes son
puntos o rayas. Todos ellos se mueven hacia adelante o hacia atrás, pero
siempre sobre una misma línea, a la que llaman su mundo. A los habitantes
PLANOLANDIA de Linelandia les resulta totalmente inconcebible la idea de moverse
Hay un pequeño libro, escrito hace ya casi un siglo, del que es autor el también a la derecha o a la izquierda, además de hacia adelante o hacia
entonces director de la City of London School, reverendo Edwin A . A bbott. atrás. En vano intenta nuestro narrador, en su sueño, explicar a la raya más
A unque compuso más de cuarenta obras, todas ellas relacionadas con los larga de Linelandia (su monarca) la realidad de Planolandia. El rey le toma
temas de su especialidad, es decir, la literatura clásica y la religión, esta por loco y ante tan obtusa tozudez nuestro héroe acaba por perder la
obrita, al parecer insignificante, titulada Flatland. A Romance in Many paciencia:
Dimensions [1] (Planolandia. Historia fantástica en varias dimensiones), es, ¿Para qué malgastar más palabras? Sábete que yo soy el complemento de
por decirlo con la lapidaria observación de Newman [117], «su única tu incompleto yo. Tú eres una línea, yo soy una línea de líneas, llamada en
protección contra el olvido total». mi país cuadrado. Y aun yo mismo, aunque infinitamente superior a tí, valgo
No puede negarse que Planolandia está escrito en un estilo más bien llano; poco comparado con los grandes nobles de Planolandia, de donde he
pero aun así, se trata de un libro muy singular. Singular no sólo porque venido con la esperanza de iluminar tu ignorancia [2].
anticipa ciertos conocimientos de la moderna física teórica, sino sobre todo Ante tan delirantes afirmaciones, el rey y todos sus súbditos, puntos y rayas,
por su aguda intuición psicológica, que ni siquiera su prolijo estilo Victoriano se arrojan sobre el cuadrado a quien, en este preciso instante, devuelve a
consigue apagar. Y no parece exagerado desear que esta obra (o una la realidad de Planolandia el sonido de la campana que le llama al desayuno.
versión modernizada de la misma), se convirtiera en libro de lectura
Pero aquel día le tenía aun reservada otra molesta experiencia: El cuadrado
obligatoria para la enseñanza media. El lector comprenderá pronto por qué
enseña a su nieto, un exágono[33], los fundamentos de la aritmética y su
razón.
aplicación a la geometría. Le enseña que el número de pulgadas cuadradas
Planolandia es una narración puesta en boca del habitante de un mundo de un cuadrado se obtiene sencillamente elevando a la segunda potencia el
bidimensional, es decir, de una realidad que sólo tiene longitud y anchura, número de pulgadas de uno de los lados.
pero no altura. Es un mundo plano, como la superficie de una hoja de papel,
habitado por líneas, triángulos, cuadrados, círculos, etc. Sus moradores
PAUL WATZLAWICK - ¿ES REAL LA REALIDAD? 3
El pequeño exágono reflexionó durante un largo momento y después dijo: tridimensional y la limitación de Planolandia comparada con esta realidad.
«También me has enseñado a elevar números a la tercera potencia. Del mismo modo que el cuadrado se definió ante el rey de Linelandia como
Supongo que 33 debe tener algún sentido geométrico; ¿cuál es?» «Nada, una línea compuesta de muchas líneas, también ahora este visitante se
absolutamente nada», repliqué yo, «al menos en la geometría, porque la define como un círculo de círculos, que en su país de origen se llama esfera.
geometría sólo tiene dos dimensiones.» Y luego enseñé al muchacho cómo Pero naturalmente el cuadrado no puede comprenderlo, porque ve a su
un punto que se desplaza tres pulgadas genera una línea de tres pulgadas, visitante como un círculo, aunque ciertamente dotado de muy extrañas e
lo que se puede expresar con el número 3; y si una línea de tres pulgadas inexplicadas cualidades: aumenta y disminuye, se reduce a veces a un
se desplaza paralelamente a sí misma tres pulgadas, genera un cuadrado punto y hasta desaparece del todo. Con extremada paciencia le va
de tres pulgadas, lo que se expresa aritméticamente por 32. explicando la esfera que todo esto no tiene nada de singular para él: es un
número infinito de círculos, cuyo diámetro aumenta desde un punto a trece
Pero mi nieto volvió a su anterior objeción, pues me interrumpió
pulgadas, colocados unos encima de los otros para componer un todo.
exclamando: «Pero si un punto, al desplazarse tres pulgadas, genera una
Si, por tanto, se desplaza a través de la realidad bidimensional de
línea de tres pulgadas, que se representa por el número 3, y si una recta, al
Planolandia, al principio es invisible para un habitante de este país, luego,
desplazarse tres pulgadas paralelamente a sí misma, genera un cuadrado
apenas toca la superficie, aparece como un punto y al fin se transforma en
de tres pulgadas por lado, lo que se expresa por 32, entonces un cuadrado
un círculo de diámetro en constante aumento, para, a continuación, ir
de tres pulgadas por lado que se mueve de alguna manera (que no acierto
disminuyendo de diámetro hasta volver a desaparecer por completo (figura
a comprender) paralelamente a sí mismo, generará algo (aunque no puedo
14).
imaginarme qué), y este resultado podrá expresarse por 33.»
Un espanto indecible se apoderó de mí. Todo era oscuridad; luego, una vista como fiel contrapartida de ciertos establecimientos psiquiátricos de
terrible y mareante que nada tenía que ver con el ver; vi una linea que no nuestros mismos días. Una vez al año, le visita en su celda el Círculo
era línea; un espacio que no lo era; yo era yo, pero tampoco era yo. Cuando Supremo, es decir, el sumo sacerdote, para averiguar si mejora su estado
pude recuperar el habla, grité con mortal angustia: «Esto es la locura o el de salud mental. Y cada año, el pobre cuadrado no puede resistir la
infierno.» «No es ni lo uno ni lo otro», me respondió con tranquila voz la tentación de intentar convencer al Círculo Supremo de que existe realmente
esfera, «es saber; hay tres dimensiones; abre otra vez los ojos e intenta ver una tercera dimensión. Pero el sacerdote menea la cabeza y desaparece
sosegadamente» [4]. hasta el año siguiente.
A partir de este instante místico, los acontecimientos toman un rumbo Lo que Planolandia presenta es simplemente la relatividad de la realidad. Y
tragicómico. Ebrio por la formidable experiencia de haber penetrado en una por esta razón sería deseable que los jóvenes hicieran de esta obra su libro
realidad totalmente nueva, el cuadrado desea explorar los misterios de de lectura. La historia de la humanidad enseña que apenas hay otra idea
mundos cada vez más elevados, de mundos de cuatro, cinco y seis más asesina y despótica que el delirio de una realidad «real» (entendiendo,
dimensiones. Pero la esfera no quiere ni oír hablar de semejantes dislates: naturalmente, por tal, la de la propia opinión), con todas las terribles
«No existe tal país. Ya la mera idea es totalmente impensable.» Pero como consecuencias que se derivan con implacable rigor lógico de este delirante
el cuadrado no ceja en sus deseos, la esfera, encolerizada, le devuelve a punto de partida. La capacidad de vivir con verdades relativas, con
los estrechos límites de Planolandia. preguntas para las que no hay respuesta, con la sabiduría de no saber nada
y con las paradójicas incertidumbres de la existencia, todo esto puede ser
En este punto, la moraleja de la historia cobra perfiles sumamente realistas.
la esencia de la madurez humana y de la consiguiente tolerancia frente a
El cuadrado se siente llamado a la gloriosa y acuciante tarea de predicar en
los demás. Donde esta capacidad falta, nos entregaremos de nuevo, sin
Planolandia el evangelio de las tres dimensiones. Pero cada vez le resulta
saberlo, al mundo del inquisidor general y viviremos la vida de rebaños,
más difícil despertar en sí el recuerdo de aquella realidad tridimensional que
oscura e irresponsable, sólo de vez en cuando con la respiración aquejada
al principio tan clara e inolvidable le parecía; además, fue muy pronto
por el humo acre de la hoguera de algún magnífico auto de fe o por el de las
encarcelado por el equivalente de la inquisición de Planolandia. Pero en vez
chimeneas de los hornos crematorios de algún campo de exterminio.
de acabar sus días en la hoguera, es condenado a cadena perpetua y
encerrado en una cárcel que A bbott describe, con admirable intuición,
Historia de la Psicología Social y Perspectivas Actuales
En 1908 se publican dos libros que contienen en sus títulos el término psicología
social. Psicología Social de Ross (1908), que plantea las ideas de imitación y sugestión
aplicadas a temas como multitudes, movimientos sociales, clase social, matrimonio y
religión (Pepitone, 1999).
Freud publica en 1921, Psicología de las masas y análisis del yo, artículo en el que
se mencionan las contribuciones de Le Bon y Mc Dougall. De este modo explica, desde el
marco teórico psicoanalítico la influencia de las masas y del liderazgo en el
comportamiento individual.
Influencia Social
El estudio de la influencia social fue una línea de trabajo clave en las décadas
anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Muzafer Sherif realizó uno de los experimentos
clásicos de la psicología social, en el que indagó cómo las personas perciben el movimiento
en condiciones de incertidumbre. Para esto ubicó a un grupo participantes en una habitación
oscura y les pidió que miraran un punto de luz que parecía moverse. Sin embargo, en
realidad, la luz estaba fija, pero debido a la falta de puntos de referencia en la oscuridad, los
participantes percibían un movimiento propio de la luz.
En esta misma línea de trabajo, Kurt Lewin desarrolló la Teoría del Campo,
consideraba que el comportamiento de una persona está determinado por la interacción
entre su personalidad y el entorno en el que se encuentra. Una de las contribuciones más
importantes de Lewin (1947) fue el concepto de "espacio vital" y “ambiente psicológico”
que se refiere al entorno psicológico y social en el que una persona interactúa con otros
individuos. El comportamiento de una persona en un grupo está influenciado por la
dinámica de ese grupo y por las fuerzas que operan en dicho espacio. En esta línea intenta
desarrollar una psicología ecológica, que años más tarde propone Urie Bronfenbrenner
(Seidmann, 2010).
Otros de los aportes más relevantes de Lewin son las investigaciones sobre el
liderazgo, en las que realizó estudios experimentales que demostraron que los diferentes
estilos de liderazgo (autocrático, democrático y laissez-faire) tienen efectos diferentes en la
dinámica y el rendimiento grupal. Por último, se destacan el modelo de tres etapas del
cambio social y las ideas de investigación aplicada y acción participativa, ya que abogó por
la aplicación de la psicología social en la resolución de problemas sociales y comunitarios.
Experimentos clásicos de la psicología social
Acerca del estudio de la influencia social, Asch impactado por los principios de la
Gestalt, plantea una de los experimentos cruciales en psicología social. Asch (1951) pidió a
los ingenuos participantes de la investigación que hicieran juicios sobre la longitud de unas
líneas cuando una mayoría unánime de sus pares hizo juicios obviamente erróneos sobre las
líneas en una situación cara a cara. La pregunta era si las personas simplemente se
ajustarían a los juicios de los demás cuando estaba completamente claro que sus juicios
estaban equivocados (Goethals, 2007, p. 9).
De este modo, encuentra que las personas que habían participado estaban mucho
más influenciadas por el juicio de la mayoría de lo que creía. Este fenómeno lo explica
enunciando la Teoría de la Conformidad y explica tres procesos mediante los cuales las
personas se conformaban. El primero es que podría ocurrir una distorsión de la acción, es
decir sabían que la mayoría estaba equivocada pero la aceptaban. El segundo sería una
distorsión del juicio, en este caso no veían las líneas como la mayoría pero seguramente la
mayoría estaría haciendo el juicio correcto. Y la tercera sería una distorsión en la
percepción, en donde los participantes entrecerraron sus ojos hasta percibir la línea
equivocada como correcta. Los estudios para indagar exhaustivamente el fenómeno de la
conformidad han continuado en las décadas posteriores.
Carolyn Sherif y Muzafer Sherif han realizado la experiencia conocida como “La
cueva de los ladrones” en 1945 en la Universidad de Oklahoma. Los participantes fueron
22 niños de 11 años de edad con un buen rendimiento académico y apoyo familiar,
divididos en dos grupos en forma aleatoria en un campamento. Cada grupo acampó en
lugares distintos de un gran parque y no sabían de la existencia.
Es necesario destacar que una crítica importante hacia la teoría es que supone que
los grupos sociales compiten en igualdad de condiciones por los recursos. Sin embargo, en
la realidad, las relaciones entre grupos son más complejas y a menudo se caracterizan por la
existencia de grupos dominantes que tienen un acceso desproporcionado a los recursos
materiales y simbólicos. Este desequilibrio de poder y acceso a recursos permite a los
grupos dominantes reaccionar rápidamente ante las amenazas a su posición privilegiada y
poner en marcha mecanismos de control social para mantener y perpetuar su posición de
ventaja (Smith Castro, 2006).
Los estudios sobre la obediencia la autoridad de Milgram (1963 y 1965) son otras
de las experiencias que han marcado esta área disciplinar. El objetivo de esta investigación
era explorar la obediencia a la autoridad y comprender por qué las personas podían cometer
actos inmorales o dañinos hacia otros cuando se les ordenaba hacerlo por una figura de
autoridad.
Dos años más tarde, en 1946, Heider presenta la Teoría del Equilibro o de
Consistencia Cognitiva en su artículo titulado Actitudes y Organización Cognitiva. Según
dicha teoría las personas tendemos a mantener consistencia y coherencia en nuestras
relaciones. Si algo perturba ese equilibrio o armonía se buscará un cambio de actitud para
volver al mismo. A partir de la misma se desarrolló la Teoría de la Congruencia de Osgood
y Tannembaum (1955) y la Teoría de la Disonancia Cognitiva de Festinger (1957).
Este experimento fue denominado por los críticos como “el malentendido de los 20
dólares”, han cuestionado el diseño del experimento, señalando que la manipulación de la
recompensa (1 dólar vs. 20 dólares) puede no haber sido la única variable que influyó en las
respuestas de los participantes. Otros factores, como el aburrimiento o la monotonía de la
tarea, podrían haber influido en las evaluaciones. Se ha discutido si las interpretaciones de
la disonancia cognitiva y las conclusiones sobre cómo se resuelve podrían haber sido
simplificadas o sobre-interpretadas, dejando de lado otros posibles mecanismos de
explicación. Si bien estas críticas no invalidan completamente los hallazgos originales del
experimento, destacan la necesidad de considerar con cautela las limitaciones y la
interpretación de los resultados. Décadas más tarde, han surgido muchas reformulaciones y
nuevos enfoques para justificar el cambio actitud.
Psicología Social Europea
Por último, se mencionan los aportes de Ivana Markova, psicóloga social checa,
que ha contribuido a través de múltiples investigaciones empíricas sobre las
representaciones sociales, el pensamiento social y la semiótica.
Cognición social
Después, los niños fueron llevados a un cubículo, uno a la vez, y se le pidió a cada uno que
distribuyera dinero virtual a los otros miembros de ambos grupos. El hallazgo básico fue un
fuerte favoritismo en el grupo.
Desarrollos locales
Dentro de los desarrollos locales, se deben mencionar los aportes de Enrique Pichon-
Rivière, fue un destacado psiquiatra, psicoanalista y psicólogo social que realizó
importantes contribuciones al campo de la Psicología Social, tanto en Argentina como a
nivel internacional. Quiroga (2010) señala tres etapas en el pensamiento de Pichon-Rivière:
un primer período (1940-1950) en el que predomina una perspectiva psiquiátrica y clínica
donde estudiaba un único núcleo generador de patologías mentales; un segundo período
(1950-1960) en el que desarrolla la teoría del vínculo social señalando la importancia de los
vínculos interpersonales en la construcción de la identidad y el desarrollo individual y en
donde plantea a la familia como unidad intersubejtiva de análisis en el ámbito clínico; y un
tercer momento (1960-1970) en el que desarrolla la psicología social a nivel grupal y
comunitario.
Algunos de los aportes más influyentes de su pensamiento son la noción de grupos
operativos, como herramienta de intervención en diversos contextos. Estos grupos buscan
promover la reflexión y la acción colaborativa para abordar problemáticas y generar
cambios en el entorno social. La psicoterapia institucional, que se enfoca en el estudio y
abordaje de las instituciones y organizaciones desde una perspectiva psicológica y social.
Propuso técnicas y estrategias para intervenir en estas estructuras y promover el cambio.
Las estrategias grupales para la psicoterapia, desarrolló técnicas y estrategias para el trabajo
psicoterapéutico grupal, enfocándose en cómo utilizar la dinámica grupal para facilitar la
comprensión y transformación de padecimientos mentales.
La fundación de la "Escuela de Psiquiatría Social" por parte de Enrique
Pichon-Rivière en 1953, la cual posteriormente se articula con el "Instituto
Argentino de Estudios Sociales" (I.A.D.E.S.). Esta institución fue un espacio
clave para el desarrollo de investigaciones sociales, estudios de opinión y
cursos de formación para coordinadores de grupos (...) la institución cambia
su enfoque de "Escuela de Psiquiatría Social" a "Escuela de Psicología
Social" en 1967, bajo la dirección de Ana P. de Quiroga. Se subraya que esta
transformación está relacionada con la reconceptualización del pensamiento
de Pichon-Rivière en torno al E.C.R.O. (Becerra, 2015 pp. 11-12).
Reflexiones finales
El estudio de la historia de la psicología social revela experiencias clásicas que han
marcado su evolución y desarrollo en diversas partes del mundo. A través de un recorrido
histórico se ha intentado poner de relieve la relación entre los eventos históricos y los
avances en esta disciplina. Es necesario reflexionar acerca de la influencia del entorno en la
psicología social, ya que esta área no es solo un producto de teorías abstractas, sino también
de contextos culturales, políticos y sociales en constante cambio.
Se han presentado las perspectivas actuales de la psicología social, que buscan
integrar conceptos tradicionales con la dinámica contemporánea de la sociedad. La
psicología social actual se esfuerza por abordar los complejos problemas que enfrentamos
en el mundo actual, como la identidad y diversidad cultural, la influencia de las redes
sociales y las dinámicas digitales, la polarización política, la sostenibilidad ambiental y la
justicia social, las perspectivas de género y las desigualdades sociales ocupan un lugar
central en la investigación y práctica psicosocial.
En particular, se han identificado los desarrollos locales principales en psicología
social, reconociendo la importancia de las perspectivas regionales y sus contribuciones
únicas al campo.
Para concluir, la historia de la psicología social brinda una visión retrospectiva, al
mismo tiempo que propone mirar hacia adelante, reconociendo que el estudio de las
interacciones humanas y la influencia del entorno social sigue siendo fundamental para
comprender y mejorar la salud mental.
Referencias bibliográficas
Introducción
La utilización de la metáfora de Red Social para dar cuenta de las
relaciones humanas en general, está dentro de una concepción que concibe la
realidad en término de relaciones y de pautas interaccionales que conectan
sistemas, estructuras y formas de funcionamiento, y que puede definirse como una
perspectiva sistémica, ecológica, de complejidad.
La epistemología clásica da por supuesto una organización jerárquica y
piramidal, de elementos aislados, individuales y poco conectados entre sí. Frente
a eso el modelo de la complejidad propone la búsqueda de pautas de conexión,
promoviendo una forma diferente de concebir las relaciones humanas: ahora en
términos de redes y heterarquía (Von Foester, 1990; Najmanovich, 1995).
Es en este sentido que el concepto de red se concibe como una noción
clave para entender las relaciones humanas en general, a partir del salto
epistemológico que ha implicado dar importancia a las interacciones por sobre los
elementos aislados, pasando del individuo al sistema como unidad básica de
análisis, y por cuanto la idea de red se impone como metáfora global aplicable a
cualquier orden que se quiera estudiar: el universo es entendido como un
entramado de relaciones en el que los sujetos son partes de un sistema en
constante interacción con un contexto más amplio como un todo que los abarca y
los excede a la vez (Najmanovich, 1995). En tanto metáfora del pensamiento
ecológico y de complejidad, el concepto de red puede ser aplicado al estudio y
1
entendimiento de diferentes sistemas: las personas, sus familias, las instituciones
en las que despliegan roles y funciones, así como también la sociedad y cultura a
la que pertenecen.
Las redes son sistemas heterárquicos en tanto coexisten una variedad de
jerarquías en forma sucesiva y simultánea, y en el que los diferentes roles son
reconocidos en función de la idoneidad y no por su función adscripta (Von Foester,
1990; Dabas y Perrone, 2006).
La entrada en el modelo de la complejidad lleva a visualizar el universo
como una red de interacciones e implica hacer foco en las relaciones más que en
los elementos. La metáfora de la red se aleja de la idea de singularidades que se
suman, y supone el énfasis en las interacciones de una totalidad que construye
significaciones en ese mismo proceso de interacción. Esta es una de las
características fundamentales de la perspectiva ecológica de redes sociales
(Dabas & Najmanovich, 2006).
Pensar en términos de redes implica ubicar a los sujetos en un contexto
determinado a la hora de entender sus conductas, en un conjunto de interacciones
que hacen que se comporte de determinada manera en el aquí y ahora. Con esa
red se comparte una historia, un devenir histórico que hace que ese sujeto sea
quien es y no otro. Es un proceso de construcción mutuo, dinámico (Dabas, 1993;
1998).
El concepto de red social por tanto, es una excelente metáfora que permite
representar la idea de que los seres humanos somos seres sociales, o sea,
dependemos de nuestras interacciones y lo que resulta de ellas para sobrevivir,
tanto física como emocionalmente. En nuestro campo en particular, esto nos
permite no sólo pensar en cómo los contextos sociales pueden promover el
malestar en las personas, si no y sobre todo, cómo podemos lograr que las redes
sociales puedan ser o convertirse en constructoras de salud mental.
2
La Perspectiva Ecológica. Marco epistemológico del concepto de red social
Cuando hablamos de Perspectiva Ecológica, hacemos referencia particular
a los postulados de Uri Bronfenbrenner (1917-2005), psicólogo, nacido en la ex
Unión Soviética y emigrado a los Estados Unidos en el año 1923 (para ampliar
información sobre el autor, ver Glosario de autores, T y T de la Clínica Sistémica,
2024).
El autor (Bronfenbrenner, 1987) parte del supuesto de que el
funcionamiento psicol gico de las personas queda definido en gran medida a partir
de la interacci n que estas mantienen con el ambiente o entorno que las rodea.
Ambiente en el que se desarrollan y construyen su identidad en la interacción con
él (ver para esto Wainstein, 2016, capítulo 1). Es en base a ello que se propone
que los ambientes naturales son entonces la principal fuente de influencia sobre la
conducta humana, con lo cual la observaci n en ambientes de laboratorio o
situaciones cl nicas nos ofrecen poco de la realidad humana cotidiana
(recordemos en este punto la propuesta de autores de la sociología del
conocimiento, como Berger y Luckmann, y el énfasis puesto en el estudio de la
vida cotidiana). El autor puntualiza que todo desarrollo humano es siempre en
contexto, por lo que los procesos psicológicos deben estudiarse necesariamente
en los ambientes reales en los que los seres humanos viven.
Si bien este supuesto de un sujeto interactuando con su entorno no es
novedoso -Kurt Lewin (1936) ya había planteado en su momento la idea de que la
conducta surge en funci n del intercambio de la persona con el ambiente, y
Gregory Bateson (1972/1998) sostenía que toda persona es un sujeto
interaccional, cuya identidad es una construcción dinámica producto emergente de
su relación con su medio ecológico, marco multidimensional en el que ese sujeto
está inmerso y le da contexto, por citar dos ejemplos- Bronfenbrenner (1979)
propone considerar el desarrollo humano como un proceso de acomodaci n
progresivo entre un ser humano que es activo, y sus entornos inmediatos, que se
encuentran en constante cambio. Pero además, este proceso se ve influenciado
por las relaciones que se establecen entre estos entornos y con otros contextos de
mayor alcance en los que estos est n incluidos.
3
ó
í
ó
ó
á
ó
ó
La Teoría Ecológica del desarrollo humano
Tal como se comenzó a delinear en el apartado anterior, Bronfenbrenner
(1987) hace especial hincapié en que a la hora de evaluar el desarrollo humano,
siempre es preciso hacerlo teniendo en cuenta el contexto en el cual este se
produce. Esto quiere decir que cuando se habla de desarrollo humano se habla de
un desarrollo ecológico que implica un intercambio constante entre el sujeto y su
medio ambiente, siendo que la noción de contexto refiere a los ambientes
ecológicos de las personas -sociales, culturales y físicos-.
El autor define cuatro niveles interconectados entre sí que caracterizan y
dan cuenta del contexto en el que las personas se hallan insertas. Para ello
propone un mapa de red planteado como un conjunto de sistemas concéntricos:
micro, meso, exo y macrosistema. Cada nivel supone una dinámica y un tempo
particular, y a la vez se afectan mutuamente.
4
Definiremos brevemente cada uno de ellos a continuación.
En cuanto al microsistema, este involucra los roles, relaciones
interpersonales y patrones de actividad que desarrolla una persona en su relación
con aquello que le rodea de manera más cercana o inmediata (la escuela, el
trabajo, la familia). El mesosistema corresponde a la relación entre dos o más
microsistemas, como pueden ser familia y escuela, familia y trabajo, y demás.
Ambos niveles involucran ambientes en los que el sujeto participa directamente,
como ser la familia, el vecindario y el trabajo.
Ahora bien, la persona puede no participar activamente en cierto entorno, y
sin embargo esto no quiere decir que no se vea afectada de alguna manera por él.
Este tipo de entornos según el autor (Bronfenbrenner ,1987) pueden ser definidos
como el exosistema, que si bien no lo incluyen como participante activo, afectan
los entornos más cercanos al sujeto –micro y mesosistema-.
El macrosistema refiere a aquellos aspectos idiosincráticos asociados a
pautas culturales y subculturales propios de la sociedad global. Incluye los
sistemas de creencias, los valores culturales, el poder político, económico, entre
otros.
Cualquier evaluación de un sujeto debe necesariamente incluirlo en su
contexto teniendo en cuenta su relación e influencia recíproca, y por tanto la forma
en que conjugan los distintos niveles ya descriptos, así como también las
modificaciones que uno o varios eventos de la vida del sujeto en cuestión genera
en estos niveles.
A esto debe entrecruzarse la dimensión temporal o cronosistema el cual
hace referencia a las condiciones sociohistóricas del sujeto y sus efectos sobre los
sistemas antes mencionados. Esto incluye el momento histórico en el cual vive
una persona, así como los cambios producidos en el ciclo vital de las personas y
la influencia de las épocas críticas del desarrollo, implicando edad cronológica,
periodo histórico, duración y continuidad de exposición a situaciones o eventos. Se
refiere, igualmente, al efecto acumulativo de procesos e influencias del contexto.
El entrecruzamiento de todos estos sistemas permite acercarse al concepto
de transiciones ecológicas, que el autor define que se producen cuando, por algún
5
motivo, la posición de una persona en su ambiente se modifica a consecuencia de
un cambio de rol, entorno o ambos a la vez. En determinado momento y ciertas
circunstancias, las situaciones pueden llevar a que entornos más lejanos puedan
pasar a convertirse en ambientes más próximos, o viceversa.
Siguiendo lo descripto hasta ahora, puede definirse que todas las personas
participan de variadas comunidades e integran muy diversas y complejas redes de
interacción. Esta participación involucra un entretejido dinámico de redes tanto
formales como informales en permanente interacción. Podría decirse a partir de
ello, que la identidad del sujeto está construida en base a toda una historia de
pertenencias simultáneas a múltiples redes sociales, y es en función de esta que
debe ser evaluada su participación e inserción social.
Carlos Sluzki (Médico Psiquiatra argentino, nacido en 1933, recibido en la
Universidad de Buenos Aires, radicado en Estados Unidos desde 1971. Para
ampliar información sobre el autor, ver Glosario de autores, T y T de la Clínica
Sistémica, 2024) refiere que las múltiples relaciones sociales de las personas
contribuyen sustancialmente a su reconocimiento, constituyendo por ende, un
punto central de la experiencia individual de identidad, bienestar y competencia,
además de la posibilidad de protagonismo y sensación de control de la propia
vida. A esto se agrega la posibilidad de incorporar hábitos y herramientas para el
cuidado de la salud y la capacidad y adaptación a una crisis (Sluzki, 1996).
En la medida en que esta múltiple pertenencia constituye parte central de la
construcción de la identidad de las personas, la necesidad de contacto, vínculo e
interacción social, sería una derivación lógica.
6
sociales, económicas, motivacionales, entre otras. Las distintas disciplinas han
basado sus estudios desarrollando alguna o un grupo de ellas.
En lo que respecta a las disciplinas del área social, Sen (en Carcedo
González & Reviriego Picón, 2007) formula la importancia de partir desde un
enfoque psicosocial para entender la necesidades fundamentales de los seres
humanos, y hace hincapié sobre todo en la posibilidad y libertad que tienen las
personas para resolver dichas necesidades.
A partir del estudio de las necesidades infantiles, López (1995) destaca tres
tipos de necesidades fundamentales en los seres humanos: de relaciones
sociales, de vínculos afectivos y de intimidad. Cada una de estas necesidades se
cubre con un tipo de relación específica, y en la medida en que esto no ocurre o
no es posible, el sujeto experimentaría algún tipo de sentimiento de soledad.
Las necesidades sociales suponen la posibilidad de disponer de una red de
relaciones sociales, que en un nivel micro estarían representadas por las
amistades, las relaciones con vecinos, compañeros de trabajo, y otras personas
conocidas, y en un nivel más macro, implicaría la sensación de pertenencia a una
comunidad. Cuando esta necesidad no se resuelve convenientemente, el sujeto
percibirá soledad social, sentimientos de marginación y de tristeza.
Con respecto a las necesidades de vínculos afectivos, o emocionales, éstas
hacen referencia a los vínculos de apego, relacionados primero con la familia de
origen, y luego con la pareja en la edad adulta, e implicarían la posibilidad del
establecimiento de vínculos afectivos incondicionales y duraderos. Si esta
necesidad no es cubierta aparecerá la soledad emocional, caracterizada por la
inseguridad, la falta de protección, el miedo al abandono.
Por último, y en cuanto a la necesidad de intimidad, esta hace referencia a
la necesidad de contacto corporal e intimidad placentero que se resuelve a través
de los contactos sexuales adultos, y que en caso de no poder satisfacerlas, el
sujeto sentirá frustración sexual, tensión y/ o insatisfacción sexual.
Entonces, y en base a lo que se ha visto hasta aquí, si los seres humanos
somos seres sociales, y el desarrollo de las personas depende de los contextos
relacionales en los que estas se hayan inmersas, entonces los vínculos sociales
7
resultan en una necesidad, siendo centrales en la construcción de la identidad y el
desarrollo evolutivo. Y con la misma fuerza con la que pueden resultar en
contención emocional y promover la experiencia de identidad y bienestar, pueden
promover el malestar y generar conductas disfuncionales (Wittner, 2016).
Definición
El concepto de Red Social hace referencia a un entramado de relaciones
que involucra una multiplicidad de actores con roles y funciones diferenciales
(Nuñez, 2006). Castells (2009) la define como un conjunto de nodos
interconectados, configuraciones comunicativas que requieren de flexibilidad,
adaptabilidad y supervivencia para ser eficientes.
Speck & Attenave (1973) la definen como las relaciones humanas que
tienen una influencia duradera en la vida de las personas, siendo entonces la red
la forma en que se expresa la vida social.
Las redes son pautas de conexión que involucran la historia, el presente y
el futuro de los vínculos entre las personas y las organizaciones. Es un proceso
que involucra múltiples engranajes en constante interacción y cambio, generando
equilibrios y desequilibrios, modificando su configuración y estructura de una
8
manera dinámica y compleja (Dabas, 2006). Conjunto de nodos interconectados
(Castells, 2009) que posee la capacidad de adoptar siempre nuevas y variables
formas gracias a su capacidad de extensión, deformación y transfiguración. En
este sentido la red es fluida y autotransformadora (Dabas y Najmanovich, 2006).
La noción de redes sociales implica el intercambio dinámico entre
elementos de un sistema abierto, proceso de construcción constante, tanto
individual como colectivo, que potencializa los recursos de ese sistema creando
alternativas de resolución de problemas y/ o la satisfacción de necesidades. En
este contexto, cada miembro se enriquece gracias y en las interacciones con el
conjunto en general, optimizando los aprendizajes socialmente compartidos.
(Dabas, 1998). En este sentido puede sostenerse que las redes implican
multicentralidad y reciprocidad (Dabas, 1993).
Calvo (2009) utiliza la figura de una trama o urdimbre para usarla como
metáfora de lo que considera el concepto de red. Desde una concepción holística
define al ser humano como una parte integrante de esa red, una hebra de un
tejido, relacionado siempre con un sistema más amplio y abarcador.
La noción de Red incluye tanto la red vincular como la red nocional. La
primera incluye las múltiples relaciones que cada persona establece, en tanto que
la segunda refiere a la red de nociones, significados compartidos que constituyen
soporte de nuestro accionar.
La importancia de la red social para el sujeto no está dada por la suma de
personas que la conforman, si no porque sus funciones son emergentes de su
propio entramado interaccional. Ni sus propiedades, ni aún sus limitaciones son
propiedades de sus elementos constitutivos, son inmanentes al sistema
interaccional que conforman. Morin (1994) refiere que además del “plus”
emergente en un sistema, también se da un minus, ya que las mismas
interacciones sistémicas hacen que algunas características o propiedades de los
elementos no se expresen. Esto permite pensar que de un entramado de red
particular emergen una propiedades (recursos o limitaciones) determinadas que
favorecen la aparición de unas conductas por sobre otras. Estas no deben ser
evaluadas como buenas o malas/ mejores o peores de por sí, si no mas o menos
9
funcionales respecto de las circunstancias particulares que el sujeto deba afrontar
en cierto momento de su vida (la funcionalidad o disfuncionalidad es entendida
como una propiedad emergente del sistema, no como un atributo de los elementos
que lo componen).
Tipos de Redes
Ya específicamente en el área de la salud, Dabas y Perrone (1999; 2006)
reconocen los siguientes niveles de redes: Personal y familiar, Comunitaria,
Institucional, Red de servicios, Intersectorial. No debe perderse de vista que la
forma de diferenciar los niveles de redes no implica no tener en cuenta las
complejidad que supone la interacción entre ellos.
Las redes sociales personales, merecen un apartado especial en este texto,
y por tanto serán definidas con más detalle en el apartado siguiente.
Con respecto a las redes comunitarias, estas pueden ser pensadas como
las que involucran las relaciones de los sujetos con su comunidad, implicando los
niveles meso y exosistema tal como lo define Bronfenbrenner (1987).
Las redes institucionales involucran tanto las que ofrecen servicios de
salud, como todas aquellas instituciones que pueden colaborar en el ejercicio y
optimización de sus funciones.
Cuando se piensa en las redes de servicios es necesario tener en cuenta la
articulación entre los sectores público, privado y de seguridad social, a nivel local,
provincial, regional y nacional. Las dificultades en este nivel están relacionadas
12
con cuestiones presupuestarias provinciales/ municipales/ nacionales, que a la vez
implican políticas de gobierno.
Por último, las redes intersectoriales involucran las anteriores, en su
interacción con lo local, lo regional, lo nacional y/o lo transnacional, suponiendo
este tipo de redes un alto nivel de complejidad.
15
Características estructurales de la Red
Al referir a las características estructurales el autor (Sluzki, 1996) menciona
las propiedades de la red en su conjunto, lo que implica tener en cuenta los
siguientes:
- El tamaño es el número de personas en la red, suponiendo que las de
tamaño mediano en general son las más efectivas
- La densidad refiere al grado y tipo de conexión entre los miembros de la
red, con independencia del sujeto que uno tiene en cuenta, siendo que
un nivel medio de densidad pareciera ser más funcional
- La composición de la red involucra la distribución de los miembros
según los cuadrantes y áreas anteriormente mencionados. La
composición más variada aportaría mayor flexibilidad al sistema
- La dispersión, o sea, la distancia geográfica y posibilidad de conexión
entre los miembros de una red, hacen a su accesibilidad, sensibilidad y
posibilidad de respuesta ante una situación de crisis
- Su homogeneidad o heterogeneidad en cuanto a cuestiones
demográficas, socio culturales e idiosincráticas, hacen a la efectividad
de la red para atender a las necesidades de alguno de sus miembros
19
Redes Sociales y Salud Mental
Las relaciones sociales influyen en la salud y el estado de ánimo. Una red
personal estable, confiable, sensible y activa sería promotora de salud, en tanto
que la cercanía y calidad de estos vínculos no sólo protegerían a las personas de
la enfermedad, sino que acelerarían los procesos de curación y aumentaría la
sobrevida (Myers, 2000). Sluzki (1995) plantea que es directa la correlación entre
la calidad de la red social de un sujeto y la calidad de su salud.
Las relaciones personales saludables y la redes sociales de apoyo sirven a
los seres humanos a percibir mayor sensación de bienestar y a resistir y superar
situaciones estresantes con las que pueden enfrentarse a lo largo de su vida, dado
el efecto moderador de los factores que influyen negativamente, sobre todo en lo
que respecta a los acontecimientos estresantes que estas tienen que afrontar
Wainstein & Wittner, 2005, 2024).
Numerosos estudios (Buendia, 1991) han encontrado que el apoyo social
puede ser un promotor de la salud, y la recuperación de la salud se asocia con un
descenso en el riesgo de mortalidad, el vínculo entre el apoyo social y resultados
de salud tanto física como salud psicológica está reconocido ampliamente en la
literatura científica (Buendia, 1991).
Myers (2000) refiere que las personas son más felices cuando están
apoyadas por un grupo de familiares y amigos, en tanto genera una
reconfirmación y estímulo para las sí mismas. Agrega además que esto serviría
como predictor de la felicidad y la salud, en tanto promueven la autoestima y el
bienestar. Las personas que cuentan con relaciones cercanas que les
proporcionan apoyo tendrían menos riesgo de enfermar y morir prematuramente
(Myers, 2000).
Lindemann (1979), creador de la teoría de crisis, resaltó el lugar central de
la red social personal –familiar y extrafamiliar- de un individuo en la determinación
de los efectos a corto y largo plazo producto de una situación de crisis.
La red social ofrece una excelente oportunidad para entender nuevas
estrategias de afrontamiento para enfrentarse a diferentes desafíos que plantean
un problema o crisis. Contar con una red social de apoyo, es idóneo para estimular
20
y potenciar nuevas soluciones. Los otros refuerzan incluso los pequeños éxitos y
apoya a sus integrantes ante los fracasos (Barrón et al., 1988).
A su vez, debe agregarse en esta misma línea que una red funcional al ser
un aspecto central de la experiencia individual de identidad, bienestar y
competencia, contribuiría a dar sentido a la vida de los miembros que a través de
ella interactúan. Asimismo, la participación activa en redes sociales (participar de
ella con protagonismo a la hora de tomar decisiones y plantear acciones) brindaría
al sujeto la sensación de control de su accionar, tanto del medio que lo rodea
como de su vida en general, que permitiría sortear la apatía y la sensación de
indefensión. Es por esto que las redes benefician la capacidad de tolerar y
adaptarse a una situación de crisis (Sluzki, 1996).
La creación de redes sociales de apoyo es, en este sentido, una de las
intervenciones claves que favorece el uso de los propios recursos del sujeto y el
aprendizaje de otros nuevos a los fines de adaptarse y superar lo sucedido. Es
necesario un otro significativo que mantenga una actitud de aceptación de la
persona, de su self, independientemente de sus actos.
Elkaim (1989) puntualiza que cuando las personas tienen un problema
similar pueden compartirlo, se produciría la ruptura del aislamiento que sentirían
frente al mismo, produciendo esto en sí mismo un efecto terapéutico.
A partir de algunos estudios (Myers, 2000) puede concluirse que así como
las relaciones cercanas y satisfactorias promueven la salud, la pérdida o deterioro
de las mismas aumentaría los riesgos de enfermedad.
Las personas que integran la red de un sujeto tienen diversos grados de
influencia sobre este según su vínculo relacional. Al influir la red sobre todas las
conductas del individuo, puede pensarse que las conductas sintomáticas que este
presenta serían indicadores de que la red social está disfuncionando, parcial o
completamente (Klefbeck, 1995).
La sensación de que las relaciones sociales son menos numerosas o
significativas de la expectativa que se tiene de ellas, produciría el sentimiento de
soledad. Esta no necesariamente coincide con el aislamiento, de hecho son
conceptos diferenciados (Myers, 2000). Sentirse solo implica sentirse excluido o
21
no querido por quienes a uno lo rodean, provocando una imposibilidad de
compartir desde los eventos cotidianos hasta las cuestiones más íntimas (Beck &
Young, 1978; Davis y Franzoi, 1986).
Algunos autores (Stokes & Levin, 1986; Berg & McQuinn, 1988) han
estudiado la forma en que las cuestiones de género imprimen diferencias en las
circunstancias en las que hombres y mujeres refieren sentir soledad. Mientras que
los hombres se sentirían solos al encontrarse aislados de la interacción grupal, las
mujeres lo harían cuando se encuentran deprivadas de las relaciones cercanas
uno a uno.
House, Landis y Umberson (1998), indicaron que la fuerza de la asociación
entre ausencia de apoyo social y salud era tan fuerte como el de otros factores de
riesgo tan conocidos como fumar, presión sanguínea, lípidos en sangre, obesidad
y bajos niveles de actividad física. A su vez refieren algunos casos los datos de
morbilidad muestran una clara asociación con el apoyo de la red social.
Una serie de estudios epidemiológicos de tipo prospectivo han demostrado
que la mortalidad mayor se acumula en los subgrupos con una red social mínima
(Berkman & Syme, 1979; Tibblin, 1986).
Así también ya es conocido de que, eventos negativos que se extienden a
lo largo del tiempo (como por ejemplo enfermedades de larga duración) debilita las
redes del sujeto en tanto deteriora su calidad de sus interacciones y afecta a su
tamaño (Sluzki, 1995).
22
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25
‐
1
El concepto de violencia
1
Título del Libro o Parte
2
Título de Capítulo
Intensidad emocional
Fervor/Genio impetuoso Violencia Daño, maltrato (ING)
Ilegitimidad
Contra la razón, la justicia, inti-
midatoria, atemorizadora
3
Título del Libro o Parte
1
Seguimos la sugerente traducción ofrecida por van der Dennen (1980): Kratos: Might
(que traducimos por Poder por similitud con algunas traducciones en español de Kratos);
Bia: Violence. Pero en las traducciones españolas de la obra de Esquilo los personajes de
Kratos y Bia varían. Así, Menéndez Pelayo traduce Kratos por Fuerza y Bia por Poder;
en la de la editorial chilena Pehuén Kratos es Poder y Bia es Fuerza; en la de Bernardo
Perea para Gredos, Kratos es Fuerza y Bia es Violencia. El diccionario Vox de griego
clásico nos da las siguientes traducciones: κράτος: fuerza, vigor, solidez, robustez, poder,
dominio, trono, soberanía, autoridad, imperio, victoria, supremacía, violencia; βία: fuerza,
energía corporal, vigor, robustez, vigor moral, violencia, coacción.
4
Título de Capítulo
Allí se lo entregan a Hefestos y Kratos (el Poder) le urge a cumplir el castigo que
Zeus le ha impuesto a Prometeo por desafiar a los dioses. Aunque tanto Kratos
como Bia son instrumentos al servicio del poder tiránico de Zeus, su comporta-
miento en la obra de Esquilo es diferente, mientras que Kratos (el Poder) utiliza
las palabras y procesos de razonamiento para disipar las dudas de Hefesto, que las
manifiesta al apelar a los vínculos de sangre y amistad que tiene con Prometeo,
Bia (la Violencia) permanece en silencio.
Por lo tanto, etimológicamente violencia se muestra como un término asocia-
do al ejercicio continuo de la fuerza y al del poder exento de capacidad discursi-
va.
Esta primera caracterización teórica nos muestra tanto la relación parcial con
el mapa semántico de la violencia que bosquejábamos más arriba (intensidad de
la fuerza, ilegitimidad) como añade otro que orienta gran parte de los trabajos que
han tenido lugar sobre la violencia: la vinculación de la violencia con la política
(tanto violencia soterrrada en el ejercicio de la política desde el poder, como en la
violencia manifiesta de ese mismo poder, o en los intentos de debilitar ese poder o
de derribarlo).
5
Título del Libro o Parte
Pantara (1978) nos propone tres criterios a los que tiene que adecuarse una
definición de violencia:
Criterio normativo. Lo que se entienda por violento debe recoger el as-
pecto ético del término. Lo violento tiene una connotación negativa que
tiene que tener elementos discriminativos en la definición, es decir, que si
algo violento es peor, éticamente hablando, que algo no violento debe ha-
ber criterios que permitan reconocerlo y afirmarlo.
Criterio teórico. Una definición de violencia tiene que integrase en un
modelo teórico que justifique las preferencias de la no violencia sobre la
violencia más allá de la mera prescripción ética. Además de ser preferi-
ble éticamente debe serlo social e interpersonalmente.
Criterio descriptivo. Finalmente, la propuesta que se haga tiene que ade-
cuarse al uso cotidiano de violencia. Puede matizar, precisar, o desbrozar
aspectos que en ese uso habitual no quede claro, pero tiene que ser fácil-
mente reconocible, no puede ser un artefacto para uso de eruditos.
6
Título de Capítulo
nal y puede tener lugar de forma manifiesta o encubierta, dando lugar así a cuatro
tipos de violencia: violencia personal manifiesta (por ejemplo, un atraco, una
violación, un asesinato); violencia institucional manifiesta (cuando la violencia
manifiesta se apoya en un papel institucional; por ejemplo, el castigo de padres
hacia los hijos, la represión policial, la guerra como forma institucionalizada de
violencia, etc.); violencia personal encubierta (por ejemplo, las amenazas y las
presiones psicológicas en general que afectan al cuerpo o la autonomía de otra
persona); y la violencia institucional encubierta (las acciones institucionales que
restringen sistemáticamente esos derechos y que pueden ser advertidos o no por
las víctimas, por ejemplo, la existencia de guetos de cualquier tipo, la estructura
machista de la sociedad, etc.).
7
Título del Libro o Parte
grupos privados o las personas (Nieburg, 1969, 194). U Ogle: Debe ser puramen-
te físico –un acto manifiesto tal como el golpe de un puñetazo o el apuntar con un
arma, o la actividad de una muchedumbre como en el caso de un linchamiento
masivo. Donde quiera que conlleve el uso de fuerza material medible, nos referi-
remos a violencia (Ogle, 1950, apud van der Dennen, 1980). Estas definiciones
cubrirían el campo de violencia manifiesta de Garver pero ignorarían cualquier
otro tipo y excluyen explícitamente la violencia psicológica. Buscan la operativi-
dad del concepto.
Finalmente, la tercera categoría son las consideradas definiciones legitimis-
tas (o estrechas). La restricción del concepto se debe a que no solo se restringen a
violencia explícita, sino a violencia explícita ilegal. En esta categoría puede en-
cuadrarse la de Hook: uso ilegal de métodos de coerción física para fines perso-
nales o grupales (Hook, 1975, apud Coady, 2007), o la de Walter (1964) el tér-
mino violencia debe restringirse al sentido de daño destructivo; por lo tanto, un
tipo destructivo de fuerza (…) se entiende habitualmente por violencia un daño
exagerado o desmesurado a los individuos que no está prescrito socialmente está
más allá de los límites establecidos (Walter, 1964, 250 y 255). Estos dos ejemplos
recogen también una diferencia en esta categoría, mientras que Hook limita la
violencia a violencia física, Walter incluye violencia no física también la magia,
la brujería, y las diversas técnicas para infligir daño por medios mentales o emo-
cionales (ibíd., 250), aunque generalmente este tipo de definiciones suele restrin-
girse al ejercicio de la fuerza física.
Estas definiciones legitimistas se asientan en la tradición de autores como
Hegel (autoridad: uso de la violencia legitimada; violencia: uso ilegítimo de la
fuerza), Weber, la regla legitimada, o Parsons (la fuerza es un elemento necesario
en el orden social normativo; la violencia es un síntoma de patología social) (Mi-
der, 2103).
Las definiciones legitimistas de la violencia tienen el riesgo del criterio de
oportunidad y de la dependencia de un segundo concepto. Así, en cada momento
la violencia se redefiniría con arreglo al entorno normativo en el que tuviese lugar
además de cambiar el etiquetamiento de un acontecimiento según está amparado
normativamente o no. Por otro lado, evitan el incómodo paralelismo entre accio-
nes cometidas por poderes legítimos y por quienes pretenden derribarlo. Por
ejemplo, la diferencia en términos de violencia entre terrorismo y represión poli-
cial (legal) es posible en esta categoría de definiciones pero no en las categorías
anteriores.
Coady (2007) indica un correlato imperfecto entre estos tipos de violencia y la
ideología política. Del mismo modo que puede establecerse un continuo desde las
definiciones más amplias hasta las más restringidas (o legitimista), también se
8
Título de Capítulo
9
Título del Libro o Parte
Categoría de la definición
Violaciones mani-
Coerción (física) Coerción manifiesta
fiestas y encubiertas de
derechos manifiesta ilegal
Concordancia política
No es intención de los autores proponer una nueva definición, si es que tal cosa
fuera posible ya que con la acumulación existente parece que solo se pueden ha-
cer repeticiones o definiciones ad hoc para propósitos específicos. Por lo que
vamos a cerrar este apartado con una figura comprensiva de lo que se ha entendi-
do por violencia.
10
Título de Capítulo
Etimología Continua
Violencia
No discursiva
Coerción Daños
Legal /Ilegal Físicos
Definiciones Física/No física
Gran intensidad Legítima/Ilegítima Psicológicos
Sociales
Imposición Posición respecto
del Poder a la norma
Figura 1.X. Resumen del campo de la violencia generado por las definiciones del
término
El campo de la violencia resulta ser bastante coherente. Desde todos los pun-
tos de vista hay una fuerza coercitiva. La intensidad y la naturaleza de esa fuerza
ya es más ambigua. La percepción del lego es que es de gran intensidad, pero los
teóricos gradúan esa intensidad: para muchos no es necesaria esa alta intensidad,
una baja intensidad de la fuerza –una amenaza, por ejemplo- puede tener efectos
similares. La naturaleza física o no física también es ambigua. Tanto para el len-
guaje común como para muchos teóricos, la violencia es física, pero de nuevo hay
teóricos que no aceptan esa restricción y ven tan merecedora de ser etiquetada de
violenta una fuerza física (una patada, un disparo) como una no física, y en este
sentido, las concepciones que se apartan de la fuerza física se acercan más al ejer-
cicio de la fuerza como imposición no discursiva del poder. La violencia para
todos sería el ejercicio del poder no argumentativo, que no intenta convencer o
persuadir, que se impone. Pero para algunos teóricos esta imposición sería brusca
y física, mientras que para otros podría adoptar otras formas que devienen en
imposición, que no aceptan la réplica ya que no buscan el entendimiento aunque
utilicen expresiones verbales (por ejemplo, una humillación sería aceptada como
violenta por algunos teóricos, no es física, es verbal, pero no entra en el juego de
desarrollar argumentativamente la corrección a la realidad y a las normas sociales
de lo manifestado, solo busca el daño de forma no contemplada en las normas
sociales).
11
Título del Libro o Parte
Violencia
Imposición de poder
Perpetrador Objetivo
12
Título de Capítulo
Los diccionarios son más escuetos con el término agresión que con el de violen-
cia. Así, encontramos definiciones bastante similares en los diccionarios de refe-
rencia como el DRAE m el Merriam-Webster o el Collins. En todos hay alguna
acepción para la agresividad humana personal, una o dos, y otra para la agresivi-
dad como nación. Entre las primeras encontramos Acto de acometer a alguien
para matarlo, herirlo o hacerle daño (DRAE) o Conducta o actitud hostil, injuriosa
o destructiva (Merriam-Webster), Conducta o actitud mental hostil o destructiva
(Collins). Todas ellas suponen la acción de alguien que provoca un daño en otro.
La inclusión de términos como matarlo, junto a hacerle daño, u hostilidad o des-
trucción permiten pensar que el daño recibido es no deseado por quien lo experi-
menta. Otro conjunto de acepciones completan esta agresión personal: acto con-
trario al derecho de otra persona (DRAE), Procedimiento o acción enérgica
especialmente cuando es para dominar (Merriam-Webster), Cualquier práctica o
actividad ofensiva (y aclaran: una agresión contra la libertad personal (Collins).
En estos casos la consecuencia de la agresión son los derechos o la libertad de la
persona, por contraste suponemos que las primeras acepciones recogidas se orien-
tan al daño físico de la otra persona. Por lo tanto la agresión tendría como objeto
causar daño de cualquier tipo a otra persona. De forma generalizada, se recoge
una acepción sobre el ataque (sin declaración previa, que supone violación de la
integridad territorial o no provocado) de una nación contra otra, que, en el nivel
de las naciones, sería una mezcla de las dos aplicadas a las personas: provocación
de daños físicos y violación de derechos. En los diccionarios ingleses se incluye
el que se pueda hablar de actitud (outlook –Merriam-Webster-, mental attitude –
Collins-) mientras que en el español solo se hace referencia explícita a comporta-
mientos o acciones (acto de acometer, ataque armado) solo quedando un margen
13
Título del Libro o Parte
Agresión
3
Ver: www.elcastellano.org
14
Título de Capítulo
ro tiene que apoyarse en algún tipo de poder que la víctima no puede contrarres-
tar, ya se deba a un mayor estatus profesional, a una popularidad entre el resto de
compañeros o a un apoyo de determinados superiores jerárquicos). En los dos
últimos ejemplos sería forzar el significado de poder al poder por competencias o
habilidades, en lugar de eso la agresividad referida se apoya en la capacidad que
tienen esas personas para realizar una actividad enérgicamente y con la suficiente
intensidad y continuidad que les permita obtener logros que de otra manera serían
muy difíciles, si no imposible, de conseguir
Pero el lenguaje aquí hace una pequeña trampa. Esa diferencia de uso se suele
marcar en el lenguaje: mientras que las agresiones como actos se relacionan con
el sentido negativo, destructivo, del término, la agresividad como actitud o rasgo
se puede relacionar tanto con el sentido positivo como con el negativo. Así, se
puede decir le agredió al salir de la reunión, con el sentido evidentemente nega-
tivo de le provocó daños; pero no se puede decir le agredió vendiéndole una enci-
clopedia, con el sentido positivo de le acabó convenciendo de que la comprase.
Pero, por otro lado, sí se puede decir el jugador demostró tanto agresividad en el
campo que acabó expulsado, con sentido negativo: su comportamiento excedía
los límites aceptables de intensidad establecidos como normativamente acepta-
bles; y también se puede decir la agresividad de sus técnicas de venta le hacen
obtener grandes resultados para la empresa, con el sentido positivo de energía,
intensidad, persistencia en las técnicas de venta utilizadas.
La relación que hay entre agresión y agresivo no es la misma que hay entre
violencia y violento. Mientras que entre violencia y violento se mantiene de un
modo u otro la negatividad asociada al daño o exceso asociado a la violencia, en
el caso de agresión/agresivo el primer término tendría un solo polo (negativo)
mientras que el segundo tendría una dualidad que se muestra según se acerque
más al ejercicio hostil del poder (negativa) o a la intensidad de la asertividad.
15
Título del Libro o Parte
poder Daños
Físicos o no
hostili-
dad, des-
trucción
Comportamien- Agresión/
to o actitud enérgi- Agresivi-
ca dad
intensi-
dad, persis- Logro
tencia con especial difi-
asertivi-
dad cultad
Figura 1.X. Campo semántico, según el uso, de la agresión
16
Título de Capítulo
17
Título del Libro o Parte
18
Título de Capítulo
Emociones
Eje Psicológico Elaboración cognitiva
Disposición/rasgo: estabilidad
Figura 1.X. Resumen de los ejes de las definiciones del término agresión
Sin embargo, estos ejes aunque acotan el campo de la agresión quizá desvíen
un tanto la pretensión de definir el concepto. El eje biológico nos recuerda que no
podemos olvidar nuestra continuidad con otros seres vivos; el psicológico que
somos seres complejos que (casi) no emitimos respuestas automática sino media-
das por procesos emocionales y cognitivos y que somos seres dotados de conti-
nuidad identitaria (en la que nos reconocemos y se nos reconoce y en la que pue-
de entrar, o no, la agresión); finalmente, el eje social enfatiza el papel de los
estímulos en la emisión de respuestas y la ineludible socialidad del ser humano.
Pero esos ejes también son válidos para multitud de aspectos.
Tratando de centrar la definición de agresión, podemos cuestionar el uso coti-
diano de agresividad para considerarlo en la definición de agresión. Un compor-
tamiento agresivo que se refiere a un logro asociado a un desempeño intensivo,
persistente, con uso generoso de energía y que se vincula a la asertividad difícil-
mente se denominará agresión, pero sí entrará en la agresividad. Por ejemplo, un
vendedor de un producto a domicilio que utiliza tácticas apoyadas en una gran
insistencia, en un bombardeo de datos, de ofertas sucesivas… puede ser conside-
rado un vendedor agresivo, pero es extraño que un posible cliente considere que
su comportamiento haya representado una agresión.
Esto nos reduce el término agresión al comportamiento enérgico que produce
daños por el ejercicio del poder de modo hostil o destructivo, la mitad del campo
de uso semántico de la agresión señalado más arriba. Ahora bien, en ese campo
semántico de la agresión hay dos aspectos implícitos a considerar. La agresión
siempre es un comportamiento o una conducta. Puede ser como respuesta a un
estímulo, pero no es un mero reflejo: hay una utilización intencional de un esfuer-
19
Título del Libro o Parte
zo, al menos moderado, para provocar un daño. Es, por tanto, una conducta inten-
cional.
Van der Dennen (1980) considera que la intencionalidad no es necesaria para
la calificación de agresión, sin embargo los ejemplos que pone no son consisten-
tes. Por ejemplo, se refiere a la agresión de un niño que está llorando o patalean-
do, o a la de una unidad de policía que se defiende de un ataque de una guerrilla
urbana. En ambos casos la intencionalidad de emitir la conducta y provocar daños
en los posibles receptores parece indiscutible, lo que puede no haber es una moti-
vación específica para causar una daño concreto en un persona concreta. Y, como
consecuencia, el niño puede asustarse si la consecuencia es que le ha roto las ga-
fas a su abuelo o los policías ven que han causado la muerte de unos adolescentes
solo armados de su bravuconería.
Anderson y Bushman (2002) introducen un matiz importante en la clarifica-
ción de la relación de la intencionalidad con la agresión. Señalan que para que
una conducta sea considerada agresión debe tener la intencionalidad de dañar a un
objetivo próximo, mientras que los daños como objetivo último van a servir para
diferenciar entre tipos de agresión. Por ejemplo, dos personas van a subir a un
autobús y una de ellas golpea intencionalmente a la otra con el codo en las costi-
llas. Supongamos dos situaciones para ese ejemplo: a) apenas hay sitio en el auto-
bús y solo la primera que logre subir viajará; b) las personas se conocen y tienen
rencillas habituales entre ellas. En ambos casos, podemos hablar de agresión (ob-
jetivo inmediato: causar daño a la otra persona), pero son agresiones diferentes
(en el primer caso la persona agresora hubiese golpeado a cualquiera ya que su
objetivo último es subir al autobús; en el segundo caso la persona agresora solo
golpearía a esa persona porque su objetivo último es perjudicarla de la manera
que pueda en cada momento).
La precisión de Anderson y Bushman nos lleva al segundo de los aspectos
implícitos, que es el daño provocado. La agresión siempre intenta provocar daños.
Aquí la diferencia entre el daño real y potencial como criterio para considerar un
comportamiento como agresión no es tan nítido. Si alguien lanza un puñetazo a
otra persona y le golpea, no hay duda de que es una agresión, pero ¿y si la posible
víctima lo esquiva? Nos encontramos con una diferencia de uso. En el lenguaje
cotidiano probablemente digamos que intentó agredirnos, pero no lo consiguió
porque estuvimos ágiles4; pero en el lenguaje científico no tendría sentido cam-
biar la calificación de un comportamiento solo porque ha fracasado, probable-
mente diremos que ha sido una agresión fallida, pero, sin duda, una agresión.
4
Es evidente que las referencias al uso del lenguaje van vinculadas a un idioma concreto,
en este caso el español.
20
Ficha de Cátedra – Psicología Social I (35)
Facultad de Psicología – Universidad de Buenos Aires
Factores Protectores en
Salud Mental:
Bienestar Psico-Social.
Matias Mandelbaum.
Contenido
Introducción ............................................................................................... 2
Conclusiones ............................................................................................ 15
1
Introducción
Desde los inicios de la psicología a fines del Siglo XIX hasta el correr de nuestro
parte de ella. Ambos constructos los vamos a desarrollar en el presente escrito con el
de ellos. También hay otros factores protectores de la salud mental como la resiliencia
(Park & Paterson, 2008; Seligman, 2001; Paterson, 2000), las fortalezas de carácter
(Seligman, 2005), la esperanza (Snyder, 2000), el amor (Romagosa & Albizu Miranda,
1986) y la inteligencia emocional (Góngora & Casullo, 2009) que cumplen con la tarea
de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de
exploración del bienestar cobra vital importancia para la psicología social ya que es un
2
interacción, entre las personas y su entorno. Afecta la conducta, los comportamientos y
la cognición.
OMS (2022) la cual concibe a la salud mental como un proceso dinámico y complejo
padecimiento mental.
(Seligman, 2005, 2012; Ingram & Snyder, 2006; Góngora & Casullo, 2009; Gable &
que dispone, pero también predispone en el intercambio con las redes que habitamos.
3
Antecedentes del concepto
por los filósofos empiristasde la antigua Grecia, primordialmente por Epicuro (341 a.C-
270 a.C.) y Aristóteles (384 a.C.- 322 a.C.) en la noción sobre el hedonismo y
felicidad desde una perspectiva efímera. La cual, se puede experimentar en los placeres
necesidades, no suelen tener un horizonte temporal extenso, sino más bien tiene la
característica de ser momentánea, pero con una carga emocional de alta intensidad. Es
una doctrina que procura evitar los excesos, otorga un lugar primordial al placer y a
evitar el dolor como propósito de la existencia. Reconoce que los placeres que
satisfacen al alma son superiores a los que satisfacen al cuerpo, siendo el cultivo de
desarrolla tres vías de acceso a la felicidad. Por un lado, se encuentra la vida del placer
vida de actividad política donde media el honor en relación con aquello que implica el
4
saber, el conocimiento y el juzgar. Por último, es la vida contemplativa que trata de la
observación atenta y pausada de la realidad sin juzgar. Donde se actúa en base a la razón
eudaimónica es la que brinda el mayor bienestar, siendo ella el bien más elevado o
supremo para los seres humanos, implica de esta manera actividad exhibiendo virtud
Bienestar Psicológico
a Marie Jahoda (1958) quien realizó numerosos aportes al campo de la psicología social.
Entre las investigaciones más relevantes encontramos sus estudios sobre el prejuicio,
También fue una de las pioneras en el estudio del tema que nos atañe: investiga la
relación entre bienestar y salud mental. Crea un modelo de “salud mental positiva”
(1958) compuesto por seis criterios que abordan el tema en cuestión. Siendo ellos: las
(1958) es que no ha desarrollado una escala que evalué el constructo referente a “salud
5
mental positiva”, no obstante así, se presenta como un punto de partida para el estudio
Carol Ryff (1989) es una de las máximas referentes en el estudio del bienestar, lo
bienestar psicológico, como así también una escala para medirlo. Las dimensiones son:
del abordaje sobre el bienestar desde factores más subjetivos centrándose en variables
psicológicas del individuo, pero sin dejar de lado el contexto. En investigación sobre
esta manera una forma de evaluación objetiva del constructo. Fue traducida a más de 25
bienestar.
Las describe como un estado que se genera al realizar actividades de alta dificultad,
pero en las cuales las personas tienen altas habilidades para responder a ellas. Generan
6
Hemos visto como describen las personas las características comunes de
adecuadas para enfrentarse con los desafíos que se nos presentan (…) La
1998, p. 115).
personas, logrando así las diferentes metas que se propongan y teniendo, en última
bienestar psicológico.
ítems que evalúan las áreas de control de situaciones, vínculos psicosociales, proyectos
y aceptación de sí. Logrando una confiabilidad de la escala muy aceptable del 0.74.
Relacionaron la escala de bienestar con una serie de variables, hallando una correlación
psicológico, siendo las áreas más afectadas las de vínculos psicosociales y aceptación
(Casullo & Castro Solano, 2000). Era una época donde reinaba en el mundo académico
7
una serie de opiniones y teorías acerca del bienestar pero con baja contrastación
empírica, por lo que la investigación llevada a cabo por ellos fue de gran referencia para
teórico referente para la investigación sobre el bienestar, años más tarde Martin
Seligman (2002) crea la psicología positiva, ofreciendo de esta manera un marco teórico
Martin Seligman (2002) propone una teoría del bienestar basada en un modelo
Trabajar sobre cada uno de ellos y potenciarlos es la forma para Seligman de aumentar
el bienestar psicológico. Seligman (2002, 2005, 2011) al ser uno de los máximos
prácticas con el fin de aumentar los niveles de bienestar, entre las más recurrentes es el
depresivo mayor y ansiedad generalizada del DSM IV y los reescriben pero desde un
lado saludable, enumeran diez de esos indicadores del sentirse bien para poder
Bienestar Social
1
En inglés los cinco componentes: Positive emotions, engagement, relationships, meaning and purpose,
accomplishment.
8
Ahora bien, en cuanto al abordaje del bienestar social nos centramos en los
estudios de Corey Keyes (1998, 2002) sobre el presente constructo. Es definido como
1998, p. 122). El autor considera que las personas con altos niveles de bienestar social
amabilidad. Aceptando los aspectos positivos y negativos de la vida, los cuales son
coherente y predecible.
9
(SWB). La cual evalúa la percepción que tienen las personas sobre las cinco áreas que
mental
una serie de procesos psicosociales, entre ellos el bienestar. Para Allport (1954) la
influidos por la presencia real, imaginada o implícita de otras personas” (p. 31). En
social que trata de comprender, predecir y accionar a partir del cambio social sobre la
conducta social de la población con el fin de aumentar los niveles de bienestar de las
personas, grupos y comunidades (Blanco & Rodriguez. 2008; Blanco & Valera 2007).
Que ello dispone de una serie de efectos sobre las redes sociales que habitan las
esta manera cambios a nivel cognitivo, afectivo, comportamentales y sociales sobre las
redes que estructuran a una sociedad (Villalba Quesada, 1993; San Juan, 1996; Sluzki,
10
Los factores protectores de la salud mental son recursos con los que cuentan las
personas que sirven como dique de contención ante las adversidades de la vida,
que su desarrollo permite fortalecer las virtudes y capacidades de las personas (Amar et
de salud mental, reduciendo de esta manera la patología (Góngora & Casullo. 2009).
Fortalecer los factores protectores de la salud mental implica una adaptación más
eficiente a las condiciones vitales que imperan en el contexto que habitan las personas
comprender por qué y cómo las personas se comportan, piensan y sienten en situaciones
que comparten con otras personas en un entorno determinado. Para ello, cobra vital
importancia explorar aquellos factores que disponen de incidencia sobre la forma en que
las personas sientan, piensan y se comportan. En este caso, podemos considerar que el
bienestar entra en relación directa con ellos. Numerosas investigaciones dan cuenta que
11
Contexto
sistémico (Bateson, 1985; Ceberio & Watzlawick, 1998; Morin., 1994; Watzlawick &
personas le brindan significado a las acciones de la vida, siendo aquello que enmarca y
2012). Hay culturas que tienden más al individualismo que son aquellas que ubican el
más al colectivismo que son aquellas que priorizan el desarrollo grupal, suscitando la
Rodriguez, 2017, p. 59) tal es así que es esperable que el bienestar cobre mayor
entre un grupo de personas que ofrecen unos patrones y un refuerzo contingente para
afrontar las soluciones de la vida cotidiana" (p. 221). Dándose de esta manera formación
12
de redes sociales a partir de las conexiones entre diferentes elementos, sistemas y
red social personal implica un nivel de análisis necesario para comprender al individuo
entramado social. “Las redes sociales en las cuales circulan códigos comunicacionales
compartidos y no, que constituyen los grupos y subgrupos que, unidos, organizaran la
estructura total de la sociedad” (Ceberio, 2013, p. 2). Por lo que sería una incongruencia
no considerar los efectos y lógicas de los sistemas abiertos en el estudio del tema que
nos interpela.
Lo interesante también, desde este nivel de análisis es que a su vez cada sistema
se encuentra atravesado por otros sistemas que lo condicionan y que lo pueden llegar a
13
sucesión de hechos, con ajustes y desajustes, con energía nueva que puede condicionar
continuo movimiento y fluidez. Para Ceberio (2013) “El sistema discrimina acerca de lo
sistema” (p.7). Siguiendo este nivel de análisis, nos encontramos con el principio de
circularidad que rige en las relaciones sociales. Hace referencia a que las pautas de
en los elementos del contexto que se relaciona. De este modo, podemos reflexionar que
bienestar psicológico y ansiedad (Mori Duran, 2022), como así también relación
2000).
población con resultados prometedores (García Alvarez et al., 2020; Cabrera Gomez et
14
La desigualdad social genera una serie de consecuencias en la sociedad, entre
diferencia entre los ingresos más altos y bajos de una sociedad. En cambio la
perspectiva horizontal, se centra en las diferencias entre los grupos y subgrupos que
integran una sociedad, por ejemplo las diferencias entre jóvenes y adultos mayores o
entre los géneros. Medir las desigualdades de bienestar en las sociedades, grupos y
estudiada.
Conclusiones
psíquico y social. Donde conducta, cognición, contexto, redes sociales y salud mental
15
Comprender al bienestar psicológico y social como factores protectores de la
salud mental es uno de los objetivos del presente escrito. Ocupa un lugar de relevancia
salud ideas directrices que se intenta trasmitir a sus lectores para comprender la
directa con la salud mental de una población determinada. Siendo de esta manera un
presentan como una laguna del conocimiento. Como así también el desarrollo y
niveles de bienestar.
autocuidado y aquellas acciones saludables para el cuerpo y la mente. Como así también
evidencia.
16
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24
25
Las redes sociales y el apoyo social
Luisa Acrich
E
l interés por el estudio de las redes sociales y el apoyo social en
en las personas mayores tiene su origen en tres circunstancias.
Por un lado, el incremento en términos absolutos y relativos de la
población mayor, ya mencionado, trae aparejado el aumento en las necesi-
dades de atención específica para este grupo de edad. Por el otro, los siste-
mas asistenciales gubernamentales, ante el aumento de la demanda, propi-
cian el desarrollo y fortalecimiento de las redes sociales como una forma
de complementar y a veces sustituir su accionar. Por último, procesos típi-
camente asociados a la edad mayor, como la jubilación, la posible viudez, el
fallecimiento de coetáneos y la independencia de los miembros jóvenes del
núcleo familiar, hacen que decrezcan las oportunidades de interacción so-
cial. Baltes (1999) identifica la viudez, el no haber tenido hijos y la institu-
cionalización como las causas más frecuentes de disminución de los con-
tactos sociales en la vejez.
Sluzki (1996) describe una serie de situaciones que atentan contra el
mantenimiento de las redes sociales. Ellos son: el incremento de las perso-
nas que viven solas, muchas parejas deciden no tener hijos o tienen hijos
adultos que viven lejos, las migraciones internas rompen el entramado de la
red social, hay menos presión social a participar de actividades en la comuni-
dad y una merma en las actividades ligadas al mantenimiento de los vínculos
con la familia extensa.
La realidad de la vida cotidiana es compartida con otros en situaciones
que van desde encuentros “cara a cara” a interacciones en las que se va
acrecentando el anonimato. (Berger y Luckmann, 1966). Elaboran así la
idea de un continuum, donde ubican en uno de los extremos a las personas
del círculo íntimo, y en el otro extremo a las relaciones anónimas, con las
que nunca se interactuará “cara a cara”. Incluyen no sólo a los contempo-
ráneos, sino también a los ascendientes y descendientes. Estos tienen su
influencia ya que forman parte de la realidad de la vida cotidiana. Desta-
can también que debe considerarse el grado de interés en cada relación
130 Martín Wainstein y Otros: Escritos de Psicología Social
1. La red relacional en sentido amplio o red social, destruida por las actua-
les condiciones de vida y paradójicamente reemplazadas por redes “asis-
tenciales”. Estas intentan suplir desde la sociedad lo que la misma socie-
dad destruye.
2. La red centrada sobre una familia, a veces llamada red primaria.
3. La red institucional o asistencial también llamada red secundaria, mu-
chas veces creadas porque se destruyeron las familiares por la exclusión,
las visualiza como una forma de control social.
Estas tres realidades se superponen entre sí, una penetra a la otra y los
límites entre una y otra son endebles. En el trabajo barrial, tal como lo
realiza Pluymaekers (1989) esto se evidencia a cada paso. Propone el
trabajo en red de redes, práctica de red que desarrolló en la siguiente pro-
puesta de trabajo:
1. Fuerte énfasis en la recepción de la persona y el problema. Aquí se
permite a la persona que trae su problema encontrar un ámbito de
donde pueda expresar y compartir el problema que lo aqueja y solici-
tar algo concreto.
2. Luego se trata de detectar a aquellos que pueden querer involucrarse: el
vecino que acompañó, el grupo de amigos o compañeros con el que
vino, el hecho de compartir una problemática en común permite agru-
parlos. Se forma así la red de pares. Al trabajar de esta manera, sorprende
que los problemas que traen los vecinos de un mismo barrio son muy
similares entre sí.
Las redes de pares emergen en torno a un problema específico, y una
vez resuelto éste, se disuelven. En caso de necesidad por presentarse un
nuevo problema, se vuelve a armar. Por tal motivo considera necesario
afianzar las redes en instituciones barriales para que no se pierda el es-
fuerzo y éste quede cristalizado. Se constituye así una red iniciadora de redes,
que permite el surgimiento de redes específicas para abordar problemas
específicos y permitir que los problemas sean abordados con los recur-
sos que posee la misma comunidad.
134 Martín Wainstein y Otros: Escritos de Psicología Social
Veiel (1990) diferencia las relaciones que proveen apoyo social de otras
relaciones sociales. Las relaciones que brindan apoyo social son las que
satisfacen, desde la red social, las necesidades de la persona. Considera que
hay una correspondencia entre la estructura de la red social y las necesida-
des que se nos presentan. Propone diferenciar red social de red de apoyo,
siendo esta última la que satisface las necesidades. Necesidades que clasi-
fica en dos tipos: materiales y psicológico-sociales. Los materiales hacen
referencia a lo instrumental, comprenden los recursos tangibles, la reali-
zación de tareas y la satisfacción de demandas ambientales. Mientras que
las psicosociales engloban la necesidad de contacto, intimidad, influen-
cia. Las primeras apuntan a la utilidad y a la satisfacción de las necesida-
des básicas, las segundas a lo vincular y al mantenimiento de relaciones
interpersonales.
140 Martín Wainstein y Otros: Escritos de Psicología Social
Puede establecerse una diferencia entre los efectos directos y los efec-
tos indirectos del apoyo social (Fernández Ballesteros, 1989) Los direc-
tos están vinculados con la necesidad de la integración social y al verse ésta
satisfecha, influye directamente en el bienestar de las personas. En cuanto
a los efectos indirectos, la existencia de una red social de apoyo y la percep-
ción del apoyo social aumentan la autoestima y la autoeficacia. Esto lleva a
una consideración del apoyo social como una dimensión cognitiva y subje-
tiva ya que se vincula a la percepción que se tiene del apoyo social.
El efecto amortiguador (o buffer) está vinculado a la teoría del estrés (La-
zarus y Folkman, 1986) De acuerdo a esta teoría, ante situaciones perci-
bidas como amenazantes, las personas no permanecen pasivas, sino que,
por el contrario, tienden a cambiar las cosas o a cambiar el sentido de la
situación a través de los mecanismos de afrontamiento. El énfasis está puesto
en el significado del evento. La evaluación cognitiva que se hace del evento es
la que decide si este es potencial fuente de estrés, entendido como una
demanda que supera la capacidad de respuesta del organismo. Es un pro-
ceso mental que implica dos momentos: el primario, donde se determina si
el evento es amenazante y por lo tanto estresante; y el secundario donde se
determina si se dispone de mecanismos que permitan afrontar el evento en
cuestión. En este segundo momento el acento está puesto en la autoeficacia.
En el proceso primario se determina si un acontecimiento es positivo, irrele-
vante o neutro, o fuente potencial de stress. La evaluación como potencial-
mente estresante puede ser de tres tipos:
1) como potencialmente dañino que provocará una pérdida.
Luisa Acrich: Las redes sociales y el apoyo social 145
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Abstract
This article points out the return of a notion representations. For this purpose a tripar-
of subject in social sciences that can be ca- tite scheme that relates the genesis and
pable of inspiring a new approach to sub- functions of social representations to three
jectivity in the field of study of social repre- spheres (subjective, intersubjective and
sentations. After over viewing the moments trans-subjective) is suggested. The scheme
that have meant the death and resurrection is illustrated with an analysis of the deba-
of the notion of subject, the main topics that tes on the famous episode of Mohammed’s
mark its restitution in history, sociology and cartoons. The final considerations have the
anthropology are emphasized. These topics purpose of orientating the study of social
prevent the risk of a solipsistic vision in the representations towards the relations bet-
examination of the subjective part of social ween thought and social change.
Résumé
L’article enregistre, dans les sciences so-
ciales, un retour à la notion de sujet, sus- représentations sociales. À cette fin, un
ceptible d’inspirer une nouvelle aproche de schéma tripartite est proposé, rapportant la
la subjectivité dans le champ d’étude des genèse et les fonctions des représentations
représentations sociales. Après avoir par- sociales à trois sphères (subjective, inter-
couru les moments qui ont signifié la mort subjective et transsubjective) et illustré par
et la résurrection de la notion de sujet, il une analyse des débats relatives à la cé-
dégage les principaux thèmes marquant sa lèbre affaire des caricatures de Mahomet.
réintégration en histoire, en sociologie et Les réflexions finales proposent d’orienter
en anthropologie. Ces thèmes permetten l’étude des représentations sociales vers les
d’écarter le risque d’une visión solipsiste relations entre la pensé et le changement
dans l’examen de la part subjective des social.
1 Para una presentación sucinta de este campo de investigación, ver Jodelet, 2006b.
2 En efecto, es preciso recordar que desde 1970 Moscovici había planteado esta trian-
gulación para despejar las dificultades encontradas por la psicología social en la defi-
nición de su unidad de análisis y de observación. Para superar la óptica individualista
de los puntos de vista taxonómico o diferencial, él proponía una óptica social que
asume “como punto focal la unidad global constituida por la interdependencia, real
o simbólica, de varios sujetos en su relación con un entorno común, sea éste de na-
turaleza física o social. Tal perspectiva es aplicable tanto a los fenómenos de grupo
como a los procesos psicológicos y sociales, e integra el hecho de la relación social en
la descripción y explicación de los fenómenos psicológicos y sociales. En este caso, la
relación sujeto-objeto está mediada por la intervención de otro sujeto, de un “Alter”,
y deviene una relación compleja de sujeto a sujeto y de sujetos a objetos” (33).
5 Se podría discutir tanto los recursos como los límites que comporta una referencia,
no sólo a los modelos de la cognición social, sino también a los de la filosofía del
espíritu (Fisette y Poirier, 2002). Pero esta discusión excede el marco del presente
artículo.
6 Ver, en particular, en la sexta Meditación (1641), la célebre frase: “No estoy alojado en
mi cuerpo como un piloto en su navío, sino que, además de esto, estoy unido muy
estrechamente con él, y fusionado y mezclado de tal manera que compongo un solo
todo con él” (1949, 217).
7 La idea cartesiana del cuerpo humano considerado como lo humano —no cerrado,
sino abierto en la medida en que está gobernado por el pensamiento— es posible-
mente la idea más profunda a propósito de la unión entre el alma y el cuerpo. Se
trata del alma interviniendo en un cuerpo que no existe en sí mismo (si así fuera, sería
un cuerpo cerrado como el del animal), que no puede ser cuerpo y viviente-humano
más que consumándose en una ‘visión de sí mismo’ que es el pensamiento.” (283).
8 “Únicamente a través del vínculo entre la conciencia y el cuerpo en una unidad na-
tural manifestada a la intuición empírica, es posible una comprensión mutua entre
seres animados que pertenecen a un mismo mundo. […] Únicamente por este medio
cada sujeto cognoscente puede descubrir el mundo total como algo que lo engloba
a él mismo y a otros sujetos, y al mismo tiempo reconocerlo como el solo y único
mundo de vida compartido entre él y los otros sujetos.” (179).
Emergencia de la subjetividad
Esta inscripción activa en el mundo encuentra un eco en toda la
reflexión contemporánea que sitúa la cuestión del sujeto en una
perspectiva política e histórica. Esta reflexión interesa sobre todo
al medio intelectual francés, pero ha influenciado el pensamiento de
corrientes contestatarias, particularmente las del feminismo norte-
americano, como el de Butler, por ejemplo (1997). Puede compro-
barse también que tiene implicaciones importantes para las ciencias
sociales, en virtud de la identificación entre la problemática de la
subjetividad y la de la sujeción.
Así, para Deleuze y Guattari (1980), el sujeto moderno del sis-
tema capitalista se describe mediante dos paradigmas: el de la ser-
vidumbre, que deriva del latín servus, el avasallamiento, y el de la su-
jeción, el sometimiento del individuo a reglas y a objetivaciones. Salir
de ambos estados supone una liberación en la construcción de la
relación a sí mismo mediante diversas modalidades prácticas. Las
formas y las figuras de la subjetividad son creadas y modeladas en
el devenir histórico por las condiciones sociales y las instituciones,
llamadas por Guattari “equipamientos colectivos de subjetivación”,
que son de orden religioso, político, técnico, artístico, etcétera. He
aquí una constatación que deja abierta la posibilidad del cambio:
No se trata de...
... explorar lo que podría ser una genealogía del sujeto, muy
consciente de que los historiadores prefieren la historia de los ob-
jetos y de que los filósofos prefieren el sujeto que no tiene historia.
Lo que no me impide sentirme en parentesco empírico con los lla-
mados historiadores de las “mentalidades”, y con una deuda teórica
con respecto a un filósofo como Nietzsche, quien ha planteado la
cuestión de la historicidad del sujeto (2001a, 506).
las reglas y de las normas, así como de las exigencias de los sistemas
dentro de los cuales se vive y se actúa” (Touraine, 2007: 16).
10 La micro-historia surge en Italia en los años 1970, con la escuela de Bolonia y au-
tores como Ginzburg y Levi, cuyos trabajos centrados sobre personajes singulares
—un sacerdote y un molinero inscritos en una historia familiar y en una red de
relaciones sociales—, se han abierto a la necesidad de hacer escuchar, de dar la voz
a actores desconocidos, mostrando de este modo cómo los fenómenos de amplia
escala —como la industrialización, la modernización y la formación del Estado—
son resultado de estrategias y de trayectorias individuales y familiares. De este modo
los fenómenos de agregación y de desagregación sociales son reconstruidos desde el
punto de vista de las conductas y de las identidades individuales.
INTERSUBJETIVO SUBJETIVO
RS
TRANS-SUBJETIVO
en los ángulos del esquema, que los sujetos deben ser concebidos
no como individuos aislados, sino como actores sociales activos,
concernidos por los diferentes aspectos de la vida cotidiana que
se desarrolla en un contexto social de interacción y de inscripción.
La noción de inscripción subsume dos tipos de procesos cuya im-
portancia es variable según la naturaleza de los objetos y de los
contextos considerados. Por un lado, la participación en una red
de interacciones con los otros, a través de la comunicación social
—aquí me estoy refiriendo a la triangulación Ego-Alter-Objeto,
propuesto por Moscovici (1984)—. Por otro lado, la pertenencia
social definida en múltiples escalas: la del lugar en la estructura so-
cial y la de la posición en las relaciones sociales; la de la inserción
en los grupos sociales y culturales que definen la identidad; la del
contexto de vida donde se desarrollan las interacciones sociales; y
la del espacio social y público.
La noción de subjetividad nos lleva a considerar los procesos que
operan a nivel de los mismos individuos. Por más de que nuestras
indagaciones apuntan a detectar los elementos representacionales
compartidos, sería reductor eliminar de nuestro examen lo que co-
rresponde a los procesos por los cuales el sujeto se apropia de y
construye tales representaciones. Estos procesos pueden ser de na-
turaleza cognitiva y emocional, y depender de una experiencia en el
La comprensión de los
acontecimientos
Las tendencias recientes de la interpretación de la acción en las cien-
cias sociales ponen el acento sobre la importancia del acontecimien-
to, irrupción inesperada en un orden temporal y un estado de cosas.
Suele seguirse dos direcciones cuando se trata de dar sentido a un
acontecimiento. Para la ciencia, lo que permite analizar los signifi-
cados y la envergadura del acontecimiento son las consecuencias.
Para el sentido común, estas últimas derivan del anclaje del aconte-
cimiento en el sistema de pensamiento preexistente de las personas
que lo interpretan. Según las pertenencias sociales, los compromi-
sos ideológicos, los sistemas de valores referenciales, etc., un mismo
acontecimiento puede movilizar representaciones trans-subjetivas
diferentes que lo sitúan en horizontes variables. De aquí derivan,
Conclusión
Al término de este recorrido, sin duda ambicioso, pero necesario,
¿qué conclusiones podemos sacar? El sujeto aparece bajo diferen-
tes figuras: la de una ilusión o de una transparencia engañosa; la de
una objetivación en subjetividades históricamente constituidas; la
Cultura y representaciones sociales
60 Cultura y representaciones sociales
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este modo, el autor quiso destacar el carácter específico, tanto del grupo
que produce las RS como del objeto al que se refieren. Además, señaló
su dinamismo al construirse en la comunicación social, por contraposi-
ción al carácter estático de las representaciones colectivas.
Sin embargo, una representación colectiva no es una ID, al menos
según la versión crítica aquí asumida, ya que no cumple la función ne-
cesaria de ocultar el significado de las diferencias de clase, en la socie-
dad capitalista. Más aún, al diferenciar las RS de las representaciones
colectivas, Moscovici concibe a las RS en tanto producciones de un gru-
po, ya que expresan su posición ante el mundo social y además les atri-
buye una historia de “corta duración”. Curiosamente, esta caracteriza-
ción aproxima a las RS a las ID, o se hacen compatibles, en tanto am-
bas no expresan a la sociedad en su conjunto sino a sus sectores y a la
vez son inseparables de su génesis histórica.
Por otra parte, el fundador de la teoría de las RS elaboró sus ideas
en un intento de reivindicar al sentido común, en contra de la perspecti-
va leninista predominante en el pensamiento marxista. La ID fue inter-
pretada como concepción del mundo y no se la identificó con las RS,
aunque ambas pertenecen al mismo género de conocimiento social,
junto al mito, o la ciencia (Moscovici, 1961; 2001a). Mientras el enfoque
leninista oponía ciencia e ideología y consideraba que esta última im-
pregnaba el conocimiento corriente deformándolo, el psicólogo social
intentó recuperar la especificidad del saber cotidiano (Moscovici, 1961;
2001b). Es decir, se propuso diferenciar a las RS de aquella familia de
conceptos, en tanto sistema cognitivo u organización psicológica.
Además, el concepto de RS tuvo que sortear el obstáculo de la con-
cepción mecanicista de las relaciones entre infraestructura y superes-
tructura, propio del marxismo ortodoxo (Jodelet, 1991b). Este último le
quitaba legitimidad a su estudio por considerarlo impregnado de idealis-
mo filosófico: los fenómenos mentales tratados en su especificidad deja-
rían de estar determinados por las relaciones de producción. Desde el
punto de vista de la psicología social, la aceptación y difusión de esta
categoría hay que ubicarla a fines de los 70, en el momento de la decli-
nación del paradigma estímulo-respuesta. De esta manera, comienza a
pensarse que la representación determina al mismo tiempo el estímulo y
la respuesta. Según Jodelet, este cambio teórico llego a afectar todas
las ciencias sociales, la historia, la sociología y a la psicología social. La
emergencia de la teoría de las RS y la reconsideración de la ID, en el
pensamiento contemporáneo, supone una ruptura con una perspectiva
que jerarquizaba los niveles de estructuración de la vida social y les qui-
taba a las creencias sociales cualquier autonomía respecto de sus con-
diciones económicas.
Al parecer, Moscovici considera que las RS dan sentido a la diversi-
dad de experiencias cotidianas, mientras la ciencia y la ID proporcionan
un sistema general de objetivos o de justificación de los actos de un
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tuvieron lugar en los 60’, sobre todo las corrientes feministas y la difu-
sión del psicoanálisis, dieron lugar a transformaciones en las vivencias
subjetivas del cuerpo y de las categorías para su aprehensión como
objeto de conocimiento. De esta manera, se produjeron cambios en el
esquema corporal, manifestados, entre otras cosas, en la manera de
vivir y llevar el embarazo que dejo de ser algo vergonzoso para ser
“mostrable” con orgullo (Jodelet, 2003).
Ahora bien, en el caso de las ID, su carácter implícito o explícito de-
pende de la perspectiva teórica asumida. En primer lugar, si las conside-
ramos como falsa conciencia, se trata de un conjunto de ideas, creen-
cias o argumentos –conscientes como tales– que son falsos respecto a
las fuerzas que los producen. Su función es convencer de su “verdad”,
pero ocultando su carácter legitimador del orden social. En este sentido,
lo explícito es la formulación directa del cuerpo de ideas, mientras que lo
implícito sería lo que se esconde: la dominación. En palabras de
Habermas (1971), se trata de un tipo de comunicación dónde lo dicho se
escinde y a la vez oculta los intereses de dominación.
Por su parte, Gramsci (1970) vincula la ID con el concepto de hege-
monía, es decir, con la variedad de estrategias políticas por medio de las
cuáles el poder dominante logra el consenso de los dominados sin vio-
lencia física. Para este teórico del marxismo hay una transición de la ID
como conjunto explícito de ideas a una práctica social habitual de los
sectores sociales. En otras palabras, la ID se sitúa entre la filosofía y la
vida cotidiana, ya que las argumentaciones propias del pensamiento de
los teóricos se hacen orgánicas, esto es, devienen acciones concretas y
vividas, formas de conducta y de valoración cultural. Se puede decir que
las ideas filosóficas adquieren validez psicológica para los actores socia-
les. En este sentido, la filosofía se hace implícita en la actividad práctica,
“[…] como concepción del mundo que se manifiesta implícitamente en el
arte, en el derecho, en la actividad económica, en todas las manifesta-
ciones de vida, individuales y colectivas.” (p. 369).
Retomando algunos de estos aspectos Althusser (1968/2005) postu-
la que la ID no se refiere directamente al mundo social sino a nuestra
relación imaginaria con éste, por ello no se puede hablar de falsa con-
ciencia, ya que no se trata de un conocimiento de la realidad social. Más
aún, la ID no es estrictamente un conocimiento porque expresa la mira-
da global que se tiene de las relaciones vividas imaginariamente. Más
bien, se trata de una estructura que, en términos sociológicos, consiste
en ritos o prácticas materiales como saludar o arrodillarse para rezar. La
misma involucra aquellas relaciones imaginarias, pero no se trata de
que, por ejemplo, alguien cree y por ello reza, sino que en el rezo mismo
hay incluida una creencia.
Bourdieu produce otro giro original en la interpretación de la ID: se
ocupa de los modos en que las creencias naturalizadas –la doxa– se
presentan en la vida cotidiana, como es el caso de aquellas referidas al
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Notas finales
Los argumentos expuestos nos permiten llegar a ciertas conclusio-
nes tentativas sobre las relaciones entre las RS y las ID. Estas han sido
examinadas en el escenario constituido por la producción del sentido
común en sus conexiones con la ciencia y con la legitimación de las
formas de dominación:
a) No ha sido posible determinar de modo convincente una nítida
distinción entre ambas categorías, especialmente en lo referido a su
carácter explícito o implícito. Puede decirse que ambas se imponen a los
individuos por fuera de su conciencia, aunque con matices que derivan
de los enfoques teóricos de los psicólogos y los teóricos de la sociedad.
b) El modo de transmisión de las RS y de las ID está asociado a su
carácter implícito o explícito. En algunas perspectivas sobre las ID se
proponen mecanismos institucionales explícitos. En el caso de Althus-
ser, la interpelación ideológica a los sujetos supone una intervención
institucional, en el sentido de que algún dispositivo asume la función de
transmitir a los individuos una visión que legitima su posición en el mun-
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