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REFLEXIÓN DEL BUEN PASTOR
Piensa que eres una oveja en un vasto prado,
rodeado de peligros y desafíos. A veces, te sientes perdido y confundido, sin saber qué dirección tomar o cómo protegerte. Entonces, aparece un pastor amable y compasivo: Jesús, el Buen Pastor. Jesús nos conoce, sabe nuestro nombre, como un pastor conoce a cada una de sus ovejas. Él nos llama, nos guía y nos protege en medio de las adversidades. Cuando nos desviamos del camino, él está allí para rescatarnos y llevarnos de vuelta al redil, donde podemos encontrar seguridad y paz. Igual que las ovejas confían en su pastor para llevarlas hacia pastos verdes y aguas tranquilas, nosotros podemos confiar en Jesús para guiarnos por el camino de la vida auténtica. Él nos muestra el camino hacia una vida plena y abundante, llena de amor y esperanza. Estudiantes, docentes, frailes; debemos recordar que seguir al Buen Pastor no significa carencia de dificultades. Experimentaremos momentos de pruebas y desafíos, y Jesús el buen Pastor estará con nosotros en cada paso del camino, fortaleciéndonos y dándonos el coraje para superar cualquier obstáculo. Entonces, ¿cómo podemos responder a la llamada del Buen Pastor en nuestra vida diaria? Podemos empezar por escuchar su voz a través de la oración y la solidaridad empática con los demás. Podemos seguir su ejemplo de amor, compasión, mostrando la bondad de Dios que habita en cada uno. Confiemos en su promesa de estar con nosotros siempre, incluso en los momentos más oscuros. En el hoy de la historia, el pastoreo ha sido encomendado a nuestros sacerdotes, que siendo participes de la misión de Jesús, cuidan de su rebaño y lo guían también por buen camino, esta es la razón por la que este domingo de Pascua, se conmemora a Jesús como Buen Pastor y así mismo nos acercamos a nuestros pastores, nuestros frailes, el sacerdote de tu parroquia, el cura de la familia, para agradecer a cada uno sus esfuerzos por que colaboran en el bien espiritual de cada uno de nosotros, por lo tanto, este espacio es propicio para decir, ¡gracias!. Gracias por su vocación franciscana ofrecida a la iglesia. Fray Marco, fray Luis Jesús y Fray Hugo; Reciban de nosotros estos presentes pensados con el espíritu de la gratitud, esperamos sean de su agrado.