Rechazo Del Frente de Izquierda Unidad A La Ley Ómnibus
Rechazo Del Frente de Izquierda Unidad A La Ley Ómnibus
Rechazo Del Frente de Izquierda Unidad A La Ley Ómnibus
Expte. Nº 0025-PE-2023
Honorable Cámara:
Christian Castillo
Diputado Nacional
Bloque Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad
INFORME
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Vamos a iniciar el presente dictamen, volviendo a ser categóricos con nuestra postura de
rechazo total y absoluto a esta nueva versión de la llamada “Ley Ómnibus” del Poder
Ejecutivo Nacional.
En enero nuestro bloque presentó ante la Presidencia de esta H. Cámara una nota solicitando
que el proyecto de la Ley “Bases…” se girara a unas treinta (30) comisiones habida cuenta la
cantidad de materias y temáticas que trataba, cuestión que fue rechazada in limine a los
efectos de su tratamiento “express”, con la coartada de que el resto de las comisiones no
estaban integradas y en funcionamiento . Tres meses después, el mismo día que se está
dictaminando, nos enteramos que al proyecto original se le iba a incorporar un capítulo
laboral, cuando la Comisión de Legislación Laboral está en pleno funcionamiento, incluso
invitando a distintos especialistas y representantes de los trabajadores a discutir la necesidad
o no de una reforma laboral. Resulta que el oficialismo y sus aliados van a dictaminar un
proyecto que cuenta con un capítulo laboral que puede transformar la vida de millones de
trabajadoras y trabajadores, y las y los diputados de la comisión de Legislación Laboral no
pueden ni discutirlo ni emitir dictamen.
Habida cuenta del total desconocimiento que tenemos del dictamen de mayoría que pretenden
poner a consideración en el recinto, hacemos este dictamen de minoría en base a la
información que hemos podido acceder. Una vez que podamos acceder al dictamen que se
pondrá a consideración podremos hacer una crítica más precisa, lo que así sucederá
oportunamente en el recinto.
Después de la derrota que sufrió la ley original y con su vuelta a comisiones, el oficialismo y
bloques que se dicen opositores buscan insistir con su tratamiento express y ahora
desdoblado en varios proyectos que, en simultáneo, se tratan sólo en 5 comisiones
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Con la versión más acotada de la nueva Ley ómnibus -el dictamen de mayoría que se trata en
este plenario express- se avanza en facultades delegadas y privatizaciones; se mantienen
enormes beneficios y rebajas impositivas para las grandes patronales; se castiga con la quita
de la moratoria jubilatoria a los trabajadores que no estuvieron registrados; se impone un
Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones, desregulaciones económicas que entre otras
cosas establecen reformas a la ley de Hidrocarburos y se avanza sobre el impuesto al salario y
la actualización para monotributistas.
Mientras tanto, se avanza por otra vía con el “paquete fiscal”, convirtiendo en “otro proyecto”
(que nuevamente se trata en reuniones informativas express) la moratoria de deudas
impositivas, aduaneras, y de la seguridad social; el blanqueo de capitales; la modificación de
Bienes Personales e impuestos internos; el aumento a monotributistas y el impuesto al salario.
El “blanqueo de capitales”, que permite que quienes no hayan declarado dinero en efectivo y
otros bienes ahora puedan hacerlo con facilidades y beneficios, como no pagar impuestos ni
tener que dar explicaciones sobre el origen (legal o ilegal) de los fondos garantiza la
continuidad del entramado financiero de los lavadores y narcotraficantes, para que sigan
recibiendo enormes beneficios, y no sólo impunidad.
Como si no fuera evidente tan alevosa maniobra, en comisiones como la de Legislación Penal
comenzó a tratarse la reforma de la ministra de seguridad Patricia Bullrich invitando nada
menos que al Jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad de la Nación, Dr. Carlos Alberto
Monfroni y el director nacional de Normativa y Enlace Judicial del Ministerio de Seguridad
de la Nación, Dr. Fernando Soto, a fundamentarla. Se busca convertir este capítulo en otro
proyecto de ley.
Al mismos tiempo, sobre la base de la reforma laboral regresiva que se pretendía imponer con
el DNU 70/2023, que hoy sigue trabado en la justicia, se pretende imponer la extensión del
período de prueba, la eliminación de las multas por trabajo no registrado, la implementación
opcional por convenio del fondo de cese laboral, como alternativa a las indemnizaciones,
entre otras cuestiones. Todo ello, sin que se haya debatido siquiera en la comisión competente
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Todo esto, junto a los elementos que ya planteamos respecto a esta ley en su momento, nos
llevan a afirmar nuevamente que el tratamiento de esta ley tiene diversos vicios de
procedimiento que desde nuestro punto de vista nulifican intrínsecamente su tratamiento y
aprobación . Nulidades insalvables, como el giro del proyecto enviado por el Poder Ejecutivo
a sólo 3 Comisiones de la Cámara elegidas arbitrariamente (cuando hubieran correspondido
al menos 31); el funcionamiento de las Comisiones sin debate parlamentario, con
negociaciones espurias y, a lo sumo, reuniones informativas limitadas sólo a la exposición de
especialistas invitados y de algunos ministros, pero sin la presencia del ministro de Economía
Luis Caputo, del Jefe de Gabinete Nicolás Posse, ni de quien los medios de comunicación
siguen señalando como otro de los autores de esta ley, Federico Sturzenegger; y la no
inclusión de este proyecto en el primer llamado a Sesiones Extraordinarias que realizó el
Presidente Javier Milei, son una muestra de la imposibilidad jurídica de aprobación de esta
ley que, para evitar su derrota, el gobierno volvió a llevar (nuevamente sin debate) a las 3
Comisiones a las que tuvo giro su repudiado proyecto.
Asimismo, destacamos que este proyecto es parte de una orientación política dirigida por los
grupos económicos más concentrados del país, íntimamente vinculados con el capital
financiero internacional y los acreedores de la ilegítima e ilegal deuda pública, interna y
externa. Cada Capítulo de esta ley responde a un lobby empresarial o de poder específico,
acorde a esa orientación.
El gobierno del presidente Javier Milei y sus bloques aliados en esta Cámara, son el
instrumento que utilizan estos sectores de la clase dominante para profundizar el modelo de
una “Argentina factoría”, al servicio de los grandes negocios y del saqueo de sus bienes
comunes naturales, con la mayoría de la población viviendo bajo el nivel de la pobreza,
trabajadores sin derechos y jubilados bajo el nivel de la indigencia.
Este proyecto conduce a una mayor dependencia hacia el imperialismo norteamericano y una
profundización de la reprimarización de la economía, es decir, a más atraso. De inicio a fin,
se trata de un proyecto para beneficiar a grupos de sectores minoritarios que viven del trabajo
ajeno con blanqueos, exenciones y beneficios impositivos, a la par que se procura recortar
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más aún los ingresos a los jubilados y, mediante el DNU 70/2023 y una reforma laboral ,
imponer una mayor pérdida de derechos para la clase trabajadora.
El proyecto que aquí se trata se monta sobre los fracasos de los gobiernos de Mauricio Macri
y Alberto Fernández. En este último caso, la aceptación de la deuda con el FMI y toda una
política económica antiobrera y antipopular produjo un incremento de la desigualdad social,
una caída en el poder de compra de los salarios y jubilaciones y un aumento sostenido de la
inflación.
En las últimas décadas, han fugado al exterior más de 400 mil millones de dólares, gracias a
maniobras de evasión y elusión impositiva. Lejos de “crear empleo”, las medidas de
flexibilización laboral aplicadas bajo la dictadura y el gobierno de Carlos Menem, y
perpetuadas en lo central por los gobiernos posteriores, permitieron un aumento del trabajo
no registrado y de múltiples formas de precarización y fraude laboral. Lo cierto es que
mientras el poder y los principales resortes de la economía no sean administrados por la clase
trabajadora, tomándola en sus manos y con una planificación racional y democrática de
nuestros recursos económicos, no habrá posibilidad de superar la decadencia que venimos
atravesando, producto de estas políticas.
Si con el gobierno anterior se mostró que el tibio intervencionismo estatal estuvo al servicio
de defender un status quo donde crecieron las ganancias de los “dueños del país” y los
trabajadores se hicieron más pobres, la orientación “desreguladora” de la nueva
administración no hace más que ampliar las posibilidades del saqueo nacional y profundizar
la primarización de nuestra economía.
Tampoco se puede analizar este proyecto de ley por fuera del combo que incluye la
megadevaluación y la liberación y suba sideral de todos los precios de la economía -con la
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excepción del precio de los salarios y jubilaciones- y los tarifazos que impuso el ministro de
Economía Luis Caputo, el DNU 70/2023 y el “protocolo” de la ministra de Seguridad Patricia
Bullrich, en un intento de sofocar y aplastar cualquier lucha obrera y popular que se decida a
enfrentar este ataque.
Por lo tanto, desde el Frente de Izquierda y los Trabajadores - Unidad, dejamos constancia
que consideramos de nulidad absoluta el tratamiento y la sanción de este proyecto que se
debate en condiciones de manifiesta ilegalidad, y que vamos a rechazar activamente, en el
Congreso y en las calles.
Hemos enfrentado en esta Cámara y hemos sido parte en las calles de la lucha contra la
profundización del ajuste contra los sectores populares durante el anterior gobierno de
Alberto Fernández. En esos cuatro años, el poder de compra del salario y las jubilaciones se
licuó en beneficio de los grandes grupos económicos que aumentaron con creces sus
utilidades aún en la pandemia de 2020/2021, cuando se incrementó sensiblemente la cantidad
de familias en situación de pobreza e indigencia y la precarización laboral.
El gobierno de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa legalizó el infame pacto
celebrado por Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional, dejando la economía
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nacional a merced de las decisiones que se toman en Washington, algo que fue rechazado por
las bancadas del Frente de Izquierda Unidad en el recinto como en las calles, protagonizando
multitudinarias movilizaciones.
La gran burguesía y el capital financiero internacional ahora vienen por más. Quieren
imponer un nuevo régimen, crecientemente autoritario y represivo, con el cual sostener un
dominio cada vez mayor del gran capital financiero internacional. Una nueva correlación de
fuerzas entre las clases sociales pasando por arriba derechos conquistados con años de lucha.
Estamos convencidos de que la única forma de derrotar este ataque a las mayorías obreras y
populares, que intenta imponer nuevas privatizaciones y el enajenamiento del patrimonio
nacional, el avance del extractivismo y el consecuente pasivo ambiental, la mercantilización y
el ataque a la educación y la salud pública y gratuita y particularmente a la docencia que la
garantiza con su trabajo, es a través de la lucha y de la autoorganización de los trabajadores y
el pueblo, que pueda imponer su soberana y democrática decisión de no sólo defender sus
conquistas, sino conquistar salarios y jubilaciones que alcancen para el conjunto de la clase
trabajadora, la eliminación de la precarización laboral y la creación de puestos de trabajo
genuinos, la nacionalización de la energía y todos los servicios públicos bajo gestión de sus
trabajadores y comités de usuarios democráticamente elegidos, la ruptura con el FMI y todos
los organismos financieros internacionales que nos someten, el repudio y desconocimiento de
la deuda ilegítima, ilegal y fraudulenta.
El socialismo y la igualdad real entre las personas, a través de la eliminación de toda forma
de opresión o explotación con la autoorganización y organismos democráticos de gobierno de
la clase trabajadora y los sectores populares, puede comenzar a garantizar la verdadera
libertad de toda la humanidad, destrabando la enorme creatividad humana, desarrollando sin
límites la ciencia y la cultura a través de la eliminación del corset que significan los medios
de producción al servicio del lucro individual del capitalista, logrando generar una vida que
merezca ser vivida, donde puedan desarrollarse y destacarse todas las individualidades.
A continuación, el análisis concreto de las razones del rechazo total y absoluto al proyecto,
que presentamos desde la bancada del Frente de Izquierda Unidad, con contribuciones y
denuncias de decenas de organizaciones de los sectores afectados del pueblo trabajador.
Ni el proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo ni el dictamen de mayoría que sintetiza
la nueva propuesta del oficialismo y los bloques aliados implican cambios ni propuestas que
apunten a mejorar la situación ya crítica que viven las amplias mayorías trabajadoras y
populares del país y que se han profundizado en los últimos meses. Todo lo contrario.
Por otra parte, la delegación de las facultades que sí se proponen en esta nueva ley, siguen
siendo intentos inadmisibles de consagración de una suerte de dictadura civil, que en el
dictamen de mayoría se pretende “más ligth” que la anterior, pero que que, si se diera,
seguiría otorgando al Presidente de la Nación el poder de decidir unilateralmente si, por
ejemplo, se privatizan numerosas empresas del Estado, se despide a miles de trabajadores en
forma arbitraria o se avanza en una amplia desregulación económica con impacto en los
precios y el bolsillo de las mayorías.
cuestión de tiempos. Por el contrario, es el intento de pasar por encima de los intereses de las
grandes mayorías con un cambio de régimen del ordenamiento jurídico argentino con
objetivos económicos, con herramientas extraordinarias. Algo completamente contrario a lo
que plantea, además, el artículo 99 de la Constitución Nacional.
Revisando las elaboraciones del teórico alemán Carl Schmitt en la década de 1930 -quien
luego se hiciera conspicuo miembro del partido nazi-, puede decirse que las medidas que pide
el Poder Ejecutivo Nacional se asemejan mucho a la “dictadura comisarial” de la que éste
hablaba. Para Schmidtt, el Ejecutivo tenía la potestad de concentrar el poder y dictar normas
para decidir cómo se vivía en toda la sociedad por un tiempo determinado, aunque
diferenciaba este tipo de medidas de las que estaban limitadas al parlamento.
Hoy, queriendo acercarse a la figura del dictador civil o comisarial, a través del mega DNU y
de esta delegación de poderes legislativos propuesta en el proyecto de ley, el presidente Javier
Milei y su gobierno, pretenden que el parlamento les entregue poderes extraordinarios para
actuar como comisionado de la oligarquía de los Rocca (Techint), Belocopitt (Swiss
Medical), Eurnekian (grupo América), Pagani (Arcor), Joe Lewis (con cientos de miles de
hectáreas en la Patagonia) y otras firmas que referencian a la gran burguesía local y
extranjera, para descargar la crisis actual sobre las espaldas de la clase trabajadora y los
jubilados, de las clases medias y de los sectores populares.
De concretarse esta alternativa, tendría como correlato la reducción del parlamento, aún en
mayor medida a lo que es actualmente, convirtiéndolo en un ornamento de la Casa Rosada.
Un “charlatorio” donde a lo sumo se puede cuestionar algún aspecto parcial –especialmente
si molesta a cierto sector burgués o a las oligarquías provinciales– mientras se busca eludir la
responsabilidad sobre temas vitales para las grandes mayorías.
Como diputados que siempre hemos puesto nuestras bancas al servicio de la clase trabajadora
y los sectores populares, denunciamos que la presente es claramente una propuesta
monárquica sin precedentes. Más allá de nuestra oposición en general a la delegación de
facultades y a los mal llamados “decretos de necesidad y urgencia”, advertimos en particular
que jamás en la historia del país se pretendió modificar el régimen normativo con un DNU de
más de 350 artículos.
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Luego de anunciar vía decreto el despido de más de 70000 trabajadores con las
contrataciones más precarias, el PEN pretende avanzar con este proyecto sobre los puestos de
miles de trabajadores de planta permanente.
Con su paquete de medidas que apuntan a facilitar y viabilizar el desguace del Estado, de
conjunto, el proyecto del PEN, así como el dictamen de mayoría que se pretende llevar al
recinto, ataca tanto a las organizaciones sindicales (limitando el derecho a la huelga,
criminalizando a dirigentes/as y trabajadores/as estatales); restringe derechos ya adquiridos y
coerciona por medio del descuento compulsivo del salario, en el caso de ejercer el derecho a
huelga. Así, como denuncian desde Asociación Trabajadores del Estado - ATE en su informe
“Argentina bajo asalto del mercado: criminalización de la protesta, despidos, precarización
laboral y desguace del Estado para garantizar el ajuste y los negocios de los grupos de poder
concentrado”, se “sienta las bases de un ámbito laboral represivo y expulsivo, jamás visto
desde la dictadura militar. Se trata de la criminalización y penalización de la protesta, junto a
la persecución de quienes luchan”.
Por otra parte, la eliminación de las veedurías en los concursos de pase a planta permanente,
significará limitar “el margen de acción sindical y de participación de los/as trabajadores/as
dentro de los procesos de selección de personal, quedando a libre arbitrio del Estado
empleador los ingresos a la carrera y estabilidad laboral”.
contratados que en muchos casos desempeñaban funciones desde hace más de 5 o 10 años,
con salarios que se encuentran por debajo de la línea de pobreza y que por la precarización de
su contratación no cobran ni siquiera una indemnización. Esos despidos que dejan a miles de
familias en la calle, apenas representan menos del 0,2% del gasto total.
En este sentido, el Capítulo del proyecto, le otorga entre otras cosas al Ejecutivo, el poder de
modificar o eliminar “las competencias, funciones o responsabilidades dispuestas legalmente
cuyo mantenimiento resulte innecesario” y de “centralizar, fusionar, transformar la tipicidad
jurídica, reorganizar, disolver o suprimir, total o parcialmente, órganos y entidades
descentralizadas creados por norma con rango de ley; así como transferir a las provincias, en
los casos que corresponda, previo y redistribuir sus bienes y fondos conforme lo considere
conveniente”.
Según datos del INDEC de noviembre de 2023, son 130.192 los agentes los que pertenecen a
la dotación total de la Administración Pública Descentralizada. De un total de 220.922
agentes pertenecientes a la Administración Pública Nacional, los empleados de organismos
descentralizados representan así un 58,9% del total. “Estos organismos fueron creados por
diferentes tipos de normas (decretos, decreto-ley, decisión administrativa o ley). Es decir, el
grueso de la dotación del Estado Nacional está en los organismos descentralizados, y con esta
modificación normativa, se le daría potestad absoluta al PEN para el despido de estos
trabajadores/as en pos de la ‘reestructuración del Estado’”, describe correctamente el informe
de Centro de Economía Política - CEPA.
Otro aspecto central del avasallamiento que implicaría la aprobación de este proyecto es el
que se bosqueja sobre Privatización de empresas públicas.
Se establece que su privatización será en los términos y los efectos de la Ley N° 23.696 de
Reforma del Estado, aprobada en 1989 durante la gestión de Carlos Menem. Pretenden
utilizar el andamiaje legal del menemismo para reeditar lo peor del neoliberalismo. A su vez,
para aquellas empresas que no cuentan con mayoría estatal, se faculta al Poder Ejecutivo a
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Las privatizaciones de los años `90 significaron despidos masivos y un engrosamiento del
desempleo. En aquel momento, “en un impulso privatizador inicial, el sector de las empresas
estatales pasó de 347.240 empleados en 1989 a 66.731 a fines de 1993; 40 % de la diferencia
estuvo integrado por retiros voluntarios y despidos (114.538)” (Orlansky, 1997). Asimismo,
el empleo de las empresas estatales representaba en 1985 el 36,11% del empleo total del
sector público, en 1992 el 21,35% y en 1997 sólo el 6,50% comprendiendo a los entes
residuales. Sólo entre 1993 y 1998 las firmas del sector de servicios públicos despidieron a
más de 33.000 asalariados, una reducción del 27 % respecto de la vigente en 1993.
Actualmente, las empresas del Estado emplean a más de 130.000 personas que verían peligrar
sus puestos de trabajo.
Los servicios públicos privatizados lejos estuvieron de mejorar su calidad. Las consecuencias
de la desinversión por las empresas privadas y la falta de regulación y control las siguen
pagando los usuarios. Por ejemplo, por las fallas en la provisión de energía eléctrica, o los
graves problemas en las líneas de colectivos y subtes. Las compañías eléctricas como Edesur
y Edenor incumplen con los parámetros definidos en la Revisión Tarifaria Integral (RTI) del
servicio de distribución eléctrica de 2016, en el que se establecieron topes en el promedio y la
duración de los cortes de electricidad, que se reducen en cada semestre. Estas empresas dejan
sin luz a los usuarios un promedio de entre 4 y 5 veces por semestre, por un promedio de
entre 10 y 15 horas. En los servicios públicos por lo general el capital privado rehúye de
realizar cualquier inversión. Es lo que ocurre con las empresas de electricidad y su efecto en
un servicio deficiente.
Vale recordar que en los años ´90, además de generar un nicho de negocios privados, con las
consecuentes pérdidas de puestos de trabajo, en aquél período las acciones estatales se
remataron a muy bajo valor y su gran parte fueron adquiridas por capitales extranjeros. El
mismo esquema es buscado ahora, en un nuevo salto en el proceso de saqueo y
extranjerización del país. Esta orientación es festejada por todas las grandes corporaciones y
el capital financiero internacional: los bancos, las energéticas, las mineras, productoras de
satélites, empresas de comunicación, laboratorios y capitales del transporte. El ingreso de
capitales por la venta de activos públicos, a precios de remate como sucedió en la década de
1990, termina a la larga significando una salida de recursos por distintos mecanismos por los
cuales las empresas fugan sus ganancias, como la remisión de utilidades, intereses,
autopréstamos, precios de transferencia y off shorización de ganancias.
Entre las empresas a “sujetas a privatizar” se encuentra el Banco Nación, creado en 1891 por
uno de los presidentes admirados por Javier Milei: Carlos Pellegrini, para enfrentar la enorme
crisis económica y bancaria de aquel momento. Esta oposición a su privatización no implica
nuestro aval a la gestión capitalista de las empresas públicas.
Las empresas públicas gestionadas por el Estado capitalista y las gestionadas por el capital
privado han demostrado su fracaso: con vaciamiento, desinversión, precarización laboral para
sus trabajadores y trabajadoras y un mal servicio. Los servicios públicos son un derecho
esencial para el pueblo trabajador. Su provisión hay que desacoplarla de la lógica de la
ganancia empresaria, por eso rechazamos este nuevo intento de nuevas privatizaciones. Para
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También cabe denunciar que el proyecto también ataca otros derechos históricos de los
empleados públicos, como son la eliminación de su consentimiento para la movilidad
geográfica y de la eliminación de las veedurías de las asociaciones sindicales en los procesos
de selección de planta permanente. También elimina la autorización de hasta 1 año de
continuidad laboral luego de la intimación a jubilarse; prohíbe la participación en actividades
partidarias/electorales dentro de la jornada laboral, aumentan los plazos de prescripción de las
sanciones disciplinarias y, entre otras cuestiones, establece el descuento de haberes en la
remuneración “proporcional al tiempo no trabajador” para quienes hagan uso del derecho a
huelga.
Quienes revisten la planta permanente en el Estado son trabajadores que han hecho una
carrera administrativa y esto requiere capacitación y dedicación en sus funciones. Todo eso se
verá destruido de un plumazo con estos artículos.
La Ley 23.551 de Asociaciones Sindicales también describe en su artículo 53 las acciones del
empleador que pueden ser calificadas y sancionadas como prácticas desleales. Así, en el
Inciso e, menciona entre ellas el “adoptar represalias contra los trabajadores en razón de su
participación en medidas legítimas de acción sindical o en otras actividades sindicales”.
Es decir que por regla general, el ejercicio del derecho a huelga nunca implica una sanción.
Esto también explica por qué el empleador no está eximido de pagar el salario cuando el
trabajador no presta tareas. Como bien recordaron diversos abogados laboralistas en sus
exposiciones ante el plenario de Comisiones del Congreso, donde este proyecto fue girado,
los días de vacaciones, las licencias por enfermedad, las licencias por maternidad y otros
supuestos no hacen al trabajador o la trabajadora dejar de ser acreedor de su salario, incluso
sin asistir a su puesto laboral. De esto, precisamente se tratan los derechos laborales.
Por otra parte, el proyecto consolida en el Estado Nacional “las tenencias de títulos de deuda
pública de titularidad de las entidades del Sector Público Nacional comprendido en el artículo
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El Fondo de Garantía y Sustentabilidad de la Anses (FSG) fue conformado por aportes de los
trabajadores activos y jubilados y fue creado al momento de estatizar las administradoras de
fondos de pensiones (AFJP). Con este proyecto buscan transferir el FGS al Tesoro Nacional,
es decir, sacarlo de la órbita de Anses. Y junto con esto, la "consolidación" de toda la deuda
pública con el propio FGS, lo que implica afecta el stock de activos totales en una gran
magnitud porque implicará ser considerada como "deuda cancelada" y con las modificaciones
realizadas al proyecto sólo podrá componerse de acciones de empresas.
Estas modificaciones no tienen como fin atender las urgencias de los propios jubilados y
jubiladas que vienen sufriendo desde hace años una fuerte pérdida de capacidad de compra de
sus haberes previsionales, producto de los ajustes fiscales que gobierno a gobierno son
aplicadas sobre las partidas de jubilaciones y seguridad social. Por el contrario, esa
descapitalización del fondo para jubilados será un “ahorro” para el Tesoro Nacional que tiene
como fin el pago de deuda, entre otros objetivos. El gobierno de Javier Milei pretende
simular una baja “contable” del stock de la deuda pública mediante la “consolidación” de la
deuda intra-estado, que permita generar mejores condiciones para acceder al crédito
internacional, y a su vez, facilitar el remate de los activos del FGS como ̈arquitectura ̈ -así lo
dijo la consultora de Luis Caputo-, de un eventual plan dolarizador o algún tipo de plan de
estabilización.
Este cóctel ya lo vimos: descapitalización de la Anses para ahorro fiscal, cambio de fórmula
basado en que la actual no funciona y el resultado es quebrar aún más un sistema para luego
decir que "no hay plata". Todas las políticas del gobierno nacional apuntan a un sólo objetivo:
quebrar el sistema previsional e ir hacia un sistema de capitalización junto con un aumento de
la edad jubilatoria, de acuerdo a las exigencias y recetas de los organismos internacionales de
crédito.
Si el activo del FGS llegó a rondar los 67 mil millones de dólares, en la actualidad su
valuación es menor producto de las sucesivas devaluaciones de la moneda. De acuerdo a
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datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso, al cierre de 2023 la cartera de activos del
FGS ascendía a $ 39.936.132 millones (U$S 49.396 millones), y estaba compuesta
mayoritariamente por 70,9 % de instrumentos de deuda pública, 13,7% de acciones y 6,4 %
en proyectos productivos y de infraestructura.
A su vez, la mayoría de los títulos públicos, están en pesos (dentro de ellos, la mitad son
bonos en pesos con capital ajustable por CER). Según el último informe del FGS, dentro de
las acciones, el 60% está distribuido entre: Ternium 19%, Pampa Energía 11%,
Transportadora de Gas del Sur 11%, Banco Macro 10,4%, Grupo Financiero Galicia 9,5%,
entre las principales.
Debe rechazarse el avance en la liquidación del FGS, el fondo de los jubilados y jubiladas,
que pretende realizar el gobierno nacional, pero no por ello dejar de cuestionar la utilización
que las diversas administraciones han realizado del mismo desde su constitución en el año
2007. En ningún momento el FGS tuvo como beneficiarios a sus acreedores: los más de 6
millones de jubiladas y jubilados del sistema previsional argentino. Se plantea que se trata de
un fondo anticíclico y que uno de sus objetivos principales es defender la cuantía de las
prestaciones, es decir, evitar la pérdida de su poder adquisitivo, pero sus recursos no fueron
utilizados para recomponer la pérdida que sufren haberes reales de los jubilados desde, por lo
menos, el año 2017 a la fecha. Por el contrario, todos los Gobiernos han utilizado el FGS para
obtener recursos para pagar la deuda pública, o para intervenir en el mercado cambiario,
como realizó Sergio Massa en 2023 que llegó a vender bonos en dólares para comprar bonos
en pesos con el fin de intervenir en la cotización del dólar financiero (Contado con
Liquidación), e incluso el FGS se ha utilizado para financiar grandes empresas como el
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El FGS debe ser utilizado por y para los jubilados y trabajadores. Si en gobiernos anteriores
se utilizaba para suplir insuficiencias de recursos, que por otra parte se destinaron a garantizar
la rentabilidad de las grandes empresas o al pago de la deuda externa, en la lógica de entrega
y saqueo de los recursos que subyace al gobierno de Javier Milei se trata de un activo más a
ser rematado.
Al revés de lo que indica su nombre, la “promoción del empleo registrado”, aquí se promueve
el trabajo no registrado a gran escala. Se trata de una amnistía empresarial y antiobrera como
nunca se vio, que llevará a nuestro país a índices de informalidad laboral sin precedentes.
Al respecto, queremos dejar claro una cuestión: el programa del gobierno nacional para la
clase trabajadora, en términos de las relaciones laborales y sus sindicatos, es el planteado en
el capítulo del DNU 70/23 hoy suspendido, en la Ley de Bases original, en su punto sobre
“Trabajo”, en las diversas versiones del dictamen de mayoría que han circulado en estos días
en diversos medios de comunicación y en proyectos como el promovido por el diputado De
Loredo y otros, presentado con fecha 29/3/2024.
Según se conoce por los medios de comunicación, el dictamen de mayoría que ahora se
pretende extiende el período de prueba a 6 meses, pero además habilita que las convenciones
colectivas puedan ampliar ese tiempo. Además, se pretende habilitar a empresas de hasta 100
empleados a extenderlo a 8 meses y quienes emplean hasta 5 personas podrán hacerlo hasta 1
año. Más allá de los cambios en la formulación del artículo en relación al DNU 70/23, no
deja de ser un beneficio para las empresas, que podrán utilizar a trabajadores y trabajadoras,
en general jóvenes, como mano de obra más barata y sin derecho a indemnización, o sea que
pueden ser despedidos cuando quieran.
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Allí también se pretende modificar el artículo 242 de la Ley de Contrato de Trabajo para
convertirla en un arma de disciplinamiento contra las prácticas gremiales. Aunque habla de
una opción para ambas “partes” que debe ser “valorada prudencialmente por los jueces”, la
redacción prejuzga y califica como “injuria laboral grave, objetiva causal de extinción del
contrato de trabajo”, una serie de medidas de acción directa que puedan tomar las y los
trabajadores en conflicto. Se realicen “bloqueos o tomas de establecimiento”, “se afecte la
libertad de trabajo”, “se impida total o parcialmente el ingreso o egreso”, “se ocasionen daños
en personas o cosas de propiedad”. Con esas definiciones, claramente direccionadas a las
prácticas gremiales pero al mismo tiempo amplias en su definición, casi cualquier acción
directa puede ser considerada injuria grave. Una huelga que eche a perder un producto, la
permanencia en la puerta de un establecimiento u otras medidas destinadas a garantizar una
huelga.
Ligado íntimamente a esto, uno de los artículos propuestos en las versiones que circulan
directamente criminaliza, al punto de llevarlo al terreno penal, algunas prácticas gremiales.
Esto, sin siquiera haber llevado el punto en cuestión a la comisión de legislación penal.
Incluso se plantea incorporar al Código Penal, como “artículo 149 quater”, el siguiente:
“ARTÍCULO 149° quater.- Será reprimido con seis (6) meses a tres (3) años de prisión quien
impidiere, estorbare o entorpeciere el acceso a un comercio, industria o establecimiento de
cualquier tipo con el fin de obtener un beneficio o causar un perjuicio. Si la acción se
desarrollare simultáneamente sobre diversos locales o sucursales del mismo comercio,
industria o establecimiento, la pena será de un (1) año a cuatro (4) años de prisión.” O sea si
trabajadores realizan una protesta en las puertas de locales de una misma empresa (porque
son empleados de la misma empresa) la pena podría llegar a 4 años de prisión, es decir, de
cumplimiento efectivo. Esto significa una clara penalización de la acción gremial que no se
puede tolerar. Mientras a los empresas se le facilita el despido, la precarización, el fraude
laboral, la no registración, el despido discriminatorio, a los trabajadores y trabajadoras se los
amenaza con penas y delitos por realizar medidas de acción gremiales.
En relación a los despidos, el gobierno insiste con avanzar hacia un sistema de despidos “más
fáciles y baratos”. El principal es avanzar con la generalización del “fondo de cese laboral”,
que fue instaurado en la industria de la construcción durante la dictadura militar de Videla.
Ese modelo elimina el derecho de indemnización tal cual lo conocemos, para ir a un sistema
donde los empleadores pueden despedir sin causa, sin multas, sin ningún tipo de derechos
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contemplados en la ley. Según estudios, ese sistema, además de permitir el despido arbitrario
e incluso persecutorio, reduce el monto en hasta un 40%, lo cual constituye un acto
discriminatorio e inconstitucional. Si bien el cambio de sistema se hará por convenio
colectivo, ya estamos viendo que las empresas presionan para avanzar en ese sistema. No
solo por gremios, sino por seccionales como vimos recientemente en Camioneros Seccional
Santa Fe. El articulado incluso plantea un aporte patronal mensual inferior al que rige
actualmente en la UOCRA (12%), ya que señala que “no podrá ser superior al ocho por
ciento (8%) de la remuneración computable”, con lo cual los montos serán aún inferiores.
Otro de los ataques precarizadores que se retoman del DNU es la figura de los “trabajadores
independientes”, como una forma de negar la relación laboral. Según otro de los artículos, “el
trabajador independiente podrá contar con hasta otros cinco (5) trabajadores independientes
para llevar adelante un emprendimiento productivo y podrá acogerse a un régimen especial
unificado que al efecto reglamentará el Poder Ejecutivo nacional”. Es decir que el régimen
será reglamentado por el propio gobierno. Seguro no será favorable al trabajo con derechos y
en relación de dependencia. La redacción lo adelanta, al plantear que “el mismo estará basado
en la relación autónoma, sin que exista vínculo de dependencia entre ellos, ni con las
personas contratantes de los servicios”. Esto habilitará a extender este método de fraude
laboral en muchas actividades que funcionan como “contratistas”, como ya lo podemos ver
26
En síntesis, como bien señala el abogado Matías Cremonte, en ningún caso una reforma tan
regresiva como la que se pretende imponer con el proyecto original de la ley de Bases, así
como con las distintas versiones que circulan sobre el acuerdo de la mayoría de los diputados
que integran este plenario de Comisiones, puede generar un crecimiento del empleo. Al
contrario, en todos los casos, los indicadores sociales y económicos tienden a empeorar
aceleradamente con reformas como ésta. Así lo refleja un informe de la Organización
Internacional del Trabajo - OTS de 2015, que analizó 65 reformas laborales de esa década en
el mundo, concluyendo esta cuestión. Como advierte Cremonte, “lo mismo ocurre con la
reducción de la indemnización por despido y la ampliación del período de prueba. ¿Por qué
una norma que se propone crear empleo comenzaría por facilitar los despidos? ¿Qué llevaría
a un empleador que puede tener una persona a prueba 8 meses a mantenerlo por tiempo
indeterminado?”
El proyecto enviado por el PEN, en su combinación con el mencionado DNU 70/2023, y las
distintas versiones que se desprenden de ellos, se inspiran sin embargo en esos principios
fracasados en la empiria y retoma iniciativas similares impulsadas previamente, entre otros,
por el ex presidente Mauricio Macri: significa un perdón para los empresarios que se
beneficiaron durante años a costa de negar sus derechos a los trabajadores, manteniendo a
millones de asalariados en la informalidad. El llamado “blanqueo laboral” cristaliza así una
transferencia a favor de las empresas y en detrimento de las trabajadoras y trabajadores.
Este tipo de políticas se impulsan a la vez con el argumento de reducir costos y crear empleo.
No obstante, la evidencia empírica demuestra que esto no ocurre. Durante la década de los
noventa, el auge de las reformas pro empresariales, bajo la impronta de Carlos Menem y
Domingo Cavallo, la informalidad laboral aumentó. De acuerdo a un documento de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre Informalidad Laboral en Argentina,
durante la década de los noventa, la tendencia del empleo no registrado fue creciente: pasó de
28,8% en 1994 al 44,5% en 2004, durante el proceso de salida de la Convertibilidad.
1991 al 21,5%, creció hasta el 26,7 % en 1999. La década también concluyó con mayores
niveles de desigualdad en el ingreso.
Según el Indec, en el tercer trimestre de 2023, el desempleo fue de 5,7% afectó en mayor
medida a los jóvenes de entre 14 y 29 años y a las mujeres. En el mismo período la
informalidad (trabajadores sin descuento jubilatorio) fue de 35,8% en los 31 aglomerados
urbanos relevados, porcentaje que extrapolado al total del país implica 5,7 millones de
personas a nivel nacional con mayor presencia en actividades como construcción y servicio
doméstico. Estos son los últimos datos publicados por el Indec, pero se agravarán dada la
situación actual de aceleración de la inflación, caída de ingresos y de consumo.
De acuerdo a una estimación de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) para todo el
año 2023, una relación laboral registrada hubiera implicado una recaudación adicional de
$1,92 millones por parte de los organismos que conforman los subsistemas de la Seguridad
Social, de los cuales $1,79 millones quedarían en el ámbito del Sector Público Nacional. Si
bien la OPC realiza esta estimación para evaluar el potencial recaudador de la “Promoción
del Empleo Registrado” propuesta en el proyecto del Poder Ejecutivo, también da cuenta del
ahorro que obtuvieron las patronales que realizan fraude laboral a sus empleados. Los $1,79
millones de recaudación anual adicional por relación laboral regularizada implica una pérdida
de recaudación gigantesca por parte del Sector Público Nacional que supera la cifra de $10
billones anuales para los 5,7 millones de asalariados y asalariadas que se encontraban sin
28
La estructura laboral del país opera hace décadas con alrededor de un tercio de la fuerza de
trabajo en la informalidad. Esta realidad no está vinculada a mayores o menores regulaciones
laborales, sino a una decadencia en el desarrollo del país que se expresa en mayor atraso
productivo en relación a las potencias económicas y en mayor avance de la capital extranjero
en el dominio de los recursos estratégicos.
Finalmente, no podemos dejar de insistir que este ataque a los derechos laborales es la
continuidad del feroz recorte de derechos establecidos en el mencionado DNU, que el
proyecto del PEN que aquí se trata pretende que se ratifique sin más. Algo completamente
ilegal, por cuanto el intento de ratificación o rechazo de un Decreto de Necesidad y Urgencia
tiene un régimen específico establecido por la propia Constitución Nacional. De ningún modo
se puede saltear ese ya limitado procedimiento a través de un artículo perdido en una ley que,
de aprobarse, sería de nulidad absoluta, puesto que tal acción se encuentra prohibida por ley.
Como sintetizó la abogada, los retrocesos que implica esta norma en materia laboral “ponen
en cuestión la capacidad de acción y organización sindical, criminaliza la huelga y la protesta
social, posibilita los despidos en el empleo público vulnerando el mandato constitucional de
la estabilidad, reduce la indemnización por despido y habilita su reemplazo por un Fondo de
cese laboral, amplía el periodo de prueba, fomenta el trabajo no registrado a través de la
derogación de las leyes antievasión y la eliminación de sus indemnizaciones. En materia de
género, suprime la indemnización agravada para el caso de despido por causa del embarazo,
modifica los términos de las licencias por maternidad y las condiciones para la gestión de los
cuidados durante la jornada, elimina la obligatoriedad de la capacitación en género y
violencia de género para todas las personas que trabajan en el Estado previstas en la ley
Micaela, entre muchas otras modificaciones que atentan contra el principio de progresividad,
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Lo cierto es que la desregulación del DNU del orden laboral hiere de muerte los derechos
básicos fundamentales. Quiebra la estructura tutelar del artículo 14 bis y los principios
vertebrales de progresividad de los derechos y la justicia social, incorporados por los tratados
internacionales con jerarquía constitucional. El Título IV (Trabajo), suspendido
recientemente por un fallo de la justicia Nacional del Trabajo, vacía de contenido el principio
protectorio tanto en su dimensión individual como en su aspecto colectivo. Vulnera los
principios de la norma más favorable a la persona trabajadora, previsto en el artículo 9 del
Régimen de Contrato de Trabajo, el de primacía de la realidad y el principio de
irrenunciabilidad de los derechos previsto en el artículo 12 de la norma citada, que configuran
el orden público laboral.
Entre algunas de las reformas estructurales que demuestran groseramente la gravedad del
proyecto se pretende aprobar, ratificando el DNU, la Ley de Bases desconoce la presunción
de la existencia del contrato de trabajo ante la acreditación de la prestación de servicios; crea
la figura del colaborador, estableciendo que no habrá relación de dependencia habilitando que
un empleador monotributista o autónomo pueda contratar trabajadores o trabajadoras bajo
esta figura, pulverizando la relación de dependencia y legitimando el fraude laboral.
No hay ningún modelo en el cual se pueda prohibir el derecho de huelga como propone este
proyecto. A este esquema se suma la incorporación de la presunción de injuria grave en caso
de medidas de acción directa que por ejemplo afecten la libertad de trabajo de quienes no
participan en las medidas o impidan u obstruyan total o parcialmente el ingreso o egreso de
personas y o cosas al establecimiento, entre otros supuestos, pudiendo el empleador despedir
con causa por el ejercicio de un derecho humano fundamental como es la huelga.
Surge evidente la real motivación: acabar con los pilares fundamentales del derecho del
trabajo estableciendo una serie de liberalidades que solo benefician a los grupos concentrados
de poder económico. Ni la dictadura en 1976 se animó a tanto.
En sintonía con el plan de guerra delineado con las medidas anunciadas por el Ministro de
Economía Luis Caputo y el mega DNU, la Ley enviada por el gobierno al Congreso Nacional
vuelve a plasmar las aspiraciones del gran capital que es dueño del país. En materia
energética, el grueso de los artículos incluídos en los capítulos sobre Energía, implican un
conjunto de beneficios para empresas del sector, y perjuicios para el pueblo trabajador. Las
reformas dificultarán aún más el acceso a la energía como derecho para la población,
aumentarán la denominada “pobreza energética” y bloquearán con más fuerza cualquier tipo
de transición energética verdaderamente justa, al servicio de las mayorías. Lo mismo se
desprende de otros fragmentos del proyecto que hacen a la cuestión energética, tanto por la
privatización de empresas como por la creación del Régimen de Incentivo para Grandes
Inversiones.
En cuanto a los hidrocarburos, el proyecto del PEN declara abiertamente que el objetivo de su
política será “maximizar la renta obtenida” por la explotación de los recursos. Se borra así
cualquier alusión al objetivo del autoabastecimiento interno, modificando el artículo 3 de la
Ley de Hidrocarburos (17.319) y derogando el artículo 1 de la Ley de Yacimientos
Petrolíferos Fiscales (26.741). La declaración del principio del autoabastecimiento no
constituye una garantía de que el mismo se concrete, y de más está decir que en innumerables
31
oportunidades fue utilizado para otorgar beneficios a las empresas privadas. Sin embargo, su
reemplazo por el objetivo de “maximizar la renta”, desnuda que no habrá otro interés más que
el lucro privado.
De aplicarse las reformas planteadas, se podría llegar al ridículo de que una empresa exporte
un hidrocarburo o su derivado (posiblemente el hidrocarburo sin ningún procesamiento) sin
que se garantice el abastecimiento interno, y al mismo tiempo, otra empresa (o la misma),
importe el mismo producto (o, posiblemente, algún producto con algún proceso de
industrialización), cobrando precios internacionales dolarizados a las distribuidoras, que a su
vez le impongan precios elevados a los usuarios. La alusión, en la última versión del
proyecto, a la “seguridad del suministro” y a una limitada posibilidad de objetar determinadas
exportaciones, no modifica lo esencial de la reforma propuesta: eliminación del objetivo del
autoabastecimiento, e incorporación del objetivo de maximizar la renta. Por otra parte,
“suministro” no es lo mismo que “autoabastecimiento”, ya que para el primero puede
alcanzarse mediante importaciones. Se trata de un incentivo para que los precios escalen a
valores internacionales, pero con la particularidad de que en el país los salarios
(especialmente medidos en dólares, pero también de cualquier otra forma) son bajísimos.
Si esto es irracional en cualquier momento, más aún lo es cuando el mundo atraviesa crisis,
guerras y conflictos geopolíticos en los que la dimensión energética suele ser un componente
fundamental, ya sea en sus causas como en sus consecuencias. Las oscilaciones en los precios
internacionales, sin que existan siquiera medidas elementales para amortiguar sus impactos a
escala local, pueden llevar no sólo a nuevos golpes inflacionarios, sino también al
desabastecimiento, si es que las petroleras consideran conveniente exportar lo extraído del
subsuelo.
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Tras la privatización de YPF, el grupo Repsol se dedicó a explotar y exportar sin explorar,
razón por la cual se dio un acelerado declino de las reservas. En consonancia con ese
accionar, en su modificación del artículo 31 de la Ley 17.319, el proyecto directamente
elimina “la observancia de criterios que garanticen una conveniente conservación de las
reservas”.
Dentro de las empresas que pretende privatizar, la última versión del proyecto incluye a
Energía Argentina S.A. Si el gobierno renunció, por lo pronto, a vender las acciones de YPF
S.A. en manos del estado, eso no significa que no lo vaya a intentar más adelante. Mientras
tanto, la gestión libertariana puso como presidente y CEO de YPF a Horacio Marín, un
hombre de su competidora, Tecpetrol. La empresa, controlada entonces por un alfil de Paolo
Rocca, comenzó a desprenderse de áreas de hidrocarburos convencionales en Chubut, Santa
Cruz, Neuquén, Mendoza, Río Negro y Tierra del Fuego.
En línea con la extranjerización de las tierras y de las riquezas nacionales, promovida por
otros aspectos del proyecto, la derogación del artículo 51 de la Ley 17.319, habilita el
otorgamiento de concesiones a personas jurídicas extranjeras. Es decir, que empresas de otros
países que no tengan ni una sucursal en Argentina, podrán hacerse del dominio sobre los
hidrocarburos que extraigan.
Gracias al Plan mencionado, las empresas privadas recibieron y recibirán miles de millones
de pesos. Dentro de las beneficiarias, se encuentran empresas extranjeras, como Wintershall,
Shell, Total Energies, o Equinor, y hasta la Corporación Financiera Internacional (IFC, por su
sigla en inglés), organismo internacional perteneciente al Grupo Banco Mundial. Entre los
jugadores locales más beneficiados por el subsidio durante los últimos años, están Tecpetrol,
de Paolo Roca, aportante de la campaña de Javier Milei, que hoy controla a través de
33
Ahora, mientras respetan los “derechos adquiridos” por las empresas con estos subsidios
millonarios, para el pueblo trabajador no hay ningún derecho: los subsidios que recortaron,
fueron los subsidios a la demanda, a los usuarios, es decir, los que contienen las tarifas. Esto
fue posible gracias a que el DNU 70/2023, facultó a la Secretaría de Energía a redeterminar la
estructura de subsidios vigentes. Así, al mismo tiempo que reconoció aumentos en los precios
de la generación, el procesamiento, el transporte y la distribución de energía, el gobierno
retiró subsidios a la mayoría de la población. Las tarifas de la luz y el gas, los precios de la
nafta, el precio del GLP (que impacta en lo que pagan los sectores de menos ingresos cuando
compran una garrafa), constituyen un componente central del ajuste, y un motor de la pobreza
y la inflación. Durante el primer trimestre de 2024, los subsidios a la energía se redujeron un
67,4% en términos reales. Las facturas de gas de los usuarios N 2 de bajos ingresos y N 3 de
ingresos medios aumentaron, en promedio, 475% y 456% entre diciembre de 2023 y abril de
2024 (Instituto Interdisciplinario de Economía Política, 2024). En el caso de las facturas de
luz, entre diciembre de 2023 y marzo de 2024, el incremento promedio fue de 70% para los
usuarios de bajos ingresos y 67% para los de ingresos medios. Sin embargo, en el AMBA, el
incremento fue de 185% para los usuarios de bajos ingresos y 177% para los medios, con
casos que alcanzan un 300% de aumento. En todos los casos, se trata de incrementos que
están por encima de la ya elevada inflación, y que representan una porción cada vez mayor
del salario medio.
Para el pueblo, un brutal tarifazo. Para las empresas, continuidad de los subsidios. Esto es
exactamente lo opuesto a lo que decía el Secretario de Energía durante la campaña, quien
sostenía que iba a terminar con los subsidios a la oferta, y focalizarlos en la demanda. Pero
además, es contradictorio con la eliminación del objetivo del autoabastecimiento, utilizado
como fundamento para la creación de los distintos subsidios a la oferta. Si el mercado se
regula solo, y el abastecimiento interno no interesa… ¿por qué entonces continuarán los
subsidios a la oferta, es decir, a las petroleras?
Otra de las modificaciones planteadas tiene que ver con el cálculo de las regalías para las
nuevas concesiones. En la actualidad, la alícuota es de 12%. El proyecto plantea un esquema
en el que las empresas podrían pagar mucho menos que eso, ya que el porcentaje lo ofertarían
34
El nuevo proyecto de ley incorpora un artículo para regir las exportaciones de Gas Natural
Licuado (GNL), que se complementa con el contenido del Régimen de Incentivo de Grandes
Inversiones (RIGI). Esto es así porque el RIGI prevé beneficios especialmente acordes a una
actividad como la licuefacción de gas. Al no existir, en la actualidad ninguna planta de GNL
en el país, la construcción de un establecimiento de ese tipo encuadraría en lo que el RIGI
denomina “proyectos de Exportación Estratégica”, por considerarse “que puedan resultar en
el posicionamiento de la República Argentina como nuevo proveedor de largo plazo en
mercados globales en los que aún no cuente con participación relevante”.
En el caso del subsector eléctrico, el proyecto pretende facultar al PEN para adecuar el Marco
Regulatorio de la Energía Eléctrica, bajo el principio del libre comercio internacional de la
energía eléctrica. Al igual que en el subsector de hidrocarburos, se trata de un cheque en
blanco para que el gobierno autorice a las empresas a hacer solo lo que consideren más
rentable, sin que el estado intervenga en garantizar el abastecimiento interno, e imponiendo
tarifazos a la población.
Por otra parte, no extraña que entre las decenas de modificaciones y reformas propuestas, no
aparezca siquiera como objetivo la garantía del acceso a la energía por parte de la población.
En el debate en comisiones, el secretario de energía afirmó que las redes de gas domiciliario
van a crecer cuando crezcan las inversiones. Eso es falso y se puede comprobar tan fácil
como visitando la localidad de Añelo, en el corazón de Vaca Muerta, donde la mitad de la
población no tiene acceso al gas mientras las petroleras baten récords de producción. Las
inversiones hidrocarburíferas en Neuquén crecieron durante los últimos años. Pero son para
garantizar un beneficio, una ganancia para las empresas, y no el acceso a la energía a la
población. En particular, las inversiones en infraestructura de transporte, del gas, pero
también del petróleo, están orientadas a la exportación.
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De aprobarse el proyecto de ley, el conjunto del capital concentrado del sector energético
(petroleras, refinerías, generadoras, transportistas, distribuidoras) y quienes se aprovechen del
desguace de las empresas estatales o con participación accionaria del estado, tendrán mucho
que festejar. Tecpetrol, CGC, Pampa Energía, PAE, Chevron, Vista, Total, Shell, Raizen,
entre otras, se prepararán para un saqueo aún más obsceno que el que protagonizan en la
actualidad.
No está demás aclarar que el supuesto imperio de la ley de la oferta y la demanda en el sector
energético, que según el neoliberalismo extremo garantizaría la más apropiada administración
de los recursos, es más falaz que en cualquier otro sector. El sector energético está altamente
monopolizado. Si las empresas pueden fijar el precio de la energía que quieran, y exportar las
proporciones que quieran, los usuarios y usuarias no podrán optar por otra empresa
distribuidora con una tarifa más baja, por ejemplo. En todo caso, podrán optar: a) por no tener
acceso a la energía; o b) por acceder a la energía pero destinando una mayor proporción de
sus ingresos, aumentando sus niveles de pobreza.
El acceso a la energía es, desde nuestro punto de vista, un derecho. Para garantizarlo, es
necesaria la estatización integral de toda la industria energética bajo la gestión de sus
trabajadores y trabajadoras, profesionales y expertos de universidades públicas, y
comunidades afectadas en los distintos territorios, sería un primer paso para planificar
racionalmente una transición energética verdaderamente justa, desde abajo, diversificando y
desfosilizando las fuentes de generación. Esa estatización debería abarcar no solo a las
petroleras sino, por ejemplo, a las represas hidroeléctricas, a las distribuidoras, etc,
rescindiendo las concesiones a empresas privadas entre las cuales hay grandes
multinacionales.
Este título crea un Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), uno de los
mayores esquemas de beneficios tributarios, cambiarios, fiscales, aduaneros, de la historia
37
con que los grandes empresarios hayan soñado jamás; con una estabilidad normativa por 30
años posteriores a la fecha de adhesión al régimen. Por si fuera poco, ahora también, a
diferencia del primer proyecto de “Ley Bases”, se incorpora la posibilidad de una extensión
aún mayor, “hasta los treinta (30) años posteriores a la fecha estimada de puesta en marcha de
cada etapa del Proyecto, siempre que la primera etapa cumpla con los compromisos mínimos
de inversión”. Esto incluye impuestos de mucha importancia para las arcas fiscales. El
Gobierno dice “No hay plata” pero a los grupos económicos concentrados, locales y
extranjeros, les dan todo tipo de garantías y beneficios que recortan la base de recaudación, y
luego se presiona por un mayor ajuste del Gasto social.
La alícuota del impuesto a las Ganancias para las grandes inversiones baja del 35% (máximo
de la ley) al 25%. Además, otorgan una amortización especial por los bienes muebles de dos
cuotas anuales, iguales y consecutivas; y para las obras de infraestructura, bajo las mismas
condiciones, pero con el mínimo de la cantidad que surja de considerar el 60% de la vida útil.
Además, no se les cobra nada por Derechos de Importación (alícuota 0%) así como están
excentos de la tasa de estadística y comprobación de destino, y de todo régimen de
percepción, recaudación, anticipo o retención de tributos nacionales y/o locales. En el caso
de los Derechos de exportación les dan alícuota 0% a partir del tercer año de adhesión al
régimen. Tendrán 100% libre disponibilidad de divisas después del tercer año del proyecto;
podrán descontar de ganancias el impuesto a débitos y créditos y pagar el IVA con
certificados de crédito fiscal. La ganancia neta de las personas humanas y sucesiones
indivisas y las remesas de utilidades proveniente de los VPU adheridos al RIGI, tributarán
solamente una alícuota del siete por ciento (7%), y luego de 7 años bajan a 3,5 %. Por si fuese
poco, ante un diferendo, el inversor puede ir directo a CIADI (tribunal extranjero) sin paso
por la justicia local.
Las consecuencias son duraderas: si en el futuro un gobierno, por una situación de crisis o el
motivo que fuera, quisiera aumentar las alícuotas del Impuesto a las Ganancias o cualquier
otro, no podrá afectar a las empresas que inviertan en el marco del régimen especial. El
régimen propuesto es similar al que ya existe para las inversiones mineras, que les dio
“amparo” a las multinacionales que operan en el sector para rechazar en varias oportunidades
el pago de retenciones a las exportaciones gracias a la “carga tributaria total” y la “estabilidad
fiscal” de la que gozan.
Luego de la brutal licuación del poder de compra que llevó adelante el Gobierno de Milei en
estos primeros cuatro meses de 2024, con el salto inflacionario y manteniendo congelados los
bonos, lo que significó una pérdida de más de un 25% del haber real, y de implementar por
DNU una movilidad previsional que busca mantener en adelante los niveles de haber en la
miseria, ahora agregó un nuevo ataque a jubiladas y jubilados buscando derogar el
mecanismo de moratoria previsional que permite acceder a un haber a trabajadoras y
trabajadores que no alcanzan a reunir los 30 años de aporte.
En el artículo 340 del nuevo proyecto de Ley Ómnibus dispone “Derógase la Ley N°
27.705”, esto es, la ley de moratoria previsional (“Unidad de pago de deuda previsional”)
aprobada en marzo de 2023, por 2 años, prorrogables por otros 2 años. No es casual, esa ley
fue cuestionada por el Fondo Monetario Internacional en 2023. Si se elimina la moratoria,
quienes no tengan los aportes solo les quedará la opción de la PUAM (Pensión Universal para
el Adulto Mayor): con un haber 20% menor a la jubilación mínima y en el caso de las
mujeres elevando la edad jubilatoria a los 65 años. La PUAM además no genera derecho a la
pensión por viudez, al margen de los años efectivamente aportados, y la persona debe
demostrar que se encuentra en situación de vulnerabilidad social. Hasta el momento, con la
última moratoria se jubilaron 460.000 personas (8 de cada 10 nuevos jubilados), que son en
su mayoría mujeres. Esto es a causa de la altísima informalidad laboral que afecta a casi 4 de
cada 10 trabajadores asalariados.
39
Actualmente, con la ley 27.705 pueden acceder a una moratoria las personas que cumplen la
edad jubilatoria cumplida (60 años las mujeres, 65 los varones), y que no reúnen los 30 años
de aportes para iniciar el trámite jubilatorio. Asimismo, hay una segunda variante que implica
entrar en un "Plan de Pago de Deuda Previsional" destinado a trabajadores en actividad a
quienes les faltan hasta 10 años para cumplir la edad jubilatoria (mujeres mayores de 50 y
menores de 60 años y varones mayores de 55 y menores de 65 años) y puedan comenzar a
regularizar sus aportes ya que ya saben que no alcanzarán a completarlos cuando alcancen la
edad jubilatoria.
Como hemos denunciado desde nuestro bloque del Frente de Izquierda en diversas
oportunidades en el recinto, la mayor parte de las mujeres se jubilan a través de una moratoria
no lo hacen por gusto, sino porque existe el trabajo no registrado y las tareas en el hogar o de
cuidado, no son consideradas trabajo. Milei quiere eliminar esa moratoria y que las mujeres
pierdan ese derecho. Las personas que deben recurrir a una moratoria previsional son
trabajadoras y trabajadores que aportaron a la sociedad toda su vida trabajando, pero son
invisibles a los registros públicos. Si las personas próximas a jubilarse no reúnen 30 años de
aportes como exige el sistema, no fue por elección, es por haber trabajado en la informalidad
o por haber estado en ciertos períodos desempleados. En su gran mayoría, es también, por
haber realizado tareas como las de limpieza, cocina, cuidado de niños, enfermos y personas
mayores, etc, tareas hechas fundamentalmente por mujeres que no fueron reconocidas ni
remuneradas, pero que cumplen un rol fundamental en la reproducción de la fuerza de
trabajo. Esas mujeres no tienen aportes no porque no han querido, sino por un sistema
capitalista patriarcal que no reconoce ese trabajo no remunerado. Así, mientras se premia con
exenciones impositivas a los empresarios que no registraron a los trabajadores, el gobierno
castiga con la quita de la moratoria jubilatoria a esos laburantes victimas de las empresas que
nunca los registraron ni le hicieron los aportes.
De acuerdo a los datos oficiales, al día de hoy hay unas 4 millones de jubilaciones y
pensiones que se otorgaron por moratoria, que son percibidas por más de 3,6 millones de
titulares. El 75 % son percibidos por mujeres. Asimismo, en los próximos años el 90 % de las
mujeres no podría acceder a una jubilación ordinaria porque no reúne los 30 años de aporte
que requiere el sistema, por lo cual la única forma de jubilarse es vía moratoria.
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Por lo tanto, sin moratoria previsional, sólo con derecho a PUAM o a una “Prestación
Proporcional” que bajan el mínimo un 20 % del ya muy bajo nivel de haber mínimo, muy
lejos de cubrir la Canasta de los Adultos Mayores, se produce un nuevo ataque a las
trabajadoras y trabajadoras que trabajaron toda su vida y se les niega también el derecho a
alcanzar siquiera a cubrir sus necesidades de vida en el momento de su retiro del mercado
laboral. Cabe agregar también que el articulado legal es tan breve que deja a la
reglamentación del Poder Ejecutivo determinaciones fundamentales como “los parámetros
objetivos para el acceso a porcentajes que reconozcan los aportes efectivamente realizados al
Sistema Integrado Previsional Argentino, y las condiciones por las que se regirá la
prestación”. Una verdadera reforma previsional en manos del Ejecutivo, que continúa los
lineamientos expresos de los organismos internacionales de achatar la pirámide de haberes y
extender la edad jubilatoria.
8. RECHAZO ABSOLUTO
Como expusimos los diputados del Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad durante
las reuniones informativas de las Comisiones, y como desarrollamos aquí, lo único que cabe
41
para el "Proyecto de Ley de Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos"
es el rechazo total.
Votar a favor, total o parcialmente de esta ley, inconstitucional y antidemocrática por donde
se la mire, significará, en síntesis, avalar de manera cómplice y activa el plan de guerra que
lanzó el gobierno de Javier Milei contra todo el pueblo trabajador y pobre del país.
Es por eso que, bajo las consideraciones aquí expuestas y las que desarrollaremos
oportunamente, llamamos a todos los miembros de este Congreso Nacional a rechazar de
manera categórica este proyecto de ley.
Christian Castillo
Diputado Nacional
Bloque Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad