Luchas Por Lo Comun
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304 pp: 14 x 21 cm
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio, sin el consenti-
miento por escrito de los editores.
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Índice
Agradecimientos .............................................................................................11
Prólogo .............................................................................................................13
Raquel Gutiérrez Aguilar
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Bibliografía ....................................................................................................271
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Agradecimientos
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Prólogo
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n los tiempos que corren y en muy variadas latitudes está produ-
ciéndose un amplio y fértil debate sobre las tramas comunitarias
y los bienes comunes, como condición necesaria para garantizar
la posibilidad misma de la reproducción de la vida humana y no huma-
na en este ancho mundo que compartimos. Mundo que, sin embargo,
cada vez con más frecuencia, también nos es ajeno.
Es éste un debate urgente y relevante. Y no es para menos, conside-
rando la dramática y acelerada destrucción o privatización de lo que
por siglos ha sido riqueza social susceptible de ser usufructuada por
quienes la han cuidado y han tenido la habilidad colectiva de regene-
rarla: agua dulce en su forma de ríos, manantiales y lagunas, bosques,
flora y fauna de diversas especies que contribuyen a la regeneración
de esas mismas y nuevas fuentes de agua; tierra fértil y semillas muy
variadas a ser regadas por el agua captada. Y vuelta a comenzar: con-
junto de ciclos y bucles sosteniendo la historia de una diversidad de
sociedades humanas que podían, hasta cierto punto, organizar el sus-
tento no precario de sí mismos y de generaciones nuevas hilando
saberes heredados con renovados sentidos y conocimientos, fruto de
experiencias organizadas por la memoria y afianzadas en la tenacidad
de la pervivencia. Este delicado y al mismo tiempo resistente equilibrio
dinámico de la vida y sus intercambios nunca idénticos, aunque siem-
pre reiterados, está deshilvanándose; se deshilacha por la agresión de
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n los últimos veinte años destaca la manera en que se han ex-
tendido y profundizado los conflictos socioambientales en toda
América Latina, debido al impulso de diversos proyectos ligados
a una renovada estrategia de despojo por parte del capital en su ince-
sante voracidad por subsumir cualquier ámbito que no se encuentre
plenamente ceñido o regulado por los ordenamientos de la producción
de valor.1
En relación a este asunto, me interesa que exploremos un conjunto
de claves que nos ayuden a comprender e interpretar los orígenes, lógi-
cas y fundamentos de estos conflictos, así como a rastrear las posibili-
dades de antagonismo que desde lo social han venido activándose a lo
largo del tiempo para resistir al despojo capitalista y para re-crear for-
mas de producción de lo común para la reproducción de la vida humana
y no humana.
Para ello, expongo algunas claves de comprensión de lo común
como categoría crítica e histórica, útil para reconocer las posibilidades
de subversión de los movimientos de resistencia, antagonismo y rea-
1
Recupero esta formulación de Raquel Gutiérrez, quien se refiere a los entramados
comunitarios entendiéndolos como “sujetos colectivos de muy diversos formatos
y clases con vínculos centrados en lo común y espacios de reproducción de la
vida humana, no directa ni inmediatamente ceñido a la valorización del capital”
(Gutiérrez, 2011: 13-14).
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Al respecto, un claro ejemplo es el señalado por Silvia Ribeiro en relación a la
alimentación mundial: “Mientras que la agricultura industrial (con agrotóxicos,
híbridos, transgénicos) ocupa en el mundo 80% de la tierra arable, lo que produce
llega sólo a 30% de la población mundial, con un volumen casi igual de desechos,
usando 70% del agua y combustibles de uso agrícola. Al otro extremo, las y los
campesinos y productores en pequeña escala ocupan cerca de 20% de la tierra y
junto a la pesca artesanal, huertas urbanas y recolección en bosques, alimentan a
70% de la población mundial” (Ribeiro, 2013).
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El marxismo abierto refiere a un conjunto de trabajos que desde la década de los
noventa han buscado cultivar una perspectiva que insiste en pensar el marxismo
como una teoría de la lucha, situando sus categorías como categorías abiertas, que
precisamente conceptúan la apertura de la sociedad. Esto conlleva a una crítica
del “marxismo cerrado”, que incluye a todas aquellas corrientes que ven el desa-
rrollo social como un camino predeterminado o como una necesidad histórica
(Holloway, 1995).
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El método violento es, aquí, el resultado directo del choque del capi-
talismo con las formaciones de economía natural que ponen trabas a
su acumulación. Y es que, este proceso se va recrudeciendo a medida
que el capitalismo requiere de espacios no capitalistas para obtener
materias primas y mano de obra que en sus mercados internos ya
no puede obtener. De tal suerte que para privar a los trabajadores
de sus medios de producción, y al mismo tiempo transformarlos en
compradores de sus mercancías, se propone, conscientemente, aniqui-
larlos como formaciones sociales independientes (idem.).
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por Marx nos parece central retomar la idea del cercamiento de bienes
o terrenos comunales –the inclosure of commons (Marx, 2008: 617).
Ésta es explicada como una estrategia de robo masivo y exclusión física
de la comunidad de sus propios campos comunales, que fue llevada
a cabo mediante el cierre de los terrenos al libre paso de hombres y
animales. Fue iniciada en el siglo xvi e impulsada en primera instancia
por los requerimientos de materia prima generados por la ascendente
demanda de lana para la industria textil. Con el apoyo de industriales,
comerciantes y banqueros, además de la fuerza pública del Estado,
los terratenientes promovieron la expulsión y la separación de los
campesinos de sus medios de producción, transformando las tierras
de labor en terrenos de pastoreo para las ovejas.
Para profundizar en lo anterior, recuperamos el pensamiento de la
activista hindú Vandana Shiva, en torno a lo que sostiene son los cinco
procesos comprendidos en el actual cercamiento de bienes comunes:
1) la exclusión de las personas del acceso a recursos que, hasta enton-
ces, habían sido de su común propiedad o uso; 2) la creación de per-
sonas “excedentarias” o “prescindibles” al negarles el derecho de acceso
a los recursos comunales que las sustentaban; 3) la creación de propie-
dades privadas por medio del cercamiento de propiedades comunales;
4) la sustitución de la diversidad que abastece y satisface necesidades
y funciones múltiples por monocultivos que proporcionan materias
primas y mercancías para el mercado; y 5) el cercamiento paralelo
de las mentes y de la imaginación, que provoca que esos otros cerca-
mientos sean definidos y percibidos como una forma de progreso
humano universal y no de crecimiento de los privilegios y de los de-
rechos excluyentes de unos pocos, a costa de la desposesión y el em-
pobrecimiento de muchos (Shiva, 2006: 29).
Ciertamente, estos procesos de despojo y de separación de los me-
dios de existencia se repiten, reiteran y actualizan hasta nuestros días,
de la mano de las estrategias orientadas al despojo de lo político, es decir,
a la expropiación estatal de las capacidades de autodeterminación so-
cial. Ahondemos un poco más en esta idea, así como en la relación
entre el capital y el Estado.
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ESTRATEGIAS DE DOMINACIÓN
1. Legalidad institucional
2. Consenso y legitimidad
3. Captura y cooptación
4. Disciplinamiento y normalización
5. Criminalización de la protesta
6. Represión
7. Militarización y contrainsurgencia
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DESPOJO CAPITALISTA
DE LOS BIENES COMUNES
NATURALES EN TIEMPOS
DEL NEOLIBERALISMO
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asta aquí vamos teniendo claro que un proceso inherente a la
acumulación del capital –desde su génesis hasta la actualidad–
es la separación violenta de hombres y mujeres de sus medios
de existencia, con la tendiente desarticulación de sus capacidades
políticas de autodeterminación para la reproducción de la vida.
Un aspecto nodal de esta violenta separación es la fractura que
se produce en la interacción metabólica entre el mundo humano y la
naturaleza. Desde la perspectiva de Marx y de los trabajos de John Be-
llamy Foster en torno a su obra, la noción de metabolismo refiere al
vínculo entre la existencia productiva humana y las condiciones físico-
naturales de la realidad; siendo el trabajo la actividad mediante la cual
se gesta el proceso de apropiación de la naturaleza para la satisfacción
de las necesidades humanas (Foster, 2000: 241-243).2 A este mismo
respecto, Marx plantea:
El trabajo es, antes que nada, un proceso que tiene lugar entre el hom-
bre y la naturaleza, un proceso por el que el hombre, por medio de sus
propias acciones, media, regula y controla el metabolismo que se pro-
1
Citado en Foster (2000: 245).
2
Los trabajos de John Bellamy Foster destacan por demostrar la centralidad que
tiene la ecología en el pensamiento de Marx y en su concepción materialista de la
historia. Recomendamos revisar Foster (2000).
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Siguiendo con esto, para Marx “toda producción –en toda forma de so-
ciedad, dice en los Grundrisse– es una apropiación de la naturaleza por
parte de un individuo dentro y a través de una forma de sociedad con-
creta”. Sin embargo, “el sistema capitalista de propiedad privada, a di-
ferencia de la propiedad comunal y de la propiedad privada basada en
el derecho de propiedad individual del trabajador agrícola sobre la tie-
rra, surge a través de la separación de toda relación directa entre la
masa de la población y la tierra, separación que se produce a menudo
mediante la expulsión forzosa”, o podríamos decir, a través de procesos
de acumulación originaria (Marx apud., Foster, 2000: 261-262).
Así, para Marx la existencia misma del capital presupone “un pro-
ceso histórico que disuelve las distintas formas en las que el trabajador
es propietario” a partir de “1) la disolución de la relación con la tierra
–con el paisaje y el suelo– como condición natural de la producción, con
la que se relaciona como con su propio ser orgánico... 2) la disolución
de las relaciones en las que aparece como propietario” (idem.).
Para el análisis de esta misma cuestión, en La gran transformación
Karl Polanyi da cuenta de los drásticos cambios acarreados por la im-
posición y la expansión de la economía de mercado en Gran Bretaña
en el siglo xix, principalmente a partir de la separación entre la tierra
y el trabajo. Y es que en los órdenes sociales contra los cuales el libe-
ralismo económico arremetió, el trabajo formaba parte de la vida, la
tierra era parte de la naturaleza; la vida y la naturaleza formaban un
todo articulado (Polanyi, 2009a: 247).
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Cada año, al reducirse los ríos de la Selva, aparecen las playas o res-
tingas, una tierra de nadie, pero con humedad y fertilizantes traídos
por los ríos de la Selva. El Estado debería otorgar por venta o alquiler
estos lotes de gran dimensión [...] Hablamos de millones de hectáreas
ociosas para maderas porque las comunidades no cultivaron ni cul-
tivarán nada, depósitos minerales que no se trabajan, petróleo en el
subsuelo desperdiciado (Cursivas mías, García, 2007).
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una mejor calidad de vida para los seres humanos desde un punto de
vista exclusivamente antropocéntrico. Finalmente, el ecologismo abor-
da las relaciones humanidad-naturaleza, denunciando el carácter des-
tructivo de la civilización productivista engendrada por el capitalismo
moderno y esbozando un proyecto civilizatorio alternativo (Riech-
mann, 1994: 115-116).
Con esta aclaración advierto que, cuando nos referimos al carácter
socioambiental de las luchas, estamos pensando en los contenidos del
ecologismo más que en los del ambientalismo. De modo que lo más
preciso sería hablar de “luchas ecologistas”; sin embargo, reconozco
que la expansión del término “luchas o movimientos socioambienta-
les” en nuestro continente, de la que además han sido parte los propios
protagonistas de las resistencias, en un sentido práctico nos sirve para
apuntalar la emergencia de este lenguaje común.
Desde esta mirada, considero que la singularidad de estas luchas se
relaciona con la búsqueda por re-conectar la existencia espiritual y
productiva humana con las condiciones naturales y materiales, o di-
cho de otra manera, con la lucha contra la fractura o separación de
hombres y mujeres del mundo natural. Lo que, en cualquiera de los
casos, implica poner en el centro la recomposición del metabolismo
sociedad-naturaleza como eje sustantivo de la reproducción de la vi-
da, un tema que me parece central en todo esfuerzo por superar la
alienación como proceso de extrañamiento de la propia existencia
mediante la transformación de nuestra relación con el mundo.
Así, en consonancia con los elementos que hemos expuesto, los
conflictos socioambientales pueden manifestarse en distintas tempo-
ralidades y espacialidades sociales. De ahí que no sólo estemos pen-
sando en la emergencia de conflictos frente a la amenaza de despojo de
los bienes comunes naturales y, en general, de los medios de existencia;
sino también ante las calamidades generadas por el despojo cuando
éste se ha vuelto parte de la vida cotidiana y se expresa en una crisis de
la reproducción social.
Nos referimos específicamente a un amplio abanico de conflictos
que abarcan desde la lucha de los campesinos del Consejo de Ejidos
y Comunidades Opositoras a la Presa La Parota (cecop) que se en-
cuentran defendiendo su territorio ante la amenaza de la desposesión
de sus medios de subsistencia y la desarticulación de sus mundos de
vida por la construcción de una hidroeléctrica sobre el río Papagayo;
hasta la resistencia de los habitantes de una zona industrial, ubicada en
el municipio de El Salto en Jalisco, quienes enfrentan una emergencia
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genas. El cuidado de los ecosistemas por parte de los pueblos y las co-
munidades hace que esos territorios sean sumamente preciados para
el capital (De Ita, 2010: 38).
A nivel global existe una pugna entre actores que presionan para
que se establezcan regulaciones obligatorias y uniformes destinadas a
la protección intelectual de la biotecnología vía el patentamiento a es-
cala planetaria; por otro lado, hay otra serie de actores que luchan por
la protección del conocimiento tradicional y de la biodiversidad (Díaz
Rönner, 2009: 31). En este sentido, es notable el despojo contra los pue-
blos originarios y las comunidades que, en todo el planeta, han sido los
garantes del resguardo y florecimiento de los conocimientos tradiciona-
les y bienes comunes naturales, a través de múltiples mecanismos como
las patentes, la biopiratería o la creación de áreas naturales protegidas.
En síntesis, a la relación agronegocios-monocultivos-transgénicos
se suma el componente de las patentes, como parte de un paradigma
tecnológico que intensifica la asimetría en las relaciones de poder eco-
nómico y poder político, donde el conocimiento y su propiedad juegan
un papel estratégico.
Es muy importante notar que en todos estos procesos de despojo
de los bienes naturales aparece un discurso ligado a la conservación
del medio ambiente y, en específico, a la economía verde. Justamente,
en este contexto el ascenso de los problemas vinculados al cambio cli-
mático ha abierto un nuevo terreno para que las corporaciones y los
países más poderosos del planeta promuevan una serie de mecanismos
orientados a mitigar los efectos del calentamiento global, con la reduc-
ción de gases de efecto invernadero (gei). En realidad, estos mecanis-
mos representan perversas estrategias cuyo fin es mantener el control
corporativo sobre los recursos naturales requeridos para sostener el
proceso de valorización del capital. Se trata pues de generar un nuevo
nicho de mercado de la crisis ambiental y su expresión climática.
Tres de los mecanismos más poderosos son redd, el pago por servicios
ambientales y la comercialización de derechos de emisiones. El primero,
que por sus siglas significa Reducción de Emisiones por Deforestación y
Degradación evitada de bosques, es un programa orientado a reducir la
emisión de gases de efecto invernadero provocados por la deforesta-
ción, la paga con bonos de carbono a las compañías para que deforesten
un poco menos, o a las comunidades, para que técnicos foráneos certi-
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Extractivismo minero
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Existen presas en las que la cortina mide más de 150 metros (repre-
sas mayores) y otras en las que mide menos de 15 metros (represas me-
dianas). El lago artificial formado por la cortina se llama embalse o va-
so. Su volumen puede medirse por la cantidad de agua que tiene y su
área por la cantidad de hectáreas que se inundan (mapder, 2010: 10).
La construcción de una hidroeléctrica implica un proceso largo, de por
lo menos diez años, conformado por diversas etapas (irn, 2007: 24-28;
mapder, 2010: 10-11; García, 2010: 19-21). La fase inicial de identifica-
ción comprende los estudios de prefactibilidad mediante los cuales se
asegura la construcción y la operación de la represa, determinando si
el sitio es idóneo, cuánta electricidad y agua puede producir, además
de los costos.
La siguiente fase de preconstrucción abarca el estudio de factibili-
dad y el diseño detallado, así como el análisis de las condiciones del
lugar (clima, caudal del río, geología), eligiéndose los lugares factibles
para realizar las obras. En esta fase se realiza el Estudio de Impacto
Ambiental, a través del cual se examinan las consecuencias ambienta-
les de la represa. También, se sugieren medidas para mitigar los pro-
blemas ambientales que se ocasionarán, generándose planes de reasen-
tamiento o de desarrollo social, que incluyen formas de compensación
y medidas para reubicar a las personas que viven en la zona de em-
balse. Una vez hechos estos estudios, los constructores negocian con
los gobiernos y los bancos para que paguen los altos costos de la cons-
trucción. El Banco Mundial es una de las fuentes más importantes para
el otorgamiento de préstamos a los gobiernos.
Posteriormente, en la fase de construcción, se habilitan oficinas, ca-
minos, infraestructura para el personal que labora en la obra, se con-
trata al personal y a los proveedores de servicios. Se construyen las
líneas de transmisión, se inician las detonaciones, se marcan terrenos
y se busca desplazar a la población. Durante la fase de operación, que se
extiende de 30 a 50 años, las empresas controlan la vida útil de las pre-
sas, la cual varía dependiendo del sedimento que la llena o de los des-
perfectos en su construcción que más tarde producen fallas.
El funcionamiento de las represas se acompaña de grandes daños
ambientales en los lugares en que se implantan: extinción de peces y
otras especies acuáticas, destrucción de los hábitats y división de las
rutas de migración de los animales por las inundaciones de los bos-
ques y humedales. Los embalses generan problemas de salud, pues se
crean hábitats para zancudos y otros vectores que producen enfer-
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Desarrollo de infraestructura
Cabe señalar que, el Plan Puebla Panamá surge en 2001, como una ini-
ciativa conformada por Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala,
Honduras, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y, más
recientemente, Colombia. El área de trabajo vinculada al desarrollo de
infraestructura es el Proyecto de Interconexión de la Infraestructura
de Transporte y Facilitación Comercial, el cual tiene como objetivo au-
mentar la conectividad interna y externa de las economías de la región
mesoamericana a través del mejoramiento de la infraestructura y de los
servicios de transporte carretero, marítimo y portuario, favoreciendo y
potenciando la competitividad en los países de la región.
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Retomado de Merlinsky (2009).
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ESTRATEGIAS DE DOMINACIÓN
1. Legalidad institucional
2. Consenso y legitimidad
3. Captura y cooptación
4. Disciplinamiento y normalización
5. Criminalización de la protesta
6. Represión
7. Militarización y contrainsurgencia
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ministración federal, 30 196 personas han sido ejecutadas o perdieron la vida du-
rante enfrentamientos entre autoridades y sicarios del crimen organizado”. Y de
éstos, “más de mil niños fueron asesinados en los últimos tres años en el marco de
la violencia entre las bandas del narcotráfico y las fuerzas de seguridad en México”,
denunció la Organización No Gubernamental Red por los Derechos de la Infancia
(citado por Equipo Bourbaki, 2011: 11).
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La resistencia del cecop es, sin duda, una lucha por defender la tie-
rra, siendo ésta la base fundamental para la subsistencia. Por otra
parte, en un segundo momento se fueron fortaleciendo los registros
simbólicos ligados a un lenguaje de valoración no mercantil, en los que
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Yo los invito a que se sumen a esta lucha tan noble, que surgió con la
esperanza de cuidar la riqueza de nuestros antepasados. Los españoles
se robaron nuestro oro, a cambio de espejitos regalábamos barras y
riquezas, ahora después de tantos años la única riqueza que nos queda
es el agua y la tierra, la naturaleza. Que para nosotros significa todo,
engloba una serie de sentimientos que para nosotros es invaluable
(Marco Suástegui, cecop, noviembre 2008).
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el río Papagayo corre también por las montañas del sureste mexicano.
Por eso queremos avisarle a Vicente Fox y a su brazo amarillo y negro,
Zeferino Torreblanca, que si el Ejército ataca estas tierras, tendrá que
atacar también las montañas del sureste mexicano (Bellinghaussen,
2006).
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Frente de Pueblos del Anáhuac: resistir para existir. Una lucha de los
pueblos originarios del suroriente de la Ciudad de México
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hace 500 años. Durante los primeros años de la Conquista, las co-
munidades indígenas de la ciudad de México siguieron contando con
la mayor parte de las tierras que ocupaban antes de la llegada de los
españoles. Dicha propiedad fue reconocida por la Corona a través de
títulos que durante años, e incluso siglos después, les servirían para
defenderse de las invasiones de los hacendados y exigir la restitución
de sus propiedades durante la revolución. Todo esto, a raíz de múltiples
medidas de despojo, detonadas principalmente por las reformas bor-
bónicas en el siglo xviii; y, en el siglo xix, por la Constitución de Cádiz
y la remunicipalización de todo el territorio; y por las leyes de refor-
ma y la política de desamortización de las propiedades de la Iglesia.
Este conjunto de disposiciones terminaría de aplicarse durante el
porfiriato, con la consolidación de un Estado capaz de hacer valer la
ley en el marco de un proceso de acumulación originaria. Para el caso
de la ciudad de México, lo anterior no sólo estaba orientado a regular
la propiedad de la tierra, sino también del agua. De modo que, estas
nuevas políticas vinieron a romper con las antiguas formas de propie-
dad de la tierra y el agua –vinculadas además a toda una cosmovisión
anclada a la condición lacustre–, que habían gozado los pueblos de la
ciudad de México con el “consentimiento” de la Corona española. Con
respecto a Tláhuac, Martínez señala:
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Cuando en el gobierno de Salinas nos dijeron que los ejidos podían ser
propiedad privada, estaba platicando eso con mi papá, mi papá fue el
que me dijo de esta noticia –así y asado–, me dieron ganas de llorar,
estaba platicando con él y me dieron ganas de llorar porque entendí
que se iba a romper un espíritu que había en el pueblo, así es que no
fue una cosa racional, ¿no? Fue una cosa emocional, eso primero; tam-
bién me tocó estar ahí con mi papá y a mi papá le dije ‘¿sabes qué
papá? ¡Ya nos fregaron!’ Ya nos fregaron porque de aquí en adelante va
a ser cualquier cosa... va a poder hacerse cualquier proyecto y lo que
nosotros vamos a ver es que los intereses individuales van a romper
el espíritu que antes existía, ¿no? […] se rompe con un equilibrio que
había con la población, entre la gente y eso también se experimenta
entre la gente y con su relación con la tierra (Entrevista a Edmundo
Rioja, fpa, 2010).
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De tal suerte que la ciudad de México está constituida por una historia
en la que se vienen actualizando ciertas formas de resistencia, no nece-
sariamente visibles, y la mayor parte del tiempo intersticiales, pero
que, sin duda, han hecho posible una dúctil y persistente permanencia
de los pueblos originarios. Una de las expresiones más palpables de esa
presencia son las prácticas culturales en torno a la religiosidad y, en
menor medida, las estructuras políticas de autogobierno y las formas
productivas de la tierra que, a pesar de los embates, todavía garantizan
un aporte material para la subsistencia de algunas familias. Las prác-
ticas culturales vinculadas a la actividad agrícola, que en algún mo-
mento fueron centrales para la base productiva de los pueblos, influ-
yeron a su vez en la conservación de importantes reservas ecológicas
fundamentales para la ciudad. Todo lo anterior se manifiesta clara-
mente en el caso de Tláhuac.
Esta delegación, ubicada al suroriente de la ciudad de México, está
conformada por siete pueblos originarios: San Andrés Mixquic, San
Francisco Tlaltenco, San Juan Ixtayopan, San Nicolás Tetelco, San Pedro
Tláhuac, Santa Catarina Yecahuizotl y Santiago Zapotitlán. Limita al
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citadina. Para ello se impulsaron una serie de recorridos por las zonas
que serían afectadas de ser construidos los proyectos del pddu, a los que
asistieron habitantes de otras delegaciones políticas, colectivos, medios
libres, organizaciones sociales y organizaciones no gubernamentales.
Con ello se trataba de exponer y evidenciar los problemas que la
Línea 12 del Metro y los demás proyectos del pddu generarían en los
últimos reductos no urbanizados de la ciudad. La oposición de los pue-
blos a estos megaproyectos se relaciona con la afectación de sus pro-
piedades y bienes comunes naturales y, en segundo lugar, con los
cambios relevantes que traerían, como la modificación del paisaje, de
las costumbres y del modo de vida del pueblo, la urbanización de los
terrenos agrícolas, especulación inmobiliaria, asentamiento de nuevos
avecindados, introducción de comercio externo en competencia con
el mercado interno, y contaminación de tierras y aguas fundamentales
para la subsistencia de la población (Álvarez, 2011: 384).
Sin embargo, aunque las razones resultaban contundentes para
desaprobar los proyectos en ciernes, la Línea 12 del Metro, a diferencia
de los otros, constituía una megaobra que logró obtener el consen-
timiento de la mayoría de la población, lo que se vio fortalecido por la
fuerte construcción de hegemonía que el prd había logrado en la ca-
pital desde que ganó las jefaturas de gobierno y de la mayoría de las
delegaciones. Es quizás esta hegemonía la que terminó debilitando e
invisibilizando el proceso de resistencia al interior de Tláhuac, in-
cluyendo el cerco informativo de los medios masivos de comunicación
que el fpa enfrentó, especialmente de parte del periódico La Jornada.
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mi familia está muy apegada al carnaval porque les gusta mucho [...]
cuando nosotros éramos chicos, nosotros íbamos a ayudar a hacer el
carro del carnaval, y ahorita no, ahorita ya pagan para que alguien les
haga el carnaval, entonces, se pierde esa convivencia [...] ahora creen
que con dinero está solucionado el problema pero no ven todo lo que
se está perdiendo. Igualmente con el carnaval, sucede que es una fiesta
del pueblo, pero la delegación ahora le da un dinero ¿no? [...] ¿Qué
está haciendo? Haciéndonos dependientes del gobierno (Katia Leyte
Chávez, fpa, 2010).
Algo similar ocurrió con las estructuras ejidales que en algunos ca-
sos fueron convencidas y en otros cooptadas, funcionando como una
mediación a favor de las autoridades gubernamentales para el avance
de las obras sobre las tierras de cultivo. A este respecto, a diferencia de
las estructuras tradicionales vinculadas a la religiosidad popular, el
tejido productivo y las actividades agrícolas en tanto base real de la
subsistencia de los pueblos se encuentran sumamente deteriorados.
En suma, podemos decir que tanto las representaciones tradi-
cionales para la organización de las fiestas como los núcleos ejidales
no funcionaron como anclajes para la resistencia contra el Metro.
Por el contrario, no sólo fueron estructuras que actuaron de manera
indiferente frente al conflicto, sino que además simpatizaban y actua-
ban como aliados de las autoridades delegacionales y centrales. Desde
mi perspectiva, este fenómeno está relacionado con el consenso que
produjo el proyecto del Metro y fundamentalmente con la expropia-
ción estatal de las capacidades políticas de los pueblos, a partir de la
cooptación de las estructuras tradicionales y de la implantación de
nuevas figuras de representación ciudadana. Asimismo, responde a
una forma de hacer política clientelar que el prd adoptó de la cultura
política priísta, la cual le ha resultado sumamente funcional para lle-
var a cabo sus cometidos.
En relación a este último aspecto consideramos que la estrategia
de cooptación y captura, junto con la de normalización y disciplina-
miento, marcaron de forma predominante la orientación de las políti-
cas gubernamentales para avanzar con el despojo y la entera imple-
mentación del proyecto. Mientras que las estrategias de criminalización
y represión operaron de forma selectiva sobre los opositores, ha-
ciéndolo sólo en algunos momentos clave con el fin de garantizar el
avance de las obras.
La Línea 12 del Metro logró ser concluida, siendo inaugurada el
segundo semestre de 2012, con una longitud de 25 kilómetros y un
trazo sobre las delegaciones Tláhuac, Iztapalapa, Milpa Alta, Xochi-
milco, Benito Juárez y Álvaro Obregón. Su construcción fue posible
gracias a diversos factores: la fuerte hegemonía de la que gozan el
gdf y el prd en la ciudad, así como el propio proyecto del Metro;
la alineación entre los gobiernos local y federal para el desarrollo de
infraestructura; la presión de las empresas implicadas en las obras y
los intereses involucrados en el proceso de acumulación y expansión;
el despliegue de feroces estrategias de dominación, aunados al hecho
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Pero si no hay esto, yo creo que ya nos chingamos, porque ese espacio
es el que se tiene que defender, y ya no hay por qué luchar. En sentido
de los recursos, y en el sentido de que esta ciudad pueda ser posible,
porque si no, yo no sé qué... bueno, sí ellos en términos económicos,
pero la gente normal, nosotros, necesitamos de esos espacios para que
esta ciudad pueda tener un futuro viable (Entrevista a Baruc Martínez,
fpa, 2012).
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De julio de 2005 a marzo de 2010, la firma detonó cada día una carga
de 25 toneladas de explosivos para volar 80 mil toneladas de roca, de
las cuales 32 mil toneladas pasaron a las tinas de lixiviación donde
cada tonelada produjo medio gramo de oro (Avilés, 2011: 12).
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Una de las estrategias que algunos optaron por explorar fue la lucha
político-electoral, a través del lanzamiento de Mario Martínez como
candidato del prd a la presidencia municipal. Sin embargo, Martí-
nez no fue apoyado ni siquiera por el propio partido, por lo que nue-
vamente ganó Rosaura Loredo, quien ya había mostrado su cercana e
incondicional relación con msx. Loredo volvió a ganar las últimas
elecciones, ocupando la presidencia municipal durante el periodo
2012-2015; ello refrendó una vez más su compromiso con msx.
Por otra parte, los esfuerzos encaminados a fortalecer el proceso de
resistencia local encontraron enormes desafíos y problemas. Las divi-
siones sociales preexistentes y las posiciones a favor del proyecto fueron
desestructurando la oposición a msx, lo cual se vio fortalecido por la
captura y la cooptación desplegadas por la empresa y los gobiernos,
que prometían una mejor calidad de vida, inclusión y bienestar social,
generando un dispositivo clientelar aceitado por grandes cantidades
de dinero.
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Además de las promesas a futuro –entre las que se incluye contar con
un empleo hasta 2015, la construcción de escuelas, hospitales, par-
ques recreativos, el mejoramiento de las viviendas y de la calidad de
vida en general–, a través de programas de responsabilidad social cor-
porativa que implicaron la creación de una organización propia de-
nominada Patronato de Mejoras de Cerro de San Pedro. Dicha empresa
empezó a contratar a los habitantes del pueblo para realizar pequeñas
tareas de vigilancia, limpieza, instalación de cercas, a cambio de altas
remuneraciones que compraran su apoyo al proyecto minero en el lar-
go plazo. Incluso, con algunos pobladores comenzó a realizar desem-
bolsos de dinero a cambio del apoyo activo, lo cual incluía el ataque
público a los opositores y la movilización a favor de la explotación
cuando así se requiriera (Composto y Navarro, 2011a).
Y es que, además de enfrentar los dispositivos de dominación contra
la población de Cerro de San Pedro, los activistas más participativos y
el conjunto de organizaciones de San Luis Potosí debieron afrontar una
política cada vez más agresiva de hostigamiento y criminalización. A
tal grado que, Enrique Rivera Sierra, uno de los opositores más activos,
fue orillado a pedir asilo político en Canadá, trasladándose a dicha
demarcación en 2007.
A la impunidad con que msx ha estado operando todos estos años
se suma la demanda penal por falsedad de declaraciones que la empre-
sa interpuso contra el ejidatario de Cerro de San Pedro Rafael Flores
López, quien había logrado que un juez de distrito invalidara el plan
de desarrollo municipal de Cerro de San Pedro, con lo cual la minera
tendría que dejar de operar.
Por otra parte, aunado a las divisiones existentes entre la propia
gente de las comunidades también se expresaba un recelo hacia los
familiares que habían regresado a San Pedro –quienes en su mayoría
se mantienen como opositores a msx. En este sentido, se les reclamaba
que se hubieran ido muchos años atrás y que regresaran desaprobando
las mejoras que el emprendimiento minero estaba generando. De mo-
do similar, había un extrañamiento que mostraba fuertes señales de
violencia contra los activistas de San Luis Potosí o de otros lugares,
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Hay gente que no sabe que [Cerro de San Pedro] está a 20 minutos de
la ciudad, antes de que llegara la minera. Es parte de la fundación de la
ciudad. En lo regular, en una parte de la educación primaria hablas de
la historia local; antes había excursiones de los niños a Cerro de San
Pedro. Ahora se toca aún menos que antes ese tema en la escuela, ya
no se hacen esos paseos. Antes del 2000 todavía se hacían paseos (En-
trevista a Elizabeth Medina y James del Tedesco, fao, 2010).
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les remedia todo” (Medina y Tedesco, fao, 2010). No obstante, esto está
cambiando a medida que las afectaciones aumentan; algunos habitan-
tes se han ido acercando al fao para denunciar casos de enfermedades
graves producidas por contaminación con cianuro, como insuficiencia
renal y cáncer que, en algunos casos, los han llevado a la muerte, prin-
cipalmente en el pueblo Nueva Zapatilla,22 una de las comunidades
más cercanas a los patios de lixiviación (Composto y Navarro, 2011).
IMAGEN DE LAS ÁREAS DE EXPLOTACIÓN MINERA Y LAS
COMUNIDADES CIRCUNVECINAS23
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que no todos cuentan con agua de manera regular las 24 horas del día
(Ortiz, 2009: 56-58).
lo que ahora la empresa hace con esos jales es tirarlos a un lado del
casco y del lado del Cerro de San Pedro. Y en la zona donde comienzan
a echarlos pasa un arroyo intermitente. Ese arroyo está totalmente
tapado ahora, y ese arroyo llegaba a la recarga del acuífero, sobre todo
cuando llueve. Ahora está tapado, el agua que llega viene contaminada
con todos esos metales, y justo van a dar a una presa, que aunque
ya no se usa, pero el agua se queda muchos días y está contaminada
(Entrevista a Elizabeth Medina y James del Tedesco, fao, 2010).
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Por si esto fuera poco, a esta situación se suman los altos índices de
violencia existentes en el estado27 y en esa región, a raíz de la guerra con-
tra el crimen organizado impulsada por el gobierno de Felipe Calderón.
Cada vez más, por medio de la violencia y de la protección brindada
por mandos policiales y militares los cárteles de la droga se han ido apo-
derando de territorios en el país. Desde 2006, la presencia de los Zetas28
en esta región pasó de ser un discreto control a ser un abierto desafío,
concretado a través de visitas públicas a las autoridades municipales, a
las que amenazan y vigilan (Espinosa, 2011: 38, 45). Por supuesto, la
población civil ha quedado en medio de este campo de batalla.
Los empresarios, incluyendo a los de msx, han planteado que sus
ganancias se han visto afectadas por el aumento de la violencia. Por
ejemplo, un empresario de msx declaró que la empresa ha tenido que
invertir en mayor seguridad porque se han incrementado los robos de
minerales por parte de los cárteles. Se sospecha que ante esta situación
los mismos empresarios terminan comprando la protección a las redes
del crimen organizado.
Es de señalar que tanto el narcotráfico como las empresas encu-
biertas bajo una estrategia “legal” son actores constitutivos de la misma
lógica de acumulación. Entre ambos actores se produce una relación
de competencia y se hace uso de la violencia. Quizá la diferencia es
que el narcotráfico es la expresión exacerbada de la vía armada y de
la acumulación por desposesión a través de las estrategias “ilegales” y
descubiertas de violencia y robo.29
El desafío enfrentado por el fao no es menor. La combinación
de estrategias implementadas y el énfasis puesto en el frente jurídico
fueron capaces de retrasar el comienzo de la explotación minera, pre-
vista originalmente para fines de los años noventa, logrando que el
diseño del proyecto extractivo se reformulara respetando los límites
del pueblo de San Pedro, que inicialmente planeaba demoler. Esto
27
En 2007, San Luis Potosí, con apenas 2.3% de la población del país, registró 2.7%
del total de delitos cometidos a nivel nacional (Espinosa, 2011: 40).
28
Los Zetas son un grupo de sicarios que se dedican al narcotráfico, a la extorsión,
al secuestro de comerciantes, dueños de giros negros y tianguistas de piratería, al
robo de tráileres. Además, tienen campamentos paramilitares en los que entrenan
a los grupos que utilizan para controlar a la delincuencia común (Espinosa, 2011:
38). A este respecto, según algunas fuentes de las comunidades se les ha observado
entrenar cerca del pueblo de San Pedro.
29
Esta reflexión ha sido producto de múltiples charlas con jóvenes en resistencia
alternativa y con organizaciones de la Red de Resistencias Autónomas Anticapi-
talistas (rraa).
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“El agua antigua de la que hablan los viejos, el agua clara, dadora
de vida, sombra cobijadora de los pobres bien comidos, proveedora
de pobreza benévola, esa agua se fue, la mandaron al silencio, la
mataron, unos pocos tuvieron una ocurrencia dolorosa... la conta-
minaron, como ven, ya no existe. Hoy el agua de nuestros pueblos
representa el miedo a enfermarse, representa la muerte no elegida,
representa el uso destructivo del territorio, la usura de los bienes
comunes, representa la transparencia de la corrupción, representa
la desesperanza, la ganancia inmediata, el dominio, la devastación
impuesta, la injusticia, representa el paso de la sociedad antigua civi-
lizada, a una sociedad moderna bárbara, representa la ausencia de
la palabra “no matarás, y un largo etcétera”.
Agrupación Un Salto de Vida
Fragmento del texto presentado en el Foro
Alternativo Mundial del Agua, 2009
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Este río fue la base del asentamiento de varias poblaciones que da-
rían origen a los municipios que hoy conocemos como El Salto y Jua-
nacatlán. A finales del siglo xix se instaló la presa hidroeléctrica más
grande del país y la primera en América Latina, que buscó aprovechar
la caída del agua de la cascada para generar electricidad y abastecer
a la importante industria Textil Manufacturera Río Grande, después
denominada Nunatex, ahí asentada. Esta iniciativa fue crucial para
la posterior instalación de uno de los corredores industriales más
grandes y contaminantes de todo el país. A finales de los sesenta, éste
se estableció en la ribera del río Santiago para aprovechar los abundan-
tes recursos hídricos de la región,32 en el contexto del desarrollo in-
dustrial nacional, y específicamente, por la decisión del presidente
Luis Echeverría, quien ordenó el traslado del corredor industrial de la
ciudad de México a esa zona. Este impulso inicial de industrialización
fue propiciando un desordenado proceso de urbanización, provocado
por la alta demanda de fuerza laboral, los flujos migratorios de otras
regiones en busca de trabajo, y la insuficiente infraestructura de ser-
vicios para cubrir las necesidades de los nuevos habitantes.
Sumado a esto, las facilidades otorgadas por los gobiernos en tur-
no han sido decisivas para favorecer los procesos de acumulación
en manos del capital privado, a través de la modificación de marcos
regulatorios para atraer las inversiones y garantizarles plena seguridad
jurídica, otorgamiento de beneficios fiscales y comerciales, y el esta-
blecimiento de sistemas laxos de control y regulación ambiental.33
Desde 1990 a la fecha, la contaminación ambiental de la zona de
Juanacatlán, El Salto y otros municipios río abajo, como Tolototlán y
Puente Grande, se ha ido exacerbando hasta llegar a niveles intolera-
bles, por las aguas provenientes de residuos municipales; de las acti-
vidades productivas de las industrias; y de los desechos y lixiviados34
32
Esto sucedió a raíz del decreto municipal que en 1965 aprobó la vocación indus-
trial de El Salto (Agrupación Un Salto de Vida A.C., Periódico informativo sobre
la problemática del río Santiago, 2009). Se reconoce que, en 1965, a partir de la
instalación de la empresa Ciba-Geigy, dedicada a la producción de insumos para
agricultura y veterinaria, muchos pobladores comienzan a identificar la pérdida
del río, “se cuenta cómo, después de establecerse la fábrica, corría el río de colores:
rojo, morado, etc.” (McCulligh, Páez y Moya, 2007: 15).
33
Es hasta 1988 que se aprueba la primera ley en materia ambiental; antes no exis-
tía ninguna normatividad para controlar los impactos de las descargas industriales
(ibid.: 16).
34
Líquidos que contienen altas concentraciones de metales pesados y sustancias
tóxicas producidos por la descomposición de la basura.
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Entre los diferentes afluentes que llegan al río Santiago, la entrada co-
nocida como Cárcamo de la Huizachera descarga aproximadamente
815 litros por segundo de aguas residuales municipales generadas en
casas, lugares de trabajo y lugares públicos (ibid.: 12). A esto se suman
las aguas crudas sin ningún tipo de tratamiento, provenientes de la
parte sur de la zona conurbana de Guadalajara a través del Arroyo Seco,
y las descargas de las presas Las Pintas y El Ahogado.35 Este tipo de
descargas genera contaminantes biológicos e infecciosos que contienen
35
Cabe mencionar que las cuencas del Arroyo Seco y de El Ahogado son de las más
contaminadas en la región. Tienen una superficie aproximada de 51 800 hectáreas,
y abarcan los municipios de El Salto, Tlajomulco de Zúñiga, Tlaquepaque y, princi-
palmente, Zapopan y Tonalá. Actualmente, albergan importantes centros de pobla-
ción, pequeñas localidades, así como zonas dedicadas a la agricultura, ganadería y
de neta vocación industrial. La población actual de las cuencas se estima en alrede-
dor de 695 000 habitantes (Secretaría de Desarrollo Rural del Gobierno de Jalisco,
2008). En estas mismas cuencas existen más de diez parques y zonas industriales.
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En las tardes nos sentábamos a platicar, sobre todo los viejos como yo.
Pero llegó un momento en que había tantos zancudos que era impo-
sible platicar (Entrevista a Enrique Enciso, Agrupación Un Salto de
Vida, 2010).
‘yo estoy enfermo’, ‘nació mi niño sin pies’, ‘yo tuve abortos’, ‘mi papá
tiene Parkinson’, ‘mi mamá diabetes’, ‘mi hermana tumor’, ‘mi hijo
leucemia’, ‘mi primo insuficiencia renal’. Cuando vemos esa gran lista
frente al micrófono cuando hacíamos las asambleas, que la gente hacía
fila para tomar la voz, y que sólo quería hablar para desnudar su dolor
por primera vez en colectivo, fue como un despertar (Entrevista a
Graciela González, Agrupación Un Salto de Vida, 2013).
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Nosotros pensando que alguien tenía que solucionar esto, ‘pues decía-
mos que el gobierno’, por sentido común sabíamos que algo estaba mal
y que el gobierno tenía que hacer algo, en su tarugués de uno, dijimos
vamos a conformarnos, a organizarnos con un estatus jurídico para
que nos reconozcan, empezamos con el acta constitutiva, el cluni, y
nos constituimos como Agrupación Un Salto de Vida A.C. Hicimos
eso, pero te das cuenta en el caminar de que el gobierno está en otro
rollo, el gobierno no tiene en sus planes resolver (Entrevista a Enrique
Enciso, Agrupación Un Salto de Vida, 2010).
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Todos sabemos que el daño está hecho. El gobierno niega lo más que
puede, la Secretaría de Salud se calla. Gasta millones de pesos para
demostrar que no hay riesgos, con estudios que no muestra, que sólo
anuncia. Pero no se puede defender lo indefendible. Así como va el río
lleno de mierda, así también va nuestro dinero, para demostrarnos que
todo está bien, que no nos apuremos, que esperemos pacientemente
a que algún día el gobierno arregle todo. Que si vamos a pedir algo
sea con propuestas técnicas. Es decir, nos enferman, nos venden una
medicina que no cura y encima somos nosotros quienes debemos ge-
nerar las propuestas. Y si lo hacemos nos criminalizan (Agrupación Un
Salto de Vida, 2009).
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Nos fuimos a trabajar a una empresa, y pues bien chido, era un dineral,
nosotros no nacimos para ser banqueros, veníamos del campo, nos
volvimos locos con tanto dinero, nos fuimos al vicio, nos fuimos al
desmadre, y yo les decía ‘ganamos un chingo de dinero, pero díganme
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Nuestra lucha es por entender que pasó. ¿Por qué las soluciones serán
cargadas sobre nuestros lomos? ¿Por qué las autoridades siguen ca-
minando de la mano al lado de los culpables? ¿Cómo se podrán recu-
perar todas las comunidades? Es decir, las comunidades de peces, las
comunidades de árboles, las comunidades de insectos, las comunida-
des de ranas, y la comunidad más chingona, la de los desarraigados, la
de los sin río, los Nosotros. ¿Cómo recuperaremos nuestra identidad?
Aquí está una muestra pequeña de la necesidad de luchar (Agrupación
un Salto de Vida, 2012).
Sin embargo, resulta contradictorio que uno de los efectos que produ-
cen los gases que emanan del río sea la pérdida de la memoria. Al
respecto, la investigación elaborada por MacCulligh (2007) apunta que
la exposición a concentraciones bajas de ácido sulfhídrico ocasiona
irritación de los ojos, nariz y garganta; y dificultad para respirar en
personas asmáticas. Asimismo, señala que la exposición a bajos niveles
por periodos prolongados provoca fatiga, dolores de cabeza, mala me-
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Lo primero es que toda la gente que está expuesta sepa que lo está. Éste
es el primer paso, es el factor desencadenante si queremos que todo lo
demás suceda, porque si la gente sabe a qué está expuesta va a empezar
a moverse. Empiezas a generar conciencia y cuando la generas ya no te
puedes quedar donde estabas parado, tienes que moverte (Entrevista a
Graciela González, Agrupación Un Salto de Vida, 2010).
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estábamos pensando unas cien familias, buscar una figura que nos
permitiera poder movernos hacia el cerro y construir unas casas
rudimentarias y generar algo así como un exilio ambiental, porque
necesitamos seguir vivos, pero necesitamos no irnos. Aunque exiliarnos
de forma de resistencia, ‘no me voy, me avientan’. El olor anoche que
estaba muy fuerte, me da mucha tos, y yo pensaba ‘me quedo, no le
hace que me muera’, pero ‘si me voy ya no voy a tener la fuerza para
seguir en esto’ (Entrevista a Graciela González, Agrupación Un Salto
de Vida, 2010).
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ANTAGONISMO SOCIAL EN
LA DEFENSA Y REAPROPIACIÓN
DE LOS BIENES COMUNES
NATURALES
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A
través de la perspectiva crítica que hemos ido configurando en
este libro para la comprensión del antagonismo social contra
las políticas contemporáneas de despojo, hemos visto que un
aspecto muy importante es la re-creación de un tipo de relación social
susceptible de producir un común sobre la base de lo que se comparte
para sostener la reproducción material de la vida, a la luz de amplios y
diversos procesos de resistencia, defensa y reapropiación de la riqueza
social.
En este sentido, propongo que en este apartado exploremos algunas
dimensiones y tramas del antagonismo social que comparten los pro-
cesos colectivos que revisamos en el capítulo anterior, en torno a la
producción de comunes para la reproducción de la vida humana y no
humana.1
1
Si bien los procesos de resistencia reseñados en el capítulo anterior son centrales,
también recuperamos las experiencias de la Tribu Yaqui, del Consejo de Pueblos
Unidos por la Defensa del Río Verde (Copudever) y de Radio Ñomndaa.
Desde 2011, la Tribu Yaqui se ha organizado contra el despojo de agua del río
más importante de su cuenca, provocado por la construcción del Acueducto Inde-
pendencia, cuyo objetivo es cubrir la demanda hídrica del desarrollo industrial de
la ciudad de Hermosillo, Sonora.
El Consejo de Pueblos Unidos por la Defensa del Río Verde (Copudever) es
una organización comunitaria integrada por consejeros representantes de más de
veinte localidades cuyos habitantes son indígenas mixtecos, chatinos, y población
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‘yo estoy enfermo’, ‘nació mi niño sin pies’, ‘yo tuve abortos’, ‘mi papá
tienen Parkinson’, ‘mi mamá diabetes’, ‘mi hermana tumor’, ‘mi hijo
leucemia’, ‘mi primo insuficiencia renal’. Cuando vemos esa gran lista
frente al micrófono cuando hacíamos las asambleas, que la gente
hacía fila para tomar la voz, y que sólo quería hablar para desnudar su
dolor por primera vez en colectivo, fue como un despertar (Entrevista
Graciela González, Agrupación Un Salto de Vida, 2013).
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Hay una cosa que la cfe ha dicho y es que nos oponemos al desarrollo,
pero nosotros decimos desarrollo ¿para quién?, ¿para las grandes
trasnacionales?, pues entonces sí nos oponemos. Si no es un desarrollo
para la gente, que respete los derechos humanos, que plantee igualdad
entre hombres y mujeres, tampoco es un desarrollo. Y en eso estamos
(Entrevista a Rodolfo Chávez, cecop, 2009).
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Quizá por eso a nosotros, a los yaquis, nos llaman por decir flojos,
que no sirven para nada, etcétera; pero no es por eso, sino porque
no tenemos esa ambición de sobreexplotar un recurso. Entonces eso
lo ven de esa manera, entonces es mejor ser flojo, ¿no?, a que sobre-
explotar nuestro territorio. Ésa es la comparación que yo hago, yo lo
veo positivo, no le hace que nos llamen de esa manera. Al cabo depende
de quién lo vea. En los ojos del economista ambicioso, así lo vas a ver.
Pero ya viéndolo desde un punto de vista de nosotros, no es cierto, no
necesitamos sobreexplotar, sólo necesitamos tomar lo que es necesario
de la naturaleza (Anabela Carlón, 2013).
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las mujeres [...] Y más que nada recordarles que las mujeres también
lucharon en la revolución, igual como ellos. Entonces nosotras les
recordamos a las gentes, a los hombres, en su mayoría los que se ponen
como cerrados a otras opiniones, que también tenemos derechos.
Porque los derechos los ganaron nuestros jóvenes y nuestras mujeres
durante las luchas por el territorio (Anabela Carlón, 2013).
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Por ello es claro que los lazos con el territorio y la defensa del mis-
mo, no pueden explicarse solamente como la emergencia de una nueva
sensibilidad política de los pueblos con su entorno, sino como actua-
lizaciones de lo que Ceceña llama “mundos de vida no predatorios”
(2012), que habitan y residen en el mismo territorio desde hace mu-
chos años. De aquí que la memoria aparezca como una de las fuentes
más potentes en la conformación de la conciencia colectiva condensada
al calor de la resistencia.
En este sentido, la memoria opera como un potente dispositivo de
cohesión ante el avance de las políticas de despojo múltiple, que inme-
diatamente son reconocidas como el retorno de la violencia originaria
del capital vivida durante el proceso de conquista y colonización es-
pañola. De ahí que en el proceso de reproducción del capital sea posible
reconocer el inherente carácter violento, a veces de forma explícita y
en otras ocasiones de manera oculta, bajo las reglas naturalizadas del
mercado.
Yo los invito a que se sumen a esta lucha tan noble, que surgió con la
esperanza de cuidar la riqueza de nuestros antepasados. Los españoles
se robaron nuestro oro, a cambio de espejitos regalábamos barras y
riquezas; ahora, después de tantos años, la única riqueza que nos queda
es el agua y la tierra, la naturaleza. Que para nosotros significa todo,
engloba una serie de sentimientos que para nosotros es invaluable
(Entrevista a Marco Suástegui, cecop, 2008).
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con los valores de uso que ésta produce puede notarse en los siguien-
tes testimonios de dos integrantes del cecop y del Copudever:
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Algo muy importante de los valores que tenemos en este pueblo, es que
se respetan los usos y costumbres, las asambleas generales se hacen
con la participación de los ciudadanos, los trabajos se llevan a través
de tequios, la seguridad a través de la policía municipal [...] Es nuestra
norma y así tenemos el control del pueblo, hay esa armonía todavía,
pero si este proyecto se diera, acabaría con todo eso. Ya nadie vendría
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Pero de lo que se dieron cuenta [el gobierno] es que las acciones que
llevamos nosotros tenían fuerza, y que la fuerza los iba a desplazar,
todos los partidos, regidores, quedaron desplazados, entonces hay un
divorcio total y en ese divorcio entendieron que las decisiones las toma
el pueblo, y eso es lo que insistimos con todos en todos lados ‘hay
11
Siguiendo a Gutiérrez, lo intermitente refiere a lo “permanente” aunque “discon-
tinuo” de los ritmos presentes en casi todos los procesos vitales: “desde el sístole-
diástole del sistema circulatorio hasta los flujos y reflujos de las movilizaciones
sociales. Esta pauta de lo que podemos llamar los “tiempos vitales” se contradice,
antagoniza y desborda permanentemente los falsos tiempos homogéneos, idénti-
cos y lineales del capital y del Estado” (Gutiérrez, 2009: 31).
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posibilidad de que las decisiones las tomen los pueblos’ y eso es lo que
hay que buscar (Entrevista a Rodolfo Chávez, cecop, 2009).
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regular los modos en los que se van implementando las acciones para
alcanzarlos propuesto por el movimiento zapatista.
El principio de mandar obedeciendo, propuesto por el movimien-
to zapatista, se convierte en un principio orientador de la práctica po-
lítica al interior de los espacios de la lucha, pero también de la forma
de relacionarse con otros actores, incluidas las ong y las autoridades
estatales.
Por otro lado, también se encuentra la construcción de relaciones
horizontales de solidaridad y apoyo entre las diferentes resistencias y
organizaciones, lo que sin duda ha coadyuvado al fortalecimiento, vi-
sibilidad y cobertura de las luchas por lo común. Se trata de la articu-
lación de “comunidades del no” 13 o redes extraterritoriales que se tejen
en torno al sujeto comunitario local y que influyen fuertemente en
las conexiones que los sujetos comunitarios hacen entre capitalismo
global, Estado y degradación ambiental. Las percepciones de las luchas
socioambientales son alimentadas por referencias y experiencias de
otras latitudes que enfrentan los mismos problemas.
Cabe señalar que las distintas luchas por lo común están potenciando
formas de articulación entre lo rural y lo urbano, acompañadas de una
incipiente crítica a la insustentabilidad y la relación parasitaria de las
13
Siguiendo a Antonelli, en las comunidades del no “se incluye a distintos actores
que, sin ser asambleístas, comparten la valoración ética, la evaluación epistémica
y la promoción de concientización ciudadana (…) y que llevan adelante acciones
de promoción del discurso del no en diferentes ámbitos (…) Con este alcance, la
designación propuesta excede la territorialidad como principio o variable de con-
figuración de los colectivos que contienden asimétricamente contra el dispositivo
hegemónico” (Antonelli, 2009: 61).
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ciudades con respecto al campo. Con mayor claridad las luchas rura-
les están apelando a que la gente común de las ciudades, no sólo de
México sino de otros países, reconozca la importancia de la resistencia
que éstas libran a favor de todos, y evidenciando la relación tan desi-
gual que hay entre los diversos ámbitos; en tanto el crecimiento de las
ciudades se da a costa del despojo de los pobres y el saqueo o explota-
ción de las zonas rurales.
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haga valer su derecho, que exija, que como mujer es ciudadana y tiene
todos los derechos de los varones, fue un movimiento que se lo ganó
(Entrevista a Jiménez y Chávez, Copudever, 2010).
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las mujeres somos las encargadas del huerto familiar [...] Y cuando
uno no tiene para comer, pues tiene su huerto, que muchas veces es
para hacer la semilla para la siguiente (temporada) o para compartirla,
intercambiarla, pero sí es realmente muy difícil actualmente con esto
de que casi no hay agua (en el río Yaqui) (Anabela Carlón, 2013).
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