Al-Andalus.

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Historia de España

2º Bachillerato

Preuniversitario España

Reservados todos los derechos.

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 TEMA 2. AL-ÁNDALUS

INTRODUCCIÓN.
La llegada de los musulmanes a la Península Ibérica se produce en el año 711 en un
contexto histórico de decadencia del reino visigodo debido a los enfrentamientos por el
poder entre don Rodrigo y el clan de los Witiza. Los musulmanes aprovecharon el momento
de crisis que se estaba viviendo en el mundo visigodo para continuar la expansión del Islam.
La conquista de la península Ibérica se realizó de forma rápida (711-718). Se realizan dos
grandes expediciones, la de Muza y la de Tariq. Los musulmanes derrotaron a Don Rodrigo
en la batalla de Guadalete en el año 711. Sin embargo, son derrotados por los cristianos
refugiados en el norte de la península en la batalla de Covadonga (722) y por los francos en
la batalla de los Poitiers (732).
La mayor parte de la península quedó en manos de los musulmanes, excepto el norte
peninsular donde permanece un núcleo de cristianos. Los musulmanes firman con muchos
reyezuelos visigodos las llamadas capitulaciones, es decir, pactos que permitían a los
nobles visigodos mantener sus tierras y practicar su religión.

DESARROLLO. Evolución política de Ál-Ándalus.

-Emirato dependiente (711-756). Durante este periodo de asentamiento inicial, la
península constituía una mera provincia del califato de Damasco y estaba gobernada por un
valí o emir (jefe superior) que dependía en lo político y religioso del califa omeya (sucesor
de Mahoma). Fueron años de una gran inestabilidad política y de fuertes enfrentamientos
entre los propios musulmanes. Se configura la nueva sociedad hispanomusulmana formada
por una élite política y económica, los árabes y los sirios, que se instalan en los grandes
latifundios de Andalucía y ocupan los principales cargos políticos. La mayoría de las tropas
conquistadoras están formadas por bereberes, que se dedican a la ganadería en la zona de
la Meseta. Además estaban los muladíes, cristianos convertidos al Islam. La población no
musulmana estaba formada por los mozárabes, que mantienen la religión y las costumbres
cristianas, los judíos, que se dedicaban al comercio y a la artesanía, y, por último, los
eslavos, que trabajaban en la administración o el ejército.
-Emirato independiente (756-929). La dinastía Omeya, de la que procedían los califas que
regían el imperio, tenía como enemigos a los abasíes. Éstos consiguieron asesinar a la
mayoría de los miembros del clan omeya, haciéndose con el poder y trasladando la capital
del califato a Bagdad. Un miembro de la familia omeya, Abderramán, logró escapar de
Damasco y buscó refugio en Al-Ándalus. Aquí tomó el poder ya que tenía numerosos
partidarios y declaró esta zona emirato independiente del califa rival de Bagdad. El nuevo
emir (756-788) siguió aceptando la autoridad religiosa del califa abasida.
Muy pronto tuvo Abderramán que hacer frente a las rivalidades de los diversos clanes y
familias musulmanas. Ante esta situación el nuevo emir, Abderramán I, inició una serie de
reformas para fortalecer su poder:
1. Creó un ejército profesional de mercenarios que serían fieles solamente a quien les
pagase.
2. Concentró en sus manos los poderes ejecutivo y legislativo, nombró a jueces fieles a su
persona (cadíes).
3. Creó los cargos de primer ministro (hachib) y de ministros o visires.
4. Aumenta los impuestos a los mozárabes (el jarach y la chizya).
5. Se divide Al-Ándalus en provincias o coras, gobernadas por un walí, y se establecen tres
Marcas fronterizas con los cristianos, en Zaragoza, Toledo y Mérida.

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 La frontera con los cristianos se establece en el río Duero. El rey franco Carlomagno
estableció al sur de los Pirineos la Marca Hispánica.
En tiempos de Abderramán II (822-852) continuaron las revueltas de mozárabes y de
muladíes. También en estos años comenzaron a saquear las ciudades costeras de la
Península piratas normandos o vikingos, llegando hasta Sevilla. El emir mandó construir
una flota de guerra para hacer frente a nuevas incursiones; esta flota fue la base del poder

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naval y comercial de Al- Ándalus a partir de entonces.
-Califato de Córdoba (929-1031). Abderramán III se proclama califa en 929 y se
independiza desde el punto de vista religioso de Bagdad. A partir de entonces, el califa de
Córdoba era el líder político y espiritual de los creyentes de Al-Ándalus. Además, ostentaba
la jefatura del ejército y de la administración del Estado, la dirección de la política exterior y
el control de los recursos estatales. El esplendor político de esta época se manifiesta en las
campañas militares y las expediciones contra los cristianos, que se vieron obligados a pagar
cuantiosos tributos para evitar sus ataques. El visir del califa Hisham II, conocido como
Almansur (“el victorioso”), al que los cristianos bautizaron como Almanzor, realizó contra los
cristianos del norte más de cincuenta expediciones. Durante el califato Al- Ándalus era la
nación más rica y poderosa de Occidente y Córdoba rivalizaba en lujo y grandeza con
Bizancio y Bagdad. El esplendor cultural de Al-Ándalus se logra con Al-Hakam II ya que se
termina la mezquita de Córdoba y reúne una impresionante biblioteca con una colección de
más de 400.000 volúmenes. En esta época del califato también se vive un gran esplendor
económico porque los musulmanes de Al-Ándalus controlan las grandes rutas comerciales
del mediterráneo occidental y la ruta del oro y de esclavos que llegaban del Sudán. Tras la
muerte de Almansur en el año 1002 la inestabilidad política fue tal que entre 1009 y 1031
hubo diez califas. En 1031 una junta de notables expulsó de Córdoba a Hisham III, el último
califa omeya, lo que llevó a la disgregación política de al-Ándalus en numerosos reinos de
taifas.
-Los reinos de Taifas. Tienen un alto desarrollo cultural, artístico y científico, pero una gran
inestabilidad política y debilidad militar. Se ven obligados a pagar tributos o parias a los
reinos cristianos. Ante el avance cristiano hacia el sur solicitan ayuda a los almorávides que
desembarcaron en la península y conquistaron todas las taifas, reunificando Al-Ándalus. Se
conoce como la segunda etapa de los reinos de taifas. Los almorávides se presentaron
como restauradores del Islam tradicional. Practicaban la guerra santa (yihad) e impusieron
pocos impuestos a los musulmanes. Pero el fanatismo religioso les restó popularidad. En el
siglo XII intervienen en la península los almohades que establecen su capital en Sevilla. Se
produce una nueva reorganización de las taifas que se conoce como los terceros reinos de
taifas. Los almohades vencen a los cristianos en Alarcos, pero son derrotados finalmente
por un conglomerado de fuerzas de los reinos cristianos en las Navas de Tolosa (1212).
Ante el avance cristiano van sucumbiendo todos los reinos de taifas, excepto el de Granada,
que consiguió sobrevivir hasta el siglo XV, aunque sometido al vasallaje de Castilla.
-Reino nazarí de Granada (1237-1492). A pesar del enfrentamiento de clanes,
característico de esta época, el reino musulmán de Granada logra sobrevivir hasta 1492. El
reino nazarí siguió pagando las parias a la Corona de Castilla. Se produce, además, durante
esta época una llegada a Granada de mudéjares, es decir, musulmanes que vivían en
territorio cristiano. Es una época también de gran esplendor cultural con la construcción de
la Alhambra. Finalmente, Boabdil, le último rey musulmán de Granada, entregó las llaves de
la ciudad en 1492 a los Reyes Católicos.

CONCLUSIÓN.

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 La herencia musulmana es muy amplia, sobre todo en la mitad sur y en el Levante
peninsular. Las ciudades con más herencia musulmana son Córdoba, Sevilla, Granada,
Toledo. En economía, la influencia musulmana se manifiesta en diferentes campos, pero
sobre todo en la agricultura, donde hay nuevos cultivos (arroz, caña de azúcar...) y se
produce un perfeccionamiento de los sistemas de regadío. Al- Ándalus se integró en los
circuitos comerciales de Occidente, que llegaban hasta el norte de África. Se empleaba el

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dinar de oro y el dinher plata como moneda. También tiene lugar una importante actividad
artesanal en las ciudades. Hay que tener en cuenta, finalmente, el legado lingüístico, los
instrumentos musicales, el desarrollo de la cultura en campos como las matemáticas, la
astronomía y la difusión de las bibliotecas. Y el legado artístico con grandes obras como la
Mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada.

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