PRPI.1. Neolítico.2022.AM ANA MEZQUIDA
PRPI.1. Neolítico.2022.AM ANA MEZQUIDA
PRPI.1. Neolítico.2022.AM ANA MEZQUIDA
Tercer curso
Segundo cuatrimestre
Asignatura: Prehistoria Reciente de la Península Ibérica
El cambio que supuso el paso de una economía cazadora-recolectora a una economía de producción de
alimentos fue el resultado de un proceso con un desarrollo heterogéneo con cronologías diferenciadas,
según las zonas.
¿Estamos ante un nuevo sistema aportado por elementos foráneos, o ante un desarrollo evolutivo
autóctono? (Dos posibles hipótesis explicativas basadas en el difusionismo o el autoctonismo).
Los primeros momentos del Neolítico no implican la existencia ya de una base económica productiva, sino la
progresiva transformación de los anteriores sistemas de caza y de recolección.
En la península ibérica no tenemos documentado la presencia de las primeras especies vegetales cultivadas,
ni de los animales salvajes que se domestican al comienzo del periodo.
En la fachada del Levante peninsular, aparecen en fechas tempranas el nuevo modo de vida con todos los
elementos constitutivos: especies animales y vegetales procedentes del Próximo Oriente (ovicapridos, trigo,
cebada y leguminosas), y cerámica. Pero no hubo una “colonización” general de tierras anteriormente
deshabitadas, ni se produjo una implantación en toda la península.
La existencia de cerámica o de especies domésticas no implica un cambio automático en los modos de vida
y esta es una diferencia clara con respecto al Neolítico del Próximo Oriente.
Las nuevas aportaciones a la dieta alimenticia de los primeros neolíticos no supusieron un abandono de la
caza y la recolección sino que estas perduraron durante todo el VII y el VI milenio a. C., e incluso después,
con mayor o menor incidencia.
Una temprana presencia de grupos con cerámicas decoradas en zonas costeras desde los Pirineos a Portugal,
generalmente en tierras aptas para el cultivo mediterráneo y con pastos para los ovicapridos.
LAS INVESTIGACIONES SOBRE EL NEOLÍTICO PENINSULAR
La historiografía del Neolítico inicia en España a fines del siglo XIX con los estudios de los
hermanos Siret (teorías difusionistas).
Pedro Bosch Gimpera (1920) hace la primera síntesis para el Neolítico peninsular
(planteamientos de la escuela histórico-cultural alemana). Se diferencian 4 círculos diferentes en
relaciona a la presencia de elementos arqueológicos (tipo de hábitat, enterramientos, cerámica).
El esquema se dividía en: Cultura de las cuevas; Cultura de Almería; Cultura pirenaica, Cultura
megalítica. Cronología evolucionista (cerámicas más toscas las más antiguas).
Se plantea el problema de la transición del Neolítico Final a la primera etapa del metal: el
Calcolítico, (Eneolítico).
Las publicaciones aparecidas desde la década de los 60 del siglo XX sobre la Cueva de Los
Murciélagos en Zuheros (Córdoba) y otros yacimientos andaluces, permitieron hablar de un
periodo Neolítico, con frecuencia asociado a lo megalítico.
El descubrimiento de las necrópolis de sepulcros de fosas en Cataluña completa la información
sobre el periodo final del Neolítico.
1. Neolítico I: Con cerámicas cardiales, relacionadas con grupos del Próximo Oriente que
entran en la Península desde el mediterráneo.
2. Neolítico II: Con cerámicas lisas, que relaciona con grupos iberosaharienses.
En los años 70 y 80 destacan estudios de faunas y restos vegetales, los primeros trabajos
relativos a los orígenes de las especies domesticadas.
Destacan como pioneros, en este sentido, las síntesis de Ana María Muñoz e Isabel Rubio.
Pero los estudios sobre el origen del Neolítico peninsular desde una perspectiva económica
no vencieron la preponderancia de la tipología cerámica como elemento central de los
debates.
En 1973 destaca la síntesis de Javier Fortea sobre el Epipaleolítico mediterráneo, donde aborda
las primeras etapas del Neolítico. Establece tres posibilidades según la cultura material:
En los años 80 aumentan los estudios sobre yacimientos. Se habla de una protoneolítico
precerámico.
A finales del siglo XX aumentan los trabajos de campo y la difusión de síntesis foráneas en la
interpretación del neolítico que se ve cada vez más como un proceso complejo.
Se han matizado las teorías difusionistas. El origen del Neolítico peninsular, desde las posturas
difusionistas actuales, puede explicarse mediante tres mecanismos: colonización o difusión
démica intensa, aculturación directa y aculturación indirecta (opción que interpreta el origen
del Neolítico ibérico como resultado de la transmisión cultural).
LAS INNOVACIONES: PLANTAS Y ANIMALES, NUEVAS TÉCNICAS
PARA NUEVAS NECESIDADES, MATERIAS PRIMAS Y ACTIVIDADES
Primero hay una gran variedad de especies de trigo y cebada que poco a poco se irán reduciendo como
consecuencia de una selección, se opta por especies más resistentes y de mayor facilidad para trillar.
Los primeros cultivos se documentan en el VII milenio a. C., y se introducen hacia las regiones del interior
rápidamente llegando a la cuenca del Ebro, la región interior valenciana y Andalucía, a Segovia, Soria, y un poco
más tarde a Cantabria y la costa vasca.
Los ovicapridos aparecen en las etapas más antiguas, pero poco después se sumaran los bóvidos y los suidos,
seguramente domesticados a partir de sus antecesores salvajes locales.
La piedra tallada está representada por una industria laminar de hojas alargadas con filos
rectos, denominadas cuchillos, que tienen huellas de uso de corte de vegetales, posiblemente
para tareas de siega.
Hojas con muesca, perforadores para trabajar la madera, el hueso o la piedra, puntas de flecha,
microlitos geométricos y los llamados “dientes de hoz” que se incrustan en una pieza de
madera.
Espátulas de hueso de la
Cueva de la Sarsa,
Bocairente, Valencia y
cucharas de hueso de la
Cova de l’Or, Beniarrés,
Alicante. Peine
Otra innovación tecnológica es el pulimento de la piedra.
La cerámica aparece ya plenamente formada y con una gran calidad y riqueza decorativa, lo que descarta la
posibilidad de fabricación local con los “intentos” previos o fases de experimentación.
Las pastas, los acabados y la cocción son muy buenos, y las formas predominantes son los recipientes de
tendencia globular o esférica, como ollas, cuencos, vasitos, botellas y garrafas de almacenamiento de fondos
convexos, probablemente para clavarlos en la tierra.
Se documenta la existencia de minas de sílex y de variscita, piedra verde que parece estar ligada a un valor
mágico o al menos de prestigio.
La mina de sílex más representativa de este momento es la de Casa Montero de una antigüedad
aproximada de 7.000 años y nos ha mostrado la forma en que este material era extraído en el neolítico. Se
descubrieron unos 3.200 pozos que se excavaron verticalmente buscando atravesar las vetas de sílex. Su
profundidad varió del medio metro a más de siete, incluso hallándose en ellos los huecos en las paredes que
ayudaban al ascenso y descenso del trabajador.
Las minas de variscita de Can Tintoré (Gavá, Barcelona) se consideran las primeras de las grandes
explotaciones mineras subterráneas neolíticas. Se inicia la explotación en el Neolítico Antiguo poscardial y
perduró durante todo el Neolítico de la cultura de los Sepulcros de Fosa.
Aparecieron en el entorno abundantes picos mineros, cinceles, percutores de cuarzo y palas de mango corto
elaboradas sobre omoplatos de bóvidos, todos ellos utilizados para las labores de minería.
Parece evidente que la variscita tenía un valor especial, pero de momento no sabemos con exactitud si fue
un elemento de prestigio, un diferenciador social y/o económico o un objeto simbólico relacionado con la
muerte.
La Dama de Gavá
Se halló a 8 m de profundidad.
Constituye la primera gran explotación minera subterránea neolítica hallada en la Península Ibérica.
Es el único yacimiento con pruebas evidentes de explotación de la variscita a gran escala y la turquesa.
Algunos pozo fueron usados como basureros y incluso como lugar de enterramiento.
CUÁNDO Y DÓNDE: PERIODOS Y REGIONES
El Neolítico peninsular se pudo iniciar ya en el VII milenio a. C., aunque hay grandes diferencias
regionales, en general se aceptan dos grandes etapas:
1. Neolítico Antiguo de cerámicas decoradas desde el VII a mediados del V milenio a.C.
2. Neolítico Reciente de cerámicas lisas durante la segunda mitad del V y el IV milenio a.C.
Joan Bernabeu establece una pauta en la introducción del neolítico que puede resumirse en:
2. Desde estas zonas costeras se produce un avance hacia las regiones del interior, en
donde se desarrolla una etapa neolítica denominada epicardial o postcardial.
F. J. Jover Maestre et alii (2008) proponen cuatro fases para el proceso de implantación:
1. Colonización inicial: los primeros grupos neolíticos se asientan en tierras llanas cerca de
fuentes de agua.
Hacia mediados del V milenio a.C. lo cardial se “diluye” y se abandona la ocupación de cuevas
(La Sarsa o de l’Or,) se produce un uso de dichos recintos con otro carácter (funerario o
estabulación de ganado).
Los primeros momentos vienen definidos por las cerámicas decoradas, (las cerámicas cardiales levantinas y
las incisas e impresas no cardiales de la región andaluza).
Las fechas radiocarbónicas nos llevarían al VII milenio a. C., (La Coveta de l’Or en Beniarres y la de Les Cendres
en Teulada, Alicante).
Se han establecido, con algunas excepciones, dos grupos diferenciados en este Neolítico Inicial:
Destaca la zona de Valencia y Cataluña, (también en zonas pirenaicas desde Andorra a Huesca y en el Bajo
Aragón, con penetraciones en Albacete, Murcia, el oriente andaluz (Cueva de la Carigüela de Piñar, Granada) y
Portugal.
Este tipo de cerámicas impresas aparece en contextos bien documentados, con altas cronologías en todo el
Mediterráneo occidental.
Primero se asientan en áreas no ocupadas por los antiguos pobladores mesolíticos/epipaleoliticos, y en las
cuevas. Después se documenta en poblados al aire libre. La cuevas pasan a ser lugares de almacenamiento o
estabulación de ganado, refugios temporales, espacios funerarios, e incluso lugares con un significado especial
(pj. Cueva de Sadurni en Begués Barcelona) .
Los poblados al aire libre (en zonas de fondos de valles, terrenos muy adecuados para el cultivo). En el norte de
Huelva aparecen incluso algunas ocupaciones en altura, pero ya relacionadas con el megalitismo.
Parque Neolítico de la Draga en Bañolas, Gerona
El poblado lacustre de La Draga en Bañolas (Gerona) se documentan numerosos restos de vigas, pilares, y
troncos que constituían el pavimento de las casas, así como otros objetos domésticos de madera de roble,
sauce, tejo y boj. Ejemplo del trabajo de la madera.
Las cabañas son de planta rectangular y alzados de pilares de roble entrelazados con ramas y barro. Las
cubiertas eran de cañizo.
Construido entre el 5000 y el 5200 a.C. Extensión de 10.000 m2. Cuatro fases de construcción.
También fragmentos óseos de bueyes, cabras, ovejas y cerdos, y también de conejos, ciervos, corzos y
jabalíes.
Mas d’is en Penáguila, (Alicante) en la
cabecera del rio Penáguila.
Ubicado en una antigua plataforma con una serie de profundos barrancos, tiene una extensión de cerca de 10 Ha.
Se documentan casas, la más antigua de ellas con planta de tendencia rectangular y un extremo absidal,
subdividida y con unos 10 m de largo y casi 4 de ancho. No está completa y a su lado aparece un foso adosado a la
pared sur.
Soportes de postes y restos de hogares hay en el interior, y un posible horno doméstico de barro cocido se
encontró a unos 6 m del extremo absidal.
En la zona este del poblado hay una serie de fosos concéntricos que delimitan un espacio, y que contenían restos
materiales arqueológicos y de fauna.
El Barranc de Fabra (Tarragona).
Plano del yacimiento neolítica del Barranc d'en Fabra, al sur de Cataluña.
1. Con una evolución progresiva del substrato epipaleolitico sobre el que se van implantando las
nuevas aportaciones, como ocurre en la Cova de Les Malletes en Valencia o la de Llatas en Alicante.
2. Desde el primer nivel de ocupación tiene todos los elementos típicos neolíticos como la Cova
de la Sarsa en Bocairente, y la de Les Cendres en Moraira, ambas en Valencia; y Coveta de l’Or en Beniarres,
Alicante.
Neolítico de cerámicas incisas e impresas
Cerámicas con decoraciones impresas y engobe a la almagra (aplicación de arcilla roja de óxido de hierro
disuelta en agua sobre las superficies semisecas de la pieza). Con la cocción y el bruñido adquiere un brillo
característico .
Típicas del Neolítico andaluz (en cuevas de las costas malagueñas y gaditanas, también en el interior de Sevilla,
Córdoba y Jaén), en Gibraltar y el norte de África .
Las fechas más antiguas para este grupo aparecen en la Cueva de la Dehesilla (Arcos de la Frontera (Cádiz), y en
la Cueva de Nerja (Málaga).
Junto a estas cerámicas aparecen útiles líticos en piedra tallada y menos en piedra pulimentada.
Economía, con una base de subsistencia de caza, pero apoyada en el pastoreo de cabras.
Desde Andalucía este tipo cerámico se extiende por el occidente peninsular a la Meseta. Posible “colonización”
del interior de la península ibérica.
También se han hallado estructuras de combustión que corresponden a 77 depósitos que se relacionan con el
manejo del fuego, de diversos tipos (la mayoría cubetas de grandes dimensiones y profundidad variada, que a
veces están rellenas de piedras en las que se advierten muestras del uso del fuego).
Se han identificado otras estructuras: depósitos de almacenaje por contener útiles domésticos, como molinos,
manos de moler y recipientes cerámicos.
Depósitos formados por bloques o lajas de arenisca, interpretados como hitos, y algunos considerados como
depósitos rituales.
Superficie próxima a las 93 hectáreas y registró su ocupación principal a lo largo del Neolítico antiguo y medio
(entre los años 4200 y 3150 a.C.).
En Aragón el Neolítico Antiguo está documentado en yacimientos como la Botiquería dels Moros en Mazaleón,
Teruel y el abrigo de la Costalena en Maella, Zaragoza. Con cerámicas cardiales, sobre grupos epipaleoliticos.
En otros casos del alto Aragón se han identificado yacimientos plenamente neolíticos con una cerámica cardial,
industria lítica laminar, molinos de piedra pulimentada, objetos en hueso y adornos.
En Portugal, el Neolítico Antiguo se ha caracterizado por las cerámicas tipo Furninha (Extremadura y la Meseta,
y yacimientos costeros de las regiones centrales como el de Laranjal del Cabeço das Pías) con datación del VI y
V milenio a. C. En ocupaciones estacionales de pastores junto a industria microlítica.
En el sur se produce un proceso de neolitización sobre las bases autóctonas, con poca cerámica cardial y
predominio de las ocupaciones de poca duración en fondos de cabañas y estructuras de combustión.
Enterramiento individual de una estructura en la Cueva de Chaves en Bastarás (Huesca) con fecha muy
alta (4280 ± 45 a.C.) Apareció con un anillo y una posible lámina de cristal de roca como ajuar.
Posibles espacios funerarios dentro de los poblados (pj. Los Cascajos en Los Arcos (Navarra))
con un total de más de 30 estructuras de enterramiento en pequeños hoyos, a veces cubiertos
por una losa o fragmentos de molinos.
Unas 20 inhumaciones (área de 550 m2, semicircular). Posible necrópolis, ubicada en la zona
central del poblado y cerca de tres hogueras y un posible depósito ritual.
Desde mediados del V milenio a.C. predominó el neolítico de las cerámicas lisas en gran parte de las regiones
europeas occidentales.
Las culturas de los sepulcros de Fosa de Cataluña (España), Chassey en Francia, La Lagozza en Italia, Cortaillod en
Suiza y Windwill Hill en Reino Unido.
Hay una mayor diversificación cultural: nuevas costumbres funerarias, tecnologías novedosas como la abrasión
en el trabajo de la piedra y del hueso, y la desaparición de las decoraciones cerámicas, salvo algunos casos de
esgrafiados.
Talla de sílex y de cristal de roca (puntas de flecha, adornos, sobre todo en “piedras verdes”: calaitas y variscitas).
Mayor variedad de materias primas, con muchos tipos locales de sílex, cuarzo y rocas abrasivas de grano fino
usadas para hachas, azuelas y adornos.
Las cerámicas: nuevas formas con recipientes de almacenamiento de fondos convexos, ollas, tazas y escudillas
con y sin asas, platos, fuentes y cazuelas de boca cuadrangular.
Las superficies cerámicas se cuidan con alisados, espatulados, bruñidos e incluso con engobes de tipos diversos.
Generalización de las nuevas aportaciones, y adaptación a los nuevos sistemas socioeconómicos agrícolas o
ganaderos.
Posible especialización de actividades con diferentes estructuras. Poblados costeros ubicados en zonas
estratégicas con cercas y casas de cimientos de piedra, otros situados al borde del mar, más estacionales y
dedicados a actividades pesqueras y de marisqueo junto a la caza.
Cultura de los silos: Poblados al aire libre con silos o fosas de almacenamiento se documentan en la
campiña andaluza del valle del Guadalquivir, desde Jaén a Sevilla, etc. También con cubetas y zanjas de
drenaje, pero igualmente de delimitación o defensa del recinto habitado.
Poblados de la cultura de los sepulcros de Fosa en Cataluña, ubicados en las llanuras más fértiles y que
debieron de alcanzar un buen tamaño y dedicarse a labores agrícolas
Cultura de Almería (llamada así por Luis Siret) con poblados en llanura con viviendas semiexcavadas,
Posibles silos.
En las regiones del Alto Aragón asentamientos pastoriles en zonas de montaña y poblados agrícolas como
El Torrellón.
En cuevas como la de Esplugá de la Puyascada (gran abrigo en los acantilados calizos de la Sierra
Ferrera, en Sobrarbe (Huesca)) con un nivel neolítico epicardial (cerámicas incisas e impresas,
industria lítica tallada, hachas pulimentadas, punzones y espátulas de hueso y cuentas de collar de
concha, con una cronología entre el 4000 y el 3500 a. C.) y un nivel Eneolítico.
Ritual funerario
Heterogeneidad del rito funerario: inhumaciones en fosas, cistas o covachos, pero también enterramientos
múltiples en cuevas sepulcrales naturales o artificiales (hipogeos) y en monumentos megalíticos.
Necrópolis a los pies del poblado (Cabezo del Plomo en Mazarrón, Murcia).
Un cambio de las costumbres funerarias se refleja en los sepulcros megalíticos, en las cuevas naturales de
inhumación colectiva y los hipogeos excavados en la roca.
Se documenta ahora el uso de necrópolis independientes del lugar de habitación, como se ve también en
Europa.
Los megalitos pueden aparecer aislados o formando necrópolis de varios monumentos. En la zona del
Ampurdán o Portugal este fenómeno coincide las de economías cazadoras-recolectoras.
En la meseta peninsular es evidente la relación de sepulcros megalíticos con el neolítico (pj. La Velilla de
Osorno en donde se superpone una sepultura megalítica, (IV milenio a. C.) a un hábitat al aire libre).
En el País Valenciano aumentan los asentamientos al aire libre (pj. la Ereta del Pedregal en
Navarres (Valencia) con niveles posteriores calcolíticos sobre los neolíticos en los que hay
nuevos tipos cerámicos, restos de una economía agropecuaria pero también de caza
abundante y viviendas de planta rectangular.
En Andalucía, a partir del último cuarto del IV milenio a. C. se documentan poblados que son
un preludio de los calcolíticos (pj. El Garcel, o La Gerundia en Almería con un momento
neolítico y después uno de transición). Aunque no se conservan estructuras, el análisis de los
restos arqueológicos permite esta delimitación cultural, con una industria lítica de sílex de
tradición geométrica, abundancia de útiles de piedra pulimentada y cerámicas lisas.