Carta Al Hermano Daniel Santander
Carta Al Hermano Daniel Santander
Carta Al Hermano Daniel Santander
01 de abril 2022
Amigo Daniel, mi intención de escribirte esta carta es por el vivo deseo que veo en ti
en continuar aprendiendo de las escrituras. La búsqueda permanente de la luz que
es visible en tu actitud, te llevará en aumento del conocimiento hasta que la verdad
sea más clara para ti. (Prov. 4:18) Estos pequeños renglones que me place escribirte,
es solo un breve introito de lo que muchas veces nos has invitado a considerar en el
grupo, para una búsqueda mejor del mensaje de 1888.
Hay un tema que es sumamente preciosísimo; ese es uno de los muchos adjetivos
con los que la mensajera del Señor se refiere al mensaje de Minneapolis. Quisiera
brevemente expresarte una de las premisas que debía considerarse para saber sobre
el mensaje de “La eficacia de la sangre de Cristo [que] tenía que ser presentada al
pueblo con poder renovado, para que su fe pudiera echar mano de los méritos de esa
sangre.” (TM, 95)
De este mensaje la sierva del Señor nos dice: “Este mensaje tenía que presentar en
forma más destacada ante el mundo al sublime Salvador, el sacrificio por los pecados
del mundo entero. Presentaba la justificación por la fe en el Garante; invitaba a la
gente a recibir la justicia de Cristo, que se manifiesta en la obediencia a todos los
mandamientos de Dios.” (TM, 91-92)
Quiero que consideres esta cita con detenimiento, ya que la parte recalcada es
señalada por el mundo evangélico como universalismo; es de lo que Walter Martin
acusó a Ellen White al leer sus escritos. Los protestantes consideran que el sacrificio
de Cristo solo fue realizado por sus escogidos, porque consideran que decir que si
Cristo se ofreció para el sacrifico de los pecados del mundo entero, deben considerar
que también todo el mundo debe resucitar para salvación. Esa conclusión se debe a
una mala comprensión de Romanos 6:5; no veo necesario explicarte el texto, porque
considero que estas familiarizado con lo que Pablo está tratando allí. Pasa lo mismo
con el libro Juan 10:11,15 donde los evangélicos hacen ver que Cristo solo ha venido
por sus ovejas, (los que aceptaran) y que su sacrificio es meramente limitado a su
pueblo. Esta verdad preciosa de la que fueron receptáculos los mensajeros de 1888,
no es posible que el mundo evangélico pueda verlo, a menos que demos a conocerlo
y que pronto podamos ser nosotros mismos iluminados por su gloria (Apoc. 18;1)
“Los siglos y las edades nunca podrán aminorar la eficacia de este sacrificio
expiatorio”. (TM, 92)
La hermana White hablando del mensaje que trajeron los mensajeros de 1888, hace
hincapié en la importancia de considerar la eficacia de la obra sacrificial de Cristo.
Sería bueno que le dieras lectura toda esa sesión del libro ya antes citado, para que
puedas ver lo que estos hombres presentaban, (“Presentaba la justificación por la fe
en el Garante”) y veas lo esencial de conocer, donde descansa la fe.
Hace unos meses atrás que estuvo fresco el tema de la naturaleza de Cristo, me
agrado la manera sencilla y nítida como abordaste el asunto; lo respaldaste con el
sermón del pastor Prescott, que claramente fue apoyada por el espíritu de profecía.
Por lo tanto, deseo que, de la misma manera, consideres el capítulo que pongo a
continuación:
“Por tanto, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la
muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, pues todos pecaron. Porque antes
de ser dada la Ley, el pecado ya estaba en el mundo, porque el pecado no se atribuye
cuando no hay Ley. Por eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun en los
que no pecaron quebrantando un mandato, como lo hizo Adán, que era figura del que
había de venir. Pero el don gratuito no es como el delito. Porque si por el delito de
uno, murieron los muchos; mucho más copiosamente se derramó sobre los
muchos, la gracia y el don, por la gracia de un solo hombre, Jesucristo. Ni el
don gratuito es como con el pecado de aquel hombre. Porque a la verdad el juicio
vino por un pecado para condenación, pero la gracia vino de muchos delitos para
justificación. Porque, si por el delito de uno reinó la muerte, mucho más reinarán en
vida por uno solo, por Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del
don gratuito de la justicia. Así, como por el delito de uno vino la condenación a
todos los hombres, así también por la justicia de uno solo, vino a todos los hombres
la justificación que da vida. Porque, así como por la desobediencia de un hombre
los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los
muchos serán constituidos justos.” (Romanos 5:12-19)
“Acabo de oír el discurso dado por el profesor Prescott. Fue un poderoso llamamiento
a nuestro pueblo... Maggie Hare ha tomado por escrito los discursos del profesor
Prescott y los míos, a fin de publicarlos. Temo que sus sermones no parezcan los
mismos, cuando no sea él quien los dé a viva voz, pues sus palabras son
pronunciadas en demostración del Espíritu y con poder, con el rostro iluminado
por la luz celestial. La presencia del Señor está día tras día en nuestras reuniones
(Manuscrito 19, 1895).
“Prescott ha gozado del derramamiento del Espíritu Santo desde su venida aquí;
distinguimos la voz del Buen Pastor. La verdad procedió de sus labios de una forma
en la que nunca antes la había oído el pueblo; los oyentes dicen que ese hombre está
inspirado. Prescott ha hablado muchas veces en el encuentro campestre de
Armadale bajo la inspiración del Espíritu Santo (Carta W 84, 1895).
Creo, amigo Daniel, que no hace falta colocar más cita sobre el respaldo que tuvo el
sermón de Prescott en el campestre de Armadale.
“En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios
(Juan 1:1). Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”. (vers. 14).
El tema de la redención será la ciencia y el canto por las edades eternas, y bien puede
ocupar nuestras mentes durante nuestra breve morada aquí. No hay ninguna otra
porción de ese gran tema que demande tanto de nuestras mentes a fin de poder
apreciarlo, como el tema que vamos a estudiar esta noche: “El Verbo se hizo carne,
y habitó entre nosotros”. Por él “fueron hechas” todas las cosas. Ahora, él mismo “fue
hecho”. El que tenía toda la gloria con el Padre, la deja a un lado, y es hecho carne.
Deja a un lado su modo divino de existencia, y toma el del hombre: Dios se manifiesta
en la carne. Esa verdad es el fundamento mismo de toda verdad. Una verdad
reconfortante El que Jesucristo se hiciera carne, el que Dios se manifestase en la
carne, es una de las verdades que más ánimo traen, una de las verdades más
instructivas, una verdad en la que debiera gozarse la humanidad. Esta tarde quisiera
estudiar esa cuestión teniendo en vista nuestro presente beneficio personal.
Concentremos al máximo nuestras mentes, pues comprender que el Verbo se hizo
carne y habitó entre nosotros requiere todas las energías de nuestra mente.
Consideremos, primeramente, qué clase de carne fue, pues ahí está el fundamento
mismo de la cuestión, en lo que tiene que ver personalmente con nosotros. Por cuanto
los hijos participan de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir
por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, a saber, al diablo. Y librar a los que
por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre. Porque de
cierto, no vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abrahán. Por
eso, debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser compasivo y fiel
Sumo Sacerdote ante Dios, para expiar los pecados del pueblo. Y como él mismo
padeció al ser tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados (Heb 2:14-
18). Para que, sujetándose a la muerte, tomando sobre sí la carne de pecado, pudiera
destruir mediante su muerte al que tenía el imperio de la muerte. Porque de cierto, no
vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abrahán (Heb 2:16). En
el siguiente versículo se nos da la razón de ello: 4 Por eso, debía ser en todo
semejante a sus hermanos, para venir a ser compasivo y fiel Sumo Sacerdote ante
Dios, para expiar los pecados del pueblo. A Abraham fueron hechas las promesas, y
a su simiente. No dice: A las simientes, como refiriéndose a muchos, sino a uno: A tu
simiente, la cual es Cristo (Gál 3:16). Viene verdaderamente en ayuda de la simiente
(o descendencia) de Abraham, haciéndose él mismo simiente de Abraham. Dios,
enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado,
condenó el pecado en la carne; para que la justicia que requiere la ley se cumpla en
nosotros, que no andamos según la carne, sino según el Espíritu (Rom 8:3- 4). Por lo
tanto, podéis ver que la Escritura expone claramente que Jesucristo tenía
exactamente la misma carne que nosotros: carne de pecado, carne en la que nosotros
pecamos; carne, sin embargo, en la que él no pecó jamás. Pero llevó nuestros
pecados en esa carne de pecado. No olvidéis ese punto. No importa cómo lo hayáis
podido considerar en el pasado, vedlo ahora tal como está en la Palabra; y cuanto
más lo veáis en esa forma, más razón tendréis para agradecer a Dios porque así sea.
“Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único”. Sólo tenía un Hijo, y lo entregó.
Y ¿a quién lo entregó? “Un niño nos es nacido”. Un niño nos es nacido Isaías 9:6.
Amigo Daniel, este es el sermón de Prescott que fue dirigido por el Espíritu Santo. Si
te tomas tiempo de analizar cada palabra subrayada o remarcada en negritas, podrás
darte cuenta que son justamente las mismas por las cuales se nos llama forencista y
universalista. Hay muchos más artículos en mi muro, que podrás observar que repite
justamente las palabras que Prescott utiliza y que sin embargo han tenido resistencia,
a pesar de tener la aprobación del espíritu de profecía.
Estas son algunas de las palabras que repetimos nosotros, que son consideradas
como forensitas y universalistas; tonos despectivos que califican lo que la sierva le
llamo preciosísimo mensaje. Observa:
Pecado representativo
Justicia representativa
Tratados legalmente justos
Precio pagado con anterioridad
Justificación o perdón previo al arrepentimiento
Toda la familia humana está en Cristo (representada)
Toda la humanidad fue reunida en la divina Cabeza:
Etc..