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SALVADOR DE BAHÍA, BRASIL: DE LA CIUDAD ILEGAL A LA CIUDAD REAL,


CONVERSIÓN DE LA CIUDAD INFORMAL.

Conference Paper · July 1996

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SALVADOR DE BAHÍA, BRASIL: DE LA CIUDAD ILEGAL A LA
CIUDAD REAL, CONVERSIÓN DE LA CIUDAD INFORMAL.
ANTONIO GARCÍA FERNÁNDEZ - ANA CLARA MOURAO MOURA

Brasil el Continente convertido a País se estructura y recompone con una movilidad semejante a la
de los hechos urbanos sufridos por sus ciudades. Urbanización agitada a través de los procesos
emigratorios que desde los años treinta han llevado a más de cuarenta millones de personas a
recorrer los caminos inversos de la colonización, abandonando el interior y el Nordeste en busca
de las ciudades de la Costa.
Esta primera población emigrada, campesina, aspirante a la ciudadanía, en su búsqueda de
alojamiento sobrepasó los índices de crecimiento poblacional previstos por las ciudades, siendo en
la mayor parte de las metrópolis brasileñas actuales el detonante de su cambio de estatus y de la
alteración de su imagen. Ocupando lugares impropios para el desarrollo de las urbes, casi siempre
en zonas estratégicas cercanas al centro o los centros de mayor índice económico, donde poder
ofrecer servicios evitando gastos de desplazamiento. La falta o la imposibilidad de respuesta desde
los estamentos de poder de la ciudad generaron la implantación ilegal como fruto de una
aspiración del emigrado frente a una vivienda que se le negaba como consecuencia de los altos
precios de alquiler o compra y el bajo salario que percibe.

Si reflexionamos sobre estos acontecimientos y pensamos en las consecuencias que pueden tener
en Salvador, la ciudad más antigua e histórica del País, fundada intramuros en 1549, en moldes
medievales que en menos de un siglo fueron traspasados para expandir la ciudad por las colinas
en dirección al mar, creando así la ciudad alta y baja. Capital de Brasil durante más de dos siglos
en los que fue el puerto más importante de América Latina, alimentado por la exportación del
azúcar, hasta ceder el título a Rio de Janeiro en 1763. Ciudad colonial de traza barroca en su parte
más antigua y alta, arribada del comercio de esclavos y asentamiento de los grandes terratenientes
que aún en el siglo pasado consiguieron dejar en sus trazas plazas y barrios residenciales.
Podemos darnos cuenta de la imagen que un desmesurado proceso de expansión trae al espacio
de una ciudad histórica en la que el 30% de sus habitantes viven hoy en asentamientos precarios,
desde que en 1949 comenzasen las emigraciones masivas y la expansión periférica de su núcleo.

Su paisaje actual se recrea entre la inestabilidad y lo efímero, no solo en su área metropolitana


donde alcanza un grado de continuo entremezclado con infraestructuras e industria. Si no también
en buena parte del Municipio, donde la ciudad legal surge Hilvanando importantes extensiones de
«Favela» que se han apropiado de la expresión de esta para relegar a las barriadas y a los nuevos

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adensamientos edificatorios a ofrecerse como telón de fondo de unos asentamientos nacidos como
instalación de carácter temporal y que han ido cobrando carácter permanente, hasta llegar a
poseer en muchos casos una jerarquía y una estructura organizativa creada desde la ilegalidad,
personal y particular en lo urbano y lo social.
El hecho de reconocerse Favela como parte integrante del tejido de la ciudad en esta última
década y no como hecho a erradicar, ha sido el primer paso para acercar e integrarla mejorando
las condiciones de vida de sus habitantes. Legitimando la llamada ciudad ilegal para incluirla en la
denominada formal y real.

TERRITORIOS DE INMIGRACIÓN. Las primeras favelas surgen para recolocar a aquellos


primeros contingentes de personas arrastrados a la ciudad por la influencia del movimiento inicial
del proceso de industrialización, ya en las primeras décadas de este siglo. Estas antiguas favelas,
generalmente de ocupación admitida y gradual, surgen de forma esporádica hasta su
intensificación en las décadas de los 70 y 80, a través de los movimientos de los «sin tierra» y los
«sin techo». En los setenta llamados por el crecimiento económico y en los ochenta por la crisis.
El lugar que ocupan esos asentamientos en la ciudad siempre ha poseído una relación de
enfrentamiento con la propiedad del suelo y los intereses que crean ciudad. Si bien la mano de
obra barata que representan sus moradores cumple necesidades de mercado, los asentamientos
que los albergan se han comprendido desde un principio como provisionales. La acogida para
aquellos trabajadores que llegaban a la ciudad para cubrir la maquinaria productiva nunca ha sido
prevista, ni siquiera en ciudades planificadas como Belo Horizonte (1897), la población inicial
destinada a construir la ciudad poseyó de un lugar propio, no se les consideraba habitantes
futuros. El lugar que ocupa la favela inicialmente siempre se había pensado desde los intereses de
ciudad como espacio de futuros crecimientos, eran lugares de hechos provisionales, potenciales,
con lógica la población que los ocupase seria redistribuida por el propio aumento de su nivel de
vida. Más tarde serán el propio crecimiento de las ciudades, su adensamiento, la progresiva falta
espacio al interior de estas, las instigadoras de una ocupación en lugares residuales, no edificables
e insalubres del centro.

El papel centralizador que ejerce el estado dictatorial, perdiendo los ayuntamientos el poder de
decisión sobre sus asuntos, trae consigo la tentativa de controlar-racionalizar construcción y
urbanismo. Se crean el Banco Nacional de Habitaçao y el Servicio Federal de Habitaçao, órganos
de estudio y reglamentación de áreas para centrar el discurso en la institucionalización de las
áreas metropolitanas que habían surgido a comienzos de los años cincuenta. Pese a todo el boom
inmobiliario ocurrido en estos años se escapa a cualquier control, acentuándose la periferización.
La alta producción inmobiliaria del BNH-SFH en las décadas de los 70/80, se muestra insuficiente

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para abarcar el asentamiento de una población cada vez con menor renta. Las recientemente
intervenciones públicas locales en áreas ocupadas, tales como, legalización, traslado, creación de
infraestructuras, medidas todas ellas para consolidar las favelas y actuaciones frente a nuevas
invasiones, al proponerse modernizar el espacio construido, están casi siempre unidas a intereses
políticos electoralistas o privados. Sus actividades terminan, también, por fortalecer el proceso de
fragmentación y segregación espacial en la ciudad.

La presencia de lo arbitrario de estas concentraciones de ocupación cada vez mas predominantes,


han traído a la ciudad la imagen de territorio inestable. Explicadas por procesos económicos e
interpretaciones espaciales del capitalismo, estas estructuras de hábitat microscópico, reducto (en
su fase primitiva de asentamiento) de minimalismo en el espacio interno de la vivienda, han
aumentado la fragmentación socio-espacial de la estratificada ciudad post-moderna brasileña.
Lugares segregados de la ciudad, volcados en su propio orden, diferenciados entre si, lugares de
acumulación y dinámica propia a nivel social y urbanístico. Altas densidades y tasas de ocupación,
edificios agrupados de hasta tres alturas, construcciones recientes y efímeras, aquellas otras
asentadas e inclusive las de aquellos que han hecho «fortuna» y su vivienda es un casi-palacio.
Tejidos adensados, fortines de resistentes, asentamientos apoyados.

EL ORDEN DE LA CIUDAD. El proceso de fragmentación del espacio de residencia se acentúa en


el caso de Salvador, constituyendo un ejemplo particular para una ciudad histórica que suma en
sus nuevos crecimientos las antiguas permanencias de habitación (cortiços, arrendamientos y
cesiones).
Las primeras y más importantes ocupaciones colectivas aparecen a partir de la segunda mitad de
la década de los cuarenta. Ya por entonces se denomina invasiones a estas áreas de residencia
precaria, ocupadas colectivamente, de forma instantánea, sin el consentimiento del propietario.
Este fenómeno surgido de la decadencia de la economía agro-exportadora, entremezclado con el
movimiento de ampliación de la industrialización y la importante crisis residencial que lo antecede.
La población campesina desocupada, expulsada, incrementa los crecimientos de la ciudad.
Salvador que poseía 233.422hab. en 1920, crece de 290.443hab. a 417.235hab. entre 1940/50.
En esos primeros años de crecimiento aún se encontraban instaurados el aforamiento, el
arrendamiento de tierras y el alquiler de viviendas, como criterios reguladores de residencia para
las clases sociales de media y baja renta. Que ocupaban «cortiços» en áreas centrales
degradadas y conjuntos de habitaciones unidas unas a otras conocidas como «Avenidas», ambas
responden a antiguas ocupaciones en edificaciones del Patrimonio Histórico Cultural o a conjuntos
de viviendas instaladas en antiguos barrios populares, su régimen es generalmente el de alquiler.

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Al mismo tiempo se sucedían demandas crecientes de espacio para funciones administrativas y
ampliación del terciario, registrándose una importante transformación del Centro urbano y una
progresiva periferización que ocupa territorios tanto en las afueras como en lugares centrales pero
de difícil acceso.

La ciudad amolda la totalidad de su forma al desarrollo. El uso continuado del centro histórico, su
desalojo por parte de las poblaciones con mayor poder adquisitivo y el alojamiento de clases
menos pudientes habían instalado la decadencia, ya antes de haber surgido la favela, en su
antigua imagen altiva. La ciudad en ese momento y hasta hace pocos años, a causa de un amplio
programa de regeneración del casco viejo, había abandonado su centro histórico y utilizaba otras
áreas para desarrollar sus funciones. Inestabilidad y efímero se unieron cuando las invasiones
aparecieron para convivir con estas viejas estructuras. La vieja ciudad barroca poseía el
sentimiento de una ruina, la favela nacía con la estética de la ruina y para durar menos. El orden
histórico se había convertido en textura, los espacios se habitaban y existían heredadados pero
sus razones representativas habían desaparecido, sin reconocimiento eran cualquier cosa.

La ciudad heredó del Brasil colonial una estructura foral de propiedad del suelo, que unida a la
posesión de la tierra en manos de grandes terratenientes (iglesia, poder público y algunos
particulares), había estancado, dificultado el crecimiento y menospreciado cualquier previsión de
legislar la situación. La necesidad de territorio de expansión se suple entonces con las mismas
leyes arcaicas que alimentaban la propiedad foral. La ocupación espontánea era práctica común y
legítima, consentida por los propietarios, que en espera de la valorización del terreno por
implantación de infraestructuras obtenían una renta anual de los ocupantes. Sistema que hoy día
se mantiene en ciertos barrios populares consolidados. Este retraimiento del mercado de suelo no
siempre ofreció las ganancias y la seguridad buscada por sus propietarios, en su inicio las tierras
ocupadas fueron absorbidas, pronto aquellas áreas libres bien situadas pasan a ser protegidas en
espera de su valorización. Las consecuencias de esta especulación traen cada vez menor espacio
posible para construcción de vivienda social, aquellas clases con rentas más bajas se vio
empujada a habitar la periferia, fomentándose la invasión como necesidad ya a finales de los
cuarenta.

Con el crecimiento industrial a mitad de los cincuenta la transformación se intensifica,


descontrolada urbanización, adensamiento de tejidos, superposición de grandes elementos sobre
un parcelario reducido...metropolización. Formas de invasión, arrendamientos, viviendas de
protección oficial (conjuntos habitacionais), cortiços, casas de Avenida, viviendas o polígonos de
viviendas para trabajadores, todas ellas conviviendo entre la herencia y las nuevas necesidades.

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Parcelamientos públicos, clandestinos, irregulares, populares, formales, fragmentos de territorio
anticipo de imágenes especulativas y arrítmicas. (* clasificación y estudio de A.M.Gordilho Souza-
«novas formas de habitar, velhas estruturas).

GEOMETRÍA DE UNA INVASIÓN. Salvador es una ciudad fracturada, descompuesta por las
sucesivas hondonadas y terraplenes aparecidos circundando sus múltiples colinas y promontorios
que acercan la ciudad al mar, por veces ondulando el territorio y otras estableciéndose como
murallas imposibles de flanquear.
La ciudad resulta abreviada, sin llegar al fragmento, compuesta desde su inicio en esquejes
minuciosos. Uno y otro barrio se suceden apartados, la forma física de la ciudad les incorpora
lecturas distanciadas, por veces aéreas, enfrentando barrios alejados, cortando posibles
continuidades. Condicionado su trazado primero a la defensa, adaptando su crecimiento a la
geografía, su paisaje urbano actual cae y se levanta alrededor de las colinas que la ciudad arrastra
entre badenes hacia el mar.
Las actuaciones sobre la geografía de la ciudad surgen apoyadas dejando que el territorio cree el
lugar anterior a la arquitectura, las plazas son el reposo entre la subida y la bajada a una colina, a
veces la parte más llana de uno de sus valles. Así se siente la ciudad, cuando lo indeterminado ha
llegado para convivir en el territorio, la ciudad poseía ya esa expresividad milimétrica de las
fracturas. Los bloques de apartamentos se instalan al igual que en las demás metrópolis
brasileñas, como objetos personalizados en si mismos, sin diálogo exterior, narcisos. En particular
convivencia entre masas de asentamientos distinguidos como informales y formales (ellos mismos,
los bloques, son el último estadio nacido de la ciudad llamada legal, formal).

Si observamos el mapa de invasiones producidas por década en Salvador (fig.2), se puede advertir
un continuo goteo de asentamientos que hoy en día no se refieren como imagen a una única parte
de la ciudad, han hilvanado su estructura y son formalmente un apartado común de su imagen
global. Son crecimientos ilegales, establecidos sin derecho, superadas las expectativas de su
eliminación o su recolocación en otras áreas, su legalización actual los convierte en legales,
integrándolos se ha conseguido una definición más real de la ciudad. El objeto de esta legalización
es el de transformarlos en áreas de especial interés social especial y ambiental, con objetivo de
promover su regularización, se pretende el «acceso» de sus moradores a la ciudad, involucrarlos
en las decisiones urbanísticas y hacerlos participes de las propias mejoras como constructores de
sus infraestructuras.
las primeras invasiones ocurren en áreas próximas a los antiguos barrios populares, en la periferia
inmediata de la ciudad urbanizada (barrio de Liverdade) y en áreas de costa (Itapagipe), las
primeras próximas a las principales vías de acceso de la ciudad y las segundas cercanas a las

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zonas portuarias. En la década de los cincuenta se establecen crecimientos en áreas más
longilineas de la costa, continuando la expansión de los núcleos iniciales y en áreas libres de los
antiguos barrios populares centrales (fotos1-2). Ya en la década de los sesenta se reprime el
crecimiento, las ocupaciones se producen principalmente en áreas de suburbio, periféricas,
menores y realizadas a escondidas. Las pequeñas invasiones cercanas al centro urbano crecen
hasta constituir barrios, continúan ampliándose los enclaves de costa y en los primeros enclaves
de la llamada ciudad Baja (área que se conoce como Alagados (foto3), que ya en 1969 poseía el
8,2% de la población de Salvador: 80.000hab.). En el período 1971/80 continua el crecimiento de
todas las favelas existentes, bien por adensamiento o por nueva incorporación de áreas libres.
Aumentando la frecuencia de ocupación en lugares periféricos, próximos al límite municipal o
pertenecientes a zonas urbanas de municipios del área metropolitana. La década de los ochenta
supera por si sola el número de invasiones registradas desde el inicio del fenómeno en los
cuarenta, extendiéndose por casi la totalidad del área municipal, ocupando cualquier posible lugar.
Especialmente significativas fueron los crecimientos en Itapagipe, Alagados, en áreas libres de
polígonos de vivienda social (conjuntos habitacionais).

DATOS COMPARATIVOS.
%CRECIMIENTO POB. RESIDENTE A. METROP. MUNICIPIO PERIFERIA
CIUDAD 1970/80 1980/91 70/80 80/91 70/80 80/91
Salvador..................................4,41 3,10 4,08 2,97 6,53 4,31
Sao Paulo................................4,46 1,73 3,37 1,15 6,34 3,20
Rio de Janeiro..........................2,44 0,82 1,82 0,66 3,38 1,47
B. Horizonte............................4,64 2,60 3,73 1,30 6,95 5,00
Porto Alegre............................3,80 2,55 2,43 1,06 5,35 3,12
Recife......................................2,74 1,81 1,24 0,71 4,61 2,92
*Fuente: Martine, IPEA 1994.

........................HAB./MUNICIPIO-CREC./AÑO................HAB./A.METROP.-CREC./AÑO
CIUDAD 1980 1991 80/91 1980 1991 80/91
Salvador 1.493.685 2.056.013 2,9 1.776.582 2.472.131 3,1
Sao Paulo 8.943.226 9.480.427 1,0 12.588.725 15.199.423 1,7
Rio de Janeiro 5.090.700 5.336.179 0,4 8.772.265 9.600.000 0,8
Belo Horizonte 1.780.855 2.048.861 1,3 2.609.520 3.461.905 2,6
Porto Alegre 1.125.477 1.262.631 1,1 2.285.167 3.015.960 2,6
Recife 1.200.000 1.290.149 0,7 2.347.005 2.859.469 1,8
*Fuente: IBGE- Censo demográfico, CONDER.

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AREA ACTUAL OCUPADA, POR CLASE Y PERIODO
PERIODOS 1946/50 1951/60 1961/70 1971/80 1981/91 TOTAL
Clases en m. nº % nº % nº % nº % nº % nº %
Hasta 1.000 - - - - - - 1 0,23 2 0,56 3 0,84
1.000-5.000 2 0,56 2 0,56 3 0,84 12 3,36 36 10,08 55 15,4
5.000-10.000 2 0,56 2 0,56 3 0,84 11 3,08 30 8,40 48 13,4
10.000-50.000 7 1,96 12 3,36 23 6,44 47 13,17 83 23,81 174 48,7
50.000-100.000 6 1,68 11 3,08 8 2,24 13 3,64 15 4,20 53 14,8
100.000-200.000 6 1,68 3 0,84 1 0,28 1 0,28 2 0,56 13 3,64
200.000-500.000 3 0,84 1 0,28 1 0,28 1 0,56 2 0,56 9 2,52
más de 500.000 - - - - - - - - 2 0,56 2 0,56
TOTALES
nº de ocupaciones 26 7,28 31 8,68 39 10,92 87 24,37 174 48,74 357 100

Área ocupada, ha. 252,95 188,82 167,40 292,93 575,95 1.473,06


Área ocupada, % 17,17 12,82 11,02 19,88 39,09 100%
*Fuente: Angela M. Gordillo Souza. "Formas de Ocupaçao Habitacional na estruturaçao do espaço
urbano de Salvador". Salvador, CNPq/FAUFBa..1992

VOLUMEN ACTUAL DE UNIDADES HABITACIONAIS Y POBLACIÓN


PERIODOS 1946/50 1951/60 1961/70 1971/80 1981/91 TOTAL
Clases en unidades nº % nº % nº % nº % nº % nº %
de 10 a 20 - - - - - - 2 0,56 7 1,96 7 2 ,52
de 20 a 50 2 0,54 2 0,56 3 0,84 15 4,20 41 11,48 63 17,64
de 50 a 100 1 0,28 3 0,84 9 2,52 11 3,08 36 10,08 60 16,8
de 100 a 500 9 2,52 16 4,48 19 5,32 44 12,32 78 21,85 166 46,5
de 500 a 1000 4 1,12 6 1,68 6 1,68 10 2,8 7 1,96 33 9,24
más de 1000 10 2,80 4 1,12 2 0,56 5 1,40 5 1,40 26 7,28
TOTALES
nº de invasiones 26 7,28 31 8,68 39 10,92 87 24,92 174 48,74 357 100
nº de unid. habit. 25.175 17.104 12.942 27.087 35.933 118.246
nº de habitantes 125.875 85.520 64.735 135.435 179.665 591.230
*Fuente: Angela M. Gordilho Souza. Formas de ocupaçao habitacional na estrutura do espaço
urbano de Salvador". Salvador, CNPq/ FAUFBa.. 1992

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TIPO DE PROPIEDAD DEL TERRENO
TIPO PUBLICA PARTICULAR IGLESIA DIVERSOS SE DESCONOCE TOTAL
Período nº % nº % nº % nº % nº % nº %
1946/50 13 3,64 6 1,68 1 0,28 4 1,12 2 0,56 26 7,27
1951/60 19 5,32 5 1,40 - - 6 1,28 1 0,28 31 8,68
1961/70 22 6,16 7 1,96 1 0,28 8 2,24 1 0,28 39
10,92
1971/80 47 13,16 18 5,04 1 0,28 21 5,88 - - 87 24,37
1981/91 117 32,77 27 7,56 3 0,84 22 6,16 5 1,40 174
48,74

TOTALES 218 61,06 63 17,64 6 1,68 61 17,08 9 2,52 357


100
*Fuente: Angela M. Gordilho Souza. "Formas de ocupaçao habitacional na estruturaçao do espaço
urbano de Salvador". Salvador, CNPq/FAUFBa..1992.

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