Convencion
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Introducción
Por ello, el autor del presente artículo quiere traer a colación el tema de
la aplicabilidad, vigencia y oposición de esta convención internacional en
nuestro país, el cual no ha dejado de perder actualidad por las razones que
de orden jurídico, normativo, jurisprudencial y político se expondrán en el
texto; por ello se planteará en forma descriptiva la nota periodística origen
de este artículo, para enseguida explicar, en términos sencillos de entender
1 Daniel Rincón Valencia. Abogado, Asesor y Consultor en asuntos marítimos, portuarios, costeros y
Derecho del Mar; Especialista en Derecho Marítimo, Diplomados en Conciliación, Seguridad Marítima y
Protección Portuaria, Políticas Públicas para el Desarrollo Sostenible en Zonas Costeras, Curso PBIP de
Oficial de Protección de la Compañía, del Buque y de la Instalación Marítima; Docente de pregrado y
posgrado de las cátedras de Derecho Marítimo y de Normatividad Portuaria.
y de forma crítica, las razones antes señaladas para después proceder a unas
conclusiones generales, aportes que denotan un objetivo inmediato, como
es generar en el potencial lector la inquietud de reconocer que contrario de
lo esgrimido por el Gobierno Nacional y a pesar de su no ratificación, dentro
de la normatividad, jurisprudencia y políticas estatales de orden nacional,
se le ha dado reconocimiento a esta convención por su fuerza normativa y
consuetudinaria.
Por ello, Colombia debe seguir con esta congruencia ante la falta de razones
válidas para su no ratificación, como quedó demostrado con la parte motiva del
fallo del año 2012 de la misma Corte en el caso entre nuestro país y Nicaragua;
pensar nuevamente en la necesidad de su ratificación en debida forma como
una representación de política de Estado para la construcción de un país
marítimo que defiende sus intereses, derechos y privilegios proyectados hacia
las zonas marinas y submarinas que existen en sus amplias fronteras marítimas.
¿Se puede aplicar en Colombia la Convención de las Naciones Unidas sobre el
Derecho del Mar?
2 Convención internacional es, en este caso en particular, cuando una variedad de estados reúnen en un
cuerpo escrito y expreso de normas obligatorias las decisiones adoptadas en deliberaciones y medidas
adoptadas en reuniones celebradas dentro del marco de organismos internaciones y siguiendo un
procedimiento preestablecido.
3 Dentro del Derecho Internacional, la Ratificación es el penúltimo paso que debe adoptar un Estado para
la adopción de normas internacionales dentro de su legislación interna y así obligarse para su posterior
cumplimiento; consiste en que los estados, en debida forma, proceden a un acto unilateral mediante el cual
los órganos constitucionales competentes aprueban un tratado y por tanto determinan su obligatoriedad
internacional. (…) Pero la ratificación no produce por sí sola efectos jurídicos internacionales. Para ello
es necesario que proceda el cambio de los documentos de ratificación (instrumentos de ratificación) o
el depósito de estos ante una determinada institución u organismo, o la mera comunicación de que la
ratificación se llevó a cabo. El canje de los instrumentos de ratificación se da en los tratados bilaterales, el
depósito en los tratados colectivos o multilaterales (…) Un tratado no es válido hasta la perfección de este
procedimiento, puesto que con anterioridad a ello no puede hablarse de acuerdo de voluntades (Gaviria
Liévano, 2.005, p. 325 y 326).
Mientras este paso no se cumpla, la convención o tratado internacional no es vigente ni obliga al país que
únicamente firmó.
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Esta necesidad obedece a que, de acuerdo con una nota de prensa aparecida
en la página web de El Tiempo, el 18 de marzo de 2016, el Presidente Juan
Manuel Santos sustentó, entre otras razones, su decisión de que nuestro país
no comparezca a las sesiones de la Corte Internacional de La Haya en Holanda
y se cita textualmente: Y cuestionó que la Corte pretenda ‘aplicar a Colombia
un tratado del que no hacemos parte, como es la Convención del Mar’, para
examinar el pedido de Nicaragua de que se le reconozca una plataforma
continental extendida más allá de las 200 millas náuticas de sus costas” (El
Tiempo, 2016).
Dicho en otros términos, tiene todas las características sobre aquello que
consideramos marítimo y por ende, por razones de evolución histórica, no sólo
esta convención fue en su momento un cuerpo normativo que recogió gran
parte de los usos y costumbres que los estados ya tenían establecido dentro
del Derecho del Mar, sino que al mismo tiempo, sirvió de fundamento y a la vez
de sustento jurídico de aquellos usos5 y normas consuetudinarias6 obligatorias
que vinieron después de su entrada en vigencia en 1994 y que la comunidad
internacional, generalmente, ha ido observando.
adentro, la Zona Contigua hasta las 24 millas náuticas mar adentro y la Zona Económica Exclusiva hasta las
200 millas náuticas mar adentro, la Plataforma Continental es la extensión del continente por debajo del
mar con una extensión igual a esta última, por principio general, pero se concede que podría extenderse
hasta las 350 millas náuticas si se cumplen algunos requisitos. Por cada uno de estos espacios, Convemar/82
señala de forma precisa los derechos y deberes de cada Estado ribereño.
9 Como su mismo nombre lo indica, a través de estas se absuelven las consultas que el Gobierno Nacional
le eleva en asuntos administrativos al Consejo de Estado, de conformidad con el numeral 3º del artículo 237
de la Constitución Nacional de 1991.
10 “ART. 7º. Los tratados o convenciones internacionales de comercio no ratificados por Colombia, la
costumbre mercantil internacional que reúna las condiciones del artículo 3º, así como los principios
generales del derecho comercial, podrán aplicarse a las cuestiones mercantiles que no puedan resolverse
conforme a las reglas precedentes.”
En consecuencia, no tiene sentido lógico y riñe con nociones básicas de justicia
y coherencia, que ahora Colombia afirme, año 2016, que no se le puede aplicar
ni oponer imperativamente Convemar/82, ya que no es parte ratificante de
la misma y el hacerlo, en cuanto a deberes y obligaciones se refiere, sería
inconveniente y perjudicial, debido a que contraría los intereses nacionales,
pero, por otro lado, el Estado colombiano la haya utilizado en el pasado
como referente, para la producción de normas internas que le consagren los
derechos, prerrogativas, competencias y atributos en los espacios marítimos y
submarinos que como señalábamos, se encuentran consagrados en el artículo
101 de la Constitución Nacional.
Por otro lado, se debe anotar que nuestro país nunca ratificó las convenciones
de Ginebra sobre Mar Territorial y Zona Contigua y sobre Alta Mar, ya que estas
contemplaban tópicos que nunca fueron pacíficos para todos los estados,
los cuales para evitar conflictos hacia el futuro, decidieron esperar una nueva 49
convocatoria para discusión y celebración de una nueva convención sobre
Derecho del Mar. Sin embargo, debe destacarse que estas fueron antecedentes
que Colombia tuvo en cuenta para expedir la Ley 10 del 4 de agosto de 1978,
por la cual se dictaron normas sobre mar territorial, zona económica exclusiva,
plataforma continental y otras disposiciones, más sus decretos reglamentarios
1874, 1876 y 1877 de 1979.
Muchos países con los cuales Colombia tiene trato, convenio, comercio y
relaciones, son parte de todas o la mayor parte de esa normatividad marítima
50 internacional; ante los cuales nuestro país podría encontrarse en desventaja
o sentirse en una inferior posición, y si Colombia no quiere o puede que esas
mismas tengan vigencia y obligatoriedad en el orden interno a través del
trámite constitucional contemplado a través del Congreso, del control previo
de constitucionalidad de la Corte Constitucional y de la sanción presidencial
con su firma, se debe pensar seriamente en utilizar las puertas abiertas
contempladas en el artículo 7º del Código de Comercio colombiano para su
aplicación inmediata y automática.
Con la salvedad que toda esa normatividad entra a formar parte de nuestro
ordenamiento con las condiciones de que exista un vacío o inexistencia de
normas jurídicas o técnicas nacionales que contemplen y regulen las mismas
situaciones y además que en su aplicación y ejecución, a pesar de que ya
muchas de esas normatividades forman parte de la costumbre marítima
internacional y de los usos y consuetudinarios de cada puerto en el mundo,
de todas formas no pueden afectarse principios, garantías, deberes y derechos
fundamentales consagrados en normas constitucionales, en normas legales
de orden superior y en el llamado Bloque de Constitucionalidad12, así como
11 Los tres convenios marítimos más importantes, pilares del transporte marítimo, son: El International
Convention for the Safety of Life at Sea, SOLAS, o Convenio Internacional de la Seguridad de la Vida Humana
en el Mar; International Convention for the Prevention of Pollution from Ships, 1973 as modified by the
Protocol of 1978, MARPOL, o Convención Internacional para la Prevención de la Contaminación por los
Buques y el International Convention on Standards of Training, Certification and Watchkeeping for Seafarers,
STCW, o Convenio Internacional sobre Normas de Formación, Titulación y Guardia de la Gente de Mar.
12 Consagrado en el artículo 93 de la Constitución Nacional de 1991 al disponer que: “ARTÍCULO 93. Los
tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que reconocen los derechos humanos y
tampoco menoscabarse la seguridad, defensa, soberanía y jurisdicción
nacional.
Referencias Bibliográficas
Abello-Galvis, R., Arévalo, W., Sarmiento A. & Caro M. C.- Trad. (2012) Traducción
del Fallo de la Corte Internacional de Justicia en el “Diferendo Territorial y Marítimo” 53
(Nicaragua - Colombia). 19 de noviembre de 2012. Bogotá: Recuperado el 30
de noviembre de 2.012, de http://www.anuariocdi.org/pdf/Trad_Nic_Col.pdf
Trad_Nic_Col.pdf.