BUENAS PRACTICAS AGRICOLAS EN LA PRODUCC Removed
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En general, las BPA se basan en tres principios: la obtención de productos sanos que no representen riesgos
para la salud de los consumidores, la protección del medio ambiente y el bienestar de los agricultores
(figura 1).
• Comercio justo: los productores organizados cuentan con poder de negociación, logran
encadenamientos con productores de bienes y servicios, se fomenta la generación de valor agregado a
los productos de origen agropecuario, y así el productor recibe una justa retribución por su participación
en el proceso de producción.
Semillas
Antes de hacer la selección de una variedad específica, se deben definir los elementos a considerar para
hacer la elección. En primer lugar, se debe tener una ficha técnica del material, que incluye bajo qué
condiciones se obtuvo la semilla, pruebas realizadas, condiciones de alimento, rendimientos esperados,
características del fruto, porcentaje de germinación, certificado de origen, etc. En segundo lugar, la experiencia
propia o regional con esa variedad; se requiere un material adaptado a las condiciones agroecológicas
del productor, y en tercer lugar, se debe fomentar el uso de variedades y especies comerciales resistentes
o tolerantes a plagas y enfermedades limitantes desde el punto de vista económico, con vistas a un uso
racional de agroquímicos e insumos.
Igualmente, se debe fomentar entre los productores una adecuada selección de semillas y utilizar especies
adaptables a la zona de cultivo. Es importante que las semillas y especies utilizadas estén certificadas
sanitariamente.
Se debe conocer la historia del terreno y su uso actual, al igual que de los terrenos vecinos, para identificar
ventajas y riesgos para el cultivo. Es de gran valor establecer un sistema básico de planificación de la
producción y un sistema de monitoreo y evaluación.
Se debe contar con mapas de localización del terreno y áreas circundantes, incluir en la revisión una
supervisión de los canales de riego y drenaje, evitar plantaciones donde existan riesgos de contaminación
cercanos, como establos o desechos industriales, e impedir la entrada de animales domésticos o silvestres
en las áreas de cultivo.
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Implementación de Buenas Prácticas Agrícolas en sistemas de producción de tomate bajo cubierta
Figura 2. Distribución de una finca
Fuente: Pavco S.A.
Los cultivos se han de plantar donde haya más fertilidad y menos problemas de
malezas (arvenses) o inundaciones. Pero también hay que fomentar la rotación
de cultivos en la unidad productiva para evitar la esterilización y los desbalances
químicos del suelo con sustancias.
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Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) en la producción de tomate bajo condiciones protegidas
Uso de fertilizantes
Hay que asegurarse de que la aplicación de fertilizantes esté basada en los requerimientos nutricionales
del cultivo con base en un análisis de suelo, para mantener su fertilidad por medio de un uso racional de
los recursos y los insumos y evitar la contaminación de aguas y suelos. Para optimizar los beneficios y
minimizar la pérdida de nutrientes, se debe determinar el momento de aplicación del fertilizante.
Hay que llevar un registro de la existencia de fertilizantes en la unidad productiva. Se debe verificar que
éstos declaren su composición química (sobre el empaque o botella), y estén registrados oficialmente.
El almacenamiento de los fertilizantes debe cumplir con los criterios de seguridad: estar separados de
los pesticidas y, donde no sea posible, separarlos por un espacio de aire y etiquetados; que estén en un
área cubierta limpia y seca, y aislados del piso para evitar que se humedezcan. No se deben mezclar en
un mismo espacio con alimentos, productos frescos o productos terminados, como tampoco se deben
guardar en los sitios de residencia. Por último, se deben señalizar las áreas de peligro y riesgos, con avisos
sencillos y visibles a distancia.
En el caso de utilizar abonos orgánicos, se debe conocer la fuente de la materia orgánica, que estén
totalmente compostados y seguros de su calidad, libres de contaminantes químicos o biológicos.
Riego
Es vital realizar acciones que propendan por la protección del recurso hídrico, garantizar que no haya
acceso de animales domésticos a la fuente de agua y no aplicar agroquímicos y fertilizantes cerca de
ella. En lo posible establecer sistemas de recolección, reciclado y almacenamiento de agua. Respetar la
reglamentación de los acueductos municipales sobre volúmenes y formas de empleo de riego.
Se debe utilizar un sistema de riego eficiente y económicamente viable para asegurar un adecuado manejo
del recurso hídrico. De igual forma, se recomienda el monitoreo de las fuentes de abastecimiento del agua
de riego por medio de un programa de mantenimiento y análisis químicos y microbiológicos para garantizar
su inocuidad y demostrar su calidad y pertinencia para regar cultivos, y realizar acciones correctivas en
caso de resultados adversos. Es importante mantener registros sobre el uso de aguas para riego.
Protección de cultivos
Ante todo, utilizar herramientas desinfectadas para el manejo de las plantas. Se deben aplicar técnicas
reconocidas de Manejo Integrado de Plagas -MIP- y usar productos selectivos que sean específicos para
la maleza, la enfermedad o la plaga objetivo, los cuales tienen un mínimo efecto sobre los organismos
benéficos, la vida acuática, la capa de ozono y los consumidores. Para la implementación del MIP es
indispensable el reconocimiento de los tipos de plagas, enfermedades y malezas que existen en la zona,
con el fin de elegir los cultivos que se adapten a esas condiciones y realizar los monitoreos y evaluaciones
de signos y síntomas de plagas y enfermedades que permitan tomar decisiones que involucren diferentes
alternativas para el respectivo examen, donde el control químico no sea la única opción viable de
verificación.
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La elección de los productos fitosanitarios es de suma importancia en el proceso
productivo, ya que este concepto involucra varios aspectos, a saber: justificación
de la aplicación, mediante la verificación de la presencia de síntomas o signos
La disposición de residuos sobrantes de productos fitosanitarios debe hacerse de acuerdo con los
procedimientos reglamentados. El almacenamiento de plaguicidas deberá ser en un sitio diferente a la
casa de acuerdo a las regulaciones locales, en ubicación apropiada, ventilada, segura, iluminada, lejos
de otros materiales y resistente al fuego. En lo posible, evitar derrames, y en caso de ocurrir realizar las
labores adecuadas para contrarrestarlos. Se debe contar con los elementos necesarios para la medición
y mezcla de agroquímicos y los medios para manejar intoxicaciones; además, tener a mano los teléfonos
de hospitales, policía y dirección local de salud para solución de emergencias. Los envases vacíos de
agroquímicos deben disponerse de acuerdo con la legislación nacional para evitar la exposición de las
personas y la reutilización de los mismos.
Se deben llevar registros de todas las labores realizadas en el proceso productivo, incluyendo poscosecha
y comercialización, de tal manera que se pueda trazar el producto.
Se deben tener en cuenta los plazos de seguridad a fin de evitar riesgos de contaminación. Las personas
responsables de dirigir la aplicación deben de tener en cuenta los periodos de carencia entre la última
aplicación y la cosecha, con el fin de minimizar riesgos de contaminación de los productos.
Las aplicaciones de productos fitosanitarios deben realizarse siguiendo las recomendaciones del
fabricante y con la asesoría de un profesional competente, teniendo especial cuidado de tener los equipos
de aplicación calibrados y en buen estado, utensilios de medición o dosificación precisa del producto y
aplicarlo en las horas de mayor efectividad. Se recomienda un instructivo o procedimiento para que sea
conocido y aplicado por la persona encargada de la labor.
No se deben dejar sobrantes del producto utilizado en el equipo ni en los envases. En caso de dejar
sobrantes, utilícelos para preparar una nueva aplicación.
Los pesticidas se deben almacenar en un sitio diferente a la casa de acuerdo a las regulaciones locales, en
ubicación adecuada, ventilada, segura, iluminada, lejos de otros materiales y resistente al fuego.
Hay que almacenar los pesticidas de manera que se eviten derrames y, en caso de ocurrir, realizar las
labores adecuadas para ese fin.
Los envases vacíos de agroquímicos deben ser perforados para evitar su reutilización y ser lavados por lo
menos tres veces con anterioridad.
Mantener registros de inventario de los agroquímicos que está empleando para la protección de cultivos.
Hay que tener en cuenta el punto óptimo de cosecha de acuerdo con las exigencias del mercado. Se debe
organizar un sistema conveniente de manipulación, clasificación, empaque y transporte, y almacenar lo
empacado en la parcela, campo o centro de acopio, de forma que se evite la contaminación por roedores,
plagas, pájaros o peligros físicos o químicos y se mantenga la vida útil adecuada. Es importante efectuar
un análisis de los riesgos de higiene del sitio de manejo poscosecha, que será usado para establecer
protocolos de higiene tanto para el personal como para los equipos. Los equipos deben ser lavados y
desinfectados para asegurar que estén libres de material contaminante.
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Los trabajadores deben tener acceso a unidades sanitarias adecuadas para el
manejo de excretas y lavado de manos cerca a su sitio de trabajo (figura 4). Es de
vital importancia capacitar a los trabajadores en instrucciones básicas de higiene y
Se debe ilustrar de manera gráfica todas las operaciones que se realizan durante el
manejo de la poscosecha del producto, mediante diagramas de flujos.
Todo tipo de residuo debe ser identificado, clasificado y dispuesto de tal manera
que pueda ser reciclado o eliminado. Las instalaciones de la finca deben estar
libres de basura y desechos y tener sitios adecuados para la eliminación de los
mismos.
Hay que fomentar condiciones de trabajo seguras y saludables para los trabajadores, implementando
programas de capacitación sobre primeros auxilios, manejo del botiquín, normas de higiene, procedimientos
para accidentes y emergencias y entrenamiento para los que operan equipamiento complejo o peligroso.
En este sentido, se recomienda mantener un registro de entrenamiento para cada trabajador.
Los trabajadores deben estar equipados con ropa protectora apropiada de acuerdo con las instrucciones
de etiqueta sobre posibles riesgos de salud y seguridad. Aquellos que realizan aplicaciones de productos
fitosanitarias en la parcela deben recibir controles anuales de salud, los cuales estarán de acuerdo con las
pautas establecidas por los códigos de salud locales. Así mismo, conviene abrir espacios de participación
en jornadas de salud realizadas por el hospital y el municipio para los trabajadores y sus hijos, para conocer
su estado nutricional.
Se debe garantizar que la persona contratada esté vinculada a algún régimen de salud, y respetar las
edades para contratación de acuerdo con las disposiciones legales.
PRODUCTOR AGRÍCOLA
ORGANISMO CERTIFICADOR
CERTIFICACIÓN
EXPORTACIÓN
COMPRADOR
Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) en la producción de tomate bajo condiciones protegidas
Este sistema de producción es altamente generador de empleo. Se calcula que una hectárea requiere
alrededor de 160 jornales por ciclo de producción, lo cual representa alrededor de 2.309.440 jornales
utilizados en el país anualmente en este cultivo. El rendimiento promedio por hectárea a nivel nacional es
de 25 ton/ha y corresponde al rendimiento obtenido en condiciones de producción a campo abierto (figura
6); bajo estas condiciones se ha desarrollado en zonas con alturas entre los 0 y 2.100 m.s.n.m., o sea, en
regiones de climas cálidos a frío moderado. Sin embargo, las condiciones climáticas imperantes en estas
regiones, principalmente en las épocas de sequía o lluvia, afectan la productividad de los cultivos por los
cambios extremos de temperatura y humedad relativa, que favorecen el ataque de plagas y enfermedades,
ante lo cual el productor utiliza r más cantidad de plaguicidas y fertilizantes para lograr mayor productividad,
así, incrementa los costos de producción, disminuye la rentabilidad, y causa graves daños de contaminación
al medio ambiente, esto ha hecho que, entre los años 2000 y 2005, el área sembrada haya disminuido cerca
de 17,5%; por consiguiente, el productor se ha visto forzado a buscar nuevas alternativas tecnológicas para
el cultivo, como es la siembra bajo condiciones protegidas.
Este sistema de producción se caracteriza por la protección mediante estructuras levantadas generalmente
en guadua y cobertura de plástico, con el fin de evitar el impacto de la lluvia sobre el cultivo; sin embargo,
su manejo tecnológico es igual al que tradicionalmente se le da al cultivo de tomate a libre exposición
(figura 7).
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