Walter Riso Ama y No Sufras

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Introducción

Se sufre demasiado por amor, ésa es la verdad. Incluso los que se vanaglorian de
estar perfectamente acoplados a su pareja, en lo más recóndito de su ser a veces
albergan dudas, inseguridades o pequeños miedos anticipatorios respecto a su
futuro afectivo. Nunca se sabe... ¿Quién no ha sufrido alguna vez por estar con la
persona equivocada, por sentir un bajón en el deseo o simplemente por la caricia
que nunca llegó? No hay nada más hipersensible que el amor, nada más
arrebatador, nada más vital. Renunciar a él es vivir menos o no vivir.

El amor es múltiple. La experiencia afectiva está conformada por un conjunto de


variables que se entrelazan de manera compleja. Sin lugar a dudas, sentir el
amor es más fácil que explicarlo porque nadie nos ha educado para amar y ser
amados, al menos de manera explícita. El afecto, en casi todas sus formas, nos
embiste y trasciende. Se me dirá que el amor no es para "entenderlo" sino para
sentirlo y disfrutado y que el romanticismo no soporta ningún tipo de lógica: nada
más erróneo. La actitud sentimentalista, además de ingenua, es peligrosa, ya
que una de las principales causas del "mal de amores" nace precisamente de las
creencias irracionales y poco realistas que hemos elaborado sobre el afecto a lo
largo de nuestra vida.

Las concepciones erróneas del amor son una de las principales fuentes de
sufrimiento afectivo. ¿Racionalizar el amor?: así es, no demasiado, solamente lo
necesario para no intoxicarnos. Amor deseado (principio del placer) y amor
pensado (principio de realidad), lo uno y lo otro, razón y emoción en cantidades
adecuadas. Al amor no solo hay que degustarlo sino incorporado a nuestro
sistema de creencias y valores. Se trata de incrementar el "cociente amoroso" y
ligar el corazón a la mente de tal manera que podamos canalizar saludablemente
el sentimiento. Dicho de otra forma: hay que ordenar y regular el amor para
hacerlo más amigable y próximo a las neuronas. No hablo de restringido o
cortarle las alas, sino de enseñarle a volar.

¿Qué queremos decir cuando hablamos de amor o cuando decimos que estamos
enamorados? Utilizamos como sinónimos de amor un sinnúmero de palabras que
no significan lo mismo: pasión, ternura, amistad, erotismo, apego,
enamoramiento, simpatía, afecto, compasión, deseo y expresiones por el estilo.
No hemos podido precisar qué es el amor ni unificar su terminología. Para
algunos, amar es sentir pasión, para otros, amor y amistad son la misma cosa, y
no pocos asocian el amor a la compasión o a la entrega total y desinteresada.

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Pero, ¿quién tiene razón? ¿Los que defienden el sexo, los que prefieren el
compañerismo o los que piensan que el verdadero amor es un hecho espiritual?

De acuerdo con los filósofos Comte-Sponville y Gution, entre otros, pienso que el
amor podría estudiarse mejor a partir de tres dimensiones básicas. Cuando estos
elementos logran acoplarse de manera adecuada, decimos que estamos en
presencia de un amor unificado y funcional. De acuerdo con sus raíces griegas,
los nombres que reciben estos tres "amores" son: eros (el amor que toma y se
satisface), phília (el amor que comparte y se alegra) y ágape (el amor que da y se
compadece).

Hace algunos años, en otra publicación, propuse una estructura tripartita similar
del amor: amor Tipo I (más emocional) referido al enamoramiento, Tipo II (más
cognitivo/racional) referido al amor conyugal y Tipo III (más biológico)
relacionado con el amor maternal. Sin embargo, la nueva clasificación arriba
propuesta es más completa y rica en conceptos, más aplicable a la vida práctica
y más sustentada.

Un amor completo, sano y gratificante, que nos acerque más a la tranquilidad que
al sufrimiento, requiere de la unión ponderada de los tres factores mencionados:
deseo (eros), amistad (philia) y ternura (ágape).

La triple condición del amor que se renueva a sí misma, una y otra vez, de
manera inevitable.

Una pareja funcional no necesita tener sexo cinco veces al día (la calidad es mejor
que la cantidad), estar de acuerdo en todo (las discrepancias leves reafirman la
individualidad) o vivir en un eterno romance (mucha ternura empalaga). El amor
inteligente es un menú que se activa según las necesidades: todo en su
momento, a la medida y armoniosamente.

Aunque a lo largo del texto profundizaré en cada uno de los tres elementos
mencionados, haré aquí un pequeño bosquejo conceptual para facilitar su lectura
posterior.

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Eros

Es deseo sexual, posesión, enamoramiento, amor pasional. Lo más importante es


el YO que anhela, que apetece, que exige. La otra persona, el TÚ, no alcanza a ser
sujeto. Es la faceta egoísta y concupiscente del amor: "Te quiero poseer", "Quiero
que seas mía", "Te quiero para mí", Eros es conflictivo y dual por naturaleza, nos
eleva al cielo y nos baja al infierno en un instante. Es el amor que duele, el que se
relaciona con la locura y la incapacidad de controlarse. Pero no podemos
prescindir de eros, el deseo es la energía vital de cualquier relación, ya sea como
sexo puro o como erotismo. El eros bien llevado no sólo evoluciona hacia la philia
de pareja (amistad con deseo), sino que también suele manifestarse de manera
amable como dos egoísmos que se encuentran, se comparten y se disfrutan
mientras hacen y deshacen el amor. Eros no alcanza por sí mismo a configurar un
amor completo, porque siempre vive en la carencia, siempre le falta algo. Es la
idea del amor de Platón.

Philia

Es la amistad, en nuestro caso "amistad de pareja", el llamado "amor conyugal"


o la amistad marital. La philia trasciende el YO para integrar al otro como sujeto:
YO y TÚ, aunque el YO sigue por delante. A pesar del avance, en philia, la
benevolencia no es total porque la amistad todavía es una forma de amarse a sí
mismo a través de los amigos. La emoción central no es el placer como deseo
acaparador, sino la alegría de los que comparten: la reciprocidad, pasarla bien,
estar tranquilos. Philia no requiere de un acople total (nunca lo tenemos con
nadie, ni siquiera con los mejores amigos), basta con que exista cierta
complicidad de intereses, un esbozo de comunidad de dos en convivencia.
Mientras eros decae y resucita de tanto en tanto, philia se profundiza con los
años, si todo va bien. Pero de ninguna manera philia excluye a eros: lo serena, lo
ubica en un contexto menos concupiscente, menos rapaz, pero no lo aniquila. En
las relaciones más o menos estables hacemos más uso de philia que de eros, pero
ambos son indispensables para conformar un vínculo estable. Cuando ataca eros,
nos convertimos en seres libidinosos y desenfrenados y somos cosa y sujeto a la
vez: cosa, en tanto nos devoran, sujetos, en tanto devoramos. Philia y eros
juntos: lujuria simpática y amena, hacer el amor con el mejor amigo o la mejor
amiga. Philia es la amistad de Aristóteles y Cicerón, entre otros, llevada a la
pareja.

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 Identificar y reconocer cómo estaban agrupadas las dimensiones
básicas del amor (eros, philia y ágape)
 Cultivar cada una de ellas para que alcanzaran el nivel de satisfacción
requerido por cada uno de ellos, e
 Integrarlas de manera equilibrada y flexible para que pudieran
manifestarse de manera oportuna.

Ambos aprendieron una nueva forma de leer e interpretar el amor, que les
permitió a posteriori producir los cambios necesarios. Descubrieron que la
experiencia afectiva tiene una narrativa particular que es posible traducir y
asimilar a la vida de pareja sin tanto sufrimiento.

Ama y no sufras está dirigido a cualquier persona que desee avanzar en su


proceso afectivo, ya sea para fortalecer aún más los aspectos positivos de su
relación o para dejar de sufrir inútilmente por amor. El lector no encontrará
recetas mágicas (no las hay y menos en el amor), sino la oportunidad de
reflexionar sobre su vida afectiva y pensarse a sí mismo en relación con otros.

La propuesta básica es que si se enlazan los "tres amores con que amamos” en un
esquema de amor unificado, no sólo la capacidad de disfrute se incrementará
notablemente, sino que el dolor psicológico tendrá menos cabida.

El amor no tiene por qué producir sufrimiento, si somos capaces de eliminar las
creencias irracionales que la cultura ha inculcado en nosotros. Buda decía que la
ignorancia es el origen de todo sufrimiento psicológico. De igual manera, un
número considerable de pensadores y maestros espirituales ha llamado la
atención sobre la importancia de pensar correctamente para no sentirse mal
¿Somos ignorantes en el amor?: me atrevo a decir que sí. ¿Analfabetos
emocionales?: no creo, más bien disléxicos, malos lectores.

Ama y no sufras es un intento de ampliar lo que expuse en ¿Amar o depender?.


No sólo se trata de amar sin apegos (una de las principales causas del dolor
afectivo), lo cual es un logro importante, sino de acabar con todo tipo de
sufrimiento inútil relacionado con el amor.

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 Lo saludable, lo que philia necesita, es que la admiración sea mutua. ¿Te
sientes admirada o admirado por tu pareja?, porque si no es así, hay que
apuntalar la autoestima con urgencia. Si tu pareja te critica y no reconoce lo que
debería reconocerte por derecho, estás en un problema serio, ya que no puedes
imponer que te quieran o que te admiren. El amor no se obliga, la admiración
tampoco. Aunque te duela (y debemos reconocer que en ocasiones la mejor
manera de vencer el sufrimiento es sufrir con fundamento): si no te admiran, no
te aman de manera completa. El amor es la conjunción equilibrada de eros, philia
y ágape. Puede que te deseen y que te cuiden, pero si no te admiran, philia está
ausente, el amor anda cojo.

Amor justo, amor digno

 Dos aclaraciones para que tengas en cuenta. En primer lugar, tal como verás en
el apartado de ágape, hay ocasiones en que el amor se transforma en compasión
y el balance costo/beneficio se inclina a favor del más necesitado. En segundo
lugar, promulgar un amor justo y recíproco no significa que hagamos del vínculo
afectivo un intercambio mercantilista en el que haya que llevar una contabilidad
detallada de pasivos y activos.

 No existe igualdad absoluta en ninguna relación interpersonal. Lo importante es


que no te sientas explotado o explotada y que nada afecte tu dignidad personal.
La justicia implica igualdad de derechos y si por alguna razón quieres renunciar a
ellos, que sea por convicción y no por miedo o apego. Lo importante es que no te
autoengañes. Spinoza decía: "La justicia es la disposición constante del alma de
dar a cada uno lo que le corresponde", y Aristóteles afirmaba que la justicia es
una "especie de proporción". Reciprocidad proporcionada: es decir, que tus
necesidades afectivas básicas se vean satisfechas de manera realista.

 La amistad, por más amorosa que sea, nunca es totalmente desinteresada, así
que no debes sentirte mal si esperas retribución. Tienes derecho a buscar la
equivalencia: si entregas fidelidad esperas fidelidad, si prodigas afecto esperas
afecto, si das sexo esperas sexo, si eres honesto esperas honestidad. No olvides
que lo que define la convivencia es esencialmente el intercambio amistoso, pero
intercambio al fin de cuentas.

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 No es negociable una relación donde la dignidad está afectada. Si sientes que
das mucho más de lo que recibes o que tu pareja tiene más derechos que tú y
esto te molesta, sé asertiva o asertivo y exprésalo, porque si no haces nada al
respecto, el rencor desplazará al amor.

Confianza básica

 ¿Confías en tu pareja? ¿Estás seguro o segura de que nunca te lastimará


intencionalmente? La philía no puede existir sin confianza, sin la seguridad de
que estamos en buenas manos. Es imposible vivir en la duda y en la
incertidumbre. ¿Pondrías tu vida en manos de tu pareja con la seguridad de que
haría todo lo posible y lo imposible para salvarte? Si la respuesta es, "no sé, no
estoy seguro", tu relación ha entrado a cuidados intensivos. Si no tienes
confianza en la persona que dices amar, no la amas. No hablo de ser ciego, sino
de alcanzar la convicción profunda de estar a buen resguardo. No hay mucho qué
decir aquí. ¡Es tan obvio!: así como la desconfianza impide mantener una relación
de amistad, también impide una relación de pareja. En esto debes tener absoluta
claridad. En una relación afectiva estable abres tu corazón y tu mente, te
muestras como eres, te desgonzas en el otro como un acto de fe. Por lo tanto
debes tener la seguridad de que nada será usado en tu contra. No digo que
tengas que poner a prueba a la persona que amas o tenderle trampas, porque la
vida se encarga de ello. No es honesto hacerlo y estarías actuando como no
quisieras que actuaran contigo. Tampoco hablo de que te vuelvas paranoide y
estés prevenido o prevenida todo el tiempo. Pero es imposible amar si hay miedo.
Krishnamurti decía: "El amor es ausencia de miedo". Si no hay miedo no hay
sufrimiento.

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