El Convenio Sempiterno

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El Convenio

Sempiterno
Cuando aceptamos el Evangelio y somos
bautizados, tomamos sobre nosotros el sagrado
nombre de Jesucristo. El bautismo es la puerta que
conduce a que lleguemos a ser coherederos de
todas las promesas que el Señor extendió en la
antigüedad a Abraham, Isaac, Jacob y su posteridad.
Cuando ustedes y yo también entramos en esa
senda, tenemos una nueva forma de vida. De ese
modo, creamos una relación con Dios que le permite
bendecirnos y cambiarnos. La senda de los
convenios nos lleva de regreso a Él. Si permitimos
que Dios prevalezca en nuestra vida, ese convenio
nos acercará más y más a Él. Todos los convenios
tienen por objeto ligarnos en unión; crean una
relación con lazos sempiternos.

Hesed
Cuando hacemos un convenio con Dios,
abandonamos el terreno neutral para siempre.
Dios no abandonará Su relación con aquellos
que han forjado tal vínculo con Él. De hecho,
todos los que han hecho convenio con Dios
tienen acceso a un tipo especial de amor y
misericordia. En el idioma hebreo, ese amor del
convenio se llama hesed. Hesed es un tipo
especial de amor y misericordia que Dios siente
y brinda a aquellos que han hecho convenio con
Él. Y nosotros le correspondemos con hesed
por Él.

Debido a que Dios tiene hesed por quienes han hecho


convenio con Él, los amará; seguirá obrando con ellos
y ofreciéndoles oportunidades de cambiar; los
perdonará cuando se arrepientan; y si se descarrían,
los ayudará a encontrar el camino de regreso a Él.
Una vez que ustedes y yo hemos hecho un convenio
con Dios, nuestra relación con Él se vuelve mucho
más estrecha que antes del convenio. Ahora
estamos ligados en unión. Debido a nuestro convenio
con Dios, Él jamás cejará en Sus esfuerzos por
ayudarnos, y nunca agotaremos Su misericordiosa
paciencia para con nosotros. Cada uno de nosotros
tiene un lugar especial en el corazón de Dios. Él tiene
grandes esperanzas en cuanto a nosotros.

Jesucristo: El centro del convenio


El sacrificio expiatorio del Salvador permitió que el
Padre cumpliera las promesas que hizo a Sus hijos.
Debido a que Jesucristo es “el camino, y la verdad y
la vida”, se deduce que “nadie viene al Padre sino por
[Él]” (Juan 14:6). El cumplimiento del convenio
abrahámico se hace posible gracias a la expiación de
nuestro Salvador, el Señor Jesucristo. Jesucristo es
la figura central del convenio.

¡Aquellos que guarden sus convenios con Dios se


convertirán en un linaje de almas resistentes al
pecado! Quienes guarden sus convenios tendrán la
fortaleza para resistir la influencia constante del
mundo.
Compartir el convenio
El Señor ha mandado que difundamos el Evangelio
y compartamos el convenio. Es por eso que
tenemos misioneros. Desea que cada uno de Sus
hijos tenga la oportunidad de escoger el evangelio
del Salvador y embarcarse en la senda de los
convenios. Por lo tanto, la obra misional es una
parte esencial del gran recogimiento de Israel.

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