Domingo 19 de Mayo de 2024. Solemnidad de Pentecostés

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

Preparación Espiritual

Espíritu Santo, ven con fuerza.


Espíritu Santo, úngeme con tu delicadeza.
Espíritu Santo, lléname con la novedad de la Buena Noticia.
Espíritu Santo, impúlsame a llevarte con mi vida
donde esté y donde vaya.
Amén.
Domingo 19 de
mayo de 2024

Solemnidad de Texto Bíblico Jn 20,19-23


Pentecostés. Ciclo B
19
“...envías tu "Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas
del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y
espíritu, y los
poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". 20 Mientras decía esto,
creas,
les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al
y renuevas la faz
Señor. 21 Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí,
de la tierra.”
yo también los envío a ustedes" 22 Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió "Reciban al
Sal. 103 Espíritu Santo. 23 Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y
serán retenidos a los que ustedes se los retengan".

¿Qué dice el texto?


Lectura

Algunas preguntas para una lectura atenta

1. ¿En qué día nos encontramos?


2. ¿Dónde estaban los discípulos y cuál era su actitud interior?
3. ¿Qué hace y qué dice Jesús Resucitado y por qué?
4. ¿Cuál es ahora el estado de ánimo de los discípulos?
5. ¿Qué nos recuerda el gesto de soplar de Jesús y qué les transmite a los
discípulos a través del mismo?
Mons. Damián Nannini:
obispo de la diócesis de
San Miguel (Argentina);
Licenciado en Sagrada Algunas pistas para comprender el texto:
Escritura por el Pontificio Mons. Damián Nannini
Instituto Bíblico

Esta aparición de Jesús Resucitado tiene lugar "el primer día de la semana", que
es nuestro domingo, día del Señor, y que desde la época apostólica es entonces el día
de la reunión de los cristianos.
Los discípulos se encontraban reunidos en un lugar, probablemente el cenáculo,
"a puertas cerradas", por temor a los judíos. Por tanto, su actitud es de un miedo tal
que los lleva a encerrarse, a protegerse, a distanciarse de todos los demás.

1
En su primera aparición Jesús Resucitado se para en medio de ellos y saluda a
3
los discípulos diciéndoles: “¡Paz a ustedes!". Más que de un augurio o deseo, se trata
de la donación efectiva de la paz, de una presencia real de la paz como don
escatológico tal como lo había indicado Jesús en su discurso de despedida: “Es la paz,
la mía la que les doy; no se las doy a la manera del mundo” (Jn 14, 27). Esta paz
(Shalom), según el trasfondo del Antiguo Testamento, incluye todos los bienes
necesarios para la vida presente y la plenitud de los bienes en la vida futura.
Luego Jesús les muestra sus heridas para probarles que es el mismo Crucificado
que ha Resucitado; que es Él mismo, pero en un estado diferente.
La visión de Jesús Resucitado provoca en los discípulos una plenitud de alegría
y, de este modo, Jesús cumple lo que les había anunciado de darles una alegría
completa (cf. Jn 15,11; 16,22).
A continuación, Jesús pronuncia las palabras de envío y realiza el gesto de
soplar sobre ellos. El tema de la misión, con distintas formulaciones, aparece como una
constante en los relatos de aparición de Jesús en los evangelios. En Juan se resalta
que se trata de una única y misma misión, que se origina en el Padre que envía a su
Hijo Jesús, quien ahora hace partícipes de la misma a sus discípulos. En cuanto a
soplar sobre ellos, algunos estudiosos ven en esto una referencia al gesto primordial
de Dios en la creación del hombre (cf. Gen 2,7). Entonces el soplo de Jesús es el signo
de la nueva creación: Jesús glorificado comunica el Espíritu que hace renacer al
hombre. Con esta donación del Espíritu Santo a los Apóstoles se les comunica también
el poder de perdonar o retener los pecados y, de este modo, son ellos ahora
transmisores de la vida nueva. Queda claro que la paz es fruto del perdón de los
pecados obtenido por Cristo con el don de su vida en la cruz y que se recibe actualizado
por el don del Espíritu Santo.

Meditación ¿Qué me dice el Señor en el texto?

A veces nos preguntamos qué es lo más decisivo o importante en la vida, lo que


sucede dentro nuestro o fuera de nosotros. Es innegable que el hombre es un ser social
y comunitario; y vive en un ambiente concreto con el cual se vincula necesariamente.
Y es sano que nos vinculemos con la realidad que nos rodea; cuanto más mejor.
Pero el motor de nuestra vida está en nuestro interior; lo esencial de nuestra vida
pasa por nuestro corazón; incluyendo el modo cómo nos vinculamos con la realidad
exterior. Pensemos en la imagen de una fuente de donde brota el agua llenando
adentro y desbordando hacia afuera. Y esto es fundamental porque muchas veces no
podremos cambiar la realidad exterior; pero sí podemos cambiar nuestra actitud interior
ante esta realidad. Y muchas veces éste es el primer paso para empezar a cambiar o
transformar la realidad.
Y este es camino que Dios ha elegido para nuestra vida personal y eclesial, pues
el gran don de la Pascua de Jesús es el Espíritu Santo, el "dulce huésped del alma"
que puede transformar nuestra vida entera. Pero lo hace a su modo y a su tiempo; "a
oscuras y en seguras", secretamente. Aquí también toda la vida del cristiano, en
síntesis, se reduce a secundar las mociones interiores del Espíritu Santo, que es
necesario discernir. Él es el artífice de nuestra vida cristiana.
Ahora bien, para poder obrar el Espíritu Santo necesita que le abramos nuestro
corazón por el deseo; pero existe el riesgo real de que se lo cerremos por el miedo.
Como dice R. Cantalamessa: "La primera condición para recibir el Espíritu Santo no
son los méritos ni las virtudes, sino el deseo, la necesidad vital, la sed. El problema
práctico, acerca del Espíritu Santo, está precisamente aquí: ¿tenemos nosotros sed del
Espíritu Santo, o tenemos, por el contrario, miedo de él? Nosotros intuimos que, si viene
el Espíritu Santo, no puede dejarlo todo como lo encuentra en nuestra existencia". Ante
esto recordemos que el Espíritu Santo vence el miedo, sustituye el temor por el amor
3
que nos hace testigos.
A partir de la transformación interior que obra en nosotros el Espíritu Santo es
como los cristianos se vuelven comunidad misionera. En este sentido es el alma de la
Iglesia en donde obra distribuyendo los diversos carismas y servicios y manteniendo
su unidad al orientarlos a la búsqueda del bien común. En Pentecostés la Iglesia
emprende su marcha misional, movida por el Espíritu Santo que sigue obrando hoy.
“En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora
del Espíritu que impulsa a evangelizar”, dice el Papa Francisco en Evangelii Gaudium
(119). Y allí mismo nos invita a ser “Evangelizadores con Espíritu” que “quiere decir
evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo. En Pentecostés,
el Espíritu hace salir de sí mismos a los Apóstoles y los transforma en anunciadores de
las grandezas de Dios, que cada uno comienza a entender en su propia lengua. El
Espíritu Santo, además, infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con
audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente. Invoquémoslo
hoy, bien apoyados en la oración, sin la cual toda acción corre el riesgo de quedarse
vacía y el anuncio finalmente carece de alma. Jesús quiere evangelizadores que
anuncien la Buena Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una vida que se
ha transfigurado en la presencia de Dios” (EG 259).

Continuamos la meditación con las siguientes preguntas:

1. ¿Siento la necesidad del Espíritu Santo para vivir la Vida cristiana?


2. ¿O siento miedo de abrirme totalmente a la acción del Espíritu Santo?
3. ¿He sentido alguna vez el fuego del Espíritu en mi interior?
4. ¿Invoco al Espíritu Santo antes de tomar decisiones y realizar acciones?
5. ¿Puedo discernir la acción del Espíritu Santo por sus efectos o frutos: paz, unidad,
comunión, misión, comunicación?

Oración ¿Qué le respondo al Señor que me habla


en el texto?
Gracias Jesús por regalarnos Tu Espíritu Santo.
Hazme descubrirlo en mi interior.
Espíritu libre, Espíritu de amor,
estás presente, pero sigues viniendo
y haces que mi vida se mueva por tu motor interior.
Renuévame y dame sed de Vos,
así mi vida será entregada, testimoniaré con fuerzas
y llevaré a otros tu mismo Aliento,
y cobrará sentido la misión.
Amén

¿Cómo hago propias en mi vida


Contemplación las enseñanzas del texto?

Espíritu libre, Espíritu de Amor, dame la audacia necesaria para vivir y anunciar el
evangelio.

Acción ¿A qué me comprometo para


demostrar el cambio?
3

Durante esta semana me comprometo a pedir la asistencia del Espíritu Santo para tener
un gesto evangelizador con alguien de mi grupo o comunidad. Rezo durante toda la
semana por esa persona

Bitácora de grandes Lectionautas


“El Espíritu Santo como fuerte huracán hace adelantar más en una hora la
navecilla de nuestra alma hacia la santidad, que lo que nosotros habíamos
conseguido en meses y años remando con nuestras solas fuerzas”, Santa
Teresa de Jesús.

También podría gustarte