Oremos Juntos Andemos
Oremos Juntos Andemos
Oremos Juntos Andemos
SOÑEMOS JUNTOS
En el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa
Miranda de Ebro, 2 de diciembre de 2014
SALUDO Y ACOGIDA
Somos un signo del reino de Jesús. “A pesar de que somos el pequeño rebaño, damos testimonio
del mensaje evangélico de la salvación” (Sínodo de Obispos para la Nueva Evangelización).
Valoramos este momento, este encuentro. Aunque nuestras comunidades de referencia son las
parroquias, grupos o movimientos, necesitamos espacios y encuentros que nos descubran la verdad
honda: Somos Iglesia, somos sujetos activos de evangelización. “Los espacios de comunión han de
ser cultivados y ampliados día a día, a todos los niveles, en el entramado de la vida de la Iglesia” (Plan
de Pastoral). Frente a la dispersión, el encuentro.
En camino. Nos colocándonos en situación de aprendizaje. Llamáis porque habéis discernido que
necesitáis este encuentro en el proceso de formación. En clave de discernimiento, a la luz del Espíritu.
Nos dejamos acompañar unos a otros y estamos “dispuestos a dar razón de vuestra esperanza a
quien os lo pida” (1Pe 3,15).
Desde la perspectiva de los pobres. Ellos son la mayor crisis. “¿Qué dignidad podrá encontrar una
persona que no tiene qué comer o el mínimo necesario para vivir o, todavía peor, que no tiene el
trabajo que le otorga dignidad?” (Papa Francisco). “Que la Iglesia revise si lo que hace y tiene
responde a criterios de pobreza y solidaridad” (Plan de Pastoral). Ver la crisis de otra manera: No
como algo negativo, sino como una posibilidad. El viento se lleva las ramas secas; eso permite que las
nuevas salgan con más vigor. La crisis pide desaprender, dejarnos evangelizar. “Deseaba vivir, que
bien entendía que no vivía” (Teresa de Jesús). La insatisfacción puede llevarnos al consumismo o a
estrenar nuevos caminos. Nos pueden robar muchas cosas, ¡que no nos roben la música! (Figueredo).
1
Recreamos la llamada a la santidad. “El bautizado no podrá llevar ya una vida mediocre” (Plan de
Pastoral de la Diócesis). “No hay humanidad nueva si no hay, en primer lugar, hombres nuevos” (Pablo
VI, Evangelii nuntiandi 18).
o Invitados a la conversión, a volver los ojos a Jesús. “Queremos ver a Jesús” (Jn 12,21). “No
os pido más que le miréis” (Teresa de Jesús).
o Profesamos nuestra fe en el grupo, comunicamos nuestra fe a los otros. “Entregar
personalmente, tocar a quien se le quiere dar” (Papa Francisco a los Obispos brasileños en
Aparecida, julio de 2013). Puestos en corro, profesamos el CREDO y nos entregamos la LUZ
unos a otros.
o Nos incorporamos a la vida comunitaria. “Proponer y ofrecer abiertamente a todos el reto
comunitario… asegurando la acogida, la atención y el respeto a cada creyente”
(Constituciones Sinodales, 218). Un aspecto a cuidar: la integración de la variedad de
carismas en un proyecto común, para compartir y alimentar la fe. “Vosotros sois la luz del
mundo. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den
gloria a vuestro Padre” (Mt 5,14-16).
Juntos cantando la alegría
de vernos unidos en la fe y el amor,
juntos sintiendo en nuestras vidas
la alegre presencia del Señor.
Es el Señor, nos acompaña al caminar,
con su ternura a nuestro lado siempre va.
Si los peligros nos acechan por doquier
nuestro amigo Jesús nos salvará.
CONSECUENCIAS
Un texto clave: “No te extrañes de que se te haya dicho: ‘Tienes que nacer de nuevo” (Jn 3,7). De la
experiencia del yo al Dios con nosotros.
Una pregunta atrevida, siempre inquietante: “¿Dónde están tus hermanos?” (Gn 4,9). “Cuando
teníamos todas las respuestas cambiaron todas las preguntas” (M. Benedetti). Aprender el arte de
vivir.
“Ensancha el espacio de tu tienda” (Is 54,2). Sin defender ni justificar la estrechez de miras.
Estamos en un cambio de época, en un nuevo paradigma. La realidad está llena de signos y nos
evangeliza. Algo está brotando, ¿no lo notáis? Están naciendo una manera de amar y pensar nuevos.
“Cuando soplan vientos de cambio, algunos construyen muros; otros, molinos” (Proverbio Chino).
Mirar (Mc 12,41-42) Compartir (Jn 6,1-15) al estilo de Jesús.
Las respuestas no se improvisan, se preparan. “Para que haya fuentes en el desierto, ha de haber
pozos escondidos en la montaña” (Thomas Merton).
El recuerdo de personas que han entendido y vivido esto. Descubrir búsquedas, aunque parezcan
sospechosas, de gentes que han vibrado por la comunión. “Paraos en los caminos y mirad y preguntad
cuál es el camino nuevo” (Jr 6,16). “Con su vuelo nos atrevemos a volar, como los hijos de las aves
cuando se enseñan, que aunque no es de presto dar un gran vuelo, poco a poco imitan a sus padres”
(3M2,12).
Darnos la inspiración. “Para una Iglesia más hermosa y un mundo mejor” (Papa Francisco).
EL REGALO DE LA COMUNIÓN
• Fruto del Espíritu Santo. Él nos da la luz para “brillar como lumbreras del mundo, manteniendo un
mensaje de vida” (Flp 2,16). El Espíritu nos capacita para amar, para vivir la comunión.
o El Espíritu nos introduce en la gracia de ser amados.
o Para valorarnos desde el don
o En camino hacia la confianza creativa
o Citados en el Misterio.
• Una mirada a Jesús. Encuentra la fuerza para vivir y anunciar el Reino en la comunión. Le piden:
“Enséñanos a orar” (Lc 11,1), y Jesús les regala su experiencia del Abbá. Y que dice: “El que me ama
guardará mis palabras y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él” (Jn 14,23).
Este misterio de comunión que llevamos grabado en la interioridad es el que nos hace vivir.
Entrar en los símbolos. “En cada cosita que Dios crió hay más de lo que se entiende” (4M 2,2).
Frente al diábolo, ENCUENTRO. La vida nueva no es para ensimismados ni desconectados.
Acostumbrados a desconectar, despreciar, juzgar, dividir y separar la realidad, el símbolo une,
convoca, conecta, hermana. El pueblo de Dios abraza a “toda nación, razas, pueblos y lenguas” (Ap
7,9). Experimentamos la alegría de pertenecer a la comunidad de Jesús. Ubuntu.
El Salmo de la comunión
El Salmista explora su interioridad y se descubre habitado por muchos rostros, con muchos
nombres dentro.
Sorprendido se pregunta cómo ha sido posible ese milagro, cómo le han nacido tantas vidas
dentro, cómo voces que antes no le decían nada ahora las descubre cercanas, amigas. ¿Quién
une lo distinto? ¿Quién acerca a los distantes? ¿Quién logra que voces diferentes formen una
sinfonía? ¿Quién es capaz de unir pueblos diversos en una misma familia? ¿Quién logra que los
enemigos se den la mano en la amistad?
4
El pueblo de Dios abraza a “toda nación, razas, pueblos y lenguas” (Ap 7,9). Experimentamos la
alegría de pertenecer a la comunidad de Jesús.
Tiempo de silencio para que cada uno/a recree y personalice en su interior lo que ha
encontrado en el salmo.
Danza de bendición
5
“Este concierto querría hiciésemos los cinco que al presente nos amamos en Cristo, que como
otros en estos tiempos se juntaban en secreto para contra Su Majestad y ordenar maldades y
herejías, procurásemos juntarnos alguna vez para desengañar unos a otros, y decir en lo que
podríamos enmendarnos y contentar más a Dios; que no hay quien tan bien se conozca a sí
como conocen los que nos miran, si es con amor y cuidado de aprovecharnos” (Vida 16,7).
“Gran mal es un alma sola entre tantos peligros...Por eso, aconsejaría yo a los que tienen
oración, en especial al principio, procuren amistad y trato con otras personas que traten de lo
mismo. Es cosa importantísima, aunque no sea sino ayudarse unos a otros con sus oraciones,
¡cuánto más que hay muchas más ganancias!” (Vida 7,20). “Andan ya las cosas del servicio de
Dios tan flacas, que es menester hacerse espaldas unos a otros los que le sirven para ir
adelante” (Vida 7,22)
PADRE NUESTRO
• La palabra de los Santos Padres.
“Corred todos a una” (San Ignacio de Antioquía). “El que ora no puede aislarse de los
hermanos ni ser portador solo de sus propios deseos y necesidades. Dios no quiere que la
oración se convierta en una especie de narcisismo espiritual” (San Cipriano).
“Reunidos en común, haya una sola oración, una sola esperanza en la caridad y en la santa
alegría, ya que uno solo es Jesucristo, mejor que el cual nada existe. Corred todos a una
como a un solo templo de Dios, como a un solo altar, a un solo Jesucristo que procede de un
solo Padre, que en un solo Padre estuvo y a él solo ha vuelto” (San Ignacio de Antioquía).
• La luz del Concilio Vaticano II. La fe no se puede vivir a solas, tampoco la oración. “Los gozos y las
esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres
y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de
Cristo” (GS 1).
Padre nuestro, Padre de todos
líbrame del orgullo de estar solo.
No vengo a la soledad
cuando vengo a la oración,
pues sé que estando contigo,
con mis hermanos estoy
y sé que estando con ellos,
Tú estás en medio, Señor.
No he venido a refugiarme
dentro de tu torreón,
como quien huye a un exilio,
de aristocracia interior,
pues vine huyendo del ruido,
pero de los hombres no.
Allí donde va un cristiano,
no hay soledad, sino amor,
pues lleva toda la Iglesia,
dentro de su corazón.
Y dice siempre "nosotros",
incluso si dice "yo". Amén.