Apunte Clase 26 de Abril

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De la Revolución Argentina al Peronismo (1966-76)

1966-1973
--Definición--
Con el inicio de la autodenominada Revolución Argentina”, se consolidó una forma particular de
Estado, que el politólogo argentino Guillermo O'Donnell denominó Estado “burocrático-autoritario”,
vigente entre 1966 y 1973, como un régimen dirigido/tutelado por el ejército,
planificado/asistenciado por un conjunto de “técnicos” y avalado/respaldado por las cúpulas
empresariales. Estos tres actores confluyeron en el poder para asegurar la subordinación de la
sociedad a los intereses de la gran burguesía, procurando restablecer el orden tanto en la
economía (mediante una orientación liberal y transnacionalizadora) como en la política
(despolitizando el conflicto social y excluyendo a los sectores populares de la participación
ciudadana) en pos de garantizar la acumulación del capital en beneficio de las unidades
monopólicas u oligopólicas.

Estado Burocrático-Autoritario (BA): Origen del concepto


El concepto fue formulado por el politólogo argentino Guillermo O'Donnell en 1982 a partir del
análisis de las dictaduras militares instaladas en Brasil (1964), Argentina (1966 y 1976), Chile
(1973) y Uruguay (1973). Lo caracteriza de la siguiente manera:
1) Su base social es una burguesía altamente oligopólica y transnacionalizada.
2) Institucionalmente, es un conjunto de organizaciones en el que adquieren peso decisivo las
especializadas en la coacción así como las que intentan llevar a cabo la normalización de la
economía. Estas instituciones intentan, también, despolitizar el tratamiento de cuestiones
sociales en pos de la neutralidad y racionalidad técnica.
3) Es un sistema de exclusión política de un sector popular previamente activado, al que
somete a severos controles tendientes a eliminar su presencia en la escena política.
4) Dicha exclusión trae aparejada la supresión de la ciudadanía y de la democracia política. Es
también la prohibición de lo popular: impide invocaciones en tanto pueblo y en tanto clase.
5) Es también un sistema de exclusión económica del sector popular
6) Promueve una mayor transnacionalización que entraña un nuevo desborde de la sociedad
respecto del ámbito territorial

En Argentina, estas características generales del BA se expresan en forma particular a partir de


1966. Aquí, el BA se caracterizó por la exclusión política y la presencia de las corporaciones
industriales en el poder. Se partía de la premisa de que la única restricción al proyecto de desarrollo
y modernización del país residía en el alto nivel de conflictividad social de la época, y en la lentitud
e ineficacia asociada a la política demo-liberal; en segundo lugar, la necesidad de acabar con una
“guerra interna permanente” de carácter ideológico, articulada al conflicto entre el capitalismo y el
comunismo. En este régimen las posiciones superiores del gobierno eran ocupadas por individuos
que provenían de organizaciones complejas y altamente burocratizadas (fuerzas armadas, grandes
empresas); un sistema de exclusión político-económica y despolitizante que se correspondía con la
etapa de profundización del capitalismo periférico y dependiente, pero dotado de una extensa
industrialización (García Delgado, D; 1994).
Los regímenes burocráticos desarrollistas tenían como objetivo propiciar el desarrollo acelerado y
asociado con el capital extranjero, evitando generar el debate político y las presiones sociales. El
bloque de poder que se expresó en la Revolución Argentina decidió gobernar prescindiendo de las
fuerzas sociales y políticas: se extendió la proscripción a todos los partidos dejando en suspenso la
actividad política hasta el momento en que estuviese consolidada una “verdadera democracia
representativa”, esto es, aquélla en la que la sociedad dejara de lado a los partidos y
organizaciones de “dudosa representatividad”.
En estos años, la poderosa burguesía monopólica, carente de un partido que expresara sus
intereses, logró resolver este problema desarrollando, en el seno de las fuerzas armadas, un
verdadero partido militar.

¿Dictadura blanda: <Dictablanda>?


¿Puede la “Revolución Argentina” considerarse una dictadura “blanda”, es decir, una dictadura que
no provocó fuertes perjuicios políticos y económicos en la sociedad argentina? En principio,
debemos recordar la periodización que hizo Cavarozzi de este largo periodo que se inicia en 1955.
Este autor distinguía dos etapas:

1) 1955 - 1966: en esta etapa predominaron gobiernos débiles tanto militares como civiles que
intentaron imponer un régimen “semidemocrático” basado en la proscripción del peronismo.
2) 1966 - en adelante: predominaron “gobiernos fuertes”, “que se propusieron transformaciones
radicales de la política y la sociedad argentinas y que, al momento de su instalación (a diferencia de
los gobiernos del período anterior) se basaron en consensos de terminación –de los gobiernos que
los precedieron- bastante extendidos. Invariablemente, estos gobiernos fuertes terminaron
catastróficamente”. Este autor afirma que los militares reformadores y “revolucionarios” posteriores
a 1966 fueron mucho más radicales en sus objetivos que los anteriores a esta fecha, radicalismo
que ciertamente hallará su máxima expresión a partir de 1976. Ya desde 1966 predominaron
enfoques “quirúrgicos” que pronosticaron una sociedad “enferma” que debía ser curada,
sometiéndola a tratamientos brutales en los cuales la generalización y extensión de la represión
estatal fue sólo uno de los tantos “remedios” aplicados.

En una línea de análisis similar, Quiroga (1985) sostiene que los golpes de 1966 y 1976, con las
diferencias que los separan, fueron dictaduras fuertes que apuntaron a estabilizar a los sectores
más concentrados de la burguesía en el poder del Estado y la sociedad. Ambos ensayos
emergieron en el contexto de “regímenes militares de excepción” (es decir, regímenes que rompen
con la legalidad y se proponen un cambio profundo de la sociedad por fuera de los marcos
democráticos.)
Por su parte, Omar Barberis (2012) afirma que cuando se recuerda a Onganía, erróneamente se lo
emparenta únicamente con la brutal represión de docentes y estudiantes de la Universidad de
Buenos Aires (UBA). Quienes suavizan, nostálgicos, las aristas de la dictadura de Onganía ignoran
la desaparición de militantes políticos, obreros y estudiantes.1
Y olvidan, con frecuencia, que algunos de los principios de la llamada “Doctrina de la Seguridad
Nacional”, fueron expuestos por el propio Onganía en West Point, sobre todo la conceptualización
de un enemigo interno –“refugiado” en el seno de la población civil- y el derecho que asistía a las
fuerzas armadas a intervenir en la vida política cuando los fundamentos de la nacionalidad -
occidental y cristiana- se vieran amenazados.

--Contexto Internacional—

Trascendentales acontecimientos internacionales empezaron a conmover y a influenciar a los


sectores más politizados de la clase obrera en particular, y a las masas populares en general: el
triunfo de la Revolución Cubana, la victoria del pueblo cubano en Playa Girón -rechazando la
invasión norteamericana- y la definición socialista del régimen encabezado por Fidel Castro; la
ocupación de Santo Domingo por los marines norteamericanos; la intervención norteamericana en
Vietnam; el mayo francés (1968) y las experiencias del Che Guevara en Argelia. En Argentina,
estos hechos provocaron una toma de posición tanto de partidos como de agrupaciones políticas y
sociales con un dato novedoso: la presencia activa de un nuevo actor social: los jóvenes. Inmersos
en una sociedad en crisis, en la que los golpes de Estado se sucedían interrumpiendo experiencias
democráticas o “semidemocráticas”, sin referentes políticos, con dificultades para insertarse
laboralmente, estos jóvenes se sintieron movilizados por el ejemplo cubano: la Revolución era
posible.

En toda América Latina surgieron, entonces, regímenes autoritarios que buscaron expresamente
impedir por la fuerza la expansión de ideologías cuestionadoras del orden capitalista. Emergieron a
partir del golpe de estado de 1964 en Brasil, continuaron con el golpe en Argentina en 1966, y en la
década del 70 asumieron en Chile –interrumpiendo salvajemente la primera experiencia socialista

1Sin contar los costos sociales del modelo económico del onganiato, los siguientes son algunos ejemplos que muestran
el costado represivo del régimen: Santiago Pampillón, estudiante mendocino dirigente de Franja Morada, fue asesinado
por la policía cordobesa en septiembre de 1966; en enero de 1967, en el contexto de una profunda crisis de la industria
del azúcar –cierre de ingenios y despidos masivos de trabajadores- la policía tucumana asesinó a Hilda Guerrero de
Molina, militante de la FOTIA, luego de una fuerte refriega en la localidad de Bella Vista; en mayo de 1969, diversas
movilizaciones estudiantiles concluyeron con el asesinato de varios manifestantes en Corrientes y Rosario, previo al
estallido del Cordobazo.
que había llevado al poder por el camino de las elecciones populares a Salvador Allende-, en
Uruguay y nuevamente en la Argentina en 1976.

En este contexto de regímenes sustanciados en la Doctrina de la Seguridad Nacional se produjo el


nacimiento de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) y se desarrollaron
estrategias en conjunto para la capacitación en tácticas de contrainsurgencia.

El contexto local

El golpe: el 28 de junio de 1966 Arturo Illia fue derrocado. 2 Salvo la resistencia del presidente y de
algunos de sus colaboradores, no hubo reacción civil o militar en defensa del gobierno
constitucional. La opinión publica, según Campins (et. al) “esperaba este golpe para el que ya se la
había preparado, convenciéndola del carácter mesiánico de la acción del general Juan Carlos
Onganía” (Campins, 1998) y de la ineficiencia del ejecutivo. Estas operaciones de prensa ocultaban
el motivo real: la política económica del gobierno frenaba la transnacionalización, traía inquietud en
los agentes económicos al deshacer la estrategia desarrollista de Frondizi y, en lo político, no
garantizaba el mantenimiento de los peronistas fuera del sistema.

La instauración del Estado burocrático-autoritario

El 28 de junio de 1966 los comandantes en jefe de las tres armas formaron una junta
“revolucionaria” que destituyó al presidente y al vicepresidente, a los miembros de la Corte
Suprema, los gobernadores e intendentes electos. El Congreso, las legislaturas provinciales y los
concejos municipales fueron disueltos y los partidos políticos prohibidos. La Constitución Nacional
fue reemplazada por el Estatuto de la Revolución Argentina. No se fijó una fecha para restablecer el
orden constitucional.

¿Cómo reaccionó la sociedad?

La destitución de Arturo Illía se produjo en medio de un “clima” político convenientemente


preparado para obtener consenso ante el golpe. Los órganos de prensa venían ridiculizando al
presidente de la nación a la vez que criticaban despiadadamente su lentitud e incompetencia en la
toma de decisiones. “¿Quién mandará en 1966?”, preguntaba sin pudor la revista Primera Plana
desde la tapa, en enero de 1966, confrontando imágenes del ejército –arriba- con las de civiles y
hombres del gobierno por debajo. Los sectores del empresariado, la Iglesia y las clases medias
urbanas vieron con agrado lo que creían era el comienzo de una era de grandeza para la nación. La
UCRI no protestó ante el golpe –la UCRP no lo había hecho en 1962. El peronismo tampoco. En el
caso de los trabajadores, éstos identificaban al doctor Illía como el responsable de impedir el
2
El día del golpe el Ejército cercó la Plaza de Mayo, ocupó las radios, televisión, las centrales telefónicas y el correo,
desde donde le dio seis horas al presidente Illia para renunciar. Como no lo hizo, fue expulsado de la Casa Rosada y
enviado a su domicilio.
retorno de Perón a la Argentina en 1964. Los dirigentes sindicales, por su parte, otorgaron a
Onganía un voto de confianza. Los golpistas se presentaban como el ala nacionalista del ejército
que había desplazado al sector antiperonista duro. El propio Perón, desde el exilio, recomendaba
“desensillar hasta que aclare”. Sólo la Universidad de Buenos Aires y algunos sectores de izquierda
e incluso sectores cristianos progresistas mostraron hostilidad al régimen de facto. Era por todos
conocido el rechazo que provocaban entre los militares la libertad de cátedra y el gobierno
autárquico de los claustros.

El nuevo régimen siguió contando con el acompañamiento de algunos medios de comunicación


desde los cuales prestigiosos columnistas –ya probados en la defensa de la corporación militar-
justificaban las medidas represivas adoptadas desde el golpe de Estado. 3

La “Revolución Argentina”
Presidentes

1) Juan Carlos Onganía (1966-1970)


Es destituido

2) Roberto M. Levingston (1970-1971)


Es destituido

3) Alejandro A. Lanusse (1971-1973)


Convoca a elecciones y es sucedido por un gobierno civil
Juan Carlos Onganía
(1966-1969)
La junta de comandantes nombró presidente de la República al general Juan Carlos Onganía, quien
se identificaba con la idea de construir una comunidad a imagen de la organización militar e
instaurar un orden político semejante al franquismo, con control de la cultura, las organizaciones

3
“La libertad de prensa sólo ha de sobrevivir si se advierten las nuevas condiciones que rodean su ejercicio.

La primera de estas condiciones es que, esta vez, las instituciones están encarnadas en un hombre. En tiempos
normales, las instituciones residen en la ley, y por lo tanto, los ataques a los funcionarios, cualquiera sea su jerarquía, no
afectan necesariamente al sistema. En la situación actual, en cambio, el Presidente ‘es’, de alguna manera, el sistema y,
por lo tanto, cualquier juicio o suposición que afecte a su persona lesiona las instituciones que moran en él.

La segunda condición es que la sede de la soberanía se asienta hoy sobre las fuerzas armadas. Todo aquello que tienda
a socavar su unidad conmueve el fundamento del proceso revolucionario.

La tercera condición nos indica, por fin, que así como en tiempos normales la Constitución es el sistema y cualquier
atentado contra ella resulta, en definitiva subversivo, en esta ocasión la revolución es el sistema y, por lo tanto, oponerse
a ella equivale a colocarse ‘fuera’ del marco institucional.” Mariano Grondona, Revista Panorama, 2 de agosto de 1966
gremiales y desarrollo industrial. El 18 de julio llegó el reconocimiento de los EE.UU al régimen.
Entre los objetivos manifestados por el Gobierno en materia de relaciones exteriores se encontraban
el de mantener con firmeza la soberanía nacional y la participación en la defensa del mundo libre,
occidental y cristiano y la contribución al bien común internacional.

En el texto “Directiva para el planeamiento y desarrollo de la acción de


gobierno”, se explicaban los objetivos del nuevo gobierno:
1- combatir el estado general de descreimiento de la población,
2- combatir la infiltración comunista,
3- combatir el desequilibrio económico regional y
Objetivos 4- combatir el individualismo.
El presidente aclaró también que las Fuerzas Armadas no gobernaban (ni
co/gobernaban). Esto significaba que los militares debían permanecer en sus
cuarteles, sin inmiscuirse en las cuestiones políticas que estarían, desde
entonces, a cargo los técnicos del Estado y los gerentes de las grandes
empresas.

Onganía dividió su plan de gobierno en tres etapas sucesivas:


1) El tiempo económico: en el que se produciría la reorganización de la
Los tres tiempos economía;
2) El tiempo social: en el que se atenderían los reclamos de la sociedad
en general, y la problemática del salario en particular;
3) El tiempo político: en el que se transferiría el gobierno a los civiles, total
o parcialmente.

Sistema político

Si bien el “tiempo político” proyectado por Onganía no pudo concretarse -fue reemplazado por otro
militar dentro del mismo régimen de facto-, su proyecto político apuntó a la supresión de la
ciudadanía y de la democracia política. Con un estilo autocrático en el ejercicio de la dominación, se
propuso la despolitización y moralización de la sociedad. En este sentido, el golpe del 66 puede
caracterizarse como un golpe “instituyente” porque no sólo buscó desplazar a un gobierno, sino
mantenerse en el poder el tiempo necesario para “reorganizar la República”. El diagnóstico –
neoliberal- determinaba que el problema de la Argentina era fundamentalmente político. Resuelto
éste, la partidocracia dejaría lugar a la administración con el resultante predominio de técnicos
situados por encima de los intereses sectoriales y capaces de proponer e implementar las
soluciones óptimas.
En síntesis, la “Revolución Argentina” propuso una renovación y simplificación de la política
argentina.
Por otro lado, la reestructuración del aparato estatal se propuso a partir de tres
Reestructuración sistemas institucionales para implementar políticas públicas: el de
del aparato Planeamiento (técnicos), el de Consultas (asesores) y el de Decisiones
estatal (ministerios).
En sintonía con su plan, Onganía disolvió los partidos políticos, intentando
Partidos barrer con la “complicada, ineficiente y hasta peligrosa” intermediación de los
políticos y círculos partidarios y de todas las instancias representativas (Congreso,
Parlamento legislaturas, etc.). Efectivamente, los partidos cayeron en un pozo de
irrelevancia e inactividad.
La campaña oficial para restablecer la moralidad se hizo sentir a través del
control del comportamiento de las personas en el ámbito público y privado, de
la censura de todas las expresiones culturales sospechosas de corromper al
“Restaurar la pueblo. Toda idea que no coincidiera con la visión católica del Ejército estaba
moral” prohibida. El propósito de organizar a la comunidad para que participara a
través de sus instituciones tradicionales –como la familia, el municipio, la
Iglesia- no fue fácil y encontró la resistencia de las viejas organizaciones
políticas de fuerte arraigo en la sociedad argentina. 4
Juan Carlos Onganía allanó el camino para que la DSN pudiera desarrollarse
Doctrina de en Argentina. Durante estos años los militares argentinos empezaron a ser
Seguridad instruidos en tácticas de contrainsurgencia. Allí donde las enseñanzas
Nacional francesas aportaron un agregado de técnicas militares, los norteamericanos
proveyeron un marco ideológico-político que permitió agrupar a estos
elementos. “Mediante la Doctrina de la Seguridad Nacional la atención de
Washington se vuelve hacia el interior del continente, hacia los signos de
rebelión que surgen de las masas latinoamericanas” (Duhalde. E. L, 1999)
Porque hasta fines de la década del 50, la estrategia norteamericana había
consistido en fortalecer la defensa de la región ante un posible ataque exterior
y en abastecer con armas y dinero a las fuerzas armadas latinoamericanas. El
eje fundamental es, ahora, la contrainsurgencia. 5 La DSN se pudo
implementar concretamente a partir de 1976 porque correspondía
perfectamente al modelo militar y político que se venía desarrollando
previamente desde el período de la denominada Revolución Argentina, acorde
a la estrategia contrarrevolucionaria del ejército francés.

El 29 de julio de 1966, las universidades nacionales fueron intervenidas y


ocupadas militarmente en el episodio que se conoce como la “noche de los
bastones largos”. Cientos de profesores, alumnos y no docentes que ocupaban
varios de los edificios de las facultades de Buenos Aires en defensa de la
autonomía universitaria y la libertad de cátedra, fueron salvajemente golpeados
por miembros de la Guardia de Infantería de la Policía Federal, enviados por

4 El comisario inspector retirado de la Policía Federal, Margaride, fue designado, con amplias funciones, al frente de
Dirección General de Inspección de la municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Se dedicó a reprimir cualquier acción
que pudiera considerase “inmoral”. En una nota de la Revista Gente, del 4 de agosto de 1966 definía como inmoral todo
aquello que favoreciera “la destrucción solapada del matrimonio, de la unidad familiar, de los valores cristianos más
puros” y estaba convencido de que era una maniobra clásica del comunismo “romper las vallas morales de la sociedad
cristiana”.

5 El Pentágono la define como “aquellas medidas militares, paramilitares, políticas, económicas, psicológicas y cívicas
tomadas por el gobierno para vencer la insurgencia subversiva” (Duhalde, 1999)
Onganía, quien decretó la intervención a las universidades nacionales y la
“depuración” académica, es decir, la expulsión de las casas de altos estudios
de los profesores opositores, sin importar su nivel académico. La policía
La universidad montada irrumpió a caballo en la Universidad de Buenos Aires, desalojó a
“La noche de los estudiantes y docentes, usó sus porras y detuvo a cientos de estudiantes, de
bastones largos” los cuales un centenar terminó en el hospital. Particularmente violenta fue la
represión de las tropas de la guardia de infantería en la Facultad de Ciencias
Exactas de la UBA.

Según Félix Luna (1972), “El presidente Onganía se manejaba con ideas fijas:
la Universidad, ese ‘nido de comunistas’, frente de tormenta, debía intervenirse.
La noche de los bastones largos fue un bochorno para la cultura argentina y
Onganía se enajenó automáticamente el apoyo de los sectores intelectuales
progresistas.”

Tras la represión sufrida, facultades enteras se despoblaron. Miles de


estudiantes y profesores emigraron a otros países. Las universidades
argentinas sufrirían una prolongada intervención, carente de orientación. La
consecuencia de esta noche negra para la cultura nacional fue el despido y la
renuncia de 700 de los mejores profesores de las universidades argentinas,
que continuaron sus carreras en el exterior, en Europa y Estados Unidos,
produciéndose un vaciamiento de los recursos humanos del país.

Si bien las persecuciones del 1966 afectaron principalmente a las instituciones


de investigación y ciencia del área estatal, tampoco hicieron posible la
viabilidad de los institutos privados.

Alentada por el vandorismo se produjo una pausa en las luchas sindicales


durante 1966. Pero las expectativas que este sector del sindicalismo había
depositado en el nuevo gobierno se derrumbaron ante el plan económico,
Movimiento liberal y concentrador, diseñado por el ministro de economía Krieger Vassena.
obrero Los sindicatos fueron forzados a aceptar sucesivamente la restricción al
derecho de huelga. También se intervinieron los gremios industriales más
importantes como resultado del rotundo fracaso de un plan de lucha que los
obreros habían iniciado a comienzos de 1967. Según Cavarozzi, las medidas
antisindicales tomadas a partir de 1966 no liquidaron a los gremios ni a sus
dirigentes (tampoco era esa su intención) sino que los forzaron a aceptar
dócilmente las políticas gubernamentales. Además, las grandes empresas
promovían la creación de sindicatos por empresa en detrimento de las uniones
y federaciones, para lograr restringir, así, su alcance nacional. El vandorismo,
como corriente unificadora fue perdiendo fuerza, y de esta forma se fragmentó
la representación política dentro del sindicalismo. La ruptura por parte del
gobierno del diálogo con los vandoristas privó casi totalmente a éstos de una
de sus fortalezas.
En el Congreso Normalizador de la CGT de marzo de 1968 volvieron a
evidenciarse las tres tendencias que dividían al sindicalismo desde el
derrocamiento de Perón: la participacionista, la confrontacionista y la
vandorista que proponía “golpear para negociar”. El conflicto condujo a la
división de la CGT: la CGT Azopardo, conformada por vandoristas y
participacionistas, y la CGT de los Argentinos de tendencia combativa, que
expresaba a un conjunto heterogéneo de fracciones sindicales (sindicalistas
“duros”, marxistas, izquierda cristiana, independientes, etc.). 6 En buena
medida, el clima de movilización popular contra el régimen fue propiciado por el
sector confrontacionista, contribuyendo a los procesos de agitación social en
Corrientes, Rosario y Córdoba de mayo de 1969, si bien el paro general del 30
de mayo de 1969 fue declarado por las dos CGT. La detención del secretario
general de la CGT de los Argentinos, Raimundo Ongaro y los fuertes
enfrentamientos contra el régimen, debilitaron a esta corriente que fue
diluyéndose en la clandestinidad. Por su parte, la CGT Azopardo fue puesta
bajo la tutela del Estado luego de la muerte de Vandor, en junio de 1969.

Modo de Intervención del Estado

Krieger Vasena, desde el Ministerio de Economía, orientó medidas que facilitaron el natural proceso
de concentración propio del capitalismo. Esas medidas, a la vez que centralizaban el capital en
pocas manos, crearon condiciones para el desarrollo y crecimiento de la clase obrera especialmente
en la gran industria automotriz, siderúrgica, petroquímica, etc., que fue convirtiéndose en la fuerza
motora del campo popular, a la vez que incrementaron la pauperización de las capas medias. Los
principales beneficiarios fueron los grandes empresarios y las grandes empresas industriales
nacionales y multinacionales, mientras que los más perjudicados fueron los sectores obreros.

El plan, enmarcado dentro de las teorías desarrollistas que bregaban por la


“eficiencia” y “productividad”, se proponía modernizar la economía y terminar
con las crisis cíclicas de crecimiento (ciclos “stop and go”). Tenía puestas sus
esperanzas en el capital extranjero y se sostenía en una gran transferencia de
recursos (divisas) del sector exportador al industrial. Entre sus objetivos a corto
plazo, se proponía bajar los índices de inflación y luchar contra el déficit fiscal.

6 En el Mensaje a los trabajadores y al pueblo argentino, el primero de mayo de 1968, se retomaban algunos de los
pronunciamientos históricos de la clase obrera argentina: “ La propiedad sólo debe existir en función social; los
trabajadores, auténticos creadores del patrimonio nacional tenemos derecho a intervenir no sólo en la producción sino en
la administración de las empresas y la distribución de los bienes; los sectores básicos de la economía pertenecen a la
Nación (…); los compromisos financieros firmados a espaldas del pueblo no pueden ser reconocidos; los monopolios que
arruinan nuestra industria y que durante largos años nos han estado despojando, deben ser expulsados sin
compensación de ninguna especie; sólo una profunda reforma agraria (…) puede efectivizar el postulado de que la tierra
es de quien la trabaja; los hijos de los obreros tienen los mismos derechos a todos los niveles de la educación de que
hoy gozan solamente los miembros de las clases privilegiadas. (…)” Semanario CGT de los Argentinos Nº 1
Las medidas más importantes fueron:
1) Una drástica devaluación del 40%
2) Retenciones a las exportaciones
“Plan de 3) El congelamiento de los salarios por veinte meses
Estabilización y 4) El fomento a las inversores extranjeros
Desarrollo”
1 y 2 - La novedad residía en que los beneficios obtenidos por los hacendados
1967
y exportadores a consecuencia de la gran devaluación, fueron gravados con
retenciones, impuestos que se destinarían a la reinversión para estimular la
economía. Fue la primera vez en la historia argentina que se aplicaron
retenciones de un modo directo. Y aunque esto suena similar al IAPI, la
diferencia según Muro de Nadal fue que Krieger Vasena bajó los aranceles a la
importación para estimular la eficiencia de la industria nacional, por lo que no
se estimuló el mercado interno, sino mas bien la económica abierta al mercado
mundial.
3- Asimismo, la estabilización requería, según sus voceros ideológicos, reducir
algunas conquistas producto de una legislación laboral que había distribuido el
ingreso a favor de los obreros antes de que el proceso de industrialización
estuviera maduro. Este punto (la redistribución) se suponía que era el factor del
retraso argentino en la formación y acumulación del capital y por eso, debía ser
modificado drásticamente para modernizar la economía.

Resultados

En poco se verificaron tiempo hubieron resultados ”sorprendentes”, como la


baja de la inflación, crecimiento industrial y nueva afluencia de capitales
extranjeros. Los organismos internacionales y los centros financieros del
mundo tuvieron una reacción muy positiva frente a lo que catalogaban como el
“milagro económico argentino”

Sin embargo, la estrategia económica del gobierno entró a menudo en conflicto


con las tradiciones y valores permanentes de las FF.AA, ya que aceleró la
transnacionalización de la economía, produciéndose numerosas compras de
empresas nacionales por firmas extranjeras. Sólo se mantuvieron las empresas
estatales YPF, SEGBA Y SOMISA. El resto de la actividad económica pasaba
a manos extranjeras, lo que era un contrasentido respecto de los objetivos de
alcanzar la grandeza nacional. Los sectores nacionales y menos dinámicos del
empresariado argentino se fueron debilitando. La pequeña y mediana
burguesía fue desapareciendo. 7

Siguiendo a Guillermo O’Donnell (1977), el golpe de Estado de 1966 -como lo


hará la dictadura en 1976- buscó “estabilizar institucionalmente en el control
del Estado a los sectores más concentrados de la burguesía, aliados de la
fracción internacional”.

Pese a estos iniciales resultados, el modelo había puesto énfasis en la


expansión de la inversión y el mercado exterior, quedando muy rezagado el
consumo interno. Este plan ciertamente influyó en la crisis social que se
avecinaba. Existía un descontento social generalizado que, como veremos, no
era exclusivo de la clase obrera:
-Comerciantes, pequeña y mediana burguesía: la política de modernización
Tensiones los afectaba por el ahogo impositivo, la desnacionalización de la economía, la
sociales devaluación del peso, la retracción en el consumo de la población y la
transferencia de paquetes accionarios a sociedades extranjeras.
Burguesía agraria: se oponían a la preponderancia que se le daba a la gran
industria y a las retenciones que se aplicaban a las exportaciones
agropecuarias. Aunque se mostraron de acuerdo con la finalización de las
prórrogas continuas de los arrendamientos rurales.
FF.AA. También había fuertes tensiones dentro de las Fuerzas Armadas entre
los liberales (que coincidían en la orientación del programa económico de
Krieger Vasena), y los nacionalistas (que pretendían efectuar correcciones al
programa de Krieger Vasena para incorporarle mayor sensibilidad social).
Los conflictos laborales habían ido creciendo y eran duramente reprimidos. A
la huelga de los portuarios, se sumó la de los dos poderosos sindicatos
ferroviarios, que se opusieron al despido de parte del personal como estrategia
de “racionalización”.
La represión policial, la detención de dirigentes sindicales y estudiantes, la
clausura de algunos órganos de opinión aumentaron el desprestigio del
gobierno

7 “Krieger Vasena no es un empresario, un creador de industrias, un productor del campo, un explorador del subsuelo.
Nada de eso. Krieger Vasena es uno de los diez testaferros internacionales mejor cotizados en las sociedades de
negocios de la Argentina. Su trabajo consiste en representar a otros (…) es este hombre el que reina indiscutido sobre la
quiebra generalizada de las empresas argentinas, que en las últimas semanas ha alcanzado una vertiginosa intensidad.
Grandes tiendas de Buenos Aires (…), grandes fábricas metalúrgicas (…), grandes talleres gráficos, como ‘Guillermo
Kraft’, la antigua fábrica de hilados y tejidos de lana ‘Campomar’ han quebrado con pasivos monumentales, cerrándose
fuentes de trabajo y arrastrando a la ruina a empresas medianas y pequeñas , que no pueden soportar el derrumbe de
las mayores. Sobre estas ruinas se levanta impasible el ministro Krieger Vasena, explicando que todo va muy bien…”
Rogelio G. Lupo, en CGT Nº 33, 12 de diciembre de 1968
Acciones colectivas masivas

Desde fines de 1968 se agravaron los conflictos gremiales. A principios del año siguiente, los
movimientos de protesta adquirieron un carácter más violento, lo que combinado con distintos
atentados de una incipiente guerrilla, movilizaciones estudiantiles fuertemente reprimidas y
detenciones de dirigentes gremiales marcó un nuevo clima de descontento y violencia a lo largo de
todo el país. Ya hacía varios meses que en Córdoba se venían produciendo acercamientos entre los
estudiantes y los obreros de la industria automotriz, principal actividad industrial de la provincia. En
muchas fábricas aumentaron los despidos a la par de la intención de aumentar la jornada laboral.
En el marco de la Resistencia se fue conformando una nueva tradición sindical, caracterizada por la
participación y la combatividad, lo que impidió que en los “sindicatos líderes” de Córdoba como el
SMATA y Luz y Fuerza se diera del todo un proceso de burocratización, adquiriendo una creciente
autonomía frente a las organizaciones centrales. Se fue conformando así, una cultura de resistencia
caracterizada por su anti burocratismo y su antiporteñismo.

El Cordobazo fue la culminación de un proceso de movilización y de violentos


enfrentamientos en las principales ciudades del país. Y será también el
disparador de nuevas puebladas. La importancia de este suceso amerita que
nos detengamos en puntualizar algunos hitos: 8
El 13 de mayo, el PE promulga un decreto por el cual se “derogan los
regímenes especiales que existían para el descanso del sábado inglés en las
provincias de Mendoza, San Juan, Santiago del Estero, Tucumán y Córdoba”
(Anzorena, O., 1998)
El 15 de mayo los trabajadores metalúrgicos y del transporte convocan a un
paro de 48 horas.
En Corrientes, a mediados de mayo de 1969, la protesta de los estudiantes por
Cordobazo el aumento de tarifas en el comedor universitario deja como saldo el asesinato
Mayo/1969 de Juan José Cabral, estudiante de medicina de 22 años. La CGT decreta un
paro. En Córdoba ambas CGT convocan a un paro de actividades de 24 horas.
El 17, en Rosario, la muerte de otro estudiante, Adolfo Bello, durante una
marcha en solidaridad con el movimiento estudiantil correntino, genera graves
incidentes que llevan al Poder Ejecutivo a declarar a la ciudad como zona de
emergencia bajo mando militar, el día 22 de mayo.
El 20 de mayo, la Marcha del silencio convocada por Raimundo Ongaro en
Buenos aires es reprimida ferozmente.
El 21 de mayo, nuevamente en Rosario, un balazo por la espalda pone fin a la
vida de Luis Norberto Blanco, estudiante secundario y obrero metalúrgico.
El 23 de mayo, la CGT de Rosario decreta un paro general acatado de forma

8En este punto seguimos el trabajo de Oscar Anzorena (1998). Tiempo de violencia y utopía. Del golpe de Onganía al
golpe de Videla, Ediciones del Pensamiento Nacional.
unánime por toda la población. Un grupo importante de sacerdotes del
Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo se pronuncian a favor de los
estudiantes. En su declaración sostienen: “Cuando un pueblo no puede
canalizar sus aspiraciones por los medios habituales, es normal que busque
otros para elevar sus reclamos” 9
En Córdoba los estudiantes se atrincheran en el barrio Clínicas. Se levantan
barricadas. Duros enfrentamientos y numerosos detenidos.
El 26, la CGT Azopardo se pliega al paro nacional que impulsa la CGT de los
Argentinos.
El movimiento obrero de Córdoba resuelve un paro general de actividades a
partir de la mañana del 29 de mayo con abandono de trabajo y
concentraciones de protesta. Los estudiantes adhieren.
El 27 de mayo se producen fuertes enfrentamientos estudiantiles en Tucumán.
Los manifestantes ocupan el centro de la ciudad. La policía logra recuperar el
control de la ciudad al amanecer.
El miércoles 28 de mayo el PE establece la vigencia de Consejos de Guerra en
todo el país.
El jueves 29 en Córdoba, las columnas de trabajadores de la industria
automotriz van llegando a la ciudad. Se esparce la noticia de la muerte del
joven Máximo Mena, del sindicato de mecánicos. Dice Agustín Tosco, dirigente
de Luz y Fuerza: “(…) Se produce el estallido popular, la rebeldía contra los
atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación. Es el Pueblo. Son
las bases sindicales y estudiantiles, que luchan enardecidas. Todos ayudan. El
apoyo total de toda la población se da tanto en el centro como en los barrios” 10
Se incendian ómnibus y coches. Se levantan barricadas. Se encienden fogatas
en las calles. Se producen destrozos y roturas de vidrieras de las principales
empresas multinacionales instaladas en Córdoba y de reparticiones oficiales.
Hacia la tarde, los manifestantes ocupan alrededor de unas 150 manzanas. La
policía se retira desbordada. El Tercer Cuerpo de Ejército se dispone a entrar
en acción mientras la Fuerza Aérea colabora desde el aire.
El saldo es trágico: decenas de muertos y cientos de heridos. Elpidio Torres,
dirigente del SMATA y Agustín Tosco son encarcelados.

Agustín Tosco explicaba el Cordobazo como la rebelión justa ante un régimen


que se “arrogó sin ningún tipo de mandato la representación popular; el
régimen que usurpó el poder, en lugar de resolver, siquiera, los más mínimos
problemas del país, instrumentó una política reaccionaria al servicio de los
intereses oligárquicos y antinacionales y en contra de todo lo que los
argentinos quieren”

¿Lo más significativo? Ni los organizadores ni el Gobierno previeron que


numerosos sectores de la sociedad cordobesa tomaran parte de los disturbios

9 En O. Anzorena. Op. Cit.

10 Agustín Tosco en Revista Enfoque, Córdoba, junio de 1970


y de la enorme movilización. El Cordobazo, entonces, fue una protesta popular
en la cual hubo una importante participación obrera, pero también tuvo
elementos de una rebelión popular y de una insurrección urbana
independientes del control de los trabajadores (Bernnan, 1996; 182). Por eso
es necesario entenderlo como un repudio colectivo fruto de las múltiples
frustraciones de los cordobeses ante el régimen de Onganía (Bernnan, 1996;
202)

Para O’Donnell (1977) en el Cordobazo se manifestó una clara “crisis de


dominación”, no solo vertical (es decir, entre gobernantes y gobernados) sino
también horizontal (entre las bases obreras y los gremios principales).
Para Pozzi (et.al) con el Cordobazo, se fue generando el terreno propicio para
el desarrollo de ideologías políticas más radicalizadas (revolucionarias) dentro
del propio movimiento obrero.
Según Juan Carlos Torre (1989), “Dentro del cuadro general de la movilización
antigubernamental que empujó a los militares a disociarse del proyecto
auspiciado por el mundo de los grandes negocios, la protesta obrera
desempeñó un papel significativo.
Por sus características, por las consecuencias que tendrían sobre la futura
dinámica sindical, las luchas obreras posteriores a 1969 constituyeron uno de
los fenómenos más novedosos que dejó por herencia el gobierno de la llamada
‘Revolución Argentina’”.
Para Alain Rouquié (1982), “El Cordobazo recordó a los gobernantes
improvisados que la política no es ni un lujo ni un mal, sino una irreductible
realidad. Desterrada por la fuerza, se impone por la violencia en justa
compensación”.

Consecuencias del Cordobazo

Estos hechos demostraron la fragilidad de un Estado basado en la coerción, sin bases de autoridad
legítima. Por lo pronto, varios cambios ocurrieron en la Sociedad y el Estado. Según Guillermo
O’Donnell, las grandes explosiones sociales de 1969-70 forzaron el repliegue político de la gran
burguesía.

Economía. Krieger Vasena fue reemplazado en el ministerio de economía por Danigno Pastore, que
compartía su misma filosofía económica. Sin embargo, no pudo revertir lo que ya algunos eruditos
habían anunciado, esto es, la fuga de capitales y la reaparición de la inflación.
FF.AA. A la inesperada y espontanea explosión popular se sumó luego la renuencia de las FF.AA a
desencadenar una represión mas sistemática y severa que la aplicada hasta entonces. Las
relaciones entre el Presidente y el General Lanusse se tensaron. El retraso de Onganía en aplicar “el
tiempo político” disgustaba a Lanusse. El intento de Onganía de eliminar las trincheras del juego
político, clausurando los múltiples mecanismos institucionales terminó produciendo lo que, de alguna
manera, había venido a erradicar como posibilidad en la Argentina
Se incrementa el accionar de la guerrilla
Montoneros. La aparición en la escena política de la organización armada Montoneros, de filiación
peronista, se produjo en junio de 1970, con el secuestro y posterior ajusticiamiento del Gral. Pedro
E. Aramburu, figura emblemática del antiperonismo. Los jóvenes que lo secuestraron lo hacían
responsable de los fusilamientos de 1956, de la persecución al peronismo y de la desaparición y
mutilación del cuerpo de Eva Duarte. El hallazgo del cadáver de Aramburu conmovió a la opinión
pública y a los militares. Los sectores de la juventud que se alinearon a Montoneros tomaron
muchos elementos ideológico-políticos de John William Cooke, delegado personal de Perón luego
de 1955, que difundió una visión del peronismo equivalente al “socialismo nacional” y propagandizó
la lucha armada a partir de su acercamiento al proceso revolucionario cubano. La organización llevó
adelante acciones espectaculares para lograr el reconocimiento de las masas peronistas y de
vastos sectores juveniles. Se decidieron a “responder con la lucha armada a la lucha armada que la
dictadura ejercía desde el Estado”, decían desde El Descamisado en octubre del 73. A diferencia de
la izquierda tradicional, centraron la contradicción principal entre el nacionalismo y el imperialismo,
secundarizando la lucha de clases. La “montonerización” ocurrida entre 1972 y 1973 se tradujo, a
su vez, en una política de afiliación masiva al Partido Justicialista. Se abrieron locales partidarios,
se multiplicaron las Unidades Básicas, se intensificaron las movilizaciones y los trabajos en barrios
y villas y se lanzó la campaña “Luche y vuelve” que coronaría en el retorno de Perón. Se formó un
frente de masas, sintetizado en la denominación “La Tendencia Revolucionaria” que incluyó a varias
vertientes. Los Montoneros se comprometieron a luchar en dos frentes:
1) Contra los militares y
2) Contra la burocracia sindical
La euforia por el retorno de Perón en 1973 aceleró un proceso de convergencia de varias
organizaciones revolucionarias dentro del espectro ideológico relacionado con el peronismo. 11
Montoneros fue la mayor organización político-militar que llevó adelante la guerrilla urbana en la

11 Montoneros no fue la primer guerrilla de filiación peronista. Los Uturuncos aparecieron en el norte argentino en 1959;
hacia 1967 lo hicieron las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) que se reconocen continuadoras de la resistencia
peronista; las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) se conformaron con la confluencia de sectores provenientes de la
izquierda y convencidos de la necesidad de transformación revolucionaria del peronismo, se identificaron con él para
arribar a su objetivo: el socialismo. FAR y Montoneros se fusionarán en 1973.
Argentina. Al igual que la guerrilla de filiación trotskista, Montoneros también terminó subordinando
la lógica política a la lógica militar.

PRT-ERP. En 1965 nace el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Decía en su


documento fundacional: “(…) el partido no puede moverse detrás de las masas, no puede esperar
que las masas se movilicen para empezar a actuar, sino que tiene que ser un factor que incida en el
desarrollo de la lucha, ir delante de las masas, dinamizar las luchas de las masas”. Hacia junio de
1970, se deciden a iniciar la guerra revolucionaria” y de esta manera queda conformado el ERP
(Ejército Revolucionario del Pueblo). El ERP presentaba diferencias ideológicas importantes con la
guerrilla peronista. Desconfiaba de Perón y de la capacidad revolucionaria del movimiento. En
cambio, concebía la revolución como un movimiento mundial de lucha contra el imperialismo y
proponía imitar la acción del Che Guevara. 12

La radicalización de la sociedad argentina abarcó también a un sector de la clase media que casi no
había vivido experiencias democráticas. Los grupos guerrilleros estaban compuestos por un número
importante de estudiantes y profesionales jóvenes de ambos sexos, decepcionados de las prácticas
de los sindicatos y de los partidos políticos tradicionales. 13
De ese proceso de radicalización política no estuvo exenta la iglesia. Un “mundo distinto” y la
constatación de un orden social injusto comenzaron a corresponderse con la necesidad de una
nueva reflexión teológica. Vientos de cambio se iniciaron a partir del Concilio Ecuménico de la
Iglesia Católica (Concilio Vaticano II) iniciado con Juan XXIII y concluido con Pablo VI en 1965. La
Iglesia se renovaba, no sin resistencias. Un sector de la iglesia latinoamericana se hizo eco de las
innovaciones progresistas propuestas a partir del Concilio y basó su obra evangelizadora en el
acercamiento a los sectores más necesitados, conformando el Movimiento de Sacerdotes para el
Tercer Mundo, la denominada Opción por los Pobres.

Caída de Onganía
Una semana después del secuestro de Aramburu, el presidente Onganía era destituido de su cargo.
Si bien ese había sido el detonante, la principal razón de su caída fue su negativa a darles a las
FF.AA mayor participación en las decisiones y su poca disposición a iniciar la apertura política.

12 En la Introducción a las Resoluciones del V congreso del PRT, en julio de 1970, Mario Roberto Santucho decía: “El
planteo de la lucha armada irrumpe en el PRT, entonces, no a través de estudiantes e intelectuales revolucionarios
influidos por la experiencia revolucionaria de otros países. Surge de la experiencia directa de las masas obreras
argentinas y es incorporado al partido por su vanguardia, que ha recorrido previamente el camino de la lucha pacífica,
que ha comenzado por huelgas corrientes, por la participación en elecciones, que ha pasado a la ocupación de fábricas
con rehenes, a las manifestaciones callejeras violentas, hasta que, cerradas todas las posibilidades legales con la
asunción de Onganía, se orienta correctamente hacia la guerra revolucionaria”

13 Según Pablo Pozzi (2004), el PRT-ERP tuvo “escasa inserción entre la intelectualidad argentina, además de una seria
incapacidad para desarrollar intelectuales propios”. Y puntualiza que “captó relativamente pocos intelectuales, en
comparación con otras organizaciones de izquierda o con la izquierda peronista. Los más notables fueron el cineasta
Raimundo Gleyzer y el escritor Haroldo Conti ”

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