Captura 2024-01-23 A Las 22.00.57
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a) Esquema del tema de Descartes con recordatorio de las fuentes para su estudio. En las fuentes
para su estudio se separan con una doble barra (//) las ediciones antigua y nueva del libro de
texto.
b) Esquema- resumen de los seis primeros apartados. Con detalle los apartados 5 y 6.
c) Apuntes de los apartados 3 (críticas al viejo método) y 9 (moral provisional), así como del anexo
I (acusación de “círculo vicioso”).
d) Respuestas a dos preguntas de resúmenes-comentario de dos exámenes de EBAU.
e) Recordatorio de conceptos sobre Descartes que entran en el examen.
b) El tema de Descartes con todas las indicaciones que se hicieron en clase, algunas de ellas
recogidas en los ejercicios. La pregunta que valdrá cuatro puntos será seleccionada
entre los apartados que figuran en negrita (4, 5 y 6).
Curso 2023-2024 Javier González
7. La teoría de la sustancia.
Fuentes de estudio
Anexos I: Apuntes.
Anexo II: Libro de texto, págs. 147-149 //196-197 + Internet
1. Siglos XVI, XVII y XVIII. Continente europeo.
Representantes: Descartes, Spinoza, Leibniz, Malebranche y Pascal.
– Influencia platónica
– Afirmación de la existencia de ideas innatas*
Características
– Aspiración de crear una scientia mirabilis o mathesis universalis (ciencia o filosofía universal)
– Profunda admiración por las matemáticas, que son consideradas como el arquetipo a imitar por todas las ciencias.
2. 1596- 1650. Francés. Obras: Discurso del método (1637), Meditaciones metafísicas, Los principios de la Filosofía. Reglas para la
dirección del espíritu.
3. Sustitución de la autoridad ( → falacia ad verecundiam) como criterio de verdad por la evidencia racional, y del método del silogismo
(que implica un logicismo inaceptable) por las cuatro reglas del método.
4.
* Padre del pensamiento moderno * Método ≠ sistema * Scientia mirabilis * Interés por el uso práctico del conocimiento
Intuición Evidencia racional Aceptar como verdadero solo lo indudable Lo indudable es lo claro (≠oscuro) y lo distinto (≠confuso)
Deben evitarse la precipitación y la prevención.
Intuición y deducción Análisis Dividir lo complejo hasta obtener lo simple Lo que es tan simple que no puede descomponerse más se
denomina “naturaleza simple”.
Deducción Repaso Repasar el análisis y la síntesis Enumeración: hacer un recuento de las naturalezas simples.
Revisión: volver a mirar la fase 3ª.
5.
- Información captada por los sentidos
COGITO, ERGO SUM (Pienso, luego existo) Deducción de la propia existencia como mente, como
espíritu,como cosa que piensa, como Sustancia Atributo Modo
“res cogitans”. 7.
6. En mi cógito encuentro voliciones, juicios e ideas Dios Existencia
• Demostración de la existencia de Dios a partir de la existencia en mi cógito de la idea de un ser eterno, infinito y perfecto.
• Demostración de la existencia de Dios como causa de la idea de Dios que encuentro en mi cógito.
• Demostración de la existencia de Dios a partir de la idea de Éste como Ens perfectissimum ( ~ a. ontológico)
Demostrado que Dios existe, como Éste es, entre otras cosas, bueno y veraz, ya puedo estar seguro de que
la realidad exterior (el mundo) existe y descartar la existencia del genio maligno.
5.
- Información captada por los sentidos.
Dios Existencia
Mente Pensamiento Amar, dudar, juzgar...
(yo)
Cuerpo Extensión Posición, figura,
(mundo) movimiento
** Dualismo cartesiano
** Problema de comunicación de las sustancias
Demostrado que Dios existe, como Éste es, entre otras cosas, bueno y veraz, ya puedo estar seguro de que
la realidad exterior (el mundo) existe y descartar la existencia del genio maligno.
3. La superación de la filosofía anterior. Críticas al viejo método y al viejo criterio de verdad.
3. Sustitución de la autoridad ( → falacia ad verecundiam) como criterio de verdad por la evidencia racional, y del
método del silogismo (que implica un logicismo inaceptable) por las cuatro reglas del método.
Premisa 1. Todos los cuerpos celestes del mundo supralunar (estrellas errantes,
planetas) describen órbitas circulares.
Nota: Silogismo bien construido, ya que la conclusión está bien sacada de las premisas. Por lo tanto, estamos
ante una verdadera conclusión. Sin embargo, para ser una conclusión verdadera tendría que cumplir dos
requisitos: ser una verdadera conclusión y que las premisas fueran verdaderas. Hay una premisa que es falsa (la
1ª). Luego estamos ante una verdadera conclusión (bien extraída de las premisas) pero también ante una
conclusión falsa (se parte de información falsa).
Durante la Edad Media se abuso del silogismo, del que existían más de 250 tipos. Las críticas de Descartes a este
método fueron sobre todo tres:
1)…………………………………………………………………………………………………..
2) ……………………………………………………………………………………………………
3)……………………………………………………………………………………………………
9. La “moral provisional” de Descartes.
● Anexo I: La acusación de “círculo vicioso” a la filosofía cartesiana.
Respuesta a la pregunta 1 (Resuma la estructura del texto siguiendo su estructura conceptual y
argumental) de la opción A del examen de Historia de la Filosofía del curso 2017-2018
(Junio) de la Universidad de Oviedo1
Nos encontramos ante un texto sobre Descartes escrito por Anthony Kenny e incluido en el volumen
tres (The Rise of Modern Philosophy) de la obra A New History of Western Philosophy.
Se trata de un texto tanto descriptivo como crítico. Por una parte, se describen las especulaciones que
hace Descartes en torno a las dudas que pueda suscitar su famoso Cogito, es decir, aquel primer principio
que jamás puede ponerse en duda: Cogito, ergo sum. Por otra, el autor de este texto recoge varias de las
críticas que se le han hecho a Descartes a lo largo de la historia de la Filosofía. Por último, al final del
tercer y último párrafo nos anticipa cuál va a ser el camino a seguir por Descartes tras haber demostrado
su propia existencia como ser pensante: descripción de los contenidos de su mente, demostración de la
existencia de Dios, demostración de la existencia de un mundo exterior…
La idea principal podría ser la expuesta en el segundo párrafo, a saber: Descartes fue demasiado lejos
cuando creyó concluir que a partir de la existencia de un Cogito podía deducirse que trás él hay un “Yo” y
que además ese “Yo” es un “Yo estable y duradero”. Pienso, ciertamente, pero no sé qué soy ni cuánto
duro. Descartes parece preso de un viejo prejuicio sustancialista de lejana raíz aristotélica. Parece
imaginar que hay que postular un soporte en el que “el pensar” vendría a ser una especie de categoría.
Como bien dice A. Kenny: “Quizás debería haber concluido más bien que existe un sujeto fugaz de un
pensamiento pasajero, o quizás incluso que puede haber pensamientos sin poseedores”.
En el primer párrafo también se recoge otra crítica (una idea secundaria), más recurrente que la
anterior, y que esta vez sí parece haber sido eficazmente respondida por el racionalista francés. A fin de
cuentas – se ha dicho muchas veces – también puede argüirse, “Yo respiro, luego existo”, “Yo camino,
luego existo” u otras sentencias similares. Sin embargo, Descartes objeta de manera coherente que
“respirar”, “caminar”…, implican necesariamente tener un cuerpo y dar fiabilidad a los sentidos,
circunstancia que ha sido puesta en duda, y por lo tanto considerada provisionalmente falsa, por el
exigente procedimiento de la “duda metódica”. Si mis sentidos me engañan y, en el caso límite, si
existiera un genio maligno (duda hiperbólica), podría no respirar, ni caminar…, pero algo tiene que estar
siendo engañado, algo tiene que ser sujeto de duda e incertidumbre y ese algo es precisamente el Cogito.
El último párrafo anticipa, como ya indiqué, el posterior desenvolvimiento de la filosofía cartesiana. En
relación al cuerpo, nos dice A. Kenny: “tras un razonamiento ulterior considerable concluye que
realmente lo posee”. Ese razonamiento ulterior incluye la demostración de la existencia de Dios a partir
de la idea innata que de Él tenemos y la presunción de que ese Dios es bueno y veraz ( que es el Dios de
las religiones). Otra cuestión será cómo resuelva Descartes el problema de la comunicación de ese cuerpo
(la res extensa) con el Cogito (la res cogitans).
1 ) En un examen de 90’ apenas se dispone de 20’ para responder a una cuestión que se valora con 2 puntos (sobre 10). Si el examen es
de 70’ habría que resumir aún más. El comentario está hecho sobre la base de que aún no se domina la Historia de la Filosofía a partir
de Descartes (se hace el examen en febrero). Los alumnos que se vayan a presentar por Historia de la Filosofia en la EBAU han de
fijarse en los criterios de corrección, siempre asesorados por el profesor.
Pruebas de Acceso a la Universidad
Curso 2013-2014
Universidad de Oviedo
Pruebas de Acceso a la Universidad
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
Opción A
El Cogito es la roca sobre la que está construida la epistemología de Descartes. Desde sus días hasta los
nuestros, los críticos han cuestionado si es tan sólida como parece. “Yo pienso, luego yo existo” es indudablemente
un argumento válido cuya validez puede ser percibida con un simple vistazo mental. Pero también sucede así con
“Yo paseo, luego yo existo”: ¿qué hay entonces de especial en el Cogito? Descartes respondió que la premisa “Yo
paseo” podía ser dudada (quizás yo no tenga cuerpo), pero la premisa “Yo pienso” no puede ser dudada, pues
dudar es en sí mismo pensar […]
Una cuestión más seria concierne al “yo” de “Yo pienso”. En la vida ordinaria el pronombre de primera persona
obtiene su significado en conexión con el cuerpo que lo pronuncia. ¿Tiene derecho a usar “yo” en un soliloquio
alguien que duda de si tiene cuerpo? Quizás Descartes tenga derecho a decir sólo: “Se está dando pensamiento”
[…] Algunos críticos han sostenido que el Descartes dubitante no tiene derecho a extraer la conclusión de que hay
un yo substancial duradero. Quizás debería haber concluido más bien que existe un sujeto fugaz de un pensamiento
pasajero, o quizás incluso que puede haber pensamiento sin poseedores. ¿Es cierto que el “yo” revelado por la
duda metódica es la misma persona que, no purificada por la duda, respondió al nombre “René Descartes”?
Incluso en sus propios términos, el Cogito no prueba la existencia de Descartes como ser humano completo. Por
sí mismo, prueba sólo la existencia de su mente. Después del Cogito, Descartes continúa dudando de que él tenga
cuerpo y sólo tras un razonamiento ulterior considerable concluye que realmente lo posee. De lo que es consciente
en todo momento es de los contenidos de su mente y es a partir de ellos como debe reconstruir la ciencia. Del
Cogito Descartes deriva mucho además de su propia existencia: su propia esencia; la existencia de Dios; el criterio
de la verdad.
Anthony Kenny, A New History of Western Philosophy, vol. 3: The Rise of Modern Philosophy, Oxford: Clarendon Press, 2006.
CUESTIONES
a. La filosofía de Descartes.
b. Los elementos centrales de la física y la metafísica de Aristóteles.
2.
Estamos ante un texto de Anthony Kenny sobre el filósofo racionalista francés René Descartes (1596-1650),
recogido en el volumen tercero (El auge de la filosofía moderna) de su obra Una nueva historia de la filosofía
occidental. Se trata de un texto a la vez descriptivo y crítico. La idea principal del conjunto del texto, y, por lo
tanto, el contenido esencial de cualquier resumen sobre el mismo, es que la pieza clave de la filosofía cartesiana es
la derivación de la propia existencia a partir de la constatación indudable del pensamiento propio: si pienso,
entonces existo (Cogito ergo sum). A partir del pensamiento deducirá Descartes su propia esencia, los contenidos
de ese cogito, la existencia de Dios, la existencia del mundo exterior…
Pero vayamos por partes, analizando la estructura conceptual y argumentativa de cada párrafo. Podríamos
parafrasear el primer párrafo diciendo que en él A. Kenny examina la solidez de la epistemología cartesiana. A fin
de cuentas, ¿no podría haber dicho el francés “yo paseo, luego yo existo”, “yo respiro, luego yo existo” o “yo
escribo, luego yo existo”? Para pasear, respirar o escribir necesito sin duda existir. Entonces, “¿qué hay de
especial en el Cogito, ergo sum?” ¿No estamos dando un rodeo muy largo para llegar a algo obvio? A. Kenny
suscribe aquí lo acertado del proceder cartesiano. Hay que recordar que Descartes se halla en pleno proceso de
“duda metódica”, y que en su afán por encontrar una verdad absolutamente indudable sobre la que reconstruir el
edificio recientemente derribado de la ciencia y de la filosofía, se ha propuesta considerar como provisionalmente
falso todo aquello sobre lo que quepa albergar una mínima duda. La información que me proporcionan los sentidos
es dudosa, ya que me consta que alguna vez me han engañado. Ahora bien, sé que paseo, respiro y escribo porque
tengo un cuerpo con unos sentidos que así lo atestiguan. Si la información que me proporcionan los sentidos es
dudosa, será también falsa –al menos, provisionalmente. Luego no puedo derivar mi existencia de esa
información. No sucede lo mismo con el famoso “pienso, luego existo”, pues aun cuando dudara de todo, no cabe
duda de que dudo, y dudar es una manera de pensar, de la misma manera que pensar es una manera de existir.
En el segundo párrafo A. Kenny muestra más reticencias al proceder cartesiano y parece sumarse a la corriente
de críticos que reprocharon a Descartes conservar algo del viejo prejuicio sustancialista de raíz aristotélica y
medieval. En efecto, una cosa es decir simplemente “pienso” y otra añadir el pronombre personal “Yo pienso”, y
no digamos decir “soy una cosa o una sustancia que piensa”. Descartes parece considerar también obvio que hay
una especie de soporte permanente, un sustrato, una sustancia, un sujeto tras ese “pienso” y ese “existo”. Es, desde
luego, lo más intuitivo, lo más cómodo desde un punto de vista psicológico. Pero es un “salto ilegítimo” desde un
punto de vista lógico. La “duda metódica” es una duda radical. Es indudable que si dudo pienso y que si pienso
existo, pero no lo es que piense o exista como un Yo o sustancia permanente. Luego cabe acusar a Descartes de
cierta incoherencia y A. Kenny la revela sutilmente con una pregunta retórica: “¿Es cierto que el ‘yo’ revelado por
la duda metódica es la misma persona que, no purificada por la duda, respondió al nombre ‘René Descartes’?”.
El título que se le ha puesto al texto, “¿Qué prueba el cogito?”, es muy oportuno, ya que pone el dedo en la
llaga de lo que se está discutiendo. Una cosa es lo que Descartes cree probado a partir del cogito y otra muy
distinta lo que críticos como A. Kenny consideran al respecto.
Solo un razonamiento ulterior que pasará por haber demostrado la existencia de Dios y confiar en su bondad,
permitirá a Descartes afirmar “con cierta coherencia” que él es una sustancia, un hombre que piensa y existe, ya
que así se lo muestran sus sentidos, y Dios, que es bueno y veraz, no podría engañarle en este punto.
En el tercer y último párrafo, A Kenny, por una parte, reitera la crítica ya dicha, insistiendo en que lo único que
ha probado Descartes es la existencia de una mente, no de “un ser humano completo”, ni de una sustancia, y, por
otra, hace un escueto avance de lo que será el posterior recorrido de la filosofía cartesiana: análisis de los
contenidos del cogito (ideas innatas, adventicias y ficticias, voliciones y juicios), derivación de la existencia de
Dios a partir de la idea innata de Dios, derivación de la existencia de un mundo exterior a mi cogito –que incluye
mi cuerpo como res extensa – a partir de la confianza en un Dios bueno y veraz, extracción del criterio de verdad –
veo de manera clara y distinta que si pienso he de existir. Y mucho podríamos decir sobre si Dios es el garante del
criterio de verdad o es precisamente este criterio quien permite asegurar la existencia de Dios…, pero eso sería
objeto ya de otro comentario.
CONCEPTOS