Sala Constitucional

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 24

SALA CONSTITUCIONAL

Magistrada Ponente: LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO


Expediente N° 12-0428

Mediante Oficio Nº 251-2012 del 12 de abril de 2012, el Juzgado Superior


Agrario de la Circunscripción Judicial de los Estados Zulia y Falcón remitió a
esta Sala copia certificada de la sentencia Nº 264 dictada por el mencionado
Juzgado el 15 de julio de 2009, que desaplicó por control difuso de la
constitucionalidad los artículos 699 al 711 del Código de Procedimiento Civil, en
el marco de la querella interdictal restitutoria interpuesta por la
ciudadana VERÓNICA JOSEFINA FRANCO, inscrita en el Instituto de
Previsión Social del Abogado bajo el Número 31.231 y titular de la cédula de
identidad Número 7.614.331, actuando en su propio nombre y en representación
de los ciudadanos JASMINA VALENTINA FRANCO, IRENEO FRANCO,
MARÍA DEL ROSARIO FRANCO, ELÍAS ENOC FRANCO y EMMA
REBECA FRANCO, titulares de las cédulas de identidad Números. 5.011.689,
9.734.507, 7.614.330, 10.424.366 y 7.794.929, respectivamente, contra los
ciudadanos Ricardo Ipuana, Luis Carlos González, Luis Guillermo González,
Luis Castillo, Luis Ochoa, Wilmer Fernández, José Urdaneta, Carrillo González
Alvis, Luis Alberto González, Gloria González, Ana González Palmar, Betty
Palmar González, Maribel Fernández, Elizabeth González, Martínez Castillo,
Maritza González, Marlene Castillo, Fabiola González, Clementina Montiel, Luz
Marina Ceballo, Delia Rodríguez, Yuliani María, Osmaira Bravo, Accia
González, Lucia Fernández, Aura Rodríguez, Sorelis Fernández, Maglenis
Delgado, María Rodríguez, Yaneth Hernández, Maritza Arias, Yaritza Arias,
Yasmira Arias, Yovany Arias, Yohendry Arias, Levi Larreal, Rufina Ríos, José
Luis Añez, Edgar Silva, Yoleida Larreal y Yoleida Palmar, titulares de las
cédulas de identidad Números 22.149.341, 20.946.083, 8.411.046, 13.413.274,
10.427.686, 22.153.299, 22.152.448, 21.756.717, 12.869.758, 17.293.367,
5.817.915, 15.809.620, 22.078.174, 20.300.499, 16.921.620, 17.181.817,
16.621.666, 23.272.471, 9.042.796, 11.065.098, 17.087.188, 19.541.315,
9.725.854, 13.416.062, 22.152.233, 5.798.210, 10.406.118, 25.339.033,
16.621.656, 11.859.873, 19.069.733, 12.152.224, 22.152.961 y 83.177.113,
respectivamente.
El 23 de abril de 2012, se dio cuenta en Sala y se designó ponente a la
Magistrada Luisa Estella Morales Lamuño quien, con tal carácter, suscribe el
presente fallo.

Mediante escritos del 20 de febrero y 25 marzo de 2013, la parte


accionante consignó anexos.

Realizado el estudio individual de las actas que conforman el presente


expediente, esta Sala Constitucional pasa a decidir previas las siguientes
consideraciones.

I
DE LA SENTENCIA CONSULTADA

El Juzgado Superior Agrario de la Circunscripción Judicial de los Estados Zulia y


Falcón, fundamentó su decisión, sobre la base de las siguientes consideraciones:

“Observa el tribunal, que se hace necesario revisar algunas


consideraciones acerca de la diferencia entre posesión civil y
posesión agraria y la naturaleza jurídica de las acciones
posesorias agrarias, esto en virtud de considerar para este
juzgador que dichas acciones posesorias agrarias por
perturbación o despojo, al ser interpuestas conforme a los
supuestos establecidos en el numeral 1º (sic), del artículo 208
de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, referida a la
competencia material de los juzgados agrarios, en armonía
con lo previsto en el artículo 263 eiusdem, relativo a las
acciones que deben ser ventiladas conforme a lo previsto en
los procedimientos especiales que regula el Código de
Procedimiento Civil, comparte este juzgador el criterio
pacífico que han venido formando los Tribunales de Instancia
Agraria, de que las tantas veces nombradas acciones
posesorias agrarias deben ser tramitadas conforme al
Procedimiento Ordinario Agrario, regulado en el artículo 197
y siguientes de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario y no
por el procedimiento especial previsto en el Código de
Procedimiento Civil, antes nombrado, por cuanto tal
situación reviste un eminente orden e interés público agrario,
en donde se ponen en juego las garantías y derechos
fundamentales establecidas principalmente en los artículos 2,
26, 49, 299, 304, 305, 306 y 307 de la Carta Fundamental y
que son desarrolladas en la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario, en todo lo relativo a lo agropecuario.
Por el contrario, tanto la doctrina como la legislación
venezolana, señalan la posibilidad de que los actos posesorios
a la luz del Derecho Civil, pueden realizarse a través de otra
persona, como es el caso del arrendatario, entre otras formas
de posesión precaria civil, también conocido como detentador
en nombre de otro; situación distinta es en la posesión
agraria que exige el trabajo directo de la tierra, es por ello
que en lo agrario, la ausencia de la posesión directa pone a
riesgo su derecho real, ya que no está desarrollando una
actividad productiva en el campo, motivo por el cual es
requisito imprescindible para que exista posesión agraria, el
trabajo directo de la tierra, es decir, el empleo del bien
poseído con el objeto de producir alimentos y por ello
beneficio a la población. Como corolario, la posesión agraria
exige la relación más directa entre el hombre y la cosa, con
fines agroalimentarios y objeto de Tutela por el Estado,
distinta es la posesión civil, donde la misma puede ser
ejercida incluso a través de personas interpuestas, de allí
surge el derecho de Permanencia regulado en la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario para proteger la posesión
agraria.
Así las cosas, y delimitada la posesión civil de la posesión
agraria, regida la última por el Derecho Agrario, que ésta en
continua evolución y desarrollo, influenciado por distintos
fenómenos sociales, políticos, ambientales y económicos, que
ha devenido en una disciplina autónoma, no solo desde el
punto de vista legal (tanto por el derecho sustantivo y
adjetivo), sino, respecto a la jurisdicción y doctrina, que
busca la seguridad agroalimentaria a través de la agricultura
sustentable, como el caso venezolano, dándole preeminencia
a los derechos ambientales y a la biodiversidad para asegurar
un mejor porvenir a la presente y futuras generaciones
conforme al artículo 1 de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario.
La Jurisdicción Especial Agraria creada por el Decreto con
Fuerza de Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, que luego
reformado el mismo, viene a explanar los principios
contemplados en los artículos 2, 26, 49, 128, 129, 130, 257,
299, 304, 305, 306 y 307 de la Carta Fundamental, los cuales
se pueden visualizar en el articulado de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, razón por la que se considera que la
posesión agraria es una más de las instituciones
generalmente aceptadas que deben ser reguladas, solo por
normas agrarias y no por las del derecho común, tanto
sustantivo como adjetivo.
Se concluye que, dada a la importancia estratégica que tiene
para Venezuela la producción de alimentos, el constituyente
le dio preeminencia a tales principios, lo que trae como
consecuencia que existen normas contenidas en el Código
Civil, complementadas en el Código de Procedimiento Civil, o
en todo caso éste último establece los trámites que resultan
constitucionales, en muchos casos para resolver
apropiadamente las controversias entre particulares con
ocasión a la actividad agraria, como es el caso aquí tratado.
La Posesión Agraria se caracteriza por todos aquellos actos
realizados directamente por el hombre o la mujer, destinados
al ejercicio permanente de la actividad agropecuaria, en los
términos del artículo 305 constitucional, es decir, la el (sic)
trabajo directo sin intermediarios de la tierra con fines
agroalimentarios. Es así que no puede haber una posesión
agraria sin que se tenga el bien o la cosa, de manera tal que
ésta produzca, de ello se concluye que la posesión agraria
implica la el (sic) trabajo directo en el predio agrario objeto
de posesión no importando que se encuentre ubicado dentro o
fuera de la poligonal urbana. Se colige que la posesión
agraria trasciende a los intereses particulares y llega hasta el
interés social y colectivo, el cual es proteger o evitar la
interrupción, ruina o desmejoramiento de la producción de
alimentos y protegiendo el ambiente, para luego dirimir el
conflicto entre particulares, interpuesto con ocasión a la
actividad agraria, de acuerdo a lo previsto en el artículo (sic)
197, 210 (sic) y siguientes de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario, relativo al procedimiento ordinario agrario.
Es por ello que se observan profundas diferencias entre la
posesión civil y la posesión agraria en el marco de la
protección constitucional y legal (sustantivo y procesal), en
virtud de que la posesión agraria tiene su especificidad. Cabe
destacar que la posesión agraria se conforma con el principio
de preeminencia de la actividad social. No se concibe en lo
agrario, el uso del bien o derecho si éste no está destinado a
la producción de alimentos o rubros útiles para el ser
humano, para satisfacer las necesidades del titular del
derecho, su entorno familiar y la nación. En concreto la
posesión agraria está más ligada a la propiedad agraria que
a la propiedad civil, de acuerdo no solo al análisis legal sino
jurisprudencial y doctrinario hecho sobre esta institución.
Es importante acotar, que la posesión agraria a la luz de
nuestro Derecho Agrario muy por el contrario a la Posesión
Legitima (sic) del Derecho Civil, impuso al poseedor además
de los requisitos concurrentes de la posesión legitima
(sic)como lo son la publicidad, pacificidad, continuidad, no
interrupción y animo (sic) de dueño de la cosa, la obligación
de encontrarse explotando efectivamente un predio rustico
mediante la actividad agraria DIRECTAMENTE Y
PERSONALMENTE, muy por el contrario la ‘Posesión
Legítima’ en materia civil PUEDE SER DETENTADA EN
NOMBRE DE OTRO, ya que doctrinariamente en estricto
derecho civil, se suelen señalar cuatro casos de detentación, a
saber: 1º La detentación en interés ajeno a causa de una
relación de dependencia, 2º La detentación en interés ajeno
por motivos de hospitalidad o amistad, 3º La detentación en
interés ajeno para el cumplimiento de una obligación y, 4º La
detentación en interés propio del detentador para ejercitar un
derecho personal sobre la cosa, como es el caso de los
arrendatarios o comodatarios que tienen la cosa en su poder.
Los casos anteriormente descritos NO APLICAN PARA EL
DERECHO AGRARIO, he allí que bajo el mandato de la Ley
de Tierras y Desarrollo Agrario, resulta a todas luces,
improcedente que (sic) protección de la posesión agraria sea
tramitada a través de un procedimiento civilista que no toma
en cuenta estos postulados.
A pesar de éste reconocimiento, la posesión agraria al igual
que el derecho agrario se mantuvieron silentes por siglos bajo
una ilegítima dominación del derecho civil, siendo alineados
estructuralmente en el marco de las legislaciones civiles
(Códigos Civiles), bajo un concepto cerrado que no hacía
distinción entre ésta y la tradicional careciendo de autonomía
e independencia para ser regulada por procedimientos
propios que permitieran al juzgador resolvieran las
controversias posesorias suscitadas con ocasión de la
actividad agrícola con la garantías necesarias de no
interrupción, desmejora o perdida (sic) de la producción.
El derecho agrario, que regula la agricultura por medio de
sus institutos, tiende a tutelar al propietario productor sobre
el no productor en miras a que se cumpla con la función la
SEGURIDAD AGROALIMENTARIA, por mandato
consagrado en el Artículo 305 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela y su desarrollo en los
Artículos 1 y 2 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario.
Esta función tiene como fundamento el hecho de que los
bienes agrarios deben ser debidamente explotados, creando
así en el propietario el deber de cultivar su finca.
En la propiedad agraria, la posesión es determinada por una
situación actuante, de modo que se cumpla con la función de
Seguridad Agroalimentaria arriba señalada. Si el propietario
no cumple con esta función, se considera que no está
ejerciendo la posesión sobre el bien, por lo que la ley dejará
de protegerlo y protegerá al poseedor agrario, es decir, al
que efectivamente cultiva la tierra en forma eficiente. La
tutela que la ley brinda al poseedor se denomina la posesión
agraria.
Así pues, a diferencia del propietario civil, de bienes no
afectados por el Régimen de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario, al propietario de un fundo agrario no le bastará con
ser el titular del mismo, sino que deberá utilizarlo
racionalmente y destinarlo a la producción por medio de
actos posesorios agrarios. Se procura de esta manera cumplir
con el principio de que los propietarios sean al mismo tiempo
quienes cultivan la tierra en forma eficiente, porque de lo
contrario, no se estaría cumpliendo con la función social.
Es por ello que la posesión civil y la posesión agraria, deben
ser analizadas de distinta manera, a los fines de ahondar en
esta aseveración, históricamente el derecho civil,
consecuencia del Capitalismo, tomó la delantera con todo el
proceso de la comercialización de los bienes, y ante su
contrario, un Código Civil cuyo sistema agrícola en torno a la
propiedad se reducía al uso y goce de la misma; era de
esperarse que la ruptura de la unidad del Derecho Privado
diera paso a un conflicto de interés entre lo privado y lo
impuesto por el Derecho Público.
Por el contrario a lo anteriormente expuesto, la tierra como
actividad de agricultura tiene un innegable interés social, es
de esta concepción, de donde proviene el Derecho Agrario y
su autonomía y especialidad, como derecho la actividad de la
tierra y no solamente de propiedad de ésta, que es lo que la
distingue de la propiedad civil y en consecuencia la posesión.
…omissis…
Aplicando el procedimiento ordinario agrario existe certeza e
igualdad de oportunidades a las partes, ya que los lapsos no
son los mismos, la citación permite que el demandado pueda
contestar previamente la demanda; igualmente se evitan
desalojos empleando las medidas que la Querella Interdictal
permite y son desviadas en la práctica. Igualmente permite
que la contestación la haga en forma oral o escrita, puede
oponer cuestiones previas, reconvención, pueden participar
los terceros, igualmente puede promover pruebas; una vez
contestada la demanda es depurada la demanda realizándose
la fijación de los hechos de la litis en la audiencia preliminar,
lo más importante una vez abierto el lapso probatorio,
practicadas las pruebas, existe un juicio oral y público en
donde se le da oportunidad a que el Juez tenga contacto
directo con las partes y demás sujetos del proceso, como
expertos y testigos, la misma puede ser grabada por medios
técnicos y el Juez dicta el dispositivo del fallo; incluso le es
dada la oportunidad al demandado confeso para que pruebe
lo contrario, en sí dando pleno cumplimiento del artículo 2,
(Estado Democrático Social de Derecho y Justicia) 26 (Tutela
Judicial Efectiva) y 253 (Principio Constitucional de
Legalidad Adjetiva o Principio Constitucional de las Formas
Procesales) de la Carta Fundamental que está acorde con el
procesalismo moderno.
Por lo antes expuesto, concluye esta Alzada que el
Procedimiento interdictal previsto en el artículo 699 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil no es el más
idóneo para tramitar las acciones posesorias agrarias, estima
necesario establecer, que efectivamente, existe una
contradicción entre los artículos 699 al 711 de Código de
Procedimiento Civil y el Artículo 253 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
Por otra parte, es necesario dejar sentado que el juez,
conforme al aforismo latino ‘iura novit curia’ no está atado a
las calificaciones jurídicas que realicen las partes ni a las
omisiones de las mismas, por cuanto él aplica la Ley ex
officio. En otras palabras a las partes solo le corresponde las
alegaciones y la prueba de los hechos, aunque en el proceso
agrario el juez puede traer pruebas de oficio de conformidad
con el artículo 202 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario;
a tales efecto, se hace importante para quien aquí juzga
aclarar, que los actos procesales Agrarios se realizarán en la
forma prevista en la Ley Especial que rige la materia; En
(sic) ausencia de disposición expresa, el Juez Agrario como
Rector y Director del Proceso y conocedor de todo el
Derecho Patrio, determinará los criterios a seguir para su
realización, todo ello con el propósito de garantizar la
consecución de los fines fundamentales del proceso. Es decir,
el Juez Agrario, podrá aplicar disposiciones procesales
establecidas en el ordenamiento jurídico, teniendo en cuenta
el carácter tutelar de derecho sustantivo y adjetivo del
Derecho Agrario por ser este (sic), eminentemente de
Naturaleza Social, cuidando que, las normas aplicadas no
contraríen principios fundamentales Agrarios contenidos en
la Constitución de La República Bolivariana de Venezuela y
la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario.
En este sentido es de notar que el Juez Agrario, A TRAVÉS
DE LAS DISPOSICIONES CONTENIDAS EN LA LEY DE
TIERRAS Y DESARROLLO AGRARIO, REFERIDAS AL
PROCEDIMIENTO ORDINARIO AGRARIO, cuenta con
suficientes poderes jurisdiccionales de orden público y se
halla facultado para realizar de oficio una amplia
averiguación de la verdad del proceso en miras a un interés
superior de justicia Social y Colectiva, sin atender si suple o
no la inactividad voluntaria o involuntaria de las partes.
Considerando al mismo tiempo la función pública de nuestra
jurisdicción Agraria, que se deriva de la necesidad técnica de
dar al juez todos los poderes necesarios para poder cooperar
activamente a la satisfacción del interés público, social y
colectivo que está en juego; y basta reconocer el carácter
público de la función jurisdiccional para deber considerar
como técnicamente inadecuado a los fines de la justicia un
sistema en el que el juez asiste como espectador impasible.
Es por ello, que el juez especialmente en el proceso Agrario,
debe estar en todo caso provisto de los poderes
indispensables para administrar la Justicia de un modo
activo, rápido y seguro: no vale objetar que cuando la
materia de la contienda pertenece al derecho privado también
la marcha del proceso se puede considerar como un negocio
privado, cuya suerte puede abandonarse al interés individual
de los contendientes; por el contrario también en los procesos
sobre controversias entre particulares entra en juego, tan
pronto como se invoca la intervención del juez, el interés
eminentemente público que es la recta y solícita aplicación de
la ley al caso concreto, razón por la cual el A quo debió
admitir y sustanciar de manera oficiosa ‘lo Propuesto’ por la
actora, a los Principios sustantivos y Adjetivos Agrarios
contenidos en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario; en
virtud de ser conocedor de todo el derecho y garante de la
tutela efectiva debió ajustar el procedimiento del Código de
Procedimiento Civil por el Procedimiento Ordinario Agrario
previsto en el Artículo 197 y siguientes de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario.
Por ello, ratifica este Juzgado Superior Agrario, tal y como
bien explico (sic), al momento de suscitarse controversias con
ocasión de la actividad agraria que pudieran dar origen a las
llamadas acciones posesorias, mal podrían las mismas ser
tramitadas a través de procedimientos civiles como es el caso
del interdictal, tal y como se ha evidenciado a lo largo del
fallo, está dirigido a satisfacer un interés particular por
encima del social y colectivo, y debe ser sustanciadas por lo
dispuesto en el Procedimiento Ordinario Agrario.
Ante tal circunstancia, y en atención a los parámetros
anteriormente establecidos, por consiguiente, visto que ha
sido determinada la violación del Debido Proceso por parte
del A quo, al admitir y sustanciar la Querella Interdictal
Restitutoria y Decreto Medida Provisional de Secuestro sobre
el Fundo Agrícola El Turey, de conformidad con lo
establecido en el Artículo 699 del Código de Procedimiento
Civil, este JUZGADO SUPERIOR AGRARIO actuando como
Tribunal de Alzada DECLARA CON LUGAR LA
APELACIÓN interpuesta en fecha 28 de Abril de 2009 por el
abogado Pablo José Contreras, venezolano, mayor de edad,
titular de la cedula de identidad bajo el N ° 14.418.266
inscrito en el Instituto de Previsión Social del abogado bajo el
Nº 97.853, actuando de Oficio en su carácter de Defensor
Publico (sic)Agrario contra el Auto de fecha Doce de Marzo
de 2008, emanado del Juzgado Agrario Primero de Primera
Instancia de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia,
ANULA EL AUTO DE ADMISIÓN de la Querella Interdictal
Restitutoria de la Posesión interpuesta por los ciudadanos,
VERÓNICA JOSEFINA FRANCO, titular de la cedula de
identidad Nro. V- 7.614.331, NICELIA HERNÁNDEZ
FRANCO, titular de la cedula (sic) de identidad Nro. V-
13.301.452, JASMINA VALENTINA FRANCO, titular de la
cedula de identidad Nro. V-5.044.689, FELIPE IRENEO
FRANCO, venezolano, titular de la cedula de identidad Nro.
V-9.734.507, MARIA DEL ROSARIO FRANCO, titular de la
cedula (sic) de identidad Nro. 7.614.330, ELIAS ENOC
FRANCO, titular de la cedula de identidad Nro. V-10.424.366
y EMMA REBECA FRANCO, titular de la cedula (sic) de
identidad Nro. V-7.794.929, contra los ciudadanos RICARDO
IPUANA, LUIS CARLOS GONZÁLEZ, LUIS GUILLERMO
GONZÁLEZ, LUIS CASTILLO, LUIS OCHOA, WILMER
FERNANDEZ, JOSE URDANETA, CARRILLO GONZALEZ
ALVIS, LUIS ALBERTO GONZALEZ, GLORIA GONZALEZ,
ANA GONZALEZ PALMAR, BETTY PALMAR GONZALEZ,
MARIBEL FERNANDEZ, ELIZABETH GONZALEZ,
MARTINES CASTILLO, MARITZA GONZALEZ, MARLENE
CASTILLO, FABIOLA GONZALEZ, CLEMENTINA
MONTIEL, LUZ MARINA CEBALLO, DELIA RODRIGUEZ,
YULIANI MARIA, OSMAIRA BRAVO, ACCIA GONZALEZ,
LUCIA FERNANDEZ, AURA RODRIGUEZ, SORELIS
FERNANDEZ, MAGLENIS DELGADO, MARIA
RODRIGUEZ, YANETH HERNANDEZ, MARITZA ARIAS,
YARITZA ARIAS, YASMIRA ARIAS, YOVANY ARIAS,
YOHENDRY ARIAS, LEVI LARREAL, RUFINA RIOS, JOSE
LUIS AÑEZ, EDGAR SILVA, YOLEIDA LARREAL y
YOLEIDA PALMAR, (…),todos vecinos del fundo El Turey,
ubicado en el Municipio Mara del Estado Zulia y la MEDIDA
PROVISIONAL DE SECUESTRO SOBRE EL FUNDO
AGRÍCOLA EL TUREY, ambas de fecha 12 de Marzo de 2008
emitidos por el Juzgado Agrario Primero de Primera
Instancia de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, a
cargo del Juez Luis Enrique Castillo Soto, y ORDENA al
Juzgado Agrario Primero de Primera Instancia de la
Circunscripción Judicial del Estado Zulia Reponer La Causa
al estado de admitir y sustanciar dicha querella, por el
Procedimiento Ordinario Agrario tal y como lo establece la
Ley de Tierras y Desarrollo Agrario en su Artículo 197, por
la especialidad del Derecho Agrario. ASÍ SE DECIDE.
DEL CONTROL DIFUSO DE LA CONSTITUCIONALIDAD
Ahora bien, considera necesario este Juzgador una vez
analizadas las actas procesales, realizar algunas
consideraciones en torno a los artículos 699 al 711 del
Código de Procedimiento Civil, a los fines de establecer si el
contenido de tales disposiciones, en tanto pueden contradecir
manifiestamente lo dispuesto en el vigente artículo 253 del
Texto Constitucional; y dilucidar, si efectivamente, existe una
contradicción entre ambas normas y, en tal caso, desaplicar
por control difuso de conformidad con lo previsto en el
artículo 334 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, los mencionados artículos 699 al 711 del
Código de Procedimiento Civil.
Ahora bien el artículo 334 constitucional atribuye a todos los
jueces de la República la obligación de asegurar la integridad
de la Constitución, siempre dentro del ámbito de su
competencia y conforme a lo previsto en el mismo Texto
Fundamental, lo que se traduce en el deber de ejercer, aún de
oficio, el control difuso de la constitucionalidad de las leyes o
normas jurídicas, a fin de garantizar la supremacía
constitucional y resolver por esta vía, los conflictos o
colisiones que puedan presentarse en cualquier causa, entre
normas legales o sub legales y una o varias disposiciones
constitucionales, en cuyo caso deben aplicar preferentemente
estas últimas.
…omissis…
En este sentido, reitera la Sala Constitucional, que la revisión
de las sentencias definitivamente firmes de control difuso de
la constitucionalidad, redunda en una mayor protección de la
Constitución e impide la aplicación generalizada de normas
inconstitucionales o bien la desaplicación de normas
ajustadas al Texto Fundamental, en perjuicio de la seguridad
jurídica y del orden público constitucional, el control difuso
de la constitucionalidad se activa ante la presencia de una
norma que contiene una antinomia, por razones intrínsecas,
de contenido, con la Ley Máxima; en ningún caso, por causas
extrañas –ergo, no imputables a la disposición cuya
constitucionalidad se cuestione, es por lo que este Juzgado
Superior Agrario en ejercicio del control difuso de la
constitucionalidad, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 334 constitucional y 20 del Código de Procedimiento
Civil, y visto que la norma contenida en los artículos 699 al
711 del Código de Procedimiento Civil referentes a los
Interdictos Posesorios para sustanciar los Interdictos
Posesorios de Materia Agraria, violan el artículo 49 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que
establece el Debido Proceso, desaplica POR
INCONSTITUCIONAL EN EL CASO CONCRETO, los
mencionados artículos para sustanciar los Interdictos
Posesorios en Materia Agraria. ASI SE DECIDE.
DISPOSITIVO
En consideración a la revisión minuciosa de las actas que
conforman el expediente, este Juzgado Superior Agrario de la
Circunscripción Judicial del Estado Zulia, actuando como
Tribunal de Alzada, administrando justicia en nombre de la
República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la
Ley, declara:
PRIMERO: CON LUGAR LA APELACIÓN en fecha (sic) 28
de Abril de 2009 por el abogado Pablo José Contreras,
venezolano, mayor de edad, titular de la cedula (sic) de
identidad bajo el N ° 14.418.266 inscrito en el Instituto de
Previsión Social del abogado bajo el Nº 97.853, actuando de
Oficio en su carácter de Defensor Publico (sic) Agrario
contra el Auto de fecha Doce de Marzo de 2008, emanado del
Juzgado Agrario Primero de Primera Instancia de la
Circunscripción Judicial del Estado Zulia, donde Admitió
Querella Interdictal Restitutoria y Decreto Medida
Provisional de Secuestro sobre el Fundo Agrícola El Turey,
de conformidad con lo establecido en el Artículo 699 del
Código de Procedimiento Civil.
SEGUNDO: SE ANULA EL AUTO DE ADMISIÓN de la
Querella Interdictal Restitutoria de la Posesión (…).
…omissis…
QUINTO: Conforme al artículo 334 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela y en acatamiento a la
Doctrina vinculante de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, SE DECLARAN DESAPLICADOS POR
CONTROL DIFUSO DE LA CONSTITUCIONALIDAD a las
leyes para el caso en concreto, los artículos 699 al 711 del
Código de Procedimiento Civil, que regulan los Interdictos
Posesorios en materia agraria, por ser el mismo contrario a
lo establecido en los artículos 2, 49 y 253, de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela”.

II
DE LA COMPETENCIA

De acuerdo con el artículo 336 numeral 10 de la Constitución de la


República Bolivariana de Venezuela, corresponde a la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, realizar el examen de las sentencias de control de
la constitucionalidad que dicten los tribunales de la República, en los siguientes
términos:

“Artículo 336. Son atribuciones de la Sala Constitucional del


Tribunal Supremo de Justicia:
…omissis…
10. Revisar las sentencias definitivamente firmes de amparo
constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o normas
jurídicas dictadas por los Tribunales de la República, en los
términos establecidos por la ley orgánica respectiva.”.

Al respecto, esta Sala en fallo N° 1.400 del 8 de agosto de 2001, determinó


lo siguiente:

“(…) el juez constitucional debe hacer saber al Tribunal Supremo


de Justicia sobre la decisión adoptada, a los efectos del ejercicio de
la revisión discrecional atribuida a la Sala Constitucional conforme
lo disponen los artículos 335 y 336.10 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela”.

Por su parte, el numeral 12 del artículo 25 de la Ley Orgánica del Tribunal


Supremo de Justicia, ratifica la competencia de esta Sala para conocer de las
sentencias definitivamente firmes en las cuales se haya aplicado el control difuso
de la constitucionalidad, en los siguientes términos:

“Artículo 25. Son competencias de la Sala Constitucional del


Tribunal Supremo de Justicia:

12. Revisar las sentencias definitivamente firmes en las que se haya
ejercido el control difuso de la constitucionalidad de las leyes u
otra normas jurídicas, que sean dictadas por las demás Sala del
Tribunal Supremo de Justicia y demás tribunales de la República”.

Conforme a lo anterior, visto que en el presente caso el Juzgado Superior


Agrario de la Circunscripción Judicial de los Estados Zulia y Falcón, desaplicó el
contenido de los artículos 699 al 711 del Código de Procedimiento Civil, esta
Sala Constitucional se declara competente para realizar el examen sobre el
ejercicio del control difuso efectuado. Así se decide.

III
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Precisado lo anterior, esta Sala pasa a efectuar la revisión del fallo dictado
el 27 de julio de 2009, por el Juzgado Superior Agrario de la Circunscripción
Judicial de los Estados Zulia y Falcón, mediante la cual desaplicó por control
difuso los artículos 699 al 711 del Código de Procedimiento Civil. Al respecto, se
observa:

El juez del Juzgado Superior Agrario de la Circunscripción Judicial de los


Estados Zulia y Falcón, fundamentó la desaplicación al expresar “(…) que el
Procedimiento interdictal previsto en el artículo 699 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil no es el más idóneo para tramitar las acciones posesorias
agrarias, estima necesario establecer, que efectivamente, existe una
contradicción entre los artículos 699 al 711 de Código de Procedimiento Civil y
el Artículo 253 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela”. En tal sentido, adujo que “[l]a Posesión Agraria se caracteriza por
todos aquellos actos realizados directamente por el hombre o la mujer,
destinados al ejercicio permanente de la actividad agropecuaria, en los
términos del artículo 305 constitucional, es decir, (…) el trabajo directo sin
intermediarios de la tierra con fines agroalimentarios. Es así que no puede
haber una posesión agraria sin que se tenga el bien o la cosa, de manera tal que
ésta produzca, de ello se concluye que la posesión agraria implica la el (sic)
trabajo directo en el predio agrario objeto de posesión no importando que se
encuentre ubicado dentro o fuera de la poligonal urbana. Se colige que la
posesión agraria trasciende a los intereses particulares y llega hasta el interés
social y colectivo, el cual es proteger o evitar la interrupción, ruina o
desmejoramiento de la producción de alimentos y protegiendo el ambiente, para
luego dirimir el conflicto entre particulares, interpuesto con ocasión a la
actividad agraria, de acuerdo a lo previsto en el artículo (sic) 197, 210 (sic) y
siguientes de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, relativo al procedimiento
ordinario agrario”.

Ahora bien, esta Sala mediante sentencia N° 1080 del 7 de julio de 2011,
estableció con carácter vinculante la inaplicabilidad de las disposiciones del
derecho civil para resolver situaciones derivadas de las instituciones propias del
derecho agrario, en especial las concernientes a las llamadas acciones posesorias
agrarias, en dicho fallo se expresó:

“(…) esta Sala considera necesario reiterar respecto a la


competencia agraria, que la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela concibió una reforma del marco
institucional del Estado, que traza una redefinición
estructural del arquetipo para el desarrollo de la nación y,
particularmente de las competencias del Estado -los órganos
del Poder Público- (Vid. Sentencia de esta Sala Nº 1.444/08),
la legislación vigente y la sociedad, en orden a armonizarlo
con los fines que le han sido constitucionalmente
encomendados.
A los fines de resolver el asunto planteado, se aprecia de
manera preliminar que de un análisis de las disposiciones de
la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario en su conjunto
permiten establecer que las acciones posesorias agrarias por
perturbación o por despojo, ejercidas conforme a los
supuestos previstos en el numeral 1 del artículo 197 eiusdem
(competencia material de los Juzgados Agrarios), deben ser
tramitadas y decididas conforme al procedimiento ordinario
agrario, establecido en los artículos 186 y siguientes de la
Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, y no por el
procedimiento interdictal preceptuado en los artículos 699 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil, ello en virtud a
la autonomía y especialidad del derecho agrario, cuyos
principios rectores son de estricto orden público en razón de
los intereses sociales y colectivos tutelados por los
procedimientos previstos en la referida ley especial, la cual
ha devenido en el tiempo con más fuerza como una
herramienta para la consecución de la paz social en el campo
a través del establecimiento y perfeccionamiento de
instituciones que le son propias, tal como lo es la posesión
agraria.
Incluso, la aplicación preferente de la legislación agraria y
por ende del procedimiento ordinario regulado en la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario a casos donde lo debatido sea la
posesión agraria, se deriva no sólo por el análisis legislativo
sino también de los precedentes jurisprudenciales que ha
emitido al respecto este Tribunal Supremo de Justicia,
destacando primeramente, el artículo 197 eiusdem, el cual
establece expresamente que ‘Las controversias que se
susciten entre particulares con motivo de las actividades
agrarias serán sustanciadas y decididas por los tribunales de
la jurisdicción agraria, conforme al procedimiento ordinario
agrario, el cual se tramitará oralmente, a menos que en otras
leyes se establezcan procedimientos especiales’; así como
también, el artículo 208 numerales 1 y 7, al indicar que ‘Los
juzgados de primera instancia agraria conocerán de las
demandas entre particulares que se promuevan con ocasión
de la actividad agraria, sobre los siguientes asuntos: (…) 1.
Acciones declarativas, petitorias, reivindicatorias y
posesorias en materia agraria (…). 7. Acciones derivadas de
perturbaciones o daños a la propiedad o posesión
agraria’-, lo cual evidencia también la existencia de un foro
atrayente con respecto a la jurisdicción agraria para ventilar
conflictos que se produzcan con motivo de dicha actividad;
todo ello, en resguardo del derecho a la tutela judicial
efectiva y al debido proceso, incluyendo dentro de este último
el derecho a ser juzgado por el juez natural, los cuales están
garantizados por nuestra Carta Magna.
…omissis…
Ello es así, por cuanto la posesión agraria va más allá de los
intereses particulares que rodean la posesión civil, pues sobre
la base del interés social y colectivo, persigue proteger la
seguridad agroalimentaria de la República, por lo que la
misma es una institución eminentemente de derecho agrario,
cuyo objetivo fundamental va dirigido a la explotación directa
de la tierra con el objeto de favorecer la producción de
alimentos, para luego dirimir el conflicto entre los
particulares interpuesto con ocasión de la actividad agraria,
tal y como lo establece el procedimiento ordinario establecido
en la mencionada ley especial, cuyo norte es el respeto y
cumplimiento de las garantías constitucionales.
…omissis…
Efectivamente, la jurisdicción especial agraria es la llamada
a amparar los principios constitucionales previstos en los
artículos 2, 26, 49, 305 y 307 y que el legislador concentró en
el artículo 1 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, como
la consolidación de los mismos dentro de un estado
democrático, social de derecho y de justicia, en la búsqueda
de la profundización de los valores constitucionales de
desarrollo sustentable, inherentes a la seguridad
agroalimentaria y a la justa disponibilidad suficiente de
alimentos de calidad, distribución de la riqueza y
planificación estratégica, democrática y participativa; así
como la mejora de la calidad de vida de la población
campesina, y el logro de un desarrollo amónico y viable en el
contexto de la justicia social que toda actividad agraria
persigue.
Esta especialidad en cuanto a la naturaleza e independencia
del derecho agrario sobre el derecho civil, tanto en la materia
adjetiva o sustantiva, es el centro de discusión del presente
caso, tal como fue formulado en la acción de amparo
constitucional, posición la cual no es de novel data, por el
contrario la misma tuvo su origen en los estudios del
maestro Giangastone Bolla, a inicios del siglo pasado,
considerado el padre de la escuela clásica del derecho
agrario, quien enfáticamente se pronunció sobre
la inaplicabilidad de las disposiciones del derecho civil para
resolver situaciones derivadas de la aplicación de las
instituciones propias del derecho agrario, lo cual fue
posteriormente reforzado de manera diferente por el
maestro Antonio Carroza, conocido como el padre de la
escuela clásica, quien a comienzos de los años 60, impulsó el
tema de la autonomía del derecho agrario, en la existencia de
institutos propios, que lo llevaron a definir el derecho agrario
como el complejo ordenado y sistematizado de los institutos
típicos que regulan la materia de la agricultura, institutos los
cuales fueron recogidos directamente por la Ley de Tierras de
Desarrollo Agrario.
En virtud de ello, como nuevo paradigma en la sociedad
venezolana, el ordenamiento supremo ha levantado el
derecho a la seguridad agroalimentaria, establecido en el
artículo 305 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, en los siguientes términos:
‘Artículo 305. El Estado promoverá la agricultura sustentable
como base estratégica del desarrollo rural integral, a fin de
garantizar la seguridad alimentaria de la población;
entendida como la disponibilidad suficiente y estable de
alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno y
permanente a éstos por parte del público consumidor. La
seguridad alimentaria se alcanzará desarrollando y
privilegiando la producción agropecuaria interna,
entendiéndose como tal la proveniente de las actividades
agrícola, pecuaria, pesquera y acuícola. La producción de
alimentos es de interés nacional y fundamental para el
desarrollo económico y social de la Nación. A tales fines, el
Estado dictará las medidas de orden financiero, comercial,
transferencia tecnológica, tenencia de la tierra,
infraestructura, capacitación de mano de obra y otras que
fueran necesarias para alcanzar niveles estratégicos de
autoabastecimiento. Además, promoverá las acciones en el
marco de la economía nacional e internacional para
compensar las desventajas propias de la actividad agrícola
(…)’.
Al respecto, debe la Sala aclarar que el Constituyente en el
artículo 305 eiusdem cometió un error, al confundir un
término eminentemente sociológico como lo es el de Nación
cuando debe referirse a estructuras políticos territoriales
como Estado o República.
Esta visión integral y por ende sistémica del derecho agrario,
se encuentra sometida en mayor o menor grado a un régimen
estatutario de derecho público que ha sido objeto de tutela
por parte del legislador, no sólo mediante una serie de
medidas relacionadas directamente con el régimen sustantivo
de los derechos -vgr. La afectación de uso y redistribución de
las tierras-, sino mediante la creación de una jurisdicción
especial, regulada por un derecho adjetivo también especial,
que permita a los particulares un acceso directo a órganos
jurisdiccionales especializados; que estén en capacidad de
atender con criterios técnicos, sus necesidades frente a las
actividades u omisiones de la Administración, tomando en
consideración el interés general de asentar las bases del
desarrollo rural integral y sustentable, asegurando la
vigencia efectiva de los derechos de protección ambiental y
agroalimentario de la presente y futuras generaciones.
…omissis…
Por ello, la aplicación del procedimiento ordinario regulado
en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario a las acciones
posesorias en materia agraria, si bien se desprende del
contenido expreso de los artículos 186 y 197 numerales 1 y 7
eiusdem, el mismo encuentra pleno fundamento en las
características propias de la competencia agraria, tal como
se desprende de la jurisprudencia vinculante de esta Sala
antes mencionada.
Asimismo, la necesidad de atender al contenido del
ordenamiento estatutario de derecho público en materia
agraria, ha sido puesto de manifiesto por esta Sala en la
sentencia Nº 962/06, según la cual ‘siendo que a los órganos
jurisdiccionales en la materia les corresponde garantizar la
seguridad alimentaria, el legislador no se encuentra limitado
en el establecimiento de las facultades inquisitivas de los
mencionados órganos, ni siquiera para posibilitar una
actuación oficiosa que en modo alguno colide con su
imparcialidad, sino que se encuadra en el carácter subjetivo y
garantista del procedimiento contencioso administrativo,
donde el juez propende a la salvaguarda de las situaciones
jurídicas que en el ámbito de sus competencias y por mandato
constitucional, se encuentra llamado a tutelar, aun frente a la
inactividad particular de invocar la tutela a la seguridad
agroalimentaria o ante la omisión de los órganos
administrativos, en privilegiar y desarrollar la producción
agropecuaria interna y proteger la biodiversidad. Con ello,
resulta constitucionalmente legítima la actuación oficiosa de
los órganos jurisdiccionales cuando el bien tutelado así lo
amerite y exista disposición legal que lo faculte, como es el
caso de la adopción de medidas que desde el punto de vista
material, pudieran calificarse de funciones administrativas,
tomadas en ejercicio de la potestad jurisdiccional para la
salvaguarda de la seguridad agroalimentaria y de la
biodiversidad’.
Las anteriores decisiones son un ejemplo, de la lucha
plausible que se está generando, para establecer y confirmar
la especialidad y autonomía del derecho agrario; y ello es en
cumplimiento a nuestra propia Constitución, quien como ley
de leyes, sentó las bases de una solida jurisdicción agraria,
cuya misión va más allá de un simple control de la legalidad
agraria; por lo cual a los operadores de justicia le es
ineludible procurar mantener la vigencia del texto
constitucional, previsto en los artículos 305, 306 y 307, como
garantes de una efectiva aplicación de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario y demás normativas que versen sobre la
materia.
En razón de las anteriores consideraciones, es necesario
recalcar que lo ajustado a derecho es aplicar a las acciones
posesorias en materia agraria el procedimiento ordinario
regulado en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, ya que
las normas contenidas en nuestro Código Civil desarrolladas
a través del Código de Procedimiento Civil, resultan
absolutamente incompatibles para dirimir conflictos entre
particulares con ocasión de la actividad agrícola, como es el
caso de las acciones posesorias agrarias, y ello se hace más
patente desde la promulgación de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario (2001), pues desde ese instante contamos
en nuestro país con un derecho agrario autónomo y especial,
donde además de muchos otros aspectos de relevancia, se
estipuló que en casos de controversias la misma sería
dirimida por la nueva jurisdicción especial agraria, o ante la
jurisdicción contencioso administrativa, según corresponda a
la naturaleza de la acción, demanda o recurso; por lo cual se
hace inexplicable que aún existan dudas sobre la aplicación
de la normativa especial agraria, y se siga luchando por
defender la autonomía de esta rama del derecho tan especial
y garantista.
Así, resulta ineludible la necesaria abolición de la
aplicación del derecho civil, a instituciones propias del
derecho agrario, más aun con la existencia de un cuerpo
legal que lo regula, por lo que la aplicación del
procedimiento ordinario regulado en la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario a las acciones posesorias en materia
agraria, si bien se desprende del contenido expreso de los
artículos 197 y 208 numerales 1 y 7 eiusdem, el mismo
encuentra pleno fundamento en las características propias
de la competencia agraria, tal como se desprende de la
jurisprudencia vinculante de esta Sala antes
mencionada (principio de ley especial y posterior en la
materia)”.

Efectivamente, la Sala con fundamento en los artículos 305, 306 y 307 de


la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ratificó la
especialidad y autonomía del derecho agrario, reconociendo que dichas
disposiciones constitucionales crearon los cimientos para el desarrollo y
formación de la actual jurisdicción agraria, partiendo del principio de seguridad
agroalimentaria como el medio para asentar las bases del desarrollo rural integral
y sustentable, asegurando la vigencia efectiva de los derechos de protección
ambiental y agroalimentario de la presente y futuras generaciones.

De igual forma, cabe resalta que la actividad agraria fue ampliamente


regulada por el legislador a través de la creación de una jurisdicción especial que
permite a los ciudadanos tener acceso directo a órganos jurisdiccionales
especializados (Tribunales con Competencia Agraria), no sólo para resolver las
disputas que se presenten entre los particulares con motivo de la actividad
agraria, sino también aquellas que correspondan al ámbito contencioso
administrativo, es decir las disputas que se susciten entre particulares y entes
estatales agrarios. Por ello, las normas especiales de la jurisdicción agraria deben
ser aplicadas a todas las controversias que se susciten con motivo de dicha
actividad.

Así las cosas, como quiera que la posesión agraria excede el interés
particular que comprende la posesión civil, toda vez que la misma tiene un
interés social y colectivo que persigue proteger el trabajo directo de quien lo
ejerza, lo que indudablemente persigue la seguridad agroalimentaria de la
República, se concluye que ésta tiene un carácter eminentemente de derecho
agrario que necesariamente debe ser regulado por la ley especial que rige la
actividad agraria.

Por ello, ratifica la Sala que lo ajustado a derecho es aplicar a las acciones
posesorias en materia agraria el procedimiento ordinario regulado en la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario, y no el procedimiento interdictal preceptuado en
los artículos 699 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, pues resulta
incompatible e inadecuado para dirimir los conflictos entre particulares con
ocasión de la actividad agrícola, por ello es necesario excluir la aplicación del
derecho civil a instituciones propias del derecho agrario, más aun cuando existe
una normativa legal como la prevista en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario,
que regula la aplicación de las acciones posesorias en materia agraria y tomando
en cuenta la autonomía y especialidad del derecho agrario, cuyos principios
rectores son de estricto orden público en razón de los intereses sociales y
colectivos tutelados por los procedimientos previstos en la referida ley especial.

Así, la Sala estima que el Juzgado Superior Agrario de la Circunscripción


Judicial de los Estados Zulia y Falcón actuó conforme a derecho, al señalar como
procedimiento aplicable a las acciones posesorias en materia agraria el ordinario
regulado en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario -Cfr. Artículos 197 y 208
numerales 1 y 7-. En tal virtud, se declara conforme a derecho la desaplicación de
los artículos 699 al 711 del Código de Procedimiento Civil, efectuada por el
mencionado Juzgado Superior el 27 de julio de 2009. Así se decide.

IV
DECISIÓN

Por las razones expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala


Constitucional, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de
Venezuela por autoridad de la ley, declara CONFORME A DERECHO la
desaplicación de los artículos 699 al 711 del Código de Procedimiento Civil,
efectuada por el Juzgado Superior Agrario de la Circunscripción Judicial de los
Estados Zulia y Falcón, el 15 de julio de 2009.
Publíquese, regístrese y archívese el expediente. Remítase copia
certificada de esta decisión al Juzgado Superior Agrario de la Circunscripción
Judicial de los Estados Zulia y Falcón.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones de la Sala Constitucional


del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 06 días del mes de mayo de
dos mil trece (2013). Años 203º de la Independencia y 154º de la Federación.

La Presidenta de la Sala,

LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO


Ponente

El Vicepresidente,

FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ

Los Magistrados,

MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES


JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER

GLADYS MARÍA GUTIÉRREZ ALVARADO

El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

Exp. N° 12-0428
LEML/h

También podría gustarte