La Ciudad Visigoda

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LA CIUDAD VISIGODA

ÍNDICE

Introducción

objetivos del trabajo

desarrollo

conclusión

bibliografía
Introducción

En el año 507 la presión de los francos provocó que los visigodos, que hasta entonces habían
ocupado y controlado el sur de la Galia y buena parte del norte de la Península Ibérica, pasaran
a Hispania en masa. Ese año se toma como el de la fundación del Reino Visigodo de Toledo,
que no se consolidaría hasta el reinado de Leovigildo (568–586) con la incorporación del reino
suevo de Galicia y la franja norte cantábrica.

El dominio visigodo de la península se alargaría durante 196 años, hasta que en 711 comienza
la conquista musulmana. Durante todo ese tiempo hubo de hacer frente a la amenaza
merovingia por el noreste y a la bizantina por la costa mediterránea. El estado de guerra casi
permanente impidió que los visigodos se detuviesen en la fundación de nuevas ciudades, con
apenas unas pocas excepciones (solo una está confirmada y las otras son dudosas). Aun así,
los visigodos serán los únicos fundadores de nuevas ciudades en Europa occidental entre los
siglos V y VIII.

Objetivos del trabajo


Los reyes godos no fundaron una red alternativa de ciudades ni organizaron el territorio de
forma diferente. Sus fundaciones se reducen a Recópolis Y OTRAS SIN CONFIRMAR COMO
Victoriacum y oLITE.

Desarrollo

La ciudad continuó siendo el centro administrativo, político, social y económico de los


territorios de Hispania. En la ciudad residía el obispo, que no es un detalle para nada baladí,
y a ella habían de acudir los campesinos para poder comprar y vender sus productos o para
trabajar en el ensalzamiento de la ciudad cuando eran convocados. Aquí se refugiaban en
caso de necesidad nobles y miembros del Oficio Palatino, y desde aquí se gestionaban los
extensos territorios eclesiásticos y los monasterios.

Las ciudades romanas estuvieron amuralladas y de forma muy potente, hasta el punto en
que muchas de ellas fueron verdaderos baluartes en época visigoda. Hidacio nos dice que a
la llegada de los bárbaros, los habitantes de las ciudades habían logrado defenderse gracias
a sus murallas, así como en centros acondicionados para la defensa –castella–. Tenemos
innumerables ejemplos de ciudades amuralladas y funcionales en época visigoda: Toledo,
Lugo, Astorga, Córdoba, Zaragoza… y un sinfín más repartidas por toda la orografía
hispana. Las murallas no solo tenían una función defensiva en caso de confrontación, sino
que las ciudades precisaban tener murallas para guardar a sus habitantes, sus templos, sus
gobiernos, y lo más importante de todo, sus riquezas. Incluso en una provincia pacificada
como era Hispania había problemas antes de la llegada de los bárbaros: bandidos,
asaltantes…
Reccopolis

En el año 578 Leovigildo dirige el último reino arriano surgido de la descomposición del
Imperio Romano de Occidente. Para afirmar su independencia frente a merovingios (a los
que acababa de derrotar) y bizantinos decide adoptar atributos imperiales romanos:
acuñación de moneda con su nombre y fundación de ciudades.

Es en este contexto que impulsa la creación de una ciudad de nueva planta en el Cerro de
la Oliva (a 1,5 kilómetros de Zorita de los Canes en Guadalajara), dominando una amplia
vega agrícola junto al curso del río Tajo y la sierra de Altomira.

La nombra Reccopolis (en latín, Recópolis en castellano actual), sin que los investigadores
se pongan de acuerdo en si la etimología procede de su hijo Recaredo o de rexopolis
(ciudad del rey). En ella intenta imitar el trazado urbanístico de Constantinopla, dotándola de
murallas con puertas monumentales, acueductos, iglesias y su propio palacio real, que se
extienden a lo largo de sus 33 hectáreas de superficie.

La ocupación musulmana no modifica la estructura general urbanística, pero para el siglo IX


es abandonada en beneficio de Zorita de los Canes, para cuyos nuevos edificios se emplea
Reccopolis como cantera. Tras una breve repoblación cristiana entre finales del siglo XI y
principios del XV, la ciudad quedaría abandonada definitivamente.
Se encontraron vestigios de torres cada 30 metros en las murallas, mercados y barrios
comerciales y residenciales, e incluso el edificio donde se acuñaba moneda. El palacio,
situado en la parte alta, tenía dos pisos y estaba conectado a una capilla palatina al estilo
bizantino. En cuanto al acueducto, es el único descubierto hasta el momento de época
visigoda.

Victoriacum

El mismo Leovigildo fundaría una nueva ciudad tres años más tarde, en 581, tras su victoria
sobre los vascones. Lo cuenta Juan de Biclaro en su Chronicon escrito hacia 589:

…Anno V Tiberii, qui est Leovegildi XIII annus […] Leovegildus rex partem Vasconiae
occupat et civitatem, quae Victoriacum nuncupatur, condidit […] (Año quinto de Tiberio y
décimotercero de Leovigildo [¿581?] El rey Leovigildo ocupa parte de la Vasconia y funda la
ciudad que se llama Victoriacum)

Juan de Biclaro era un sacerdote godo nacido en lo que hoy es Santarém (Portugal), que se
formó en Constantinopla y a su regreso fue desterrado por Leovigildo a Barcino (Barcelona).
Hacia 585 fue perdonado por el rey y nombrado obispo de Gerunda (Gerona).
El problema es que los investigadores no se ponen de acuerdo en la localización de esa
ciudad. Algunos opinan que, dadas las similitudes del nombre, podría ser la capital alavesa
de Vitoria. Otros la identifican con el yacimiento de Iruña-Veleia, a 10 kilómetros al oeste de
Vitoria, y de origen romano. No han aparecido restos visigodos en la provincia de Álava que
se hayan podido asociar a esta ciudad de Victoriacum, por lo que el debate continúa solo en
términos etimológicos.

Denominando a la ciudad Nueva Vitoria y no Vitoria a secas. Lo cual posiblemente no tiene


nada que ver con la existencia de la Victoriacum de Leovigildo, pero quién sabe.

Oligicus / Ologite

En febrero del año 621 el rey visigodo Sisebuto moría en extrañas circunstancias en Toledo
siendo sucedido por su hijo Recaredo II, apenas un niño, quien no viviría más allá del mes
de abril del mismo año. Ello propició el ascenso al trono de su tío, el general Suintila.

Ese mismo año Suintila derrotó a los vascones, que amezaban la Tarraconense, e hizo
entre ellos numerosos prisioneros y rehenes. Con ellos como mano de obra fundo y
construyó una nueva ciudad, tal y como cuenta Isidoro de Sevilla en su Historia de regibus
gothorum. La llamó Oligicus u Ologite (el actual Olite en Navarra, situado a 42 kilómetros al
sur de Pamplona). El objetivo era establecer una linea de posiciones fortificadas, junto a
Vitoria, frente a los vascones.
Sin embargo, aunque la afirmación de Isidoro se dio por cierta durante muchos siglos, las
excavaciones arqueológicas en Olite sacaron a la luz restos de las murallas romanas y
numerosos hallazgos epigráficos que demostrarían que la ciudad es mucho más antigua. En
2011 apareció una inscripción en Sansomain (a 15 kilómetros de Olite), fechada por el
profesor Javier Velaza, de la Universidad de Barcelona, en el siglo XII. La inscripción, muy
dañada, dice […]eologite[…]eon per[…]svhinthilanem Regem (que Velaza tradujo como Olite
nuevo por el rey Suintila).

Baiyara

En el Kitab al-Rawd al-Mitar (El libro del jardín fragante), diccionario geográfico de Al-
Ándalus escrito entre los siglos XIII y XV, se menciona que la ciudad musulmana de Baiyara
había sido fundada por Recaredo:

Bayyara, medina de al-Andalus próxima a Porcuna, de la cual le separan diez millas, su


puerto sobre el Río Grande está provisto de un muro de albañilería (al-Rasif). La gran
calzada que sale de la Puerta de Narbona para llegar a la Puerta de Córdoba pasaba por la
puerta de ella. El arco de esta puerta existe todavía sin la menor grieta y su altura sobre el
suelo es tal que un jinete podría alcanzar su cúspide con la punta de su lanza. Esta medina
fue construida por Recaredo, hijo de Leovigildo, rey de los godos…

Lo mismo afirma Isidoro de Sevilla en el libro XV de sus Etimologías. Se desconoce la


localización de esta ciudad porque no hay evidencias arqueológicas, aunque se la suele
asociar con la actual villa cordobesa de Montoro (la antigua Epora romana). De hecho una
teoría afirma que el castillo de Montoro se construyó usando las ruinas de Baiyara como
cantera. Y que el topónimo Montoro derivaría de Mon(te Go)thorum, el Monte de los Godos.

Conclusión

Los reyes godos no fundaron una red alternativa de ciudades ni organizaron el territorio de
forma diferente. Sus fundaciones se reducen a Recópolis, Victoriacum y Begastri. La ciudad
continuó siendo el centro administrativo, político, social y económico de los territorios de
Hispania.

bibliografía

Las ciudades fundadas por los visigodos en la Península Ibérica, las únicas de nueva planta en
Europa Occidental entre los siglos V y VIII (labrujulaverde.com)

Recopolis y la ciudad en la época visigoda (L. Olmo Enciso) / The Roman Empire and its
Germanic Peoples (Herwig Wolfram) / Visigothic Spain 409–711 (Roger Collins) / Parque
Arqueológico de Recópolis (web oficial) / Rutas Arqueológicas en
Navarra / Nabarralde / Crónica de Juan, abad del monasterio de Biclaro / Historia de
Álava (Antonio Rivera) / Ciudades Hispanomusulmanas (Leopoldo Torres Balbás) / Estudios de
Historia y toponimia andaluza: Montoro

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