Ensayo Kentukis
Ensayo Kentukis
Ensayo Kentukis
Eva es la ama del Kentuki de Emilia, quien se encariña con Eva y muestra dependencia
emocional hacia ella. Emilia genera prospecciones sobre las decisiones que tomará respecto a su
relación con su hijo y con Eva. Esto demuestra que Emilia tiene una conducta ansiosa y
preocupada, lo que provoca que sobrepiense su situación con las relaciones que mantiene.
El único tema de conversación que tiene con su hijo se basa en los Kentukis. A través de una
matriz actancial, se encuentra que Emilia desea mantener esa relación viva. Sin embargo, en
algún punto en el camino, la madre se pierde de su objetivo. El opositor es la tecnología.
Emilia deja de lado a su hijo para concentrarse en su ama, quien resulta no corresponder
el cariño que Emilia le tenía. El Kentuki de Emilia le mandó fotos a Eva, ésta última llamó para
decirle: “«Su conejita acaba de mandarme fotos de usted [...] Fotos de su casa repleta de fotos
nuestras». Eva miró el teléfono y le dijo algo a Klaus, que se rió a carcajadas”.(Schweblin, 2018,
página 207). El diminutivo de conejo expresa confianza y cariño, sin embargo, contrasta con el
pronombre usted, el cual se utiliza para denotar respeto al interlocutor. Las oraciones muestran la
ironía de Eva, quien junto con Klaus, se mofan de Emilia. Emilia malinterpretó su relación con
Eva e inevitablemente hace que la madre piense en su problema inicial: la relación perdida con
su hijo.
Eva y Alina muestran una conducta exhibicionista, la cual afecta a su público. Emilia es
una señora de edad avanzada a quien le muestran imagenes no consensuadas de actos sexuales.
Lo mismo le pasa al niño que controla el cuervo de Alina. Este tipo de conducta altera la
cosmovisión de ambos. Emilia considera el tema un tabú y algo ajeno para su generación,
mientras que la percepción del mundo del niño se ve perturbada. Ambas historias son un ejemplo
de cómo a través de la tecnología la moral de los personajes se ve expuesta y el bienestar de
otros se pone en riesgo.
Las historias en un inicio tienen un ritmo moderado, pues no hay razón para apresurarse.
En la vida cotidiana no se espera que el aparato electrónico que compras dé algún problema. La
mayoría de las historias parecen comunes, hasta que la tecnología interfiere con la realidad de su
día a día. Como se ha expresado anteriormente, las historias contienen indicios que las hacen
predecibles. Este es el caso de la historia de Alina que nunca había acompañado a Sven a una de
sus residencias artísticas, y cuidaba de no molestarlo ni meterse en sus espacios. En el último
capítulo, Alina decide entrar a la exposición de su pareja. Fue un error de su parte, pues al entrar
al espacio de Sven, lo termina por conocer y también a ella. Se ve a sí misma en las pantallas y
descubre que él solo la utilizó para su destino, su gloria y los aplausos.
Cada una de las historias termina en su problema inicial. Todos los personajes regresan a
la realidad que tanto deseaban escapar. En cada historia se encuentra la malicia, la ignorancia y la
inmoralidad de los personajes. Schweblin no quería una historia con un final inesperado. La
autora escribe “Kentukis” para que su audiencia reflexione sobre los efectos que la tecnología
puede generar en nuestro mundo y si realmente tenemos control sobre ello. Esto se manifiesta
durante la última psiconarración de Alina: “...por primera vez se preguntó, con un miedo que casi
podría quebrarla, si estaba de pie sobre un mundo del que realmente se pudiera escapar.”
(Schweblin, 2018, página 221).
Referencias:
Schweblin, S. (2018). Kentukis. (3.a ed.) Penguin Random House.