TESIS Virtudes

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UNIVERSIDAD DE MURCIA

DEPARTAMENTO DE OFTALMOLOGÍA,
OPTOMETRÍA, OTORRINOLARINGOLOGÍA Y
ANATOMÍA PATOLÓGICA

Efectos de la Astaxantina en el Fotoenvejecimiento


Cutáneo inducido en Ratones SKH1/CRL
por Radiación UV

Dª. Virtudes Ruiz Sánchez

2014
Efectos de la Astaxantina en el fotoenvejecimiento
cutáneo inducido en ratones SKH1/CRL por
radiación UV

Virtudes Ruiz Sánchez


2014
AGRADECIMIENTOS
AGRADECIMIENTOS

A mi marido y mi hija por su ayuda y apoyo incondicional.

A mi profesor y director de Tesis, Vicente Vicente Ortega, sin el cual


no habría sido posible realizar este trabajo.

A los codirectores, Profesores F. J. Gómez García y F. J. Martínez Díaz,


por su inestimable ayuda.

A los profesores Manuel Canteras Jordana y Matilde Campos Aranda,


de la Cátedra de Bioestadística de la Facultad de Medicina, por su co-
laboración en el estudio estadístico.

Al personal de la Cátedra de Anatomía Patológica que me han ayudado,


especialmente a J. V. Bolarín.
ÍNDICE
Índice

I. INTRODUCCION 19

II. ANTECEDENTES 25
A. Piel 27
B. El sol y sus efectos sobre la piel: Radiación Ultravioleta 66
C. Envejecimiento cutáneo. Fotoenvejecimiento 77
D. Fotoprotección 80
E. Sustancias antienvejecimiento 91
F. Modelos experimentales de Fotoenvejecimiento 98

III. OBJETIVOS 103

IV. MATERIAL Y MÉTODOS 107


A. MATERIAL 109
a. Animales 109
b. Lámpara 110
c. Astaxantina 111
B. MÉTODOS 113
a. Procedimiento experimental 113

17
b. Método anatomopatológico 115
c. Método Estadístico 121

V. RESULTADOS 123

VI. DISCUSIÓN 183

VII. RESUMEN 225

VIII. CONCLUSIONES 231

IX. BIBLIOGRAFIA 235

18
I
INTRODUCCIÓN
I. Introducción

La piel, como los restantes órganos de la economía, va a su-


frir con el transcurso del tiempo, una serie de cambios, tanto mor-
fológicos o estructurales como de la función, que han sido
englobados bajo el término de envejecimiento cronológico, tam-
bién llamado intrínseco o fisiológico. Además, la piel es el único
órgano que puede sufrir otros cambios, causados directamente
por la exposición crónica a la radiación ultravioleta solar, que se
suman a los anteriores, por lo que el resultado final va a estár ca-
racterizado por alteraciones cutáneas de mayor gravedad que las
del envejecimiento intrínseco. Dichas alteraciones se conocen
con el término de fotoenvejecimiento, dermatoheliosis o enve-
jecimiento cutáneo patológico. El concepto fue establecido por
Kligman en 1982 para describir los daños que ocurrían en la piel
tras la exposición solar crónica. Está caracterizado por un enve-

21
jecimiento cutáneo de presentación precoz, más extenso y sobre
todo, de mayor gravedad, puesto que casi siempre se acompaña
de fotocarcinogénesis o presentación de cánceres cutáneos.

El envejecimiento humano ha sido definido por la OMS


como un proceso biológico, es decir natural, que además es ine-
vitable, universal, irreversible y heterogéneo en cuanto a la velo-
cidad de presentación de los cambios en las distintas estructuras
orgánicas. Actualmente se acepta que aunque el origen de dichos
cambios es multifactorial (factores endógenos, exógenos y epi-
genéticos), los mecanismos íntimos de producción de las altera-
ciones están intimamente relacionados con el daño oxidativo a
nivel celular y tisular en los distintos órganos y aparatos.

Estos hechos han supuesto un doble reto para la ciencia y


en concreto para la investigación científica; por una parte, en re-
lación con el desarrollo de diversos modelos experimentales de
fotoenvejecimiento y fotocarcinogénesis. En este sentido, las di-
ficultades metodológicas que suponen la lenta evolución de los
tumores inducidos por la RUV, junto a las limitaciones éticas que
lleva implícito el desarrollo de modelos experimentales en huma-
nos, explican el gran desarrollo de modelos experimentales en
animales. Estos han sido inducidos fundamentalmente en ratones
mediante la exposición crónica a la radiación ultravioleta, con el
fin de conocer de forma progresiva y detallada los mecanismos

22
I. Introducción

así como los cambios implicados en dicho fenómeno; y por otra


parte, algo similar ha ocurrido respecto al desarrollo de produc-
tos o sistemas de fotoprotección.

Durante los últimos años se ha producido un enorme desa-


rrollo de nuevos agentes protectores solares de naturaleza quí-
mica y de nuevas formulaciones de los de naturaleza física, pero
tal vez en donde haya existido un mayor esfuerzo investigador
corresponda al estudio de los agentes de naturaleza biológica asi
como al ensayo de distintas sustancias de origen natural.

En nuestro trabajo, nos planteamos el desarrollo de un mo-


delo experimental de fotoenvejecimiento y fotocarcinogénesis
cutáneos en ratones desnudos SHK1, mediante la exposición cró-
nica a radiaciones ultravioleta, con el fin de conocer los efectos
de la Astaxantina como posible agente fotoprotector.

23
II
ANTECEDENTES
II. Antecedentes

PIEL

a. DESARROLLO EMBRIOLOGICO

La piel, como cubierta protectora del organismo, represen-


ta un complejo sistema orgánico derivado de dos capas germina-
les distintas: ectodermo y mesodermo.

Está constituida por:

- La epidermis, que es un tejido epitelial derivado del ecto-


dermo de superficie y

- La dermis, una capa más profunda compuesta por tejido


conjuntivo denso, de disposición irregular, que procede del me-
sodermo o mesénquima embrionario.

Las estructuras de la piel varían según su localización en el

27
organismo, de modo que la piel de los parpados es delgada,
blanda y posee vello fino, mientras que la de las cejas es gruesa y
tiene vello grueso a las cuatro o cinco semanas de la fecundación.

La piel embrionaria está formada por una única capa de ec-


todermo de superficie que recubre el mesénquima (la Epidermis)
durante el segundo y tercer trimestre del embarazo y que sufre
un crecimiento en etapas que comporta un aumento del grosor
del mismo. El primordio de la epidermis corresponde a la capa de
células del ectodermo de superficie. Estas células proliferan y
forman una capa de epitelio escamoso, el peridermo, y una capa
basal. Las células del peridermo sufren un proceso de queratini-
zación y descamación continua y son sustituidas por células pro-
cedentes de la capa basal.

Las células peridérmicas exfoliadas forman parte de la sus-


tancia grasa blanca, denominada vérmix caseoso que recubre la
piel fetal. Esta sustancia protege a la piel en desarrollo de la ex-
posición constante al líquido amniótico y de la orina durante el
periodo fetal. La capa basal de la epidermis se convierte en el es-
trato germinativo, que produce células nuevas que son desplaza-
das hacia las capas superficiales. Alrededor de la semana 11, las
células de este estrato han formado la capa intermedia. La susti-
tución de las células peridérmicas continúa hasta alrededor de la
semana 21; posteriormente el peridermo desaparece y se forma
el estrato córneo.

28
II. Antecedentes

La proliferación de células en el estrato germinativo tam-


bién origina las crestas epidérmicas, que se extienden hacia la
dermis en desarrollo. Las crestas aparecen en el embrión en la
semana 10 y se establecen de modo permanente hacia la semana
17. Estas crestas epidérmicas producen surcos en la superficie de
las palmas de las manos y las plantas de los pies, incluyendo los
dedos. El tipo de patrón se determina a nivel genético y consti-
tuye la base del estudio de las huellas dactilares.

La transformación del ectodermo de superficie en una epi-


dermis de varias capas es consecuencia de interacciones de in-
ducción con la dermis.

A finales del periodo embrionario, las células de la cresta


neural migran hacia el mesénquima de la dermis en desarrollo y
se diferencian en melanoblastos. Después, estas células se mue-
ven hacia la unión dermoepidérmica y se diferencian en melano-
citos, que aparecen en la piel en desarrollo entre los días 40 y 50
inmediatamente después de la migración de las células de la
cresta neural. Los melanocitos comienzan a producir melanina
antes del nacimiento y la distribuyen a las células epidérmicas. El
contenido relativo de melanina en los melanocitos explica los dis-
tintos colores de la piel.

La Dermis se desarrolla a partir del mesénquima, que pro-


cede del mesodermo situado por debajo del ectodermo de super-

29
ficie. Hacia la semana 11, las células mesenquimales han comen-
zado a producir fibras de colágeno y elásticas. A medida que se
forman las crestas epidérmicas, la dermis se proyecta hacia la epi-
dermis y forma papilas dérmicas que se introducen entre las cres-
tas epidérmicas. En ellas aparecen asas capilares que aportan
nutrientes a la epidermis y terminaciones nerviosas sensitivas.

Las fibras nerviosas aferentes en desarrollo parecen jugar


un papel importante en la secuencia temporal y espacial de la for-
mación de las papilas dérmicas. En un principio, los vasos sanguí-
neos de la dermis son estructuras sencillas, revestidas de
endotelio, que se diferencian a partir del mesénquima.

Conforme crece la piel, se desarrollan nuevos capilares a


partir de los vasos primitivos. A finales del primer trimestre se ha
establecido la organización vascular principal de la dermis fetal
(Moore, 2004; Saldler,2004).

30
II. Antecedentes

b. ESTRUCTURA DE LA PIEL EN EL ADULTO

La piel es el órgano más extenso y de mayor peso del orga-


nismo, de forma que en una persona de alrededor de 170 cm de al-
tura y 70 kg de peso mide casi 2 m2 y pesa unos 10 kg. Está
destinado a mantener la forma del cuerpo, establecer relaciones
sensoriales con el medio ambiente y protegerlo de las agresiones
externas (microorganismos, luz ultravioleta, traumas mecáni-
cos,etc.). Además, es responsable de la homeostasis y la termo-
rregulación y también puede ser el reflejo de enfermedades
sistémicas (Avci, 2013).

Juega un papel vital como barrera de regulación del medio


interno, controlando la temperatura corporal y el equilibrio hi-
droelectrolítico; representa además, la barrera más importante
frente a la atmosfera exterior y de modo especial frente a la ra-
diaciones solares, que aunque imprescindibles para el manteni-
miento y desarrollo de la vida, pueden al mismo tiempo ser fuente
importante de alteraciones, sobre todo con la exposición persis-
tente, lo que favorece la presentación de cambios degenerativos
como el fotoenvejecimiento, cuya máxima expresión es el cáncer
de piel. Estos hechos se han sido agravados en los últimos tiem-
pos por el alargamiento de la vida media y sobre todo por la
mayor exposición al sol -tanto ocupacional como social-, lo que
unido a una alarmante depleción del ozono, lleva a una mayor irra-
diación ( Vicente, 1999).

31
MORFOLOGIA MACROSCÓPICA

Macroscópicamente la piel parece lisa, pero en realidad


presenta pliegues, surcos, hendiduras y pequeños salientes.

a) Pliegues y surcos. Más o menos acentuados, están siem-


pre presentes en todos los individuos sobre la cara dorsal de cier-
tas articulaciones, incluso cuando éstas están en extensión
completa: codos, rodillas, dedos, muñecas, etc.

b) Arrugas.Que pueden ser provocadas por contracción muscular


debido a un movimiento (las llamadas arrugas de expresión) o por dis-
posiciones estructurales de la piel, como pliegues de las articulaciones.

c) Poros cutáneos. Corresponden al orificio externo del


canal de salida de la glándula sudorípara y sebácea.

TIPOS DE PIEL

Existen dos tipos bien diferenciados:

✓ Piel Fina o blanda que es aquella que se encuentra prin-


cipalmente en los párpados y las zonas genitales.

✓ Piel gruesa es la que se localiza en la piel labial, plantar y


palmar, además se caracteriza por tener un estrato córneo
muy desarrollado en comparación con el resto de la piel.

32
II. Antecedentes

En la piel del varón se produce más secreción sebácea que


en la de la mujer, como consecuencia, la piel masculina es más
gruesa y grasa que la femenina.

MORFOLOGIA MICROSCOPICA

La piel está constituida por 3 capas situadas horizontalmente:

✓ Epidermis

✓ Dermis

✓ Hipodermis y otras estructuras (anexos) como pelo, uñas


y glándulas: sebáceas, sudoríparas, apocrinas y ecrinas.

Como se observa en el esquema adjunto, se distinguen tres


tipos de estructuras fundamentales:

– En la superficie, la epitelial, denominada epidermis, de


la que protruyen los folículos pilosos.

– Una intermedia o dermis, constituida por tejido con-


juntivo, vasos y células, así como la base de los folícu-
los pilosos, glándulas sebáceas y sudoríparas, etc.

– Y la capa más profunda, o tejido celular subcutáneo,


en la que predomina el tejido adiposo.

33
Figura 1.- Esquema microscópico de la piel

34
II. Antecedentes

✓ EPIDERMIS

Constituye el estrato superficial o externo de la piel. Es un


epitelio estratificado pavimentado con cuatro tipos de células:

- Los queratinocitos que son las células más numerosas(


80 %), recubren la membrana basal y se fijan a la lámina lúcida
por unas estructuras glicoprotéicas llamadas hemidesmosomas,
van madurando desde el estrato basal y ascendiendo, formando
los estratos espinoso, granuloso, lúcido (solamente en palmas y
plantas) y córneo. Conforme ascienden va aumentando su conte-
nido en queratina hasta que la célula se aplana, muere y final-
mente se desprende. Este ciclo o tiempo de tránsito epidérmico
dura unos 30 días.

- Los melanocitos, responsables de la pigmentación de la


piel, se disponen sobre el estrato germinativo en la zona basal
del epitelio, entre los queratinocitos, con una relación de 1:8 o 10
respecto a éstos. Con microscopía óptica se caracterizan por un
citoplasma pálido, núcleo ovoide y los melanosomas, que contie-
nen las melaninas. Responden a estímulos inductores a través de
unos receptores específicos de membrana, iniciando entonces
la síntesis de los pigmentos. En este proceso interviene la enzima
tirosinasa, que se activa cuando se une a una cuproproteína y re-
cibe el estímulo necesario.

35
La interacción queratinocito-melanocito constituye la de-
nominada unidad melano-epidérmica, que forma un complejo fun-
cional de gran variabilidad, constituyendo una barrera continua
frente a la radiaciones solares. Ésta es crítica para la diferencia-
ción del melanocito e influye en la proliferación, formación de
dendritas y melanización. El número de melanocitos es el mismo
en todas las etnias humanas, aunque muestra distinta capacidad
de sintetizar melanina y transferirla a las células adyacentes (Vi-
cente, 1999).

- Las células de Langerhans son células dendríticas que


constituyen entre el 2 y el 8 % de la población total de la epider-
mis. Se encuentran en su mayor parte en posición suprabasal,
aunque están distribuidas en todo el estrato espinoso. Al micros-
copio, presentan una tinción pálida y tienen núcleos invaginados.
El citoplasma contiene estructuras pequeñas, con forma de bas-
tones o raquetas, denominados gránulos de Birbeck. Estas célu-
las tienen un papel decisivo en el sistema inmunológico cutáneo,
pues actúan como presentadoras y procesadoras de antígenos a
los linfocitos T de la epidermis, e intervienen en reacciones inmu-
nológicas de tipo alérgico. Dicha función se ve alterada por la ex-
posición a la RUV, sobre todo UVB (Valladeau, 2005).

- Las células de Merkel presentan características neuroen-


docrinas. Son consideradas como mecanorre-ceptores tipo I y se
localizan en sitios de alta sensibilidad táctil. Sus marcadores in-

36
II. Antecedentes

munohistoquímicos incluyen los péptidos de las queratinas K8,


K18, K19 y la K20 (que es el marcador más fiable). Ultraestructu-
ralmente se identifican por los gránulos de núcleo denso, simila-
res a los de las neuronas y contienen sustancias similares a
neurotransmisores y marcadores de células neuroendocrinas, in-
cluso metencefalina, péptido intestinal vasoactivo, enolasa es-
pecífica de las neuronas y sinaptofisina (Halata, 2003).

La epidermis está constituida por las siguientes capas o


estratos que se renuevan totalmente de modo fisiológico cada
dos meses:

• Estrato Basal o Germinativo, constituido por una capa de


queratinocitos, cuyos citoplasmas contienen tonofibrillas
y están unidos por estructuras desmosómicas, además de
anclarse a la membrana basal por uniones de tipo hemides-
mosómico. Su actividad mitótica origina nuevas células que
sustituyen a las perdidas por la descamación. Su diferencia-
ción consta de una serie de modificaciones morfológicas y
metabólicas, cuidadosamente programadas, cuyo punto
final es un queratinocito muerto o corneocito, que contiene
filamentos de queratina, proteínas de la matriz y una mem-
brana plasmática reforzada.

37
• Estrato mucoso de Malpighio o Estrato Espinoso llamado
así por el aspecto “espinoso” de las células cuando se ob-
servan microscópicamente. Las espinas corresponden a
abundantes desmosomas, que facilitan la adhesión de las
células epidérmicas y la resistencia al estrés mecánico. Las
células espinosas también contienen filamentos de quera-
tina, organizados alrededor del núcleo, que se insertan pe-
riféricamente en los desmosomas. Presentan forma
poligonal, con núcleos redondos y citoplasmas basófilos.
Conforme se diferencian y se desplazan hacia arriba a tra-
vés de la epidermis, se vuelven más aplanadas y desarrollan
unos orgánulos denominados gránulos laminares, que con-
tienen glucoproteínas, glucolípidos, fosfo-lípidos, esteroles
libres y numerosas hidrolasas ácidas, incluyendo lipasas,
proteasas, fosfatasas ácidas y glucosidasas, así como las
glucosil-ceramidas, precursoras de las ceramidas y compo-
nentes predominantes de los lípidos del estrato córneo
(Herman, 2000 ; Yin, 2004).

• Estrato granuloso, consta de 3 a 5 capas de células aplana-


das que contienen gránulos basófilos de queratohialina,
precursora de la queratina. Están compuestos principal-
mente por profilagrina, filamentos de queratina y loricrina.
Eventualmente, la filagrina se degrada en moléculas, inclu-
yendo ácidos urocánico y pirrolidoncarboxilico, que contri-

38
II. Antecedentes

buyen a la hidratación del estrato córneo y a filtrar la radi-


cación UV. La etapa final de la diferenciación de las células
granulosas incluye su destrucción programada, se trans-
forma en un corneocito.

• Estrato lúcido, se caracteriza por una zona muy delgada de


características eosinófilas.

• Estrato córneo, constituido por células aplanadas (cór-


neas o corneocitos), queratinizadas y anucleadas, en las
que predomina la proteína fibrosa queratina. Constituye
una barrera importante para impedir la pérdida de agua
transcutánea. Su baja proporción de agua, así como los lí-
pidos, proteínas y su adecuada ordenación, hacen de él una
barrera semipermeable muy selectiva, capaz de sufrir
traumas físicos y agresiones químicas y energéticas.
Todos los días se eliminan varias capas de corneocitos
(Segre, 2006).

Además de estas estructuras, la piel está compuesta por:

▪ Corpúsculos de Meissner: Preferentemente en la


piel sin pelos: palmas, plantas, yema de los dedos, la-
bios, punta de la lengua, pezones, glande y clítoris.
Son los responsables del tacto fino.

39
▪ Corpúsculos de Krause: Proporcionan la sensación
de frío.

▪ Corpúsculos de Pacini: Dan la sensación de presión.

▪ Corpúsculos de Ruffini: Registran el calor.

▪ Corpúsculos de Merckel: Registran el tacto superficial.

Entre la Epidermis y la Dermis, se encuentra la Membrana


Basal, una matriz extracelular compleja que separa la epidermis
de la dermis y aísla los anejos cutáneos, los vasos sanguíneos y
los nervios del tejido conjuntivo. Está constituida por dos capas
contiguas: la lámina lúcida y la lámina densa.

La unión dermoepidérmica (UDE) es la zona que forma la


interfase entre la epidermis y la dermis, cuya principal función es
unir la epidermis con la dermis, para proporcionales resistencia
contra las fuerzas externas que podrían desgarrarlas. Sirve como
soporte de la epidermis, determina la polaridad del crecimiento,
dirige la organización del citoesqueleto en las células basales,
produce señales de desarrollo y cumple funciones de barrera se-
mipermeable (Ghohestani, 2001), (Uitto, 2005).

40
II. Antecedentes

✓ DERMIS

La dermis es el constituyente mayor de la piel, ya que es


entre 20-30 veces más gruesa que la epidermis; confiere flexibi-
lidad, elasticidad y fuerza tensil. Además protege al organismo
del daño mecánico, fija el agua, contribuye a la regulación térmica
e incluye receptores de los estímulos sensoriales. Interactúa con
la epidermis para mantener las propiedades de ambos tejidos, co-
labora durante el desarrollo en la morfogénesis de la UDE y los
apéndices epidérmicos y contribuye a la reparación y remodela-
ción de la piel tras heridas.

Está constituida por tejido conjuntivo y los anexos cutá-


neos, que son de dos tipos: córneos (pelos y uñas) y glandulares
(glándulas sebáceas y sudoríparas).

El tejido conjuntivo está compuesto a su vez por:

- Componente celular fijo: fibroblastos, mastocitos o


células cebadas y células fagocíticas (macrófagos,
histiocitos).

- Componente celular migratorio: leucocitos polimor-


fonucleares,eosinófilos,linfocitos y plasmocitos.

41
- Sustancia fundamental, intercelular o amorfa: que
está compuesta por glucosa-minoglicanos, ácido
hialurónico, condroitin-sulfato y dermatansulfato,
que embeben gran cantidad de agua.

- Proteínas fibrosas: colágeno y elastina (Kielty, 1997).

El colágeno representa el 75% del peso seco de la piel y le


proporciona fuerza tensil y elasticidad. Se distinguen varios tipos:

Colágeno tipo I: 80-90%

Colágeno tipo III: 8-12%

Colágeno tipo V: < 5%

Estos tipos contribuyen a regular el diámetro de las fibri-


llas. Se localiza principalmente en la dermis papilar y en la matriz
que rodea la membrana basal de los vasos y a nivel de la UDE. El
colágeno tipo VI está asociado con las fibrillas y se encuentra en
el espacio interfibrilar. El tipo IV está restringido a la lámina basal
de la UDE, los vasos y los apéndices de la epidermis. El otro com-
ponente fibrilar de la dermis corresponde a las fibras elásticas
que dan elasticidad a la piel y le devuelven la forma normal des-
pués de contraerse o deformarse (Christiano, 1994).

42
II. Antecedentes

ESTRUCTURA HISTOLÓGICA DE LA DERMIS

Consta de tres capas:

➢ Dermis Papilar. Limita con la epidermis y se amolda a su


contorno por la presencia de prolongaciones dístales o pa-
pilas de forma mamelonada que ascienden contactando
con la epidermis. Muestra un espesor que no supera el
doble de la epidermis. Está compuesta por tejido conec-
tivo laxo, fibras de colágeno tipo III, vasos sanguíneos de
calibre capilar, linfáticos y fibras nerviosas. Esta zona
tiene mayor celularidad y es asiento de los principales pro-
cesos metabólicos de la piel. El plexo subpapilar, un plano
horizontal de vasos, marca los límites entre la dermis pa-
pilar y la reticular.

➢ Dermis Reticular. Es la porción más profunda, se encuentra


localizada por debajo de las papilas dérmicas y es de mayor
espesor, constituyendo la masa principal de la dermis. Está
constituida principalmente por fibrillas de colágeno de gran
diámetro, organizadas en fascículos grandes de fibras en-
tretejidas, con fibras elásticas ramificadas que rodean a los
fascículos. Las fibras elásticas y los haces de colágeno au-
mentan de tamaño de forma progresiva hacia la hipodermis.
En la porción inferior se localiza una capa de músculo liso,
el músculo erector del pelo. El límite inferior de la dermis

43
reticular corresponde a la transición del tejido conjuntivo fi-
broso al tejido conjuntivo adiposo de la hipodermis.

➢ Tejido Subcutáneo (Hipodermis). Está compuesto de te-


jido conjuntivo laxo y adiposo, cuyas funciones fundamen-
tales corresponden a la regulación térmica y al movimiento.
Puede alcanzar un grosor variable, sobre todo en algunas
zonas concretas, como el abdomen y las caderas, ya que in-
terviene en el almacenamiento y movilización de lípidos
para cubrir las necesidades energéticas. La hipodermis aísla
al organismo, sirve como suplemento de reserva energética,
acolchado y protección de la piel y permite su movilidad
sobre las estructuras subyacentes.

Los adipocitos son el componente celular principal. Se dis-


ponen en lóbulos separados por tabiques de tejido conjuntivo fi-
broso. Los nervios, vasos sanguíneos y linfáticos están
localizados dentro de los tabiques, e inervan, nutren y drenan la
región. La síntesis y almacenamiento de grasa continúa durante
toda la vida, por la acumulación en las células adiposas o por re-
clutamiento de nuevas células del mesénquima indiferenciado
(Holst, 2002).

44
II. Antecedentes

✓ HIPODERMIS.

Glándulas Sebáceas: Relacionan a la epidermis y la dermis a tra-


vés de su función; cuando el folículo piloso es movido por el mús-
culo erector del pelo comprime a la vez a la glándula sebácea y
ésta secreta al exterior a través de la epidermis.

Tabla 1: Funciones Cutáneas


Función Mecanismo Acción Situación defectuosa
Inmunitaria Inmunidad Prevenir infecciones Infecciones,
natural, fúngicas, bacterianas, enfermedades
adaptada víricas, enfermedades autoinmunes,
autoinmunes, neoplasias neoplasias cutáneas
Barrera Estrato Prevenir la infección, Infecciones bacterianas
córneo, absorción y de repetición, absorción
epidermis, deshidratación, filtrar de sustancias químicas,
melanina la radiación ultravioleta deshidratación, cáncer
cutáneo.
Reparadora Fibroblastos Curación de heridas y Ulceras cutáneas,
ulceras cutáneas, queloides,
reparar el daño celular neoplasias cutáneas
por ultravioleta
Vascular Circulación Nutritiva y regulación Infarto, insuficiencia
hemática de la temperatura, venosa, vasculitis,
y linfática drenaje linfático vasculopatia,
linfedema
Comunicación Fibras Conducción de Hiper e hiposensibilidad,
nerviosas estímulos prurito, hiperhidrosis,
aferentes nerviosos, secreción síndromes neurológicos,
y eferentes de citocinas control temperatura
Atención Visual, Pigmentación, fotoenvejecimiento, vitiligo,
olfativa distribuc. alopecia, halitosis
del pelo, sudoración
Secretora
Excretora

45
Glándulas sudoríparas: También relacionan a los tres estratos,
pues se localizan a lo largo de los tres, tienen capacidad de eva-
porar el agua y de controlar con ello la temperatura corporal.

La piel es uno de los órganos corporales con mayor número


de funciones, entre las que destacan la protección, secreción de
productos sintetizados por algunos de sus anejos, excreción de
distintos tipos de sustancias, termorregulación, sensación y, fun-
damental-mente comunicación. Esto explica la gran complejidad
de su estructura.

✓ Protección frente a traumatismos mecánicos, físicos o


químicos. La función más importante de la piel es formar
una barrera efectiva entre el “interior” y el “exterior” del
organismo; su superficie relativamente impermeable
evita la deshidratación y actúa como una barrera física
frente a la invasión por microorganismos. Ésta corres-
ponde principalmente al estrato córneo, aunque las
capas epidérmicas nucleadas, sobre todo las uniones in-
tercelulares y las proteínas del citoesqueleto proporcio-
nan otros elementos importantes. La barrera químico/
bioquímica consiste en lípidos, ácidos, enzimas hidrolíti-
cas, péptidos antimicrobianos y macrófagos. La barrera
inmunológica está compuesta por los componentes hu-
morales y celulares del sistema inmune (Proksch, 2008).

46
II. Antecedentes

✓ Sensación. Gracias a los órganos receptores, la inerva-


ción cutánea está en condiciones de percibir los estímu-
los de presión, térmicos y dolorosos, transmitirlos al
sistema nervioso central y permitir al individuo una adap-
tación a las condiciones ambientales. Los corpúsculos y
las terminaciones nerviosas de la sensibilidad son alta-
mente especializados, existen receptores específicos
para el calor, para el frío, para el dolor, para el prurito
(tacto: Meissner, Krause, Discos de Merkel; dolor , prurito
y temperatura : Ruffini, Vater-Paccini),etc.. (Critchley,
2002).

✓ Termorregulación: La piel actúa como regulador tér-


mico o aislante. La función de termorregulación se basa
en el flujo de sangre a los vasos cutáneos y a las glándulas
sudoríparas. La alternancia de vasoconstricción y vaso-
dilatación en los capilares lleva a un rápido cambio en el
flujo hemático de acuerdo con la temperatura ambiental.
Las glándulas sudoríparas ejercen un papel importante
en la regulación térmica; de hecho, gran cantidad de calor
se elimina del organismo con la evaporación del sudor. El
panículo adiposo, abundante en la zona hipodérmica,
tiene una baja conductividad térmica e interviene en esta
función de termorregulación de la piel (por esta causa la
piel mantiene el resto del cuerpo a una temperatura ade-

47
cuada, independiente-mente de la temperatura externa)
dentro de ciertos límites (Falk, 1998).

✓ Secreción y excreción: Citocrina melánica, ecrina sudo-


rípara, apocrina sudorípara y mamaria, holocrina sebá-
cea. A través de la piel son eliminados catabolitos y otras
sustancias de desecho del interior del organismo. La piel
elimina CO2, agua y grasa, además son eliminados iones
sodio, pequeñas cantidades de potasio, magnesio, calcio
y cloro gracias a la acción de las glándulas exocrinas
(Falk, 1998).

✓ Función metabólica: El tejido adiposo subcutáneo cons-


tituye un depósito primordial de energía, sobre todo en
forma de triglicéridos. La vitamina D se sintetiza en la
epidermis, como complemento de la obtenida a través
de las fuentes dietéticas etc.

✓ Reserva y deposito de energía: Tejido celular subcutáneo.

✓ Defensa inmunológica: Queratinocitos, células de Lan-


gerhans, dendrocitos dérmicos.

✓ Comunicación: la piel es el “órgano de las relaciones so-


ciales”, de ahí la gran importancia que tiene su cuidado y
su aspecto en la actualidad (Pons, 2004).

48
II. Antecedentes

RADIACIÓN SOLAR

El espectro solar está formado por radiaciones de distinta


longitud de onda, cuya energía es inversamente proporcional a su
longitud de onda (Sánchez-Saldaña, 2002).

Figura 2.- Características de las radiaciones del espectro solar


según (Honeyman, 2002)

Tabla 2: Características de la radiaciones.


Radiación Longitud de Onda Energía
Radiación
nm Kcal/Einstein
Infra rojo 10.000 2.86
Lejano (10 micrometros)
Infra rojo
Cercano 1.000 (1 mcm) 28.60
Luz Visible Rojo 700 40.8
Anaranjado 620 46.1
Luz Visible
Verde 530 49.3
Azul 470 60.8
Ultravioleta UV-A 1 340-400 68.1-89.4
UV-A 2 315-340 68.1-89.4
Ultravioleta
UV-B 280-315 89.4-102.1
UV-C <280 >102.1

49
La Radiación Ultravioleta comprende aproximada-mente
entre el 5 y el 10% de toda la energía del espectro solar, de la que
la luz visible supone el 50% y la infrarroja cerca del 40%. Pero
estos porcentajes pueden variar por distintos factores como la-
titud, altitud, capa de nubes, polución, concentración de la capa
de ozono, estación del año y ángulo del cénit solar y variar según
las horas. Las radiaciones ultravioleta que llegan a la superficie
terrestre suponen alrededor del 7% de las radiaciones solares. El
6,7% son UVA y el 0,3% son UVB; mientras que la radiación UVC
es absorbida por la capa de ozono (Montero, 2008). A su vez se
divide en varias bandas de emisión con características y efectos
diferentes:

UV-A (320-400 nm): se denomina también región de onda


larga o cercana a la infrarroja. Es la encargada de producir la re-
acción de bronceado cutáneo inmediato y tardío, con o sin eri-
tema, además es la responsable del fotoenvejecimiento, de la
fotosensibilidad cutánea y de la inmunosupresión. La franja UVAI
es menos eritematógena y melanógena que la franja UVAII. Esta
última tiene efectos similares a la radiación UVB respecto a la in-
ducción de quemadura solar, pigmentación y proliferación de me-
lanocitos. Esta banda se encuentra asimismo en fuentes de luz
artificial como las lámparas de vapor de mercurio y los fluores-
centes. Estos últimos se utilizan para fototerapia y fotoquimio-
terapia y tienen la capacidad de atravesar los cristales.

50
II. Antecedentes

UV-B (290-320 nm): es conocida también como radiación


de la quemadura solar. A dosis moderadas estimula la formación
de vitamina D, pero también causa eritema solar y desencadena
la verdadera pigmentación de la piel con formación de melanina.
Origina engrosamiento del estrato córneo, disminución de la ca-
pacidad del sistema inmunológico y cáncer cutáneo. A nivel ocular
produce irritación de la conjuntiva y la córnea. Está presente en
fuentes artificiales de luz como las lámparas de vapor de mercu-
rio. Es filtrada por el cristal, pero no por el cristal de cuarzo ni el
agua.

UV-C (100-290 nm): es la de menor longitud de onda, se de-


nomina también radiación germicida. Está presente solo a gran
altitud, pues afortunadamente es absorbida por la capa de ozono,
ya que es letal para todos los seres vivos. Es eritematógena, mu-
tagénica y carcinogénica en animales de experimentación. Pero
al ser absorbida totalmente por la capa de ozono y filtrada por el
oxígeno no llega a la superficie terrestre. Sin embargo, se produce
artificialmente y se encuentra en las lámparas de xenón y las de
vapor de mercurio. Estas radiaciones son bloqueadas por el cris-
tal de las ventanas.

Los rayos Infrarrojos corresponden a las radiaciones del


espectro solar responsables del efecto calórico del sol y que ade-
más aumentan la capacidad eritematógena de la RUV.

51
Además existen diversos factores o procesos ópticos que
participan en la captación de las radiaciones:
1.- Reflexión directa y epidérmica.
2.- Dispersión en los tejidos y células de la piel.
3.- Transmisión directa.
4.- Absorción: Sólo la absorbida es capaz de iniciar cambios
fotoquímicos que provoquen respuestas fotobiológicas.

A su vez, cada radiación tiene un nivel de penetración dis-


tinto en su contacto con la piel humana:

Figura 3.- Penetración de las RUV en la piel.

52
II. Antecedentes

Patología de la RADIACIÓN ULTRAVIOLETA

La radiación solar origina alteraciones cutáneas porque las


RUV son absorbidas por determinados moléculas o cromóforos
específicos: ADN, ARN, proteínas, melaninas, lípidos de las mem-
branas y organelas celulares de la epidermis y dermis, que tras su
liberación, originan reacciones fotoquímicas a través del daño di-
recto o por daño oxidativo indirecto. Esto da lugar a la liberación
de mediadores inflamatorios que modulan el comportamiento de
una serie de tipos celulares (queratinocitos, células de Langer-
hans, fibroblastos, etc.). Estos efectos son acumulativos y dosis-
dependiente, y están en relación con la duración, frecuencia y
calidad e intensidad de la radiación. Se han clasificado en dos
grandes grupos (Sánchez-Saldaña, 2002).

PATOLOGíA AGUDA.

A.- Eritema / quemadura solar.

El enrojecimiento y la quemadura solar es la respuesta cu-


tánea aguda más conocida tras la exposición a RUV. Se caracte-
riza por enrojecimiento, calor, dolor y tumefacción de la zona
fundamentalmente en individuos de fototipos I a III. El meca-
nismo no está bien establecido; no se conoce con precisión cuáles
son los cromóforos responsables, pero la hipótesis del daño di-

53
recto de los UVB y UVA de onda corta sobre el ADN, se sumaría
al daño oxidativo indirecto, secundario a las reacciones endóge-
nas de fotosensibilidad. Las secuelas agudas se caracterizan por
eritema.

El enrojecimiento es debido a la congestión por dilatación


de los vasos sanguíneos superficiales de la dermis (vénulas sub-
capilares), lo que puede ocurrir en una persona rubia tras una ex-
posición al sol de media hora al medio día. Este eritema puede
permanecer entre 8 y 12 h y desaparece a los varios días.

Cuanto mayor es la exposición, menor es el tiempo de apa-


rición y persiste durante más tiempo y con mayor intensidad.
Dosis mayores de exposición pueden originar edema, dolor, am-
pollas y descamación.

Las pieles moderadamente pigmentadas precisan entre


dos y cuatro veces más exposición, mientras que las fuertemente
pigmentadas no suelen quemarse. Hay que tener en cuenta que
tanto los niños como los ancianos son más sensibles: los primeros
porque su sistema melánico no está totalmente desarrollado y
los ancianos porque lo tienen disminuido, ya que se calcula a que
a partir de los 30 años disminuye un 10% el número de melanoci-
tos (Iozumi 1993).

54
II. Antecedentes

B.- Bronceado:

La pigmentación o bronceado inmediatos se presentan a


los pocos minutos de la exposición. Esta pigmentación tiende a
desaparecer en minutos; pero si la exposición es continua y pro-
longada puede durar varios días y se combina con el bronceado
tardío. Este bronceado sería consecuencia de longitudes de onda
comprendidas entre los 320-450 nm, que corresponderían a UVB
de onda larga, UVA y luz visible. Los cambios histológicos obser-
vados corresponderían a la oxidación de la melanina existente y
a la migración de los melanosomas a las dendritas y al citoplasma
de los queratinocitos.

La pigmentación o bronceado tardío se hace visible 72 h


después de la exposición a UVB, y perdura durante días o sema-
nas. En individuos de piel clara, la RUVB induce más eritema que
bronceado, a diferencia de la RUVA. Se asocia con aumento en la
actividad y número de los melanocitos.

PATOLOGíA SUBAGUDA

Se caracteriza por hiperplasia o engrosamiento progre-


sivo de la piel, de forma que hacia la 7ª semana puede aumentar
hasta cinco veces el espesor del estrato córneo. Dicha reacción

55
es reversible, ya que tras varios meses sin exposición, puede vol-
ver al espesor normal. Constituye un mecanismo de defensa en-
dógeno más importante que el bronceado.

PATOLOGíA CRÓNICA

A.- Fotoenvejecimiento:

El fotoenvejecimiento se caracteriza por sequedad de la


piel, con aparición de arrugas profundas, surcos cada vez más
acentuados, pérdida de la elasticidad, pigmentación moteada y
telangiectasias que representan cambios estructurales profun-
dos de la dermis. Es un proceso degenerativo multisistémico y
acumulativo cutáneo, que depende fundamentalmente de la ex-
posición al sol y de la pigmentación de la piel. Afecta a las zonas
expuestas al sol (Sjerobabski, 2008).

B.- Fotocarcinogénesis:

Diversos factores extrínsecos (RUV) e intrínsecos, pueden


modificar la capacidad reparadora del ADN celular. La radiación
UVB tiene la capacidad de dañar proteínas, ácidos nucleicos, etc.,
por lo que altera la capacidad reparadora del ADN, a través de mu-
taciones de los genes que participan en los procesos de repara-
ción celular, lo que, junto a la disminución del 25-50% de las

56
II. Antecedentes

células de Langerhans (en la que también se ha descrito la acción


de la RUVA), disminuye la capacidad de detectar y destruir células
alteradas, permitiendo la progresión de neoplasias.

C.- Alteraciones oculares:

• Agudas: queratitis, conjuntivitis, etc.

• Crónicas: cristalino (cataratas), retina, etc.

D.- Reacciones de fototoxicidad, fotoalergia, brotes de urticaria,


desencadenamiento o agravamiento de enfermedades, etc.

ENVEJECIMIENTO CUTÁNEO

La piel, como los restantes órganos del organismo, sufre el


fenómeno del envejecimiento denominado intrínseco o fisioló-
gico, que es la consecuencia del paso del tiempo, pero además, y
a diferencia con los otros órganos, puede sufrir el denominado
envejecimiento extrínseco o fotoenvejecimiento, que es pato-
lógico; más precoz en su presentación que el anterior y de mayor
gravedad, puesto que está íntimamente relacionado con el cáncer
cutáneo. En cierto modo, puede ser autoprovocado, puesto que
es debido a la exposición crónica al sol (Vicente, 1999).

57
El envejecimiento es un fenómeno biológico complejo, que
puede definirse como un declinar progresivo en la homeostasis,
además de la incapacidad del organismo para responder al estrés.
Existen diversas teorías para explicar dichos fenómenos. Desde
las que están basadas en el papel de los factores genéticos (a los
que actualmente se les atribuye alrededor del 30%), a otras que
refuerzan el papel de los factores exógenos o ambientales hasta
en un 70% junto a los factores epigenéticos.

ENVEJECIMIENTO CUTÁNEO INTRíNSECO O CRONOLÓGICO

Este fenómeno se inicia a partir de los 30 años, intensifi-


cándose entre los 40 y 50 años, coincidiendo con la menopausia
en las mujeres.

El envejecimiento intrínseco afecta a todas las capas de la


piel: epidermis, dermis e hipodermis, así como a todas las estruc-
turas que las componen, como glándulas, vasos, nervios y sus di-
ferentes células, lo que lleva al adelgazamiento gradual de la piel
y a la atrofia. Es un conjunto de cambios clínicos, histológicos y
fisiológicos que acontecen con la edad y que afectan al recambio
celular epidérmico, al aclaramiento de varias sustancia de la der-
mis, al grosor y a la celularidad de la propia dermis, a la termorre-
gulación y la cicatrización, a la respuesta inmunológica, a la

58
II. Antecedentes

percepción sensorial, a la producción de glándulas sebáceas y su-


doríparas, y a la síntesis de vitamina D.

En general, en el envejecimiento cronológico o intrínseco


se produce una alteración del metabolismo, que se manifiesta por
descenso de los procesos anabólicos e incremento de las activi-
dades responsables del catabolismo (Branco, 2010).

Los cambios estructurales y funcionales del envejeci-


miento normal de la piel hacen que la epidermis se vuelva más del-
gada; el número de melanocitos y células de Langerhans
disminuye; la dermis es relativamente acelular y avascular y se
atrofia; el colágeno dérmico, los glucosaminoglicanos y la elastina
sufren alteraciones; el numero de glándulas apocrinas se reduce;
las glándulas sebáceas, aunque aumentadas de tamaño, disminu-
yen su secreción; las uñas se vuelven más delgadas y la densidad
de los folículos pilosos sufre una reducción progresiva; el diáme-
tro del pelo también se reduce, etc.

CAMBIOS CLíNICOS (Glogau, 1997):

El deterioro de la piel más llamativo desde el punto de vista


clínico que se produce por la edad corresponde a las arrugas.
Estas son la consecuencia de alteraciones físico-químicas y es-
tructurales por la pérdida gradual de tres elementos muy impor-
tantes para la piel:

59
✥ COLÁGENO (la fibra proteínica que da firmeza a la piel),
lo que provoca que se vuelva más delgada y débil.

✥ ELASTINA responsable de la elasticidad;

✥ GLICOSAMINOGLICANOS, por su capacidad de reten-


ción de agua.

Además se suele acompañar de:

■ Adelgazamiento de la superficie cutánea (15% a partir de


los 60 años) y de la dermis (alrededor del 20%).

■ Profundización de los surcos.

■ Disminución de la elasticidad y flexibilidad.

■ Disminución de la producción de sebo y aumento de la


permeabilidad (sequedad y descamación).

■ Alteración de la percepción sensorial.

■ Disminución del espesor y de la velocidad de crecimiento


de las uñas (estrías y fragilidad).

■ Alteraciones del pelo (alopecia y canicie).

■ Mayor fragilidad y menor eficacia como barrera.

60
II. Antecedentes

■ Trastornos de la termorregulación, con tendencia a la hi-


potermia o golpe de calor en temperaturas extremas.

■ Infecciones crónicas más frecuentes.

■ Aumento del umbral doloroso.

■ Menor resistencia a pequeños traumas.

■ Facilidad de rotura de los vasos

■ Frialdad cutánea, alteración de la respuesta inflamatoria,


cicatrización lenta y anómala.

■ Crecimiento del vello en las cejas, orificios nasales, con-


ducto auditivo externo y parte anterior del tórax en los
hombres. En la mujeres en el área del bigote y la barba.

■ Disminución del número de folículos por cm2 del cuero


cabelludo, con encanecimiento y aumento del grosor del
pelo.

61
CAMBIOS HISTOLÓGICOS:

A). EPIDERMIS:

✥ Aplanamiento de la unión dermoepidérmica (con borra-


miento y disminución al 50% de las papilas dérmicas y
de las crestas interpapilares), con mayor tendencia a las
abrasiones y la aparición de ampollas.

✥ Grosor variable (acantosis, atrofia).

✥ Estrato córneo estable.

✥ Pleomorfismo.

✥ Queratinocitos con tamaño y forma variable.

✥ Atipia nuclear ocasional.

✥ Disminución del número de melanocitos (10%/


década/30 años)

✥ Menos células de Langerhans (20-50%), con menor ca-


pacidad de la respuesta inmune cutánea.

62
II. Antecedentes

B). DERMIS.

Sufre una disminución de grosor y de la celularidad, así como


aplanamiento y ensanchamiento de las papilas dérmicas. La dismi-
nución del grosor dérmico se aproxima al 20%, aunque en las zonas
no expuestas al sol, ocurre sólo después de la octava década.

Existe engrosamiento de la pared vascular, junto con dege-


neración del componente elástico de las arteriolas. Esta pérdida
del lecho vascular provoca una piel más pálida, disminución de la
temperatura y reducción del flujo hasta el 60%, que junto a la dis-
minución de la grasa favorece el golpe de calor y/o la hipotermia.

En cuanto a los componentes estructurales de la dermis:

➢ El colágeno Representa el 80% del peso seco de la piel del


adulto y posee una gran fuerza tensil, impidiendo que la piel
se rasgue por el estiramiento. Se ha usado como marcador
del envejecimiento cutáneo en numerosos estudios, consi-
derándose que su déficit es la razón principal del envejeci-
miento cutáneo. La concentración de colágeno por unidad
de superficie disminuye un 1% por año durante toda la vida
y las fibras que van quedando presentan un aspecto desor-
ganizado, más compacto y granular. De modo que el grosor
de la piel está íntimamente relacionado con la cantidad y
calidad del colágeno que contiene.

63
Con el envejecimiento existe una disminución de la
síntesis de colágeno y de enzimas implicadas en el proce-
samiento postraduccional del colágeno en la piel. La molé-
cula de colágeno del anciano no difiere mucho de la de una
persona joven, sin embargo su cantidad y su malla se hacen
más gruesas y degeneran. El colágeno cutáneo se hace
cada vez menos soluble con la edad y hay una disminución
de la síntesis de nuevo colágeno. La consecuencia clínica
de la descom-pensación del contenido de colágeno pro-
voca un aumento de la laxitud y aparecen las arrugas.

La dermis además se caracteriza por un descenso


significativo de glucosaminoglicanos, que presentan una
alta capacidad de unión al agua y son esenciales para la hi-
dratación normal lo que explica la apariencia seca y arru-
gada de la piel envejecida.

➢ La elastina, es una proteína elástica que mantiene la ten-


sión cutánea de la piel y representa el 5% de la dermis.

C). ANEJOS CUTÁNEOS.

➢ Disminuye el número de pelos por cm2 de superficie cutá-


nea. (calvicie temporal, occipital, etc.).

64
II. Antecedentes

➢ Disminuye la pigmentación melánica, dando lugar a las


canas o canicie. De modo que en la quinta década de la vida,
el 50% de la población posee un 50% de cabello canoso y
el 100% de la población posee alguna cana debido a la pér-
dida de melanocitos del bulbo capilar.

➢ Aumentan los pelos en la orejas, fosas nasales, así como en


labio superior y la barbilla.

➢ Alteraciones en las uñas.

➢ Disminuyen las glándulas sebáceas y sudoríparas.

➢ Disminuyen ¹/³ las células de Meissner, Pacini, Merckel


(encargadas de la sensibilidad).

CAMBIOS FUNCIONALES:

Con la edad también se van alterando distintas funciones:

➢ Disminuye la función barrera.

➢ Disminuye el recambio celular (senescencia).

➢ Disminuye la eliminación de productos de catabolismo o de-


gradación.

➢ Disminuye la percepción sensorial.

➢ Disminuye la protección mecánica.

➢ Disminuye la producción de sudor, sebo y vitamina D.

65
➢ Disminuyen los niveles hormonales.

➢ Disminuye la elasticidad y flexibilidad.

➢ Aumenta la fragilidad (abrasiones, ampollas).

➢ Aumentan las infecciones.

➢ Retraso en la curación de las heridas.

➢ Alteraciones en la reparación del DNA.

➢ Alteraciones en la respuesta inmunológica.

➢ Alteraciones en la termorregulación.

ENVEJECIMIENTO EXTRINSECO / FOTOENVEJECIMIENTO

Es un proceso que se caracteriza por la aparición prema-


tura de lesiones en la piel; comienza desde una edad temprana,
normalmente cuando no se toman precauciones frente a la expo-
sición solar. Se ha especulado que quizás hasta el 80% de los
cambios inducidos en la piel por las radiaciones ultravioleta, ocu-
rren durante los primeros veinte años de la vida, a excepción de
aquellas personas que por su profesión o estilo de vida sufren una
exposición intensa durante la vida adulta (Vicente, 1999).

El proceso de fotoenvejecimiento incluye daños molecula-

66
II. Antecedentes

res, estructurales y funcionales de la piel, con una llamativa traduc-


ción clínica: piel atrófica, arrugada, con cambios en la coloración,
telangiectasias, etc., que además se van a acompañar frecuente-
mente de la presentación de lesiones neoplásicas benignas (que-
ratosis seborreicas, léntigos, hiperplasias sebáceas); lesiones
premalignas como queratosis actínicas (placas rojas con escama)
o tumores malignos como carcinomas escamosos o melanomas.

Los cambios cutáneos característicos del fotoenveje-ci-


miento han sido agrupados por Castelo-Branco en 2010, según la
edad de los individuos expuestos al sol de forma crónica en:

1.- Clínicos

2.- Funcionales

3.- Histológicos

4.- Patológicos

1.- Cambios Clínicos.

Tipo I: Edad: 20-30 a. Fotoenvejecimiento Leve.


- Ligeros cambios por fotoenvejecimiento
- Escasos cambios en la pigmentación
- No hay queratosis actínicas
- No hay arrugas o son mínimas

67
Tipo II: Edad: 30-50 a. Fotoenvejecimiento Moderado.
- Arrugas finas y paralelas: comisuras boca y ojos
- Léntigos seniles incipientes
- Queratosis actínicas palpables, pero no visibles
- Alopecia temporal y occipital

Tipo III: Edad: 50-60a. Fotoenvejecimiento importante.


- Arrugas estables en la frente (expresión), peribucales y
periorbitarias
- Intensificación p. geométrico
- Discromías (manchas, lentiginosis, etc.)
- Sequedad y descamación
- Telangiectasias
- Queratosis visibles
- Canicie (en mayores de 50 años, el 100% presenta alguna
cana y el 50% se considera canoso pues mas del 50% de
su pelo es blanco).

Tipo IV: Edad: >60 a. Fotoenvejecimiento Severo.


- Arrugas totales en región facial y zonas descubiertas
- Mayor profundidad de los surcos cutáneos
- Piel engrosada, irregular, granulosa, nodular
- Piel amarillento-grisácea, lentigos, hipocromías, etc.
- Lagos sanguíneos (hematomas)
- Queratosis con frecuente transformación en carcino

68
II. Antecedentes

- Crecimiento del pelo en: cejas, fosas nasales y conducto


auditivo
- En mujeres en labio superior y barba
- Alteración uñas: frágiles, estrías, amarillas, grisáceas
- Pérdida de la elasticidad.
- Disminución de la sudoración
- Producción de escamas
- Comedones

2.- Cambios funcionales: los descritos en el envejecimiento in-


trínseco, pero agravados o de mayor intensidad.

3.- Cambios Histológicos:

EPIDERMIS
• Engrosamiento reactivo alternando con áreas de atrofia
• Alargamiento de las crestas epidérmicas
• Perdida de la polaridad celular con hiperplasia de células
basales
• Pleomorfismo celular y nuclear (atipia)
• Disminución marcada del numero y función de las células
de Langerhans

69
DERMIS
• Zona de Grenz en la dermis papilar
• Engrosamiento y alteración funcional de las fibras elás-
ticas
• Aumento de material elastótico amorfo
• Aumento de la colagenogénesis y de fibroblastos activa-
dos
• Aumento de la actividad de la colagenasa
• Disminución del colágeno maduro
• Colágeno fragmentado
• Aumento de glucosaminoglicanos y proteoglicanos
• Desorganización marcada de vasos capilares
• Aumento de grosor de venas post- capilares
• Disfunción marcada en número y función de glándulas su-
doríparas
• Aumento marcado del tamaño de glándulas sebáceas con
disminución de la función

4. Cambios Patológicos:

Con la edad se va produciendo un agotamiento progresivo


de la inmunovigilancia, lo que favorece una respuesta inmunoló-
gica anormal o patológica. De modo que más del 60% de los ma-
yores de 65 años presentan algún tipo de dermatosis que
requiere tratamiento médico.

70
II. Antecedentes

Los principales problemas de la piel anciana son:

✓ Prurito

✓ Asteatosis

✓ Eccema

✓ Penfigoide

✓ Herpes zoster

✓ Queratosis seborreica

✓ Queratosis actínica

✓ Carcinoma basocelular

✓ Carcinoma espinocelular

✓ Léntigo maligno

✓ Melanoma

SISTEMAS DE PROTECCIÓN CUTÁNEA

De modo fisiológico, existe una reserva biológica protec-


tora frente al sol, para reducir los efectos de la exposición solar.
Esta representa una adaptación individual, que está determinada
genéticamente para defenderse de las radiaciones solares, en es-
pecial de las RUV, a través de:

71
- Melanogénesis: consiste en el proceso de síntesis y distribu-
ción de las melaninas (eumelanina y feomelanina) responsables
del color de la piel y del cabello. Este proceso está regulado por
diferentes factores de tipo ambiental (radiaciones solares, trau-
matismos, etc.), estímulos hormonales (MSH, ACTH), inmunita-
rios y factores hereditarios (Latour 1992 y Hirobe 1995).

El color de la piel va a depender, en su mayor parte, de la


cantidad de melanina y de su composición química (eumelanina,
feomelanina, etc.): La eumelanina es un filtro activo contra la ra-
diación UV pero no así la feomelanina, característica de los peli-
rrojos, que no es fotoprotectora. Ambas son sintetizadas en
las mismas células, aunque en proporción variable en las distintas
etnias; así, en la negra, la enzima tirosinasa es diez veces más ac-
tiva y origina diez veces más melanina que en la etnia blanca (Io-
zumi ,1993).

Además,el color de la piel va a depender de un fenómeno


de adaptación a las diferentes intensidades de las radiaciones ul-
travioleta ambientales en las áreas del hábitat original (Holubar,
1998), y en menor proporción de la hemoglobina de la sangre de
los vasos dérmicos y de los carotenos procedentes de los alimen-
tos. También otros muchos componentes de los alimentos y nu-
merosas sustancias exógenas como conservantes, colorantes e
incluso medicamentos pueden alterar la pigmentación cutánea.

72
II. Antecedentes

- Hiperqueratosis: consiste en el engrosamiento de la epidermis,


originado como respuesta retardada de la epidermis ante la agre-
sión solar. Además, esta acción protectora se completa con la ac-
ción de los lípidos de superficie y del ácido urocánico, presente
en la secreción sudoral, que actúan como filtro fisiológico.

- Secreción de sudor que contiene ácido urocánico, con probadas


características fotoprotectoras.

- Protección contra radicales libres: el organismo cuenta con di-


ferentes mecanismos de protección contra estas moléculas, que
son capaces de iniciar reacciones fotoquímicas y producir dete-
rioro celular. Estos mecanismos son: sistemas enzimáticos, sis-
temas de reparación de DNA y sustancias captadoras de
radicales libres (como vitaminas u oligoelementos).

No obstante, la gran variedad individual de la especie hu-


mana es la responsable de que no todos respondamos de igual
forma ante la agresión solar, ya que los mecanismos intrínsecos
de protección no son idénticos.

En este sentido Fitzpatrick (1975), definió seis fototipos


cutáneos que son universalmente admitidos (Honeyman, 2002):

73
Fototipo Tabla
Quemaduras Bronceado
3: Fototipos según Color Piel
Fitzpatrick,1975 Grupos
Fototipo Quemaduras Bronceado Color Piel Grupos de
individuos,
etnias
I Siempre No Muy blanca Pecosos, pelirrojos,
celtas

II Muy Mínimo Blanca Nórdico europeo y


fácilmente centroeuropeo

III Fácilmente Gradual Lig. morena Cabello rubio/moreno

IV Ocasional- Sí Morena Latinos


mente

V Raramente Intenso Muy Árabes, asiáticos, indios


y rápido morena

VI Nunca Máximo Negra Negros

Su utilidad consiste fundamentalmente en que permite la


estimación del riesgo relativo de desarrollo de alteraciones agu-
das y crónicas por efecto de la exposición a la radiación UV, y que
han sido resumidas en:

Los fototipos I y II corresponden a personas que en general


presentan piel clara, cabellos rubios o pelirrojos, ojos de color
azulado, a veces con pecas (efélides). Son consideradas como
“melanocitocomprometidas”. Deben evitar exposiciones solares
intensas desde edad muy temprana y a lo largo de toda la vida, y
utilizar fotoprotección.

74
II. Antecedentes

Los fototipos III y IV también pertenecen al grupo de po-


blación blanca o ligeramente pigmentada. Son considerados “me-
lanocitocompetentes” por la pigmentación constitucional o
adquirida (bronceado), presentan protección adecuada frente a
los efectos de la radiación solar en situaciones de irradiación nor-
mal, pero su susceptibilidad al daño agudo y crónico dependerá
de los hábitos de exposición solar y la latitud geográfica donde
vivan.

Los fototipos V y VI generan un denso filtro protector de


melanina al exponerse a las radiaciones UV. Son “melanocitocom-
petentes” y los cambios de foto-envejecimiento se manifiestan a
partir de los 40-50 años de edad (Montero, 2004).

La pigmentación cutánea se debe a unos gránulos, localiza-


dos en los citoplasmas de una población de células especiales de
morfología dendrítica, que aunque derivadas de la cresta neural,
se encuentran en la capa inferior de la epidermis, llamadas mela-
nocitos. Éstos son muy escasos, se calcula que hay entre 1.000 y
2.000 melanocitos por mm3 de piel, lo que supone alrededor del
10% de las células epiteliales. Su masa total, que constituye el de-
nominado sistema pigmentario melánico, pesa alrededor de 1,5 g,
pero están enormemente especializados, puesto que son los res-
ponsables últimos de la pigmentación de la piel, pelo y ojos (Que-
vedo, 1987).

75
El número de melanocitos es el mismo en todas las etnias
humanas, lo que varía es la capacidad de sintetizar melanina y de
transportarla a los queratinocitos adyacentes. (Vicente, 1999)

Por otro lado, la sensibilidad individual a la radiación UV, se


determina con la dosis eritematógena mínima (DEM, MED en in-
glés), que se define como la cantidad mínima de radiación capaz
de inducir eritema en la piel de la persona estudiada. La exposi-
ción a radiaciones (flujo, dosis) se mide en julios (J) o milijulios (mJ)
por centímetro cuadrado (J/cm2) (Montero, 2004).

Para determinar en cada caso si la respuesta es normal, es


necesario conocer cuál es la dosis mínima necesaria, en condicio-
nes normales, para los diferentes fototipos de piel y así poder
comparar (Tabla). Este método también se emplea para evaluar
la eficacia de los protectores solares.

76
II. Antecedentes

TRATAMIENTO DEL FOTOENVEJECIMIENTO CUTANEO

HISTORIA

La historia parece demostrar “el peligro que pueden entra-


ñar algunos modelos de atractivo físico o belleza basados en el
color de la piel”.

Hasta el siglo XVI, los conocimientos sobre el color de la piel se


basaban en los mitos del mundo antiguo, fundamentalmente dirigidos
a explicar el color negro de los africanos, más que a aclarar la palidez
de los caucásicos; de modo que en Europa existían dos teorías: una
que responsabilizaba al calor y al sol de esos países y otra que apo-
yaba un origen divino. Dichas opiniones fueron cuestionadas a partir
del descubrimiento de América, al ser encontrados individuos ama-
rillo cobrizo, lo que hizo que se fueran desarrollando nuevas técnicas
de disección de la piel y nuevos métodos de estudios clínicos.

Para el mundo griego y romano el color de la piel se debía


al efecto del sol sobre algún humor interno. Esta creencia se man-
tuvo durante la edad media, e incluso el renacimiento, época en
la que el binomio palidez-belleza adquirió tal esplendor que las
mujeres que querían estar a la moda comían greda y bebían vina-
gre, con el fin de alcanzar un grado de palidez enfermiza que cons-
tituía el máximo de belleza; incluso varios siglos después lo
encontramos reflejado en una canción de García Lorca (1934):

77
“Que romántica eras, bebías vinagre a es-
condidas de la abuela y te pusiste blanca
como una celinda primavera”.

En el siglo XVII, Sir Thomas Browne realizó un estudio más de-


tallado del color de la piel en diferentes razas, concluyendo que éste
no dependía del clima y atribuyéndolo a algún factor del esperma.
Posteriormente, se responsabilizó a alguna sustancia contenida en
la bilis, puesto que existían observaciones de que la bilis cuando se
exponía al sol viraba a negro. También se le achacó a la sangre.

En el siglo XVIII, las variaciones en la pigmentación cutánea


adquieren connotaciones sociales y se considera que los negros
africano no son hermanos de los europeos, sino que blancos y ne-
gros eran dos especies separadas (Vicente, 1999).

Es a partir de 1840, cuando el desarrollo del microscopio


permitió demostrar la estructura celular de la piel, cuando co-
mienza el conocimiento científico moderno, tanto de su estruc-
tura y función, como de la pigmentación cutánea (Holubar 1998).

En el color de la piel se distingue:


• Una pigmentación constitutiva que está basada en el
color sin la exposición, es decir en el color determinado
genéticamente.

78
II. Antecedentes

• Una pigmentación facultativa que es la coloración que


se desarrolla tras la exposición al sol o a modificaciones
endocrinas.

Ambas son la base de la clasificación de Fitzpatrick, 1975,


antes referida, que mide la función protectora de la melanina
frente al sol.

En la actualidad, el broceado de la piel es considerado como


factor cosmético y por tanto relacionado con la belleza, y esto es
así sólo a partir del primer tercio de nuestro siglo XX cuando, de
forma masiva, comienzan a cambiar los gustos estéticos de la ma-
yoría de la población.

A partir del periodo entre las dos guerras mundiales, se ex-


tiende la opinión sobre el efecto beneficioso del sol. Un hito im-
portante en este sentido lo constituye Coco Chanel, una de las
vanguardistas del bronceado, de forma que la exposición al sol a
partir de esta fecha, es considerada como la consecución de una
mayor libertad individual y por tanto algo socialmente deseable
(Vicente, 1999).

El bronceado consiste en el aumento de la pigmentación


melánica facultativa, es decir la que se obtiene trás la exposición
al sol. Es de producción inmediata (1-2 h) y tarda en completarse
uno o dos días, aumentando gradualmente durante varios días y

79
puede persistir durante semanas o meses.

Hasta hace aproximadamente un siglo, la palidez significaba


pertenencia a un alto estatus social, por lo que pasar al predominio
del bronceado ha supuesto un cambio total de estilo de vida.

Durante las últimas décadas, la exposición solar ha sufrido


un aumento considerable, sobre todo la intermitente o de tipo re-
creativo, por lo que la “dermatoheliosis” se produce también en
personas jóvenes, que se exponen caprichosamente a la radiación
solar sin protección, o a fuentes de luz ultravioleta artificial, bus-
cando un bronceado rápido, más frecuentemente mujeres jóve-
nes. Durante los últimos años se ha ido generando de forma
paulatina un nuevo cambio, gracias a la acumulación de conoci-
mientos en el sentido de que la exposición solar y por tanto, el
bronceado, comportan un riesgo (Camacho, 2001).

Cuando la radiación solar incide sobre la piel, ésta pone en


marcha una serie de mecanismos para reparar la agresión sufrida.
Sin embargo, exposiciones prolongadas o en condiciones extre-
mas, hacen que estos mecanismos se sobrepasen, siendo enton-
ces necesaria la protección externa.

FOTOPROTECCIÓN

Consta a su vez de dos aspectos, la intrínseca o endógena,


también llamada natural (antes comentada) y la fotoprotección

80
II. Antecedentes

externa o artificial que se basa fundamentalmente en el uso de


FOTOPROTECTORES, sustancias en cuya composición se inclu-
yen filtros solares que, usados tópicamente, cumplen la misión
de prevenir los daños causados por la radiación solar.

Principios generales de la fotoprotección:


• Absorción y disminución de la transmisión de RUV. Se
realiza en el estrato córneo, mediante el uso de sustan-
cias químicas absorbentes de RUV B (290-315 nm) y RUV
A (315-400 nm).
• Aumento de la dispersión de RUV: Se produce en el es-
trato córneo y en la epidermis, mediante el uso tópico de
partículas micronizadas de dióxido de titanio, óxido de
cinc o melanina.
• Inactivación de los radicales libres y formas reactivas
de oxígeno (singlete, anión superóxido, radical hidróxilo,
etc.): Se produce en las células viables de la epidermis y
dermis. Son inhibidos por antioxidantes y supresores de
radicales libres. Al contrario de lo que sucede con los an-
teriores, este tipo de fotoprotección es de efectividad va-
riable.
• Bloqueo físico de la RUV: Se produce en la superficie cu-
tánea y se realiza mediante sombrillas, sombreros y ropas
o vestidos gafas de sol, etc., que muestran una efectividad
buena o incluso excelente.

81
Los fotoprotectores se clasifican a su vez en distintos
tipos, según el tipo de filtro que contienen y su mecanismo de ac-
ción (Montero, 2008):

1. Filtros Químicos:

Los filtros solares más usados corresponden a los filtros


químicos u orgánicos. Son sustancias químicas de síntesis, que
actúan como cromóforos absorbiendo la energía transportada
por un fotón incidente; posteriormente, las moléculas vuelven a
su estado inicial, liberando el exceso de energía en forma de calor
imperceptible, radiación fluorescente o transformación química
en un isómero o fotoproducto potencialmente reactivo.

El número de filtros solares disponibles depende de la le-


gislación en cada país. En los Estados Unidos de América, la in-
troducción de un filtro solar requiere la aprobación de la Food and
Drug Administration (FDA), como si fuera un medicamento. La re-
glamentación de la Unión Europea determina la lista de sustan-
cias autorizadas con su concentración máxima. A diferencia de
las pantallas físicas, cada filtro químico tiene un espectro de ab-
sorción determinado.

Los filtros que absorben predominantemente RUV B son


los que se utilizan con mayor frecuencia: PABA, octocrylene, ho-
mosalate, 4-methylbenzylidene, camphor, ethylhexyl methoxy-

82
II. Antecedentes

cinnamate, phenylbenzimidazole sulfonic acid, etc. El espectro de


absorción de otros filtros, que actualmente se emplean en com-
binación con los anteriores y que los están sustituyendo progre-
sivamente en el mercado, incluye tanto los RUV B como los RUV
A (con un pico de absorción en este rango): benzophenone-3,
butylmethoxydibenzoyl methane, terephthalydene dicamphor
sulfonic acid, drometrizole trisiloxane, bis-ethylhexyloxyphenol
methoxyphenyl triazine (Tinosorb® S), methylene bis-benzotria-
zolyl tetramethyl-butylphenol (Tinosorb® M), entre otros. No
existen filtros que absorban exclusivamente RUV A de alta ener-
gía (Longitud de onda corta) con excitación a un estado de energía
superior. Al retornar al estado basal, la energía liberada es de
menor magnitud (Longitud de onda más larga) e inocua.

2 Filtros Físicos:

Las pantallas físicas son polvos inorgánicos inertes forma-


dos por pequeñas partículas de 180-190 nm de diámetro, com-
puestas por dióxido de titanio, óxido de zinc, óxido de hierro, óxido
de magnesio, mica o talco. Actúan reflejando todas las radiacio-
nes solares con independencia de su longitud de onda. Estas pan-
tallas minerales se utilizan cada vez con mayor frecuencia, puesto
que no generan energía ni fotoalergia por contacto.

83
Sin embargo, presentan el inconveniente de formar una
máscara blanca, especialmente inestética a concentraciones su-
periores al 5%. Si se disminuye la concentración el aspecto cos-
mético mejora, pero a costa de una disminución en el coeficiente
de protección. Con el fin de optimizar el empleo de pantallas so-
lares, se ha reducido el tamaño de las partículas. La reflexión de
la luz visible es menor en las formas micronizadas o ultrafinas, en
las que el diámetro de las partículas varía entre 20 y 50 nm, lo que
les confiere un aspecto más transparente, mejorando asimismo
sus propiedades cosméticas.

En la actualidad, el dióxido de titanio microfino se formula


en forma de rutilo recubierto con óxido de aluminio, zirconio o sí-
lice, lo que le confiere menor tendencia a la formación de microa-
gregados, que disminuyen el efecto fotoprotector; por otra parte,
puede combinarse con otros filtros físicos o químicos, lo que au-
menta tanto el FPS como el espectro de la fotoprotección. (Mon-
tero, 2008). Son eficaces tanto para RUV como IR. (Sánchez
-Saldaña, 2002).

3. Filtros Biológicos:

Los filtros biológicos son sustancias que penetran más allá


de la superficie y refuerzan a las células para que se defiendan
mejor de la radiación. Tienen actividad antioxidante y aplicadas
tópicamente, disminuyen el estrés oxidativo inducido por la ra-

84
II. Antecedentes

diación ultravioleta. Potencian, por lo tanto, la protección confe-


rida por los filtros solares convencionales, y disminuyen el consi-
guiente daño celular que podría ser origen de fotoenvejecimiento
y cáncer de piel.

Entre estos filtros biológicos se encuentran sustancias


que, como diversas vitaminas, presentan actividad antioxidante
directa. Sin embargo, también existen otras sustancias que ejer-
cen esta actividad antioxidante a través de su capacidad quelante
del hierro (diferentes flavonoides) y sustancias que aumentan la
actividad de las enzimas antioxidantes de la piel (algunos oligoe-
lementos). Estos filtros han demostrado su eficacia frente a los
efectos de los rayos ultravioleta, pues son antioxidantes que evi-
tan la formación de radicales libres y, por lo tanto, potencian el
subsistema inmunológico cutáneo. Se están utilizando cada vez
con más profusión, siendo las vitaminas A y E las más utilizadas
en forma de palmitato o acetato, así como la vitamina C en sus di-
ferentes variedades.

Administrados sistémicamente, los filtros biológicos tie-


nen la ventaja de proporcionar una protección basal beneficiosa
y permanente, que actúa independientemente del uso de foto-
protección tópica. Afectan a la piel por completo y constituyen
una reserva antioxidante que protege a medida que la fotoexpo-
sición va agotando los antioxidantes naturales de la piel. Además,
evitan los problemas inherentes a la fotoprotección tópica, como

85
la aplicación insuficiente de producto, poco respeto a los tiempos
de reaplicación o la influencia del roce, agua o sudor. Pero debe
tenerse en cuenta que en ningún caso sustituyen a los fotopro-
tectores tópicos, sino que los complementan. Por ejemplo, si se
toman betacarotenos, no se puede dejar de usar fotoprotectores
tópicos.

4. Filtros Organominerales:

Se trata de filtros capaces de actuar tanto por absorción


como por reflexión, e incluso por una combinación de ambos: dis-
persión o scattering. Son filtros químicos pero insolubles, con lo
que así adquieren a la vez las ventajas de los químicos (cosmeti-
cidad) y de los físicos (seguridad), siendo además de gran capa-
cidad filtrante en el UVA. Por ejemplo, derivados del benzotriazol
(Tinosorb® M). Son el futuro de la “fotoprotección total”

De la combinación de estos tipos de filtros se pueden ob-


tener un fotoprotector, cuya capacidad protectora viene deter-
minada por el Factor de Protección (FPS). El FPS es un índice que
nos da idea del tiempo que podremos permanecer expuestos al
Sol sin riesgo de quemadura.

Cuanto mayor sea el FPS, más alta será la protección frente


al Sol. Por ejemplo y dependiendo de su tipo de piel, si un individuo
es capaz de permanecer el primer día de exposición 20 minutos

86
II. Antecedentes

bajo el sol sin quemarse,de modo que la elección de un fotoprotec-


tor con factor 8 le proporcionaría una protección 8 veces superior.

La actual definición del factor de protección solar, en la que


están basados la totalidad de los métodos de evaluación hoy co-
nocidos, se fundamenta en los trabajos de Schulze. En1956, él de-
finió el FPS como la ratio entre la mínima dosis eritematógena
(MED ) de la piel protegida con el producto y sin él, a las 24 horas
de la irradiación.

Actualmente, y en base a los nuevos conocimientos, algunos


autores prefieren utilizar el término factor de protección eritema-
tógeno en vez de factor de protección solar, debido a que en el cálculo
y determinación del FPS sólo se considera la respuesta eritemató-
gena (es decir, la respuesta al UVB) a las 24 horas (Pons, 1995).

A la hora de elegir el fotoprotector más adecuado se debe


tener en cuenta varios factores:

87
✓ Individuales: Fototipo cutáneo (Fitzpatrick), edad, situa-
ciones especiales (embarazo, patologías, tratamientos
farmacológicos, antecedentes familiares con melanoma).

✓ Medioambientales: horario, latitud, climatología, altitud,


reflexión.

✓ Dependientes del producto: formulación galénica.

a.- Factores Individuales

Entre los factores individuales, el más importante es el Fo-


totipo, en función del cual se determina el FPS solar (Fitapatrick,
1975). Además del fototipo cutáneo se debe considerar:
• Edad: extremar la precaución en niños, ya que su carac-
terística principal es la inmadurez de sus funciones cutá-
neas, que pueden originar con frecuencia procesos de
insolación y deshidratación. Por tanto necesitarán refor-
zar la fotoprotección externa.
• Embarazo: se deberá aumentar la protección para evitar
las alteraciones pigmentarias de la piel.
• Pacientes en tratamiento farmacológico: para evitar po-
sibles reacciones de fotosensibilización es necesario refor-
zar la protección cuando estos pacientes se expongan al sol.
• Algunas patologías empeoran con el sol: varices, cicatri-
ces, rosácea, vitíligo, etc.

88
II. Antecedentes

• Individuos con antecedentes familiares de melanoma.

b.- Factores medioambientales

- Horario: la radiación es más intensa entre las 12-15h.


- Latitud: en el ecuador los rayos inciden sobre la Tierra de
forma perpendicular, luego la radiación será más intensa,
disminuirá a medida que nos acercamos a los polos.
- Altitud: a mayor altitud mayor intensidad de radiación.
- Estación del año: en verano estamos más cerca del sol
que en invierno, por tanto la radiación será mayor.
- Clima: las nubes dejan pasar el 90% de la RUV pero no IR.
Por tanto, aunque desaparece el efecto calórico, se deben
seguir las normas básicas de la fotoprotección aun en
días nublados.
- Reflexión: el agua, la nieve y la arena reflejan la radiación
solar, por lo que en estas condiciones, además de la radia-
ción que llega de forma directa del sol habrá que sumar la
reflejada.

c.- Factores dependientes del producto

Además de los factores dependientes del producto y de la


forma galénica que se recomendarán según el tipo de piel (crema,
loción, gel, gel-crema, stick, spray, Dry-oil, espuma, compacto), in-
fluirán otros aspectos como su inocuidad, estabilidad, resistencia

89
y acción prolongada (Water-resistant, Waterproof y Sweatproof).
Pero sobre todo, lo más importante es elegir aquel fotoprotector
que asegure una buena absorción de las radiaciones nocivas a las
que se vaya a exponer. El sol tiene un efecto acumulativo y la piel
tiene memoria y no olvida los daños que ha sufrido.

Respecto a la formulación, existen en el mercado distintos


tipos según su forma farmacéutica o galénica:

Emulsiones:

Las emulsiones son las fórmulas cosméticas más adecua-


das para los productos antienvejecimiento. Dado que la piel senil
es casi siempre alipídica, puede ser adecuado realizar fórmulas
que posean la fase externa grasa, pero para evitar su pegajosidad,
se ha seleccionado como fórmula base una emulsión de fase ex-
terna silicona, cuya elaboración puede realizarse en frío y que
puede contener o no glicerina.

Geles:

Los geles han perdido algo de aceptación, aunque su posi-


ble formulación en frío facilita la estabilidad de la fórmula. Se ha
seleccionado como fórmula base un gel realizado con un polímero
acrílico, que incorpora un tensioactivo y un hidrocarburo para
ofrecer el aspecto de una emulsión. Para seleccionar los ingre-
dientes se puede recurrir a un lipoaminoácido adecuado para se-

90
II. Antecedentes

cuestrar radicales libres, e impedir la peroxidación de los lípidos


cutáneos y la oxidación de las proteínas cutáneas, filtro solar y li-
posomas.

SUSTANCIAS CON PROPIEDADES ANTIENVEJECIMIENTO

A lo largo de la historia, se ha intentado conseguir sustan-


cias que ayudaran a retrasar o incluso a mejorar los problemas
estéticos que se manifiestan durante el proceso del envejeci-
miento. Actualmente, los principales activos empleados en las
fórmulas antienvejecimiento son los siguientes:

Quelantes de iones ferrosos. Regeneradores y reparadores.

Enzimas y antienzimas. Protectores inmunológicos. Acti-


vos antiglicosilación. Aceites esenciales. Hidratantes y fotopro-
tectores y fundamentalmente los agentes antioxidantes y
secuestradores de radicales libres.

Está aceptado universalmente que la formación de radica-


les libres es uno de los procesos que intervienen en el envejeci-
miento cutáneo. Los radicales libres son moléculas altamente
reactivas con un número impar de electrones en su orbital ex-
terno. Pueden dañar diversas estructuras celulares, tales como
ADN, proteínas y membranas celulares y originar inflamación, lo
que parece desempeñar un papel adicional en el envejecimiento
de la piel.

91
El organismo posee mecanismos endógenos de defensa,
tales como enzimas antioxidantes (superóxido dismutasa, cata-
lasa, glutatión peroxidasa) y moléculas antioxidantes no enzimá-
ticos (vitamina E, vitamina C, glutatión, ubiquinona), que lo
protege de los radicales libres mediante la reducción y neutrali-
zación de los mismos. Un antioxidante es definido como una mo-
lécula capaz de retardar o prevenir la oxidación de otras
moléculas. Algunos de estos mecanismos de defensa antioxi-
dante pueden ser inhibidos por la luz ultravioleta (UV).

Los efectos dañinos de estas especies oxidativas son indu-


cidas durante el metabolismo normal y a través de estrés oxida-
tivo. La producción de los radicales libres se incrementa con la
edad, al tiempo que los mecanismos de defensa intrínseca que lo
contrarrestan disminuyen. Este desequilibrio conduce a la lesión
progresiva de las estructuras celulares, y por lo tanto, da como
resultado un envejecimiento acelerado. Los antioxidantes son
sustancias que pueden proteger del estrés oxidativo endógeno y
exógeno al eliminar los radicales libres.

El uso de antioxidantes puede ser particularmente bueno


para mejorar los signos del envejecimiento producido por UV-A,
el cual se cree que está inducido en gran parte por los procesos
oxidativos. Se ha demostrado que la aplicación tópica de antioxi-
dantes aumenta la dosis mínima de RUV A requerida para provo-
car aumento de la pigmentación y disminuye la seriedad de las

92
II. Antecedentes

fotodermatosis inducidas por RUV A (Inja, 2009)

Según el mecanismo de acción de los radicales libres, se po-


dría pensar que la aplicación tópica de antioxidantes pueden neu-
tralizar algunos de ellos y en consecuencia disminuir o prevenir
los signos del envejecimiento de la piel. En la actualidad, los an-
tioxidantes tópicos se comercializan para prevenir daño en la piel
inducido por RUV y el envejecimiento, así como para tratar las
arrugas y eritema debido a la inflamación (por ejemplo, recubri-
miento de post-láser).

Actualmente, la formulación se ha basado en la utilización


del bloqueador del primer radical de oxígeno superóxido dismu-
tasa (SOD), que se forma en el tejido cutáneo y actúa sobre el ra-
dical superóxido, convirtiéndolo en peróxido de hidrógeno y
oxígeno molecular. Puede encontrarse en forma pura (se incor-
pora entre el 0,1 y 0,5% en las fórmulas cosméticas) y en forma
SOD encapsulado en liposomas (se utiliza entre el 5 y el 10%).

También se utiliza una coenzima de la cadena respiratoria,


la ubiquinona coenzima Q10, cuya aplicación tópica produce un
potente efecto antieritematógeno capaz de reducir la formación
de radicales libres. Para ciertos formuladores parece ser mucho
más interesante la incorporación a las fórmulas cosméticas de in-
gredientes que posean una actividad antielastasa y antihialuro-
nidasa (en el caso de este último, se utiliza el extracto de vid y el

93
extracto de mimosa tenuiflora a dosis comprendidas entre 3 y 5%).
Trabajos relativamente recientes consideran la posibilidad de uti-
lizar, por vía tópica, endonucleasas mediante liposomas cargados
con esta enzima, cuya función es reparar los daños que la radiación
solar provoca en el ADN de las células cutáneas irradiadas.

Para que los antioxidantes administrados tópicamente sean


eficaces en la prevención de envejecimiento cutáneo existen dos
consideraciones que deben tenerse en cuenta en su formulación:
• La estabilización, pues son muy inestables, pueden oxi-
darse e inactivarse antes de alcanzar el blanco de acción.
• Deben ser adecuadamente absorbidos, llegar en forma
activa a su tejido diana y permanecer allí el tiempo sufi-
ciente para ejercer los efectos deseados.

Es importante tener en cuenta también los productos con


propiedades antioxidantes que pueden ser utilizadas como ingre-
dientes cosméticos antienvejecimiento. El grupo más importante
corresponde al formado por los antioxidantes fenólicos, como
son el x-tocoferol o vitamina E y sus derivados, como acetato de
tocoferol, nicotinato de tocoferol, acetil salicilato de tocoferol,
dioleil tocoferil metil silanol, tocoferil ascorbil fosfato, liposomas
cargados con x-tocoferol y ácido úrico.

La vitamina A y sus derivados son esenciales para el desa-


rrollo, crecimiento y mantenimiento del tejido epitelial. Ayudan a

94
II. Antecedentes

mantener las condiciones normales de la piel y tienden a normali-


zar la sequedad cutánea. Otros compuestos importantes en las
formulaciones antienvejecimiento son los quelantes, como el
ácido etilendiamino tetra acético (EDTA), que secuestran los iones
de hierro y cobre y, por tanto, bloquean la reacción oxidativa.

Muchos antioxidantes han sido utilizado durante siglos en


las culturas antiguas y modernas de todo el mundo para diversas
enfermedades. Además de su actividad antioxidante, la mayoría
de ellos poseen numerosas propiedades biológicas. Entr los mas
utilizados en formulaciones cosméticas: Vitaminas A, E, C; Coen-
zima Q10; Idebenona; licopeno; té verde; silimarina; coffee-
Berry®; resveratrol; semillas de uva; granada; genisteína;
pycnogenol ; niacinamida (Inja, 2009).

Los carotenoides se encuentran entre los pigmentos natu-


rales más comunes, de los que se han caracterizado de 600 com-
puestos diferentes. Son responsables de muchos de los colores
rojo, amarillo y naranja de las hojas, flores y frutas, así como del
color de algunos insectos, aves, peces y crustáceos.

Solamente pueden ser sintetizados por plantas, hongos,


bacterias y algas, sin embargo muchos animales los incorporan a
través de la dieta. Dos carotenoides dietarios importantes son el
licopeno y el β-caroteno que están involucrados en la eliminación
de dos especies reactivas del oxígeno, el oxígeno singlete y el ra-

95
dical superoxido. Además son efectivos desactivando moléculas
excitadas electrónicamente que están involucradas en la genera-
ción tanto de radicales como del propio oxígeno singlete.

La energía del oxígeno singlete es transferida al carote-


noide produciendo oxígeno molecular en su estado basal y caro-
teno triplete excitado. El carotenoide retorna a su estado basal,
disipando esta energía a través de la interacción con el solvente
a su alrededor.

En nuestro estudio, hemos utilizado un agente antioxidante


de origen natural, la ASTAXANTINA que corresponde a un caro-
tenoide ( 3,3’-dihydroxy-β, β’-caroteno-4,4’-diona) de la serie fo-
toquímica de los terpenos.

Estructura de la Astaxantina

96
II. Antecedentes

Como muchos carotenoides, es un pigmento liposoluble co-


loreado (que como tal se puede incorporar a las membranas ce-
lulares, sin sufrir decoloración). Se clasifica como una xantófila,1
(etimológicamente xantina, significa “hoja amarilla” y el prefijo
“asta” procede del griego Αστακóς que significa cangrejo).

Es producido por diversos tipos de microalgas (Haemato-


coccus pluviales; Chlorella zofingiensis, Chlorococcum, y Phaffia
rhodozyma) que son la base de la alimentación del zooplancton y
el krill, (se pueden encontrar en levaduras) y también en los orga-
nismos que se alimentan de ellos, por lo que se puede ir acumu-
lando en cierta medida a lo largo de la cadena alimentaria, en
especial en los pescados de carne rosada como el salmon, trucha,
crustáceos, (Pandanus borealis, Krill), camarones, cangrejos; en
algunos vegetales como el arándano rojo (cranberry) y en las plu-
mas de algunas aves, a los que presta su coloración rojiza(
Yang,2013).

La astaxantina, a diferencia de otros carotenoides, no se


convierte en vitamina A (retinol) en el cuerpo humano lo que
ayuda a que sea posible su acumulación. Es un potente antioxi-
dante:10 veces más que otros carotenoides en relación con la cap-
tación de radicales libres y ha demostrado efectos favorables en
relación con el metabolismo tanto en modelos “in vitro” como “in
vivo” ( Park, 2013; Yamashita, 2013) así como efectos beneficiosos
en relación con distintos procesos patológicos tales como:pro-

97
cesos inflamatorios (Park,2010; Santos, 2012; Chew, 2013), altera-
ciones de tipo degenerativo-metabólico (diabetes: Ryu, 2012) car-
diovasculares (Nakao,2010; Fassett, 2011; Monroy-Ruiz, 2011;
neurodegenerativos ( Wibrand, 2013), anticancerosos ( Prabhu,
2009; Gal, 2012; Maoka, 2012; Ranga-Rao, 2013) o tambien poten-
ciando la inmunidad ( Park,2011), etc.

Entre las funciones de la Astaxantina destacan la de pro-


teger las membranas celulares y mitocondriales de las agresiones
medioambientales, en especial de las radiaciones. Estas agresio-
nes facilitan la posibilidad de errores en la replicación del ADN y
con ello la formación de tumores malignos ( Ranga Rao, 2014).

La FDA norteamericana así como la EFSA europea aproba-


ron su uso como colorante para la comidas animales y de peces
(Roche,1987; EFSA, 2005; 2007).

MODELOS EXPERIMENTALES DE FOTOENVEJECIMIENTO

La exposición crónica a las radiaciones solares, es aceptado


universalmente, que provoca el envejecimiento patológico de la
piel (fotoenvejecimiento) y constituye uno de los principales fac-
tores etiológicos implicados en el desarrollo del cáncer cutáneo.
Existen numerosas evidencias epidemiológicas y clínicas que rela-
cionan a las radiaciones ultravioleta solares con el fotoenvejeci-

98
II. Antecedentes

miento cutáneo o dermatoheliosis como ha sido denominado tam-


bién por Oppel, 2004. Estas, a su paso a través de los tejidos, pue-
den originar estrés oxidativo, responsable de las alteraciones
tisulares que tendrán lugar tanto en la epidermis como en la dermis,
así como de la inmunosupresión (Wlaschek, 2001; Nishigori, 2004).

Asimismo, pueden provocar la dimerización de las bases pi-


rimidínicas del ADN (Ananthaswamy, 1998) generando mutacio-
nes. Estas alteraciones se considera que son la base patogénica
del espectro de las lesiones que caracterizan al denominado fo-
toenvejecimiento y a la fotocarcinogénesis cutáneos (Matsu-
mura, 2002, Gómez, 2007)

No obstante, tanto por motivos metodológicos como por


motivos éticos, es imposible demostrar que la radiaciónn UV, es
capaz de ocasionar cáncer cutáneo en el ser humano, sin em-
bargo, existen suficientes datos epidemiológicos, clínicos, y re-
sultados obtenidos de los numerosos modelos experimentales
desarrollados en animales para poder afirmar que la RUV es la
causa más importante del cáncer cutáneo (Borrego, 2008).

Por otra parte y debido a la gran similitud de las lesiones


desarrolladas por los animales, con las que tienen lugar en la piel
humana tras la exposición crónica a las radiaciones ultravioleta,
consideramos que estos modelos experimentales son idóneos
para el estudio del fotoenvejecimiento y la fotocarcinogénesis,

99
así como para el ensayo de sustancias antioxidantes y fotopro-
tectoras (Cano, 2010).

En la bibliografíaa son numerosas las especies animales


que se han utilizado como modelos para este tipo de estudios,
que van desde los minipigs (Kligman, 1982), cobayas ( Kreuzmann,
1990), ratas, (Nakamura, 1968), ratones (Sams, 1964), e incluso
peces (xiphophorus, medaka y pez cebra) (Kurita, 2004). No obs-
tante, los animales más utilizados corresponden a roedores,
tanto con pelo como sin él y fundamentalmente a los ratones
(Becker, 2010): C57BL/6J; BALB/C; CBA, (Benavides, 2009), Swiss,
Hairless: HR-1, SKH1, etc. (Sharma, 2011).

Sin embargo, la utilización de animales con pelo presenta


algunas desventajas que explican su escasa utilización en la ac-
tualidad, además del inconveniente y el trauma que supone el
afeitado o depilación repetitivos, los animales con pelo requieren
dosis de RUV superiores a las experimentadas por los seres hu-
manos.

En 1960, Winklemann y colaboradores describieron unos


ratones sin pelo que, como los humanos, desarrollaban carcino-
mas de células escamosas como resultado de la exposición a la
RUV crónica. A partir de entonces, el ratón sin pelo se convirtió
en el animal de elección para los estudios de carcinogénesis con
RUV.

100
II. Antecedentes

En uno de tales estudios, diseñado principalmente para


evaluar los efectos de un protector solar, Snyder y May (1975) ob-
servaron que el ratón sin pelo y sin protección desarrolló elasto-
sis.No obstante,el primer estudio diseñado específicamente para
inducir elastosis en un ratón sin pelo fue relizado en 1980 por Ber-
ger. Estos investigadores utilizaron ratones albinos desnudos
(NGI), un animal que normalmente tiene poco desarrollada la red
de fibras elásticas, así como los folículos pilosos que no son com-
pletamente activos (Kliman, 1991).

Otro modelo correspondió al ratón sin pelo ligeramente


pigmentado (Oslo / BOM cepa endogámica) que fue utilizado por
Poulsen ,1984 para estudiar la elastosis con diferentes combina-
ciones de UV-B (Westinghouse FS tubos) y UV-A (negro tubos de
luz: Pico 365 nm, y sin filtro). De modo que no se originaba elasto-
sis significativa cuando se aplicaba exclusivamente RUV-A du-
rante 3 ó 6 meses, mientras que cuando se aplicaba solo la
RUV-B, se desarrollaba una elastosis moderada después de 3
meses. Por otra parte,la exposición secuencial a la radiación RUV-
B y una gran dosis de RUV-A produjo una elastosis severa y una
dosis moderada de RUV-A, administrada simultáneamente con
RUV-B produjo una ligera reducción del grado de elastosis frente
a los RUV-B individualizada.

Con el objeto de reproducir experimentalmente los efectos


de las radiaciones ultravioleta y ensayar tratamientos preventi-

101
vos frente a las mismas, en los últimos años han seguido siendo
desarrollados varios modelos animales.

En la actualidad, los ratones sin pelo más utilizados en mo-


delos de fotoenvejecimiento y fotocarcinogénesis son los Skh-1
(albino) y Skh-2 (ligeramente pigmentada) (,Kambayashi, 2001; Mi-
tani, 2004; Reeve, 2005;Gómez,2010).. Estos modelos sufrían le-
siones cutáneas similares a las humanas de fotoenvejecimiento
y fotocarcinogénesis (Kambayashi, 2001; Mitani, 2004; Reeve,
2005).

En el modelo experimental establecido por nuestro grupo


de investigación, Cano (2010) se puede considerar como idóneo
para el estudio de estas patologías así como para el ensayo de
sustancias antioxidantes y fotoprotectoras.

Por lo que para la realización de este trabajo elegimos


como modelo animal el ratón sin pelo SKH1/CRL, procedentes del
Skin and Cancer Hospital, Temple University. Philladelphia, 1986
(Charles River Laboratories. New York, USA) que fueron aclima-
tados y criados en el Servicio de Animales de Laboratorio (SAI)
de la Universidad de Murcia, porque consideramos que suponen
un modelo animal de elección,por ser albinos y sin pelo, con
menor protección frente a las RUV; además de ser eutímicos y
por lo tanto, inmunocompetentes y sobre todo ,un modelo animal
de fácil manejo y bajo coste.

102
III
OBJETIVOS
III. Objetivos

1. Desarrollar un modelo experimental de fotoenvejeci-


miento cutáneo en ratones SKH-1/ CRL mediante la expo-
sición crónica a Radiación Ultravioleta.

2. Determinar los efectos de la Astaxantina sobre el citado


modelo de fotoenvejecimiento.

3. Estudiar el comportamiento biopatológico y la capacidad


de invasión de los tumores desarrollados, mediante técni-
cas inmunohistoquímicas (marcador de proliferación ce-
lular PCNA, metaloproteinasa-9 (MMPs-9) e inhibidores
de metaloproteinasas, TIMP-1).

105
IV
MATERIAL Y MÉTODOS
IV. Material y Métodos

I MATERIAL

1. Animales

Hemos utilizado 60 ratones SKH1/CRL, hembras de 33 dias de


edad y un peso medio de 20g, al principio del experimento. Son
animales eutímicos e inmunocompetentes. Procedían del Servi-
cio de Animales de Laboratorio (SAI, nº REGAES 300305440012)
de la Universidad de Murcia.

Todos los animales han sido mantenidos en jaulas de 40x30 cm


en una habitación con foto-periodo-luz-oscuridad 12-12 horas, y una
temperatura media de 22ºC con aporte de comida y bebida “ad libi-
tum”. Han sido tratados según las normas de la Unión Europea sobre
la protección de animales utilizados en experimentación (Real De-
creto 1201/2005 de 10 de Octubre). Asímismo, el Comité de Bioética
de la Universidad de Murcia ha aprobado todos los experimentos.

109
Figura 4.- Ratón SKH1 / CRL.

Los ratones se distribuyeron en dos grupos:

• Grupo I: Control (n=30): expuestos a radiación ultravioleta


UV (RUV).

• Grupo II (n=30): RUV + astaxantina

2. Lámpara

Para la irradiación de los animales se ha utilizado una lám-


para Philips TYpe HB 554/01/A con 8 tubos Philips ISOLDE 100
W-R35. Esta lámpara emite un espectro de 220-425 nm y un pico
máximo de 364 nm (98,6% UVA y 1,4% UVB).

110
IV. Material y Métodos

Figura 5.- Lámpara Philips Type HB 554/01/A.

3. Astaxantina

Astaxantina natural al 10%. Batch nº 1005020997AP.


Laboratorio Monteloeder.Alicante.España

111
4.Gelatina

Gelatina (240/260 Bloom 18 Mesh tipo A)


Juncá.Bañoles.Girona.España

112
IV. Material y Métodos

II MÉTODOS

1. Procedimiento experimental

Los animales se dispusieron en jaulas de metacrilato trans-


parente de 40 x 30 cm, con cubierta metálica de rejas y con espa-
cio para alimento y agua.

La irradiación UVA se ha realizado 3 veces por semana, con


una duración de 60 minutos por sesión, durante un total de 80 se-
siones. Para ello, se situaba a los animales en jaulas de PVC con
separadores individuales para cada ratón y una cubierta de celo-
sía metálica y se colocaban bajo la lámpara de luz ultravioleta a
una distancia foco/piel de 20 cm.

La energía absorbida por sesión fue de 21,1 J/cm2, por lo que


al final de las 80 sesiones, la energía total absorbida por cada ani-
mal fue de 1688 J/cm2.

113
Figura 6.- Jaulas para los animales/sesiones.

La astaxantina se administró por vía oral mediante su adi-


ción a la gelatina de origen porcino Juncá a la dosis de 0,05mg/ani-
mal/dia.

Los animales fueron revisados diariamente y a las 25, 50


,60 y 80 sesiones, realizandose fotografías de la piel del dorso
expuesta a las radiaciones en cada uno de estos tiempos.

Una vez acabado el experimento (80 sesiones) como la ma-


yoría de los animales no presentaban lesiones tumorales apre-
ciables, 20 ratones fueron sacrificados por el método habitual del
SAL y a los 10 restantes se le administró un total de 113 sesiones,
realizandose fotografías cutáneas a la 100 y 113 sesiones. La ener-
gía total recibida por animal fue de 2.384,3 J/cm2., procediendose
a continuación a su sacrificio.

114
IV. Material y Métodos

B. Método anatomopatológico

Tras el proceso experimental, se procedió a la eutanasia de


todos los animales del estudio mediante exanguinación total por
punción cardiaca, previamente anestesiados con isofluorano. A
continuación se les realizó la necropsia, extirpandoseles la piel
del lomo, así como las vísceras: pulmones, riñones e hígado. Las
muestras recogidas fueron fijadas en formal neutro tamponado
al 10%, al menos durante 48 horas, incluidas en parafina:

Figura 6.- Incluidor automático DiaPath.

115
De los bloques de parafina se realizaron secciones histoló-
gicas de 3 µ que fueron teñidas con Hematoxilina-eosina (H&E) y
la técnica de Van Giemson-Ver Hoeff (que tiñe especificamente
las fibras colágenas y elásticas de la dermis, respectivamente).

El estudio microscópico y microfotográfico se realizó con


un microscopio LEICA DM 4000 B. Wetzlar. Alemania:

Figura 8.- Microtomo Thermo HM 3555.

Figura 9.- Microscopio Leica DM 4000B.

116
IV. Material y Métodos

ESTUDIO INMUNOHISTOQUÍMICO

Fue realizado en el Servicio de Anatomía Patológica del


Hospital Universitario Reina Sofía de Murcia.

Realizamos el estudio inmunohistoquímico de las pieles en


todos los animales tratados y control con los siguientes anticuer-
pos: Anti-PCNA, Anti-MMP-9, Anti-TIMP y Anti-CD3/CD20. Los
reactivos procedían de la casa comercial Dako (Dako Diagnósti-
cos, S.A., Barcelona, España). Para la realización de la inmunotin-
ción se procedió de la siguiente forma:

Después de desparafinar y bloquear la peroxidasa endó-


gena con agua oxigenada al 3% durante 30 minutos, se desen-
mascaró el antígeno de las muestras con tampón citrato
(Panreac) a pH=6 en microondas, a potencia 1 durante 10 minutos,
y se dejaron enfriar durante 20 minutos a temperatura ambiente.
Inmediatamente después se lavaron con PBS y se incubaron los
tejidos con suero normal de cabra (Millipore) al 10% durante 1h a
temperatura ambiente. Después se incubaron las secciones con
el anticuerpo monoclonal primario correspondiente a dilución
1:200 (PCNA y CD20) ó 1:400 (CD3, MMP-9 y TIMP) durante toda
la noche a 4ºC. Entonces, se lavaron e incubaron con el anticuerpo
secundario Goat anti-mouse biotinado (Dako), durante 1h a tª am-
biente, y finalmente se incubaron con el complejo avidina-biotina-
peroxidasa (Cultek) a dilución 1:100 durante 1 h más a tª ambiente.
El relevado de la inmunotinción se hizo con diaminobenzidina

117
(Sigma-Aldrich) durante 3,5 minutos y las muestras se contrasta-
ron con Hematoxilina de Mayers.

El estudio semicuantitativo de la expresión de los diferen-


tes anticuerpos se realizó mediante la visualización de las prepa-
raciones histológicas con el equipo Leica SCN400F, por dos
observadores experimentados, blindados a los resultados del es-
tudio. Se determinó la intensidad del marcaje de cada anticuerpo
en el estroma, vasos, glándulas sebáceas y epitelio, otorgando la
puntuación 0 cuando no existía marcaje, 1 cuando la intensidad de
éste era leve, 2 cuando era moderado y 3 cuando era severo.

Evaluación e interpretación de los resultados

En todos los animales, se ha evaluado el grado de lesión,


para posteriormente, semicuantificar la cantidad de la inmuno-
tinción dependiendo de la lesión observada. La semicuantifica-
ción se ha hecho a ciegas por triplicado utilizando un microscopio
óptico Axioscope (Zeiss) acoplado a una cámara Axiocam MRc5
(Zeiss), haciendo una evaluación subjetiva utilizando una escala
de 0 (ausencia) a 4 (máxima intensidad observada).

118
IV. Material y Métodos

Figura 10.- Microscopio óptico Axioscope ( Zeiss) /


Cámara Axiocamp MRc5 (Zeiss).

Análisis de imagen

Para el análisis de los resultados, determinamos tres varia-


bles en cada uno de los cuatro grupos experimentales:

El número de lesiones que presentaba cada animal.

El tamaño medio de la lesión.

Semana de aparición de la primera lesión.

Para la cuantificación de la primera y segunda de las varia-


bles, con el objetivo de medir el área de la piel del lomo ocupada
por lesiones macroscópicas (sin hacer distinción de su morfolo-
gía), tras la última sesión de radiación UV, realizamos fotografías

119
digitales en color a todos los animales (cámara Canon EOS 500D),
colocándolos junto a un papel milimetrado. Utilizamos una apli-
cación del programa de análisis de imagen Leica Qwin, dibujando
una máscara binaria de las áreas de lesión, que posteriormente
se midieron individualmente.

Para la tercera utilizamos las anotaciones que se habían re-


alizado con periodicidad semanal, a la vez que eran pesados los
animales, determinando la presencia o ausencia de lesión, cuando
se observaba macroscópicamente abultamiento en la piel del
ratón; a continuación se fotografiaba con cámara Canon EOS
500D y con el software mencionado anteriormente se realizaba
la medición. Establecimos el criterio para la determinación de la
presencia de lesión, el que ésta tuviera las siguientes medidas:
área mayor o igual a 1 mm2 y perímetro mayor o igual 3,5 mm.

120
IV. Material y Métodos

C. Método Estadístico

Se realizó en colaboración con la Cátedra de Bioestadística


de la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia, a través
del software ANOVA SPSS® v12.0 (SPSS® Inc, Chicago, USA) me-
diante el que efectuamos los siguientes procedimientos estadís-
ticos:

Para el análisis descriptivo de las variables observadas y


para medir la distribución de las frecuencias entre los grupos, se
han calculado los parámetros característicos: media, desviación
típica y los valores máximos y mínimos.

En segundo lugar para determinar el grado de asociación


estadística entre las variables en estudio, se realizó el análisis de
varianza de una vía, complementando con el contraste de igual-
dad de pares de medias, con el método de la mínima diferencia
significativa y con la corrección de Bonferroni, junto con el t-stu-
dent previa conversión a logaritmo neperiano en las áreas de le-
sión. Consideramos como estadísticamente significativos los
valores de p iguales o inferiores a 0,05.

121
V
RESULTADOS
V. Resultados

RATONES SANOS

Clínicamente el pelo en estos ratones se desarrolla de


modo normal. A partir de la segunda semana de vida se origina
una pérdida del pelo rápida y completa, que comienza afectando
a los párpados, para seguir desprendiéndose de forma progresiva
en sentido caudal, de modo que a las tres semanas de vida, los
animales se quedan sin pelo, exceptuando la persistencia de al-
gunas vibrisas.

La piel de los ratones SKH1 es rugosa, rugosidad que va au-


mentando con la edad. Las uñas son largas y retorcidas. La epi-
dermis es similar en espesor en los dos sexos, pero la dermis es
más gruesa y la hipodermis más delgada en los machos.

125
Figura 11.- Detalle de la piel de ratones sanos.

Microscópicamente la epidermis está constituida por entre 3 a 5


capas de queratinocitos poligonales, que se van aplanando en las
capas más superficiales; éstas se encuentran tapizadas por un es-
trato córneo delgado (2-3 capas de corneocitos). En la dermis des-
taca la presencia de numerosos folículos pilosos dilatados y
quistificados.

Figura 12.- Detalles microscópicos de piel sana. (H&E 125x.)

126
V. Resultados

GRUPO I (CONTROL)

Clínicamente los primeros cambios observados en todos los ani-


males expuestos exclusivamente a las Radiaciones Ultravioleta
(RUV) correspondían a la presentación de eritema cutáneo, que
predominaba en la zona del dorso: lomo, cabeza y orejas. Se pre-
sentaba desde la primera sesión y era pasajero durante las tres o
cuatro primeras semanas, ya que desaparecía entre treinta y se-
senta minutos después de acabar la exposición a las radiaciones.

Figura 13.- Eritema.

127
Macroscopicamentese presentaba como zonas, más o menos exten-
sas de enrojecimiento, que afectaban en principio al lomo y a la por-
ción posterior de la cabeza y del cuello; en el transcurso del
experimento (sobre todo a partir de la quinta-sexta semana) se hacía
de distribución difusa, además de mantenerse entre las sesiones, ad-
quiriendo carácter permanente. Con frecuencia adoptaba un aspecto
reticulado y la coloración variaba de rojo a violácea. En las últimas eta-
pas del experimento mostraba aspecto telangiectásico.

Figura 14.- Eritema difuso dorsal, rojo-violáceo.

Microscópicamente correspondía a la dilatación de los vasos del


plexo capilar de la dermis papilar durante las primeras semanas del
experimento; a partir de la seis u ocho semanas se acompañaba ade-
más de vasodilatación y tortuosidad del plexo subpapilar.

128
V. Resultados

Figura 15.- Dermis papilar con congestión vascular. (H&E. 212,5x.)

A partir de las sesiones 30 a 32 era muy destacable el marcado


patrón geométrico de la piel, que en el transcurso del experimento
aumentaba de modo progresivo.

Figura 16.- Marcado patrón geométrico cutáneo

129
A continuación, a partir de 32-35 sesiones predominaban las arru-
gas cutáneas, que se localizaban preferentemente a lo largo del
dorso de los animales y adoptaban un patrón longitudinal; con-
forme aumentaba el número de exposiciones, se hacían más irre-
gulares y se acompañaban de áreas de engrosamiento irregular.
Mientras que en las zonas con lesiones tumorales nodulares, así
como en las lesiones ulceradas se disponían de forma radial alre-
dedor de las mismas.

Figura 17.- Arrugas cutáneas.

130
V. Resultados

Microscopicamente, en la dermis destacaba el engrosa-


miento de la papilar, debido al aumento y la disposición tortuosa
de los capilares sanguíneos así como de la red capilar subpapilar
y el de la reticular, en la que destacaban los fenómenos de desor-
ganización de la estructura general y de la disposición del entra-
mado de las fibras colágenas y elásticas que iba haciéndose mas
patente.

Respecto al entramado fibrilar, se podían distinguir tres pa-


trones o grados de disposición:
Uno en el que predominan las fibras mal organizadas, dis-
puestas preferentemente de forma individualizada, también con-
siderado como elastosis solar grado I;
Otro en el que las fibras con estas características alterna-
ban con zonas en que se disponían en acúmulos irregulares y com-
pactos de elastina, ligeramente basófilos o grado II;
Y otro, caracterizado por predominio marcado de los acúmulos
compactos de elastina o grado III.

Asimismo, observamos con frecuencia áreas irregulares de


fibrosis con múltiples focos de infiltrados de linfocitos y células
plasmáticas.

131
Figura 18.- Engrosamiento fibroso de la dermis papilar y reticular.
(H&E 212,5x.)

Figura 19.- Detalle de la elastosis. (H&E 300 x.)

132
V. Resultados

Figura 20.- Elastosis dérmica grado I. T. Verhoeff-Van Gienson.


(H&E 420 x)

Figura 22.- Elastosis dérmica grado II. T. Verhoeff-Van Gienson.


(H&E 400x)

133
A partir de la segunda mitad del experimento, hacia la sesión
cuarenta, destacaba en toda la superficie cutánea dorsal el engrosa-
miento irregularde aspecto granular difuso, que se acompañaba con
frecuencia de superficie escamosa con marcado patrón geométrico
de la piel. Sobre ella se observaban múltiples lesiones de aspecto que-
ratósico, que frecuentemente se mostraban firmes al tacto.

Figura 23.- Engrosamiento cutáneo irregular.

Figura 24.- lesiones eritemato- queratósicas.

134
V. Resultados

A partir de la sesión 45-50, predominaban las lesiones de


aspecto eritemato-escamoso, que estaban caracterizadas por le-
siones escamosas situadas sobre las zonas de eritema. Mostraban
aspecto puntiforme al principio; después progresivamente se iban
haciendo más extensas e incluso confluían en placas irregulares.

Figura 25.- Lesiones eritemato-escamosas y erosivas.

En otras áreas, las lesiones eran frecuentemente erosivas


y estaban recubiertas por costras fibrino-necróticas; se solían
disponer en grandes placas de límites irregulares. Las de mayor
volumen se cubrían de costras hemorrágicas y mostraban los

135
bordes sobreelevados, en esta fase, generalmente estaban fija-
das a los planos profundos.

Figura 26.- Lesiones erosivas con costras fibrino-necróticas.

Figura 27.- Placas erosivas.

136
V. Resultados

Figura 28.- Lesiones queratósicas y nodulares erosivas.

Microscopicamente, las lesiones descritas correspondían


a diversos tipos de alteraciones morfológicas, pues alternaban
las áreas de atrofia epidérmica, de distinto grado, caracterizadas
por la disminución del espesor de la epidermis debida al menor
número de capas celulares y al aplanamiento de los queratinoci-
tos con otras de engrosamiento epitelial.

137
Figura 29.- Área de atrofia epidérmica. (H&E 125x.)

En otras zonas sin embargo, dichas áreas alternaban con


otras en las que predominaban el engrosamiento epitelial, con fe-
nómenos de hiperplasia de células basales. No obstante, estas
se observaban más frecuentemente en relación con las zonas cu-
táneas que mostraban distintas alteraciones como displasia, car-
cinoma, etc.., aunque a veces se disponían también como focos
aislados.

Estaban constituidas por varias hileras (entre 3 y 10) de


queratinocitos basales de morfología poligonal. Los citoplasmas
eran escasos y los núcleos voluminosos con los ejes mayores per-
pendiculares a la membrana basal epidérmica. Mostraban nucleo-
los muy patentes y en ocasiones se observaban algunas figuras
de mitosis.

138
V. Resultados

Figura 30.- Áreas de acantosis con hiperplasia de


células basales. (H&E 200x)

Figura 31.- Detalle de la hiperplsia de células basales. (H&E 212,5x)

No obstante, las alteraciones más frecuentemente observa-


das correspondían a engrosamiento irregular de la epidermis, con
mayor o menor grado de papilomatosis. Esta acantosis era el fenó-

139
meno que caracterizaba a la mayor parte de la piel de las áreas más
expuestas a la radiación (lomo, dorso de la cabeza y cuello, etc.) y
mostraba gran heterogeneidad, pues alternaban las áreas de un gran
espesor (15 a 20 capas celulares) con otras no tan engrosadas, que
solían acompañarse de frecuente pleomorfismo celular y nuclear.

Figura 32.- Área con acantosis e hiperqueratosis. (H&E 420x)

Generalmente, estas lesiones se acompañaban de hiper-


queratosis con hipergranulosis, consistentes en el engrosa-
miento de la epidermis por aumento del estrato córneo y del
granuloso, constituidos por varias hileras de células totalmente
queratinizadas y anucleadas adoptando un patrón denso o en ho-

140
V. Resultados

jaldre recubriendo la superficie epidérmica. En algunas zonas se


observaban en estas capas numerosos gránulos de queratohia-
lina en los citoplasmas de algunos de los queratinocitos. Con
menos frecuencia se observaba paraqueratosis, caracterizada
por la presencia de núcleos en las células del estrato epidérmico
más superficial totalmente queratinizadas (estrato córneo).

Ocasionalmente también observamos en la zona disque-


ratosis caracterizada por la queratinización de forma individua-
lizada de los queratinocitos, preferentemente a nivel del estrato
espinoso de Malpighio.

Figura 33.- Acantosis con hiperqueratosis y paraqueratosis.


(H&E 340x)

141
Figura 34.- Disqueratosis. (H&E 212,5x)

En algunas áreas cutáneas también se observaban zonas


de displasia epitelial. Estas lesiones se encontraban, con frecuen-
cia, tanto de forma aislada como junto a los fenómenos descritos
previamente, así como en la vecindad de las lesiones neoplásicas
malignas.

En estas áreas predominaban las alteraciones de la polari-


dad celular, así como el intenso pleomorfismo celular y nuclear,
fenómenos frecuentes de disqueratosis y mitosis atípicas, que
afectaban al tercio inferior del epitelio, a la mitad o más de dos
tercios de la misma (grados I,II,III, respectivamente). No obstante,
predominaban las de grado I, siendo las menos frecuentes las de
grado III.

142
V. Resultados

Figura 35.- Displasia grado I. (H&E 212,5x.)

Figura 36.- Displasia grado II-III(H&E 360x)

Con menos frecuencia, también observábamos algunas


áreas de Carcinoma “in situ”, caracterizadas por la presencia de
todas las alteraciones arquitecturales y celulares que hemos des-

143
crito en las áreas de displasia, y que afectaban a todo el espesor
de la epidermis, lo que llevaba al borramiento los estratos epidér-
micos normales (basal, espinoso y córneo). Sin embargo, la mem-
brana basal se mantenía íntegra en todas estas zonas.

Figura 37.- Carcinoma “in situ”. (H&E 450x.)

A partir de sesenta sesiones, clínicamente era constante


en todos los animales la presencia de lesiones tumorales nodula-
res que usualmente eran múltiples. La mayoría de ellas se encon-
traban en relación con las zonas de engrosamiento queratósico,
mientras que en otras áreas se disponían de forma aislada.

144
V. Resultados

Figura 38.- Múltiples lesiones nodulares.

Figura 39.- Tumoración nodular crateriforme.

145
Figura 40.- Lesiones mútiples nodulares de superficie erosiva.

Las lesiones ulceradas eran también muy frecuentes a par-


tir de este periodo. Generalmente mostraban bordes irregulares
y engrosados en algunas zonas; éstas se disponían bien en el seno
de las áreas eritematosas o de forma individualizada.

146
V. Resultados

Figura 41.- Lesión ulcerada.

Figura 42.- Ulceración con costra fibrino-hemorrágica.

Con menor frecuencia, las lesiones tumorales adoptaban


un aspecto verrucoso o vegetante, con la porción central depri-
mida, de aspecto crateriforme recubierto de costra queratósica.

147
Figura 43.- Tumoraciones de aspecto queratoacantomatoso.

Microscopicamente, estas lesiones correspondían a áreas


de carcinoma microinvasor, en las que además del componente
epidérmico atípico, de características similares a las del carci-
noma “in situ” antes descrito, se observaban otras zonas que mos-
traban cordones epiteliales irregulares con atipias celulares
marcadas que infiltraban la membrana basal sobrepasándola e
invadiendo la dermis papilar. En ésta era frecuente observar pe-
queños focos epiteliales aislados, de características morfológi-
cas similares, así como infiltrados periféricos y parcheados de
linfocitos y células plasmáticas.

148
V. Resultados

Figura 44.- Carcinoma escamoso microinvasor. (H&E 320x)

No obstante, las lesiones neoplásicas más frecuentemente


encontradas correspondían a los carcinomas de células escamo-
sas. Estaban constituidos por columnas, nidos irregulares y regue-
ros de células escamosas, que desde la epidermis crecían
infiltrando la dermis. Con frecuencia la invasión dérmica estaba
localizada en la dermis papilar, y con menor frecuencia se extendía
de forma irregular hacia la dermis reticular subyacente. Las células
eran poligonales, con núcleos voluminosos y moderado pleomor-
fismo celular y nuclear. Los núcleos eran, en general, muy volumi-
nosos, con uno o varios nucléolos grandes e hipercromáticos.

149
También eran frecuentes los fenómenos de queratinización celu-
lar individual o disqueratosis, así como la presencia de numerosos
globos córneos. Las mitosis eran frecuentes, mientras que eran
escasas las mitosis monstruosas. Los cordones y nidos irregula-
res rompían la membrana basal epidérmica e infiltraban la dermis
subyacente y con frecuencia hasta el músculo esquelético subya-
cente. Alrededor de estas áreas era frecuente la presencia de fe-
nómenos de fibrosis e infiltrados linfoplasmocitarios.

Figura 45- Carcinoma escamoso invasor. (H&E 360x)

150
V. Resultados

Figura 46- Invasión intradérmica. (H&E 420x)

Figura 47- Detalle de atipia celular, disqueratosis . (H&E 500x)

151
Figura 48- Detalle de atipias celulares y globos córneos. (H&E 500x)

152
V. Resultados

Figura 49- Infiltrados linfoplasmocitarios dérmicos. (H&E 240x)

Figura 50- Detalle de congestión vascular e infiltrados


linfoplasmocitarios dérmicos. (H&E 240x)

153
GRUPO II (ASTAXANTINA)

Como en el grupo control, los primeros cambios observa-


dos en los animales tratados con RUV y la Astaxantina corres-
pondian clinicamente, a la presentación de eritema cutáneo que
predominaba en la zona del dorso: lomo, cabeza y orejas. Se pre-
sentaba desde la primera sesión y era pasajero durante casi la pri-
mera mitad del experimento pues solía desaparecer alrededor de
una hora después de acabar la exposición a las radiaciones.

Figura 51.- Eritema.

154
V. Resultados

A partir de 30-35 sesiones se hacía mas difuso y además per-


manecía entre las sesiones. Con frecuencia adoptaba un aspecto
reticulado, la coloración variaba de rojo a violácea y en las últimas
etapas del experimento mostraba aspecto telangiectásico.

Figura 52.- Eritema difuso,rojo-violáceo.

A continuación (40-42 sesiones) predominaba el marcado


patrón geométrico de la piel, que se hacía patente y permanecía
durante el transcurso del experimento, aumentando de modo
progresivo.

155
Figura 53.- Patrón geométrico cutáneo.

Las arrugas eran manifiestas y permanentes a partir de las


45-50 sesiones; al principio adoptaban un patrón longitudinal y
se situaban a lo largo de toda la zona del dorso de los animales.
Conforme aumentaba el número de exposiciones, se hacían de
disposición más irregular y se acompañaban de áreas de engro-
samiento irregular.

Figura 54.- Arrugas cutáneas.

156
V. Resultados

Microscópicamentedestacaba en la dermis el engrosamiento


de la papilar debido al aumento y a la disposición tortuosa de los ca-
pilares sanguíneos así como de la red capilar subpapilar. Tambien au-
mentaba el grosor de la dermis reticular, en la que destacaban los
fenómenos de desorganización de la estructura general y de la dis-
posición del entramado de las fibras colágenas y elásticas en el que
podía observarse los tres grados de elastosis descritos. Asimismo,
encontramos con frecuencia áreas irregulares de fibrosis así como
múltiples focos con infiltrados de linfocitos y de células plasmáticas.

Figura 55.- Elastosis dérmica (H&E.320 x)

157
Figura 56.- Infiltrados linfoplasmocitarios dérmicos (H&E 212,5x)

A partir de las 50-55 sesiones, clínicamente destacaba en


toda la superficie cutánea dorsal el engrosamiento irregular de
aspecto granular difuso ,que se acompañaba con frecuencia de
superficie escamosa y con marcado patrón geométrico de la piel.
Sobre ellas se observaban algunas lesiones de aspecto querató-
sico, que frecuentemente se mostraban firmes al tacto

Figura 57.- Engrosmiento queratósico.

158
V. Resultados

A partir de este periodo (55-60 sesiones) dichas lesiones


se hacían erosivas, y estaban cubiertas por escamas y costras fi-
brino-hemorrágicas que tendían a confluir en placas de límites
irregulares. Las de mayor volumen se cubrían de costras hemo-
rrágicas que mostraban los bordes sobreelevados y estaban fija-
das generalmente a planos profundos.

Estas lesiones alternaban con otras de aspecto eritemato-


escamoso, caracterizadas por la presencia de lesiones escamo-
sas situadas sobre las zonas de eritema, que al principio eran de
aspecto puntiforme, y progresivamente se iban haciendo más ex-
tensas e incluso confluían en placas irregulares; con frecuencia el
centro era de aspecto erosivo y los bordes sobreelevados que se
recubrían por costras fibrino-hemorrágicas.

Figura 58.- Lesiones eritemato-escamosas.

159
Microscopicamente, las lesiones descritas correspondían
a diversos tipos de alteraciones morfológicas, destacando las
áreas de atrofia epidérmica que alternaban con otras irregulares
de engrosamiento epitelial. En estas zonas, predominaba la hi-
perplasia de células basales, o bien el engrosamiento irregular
de la epidermis con mayor o menor grado de papilomatosis que
mostraba gran heterogeneidad, con áreas de un gran espesor (15
a 20 capas celulares) así como frecuente pleomorfismo celular y
nuclear. Solían acompañarse de hiperqueratosis con hipergra-
nulosis y a veces existía paraqueratosis con presencia de los nú-
cleos en las células del estrato epidérmico más superficial y
totalmente queratinizadas (estrato córneo). Ocasionalmente

Figura 59.- Acantosis irregular con hiperplasia de células basales


(H&E 312,5x)

160
V. Resultados

tambien observamos en esas zonas disqueratosis caracterizada


por queratinización celular individual de los queratinocitos.

En algunas de estas áreas cutáneas también se observaban


zonas de displasia epitelial. Estas lesiones se encontraban tanto
de forma aislada como en la vecindad de las lesiones neoplásicas
malignas. Dichas áreas se caracterizaban por las alteraciones de
la polaridad celular, así como por el intenso pleomorfismo celular
y nuclear, con frecuentes fenómenos de disqueratosis y mitosis
atípicas. Afectaban al tercio inferior del epitelio, a la mitad o más
de dos tercios de la misma (grados I,II,III, respectivamente). No
obstante predominaban las de grado I, siendo las menos frecuen-

Figura 60.- Displasia epidérmica II (H&E 212,5 x.)

161
tes las de grado III. Estas alteraciones las observamos en el 60%
de los animales sacrificados al finalizar la 80 sesión y en el 80%
de los sacrificados a la 113 sesión.

Figura 61.- Displasia III (H&E x)

Con menos frecuencia observamos también pequeños focos


de Carcinoma in situ (25% de los animales sacrificados tras la 80
sesión y 75% de los de 113 sesiones). Se caracterizaban por la pre-
sencia de alteraciones celulares descritas en la displasia, y consis-
tían en la afectación de todo el espesor epidérmico, de modo que
no podían distinguirse los estratos epidérmicos normales (basal,
espinoso y córneo). No obstante, la membrana basal en todas estas
zonas se mantenía íntegra.

162
V. Resultados

Figura 62.- Áreas de carcinoma “in situ” (H&E 420x)

Figura 63.- Carcinoma “in situ”(H&E 500x.)

163
Figura 64.- Infiltrados linfoplasmocitarios dérmicos (H&E 240x)

Las lesiones tumorales nodulares fueron de presentación


excepcional, ya que solo ocurrieron en 2 animales tras la 80 se-
sion que en principio constituía la duración total del estudio. Por
ese motivo decidimos seguir sometiendo a diez animales a
mayor número de sesiones (113). De ellos, 6 animales presenta-
ron tumoraciones tras la sesión 100 y otros 2 animales tras la se-
sión 113. Es decir que solo 10 animales en total de los treinta que
constituian el Grupo tratado con Astaxantina además de RUV
presentaron lesiones claramente neoplásicas. La mayoría de
ellas se encontraban en relación con las zonas de engrosamiento
queratósico, mientras que en otras áreas se disponían de forma
aislada.

164
V. Resultados

Figura 65.- Lesiones nodulares queratósicas.

Figura 66.- Lesiones tumorales erosionadas.

165
Las lesiones ulceradas eran también muy poco frecuentes
y fueron observadas casí todas a partir de las 70 sesiones). Ge-
neralmente mostraban bordes irregulares ,que en algunas zonas,
estaban engrosados; se disponían de forma individualizada o en
el seno de las áreas eritematosas.

Figura 67.- Lesión ulcerada sobre placa queratósica erosiva.

Microscópicamente estas lesiones correspondían a áreas


de carcinoma microinvasor, en las que además del componente
epidérmico atípico de características similares a las del carcinoma

166
V. Resultados

“in situ” antes descrito, se observaban otras zonas que mostraban


cordones epiteliales irregulares con atipias celulares marcadas
que invadían la membrana basal sobrepasándola e infiltrando la
dermis subyacente. En esta, era frecuente observar pequeños
focos epiteliales aislados de características morfológicas simila-
res, así como infiltrados periféricos y parcheados de linfocitos y
células plasmáticas así como a Carcinomas de células escamo-
sas, que fueron las únicas lesiones epiteliales malignas desarro-
lladas en este modelo experimental. Las células se disponen en
cordones amplios y nidos irregulares, que desde la epidermis in-
filtraban la dermis subyacente y con frecuencia el músculo esque-
lético subyacente. Estaban constituidos por células escamosas
poligonales, con núcleos voluminosos, moderado pleomórfismo
con nucléolos muy voluminosos. También eran frecuentes los fe-
nómenos de queratinización celular individual o disqueratosis así
como la presencia de globos córneos. Las mitosis eran frecuentes,
mientras que eran escasas las mitosis monstruosas.

167
Figura 68.- Carcinoma invasor.(H&E 460x)

Figura 69.- Carcinoma escamoso.Invasión dérmica (H&E 420x)

168
V. Resultados

Figura 70.- Detalle de las atipias celulares . (H&E 500x)

Figura 71.- Áreas de fibrosis e infiltrados linfoplasmocitarios


(H&E 212,5x)

169
RESULTADOS COMPARATIVOS ENTRE GRUPOS

ÁREAS DE LAS LESIONES CLÍNICAS CUTÁNEAS (mm2)

Tabla 4: Áreas de las lesiones cutáneas


Ratón Nº Grupo I (Control) Grupo II (Astaxantina)
1 167,2 6,2
2 216,5 0
3 305,15 8,4
4 221,3 72,6
5 198,3 0
6 202,4 0
7 186,3 18,2
8 220,5 8,4
9 199,8 0
10 163,3 6,6
11 162,15 9,1
12 123,9 0
13 98,2 152,5
14 126,1 60,3
15 263,2 0
16 199,8 6,2
17 190,5 0
18 322,2 8,1
19 88,4 4,2
20 98,7 0
21 79,6 6,8
22 213,5 0
23 299,6 4,3
24 196,5 173,2
25 163,6 0
26 278,5 21,3
27 145,3 0
28 63,2 42,6
29 198,5 0
30 133,3 26,7
Media 184,18 42,55

170
V. Resultados

Gráfico 1.- Áreas de las lesiones.

Tabla 5: Tiempo de presentación de las lesiones


Presentación lesiones Grupo I Grupo II: UV
clínicas cutáneas (sesión) (Control): UV + Astaxantina

Eritema pasajero 1 1

Eritema permanente 15-18 30-35

Patrón geométrico 30-32 40-42

Arrugas 32-35 45-50

Queratosis 40-42 50-55

Lesiones erosivas 45-50 55-60

Lesiones ulceradas 55-60 70-75

Tumores 60 80

171
Tabla 6: Lesiones microscópicas
Incidencia de Grupo I Grupo II: UV + Astaxantina
lesiones microscópicas (%) (Control): UV 80 sesiones 113 sesiones

Epiteliales
Displasia 100 60 80
Carcinoma in-situ 100 25 75
Carcinoma invasor 100 6,5 20

Dérmicas
Elastosis 100 55 75
Linfocitos T y B 100 75 80
Fibrosis 100 70 75
Vasos 100 75 80

172
V. Resultados

ESTUDIO INMUNOHISTOQUÍMICO

1. PCNA

Existía un marcaje positivo en las capas basales y supraba-


sales de las zonas cutáneas no afectadas por los tumores en
todos los animales (Fig.74). En el caso de los tumores, el marcaje
era de predominio leve los desarrollados por los tratados con as-
taxantina, mientras que los tumores del grupo control mostraron
un marcaje muy extenso e intenso. Así, mientras que la media del
grupo control fue de 3,23±0,29, la del grupo tratado con astaxan-
tina fue de 0,84±0,33. Existían diferencias estadísticamente sig-
nificativas entre ambos grupos (p<0,01).

173
Figura 72.- Marcaje de PCNA en capa basal epidérmica y glándulas.

Figura 73.- Marcaje intenso de pcna en carcinoma espinocelular del


grupo control.

174
V. Resultados

Figura 74.- Detalle del marcaje con pcna en nidos tumorales


infiltrantes en tejido celular subcutáneo.

Figura 75.- Inmunotinción con PCNA en carcinoma in-situ del grupo


astaxantina.

175
2. MMP-9

La inmunotinción con metaloproteinasa-9 (MMP-9) fue


menos intensa en el grupo control que en el grupo tratado, aunque
sin diferencias estadísticamente significativas. El control obtuvo
una puntuación de 0,71±0,15, el grupo II de 0,8±0,3.

Figura 76.- Marcaje con MMP-9 en el estroma tumoral de un animal


del grupo conrol.

176
V. Resultados

Figura 77.- Inmunotinción con MMP9 donde se observa un intenso


marcaje en el estroma tumoral de un animal del grupo
tratado con astaxantina.

3. TIMP-1

En el estudio del inhibidor de metaloproteinasas TIMP-1, el


marcaje fue más intenso en el caso del grupo tratado que en el con-
trol, con diferencias estadísticamente significativas (p<0,001). El

177
grupo de animales tratados con astaxantina obtuvo una puntua-
ción para este anticuerpo de 2,96±0,47, y el control de 0,51±0,5.

Figura 78.- Expresión de TIMP-1 en los bordes de un tumor del grupo


control.

178
V. Resultados

Figura 79.- Expresión de TIMP-1 en un tumor del grupo astaxantina.


Marcaje intenso.

4. CD3/CD20

La intensidad del marcaje de estos anticuerpos fue leve en


todos los casos, no existiendo diferencias estadísticamente sig-
nificativas entre los dos grupos. Existía una prevalencia de CD3
(linfocitos T) (75- 90%) sobre CD20 (células plasmáticas) (10-
25%).

179
Figura 80.- Marcaje con CD3 en animal del grupo astaxantina.

Figura 81.- Marcaje con CD3 en animal del grupo control.

180
V. Resultados

Figura 82.- Marcaje con CD20 en el grupo astaxantina.

Figura 83.- Marcaje con CD20 en piel del grupo control.

181
Tabla 7: Resultados E. Inmunohistoquímico
CONTROL UV UV + ASTAXANTINA P-VALOR

PCNA 3,23±0,29 0,84±0,33 p<0,001

MMP-9 0,71±0,15 0,8±0,3 p>0,5

TIMP-1 2,96±0,47 0,51±0,5 p<0,001

182
VI
DISCUSIÓN
VI. Discusión

La piel, como los restantes órganos del organismo, sufre el


proceso del envejecimiento, fenómeno biológico complejo que
puede definirse como un declinar progresivo en la homeostasis,
además de la incapacidad del organismo para responder al estrés.
A este proceso se le ha denominado envejecimiento intrínseco,
fisiológico o cronológico; pero, además, y a diferencia con los
otros órganos, la piel puede sufrir el denominado envejecimiento
extrínseco, fotoenvejecimiento, concepto establecido por
Kligman en 1982, o dermatoheliosis, para describir los daños que
ocurren en la piel tras la exposición solar crónica. En realidad,
corresponde a la superposición de los daños cutáneos
provocados por la exposición crónica a las radiaciones
ultravioleta, que se suman a los cambios que sufre la piel con el
transcurso del tiempo, y que representa un fenómeno patológico

185
puesto que es más precoz en su presentación y de mayor
gravedad al estar íntimamente relacionado con el cáncer cutáneo.

Actualmente, el fotoenvejecimiento cutáneo supone uno


de los procesos más frecuentes en patología humana, y el cáncer
cutáneo la neoplasia maligna más frecuente (Matsumara, 2002),
lo que es lógico si tenemos en cuenta que la piel es el órgano más
extenso del cuerpo humano (alrededor de dos metros cuadrados)
y tiene como función principal actuar como barrera de protección,
tanto del medio interno, como frente a la atmósfera externa y
muy especialmente a las radiaciones solares (Avci, 2013). Además,
la prevalencia del cáncer cutáneo en las sociedades occidentales
ha aumentado exponencialmente en los últimos años; así en
Estados Unidos, en el año 2012, se diagnosticaron más de un
millón de casos nuevos de cáncer cutáneo no melanoma y 53.000
melanomas (Jemal, 2012; Siegel, 2012).

Es, por tanto, uno de los motivos de consulta médica más


frecuentes. Aunque su pronóstico es excelente tras la cirugía,
excepto el melanoma, su manejo clínico y terapéutico representa
la dedicación de un alto porcentaje del presupuesto sanitario en
el mundo occidental (Yaar, 2007; Jemal, 2012), por lo que se ha
convertido en un tema de enorme interés social y sanitario (muy
especialmente en el campo de la dermatología), además de las
importantes implicaciones económicas que comporta (Kawada,

186
VI. Discusión

2011). Por desgracia y en cierto modo, puede ser autoprovocado


puesto que es debido a la exposición crónica al sol (Vicente,1999).

En este sentido, la historia parece demostrar el peligro que


pueden entrañar algunos modelos de atractivo físico o belleza
basados en el color de la piel, como lo demuestra el hecho de que
durante los últimos 25 siglos, la piel blanca fue considerada
universalmente como un componente esencial de la belleza
humana entre la población del hemisferio norte. De este modo,
en la Biblia se recogen numerosas referencias en este sentido,
mientras que también de forma reiterada, la piel bronceada u
oscura era considerada como indeseable, puesto que ocurría en
personas de bajo nivel social que pasaban gran parte de su vida
expuestas al sol y en los trabajos peor considerados.

Curiosamente, es solo a partir del primer tercio del siglo


XX, cuando el bronceado cutáneo comienza a ser considerado
como un nuevo factor cosmético y, por tanto, a ser relacionado
con la belleza; de una parte, como consecuencia de los
conocimientos de los efectos beneficiosos del sol sobre algunos
procesos patológicos cutáneos, y por otra, al hecho de que la
exposición al sol y la mayor libertad en el vestir, fueran
consideradas como un derecho y como expresión de una mayor
libertad individual, y por tanto algo socialmente deseable, lo que
ha supuesto un cambio total de estilo de vida (Vicente, 1999).

187
No obstante, durante las últimas décadas, la exposición
solar ha sufrido un aumento considerable, sobre todo la de tipo
recreativo o intermitente, por lo que la “dermatoheliosis” se
produce también en personas jóvenes que se exponen a la
radiación solar sin protección, o a fuentes de luz ultravioleta
artificial buscando un bronceado rápido (Camacho, 2001), por lo
que durante los últimos años se ha ido generando de forma
paulatina un nuevo cambio social, gracias al cúmulo progresivo de
conocimientos en el sentido de que la exposición solar y por tanto
el bronceado, pueden comportar un grave riesgo.

De todo lo anterior, se deduce el enorme interés que


presenta el posible desarrollo de modelos experimentales de
fotoenvejecimiento. Sin embargo, existen importantes problemas
para su implantación en humanos, tanto de tipo metodológico,
relacionados con la larga y lenta evolución del desarrollo de los
tumores, como sobre todo de tipo ético. Razones que explican el
frecuente desarrollo ocurrido durante las últimas décadas de
modelos de fotoenvejecimiento en animales de laboratorio. El
objetivo fundamental de los mismos ha estado dirigido al
conocimiento íntimo de los mecanismo de producción y a la
evolución de los cambios que tienen lugar en la piel tras la
exposición prolongada a las radiaciones ultravioleta, así como a
poder ensayar y determinar los posibles efectos beneficiosos de
diversas sustancias como protectores solares (Yaar, 2007).

188
VI. Discusión

Aunque son numerosas las especies animales que se pueden


utilizar como modelos animales en este tipo de estudios, en realidad
han sido unas pocas las utilizadas: cerdos miniatura (Kligman, 1982),
cobayas (Kreuzmann, 1990), ratas (Nakamura, 1968), ratones e
incluso peces (xiphophorus, medaka y pez cebra) (Kurita, 2004). No
obstante, los animales más utilizados corresponden a roedores,
tanto con pelo como sin él, y especialmente a los ratones (Becker,
2010): C57BL/6J; BALB/C; CBA, (Benavides, 2009), Swiss, Hairless:
HR-1, SKH1, etc. (Sharma, 2011).

Para la realización de nuestro estudio elegimos como


modelo animal al ratón sin pelo SKH1/CRL, procedente del Skin
and Cancer Hospital, Temple University. Philladelphia, 1986
(Charles River Laboratories. New York, USA), que fue aclimatado
y criado posteriormente en el servicio de Animales de
Laboratorio (SAL) de la Universidad de Murcia. Se considera
como modelo de elección para este tipo de estudios, por ser
animales albinos y sin pelo, presentando por tanto una piel muy
sensible a los efectos de las radiaciones ultravioleta y un menor
periodo de latencia de presentación de las lesiones, además de
ser animales eutímicos, es decir inmunocompetentes y por su
fácil manejo y bajo coste.

En el primer objetivo de nuestro trabajo nos planteamos


inducir un modelo de fotoenvejecimiento y fotocarcinogénesis

189
cutáneos en animales de esta cepa animal, para lo que nos
basamos en los resultados obtenidos de los estudios previos de
nuestro grupo de investigación (Cano, 2010; Gil Ortega, 2014). Para
ello, utilizamos 60 ratones SKH1, hembras de cuatro semanas de
edad , a las que expusimos a los efectos de una lámpara Philips
Type HB 554/01/A ,100 W-R35, que emite un espectro de 220-425
nm y un pico máximo de 364 nm (98,6% UVA y 1,4% UVB).

La exposición se realizó colocando los animales en jaulas de


PVC con separadores individuales para cada ratón y cubierta de
celosía metálica, situándolas a una distancia foco/piel de 20 cm,
durante sesenta minutos por sesión, tres veces a la semana
durante ochenta sesiones, por ser este periodo cuando los
tumores alcanzaron los criterios de punto final en el citado trabajo.
En el grupo II, a los que se administró la Astaxantina, al no ocurrir
neoplasias en la mayoría de los animales en esa fecha (80
sesiones), sometimos a diez de los animales a 33 sesiones más de
las mismas características, hasta un total de 113. La energía
absorbida por sesión fue de 21,1 J/cm2, por lo que al final de las 80
sesiones, la energía total absorbida por cada animal fue de 1.688
J/cm2 y de 2.384,3 J/cm2 en el caso de los de las 113 sesiones.

En el transcurso del experimento, fuimos anotando y


fotografiando todas las alteraciones cutáneas que presentaban
los animales, que correspondían en general a las que han sido

190
VI. Discusión

descritas en humanos tras la exposición crónica a las radiaciones


ultravioleta. De modo que en nuestro estudio, todos los animales
del Grupo I (Control) que fueron sometidos exclusivamente a la
exposición crónica a las radiaciones ultravioleta, presentaron a
lo largo del experimento múltiples lesiones neoplásicas lo que no
ocurrió en los animales del grupo II (RUV + Astaxantina) como
comentaremos más adelante.

En la patogenia de estas lesiones, se han implicado varios


mecanismos patológicos fundamentales como consecuencia de
la acción de las radiaciones a su paso a través de los tejidos hasta
llegar a la génesis del cáncer:

191
Nosotros los hemos agrupado en tres apartados fundamentales:

1.- La alteración del epitelio cutáneo que va a originar de-


gradación del ácido araquidónico de las membranas ce-
lulares de los queratinocitos epidérmicos, lo que parece
originar diversos productos que actúan como mediado-
res químicos de la inflamación (prostaglandinas, inter-
leuquinas, cininas, citoquinas, etc.). Éstos, a su vez, son
los responsables de los cambios vasculares mediante
la regulación de la expresión de moléculas de adhesión
en el endotelio vascular y de la migración de células san-
guíneas a la dermis (Svobodova, 2006). Los neutrófilos
activados producen mieloperoxidasa, que cataliza la
producción de ROS, mientras que los monocitos y ma-
crófagos tisulares fagocitan el tejido dañado. Por otra
parte, las células inflamatorias segregan factores qui-
miotácticos y factores de crecimiento que promueven
mayor reclutamiento de células inflamatorias y la repa-
ración de los tejidos dañados (Wilgus, 2003).

2.- La formación de radicales libres o especies reactivas


del oxígeno (ROS) que son responsables de la degrada-
ción de las proteínas dérmicas (colágeno, elastina, etc.),
fundamentales en la producción de la elastosis solar o
actínica, con la formación de arrugas cutáneas e incluso

192
VI. Discusión

de las lesiones del apartado siguiente, es decir, las mu-


taciones que pueden abocar en neoplasias (Scharffet-
ter-Kochanek, 2000; Halliday, 2005).

3.- La absorción directa de la energía por cromóforos de la


epidermis (ADN, ARN, melanina, el ácido urocánico, lí-
pidos, proteínas) que va a dar lugar a la formación de fo-
toproductos, especialmente dímeros de pirimidina que
absorben diferentes longitudes de onda específicas
(Young, 1997). Éstas, al liberarse posteriormente, origi-
narán reacciones fotoquímicas con producción de daño
genético directo y mutaciones así como trastornos del
crecimiento neoplásico cutáneo o fotocarcinogénesis,
que generalmente son consecuencia de la acción de las
longitudes de onda corta de la RUV B y A (Brash, 1997;
Young,1998).

También se puede producir daño oxidativo indirecto por


efecto de reacciones de fotosensibilización endógena en relación
con las longitudes de onda mayores de la RUV A (Burren, 1998).
Este daño celular va a generar, a su vez, la liberación de diversos
mediadores químicos de la inflamación con las acciones descritas
en el apartado a), junto a la acción moduladora sobre otros tipos
celulares como queratinocitos, células de Langerhans, fibroblas-
tos, etc.

193
En nuestro estudio, las primeras alteraciones clínicas que
se presentaron tras la radiación en los animales del Grupo I
Control (RUV exclusivamente) correspondían a la presentación
de eritema difuso en toda la zona del dorso de los animales, que
ocurría desde la primera sesión y era de carácter pasajero,
durante las 10-12 primeras sesiones, aunque posteriormente se
hacía permanente y de color rojo violáceo presentando aspecto
reticular o telangiectásico característico.

El eritema, consiste en la respuesta cutánea aguda más


evidente y conocida tras la exposición a las radiaciones UV, está
justificado por el primer mecanismo descrito en el apartado a) del
esquema antes expuesto, consecuencia directa del daño vascular
dérmico.

No obstante, el mecanismo interno no está bien


establecido; no se conoce con precisión cuáles son los cromó-
foros responsables, pero la hipótesis del daño directo de los UVB
y UVA de onda corta sobre el ADN se sumaría al daño oxidativo
indirecto secundario a las reacciones endógenas de fotosensi-
bilidad. Otros estudios también sugieren el papel importante que
puede jugar el óxido nítrico como causa de la vasodilatación.
Recientemente, se ha demostrado, que el óxido nítrico (NO) es
producido por los queratinocitos después de la irradiación UVB
(Suschek, 2006).

194
VI. Discusión

Asímismo, también se ha demostrado el papel que los


leucocitos polinucleares neutrófilos, fundamentalmente sus
enzimas, desempeñan tras la exposición a la radiación
ultravioleta, en el mantenimiento de la vasodilatación capilar
(Rijken, 2004, 2005; Samanek, 2006). Además, tras la irradiación
cutánea se produce liberación de mediadores químicos del
eritema, como son los eicosanoides, la histamina y otros factores
quimiotácticos, que regulan la expresión de las moléculas de
adhesión en el endotelio vascular y en los queratinocitos,
produciendo migración de las células sanguíneas, mononucleares
y neutrófilos, encargados de causar vasodilatación e inflamación
(Rijken, 2009).

Está demostrado que la RUV afecta a las moléculas de


adhesión, aumentando la expresión de ICAM-1 (molécula de
adhesión de células endoteliales -1) en queratinocitos 48-96
horas después de la exposición, y la ELAM-1 (molécula de
adhesión intercelular-1), en las células superficiales endoteliales
del plexo venular a las 24 horas, encontrándose una disminución
a las 72 horas (Norris, 1991).

Por otra parte, el aumento de los niveles cutáneos basales


de histamina disminuye dentro de las primeras 24 horas, lo que
indica la presencia de otros mediadores, como las prostaglan-
dinas y el ácido araquidónico, que están elevados a las 6 horas y

195
alcanzan un pico máximo entre las 18 y 24 horas post-exposición
a RUV, cuando la reacción se torna más intensa; los valores
basales disminuyen en el término de 48 horas. Parecen existir
otros mediadores con capacidad vasodilatora que se han
encontrado aumentados en estas situaciones, como la sustancia
P, el óxido nítrico, interleucinas, etc. (Clydesdale, 2001).

También se ha demostrado que después de la irradiación


UV, los inhibidores de las prostaglandinas, como la indometacina,
reducen la intensidad de la fase inicial de eritema por RUV B hasta
24 horas; sin embargo, la fase más tardía, se mantiene sin
cambios (Ibbotson, 1996). Asimismo, el ácido araquidónico y las
prostaglandinas E2 y F2α muestran niveles elevados a las 6 horas
de la exposición, alcanzando un pico máximo entre 18 y 24 horas,
cuando la reacción inflamatoria está en su apogeo, y regresan a
valores basales a las 48 horas, momento en el que el eritema ha
disminuido parcialmente. Por otro lado, se ha comprobado la
presencia en la piel irradiada de bradiquinina en las primeras
fases de la inflamación (Black, 1978).

Además se ha descrito que tanto la UVA como la UVB


producen cambios en la dermis, como consecuencia de la
degranulación de las células cebadas que ocurre durante las
primeras 24 horas tras la radiación, seguido por una rápida

196
VI. Discusión

recuperación hasta la normalidad. Además, se observa un


infiltrado inflamatorio mixto, alrededor de los vasos superficiales,
que aparece en horas y alcanza el máximo a las 24-48 horas
(Natan, 2006). Otras citoquinas relacionadas con la vasodilatación
y que han sido encontradas en la piel tras la irradiación con RUV
son las interleuquinas (IL-1, 6, 8, 10, 12) y el factor de necrosis
tumoral α, así como un aumento de las concentraciones de la
sustancia P y de calcitonina (Berking, 2005).

Microscópicamente, los cambios más llamativos en esas


áreas cutáneas en nuestro estudio, correspondían al aumento y
dilatación de la red capilar, que mostraba frecuentes dilataciones
y un aspecto tortuoso, así como aumento de la sustancia
intercelular que originaban el ensanchamiento de la dermis
papilar estos hechos creemos que explican el eritema que
presentaban clínicamente los animales. Los infiltrados
inflamatorios presentes en los animales de nuestro trabajo,
estudiados mediante el marcaje inmunohistoquímico con anti-
CD3 (linfocitos T) y anti-CD-20 (linfocitos B) fueron poco intensos
y no observamos diferencias significativas entre los grupos.

En patología humana, las alteraciones cutáneas que se


presentan tras el eritema corresponden fundamentalmente al
aumento de la pigmentación melánica o bronceado, que suele
ocurrir en dos etapas: una pigmentación inmediata y otra tardía.

197
La inmediata, se presenta pocos minutos después de la
exposición y tiende a desaparecer en minutos; pero si continúa la
exposición y es prolongada, puede durar varios días y se asocia al
bronceado tardío. Parece depender de la acción de las longitudes
de onda comprendidas entre los 320 y 450 nm, que
corresponderían a RUV B de onda larga, RUV A y a la luz visible.
Los cambios histológicos se deben a la oxidación de la melanina
y a la migración de los melanosomas desde su localización
perinuclear hasta las dendritas periféricas, y su transferencia
hasta el citoplasma de los queratinocitos y otras células vecinas
(Hönigsmann, 2002).

En los animales de nuestro estudio, sin embargo no


pudimos observar el bronceado ya que son animales albinos en
los que no funciona el sistema de la melanogénesis.

Otro efecto observado tras la irradiación correspondió al


endurecimiento cutáneo, también denominado “hardening”, que
consiste en el engrosamiento de la capa córnea y del estrato de
Malpighio (acantosis), que se suele acompañar de incremento de
la melanina como respuesta a la acción eritematógena o
pigmentaria de la RUV. Las exposiciones repetidas provocan un
engrosamiento de la capa córnea en forma directa o indirec-
tamente a través de una reacción inflamatoria.

198
VI. Discusión

Aunque clásicamente se había considerado que las


exposiciones aisladas a RUV A no aumentaban el espesor de la
epidermis, exposiciones repetidas y continuas pueden hacerlo,
como hemos observado en nuestro estudio, en el que todas las
zonas cutáneas expuestas a las radiaciones experimentaron
hiperplasia de los queratinocitos, alcanzando gran espesor del
epitelio en algunas zonas, sobre todo en los animales del Grupo I
(Control UV). Este fenómeno representa un mecanismo de
protección frente a las radiaciones UV. Observamos que a partir
de 40-42 sesiones, toda la zona cutánea del dorso, mostraba
engrosamiento irregular de aspecto granular difuso que se
acompañaba con frecuencia de superficie escamosa y un
marcado patrón geométrico de la piel.

Las siguientes alteraciones que observamos correspon-


dieron a las arrugas cutáneas. Se presentaban a partir de 32-35
sesiones y en principio eran de disposición longitudinal, en todo el
dorso de los animales que alternaban con otras zonas cutáneas de
engrosamiento irregular. Estas lesiones se mantenían durante todo
el experimento y se acompañaban de engrosamiento nodular
difuso y progresivo; además, en las zonas con lesiones neoplásicas,
las arrugas se disponían de forma radial a los tumores.

En el estudio de la dermis de los animales de nuestro


trabajo, destacaba microscópicamente en estas áreas, el

199
engrosamiento marcado, tanto de la papilar, por el aumento y la
disposición tortuosa de los capilares sanguíneos y de la red
capilar subpapilar, como de la reticular, así como la
desestructuración del entramado fibrilar. También observamos
con frecuencia áreas irregulares de fibrosis, con múltiples focos
de infiltrados de linfocitos y células plasmáticas.

La mayor alteración de la piel en el fotoenvejecimiento,


según la bibliografía, corresponde al depósito de material
elástico anormal, que corresponde a la denominada elastosis
solar. La radiación UV provoca en la dermis una reacción
molecular en cadena, que origina un trastorno del metabolismo
con aumento de metaloproteinasas de la matriz que estimulan la
producción de colagenasa, gelatinasa y estromelisina-1 de los
fibroblastos y queratinocitos. El resultado es una
desorganización del colágeno y de la elastina, así como otros
componentes de la matriz extracelular dérmica. La exposición
repetida a la energía solar hace que la reparación de la matriz
dérmica, sea cada vez más deficiente, con un efecto acumulado
sobre la estructura y organización de su base de colágeno.
Cuando la piel está sometida a ciclos repetidos de exposición a
la RUV, se hacen visibles a simple vista en forma de flacidez de la
piel y la formación de arrugas (Kang, 2003).

Bernstein (1995) demostró con ratones, que la elastosis

200
VI. Discusión

solar está acompañada por un aumento de elastina y fibrilina


ARNm y la regulación positiva de la actividad del promotor de la
elastina. En las alteraciones microscópicas observadas en
nuestro estudio, destacaban los fenómenos de desorganización
de la estructura general así como la disposición del entramado de
las fibras colágenas y elásticas, distinguiéndose tres grados de
disposición: uno, en el que predominaban las fibras mal
organizadas, dispuestas preferentemente de forma
individualizada, que se conoce como elastosis solar grado I; otro,
en el que las fibras con estas características alternaban con zonas
en que se disponían en acúmulos irregulares y compactos de
elastina, ligeramente basófilos o Grado II; y por último, en el que
observamos un predominio marcado de los acúmulos compactos
de elastina (Grado III).

La radiación UV también es la responsable del incremento


de la actividad catalítica de diversas metaproteinasas de la
matriz extracelular (MMP), con lo que se favorecería en principio,
el recambio de las proteínas y glucosaminoglicanos dañados por
las radiaciones. Además, la agresión actínica acelera la infiltración
de leucocitos neutrófilos en el seno de la dermis, que secretan
una elastasa de amplio espectro, muy activa en el proceso de
degradación de diversas moléculas de la matriz extracelular:
elastina, fibronectina y diversos glucosaminoglicanos (Rijken,
2004, 2005).

201
El primer estudio encontrado en la bibliografía sobre la
producción de elastosis en un ratón sin pelo (de la cepa albina Ng
/) corresponde al de Berger en 1980. También hemos encontrado
descrito en la bibliografía, entre los cambios inducidos por la
radiación UV en la dermis de ratones SKH1, alteraciones de las
fibras elásticas, la degradación del colágeno y glicosaminogli-
canos, asociados con la alteración de la actividad de las metalo-
proteinasas de la matriz. De modo que los ratones expuestos de
forma crónica a la radiación UV desarrollaban arrugas, como
importantes pliegues longitudinales en el dorso.

Asimismo, otros estudios han demostrado que la expresión


de MMPs por parte de los fibroblastos puede ser una
consecuencia de la actividad del óxido nítrico (NO). Este radical
gaseoso es una molécula mensajera multifuncional formada a
partir de la L-arginina por enzimas como la sintetasa inducible del
óxido nítrico (iNOS). El NO actúa activando la guanilato ciclasa,
responsable de la formación de GMPc intracelular, con lo cual se
activan las proteinquinasas dependientes del GMPc. Los
fibroblastos dérmicos que expresan MMPs también se hallan
sometidos a la influencia de las moléculas mensajeras que liberan
los queratinocitos irradiados. Con este mismo enfoque se ha
comprobado que los queratinocitos expuestos a radiación UV
sintetizan y liberan NO, el cual es capaz de disparar la síntesis de
melanina por los melanocitos (Reelfs, 2004).

202
VI. Discusión

La radiación UV provoca en la dermis una reacción


molecular en cadena, que en última instancia da como resultado
un aumento, tanto en la dermis como en la epidermis, de
metaloproteinasas de la matriz que estimulan la producción de
colagenasa, gelatinasa y estromelisina-1, tanto en fibroblastos
como queratinocitos. El resultado es la alteración del colágeno y
de la elastina, así como otros componentes de la matriz
extracelular dérmica (Choe, 2003).

La exposición repetida a la energía solar hace que los


mecanismos de la reparación de la matriz dérmica, sean cada vez
más deficientes, con un efecto acumulado sobre la estructura y
organización de la base de colágeno. Lo que en principio son
defectos invisibles en la matriz dérmica reparada, cuando se
utilizan ciclos repetidos de exposición, se hacen visibles a simple
vista en forma de flacidez de la piel y la formación de arrugas
(Kang, 2003).

En este sentido, el estudio de Zheng (1993) compara las


acciones de la radiación ultravioleta A con la B. Irradiaron ratones
albinos sin pelo con luz ultravioleta, un grupo con R-UVA y otro
con R-UVB. Los cambios más notables inducidos por R-UVA
fueron la hiperplasia de las fibras elásticas sin evidencia de
desintegración de las fibras, un gran aumento de microfibrillas
depositadas al azar, la duplicación masiva de la membrana basal

203
vascular, un extenso daño celular endotelial, y las fibras de
colágeno con diámetros más pequeños, pero sin daños aparentes.

Diversos estudios experimentales con modelos animales


han confirmado que la porción más corta y más enérgica del es-
pectro ultravioleta (R-UVB) es responsable de la desestructurac-
ción del tejido conectivo dérmico observado en la piel
fotoenvejecida. Más recientemente, se ha demostrado que los
rayos UVA y la radiación infrarroja contribuyen de manera signi-
ficativa al fotoenvejecimiento, produciendo, entre otros cambios,
elastosis severa. Debido a que las tres bandas de ondas amplias
están inseparablemente unidas en la luz solar terrestre, todas son
motivo de preocupación en el fotoenvejecimiento de la piel hu-
mana (Kligman, 1989).

Por otra parte, en nuestro estudio a partir de 45-50


sesiones era muy frecuente la observación de lesiones eritemato-
escamosas, que se solían disponer en placas irregulares, con el
centro de aspecto erosivo y los bordes sobreelevados y solían
estar recubiertas por costras fibrino-hemorrágicas. A partir de
50 sesiones, toda la superficie cutánea del dorso mostraba áreas
con engrosamiento cutáneo irregular de aspecto queratósico,
firmes al tacto, e incluso con fijación a los tejidos subyacentes.
Las lesiones ulceradas eran también muy frecuentes con bordes
irregulares y engrosados.

204
VI. Discusión

Microscópicamente, destacaban las áreas de atrofia que


alternaban con otras de engrosamiento epitelial con hiperplasia
de células basales, acantosis con o sin papilomatosis, con
frecuente pleomorfismo celular y nuclear, ademas de fenómenos
de hiperqueratosis y paraqueratosis, disqueratosis e incluso
diversos grados de displasia.

A partir de 60 sesiones, eran constantes las lesiones


tumorales nodulares, generalmente múltiples. La mayoría de
ellas en relación con las zonas de engrosamiento queratósico y
muchas estaban ulceradas. Con menos frecuencia las lesiones
tumorales adoptaban un aspecto verrucoso con la porción
central deprimida recubierta de costra queratósica. Micros-
cópicamente correspondían a múltiples áreas de carcinoma “in
situ”, así como focos de carcinoma microinvasor o a carcinomas
de células escamosas.

En los animales del grupo control, las lesiones epiteliales


malignas eran muy frecuentes pues afectaban al 100% de los
animales al final del experimento y al contrario que en la patología
humana, en este modelo de carcinogénesis cutánea experimental,
no se podía discriminar entre el carcinoma de células basales y el
epidermoide o espinocelular. Como era lógico, tampoco se desa-
rrollaron melanomas.

205
Todos los animales del Grupo Control desarrollaron
carcinomas de células escamosas, lo que pone de manifiesto la
efectividad del modelo experimental desarrollado en nuestro
primer objetivo, que consideramos como un modelo idóneo para
el estudio del fotoenvejecimiento cutáneo y la fotocarcino-
génesis. Pues resulta fácilmente reproducible y de bajo coste, en
el que la exposición crónica a las radiaciones provoca el espectro
de lesiones propias del fotoenvejecimiento en periodos
diferenciados y siempre ocasiona el cáncer cutáneo si la
exposición es prolongada (entre 65 y 80 sesiones).

El mecanismo implicado en estos fenómenos, se ha


explicado porque la radiación UV actúa indirectamente el proceso
de reparación del ADN y por la interferencia con componentes del
sistema inmune (específicamente células T y las células de
Langerhans) (Gilchrest, 1996). También, más recientemente se ha
demostrado que la radiación UV puede actuar alterando el
mecanismo de apoptosis en las células expuestas al sol, con lo
que podrían promover el desarrollo de neoplasias. En este
aspecto, la radiación UV se puede considerar como un
carcinógeno completo, ya que puede actuar, tanto como iniciador
del cáncer a través de mutación del AND, como promotor del
crecimiento neoplásico a través de los procesos inflamatorios
secundarios a la exposición a la RUV acumulativa (Ismail, 2011). La
Agencia de Investigación del cáncer de la OMS, incluyó a las

206
VI. Discusión

radiaciones ultravioletas en el grupo 1 de agentes carcinógenos


(Landrigan, 2011).

Casi todas las mutaciones originadas experimentalmente


por RUV B y A se localizan en las pirimidinas adyacentes, y
alrededor de dos tercios son mutaciones distintivas (Brash, 1991).
El tercio restante también son generadas por las radiaciones
ultravioleta, pero probablemente surjan a partir de la producción
de ROS (Wondrak, 2001). Dado que existen diversos carcinógenos
que generan esta lesión oxidativa, es difícil conocer si la fuente
de las mutaciones fue la RUV B, la A, o la fosforilación oxidativa
intracelular. La RUV-A, induce levemente la aparición de
mutaciones distintivas por RUV-B a través de la fotosen-
sibilización, pero genera mutaciones similares a las oxidativas en
intercambios T→G. Estos intercambios se observan raramente
con las UVB u otros carcinógenos, por lo que se considera que
sean consecuencia de la RUV A (Halliday, 2005).

Está demostrado que la RUV B induce la síntesis de la enzima


ornitin-decarboxilasa, que limita la tasa de síntesis de poliaminas
que estimulan la proliferación celular. Ello facilita la formación de
neoplasias, a lo que se suma a la síntesis de óxido nítrico, que a su
vez, induce la producción de eritema, melanogénesis e inmuno-
supresión lo que favorece la carcinogénesis. Por último, también
favorece la angiogénesis dérmica, al disminuir la expresión de los

207
inhibidores de trombospondina-1 y además, la expresión de dos
factores angiogénicos, como el VEGF y el factor de crecimiento
endotelial dependiente de plaquetas (Afaq, 2006).

La R-UVA es extremadamente cancerígena, pues penetra


más profundamente en el interior de los tejidos cutáneos, cau-
sando degradación de la dermis. Esta degradación tiene lugar por
la activación de citoquinas y enzimas colagenasas, elastasas, etc.
Dichas enzimas aceleran aún más la generación de especies reac-
tivas de oxígeno (ROS), que provocan daños en el ADN (de Grujil,
1993; 2000; 2002). Además se ha descrito que puede dar lugar a
alteraciones genómicas, que varían desde mutaciones puntuales
a dislocaciones cromosómicas. Por otro lado, la R-UVB interactúa
con la epidermis, causando la activación de las enzimas que alteran
el ADN, lo que conduce a patologías como la inflamación, la degra-
dación de la elastina, la proliferación celular, etc. Es más cancerí-
gena que la radiación UVA en la inducción experimental de
carcinoma de células escamosas (SCC). El impacto de la radiación
UVB puede deducirse claramente de las mutaciones puntuales ca-
racterísticas de p53 se encuentran en SCC humano y BCC.

A nivel celular, el efecto combinado de la R-UVA y R-UVB


conduce a la generación de especies reactivas de oxígeno que ac-
tivan directamente las MMPs, desencadenando reacciones en
cascada múltiple que llevan a la transcripción de genes proinfla-

208
VI. Discusión

matorios y proapoptóticos. Todo ello conduce a la inflamación, la


apoptosis y, finalmente, a la fotocarcinogénesis (Gupta, 2014).

209
Como segundo objetivo de nuestro trabajo, nos plantea-
mos conocer los efectos de la astaxantina, un potente
antioxidante de origen natural, que administramos por vía oral al
segundo grupo de animales, a los que sometimos al mismo
número de sesiones y dosis de radiaciones ultravioleta, que a los
animales del grupo control, con el fin de comprobar su posible
papel como agente fotoprotector.

En este sentido, parece que desde muy antiguo la


humanidad ha intentado cuidar su piel, y así, la cosmética en los
pueblos primitivos tenía un carácter religioso o mágico;
precisamente los primeros remedios cosméticos parecen
proceder de las dinastías egipcias, que además los asociaban a la
medicina, como los ungüentos, aceites, tabletas de arcilla e
incluso fórmulas para las arrugas; este hecho alcanzó un gran
auge en Grecia y Roma, desarrollándose un auténtico ritual de
cuidados pues se perfumaban habitualmente, incorporaron de
forma habitual el baño y los masajes, y utilizaban gran cantidad
de cosméticos para embellecerse y evitar la desecación cutánea,
lo que indica la importancia que siempre ha tenido el
mantenimiento de la piel en el canon de belleza a lo largo de la
Historia (Abad,1999).

Pero de forma curiosa, como hemos comentado al principio


de este apartado, esto se mantuvo hasta el primer tercio del siglo

210
VI. Discusión

XX, en el que ocurrió un cambio radical respecto a la belleza entre


la población occidental, comenzando a ser considerado el
bronceado de la piel como un factor estético y por tanto a
relacionarse con la belleza (Vicente,1999).

Sin embargo, con los beneficios del Sol también se cono-


cieron rápidamente sus inconvenientes (Müller, 1997). Por lo que
pronto comenzaron a desarrollar métodos para protegerse. Los
egipcios se protegían del Sol con un cucurucho colocado sobre la
cabeza que contenía sebo y mirra y que, al fundirse por el calor,
se derramaba protegiendo la piel. Así, existe una larga lista de
remedios frente a las quemaduras solares, basadas en aceites,
sebo, mirra, heliotropo, vinagre, etc., que constituirían los
primeros filtros solares (Abad, 1999). Por otro lado, durante las
últimas décadas, la exposición solar ha sufrido un aumento
considerable, sobre todo la de tipo intermitente o recreativo que
explica en gran parte el aumento descrito de la incidencia del
cáncer cutáneo.

De ahí, el enorme interés de la fotoprotección para pre-


venir los efectos adversos de la exposición crónica al sol así como
retrasar las alteraciones del fotoenvejecimiento y fotocarci-
nogénesis cutáneos. Los filtros solares, de los que existen
diferentes tipos según su mecanismo de acción (Montero, 2008),
son considerados como la primera línea de defensa frente a las

211
RUV y actualmente se consideran fundamentalmente: los
orgánicos que corresponden a los conocidos hasta ahora como
químicos, los inorgánicos, llamados previamente, físicos y los
biológicos, que corresponden a sustancias que penetran la
superficie cutánea y tienen actividad antioxidante por lo que
aplicados tópicamente, disminuyen el estrés oxidativo inducido
por la radiación ultravioleta. No obstante su eficacia exacta es
todavía desconocida. Además, existen estudios que sugieren que
podría obtenerse un beneficio acumulativo o aditivo, cuando se
utilizan combinaciones de productos antioxidantes, por vía oral
o tópica (Alleman,a,b,c, 2009).

La aplicación tópica de antioxidantes parece un mecanismo


fotoprotector prometedor, sin embargo, los ensayos clínicos
controlados en humanos sobre el papel de los antioxidantes en la
prevención o desaceleración del envejecimiento cutáneo son
escasos, por lo que es necesario un mayor número de estudios
experimentales. En este sentido, destacan los estudios sobre el
efecto antienvejecimiento de extractos de isoflavonas de soja
por vía oral en ratones (Kim, 2004) y de los beneficios de los
antioxidantes aplicados tópicamente (Alleman, 2009).

En nuestro estudio, hemos utilizado la ASTAXANTINA, un


agente antioxidante de origen natural perteneciente a la serie
fotoquímica de los terpenos. Como muchos carotenoides, es un

212
VI. Discusión

pigmento liposoluble coloreado, producido por diversos tipos de


microalgas que son la base de la alimentación del zooplancton y
el krill, se puede encontrar en levaduras y también en los
organismos que se alimentan de ellos, por lo que se puede ir
acumulando en cierta medida a lo largo de la cadena alimentaria,
en especial en los pescados de carne rosada como el salmon,
trucha, crustáceos, (Pandanus borealis, Krill), camarones,
cangrejos (Ranga Rao, 2014). Nosotros, en este trabajo la hemos
administrado por via oral, puesto que la administración por via
tópica presenta problemas de absorción a nivel cutáneo, según
ha descrito Hama recientemente (2012).

Entre las funciones biológicas de la Astaxantina destaca su


alto poder antioxidante (10 veces más potente que otros
carotenoides en relación con la captación de radicales libres
(Naguib, 2000). En este sentido se ha descrito su capacidad de
proteger las membranas celulares y mitocondriales de las
agresiones medioambientales, en especial de las radiaciones
ultravioleta, evitando la peroxidación de los lípidos de las
membranas (RangaRao, 2013) así como sus efectos sobre algunos
inhibidores de la inflamación tanto “in Vitro” como “in vivo” (Ohgami,
2003; Park, 2010; Santos, 2012); junto a sus potentes efectos frente
al estrés oxidativo en la diabetes (Kim,2009; Otton,2010); en la
prevención de los trastornos cardiovasculares (Nakao, 2010 b;
Fassett, 2011), arterioesclerosis (Ryu,2012) e hipertensión arterial

213
(Monroy-Ruiz, 2011) e incluso en el cáncer, tanto en relación con los
trastornos de la inmunidad ( Chew,2004) como de los efectos del
estrés oxidativo sobre el mecanismo de la carcinogénesis
(Jyonouchi,2000; Nakao,2010 a; Maoka,2012; Sila,2013).

Aunque hemos encontrado numerosos estudios en la


bibliografía sobre los efectos antioxidantes de la astaxantina en
distintas patologías, algunos relacionados con los mecanismos
implicados en el proceso de envejecimiento como comentamos
en el párrafo anterior; no obstante, son escasos los trabajos
publicados relacionados con el fotoenvejecimiento tanto “in
Vitro”(Lyons, 2002) como “in Vivo” ( Hussein, 2006; Watanabe,
2007; Hama, 2012; Huangfu, 2013). Solamente hemos encontrado
un trabajo sobre los efectos de la astaxantina en el modelo de
fotoenvejecimiento desarrollado en nuestro estudio (Savouré,
1995). Estos autores observaron una inhibición de la carcino-
génesis sobre ratones SKH-1 sometidos a radiación ultravioleta
A y B y tratados con astaxantina, frente a los animales control y
a otros carotenoides. Explicaron su mecanismo de acción por un
aumento de la actividad ornitina descarboxilasa.

En nuestro estudio, en los animales del GRUPO II (RUV


+Astaxantina) las lesiones cutáneas evolucionaron de forma
similar a las del Grupo I (Control), aunque con mayor lentitud, de

214
VI. Discusión

modo que se hacían patentes entre 5 y hasta 15 sesiones (es decir


2 y 5 semanas) más tarde que en los del Grupo I. Asimismo,
alcanzaban diámetros menores y afectaban a áreas cutáneas
menos extensas.

Así, el eritema, que corresponde a la primera alteración en


presentarse clínicamente, aunque lo hacía también desde las
primeras sesiones, solo se hacía permanente y de color rojo-
violáceo con aspecto reticulado a partir de la 30-35 sesiones, el
doble de tiempo que en los animales del Grupo Control; algo
similar ocurría con la presencia del marcado patrón geométrico
de la piel, que se manifestaba alrededor de 10 sesiones después,
y con las arrugas (entre 12 y 15 sesiones después); el engro-
samiento cutáneo-lesiones de tipo queratósico (10-12 sesiones
después); las lesiones escamosas-erosivas, (10-11 sesiones
después). Las lesiones ulceradas no eran patentes antes de las
70 sesiones. No obstante, las mayores diferencias respecto a las
lesiones de los animales controles, correspondían a las lesiones
tumorales puesto que solo las presentaron 10 animales del grupo
tratado con Astaxantina. Tras 80 sesiones solo presentaban
tumores 2 animales; y de los 10 que recibieron 113 sesiones, los
tumores se presentaron en 6 animales a partir de la sesión 100 y
en 2 tras la 113.

215
Observamos una marcada disminución de las áreas de
lesión en los animales tratados con astaxantina respecto al
control, que fue estadísticamente significativa. De modo que
había una diferencia de 141,63 milímetros cuadrados en la media
de las lesiones de ambos grupos. Además, la presentación de
dichas lesiones se produjo de forma más tardía en los animales
tratados.

Microscopicamente, destacaba en los animales de este


grupo la menor incidencia de las lesiones precancerosas, de modo
que mientras la incidencia de las áreas de displasia era del 100%
en los animales del Grupo Control, ésta bajaba al 60% en los del
Grupo II (Astaxantina) sacrificados tras la sesión 80, y al 80%
en los de la 113 sesión. De modo similar también lo observamos
respecto al carcinoma “in situ” con un 25% ( 80 sesiones) y 75%
(113 sesiones) respectivamente.

No obstante, las mayores diferencias ocurrieron respecto


a las neoplasias malignas, como hemos comentado ante-
riormente que solo afectaron a 10 animales de este Grupo (33%).
Todas las neoplasias correspondían a carcinomas de células
escamosas, en los que no podiamos distinguir entre los carci-
nomas basocelulares y los espinocelulares , ya que todos
mostraban queratinización celular y casi todos formaban globos
córneos, incluso los que mostraban aspecto clínico de quera-

216
VI. Discusión

toacantomas. Como era de esperar no presentaron melanomas


puesto que son animales albinos.

Actualmente para la determinación del pronóstico de los


tumores, además de las características microscópicas en la que
se basan las distintas clasificaciones tumorales, se suele
acompañar de la información acerca de la cinética celular
(Almendral, 1987; García, 1989), con el fin de poder determinar
con mayor exactitud la tasa del recambio celular entre los tejidos
normales y los tumorales, así como para poder conocer más
detalladamente su comportamiento biológico, para ello
contamos con distintos métodos de estudio para la evaluación de
la proliferación celular (Carey, 1992).

Durante mucho tiempo, los estudios de proliferación


celular estuvieron dedicados exclusivamente al estudio de la
división celular, mediante el recuento de las mitosis. Sin embargo,
en los últimos años se han ido desarrollando técnicas inmuno-
histoquímicas, no sólo para detectar los precursores de la
síntesis de ADN incorporados por la células en la fase S, sino para
detectar antígenos nucleares. Estos antígenos se engloban bajo
el término genérico de antígenos nucleares de proliferación
celular (PCNAs), debido a que constituyen estructuras anti-
génicas que no se pueden observar en las células en reposo. El
estudio de estos antígenos se ha desarrollado fundamen-

217
talmente en el campo de la oncología, pues su expresión es
diferente en células normales y en las transformadas (Busch, 1977;
Davies, 1978; Smetana, 1983).

El antígeno nuclear de proliferación celular (PCNA) es una


proteína acídica nuclear no histona, molécula de 36-KDa con 261
aminoácidos con alto contenido glutámico y aspartato
(Almendral, 1987) que funciona como molécula accesoria de la
ADN polimerasa y que se requiere en el proceso de la síntesis del
ADN en la fase S del ciclo celular. Esta proteína fue descubierta
en 1978 mediante el estudio de anticuerpos en pacientes con
lupus eritematoso (Miyachi, 1978) y funciona como adyuvante de
la síntesis de DNA (Bravo, 1987;1992). El PCNA se asocia
fuertemente con regiones donde está ocurriendo síntesis de ADN
y se correlaciona con otros marcadores de proliferación celular
como Ki67 y mitosis, expresándose en células que se encuentran
en proliferación activa. Se ha encontrado que la reacción
inmunohistoquímica con este marcador es útil en la predicción de
agresividad en algunos tumores con una tasa de proliferación alta
( Kelman,1997; Ben-Ihzak, 2002).

El gen que codifica PCNA ha sido clonado en diversas


especies y su conversión y evolución en el reino animal y vegetal,
sugieren que este antígeno puede desempeñar un papel
fundamental en la replicación del DNA en eucariotas, siendo su

218
VI. Discusión

presencia necesaria aunque no suficiente para el proceso de


proliferación celular (Mac Corrnick, 1992). El PCNA también está
implicado en la escisión-reparación de nucleótidos al comprobarse
la asociación de éste con la cromatina en todas las fases del ciclo
celular tras irradiación con luz ultravioleta “in vitro” (Toschi, 1988).

Por lo que el índice de proliferación celular utilizando PCNA


se ha descrito como un factor pronóstico independiente de
supervivencia (Niezabitowski,1999), ya que su expresión se
encuentra incrementada en lesiones de mayor grado de
malignidad tanto en el cáncer cutáneo no-melanoma como en el
melanoma (Ruksha, 2007). En nuestro estudio, observamos una
mayor expresión de PCNA en los tumores desarrollados por los
animales del grupo control que en los del grupo tratado, con
diferencias estadísticamente significativas. Por tanto, los
tumores del grupo control, tuvieron un índice de proliferación
celular más elevado, que en tumores de piel no melanoma, se
asocia con mayor agresividad y peor pronóstico (Ruksha, 2007).
Es decir, que el tratamiento con astaxantina, además de inhibir el
proceso de fotocarcinogénesis en los animales de nuestro
modelo, ha provocado que los tumores desarrollados en el grupo
tratado sean menos agresivos que los del control.

Asímismo, en el proceso patológico del fotoenvejecimiento


cutáneo, se le otorga una gran trascendencia a las alteraciones

219
que ocurren a nivel de la dermis, es decir a la elastosis solar o
actínica. En ellas se han implicado la actuación de unas enzimas,
las metaloproteinasas cuyas funciones y papel en la progresión
del cáncer han sido estudiadas con gran interés en los últimos
años. Asímismo, se ha investigado su papel como iniciadores de
la angiogénesis, en la inflamación, en distintos aspectos
patológicos asociados a la carcinogénesis y en relación con la
producción de metástasis. Tambien se ha descrito el papel que
podría desempeñar la inhibición de algunas MMPs en la dis-
minución del crecimiento tumoral y por tanto como arma tera-
péutica en la lucha contra el cáncer por lo que desde hace mas de
treinta años se han dedicado grandes esfuerzos a la investigación
en este campo (Cripta, 2014).

También algunos estudios clínicos han señalado aspectos


prometedores respecto a la expresión de inhibidores de MMP,
aunque con resultados muy limitados. En este sentido, la
utilización de agentes de origen natural como drogas frente a
MMP para evitar la proliferación del cáncer cutáneo no melanoma
provocado por la exposición crónica a las radiaciones solares ha
supuesto una innovación en el tratamiento farmacológico clásico
de esta enfermedad. La degradación de la matriz extracelular
(MEC) se produce por la actividad de diversas enzimas proteo-
líticas (proteasas), conocidas como metaloproteinasas (MMPs).
La gran familia de las MMPs puede dividirse en 8 clases

220
VI. Discusión

atendiendo a su estructura. La característica común a todas ellas


es la presencia de un pre-dominio N-terminal al que sigue un pro-
dominio que guarda una fuerte asociación con el zinc y el calcio y
otros dominios catalíticos. Otro aspecto común en la estructura
de las MMPs es el dominio para el enlace de colágeno, implicado
en la unión al colágeno, elastina, ácidos grasos, etc. Por otra parte,
además de en los mecanismos de progresión del cáncer, las
MMPs están relacionadas con un gran número de aspectos
patológicos (Fisher, 1998; 2002; 2008).

Las colagenasas, también llamadas colagenasas neutro-


fílicas, especialmente la MMP-8, ha sido utilizada ampliamente
para romper el colágeno fibrilar, mientras que las gelatinasas, de
las que las más conocidas son las MMP -2 y -9, muestran una
presencia relevante en cánceres de mama, colon, pulmón, piel y
ovarios Estas MMPs degradan colágeno, elastina y otros
componenetes de la MEC. Ambas son proenzimas, por lo que
requieren una activación previa, y están fuertemente
relacionadas con la proliferación de las células tumorales, la
angiogénesis, las metástasis, etc. El papel crucial que juegan
estas gelatinasas en la angiogénesis ha sido ampliamente
documentado en estudios in vivo e in vitro (Fisher, 2009).

Considerando el papel de la ruptura de la membrana basal


en la progresión tumoral y en el proceso de metástasis, la

221
actividad de la MMP-9 ha sido estudiada en diferentes tipos de
cáncer. Aunque teóricamente, la degradación de la matriz
extracelular es más intensa en tumores de mayor evolución y
tamaño, en nuestro estudio, la inmunotinción con MMP-9 fue
menos intensa en el grupo control que en el grupo tratado, aunque
sin diferencias estadísticamente significativas. Este hecho
coincide con los resultados obtenidos por Poswar (2013), en el que
se estudiaron 47 piezas quirúrgicas de carcinomas espino
celulares humanos de diferente grado de malignidad. Estos
autores encontraron una mayor positividad de MMP-9 para los
carcinomas microinvasores que en aquellos que invadían en
profundidad. Por tanto, concluyeron que la actividad proteolítica
de la MMP-9 se da sobre todo en estadíos iniciales de la
carcinogénesis y que después decrece (Poswar, 2013).

Existen inhibidores naturales y sintéticos de las MMPs,


llamados TIMP, como algunos derivados de tetraciclinas o el
Marimastat, que se encuentran en la actualidad en ensayos
clínicos de fase III. Los TIMP endógenos son proteínas que se
secretan en respuesta a una sobreproducción de MMPs. TIMP-1
es más potente que TIMP-2 y TIMP-3 frente a MMP-1, MMP-3 y
MMP-9. En este sentido, algunas sustancias naturales como la
melatonina o la escualamina del cartílago de tiburón (Novastat®)
han demostrado capacidad para inhibir la expresión de MMPs
(especialmente la 2 y la 9) y favorecer la actividad de los TIMP en

222
VI. Discusión

diversos tipos de cáncer (mama, estómago, vesícula o pulmón).


Otros compuestos estudiados con resultados relevantes son la
Nobiletina, Myricetina, Curcumina, Resveratrol, Xanthamizol,
Anticianidinas o Aloe Vera (Gupta, 2014).

Teniendo en cuenta su papel como inhibidores de las MMPs,


los TIMPs son considerados como elementos anti-invasivos y
anti-metastásicos en el cáncer. Por este motivo, decidimos
realizar el marcaje inmunohistoquímico de TIMP-1 en los tumores
desarrollados en los animales de nuestro estudio, donde
observamos un marcaje más intenso en los animales tratados que
en el control, con diferencias estadísticamente significativas.
Estos resultados sugieren que la inhibición de la carcinogénesis
y de la progresión tumoral experimentada por los animales
tratados con astaxantina, podría deberse a la estimulación, por
parte de ésta, de la producción de TIMP en el estroma tumoral.

Los resultados descritos en los animales tratados con


Astaxantina (Grupo II), demuestran un marcado retraso en la
presentación de las lesiones características del fotoenve-
jecimiento y fotocarcinogénesis cutáneos, con una disminución
significativa (66%) de los cánceres cutáneos respecto a los del
Grupo I ( Control), que demuestran el potente efecto Antioxidante
de este carotenoide y por tanto su eficacia como agente foto-
protector.

223
VII
RESUMEN
VII. Resumen

El fotoenvejecimiento es un tema de enorme interés socio-


sanitario (Kawada, 2011) al ser un proceso patológico común Su
manejo clínico y terapéutico implica un alto presupuesto sanitario
(Yaar, 2007; Jemal, 2011; Siegel, 2012). Los países desarrollados
invierten sumas millonarias en la investigación de sustancias que
eviten o retrasen sus efectos (Gil Ortega,2014). De ahí el interés
del desarrollo de modelos experimentales para su estudio, así
como el de nuevas medidas de fotoprotección.

El primer objetivo de nuestro trabajo correspondió al esta-


blecimiento de un modelo de fotoenvejecimiento cutáneo en ra-
tones SKH-1 mediante exposición crónica a RUV; el segundo fue
evaluar los posibles efectos protectores de la Astaxantina.

227
Utilizamos 60 ratones SKH1/CRL, expuestos a RUV
(98,6% UVA y 1,4% UVB) / 60 minutos / sesión / 3 veces a la se-
mana / 80 sesiones, con un total de 1.688 J/cm2 por animal. Los
ratones se dividieron en dos grupos (N= 30): El Control sólo reci-
bió RUV y el segundo, RUV más Astaxantina / oral / 0,05 mg / ani-
mal / dia.

Dado que en la mayoría de los animales de este grupo no se


originaron lesiones neoplásicas al final del experimento (80 se-
siones), seguimos aplicando hasta un total de 113 sesiones
(2.384,3 J/cm2) a 10 ratones,.

Los animales expuestos exclusivamente a RUV Grupo Con-


trol presentaron las alteraciones características descritas en el
fotoenvejecimiento (100% de carcinomas escamosos), por lo que
lo consideramos un modelo experimental idóneo para el estudio
de estas patologías.

No obstante, encontramos diferencias entre las lesiones


de los animales tratados con Astaxantina, respecto a las del Con-
trol: el eritema se hacía fijo con aspecto reticulado, 15-16 sesiones
mas tarde que en el Control; la presentación del marcado patrón
geométrico de la piel (8-10 sesiones); arrugas (15-16 sesiones); en-
grosamiento cutáneo-lesiones queratósicas (10-12 sesiones) y de
las lesiones eritemato-erosivas (5-6 sesiones).

228
VII. Resumen

Las diferencias más destacables fueron en las lesiones tu-


morales, ya que solo las presentaron 10 animales del grupo tra-
tado. De los 20 que recibieron 80 sesiones, solo 2 presentaron
tumores; y de los 10 que recibieron 113 sesiones, se presentaron
solo en 6 a partir de la sesión 100 y en 2 tras la 113. Todas las neo-
plasias correspondían a carcinomas de células escamosas.

Microscópicamente, también encontramos diferencias en


las lesiones precancerosas: la displasia en: el 60% de los anima-
les tras la sesión 80 y en el 80% tras la 113; el carcinoma “in situ”
en el 25% y el 75% respectivamente, mientras que en los anima-
les del grupo Control se observaban ambos en el 100% de los ani-
males.

En el estudio inmunohistoquímico, constatamos un incre-


mento significativo de la tasa de proliferación celular en los tu-
mores del grupo control respecto a los tratados. La expresión de
MMP-9 resultó más alta en los tumores de los animales tratados
que en los del control. Sin embargo, el inhibidor de metaloprotei-
nasas TIMP-1, se expresó de forma más intensa en el estroma de
los tumores de los animales tratados que en los controles, sugi-
riendo que el tratamiento con astaxantina podría inhibir la pro-
gresión tumoral, mediante la inducción de la síntesis de
inhibidores de metaloproteinasas en el estroma tumoral.

229
VIII
CONCLUSIONES
VIII. Conclusiones

1.- La exposición crónica a la RUV durante más de 60 se-


siones originó en todos los animales del Grupo Con-
trol, el espectro lesional característico del fotoenveje-
cimiento y fotocarcinogénesis cutáneos, con el 100%
de incidencia de neoplasias malignas.

2.- En el grupo II (Astaxantina) ocurrió un retraso en la


presentación de las lesiones (5-15 sesiones), con dis-
minución significativa de las premalignas (displasia:
60% tras la 80 sesión y 80% tras la 113; carcinoma “in
situ”, 25% y 75% respectivamente) así como de las
malignas (66%) afectando solo a 2 animales (80 se-
siones), a 6 (100 sesiones) y a 2 (113 sesiones).

233
3.- El estudio inmunohistoquímico relacionó la inhibición
de la progresión tumoral en los tumores de los anima-
les tratados con Astaxantina.con:

• el aumento en la expresión del inhibidor de me-


taloproteinasas TIMP-1 y
• la disminución de la tasa de proliferación celular
evaluada con PCNA.

234
XI
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