Apocalipsis Un Llamado de Esperanza 2019
Apocalipsis Un Llamado de Esperanza 2019
Apocalipsis Un Llamado de Esperanza 2019
Un llamado de esperanza
INTRODUCCION.
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Comprometerse con la causa de los pobres.
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e) La última etapa de la historia, el último sello y las siete
trompetas (8,1-13;9, 1-12).
f) Los símbolos del libro amargo y dulce y los dos testigos ((10,8-
11;11,1-13.
g) La séptima trompeta, la llegada definitiva del Reino de Dios.
(11,14-19).
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9. Saludo de esperanza.
a) El triunfo está asegurado (22,6)
b) El Señor llegará pronto (22,7.12-16)
c) Perseveremos en la fidelidad, hasta la vuelta del Señor (22,17-
21).
CONCLUSION
BIBLIOGRAFIA.
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INTRODUCCION
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comprender mejor el mensaje que tiene para nosotros hoy. Junto
con ello, también vamos a correr el velo de nuestra propia
historia, confusa y caótica, para descubrir detrás de ella el
proyecto de Dios para nosotros, que se va realizando en la
historia, ocultamente, misteriosamente, pero también
inevitablemente.
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PARTE I: ELEMENTOS INTRODUCTORIOS
a) ¿Qué es un "Apocalipsis"?
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Biblia: el de Daniel (A.T.) y el de Juan (N.T.). Se caracterizan por
las visiones fantásticas, juegos de números, animales y personajes
simbólicos, etc, todos ellos instrumentos para transmitir un
mensaje que es necesario descubrir, escritos para destinatarios
concretos, en un sistema en clave que sólo ellos podían entender.
Es por ello necesario un momento de reflexión antes de interpretar
un texto, sobre todo en algunos pasajes que son complicados y
que se prestan para interpretaciones interesadas o catastróficas.
b) El Apocalipsis de Juan
Su autor
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Momento histórico
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Los destinatarios
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Es a este pueblo al que Juan dirige su libro, es para ellos para
quienes ha escrito este mensaje de esperanza. Para gente sencilla,
confundida en medio de las persecuciones, gente como nosotros,
creyentes de ayer y hoy que buscan en medio de sus dificultades
el rostro de Dios, su voluntad y su presencia, para animar su
caminar y su esperanza.
El mensaje
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liberaba a su pueblo de sus opresores y le enseñaba una forma de
vivir más fraterna y justa. Había leído que Dios tomaba partido a
favor del pobre, escuchando su clamor y castigando la injusticia.
Usar textos del AT. era una forma de decirle al pueblo que Dios
sigue actuando, que no ha dejado abandonado a sus pobres, que
sigue siendo el Señor de la Historia y que, por lo tanto, la
persecución tenía un límite y un sentido más allá de lo aparente,
un sentido oculto que Juan viene a re-velar.
Un cartel dice mucho más que mil palabras. Es por ello que
Juan prefiere usar imágenes sugerentes que hacer un discurso
largo. Los símbolos apuntan al corazón más que a la cabeza, y es
por ello que son más útiles a la hora de animar la vida de las
comunidades y su lucha. Es algo que Juan sabía y también sus
destinatarios, y es algo que nosotros no debemos olvidar.
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2. ESTRUCTURA DEL LIBRO
a) Introducción
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c) El Dios de Jesús, Señor de la Historia
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ello habrá de cumplirse inevitablemente, y esa es la esperanza
que ha de sostener la lucha del pueblo creyente.
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va al desierto (lugar de peregrinación), protegida por Dios (12,1-
17). El demonio desciende del cielo derrotado y busca la forma de
atacar al pueblo de las comunidades (mujer). Para ello, entrega su
poder a la bestia (imperio romano), poder para oprimir y atacar
(13,1-10) y surge una segunda bestia (falsos profetas al servicio
del imperio) con el poder para engañar y hacer adorar a la primera
(13,11-18). Por otro lado, Juan nos muestra que no sólo las
fuerzas del mal actúan, sino también las del bien se organizan y
resisten: el Cordero (Jesús) y los que llevan su nombre (las
comunidades) en el monte Sión (la Iglesia), el ángel que anuncia
la caída de Babilonia (Roma) y el Hijo del Hombre (Jesús) que
hace la cosecha de la tierra (juicio final) (14,14-20). Sigue a esto
el cántico de los creyentes en el cielo ante el próximo
cumplimiento de la sentencia divina (15,1-4) y los siete ángeles
con copas que cumplirán la sentencia, derramándolas sobre la
tierra (15,5-8;16,1-21)
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la llegada definitiva del Reino en el fin de los tiempos. Aquí los
símbolos cambian y se vuelven más directos y reales. Es ésta la
parte más difícil de interpretar de todo el Apocalipsis.
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definitivo, donde ya no existe mal ni mentira, pecado o injusticia
(21,927;22,15).
f) Saludo de esperanza
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3. PARA COMPRENDER MEJOR EL APOCALIPSIS.
a) Claves de lectura.
Juan dice en su libro: "feliz el que lee y los que escuchan las
palabras de esta profecía" (1,3). Uno solo es el que lee, pero son
varios los que escuchan. Juan con esto sugiere la idea de una
comunidad reunida para leer su libro, comunidad comprometida y
fraterna, abierta a la acción del Espíritu. Por otro lado, Juan
escribe su libro para comunidades y no para personas aisladas.
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Apocalipsis, teniendo el texto al frente y no sobre la base de
comentarios aislados, de lo que "dicen que dice el texto", sin
quitar ni poner nada, para así evitar alteraciones que pueden llevar
a una interpretación equivocada.
Usar la inteligencia.
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eso Juan dice: "Quien tiene oídos para oír, que escuche lo que el
Espíritu dice a las iglesias" (2,7.11.17.29; 3,6.13.22) La
comunidad que lee debe vivir abierta a la acción del Espíritu,
leyendo los signos de su acción en la historia, buscando ser fiel a
su llamada en su vida diaria.
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Comprometerse con la causa de los pobres.
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Dragón o serpiente: (12,3.9) Es Satanás, el poder del mal, que
actúa en el mundo en contra del Pueblo de Dios.
Cordero: (14,1) Es Jesús, el Cordero Pascual, por quien se
cumple la liberación del pueblo.
Siete cabezas: (12,3) Son las siete colinas de la ciudad de Roma
(17,9) y los siete reinos (17,9-10).
Diez cuernos: (12,3) señalan poder y autoridad, dignidad real. El
número diez indica totalidad.
Alas de águila: (12,14) Simboliza la protección de Dios sobre su
pueblo (Dt.32,11; Ex.19,4).
Bestia: (13,1) Es el imperio romano que ha recibido su poder del
dragón (Satanás), para combatir al pueblo de las
comunidades.
Bestia con apariencia de cordero y voz de dragón: (13,1) Son
los falsos líderes que engañan al pueblo, legitimando la
opresión con su falsa doctrina.
Pantera, oso, león: (13,2) Simbolizan la ferocidad de la
persecución.
Babilonia: (14,8; 18,2) Símbolo de la explotación y de toda
sociedad que se construye en oposición al plan de Dios. Es
Roma, que explota a los pueblos para enriquecerse (18,3.9-
13).
Hijo del Hombre: (14,14) Imagen de Jesús, el Mesías, tomada
del libro de Daniel (Dn.7,13) y que Jesús se atribuye a sí
mismo (Mc.2.10; 8,31;9,31;10,33;14,64; etc.)
Harmaguedón: (16,16) Significa en hebreo "monte (o región
montañosa) de Meguiddó". Megguiddó fue el lugar de la
derrota del rey Josías (2Re. 23,29s). Desde entonces es
símbolo de derrota total para los ejércitos que ahí se reúnan
(ver Za.12,11).
Color blanco: (19,14) Símbolo de victoria y pureza.
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Lago de fuego: (20,14) Símbolo del destino final de todo lo
opuesto a Dios, de la destrucción definitiva del mal.
Nueva Jerusalén: (21,2 ) Es símbolo del nuevo pueblo de Dios,
liberado de toda mancha y de todo mal.
Alfa y Omega: (21,6) Primera y última letra del alfabeto griego,
símbolo de la eternidad de Dios, principio y fin de todas las
cosas.
Bodas del Cordero: (21,2; 19,9) Es la realización definitiva del
Reino de Dios, la unión definitiva (boda) del pueblo
creyente (esposa) con Jesús (cordero).
Siete: Representa la totalidad y la perfección. Unión de los
números tres (Dios-Trinidad) y cuatro (elementos, puntos
cardinales, estaciones, etc), signo de la totalidad de la
creación.
Doce: La totalidad del pueblo de Dios (doce tribus de Israel y
doce apóstoles).
144.000: Número compuesto (12 x 12 x 1000). Representa la
totalidad del pueblo de Dios (A.T. y N.T.), los salvados del
pueblo de Israel, los discípulos del Cordero.
1260: (12,6), 42 meses (11,2), tiempo, tiempos y medio tiempo
(12,14). Es la mitad de siete años, tiempo limitado e
imperfecto, aunque largo. Dios limita el tiempo de la
persecución.
1000 años: Tiempo que transcurre desde el fin de la persecución
hasta la llegada definitiva del Reino. Es el tiempo de la
Iglesia, tiempo largo y exacto.
666: Es el número que identifica al poder perseguidor, el poder
del mal. Al parecer se referiría al emperador de Roma. Es 6,
es decir, imperfecto, pues no alcanzó al 7, la perfección.
Denuncia contra la falsa divinización del emperador.
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c) Consejos para la lectura.
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PARTE II: CONTENIDO DEL LIBRO
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Juan ha recibido la claridad para interpretar el momento
presente, momento de oscuridad y confusión, y de revelarlo a la
luz de “la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo”. Escribe
lo que ha visto, es decir, no es una teoría o el trabajo de un
intelectual, sino la experiencia de fe de un creyente que “ha visto”
en su vida la acción de Dios y por ello cree que El actúa también
en la historia a favor de su pueblo. Es ese mismo pueblo el
destinatario de esta revelación, el que debe leer, escuchar, meditar
y vivir comunitariamente lo que esta revelación le va a mostrar.
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último”), que significa lo mismo que la de origen hebreo del
principio: la eternidad y totalidad de Dios, Señor de la Historia y
Liberador de su pueblo.
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la persecución y por eso dice: “Lo que veas escríbelo en un libro
y envíalo a las siete Iglesias”. Esto ocurrió en el “día del Señor”,
en el Domingo. Es primera vez en el Nuevo Testamento que se
llama así al primer día de la semana. El día no es casual, recuerda
el primer día luego del descanso de Dios al terminar la creación,
el día de la resurrección de Jesús y el “día del Señor”, al fin de los
tiempos, cuando se realizará plenamente el Reino que va
creciendo en la historia, siempre imperfecto y en desarrollo. Es un
testimonio claro de la importancia del Domingo para las
comunidades cristianas del siglo I. Con ello Juan señala
claramente que Dios actúa hoy a favor de su pueblo, que cada día
es “su día”, el día en que hace justicia al oprimido y renueva todas
las cosas.
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5. LA REALIDAD DEL PUEBLO: LAS SIETE CARTAS A
LAS COMUNIDADES (AP. 2-3)
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escuchar lo que el Espíritu sigue diciendo hoy en la voz de los
pobres de la tierra, de los que sufren, de los que creen a pesar de
todo, de los procesos sociales que vienen nuestros pueblos. En
cada realidad el Espíritu tiene algo que decir y es necesario
escucharlo. A quien escuche esa voz, Jesús promete la
participación en el Reino y en la vida misma de Dios a través de
algún símbolo (árbol de la vida, piedra blanca, nombre nuevo,
etc).
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los que el Señor se pasea. Si la comunidad retorna al amor del
principio, podrá disfrutar del árbol de la vida, es decir, de la
plenitud de la vida, la que sólo se alcanza con un amor sincero y
verdadero.
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c) Pérgamo: Una comunidad en conflicto.
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El símbolo de esculapio era la serpiente rodeando un bastón, que luego pasó a ser símbolo de la medicina.
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d) Tiatira: Doctrinas equivocadas que confunden.
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de Jerusalén (ver He. 15,28), cuyo texto es recordado con la frase
“no les impongo ninguna otra carga”. La enseñanza de los
apóstoles y de la Iglesia Madre constituyen una fuente segura para
no perder el rumbo. Si la comunidad se mantiene fiel a la verdad
del Evangelio, participará del triunfo de Jesús y del reinado de
Dios, derrotando los imperios y poderes opresores como se
quiebra la arcilla con un cetro de hierro. La derrota de los
imperios será para guiar (literalmente “pastorear”) a las naciones,
es decir, llevarlas por el camino del Evangelio, para construir una
sociedad verdaderamente justa y solidaria, opuesta a la lógica del
imperio. El lucero de la mañana puede entenderse como la
comunión con Jesús (ver Ap.22,16) o como una imagen de Venus,
que para los romanos era símbolo de victoria y poder, y por ello la
llevaban en sus escudos y estandartes. Los que perseveren
derrotarán al imperio y participarán del triunfo de Cristo,
verdadero lucero de la mañana.
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comunidad que se hunde y se muere. Si tenía algunas obras, no se
estaba preocupando por ponerlas en práctica, por “acabarlas”, es
decir, era una comunidad que no vigilaba su vida y su camino, tal
como con la acrópolis de la ciudad. El llamado es a revivir lo que
queda y recordar los comienzos para reavivar la esperanza,
ponerse atenta para que las dificultades no la sorprendan ni la
encuentren debilitada. El ladrón no avisa y la comunidad debe ser
perseverante y velar.
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triunfo es tan seguro que promete que incluso los judíos que han
perseguido a la comunidad se convertirán de su mala conducta y
aceptarán la Buena Nueva. Esta “sinagoga de Satanás” (tal como
en Esmirna) se refiere a un grupo de judíos que “cerraban la
puerta” del Reino a los Cristianos, por no ser parte de ellos y
creían poseer “la llave de la casa de David”, es decir, el derecho
de admitir o rechazar a los demás, negándoles la participación en
la gracia de Dios. La comunidad ha resistido y por ello Jesús le
promete la fuerza para resistir la gran crisis final que implantará
definitivamente el Reino. La perseverancia se educa en los
pequeños detalles y sólo así se hace fuerte para los grandes
desafíos. El Señor viene pronto, por eso la comunidad debe seguir
perseverando, para ganar la corona de los vencedores, la
participación en la plenitud de la vida que llega con el Reino. Si la
comunidad persevera participará de la comunión con Dios y serán
de verdad propiedad de Dios y parte de su Reino y su triunfo.
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comunidad enferma más que sana y eso hace que tarde o
temprano pierda el camino y la comunión con Jesús. La riqueza de
la ciudad ha entibiado el fervor y el llamado es a reconocer la
necesidad de conversión y poner la confianza sólo en Jesús,
verdadera riqueza, verdadera salud y el único que puede sanarnos
de nuestra ceguera y ver con claridad nuestra propia situación y la
realidad que nos rodea. La comunidad debe recuperar su fervor y
volverse al Señor que está cerca, que desea ayudarla, pero que
necesita de la apertura de sus miembros y su disposición a
cambiar. Si la comunidad hace esto, participará de la intimidad
con Jesús, quien entrará en medio de ellos y los sostendrá,
participando de su triunfo y de la nueva realidad que El ha venido
a comenzar y que las comunidades están llamadas a vivir.
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6. EL DIOS DE JESÚS, SEÑOR DE LA HISTORIA
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ausentes del pensamiento de Dios. Es algo que las comunidades
necesitaban recordar.
41
b) La entrada triunfal del Cordero (Jesús) muerto y
resucitado (5,6-14).
42
pues, lo que has visto: lo que ya es y lo que va a suceder más
tarde” (1,17-19).
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el futuro que viviremos mañana. Los jinetes no sólo representan
hechos ocurridos antes del momento en que Juan escribe, reflejan
también las consecuencias de un mundo que se construye en
contra de la voluntad de Dios, que es voluntad de amor,
fraternidad, justicia y verdad entre las personas y los pueblos.
44
opresores frente a “la cólera del Cordero”. El temor no es para
las comunidades ni para los oprimidos, los que deben temer son
los opresores y poderosos, ellos sufrirán las consecuencias de su
mal y desearán escapar sin poder huir. Así Juan transporta a los
creyentes desde la persecución presente al triunfo definitivo en el
futuro. Este triunfo ya se está realizando, aunque ocultamente, es
esta la certeza que ha de animar su camino y el nuestro.
45
de abrirse el último sello de la historia. Juan recuerda con estos
símbolos que la persecución y el poder de los opresores tiene un
límite y que las comunidades deben resistir hasta que ese límite
llegue. Ellos deben perseverar en la fe y la esperanza, en la lucha
y en la solidaridad con sus hermanos, hasta el día del triunfo. Su
tarea no es la desesperanza o la resignación, tampoco es la
venganza, sino el testimonio esperanzado de una realidad nueva,
que se va abriendo paso en la historia, a pesar del poder de los
opresores, inevitablemente.
46
de conversión, y su destrucción se limita a “una tercera parte”.
Dios, incluso cuando está cumpliendo su justicia, no se olvida de
la misericordia, y da una nueva oportunidad para convertirse. Un
águila se lamenta por los habitantes de la tierra ante el toque de
las tres últimas trompetas, separando estos dos momentos. La
quinta trompeta da paso al primer “¡Ay!”, recordando la caída de
Satanás desde el cielo, y el provoca una plaga de langostas que
más parece la imagen de un ejército, que maltrata a los opresores
y sus cómplices (los que no están marcados), pero no al pueblo de
las comunidades ni a la naturaleza. El poder del mal parece
inmenso, pero es limitado (cinco meses, no pueden matar), es el
poder de quien ya ha sido derrotado (Satanás) al caer del cielo. La
destrucción de todo el poder humano, de aquello que lo
enorgullecía, es el primer aviso del fin. Los opresores no mueren,
pero sufren. Esto no es una actitud sádica de Dios, sino una
oportunidad más, incluso en medio del castigo, para la conversión.
Quien ha muerto ya no puede cambiar, mientras hay vida, hay
esperanza.
47
rebeldía y el crimen aumentaron más, más asesinato y robos,
idolatría e injusticia. El tiempo de la paciencia y de las
oportunidades está llegando a su fin.
48
dulce en a boca, pero amargo en el estómago. Es el libro que Juan
está escribiendo, es el Evangelio de Jesús que debe ser
proclamado, es el anuncio de la última etapa del camino de las
comunidades, la última etapa de la historia. El mensaje es
esperanzador, agradable (dulce), pero hay que comprometerse
para realizarlo y vivirlo, lo que conlleva sufrimiento y dificultades
(amargo). Juan debe comérselo (asimilarlo, hacerlo vida) para
poder proclamarlo. Es la misión de las comunidades, vivir desde
ya la realidad del Reino de Dios, vivir fraternamente y de verdad
aquél mundo nuevo que empieza en la historia, pero que se
realizará plenamente más allá de ella.
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Durante todo el tiempo de la persecución los dos testigos (las
comunidades) anunciarán la buena nueva y denunciarán la
injusticia y la opresión. Como todos los profetas son incómodos,
el imperio (la Bestia) los matará y parecerá que todo está perdido,
los opresores celebrarán y las comunidades vivirán la desilusión.
Pero cuando todo está perdido, los testigos resucitan, las
denuncias continúan y la buena nueva sigue avanzando a pesar de
la persecución y la muerte. El triunfo de los testigos provoca la
conversión de muchos, es decir, el sacrificio no será inútil y hasta
última hora es posible la conversión. Ahora las comunidades
viven el tiempo del testimonio, animada por los profetas que Dios
envía en todo tiempo y lugar, profetas siempre molestos para los
poderosos, pero necesarios e inevitables. Es la hora de perseverar,
hasta el momento de la llegada definitiva del Reino.
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7. LA HISTORIA: EL PLAN DE DIOS SE REALIZA
Juan abre esta sección con una imagen de lucha. Por un lado,
una mujer a punto de dar a luz a un niño-varón “que ha de regir
las naciones con vara de hierro”. Por el otro, un dragón rojo de
siete cabezas, que trata de matar al niño para que no gobierne a las
naciones y, una vez fracasado su intento, persigue a la mujer y a
sus hijos, siendo nuevamente derrotado. Antes de revisar los
muchos símbolos, vamos a hacer una mirada de conjunto.
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La lucha entre la mujer y el dragón es un reflejo de la historia
de la humanidad, del pueblo de las comunidades y de cada uno de
nosotros. La persecución que viven las comunidades, los
sufrimientos que vivimos nosotros, son parte de una lucha mayor
que ya está ganada. Se trata de la lucha entre las fuerzas del mal
(el dragón, la bestia, el imperio romano, los opresores de todos los
tiempos) y las fuerzas del bien (mujer, niño-varón, el Cordero y su
pueblo) que las van derrotando paso a paso, hasta la victoria final.
Juan trata de evitar que los árboles no nos dejen ver el bosque. Las
comunidades están peleando contra un poder más antiguo y
poderoso, y el imperio romano, por muy poderoso que parezca, es
sólo su instrumento.
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comienza. La persecución que viven las comunidades, el
sufrimiento de la humanidad entera, no es inútil, sino que es el
signo de un mundo nuevo que está por nacer y que se realiza por
nuestro testimonio, incluso en medio de la persecución y el sin-
sentido. Esta mujer representa a la Iglesia, como signo de la
humanidad nueva que ha nacido en Cristo y se sigue desarrollando
en la historia, hasta el fin de los tiempos. La mujer da a luz y huye
al desierto, perseguida por el dragón. Dios la protege (alas de
águila) y la alimenta. El desierto es el lugar de la prueba y la
soledad, el lugar de la tentación y la madurez. El pueblo de Israel,
una vez liberado de la opresión en Egipto, tuvo que pasar por el
desierto para ser un pueblo libre. Después de la liberación no
viene inmediatamente el mundo nuevo, hay que pasar la dura
etapa de la persecución y la soledad, la aridez y la protección de
Dios, para así ir construyendo esa nueva realidad que soñamos y
se realizará al fin.
53
El dragón rojo representa el origen del mal y su poder, que
desde los principios de la historia (génesis) hasta el final de ella,
lucha por frenar el avance del Reino de Dios, de la vida y la
libertad. Es representado con imágenes que recuerdan el imperio
romano (color rojo, siete cabezas = siete colinas de Roma). Detrás
del imperio y su poder, hay un poder más antiguo y poderoso,
pero derrotado por Jesús. Es el poder del demonio y de los que le
sirven, aún sin saberlo, cada vez que ponen sus vidas al servicio
de la opresión y la injusticia. El dragón sufre constantes derrotas
en su lucha: Primero por Jesús en su resurrección, luego por las
fuerzas de Dios encabezadas por Miguel y luego por la misma
tierra, que traga todos los imperios y todo el orgullo humanos, por
muy poderosos que sean. La mujer prevalece, el bien triunfa
siempre, aunque las fuerzas del mal parezcan muy poderosas.
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El poder del mal ya ha sido derrotado por Dios y lo será
siempre, no importa de dónde venga o la forma que tome. Hay
que optar por la vida y la justicia, pues el triunfo ya está
asegurado.
El imperio romano es sólo un instrumento del mal, un títere que
pretende ser todopoderoso, pero que deberá sufrir las
consecuencias de su propio mal y su propia injusticia.
Las comunidades deben perseverar, aún en medio de la
persecución porque sus sufrimientos no son signos de derrota,
sino de fuerza. Son los dolores que abren paso al mundo nuevo
que esperamos, a una nueva humanidad renacida en Cristo, al
cielo nuevo y tierra nueva donde habita la justicia, la plenitud
de la vida y de la paz.
Esta realidad nueva se construye en la historia, con los triunfos
de cada día, con el testimonio de cada uno y de todos. Se
realizará plenamente más allá de la historia, pero no sin ella.
55
brutalidad y el asesinato, el atropello constante a la vida, sin
respeto ni medida.
56
la espada, por la espada ha de morir. Es el momento de la
resistencia y la fe de los santos (las comunidades)”.
57
mediante el pueblo de las comunidades. Dios es un Dios de
libertad y esperanza, no de opresión o injusticia.
y las equivalencias numéricas son:. N(50) + R(200) + W(6) + N(50) + Q (100) +S (60)+ R
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Con esto, Juan aclara quiénes son las fuerzas del mal y cuáles
son sus instrumentos. Ahora el pueblo puede ver claro qué hay
detrás del imperio y de la persecución que sufren.
59
testimonio de la Buena Nueva de Jesús en medio de un mundo
que no camina como Dios quiere. El texto nos aporta algunos
detalles sobre este grupo, que conviene revisar con más calma:
60
Son vírgenes…
Siguen al Cordero…
61
representan el ideal que debemos buscar, la fidelidad a Dios total
y absoluta, en medio de las circunstancias de la vida.
62
necesitados de su ayuda, y construir un sistema que refleje esta
realidad, que se base en la verdad de la fraternidad universal.
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termina volviéndose en contra del ser humano y, sobre todo, en
contra de los que lo crearon o lo sostienen. Esta verdad ha de
realizarse en el caso del imperio romano, advierte Juan, y a través
de esto hay que descubrir el juicio de Dios.
Tres son las ideas claves de las etapas que los ángeles
anuncian, como señales de la realización del juicio de Dios:
64
plan de Dios, perfectamente (siete personajes: 6 ángeles y el Hijo
del Hombre), a pesar de la persecución.
65
que este pueblo ha hecho posible, por medio de su testimonio y su
resistencia.
66
La primera copa afecta solamente a los opresores y sus
cómplices (“a la Bestia y a los que adoran su imagen”) Ellos
serán los primeros que sufrirán las consecuencias de su propio mal
y su injusticia.
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La quinta copa se derrama directamente sobre el trono de la
Bestia, el centro del poder del mal y de su imperio, y lo llena de
oscuridad. Su negativa a convertirse, reconocer su injusticia y
cambiar, provocan oscuridad y dolor. El caos se apodera del
imperio y ya no ven con claridad. Aún así, porfían en su injusticia
y se cierran a la justicia, por lo que los sufrimientos irán en
aumento.
68
Esta realidad es profundamente cierta. Cuando un poder se
levanta sobre la injusticia consigue muchos aliados, pero cuando
cae por el peso de su propia injusticia, todos lo abandonan. Los
que se alejan del Imperio no lo hacen por convertirse, sino por
evitar la destrucción que ya se advierte. Por eso el texto señala
que siguieron ofendiendo a Dios, buscando nuevas formas de
mantener la injusticia y la opresión.
69
imagen. Es lo que ocurría con las comunidades. A través del
Apocalipsis han descubierto la injusticia del imperio y han
quedado sorprendidos. La luz nueva que Juan les ha comunicado
les ha permitido descubrir todo el mal detrás del imperio que antes
no veían, y que hasta les podía parecer normal.
70
Reyes, los vencerá en unión con los suyos, los llamados y elegidos
y fieles”. El Cordero vence al poder opresor “en unión con los
suyos”, es decir, con el pueblo de las comunidades, a través de su
resistencia y fidelidad. Así, el pueblo de las comunidades
contribuye al juicio del poder opresor y participa de la victoria del
Cordero.
Las muchas aguas del mar mediterráneo son los pueblos que
Roma ha conquistado. Juan señala que los pueblos sometidos se
revelarán contra el imperio y lo destruirán (“la dejarán desnuda”,
“comerán su carne”), cansados de su opresión y su injusticia. Y
es que los pueblos han aceptado la tutela romana a regañadientes,
porque son débiles y pequeños, y no porque sean verdaderamente
aliados. Un poder opresor se construye sobre alianzas de intereses
y no sobre una fidelidad de verdad. Por eso el imperio es en
verdad muy débil, porque debe someter por la fuerza para poder
subsistir.
71
la vida de los pueblos que oprime y por ello se ha vuelto en
“guarida de demonios”, es decir, el mal y la injusticia se han
propagado dentro del mismo imperio, pues cuando no se valora la
vida de los otros se termina no valorando la propia.
Por eso, las razones de la caída del imperio hay que buscarlas
dentro del imperio mismo. Es el propio sistema que ha creado,
injusto y opresivo, el que terminará destruyéndolo, realizándose
así el juicio de Dios. Las razones las agrupa Juan en tres puntos,
que revisaremos a continuación:
72
Su relación con el imperio es pecaminosa, contraria a la
voluntad de Dios, pues no ya un compromiso de por medio,
sino una utilización mutua, contraria a la voluntad de Dios.
73
Si el pueblo debe salir de la ciudad pecadora, es porque está
adentro, El primer paso para derrotar un sistema injusto es
reconocer que, de alguna forma, somos parte de él. Juan invita a
las comunidades a la autocrítica, a reconocer sus complicidades y
liberarse de ellas, para ser de verdad consecuentes con el mundo
nuevo que anuncian y esperan. El pueblo de Dios debe actuar y
pensar distinto del sistema opresor. No debe repetir ni prolongar
la pirámide de injusticia, sino vivir una dinámica distinta, basada
en la fraternidad y la justicia, rompiendo con los opresores y
denunciando las situaciones injustas. El silencio y la indiferencia
frente a las injusticias es también una forma de complicidad con el
sistema, es mantenerse dentro de la ciudad y exponerse a sufrir
también las consecuencias de ese sistema injusto, condenado por
Dios debido a sus pecados. El denunciar un sistema injusto,
aceptado por casi todos y justificado por muchos, no es fácil.
Implica romper lazos y ponerse en peligro, exponerse a la
incomprensión, la persecución y la soledad. No se puede estar
bien con Dios y con el diablo, dice el refrán popular, y es lo que el
Apocalipsis nos viene a recordar. Es necesario conservar la
libertad de espíritu para dejar las seguridades y comodidades de la
opinión aceptada socialmente, por injusta que sea, y arriesgarse a
salir al descampado, lejos de la ciudad, es decir, vivir el peligro y
la incomprensión de mantener una opinión y una forma de vida
diferentes.
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El imperio ha sembrado mucho odio hacia sí mismo, mucho
resentimiento por parte de las muchedumbres de víctimas de su
opresión. Por eso, la rebeldía frente al poder opresor es también
un signo del juicio de Dios, que actúa desde los pobres y
oprimidos, desde el pueblo de las comunidades. Las comunidades
no deben sentarse a esperar que Dios baje del cielo para liberarlos.
Las comunidades deben combatir el sistema injusto, tomar una
actitud decidida y protagónica contra el imperio, contribuyendo
así a realizar el juicio de Dios. “Quien siembra vientos, cosecha
tempestades” y los opresores sufrirán mucho más que lo que ellos
han provocado. Dios no quiere el sufrimiento de nadie, son los
mismos opresores los que ha preparado la copa, y tendrán que
beber el doble, cuando la paciencia de los oprimidos se colme. De
hecho, históricamente, cuando cae un sistema opresor, la violencia
que reciben los opresores es mucho mayor que la que ellos
provocaron a los oprimidos. El Apocalipsis presenta la realidad en
blanco y negro, y por eso presenta la reacción contra los opresores
sin ninguna misericordia ni clemencia.
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i) La ruina de Babilonia (18,9-24)
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ustedes”. La lista de los que festejan contrasta con la lista de los
que se lamentan, los cantos fúnebres de los opresores y sus
cómplices contrasta con los cantos de alegría del cielo y el pueblo
de las comunidades.
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j) El canto triunfal del pueblo perseguido (19,1-10).
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porque yo soy consiervo tuyo y también de tus hermanos, los que
mantienen el testimonio de Jesús. A Dios adora”. Así Juan
advierte contra el peligro de deformar el “testimonio de Jesús”
mezclando las cosas, creyendo que el cielo es una burocracia igual
a la del imperio. Los ángeles existen y los hemos visto durante
todo el Apocalipsis, pero no son más dignos que los humanos y
están al servicio de Dios como nosotros.
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8. LA LLEGADA DEFINITIVA DEL REINO
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cuatro vivientes que decía con voz como de trueno: «ven». Miré y
había un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; se le
dio una corona y salió como vencedor, y para seguir venciendo”.
Ahora a este jinete se le dan varios nombres, que nos revelan su
identidad: “el que lo monta se llama «Fiel» y «Verdadero»; y
juzga y combate con justicia”. Es Jesús, el resucitado, el Cordero
de pie, el hijo de la mujer, liberado del poder del dragón y que
debe regir a las naciones. Se le agregan varios detalles tomados de
la primera visión del Apocalipsis, y se le llama “la Palabra de
Dios”, viste un manto empapado en sangre, es la sangre de los
opresores, a los que combatirá el jinete junto al ejército celestial.
Vamos a ver esta imagen más en detalle:
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fuerte voz a todas las aves que volaban por lo alto del cielo (las
aves de rapiña): «Vengan, reúnanse para el banquete de Dios,
para que coman carne de reyes, carne de tribunos y carne de
valientes, carne de caballos y sus jinetes y toda clase de gentes,
libres y esclavos, pequeños y grandes»”. Todo el ejército
enemigo, el Imperio y los que se solidarizaban con él, serán
derrotados y alimento de las aves de rapiña. La ruina de los
opresores será total. La imagen nos parece un tanto fuerte, pero
alude a textos del Antiguo Testamento (ver Is. 63,3; Ez. 39,17ss;
etc) que describen el “día del Señor”, en el que Dios hace justicia
a su pueblo. El banquete de las aves contrasta con el banquete de
las bodas del Cordero, donde todo es fiesta y alegría.
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importante vendrá después y para eso las comunidades deben
resistir y prepararse.
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Los mil años son el tiempo de la Iglesia, libre de la
persecución, libre para predicar la Buena Nueva a todas las
naciones y comunicar su fe y su esperanza a todos. Así Juan
señala la misión de las comunidades, que han de ser las que
mantengan la esperanza cuando el imperio caiga, y comunicar a
todos la certeza de un mundo nuevo, que nace de la justicia, la
verdad y la solidaridad entre las personas y los pueblos.
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comunidades se ha levantado y triunfado, alcanzando en el duro
tiempo de la persecución su madurez. Por eso Juan dirá: “Dichoso
el que participa en la primera resurrección (el que resiste hasta el
fin de la persecución), la segunda muerte no tiene poder sobre
ellos, sino que son sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con
El por mil años”. La segunda muerte es la frustración definitiva,
la no-vida, de todos los que se solidarizaron con el mal,
cerrándose al Reino nuevo que comienza con Jesús, continúa con
las comunidades y llegará a su plenitud al fin de los tiempos.
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historia, hasta la derrota definitiva. Junto con esto, Juan nos
recuerda una certeza que la Iglesia ha mantenido desde el
principio. No debemos esperar un éxito total, la total conversión
del mundo o la aniquilación de todo mal en la historia. Siempre
seremos un pueblo pequeño, pueblo de pobres y oprimidos, que
resiste al mal y colabora con el avance del Reino, pero este Reino
viene de Dios y no de nuestras manos.
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Las fuerzas del mal, rodearán “el campamento de los santos
y la ciudad amada” (Jerusalén), dos imágenes que representan al
pueblo. Todo parecerá perdido y el desastre, irremediable. Pero
Dios actuará a favor de su pueblo, de los pobres y oprimidos, y los
liberará de la amenaza, castigando la maldad, tal como en Sodoma
y Gomorra, tal como en el relato de Ezequiel, tal como lo ha
hecho durante toda la historia.
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un tribunal es sólo una imagen, pero el criterio de juicio es claro,
y ya lo mencionaba mateo en el capítulo 25: los pobres, los
enfermos, los pequeños, la humanidad sufriente y oprimida, serán
el criterio de juicio, será la misma humanidad doliente la que
juzgará a los que permanecieron indiferentes a su sufrimiento, a
los opresores de todas las épocas, a todos los que se solidarizaban
con el mal. La pregunta del juicio será la misma que Dios dirigió a
Caín: “¿Dónde está tu hermano?” Digamos, además, que juicio
en griego es “Crisis”. Crisis para nosotros es un momento de
evaluación, donde nos enfrentamos a una decisión importante, que
tendrá consecuencias para el futuro. Este es el sentido del Juicio
que Juan nos propone: decidir correctamente por la vida o contra
ella, y evaluar el proyecto de la humanidad desde la humanidad
sufriente, la multitud de los pobres y oprimidos.
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Creador limpia y sin mancha. Las infidelidades, las dudas, las
grandes empresas y los grandes escándalos habrán quedado atrás.
La humanidad dejará al fin de ser peregrina, el hijo pródigo que
“se marchó a tierras lejanas” habrá al fin vuelto a la casa
paterna, comenzando la fiesta de la vida que habrá de prolongarse
por toda la eternidad.
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realidad. Jerusalén, la ciudad de David, capital política y religiosa
del pueblo de Israel (cf. 2Sam. 5,9; 24,25; 1Re. 6,2; Sal. 122),
pasó a simbolizar, y aún simboliza, a todo el pueblo. Es la ciudad
santa de Dios (cf. Is. 52,1; Dn. 9,24; Mt. 4,5; Sal 46,5), ya que en
el monte estaba el Templo, lugar de la presencia de Dios en medio
del pueblo (cf. Sal. 2,6; Dt. 12,2-3), y por ello sería la futura
ciudad capital del pueblo mesiánico (cf. Is. 2,1-5; 54,11ss; 60,1ss;
Jer. 3,17ss; Sal. 87,1ss; 122,1ss; Lc. 2,38ss). Por ello desciende
del cielo, junto a Dios, para permanecer en medio de su pueblo,
cumpliéndose el designio de salvación de Dios (cf. He. 2,22-24;
Gal. 4,26; Flp. 3,20; Ap. 3,12; 11,1; 20,2; 22,19): La plena
liberación de la humanidad de toda esclavitud y, en consecuencia,
la realización de la plena soberanía de Dios sobre ella. En palabras
de Pablo: “la Jerusalén de arriba es libre, ella es nuestra madre”
(Gal. 4,26).
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Es la fórmula típica de la alianza divina (cf. Gén. 17,8; Lv. 26,11-12; Jer- 31,33; Ez. 27,37; 2Co. 6,16). Se caracteriza
por la intimidad entre Dios y su pueblo (cf. Ex. 25,8; Jn. 1,14), consumada definitivamente al final de los tiempos (cf.
Jl. 17,21; Za. 2,14; So. 3,15-17; Is. 12,6).
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El resultado de esta presencia constante de Dios, sin
limitaciones ni mediaciones, en una humanidad liberada de todo
mal, son descritas en el Apocalipsis con hermosas palabras, llenas
de esperanza. El dolor, la tristeza, el llanto, serán enjugados por
Dios mismo, el mal y sus consecuencias han quedado atrás. La
humanidad y su largo caminar han llegado a su consumación y la
construcción de la sociedad humana alcanza su perfección por la
acción directa de Dios. Los esfuerzos de justicia y solidaridad
prepararon el camino, aplanaron el terreno, ahora Dios planta su
tienda en nuestro suelo y esta vez para siempre, pues “lo primero
ha pasado”, estableciéndose un nuevo orden en el universo, tal
como se declara al final del texto: “he aquí que hago nuevas todas
las cosas”, realizándose así el proyecto de Dios para la
humanidad y su historia.
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9. SALUDO DE ESPERANZA.
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a los creyentes a perseverar y resistir, para participar de la realidad
nueva que el Reino provoca, la plenitud de la vida.
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Al final es Jesús mismo quien anuncia su pronta llegada,
fuente de nuestra esperanza: “sí, vengo pronto”, a lo que las
comunidades responden: “¡Amén, ven Señor Jesús!” . Se trata de
una aclamación litúrgica usada por las comunidades y que se ha
conservado hasta hoy. En 1Co. 16,22 se usa la expresión aramea,
traspasada a letras griegas: “maranatha”, que significa lo
mismo10.
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hebreo a “aamin” que dice relación con lo estable, lo firme, lo
seguro. De ahí viene “emuná”, que significa reconocer aquello
que es estable y seguro, por poner nuestra seguridad en algo
firme. De estas dos palabras derivan nuestro “amén”.
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CONCLUSIÓN.
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BIBLIOGRAFÍA.
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