El Dios de Esperanza
El Dios de Esperanza
El Dios de Esperanza
INTRODUCCIÓN: “El que espera, desespera” dice un refrán popular. Esperar algo no es
satisfactorio para nadie y en ocasiones las salas de espera en oficinas y consultorios se convierten
en salas de tortura para muchos que, como yo, son impacientes y perciben el tiempo de espera
como un tiempo perdido. Esta creencia común puede percibir a la esperanza como algo negativo y
algo no muy deseado.
Sin embargo, la esperanza de por sí ahora es considerada tan utópica, tan basada en lo irreal,
debido a la maldad actual, la corrupción, las guerras, el poco valor a la vida, la falta de respeto y
amor, podemos decir con gran desilusión que el futuro no ofrece ninguna esperanza. En medio de
este panorama ¿cómo es posible que alguien pueda afirmar con extrema seguridad que tiene una
esperanza sólida y confiable? ¿Será solo un deseo que carece de fundamento? Una de las
características que distinguen a los cristianos es que afirmamos tener una esperanza absoluta.
Sin embargo, la esperanza, desde el punto de vista bíblico, es una virtud esencial y tiene una
connotación positiva. De hecho, la esperanza de los creyentes siempre está basada en Dios y sus
promesas.
I. Dios de esperanza
Nuestro Dios no solamente es una fuente de nuestra esperanza, sino que Él es el Dios de
esperanza: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que
abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo (Rom. 1:13). La esperanza de los
cristianos está personificada en Jesús: “Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios
nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza” (1 Tim.1:1).
CONCLUSIÓN: L a esperanza es una de las virtudes del cristiano esencial, junto con la fe y el amor.
La esperanza nos anima a estar llenos de gozo y alegría en los momentos difíciles, teniendo la
certeza de la expectativa de una futura salvación en Cristo. Nos lleva a mirar más allá del presente
y hacia el futuro, nos anima a depender de Dios y a buscar su voluntad en nuestra vida, y es una de
las mayores bendiciones de la salvación. Por eso, es importante que cultivemos la esperanza en
nuestra vida y la confianza en Dios aun cuando enfrentemos dificultades.