Revelaciones - Poemario - Alejandro Gimenez Luna

Sofía, casa editorial
Revelaciones
Poemario
Alejandro Gimenez Luna
Sofía, casa editorial

Editores: Lic. María Cecilia Viola – Lic. Nicolás Rosano
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Agradecimientos
A Cecilia y Nicolás
por el urgente trabajo y
la tolerancia a mi demora.
A mis colegas de la ADEH

por el impulso y la motivación.
A mis hijas Lucía y Helena
y a mi esposa Malena,
por colmar mis días y mis noches,
con inefable e inmarcesible amor,
dedico este poemario.
Alejandro
Índice
Pág.
Poesía como revelación: los niveles del poema ……………….11
Terreno……………….………………..………..……………….21
Caída…………………………….……………………………….35
Escala……………………………...……………………………..53
Revelaciones……………………………………………………..65
Empíreo………………………….………………………………87
Revelaciones – poemario – Alejandro Gimenez Luna
Poesía como revelación:

los niveles del poema
Situado en alguna
nebulosa lejana hago lo que hago,
para que el universal equilibrio de
que soy parte no pierda el equilibrio.
(Antonio Porchia)
En un bosque, un fruto que cae al pie del árbol es

devorado por algún animal que tiempo después
deposita, ya digerida, la semilla en terrenos lejanos
lista para crecer. En el cielo, los astros se mueven
como si se tratara de una danza celeste de
inimaginables dimensiones donde estrellas nacen y
galaxias mueren constantemente. Todo lo que existe
está compuesto por creaciones y destrucciones de
toda índole. El universo se sostiene a partir de un
equilibrio natural, una armonía que resuena como
los acordes de un instrumento primordial. Esta
manera de ver las cosas probablemente parezca una
imagen idílica pero lejos estamos de formar parte de
aquella utópica armonía universal. El ser humano,
fuera de estos ciclos, representa una ruptura del
orden. Con el cuerpo en la tierra y el espíritu en el
cielo, el hombre es un ser intersticial que no
encuentra por completo su lugar en ninguno de
estos dos mundos; no es un animal, ni tampoco un
11
ser divino pero ambos lo habitan. Y como la materia

no alcanza, persigue las ideas.
Una idea, como faro que irrumpe en las tinieblas,
mueve a la acción y nos redime de lo mundano. La
historia da testimonio de ritos sagrados, cantos,
danzas y muchos actos más que no son otra cosa
más que diferentes caminos hacia un mismo punto:
la trascendencia. El hombre ha buscado siempre ir
más allá, a un mundo fuera de lo visible y superior
a lo terrenal. Pero la persecución de las ideas es una
empresa imposible debido a nuestra naturaleza
dual. Un hombre no puede convertirse en una idea
porque la idea es algo acabado, perfecto y nuestra
humanidad apela a una existencia imperfecta.
Elemire Zolla, en su libro Los arquetipos, explica que
“La perfección perfecta, la Unidad, es la tortura de
la imperfección. (…) La suposición de lo que está
colocado arriba trastorna el equilibrio establecido
en un nivel más bajo”. Esto quiere decir que
ninguna persona encontraría su paz si no hasta
hallar lo que hay por encima, lo trascendente pero
sin unirse completamente a eso. Hugo Murena
explica en su libro La metáfora y lo sagrado que
“Cuando el hombre olvida la duplicidad de su
origen, y deja de reflejar cualquiera de los dos
elementos, su existencia se ensombrece, se torna
mortecina. (…) La esencia del Hombre es la
mediación y cuando no media desaparece.”. La
tierra y el cielo conforman por igual lo que somos.
12
Afortunadamente, existe un salvoconducto, un

camino que –si bien no funde la carne con la idea-
nos permite una aproximación a esa trascendencia
anhelada.
La poesía es revelación. Podría bastarnos esa
afirmación pero debemos ahondar en este aspecto
para comprender mejor qué relación hay entre un
conjunto de palabras versificadas y la forma en que
es concebida nuestra realidad. Dijimos que el ser
humano anhela lo trascendente y busca ver qué hay
más allá del mundo que se le presenta a sus ojos.
Todo contacto con la trascendencia arrastra a quien
lo vivencia hacia un inevitable estado de éxtasis,
una experiencia que podríamos clasificar como
metafísica. En ese estado de aproximación, el
mundo de las ideas que mencionara el filósofo se
abre a las sombras y hay quienes vislumbran con
asombro lo que allí habita. Esto es la revelación,
asomarse hacia lo superior, la convivencia de la
lucidez y la posesión. El equilibrio, la Unidad, Dios,
muchos nombres pueden ser usados para nominar
lo innominable, los arquetipos de que alimenta su
arte el poeta. El carácter crucial de todo esto reside
en la cuestión del decir. ¿Qué hacer con esa
aproximación, con ese éxtasis experimentado? El
silencio no es ahora una opción porque el silencio
fue el origen y debe ser el final. Lo que está arriba
ha roto el equilibrio de quien está abajo y para
reestablecer la paz, debe comunicarse lo revelado.
13
Para Pierre Jean Jouve, el poeta es alguien que

conoce, que trasciende y viene a nombrar aquello
que conoce. Por sobre todas las cosas, el poeta es
quien intenta traducir ese conocimiento, ponerlo en
palabras como el sacerdote que interpreta el oráculo
para aquel que busca saber su destino. Aunque en
este caso, se trata de una necesidad. En muchas
historias míticas, la deidad es algo que el cuerpo no
puede soportar, sucumbe ante ella; así, al poeta, le
urge el decir. Pero la herramienta del poeta es el
lenguaje, un arma llena de limitaciones y cargada
con una misión que no podrá cumplir enteramente.
El poema es entonces una tarea paradójica, pues
busca decir algo que es indecible y usa al lenguaje
para romperlo, para forzarlo a ir más allá de sus
capacidades, como lo ha hecho también aquel que
se sometió a la revelación de lo trascendente.
Diferenciemos entonces lo que podrían ser dos
formas del lenguaje: el cotidiano y el poético. El
primero es el que utilizamos constantemente, con
una carga metafórica razonable para el día a día,
con sus giros e hipérboles casi naturales. El
segundo, el lenguaje poético, es un lenguaje
sobremanera fuerte, simbólico, emergente, lleno de
límites rotos; es una tierra donde todo se crea y re
crea constantemente. Por tales características la
poesía resulta ser un desafío en muchos casos para
el lector, porque nada está dicho de forma clara en
una lectura superficial. A veces es necesario leer
14
más de dos veces un poema, pensarlo y esperar.

Hay un camino para el lector como hay uno para el
poeta y ambos transitan las mismas instancias
aunque de forma diferente. Para que estas
instancias queden clarificadas y, buscando con esto
que el poema sea visto de manera más accesible u
ordenada para esos lectores que no se han
encontrado en la poesía, hablaremos de niveles.
Es importante, antes que nada, remarcar que esta
visión de la poesía es una propuesta personal y que
esto fungirá a modo no tanto de exposición
académica sino más bien de humilde manifiesto.
Los niveles del poema son cuatro y pueden ser
ordenados como un conjunto de círculos
concéntricos, siendo el nivel primero -el más bajo o
inferior- el exterior y el nivel cuarto -el más elevado
o superior- el central. Cada uno de estos niveles
posee sus peculiaridades y será identificado por
separado pero en el poema funcionan como un todo
orgánico.
1-Nivel Formal {El cuerpo del poema}
La escolarización de la poesía ha devenido, en la

gran mayoría de los casos, en la tarea de contar
sílabas, versos y estrofas, además de marcar rimas
con colores. Aunque es un parte importante del
conocimiento, creemos que no debe agotarse allí la
enseñanza de este género. El nivel formal tiene que
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ver con todo eso, lo estructural en el poema. La

forma del poema es lo que vemos y lo que oímos de
él. La organización de las palabras y los sonidos no
es algo menor puesto que el carácter estético del
texto reside en gran medida ahí. Sin embargo, una
forma bien cuidada no es garantía de un contenido
excelente. Este nivel es, tal vez, la puerta de entrada
al poema y la instancia donde el ingenio del poeta
puede mostrar su lustre.
2-Nivel del Código {El alma del poema}
Cuando mencionamos el código, en esta

oportunidad, nos referimos al código lingüístico. Es
decir que este nivel contempla al lenguaje y su
utilización. En consonancia con el primer nivel, aquí
las palabras no serán una cuestión azarosa sino casi
estética. El poeta elige cuidadosamente -a veces con
un mayor nivel de conciencia, a veces casi
dejándose llevar por la intuición- las palabras a
colocar en el texto. Se trata de un nivel semántico ya
que se traen a escena los significados y se incluye a
aquellos recursos poéticos que juegan con los
sentidos, como la metáfora, la hipérbole, el
oxímoron, etc. Vale aclarar que los recursos poéticos
pueden ser considerados desvíos del lenguaje que
permiten correr los límites de lo decible para
intentar expresar lo inexpresable. Es hasta esta
instancia donde el poeta tiene un grado mayor de
16
control sobre su creación. Más allá de este nivel,

entran en juego instancias que podríamos
considerar superiores a lo racional.
3-Nivel Simbólico {El espíritu del poema}
Lo simbólico en el poema tendrá que ver tanto

con los símbolos que guarden ciertas palabras o
frases como también con una lectura profunda del
texto y su sentido oculto. El símbolo es un mediador
entre lo trascendente y nuestro mundo. Lo que se
encuentra por encima de la razón o la consciencia es
inefable, supera al lenguaje y sus capacidades, por
eso el símbolo existe. Este nivel está profundamente
conectado con el nivel arquetípico del poema. Si los
arquetipos son las ideas, lo revelado, lo que
trasciende, los símbolos son la antesala a esa esfera,
el lugar donde nuestra mente encontrará un posible
último tramo antes de ingresar en el origen de las
cosas. Si hay una forma de arte con la que se pueda
relacionar a la poesía íntimamente, la pintura o la
imagen es la forma ideal. Así como en un cuadro las
imágenes conforman una idea general traducida de
formal visual, en el poema los símbolos arrastran
hacia nuestro entendimiento gran parte de esa
realidad superior dando esto resultados como, por
ejemplo, un poema en el que se mencione al olivo
como simbolización de la paz o el fuego como
17
símbolo de la renovación, de la purificación. Es

importante remarcar que el terreno de lo simbólico
es complejo y requeriría un estudio más arduo que
lo que podríamos llegar a exponer aquí.
4-Nivel Arquetípico {El Ser}
Más allá de las formas, de las palabras y la tierra

de los símbolos se encuentra el origen del poema, el
ser. Este nivel es, podríamos decir, la revelación
pura. Todo poema transmite, de una u otra manera,
una idea. Anteriormente hablamos de lo metafísico
y lo trascendente, aquello que el poeta ve por un
instante y que busca intuitivamente decir a pesar de
que nunca lo logre por completo; eso reside en el
poema y es su nivel más profundo. El arquetipo del
poema actúa sobre nosotros cuando tras una o más
lecturas algo se modifica en nuestro interior y nos
lleva a meditar sobre las palabras que acabamos
leer, como si hubiéramos atravesado el portal de
ingreso a un misterio que se extingue y nos revela
un conocimiento ininteligible: algo que no podemos
poner en palabras.
Si hablamos de cuerpo, alma, espíritu y ser en el
poema es porque encontramos interesante el
paralelismo que podemos plantear desde esa
perspectiva tomando lo dicho al inicio cuando nos
referimos al ser humano como un ser tanto de la
18
tierra como del cielo. El camino hacia la

trascendencia es el camino que iniciaría el lector
entrando al poema por la forma y transitando todos
los estadios hasta encontrarse con el origen, la idea,
el arquetipo. En el caso del poeta, el recorrido es de
manera inversa, es arrebatado por un conocimiento
que debe trasladar al lenguaje por medio de lo
simbólico y lo estético para así crear el texto poético.
Sea desde la forma hacia la idea o desde la idea
hacia la forma, el poema debe elevarnos y sembrar
en nosotros ansias por saber y conocer más.
Para finalizar, aclaramos que este modelo no
tiene por finalidad dar pie a una multiplicidad de
análisis que diseccionen poemas y fuercen su
contenido para ingresar adecuadamente en rígidas
clasificaciones. Nos mueve el deseo de presentar
una perspectiva que esperamos sea esclarecedora
sobre qué es un poema y, de alguna manera, qué es
la poesía. Esto es una invitación a la lectura y al
cuestionamiento sobre qué es realmente la poesía y
cuánto tiene que ver con lo que leemos.
A.G.L
19
20
Terreno
21
Todo lo que existe
Existe un suspiro
en la ondulación de tu espíritu,
una breve mirada
que me encuentra
desnudo,
con la sangre en la boca
y el alma en la noche.
Existe un abismo
donde la flor abre
la primavera
y la muerte huye
espantada
y la vida rebalsa los ríos.
Existe tu mano,
si los dioses ceden
en su soberbia…
existe tu mano
en mi pecho
y mi causa en tu cauce.
Existe todo
lo que viene a estrellarse
en tu tibieza.
Existe tu voz
en el eco del
silencio infinito,
22
salvando el mundo
que nadie quiere salvar.
Qué suerte que exista

todo lo que existe.
23
Esta noche (la secreta melodía)
Esta noche te amo

y me siento
como al borde
de una promesa.
Veo tu soledad y la mía
abrevarse
en las orillas
de esta costa cálida
que de vez en vez
visitamos.
Y siento
que sos vos
y siento que soy yo
y siento que, cuando
somos nosotros
juntos,
nuestras soledades
son una contra el mundo.
Tal vez, no dure más que
un eterno momento
el beso de tu espíritu,
el tacto de tus ojos
sobre los míos.
Tal vez, no dure
más que un eterno momento,
24
el oído puesto
a la atención
de la secreta melodía
ejecutada
por nuestros cuerpos.
Cuando el fulgor se apague,
estarás allí
y yo estaré
aquí,
sintiéndome
como al borde
de una promesa.
Esta noche te amo
porque te conozco,
porque me conoces
como sólo hoy pueden conocerse
nuestras soledades
y conciliarse
nuestras esperanzas.
25
En la costa de tu nombre
¿Y los deseos de grandeza?

¿Y las pasiones solitarias
de un mortal intocable?
¿Y los ojos imprudentes
que miraban fijo
el vacío
de todo abismo?
Todo se ha agotado
en la costa de tu nombre,
que es ritual.
Sello sacro
en el desierto.
26
Loneliness(***)
Loneliness.
What is it?
If we are
all alone,
there is one
loneliness
for the world.
27
***Soledad
Soledad
¿Qué es?
Si todos
estamos solos,
hay una
soledad
para el mundo.
28
El exilio
Es cierto que desde el exilio todo se ve distinto.
Ha de ser por lo entrañable que resulta todo
visto a la luz de la lejanía, de la soledad y de lo
ajeno. Veo los libros, los papeles escritos, la
cama deshecha, el suelo poblado de basura y de
cenizas de tabaco y también de algún
sahumerio ardido en pos de la creación de un
ambiente calmo. Veo toda mi habitación como
otra, ajena. Veo todo el mundo afuera como
inexistente y hasta pequeño frente a mí. Y es
que el exilio no siempre es externo –sería este el
menos complicado-. El exilio más cruento es el
de la reclusión: un exilio interno.
Es ahí cuando todo se voltea y la noche lo
mantiene a uno insomne y el día viene a tirar
toneladas de cansancio sobre los hombros hasta
29
dejar tendido sobre la cama un cadáver
olvidado que despertará cuando la tarde
culmine.
Desde este exilio entonces es que se ve todo
como una imagen extraña, conocida pero
inquietante, llena de hastío. Pone uno la cara
frente al espejo e indaga los rasgos buscando las
fisuras, las fortalezas, la humanidad y, además,
aquello de cosa que se tiene y es casi inmutable.
Desde este exilio, el interior es inmenso,
inmensamente vacío. Y en el centro de ese vacío
una sola lámpara alumbra tenuemente a un
solo ser que es uno mismo fumando tabaco,
sentado, mirando la oscuridad de afuera –que
parecería ser más clara que la interna- a través
de una ventana.
30
El deseo
El deseo de nombrar
trae consigo
la tortura de la espera.
31
Empiezo a sospechar
Empiezo a sospechar
que todo esto
es más simple.
La implicancia de lo
necesariamente
no dicho,
coincidir
en un bar,
en una cama,
en la palabra,
en una idea.
32
El ave que avanza
El ave que avanza

sondeando el vacío
se mueve en penumbras
cumpliendo el destino,
trazando el camino
del cuerpo, sin voz.
El alma que avanza

sondeando el vacío
se mueve en penumbras
llevando consigo
la idea del dios.
Mi alma no avanza,
detiene el destino
rogando que no haya
lugar done el tiempo
se fuera a acabar.
Confío mi suerte,
mi vida y mi muerte
a un vuelo sin meta
por miedo a llegar
al sitio destino
donde el peregrino
33
ya no avance más.
34
Caída
35
El descenso
Ya dentro de la noche,
mientras me muevo a la velocidad
de los destellos
sin avanzar siquiera un metro…
mientras comienza el descenso,
descubro, redescubro
que mañana no estarás.
36
El truco revelado
El cuerpo
hace propia la derrota.
Los ojos abiertos al vacío,
los brazos cansados
de sostener nada,
las manos soltando
el aire frío,
la boca inútil sin preguntas.
Ya fuera del misterio,

te has vuelto,
todo humano.
Te has vuelto,
frente a
la verdad,
como un niño
frente al truco revelado.
37
La resignación
¿Dónde comienza la resignación?

Será que, tal vez (por supuesto que sí),
comienza en el silencio
de una habitación,
en un espejo,
en un precipicio,
en una respuesta que no llega.
es imposible saberlo
porque no se ve,
porque no se siente
sino hasta que
la sangre cae por entre las cejas
y llega a los labios.
la esperanza abandona
el cuerpo
y pierde por cansancio
o por cordura
Precisamente aquí,
donde nace la pregunta
que intenta explicarla
38
para exterminarla
como ella extermina
el espíritu
del mundo.
Allí donde
se extinguen las fuerzas
y las rodillas rompen la tierra
y la mirada cae
en el cielo.
39
Profecía
sabiendo cómo has de morir.

andarás, forjarás,
el camino hasta el cenit
donde un viento
reclamará tus ojos
con el velo
de la ausencia.
40
Dementia
Mi mente
es
una inagotable
fuente
de torturas
inexistentes.
41
Sopor(*)
¡Dei, venite!
Procul meam animam trahite.
Meam carnem relinquite,
non ministrat amplius.
¡Dei, venite!
¿Ubi renascere possum?
¿Quam linguam dicere debeo

ut mihi adsint?
¡Dei, venite!
Procul meam animam trahite.
Meam carnem mortuam relinquite.
Hodie proficiscam.
Cras, fortassis,
rediam.
Sed non ego ero.
Dei, venite…
Renascere volo.
Lethargum volo.
Dei, venite...
42
Meridiationem mihi date.

Sopor sanatio
ruinosae animae
est.
Aegrotatio meam mentem

Corrupit.
Dementia
meam existentiam
maculavit.
43
*Siesta
¡Dioses, vengan!
Arrastren lejos mi alma.
Dejen mi carne,
no sirve más.
¡Dioses, vengan!
¿Dónde puedo renacer?
¿Qué lengua debo hablar

para que me asistan?
¡Dioses, vengan!
Lleven lejos mi alma.
Dejen mi carne muerta.
Hoy partiré.
Mañana, tal vez,
regrese.
Pero no seré yo.
Dioses, vengan…
Quiero renacer.
Quiero el letargo.
Dioses, vengan…
44
Denme la siesta.
El sueño es la sanación
de un alma arruinada.
La enfermedad mi mente
ha corrompido.
La locura
mi existencia
ha manchado.
45
Ya no
Cúbreme la carne
con la sangre
que ha caído
en el camino
de los hombres
solitarios.
Porque la muerte
está viniendo
y ya no sé
si quiero
verla.
46
El infierno
Yo creo que
el infierno
es una esperanza
y el dolor
purga la pena
a través
de la carne.
47
Otra vez
Otra vez
ver el aire
condensar
y las paredes
asomar
sobre el cuerpo.
Otra vez
asfixiarse
y dormir
la luz.
Otra vez
enfrentar
mi rostro
contra mí
y escuchar
mi propia voz
claudicar.
Otra vez
todo
pero con el peso
de ya conocer
lo que vendrá
48
por mí.
Otra vez
tragar la sangre
y no escupir,
cerrar los ojos,
juntar los dientes
y seguir.
49
The way
Before
this all
my soul
was just
a light
that never
saw
the dark.
Before
this time
of endings
I used to say
“I try, you see,
I try to be
a man of waitings”.
The sounds
are coming;
the moon,
ascending;
the world,
sleeping;
and I’m
an ocean of
50
misunderstandings.
Give me now
the way
that take me
to the clean day.
Let me know
what should I say
to get the peace
of a clean day,
to end
with this…
to end.
51
A cero
Ahora,
cuando todos
los templos
han sido
desmentidos,
cuando el dios
no es más que
una estrella
danzando en
el cielo,
cuando todos
los mitos
han retornado
a cero…
¿Qué se cree?
y
¿Qué se crea?
52
Escala
53
La noche del desierto
has quebrantado tu espejo

y con tu imagen
te apareces
frente a mí
en mi hora
más oscura
y tu imagen
se aparece
frente a mí
en la noche
del desierto
has quebrantado tu espejo
y su imagen
aparece ante ti
y se escapa
y tu tacto
se desliza
por los lados
de la noche
54
Espera
Estos días son de espera.

Y la espera es un bosque
sin claros ni ríos,
ni un solo sonido,
ni paz.
Esta vida es de espera,

de hombre perdido,
de velo y misterio,
materia y silencio,
de vuelo fugaz.
Esta espera es eterna,

tan densa y obscura
que pierde el sentido
al final.
Tus manos en tierra,

se aferran al suelo,
tu alma hacia el cielo,
tu espíritu atrás.
55
El imperio del tiempo
Los días
se suceden
uno tras otro
como una larga estirpe
de horas,
como un reino finito
de siempre.
¿Cómo nombrar
lo que está fuera
del imperio
del tiempo?
56
Agua y piedra
Cercado por secretos,

palabras, arena,
piedra y agua (agua y piedra),
¿Qué harás
cuando tu lengua
–fuego helado y puño abierto-
cercene las partes de tu cuerpo
como a llama
que se extingue,
como un viento
que divide
al vivo de los muertos?
57
Cuando tu dios se agote
cuando tu dios se agote

y, como abrazo eterno,
te cubra el cielo
el rumor de la noche,
¿Dónde,
con desesperanza,
te esconderás
para abrirte
el pecho
y regar el suelo
con la sangre
de tus preguntas?
cuando tu dios se agote,
¿Qué silencio colmará
el compás
de tu memoria?
cuando ya no haya altares,
¿Ante quién,
ante qué,
hincarás tu alma?
58
Todo el tiempo
caminar la noche
es abrazarse a uno mismo,
es creer
que el calor del cuerpo
es el único
del universo...
ver las sombras
y olvidar
que, detrás,
algo alumbra.
todo el tiempo
que los hombres
han usado
no existe.
nadie diga
nada más...
un nacer
y un morir.
Y en el centro,
los latidos
que han colmado
el vacío.
59
La muerte
La muerte que duele

es la que se vive,
no la que se muere.
60
Al final
Entre escombros,
entre noches,
entre golpes
que aún rompen
e inflaman,
ganará el que sepa
reconocer
que todo se ha perdido
y emprender
el lento camino
de la construcción.
61
The void
Jump
to the void,
brave man.
Don't stay
behind the shadow
of man you say
you were before
the day has closed
itself.
A sound
of crying
breaks the spears
for no one else
but you.
Don't stay.
there is a song
to hear
for every soul.
Don't stay
in silence
until your time
62
to see and hear

comes.
To speak
is just
the step
before
to stay
in silence.
So now
you must to pray,
you must to claim,
you must to be
the bravest man.
The peace
will come.
The balance,
no one
can break.
63
64
Revelaciones
65
La enfermedad del hombre
La enfermedad
del hombre
es querer
(desear).
Y el hombre
que no quiere
no es hombre.
Y el hombre es
la enfermedad.
66
Nada
Nada es
suficiente.
El alma,
la carne,
las voluntades.
La copa siempre crece,
la sed no acaba,
se extiende
como el abismo.
El deseo se corrompe.
Y el sueño,
cegador,
se vuelve fantasía,
vicio,
infierno.
Todo es suficiente.
Nadie obtiene todo.
Y todo es,
al final,
el abismo
que se expande.
67
Quién eres
Y de repente,
una noche,
escribes
tu nombre
y, aun así,
sigues
preguntándote
quién eres.
68
El vacío
Todos,
incluso
aquellos
que en el silencio
han encontrado
su reino,
hablan…
dicen.
Los muertos,
en las miradas vivas;
los desesperados,
con lenguas enfermas;
los escépticos,
con una fe
secreta…
dicen
sus plegarias
al vacío
que poco a poco
69
van llenando.
¿Y quién vendrá
a recoger
tus palabras
antes de que
tu propia voz
las borre?
70
La imagen del dios
Veintitrés años de aguas

cayendo
y narcóticos vapores
empañando el cristal.
Y la imagen del dios
era la mía,
y su carne
mi alma contenía,
y su voz, mi eco
-y no he respondido
ninguna
de mis plegarias
por no saber
escuchar-,
y su mente,
mi fuente.
Veintitrés años de tierra seca

esperando, sin saberlo,
que mi propia mano
labre el tiempo
y extirpe
la muerte
como una hoz
de acero.
71
Y las mujeres que han

pasado
se esfumaron,
se secaron en mi coto
y, consumido
en ellas,
me perdí en la noche.
Veintitrés años de fuego quemante

amansado por el arte
de vivir cegado
por las sombras.
Y la divinidad
me ha quedado
tan lejos
que cada metro es
un universo
y cada duda es
una estrella hirviente
de agonía
impaciente.
Veintitrés años de este aire mío,

mi aire impuro,
denso y negro éter
72
que se pega a mis pulmones

sólo para retenerme
y que mi sien
el suelo pruebe.
Veintitrés años de ser hombre,

de ser nada,
de vivir buscando,
cuestionando,
sumergiéndome
en miradas
para verme
en otros ojos
y encontrar allí
un alma
que es la mía,
que ahora clama
que me aviente
sin temor,
disuelto,
hacia el día,
hacia el alba.
73
Tras la máscara
Tras la máscara,
el rostro;
tras el rostro,
el nombre;
tras el nombre,
el secreto;
tras el velo
del secreto,
la mirada
del oculto y nuevo
hombre.
74
Sueño
Soñé
que todas
las almas
me habitaban
y yo en ellas
habitaba.
soñé que
mi nombre
secreto
me era revelado
como silencio.
que el tiempo
se exiliaba
de mi cuerpo.
75
La luz
Una vez
que el sol,
rendido, cae
en su reposo,
los edificios
se esconden,
se deshacen
de lo visible.
Una vez
que las calles
son pobladas
por los fulgores
artificiales,
el cielo aparece
porque no se ve.
La luz, de noche,
también oculta.
76
Cosmos
incluso
la hoja
que, recorriendo
un invisible
caduceo,
toca el suelo
es el cosmos.
77
El dios
El dios
exige
el sacrificio
del hombre
que exige
el servicio
del dios.
78
Al pie de un altar en las ruinas de un

templo
Sé
que digo
en vano…
Porque no alcanza.
¿Por qué no alcanza?
Por el tiempo,
por la carne,
por el sueño
que desgasta,
porque no sé.
Sé
que no
digo
en vano…
que detrás
del algoritmo
se ordenan
los misterios,
que el ritual
79
del sacrificio
es,
a diario,
en mis palabras
recreado.
Sé qué digo
y sé qué callo
porque sin decir

estoy diciendo,
porque sin callar
estoy callando,
porque el punto
entre lo sacro
y lo terreno
es el trazo
de lo humano.
¿Puede algo,
realmente,
ser secreto?
Un idiota,
en su ceguera,
quiere el todo
80
entre sus manos.
El sonido
del silencio
en las ruinas,
como trueno,
aturde,
como velo,
cubre
lo que alguna vez
fue revelado.
81
Descubrirse
Piénsese hombre.
Piénsese muerto.
Intente
por un instante
pensarse
realmente
muerto,
inexistente.
Ahora piénsese
un dios…
eterno,
imborrable
del universo.
Sépase,
ahora sí,
un dios
eterno
habitando
en un cuerpo.
82
El nombre secreto
En el ocaso
y sus tinieblas,
en el misterio
y las preguntas,
en los deseos
que la penumbra
suelta dispersos
sobre la oscura
y desolada
calma funesta.
En las esperas
donde retumban
todas las voces,
frente a ese muro
al que se enfrentan
todos los hombres
con una búsqueda.
En la palabra
y en el silencio,
en la mirada
hacia el vacío,
en los albores
y en el destino
83
que nadie quiere

tomar por cierto.
En la filosa
sed del desierto
donde el castigo
pierde el sentido
y la locura
gana el terreno.
En la mañana
que entibia huesos,
que corre inmensa
desde los cielos.
En la tranquila
calma del día
donde el espíritu
vuelve a su centro.
Quien sepa el nombre,

el verdadero
nombre del mundo
-aquel secreto-
nunca tendrá
dentro del pecho
temor de verse
84
solo y perdido,
temor de ser
no más que un muerto,
un apartado
de su camino.
85
86
Empíreo
87
La última oscuridad
Ya sin palabras,
la oscuridad
de la noche
me encierra.
Un ave canta
aferrada al muro…
el sol se acerca.
88
La marcha de los días
Cansado de la marcha de los días,

tu yo se vuelve nada, se destroza.
Destino ineludible en cada cosa:
insomnio, donde antes te dormías.
Un fin hay para todo lo que empieza.

Y el agua en donde beben tus preguntas,
hirviente manantial, rompe las puntas
del hilo que amarra todas tus piezas.
Rendida, tu existencia puesta en duda,

vacía, deja ya tu boca muda.
No hay carne, ni espíritu o coraje.
El muro marca límites humanos,

la idea te hace divinas las manos
y se desprende el ser de su ropaje.
89
Recuperar el sueño
Dejando la noche atrás,

salido de ella,
cuando el sol
torna rosa áureo
las cortinas,
tu boca
se vuelve profética,
tu palabra
se vuelve sentencia,
tu carne
se duerme
y tu alma
vuela
para recuperar
el sueño.
90
The breath of the gods(**)
The breath of the gods,

the rise of the day,
and so it is
how time begins,
how all reveals
itself.
Does climb your soul,

throuth fire and earth,
the lastest wall?
You are from the sky,

you are from the earth.
Just in the middle,
your universe.
91
**El aliento de los dioses
El aliento de los dioses,

el ascenso del día,
y así es
como el tiempo inicia,
como todo se revela.
¿Escala tu alma,
entre el fuego y el aire,
la última muralla?
Eres de la tierra,
eres del cielo.
Justo en el medio,
tu universo.
92
Anagnórisis
Al final,
todo es inefable.
93

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Sofía, casa editorial

Alejandro Gimenez Luna

Sofía, casa editorial

Contacto con la editorial: sofiacasaeditoriales@gmail.com

Contacto con el autor:

A mis colegas de la ADEH

Poesía como revelación: los niveles del poema ……………….11

Poesía como revelación:

En un bosque, un fruto que cae al pie del árbol es

ser divino pero ambos lo habitan. Y como la materia

Afortunadamente, existe un salvoconducto, un

Para Pierre Jean Jouve, el poeta es alguien que

más de dos veces un poema, pensarlo y esperar.

1-Nivel Formal {El cuerpo del poema}

La escolarización de la poesía ha devenido, en la

ver con todo eso, lo estructural en el poema. La

2-Nivel del Código {El alma del poema}

Cuando mencionamos el código, en esta

control sobre su creación. Más allá de este nivel,

3-Nivel Simbólico {El espíritu del poema}

Lo simbólico en el poema tendrá que ver tanto

símbolo de la renovación, de la purificación. Es

4-Nivel Arquetípico {El Ser}

Más allá de las formas, de las palabras y la tierra

tierra como del cielo. El camino hacia la

Todo lo que existe

Qué suerte que exista

Esta noche (la secreta melodía)

Esta noche te amo

¿Y los deseos de grandeza?

Es cierto que desde el exilio todo se ve distinto.

Ha de ser por lo entrañable que resulta todo

visto a la luz de la lejanía, de la soledad y de lo

ajeno. Veo los libros, los papeles escritos, la

cama deshecha, el suelo poblado de basura y de

cenizas de tabaco y también de algún

sahumerio ardido en pos de la creación de un

ambiente calmo. Veo toda mi habitación como

otra, ajena. Veo todo el mundo afuera como

inexistente y hasta pequeño frente a mí. Y es

que el exilio no siempre es externo –sería este el

menos complicado-. El exilio más cruento es el

de la reclusión: un exilio interno.

Es ahí cuando todo se voltea y la noche lo

mantiene a uno insomne y el día viene a tirar

toneladas de cansancio sobre los hombros hasta

dejar tendido sobre la cama un cadáver

olvidado que despertará cuando la tarde

Desde este exilio entonces es que se ve todo

como una imagen extraña, conocida pero

inquietante, llena de hastío. Pone uno la cara

frente al espejo e indaga los rasgos buscando las

fisuras, las fortalezas, la humanidad y, además,

aquello de cosa que se tiene y es casi inmutable.

Desde este exilio, el interior es inmenso,

inmensamente vacío. Y en el centro de ese vacío

una sola lámpara alumbra tenuemente a un

solo ser que es uno mismo fumando tabaco,

sentado, mirando la oscuridad de afuera –que