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Santa Clara de Montefalco

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17 DE AGOSTO:

SANTA CLARA DE LA CRUZ DE MONTEFALCO,


VIRGEN, Fiesta

Clara nació en Montefalco, Perusa (Italia), en 1268. Ingresó a los seis años en un reclusorio situado
a extramuros de su ciudad natal, en el que vivía con gran austeridad su hermana Juana con
algunas compañeras. En 1290 el reclusorio se convirtió en convento bajo la regla de san Agustín, y
Clara hizo su profesión religiosa con el nombre de Clara de la Cruz. A la muerte de Juana (22 de
noviembre de 1291), fue elegida abadesa del convento, cargo que desempeñó hasta su muerte,
acaecida el 17 deagosto de 1308. La espiritualidad de Clara gira toda ella en torno a la pasión de
Cristo y a la cruz. Los últimos días de su vida repetía que llevaba la cruz de Cristo impresa en su
corazón.

LITURGIA AGUSTINIANA DE LAS HORAS

VÍSPERAS

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio.


R/. Señor, date prisa en socorrerme.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

En el claustral retiro, Clara de Montefalco,


humilde y pobre, eres la esposa del Señor;
y a tu Señor le pides
por los que a Dios ignoran,
y por los que le aman para que reine Dios.
Y tan hondo es tu anhelo
de conocer a Cristo,
que es tu vida hacia Cristo una pura ascensión;
y el buen olor de Cristo
que exhalan tus virtudes
es ejemplo a las almas, de castidad y amor.
Gloria al Padre sea dada,
que un ejemplar dichoso
de todas las virtudes con tu vida nos dio;
y al Hijo y al Espíritu, que en ti nos señalaron
el camino ascendente para llegar a Dios. Amén.
SALMODIA

Los salmos y el cántico, del Común de vírgenes.

Ant. 1. El que quiera venirse conmigo, tome su cruz y me siga.

Salmo 121

La ciudad santa de Jerusalén Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del
cielo. (Hb 12,22)

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus
umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de
justicia, en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.» Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo.» Por la
casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1. El que quiera venirse conmigo, tome su cruz y me siga.

Ant. 2. No tengo miedo, porque llevo en mi corazón la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

Salmo 126 El esfuerzo humano es inútil sin Dios Sois edificio de Dios. (1 Co 3, 9)

Si el Señor no construye la casa,


en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2. No tengo miedo, porque llevo en mi corazón la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

Ant. 3. Fue esculpido en el corazón el que fue clavado en la cruz por nosotros.

Cántico Ef 1, 3-10 El Dios salvador

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,


que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo, para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3. Fue esculpido en el corazón el que fue clavado en la cruz por nosotros.

LECTURA BREVE Flp 3, 17-18. 20-21

Hermanos: Seguid mi ejemplo y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en mí.
Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos
que andan como enemigos de la cruz de Jesucristo. Nosotros, por el contrario, somos
ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará
nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa, con esa energía que
posee para sometérselo todo.

RESPONSORIO
V/. La cruz de nuestro Señor Jesucristo crucificado *es mi única gloria.
R/. La cruz de nuestro Señor Jesucristo crucificado es mi única gloria.
V/. La llevo grabada en mi corazón.
R/. Es mi única gloria.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. La cruz de nuestro Señor Jesucristo crucificado es mi única gloria.

MAGNIFICAT

Ant. Ven, esposa de Cristo, porque el Señor Jesús te ha preparado las bodas eternas.

Magníficat (Lc 1, 46–55) Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,


se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ven, esposa de Cristo, porque el Señor Jesús te ha preparado las bodas eternas.

PRECES

R/. A Cristo, que quiere que seamos santos, roguémosle diciendo:


V/. Salva, Señor, a los que redimiste en la cruz.
Cristo Señor, cabeza del cuerpo místico, del que somos miembros,
— concede siempre paz y unidad a tu esposa, la Iglesia.
Cristo Señor, por cuya sangre hemos sido curados de las llagas del pecado,
— haz que, por intercesión de santa Clara, meditando frecuentemente tu pasión,
lleguemos a la esperanza de la resurrección.
Cristo Señor, cuya muerte fue nuestra vida,
— da a los no creyentes la luz de la fe y a los pecadores una sincera conversión.
Cristo Señor, vid de la que nosotros somos los sarmientos,
— danos producir frutos de verdadera penitencia.
Cristo Señor, que apareciste débil y pobre para que nosotros fuésemos fuertes y ricos,
— te rogamos que des prudencia a los que gobiernan, salud a los enfermos, consuelo a
los afligidos y ayuda a los necesitados.
Cristo Señor, que no quieres que nadie perezca,
— concede el gozo eterno a nuestros hermanos y bienhechores difuntos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

R/. Padre nuestro…

ORACIÓN

R/. Oh Dios, que renovaste continuamente la vida de santa Clara, virgen, con la meditación de
la pasión de tu Hijo, concédenos que, siguiendo su ejemplo, podamos renovar constantemente
tu imagen en nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo…
V/. Amén

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