PTS - Estabilidad Estructural
PTS - Estabilidad Estructural
PTS - Estabilidad Estructural
PROCEDIMIENTO
ESTABILIDAD
ESTRUCTURAL (APEOS,
ENTIBACIONES)
PROCEDIMIENTO ESTABILIDAD ESTRUCTURAL
Índice
1. INTRODUCCION 2
2. OBJETO 4
3. ÁMBITO DE APLICACIÓN 4
4. PROCEDIMIENTO 4
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1. INTRODUCCIÓN
La estabilidad estructural de una edificación puede verse afectada, pudiendo llegar a
alcanzar el estado de ruina, debido a diversas causas. Entre ellas mencionamos:
Errores en el cálculo de la estructura
Elección de una cimentación no acorde con las características del terreno (estudio
geotécnico)
Falta de conservación, o conservación inadecuada
Obras de reforma mal diseñadas o estudiadas.
Cambio de uso del edificio.
Por causas naturales.
En otras ocasiones, la lesión se presenta por la existencia de obras de excavación en
un terreno próximo. La extracción o remoción de material de éste, durante las tareas
de vaciado, altera la estructura de las capas del terreno, así como su equilibrio
estático apareciendo empujes activos que al generar la aparición de nuevos esfuerzos
llegan a comprometer la estabilidad del edificio. Éstos se transmitirán al edificio
objeto de nuestra intervención.
Otros factores asociados al terreno que afecten a la estabilidad estructural pueden ser:
Cambio en breve período de tiempo del contenido en humedad de un terreno,
debido a causas climatológicas, roturas de canalizaciones, etc.
Distribución irregular de cargas tanto estáticas como dinámicas (generalmente
vehículos, o remoción de terreno) en el entorno más inmediato de la excavación.
Errores de cálculo en la consistencia del terreno.
Tenemos por tanto definidas, entre nuestras funciones la realización de acciones
encaminadas a estabilizar los elementos en situación de equilibrio inestable y precario
con riesgo de colapso, cuando se dé al menos alguna de las siguientes circunstancias:
Salvaguarda de vidas humanas en peligro, reduciendo el riesgo siempre que la
mera delimitación de este no sea suficiente para alcanzar aquel objetivo.
Necesidad de evacuación y desalojo de los usuarios en condiciones mínimas de
seguridad
Impedir la propagación de la patología a otras edificaciones o elementos que se
vean sometidos a cargas anormales (evitar el efecto dominó).
Eliminación o disminución de la causa de la inestabilidad, siempre que esté al
alcance de los medios humanos y materiales accesibles al Servicio, y no se
comprometa la seguridad del personal interviniente.
PROCEDIMIENTO ESTABILIDAD ESTRUCTURAL
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2. OBJETO
El presente procedimiento definirá las medidas generales de organización y métodos
de intervención para el desarrollo de manera segura de las labores de estabilización
de elementos constructivos en situación de equilibrio precario o en riesgo de colapso
inminente.
3. ÁMBITO DE APLICACIÓN
El presente procedimiento será de aplicación a todos los trabajos relacionados con el
personal operativo en el desarrollo de sus funciones.
Se intervendrá en general cuando exista riesgo para las personas que no pueda ser
eliminado con la evacuación del edificio, cuando haya posibilidad de propagación del
riesgo. Asimismo, servirá de guía en la elaboración de actuaciones conjuntas con
otros organismos, así como en labores de coordinación en el desarrollo de las propias
intervenciones.
4. PROCEDIMIENTO
4.1. RECEPCIÓN DEL AVISO
El teléfono de emergencias nos reportará información básica como la localidad y
dirección del solicitante. Sería necesaria más información para valorar correctamente
la intervención.
Con el objetivo de estimar los medios iniciales humanos y materiales, así como los
principales riesgos previsibles, se deberá recabar más información y datos sobre:
Personas afectadas (crítica en el caso de una entibación, que es casi la que
siempre justifica la actuación del Servicio de Bomberos en esta tipología de
actuación).
Actuación sobre rasante o bajo rasante.
Servicios de agua y energía afectados.
Vías públicas comprometidas.
Dimensiones aproximadas de la patología:
En caso de sobre rasante, número de dependencias afectadas.
En caso de entibación, profundidad de la zanja, pozo o excavación.
Para desprendimientos en fachadas, altura aproximada de la ubicación del
elemento en peligro, para poder determinar la necesidad o conveniencia del uso
de vehículos de altura.
PROCEDIMIENTO ESTABILIDAD ESTRUCTURAL
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El lugar donde hubiera que ejecutarlo.
PROCEDIMIENTO ESTABILIDAD ESTRUCTURAL
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ejemplo
A fibras y partículas de elementos de construcción (tratamiento de cristales, por
ejemplo)
Químicos: Derivados de:
Gases y vapores embolsados por roturas de instalaciones de conducción o
almacenamiento
PROCEDIMIENTO ESTABILIDAD ESTRUCTURAL
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Resulta por tanto necesario velar permanentemente por la seguridad en la zona de
operaciones, como principio básico de seguridad incidiendo en el estado de las
instalaciones de suministro, elementos inestables, manifestaciones y evolución de los
signos y síntomas de la lesión.
4.4.2. ZONIFICACIÓN
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En este tipo de intervenciones puede no contemplarse la existencia de la zona de
socorro (normalmente situadas una a continuación de otra), ya que la longitud de la
zona logística suele permitir un rápido traslado de las víctimas a zona segura fuera de
la zona de influencia de la emergencia., ruidos, polvo, maquinaria en movimiento, …
El personal externo, curiosos, etc., debe permanecer fuera de una línea de
acordonamiento que se establezca a tal fin para impedir que interfieran en los
trabajos.
4.4.3. MEDIDAS DE SEGURIDAD ASOCIADAS LA UBICACIÓN DE LOS VEHÍCULOS:
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4.4.4. MEDIDAS DE SEGURIDAD DURANTE LAS OPERACIONES:
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técnicas de corte y/o perforaciones limpias (evitando la proyección y caída de
fragmentos sobre la víctima y el rescatador que esté junto a él.)
Como norma general, no utilizar motores de explosión dentro de las excavaciones mal
ventiladas.
En este último caso, valorar el empleo de medios de extracción de gases.
En general las entibaciones o parte de éstas se quitarán sólo cuando dejen de ser
necesarias y por franjas horizontales, comenzando por la parte inferior del corte.
En zanjas de profundidad mayor de 1,30 m., siempre que haya bomberos
trabajando en su interior, se mantendrá un equipo SOS para actuar en caso de
emergencia.
En una zona próxima se dispondrá de un acopio mínimo de material y
herramientas para su empleo solo en caso de ser requerido para actuación
inmediata (cuñas, puntales, tablones, escalera, barra de uña, etc.). Este material
no debe emplearse para la entibación.
La disposición y el tipo de entibación de los tablones se determinará en función
del tipo de terreno: Ligera, semicuajada y cuajada.
La longitud máxima de tablones, distancia entre codales con sus apoyos
respectivos, … será establecida por el mando en función de diversos parámetros
(grosor del cabecero, empuje de terreno, tipo de entibación y de terreno (se
recomienda el empleo de las tablas recogidas por el INSHT) en su NTP 278.
Los codales (puntales horizontales) deben formar ángulo recto con los mismos, de
forma que se minimicen las tensiones verticales sobre los paneles.
La presión sobre los codales aumenta con la profundidad, por tanto, cuanto más
profunda sea la zanja, mayor presión tendrán que soportar los codales de la parte
más baja de la entibación.
El personal interviniente que se encuentre en zonas donde exista riesgo de caídas
deberá tomar las medidas de seguridad adecuadas.
Incidir en la posibilidad de vibraciones del terreno, debido a tráfico rodado,
maquinaria de obra o cualquier otra circunstancia, que pudiera afectar a la
estabilidad del terreno.
En intervenciones con acumulación de conos de escombros por colapso
estructural, se realizarán técnicas de trinchera, como si de una entibación se
tratara, para ir penetrando protegiendo a los bomberos de posibles
desprendimientos sobre nivel de trabajo.
Este tipo de intervenciones conlleva un gran desgaste físico por lo que el personal
interviniente debe dividirse y estructurarse de manera que se ejecute un ciclo de
relevos efectivo. Este control de relevos llevará implícito el control del número de
personas que se encuentren en la zona de intervención. Por motivos de seguridad, el
número de integrantes del grupo de rescate también será el mínimo indispensable, en
número no inferior a dos, dependiendo del espacio disponible y del acceso efectivo a
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las vías de escape. Los relevos se harán en períodos de tiempo lo más corto posible
para que sean efectivos, de forma que trabajen con la máxima intensidad:
Se comenzará por los trabajos de rescate de las personas que se encuentren en
superficie o semienterradas de fácil rescate.
Los trabajos de desescombro deben coordinarse con los de apuntalamiento y
entibación para minimizar el riesgo de nuevos derrumbes.
Habrá un efectivo dedicado expresamente a evaluar permanentemente la
estabilidad del terreno y avisar de posibles nuevos derrumbes, cuya función
principal es dar la voz de alarma para proceder a la inmediata evacuación.
Consiguientemente, todo el resto del personal operativo debe guardar el mayor
silencio posible, sólo interrumpido por estrictas y necesarias órdenes, consignas o
alarmas.
Una vez localizada la víctima enterrada, la prioridad es facilitar su respiración.
Para ello puede ser necesario abrir las vías respiratorias, proporcionar aire fresco
a la víctima a través de un conducto y/o aliviar la presión ejercida sobre el tórax.
Para ello se retirará el material procedente del hundimiento de cabeza y tórax. Se
puede proteger a la víctima colocándole una estructura circular (tubo) de gran
diámetro de forma que ésta contenga otros desprendimientos.
Como medida adicional de seguridad para este caso en concreto, el personal
interviniente que esté participando directamente en el recate debe llevar una
cuerda de seguridad, estableciendo una línea de vida.
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Obra Civil, en lugares sin construcciones
delicadas en su entorno, para determinar la
presión del terreno.
Se optará por una entibación semicuajada, (50 %
aproximadamente de cobertura de la superficie de los paramentos verticales del
terreno, en terreno de cohesión media y no saturados de agua).
Se elegirá una ligera fabricada con codales y largueros, cuando el terreno presente
un alto grado de cohesión, lo que implica un alto grado de rozamiento.
A la hora de proceder a su montaje, podemos introducir la estructura ya montada,
(cajón con planchas y codales previamente conformados), en la superficie (método
“Pronto”) o bien introducir pieza a pieza en la zanja y proceder a su montaje “in situ”
(método Quillery). Este último método está limitado a zanjas cuya profundidad no
exceda de 3,50m y tengan buena cohesión.
Finalmente, referir las recomendaciones de la NTP 278 del INSHT para decidir qué
tipo de entibación emplear, que se resume en la tabla siguiente:
TIPO SOLICITACIÓN PROFUNDIDAD DEL CORTE EN (m)
TERRENO
<1, 1,30 - 2,00 - 2,50 >2,
Coherent 30 2,00 50
e Sin solicitación No necesaria en Ligera Semicuajada Cuajada
general
Solicitación de vial Ligera Semicuajada Cuajada Cuajada
Solicitación de Cuajada Cuajada Cuajada Cuajada
cimentación
Suelto Indistintamente Cuajada Cuajada Cuajada Cuajada
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Apeo es la realización de armazones o fábricas con la que se sostiene el todo o una
parte de un edificio, construcción o terreno. Se diferencia en que el apuntalamiento
suele realizarse con mayor urgencia que un apeo y que éste último forma parte
normalmente de los diferentes procesos constructivos.
Podemos definir apuntalamiento como la acción de colocar puntales, que son
elementos verticales cuya función es la de soportar las cargas, trasmitiéndolas al
durmiente, o pieza horizontal situada en la base de este.
Durante su realización, además de los riesgos genéricos señalados anteriormente
debemos mencionar algunos asociados al empleo de puntales como pueden ser:
caída de puntales sobre personas y/o bienes en las operaciones de elevación, carga
y descarga, en las operaciones de almacenamiento, golpes por objetos durante el
montaje o desmontaje del puntal, atrapamiento de las manos en la descarga del
puntal, lesiones y cortes en las manos con la tuerca del puntal, sobreesfuerzos en
la manipulación manual de los puntales,…
Deberán considerarse, además de las recogidas en los apartados anteriores, las
siguientes condiciones generales de seguridad:
Delimitación de las áreas de riesgo, diferenciando claramente el área de
intervención (zona caliente), balizando la zona con cintas y/o vallas.
La zona de intervención incluirá la zona de puesta en obra de los apuntalamientos.
En la zona de socorro y apoyo se dispondrá de un área de acopio de material y
herramientas, que se complementará con un espacio para el corte y montaje de
los elementos constitutivos del apeo.
No se realizarán trabajos de corte, clavado o preparación de los elementos del
apeo dentro de la zona de puesta en obra
Verificar las condiciones de las instalaciones de energía existentes, tales como
gas o eléctricas. En caso de ser necesarias, anularlas
Comprobar las instalaciones de conducción de agua y de saneamiento. En caso
de que pudieran ser afectadas por el apuntalamiento, proceder a su corte
Señalización y protección de los posibles huecos donde pudieran producirse caídas a
distinto nivel.
Prestar atención a los posibles ruidos (crujidos), vibraciones o desprendimientos de
material
Identificar posibles vías de escape, manteniéndolas expeditas y libres de
materiales durante las labores de apuntalamiento y apeo.
Las condiciones específicas de seguridad del propio apuntalamiento serán:
Los diseños de ejecución deben ser lo más sencillo posible, teniendo en cuenta
para ello las cargas que deben soportar, la gravedad de las lesiones existentes,
el espacio geométrico y de trabajo que dispongamos, los accesos hasta los
lugares donde se deben realizar y el tiempo disponible para ejecutarlos
El apuntalamiento debe ser “neutro”, es decir, no debe ejecutarse con un
excesivo apriete o acuñado de las piezas ya que podrían generase tensiones más
graves que las que se intentan corregir, ni tampoco debe quedar “suelto”.
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Los apuntalamientos para transmitir cargas verticales deben guardar cierto
paralelismo y continuidad entre los diferentes niveles de la edificación hasta llegar
a la cimentación o planta baja, para poder guardar una correcta transmisión de
cargas y no se produzcan variaciones imprevistas de esfuerzos y momentos o
incluso cizalladuras o deformaciones.
Es muy aconsejable disponer de elementos que faciliten la puesta en carga del
conjunto (sopandas, durmientes, etc.) y su estabilidad, rigidez y arriostramientos
(cruces de San Andrés, codales…)
Una vez realizado el apuntalamiento, y en caso de que vaya a quedar como
permanente, deben colocarse testigos para averiguar si con posterioridad se ha
producido algún tipo de movimiento o lesión que requiera la adopción de nuevas
medidas
En caso de revisión de un apeo previamente realizado, deben verificarse la
evolución de los testigos y lesiones, así como el grado de progresión de las
mismas
Verificar que los puntales quedan en posición vertical, comprobando que están
completamente aplomados
Evitar los desplazamientos de los elementos colocados, utilizando para ellos, cuñas,
bridas, riostras.
La permanencia en la zona de trabajo se reducirá al mínimo imprescindible, de
forma que no se encuentre en la misma ningún efectivo sin estar realizando una
labor concreta.
En la interfase entre la zona de intervención y apoyo, pero dentro de ésta última,
se dispondrá personal, preferentemente un mando, para supervisar las tareas
dentro de la zona de intervención.
Deberán prestarse atención a la distribución de caras por puntal, así como a
posibles desplazamientos horizontales por causas como: mal arriostramiento,
puntales mal aplomados, puntales sometidos a esfuerzos laterales de origen
diverso, puntales instalados sobre superficies inestables.
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La zona de montaje del apeo es donde se fabricará el mismo.
El área de trabajo o ejecución del apuntalamiento es la zona donde se
procede a la colocación del apeo.
Describir de los trabajos concretos para la realización del apuntalamiento (croquis).
Tomar medidas de elementos horizontales y verticales.
Presentar sobre el terreno los elementos horizontales (sopandas)
Unir a los elementos verticales (puntales, tablones, ...).
Colocación de los elementos verticales, comenzando siempre que sea posible por
los extremos y manteniendo un hueco de paso en el centro para permitir el resto
del montaje.
Ajustar y comprobar la nivelación de los elementos verticales.
Fijar los elementos verticales a los durmientes con el objetivo de fijar el apeo.
En el caso de apeos de un edificio de varias plantas, siempre se empezará desde la
planta baja hasta la planta superior afectada. En ningún caso, se dejará de
apuntalar una planta inferior a la superior afectada, para minimizar el riesgo de
derrumbe.
Esta clase de apuntalamiento suele realizarse cuando el número de huecos que hay
que realizar no es excesivamente numeroso. Puede realizarse utilizando madera,
puntales metálicos o ladrillos. Además de las medidas genéricas ya tratadas, la
secuencia a seguir será la descrita a continuación:
Inspección del elemento que hay que apuntalar y delimitación de la zona de trabajo
Toma de las medidas para dimensionar los elementos del apeo
Preparación de los elementos de soporte (corte de tablones, ajuste de puntales,
…), siempre siendo conservadores en las dimensiones de los mismo, lo que
significa que es preferible un pequeño exceso de longitud, que posteriormente se
ajustará, que dejar los elementos algo cortos, lo que los inutilizaría.
Corte de los durmientes
Fabricación de elementos principales
Ajuste de la estructura al hueco, intentando que la superficie de contacto entre la
estructura y la zona arqueada sea la máxima posible
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Inspección y delimitación de la zona de trabajo
Decisión del acodalamiento que va a construirse (compuesto o doble, simple en
conjunto). Normalmente se emplea madera, pero en casos de que el apeo a
realizar no sea excesivamente grande y la distancia entre fachadas o elementos
estructurales verticales no sea muy elevada, es posible el empleo de puntales
telescópicos metálicos
Montaje provisional de sopandas que se colocarán en las fachadas y sujetas con
puntales metálicos, tanto para una estructura definitiva en metal como en madera
Colocación de codales (puntales horizontales) de forma que sus apoyos coincidan
en la medida de lo posible con los forjados interiores, de forma que se sitúen a
plomo entre las sopandas.
Embridado de los tablones en caso de usar madera
Medida y fabricación de jabalcones y de ángulos para impedir desplazamientos en la
estructura
Retirada de los puntales metálicos provisionales
Se utiliza este tipo de apuntalamiento para sostener elementos verticales, tales como
muros, fachadas aisladas y otros elementos constructivos, cimientos dañados,
soportes de pilares o columnas, etc. Pueden emplearse en combinación con otros
tipos de apeos.
La secuencia de operaciones respetando las medidas de seguridad ya mencionadas
consistirá:
Inspección de la zona de intervención y delimitación de la zona o zonas de trabajo
Limpieza del suelo para un eficaz apoyo del apeo
Selección del tipo de apeo a emplear (simple, múltiple o en abanico)
Para el caso de apeo simple
Preparación de la sopanda vertical o vela cuya medida depende de la altura del
muro
Preparación de la sopanda horizontal cuya medida será siempre la mitad de la
sopanda vertical o vela
Sujeción provisional con un puntal metálico
Medición de la tornapunta para presentar las sopandas de manera que se
preparen los ángulos de sus dos extremos o cabezas (superior e inferior),
procediendo a cortar
Fijación y embridado de tornapuntas
Del ejión a la sopanda vertical
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4.4.4.3. DEMOLICIONES Y DERRIBOS
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Por corte o perforación: La secuencia general de la intervención será la siguiente:
Inspección y evaluación de la estructura, recabado toda la información visual,
verbal y gráfica posible, habiendo descartado previamente la viabilidad de
cualquier intervención de consolidación o estabilización y habiendo comprobado
que el edificio no consta como protegido.
Selección de la forma de derribo, teniendo en cuenta el tipo de patología, el
elemento constructivo afectado, la accesibilidad de los medios del servicio, las
causas que han podido provocar la ruina (aguas, viento, abandono,...) y los
riesgos sobre otras edificaciones, instalaciones o vía pública.
Delimitación clara de la zona de riesgo, balizando o vallando según el caso
Planificación del método de demolición o derrumbe que se va a utilizar
Solicitud de medios auxiliares, tanto propios como, lo que es muy habitual en
estos casos, de otros servicios.
Protección de las construcciones colindantes
Anulación de las instalaciones (eléctrica, gas, agua, saneamiento, etc.) existentes
Aplicación del método de derrumbe seleccionado.
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Calcular la caída más probable de los elementos cuando se proceda a su
demolición, garantizando que no dañen a las personas, y siempre que sea posible,
a los bienes materiales
En caso de tratamiento de cristales (muros cortina) o en caso de sospecha o
confirmación de la presencia de elementos de construcción antiguos, (cuya rotura
pudiera causar el desprendimiento de fibras se hace necesaria la utilización de
equipos filtrantes por respiración del usuario), tales como mascarillas
autofiltrantes contra partículas FFP3 o, en caso de ser necesario, el equipo de
respiración autónomo y el traje de protección correspondiente.
En el límite entre la zona de intervención y el área de socorro y apoyo
dispondremos de algún efectivo, preferentemente un mando, para la supervisión
de las tareas de la zona de intervención
La apertura de huecos y la generación de espacio para rescatar a victimas
confinadas, sepultados o atrapadas, se realiza estableciendo mecanismos de
seguridad para los intervinientes.
Estas medidas deben permanecer y ofrecer garantías también para la fase de
extracción de víctimas hasta lugar seguro.
No se alterarán ni removerán de forma aleatoria escombros o elementos sustentados
entre sí.
Se guardará una distancia de seguridad entre los bomberos durante la utilización
de equipos de trabajo;
Se avanzará comprobando previamente la solidez del terreno y de los escombros.
Se evitarán golpes y vibraciones innecesarios
Colocar parapetos para la protección del personal contra la posibilidad de caída
escombros.
Los bomberos se mantendrán alejados de muros con descuelgue de escombros.
Controlar periódicamente el ambiente con medidores de gas.
Utilizar materiales antideflagrantes, ante la posibilidad de gas en el ambiente.
Al penetrar por oquedades utilizar un sistema de guía asegurándonos desde el
exterior.
Tener un control del personal que trabaja en el interior.
Las patologías en fachadas suelen producirse por una construcción deficiente, por el
deterioro de los materiales por el paso del tiempo y la exposición a los factores
ambientales, por condiciones climáticas adversas, por movimientos del terreno, por
fallo en elementos estructurales o lo que suele ser más frecuente por una
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combinación de algunas de las anteriores.
El principio general de actuación será limitar nuestra actuación a las acciones
estrictamente necesarias para la eliminación del riesgo inminente, considerando
incluso la no intervención en caso de que el edificio esté protegido, y por tanto
limitarse a controlar la zona de posible caída de elementos señalizando y prohibiendo
el acceso a la misma.
Existe una amplia variedad de lesiones posibles, pero la mayoría de estas se
concentran en los siguientes puntos:
Encuentros con el forjado o con la cubierta
Estructuras en voladizo, balcones, cornisas o antepechos
Medianeras
Elementos añadidos ornamentales
Encuentros de la planta baja con zonas accesibles
Huecos y carpinterías
Esquinas, o lugares donde se produce un cambio de plano
Los medios que se pueden emplear para el saneamiento de fachadas también son
muy diversos, pero podemos destacar:
Vehículos de altura
Escaleras
Medios de medida, visión e inspección tales como linternas, focos, cinta métrica,
niveles.
Herramientas diversas, entre las que se pueden citar una caja de herramientas
tipo, bichero, martillo de nailon, maceta y cincel, punzón o destornillador, piqueta,
palanqueta o pata de cabra, amoladora, taladro y parabolts.
Elementos de señalización tales como conos, vallas o cintas para balizar
La tipología más frecuente que podemos encontrarnos en las fachadas suele ser el
desprendimiento de materiales, entre los que destacan: alicatados, chapados de
piedra, aplacados, revestimientos continuos, balcones, cornisas y voladizos,
barandillas y balaustradas, elementos ornamentales de variado tipo, vidrios, tabiques
y cerramientos, muros de contención, grietas, fisuras y desprendimientos en
cubiertas, petos, aleros y hastiales
Procederemos siguiendo las pautas citadas a continuación:
Inspección visual y reconocimiento de la edificación en su conjunto, intentando
obtener información de los residentes del lugar
Identificación del problema y del elemento o elementos constructivos implicados,
tanto los patentes como los indirectamente afectados. Es muy importante definir si
existen elementos portantes afectados, discerniendo si se trata de muros de carga
o por el contrario sólo se trata de un cerramiento no portante, algo que no
siempre es evidente
Valorar la accesibilidad de los medios del servicio. A la hora de colocación de los
vehículos nos aseguraremos de que no puedan verse afectados por caídas
previsibles de elementos sueltos
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Balizamiento y control de accesos de transeúntes a la zona afectada por la
retirada de los elementos en peligro. Previsión de caída de elementos sueltos
sobre otras partes del edificio
Selección del método de saneamiento o consolidación
Información a los afectados de las medidas en curso. A la finalización del servicio
comunicación al propietario o comunidad de vecinos el estado en que queda el
edificio y la necesidad o no de la adopción de medidas suplementarias por su parte
Comunicación al departamento urbanístico correspondiente
En este aparatado englobamos otra serie de elementos, alguno de los cuales pueden
estar en fachada o no, y que no cumplen funciones estructurales en el edificio, tales
como:
Se procedería según las mismas pautas que para el saneamiento de fachada teniendo en
cuenta además lo siguiente:
Evaluar todas las sujeciones de los elementos y no sólo las mecánicas
Aquellos elementos que utilicen energía eléctrica se procederá a su estabilización
o retirada tras comprobar que la misma ha sido desconectada
Según el grado de desprendimiento de los elementos, su inestabilidad, los medios
disponibles y la situación general (climatología adversa u otras circunstancias)
consideraremos las posibles actuaciones que se citan a continuación en el orden
reflejado, de forma que pasaremos a la siguiente opción si estimamos que la
opción anterior no es viable:
Aseguramiento de los elementos. Esta acción siempre es la preferente, pero no
siempre puede llevarse a cabo.
Retirada de estos, prestando especial atención a las distintas fuentes de
energía y a las posibles reacciones mecánicas (“efecto látigo”) de elementos en
tensión.
Balizamiento y vallado, si se considera necesario, de la zona de la posible caída
del elemento, cuando no es posible ninguna de las dos opciones anteriores
5. ANEXOS DE ADAPTACIÓN
6. REGISTROS ASOCIADOS
7. REFERENCIAS
NORMA/LEY DENOMINACIÓN
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