Lección 02 - Evangelios Sinópticos y El Evangelio de Juan

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LECCIÓN 02: LOS EVANGELIOS SINOPTICOS Y

EL EVANGELIO DE JUAN

I. INTRODUCCIÓN

Según Arancibia (2008) “la National Gallery of Art en Londres, tres pinturas del
rey Carlos I están colgadas juntas en un mismo marco”. Las pinturas muestran al
rey en tres perspectivas diferentes: mirando a la izquierda, mirando a la derecha,
y mirando de frente. Este conjunto de obras proviene como una herramienta visual
útil para otro artista, quien estaba encargado de crear una estatua de piedra del
rey. Las tres pinturas, al ofrecer diferentes puntos de vista, proporcionarían una
visión más completa y tridimensional del sujeto, ayudando así al escultor a
capturar la verdadera esencia y las características físicas del rey Carlos I.

De forma similar, los evangelios Mateo, Marcos y Lucas, también llamados


Evangelios Sinópticos, comparten similitudes, pero también diferencias en
milagros, parábolas y enseñanzas. Juan, por su parte, presenta una perspectiva
distinta, seleccionando siete milagros específicos y excluyendo parábolas, con un
enfoque más centrado en Judea. Cada Evangelio ofrece una visión única de la
vida y enseñanzas de Jesús, contribuyendo juntos a una comprensión más
completa y diversa de su figura y su ministerio.

II. DEFINICIÓN DE SINÓPTICOS

El término "sinóptico", acuñado por el estudioso biblista J.J. Griesbach (1789),


subraya la similitud de estos tres evangelios y la posibilidad de leerlos juntos
para un entendimiento más completo. “Sinóptico” se deriva de dos voces
griegas:

• (συν) → “syn” que significa: “junto”


• (οψις) → “opsis” que significa: “ver”.

La exploración del término "sinóptico" y su aplicación a los Evangelios de


Mateo, Marcos y Lucas revelan una faceta importante del estudio bíblico.
Aunque los tres Evangelios Sinópticos comparten una gran cantidad de
contenido, cada uno también aporta un enfoque y contenido único. Esta
diversidad dentro de la unidad proporciona una visión más completa y matizada
de la vida y las enseñanzas de Jesucristo.

El orden y la cronología en la que fueron escritos estos Evangelios también es


revelador, con un intervalo de aproximadamente diez años y un porcentaje
único de contenido en cada uno, lo que puede sugerir una evolución y
adaptación a diferentes públicos o circunstancias.

Según Sangoquiza (2013) el primer evangelio en ser escrito fue el de Marcos (60 –
65 d. C.); siendo el 95% de su material único. El siguiente evangelio escrito fue el
de Lucas (61–63 d.C.); posee el 50% de su material único. En tercer lugar, tenemos
al evangelio de Mateo, (63–66 d.C.); el 42% de su material es único.

Cada evangelio fue escrito en un tiempo diferente y posee una cantidad variada de
contenido único, lo que evidencia la diversidad de experiencias y enfoques en la
difusión del mensaje cristiano. Marcos, Mateo y Lucas enfatizan diferentes aspectos
de la personalidad y el ministerio de Jesús: Marcos muestra a Jesús como un siervo
perfecto, Mateo lo presenta como un rey, y Lucas lo describe como el Hijo del
Hombre.

Sin embargo, para obtener un cuadro completo de Jesús, es necesario incluir también
el Evangelio de Juan, que enfatiza que Jesús es el Hijo de Dios. En conjunto, estos
cuatro evangelios ofrecen una visión completa y matizada de Jesús y su ministerio,
subrayando la importancia de la variedad de perspectivas en el estudio y la
comprensión de la figura de Jesucristo.

III. PROPÓSITOS
Mateo: Jesús el Mesías
El Evangelio según Mateo, se dirige principalmente a los judíos con el objetivo
de demostrar que Jesús es el Mesías que los judíos han estado esperando. Mateo
enfatiza su argumento comenzando su Evangelio con el árbol genealógico de
Jesús, trazando su linaje hasta importantes figuras judías como el rey David y
Abraham. Además, el Evangelio de Mateo da particular importancia a las
enseñanzas de Jesús más que los otros evangelios.

El método más destacado de Mateo para presentar a Jesús como el Mesías es


citando profecías del Antiguo Testamento y relacionándolas con los eventos en la
vida de Jesús. La frase "para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas"
(Mateo 2:23) se usa repetidamente para enfatizar la realización de estas profecías.
Mateo se distingue por incluir nueve referencias del Antiguo Testamento que no
se encuentran en ninguno de los otros evangelios.

Marcos: Jesús como siervo


A diferencia del Evangelio de Mateo, Marcos se dirige principalmente a los
romanos. De acuerdo con esta audiencia, Marcos adapta su evangelio para ser más
descriptivo y accesible para aquellos no familiarizados con las costumbres judías y
el idioma arameo, Ehrman (2016).

La narración de Marcos se centra en las acciones de Jesús, en lugar de sus palabras,


con un énfasis particular en los milagros y curaciones que realizó. Es posible que
este enfoque en las acciones sobre las palabras refleje la suposición de que los
lectores romanos podrían estar más interesados en lo que Jesús hizo que en lo que
dijo. Bultmann (1958) sugiere que este enfoque en las acciones sobre las palabras
puede ser característico de los evangelios escritos para las audiencias no judías.

Marcos presenta a Jesús como un siervo, una visión que difiere de la de otros
evangelios. Este enfoque podría estar destinado a destacar la humildad y la
dedicación de Jesús. En relación con esta presentación de Jesús como siervo, Marcos
omite la genealogía de Jesús. Tal omisión podría interpretarse en el contexto de las
convenciones romanas, donde, como señala Crossan (1991), la genealogía de un
siervo no se consideraría importante.

Lucas: Jesús el Salvador

El propósito principal de Lucas era ilustrar que Jesús es el Salvador de todas las
personas, no solo de los judíos. El Evangelio de Lucas es particularmente enfático
en mostrar que Jesús vino para buscar y salvar a los perdidos, más que cualquier
otro evangelio.

En cuanto a la genealogía de Jesús, Lucas la traza hasta Adán, el primer hombre,


en lugar de detenerse en Abraham como Mateo. Al hacerlo, Lucas vincula a Jesús
tanto con los judíos como con los gentiles, reafirmando el tema de la
universalidad de la salvación. Joel B. Green en su libro "The Gospel of Luke"
(1997) destaca la inclusión y universalidad en el Evangelio de Lucas.

Otro aspecto destacado de Lucas es su énfasis en la actividad del Espíritu Santo.


Este tema no solo se presenta en el Evangelio de Lucas, sino que continúa en el
libro de Hechos, también atribuido a Lucas. John Nolland en "Luke 1–9:20"
(1989) se enfoca en el énfasis de Lucas en la acción del Espíritu Santo.

IV. CARACTERÍSTICAS PECULIARES

A. Mateo
El Evangelio de Mateo, tiene como objetivo presentar las obras y enseñanzas de
Jesús. En cuanto a la selección de material, Mateo sigue un plan específico, lo
cual implica que no todas las acciones y enseñanzas de Jesús se incluyen en el
texto. Por otro lado, la guía del Espíritu Santo es mencionada como un factor
determinante en la selección del material presente en el Evangelio de Mateo.

La presentación del material en secciones


Mateo no sigue estrictamente un orden cronológico en su narrativa, sino que
organiza su material en secciones temáticas para resaltar aspectos importantes de la
obra y el ministerio de Jesús en ese momento. Esto se evidencia en la estructura del
Evangelio de Mateo.
En los capítulos 5 a 7 de Mateo, encontramos el "Sermón del Monte", donde se
presentan los principios fundamentales del Reino de Dios. Este sermón abarca
enseñanzas importantes de Jesús, como las bienaventuranzas y el amor al prójimo.
En la siguiente sección, Mateo presenta una serie de milagros y obras de poder
realizados por Jesús, que ilustran la aplicación y el funcionamiento de los principios
del Reino de Dios. Los capítulos 10 y 11 se centran en la extensión de la
proclamación del Reino y en las diversas reacciones de las personas hacia ella. Aquí
se aborda la respuesta de la gente y los desafíos que enfrenta el mensaje de Jesús.
El capítulo 13 agrupa muchas "parábolas del reino", donde Jesús utiliza historias y
metáforas para transmitir enseñanzas sobre el Reino de Dios. A medida que avanza
el Evangelio, se presentan diferentes aspectos de la persona, la obra y las enseñanzas
del Mesías como Rey de manera ordenada, hasta llegar a la crisis de la Confesión
en Cesárea de Filipo (Mateo 16:16). Esto marca un punto crucial en la narrativa.
Las secciones posteriores se centran en la preparación de los discípulos para el
misterio de la Cruz y la creciente oposición de los líderes religiosos judíos hacia
Jesús como el Mesías revelado. La consumación final del Evangelio de Mateo se
encuentra en la obra de la cruz y el triunfo de la resurrección, que establecen las
bases para la Gran Comisión (Mateo 28:18-20) y las bendiciones universales que se
derivan de ella.

El espacio que dedica el autor a las enseñanzas del Señor


Mateo se enfoca más en las enseñanzas de Jesús, mientras que Marcos se especializa
en las obras de Jesús como el Siervo de Jehová. Esta diferencia de enfoque se refleja
en la cantidad de detalle que cada Evangelio dedica a las respectivas áreas.
Mateo abrevia algunos relatos de milagros, pero se extiende en las enseñanzas de
Jesús; mientras que, Marcos se enfoca más en las acciones y los milagros realizados
por Jesús.
El ministerio oral de Jesús en el Evangelio de Mateo incluye muchas parábolas y se
centra directa o indirectamente en el tema del Reino de Dios. Se destacan varios
grandes discursos en el Evangelio de Mateo, que abordan temas específicos. Estos
discursos incluyen los principios y normas del Reino (Mateo 5-7), las instrucciones
a los Doce en relación con su misión (Mateo 10-12), las parábolas del Reino (Mateo
13), enseñanzas sobre la humildad y el perdón (Mateo 18), la denuncia de la
hipocresía de los fariseos (Mateo 23) y el discurso profético (Mateo 24-25).

Abundantes citas del Antiguo Testamento


Además de 40 textos citados para probar que Jesús de Nazaret es el Mesías
profetizado, Mateo hace muchas referencias y alusiones al AT, sacadas de
veinticinco de los treinta y nueve libros del canon antiguo, y llegando al total de
ciento treinta. Cita indiferentemente de la «Biblia hebrea», que se utilizaba en las
sinagogas, pero que no se entendía por los judíos en general, o de la versión griega,
llamada la Alejandrina, que era leída por los judíos que hablaban griego.

Mateo presenta alrededor de 40 citas bíblicas para demostrar que Jesús de Nazaret
es el Mesías profetizado en el AT. Estas citas son utilizadas para establecer la
conexión entre las profecías del AT y el cumplimiento en la vida y ministerio de
Jesús. Además de las citas explícitas, Mateo también realiza numerosas referencias
y alusiones al AT en su Evangelio. Estas referencias y alusiones están tomadas de
veinticinco de los treinta y nueve libros que conforman el canon antiguo. En total,
se registran alrededor de ciento treinta citas, referencias y alusiones al AT en el
Evangelio de Mateo. Esto muestra la importancia que Mateo da a las Escrituras
hebreas y cómo las utiliza para respaldar su mensaje sobre la identidad y el papel
mesiánico de Jesús. Mateo cita tanto la "Biblia hebrea" utilizada en las sinagogas
como la versión griega conocida como la Alejandrina. Estas citas pueden variar
según la audiencia a la que se dirige Mateo. Las citas de la "Biblia hebrea" son
utilizadas principalmente en contextos judíos, mientras que las citas de la versión
griega pueden ser más relevantes para los judíos que hablaban griego o para un
público más amplio de habla griega.

B. Marcos
La sencillez del plan
Marcos retrata a Jesús como el Siervo de Dios, centrándose en su servicio y misión.
En lugar de seguir un plan complicado o estructura ordenada; se enfoca en describir
de manera animada y gráfica las poderosas obras realizadas por Jesús.
La narración en el Evangelio de Marcos se caracteriza por la conexión fluida y
rápida entre las diferentes acciones y eventos. Marcos utiliza la palabra
"inmediatamente" (euthus) como un enlace para indicar la secuencia inmediata de
los acontecimientos, creando un ritmo dinámico en la narración.

La información recopilada en el Evangelio de Marcos se basa en el testimonio de


Pedro, quien transmitió las enseñanzas y explicaciones de Jesús. Marcos busca
capturar la esencia de estas enseñanzas poderosas y vivas en su relato. El propósito
principal de Marcos es presentar la obra de redención de Jesús como el punto
culminante de su servicio como el Siervo de Dios. Aunque no se proporcionan más
detalles sobre este tema en el escrito, se señala que se tratará en otro apartado.

La rapidez de la narración
A pesar de ser de origen hebreo y provenir de una tribu separada para Dios, Juan
Marcos tenía una comprensión sólida de la mentalidad de los romanos a los que se
dirigía. Esto sugiere que Marcos tenía conocimiento tanto de la cultura judía como
de la cultura romana, lo que influenció su forma de presentar el mensaje de Jesús.
Marcos adopta un estilo de escritura conciso y breve, en línea con la preferencia de
los romanos por la brevedad y la expresión clara. Esto implica que Marcos se enfoca
en destacar de manera efectiva la figura de Jesús y su mensaje principal.

El enfoque de Marcos es resaltar que Jesús no vino a ser servido, sino a servir. Este
aspecto es fundamental en su presentación de la persona y la obra de Jesús. Marcos
enfatiza la actitud de humildad y servicio de Jesús, contrastándola con la mentalidad
comúnmente aceptada en aquel tiempo.

A pesar de rechazar los medios humanos de diplomacia o fuerza carnal, Marcos


enfatiza la eficacia y grandeza del poder de Jesús. El enfoque está en demostrar la
autoridad divina de Jesús y su capacidad para realizar obras poderosas y
transformadoras.

La brevedad de las enseñanzas


El Evangelio de Marcos complementa el de Mateo al proporcionar detalles sobre
ciertos milagros que no se encuentran en Mateo ni en Lucas. Esto indica que Marcos
añade información adicional y única a la narrativa de los milagros de Jesús; sin
embargo, Marcos abrevia u omite muchos de los discursos y enseñanzas de Jesús
presentes en los otros evangelios. El único discurso extenso en el Evangelio de
Marcos es el Sermón profético en el capítulo 13, que se asemeja mucho al capítulo
24 de Mateo, conocido como el Discurso del Monte de los Olivos.

En el Evangelio de Marcos, hay una estrecha relación entre las enseñanzas de Jesús
y sus obras milagrosas. Se destaca que es imposible separar la "palabra hablada" y
la "palabra manifestada" de Jesús. Esto sugiere que las acciones y los milagros de
Jesús son una expresión y un testimonio de sus enseñanzas. En Marcos 7:1-23 se
abordan asuntos doctrinales, específicamente en contra de la tradición de los
ancianos, y en Marcos 10:2-12 se trata el tema del matrimonio. Estos pasajes
muestran que Marcos presenta aspectos doctrinales relevantes y los conecta con la
vida y las enseñanzas de Jesús.

A diferencia del Evangelio de Mateo, donde Jesús realiza muchas denuncias contra
la hipocresía de los fariseos en el capítulo 23, en Marcos solo se encuentra una
breve advertencia contra los escribas en Marcos 12:38-40. Esto indica una
diferencia de énfasis y contenido entre ambos evangelios en relación con la
denuncia de la hipocresía religiosa.

La limitación de las citas del Antiguo Testamento


A diferencia del Evangelio de Mateo, que contiene alrededor de 130 citas y
referencias al AT, en Marcos se encuentran 63 de estas citas y referencias; la
mayoría de las citas y referencias al AT en Marcos corresponden a pasajes análogos
o similares a los encontrados en Mateo o Lucas. Aunque Marcos no enfatiza tanto
las pruebas proféticas, esto no significa que la manifestación del Mesías en su
evangelio no se relacione con la revelación anterior del AT. La revelación anterior
sigue siendo relevante y se tiene en cuenta en la presentación de Jesús como el
Mesías.

La traducción de frases arameas

El estilo gráfico y vívido de Marcos se caracteriza por la reproducción de


impresiones de un testigo ocular. A veces, esto lo lleva a utilizar las mismas palabras
de Jesús en su lengua materna, el arameo. Sin embargo, Marcos siempre traduce
estas frases al idioma de sus lectores gentiles. Se mencionan algunos ejemplos
específicos de frases en arameo que Marcos traduce para sus lectores. Por ejemplo,
en Marcos 5:41, Jesús se dirige a la hija de Jairo con las palabras en arameo "Talita
cumi", que significan "Niña, ¡levántate!" Marcos proporciona la traducción
inmediata para que sus lectores comprendan el significado. Otros ejemplos de
traducciones en el Evangelio de Marcos incluyen "Efata" en Marcos 7:34, que
significa "Ábrete", "Boanerges" en Marcos 3:17, que significa "hijos del trueno", y
"Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?" en Marcos 15:34, que significa "Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?".

Las reacciones personales frente a Jesús

Marcos presenta a Jesucristo no solo por un interés histórico, sino con el propósito
de llevar a hombres y mujeres a tomar una decisión en relación a su persona. El
objetivo principal de Marcos es invitar a sus lectores a responder a la pregunta
crucial sobre quién es Jesús.

A lo largo del Evangelio de Marcos, se muestran las diversas reacciones de las


personas que estuvieron en contacto con Jesús desde el inicio de su ministerio. Se
resaltan ejemplos como la congregación de la sinagoga que se asombró ante las
palabras y obras de Cristo (Marcos 1:27), los escribas que criticaron su declaración
de perdonar los pecados de un paralítico (Marcos 2:7), los discípulos que fueron
sobrecogidos de temor ante la autoridad de Jesús para calmar la tempestad y se
preguntaron quién era él (Marcos 4:41), y las multitudes que quedaron maravilladas
después de la curación del sordomudo (Marcos 7:37). Al igual que los otros
Evangelios, Marcos continúa planteando la pregunta esencial: "¿Quién decís
vosotros que yo soy?" (Marcos 8:29). Esta pregunta desafía a los lectores a tomar
una postura y una decisión sobre la identidad y el significado de Jesús.

La falta de una introducción biográfica


Marcos omite deliberadamente cualquier referencia al nacimiento y la infancia de
Jesús, así como a su genealogía. Esta omisión es importante para el propósito del
autor.
La razón de esta omisión se debe a que Marcos se enfoca en resaltar la
proclamación del heraldo y pasar rápidamente a la unción del Siervo para su obra.
El enfoque principal de Marcos está en el ministerio público de Jesús y en su
misión como el Siervo de Dios.

C. Lucas

El orden
El propósito de Lucas al redactar su Evangelio era proporcionar una "narración ordenada",
pero este orden no necesariamente sigue una secuencia cronológica estricta; su interés fue
más en representar diferentes aspectos de la figura y obra de Jesús que en mantener un
estricto orden cronológico o geográfico. Este enfoque temático puede ayudar a
proporcionar un retrato más completo y diverso de Jesús y sus enseñanzas.
Las diferencias en la ubicación y el tiempo de las enseñanzas de Jesús entre los Evangelios
de Lucas y Mateo pueden ser resultado de repeticiones o coincidencias. Sin embargo, es
más probable que reflejen las diferentes intenciones y perspectivas de sus respectivos
autores.

El estilo
Lucas demuestra un notable dominio de la lengua griega, tanto en su forma clásica como
helenística. Esto es evidente en el prólogo de su obra, redactado en los elegantes períodos
del griego clásico, y en el resto de su obra, escrita en griego helenístico, la lengua común
de las personas instruidas en el mundo grecorromano de la época. Por otro lado, muestra
una gran habilidad narrativa, combinando una elegante economía de palabras con gráficas
pinceladas que dan vida a la acción y aportan vivacidad a sus narraciones, entre ellas las
parábolas del "Hijo pródigo" y del "Buen Samaritano", que son peculiares a su Evangelio.

La ternura y la fuerza dramática de los relatos


El evangelio presenta situaciones donde el amoroso Salvador interactúa con hombres y
mujeres necesitados, ya sea en términos físicos o morales; mostrando de esta manera la
misericordia y la compasión de Jesús hacia los más necesitados. El levantamiento del hijo
de la viuda de Naín (Lucas 7:11–17) sirve como un ejemplo destacado de la ternura y el
poder de Jesús, quien proporciona consuelo al corazón quebrantado de una mujer mediante
la derrota de la muerte. El evangelista Lucas, usado por Dios, tiene la habilidad de extraer
y resaltar los valores humanos y divinos de los incidentes que relata, de forma que los
lectores experimentan la emoción profunda del momento sin caer en un patetismo falso o
un tratamiento efectista.

La historia de la mujer pecadora (Lucas 7:36–50), Zaqueo (Lucas 19:1–10), y el ladrón


arrepentido (Lucas 23:39–43) son ejemplos de cómo se narran las historias con una mezcla
de viveza y sobriedad, manteniendo siempre la autenticidad. La existencia de material
exclusivo de Lucas proporciona un sinfín de ejemplos para el lector, reafirmando su
enfoque narrativo y su habilidad para transmitir enseñanzas profundas a través de la
interacción de Jesús con una variedad de personajes y situaciones.

Las referencias frecuentes a las mujeres, a los niños y a los oprimidos

Lucas destaca la importancia de las mujeres en el ministerio de Jesús. Incluye las historias
de Elisabet y María hablando por el Espíritu Santo (Lucas 1:41-45, 1:46-55), Ana dando
la bienvenida al Mesías (Lucas 2:36-38), las mujeres que servían a Jesús de sus bienes
(Lucas 8:2-3), las mujeres que lloraban por Jesús en su camino a la cruz (Lucas 23:27-28),
y las mujeres que atestiguaron la resurrección (Lucas 23:55-24:11).

Además, Lucas hace hincapié en la preocupación de Jesús por los pobres y oprimidos, ya
sea por su pobreza material o por la opresión del entorno religioso y social. Esto se ve en
las historias y parábolas que presenta, como la mujer pecadora (Lucas 7:37-50), la
parábola del buen samaritano (Lucas 10:25-37), la parábola del rico insensato (Lucas
12:13-21), y la bendición de Zaqueo (Lucas 19:1-10).

Lucas muestra poca simpatía por los ricos y aquellos que se centran en sus intereses
materiales. En lugar de ello, enfatiza la importancia de buscar y salvar lo que se había
perdido (Lucas 19:10), destacando la misión central de Jesús y subrayando el llamado al
amor y al cuidado de los marginados y excluidos por la sociedad.

La nota de universalidad en el Evangelio

Lucas, similar a otros evangelistas, asocia el advenimiento de Jesús con las promesas y
esperanzas de Israel. Esta conexión es evidente en los cánticos de María, Zacarías, y Simeón
que se encuentran en Lucas 1:46-55, 67-80; 2:29-32. Aunque, al igual que ellos, vincula el
advenimiento de Jesús con las promesas y esperanzas de Israel (como se ve en los cánticos
de María, Zacarías y Simeón en Lucas 1:46-55, 67-80; 2:29-32), su enfoque no se centra
únicamente en el Reino de Dios como se observa en el Evangelio de Mateo.

En el evangelio se enfatiza la humanidad de Cristo y su universalidad, mostrándolo


extendiendo su amor, perdón y servicio a todas las personas, sin importar su condición
social, moral, religiosa o racial. En este sentido, se aborda la salvación no desde una
perspectiva limitada a la nación escogida de Israel, sino desde un punto de vista más amplio
que abarca a toda la humanidad, es decir, a toda la descendencia de Adán.

Cuando se compara el material exclusivo de Mateo y Lucas, es notorio la relevancia, el amor


de Dios hacia toda la humanidad; mientras que, todas las parábolas de Mateo se centran en
el Reino de Dios en algún sentido, las parábolas más caracterizadas de Lucas,
particularmente en los capítulos 10, 12, 15 y 16, abordan la relación entre Dios y los
hombres, y las relaciones entre los seres humanos.

La presentación de Jesús como el Hijo del Hombre


El evangelio destaca la deidad de Cristo, pero pone el foco en su humanidad perfecta. A través
de una vida humana, se nos muestra a Cristo manifestando la naturaleza de Dios y
relacionándose íntimamente con la raza humana y sus necesidades profundas. Aquí, se señala
la descripción en Lucas 1:35, donde se anuncia que el Santo que nacerá de María, por el poder
del Espíritu Santo, sería llamado Hijo de Dios.

La narración de Lucas presenta una visión vívida de la vida temprana de Jesús. Por un lado, se
destaca la actitud de sumisión durante el proceso del nacimiento y la imagen maternal de ella
envolviendo a su hijo primogénito en pañales y acostándolo en un pesebre (Lucas 2:6-7). Por
otro lado, se hace hincapié en la infancia de Jesús, describiéndolo en el Templo, escuchando a
los doctores y haciéndoles preguntas (Lucas 2:46), y mostrando su disposición a regresar a
Nazaret con María y José, y a estar sujeto a ellos hasta el comienzo de su ministerio público.

Finalmente, existe una diferencia importante en la genealogía de Cristo presentada por Lucas
en comparación con Mateo. Mientras que Mateo pone énfasis en la línea de David y Abraham,
la genealogía en Lucas se remonta hasta Adán, a quien describe como "hijo de Dios". Este
detalle refuerza la humanidad de Jesús y su conexión con toda la raza humana.

Se destacan los temas del perdón y de la salvación


La importancia de la identidad de Cristo como el "Salvador, quien es Cristo el Señor"
según la declaración de los ángeles a los pastores (Lucas 2:11). Se hace hincapié en la
disposición de Cristo para acercarse a los necesitados y desvalidos, demostrando a través
de estas acciones su gracia y misericordia.
El Perdón a través de la Fe y la Sumisión
La forma cómo la fe y la sumisión pueden abrir el camino para recibir el perdón y la
salvación se ilustra con la historia de la mujer que era pecadora en la ciudad, a quien Jesús
le dijo: " tus pecados te son perdonados… tu fe te ha salvado, ve en paz" (Lucas 7:47-50).
De manera similar, la conversión de Zaqueo y su retorno a la obediencia lleva a la
declaración emblemática del Evangelio de Lucas: "El Hijo del Hombre vino para buscar
y salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10).

Finalmente, la parábola del hijo pródigo se presenta como una síntesis de los aspectos más
hermosos del Evangelio según Lucas. El padre amoroso que abraza a su hijo que regresa,
"antes muerto y después revivido, antes perdido y después hallado" (Lucas 15:24),
simboliza la amorosa aceptación de Dios hacia aquellos que se arrepienten y regresan a
Él.

El énfasis sobre la oración


Jesús se apoyó consistentemente en la oración para guiar su ministerio, como se evidencia
en Lucas 3:21, donde se muestra a Jesús orando durante su bautismo. Este acto indica que
la oración era una forma vital de comunicación y conexión con Dios Padre.

El relato de Lucas sobre la oración de Jesús en Getsemaní (Lucas 22:39–46) revela su


profunda sumisión a la voluntad de Dios. A pesar de la angustia que enfrenta, Jesús ora:
"Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas
22:42), enfatizando su disposición para seguir el plan de redención de Dios,
independientemente del sufrimiento personal.

Otro aspecto relevante es que Jesús enseña a sus discípulos la importancia de la oración y
cómo orar correctamente en Lucas 11:1-13, empezando con "cuando oréis, decid: Padre..."
y terminando con la seguridad de que Dios, como un padre amoroso, dará el Espíritu Santo
a aquellos que lo piden. Las parábolas de Jesús enfatizan la autenticidad y la persistencia
en la oración. Por ejemplo, en la parábola del amigo persistente (Lucas 11:5-8), se alienta
a los oyentes a pedir con insistencia, mientras que en la parábola de la viuda persistente
(Lucas 18:1-8), se ilustra la importancia de la constancia en la oración. Además, la
parábola del fariseo y el publicano (Lucas 18:9-14) resalta la importancia de la humildad
en la oración, al mostrar cómo el publicano, a diferencia del fariseo, es justificado ante
Dios debido a su postura humilde y sincera en la oración.

Las frecuentes referencias al Espíritu Santo


El Evangelio de Lucas se destaca por la abundancia de referencias al Espíritu Santo, en
comparación con los otros evangelios. Esta característica se espera, dado que el segundo
libro de Lucas, los Hechos de los Apóstoles, es a menudo referido como "Los Hechos del
Espíritu Santo", destacando la continua obra del Espíritu en la Iglesia primitiva.

Según Lucas, la vida y el ministerio de Jesús están íntimamente relacionados con la obra
del Espíritu Santo. Desde la concepción de Jesús, influenciada por el Espíritu Santo
(Lucas 1:35), hasta su unción (Lucas 4:18), y la prueba en el desierto bajo la dirección
del Espíritu (Lucas 4:1), el Espíritu Santo juega un papel vital.

El Espíritu Santo también está presente en las profecías y revelaciones a varias figuras
en el Evangelio de Lucas. Zacarías, María, Elisabet y Simeón, todos ellos hablan "llenos
del Espíritu Santo", lo que indica que el Espíritu estaba trabajando a través de ellos para
revelar la verdad de Dios (Lucas 1:41, 67; 2:25-27). El ministerio de Jesús culmina con
la promesa de que bautizará a sus seguidores con el Espíritu Santo (Lucas 3:16). Esta
promesa se reafirma en sus últimas instrucciones a los apóstoles antes de su ascensión,
donde promete enviar "la promesa de su Padre" (Lucas 24:49), y establece un vínculo
directo con el prólogo de Los Hechos (Hechos 1:4-8), donde se cumple esta promesa.

V. EVANGELIO DE JUAN

La introducción del evangelio (1:1-8) resume todo el mensaje del evangelio, pues resalta
tres aspectos importantes del evangelio

1. La Persona principal es el “Verbo”:


El Evangelio de Juan comienza describiendo a Jesús como el "Verbo" (Logos en
griego), que en este contexto se utiliza para referirse a Jesús como la expresión personal
y definitiva de Dios. "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo
era Dios" (Juan 1:1); estas palabras resaltan la preexistencia, divinidad y coexistencia de
Jesús con Dios el Padre. Al identificar a Jesús como el "Verbo hecho carne" (Juan 1:14),
Juan enfatiza la encarnación, la entrada de Dios en la historia humana en la persona de
Jesús.

2. Las palabras clave en el Evangelio de Juan:


En su evangelio, Juan utiliza repetidamente conceptos como "vida", "luz", "oscuridad",
"testimonio", "creer" y "verdad". Estas palabras forman el núcleo de su narración y su
teología. Por ejemplo, él presenta a Jesús como la "vida" (Juan 14:6) y la "luz del mundo"
(Juan 8:12), palabras que señalan la función salvífica de Jesús y su oposición a la
oscuridad del pecado y la incredulidad.

3. La temática del conflicto en el Evangelio de Juan:


A lo largo del evangelio, Juan presenta un conflicto constante entre la luz y la oscuridad,
el creer y el no creer, el nacimiento físico y el espiritual, y la gracia y la ley. Este contraste
entre elementos opuestos sirve para destacar la naturaleza única y salvadora de Jesús.
Asimismo, refuerza la idea de que la aceptación o el rechazo de Jesús tiene profundas
implicancias espirituales. Este conflicto culmina con la crucifixión y resurrección de
Jesús, mostrando finalmente el triunfo de la luz sobre la oscuridad (Juan 1:5).

La sencillez. Uno de los aspectos más notables del Evangelio de Juan es su vocabulario
y estilo accesibles. Utiliza palabras comunes y comprensibles para todos, como "luz",
"vida", "palabra", "pecado", "mundo", "amor", "saber", "conocer", "ver", "testificar" y
"creer". Este enfoque sencillo y directo facilita la comprensión de su mensaje para los
lectores, independientemente de su formación educativa o conocimiento previo de la
Biblia.

Juan adopta un estilo de escritura simple y directo que evita las complejidades de las
cláusulas subordinadas. A menudo une las cláusulas con conectores como "y" o "pero",
lo que contribuye a la fluidez y la facilidad de lectura. Esta simplicidad en la estructura
de las oraciones no solo facilita la lectura, sino que también ayuda a transmitir de manera
más efectiva el mensaje del Evangelio.

En resumen, la simplicidad del vocabulario y el estilo de Juan hacen que su Evangelio


sea accesible a un público amplio. El uso de palabras comunes y frases sencillas ayuda a
los lectores a comprender fácilmente las enseñanzas y los conceptos espirituales que Juan
presenta. A pesar de la profunda teología que se encuentra en este Evangelio, Juan se
esfuerza por presentar la vida y las enseñanzas de Jesús de una manera que sea
comprensible para todos.

La profundidad de los conceptos. El Evangelio de Juan, a pesar de su aparente sencillez


en el vocabulario y estilo, presenta una profundidad teológica y espiritual significativa. Su
narrativa aparentemente simple lleva a los lectores a explorar conceptos profundos
relacionados con la vida humana, la naturaleza de Dios, el desarrollo histórico y espiritual
de la humanidad, y el conflicto eterno entre la luz (bondad, verdad) y la oscuridad (mal,
engaño).

Juan no utiliza su sencillez estilística para engañar a los lectores; al contrario, usa su
enfoque claro y directo para presentar sus reflexiones profundas e intuiciones sobre la
vida, basándose en la persona y enseñanzas de Jesús (el Verbo). Este enfoque permite a
Juan llegar a la esencia de la verdad y expresarla de manera potente y vital, sin necesidad
de recurrir a jerga teológica o filosófica compleja.

Juan toma el concepto filosófico del "Logos" y lo transforma en un título que representa
a Jesús como la revelación encarnada del Padre. Este enfoque hace que el concepto
esencial del "Logos" sea accesible para todos, incluso para los más jóvenes o los nuevos
en la fe. En lugar de usar el "Logos" como un concepto abstracto, Juan lo personifica en
Jesús, haciéndolo tangible y comprensible.

La influencia del arameo. El griego en el que está escrito el Evangelio de Juan es de


buena calidad, aunque tiene un estilo muy particular. Este estilo incorpora frases cortas y
directas, que a menudo se organizan en series paralelas o antitéticas, una característica que
evoca la literatura hebrea. Un ejemplo de esto son las "frases acumulativas" que se ven en
los primeros versículos del Evangelio, donde el sustantivo principal se repite para enfatizar
el punto ("En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios").

Al igual que la poesía hebrea, Juan a menudo utiliza cláusulas pareadas o asociadas que
pueden contrastar entre sí, o que pueden presentar una afirmación seguida por una
negación que en esencia da el mismo significado. Esto puede verse en versículos como
Juan 3:17, 8:23, 1:20, y 14:2. Esta técnica de yuxtaponer ideas contrapuestas o
complementarias ayuda a acentuar las verdades que Juan está tratando de comunicar.

La repetición enfática del sustantivo principal es un rasgo destacado en el estilo de Juan.


Al repetir ciertos términos, Juan enfatiza y refuerza el tema o concepto central que está
tratando de comunicar. Esta técnica ayuda a destacar los puntos clave y a centrar la
atención del lector en los temas centrales del Evangelio.

El lenguaje del Señor y el de Juan. A pesar de las diversas voces y estilos que se
presentan en el Evangelio de Juan, la autenticidad de las enseñanzas de Cristo se mantiene
intacta. A lo largo del texto, Juan se apoya en la dirección del Espíritu para recordar y
preservar fielmente las palabras de Cristo (Jn 14:26).

Es notoria la influencia de Jesús en el estilo literario de Juan. Esto se observa en la forma


en que Juan escribe, donde las formas arameas de expresión abundan, posiblemente
debido a la adopción de este estilo especial del Maestro. Por otro lado, las enseñanzas de
Jesús que Juan relata en su evangelio son de tal profundidad que se considera que no
podrían ser de Juan, sino del Verbo encarnado. Esto evidencia el impacto transformador
de las enseñanzas de Jesús y la divinidad de Cristo (Jn 1:1-14).

Es posible que Juan, después de meditar durante sesenta años y ser ayudado por el Espíritu
Santo, haya asimilado el estilo de Jesús y otros al suyo propio. Aunque este estilo está
influenciado por las formas arameas de expresión, Juan había perfeccionado su uso del
griego durante su larga vida (Jn 16:12-15).

El lenguaje del Señor en Juan y en los sinópticos. Jesús era capaz de adaptarse a
diferentes estilos de enseñanza según el contexto. En los discursos en Jerusalén, Jesús
adopta un estilo "dialéctico" que se asemeja a las discusiones de los rabinos en los atrios
del Templo (Jn. 7:15). Esto contrasta con las enseñanzas en Galilea, que podrían ser menos
dialécticas y más directas. A pesar de su adaptabilidad, las enseñanzas de Jesús se
mantienen profundas y auténticas, ya que provienen directamente de su Padre. Esto
subraya la divinidad de Cristo y la autoridad de sus enseñanzas (Jn. 7:15).
Mientras que hay diferencias notables en el estilo entre el Evangelio de Juan y los
sinópticos, también existen similitudes. Por ejemplo, Mateo 11:27 y otras citas utilizan
expresiones que son típicamente juaninas, lo que indica un traslape en los estilos literarios.
Tanto en los discursos sinópticos como en los de Juan, se hace evidente la influencia de
la poesía aramea (o hebrea). Esto resalta el trasfondo cultural y lingüístico de los
Evangelios y sugiere una consistencia en el estilo de las enseñanzas de Jesús.

Los judíos se asombraban de cómo Jesús podía dominar el estilo dialéctico propio de los
rabinos, lo que subraya su habilidad para comunicarse eficazmente con diversas
audiencias (Jn. 7:15). Sin embargo, el pensamiento de Jesús en los discursos del Templo
puede resultar más difícil de seguir debido a las frecuentes interrupciones y al carácter
abstracto de las verdades enunciadas.

La ausencia de parábolas y la riqueza del lenguaje figurado.

Algo que es peculiar en el evangelio de Juan es que no hay parábolas en el Evangelio de


Juan, esto se destaca como una característica única del Evangelio de Juan en comparación
con los sinópticos, que contienen varias parábolas. Aunque no utiliza parábolas, el
Evangelio de Juan utiliza ampliamente metáforas, símiles y símbolos para revelar
verdades espirituales. Estas figuras retóricas proporcionan una representación pictórica de
conceptos abstractos y contribuyen a la profundidad y riqueza de la enseñanza de Juan,
entre varios ejemplos de metáforas utilizadas en el Evangelio de Juan, como "luz",
"tinieblas", "tropezar", "Templo" (Jn 2:19), "nuevo renacimiento" (Jn 3:3–8), "pan de
vida" (Jn 6:1–35 y 41–58), "buen pastor", "puerta" (Jn 10:1–29) y "vid verdadera" (Jn
15:1–16). Cada uno de estos símbolos y metáforas se desarrolla a lo largo del Evangelio
para revelar distintas facetas de la verdad espiritual. Las metáforas usadas en el Evangelio
de Juan no son sólo adornos retóricos; son herramientas esenciales para transmitir
enseñanzas espirituales.

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