Lección 02 - Evangelios Sinópticos y El Evangelio de Juan
Lección 02 - Evangelios Sinópticos y El Evangelio de Juan
Lección 02 - Evangelios Sinópticos y El Evangelio de Juan
EL EVANGELIO DE JUAN
I. INTRODUCCIÓN
Según Arancibia (2008) “la National Gallery of Art en Londres, tres pinturas del
rey Carlos I están colgadas juntas en un mismo marco”. Las pinturas muestran al
rey en tres perspectivas diferentes: mirando a la izquierda, mirando a la derecha,
y mirando de frente. Este conjunto de obras proviene como una herramienta visual
útil para otro artista, quien estaba encargado de crear una estatua de piedra del
rey. Las tres pinturas, al ofrecer diferentes puntos de vista, proporcionarían una
visión más completa y tridimensional del sujeto, ayudando así al escultor a
capturar la verdadera esencia y las características físicas del rey Carlos I.
Según Sangoquiza (2013) el primer evangelio en ser escrito fue el de Marcos (60 –
65 d. C.); siendo el 95% de su material único. El siguiente evangelio escrito fue el
de Lucas (61–63 d.C.); posee el 50% de su material único. En tercer lugar, tenemos
al evangelio de Mateo, (63–66 d.C.); el 42% de su material es único.
Cada evangelio fue escrito en un tiempo diferente y posee una cantidad variada de
contenido único, lo que evidencia la diversidad de experiencias y enfoques en la
difusión del mensaje cristiano. Marcos, Mateo y Lucas enfatizan diferentes aspectos
de la personalidad y el ministerio de Jesús: Marcos muestra a Jesús como un siervo
perfecto, Mateo lo presenta como un rey, y Lucas lo describe como el Hijo del
Hombre.
Sin embargo, para obtener un cuadro completo de Jesús, es necesario incluir también
el Evangelio de Juan, que enfatiza que Jesús es el Hijo de Dios. En conjunto, estos
cuatro evangelios ofrecen una visión completa y matizada de Jesús y su ministerio,
subrayando la importancia de la variedad de perspectivas en el estudio y la
comprensión de la figura de Jesucristo.
III. PROPÓSITOS
Mateo: Jesús el Mesías
El Evangelio según Mateo, se dirige principalmente a los judíos con el objetivo
de demostrar que Jesús es el Mesías que los judíos han estado esperando. Mateo
enfatiza su argumento comenzando su Evangelio con el árbol genealógico de
Jesús, trazando su linaje hasta importantes figuras judías como el rey David y
Abraham. Además, el Evangelio de Mateo da particular importancia a las
enseñanzas de Jesús más que los otros evangelios.
Marcos presenta a Jesús como un siervo, una visión que difiere de la de otros
evangelios. Este enfoque podría estar destinado a destacar la humildad y la
dedicación de Jesús. En relación con esta presentación de Jesús como siervo, Marcos
omite la genealogía de Jesús. Tal omisión podría interpretarse en el contexto de las
convenciones romanas, donde, como señala Crossan (1991), la genealogía de un
siervo no se consideraría importante.
El propósito principal de Lucas era ilustrar que Jesús es el Salvador de todas las
personas, no solo de los judíos. El Evangelio de Lucas es particularmente enfático
en mostrar que Jesús vino para buscar y salvar a los perdidos, más que cualquier
otro evangelio.
A. Mateo
El Evangelio de Mateo, tiene como objetivo presentar las obras y enseñanzas de
Jesús. En cuanto a la selección de material, Mateo sigue un plan específico, lo
cual implica que no todas las acciones y enseñanzas de Jesús se incluyen en el
texto. Por otro lado, la guía del Espíritu Santo es mencionada como un factor
determinante en la selección del material presente en el Evangelio de Mateo.
Mateo presenta alrededor de 40 citas bíblicas para demostrar que Jesús de Nazaret
es el Mesías profetizado en el AT. Estas citas son utilizadas para establecer la
conexión entre las profecías del AT y el cumplimiento en la vida y ministerio de
Jesús. Además de las citas explícitas, Mateo también realiza numerosas referencias
y alusiones al AT en su Evangelio. Estas referencias y alusiones están tomadas de
veinticinco de los treinta y nueve libros que conforman el canon antiguo. En total,
se registran alrededor de ciento treinta citas, referencias y alusiones al AT en el
Evangelio de Mateo. Esto muestra la importancia que Mateo da a las Escrituras
hebreas y cómo las utiliza para respaldar su mensaje sobre la identidad y el papel
mesiánico de Jesús. Mateo cita tanto la "Biblia hebrea" utilizada en las sinagogas
como la versión griega conocida como la Alejandrina. Estas citas pueden variar
según la audiencia a la que se dirige Mateo. Las citas de la "Biblia hebrea" son
utilizadas principalmente en contextos judíos, mientras que las citas de la versión
griega pueden ser más relevantes para los judíos que hablaban griego o para un
público más amplio de habla griega.
B. Marcos
La sencillez del plan
Marcos retrata a Jesús como el Siervo de Dios, centrándose en su servicio y misión.
En lugar de seguir un plan complicado o estructura ordenada; se enfoca en describir
de manera animada y gráfica las poderosas obras realizadas por Jesús.
La narración en el Evangelio de Marcos se caracteriza por la conexión fluida y
rápida entre las diferentes acciones y eventos. Marcos utiliza la palabra
"inmediatamente" (euthus) como un enlace para indicar la secuencia inmediata de
los acontecimientos, creando un ritmo dinámico en la narración.
La rapidez de la narración
A pesar de ser de origen hebreo y provenir de una tribu separada para Dios, Juan
Marcos tenía una comprensión sólida de la mentalidad de los romanos a los que se
dirigía. Esto sugiere que Marcos tenía conocimiento tanto de la cultura judía como
de la cultura romana, lo que influenció su forma de presentar el mensaje de Jesús.
Marcos adopta un estilo de escritura conciso y breve, en línea con la preferencia de
los romanos por la brevedad y la expresión clara. Esto implica que Marcos se enfoca
en destacar de manera efectiva la figura de Jesús y su mensaje principal.
El enfoque de Marcos es resaltar que Jesús no vino a ser servido, sino a servir. Este
aspecto es fundamental en su presentación de la persona y la obra de Jesús. Marcos
enfatiza la actitud de humildad y servicio de Jesús, contrastándola con la mentalidad
comúnmente aceptada en aquel tiempo.
En el Evangelio de Marcos, hay una estrecha relación entre las enseñanzas de Jesús
y sus obras milagrosas. Se destaca que es imposible separar la "palabra hablada" y
la "palabra manifestada" de Jesús. Esto sugiere que las acciones y los milagros de
Jesús son una expresión y un testimonio de sus enseñanzas. En Marcos 7:1-23 se
abordan asuntos doctrinales, específicamente en contra de la tradición de los
ancianos, y en Marcos 10:2-12 se trata el tema del matrimonio. Estos pasajes
muestran que Marcos presenta aspectos doctrinales relevantes y los conecta con la
vida y las enseñanzas de Jesús.
A diferencia del Evangelio de Mateo, donde Jesús realiza muchas denuncias contra
la hipocresía de los fariseos en el capítulo 23, en Marcos solo se encuentra una
breve advertencia contra los escribas en Marcos 12:38-40. Esto indica una
diferencia de énfasis y contenido entre ambos evangelios en relación con la
denuncia de la hipocresía religiosa.
Marcos presenta a Jesucristo no solo por un interés histórico, sino con el propósito
de llevar a hombres y mujeres a tomar una decisión en relación a su persona. El
objetivo principal de Marcos es invitar a sus lectores a responder a la pregunta
crucial sobre quién es Jesús.
C. Lucas
El orden
El propósito de Lucas al redactar su Evangelio era proporcionar una "narración ordenada",
pero este orden no necesariamente sigue una secuencia cronológica estricta; su interés fue
más en representar diferentes aspectos de la figura y obra de Jesús que en mantener un
estricto orden cronológico o geográfico. Este enfoque temático puede ayudar a
proporcionar un retrato más completo y diverso de Jesús y sus enseñanzas.
Las diferencias en la ubicación y el tiempo de las enseñanzas de Jesús entre los Evangelios
de Lucas y Mateo pueden ser resultado de repeticiones o coincidencias. Sin embargo, es
más probable que reflejen las diferentes intenciones y perspectivas de sus respectivos
autores.
El estilo
Lucas demuestra un notable dominio de la lengua griega, tanto en su forma clásica como
helenística. Esto es evidente en el prólogo de su obra, redactado en los elegantes períodos
del griego clásico, y en el resto de su obra, escrita en griego helenístico, la lengua común
de las personas instruidas en el mundo grecorromano de la época. Por otro lado, muestra
una gran habilidad narrativa, combinando una elegante economía de palabras con gráficas
pinceladas que dan vida a la acción y aportan vivacidad a sus narraciones, entre ellas las
parábolas del "Hijo pródigo" y del "Buen Samaritano", que son peculiares a su Evangelio.
Lucas destaca la importancia de las mujeres en el ministerio de Jesús. Incluye las historias
de Elisabet y María hablando por el Espíritu Santo (Lucas 1:41-45, 1:46-55), Ana dando
la bienvenida al Mesías (Lucas 2:36-38), las mujeres que servían a Jesús de sus bienes
(Lucas 8:2-3), las mujeres que lloraban por Jesús en su camino a la cruz (Lucas 23:27-28),
y las mujeres que atestiguaron la resurrección (Lucas 23:55-24:11).
Además, Lucas hace hincapié en la preocupación de Jesús por los pobres y oprimidos, ya
sea por su pobreza material o por la opresión del entorno religioso y social. Esto se ve en
las historias y parábolas que presenta, como la mujer pecadora (Lucas 7:37-50), la
parábola del buen samaritano (Lucas 10:25-37), la parábola del rico insensato (Lucas
12:13-21), y la bendición de Zaqueo (Lucas 19:1-10).
Lucas muestra poca simpatía por los ricos y aquellos que se centran en sus intereses
materiales. En lugar de ello, enfatiza la importancia de buscar y salvar lo que se había
perdido (Lucas 19:10), destacando la misión central de Jesús y subrayando el llamado al
amor y al cuidado de los marginados y excluidos por la sociedad.
Lucas, similar a otros evangelistas, asocia el advenimiento de Jesús con las promesas y
esperanzas de Israel. Esta conexión es evidente en los cánticos de María, Zacarías, y Simeón
que se encuentran en Lucas 1:46-55, 67-80; 2:29-32. Aunque, al igual que ellos, vincula el
advenimiento de Jesús con las promesas y esperanzas de Israel (como se ve en los cánticos
de María, Zacarías y Simeón en Lucas 1:46-55, 67-80; 2:29-32), su enfoque no se centra
únicamente en el Reino de Dios como se observa en el Evangelio de Mateo.
La narración de Lucas presenta una visión vívida de la vida temprana de Jesús. Por un lado, se
destaca la actitud de sumisión durante el proceso del nacimiento y la imagen maternal de ella
envolviendo a su hijo primogénito en pañales y acostándolo en un pesebre (Lucas 2:6-7). Por
otro lado, se hace hincapié en la infancia de Jesús, describiéndolo en el Templo, escuchando a
los doctores y haciéndoles preguntas (Lucas 2:46), y mostrando su disposición a regresar a
Nazaret con María y José, y a estar sujeto a ellos hasta el comienzo de su ministerio público.
Finalmente, existe una diferencia importante en la genealogía de Cristo presentada por Lucas
en comparación con Mateo. Mientras que Mateo pone énfasis en la línea de David y Abraham,
la genealogía en Lucas se remonta hasta Adán, a quien describe como "hijo de Dios". Este
detalle refuerza la humanidad de Jesús y su conexión con toda la raza humana.
Finalmente, la parábola del hijo pródigo se presenta como una síntesis de los aspectos más
hermosos del Evangelio según Lucas. El padre amoroso que abraza a su hijo que regresa,
"antes muerto y después revivido, antes perdido y después hallado" (Lucas 15:24),
simboliza la amorosa aceptación de Dios hacia aquellos que se arrepienten y regresan a
Él.
Otro aspecto relevante es que Jesús enseña a sus discípulos la importancia de la oración y
cómo orar correctamente en Lucas 11:1-13, empezando con "cuando oréis, decid: Padre..."
y terminando con la seguridad de que Dios, como un padre amoroso, dará el Espíritu Santo
a aquellos que lo piden. Las parábolas de Jesús enfatizan la autenticidad y la persistencia
en la oración. Por ejemplo, en la parábola del amigo persistente (Lucas 11:5-8), se alienta
a los oyentes a pedir con insistencia, mientras que en la parábola de la viuda persistente
(Lucas 18:1-8), se ilustra la importancia de la constancia en la oración. Además, la
parábola del fariseo y el publicano (Lucas 18:9-14) resalta la importancia de la humildad
en la oración, al mostrar cómo el publicano, a diferencia del fariseo, es justificado ante
Dios debido a su postura humilde y sincera en la oración.
Según Lucas, la vida y el ministerio de Jesús están íntimamente relacionados con la obra
del Espíritu Santo. Desde la concepción de Jesús, influenciada por el Espíritu Santo
(Lucas 1:35), hasta su unción (Lucas 4:18), y la prueba en el desierto bajo la dirección
del Espíritu (Lucas 4:1), el Espíritu Santo juega un papel vital.
El Espíritu Santo también está presente en las profecías y revelaciones a varias figuras
en el Evangelio de Lucas. Zacarías, María, Elisabet y Simeón, todos ellos hablan "llenos
del Espíritu Santo", lo que indica que el Espíritu estaba trabajando a través de ellos para
revelar la verdad de Dios (Lucas 1:41, 67; 2:25-27). El ministerio de Jesús culmina con
la promesa de que bautizará a sus seguidores con el Espíritu Santo (Lucas 3:16). Esta
promesa se reafirma en sus últimas instrucciones a los apóstoles antes de su ascensión,
donde promete enviar "la promesa de su Padre" (Lucas 24:49), y establece un vínculo
directo con el prólogo de Los Hechos (Hechos 1:4-8), donde se cumple esta promesa.
V. EVANGELIO DE JUAN
La introducción del evangelio (1:1-8) resume todo el mensaje del evangelio, pues resalta
tres aspectos importantes del evangelio
La sencillez. Uno de los aspectos más notables del Evangelio de Juan es su vocabulario
y estilo accesibles. Utiliza palabras comunes y comprensibles para todos, como "luz",
"vida", "palabra", "pecado", "mundo", "amor", "saber", "conocer", "ver", "testificar" y
"creer". Este enfoque sencillo y directo facilita la comprensión de su mensaje para los
lectores, independientemente de su formación educativa o conocimiento previo de la
Biblia.
Juan adopta un estilo de escritura simple y directo que evita las complejidades de las
cláusulas subordinadas. A menudo une las cláusulas con conectores como "y" o "pero",
lo que contribuye a la fluidez y la facilidad de lectura. Esta simplicidad en la estructura
de las oraciones no solo facilita la lectura, sino que también ayuda a transmitir de manera
más efectiva el mensaje del Evangelio.
Juan no utiliza su sencillez estilística para engañar a los lectores; al contrario, usa su
enfoque claro y directo para presentar sus reflexiones profundas e intuiciones sobre la
vida, basándose en la persona y enseñanzas de Jesús (el Verbo). Este enfoque permite a
Juan llegar a la esencia de la verdad y expresarla de manera potente y vital, sin necesidad
de recurrir a jerga teológica o filosófica compleja.
Juan toma el concepto filosófico del "Logos" y lo transforma en un título que representa
a Jesús como la revelación encarnada del Padre. Este enfoque hace que el concepto
esencial del "Logos" sea accesible para todos, incluso para los más jóvenes o los nuevos
en la fe. En lugar de usar el "Logos" como un concepto abstracto, Juan lo personifica en
Jesús, haciéndolo tangible y comprensible.
Al igual que la poesía hebrea, Juan a menudo utiliza cláusulas pareadas o asociadas que
pueden contrastar entre sí, o que pueden presentar una afirmación seguida por una
negación que en esencia da el mismo significado. Esto puede verse en versículos como
Juan 3:17, 8:23, 1:20, y 14:2. Esta técnica de yuxtaponer ideas contrapuestas o
complementarias ayuda a acentuar las verdades que Juan está tratando de comunicar.
El lenguaje del Señor y el de Juan. A pesar de las diversas voces y estilos que se
presentan en el Evangelio de Juan, la autenticidad de las enseñanzas de Cristo se mantiene
intacta. A lo largo del texto, Juan se apoya en la dirección del Espíritu para recordar y
preservar fielmente las palabras de Cristo (Jn 14:26).
Es posible que Juan, después de meditar durante sesenta años y ser ayudado por el Espíritu
Santo, haya asimilado el estilo de Jesús y otros al suyo propio. Aunque este estilo está
influenciado por las formas arameas de expresión, Juan había perfeccionado su uso del
griego durante su larga vida (Jn 16:12-15).
El lenguaje del Señor en Juan y en los sinópticos. Jesús era capaz de adaptarse a
diferentes estilos de enseñanza según el contexto. En los discursos en Jerusalén, Jesús
adopta un estilo "dialéctico" que se asemeja a las discusiones de los rabinos en los atrios
del Templo (Jn. 7:15). Esto contrasta con las enseñanzas en Galilea, que podrían ser menos
dialécticas y más directas. A pesar de su adaptabilidad, las enseñanzas de Jesús se
mantienen profundas y auténticas, ya que provienen directamente de su Padre. Esto
subraya la divinidad de Cristo y la autoridad de sus enseñanzas (Jn. 7:15).
Mientras que hay diferencias notables en el estilo entre el Evangelio de Juan y los
sinópticos, también existen similitudes. Por ejemplo, Mateo 11:27 y otras citas utilizan
expresiones que son típicamente juaninas, lo que indica un traslape en los estilos literarios.
Tanto en los discursos sinópticos como en los de Juan, se hace evidente la influencia de
la poesía aramea (o hebrea). Esto resalta el trasfondo cultural y lingüístico de los
Evangelios y sugiere una consistencia en el estilo de las enseñanzas de Jesús.
Los judíos se asombraban de cómo Jesús podía dominar el estilo dialéctico propio de los
rabinos, lo que subraya su habilidad para comunicarse eficazmente con diversas
audiencias (Jn. 7:15). Sin embargo, el pensamiento de Jesús en los discursos del Templo
puede resultar más difícil de seguir debido a las frecuentes interrupciones y al carácter
abstracto de las verdades enunciadas.
Bibliografía