El Nombre de La Rosa
El Nombre de La Rosa
El Nombre de La Rosa
Eco
Itrltt
El nombre
de Ia rosa
Traducción de
Ricardo Pochtar
I
i
Tercer día
NONA
279
Aldemaro sea flemático mientras que Agilulfo es bilio-
como si fuesen prados" Nicola s e alejó para vigilar elj
vt'i so. cO no?
trabajo de los herreros. Mientras trajinaba con sus
dude ca.be"
drios, le conté a mi maestro la conversación coni -Q'é esto significa que h^y identidad, entre
Salvatore. -Entonces,
hombres distintos, en cuento a su forma sustancial, y
ve que el hombre ha tenido una vida muY
-Se qurz-a, sea clerto con diversidad en cuanto a los accidentes, o sea en cuanto e
da
-dijo-, Esta abadía es un
dulcinianos"
sus termrneclones superficiales.
parece evidente.
cuando lleguen los enviados del papa Juan y de -Me cuando digo a Ubertino que ta misma
-Michele el óuadro estará completo" -Entánces,
naturaleza humana, con tus complejas operaciones'.se
dije-, yeio entiendo nada'
-Maestro -le aolica tanto al a.mor del bien como al amor del mal' rn-
;;;;;;;encerlo de la identidad de dicha naturaleza
hurn"rr". Cuando luego digo al Abad que hay diferencia
entre un cáteray un ialdeñse, hago hincapié en la
varie-
dad de sus acciáerltes" E insisto en esa diferencia P-or-
atribu-
;;;;;;";t sucede que se quema a un valdense y vrceversa'
yendol* los accidentes propios de un cátato
i coando se queme a un hombre se quema su sustancra
individu¿I, y se reduce a pura nada lo.que era un acto
concreto dé existir, buenó de por sí, al menos para los
.i"t ¿. ni"s, que lo mantenía én la existencia' ¿Te pare-
;¿;;"; ,tn" Ét -"", ra.z6n parehacer hincapié en las di-
ferencias?
distintos"
un momento las lentes sobre la maestro *resPondí entusiasmado-- ¡Ahora
Guillermo deió -Sí, así, y valoro vuestra bue-
comprendo por qué hablasteis
na filosofí¿!
es la mía, v ni siouiera sé si es la buena. Pero lo
-No
mportante es que
'h^y^r'comprendido" Veamos ahora
tu segunda pregunta"
que me siento un inútil' Ya no logro. distin-
-sucede,J., 1", diferencias accidentales de los val-
cui,
"oei*, *lriror,los pobres de Lyon,los humillados'
ilse|l;;
l";;;;;J"r, lot ,.t.itriou, los lombardos, los.jo,aqui-
tittttr'ltt p"tr.rirrou, los apostólicos, los pobres de Lom-
[;,Jrn l;J -;naldirtas, los guillermitai, los.seguido-
res deiespíriru libre y los lrrciÍerinos' ¿Qté debo hacer?
z8t
z8o
pobre Adso! --exclamó riendo Guillermo, o sea al momento de la pudficaciín" Pero mi alegoría
y me-¡Oh,
dio una palmadita afectuosa en la nuca-" ¡La cul- cra imperfecta, sólo servía para explicane que, cuándo
pa no es en absoluto tuya! Mira, es como si durante es- el río ya no se contiene, los brazos de laherejíay de los
tos dos últimos siglos, e incluso antes, este mundo rnovimientos de renovación son numerosísimos y se
nuestro hubiese sido barrido por rachas de impacien- confunden entre sí. Si lo deseas, puedes aítadir a mi pé-
cia, de esperanza y de desesperación, todo al mismo sima alegoría la imagen de alguien empeñado en re-
tiempo... Pero no, la analogía no es buena. Piensa mejor construir los terraplenes del río, pero infructuosamen-
en un río, caudaloso e imponente, que recorre millas y &. De modo que algunos brazos del delta quedan
millas entre firmes terraplenes, de modo que se ve muy cubiertos de tierra, otros son desviados hacia el río a
bien dónde está el río, dónde el terraplén y dónde la tie- través de canales artificiales, mienrras que los resranres
rra firme. En cierto momento, el río, por cansancio, quedan en libertad, porque es imposible conservar
porque ha corrido demasiado tiempo y recorrido de- todo el caudal y conviene que el río p-ierda una parte de
m¿siada distancia, porque ya es;"6 cerca del mar, que sus aguas si quiere seguir discurriendo por su cauce, si
anula en sí a todos los ríos, ya no sabe qué es. Se con- quiere que su cauce sea reconocible"
vierte en su propio delta. Quizá subsiste un brazo prin- vez entiendo menos.
cipal, pero de él surgen muchos otros, en todas direc- -Cadayo igual" No soy muy bueno para las paúbo-
ciones, y algunos se comunican entre sí, y ya no se sabe las.-YMejor olvida esta historia del río e intenra com-
dónde acabauno y dónde empieza otro,y a veces es im- prender que muchos de los movimientos ¿ que te has
posible saber si algo sigue siendo río o yaes mar... referido nacieron hace doscientos años o quízá más, y
no interpreto mal vuestra alegoría, el río es la que ya han desaparecido, mientras que otros son re-
-Si de Dios, o el reino de los justos, que se estaba
ciudad cientes"..
acercando al milenio, y en medio de aquella incerti- *Sin embargo, cuando se habla de herejes se los
dumbre ya no pudo contenerse, y surgieron falsos y menciona a todos juntos.
verdaderos profehs, y todo desembocó en la gran lla- ciertor p€ro ésta es una cle las formas en que se
nura donde habrá de producirse el Harmagedón... -Es
üfunde laherejía, y al misrno tiempo una de las formas
era en eso en lo que estaba pensando. Pero en que se destruye.
-No
también es verdad que los franciscanos siempre tene- vez no os entiendo"
mos presente la idea de una tercera edad y del adveni- -Otra mío, qué difícil es! Bueno. Supón que eres
miento del reino del Espíritu Santo. Pero no, lo que ,un -¡Dios
reforrnador de las costumbres y que marchas con
quería era que comprendieses cómo el cuerpo de la un grupo de compañeros a la cima de una montaña, para
iglesia, que durante siglos también ha sido el cuerpo de vivir en la pabreza, )z {ue después de cieno tiempo
la sociedad, el pueblo de Dios, se ha vuelto demasiado muchos acuden a ti, incluso desde tierras lejanas, y te
rico, y caudaloso, y arrasíra las escorias de todos los si- consideran un profeta, o un nuevo apóstol, y te siguen"
tios por los que ha pasado, y ha perdido su pureza. Los ¿Es verdad que vienen por ti, o por Io que tú dices?
brazos del delta son, por decirlo así, otros tantos inten- sé, supongo que sí. Si no, qué vendrían?
tos del río por llegar lo más rápidamente posible al mar, -No han oído de boca de ¿por
*Porque sus padres hisrorias
z8z 2,83
F
sobre otros reformadores, y leyendas sobre comunida- *\la te Io he dicho: lo que les da vida tarnbién les da
des más o menos perfectas, y piensan que se trata de lo muerte. Se desarrollan por el aflujo de los simples, ya
mrsmo. estimulados por ottos -ouirnienros, y persuadidos de
__De modo que cada movimienuo hereda los hijos oue se trata de una misma corriente de rebelión y de es-
de los orros. ,rr^nu , y son destruidos por los inquisidores' que
porque la mayoría de los que se sum¿n a atribuyen'a unos los errores de los otros, de modo
-Sí,
ellos son simples, personas que carecen de sutileza doc- qur, ,í los seguidores de un movirnienro han cornetido
trinal. Sin embargo, los movimienros de reforma de las determinadoiri*en, ese crimen será atribuido a los se-
costumbres surgen en sitios diferentes, de maneras guidores de cualquier otro movimienro' Los in"quisido-
diferentes y con doctrinas diferentes. Por ejemplo, Ies yrrr"r, segúnlarazón, Porque confunden doctrinas
a menudo se confunden los cátaros con los valdenses. d.iferentes; y tienen ruz6n Porque los otros yertan,
Sin embargo,Lny mucha diferencia entre unos y otros. Dues, cuandá en cierta ciudad surge un movimiento, di-
Los valdenses predicaban a favor de una reforma de las Lr*or, de arnaldistas, hacia él convergen también
costumbres dentro de la iglesia; los cátaros predicaban iqudlot que hubiesen sido, o han sido, cátaros o val-
a favor de una iglesia distinta, ¡rredicaban una visión dÉntes ,r, otrot partes. Los apóstoles de fray Dulcino
distinta de Dios y dela moral. Los cátaros pensaban que predicaban la. deitrucción física de los clérigos y seño-
el mundo estaba dividido entre las fuerzas opuestas del res, y cometreron muchos actos de violencia; los val-
bien y del mal, y construyeron una iglesia donde existía dutt.t se oponían a la violen cía, al igual que los fra-
una distinción entre los perfectos y los simples creyen- ticelli. Pero^estoy seguro de que en la época de fray
tes, y tenían sus propios sacramentos y sus propios ri- Dulcino en su gruPo muchos que antes
"orru.rgi.ton
habían secundaáo a los fraticelli o a los valdenses'
tos. Establecieron una jerarquía muy rígida, casi tanto
como la de nuestra santa madre iglesia, y en rnodo algu- Los simples, Adso, no pueden escoger libremente su
no pensaban en destruir toda forma de poder. Eso ex- herejía: ie afettatt al que predica en su tierra, al que pasa
plica por qué se adhirieron a ese movimienro hombres poríraldea o por la plar - Es con eso con lo que juegan
con poder, hacendados y feudatarios. Tampoco pensa- ius erre*igot. El he-bil predicador sabe presentar. a los
ban en reformar el mundo, porque según ellos la oposi- oios del püeblo ,rrr" ,o[" berejía, que quizá propicie al
ción entre el bien y el rnal nunca podrát superarse. Los rir*o tilmpo la negación del placer sexual y la comu-
valdenses, en cambio (y con ellos los arnaldistas o los oiot d. los c.rerpos; á. ttt -odb logra mostrar a los he-
pobres de Lornbardía), querían construir un mundo ,rir, urra sola maraña de contradicciones diabóli-
"o*o
cas que ofenden al sentido común"
distinto, basado en el ideal de la pobreza. Por eso aco-
gían a los desheredados y vivían en comunidad, mante- sea que no están relacionados entre sí y sólo
niéndose con el rabajo de sus manos" Los cátaros re- oor-¿O
ensaño d.l d.-ot io un simple que desearía ¡er
chazaban los sacramentos de la iglesia; los valdenses iorq.rittltt" o espiritual acaba cayendo en manos de los
no: sólo rechazabanla confesión ¿uricular. cátaros, o viceversa?
entonces, tpor qué se los confunde y se ha- no es eso. A ver, Adso, intentemos empezar
bla -Pero
de ellos como si fuesen la rnisma mala hierba? de -No,
nuevo" Te aseguro que estoy tratando de explicarte
z8t
284
algo sobre lo que yo tampoco esroy muy seguro. recuerdo una historia del reY Marco, que debía
que el error consrste en creer que primero viene la -Sl, a la bella Isolda, y ya estaba por darla a las lla-
jía y después los simples que la abrazan (y cuando vinieron los lePro sos y le dijeron que había
acaban abrasados). En realidad, Pnmero vrene casugo que la hoguera. Y le gritaba¡: "¡Entréga-
ción en que se encuentran los simples, y después la a Isolda, déjanos poseerla, la enfermedad aviva
rejía. tros deseos, entrégala a tus leP rosos! ¡Mira cómo
es eso? Pegan los andrajos a
nuestras llagas purulentas! ¡Ella,
-iCómoconoces la constitución del pueblo de Dios¡ unto a ti se envolvía en ricas telas forradas de arml-
tln -Ya
gran rebaño, ovejas buenas y ovejas malas, se adorna ba con exquisitas ioyas,vetála corte de
POr unos mas tines, que son los guerreros, o sea lepros os, entrará en nuestros tugurlos , se acostará
temporal, el emperador y los señores, y guiadas por loc nosotros' y entonces sí que reconocerá su pecado y
pastores, los clérigos, los intérpretes de la palabra divi. de menos es te herfnoso fuego de esPino!"
na.Laimagen es clara. que para ser un novicio de san Benito tienes
no es veraz. Los pastores luchan con los -Veo astante curlosas burlándose Gui-
-Pero
rros, porque unos quieren tener los derechos de
-comentó
otros.
es, y precisamente por eso no se ve muy bien
-Así
cómo es el rebaño. Ocupados en destrozarse mutua-
mente, los perros y los pastores ya no se cuidan del re-
baño. Hay una parte que está afuera.
*Si
-¿Afuera?
al margen. Campesinos que no son campesinos
porque carecen de tierra, o porque la que tienen no bas-
ta para alimentarlos. Ciudadanos que no son ciudada-
nos porque no pertenecen a ningún gremio ni corpora-
ción: plebe, gente a merced de cualquiera. ¿Alguna vez
has visto un grupo de leprosos en el campo?
en cierta ocasión vi
-Si con la carne blancuzcauno.
deformes,
Eran como cien,
que se les caía a peda-
zos. Andaban con muletas; los ojos sangranres,los pár- Drosos.
pados hinchados. No hablaban ni gritaban: chilliban ' rebaño es como una serie de círculos concén-
como ratas.
-Elqrre van desde las zonas más alejadas del rebaño
trico,
el pueblo cristiano, son los otros los que es- h;; Ju periferia inmediata" Los leprosos significan
-Para
tán fuera del rebaño. El rebaño los odia, y ellos odian d ir t*tlutibn en general. San Francisco lo vio claro'
rebaño. Querrían que todos estuviésemos muerros, Ñoquería solo ayirdar a los leprosos, Pues en talcasosu
que todos fuésemos leprosos como ellos. ,cciO" se hubiesá limirado a un acro de caridad, bastan-
286 2,87
como la
te pobre e impotente. Con su acción quería significu entonces engendraría una orden, y un-a orden,
otra cosa. ¿Has oído hablar de cuando predicó a los pá- la
;;;, ¿. hecLo, engendró, reconstruiría.los excluidos.figura .del
jaros? Jiir"t", fuera del iual se encuentran
de los
sí! Me h¿n conmdo esa historia bellísima, y V;;t; comprenderás por qué existenlas bandasvuelven
he -¡Oh,
sentido admiración por el santo que gozaba de la ir"ri."ffi y de lo, ioaquinistas, a cuyo alrededor
compañía de esas tiernas criaturas de Dios hen- -a reunirse
- los excluidos.
chido de fervor. -dije no estáb¿mos hablando de Francisco, sino
bien, no te han contado la verdadera histo-
-Pero
de la herejía como producto de los simples
y de los ex-
-Pues
ria, sino la que ahora está reconstruyendo la orden, ----Áti
cluidos"
Cu¿ndo Francisco habló al pueblo de la ciudad y a sus es. Hablábamos de los excluidos del rebaño de
las ovejas. Durante siglos, mientras el papa
y el empera-
magistrados y vio que no lo entendían, se dirigió al ce-
menterio y se puso a predicar a los cuervos y a las urra- Joitt'J.t;trozaban Jntre sí por cueitiones de-poder'
cas, a los gavilanes, a las ¿ves de rapiña que se alimenta- io"¿iftt siguieron viviendo o1 *otgttt, los verdaderos
dis-
ban de c¿dáveres. i#ár"r, d"e quienes los leprosos sólo son la figura esta
horrible! ¿Entonces no eran pájaros bue- oí.t , pot Diot Para que pudiésemos comprender
-¡Qué
nos? IJ-ir"¡t. parábia y "i d.iit "leprosos, entendiéramos
aves de presa, pájaros excluidos, como los pobres,- simples, deshere.dados, desarraiga-
-EranSin dud¿, Francisco "r*.i"i¿"t, Pero no he-
¡;; d"l;po, humilladbt ett las ciudades'n' obsesi?"T-
leprosos. estaba pensando en aquel
pasaje del Apocalipsis que dice: Vi un ángel puesto de iro. tttt"ttdido, el misterio de la lepra sigue
donos Porque no supimos reconocet,qyt tt
t-rahoa,oe
pie en el sol, que gritó con una granvoz, diciendo a to- todos
un signo. Ál ttt"ottttarse excluidos del rebaño'
das las aves que vuelan por lo alto del cielo; *¡Venid,
;;;#; dispuestos a escuchar, o a producir, cualquier
congregaos al gran festín de Dios, para comer las carnes
;i;i. préiica que, invocando la palabra dey delos Cristo' de
de los reyes, las carnes de los tribunos, las carnes de los
pas-
valientes, las carnes de los caballos y de los que cabal- itáÁá ¿l"tnciara la conducta de los Perros
díaserían castigado.s' Los
gan en ellos, las carnes de todos los libres y de los escla- io*t-yft"metiese que algún
vos, de los pequeños y de los grandes!" ot¿.áJ,tt siempre io r.,iittott' .La reincorporación.de
sus. privile-
modo que Francisco quería soliviantar a los í* t:r.i"i¿o, errtrrR"ba una reducción deconciencia
-¿De
excluidos? ;;t: i';;;rt " lo, excluidos que tomaban de
eso fue lo que hicieron Dulcino y los suyos. l" ...i*iOn los señalaban clmo a éstos' hasta ral
hereies, cualesquiera
-No; quería que los excluidos, dispuestos a la re'
Francisco oue fuesen sus doctrinas" En cuanto
que realmen-
belión, se reincorporasen al pueblo de Dios. Para re' il;;i;t cegabael hecho de su exclusión
construir el rebaño había que recuPerar a los excluidos. lJ.;; ;fuñ el menor interés por doctrina alguna'
Francisco no pudo hacerlo, y te lo digo con mucha l" .tto .""tittt la ilusión de la herejía' Cualquiera
fe
es
que, según é1, esa empresa debía ser dirigida por la igle- RninO"."Stmbró mi ánimo de dudas. Porque, si sólo es
sia. Pero creo que esto se explica porque en su época la ,orr."r" la intuición de lo individual, entonces será bas-
comunidad de los clérigos coincidía con la comunidad tante difícil demostrar que el mismo tipo de causas tie-
de los sabios. Hoy ya no es así; surgen sabios fuera de *" "f mismo tipo de efectos. tln mismo c.uerPo puede
ser frío o calierite, dulce o amargo' húmedo o seco'
en
los monasterios, fuera de las catedrales e incluso fuera
ur, ,itio, y no serlo en otro. ¿,Có-mopuedo descubrir el
de las universidades. Mira, por ejemplo, en este país: el
nitr".rlo'úttiversal que asegura el orden de las cosas, si
mayor filósofo de nuestro siglo no ha sido un monje,
sino un boticario. Hablo de aquel florentino cuyo Poe- ro p,t"d" mover,rt dtdo iitt crear una infinidad de
ma habrás oído nombrar, si bien yo no lo he leído, por- nuevos entes, Porque con ese movimrento se modifican
que no comprendo la lengua vulgar en que está escrito' to¿"t las relacionei de posición enüre mi dedo y el resto
i por lo que sé de él creo que no me gustaría demasiado, á. l"t."b¡"tos? Las reiaciones son los modos por los
p,tes .. una disquisición sobre cosas muy alejadas.de que ml mente percibe los vínculos entre los entes sin-
nuestra experlencra. Sin embargo' creo que mmbién fiihr.r, pero iqué garanrizala universalidad y la estabi-
modos?
contiene lai ideas más claras que hemos podido alcan- -- de esos
lidad
embargo, sabéis que a determinado.espesor de
zaÍ acerca de la naturaleza de los elementos y del cos-
mos en general, así como acerca del gobierno de los es- un -Si"
vidrio correiponde'deierminada posibilidad de vi-
tados. Pór tanto considero que, así como también yo y ;i¿",t porque ló sabéis estáis ahora én condiciones de
mis amigos pensamos que en lo relativo a las cosas hu- ;;;'*it.ri"s lerrt., iguales a las que habéis perdido'
manas ya no corresponde aIa iglesia legislaa sino a la -
Si no, no podríais.
asambláa del pueblo, del mismo modo, en el futuro, respuesta, Adso- En efecto, he formulado
-Asrida áe que a igualdad de espesor debe co-
h propósición
será la comunidad de los sabios la que deberáProPoner
esa teología novísima y humana que es filosofía natural riÁpJ"¿.t igualdad'de poáervisu.al' ! lo he hecho.por-
y magíapositiva. ot.as"ocasiorr., L. tenido intuiciones individua-
empresa. Pero ¿es factible?
"".'."
i.r d.i*itt"o tipo. Sin duda, el que experimenta con las
-Noble creía que sí. cuáti.,nas de las hieibas sábe que todos los
-Bacon "rooi.d"d.s
í"Jrt"i¿""r herbáceos de igual naturaleza tienen efectos
vos?
-¿Y rgua-
yo Io creía" Pero Para eso habrí¿ que es- de igual naturaleza en los pacientes que Presentan
les iisposiciones. Por eso- el experimentador
tormula la
tar-También
seguro de que los simples tienen raz6n Porque
cuent; con la intuición de lo individual, que es la única ot"o"ii"ion de que toda hierbá de determinado tipo es
tUut"t"
buena. Sin embargo si la intuición de lo individual es la p"t" .l q.'tá sufre de calentura, o de qu.e"toda lente
única buena, tcómo podrá la ciencia reconstruir las le- á, á.rár*inado tipo aumenta en igual medida la visión
yes universales por cuyo intermedio, e inteqpretación, li nt ¡ndudáble que Ia cienlia a la que se relería
la magia buena se vuelve operativa?
"i",
Bacon versa sobre estas proposiciones' Fíjate que no
¿cómo podrá? t de cosas, sino de proposiciones sobre las cos¿s'
-Eso, "Ut"
295
294
La ciencia se ocupa de las proposiciones y de sus térmi- vida difícil, la vuestra! --
nos, y los términos indican cosas iguales. ¿Compren- -¡Qué todo, encontré a Brunello Gui-
des, Adso? Tengo que creer que mi proposición funcio- -bi" hacía
-exclamó
dos días'
llermo, refiriéndose al caballo de
na porque así me lo ha mostrado la experiencia, pero sea que hay un orden en el mundo!
para creerlo tendría que suponer la existencia de unas -¡O -comenté
iubiloso.
leyes univers¿les de las que, sin embargo, no puedo '-'- -9 sea que hay un poco de orden en mi pobre ca-
hablar, porque ya la idea de la existencia de leyes uni- Guillermo.
- - -r espondió
beza
versales, y de un orden dado de las cosas, entrañaría el E" -o-ento regresó Nicola esgrimiendo con
"qrrél
sometimiento de Dios a las mismas, pero Dios es algo aire triunfal una horquilla casi acabad-a'
tan absolutamente libre que, si lo quisiese, con un solo
-- Éorqrrilla esté sobre mi pobre nariz
cuando .rt"
acto de su voluntad podría hacer que el mundo fuese -V Guillermo- quiLa mi pobre cabeza esté algo
distinto. -dijo
más ordenada.
sea que, si no entiendo rnal, h¿céis, y sabéis por Llegó un novicio diciendo que.el 1{.'bad quería ver a
qué-Ohacéis, pero no sabéis por qué sabéis que sabéis lo Guilleimo y que lo esperaba en el jardín' Mi maestro
se
que hacéis. vio obligadb pott.tg"r sus exPerimentos para más tar-
"
Debo decir con orgullo que Guillerrno rne lanzó una de. Saliáos a ioda piisa hacia el lugar del encuentro'
mirada de admiración: i;;;i;;ino Gui[Érmo se dio una palmada en la fren-
que así sea I)e todos modos ya i., .o*o si de pronto hubiese recordado aJeo' .
ves-Puede
-dijo-.
por qué me siento tan poco seguro de mi verdad, cierio he descifrado los signos ca-
aunque crea en ella. -Por -dijo-'-,
balísticos de Venancio.
más místico que Ubertino! con cierta ¿Cuándo?
-¡Sois
malicia.
-dije -¿Todos? iormías. Y depende de lo que entiendas
Pero, como ves, trabajo con las cosas de la
-Quizá.Tampoco en la investigación que estamos oor-iulirrr,rrs
todos. He descifrado los signos que aParecleron
naturaleza. iu"ndo acerqué la llama al pergamino, los que tú co-
haciendo me interesa saber quién es buen<¡ y quién es que yo
piaste. Los apuntes en griego deberán esPerar a
malo. Sólo quiero averiguar quién estuvo ayer Por la no- -- -"- unas nuevas lentes"
tenga
che en el scriptorium, quién cogió mis anteojos, quién ¿Entonces? ¿Se ttataba del secreto de finis
dejó en la nieve huellas de un cuerPo que arrastra a otro
cuerpo, y dOnde está Berengario. lJna vez conozca esos
'--:*;y
Africae?
la clave era bastante fácil' Venancio disponía
hechbs, intentaré relacionarlos entre sí, suponiendo de los dote tignos zodiacales y d"e ocho
signos más' que
que sea posible, porque es difícil decir a qué causa co- J.rientbtt lJs cinco planetas, los dos luminares y la
rtespottde cada efecto . Bastaría la intervención de un Tierá. En total veinte signos" Suficientes Para asoclar-
ángól para que todo cambiase, por eso no hay que asom- que.Puecle
los con las lerras del alfabeto latino,"puesto
brirse si reiulta imposible dernostrar que dererminada sonido delas ini'
;a,le-ñir*r lrtru para exPresar el
cosa es la causa de determinada otra. Aunque siempre liale, de unurn y rtelni. Sabemos cuál es el orden de las
haya que intentarlo, como estoy haciendo en este caso. ütt*t. ¿Cuál podrt ser el orden de los signos? He pen-
296 297
sado en el orden de los cielos" Si se coloca el cuadrante deducciones" Era cierto que su wabaio había sido admi-
zodtacal en la periferia exterio¡ el orden es Tierra, i"Ut*t él no tenía la culpa de que el astutísimo Venancio
Luna, lvLercurio, Venus, Sol, etcérera, y luego la suce- ,o ,ó1" hubiese ocult"io su descubrimiento tras el velo
sión de los signos zodiacales según la secuencia tradi- J. oscuro alfabeto zodiacal, sino que también hu-
""
biera formulado un enigma indescifrable'
cional, como l" *errciona' entre otros, Isidoro de Sevi-
lla, empezando por Aries y el solsticio.de prim¿Yeta,y importa, ,ro i-potta' no me pid¿s disculpas
-NoGuifiermo interÁmpiéndome-" En el fondo
terminando por Piscis" Pues bien, al aplicar esm clave se -diü razón: aún sabemos muy Poco' Vamos'
descubre qrr. el mensaje de Venancio tiene un sentido' tieneé
Me mostró el pergamino, donde había transcrito el
mensaje ,r, gr"rrd., i"r""t.t.t latinos: Sectetwrn' finis
Africaá *orí, supra idolum 48e ptirnum et sEtimam de
qbatuor.
claro?
-¿Está -Preguntó"
*"rro sobre el iJ"lo oPera sobre el primero y el
-L
séptimo de los cuatro... *repétí moviendo la cabeza-'
¡No está nada claro!
lo sé. Ante todo trabría que saber qué entendía
-Ya
Venancio por i.dolum. ¿Una imagen, un fantasma' una
figura? Y iuego, iqué serán esos cuatro que tienen un
pfi*.to y utt"scptimo? ¿Y qui hay que hacer con ellos?
¿Movetlos, empuiarlos, tirar de ellos?
no sabemos nada y esüarnos igual que
-Entonces
antes muy contrariado.
-dije, .. d.tuuo y me miró con exPresión no
Guilleimo
del todo benévola"
muchacho este que aquí ves es
-Querido -dijo-,
rn ooür. franciscano' que con sus modestos conoci-
rni.r,to, y el poco de habilidad que debe a la infinita po-
i.rr"i" d.l SÉ¡". ha logrado déscifrar en pocas.horas
una escritura secreta ..iyo estaba convencido de
"utot
ser el único caPaz de dáscifrar.." ¿Y tú, miserable bri-
bón, eres tan iglorante como Para" atreverte a decir que
estamos igual que al PrinciPio?
Traú áe disculparm. .ott o pude" Había herido la
vanidad de mi rn"áttto. Sin embargo, él sabía lo orgu-
lloso que yo estaba de la rapidez y consistencia de sus
Lgg
A partir de aquel momento' les perdí
Guillermo mantuvo otra convers¿cron con
Cuarto día
VÍSPERAS
la cuarta tromPeta!
Le pregun té por qué creía que la clave para mterPre-
la secuencia de los crímenes estaba en el libro de la
'revelación. Me miró asombrado;
el libro de J uan está Ia clave de todo! añre'
-Y
dió-¡En
con una mueca de rencor-: Yo lo sabía, hace mu-
4r,
cho que lo vengo anunciando... Fui yo, sabes, el
propuso al Abad... al de aquella época, reunir la
cantidad posible de conrentarios del Apocalipsis.
a ser el bibliotecaritr... Pero luego el otro logró que
enviaran a Silos, donde encontró los rnanuscntos
bellos, y regresó con un espléndido botín" Oh,
dónde buscar, hablaba incluso la lengua de los
Así fue como obtuvo l¿ custodia de la biblioteca, en
lugar. Pero Dios lo castigó haciéndole entrar antes exrsten anrma-
tiempo en el reino de las tinieblas" Jo, j^.". con interesante si no fuese Porque'
-rió en dientes en la mandíbula suPe rror, que, no obs-
lignidad aquel viejo que hasta entonces, hundido
calma de la senectud, me habíaparecido inocente ambién carecen de cuernos, como el camello,
ejemplo. Finalmente, descubres que
todos los ani-
un niño"
sin diente s en la mandíbula suPerior tienen
dos
quién os estáis refiriendo? cuando se
-¿A
llermo. -preguntó . Pues bien, Puedes suPoner que
ne-
mastrca mal y, por tanto, se
Nos miró desconcertado" Pocos dientes se
otro estómago para poder digerir mejor los ali-
quién hablaba? No recuerdo.". Eso fue haco
-¿De
tanto tiempo. Pero Dios castiga, Dios borra, Dios ofus"
qué vienen los cuernos? con
ca incluso la memoria. Se han cometido muchos actos ia -pregunté
-Pero por qué os ocuPáis de los animales
de soberbia en la biblioteca. Sobre todo desde que cayó
en manos de los extranjeros. Pero Dios no deia de casti.
gar.-.
No logramos que dijera nada nús, de modo que lo
dejamos entregado a su pacífico y rencoroso delirio.
Guillermo dijo que aquella conversación le había inte.
resado mucho:
es un hombre al que conviene escuchu.
-Alinardo
Siempre que habla dice algo interesante.
ha dicho esta vez?
-¿Qué Guillermo-, resolver un misterio
-Adso -dijo
no es como deducir parÍir de primeros principios.
Y tampoco es como recoger^ un montón de datos parti-
culares para inferir después una ley general. Equivale
más bien ¿ encontrarse con uno, dos o tres datos panicu-
lares que al parecer no tienen nada en común, y tratar de
imaginar si pueden ser otros tantos casos de una ley ge-
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mular previsiones, y descubres que habías ¿certado. entonces atreví a comentar-, aún es-
Pero hasta el finel no podrás saber qué predicados de. -Pero -me
os de la solución...
bes introducir en tu razonamiento, y qué otros debes muy cerca,pero no sé de cuál.
descartar. Así es como estoy procediánáo en el presen-
-Estoysea que no tenéis una única resPuesta Para
te caso. Alineo un montón de elementos inconexos, e -¿O
westras preguntas?
imagino hipótesis. Pero debo imaginar muchas, y gran la t,rliera, Adso, enseñaría t'eoLogía en París'
parte de ellas son tan absurdas que me daría vergüenza
-Si París siempre tienen la respuestaverdadeta?
decírtelas. En el caso del caballo Brwnello, por ejemplo,
-¿En p.ro.riátt muy seguros de sus errores'
-Ñ.rrra",
lrori con infantil impertinencia-'
cuando vi las huellas, imaginé muchas hipótesis com-
-¿Y -dije
errores?
plementarias y contr¿dictorias: podía tratarse de un ce- '--; cometéis
¡Nunca
'^ Pero en lugar de con-
ballo que habíahuido, podía ser que, montando ese her- menudo
-respondió-'
cebir uno solo, imagino muchos' Para no
convertlrme
moso caballo, el Abad hubiera descendido por la
pendiente, podía ser que un caballo, Brunello, hubiese en el esclavo de ninguno-
-- frrf. pareció éui[ermo no tenía el menor interés
dejado los signos sobre la nieve y que otro caballo, que
entre
Faaello, el día anterior, hubiera dejado las crines en la ,n l" rrttd"d, qui no es otra cosa qu€ Ia adecuación
divertía imagi-
mata,, y que unos hombres hubiesen quebrado las ra- ü-"át" y .l i"t"lt"to. É1, ",, ca*bio, se
mas. Sólo supe cuál erala hipótesis correcta cuando vi n.ttdo límryor cantidad posible de posibles'
al cillerero y a los sirvientes buscando con ansiedad. óonfiesó qrr. .r, *omtnio desesperé de mi
"q.ril mal que ha
Entonces comprendí que la única hipótesis buena era la maestro y me sorPrend? petts"tt6l6;.*Menos
por la sed de ver-
de Brunello,y traté de probar si era cierta apostrofando iir-J" ú inquisiáón." T'omé Partido
a los monjes en la forma en que lo hice. Gané, pero del d"á q". animaba a Bernardo Gui"
---Co"
mismo modo hubiese podido perder. Ahora, a propósi- la mente ocupada en tan culpables pensamien-
Santo'
to de los hechos ocurridos en la abadía, tengo muchas ,or, *á, turbado q.t. ¡,td"t la- noche del Jueves
para consumir la
hipótesis atractivas, pero no existe ningún hecho evi- r*;;;;¿"ili.táo J., el refectorio
dente que me permita decir cuál es [a mejor. Entonces, cena.
para no acabar haciendo el necio, prefiero no empezar
haciendo el listo. Déjame pensar un poco más, hasta
mairlna,al menos.
En aquel momento comprenü cómo razonaba mi
maestro, y me pareció que su método tenía poco que
ver con el del filósofo que razoneba partiendo de pri-
meros principios, y los modos de cuyo intelecto coinci-
den casi con los del intelecto divino. Comprendí que,
cuando no tenía una respuesm, Guillermo imaginaba
una multiplicidad de respuestas posibles, muy distin-
tas unas de otras. Me quedé perplejo.
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