La Complejidad de Las Organizaciones

LA COMPLEJIDAD DE LAS ORGANIZACIONES
Por: Ing. Emily Casanova
Es ampliamente conocido que una empresa es una organización que se dedica a la

producción, comercialización o prestación de servicios con el objetivo de obtener
beneficios económicos (Moreno, 2019). Aun cuando los objetivos de las empresas
corresponden a fines personales, debido a que es el aumento de riqueza para sus socios,
estas organizaciones son importantes para la sociedad debido a que generan empleo,
producen bienes y servicios que satisfacen las necesidades de los consumidores, y
contribuyen al desarrollo económico de la zona o región donde se encuentran, dinamizando
las actividades económicas. Además, las empresas también pueden ser responsables de la
innovación y el progreso tecnológico, dependiendo de los bienes o servicios que producen.
Ahora bien, para poder introducir de manera adecuada el presente ensayo, es necesario,
además, mencionar los elementos más relevantes de la complejidad, la cual se refiere a
sistemas compuestos por una serie de elementos que se relacionan entre sí y cuyo
comportamiento y propiedades no son evidentes a simple vista, dentro de las tantas
apreciaciones que se tiene de la complejidad es que esta puede ser medida por el número
total de propiedades transmitidas por un objeto y detectadas por un observador (Quiroz
et al., 2020). Además, otra definición expone que la complejidad también puede entenderse
desde un punto de vista organizacional como una vasta red interrelacionada de tareas y
procesos que se reparten dentro de un grupo humano con la finalidad de alcanzar
determinados objetivos.
Considerando lo señalado, las empresas pueden al ser clasificadas en diferentes tipos según
su tamaño, propiedad, sector de actividad, pueden entonces tener un nivel de complejidad
especifico de acuerdo a su tamaño pequeñas, medianas o grandes, o tipo de propiedad, bien
sea de una o varias personas (Acosta et al., 2018). Asimismo, la complejidad de estas,
puede variar de acuerdo a al sector de actividad en el que operan, como el sector primario
(agricultura, pesca, minería), el sector secundario (industria manufacturera) y el sector
terciario (servicios).
En concordancia a lo señalado, al respecto de la complejidad, es necesario destacar que es
una noción utilizada en diferentes ámbitos del saber, como la filosofía, las ciencias, la
sociología, la informática, las matemáticas, entre otras (Jiménez, 2020). La complejidad
puede ser clasificada en diferentes tipos según su grado de dificultad. Por lo que, dentro de
las características de la complejidad se encuentran:
La complejidad se refiere a sistemas compuestos por una serie de elementos que se

relacionan entre sí y cuyo comportamiento y propiedades no son evidentes a simple vista
(Jiménez, 2020).
Tomando como base lo anterior, al detenerse en el análisis de las funciones de la empresa,

es posible evidenciar que la variedad de funciones y procesos que existen en esta, hacen
que sean un sistema complejo (Quiroz et al., 2020). Por ejemplo, dentro de las funciones de
la empresa, se encuentran: la dirección de empresas, la gestión económica y financiera, la
producción, la comercialización, la investigación y el desarrollo, y la responsabilidad social
corporativa.
La dirección de empresas define los objetivos, los recursos y la organización de la empresa

a largo, medio y corto plazo, mientras que la gestión económica y financiera se encarga de
los temas relacionados con la contabilidad, las finanzas y los temas fiscales (Jiménez,
2020). Por su parte, la producción se refiere a la creación de bienes y servicios, mientras
que la comercialización se refiere a la venta de los mismos. La investigación y el desarrollo
se refieren a la creación de nuevos productos y servicios, y la responsabilidad social
corporativa se refiere a la contribución de la empresa al bienestar social y ambiental.
Ahora bien, dentro de las características de la complejidad, también se encuentra que los
sistemas complejos son el resultado de una intrincada red de operaciones simples, es decir,
las organizaciones son complejas debido a la red de actividades que se ejecutan para
enlazar los procesos y funciones que se dan dentro de estas.
Por lo tanto, con base a lo expuesto hasta ahora, la complejidad organizacional se refiere a
cómo múltiples entidades de una organización se diferencian entre sí. Una organización
compleja tiene un tamaño mayor de su estructura organizacional o tiene una mayor
cantidad de recursos en cualquier división, proyecto o equipo, asimismo, la complejidad
organizacional puede ser medida por el número total de unidades estructurales en las que se
agrupan los miembros de una organización (Quiroz et al., 2020). Conviene señalar que, la
formación de esas unidades se da a través de un proceso de diferenciación que tiene lugar a
través de la segmentación de la estructura existente o por la adición de nuevas unidades a
esa estructura.
Es necesario hacer mención que la complejidad organizacional puede tener un impacto en

otros aspectos estructurales de la organización, como sus sistemas de comunicación, su
nivel de formalización y su grado de centralización (Quiroz et al., 2020). La complejidad
organizacional también puede plantear el problema del grado de profesionalización de sus
miembros como variable que influye sobre el tipo de estructura de la propia organización.
Finalmente, se concluye que la complejidad puede ser entendida desde un punto de vista
organizacional como una vasta red interrelacionada de tareas y procesos que se reparten
dentro de un grupo humano con la finalidad de alcanzar determinados objetivos.
Referencias
Acosta, M., Lovato, S., & Buñay, J. (2018). La responsabilidad social corporativa y su rol
en las empresas ecuatorianas. Revista Lasallista de Investigación, 15(2), 105-117.
https://doi.org/10.22507/RLI.V15N2A8
Jiménez, F. (2020). Administración de Operaciones: Análisis de las estrategias de

operaciones en las empresas como elemento clave para la competitividad. Polo del
Conocimiento: Revista científico - profesional, 5(10), 551-559.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?
codigo=7659390&info=resumen&idioma=SPA
Moreno, J. (2019). Compromiso Organizacional y Riesgos Psicosociales. Revista San

Gregorio, 1(35), 157-173. https://doi.org/10.36097/RSAN.V1I35.1107
Quiroz, H., Olortegui, E., & Ponce, D. (2020). Planeamiento estratégico como instrumento
de gestión en las empresas: Revisión bibliográfica. Revista Científica Pakamuros,
8(4), 31-44. https://doi.org/10.37787/PAKAMUROS-UNJ.V8I4.147

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