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Noticia G.E

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CAMINO CLAVER.

Fue una caminata que hicimos el 15 marzo de este año.


Este espacio fue pensado para que nosotros los estudiantes partícipes de los grupos huellas de
las diferentes instituciones de Fe y Alegría y el colegio Santa Luisa conectaramos con la casa
común, nos invitó a ser conscientes del cuidado de todo el planeta, a aplicar los valores
huellitas y reconocernos con ellos. Fue un recorrido lleno de descubrimientos, reflexiones,
conexiones profundas y crecimiento espiritual en el parque “entre nubes” y con el
recibimiento del colegio San Vicente de la localidad de San Cristóbal.

A través de diferentes estaciones y por pequeñas comunidades seguiamos un recorrido el cual


tenía diferentes estaciones en las que cada una tenia una reflexión diferente, siguiendo la
carta de papa Francisco “Laudato si”

En las estaciones hablamos temas como:


La reflexión sobre los momentos que han definido nuestro camino. Nos invitaron a recordar
las personas que han dejado una huella en nuestro corazón, los recuerdos que me han hecho
sonreír en momentos difíciles, los aciertos que me han llenado de gratitud y las
equivocaciones que me han enseñado a ser humilde.
Cada montaña escalada, cada desafío superado, fueron metáforas de los desafíos y alegrías
que hemos experimentado en nuestras vidas. Al mirar hacia atrás, nos pudimos dar cuenta de
cuánto hemos crecido, de los altibajos que hemos enfrentado y de las lecciones que hemos
podido aprender.
Hacemos un paréntesis sobre la carta del papa Francisco “Laudato si” y reflexionamos sobre
las diferentes formas en la que nos estamos destruyendo tanto a nosotros como a nuestro
hogar.
CITO: En estos momentos de reflexión, me encuentro recordando las palabras que compartí
hace ocho años en mi Carta encíclica Laudato si', una llamada urgente a cuidar nuestra casa
común. En aquel entonces, expresé mis más profundas preocupaciones sobre el estado de
nuestro planeta, un lugar que compartimos y que, lamentablemente, está sufriendo las
consecuencias de nuestro descuido. A medida que el tiempo avanza, me preocupa aún más la
falta de acciones significativas frente a la realidad que nos rodea. Nuestro mundo se está
desmoronando ante nuestros ojos, y tal vez nos estemos acercando a un punto de no retorno.
El cambio climático ya no es una mera posibilidad; sus efectos se están haciendo sentir en la
salud, el trabajo, el acceso a recursos, la vivienda y en las migraciones forzadas de muchas
personas. Es difícil ignorar los signos cada vez más evidentes del cambio climático…
En este momento crítico, me puedo preguntar: ¿Qué estamos haciendo para revertir esta
situación? ¿Cómo podemos trabajar juntos para proteger nuestra casa común y asegurar un
futuro sostenible para las generaciones futuras?

Siguiendo con las reflexiones, dimos gracias sobre todas las situaciones que nos permitieron
llegar hasta el lugar en el que estamos, independientemente de nuestra creencia nos tomamos
un tiempo para pensar en lo bueno, en lo que nos forma, fue un momento de introspección y
gratitud.
En los momentos de silencio, encuentro consuelo en lo más profundo de mi corazón. En esos
momentos de introspección, nos enfrentamos a las preguntas más profundas de la existencia:
¿Quién soy? ¿Cómo me veo? ¿Qué espero de mí? ¿Qué anhelo lograr? Son preguntas que
sólo encontramos respuesta en el silencio, dónde puedo escuchar mi interior y sentir amor
propio.

Reconocimos los dones y talentos que yacen en nosotros. A menudo puede verse difícil el
reconocer y valorar estas bendiciones. En este viaje que es la vida, sabemos que habrán
desafíos y personas difíciles en nuestro camino. Pero también que debemos enfrentar estos
retos y asumir riesgos para crecer y encontrar la verdadera esencia. Nos preguntaron ¿cuáles
son los desafíos que debo enfrentar en este momento de mi vida?
Me doy cuenta de que el miedo puede paralizarnos, puede hacer que quedemos atrapados en
nuestra zona de confort, impidiéndonos alcanzar el pleno potencial como ser humano.
Reconozco que el verdadero amor implica tomar riesgos, implica ser capaz de arriesgarse por
los demás, de amar incondicionalmente.
También reflexionamos sobre las cosas que me impiden vivir con plenitud: las dinámicas que
me encierran, los malos sentimientos hacia otros, la duda que me paraliza; reconociendo que
estas son barreras que debo superar para alcanzar la verdadera paz y felicidad en mi vida.

Al final de este camino de reflexión, reconocimos que cada cambio, cada desafío y cada
obstáculo han sido una oportunidad de crecimiento y transformación. Que a través de ellos
tenemos la oportunidad de descubrir nuevas fortalezas dentro de cada uno, de aprender
lecciones importantes y de desarrollar una mayor comprensión de sí mismo y de los demás.
Al final de la caminata compartimos cómo nos sentimos, nuestra experiencia y lo gratificante
que fue y cerramos totalmente con el siguiente mensaje Regreso de vuelta con una misión,
compartir lo que he aprendido, comunicar quizá con palabras o con vida lo que he
descubierto en el camino, una nueva forma de mirar, valores a los que quizá no daba
demasiada importancia, rostros concretos, historias, conexiones, pienso en lo que podre
compartir de lo vivido y así cada uno salio muy diferente a como entró.

Como experiencia y para mi fue una muy buena actividad ya que muchas veces no nos
tomamos en serio el tiempo de reflexión y también el espacio nos permitió admirar lo bonito
de nuestra ciudad, apartando lo concurrido y conocido por todos.

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