Via Lucis

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

VÍA LUCIS:

atrévete a VIVIR la resurrección


De un modo similar al que se realiza un Via Crucis, proponemos la
celebración de un Via Lucis que recorra, con el evangelio de Lucas,
7 de los momentos simbólicos del resucitado.

Repartimos las lecturas entre los chicos. A cada grupo se le dará


la estación que debe preparar con diferentes textos: el evangelio
correspondiente, una reflexión y una oración.

Además, en cada estación hay un gesto:


● Tendrán impresa la palabra que después será rota y que
aparece señalada en cada estación (por ejemplo, “miedo”). •
Alguien del grupo mostrará ésta palabra y la romperá, tras la
reflexión.

● En cada estación, además, después de romper la palabra y


durante la oración puede encenderse una vela / pebetero para
simbolizar ese “camino de luz”. La puede encender la
catequista tomando fuego del Cirio Pascual.

Entre estación y estación se puede cantar un canto


pascual: “En la Pascua de Jesús”
RITOS INICIALES

Presidente: La alegría de la resurrección del Señor nos reúne.


Vamos a celebrar su presencia entre nosotros. Nos vamos a servir
del evangelio de Lucas; así veremos cómo experimentaron los
primeros cristianos la presencia de Jesús vivo, cómo fueron
capaces de atreverse a vencer los miedos y anunciar que Jesús
había resucitado. Comenzamos en el nombre del Padre, y del Hijo y
del Espíritu Santo.

Canto mientras se recibe la presencia del Cirio pascual.

P.Primera estación: Jesús anuncia su muerte y resurrección.

1. Canto.
Lector: “Se llevó aparte a los Doce y les dijo:
-Mirad, estamos subiendo a Jerusalén y se va a cumplir todo lo que
escribieron los profetas acerca de ese Hombre: lo entregarán a los
paganos, se burlaran de él, lo insultarán, le escupirán; después de
azotarlo, lo mataran, pero al tercer día resucitará. Ellos no entendieron
nada de aquello; aquel lenguaje seguía siendo un enigma para ellos y no
comprendían lo que quería decir” (Lc 18, 31 -34).

Oración y reflexión:
Frente a la muerte, Tú, Jesús, anuncias la resurrección. La muerte ya no
tiene la última palabra. Por eso, hoy, rompemos precisamente esa palabra
(y se rompe el cartel con la palabra “muerte”).

Oración: Señor Jesús, ayúdanos a hacer de nuestra fe un encuentro


personal contigo. Que, de nuestra intimidad, brote la luz necesaria para
comprender tu palabra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Canto.
Se va a la siguiente estación.
II

Pres: Segunda estación: Unas mujeres encuentran el sepulcro vacío.

Canto.

Lector: “Encontraron corrida la losa, entraron y no encontraron el cuerpo


del Señor Jesús. No sabían qué pensar de aquello, cuando se les
presentaron dos hombres con vestidos refulgentes; despavoridas, miraban
al suelo, y ellos les dijeron:
-¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha
resucitado. Acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea (...).
Recordaron entonces sus palabras, volvieron del sepulcro y anunciaron
todo esto a los Once y a los demás” (Lc 24, 4-10).

Oración y reflexión:
Jesús, en medio de la incertidumbre y el desconcierto, tú envías a tus
mensajeros para anunciar que, contigo, todo cambia. Ellas, las mujeres del
evangelio, pasan de la duda a la certeza. Haz también que, nosotros,
podamos anunciar tu resurrección como ellas. (Se rompe el cartel con la
palabra “duda”).

Oración: Señor Jesús, gracias por aquellos que se preocupan de llevar tu


Palabra a todos los hombres. Fortalece nuestra entrega para que seamos
fieles mensajeros de tu Buena Nueva. Tú que vives y reinas por los siglos
de los siglos.

Canto.

Se va a la siguiente estación.
III
Presidente: Tercera estación: Jesús camina a nuestro lado, pero no le
reconocemos.

Canto.

Lector: “Aquel mismo día hubo dos discípulos que iban de camino de una
aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén, y
comentaban lo sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en
persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero estaban cegados y
no podían reconocerlo” (Lc 24, 13-17).

Oración y reflexión:
Nos cuesta aceptar que tú estés entre nosotros. Es como si viviéramos
ciegos. Por eso, Tú, Jesús, nos devuelves la vista para reconocerte, para
poder alegrarnos contigo. (Se rompe el cartel con la palabra “ciegos”).

Oración: Señor Jesús, en los que me rodean, en los que sufren, en los
acontecimientos de mi vida, caminas a mi lado. Pero no te reconozco.
Concédenos unos ojos limpios, para descubrirte cercano a nosotros.
Concédenos un mirar nuevo, para encontrarte en aquellos que tu bondad
pone a nuestro lado para mostrarles tu amor. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos.

Canto.

Se va a la siguiente estación.
IV

Presidente: Cuarta estación: Jesús les explica las Escrituras


Lector: “Entonces Jesús les dijo:
-¡Qué torpes sois y qué lentos para creer lo que anunciaron los profetas!
¿No tenía el Mesías que padecer todo eso para entrar en su gloria? Y
comenzando por Moisés y siguiendo por los Profetas, les explicó lo que se
refería a él en toda la Escritura” (Lc 24, 25-
28).

Oración y reflexión:
Los discípulos de Emaús tenían cerrado su corazón. Incapaces de
descubrir la verdad escondida en tu Palabra, se cierran a la posibilidad de
tu vida y de tu resurrección. Rompe, señor, nuestra cabezonería. (Y se
rompe también el cartel con la palabra “cabezonería”).

Oración: Señor Jesús, leemos tantas veces tu palabra, que pasa


desapercibida. Abre nuestros oídos para que encontremos, siempre, la
novedad de tu mensaje. Abre nuestro corazón para que vivamos, con
alegría, tu palabra recibida. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.

Canto.

Se va a la siguiente estación.
V

Pre. Quinta estación: Jesús parte para nosotros el pan

Canto.

Lector: “Cerca ya de la aldea a donde iban hizo ademán de seguir


adelante; pero ellos le insistieron diciendo:
-Quédate con nosotros, que está atardeciendo y el día va ya de caída. El
entró para quedarse. Recostado a la mesa con ellos, tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo ofreció. Se les abrieron los ojos y lo
reconocieron, pero él desapareció. Entonces comentaron:
-¿No estábamos en ascuas mientras nos hablaba por el camino
explicándonos las Escrituras?” (Lc 24, 28-33).
Oración y reflexión:
La Eucaristía es la mesa donde todos tenemos un lugar y donde Tú, Jesús,
te haces presente cada día. Pero nosotros preferimos vivir divididos o
enfrentados y nos cuesta acogerte en nuestra casa, en nuestra vida.
Rompe, Señor, nuestra división y une nuestra vida con tu Pan. (Se rompe
el cartel en el que aparece la palabra “división”).

Oración: Señor Jesús, que has hecho de la Eucaristía momento


privilegiado de encuentro contigo y con los hermanos, ayúdanos a vivir
intensamente este Misterio, para que, uniéndonos más a ti, creemos en
nuestra Iglesia verdadera comunión fraterna. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos.

Canto.

Se va a la siguiente estación.
VI

Pre.: Sexta estación: Jesús se presenta a los discípulos

Canto.

Lector: “Mientras hablaban se presentó Jesús en medio y les


dijo: -Paz con vosotros.
Se asustaron y, despavoridos, pensaban que era un fantasma. Él Ies dijo:
-¿Por qué estáis asustados? ¿Por qué os vienen esas dudas? Mirad mis
manos y mis pies: soy yo en persona” (Lc 24, 36-38).

Oración y reflexión:
La actitud de tus apóstoles se resume en una palabra: MIEDO. Miedo al
qué dirán, a aceptar que Tú haces posible lo que parece imposible, a abrir
nuestra vida a la posibilidad de tu llamada y de tu elección. También
nosotros vivimos con ese mismo miedo. Rómpelo para hacernos más
libres. (Se rompe el cartel con la palabra “miedo”).

Oración: Señor Jesús, concédenos tu paz para que vivamos en plenitud la


alegría de tu resurrección. Haznos comprender que donde están nuestros
hermanos allí te encontraremos y, junto a ellos, los temores serán vencidos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Canto.

Se va a la siguiente estación.
VII

Presidente: Séptima estación: Jesús sube al Padre

Canto.

Lector: “Después los sacó a Betania y, levantando las manos, los bendijo.
Mientras los bendecía, se separó de ellos y se lo llevaron al cielo. Ellos se
postraron ante él y se volvieron a Jerusalén llenos de alegría. Y se pasaban
el día en el templo bendiciendo a Dios" (Lc 24, 50-53).

Oración y reflexión:
A mí tampoco me gustaría separarme de ti, Señor. No me gusta que ya no
estés físicamente con nosotros. Pero es necesario que sea así para que
seamos nosotros los que tomemos el relevo. Tenemos que atrevernos a
ser tus testigos en medio de un mundo que quiere, mejor, nuestro silencio.
(Se rompe el cartel con la palabra “silencio”).

Oración: Señor Jesús, danos tu fuerza para proclamar ante los hombres la
llegada del Reino y la necesidad de convertir nuestros corazones a sus
exigencias. Infúndenos tu Espíritu para que nuestra vida sea testimonio
creíble de las verdades que proclamamos. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos.

Canto.
RITOS FINALES

Presidente: Hemos acompañado a Jesús, Luz del mundo, a través de su


resurrección. Hemos comprendido cómo esa resurrección cambia nuestra
historia, pero, sobre todo, la historia de aquellos hombres y mujeres llenos
de miedo. Con Jesús son lanzados a anunciar la vida que viene de Dios y
a aceptar el reto de ser sus testigos, sus enviados, sus mensajeros, sus
pies, sus manos y su corazón en medio del mundo. ¿Te atreverás tú
también? Dios te
está llamando, ¡no lo dudes! Y quiere que seas tú, como religioso,
sacerdote o laico comprometido, la puerta de Dios en nuestra Tierra.

El Señor ha resucitado del sepulcro, aleluya. Dad gracias al Señor porque


es bueno, porque es eterna su misericordia. Aleluya. Somos testigos de la
resurrección. El Señor nos envía a llevar su mensaje de alegría, amor y
paz. Nos acompaña la bendición de Dios que es Padre, Hijo, y Espíritu
Santo.

Tres o cuatro alumnos salen con los carteles y una imágen de Jesús
resucitado. “JESÚS VIVE” “HA RESUCITADO” “ALELUYA”

Todos: Amén.

También podría gustarte