Sigmund Freud

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Sigmund Freud

fue un médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y


una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX.
Fue el mayor de seis hermanos (cinco mujeres y un varón). Tenía además dos
hermanastros de uno de los dos matrimonios anteriores de su padre. En 1860,
cuando contaba con tres años de edad, su familia se trasladó a Viena,
esperando el padre recobrar la prosperidad perdida de su negocio de lanas.
Según sus propias palabras, «fue educado sin religión y permaneció
incrédulo», de modo que sus lazos con el judaísmo no fueron ni religiosos, ni
nacionalistas, aunque se identificó siempre con su cultura.8
A pesar de que su familia atravesó grandes dificultades económicas, sus
padres se esforzaron para que obtuviera una buena educación y en 1873,
cuando contaba con 17 años, Freud ingresó en la Universidad de Viena como
estudiante de medicina en un ambiente de antisemitismo creciente. En 1877
abrevió su nombre de Sigismund Freud a Sigmund Freud. Estudiante poco
convencional pero brillante, fue ayudante del profesor E. Brücke en el
Instituto de Fisiología de Viena entre 1876 y 1882. 9 En 1880 conoció al que
sería su mentor, Joseph Breuer.

En 1881 se graduó como médico.12 Freud trabajó bajo la dirección de Theodor


Meynert en el Hospital General de Viena entre los años 1883 y 1885. Como
investigador médico, Freud fue un pionero al proponer el uso terapéutico de
la cocaína como estimulante y analgésico. Entre 1884 y 1887 escribió muchos
artículos sobre las propiedades de dicha droga. Sobre la base de las
experimentaciones que él mismo realizaba en el laboratorio de neuroanatomía
del notable patólogo austríaco y especialista en histología Salomon Stricker,
logró demostrar las propiedades de la cocaína como anestésico local.
El primer reconocimiento oficial como creador del psicoanálisis fue en 1902
al recibir el nombramiento imperial como profesor extraordinario, hecho que
Freud comentaría en una carta a Wilhelm Fliess fechada en Viena el 11 de
marzo de 1902, señalando sarcásticamente que esto era «...como si de pronto
el papel de la sexualidad fuera reconocido oficialmente por su Majestad...».
Freud innovó en dos campos. Desarrolló simultáneamente, por un lado,
una teoría de la mente y de la conducta humana; y por otro, una técnica
terapéutica para ayudar a personas con afecciones psíquicas. Algunos de sus
seguidores afirman estar influidos por uno, pero no por otro campo.
Probablemente, la contribución más significativa que ha hecho al pensamiento
moderno es la de intentar darle un estatus científico (no compartido por varias
ramas de la ciencia y la psicología) al concepto de lo inconsciente (que tomó
de Eduard von Hartmann, Schopenhauer y Nietzsche).
Sus conceptos de «inconsciente», «deseo inconsciente» y «represión» fueron
revolucionarios. Proponen una mente dividida en capas o niveles, dominada
en cierta medida por una voluntad primitiva, más allá de la esfera consciente y
que se manifiesta en «producciones» tales como chistes, lapsus, actos
fallidos, sueños y síntomas.
En su obra más conocida, La interpretación de los sueños (Die Traumdeutung,
1900), Freud explica el argumento para postular el nuevo modelo del
inconsciente y desarrolla un método para conseguir acceder al mismo,
tomando elementos de sus experiencias previas. Como parte de su teoría,
postula también la existencia de un preconsciente, que describe como la capa
entre el consciente y el inconsciente (el término subconsciente es utilizado
popularmente, pero no forma parte de la terminología psicoanalítica). La
represión, por su parte, tiene gran importancia en el conocimiento de lo
inconsciente.
De acuerdo con Freud, las personas experimentan a menudo pensamientos y
sentimientos tan dolorosos que no pueden soportarlos. Freud se refiere a esta
idea a lo largo de toda su obra, principalmente en sus Trabajos sobre
metapsicología.30Según sostuvo, estos pensamientos y sentimientos (al igual
que los recuerdos asociados) no pueden ser expulsados de la mente, pero sí del
consciente para formar parte del inconsciente, manteniendo lo reprimido su
efectividad psíquica y retornando en forma de alguna de sus producciones.30
Aunque a lo largo de su carrera Freud intentó encontrar patrones de represión
entre sus pacientes que derivasen en un modelo general para la mente, observó
que sus distintos pacientes reprimían hechos diferentes. Además, advirtió que
el proceso de la represión es en sí mismo un acto no consciente (es decir, no
ocurriría a través de la intención de los pensamientos o sentimientos
conscientes).
Freud buscó una explicación a la forma de operar de la mente. Propuso una
estructura de la misma dividida en tres partes: el ello, el yo y el superyó
(véase ello, yo y superyó):

 El ello representa las pulsiones o impulsos primigenios. Según


Freud, constituye el motor del pensamiento y el comportamiento
humano. Contiene nuestros deseos de gratificación más primitivos.
 El superyó, la parte que contrarresta al ello, representa los
pensamientos morales y éticos.
 El yo permanece entre ambos. Actúa mediando entre nuestras
necesidades primitivas y nuestras creencias éticas y morales. No es
sinónimo de la consciencia (existen partes del yo que son
inconscientes). Un yo saludable proporciona la habilidad para
adaptarse a la realidad e interactuar con el mundo exterior de una
manera que represente el mejor compromiso entre los deseos y
mociones pulsionales del ello y las demandas restrictivas o punitivas
provenientes del superyó.
Freud estaba especialmente interesado en la dinámica de estas tres partes de
la mente. Argumentó que esa relación está influenciada por factores o energías
innatos, que llamó pulsiones. Describió dos pulsiones antagónicas:

 Eros o pulsión de vida, una pulsión sexual tendente a preservar la


vida.
 Tánatos o pulsión de muerte. Representa una moción agresiva,
aunque a veces se resuelve en una pulsión que nos induce a volver a
un estado de calma, principio de nirvana o no existencia, que basó
en sus estudios sobre protozoos (Más allá del principio de placer).
Freud también sostuvo que la libido madura en los individuos por medio del
cambio de su objeto. Argumentó que la sexualidad infantil es
«polimórficamente perversa», en el sentido de que una gran variedad de
objetos pueden ser una fuente de placer. Conforme las personas se desarrollan,
se fijan sobre diferentes objetos específicos en distintas fases:

1. Fase oral, ejemplificada por el placer de los bebés en la lactancia.


2. Fase anal, ejemplificada por el placer de los niños al controlar
sus esfínteres.
3. Fase fálica. Propuso que llega un momento en que los niños
pasan a una fase donde se fijan en el progenitor de sexo opuesto
(complejo de Edipo). Desarrolló un modelo que explica la forma
en que este patrón encaja en el desarrollo de la dinámica de la
mente. Cada fase es una progresión hacia la madurez sexual,
caracterizada por un fuerte yo, y la habilidad para retardar la
necesidad de gratificaciones.
4. Período de latencia, en que se desarrollan fuerzas psíquicas que
inhiben el impulso sexual y reducen su dirección.
5. Fase genital, surge en la adolescencia, cuando maduran los
órganos genitales. Surgen los deseos sexuales y agresivos.

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