Historia de La Revolución Francesa
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LIBRARY
OF THE
UNIVERSITY
OF ILLINOIS
944.04
M58hSPb
V.1
J. MICHELET
HISTORIA
DE LA
REVOLUCIÓN FRANCESA
TOMO I
DERECHOS ART IV
DEL HOMBRE La libertad consiste
eu poder hacer todo
la que no
ART I perjudique otra
Los hombres ART X
nacen y viven libres Nadie debe ser
iguales inquietado
en derechos . por sus opinioues
politicas y religiosas
VALENCIA
BIBLIOTECA POPULAR
1898
J. MICHELET
944.04
M58hSPb
vil
MICHELET
Retrato de Poinsot, amigo de la in- dor del pueblo , la del que supo relatar
fancia de Michelet con inextinguible poesía los sufrimien-
tos y las sublimidades de los humildos
y los oprimidos ; la del cantor de la Revolución Francesa , la del más
grande de los escritores republicanos: Michelet , en una palabra .
La ciudad de París realizó un acto de justicia uniendo el centena-
rio del nacimiento de Michelet con la fiesta de la Revolucion , el ani-
versario de la toma de la Bastilla . Nadie como Michelet ha ensalzado al
MICHELET
hecho para que así resultasen más hermoso su relato ó más lógicas sus
conclusiones : expuso siempre con franqueza hasta los hechos que pug-
naban más con sus juicios ; pero junto á esta veracidad empleó tanto
arte en la redacción de sus obras , buscó de tal modo la vida y la acción
tuerce los anillos buscando asir y ahogar mejor al pueblo que despierta :
1V MICHELET
**
La infancia de Michelet fué tan triste , tan dramática , que bien me-
rece ser conocida . El mismo Michelet fué su propio historiador . pues , en
•
muchos pasajes de sus obras habla de su familia y recuerda los hechos
de su infancia y su juventud.
Los primeros años de este poeta de la historia no fueron tranquilos
como los de Lamartine , el gran poeta francés , ni felices y afortunados
como los de Goethe , el gran poeta alemán : no gozó esa infancia dichosa
y agradable de otros que , sin las preocupaciones de la subsistencia , sólo
han tenido que dar libertad á las grandes facultades de que les había
dotado la naturaleza para conseguir inmediatamente la celebridad .
Al nacer Michelet sólo encontró junto á su cuna el hambre, la en-
fermedad , el frío , la incertidumbre del mañana , la obligación de ayudar
á sus padres en su lucha terrible Ꭹ diaria para conquistar el pan . Gra-
Es una antigua iglesia, que la Revolución cerró al culto, perteneciente al ' convento de monjas
de Saint-Chaumont, situada en París en el ángulo que forman las calles de Saint-Denis y
de Tracy. El lugar donde nació Michelet fué en el antiguo coro, ó sea en la habitación
existente tras la columnata de la fachada.
que él llegada á París del fondo de las Ardennes para cuidar la casa de
un viejo canónigo que era tio suyo .
Julio Michelet vino al mundo en París el 21 de Agosto de 1798 en
el antiguo coro de una iglesia cerrada al culto por la Revolución y que
su padre había alquilado , estableciendo en ella la imprenta . ¡ El escritor
más enemigo de la Monarquía y de la Iglesia naciendo en el coro de
un templo ! ... El destino se permite muchas veces contrastes originalí-
simos .
Esta situación tan dura no era sin embargo para la familia Miche-
let más que una tregua . Aún había de descender más por la pendiente
de la miseria . En 1812 , al iniciarse el ocaso del Imperio , los padres de
Michelet recibieron el golpe de gracia . El número de impresores en to-
da Francia fué reducido á sesenta : Napoleón concedió una indemniza-
ción irrisoria á las imprentas que cerraba y la policía puso los sellos á
las prensas , inutilizándolas . El pan de la pobre familia huía para siem-
pre . Estos reveses se tradujeron en horribles sufrimientos para el pobre
niño . Michelet , al relatar su infancia horrible de miseria , dice con una
sencillez meláncolica que agolpa las lágrimas á los ojos : « A pesar de las
comodidades de que he gozado más tarde , llevo todavía en mí los efectos
de aquella época . Mi estatura más pequeña que la de todos los individuos
de mi familia , y una delgadez singular de mis extremidades dan á enten-
der que en mi infancia sufrí la falta de alimento . Mis privaciones pueden
resumirse en tres palabras : hasta la edad de quince años nada de carne ,
nada de vino , nada de fuego . Solo tuve pan (y no mucho ) y legumbres ,
las más de las veces sin otro condimento que agua y sal . Si he sobre-
vivido es porque á pesar de los sufrimientos la sana constitución de mi
padre ha prevalecido en mí. Mi figura pequeña y desmedrada ha queda-
do como un monumento de aquellos tiempos de duelo : las cicatrices
que guarda mi mano derecha atestiguan tantos invierno pasados sin
fuego .>>
En Michelet no sólo sufría el cuerpo . La sensibilidad era extrema-
damente delicada en aquel niño , hasta el punto de que el hecho más
insignificante conmovía todos sus nervios . Los apuros y la desespera-
ción de sus padres repercutían dolorosamente en su alma tierna . Las
VIII MICHELET
escenas de dolor de que fué testigo en sus primeros años , quedaron fijas
para siempre en su memoria . Muchos años después , cuando era ya un
escritor famoso , aun veía la figura repugnante del usurero perseguidor
de su padre y creía oir su voz ronca profiriendo terribles amenazas . De
la primera visita á la prisión donde estaba su padre , recordó siempre
<<los corredores angostos donde es preciso bajar la cabeza para pasar , el
ruido de las puertas de hierro al cerrarse , el ruido de llaves que suena
á cada momento.» Estos dolores morales y físicos que tanto hacían su-
frir al pobre niño , lejos de atrofiar su inteligencia la desarrollaron pre-
maturamente , dando á su imaginación un inmenso poder para resucitar
las impresiones pasadas . En sus largas horas de soledad su imaginación
volaba lejos de aquella habitación oscura , fría y malsana , y mientras
trabajaba ante la caja de impresor combinando mecánicamente las letras ,
su pensamiento marchaba veloz por el país del ensueño .
Michelet había aprendido á leer y escribir , sin otra ayuda que al-
gunas lecciones de su padre . En este período de su infancia , como con-
suelo á su soledad , buscó libros y la lectura le hizo sufrir dos impresio-
nes fuertes que ejercieron gran influencia sobre el resto de su vida . El
primer libro que leyó fué la Imitacióu de Cristo . Esta obra , de un mon-
ge desconocido de la Edad Media , escrita para consolar las almas heridas-
por la barbarie de la época y la maldad de los hombres despertó en el
niño el sentimiento de la divinidad , le hizo ver por encima de las mise-
rias de la vida presente la esperanza de una vida futura en la que todas
las injusticias son reparadas ; le reveló la existencia de un poder supre-
mo paternal y misericordioso . Esta esperanza en la justicia divina , esta
creencia de la niñez persistió en Michelet hasta en los últimos momen-
tos . El gran demoledor del catolicismo , al escribir su testamento
lo en-
cabezaba con estas hermosas palabras , que la admiración de Francia ha
hecho grabar sobre su tumba: «< ¡ Dios me conceda el volver á ver á los
míos Ꭹ á todos los que he amado en esta vida ! ¡ Que él reciba mi alma
agradecida de tantos bienes , de tantos años laboriosos , de tantas obras ,
de tantas amistades ! »>
por las noches , se aplicaba al estudio con verdadera rabia para poder
vencer á aquellos pequeños enemigos que tanto se burlaban de él y al
llegar los examenes alcanzó el primer premio .
Este triunfo fué la única alegría de la familia cada vez más hun-
dida en la miseria . Vivían los Michelet en la callejuela de Perigueux ,
del colegio mostróse indeciso sobre la carrera que iba á seguir . Su pa-
dre le envió á las Ardennes , con la familia de su madre y por primera
vez vivió en el campo , rodeado de sus tíos , viejos labriegos que por las
MICHELET
inmenso de ideas que luego había de lanzar sobre el papel . Las necesi-
dades de la enseñanza le impulsaron á la ciencia y en 1827 debutó como
escritor con dos obras que pudiéramos llamar de texto : Compendio de
la Historia moderna y Principios de la filosofia de la historia sacados
de la «Science Nouvelle» de Vico .
Estas dos obras hicieron entrar á Michelet en el gran movimiento
SU VIDA Y SUS OBRAS XV
maba con su trino infinito este amanecer del arte . La Historia participa-
ba de esta general renovación , y Guizot , Mignet , Thiers y otros , comen-
zaban sus grandes trabajos históricos . Michelet que vivía aislado , que
no pertenecía á ninguna escuela y que ostentaba como su mayor mérito
su originalidad expontánea y profunda , figuró al lado de este grupo de
historiadores , pero con carácter propio .
Después de estas dos tentativas afortunadas , Michelet se lanzó en
plena producción literaria ..
La Historia Romana fué su primera obra grande . Comenzada en
1828 , apareció en 1831 la primera parte que contiene la historia de la
república romana . El deseo de ver por si mismo el escenario donde se
desarrollaba su relato , le hizo emprender un viaje á Italia é impresionado
por la melancólica belleza y la magestad de Roma , escribió la decripción
más hermosa que se conoce de la Ciudad Eterna . Chateaubriand y
todos cuantos habían descrito á Roma antes que Michelet quedaron os-
curecidos .
long sejour
, bin autrementlongquela vie.....
Couter unes cination, toutes,cum tradition. I'yduttachent
, apoi
znoujaffe , et non avoint..
au milieu & la
her autres outfenti éveiller leug
réni Сашу
14oi Jam lo
Pam la files Romantiques dan terpoét. folit-
bouede lascarrefour L'un citué leg. l'autu anglais, I'arte alleen -
Дей , Jam
Meji suis ne mes.Denis un appointement
pratiqui récemment
an choeur des Damer If
J..Chaumont.
Your Certusmem folennels du inavie,
feraſt achert à
grande ville .
tel ou tel lieu de cette
mon enfance I'estpaffe dan becenter humide erfombre
Ma jenneffe Jam for Jaubong éloignés ..j'ai révépendant
dis fur la routed day.Cachaife etd Vincenner..
cribir como apéndice á su grande obra una Historia del siglo XIX,
á la que no pudo dar fin , sorprendiéndole la muerte cuando se ocupaba
ministro y jefe del gobierno , y en 1838 recibió por fin la distinción más
envidiada para un profesor , al ser nombrado por el Instituto para ocupar
la cátedra de Historia y Moral del Colegio de Francia .
Sin faltar á sus deberes profesionales dedicaba toda su vida á la
grande obra que llevaba entre manos . Para escribir la Historia de
Francia no se contentó con las crónicas reunidas por los conventos ó
por las sociedades de bellas letras en los pasados siglos , fecundo ar-
senal al que acudían todos los historiadores : se remontó á las mismas
fuentes de conocimiento , á los documentos inéditos Ꭹ desconocidos que
Sus amigos fueron presos ó tuvieron como Víctor Hugo que partir
para un largo destierro : la persecución contra los republicanos se orga-
nizó en toda Francia . Michelet se vió de nuevo despojado de su cátedra
del Colegio de Francia : el gobierno cesarista procedió con él arbitraria-
mente , sin reconocerle siquiera el derecho á la jubilación por sus muchos
años de profesorado . Bonaparte temía al escritor republicano , maestro
de la juventud literaria que desde su cátedra había de seguir mante-
niendo el entusiasmo por la República .
Pocos meses después en Junio de 1852 , le exigieron juramento de
adhesión al nuevo Imperio . El respetable profesor , fiel siempre á la Re-
pública , se negó á prestarlo alegando que era contra su conciencia y le
quitaron su puesto en los Archivos Nacionales , prohibiendo además que
en los establecimientos de enseñanza se admitiesen sus obras como
texto .
*
**
*
**
Sin recursos para seguir viviendo con el mismo desahogo que an-
tes , sin obligación de permanecer en París por haberle despojado de su
cátedra y de la dirección de los Archivos , disgustado por el espectáculo
que ofrecía la gran ciudad con las fiestas y el lujo insolente de los
aventureros elevados por el golpe de Estado , Michelet resolvió retirarse
al campo con su animosa compañera , que hacía valientemente cara á la
á los pájaros que hablan más que cantan ; las golondrinas , por ejemplo ,
que conversan sobre el buen tiempo , la caza , el alimento escaso ó abun-
dante ó la próxima partida para las tierras cálidas : en fin de todos sus
asuntos .>>>
Saloncito de la calle d' Assas donde Michelet recibía a sus amigos íntimos
libro donde está encerrada el alma del pájaro , libro de una absoluta ori-
ginalidad, único en el mundo , sin modelo anterior y sin que nadie pue-
*
**
larga cabellera blanca , sus ojos llenos de fuego al mismo tiempo que de
bondad , revelaban su poesía , su entusiasmo , su gran corazón . La nariz
fina y dilatada expresaba una intensidad de vida extraordinaria . Su bo-
ca, un poco grande , pero de labios finos , dibujada con trazo acentuado
hasta el final limpia y brillante como en todos los que conservan el co-
razón joven. ¿Quién tuvo más que él , el don de la eterna juventud? En-
canecido á los veinticinco años , Michelet no se cambió nunca ; no enve-
jeció jamás . De joven fué de una madurez precoz y al ser viejo no perdió
nada de su frescura y su ardor . »
Realmente Michelet fué uno de los escritores más fuertes que se
han conocido . Producir obras que suponen centences de miles de pági-
nas escritas , trabajar diariamente durante cincuenta años muchas horas
blé. Mi libro , que escribí en cuarenta días , fué la primera y por mucho
tiempo la única defensa que se hizo de la patria herida . Rompió la una-
nimidad de malevolencia que nos había creado en todo el mundo el oro
de Bismark. La conciencia pública fué advertida desde el Támesis al
Danubio . A este libro que fué un grito del corazón le puse por epígrafe
este grave aviso del porvenir: «
< los jueces serán juzgados . »
Vana esperanza: cada día experimentaba nuevas angustias ante la
SU VIDA Y SUS OBRAS XXXVII
cantar sobre la cama de su amo, quien agradecido abría los ojos mur-
murando:-¡ Pobre pequeño espiritu ! En los carácteres tiernos hay
siempre dulzuras infantiles.
Michelet tuvo que volver á Suiza y allí se restableció con el aire
XXXVIII MICHELFT
-¡Admirable ! ¡ sublime !
Y aproximándose al literato francés le rogaba con vehemente in-
terés .
todos los grandes escritores que al par que la belleza amaron la libertad .
Le influencia de Michelet sobre su siglo ha sido considerable , ha-
ciéndose notar en diversos sentidos . Siendo como era un gran románti-
co, favoreció considerablemente la implantación del naturalismo , intro-
duciendo la psicología y la patología en la historia ; justificando y
aclarando con ella sucesos que resultaban de difícil explicación . Pero
este naturalismo jamás le hizo caer en la tendencia pesimista . Mante-
niendo su idealismo de los primeros años , creyó hasta en sus últimos
instantes sinceramente en el progreso , viendo siempre en el porvenir
horizontes luminosos que debían de servir de norte á las naciones como
la columna de fuego que guiaba al pueblo de Israel por el desierto .
teología ó sea su historia moral y religiosa , que ocupa una parte consi-
derable en la obra de Michelet . De este análisis crítico á que la sometió
LHISTOIRE
ESTUNERESURRECTION
MICHELEY އއ
ދ
J MICHELET
QUE DIEU REÇOIVE
MON AME RECONNAISSANTE
TESTAMENT DE MICHELET
en el que el pueblo resulta el único héroe . Las imágenes tienen una ad-
mirable limpieza ; las siluetas de los personajes una intensidad extraor-
dinaria . Mr. Gabriel Monod , el hombre que tal vez conoció mejor á Mi-
chelet y le ha estudiado más á fondo , decía : « Michelet ha formado más
díscipulos con sus libros que con sus lecciones en cátedra . Sus obras
son monumentos que admirar , no modelos que imitar . No es el jefe de
una escuela histórica : es un gran historiador que nadie podrá imitar . »
En esto último se equivoca Monod , pues Michelet ha tenido imita-
dores eminentes y ha hecho sentir su influencia en posteriores obras .
Víctor Duruy , el historiador de los griegos y los romanos , fué in-
fluido poderosamente por Michelet , como Chérnel Ꭹ el mismo Fustel de
Víctor Hugo era más grande , con el poder del genio : Michelet era
más conmovedor por su sensibilidad más viva , más aguda .
Víctor Hugo deslumbra, pero Michelet , con ser menos brillante , es
más sincero .
HISTORIA
N F
Ó R
I DE LA A
C N
U C
L
O E
V S
E A
R
PERFILS
El villano y Luis XV
INTRODUCCION
PRIMERA PARTE
cabeza, es necesario una cosa difícil (de tal modo está agobiado el sen-
timiento humano bajo la pesadumbre de los males y la pesadumbre de
los siglos) , es necesario que la justicia comience de nuevo á creerse jus-
ta , que despierte y tenga noción de sí misma y vuelva á adquirir con-
ciencia de su derecho .
Esta conciencia , recuperada lentamente durante seiscientos años
de tentativas religiosas, estalla en 1789 en el mundo político y
social.
La Revolución no es más que la reacción tardía de la justicia con-
tra el gobierno del favor y la religión de la gracia .
II
VOLTAIRE
(Busto existente en el Museo del Lonvre)
ROUSSEAU
III
años lo que aquélla hizo en seis siglos? ... ¡ Cómo se reiría la Inqui-
sición ! ... ¿Qué son los seis mil guillotinados del Terror delante de los
millones de hombres ahogados , colgados , descuartizados y de la pira-
GREET
ICEL
BRUTO
EN DOA
IV
LOUIS XV
LUIS XV
(Grabado de 1792)
De la antigua Monarquia
LA MARQUESA DE POMPADOUR
EL CARDENAL FLEURI
(Autor del compendio de « Historia Sagrada» )
(1) Los agentes del Rey, los parlamentarios , que inspiraban al pueblo tanta confianza , y que
habían prestado verdaderos servicios , representaban la justicia, de mismo modo que el cie
ro representaba ' a Gracia. En última instancia esta justicia real estaba sometida á la arbitra-
riedad del Rey. Un gran maestro en maquiavelismo , el ca denal Dubois, en una Memoria al
Regente contra los Estados generales explica con mucho donaire la sencilla mecánica de este
juego parlamentario, las figuras de aquel baile hasta el sillón de justicia donde, ante el Rey,
terminaba todo . Saint-Simón recomienda á los Estados generales como un medio agradable,
inocente y fácil para librarse de pagar sus deudas , honrar la quiebra, canonizarla (esta es su
palabra). El mismo Saint- Simón afirma que esos Estados no tuvieron nunca nada serio.
Palabras y palabras nada más. Yo creo, en cambio, que en estos Estados y Parlamentos hoy
algo demasiado serio; que estas vanas imágenes de la libertad consumían el escaso vigor y
el poco espíritu de resistencia que en la nación había. Esta fué la causa de que Francia no
pudiera en mucho tiempo tener constitucion ; creía que la tenía.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 23
II
(1) Me refiero à la obscura habitacioncita de madame Maintenón , donde concluyó Luis XV.
Por la creencia persona que tení 1 de su propia divinidad quiso ver sus memorias, escritas
por inspiración suya y revisadas por el.
(2) En Villars e lee tambien: «Si permanecierais aquí, veríais con edificación a los infan-
tes y á la caba lería marchar con el mayor cuidado por un sendero que atraviesa un campo
de trigo que hay aquí cerca.»>
24 J. MICHELET
4
25
LA
Ros
.-
NACIONAL
lASAMBLEA
y
nobles
feudales
derechos
los
de
obispos
enuncia
)Grabado
época
de
(la
26 J. MICHELET
mente tan miserable , que sus hijos son todos débiles , enfermizos y no
pueden vivir.
Sigamos bien el curso de los años . Esta época deplorable de 1698
es motivo de arrepentimiento. Un magistrado , Boisguillbert , dice : « En-
tonces había aún aceite en la lámpara . Hoy (1707) todo ha terminado ;
falta la primera materia ...» Palabra lúgubre á la que agrega otras ame-
nazadoras que parecen pronunciadas estando ya en el 89 : « El proceso
se va á desarrollar entre los que pagan y los que no tienen otra ocupa-
ción que cobrar .>>
Él preceptor del nieto de Luis XIV , el arzobispo de Cambray , no
es menos revolucionario que el magistrado normando : « Los pueblos va-
riarán pronto ; no se debe confiar mucho en su paciencia . La vieja má-
quina acabará por hacerse añicos al primer choque... Nadie se atreverá
á luchar contra el torrente desbordado... No habrá más que cerrar los
ojos...>>
Luis XIV muere al fin , gracias á Dios . El buen duque de Orleans ,
que de vivir Fenelón le hubiese tomado para consejero , se encarga de
la regencia ; manda imprimir el Telémaco; Francia será quietista. No
más guerras . Nos hacemos amigos de Inglaterra; le entregamos nues-
tro comercio , nuestro honor , hasta los secretos de Estado . ¿Quién creerá
que en plena paz , durante siete años solamente , este amable príncipe
encontró medios de hacer llegar á dos mil quinientos millones la deuda
que Luis XIV dejó en setecientos cincnenta millones? -Todo pagado
neto... en papel .
<< Si yo estuviese oprimido - solía decir - me rebelaría . » Un día que
se le advirtió que se preparaba una algarada , repuso : « El pueblo tiene
razón ; demasiado bueno es sufriendo tanto . »
>
Fleury era tan económico como pródigo el regente . ¿Se rehace
Francia? Lo dudo cuando veo que en 1739 enseñan á Luis XV el pan
que comía el pueblo , pan de maíz . El obispo de Chartres le dijo que en
su diócesis , los hombres pastaban mezclados en los rebaños . Y más ex-
presivo y fuerte que todo esto, es que Mr. de Argenson (un ministro) ,
hablando de los sufrimientos de entonces , se lamenta de que el buen
tiempo estuviese ya lejano . ¿ Y sabéis cuál era este buen tiempo porque
suspiraba uno de los ministros? El de la regencia del duque; el tiempo
en que Francia , asolada por Luis XIV , convertida en una sola plaga ,
tiene por único remedio la bancarrota de tres mil millones .
Todo el mundo ve venir la crisis . Fenelón lo dice desde 1709. « La
vieja máquina se hará añicos al primer golpe . » Sin embargo , no se
rompe todavía . La querida de Luis XV, madame de Châteauroux , dice
en 1743 : « Veo venir un gran trastorno si no se pone remedio . » Tenéis
razón , señora , todo el mundo lo ve; lo ve el rey, y aquella que os suce-
de en el favor de sus amores , madame de Pompadour, y los economistas
y los extranjeros: todo el mundo . Todos admiran la bondad de este pue-
blo; Job entre las naciones . ¡ Oh , dulzura !, ¡ oh , paciencia ! ... Walpole
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 27
III
nía dos cosas , de cuya posesión era muy celosa ; pero más equitativa en
los tiempos modernos , ha hecho dos partes . Ha guardado sus bienes , y
las fundaciones , los hospitales , los asilos , los patronatos , todo aquello
que la unía al pobre y la mezclaba demasiado en los asuntos de aquí
abajo, lo ha entregado generosamente al poder laico .
Tiene deberes que la absorben todo el tiempo , principalmente el de
defender hasta la muerte estas fundaciones piadosas de las que es depo-
sitaria , de no desperdiciar nada de ellas , de transmitirlas de genera-
ción en generación siempre aumentadas . En esto es verdaderamente
heroica ; está dispuesta al martirio, si necesario fuese. En 1788 , el Es-
tado , lleno de deudas , desesperado , sin más recurso que cobrar á un
pueblo arruinado , se dirige suplicante al clero rogándole pague parte
de los impuestos . Su respuesta es admirable , digna de eterna memoria :
«No , no se pueden imponer caprichosamente tributos al pueblo . »
¡Invocar el nombre del pueblo para librarse de ayudarlo ! ¡ Ultima
cima , verdaderamente sublime , donde debía ascender la sabiduría fari-
saica ! ¡ Entre tanto llega el 89 ! El clero puede morir , pero nada le hará
variar de conducta ; tiene el consuelo , tan raro en los moribundos , de
haberse aprovechado de la vida por todos los caminos .
IV
TURGOT
LA MARSELLESA
TOMO I 5
34 J. MICHELET
la justicia y la equidad .
¡ Blasfemia ! Habían opuesto la gracia á la ley , el amor á la justi-
cia... ¡ Como si la gracia injusta pudiera ser gracia ; como si estas cosas
que la pequeñez humana divide no fuesen dos aspectos de una misma
cosa la derecha y la izquierda de Dios !
Hicieron de la justicia una cosa negativa , que prohibe y excluye ;
un soldado para detener y un cuchillo para degollar... No sabían que la
justicia es el ojo de la Providencia . El amor , ciego en los hombres , cla-
rividente en Dios , ve por la justicia . ¡ Mirada vital y fecunda ! Es una
fuerza prolífica en la justicia de Dios . Cuantas veces se fija en la tierra
se siente ésta dichosa y crea . El sol y la aurora no son bastantes para
fecundar; es preciso la justicia . Con ella vienen los gérmenes , las semi-
llas ... Las semillas de los hombres y de los pueblos quieren arraigar ,
germinar, florecer bajo el sol de la equidad .
Un día de justicia , uno solo que se llama la Revolución , ha produ-
cido diez millones de hombres .
Mas ¡ qué lejos aparece todavía en medio del siglo XVIII , rechaza-
rey , han
da , imposible!... Los dos salvadores del pueblo , el sacerdote y el
perdido al pueblo hasta el punto de que no sabe dónde tomará con qué
construir el porvenir . Nada de vida feudal ni de vida municipal , absor-
bidas por la realeza . Nada de vida religiosa extinguida por el clero. Y
nada , jah!, de leyendas locales ni tradiciones nacionales , de estos di-
chosos prejuicios que constituyen toda la infancia de los pueblos . Lo
han destruido todo , hasta sus errores . Todo desnudo y vacío . Todo en
blanco . El porvenir escribirá lo que pueda .
Espíritu puro , último habitante de este mundo destruido , herede-
ro universal de todos estos poderes extinguidos , ¿cómo vas á iustaurar
36 J. MICHELET
LUIS XVI
nismo vivo la armonía es de otra clase , está ante todo en el fondo de los
órganos . Es preciso que este mundo nuevo tenga vida material ; démosle
por comienzo, por primer sillar, la colosal Historia Natural de Buffon ;
MARÍA ANTONIETA
VI
por los filósofos , despreciado por los clericales ; tú , enfermo en pleno in-
vierno, agonizando sobre la nieve , en tu guarida sin techo de Montmo-
rency ; tú , Rousseau , quien quieres resistir solo , escribir , reclamar con-
tra la muerte !
¿Y eres tú , pobre músico , quien va á rechazar el mundo? Tenías
un hilo de voz , entusiasmo y una palabra sonora cuando llegaste á
París, rico de música y esperanza . Ha pasado mucho tiempo , medio
siglo; eres viejo : todo ha concluído... ¿ Qué hablas de renacimiento , de
renacimiento de esta sociedad agonizante cuando tú mismo no puedes
más?
Sí , era verdaderamente difícil , aun para un hombre menos cruel-
mente maltratado , sustraerse á la general decadencia , no caer en el
abismo , donde todo se corrompía .
¿Dónde encontró punto de apoyo el hombre fuerte que se detuvo y
se mantuvo firme?...
¿Dónde lo encontró , oh mundo deleznable , hombres débiles ó en-
fermos que lo preguntáis , hijos olvidadizos de Rousseau y de la Revo-
lución?
Lo encontró en aquello que vosotros habéis descuidado ... En su
corazón . Sus sufrimientos le obligaron á leer allá en el fondo y allí leyó
lo que la Edad Media no pudo nunca leer : Un Dios justo ... Y aquello
6
41
la
época
)de
.(G
aristocracia
á arabado
lParís
yilbando
sÓpera
cerrar
haciendo
hambriento
pueblo
El
42 J. MICHELET
¿Rival? No. ¿Enemigo? No ... que estén para siempre sobre el mismo
pedestal los dos apóstoles de la humanidad .
Voltaire , casi octogenario , enterrado en las nieves de los Alpes ,
agotado por la edad y los trabajos , resucita también . El gran pensa-
miento del siglo inaugurado por él , debe ser por él recopilado ; quien
dió la primer nota debe concluir el hermoso cántico del esplendente
coro . ¡Glorioso siglo ! Merece ser llamado , para siempre, la edad heroica
del espíritu . He aquí un anciano al borde de la tumba , que ha visto
pasar á los demás , Montesquieu , Diderot y Buffon , que ha presenciado
el ruidoso triunfo de Rousseau... Voltaire no se desanima ; lleno de vida
y joven, toma un camino nuevo ... ¿Dónde está el anciano Voltaire? Ha
muerto . Pero una voz le ha despertado en su tumba , la voz que le ha-
bía hecho vivir ; la voz de la humanidad .
Viejo atleta, ¿tú mereces la corona?... ¡ Todavía eres el vencedor
de los vencedores ! Durante un siglo , en todos los combates , sin preocu-
parte del ejército ni de la doctrina enemiga , has luchado sin volver el
rostro jamás; por un interés, por una causa ; por la humanidad santa ...
¡Y te han llamado escéptico ! ... ¡Y te han acusado de voluble ! ... Y han
creído sorprenderte en contradicciones aparentes de una palabra movi-
ble que sirvió siempre al mismo pensamiento.
Tu fe tendrá por remate la obra misma de la fe . Las demás invo-
caron la justicia ; tú la has hecho; tus palabras son actos , realidades . Tú
defendiste á C'alas y á La Barre ; tú salvaste á Sirven ; tú hiciste pedazos
el patíbulo de los protestantes . Venciste para la libertad religiosa , y
antes bien, para la libertad civil , consiguiendo , como abogado de los úl-
timos siervos , la reforma de nuestros bárbaros procedimientos , de nues-
tras leyes criminales , más criminales que el crimen mismo .
Todo esto es que la Revolución comienza . Tú las has hecho y la
ves... Para recompensa tuya , mira; héla aquí; ya hecha . Ahora puedes
dormir tranquilo ; tu indestructible fe ha servido aquí abajo de punto
de partida , antes de que viésemos la tierra santa .
VII
ras , se proveía con nobles también . Los que hacían profesión de vivir
noblemente , es decir , de no hacer nada , estaban encargados de hacerlo
todo . Y , claro es , nada se hacía .
El clero y la nobleza eran un peso para la tierra , la maldición del
país , una mala hierba que era preciso cortar . Esto saltaba á la vista de
NECKER
Turgot espera... Aquel pobre rey , tan mal nacido , tan mal educa-
do , hubiera querido poder hacer bien . Luchó consigo mismo, pero sus
prejuicios de nacimiento y educación , sus virtudes mismas de familia le
llevaron á la ruina . ¡Triste problema histórico !... Los justos tienen dis-
culpa, y , sin embargo , los justos son condenados ... Complicidad , res-
MADAMA STAEL
VIII
El Libro Rojo
CATHERINE I
CATALINA II
Emperatriz de todas las Rusias. (Grabado de 1762)
estos pobres olvidados , todos con fortuna , nos habíamos olvidado del
pueblo .
¡ Ah!, el pueblo mira hechos señores á los grandes propietarios . Las
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 49
cosas han cambiado . Antes los financieros eran duros , económicos . Hoy
todos son filántropos , dulces , amables , magníficos . En una mano traen
el hambre , es verdad; pero con la otra reparten alimentos . Lanzan mi-
llones de hombres á la mendicidad , pero hacen limosnas . Construyen
hospitales y los llenan.
«Persépolis , dice Voltaire en uno de sus cuentos , tiene treinta re-
yes de los negocios , que sacan millones al pueblo , de los que reinte-
gran alguna parte al rey . Del impuesto territorial , que producía ciento
LA SATIRA DE LA REVOLUCIÓN
IX
La Bastilla
-Tu mujer ha muerto ... digo , no ... se ha vuelto á casar ... ¿Y mis
amigos , viven?, ¿se acuerdan de mí?... Tus amigos , eh? Necio , ellos
fueron los que te traicionaron ...» Así el alma del miserable , entregada á
estos juegos feroces , se alimenta de desesperaciones , de rabia y de men-
tiras . ¡Olvidado ! Palabra terrible . ¿Quien fué hecho por Dios para la vida
Guardia real. -Estado Mayor de guardias francesas . -Coracero del rey -Carabinero. - Dragón
ó la carta; con el apego que todos los humanos solemos poner en la sa-
tisfacción de las malas pasiones .
Le sobrevienen toda clase de desventuras , y cada vez más terca y
entusiasta , no abandona su empresa . Mueren su padre y su madre , se
arruina en su tráfico y cierra su tiendecita ; sus parientes sospechan de
ella una villanía y la acusan cruelmente . Le preguntan si es la querida
del preso que defiende con tanto ahinco . ¡ Querida de aquella sombra ,
de aquel cadáver , devorado por la sarna y los piojos !
Y la tentación de las tentaciones , el colmo de los sufrimientos , el
dolor más grande de su calvario son las injustas desconfianzas de aquel
por quien hace este sacrificio .
¡ Hermoso espectáculo el de esta mujer, pobre , mal vestida , que va
de puerta en puerta , acechando los descuidos de los porteros para en-
trar en los hoteles , defender su causa ante los grandes y pedirles su
apoyo!
La policía se indigna . Madame Legros puede ser detenida de un
momento á otro , encerrada , perdida para siempre ; todos se lo advierten .
El jefe de policía la llama á su despacho y le amenaza . Permanece
inmutable , firme . Es él quien tiembla .
Por fortuna , se le ofrece el apoyo de madame Duchesne , dama de
servicio en palacio . Marcha á Versalles , á pie, en pleno invierno , es-
tando embarazada de siete meses ... La protectora está ausente ; corre
tras ella , cae y sufre una torcedura , pero no por eso corre menos ...
Madame Duchesne la oye , llora mucho, pero, ¿qué puede hacer? Una
dama de servicio contra dos ó tres ministros ; la partida es difícil . Tenía
en la mano el memorial , y un abate de la corte que está presente se lo
arranca de las manos , diciéndole que se trata de un miserable , de un
incorregible del que no se debe volver á acordar .
Bastó una frase parecida para que María Antonieta , á quien ha-
bían hablado , y que estaba conmovida , se tranquilizara . Todo ha con-
cluido .
Seguramente no había en toda Francia hombre mejor que el rey .
Acabaron por apelar á él . El cardenal de Rohan (un licencioso , pero algo
caritativo) habló tres veces á Luis XVI , quien se negó á acceder .
Luis XVI era demasiado bueno para no creer en M. de Sartine . No es-
taba éste ahora en ningún alto puesto , pero no era esa razón bastante
para deshonrarlo y entregarle á sus enemigos . Aparte esto , -preciso es
decirlo,-Luis XVI amaba la Bastilla ; no quería en ella debilidades
para que no mermara su reputación .
El rey era muy humano . Había moderado el régimen en Chatelet ,
había suprimido Vincennes y creado la Force , para los prisioneros por
deudas , separándolos de los ladrones .
Pero , ¡ la Bastilla !, ¡ la Bastilla!, era esta un viejo servidor al que
no debía maltratar la monarquía . Era un sistema de terror . Era como
dice Tácito : «Instrumentum regni .»
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 57
E
RI
LLE
CHA
LAFAYETTE
31 Enero, 1847 .
Fallingridle
LIBRO PRIMERO
CAPITULO PRIMERO
Elecciones de 1789
El pueblo entero llam ido á elegir los electores, escribir sus quejas y sus peticiones . -Confiábase en
la incapacidad del pueblo. -Seguridad del instinto popular; firmeza del pueblo, su unanimidad.
-Retárdase la convocatoria de los Estados -Retárdanse las elecciones de París.-Primer acto
de la soberanía nacional. -Los electores perturbados por el motín.-Motín Reveillón.-Quién
tenía interés en las perturbaciones.-Terminan las elecciones. (Enero - Abril de 1789).
MIRABEAU
(1) Los contribuyentes mayores de 25 años, debían elegir a los electores que nombraban
los diputados y concurrir á la redacción de las actas. Los impuestos alcanzaban á todo el
mundo, al menos por la capital, por lo que, exceptuando á los criados, toda la población era
convocada á las elecciones.
62 J. MICHELET
(1) Para conocer bien esto , conviene leer las curiosas apelaciones de Necker, su discurso
dirigida al Tercer Estado . (Obras, VI 419, 443, etc.) Como en todas sus obras se siente extraño,
poco firme en Francia, un viajero, siempre de paso, habla delante de la nobleza con el som-
brero en la mano; es un protestante que quisiera encontrar gracia delante del clero . Para de-
fender los privilegios contra el pobre Tercer Estado, se le presenta débil, tímido , casi de
rodillas; aparenta hacerle signos de inteligencia ... Y á la vez quiere hacer entender á los de-
más que todos los que lo forman son unas excelentes personas, á quienes se podrá engañar
en seguida.
(2) Los órdenes privilegiados resultaban doblemente favorecidos: 1. ° No estaban sujetos á
los dos grados de la elección ; elegían directamente sus diputados; 2.° Todos los nobles eran
electores, no solamente los que tenían vasallos, como en los antiguos Estados ; y el privilegio ,
extendido à una enorme población de nobles, resultaba más odioso todavía y más ridículas
sus pretensiones absorbentes .
(3) El rey declaró en la convocatoria de elecciones en París que no conocía exactamente el
número de habitantes de la ciudad más conocida del reino, y que por lo tanto no podía adivi-
nar el número de los electores , etc.
64 J. MICHELET
ยเท
EL ABATE SIEYES
BO
UL
AN
GE
R
día . Fijáos en que ocurría á la entrada misma del barrio de San Anto-
nio, al alcance del cañón de la Bastilla , á la puerta de la fortaleza . Re-
veillón, que se había refugiado en la Bastilla , presenciaba el motín desde
las torres de la prisión .
De rato en rato aparecía alguna compañía de guardias franceses
70 J. MICHELET
que disparaban con pólvora sola al comienzo y luego con balas . Los
amotinados no hacían caso y contestaban con piedras , únicas armas de
que disponían . Tarde , bastante tarde , el comandante Besenval envió á
los suizos ; los amotinados resistieron todavía y mataron algunos solda-
dos; éstos respondieron con algunas descargas asesinas , que dejaron so-
bre el arroyo muchos heridos y muertos .
Si durante estos dos días en que los magistrados durmieron y Be-
senval se abstuvo de enviar tropas , el barrio de San Antonio hubiera se-
guido é imitado al grupo que saqueaba la casa de Reveillón , si cincuenta
mil obreros sin trabajo, sin pan , imitando aquel ejemplo , se hubieran
entregado al saqueo de las casas ricas, todo hubiera cambiado de pronto ;
la corte hubiera tenido un excelente motivo para concentrar un ejército
sobre París y sobre Versalles , un pretexto para aplazar la reunión de
los Estados . Pero la gran masa del barrio permaneció impasible , sin
mezclarse en el motín . La algarada , reducida de este modo á algunos
centenares de borrachos y ladrones , era vergonzosa sólo para la autori-
dad que la toleraba . Al fin Besenval comprendió el ridículo que hacía y
acabó con el motín bruscamente . La corte vió con desagrado su conduc-
ta; no se atrevió á quejarse , pero tampoco le dijo una palabra de apro-
bación .
El parlamento , por honor suyo, se vió obligado á abrir una infor-
mación , que nada puso en claro . Se decía, sin pruebas para ello , que el
rey recomendó no se investigara en el asunto .
¿Quiénes fueron los instigadores? Acaso nadie . En los momentos
de tormenta el fuego se enciende y propaga solo . No se dejó de acusar
al «partido revolucionario . » ¿Qué partido era este? no había entonces
ninguna asociación activa .
Se dijo también que el duque de Orleans había dado dinero . ¿Para
qué? ¿Qué ganaba con ello entonces? El gran movimiento que comenza-
ba ofrecía á su ambición demasiados caminos legales para que en aque-
lla época tuviera necesidad de recurrir al motín . Es verdad que estaba en
relaciones con intrigantes dispuestos á todo ; pero su plan entonces se
basaba únicamente en los Estados generales ; aquellos mismos que le ro-
deaban estaban convencidos de que siendo el único príncipe popular,
habría de desempeñar el principal papel en los Estados , y todo suceso
que pudiera retardar su reunión les parecía una verdadera desgracia .
¿Quién deseaba retardar los Estados? ¿Quién encontraba provecho
en aterrorizar á los electores? ¿A quién convenía el motín?
Sólo á la corte ; preciso es declararlo . El asunto se le ofrecía tan
oportunamente, que podría creerse que era ella el autor . Más probable
es que no tuviera parte en el comienzo de la algarada, pero es induda-
ble que la vió vigorosa , que no hizo nada para impedirla y que sintió
que concluyera . El barrio de San Antonio no tenía entonces su terrible
reputación ; el motín , bajo el cañón mismo de la Bastilla , no parecía pe-
ligroso.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 71
infinitas , profundas , surgiendo del fondo de los siglos ... Oponéos , si que-
réis . Para ello todos los ejércitos del mundo y el dedo de un niño ten-
drían la misma fuerza ... La Revolución marcha ; Dios la impulsa ... ¡Es
la justicia tardía , la expiación del pasado , la salvación del porvenir !
CAPITULO II
THIDA CHEN
NIMES
(1) Se ve la transformación que experimentó María Antonieta en los tres retratos que exis-
ten en Versalles. En el primero (vestido de raso blanco), aparece coqueta y dulce todavía; se ve
que comprende el amor que le profesan. En el segundo (vestido rojo) está rodeada de sus hijos;
su hija se apoya dulcemente sobre ella; todo en vano; la rigidez y sequedad de su rostro son ya
incorregibles; la mirada es fija, dura, ingrata (1787) . En el tercero (vestido azul , 1788) está sola,
con su altivez de reina, pero triste y de expresión dura.
76 J. MICHELET
EL DUQUE DE ORLEANS
DECLARATION
DES DROITS DE L'HOMME
TUE CITOYEN
VII
PREAMBULE Nulhommenepeut étré accuse, arrele
Les representane du peupleFrancis , constiturs o detenu que dans les cas determinesparla
en asemblee natosale considerantque l'ignorance. los, et selon les formes qu'elle aprescrites Ceus qui
Toubh on lemépris des droits defhome on les seules solhatent,expedient, executent au fost executer des
Cassiesmalhynespublics et delacorruption des gouvernemer ordres arbitraires , doivent être punis,mais tout eigen
appele ou sais en vertu delalor,dort ober almstant,il se
ont frenle d'exposer,dans une declaration solennelle.les rend compable par la resistance,
reits naturels aanhenables et secres del'home, atin que Vor
cette declaration,constammentpresente atous les membresdu
rorps socal leurrappelle sans cener leurs droits et leurs La lordoit etablir que despeines sinctement et evidemment
devoirs, afin que les actes du pouvoir legislauf et ceux di. necessairesetnul nepeutêtrepunt qu'envertudunela cabhe
pouvoir encrf.pouvant etre à chaque instant compares pradgure antericurement au delt, legalementapplique
avec lebut de toute institution pouuque , en soient plus 18
respectes: afin que lesreclamauons des gens,foodéra Tout bamme étant presume hocentjusqu'à ce qu'il ait ére
desormais sur desprincipes simples et contestables, déclare coupable.nd eatjugeindispensable del'arrier, wou
Boxituent toujours au muaben dela consutution et du bonheur
de tous rigueurquine serait parnecessairepour assurerdesapermise
doit etre severoncat reprimer parla loi.
Ea consequence,l'asseubles natale reconnoit et dedare.
enpresence et sous lesauspices de Ture supreme,lesdits
aarvans del'honor et de cuyen . Nal dedol direinquiété pour ses opinions, religiouses
pourvo
Habli parquelesemanifestation
lalot ne troublepas l'ordrepublic
XI
ARTICLE PREMIER La libre commumcation despeusées et des opinions est un
Leshommes nassent etdemetuent libren etegn en drents des drouslesplus précieuxdeThoue tout ouyea peut donc
les distinctions sociales ne peuvent être fondees que sor parter,erire.imprimerlibrement:sauf à repondre de l abus
Itilite commune de cette liberte dans les cas determines par lalos
YI
Le but de toale assocanon politique estla conservation des La garante des droits del'homme etdi atoyen necessite
droits naturels et aprescriptiblesde homine: Ces droits sant uneforcepulique vette force est doue instituce pour l'avantage
In liberte lapropriete la surete etla résistance a leppression to soas,et non pourluite particuliere de ceux a qui elle tut
DI confice
XII
Leprincipe de toute souverainete reside essentiellement
la nation,mudcorps,andindindu de peut exercer d'autorite Pour l'entrete de la forcepublique et pour les depenses
quiaen emane expressement dadumnistration, ure contribution commune est undispensable,
IV elle drardue cgdanent reparte entre tous les citoyens,en
raison deleurs facultes
Laliberte consiste per laure lurt se qui er nuit pas XIV
autri Anus,l'exercice des droitsnaturals de chaque bamine, Lescitoyens ont ledroit de cunstater pareux-meines ou par
na de hornes que celles qui angacent aux autresmembi esde
Ja societe la you Asance de ces memes droits, cesbaraes ne leurs representaus.la nécessite dela contributionpublie
peuves eus determmes quepar laloi la consentirlibrement din surrel empley.et d'en determmer
la quoutel'assieteJerorvuvrement et la durée
La los à le droit de défendre quelesactosmusiblos a
la societe Tource qui n'estpas deeedu par la loi ne pit La societe a ledroit de demander capteà tout agent public
ere empeche et nul ne peutcure costsin a faire ce qu'elle de son administration
ordonne pas XVI
Toute société,dans laquelielagarantie des droits u est pas
La loien l'espec de la volonté generale ,tona la coyons assuree,inla separation despouyairs deterrame na print
Fat dratdeconcourt personnellonear ou parleursrepresentars, de constitution .
as formanon elle doit etre la mentepour tous,soit qu'elle XVII
protege suit qu'elle puisse Tonales toyens étantegauxa ses Lespropretes tant un droit molable essere, hul ne peut
yeux sont egalement admmables à toutes dignites places et en ereptive, ce n'est lorsquela necesepublique legalement
emplospablas,selon leur capacite,etsans autres distinctions constate Inge endement,essoutla condon d'unejuste et
que cellesde leursverts et deleurs valens. préalable demane
(1) Robespierre recriminó al prelado con gran habilidad . «Los antiguos cánones —le dijo—
autorizaban para vender hasta los cálices, cuando había necesidad de remediar las desdi-
chas del pobre.»
CAPITULO III
Asamblea Nacional
Última apelación del Tercer Estado , 10 de Junio . - Toma el nombre de Comunnes.-Las Comunnes
toman el título de Asamblea Nacional, 17 de Junio. -Se abrogan el derecho del impuesto . - El
rey manda cerrar el local.-La Asamblea en el Juego de Pelota , 20 de Junio de 1789.
no es absolutamente exacta . Sin duda los que dieron este paso se sen-
tían una gran fuerza , pero esta fuerza no estaba organizada; el pueblo
no era militar como lo fué más tarde . Un ejército rodeaba á Versalles ,
formado por cerca de quince regimientos de alemanes y suizos en su
mayor parte; una batería de cañones había sido colocada delante de la
Asamblea... La gloria del gran lógico que formuló el pensamiento na-
cional y la gloria de la Asamblea que aceptó la fórmula consistió en no
ver estas amenazas , creer en la lógica y avanzar en su fe .
La corte, muy irresoluta , no supo hacer otra cosa que encerrarse
en un desdeñoso silencio . Dos veces el rey se niega á recibir al presi-
dente del Tercer Estado , pretextando estar de cacería ó encontrarse
demasiado afligido por la reciente muerte del delfín . En cambio era
público que diariamente recibía á los prelados y á los nobles . Comen-
zaban á disgustarse é iban á ofrecerse al rey . La corte los escuchaba y
sondeaba y meditaba sus temores . Era evidente que el rey, obsesionado
por ellos , su prisionero casi , les pertenecería todo entero y se mostraría
cada vez más lo que era; un privilegiado á la cabeza de los privile–
giados . La situación había llegado a quedar planteada claramente ; el
privilegio de un lado y el derecho de otro .
La Asamblea había hablado alto y claro y esperaba se le reuniese
una parte del clero . Los curas se sentían hijos del pueblo y querían
tomar sitio al lado del pueblo ; pero las costumbres de subordinación
eclesiástica , las intrigas de los prelados , su autoridad y amenazas , y de
otra parte la corte y la reina , sobre todo , los sujetaban en su orden .
Tres solamente se decidieron , luego siete y al fin dieciocho . En la corte
se tomó á broma y chacota la conquista que el Tercer Estado había
hecho .
moso salvar un rey que diecisiete veces había firmado contra él órdenes
de prisión . Tal era este desventurado gran hombre, magnánimo y ge-
neroso , que ansiaba poder arrojar sus vicios sobre las gentes corrom-
pidas que le habían rodeado y sobre la barbarie paternal que muy joven
le alejó de la familia . Su padre le persiguió durante toda su vida, y Mi-
rabeau al morir pedía que le enterraran cerca de su padre.
El día 10, cuando propuso Sieyes anular todo derecho á los que
no habían concurrido al llamamiento del Tercer Estado , Mirabeau ha-
bló fuerte y firme en apoyo de la proposición , pero aquella noche ,
TOMO I
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
12
68
Versalles
)de
galería
Cla uadro
Pelota
.(Juego
del
Juramento
90 J. MICHELET
BAILLY
LA SÁTIRA DE LA REVOLUCIÓN
París ! Esto último hubiera sido una resolución extrema ; era encender
la mecha y arrojarla sobre la pólvora...
El diputado Guillotin aconsejó algo menos peligroso ; dirigirse al
Viejo Versalles y establecer la Asamblea en el Juego de Pelota ... Lugar
triste , frío , desamueblado y pobre ... Mejor que mejor . La Asamblea era
pobre, y más que en ningún otro día , en aquél representaba al pueblo .
ΤΟΜΟ Ι 13
98 J. MICHELET
Allí permaneció todo el día , teniendo apenas un banco de pino ... Y este
fué el refugio de la nueva religión , su establo de Belén .
Uno de aquellos sacerdotes intrépidos que habían decidido la reunión
del clero al Tercer Estado , el ilustre Grégoire , mucho tiempo después ,
cuando el Imperio había destruído tan cruelmente la obra de la Revolu-
ción , su madre , iba con frecuencia á Versalles á ver la ruinas de Port-
Royal . Un día entró en el Juego de Pelota ... Aquél arruinado , éste
abandonado... Lágrimas dolorosas salieron de este hombre tan firme que
no había llorado jamás ... ¡ Dos religiones perdidas es demasiado para
un corazón humano!
En 1846 he ido yo también á ver de nuevo aquel testigo de la
libertad ; aquel lugar donde el eco repetía su primera palabra ... Pero ,
¿qué podíamos decirle? ¿qué noticias darle del mundo que engendró? ...
¡ Ah!, el tiempo ha marchado aceleradamente , las generaciones se han
sucedido, pero la obra ha avanzado poco... Cuando pisé aquel suelo
venerable , honda pena llenó mi corazón , pensando lo que somos , lo poco
que hemos hecho . Lleno de indignación , salí de aquel lugar sagrado .
CAPITULO IV
Juramento del Juego de Pelota, 20 de Junio 1789. -La Asamblea errante.-Golpe de Estado; pro-
yecto de Necker; Declaración del rey, 23 de Junio de 1789; la Asamblea se niega á separarse.
-El rey ruega á Necker se aleje, pero no revoca su declaración.
Helos reunidos en el Juego de Pelota , á pesar del rey ... Pero , ¿qué
quieren hacer?
No olvidemos que en aquella época la Asamblea era enteramente
realista , sin exceptuar uno sólo de sus miembros .
No olvidemos que el día 17 , cuando se consagró con el título de
Asamblea Nacional , gritó : « ¡ Viva el rey! » Y cuando se abrogó el de-
recho de fijar el impuesto , declarando ilegal el cobrado hasta entonces ,
muchos que habían combatido la proposición abandonaron la sala para
no autorizar con su presencia aquel atentado á la autoridad real (1) .
El rey, vieja sombra , superstición antigua , tan poderosa en la sala
de los Estados generales , se esfumó , desapareció en el Juego de Pelota .
El miserable recinto de construcción moderna , desnudo , desamueblado ,
no tenía un sólo rincón donde pudieran refugiarse las leyendas del pa-
sado . Reinaban allí el espíritu puro , la razón , la justicia , rey del por-
venir.
Aquel día no hubo oposiciones ; la Asamblea fué un sólo pensa-
miento y un corazón sólo . Precisamente fué uno de los moderados, Mou-
nier de Grenoble , quien presentó á la Asamblea una proposición de la
-
declaración célebre: «Que en cualquier lugar que se viera obligada á
reunirse , era siempre la Asamblea nacional; que nada podria impe-
dirla continuar sus deliberaciones; que hasta la conclusión y afianza-
miento de la constitución , juraba no separarse jamás . »
Bailly juró el primero y pronunció el juramento , tan claramente ,
(1) La Asamblea no iba más lejos . Rechazó la moción atrevida y verdadera de Chapelier,
que tenía el defecto de decir muy claramente lo que todos pensaban. Propuso se acordara un
mensaje «para advertir á su majestad que los enemigos de la patria obsesionaban al Trono y
que sus consejos no tenían otro fin que colocar al monarca al frente de un partido . »
100 J. MICHELET
tan alto , que la multitud que se agolpaba fuera lo oyó y ebria de entu-
siasmo aplaudió largo rato ... Algunos vivas al rey se mezclaron á los
vivas á la Asamblea y al pueblo ... Aquel era el grito de la vieja Francia
PITT
ROHUEN
PROYECTO DE NECKER
órdenes bastaba que dos terceras partes de uno sólo reclamaran contra
la deliberación para que el asunto quedara en suspenso y sometido á la
ROBESPIERRE
decisión del rey . Además , tomado un acuerdo , bastaba que cien miem-
bros reclamasen para que el acuerdo fuera nulo ... Es decir, que las pa-
labras asamblea , discusión , deliberación , votaciones y acuerdo , no eran
TOMÓ I 14
106 J. MICHELET
más que una mixtificación , una farsa ... ¿pero quién la representará sin
reir?...
II. He aquí las concesiones : Publicidad de las cuentas de la Hacienda ,
votación del impuesto , determinación de los gastos , para los cuales los
Estados indicarán los medios y su majestad «los adoptará , si están con-
formes con la dignidad real y la celeridad del servicio público . » .
Segunda concesión : El rey sancionará la igualdad del impuesto
cuando el clero y la nobleza quieran renunciar á sus privilegios pecu-
niarios.
Tercera concesión: Las propiedades serán respetadas , especialmente
los diezmos, derechos y deberes feudales .
Cuarta concesión : ¿Libertad individual? No. El rey invita á los Es-
tados á buscar y proponerle medios para conciliar la abolición de las
órdenes de prisión arbitrarias con las precauciones necesarias para am-
parar el honor de las familias ó reprimir los comienzos de sedición , etc.
Quinta concesión : ¿Libertad de la prensa? No. Los Estados buscarán
el medio de conciliar la libertad de la prensa con el respeto debido á la
religión , á las costumbres y al honor de los ciudadanos .
Sexta concesión : ¿Admisión de todas las clases á los empleos pú-
blicos? No. Prohibida expresamente en el ejército . El rey declara del
modo más terminante que quiere conservar íntegra , sin la menor modi-
ficación , la institución armada. Es decir, que el que no sea noble no
llegará jamás á tener grados militares, etc. Así, el imbécil legislador
entrega las cosas á la violencia , á la fuerza , á la espada . Y precisamente
elige este momento para tomar la suya ... Que llame entre tanto más y
más soldados , que rodee de ellos la Asamblea , que los lance contra
París ... Son otros tantos defensores más que da á la Revolución .
La víspera del gran día , á media noche , tres diputados nobles ,
M. M. d'Aiquillon , de Menou y de Montmorency, fueron á enterar al
presidente del resultado del consejo celebrado aquella misma noche en
Versalles: « Necker no apoyará un proyecto contrario al suyo , no irá á la
sesión , y sin duda alguna se dispone á marchar. » La sesión se abre á las
diez . Bailly dice á algunos diputados , y estos lo propalan , el gran se-
creto . La opinión se hubiera dividido y llamado á engaño , si hubiese
visto al ministro popular sentarse al lado del rey; pero ausente Necker,
el rey quedó descubierto frente á frente ya de la opinión . La corte con-
fiaba dar el preparado golpe de mano al abrigo de Necker y á costa de
su popularidad y prestigio; jamás le ha perdonado que no tolerase le
deshonrara y abusase de él .
La prueba de que todo había sido descubierto está en que á la
salida del rey del castillo la multitud lo acogió con un silencio frío y
adverso . El negocio había fracasado ; la gran escena preparada con tanta
habilidad no causaría efecto .
El miserable espíritu de insolencia que inspiraba á la corte , había
ideado que entraran en la sala por la puerta grande los dos órdenes pri-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 107
vilegiados y que el Tercer Estado entrara después por una puerta tra-
sera, quedando bajo un cobertizo la mitad á la intemperie y á la lluvia .
Así, humillado y mojado , estaría con la cabeza baja para recibir la
lección que se le preparaba .
La puerta cerrada ; nadie para introducir al Tercer Estado . - Mira-
beau al presidente : « ¡ Señor , conducid la nación delante del rey ! » - El
presidente llama á la puerta . Los guardias de corps responden . - El pre-
sidente: « Señores , ¿dónde está el maestro de ceremonias?» -Los guar-
dias de corps : « No sabemos nada . »-Los diputados : «Pues bien , enton-
ces entraremos . » - Al fin el presidente hace venir al capitán de la guardia
y éste marcha á buscar á Brèzé .
Los diputados entran en fila y encuentran en la sala al clero y á la
nobleza que, ya sentados , parecen esperarlos como jueces ... El resto de
la sala está vacío . Nada más triste que aquel salón inmenso de donde el
pueblo había sido desterrado .
El rey leyó con su sencillez ordinaria la arenga que le habían com-
puesto , resultando raras en sus labios aquellas palabras despóticas .
Sentía y comprendía poco aquel espíritu la violencia provocativa, y por
eso estaba sorprendido del aspecto que la Asamblea provocaba . Los
nobles aplaudieron el artículo que consagraba los derechos feudales , y
con voces claras y altas dijeron: « ¡ Esa es la paz !>>
El rey, después de un momento de silencio y extrañeza, concluyó
con palabras intolerables que arrojaban el guante á la Asamblea y eran
el principio de la guerra : « Si me abandonáis en esta hermosa empresa ,
yo solo haré el bien de mis pueblos y solo yo me consideraré como su
verdadero representante .
Y finalmente: « Os ordeno , señores , separaros en seguida y reuni-
ros mañana en las cámaras afectas à vuestro orden para reanudar
vuestras sesiones . >>
Salió el rey; siguiéronle el clero y la nobleza . El Tercer Estado
quedó allí reunido , tranquilo , en silencio ( 1 ) .
El maestro de ceremonias entró entonces y en voz baja dijo al pre-
sidente : « Señor , ¿habéis oído la orden del rey?» - El presidente respon-
dió: « La Asamblea se ha reunido después de la sesión real ; no puedo
disolverla sin que haya deliberado . Y volviéndose á los compañeros que
le rodeaban, exclamó: « Me parece que la nación reunida en Asamblea
no puede recibir órdenes . >>
Mirabeau interpretó estas palabras admirablemente ; dirigiéndose al
maestro de ceremonias , con su voz fuerte , imponente y de una majestad
terrible , lanzó estas admirables palabras : « Conocemos las intenciones
que han sido sugeridas al rey; y vos , señor , que no sabríais ser su ór-
(1) No hubo excitación ni consternación , como dice Dumont erróneamente. Los radicales ,
como Gregoire (Memorias, I, 381), los moderados como Malouet, estaban perfectamente de
acuerdo. Con este motivo Malouet ha dicho estas hermosas y sencillas palabras: «No podíamos
tomar otro camino ... Debíamos à Francia una constitución .» (Malouet. Explicaciones à sus
comitentes).
108 J. MICHELET
VOLTAIRE.-(Último retrato)
pueblo y que no se nos arrojará de este sitio sino por la fuerza de las
bayonetas ( 1 ) .
Brèzé quedó desconcertado , aterrado; sintió el poder de la nueva
realeza , y recordando lo que la etiqueta prescribía para la antigua , salió
de la Asamblea andando de espaldas , retrocediendo como se hacía de-
lante del rey (2 ).
La corte había imaginado otro medio de expulsar á las comunnes ,
medio brutal , empleado otras veces con éxito en los Estados generales .
Consistía sencillamente en hacer desamueblar la sala y deshacer el anfi-.
teatro y el estrado del rey . Entraron , en efecto, los obreros ; pero á una
(1 ) Esta versión es la verdadera. Mirabeau era realista; no hubiera dicho jamás: Id & decir
á vuestro dueño, ni las otras palabras que se han supuesto.
(2) Relatado por M. Frochot, testigo ocular, al hijo de Mirabeau .. Memorias VI, 39. La fa-
milía Brèzé ha querido negar algunos detalles de esta escena tan conocida, cuarenta y cuatro
años después del suceso.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 109
BARNAVE
Movimiento de Paris
(1) Comparad las memorias de Bailly y el proceso-verbal de los electores redactado por
Bailly y Duveyrier.
(2) En ninguna parte se confió más nunca en la debilidad del pueblo . La conocida dulzura
de las costumbres parisienses, el gran número de funcionarios , las gentes de negocios que
no podían menos de perder en el movimiento, la multitud de los que vivían de los abusos,
hizo creer antes de las elecciones que París se mostraría muy burgués y tímido. (Véase
Bailly. p. 16, 150) .
(3) Dussaulx. Obra de los siete días, p . 271 (edición 1822) .
(4) Necker. Administración , II, 422, 435 (1784) .
TOMO I
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
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114 J. MICHELET
(1) Sólo el regimiento de Beauce se creía estafado en las sumas de 240 y 727 libras.
(2) Et. Dumont. R-cuerdos, pág. 135 .
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 115
(1 ) Claro es que con reservas y à condición de que Francia adoptara la constitución de In-
glaterra. Arthur Goung, Viaje, tom. I.
(2) Hasta enviarla a caballo en medio de la multitud , seguida de un criado con la librea
de Orleans. Madame Lebrun fué testigo de esta escena.
(3) Brissot trabajó allí algún tiempo. Memorias, II, 430.
116 J. MICHELET
cipe es aquel hombre sombrío, taciturno , que parece deciros : «Yo cons-
piro , nosotros conspiramos . » Es el profundo Laclos , que por su librito
Alianzas peligrosas se enorgullece de haber hecho pasar la novela del
vicio , insinuando allí que la galantería hábil es un preludio útil á la ha-
bilidad política . Y esta es su ambición , este el papel que quiere desem-
(1) El príncipe hacía oro, como se ha intentado hacer siempre. Entre otros ingredientes
era necesario un esqueleto humano que llevara enterrado tal número de años y tantos dias.
Se buscó entre los muertos conocidos encontró que precisamente el esqueleto del sabio
Pascal reunía todas las condiciones apetecidas. Fueron sobornados los guardias de Saint-
Etienne-du-Mont y el pobre Pascal fue entregado á las manipulaciones del Palais - Royal . Tal
es al menos el relato de una persona que vivió mucho tiempo con madame de Genlis y le oyó
contar la extraña anècdota.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 117
Otra dificultad era que el príncipe , además de todos los vicios ad-
quiridos , tenía uno natural , fundamental é imperecedero , que no con-
cluye con el agotamiento físico como los otros y que permanece fiel á
tulo que el de oficial de la casa de Orleans , escribió al rey para pedirle …..
nada más que el primer ministerio , la plaza de Necker y de Turgot ,
asegurando restablecer en un momento la hacienda de la monarquía . El
duque de Orleans fué el portador de la increíble misiva , la entregó al
rey y la apoyó en un largo discurso , siendo motivo de chacota para la
corte .
(1 ) Arthur Goung, que comía con él y otros diputados, estaba escandalizado de verle reir
sin freno.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 119
(1) ¿Podrá creerse que en 1790 se ejecutaban todavía en Bicetre las antiguas y bárbaras
ordenanzas que prescribían hacer preceder una paliza a todo tratamiento venereo? El célebre
doctor Cullorier lo ha afirmado así.
(2) Observaciones de un inglés sobre Bicetre, traducidas y comentadas por Mirabeau , 1788.
ΤΟΜΟ Ι
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
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122 J. MICHELET
(1) «Muchos de mis colegas me han asegurado haberlas visto ya impresas.» (Palabras de
Builly).
CAPITULO VI
Insurrección de París
(1) Si el pueblo hubiera disparado muchos pistoletazos y herido algunos dragones , como
afirmó Besenval, su defensor habilísimo, Deseze, lo hubiera hecho constar en sus observa-
ciones sobre el informe de la acusación .
128 J. MICHELET
CAMILO DESMOULINS
(1) Michelet emplea la enérgica palabra francesa: banqueroutiers, que al ser traducida pierde
su energia: autores de quiebra fraudulenta, de mala fe . Para conservar la hermosa virilidad de
aquel apóstrofe, hemos puesto la palabra estafadores. (Nota del traductor). Querían hacer los
pagos con un papel-moneda, sin otra garantía que la firma de un rey insolvente. Véase el ca-
pítulo VIII.
(2) Memorias de Gregoire, I, 382.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 131
niendo que llegasen á proveerse de alimentos , les sería muy difícil vol-
ver á la ciudad .
París debía morirse de hambre ó vencer; y vencer en un día. ¿Cómo
Cincuenta mil picas fueron forjadas por el pueblo en treinta y seis horas...
(Päg. 135)
Nada era tan inverosímil como pensar que este pueblo pudiera conver-
tirse de pronto en un ejército y ejército aguerrido .
He aquí ciertamente lo que pensaban los hombres fríos , los notables
llenos de experiencia, los burgueses que componían el comité de la
ciudad . Querían ganar tiempo para no agravar la inmensa responsa-
bilidad que ya pesaba sobre ellos . Gobernaban París desde el día 12. ¿A
título de qué? ¿como electores? ¿el poder electoral podía ampliarse hasta
aquella fecha? A cada momento creían ver llegar al viejo mariscal de
Broglie con sus tropas á pedirles cuenta ... De ahí sus vacilaciones , su
conducta , largo tiempo equívoca ; de ahí la desconfianza del pueblo , que
encontraba en ellos el principal obstáculo , y acabó por arreglar sus
asuntos sin contar con ellos .
Hacia el medio día regresaron los electores que habían sido enviados
á Versalles ; traían la amenazadora respuesta del rey y el decreto de la
Asamblea .
Esto era la guerra . Los emisarios habían encontrado en los caminos
soldados con escarapela verde , color del conde de Artois . Además habían
pasado á través de la caballería , de todas las tropas alemanas que lle-
naban los caminos , bajo sus blancas capas austriacas.
La situación era terrible , desesperada , pero el corazón era inmenso ;
cada uno lo sentía hora por hora engrandecerse en su pecho . Al Hotel
de Ville llegaban corporaciones de los barrios formando legiones de
voluntarios á ofrecerse para el combate . La compañía de arcabuceros
ofreció sus servicios . Se presentó la Escuela de Círujía con Boyer á la
cabeza ; la Basoche (asociación de alegres estudiantes) quería ir delante ,
combatir en la vanguardia ; todos aquellos jóvenes juraron morir hasta
el último .
¿Combatir? ¿pero con qué? ¿sin armas , sin fusiles , sin pólvora?
El Arsenal, se decía , está vacío . El pueblo no se satisface . Un invá-
lido y un peluquero estuvieron espiando en los alrededores y bien pronto
vieron salir una gran cantidad de pólvora que iba á ser embarcada para
Rouen . Corrieron al Hotel de Ville y obligaron á los electores á mandar
detener el hermoso cargamento . Un bravo cura se encargó de la peli-
grosa misión de guardarla y distribuirla al pueblo (1 ) .
No faltaba más que fusiles . Se sabía que había un gran depósito en
París . El intendente Berthier había mandado traer treinta mil y fabricar
doscientos mil cartuchos . El preboste no podía ignorar estas órdenes de
la intendencia . Obligado á indicar el lugar del depósito , declaró que la
fábrica de Charleville tenía treinta mil fusiles y que además , de un mo-
mento á otro , debían llegar doce mil . En apoyo de esta mentira varios
carromatos atraviesan la Grève , llevando escrita esta palabra : «Artille-
ría . » Son los fusiles sin duda . El preboste hace almacenar las cajas y
(1) El cura Lefevre d'Ormesson , un hombre heroico. Nadie prestó mayor servicio à la Re-
volución y á la ciudad de París. Estuvo cuarenta y ocho horas sobre el volcán , entre la plebe
furiosa que se disputaba la pólvora; recibió muchos golpes; un borracho se puso à fumar so-
bre los toneles abiertos, etc.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 135
Dificultades de la toma de la Bastilla.-La idea del ataque pertenece al pueblo -Odio del pueblo á
Ja Bastilla. -Alegría del mundo al saber la toma de la Bastilla.-El pueblo se apodera de fusi-
les en los Inválidos. -La Bastilla se defiende. - Thuriot emplaza á la Bastilla. - Los electores
envían allí inútilmente muchas comisiones.-Último ataque; Elie, Hullin.-Peligro de retardar
la toma.-El pueblo se cree traicionado, amenaza al preboste y á los electores. -Los vencedo-
res del Hotel de Ville. -Cómo se entrega la Bastilla. -Muerte del gobernador.- Prisioneros
condenados á muerte.-Prisioneros indultados. -Clemencia del pueblo.
THURIOT
(1) «La sombra de la Bastilla llenaba la calle de San Antonio», dice Linguet. Los senadores
más convencidos de la Bastilla eran del barrio ó del arrabal de Saint- Paul.
(2) El suceso ha sido narrado por un testigo nada sospechoso, el conde de Segur, emba-
jador en Rusia, que no participaba de aquel entusiasmo: «Esta locura que, aun narrándola,
me cuesta trabajo creer, etc.» Šegur, Memorias, III, 508.
140 / J. MICHELET
Besenval cree que no . Más bien parece cierto que careciendo de órdenes ,
Besenval estaba lleno de vacilaciones y como paralizado de espíritu . A
era el oficial más frívolo del antiguo régimen , aunque valiente , le mira
absorto: « Señor barón- dice el hombre, -vengo á advertiros que evitéis
la resistencia . Los obstáculos serán destruídos hoy (1) ; estoy seguro
(1 ) Uno sólo de los ciudadanos allí reunidos. Proceso verbal de los electores, pág. 300,
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 143
mayor parte , por gracia del jefe de policía ; muchos de ellos que no ha-
bían servido jamás , lucían en el pecho la cruz de San Luis . Todos , desde
el gobernador al último criado , habían comprado sus puestos y sacaban
de ellos el partido que podían . El gobernador , además de sus sesenta
mil libras de sueldo , sacaba cada año otro tanto de sus rapiñas . A costa
de los prisioneros alimentaba su casa, ganaba con el vino ( 1 ) , con los
muebles , con todo . Y ¡ hecho impío , bárbaro !, alquiló á un jardinero el
jardín de la Bastilla , que era pequeño, y por aquella miserable ganancia
privó á los prisioneros del paseo , del aire y de la luz .
Aquel alma rastrera y codiciosa sabía que era conocido , y esto le
quitaba todo valor ; las terribles Memorias de Linguet hicieron á de Lau-
nay famoso en toda Europa . La Bastilla era odiada y su gobernador ,
personalmente , era odiado también . Los furiosos gritos del pueblo , que
resonaban allá fuera , creía que eran exclusivamente contra él ; estaba
lleno de turbación y temor.
Las palabras de Thuriot produjeron diferente efecto en los suizos y
en los franceses . Los suizos no las comprendieron , pero el Estado Mayor
y los Inválidos se conmovieron ; aquellos viejos soldados en trato diario
con las gentes del barrio , no tenían ganas de disparar contra sus amigos.
La guarnición se divide ; ¿ qué harán ambos bandos? Si no se ponen de
acuerdo ¿querrán luchar entre sí?
El amendrentado gobernador con tono quejumbroso declaró que
había llegado á un acuerdo con el municipio y juró é hizo jurar á la
guarnición que si no eran atacados no harían un sólo disparo .
Thuriot no se contenta con esto . Quiere subir á las torres , ver si
efectivamente han sido retirados los cañones . De Launay, harto arrepen-
tido de haberle dejado entrar , se niega , pero sus oficiales le aconsejan
que acepte , hacen presión sobre él y al fin sube con Thuriot .
Los cañones habían sido retirados de las troneras , cubiertos , pero
continuaban enfilados . La vista que se ofrecía desde aquella altura de
ciento cuarenta piés era inmensa , enloquecedora ; las calles y las plazas
llenas de gente ; todo el jardín del arsenal cubierto por hombres arma-
dos... Y he aquí que en el otro lado se ve una masa negra que avanza……
Es el pueblo del barrio de San Antonio ...
El gobernador palidece . Coge á Thuriot por un brazo : «¿Qué habéis
hecho? ¡ abusáis del título de parlamentario !; ¡me habéis engañado , trai-
cionado ! >
»
Ambos estaban en el borde del muro y de Launay tenía un centi-
nela en la torre . Todo el mundo en la Bastilla prestaba juramento de
obediencia y fidelidad al gobernador ; en su fortaleza era el rey y la ley.
Podía vengarse...
(1) El gobernador tenía derecho de hacer entrar cien barricas de vino francas de impuesto.
Vendía este derecho á una taberna á cambio de vinagre que daba á beber á sus prisioneros
y de una gruesa cantidad . Puede verse en el libro La Bastilla destruída, la historia de un pri-
ionero rico que de Launay llevaba por las noches à casa de una joven, à quien el gobernador
había puesto casa y cuyos gastos hacía pagar al otro .
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 145
(1) Esta es la única manera de conciliar las declaraciones, opuestas en apariencia, de los
sitiados y la diputación.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 147
Para calcular el valor del tiempo en esta crisis suprema , para ex-
plicar el terror de la tardanza , conviene saber que cada momento circu-
laba una nueva falsa alarma . Se suponía que la corte , á dos horas de
distancia , estaba enterada del ataque á la Bastilla comenzado al medio
día y se preparaba á lanzar sobre París sus suizos y sus alemanes . Los
de la Escuela Militar ¿ pasarían el día con los brazos cruzados? No era
verosímil . La poca confianza que Besenval tenía en sus tropas era ó pa-
recía una excusa . Los suizos se mostraban firmes y fieles en la Bastilla ,
haciendo una carnicería . Los dragones alemanes habían hecho muchas
descargas el día 12 y matado algunos guardias franceses . Estos , á su
vez , habían matado algunos dragones . El odio de cuerpo aseguraba la
fidelidad .
El barrio Saint-Honoré se despoblaba creyéndose atacado de un mo-
mento á otro . La Ciudadela estaba en el mismo peligro y efectivamente
fué ocupada por un regimiento , pero demasiado tarde .
Toda lentitud parecía al pueblo traición . Las tergiversaciones del
preboste le hacían sospechoso , y del mismo modo acontecía á los elec-
tores . La multitud , indignada , comprendió que perdía el tiempo con
ellos . Un viejo grita : « Amigos , ¿qué hacemos entre estos traidores? ¡ Vá-
monos todos á la Bastilla ! » La indicación fué atendida por todos . Los
electores , estupefactos , se encuentran solos... Uno de ellos sale y vuelve
pálido, con el rostro de un espectro : « Si permanecéis aquí no os quedan
más que diez minutos de vida ... En la plaza ruge la multitud rabiosa ...
Ya suben...» No intentaron huir y esto les salvó .
Todo el furor del pueblo se concentra contra el preboste . Los en-
viados de los distritos se presentan uno tras otro , arrojándole su traición
á la cara . Algunos de los electores , viéndose comprometidos delante del
pueblo por su imprudencia y sus mentiras , se vuelven contra él y le
acusan . Otros , el buen viejo Dussaulx ( el traductor de Juvenal) y el in-
trépido Fauchet , intentaron defenderle , salvarle la vida , inocente ó cul-
pable . Obligado por el pueblo , pasa del despacho en que estaba á la gran
sala de San Juan , sus amparadores lo rodean y Fauchet se sienta á su
lado . Las huellas de la muerte se marcaban ya en su rostro , dice Dus-
saulx . Rodeado de papeles , de cartas , de gentes que iban á hablarle , en
medio del vocerío , de los gritos de muerte , se esforzaba para responder
á todos con afabilidad . Los del Palais-Royal y los del distrito de Sant-
Roch, eran los que más furiosos estaban . Fauchet corrió allí á pedir gra-
cia , conmiseración . El distrito estaba reunido en Asamblea en la iglesia
de San Roque y dos veces Fauchet subió al púlpito , rogando , llorando ,`
con las palabras más ardientes que su gran corazón podía inspirarle ; su
ropa , acribillada á balazos en la Bastilla , era elocuente también ; ro-
gaba por el pueblo mismo , por el honor de aquel gran día , para dejar
puro y sin mancha el triunfo de la libertad .
El preboste y los electores permanecían en la sala de San Juan entre
la vida y la muerte . «Cuantos estaban allí-dice Dussaulx -parecían
148 J. MICHELET
Sc
F- huler
estaban aturdidos por la novedad del espectáculo . Los rumores , las voces ,
las noticias , las alarmas , las cartas detenidas , los descubrimientos falsos
ó verdaderos , tantos secretos revelados , tantos hombres llevados ante el
tribunal , obscurecían el espíritu y la razón . Uno de los electores decía:
<<¿No es este el Juicio final?...» El aturdimiento había llegado á tal
grado , que todo se había olvidado : el preboste y la Bastilla ..
Eran las cinco y media . Un inmenso grito estalla en la plaza del
Hotel de Ville , en la Grève; luego un clamoreo que viene de lejos , que
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 149
plaza no mata más que á un hombre ; mira con desdén á los suizos á quie-
nes toma por prisioneros ó por criados y hiere y maltrata á sus amigos
los inválidos . Hubiera querido poder exterminar la Bastilla ; rompe á
pedradas los dos esclavos del reloj ; sube á las torres para insultar á los
cañones ; muchos se agarran á las piedras , ensangrentándose las manos
por querer arrancarlas . Bajan rápidamente á los calabozos para librar á
los prisioneros ; dos se habían vuelto locos . Uno , asustado del ruído , que-
ría defenderse ; quedóse sorprendido cuando los que abrieron la puerta de
su encierro se arrojaron en sus brazos , mojándole el rostro con sus lá-
grimas. Otro, que tenía una barba hasta la cintura, preguntó cómo se
portaba Luis XV; creía que reinaba todavía . A los que le preguntaron
su nombre respondió que se llamaba el Mayor de la Înmensidad .
Los vencedores no habían concluído ; en la calle de San Antonio
sostenían otro combate . Avanzando hacía la Grève encontraron algunos
grupos de hombres que, no habiendo tomado parte en el combate , querían
hacer algo , asesinar á los prisioneros cuando menos . Uno de ellos quedó
muerto en la calle de Joureellos , otro en el arrabal . Algunas mujeres ,
desgreñadas , que acababan de reconocer á sus maridos entre los muertos
de la Bastilla , corrían detrás de los asesinos ; una de ellas , loca de dolor ,
pedía á todo el mundo que le diesen un cuchillo .
De Launay era llevado , sostenido y defendido en este gran peligro
por dos hombres de corazón y de una fuerza poco común : Hullin y otro .
Conducir á aquel hombre de la Bastilla á la Grève , que estaba tan cerca ,
no era obra menor que los doce trabajos de Hércules . No sabiendo ya
cómo defenderle y viendo que la gente conocía á Launay solamente en
qué iba sin sombrero , tuvo la idea heroica de ponerle el suyo , recibiendo
en aquel momento los golpes que á Launay iban dirigidos ( 1 ) . Llegó en
fin al pórtico de San Juan; si conseguía lanzarle en la escalera , todo
había concluído . La multitud lo comprendió é hizo un furioso esfuerzo .
La fuerza de gigante que Hullin había desplegado no le sirvió entonces
de nada . Estrujado por aquella enorme boa que la masa formaba alre-
dedor de él , apretándole , perdió tierra y fué einpujado de uno á otro lado
hasta caer al suelo . Se levantó dos veces . A la segunda vió en el aire ,
clavada en una pica , la cabeza de Launay .
Otra escena se desarrollaba en la sala de San Juan . Los prisioneros
estaban allí en gran peligro de muerte ; la multitud se encarnizaba , so-
bre todo contra tres inválidos , en quienes creía reconocer á los artille-
(4) La tradición realista, que tiene la difícil preocupación de hacer interesantes à los hom-
bres menos interesantes, ha querido hacer creer que de Launay, más heroico aún que Hullin ,
le había devuelto el sombrero, volviendo à colocarselo en la cabeza, prefiriendo perecer á
exponerlo á morir La misma tradición obsequia con el mismo hecho , algunos días después, à
Berthier, el intendente de París. Se cuenta tambien que el Mayor de la Bastilla, reconocido y
defendido en la Grève por uno de sus antiguos prisioneros, á quien había tratado con cariño,
le alejó de sí diciéndole: «Os perdéis vos sin salvarme .» Este último relato da idea de los otros
dos. Los precedentes de de Launay y Berthier, no ofrecen nada que pueda hacer creer en el he-
roismo de sus últimos momentos El silencio de la biografía Michaud , en el artículo sobre de
Launay, redactado con informes facilitados por su propia familia, prueba que ella misma no
creía en esta tradición .
152 J. MICHELET
TOMO I 20
LIBRO SEGUNDO
CAPITULO PRIMERO
La Paz falsa
perturbaba con sus dulces palabras y sus miradas ... Una vez lanzados
aquellos ciegos , la noche hubiera sido sangrienta...Se interceptaron cartas
suyas donde escribían : « Marchamos contra el enemigo ...» ¿Quién era el
enemigo? La Ley y Francia .
De pronto una nube de polvo aparece en la carretera de París ; es
un grupo de caballeros que vienen á galope tendido; es el príncipe de
Lambesc con todos sus oficiales , que huye del pueblo de París . Pero en-
cuentra allí al pueblo de Versalles ; si no hubiera sido por temor de herir
á los otros , la gente hubiera disparado contra el príncipe .
Llega M. de Noailles : « La Bastilla ha sido tomada . » Llega M. de
Wimpfen: « El gobernador ha sido muerto . Murió como debía . » > Dos
emisarios de los electores llegan después y exponen á la Asamblea el es-
candaloso estado de París . La Asamblea se indigna , se invoca la vengan-
za de Dios y de los hombres para la corte y sus ministros . « ¡ Cabezas !,
grita Mirabeau . Necesitamos la de M. de Broglie . »
>
Una diputación de la Asamblea va á buscar al rey y no obtiene de
él más que palabras equívocas. El rey envía oficiales para que tomen el
mando de la milicia burguesa ... Ordena á las tropas del Campo de Marte
replegarse... Movimiento muy oportuno para el ataque general .
Indignación de la Asamblea , griterío , envío de una nueva comi-
sión... « El corazón del rey está destrozado , pero no puede hacer más . »
Luis XVI , cuya debilidad se ha deplorado tanto , tenía aquel día la
apariencia de una firmeza deplorable .
Berthier había ido á Versalles y estaba á su lado ; le animaba , le
decía que todo lo ocurrido era poca cosa . En la turbación y desorden en
que París se encontraba, había todavía medios para el gran ataque de la
noche . En esto se supo que París se preparaba , que organizaba sus cen-
tinelas , que había colocado cañones en Mont-martre que cubrían la
Ciudadela y tenían en jaque á Saint -Denis .
Vacilando entre los informes contradictorios , el rey no dió ninguna
orden Ꭹ , fiel á sus costumbres , se acostó temprano . El duque de Lian-
court, que por razón de su cargo entraba en la cámara regia á cualquier
hora del día ó de la noche , no quiso dejar perecer al rey en su apatía é
ignorancia . Le explicó el peligro que corría, la importancia del movi–
miento , su irresistible fuerza que debía aceptar , le recomendó que se
atrajera al duque de Orleans , que se acercara á la Asamblea... Luis XVI ,
mal despierto (pasó su vida amodorrado) , exclamó : «¿Pero qué? ¿es un
motín?-Señor , ¡ es una revolución ! >
»
El rey no ocultaba nada á la reina ; se supo todo en casa del conde
de Artois . Sus servidores tuvieron miedo ; la realeza podía salvarse á ex-
pensas suyas . Uno de aquéllos , que conocía bien al príncipe , le asedíó por
su lado flaco; por el miedo . Le dijo que estaba proscripto del Palais-Ro-
yal, como Flesselles y de Launay , que podía calmar los espíritus unién-
dose al rey en la política popular que la necesidad de los tiempos impo-
nía . El mismo individuo , que era diputado , corrió á la Asamblea (era
156 J. MICHELET
LA SÁTIRA DE LA REVOLUCIÓN
CL
LA HIDRA DE LA TIRANIA
LA SÁTIRA DE LA REVOLUCIÓN
Este grabado se publicó en París á los pocos días de la toma de la Bastilla. Representa al pueblo (el
tercer Estado) despertando de su sueño de siglos para destruir la tiranía. Un cura y un noble
(los otros dos Estados) huyen al ver que se incorpora el personaje que simboliza el pueblo y al
cual se le llama en el grababo Juan el Pobre Hombre En el fondo la Bastilla que comienza á
ser destruída.
tiempo anunciaba que las harinas que iban destinadas á París habían sido
detenidas en Sevres ... « ¡ Qué ocurrirá cuando esta noticia sea conocida
en la capital ! >>>
Mirabeau tuvo para él una hermosa respuesta . Dirigiéndose á los
diputados que iban á ir á ver al rey, dijo : « Pues bien , decid al rey que
las hordas extranjeras de que estamos rodeados han recibido ayer la visi-
ta de los príncipes y las princesas , de los favoritos y las favoritas , y sus
caricias , y sus exhortaciones , y sus regalos . Decidle que durante toda la
noche , estos satélites extranjeros , ahitos de vino y de oro , han predicho
en sus cantos impíos el arrasamiento de Francia y su servidumbre y que
sus votos brutales invocaban la destrucción de la Asamblea nacional .
Decidle que en su palacio mismo , los cortesanos han unido sus bailes al
son de una música bárbara, y que tales fueron los preliminares de la
Saint-Barthélemy ! ... Decidle que aquel Enrique, cuya memoria bendice
el universo , aquel de sus abuelos á quien quería tomar por modelo ,
hacía pasar víveres á París amotinado , que él sitiaba en persona y que
sus feroces consejeros hacen detener las harinas que el comercio lleva á
París hambriento y fiel . »
La diputación sale , pero he aquí al rey que llega , entra sin guar-
dias , con sus hermanos . Da algunos pasos en la sala , é inesperadamente ,
frente á la Asamblea . anuncia que ha dado orden á las tropas de alejar-
se de Paris á Versalles é invita á la Asamblea á comunicar la noticia á
París ... ¡ Demasiado sabe que su palabra será poco creída si la Asamblea
no asegura que el rey no ha mentido ! ... Luego agrega una frase más
noble , más hábil : « Se han atrevido á propalar que vuestras personas no
estaban seguras . ¿Será necesario que yo hable de estos culpables rumo-
res , desmentidos de antemano por mi carácter bien conocido? Pues bien,
aquí estoy , yo que soy uno solo con la nación , yo que me entrego á voso-
tros y en vosotros confío . >>
Alejar las tropas de París y de Versalles sin indicar la distancia ,
era una promesa obscura , equívoca , medianamente tranquilizadora . Pero
la Asamblea estaba tan alarmada de la inmensidad obscura que se en-
treabría ante ella , sentía tal necesidad de orden y de reposo , que se
mostró crédula y entusiasta para el rey , hasta el punto de olvidar lo que
á sí misma se debía .
Todos se precipitan de sus asientos y le siguen . El rey vuelve á pié
al castillo . La Asamblea , el pueblo le rodean , le estrujan; el rey , atra-
vesando la zona tórrida de la plaza de Armas, no puede resistir el calor y
varios diputados , el duque de Orleans entre ellos , hacen una cadena al-
rededor de él , librándole de toda molestia . A la llegada la música toca la
canción : «¿Dónde se puede estar mejor que en el seno de la familia?» Fa-
milia demasiado limitada . El pueblo no entra allí ; ante él cierran las
puertas . El rey ordena que se abran de nuevo , pero se excusa de recibir
á los dipntados que quieren verle todavía , pretextando que va á dar gra-
cias a Dios . La reina aparece en el balcón con sus hijos y los del
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 159
ahora por primera vez de su antro y estaba todavía negro y sucio . Bai-
lly, conducido del brazo también por Hullín , era aplaudido , rodeado ,
oprimido por la multitud . Cuatro soldados le seguían ; á pesar de la ale-
Este Te Deum ¿qué era sino una mentira? ¿Quién podía creer que
el arzobispo daba gracias á Dios de buena fe por la toma de la Bastilla?
Nada había cambiado , ni los hombres , ni los principios ... La corte seguía
siendo la corte , el enemigo siempre sería el enemigo .
Lo hecho estaba hecho . La Asamblea nacional y los electores de
París con todo su poderío , no podían borrar lo pasado . El 14 de Julio
había habido un vencido , el rey ; un vencedor, el pueblo . ¿Cómo des-
hacer esto , hacer que lo que fué no fuese , borrar la historia , cambiar la
realidad de los sucesos consumados , cambiar los sentimientos del rey y
del pueblo de modo que aquél se sintiera dichoso por haber sido vapu-
leado y éste se entregara sin desconfianza en manos de un dueño tan
cruelmente provocado?
Mounier , narrando el día 16 en la Asamblea nacional la visita de
los cien diputados á la ciudad de París , apoyó la extraña proposición
(presentada y votada al día siguiente en el Hotel de Ville) de alzar una
estatua á Luis XVI en la plaza de la Bastilla demolida... Una estatua
por una derrota es cosa nueva y original ... El ridículo se hacía más de
notar cada día ; ¿quién podía engañar así? ¿Hacer triunfar al vencido era
verdaderamente bastante para poder escamotear la victoria?
La obstinación del rey, durante todo el día 14 , demuestra á los más
simples que el acto del 15 no fué espontáneo . En el momento mismo en
que la Asamblea le acompañaba al castillo , durante aquel delirio fingido
ó real , una mujer abraza sus rodillas y no tiene miedo de decirle : «¡ Ah !
Señor , ¿habéis sido sincero? ¿no os harán cambiar de ideas?»>
El pueblo de París abrigaba los más sombríos pensamientos .
No podía creer que con cuarenta mil hombres en los alrededores de
Versalles la corte no destruyera todo lo hecho . Creía que el acto del rey
no era más que un medio para adormecer al pueblo y atacarle más ven-
tajosamente . El pueblo desconfía de los electores ; dos de ellos enviados
el día 15 á Versalles , fueron á su regreso acusados de traidores y ame-
nazados , corriendo grave riesgo . Los guardias franceses temían alguna
sorpresa en sus cuarteles y se negaban á recogerse en ellos . El pueblo
se obstinaba en creer que si la corte no se atrevía á combatir, se venga-
ría por
medio de cualquier villano atentado , ó estaría fabricando alguna
mina para hacer volar á París .
El temor no era ridículo ; mucho más lo era la confianza . ¿Por qué
creerse seguros? Las tropas , á pesar de la promesa del rey , no se ale-
jaban . El barón de Falckenheim, que mandaba las fuerzas de Saint-
Denis, decía que no había recibido órdenes . En las murallas fueron de-
tenidos dos de sus oficiales que se habían acercado á inspeccionar . Ocu-
rrió una cosa no menos grave , y fué que el jefe de policía presentó su
dimisión ; el intendente Berthier había huído y con él todos los empleados
y documentos de la administración de subsistencias . Un día ó dos más y
acaso se encontrara el mercado sin harina . El pueblo iba al Hotel de
Ville á pedir pan y las cabezas de los magistrados . Los electores envia-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 163
BASTILLA
DESTRUIDA
PUEBLOLA
POR
EL
.-
láminala)(
Esta
publicóse
en
colores
pocos
días
después
jornada
Julio
del
de
14
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 165
(1) Por una desgraciada casualidad se disparó un fusil é hirió á una mujer. Pero no hubo
en ello intención alguna contra el rey. Todo el mundo era realista; la Asamblea y el pueblo .
Marat mismo lo era todavía en 1791. En una carta inédita de Robespierre que M. de George
me ha enseñado, en la que cuenta la visita del rey à Paris, parece creer en la buena fe de
Luis XVI. (23 de Julio de 1789.)
166 J. MICHELET
truir la Bastilla , que aparecía tambaleándose , con las almenas y las torres
desprendiéndose y cayendo á tierra .
La multitud aplaudió á dos hombres : á Bailly y á Lafayette ; á nadie
más . Los diputados marchaban alrededor del coche del rey , tristes , te-
merosos ; había algo de sombrío en aquella fiesta ... Los instrumentos
agrícolas convertidos en armas , las guadañas, los tridentes , las hoces ,
no alegraban mucho . Los cañones, que dormían en sus sitios , mudos ,
cubiertos de flores , parecían no estar bastante dormidos ... Sobre todas
las apariencias de paz se reflejaba una imagen de guerra , clara y signi-
ficativa; los desgarrados y chamuscados pedazos de la bandera de la Bas-
tilla . Baja el rey del coche y Bailly le presenta la nueva escarapela , con
los colores de la ciudad , que se convierte en emblema de Francia . Le
ruega que acepte «este signo distintivo de los franceses . »
> El rey la pone
en su sombrero , y rodeado por la multitud sube la sombría escalera del
Hotel de Ville ; sobre su cabeza las espadas cruzadas forman un techo
de acero; extraño honor aprendido en las costumbres masónicas , que
parecía de doble sentido porque podía hacer creer que el rey pasaba bajo
las Horcas Caudinas .
No hubo en nadie propósito de humillarle . Lejos de esto , fué acogido
con una ternura extraordinaria . La gran sala , llena de hombres notables
y de gente de todas clases , presentaba un raro aspecto ; los que estaban
delante y en medio se pusieron de rodillas para no privar á los demás
de ver al rey ; todos estaban con las manos alzadas hacia el trono y los
Enjuiciamientos populares
Ningún poder inspira confianza. -No hay confianza en el poder judicial. -Club breótn. -Abogados ,
basoche ( 1 ).- Danton y Camilo Desmoulins - Barbarie de las leyes y suplicios. -Juicio en el
Palais -Royal. - La Grève y el hambre . - Muerte de Foulon y de Berthier, 22 de Julio de 1789.
CAEN
(1) Quiero decir un hombre completo que , teniendo los dos sexos del espíritu , es fecundo ;
siempre, casi siempre sintiendo el predominio de la sensibilidad irritable y colerica.
(2) El 5 de Octubre colgaron así al bravo abate Lefevre, uno de los héroes del 14 de Julio ;
afortunadamente pudo cortarse la cuerda á tiempo.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 175
Los electores creyeron poder hacer callar á los pobres , cuando me-
nos , tapándoles la boca . Por medio de un sacrificio de treinta mil francos
diariamente se logró hacer bajar el precio del pan á trece sueldos y medio
las cuatro libras .
La Grève no gritaba menos por esto . A las dos bajó Bailly á la
plaza y todos le piden justicia . Expuso principios de derecho é hizo al-
guna impresión en quienes podían entenderle, pero los demás gritaban:
« Colgadle! ¡ colgadle! » Bailly prudentemente se retiró y se encerró en
el despacho de subsistencias . La guardia era numerosa y fuerte ; pero
Lafayette, que contaba con su ascendiente personal , cometió la impru-
dencia de disminuirla.
La multitud estaba en una terrible inquietud , recelosa de que Fou-
lon se salvara . Para calmarla se le hizo asomarse á una ventana . La
multitud continuó agitada . Se volvió de nuevo á « exponerla los princi-
pios » declarando que debería ser juzgado . « ¡Juzgado en seguida y col-
gado! » , respondió la multitud , y allí mismo nombró los jueces , entre
ellos dos curas que se negaron á aceptar... Pero , ¡ plaza !: he aquí á Lafa-
yette que llega . Habla y sostiene que Foulon es culpable de varios crí-
menes , pero dice que es preciso conocer á sus cómplices . « ¡ Que lo lleven
-á la Abadía! »
> Las primeras filas que le escucharon consienten ; los demás
no . « Os burláis del mundo , dice un hombre bien vestido ; ¿necesitáis
tiempo para juzgar un hombre , juzgado ya desde hace treinta años?» A
la vez se alza un nuevo vocerío y una nueva multitud entra : « ¡ Es el
arrabal ! » dicen unos , y otros responden : « No ; ¡ es el Palais-Royal ! » Fou-
lon es arrastrado , conducido á la farola de enfrente ; se le obliga á pedir
perdón á la nación . Después es izado... La cuerda se rompe dos veces . Se
persiste y van á buscar una nueva . Colgado al fin y decapitado luego ,
su cabeza es paseada por todo París .
Entretanto , Berthier llegaba á la puerta de San Martín , á través del
más espantoso acompañamiento que se ha visto jamás ; le seguían desde
veinte leguas antes . Le traían en un cabriolé , cuyo techo había sido
arrancado para poderle ver mejor . Junto á él un elector , Etienne de la
Rivière , que veinte veces estuvo en peligro de muerte , le defendía y am-
paraba con su cuerpo . Los descamisados bailaban delante del coche ; otros
le arrojaban pedazos de pan negro: «Toma , ladrón ; ¡ ese es el pan que
nos has hecho comer! » Lo que había desesperado más á la población de
los alrededores de París , era que en medio de la carestía general la nu-
merosa caballería reunida por Berthier y Foulon , había destruido y co-
mido en verde una gran cantidad de trigo . Se atribuía esta brutalidad
á órdenes del intendente , á una firme resolución de impedir toda cosecha
y de hacer morir al pueblo .
Para adornar aquel terrible triunfo de la muerte , llevaban delante
de Berthier , como en los triunfos romanos , inscripciones á su gloria:
<
«
<Ha robado al rey y á Francia . - Ha devorado la substancia del pueblo .
-Ha sido esclavo de los ricos y tirano de los pobres .-Ha bebido la san-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN francesa 179
(1) Historia de la Revolución de 1789, por dos amigos de la libertad (Kerverseau y Clavelin ,
hasta el tomo VII) , tomo II.
CAPITULO III
La Francia armada
Los vampiros del antiguo régimen , cuyas vidas tanto daño habían
hecho á Francia, se lo causaron todavía mayor en su muerte .
Aquellas gentes que Mirabeau calificaba tan bien de «objeto del
desprecio público » aparecieron como rehabilitados por el suplicio . La
caída es para ellos la apoteosis . Helos convertidos en interesantes vícti-
mas , en mártires de la monarquía ; su leyenda irá aumentando con fic-
ciones patéticas . M. Burke llega hasta canonizarlos y orar sobre su
tumba .
Las violencias de París y las que simultáneamente tuvieron por es-
cenario á las provincias colocaron á la Asambla 'en una difícil situa-
ción , de la que no podía salir .
Si no hace nada parece encubrir y alentar el desorden , autorizar el
asesinato , dando pretexto á las eternas calumnias . Si intentaba reme-
diar el desorden , restaurar la autoridad , entregaba no al rey , sino á la
reina y á la corte , la espada que el pueblo había colocado en sus manos .
En una ú otra hipótesis la arbitrariedad iba á ser restablecida por
la vieja realeza ó por la realeza de la calle... En el mismo momento en
que se derrumba la Bastilla , aquel odioso símbolo de la arbitrariedad ,
se alza otra Bastilla ... Inglaterra se frota las manos de gozo y siente
agradecimiento á la Farola de la Grève, donde el pueblo consuma sus
ejecuciones: « Gracias a á Dios-dice-la Bastilla no desaparecerá jamás . »
>
¿Qué hubierais hecho?, decidlo , oficiosos consejeros , enemigos ami-
gos nuestros , sabios de la aristocracia europea que regáis con calumnias
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 181
el odio que plantasteis vosotros mismos ... Sentados en vuestro trono so-
bre el cadáver de Irlanda , el de Italia y el de Polonia , respondednos si
cripción grabada con la uña , ilegible ... ¡ Obra cruel del tiempo , cóm-
plice de la tiranía , puesto de acuerdo con ella para hacer desaparecer
las víctimas !
Gfthe
del pueblo , que veían cada vez más cerca , que los estrechaba , se decla-
raron descaradamente enemigos de la Revolución .
Los ennoblecidos , los parlamentarios , eran los más furiosos ; los
magistrados se habían vuelto más guerreros que los militares ; no habla-
Hi Sujutex
ban más que de combates , y pedían muerte , sangre y ruina . Los que
hasta entonces habían constituído la vanguardia de la resistencia á los
caprichos de la corte y que , los más de ellos , habían saboreado la popu-
laridad , el amor y el entusiasmo público , se extrañaban é indignaban
de verse olvidados ó despreciados ... Buscaban la causa de este rápido
cambio en artificiosas maquinaciones de sus enemigos personales ; y así,
á los odios políticos se mezclaban viejas rencillas de familia . En Quim-
190 J. MICHELET
Se hablaba recio del gran ejemplo de Luis XVI , que había liberta-
do los últimos siervos de sus dominios . ¡ Imperceptible sacrificio que costó
poco al Tesoro y que no tuvo en Francia casi ningún imitador!
¡Qué! -se dirá;-los señores eran en 1789 hombres duros , sin
piedad?
De ningún modo . Era una clase de hombres muy débiles y físi-
camente degenerados , ligeros , sensuales y sensibles ; tan sensibles ,
que no podían ver de cerca á los desgraciados . Los veían en los idilios ,
las óperas, los cuentos y las novelas que hacen derramar dulces lágri-
mas ; lloraban con Bernardino de Saint-Pierre , con Gretry y Sedaine ,
con Berquin y Florian . Sentían las lágrimas correr por sus mejillas y se
decían: « Soy bueno . >
»
Con esta debilidad de corazón , esta facilidad de carácter , la mano
siempre abierta , incapaces de resistir á toda ocasión de gastos , necesi-
taban dinero, mucho dinero , mucho más que sus padres . De aquí la ne-
cesidad de sacar mucho de las tierras , de entregar al labriego á los
usureros , á los hombres de dinero y de negocios . Aparte de esto , los
señores tenían buen corazón y eran generosos y caritativos en París,
mientras sus vasallos se morían de hambre ; por no ver aquella miseria ,
que hubiera hecho sufrir mucho á sus tiernos corazones , vivían poco
tiempo en sus castillos .
Tal era aquella sociedad débil , vieja y aletargada en la molicie .
Se alejaba voluntariamente del espectáculo de la opresión ; no oprimía
más que por medio de procuradores . No faltaban, sin embargo , nobles
provincianos que se enorgullecían de mantener en sus dominios las ru-
das tradiciones feudales , gobernando duramente su familia y sus vasa-
llos . Recordaremos aquí solamente al célebre amigo de los hombres , al
padre de Mirabeau, enemigo de su familia , que tenía encerrados á todos
los suyos , mujer, hijos é hijas , poblaba las prisiones de Estado , no de-
jaba en paz á sus vecinos y desolaba á sus gentes . Cuenta él mismo que ,
dando una fiesta , observó el aspecto sombrío , salvaje de sus campesinos .
Lo creo sin trabajo; aquellas pobres gentes temían verdaderamente que
el amigo de los pobres les tomara por hijos suyos .
Recordando esto , no hay por qué extrañarse de que el labriego , una
vez con las armas en la mano , se sirviera de ellas y tomara su re-
vancha . Muchos señores habían vejado cruelmente sus pueblos . Uno de
ellos había rodeado con un muro la fuente del pueblo , confiscándola para
su servicio . Otro se había apoderado de los bienes comunales . Perecieron .
Se citan otros homicidios que , sin duda , fueron venganzas.
El armamento general de las ciudades fué imitado por las campiñas .
La toma de la Bastilla les envalentonó para atacar sus cárceles . Lo único
que extraña, sabiendo cuánto habían sufrido , es que tardaran tanto en
comenzar . Los sufrimientos y las venganzas se habían acumulado por la
tardanza , concentrándose á una presión aterradora... Cuando esta mons-
truosa avalancha , retenida largo tiempo en estado de hielo Ꭹ de nieve ,
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 193
Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. -Desórdenes; peligro de Francia.- La
Asamblea crea el comité de las informaciones, 27 de Julio. -Tentativas de la corte; quiere im-
pedir el juicio de Besenval; el partido realista quiere convertir en arma la caridad pública.- La
nobleza revolucionaria ofrece el abandono de los derechos feudales. -Noche del 4 de Agosto;
abandono de los privilegios de clase; resistencia del clero; abandono de los privilegios de pro-
vincia.
(1) Préstamo bien voluntario, puesto que fue hecho por todos los reyes de Europa á la ca-
beza de ochocientos mil soldados. Reconocieron entonces que cada pueblo tiene derecho á
elegir su forma de gobierno . (Véase Alejandro de Lamet, pág. 121. )
(2) De derecho y de libertad y no de otra cosa alguna, se debía hablar en aquella carta de
franquicias. Explico esto antes en la introducción y más concretamente en los otros volú-
menes.
196 J. MICHELET
MALOUET
desde allí su imperio sin límites ... ¿Qué ocurrirá cuando al descender se
vea detenido por las leyes especiales que os veréis obligados á hacer ,
cuando encuentre obstáculos á cada paso? (Discurso de Malouet) .
Había para esto más de una respuesta ; pero ciertamente la más
vigorosa estaba en la situación . Se vivía en plena crisis , en un combate
dudoso todavía . Podía ocurrir que no se encontrara una montaña bas-
tante alta donde enarbolar la bandera ... Era preciso colocarla tan alta
que la tierra entera la viese , que su llama tricolor uniese las naciones .
Reconocida por bandera común de la humanidad , sería invencible .
Hay todavía gentes que creen que aquella gran discusión agitó y
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 197.
L
e
a
d
e
CONDORCET
mas y las pidió , las exigió en los castillos . Armado y dueño de sus actos ,
destruyó las cartas , donde veía un instrumento de opresión . ¡ Desgraciado
del señor aborrecido ! No se atentaba sólo contra sus pergaminos , sino
contra su persona misma .
3. Las poblaciones cuyo armamento había provocado el de los
campos , fueron obligadas á reprimir al labriego . Los guardias naciona-
les , que no tenían entonces nada de aristocráticos , puesto que podía
serlo todo el mundo , marcharon para restablecer el orden ; fueron á so-
correr á aquellos castillos que detestaban . Los guardias conducían á la
ciudad á los labriegos prisioneros , pero eran libertados bien pronto.
Me refiero á los fabriegos domiciliados en vecindad . En cuanto á
las partidas de gentes desconocidas , á los bribones , á los bandoleros ,
como se les llamaba , los tribunales , las municipalidades mismas hicie-
ron en ellas crueles justicias y castigos ejemplares ; gran número de
malhechores fueron muertos . La seguridad fué restablecida á la larga y
el cultivo quedó asegurado . Si hubieran continuado los desórdenes , toda
la labranza hubiera terminado y Francia hubiera muerto de hambre al
año siguiente .
Extraña situación de una Asamblea que discute , calcula y pesa las
sílabas en medio de aquel incendio . Dos peligros la cercan , á derecha é
izquierda . Para reprimir los desórdenes no tiene , al parecer, más que
un medio : restablecer el orden antiguo , que es un desorden peor.
Comúnmente se supone que estaba impaciente por apoderarse del
poder; esto es verdad respecto de algunos de sus miembros ; es falso , muy
falso , respecto á la mayoría . El carácter de aquella Asamblea , tomada
en conjunto, su originalidad como producto de la época , era una fe
singular en la potencia de las ideas . Creía firmemente que la verdad ,
una vez encontrada y formulada en leyes , era invencible . Según el
cálculo de hombres graves , sólo faltaban dos meses para hacer la Cons-
titución ; con su virtualidad todopoderosa iba á contener á la vez al po-
der y al pueblo ; la Revolución terminaría entonces y el mundo resurgi-
ría , se cubriría de nuevas flores .
Esperando , la situación era verdaderamente atrevida . El poder es-
taba aquí herido ; allá muy fuerte ; en tal punto organizado y en tal otro
en disolución completa ; débil para la acción general y regular; formi-
dable todavía para la corrupción , la intriga y la violencia acaso . Las
cuentas de aquellos últimos años , que parecieron más tarde , demues-
tran bien claramente los recursos que tenía la corte y cómo los emplea-
ba , cómo trabajaban los periódicos y la Asamblea misma . La emigra-
ción comenzaba y con ella el llamamiento al extranjero, al enemigo ;
todo un sistema perseverante de traicion y de calumnia contra Francia .
La Asamblea se sentía colocada sobre una barrica de pólvora . Ne-
cesitaba para la salvación común descender de las alturas donde hacía
la ley y mirar de cerca lo que pasaba sobre la tierra . ¡ Enorme caída!
Legisladores que tienen la grandeza de Solón , Licurgo y Moisés , se en-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 199
dar á su partido , al del rey, una hermosa apariencia á los ojos del pue-
blo, la gloria de la caridad. La mayoría , demasiado comprometida re-
comercio , las ciudades fabriles , con objeto de ayudar á los obreros , « au-
mentar el trabajo y los salarios» .
Una especie de competencia iba á establecerse entre los dos par-
tidos . Se trataba de atraer ó rechazar al pueblo . A la proposición de dar
á los indigentes , sólo podía oponerse otra proposición ; una que autori-
zara á los trabajadores á no pagar más y que cuando menos permitiera á
los trabajadores de los campos no pagar los derechos más odiados , los
derechos feudales .
Estos derechos abrumaban demasiado . Para destruirlos mejor , para
hacer añicos las actas que los consagraban , habían sido quemados mu-
chos castillos . Los grandes propietarios que tenían asiento en la Asam-
blea , estaban inquietos . Una propiedad tan odiada , tan peligrosa , que
comprometía el resto de su fortuna , comenzaba á parecerles una carga.
Para salvar aquellos derechos era preciso ó sacrificar una parte ó defen-
derlos á mano armada , reuniendo amigos , clientes y criados y comen-
zando una guerra terrible contra todo el pueblo .
Salvo un pequeño número de viejos que habían tomado parte en la
guerra de los Siete años ó de jóvenes que habían estado en la de Amé-
rica , nuestros nobles no habían hecho otras campañas que las de cuar-
teles y guarniciones . Sin embargo , en las querellas privadas , individual-
mente eran bravos . La nobleza de Vendée y de Bretaña , hasta entonces
desconocida , surgió de pronto y resultó heroica . Muchos nobles emigra-
dos se significaron en las grandes guerras del Imperio . Acaso si se hu-
bieran unido y entendido , hubieran detenido algún tiempo la Revolución .
Pero ésta los encontró dispersos , divididos , aislados y débiles en su aisla-
miento . Otra causa de su debilidad , muy honrosa para ellos , es que mu-
chos de ellos estaban de corazón contra ellos mismos , contra la vieja
tiranía feudal; que eran á la vez herederos y discípulos de la filosofía del
siglo ; aplaudían aquella maravillosa resurrección del género humano y
hacían votos por ella , debiendo costarles su ruina .
El más rico señor después del rey en propiedades feudales era el
duque de Aiguillón . Tenía derechos en dos provincias del Mediodía , ver-
daderas regalías de odioso origen , sin más fundamento que habér-
selas otorgado á sí mismo su tío Richelieu . Su padre , compañero de Te-
rray , ministro de la bancarrota , había sido , más que odiado , despre-
ciado . Por esto mismo , acaso el joven duque de Aiguillón sentía más la
necesidad de hacerse popular; era con Duport y Chapelier, uno de los
jefes del club bretón . Presentó una proposición generosa y política , en la
que se pretendía aislar aquel gran incendio , destruir una parte del edi-
ficio para salvar el resto ; quería no sacrificar los derechos feudales (al-
gunos nobles no tenían ninguna otra fortuna), sino ofrecer al labriego
medios de desembarazarse de ellos en condiciones moderadas.
El vizconde de Noailles no estaba en el club , pero tuvo noticia de
la proposición y le arrebató la gloriosa iniciativa . Segundón de familia
y no poseyǝndo por lo tanto derecho feudal alguno , fué todavía más ge-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 203
lidad fuese igual para todos , nobles y plebeyos , y los empleos públicos
asequibles á todos . Alguno pidió la justicia gratuita ; otro la abolición de
las justicias señoriales , cuyos agentes inferiores eran el terror de los
campos .
Recogiendo el diezmo
Itfoules
CAPITULO V
El clero.- La Fe nueva
las prestaron , os piden que les sean devueltas . ¿Quienes fueron esos? La
Francia de entonces ; devolvedlas á la Francia de hoy.
Hoy (Agosto del 89) Francia se libra del diezmo y mañana (el 2 de
bre que hasta entonces había hablado pocas veces ; en aquella ocasión
pronuncia una sola frase : «Los bienes eclesiásticos pertenecen á la na-
ción.»
>
Grandes rumores ... El hombre que había expresado gráficamente
la situación era Buzot , uno de los jefes de la futura Gironda , joven y
214 J. MICHELET
lación . « Si escribís eso -decía- tendréis que reconocer también una filo-
sofía dominante y sistemas dominantes ... Nada debe dominar más que
el derecho y la justicia . >»
ABADIA DE CLUNY
LA SÁTIRA DE LA REVOLUCION
Le Degraisseur Patriate
EL DESENGRASADOR PATRIOTICO
Estampa en colores publicada en París. Representa una prensa en la que el pueblo exprime el jugo
de clérigos y frailes, haciéndoles arrojar por la boca el dinero que se han tragado. Dos patrio-
tas conducen un obispo al desengrasador. Un cura metido entre las planchas vomita monedas
en la caja que está al lado. Por el fondo se alejan un abate y un fraile enflaquecidos y enjutos
lamentándose de la operación.
LA SÁTIRA DE LA REVOLUCIÓN
BOURDON&AKIZHAVER
Lámina como la anterior publicada en Paris contra el clero. Alude al despecho que el triunfo de la
Revolución y la abolición de los privilegios causó en los clérigos. Representa una procesión.
La nariz del obispo es tan larga, que la sostiene el suizo y la guía para que no tropiece con la
puerta de la iglesia. Los demás clérigos también expresan con sus narices el profundo despe-
cho. El diablo les sigue cargando con su dinero.
nes , muchos diputados pidieron que fuese garantizado con los bienes
propios de los miembros de la Asamblea .
M. de Foncault, verdadero gentilhombre , hizo la primera proposi-
ción ; ofreció invertir en el empréstito seiscientas libras que constituían
toda su fortuna .
Todavía se hacía un sacrificio mayor que el del dinero , sacrificio que
hacían todos , pobres y ricos , el de su tiempo , el de su pensamiento cons-
tante Ꭹ toda su actividad .
(1) Esto es lo que hicieron los administradores de Finistere . Sobre esta actividad verda-
deramente admirable, habla Duchatellier en La Revolución en Bretaña.
CAPITULO VI
El Veto
La situación empeoraba .
Francia , entre dos sistemas , el antiguo y el nuevo , se agitaba sin
avanzar .
Además tenía hambre .
París (preciso es reconocerlo) vivía por casualidad . La alimenta-
ción , siempre incierta , dependía de la llegada de un convoy de la Beauce
ó de un barco de Corbeil .
El Hotel de Ville , con inmensos sacrificios , hacía bajar el precio
del pan, resultando de esto que desde diez leguas á la redonda y aun
más venían labriegos y aldeanos á surtirse de pan en París .
La incertidumbre del día siguiente , las vanas alarmas aumentaban
todavía las dificultades ; cada uno acaparaba y ocultaba lo que podía .
La administración buscaba alimentos por todas partes , y los ad-
quiría de grado ó por fuerza . Muchas veces las harinas en camino hacia
París eran retenidas por los pueblos por donde pasaban que tenían ne-
cesidades apremiantes .
París y Versalles partían ; pero Versalles guardaba , según rumores
públicos , la mejor harina , y hacía un pan superior . Gran motivo de
celos .
Un día en que los de Versalles cometieron la imprudencia de dete-
ner para ellos un convoy destinado á París, Bailly, el respetuoso Bailly ,
escribió á Necker diciéndole que si no se restituian á París las harinas ,
treinta mil hombres irían á buscarlas inmediatamente .
El temor había hecho osado á Bailly . Su cabeza peligraba si lle-
224 J. MICHELET
ROLAND
PETION
pios , su impotencia para crear nada vital , necesita para ser bien cono-
cido encarnar en un hombre . La unidad de la personalidad , la potencia
de las facultades llamada genio , no sirven de nada si este hombre y este
genio lleva en sí una lucha de ideas , principios y doctrinas que se
hacen guerra encarnizada .
No conozco espectáculo más triste para la naturaleza humana que
el que allí ofreció Mirabeau .
Habla en Versalles en pro del velo absoluto , pero en tan obscuros
términos , que no se sabe si habla en pro ó en contra.
Aquel mismo día en París sostienen sus amigos en el Palais-Royal
que Mirabeau ha combatido el veto . Inspiraba tanta adhesión personal á
los jóvenes que le rodeaban , que no dudaron en mentir á sabiendas para
salvarle . «Le amo como una querida» , dijo Camilo Desmoulins . Sabido
es que uno de los secretarios de Mirabeau intentó suicidarse al verle
muerto .
Los embusteros , exagerando la mentira , como ocurre siempre ,
para que sea más fácilmente creída , afirmaron que á la salida de la
Asamblea Mirabeau había sido esperado , seguido y herido traidoramen-
te con una espada .
El Palais-Royal se conmovió y alborotó , conviniendo todos en que
era preciso constituir una guardia de doscientos hombres para el pobre-
cito Mirabeau .
En aquel raro discurso sostuvo el viejo sofisma de que la san-
ción real era una garantía de la libertad , que el rey era una especie de
tribuno del pueblo, su legítimo representante . -Un representante irre-
vocable, irresponsable y que no rinde nunca cuentas.
Era Mirabeau sinceramente realista , y como tal , no tuvo escrúpulo
de recibir más tarde una pensión . Decía que , después de todo , no defen-
día más que sus propias convicciones .
Algo le corrompía más que el dinero , lo que menos hubiera podido
n-
adivinarse en aquel hombre de tal virilidad en los ademanes y el le
guaje . ¿Qué? ¡Tenía miedo !
Miedo de la Revolución que aumentaba , que crecía... Veía al joven
gigante dominándole , arrastrándole... Y entonces se refugiaba en el
orden antiguo , verdadero desorden , verdadero caos ... En aquella lucha
imposible salvóle la muerte de la deshonra.
TION
NERA DE LA
REGE
LO
FRAN
CAIS
E
A
30 OUT 1793
4
CAPITULO VII
La prensa
Agitación de París por la cuestión del veto, 30 de Agosto. -Estado de la prensa. -Aumento de los
periódicos. -Tendencias de la prensa.-La prensa es todavía realista.-Loustalot, redactor de
Las Revoluciones de París . -Su proposición del 31 de Agosto; es rechazada en el Hotel de
Ville. Complot de la corte conocido por Lafayette y por todo el mundo. - Comienza la opo-
sición de la guardia nacional y del pueblo. -Conducta incierta de la Asamblea.-Volney pro-
pone sea disuelta, 18 de Septiembre. -Impotencia de Necker, de la Asamblea, de la corte, del
duque de Orleans.-La prensa misma también impotente.
(1) Sismondi ha demostrado por un cálculo exacto, sobre un período de 500 años, que las
guerras han sido más frecuentes y más largas en las monarquías hereditarias que en las elec-
tivas; siendo esto efecto natural de las minorías, querellas de sucesión , etc.
ΤΟΜΟ Ι 30
234 J. MICHELET
(1) Téngase en cuenta la fecha en que Michelet escribió esta obra . (Nota del traductor.)
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 235
LOUSTALOT
MOUNIER
El pueblo sólo encuentra un remedio : ir á buscar á su rey.-Posición egoísta de los reyes en Ver-
salles . Luis XVI no puede obrar en ningún sentido. - Orgía de los guardias de corps, 1.° de
Octubre. -Insultos á la escarapela nacional.-Irritación de París. - Miseria y sufrimientos de las
mujeres. Su compasión valerosa.-Invaden el Hotel de Ville, 5 de Octubre. - Marchan á Ver-
salles.-La Asamblea advertida. -Maillard y las mujeres delante de la Asamblea.- Robespierre
apoya á Maillard -Las mujeres ante el rey. -Indecisión de la corte.
ES
M AL
F RO
...Tocó generala y arrastró á todas las mujeres del barrio. (Pág. 250)
una sabia frase : «Con un pan y en un lecho . » ¿No era una cosa extraña
y antinatural , propia solamente para endurecer el corazón de los reyes.
el tenerlos en aquella soledad egoísta , rodeados de un pueblo artificial
de mendigos dorados para hacerles olvidar el pueblo?
1
246 J. MICHELET
de Corbeil que no llegaban más que cada dos días , sobre la deuda impo-
sible de aumentar , sobre la proximidad de un rudo invierno ...
No hay tiempo que perder- se decía ; -si se quiere prevenir la gue-
rra y el hambre , es preciso traer aquí al rey ; si no los conjurados se lo
llevarán .
Nadie sentía esto tan vivamente como las mujeres . Los sufrimientos
habían sido cruelmente extremos para la familia y el hogar . Una mujer
da la señal de alarma en la noche del sábado 3 ; viendo que su marido no
había sido escuchado , corrió al café de Foy y denunció las escarapelas
antinacionales , mostró el peligro público . El lunes una joven tomó un
tambor, tocó generala y arrastró á todas las mujeres del barrio .
Estas cosas no se ven más que en Francia; nuestras mujeres tienen
aspecto de bravas y lo son . El país de Juana de Arco y de Juana de
Montfort y de Juana Hachette , puede citar cien heroínas . Hubo una en
la Bastilla que más tarde partió para la guerra y fué capitana de arti-
llería ; su marido era soldado . El 18 de Julio , cuando el rey vino á París ,
muchas mujeres estaban armadas . Las mujeres fueron á la vanguardia
de nuestra Revolución . No hay que extrañarse de ello . Sufrían antes y
más que los hombres .
Las grandes miserias son feroces ; hieren mucho más á los débiles ,
maltratan á las mujeres y á los niños más que á los hombres . Estos van ,
vienen , buscan hábilmente, se ingenian , concluyen por encontrar al
menos para el día . Las mujeres , las pobres mujeres viven la mayor parte
encerradas: hilan, cosen y no están en estado , el día en que todo falta ,
de buscarse la vida .
¡Hecho doloroso , digno de ser meditado ! La mujer , ser relativo que
no puede vivir sin otro , está más frecuentemente sola que el hombre . El
en todas partes encuentra la sociedad , se crea relaciones nuevas . Ella no
es nada sin la familia . Y la familia la consume , la agobia con todo su
peso , que cae sobre ella . Se queda en el cuarto desamueblado y desnudo ,
con niños que lloran , ó enfermos ó agonizantes que no llorarán más …
..
Un hecho poco observado y , acaso , el que lastima más el corazón
maternal , es que el hijo es ingrato .
Acostumbrado á encontrar en la madre una providencia universal
que atiende todas las necesidades y caprichos , el niño acusa á la madre ,
duramente , cruelmente de cuanto le falta; grita y llora, agregando á su
dolor un dolor más terrible .
Esto en cuanto á las madres ... Pensemos también en que hay mu-
chas jóvenes solas , tristes criaturas sin familia , sin sostén , que , dema-
siado débiles ó virtuosas , no tienen amigo ni amante , no conocen nin-
guna de las alegrías de la vida . Cuando su menguado oficio no bastaba
á mantenerlas , no sabían qué hacer, de dónde sacar el pan y subían á
la bohardilla y esperaban ; muchas veces se las encontraba muertas .
Estas infortunadas no tienen bastantes energías para quejarse , re-
velar su situación y protestar contra la suerte . Las que se agitan y
HISTORIA DE LA Revolución FRANCESA 251
MODAS DE LA REVOLUCIÓN
Uniformes que adoptaron los vencedores de la Bastilla (hombres y mujeres) .—Están sacados
de un periódico de la época, pero parece que no se generalizaron mucho estos uniformes.
sus tiendas , sus familias y fueron á Reims ; con sus lamentos hicieron
llorar al rey, le arrancaron el perdón , y al regresar hicieron entre ellos
una colecta abundante , y aquel padre condenado , su mujer y sus hijos ,
se vieron salvos y con dinero .
1
El 5 de Octubre , á las siete de la mañana , escucharon un redoble y
no supieron resistir . Una joven había cogido un tambor en un cuerpo de
LA SÁTIRA DE LA REVOLUCION
PORTRAITS ET ESTA
PLA LO
LANTION
Este es el título que llevava al pie la presente estampa publicada en París cuando el pueblo
comenzó á convencerse de la doblez de sus reyes. Luis XVI y María Antonieta, arrepen-
tidos y arrodillados, entonan el Mea culpa» ante los atributos del pueblo francés. Detrás
del rey se ven algunas botellas vacías como símbolo de la embriaguez que algunos le atri-
buían.
muerte sus jefes , se había salvado gracias á las mujeres que le acompa-
ñaban .
<Venimos
<
« terminó diciendo -á pedir pan y el castigo de los guar-
dias de corps que insultaron la escarapela nacional ... Somos buenos pa-
triotas ; en nuestro camino hemos arrancado varias escarapelas negras ...
Voy á tener el placer de despedazar una ante la Asamblea.» ..
A lo cual el gigante agregó : « Preciso será que todo el mundo tome
la escarapela patriótica . » En la Asamblea se oyeron algunos murmullos .
«Y así todos seremos hermanos» -agregó la siniestra figura .
Maillard hacía alusión con esta frase al acuerdo de la municipalidad
de París , que la víspera había declarado : « Que habiendo sido adoptada
la escarapela tricolor como signo de fraternidad, era la única que debía
llevar el ciudadano . >>
Entretanto las mujeres , impacientes , gritaban : «¡ Pan!, ¡ pan ! »
Maillard comenzó entonces á narrar la horrible situación de París ,
los convoys interceptados por las otras poblaciones ó por los aristocratas .
<
«
<Quieren decía- hacernos morir de hambre . Un molinero ha recibido
doscientas libras para que dejase de moler , con promesa de darle otro
tanto cada semana . »
>
La Asamblea: << ¡Nombradle !, ¡ nombradle !>>
Gregoire había hablado ya en la Asamblea de este rumor que cir-
culaba en París ; Maillard se había enterado de ello en el camino .
«¡Nombradle ! » , seguía diciendo la Asamblea , y las mujeres grita-
ron : « Es el arzobispo de París . >>
En aquel momento en que la vida de muchos hombres estaba pen-
diente de un cabello , Robespierre tomó una grave iniciativa . Apoyó á
Maillard , indicando que el abate Gregoire había hablado del hecho y sin
duda daría más informes y detalles .
Otros miembros de la Asamblea intentaron halagos ó amenazas . Un
diputado del clero dió su mano á una de las mujeres para que la besara .
Se puso colérica y exclamó: «No he nacido para besar la pata de un
perro. >>
Otro diputado militar , condecorado con la cruz de San Luis , oyendo
decir á Maillard que el gran obstáculo de la Constitución era el clero ,
se acercó á la barra y le dijo que en aquel mismo momento debería sufrir
un castigo ejemplar . Maillard, sin inmutarse, respondió que no había
acusado á ningún miembro de la Asamblea, que sin duda el clero mismo
no sabía nada de ello y que prestaba un servicio dando aquel aviso .
Por segunda vez Robespierre apoya á Maillard y calma á las quince
mujeres . Las que permanecían fuera se impacientaban , temían por la
vida de su orador; circuló entre ellas el rumor de que había perecido .
Lo llamaron con grandes voces ; Maillard salió y se mostró un momento
á la multitud , volviendo á entrar en la Asamblea .
Maillard entonces rogó á la Asamblea invitara á los guardias de
corps á dar una reparación por la injuria hecha á la escarapela .
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 259
(1) Si el rey prohibió acometer, como se ha afirmado, lo hizo muy tarde, demasiado
tarde.
260 J MICHELET
MODAS DE LA REVOLUCIÓN
cargada de llevar la palabra ; pero delante del rey su emoción fué tan
fuerte , que apenas pudo decir: «¡ Pan !» y cayó desvanecida . El rey ,
muy conmovido, hizo socorrerla , y al marcharse , cuando ella quiso be-
sarle la mano , el rey la abrazó como un padre .
Luisa salió realista y gritaba: ¡Viva el rey! Las que esperaban en
la plaza , furiosas , creyeron que en el castillo la habían comprado ; tuvo
necesidad de enseñar los forros de sus bolsillos , jurar que no tenía di-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 261
Continuación del 5 de Octubre. - I.a primer sangre derramada -Las mujeres y el regimiento de
Flandes. -Lucha de los guardias de corps y de los guardias nacionales de Versalles. - Espanto
de la corte. Las mujeres pasan la noche en la sala de la Asamblea -Lafayette obligado á
marchar á Versalles. -6 de Octubre.- El castillo asaltado.- Peligro de la reina.-Los guar-
dias de corps salvados por los exguardias franceses.—Vacilaciones de la Asamblea. — Conducta
del duque de Orleans -El rey llevado á París.
<
«<Hay peligro para su majestad- dice el comandante-en alejarse
del castillo . » Los coches vuelven á entrar sin escolta . No hay paso . El
rey estaba prisionero .
El mismo comandante salva á un guardia de corps , al que la mul-
titud quería hacer pedazos por haber disparado contra el pueblo . Lo hizo
tan bien aquel jefe, que la multitud dejó al hombre ; se contentó con el
caballo, que fué despedazado; se comenzó á arrastrarlo hacia la plaza de
armas, pero la multitud tenía demasiada hambre y el caballo fué comido
casi crudo .
Caía la lluvia. La multitud se refugiaba donde podía ; unos forza-
"
· ron la entrada del local donde se albergaba el regimiento de Flandes y
se mezclaron con los soldados . Otros , cerca de cuatro mil , se habían
quedado en la Asamblea . Los hombres estaban bastante tranquilos ,
pero las mujeres soportaban impacientemente aquel estado de inacción ;
hablaban , gritaban y alborotaban .
Maillard solamente pudo hacerlas callar y no lo consiguió sino
arengando á la Asamblea .
Aumentó el desorden el hecho de que algunos guardias de corps
fueron á buscar á los dragones que estaban á la puerta de la Asamblea
y á preguntarles si querían ayudarles á apoderarse de los cañones que
amenazaban el castillo . Antes de que la multitud se echara sobre ellos ,
los dragones los hicieron escapar .
A las ocho de la noche otra tentativa. Llevan á la Asamblea una
carta del rey , donde , sin hablar de la Declaración de los derechos , pro-
metía vagamente la libre circulación de los granos . Es probable que en
aquel momento la idea de la fuga dominara en el castillo . Sin haber
respondido nada á Mounier, que esperaba á la puerta del Consejo , se en-
viaba aquella carta á la Asamblea , intentando entretener á la multitud
que aguardaba .
Una aparición singular había aumentado el terror de la corte . Un
joven del pueblo entra , mal vestido , descompuesto ... Gran extrañe-
za... Era el duque de Richelieu que , bajo aquel traje , se había mez-
clado á la multitud , á aquella nueva ola del pueblo que había partido de
París . A mitad de camino se había separado de ellos para llegar corrien-
do y advertir á la familia real ... había escuchado frases que revelaban
propósitos horribles , amenazas atroces ... cortarles los cabellos ... Y di-
ciendo esto estaba tan pálido , que cuantos le oían palidecieron ...
El corazón del rey comenzaba á acobardarse ; veía á la reina en
peligro .
Costara lo que costase á su conciencia consagrar la obra legislativa
del filosofismo , firmó á las diez de la noche la Declaración de los de-
rechos.
Al fin pudo Mounier partir . Tenía impaciencia por ocupar la presi-
dencia ante la llegada de aquel gran ejército de Paris , cuyos proyectos
no se conocían ...
ΤΟΜΟ Ι 34
266 J. MICHELET
persado la multitud , podrían salir los coches por la puerta del Dragón .
La guardia nacional de Versalles vigilaba y cerró el paso .
La reina persistía en no querer salir sola . Creía , con razón , que
MODAS DE LA REVOLUCIÓN
MODAS DE LA REVOLUCIÓN
(1) No veo motivo en El Amigo del Pueblo para que se pueda atribuir à iniciativa de Marat
las violencias sanguinarias. Es cierto que Marat se agitó mucho. «Marat vuela á Versalles,
vuelve como el rayo, hace el solo tanto ruido como las cuatro trompetas del juicio final , gri-
tándonos: ¡ Oh, muertos, levantaos !» Camilo Desmoulins Las Revoluciones de Francia y de Bra-
vante, tomo III, pàg. 359.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 271
por fuera . Se llama en ella á puñetazos ... Nadie responde ... El rey no
estaba en sus habitaciones ; había tomado otro camino para dirigirse á
las de la reina ... En aquel momento se oye un pistoletazo disparado
muy cerca; después un tiro de fusil .
«Amigos míos , mis queridos amigos-gritaba la reina deshecha en
lágrimas , salvadme y salvad á mis hijos . »
La reina llevaba consigo al delfín . La puerta , al fin , se abre Ꭹ la
reina se salva en las habitaciones del rey .
Queriendo entrar la multitud , llama en el Ojo-de-Buey . Los guar-
dias habían hecho allí una barricada con bancos , taburetes y otros mue-
bles... Esperaban la muerte... De pronto cesan los golpes en la puerta .
Una voz enérgica dice : « ¡ Abrid ! » Como no quisieran abrir , la misma
voz repite: «Abrid , señores guardias de corps ; habíamos olvidado que
los vuestros salvaron á nuestros guardias franceses en Fontenoy . »
Eran los guardias franceses , hoy guardias nacionales ; era el bravo
y generoso Hoche , entonces sargento mayor solamente ; era el pueblo que
iba á salvar á la nobleza . La puerta se abrió , y llorando todos , se arro-
jaron unos en brazos de otros .
En aquel momento el rey , creyendo el paso forzado y tomando á
los salvadores por los asesinos , abrió él mismo su puerta , por un movi-
miento de valerosa compasión , y dijo: «No hagáis daño á mis guar-
dias. >>
(1) Nicolás, este era su nombre, no había dado jamás señales de violencia ni de mala in-
clinación , según declaró su patrón . Los niños tiraban de la barba á aquel hombre terrible
sin que se enfadase. En el fondo era un hombre vanidoso, un poco loco , que creyó hacer una
cosa fuerte, enérgica, original y reproducir, acaso, las escenas sangrientas de que había sido
modelo en pinturas ó comparsa en el teatro . Cuando hubo realizado aquel acto horrible y notó
que las gentes se apartaban de el horrorizadas, tuvo el sentimiento de aquella soledad, y
tristemente conmovido y con diversos pretextos, buscó amigos pidiendo tabaco à un criado,
un poco de vino a un suizo pagandolo el, y finalmente huyendo , desesperándose y rasurán-
dose la barba. (Veanse las declaraciones en el Monitor, Las cabezas fueron llevadas à Paris
en lo alto de dos picas; una de ellas la llevaba un niño. Según algunos testigos, fueron le-
vadas aquella misma mañana; según otros, poco antes del rey y, por lo tanto, en presencia de
Lafayette, cosa poco verosimil. Los guardias de corps habían matado cinco hombres del
pueblo ó guardias nacionales de Versalles. La multitud mató siete guardias de corps .
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
273
TOMO I
35
274 J MICHELET
brir con lenguaje fiero sus obediencias al pueblo, dijo : « que la libertad
de la Asamblea se comprometería si deliberaba en el palacio de los reyes ,
que no era digno de ella abandonar el lugar de sus sesiones y que bas-
taría con enviar al rey una diputación . »
El joven Barnave apoya á Mirabeau . En vano contradice Mounier ,
que presidía .
Al fin se sabe que el rey consiente en marchar á París y la Asam-
blea decide , á propuesta de Mirabeau , que para la reunión actual era
ella inseparable del rey.
El día avanza . Es cerca de la una de la tarde ... Es preciso partir ,
abandonar Versalles ... ¡ Adiós , vieja monarquía!
Cien diputados rodean al rey y todo un ejército y todo un pueblo .
El rey se aleja del palacio de Luis XIV para no volver allí jamás .
detrás del rey .
La multitud se pone en movimiento delante Ꭹ
Hombres y mujeres van como pueden , á pie , á caballo , en carros ,
en las cureñas de los cañones . A mitad de camino se encuentran con
placer un convoy de harinas . ¡ Excelente cosa para la ciudad ham-
brienta!
Las mujeres llevan en sus picas pedazos de pan , ramas de árboles ,
ya amarillas en Octubre . Iban muy alegres , y á su manera, eran ama-
bles, menos las que rodeaban el coche de la reina . « Aquí llevamos-
gritaban- al panadero , á la panadera y al marmitón . »
>
Creían todas que teniendo al rey no podrían jamás morir de ham-
bre . Todas eran aún realistas y marchaban muy alegres , por poder al fin
poner en buenas manos aquel buen papá; no tenía mucho talento ni era
hombre de palabra , pero de esto tenía la culpa su mujer . Una vez en
París no faltarían buenas mujeres que le aconsejaran mejor.
Todo esto es , á la vez , alegre, triste , violento , gozoso y sombrío .
El cielo no contribuía á aumentar ni mantener siquiera aquellas
esperanzas . Había llovido . Se marchaba lentamente , convertido el ca-
mino en un barrizal . A cada momento, alguno , por regocijo ó por des-
cargar su arma , disparaba un tiro .
El coche real avanza escoltado , con Lafayette junto á la porte-
zuela .
La reina estaba inquieta . ¿Estaba segura de llegar? Preguntó á La-
fayette lo que pensaba , y éste lo preguntó á su vez á Moreau de Méry ,
que habiendo presidido el Hotel de Ville en los famosos días de la Bas-
tilla, conocía el terreno que pisaba .
Moreau respondió con estas significativas palabras : «Dudo que la
reina llegue sola á las Tullerías , pero una vez en el Hotel de Ville vol-
verá . »
He aquí al rey en París , en el único lugar donde debía estar , en el
corazón mismo de Francia . Esperemos que sea digno de ella.
La revolución del 6 de Octubre , necesaria , natural y legítima , fué
completamente espontánea , imprevista , verdaderamente popular; perte-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 279
neciendo , sobre todo , á las mujeres , como la del 14 de Julio fué hecha
por los hombres..
Los hombres tomaron la Bastilla y las mujeres tomaron al rey.
El 1.º de Octubre todo fué echado á perder por las damas de Ver-
salles .
El 6 todo fué reparado por las mujeres de París .
REP
UBL
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E
LIBERTE
EGALITE
MA
Viace
Matures
LIBRO III
CAPITULO PRIMERO
Amor del pueblo para el rey.- Generosidad del pueblo y su tendencia á la unión.- Sus federaciones
(de Octubre á Julio).-Lafayette y Mirabeau por el rey; la Asamblea por el rey; Octubre de
1789.- El rey no estaba cautivo en Octubre.
(1) Todo el mundo, sin excepciones, en los campos. Durante un año, en medio del terror y
del pánico, que se renovaban à cada instante, todos estaban armados, al menos con instru-
mentos de labranza, y así, armados, aparecían en las revistas y en las fiestas más solemnes.
En las ciudades la organización varía; los comités permanentes que se formaron al recibir
la noticia de la toma de la Bastilla, abrieron registros en los que se inscribieron los hombres
de buena voluntad de todas las clases del pueblo; en todas partes, donde quiera que había
peligro, estos voluntarios eran absolutamente todo el mundo, sin excepción.
La desventurada cuestión del uniforme dió comienzo á algunas divisiones ; se formaron
cuerpos de elegidos y esto fué mal visto por los demás.
El uniforme fue exigido en mal hora por París, y la guardia nacional quedó reducida à
treinta ó cuarenta mil hombres. En las demás regiones había pocos uniformes . A lo sumo una
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN Francesa 283
enseña de distintivo que variaba de color según cada ciudad . Poco á poco dominaron el azul
y el rojo.
La proposición de exigir un uniforme para toda Francia, no fue hecha hasta el 18 de Julio
de 1790 .
El 28 de Abril de 1791 la Asamblea restringe la calidad de guardia nacional á los ciuda-
danos activos ó electores primarios.
Estos electores (que como propietarios ó arrendatarios pagaban el valor de tres jornales de
trabajo, estimados lo más en veinte sueldos cada uno) eran próximamente cuatro millones de
hombres.
La mayoría de los trabajadores que vivían al día, no pudieron continuar haciendo el enorme
sacrificio de tiempo que exigía entonces el servicio en la guardia nacional .
284 J. MICHELET
MAILLARD
MARAT
(1) Aquel crimen cometido à las puertas de la Asamblea y que la obligó á votar sobre la
marcha leyes represivas, no podía aprovechar mas que a los realistas . Creo, sin embargo, que
nadie lo preparó, sino que fue efecto de la casualidad, de las desconfianzas y de la irritación
de la miseria.
286 J. MICHELET
RT
BE
LI
EGALITE
REPUBLIQUE FRANCAISE
21 Septem 1792
AU
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78
17
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.
J.J.
CAPITULO II
Grandes miserias. -Necesidad de tomar los bienes del clero.-El clero no era propietario.-Recla-
maciones de las víctimas del clero; religiosos y religiosas, protestantes, judíos y comediantes
TOLE BUREAU
EL MARQUÉS DE BOUILLÉ
¿Pero los conventos enteros eran otra cosa que profundos in pace,
donde las familias arrojaban y olvidaban miembros suyos que estorbaban
y eran sacrificados en beneficio de los otros? Estos infelices no podían
como el anciano siervo hacerse conducir á la Asamblea nacional , pedir la
libertad y orar en la tribuna en vez de hacerlo en el altar ...
Con grandísimos trabajos y riesgos , desde lejos y por cartas , se
atrevían á quejarse . El 28 de Octubre escribió una religiosa , tímida-
mente , en términos generales , no pidiendo nada para ella , pero rogando
á la Asamblea que legislara sobre los votos eclesiásticos . La Asamblea
no se atrevió todavía á tomar partido ; se contentó con suspender la emi-
sión de los votos , cerrando así la entrada en los conventos á nuevas
víctimas .
¡Cómo se hubiera apresurado á abrir las puertas á los tristes habi-
tantes de los claustros si hubiera sabido el estado de desesperación á que
habían llegado los infelices!
Antes he hablado de que las desconfianzas del clero habían mer-
mado y reducido la vida de los pobres religiosos . No teniendo aire vital
que respirar se morían , careciendo de pan y de amor y hasta de reli-
gión.... La muerte , el olvido , el vacío , nada hoy, nada mañana , nada en
el día , nada en la noche . Un confesor algunas veces y un poco de liber-
tinaje... ó se arrojaban de bruces en la orilla opuesta ; del claustro á
Rousseau Ꭹ á Voltaire , en plena revolución ...
He visto muchos incrédulos , y los que tenían fe la seguían enarde-
cidos... Testimonio de ello la señorita Corday , nutrida en el claus-
tro con Plutarco y Emilio , bajo los votos de Matilde y Guillermo el
Conquistador.
Fué aquello como un ensueño de todos los infortunados ; todos los
infelices de la Edad Media aparecieron enfrente del clero , el universal
opresor.
Los judíos , perseguidos , odiados , sometidos á castigos depresivos ,
fueron á preguntar á la Asamblea si eran hombres . Abuelos del cristia-
nismo , tan duramente tratados por sus hijos , pertenecían también , en
cierto sentido , á la Revolución francesa , que , como reacción del dere-
cho , debía inclinarse ante el derecho austero donde Moisés presintió el
futuro triunfo del Justo .
Otra víctima de los prejuicios religiosos , el pobre pueblo de los co-
mediantes , hizo también su reclamación . ¡ Bárbaros prejuicios ! Los dos
primeros hombres de Francia y de Inglaterra , el autor de Otelo y el
autor de Tartufe, ¿no eran dos cómicos?
El gran hombre que habló por ellos en la Asamblea nacional , Mi-
rabeau , fué un comediante sublime . « ¡ La acción , la acción , la acción
es todo en el orador !» , ha dicho Demóstenes .
La Asamblea no decidió nada para los cómicos , nada para los ju-
díos . Diéronle éstos pretexto para abrir á los no católicos el acceso á los
empleos civiles , y así atrajo de extraños países á nuestros infortunados
292 J. MICHELET
El clero llama á la guerra civil , 14 de Octubre. -La Asamblea reduce los electores primarios á
cuatro millones y medio.- La Asamblea anula al clero como organismo y á los Parlamentos , 3
de Noviembre. Resistencia de los tribunales.-Papel funesto de los Parlamentos en los últi-
mos tiempos. No admiten más que á los nobles. -Los Parlamentos de Rouen y de Metz re-
sisten , Noviembre de 1789.
HiSobotez
que esta tesis del derecho natural . Los utopistas en nombre de la igualdad
daban un millón de electores á los enemigos de la igualdad .
Corresponde la gloria de esta medida verdaderamente revolucio-
naria al ilustre legista de Normandía , á Thouret, un Sieyes práctico que
hizo hacer á la Asamblea , ó cuando menos la indujo á los grandes hechos
que entonces realizó . Sin brillo , sin elocuencia , destrozó con su lógica
los nudos en que los más fuertes , los Sieyes y Mirabeau , parecían en-
redarse.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 297
MODAS DE LA REVOLUCIÓN
vir . Utiles , él sólo los hace vivir. Inútiles , les retira su sanción , su vo-
luntad , que ha sido toda su razón de ser y toda su vida . >
»
A lo que Maury respondía : «No , el Estado no nos crea; nosotros
existimos sin el Estado . » Lo que equivalía á decir : « Somos un Estado en
el Estado , un principio rival de un principio , una lucha , una guerra or-
ganizada, la discordia permanente en nombre de la caridad y de la
unión . >
»
El 3 de Noviembre la Asamblea decretó que los bienes del clero
estaban á disposición de la nación .
En Diciembre decretará , á propuesta de Thouret : Que el clero no
es un orden , que no existe (como organismo , como cuerpo) .
El 3 de Noviembre es un gran día . Aquel día acaban los Parla-
mentos y los Estados provinciales .
Aquel mismo día se presenta un informe de Thouret sobre la orga-
nización de los departamentos , sobre la necesidad de borrar las provin-
TOMO I 38
298 J. MICHELET
cir, que estaban encargados de reprimir los tumultos que ellos mismos
excitaban y producían .
¿Este poderío estaba en manos fieles que pudieran asegurarlo y
encauzarlo? En el siglo XVIII los parlamentarios se habían corrompido
profundamente por sus relaciones con la nobleza .
Los mismos de ellos que , como jansenistas , eran enemigos de la
corte , devotos , austeros y facciosos , no se enorgullecían menos que los
otros de ver en su despacho particular al duque tal ó al príncipe cual .
Los grandes señores que se burlaban de ellos los acariciaban y adu-
laban , les hablaban con el sombrero en la mano para ganar procesos
injustos , especialmente para poder usurpar impunemente los bienes de
las comunidades ..
Las bajezas á que descendían las gentes de corte ante aquellas
grandes pelucas no eran correspondidas . Ellos mismos se reían de ellas ,
y muchas veces descendían á casar sus hijas con parlamentarios para
rehacer su fortuna deshecha .
Los parlamentarios jóvenes , muy orgullosos de las amistades y
alianzas con gentes de alto vuelo , se esforzaban en imitarles y pare-
cérseles , en ser , á su imagen y semejanza , malvados sujetos , muy ama-
bles; y como todos los copistas llegaban más allá que sus maestros .
Abandonaban sus mantos rojos y sus flores de lis para correr á las fiestas
y á las comidas y representar comedias .
¡ He aquí donde había caído la justicia! ... ¡Triste historia!
En la Edad Media la justicia es material en la tierra y en la raza .
El señor , mejor dicho , el que condensa y sucede á todos , el señor de los
señores , el rey, dice: «La justicia está en mí; yo puedo juzgar ó hacer
juzgar; ¿por quién?, no importa ; por mi teniente , mi criado, mi inten-
dente , mi portero ... Ven , estoy contento de ti , te doy un puesto , un
cargo de justicia. » Era lo mismo que decir : «Yo no juzgaré por mí
mismo ; venderé el derecho de hacer justicia . >
»
Llega el hijo de un mercader, que compra para revenderla , la cosa
más santa entre todas ; la justicia pasa de mano en mano como objeto
cualquiera de comercio ; pasa en herencia , en dote ... ¡ Extraño dote de
una joven desposada ! ...
Herencia , venalidad , privilegio , excepción : ¡ he aquí los nombres de
la justicia ! ¿Cómo se llamará la injusticia?...
Privilegios de personas , puesto que juzga quien el privilegiado
quiere... Y privilegio de tiempo: Te juzgo á voluntad mía mañana ,
dentro de diez años , nunca ...-Y privilegio de lugar: De ciento cin-
cuenta leguas y de más lejos el Parlamento se trae á cualquier pobre
diablo que ha desagradado á su señor; yo le hubiera aconsejado que lo
abandonara todo , que se resignara y cediera antes que venir arrastrán-
dose á París para solicitar, hambriento y abandonado , acaso muchos
años , justicia de los buenos amigos de su señor mismo .
En los últimos tiempos los Parlamentos tenían decretos no promul–
300 J. MICHELET
METZ
ROUEN
tan: ¡ Los Estados generales ! El día que se les conceden deciden anu-
larlos , calcándolos en la forma de los antiguos Estados impotentes .
Aquel día murieron .
Cuando la Asamblea decretó las vacaciones indefinidas , no espe-
302 J MICHELET
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30 AOUT 1793
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CAPITULO IV
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Ciudadanos por vez primera , evocados del fondo de sus nieves por el
nombre de la libertad , no oído jamás por ellos , partieron como los reyes
magos y los pastores de Navidad , viendo claro en plena noche, siguiendo
á través de las brumas del invierno , sin poder apartarse de ella , la ruta
que les marcaban una ráfaga de primavera y la estrella de Francia.
Las catorce ciudades del Franco Condado , inquietadas durante largo
tiempo por la gente de los castillos y los aventureros que atacan y
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 309
contra los nobles , quieren defender á estos nobles que conspiraban contra
ellos (1 ) . Los de Quercy y el Mediodía en general fueron igualmente
magnánimos.
Los bandoleros fueron castigados , los campesinos contenidos , y
poco á poco iniciados é interesados en el gran objeto de la Revolución .
¿A quién podía aprovechar más que á ellos?
La Revolución les había librado de los diezmos y ahora iba á crear
propietarios por cientos de miles . Iba á darles espada, á convertirlos en
un día de siervos en nobles , á llevarlos por toda la tierra á la gloria, á
las aventuras , á sacar de ellos príncipes , reyes ; y ¿qué más diré?, á mucho
más: á sacar héroes .
(1) Los guardias nacionales de 1790 no eran una aristocracia como algunos escritores han
hecho creer por un extraño anacronismo. En la mayor parte de las ciudades estaba consti-
tuída, como he dicho literalmente, por todo el mundo. Todos estaban interesados en impedir
el asolamiento de los campos, que hubiera hecho el cultivo imposible y matado de hambre à
Francia. De otra parte los desórdenes fueron pasajeros y no tuvieron nunca un carácter ge-
neral. En ciertas localidades de Bretaña y de Provenza los campesinos repararon ellos mismos
los destrozos que habían hecho. En un castillo, donde sólo encontraron una señora enferma
con sus hijos, se abstuvieron de todo desorden.
CAPITULO V
Irritación de la reina (Octubre).- Complots de la corte.-El rey prisionero del pueblo (Noviembre-
Diciembre).- La reina desconfía de los príncipes.-La reina pocoligada con el clero.—La
reina había sido siempre dirigida por Austria. -Austria interesada en la pasividad del rey.-
Luis XVI y Leopoldo se declaran partidarios de las Constituciones, Febrero -Marzo. - Proceso
de Besenval y de Favras; muerte de Favras, 18 de Febrero. -Abatimiento de los realistas.-
Grandes federaciones del Norte.
Este inesperado socorro , que parecía llovido del cielo , fué mal re-
cibido .
(1) Creo que Lafayette iba á las iglesias por acompañar también á su devota y virtuosa
mujer.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 315
(1) Linda; esta es la palabra propia; nada más lejos de la belleza que aquella mujer. Tenía
las facciones diminutas, poca frente y poco cerebro Madame de Genlis dice que sus manos
eran un poco gruesas. El retrato de Versalles demuestra facilmente su raza y su país; era una
gentil saboyana. Los cabellos , que tenía siempre demasiado empolvados, eran abundantes,
admirables.
316 J. MICHELET
y se llegó á cantar una romanza sobre el cautiverio del rey que hizo
Ilorar á todo el mundo , amigos y enemigos .
María Antonieta tenía todas sus relaciones con los nobles ; muy
pocas con el clero .
Los nobles no eran un partido , eran una clase numerosa , dividida ,
LA PRINCESA LAMBALLE
(1) Vigilaba el rey la correspondencia de la reina con Viena por medio de Thugut, à quien
ella se conflaba. (Carta fechada el 17 de Octubre de 1774, citada por Brissot, Memorias, IV, 120. )
318 J. MICHELET
casa , dos veces enemiga , como Lorena y como Austria , y obligado á re-
cibir en su corte al preceptor de la reina , el abate de Vermond , espía de
María Teresa , perseveró largo tiempo en su desconfianza , hasta el punto
de haber estado diecinueve años sin hablar á Vermond .
Sabido es como la piadosa emperatriz había distribuído los papeles
en su numerosa familia , empleando á sus hijas , especialmente , como
agentes de su política .
Por Carolína gobernaba Nápoles y por María Antonieta intentó go-
bernar á Francia . La emperatriz María Teresa , lorenesa antes que todo y
austriaca, había perseguido diez años á Luis XVI para conseguir que
diera el ministerio al lorenés Choiseul , hombre de confianza . Al menos
no intentó hacerle tomar á Breteuil , que , como Choiseul , había estado de
embajador en Viena y pertenecía en cuerpo y alma á aquella corte.
La misma influencia , la del abate Vermond sobre la reina , fué
la que, en último lugar , disipó los escrúpulos de Luis XVI , haciéndole
tomar un ateo para primer ministro : el arzobispo de Tolosa .
La muerte de María Teresa , las palabras severas de José II sobre
Versalles y sobre su hermana , parecían deber hacer á ésta menos aus-
triaca , y entonces fué cuando Luis XVI, más tranquilo ya , se confió
algo y se decidió á dar los millones que José II quería sacar de Ho-
landa .
En 1789 la reina tenía tres confidentes , tres consejeros ; el abate
Vermond, austriaco siempre; Breteuil , no menos austriaco , y , final-
mente , el embajador de Austria , Mr. Mercy d' Argenteau .
Detrás de este viejo Mercy es necesario ver al que lo maneja, al
anciano príncipe de Kaunitz , ministro septuagenario de la monarquía
austriaca; y estos dos viejos , que parecían ocupados exclusivamente en
su toilette y en bagatelas , eran quienes conducían á la reina de Francia .
Funesta dirección , peligrosa alianza . Austria atravesaba una situa-
ción tan difícil , que lejos de servir á María Antonieta , no podía ser
para ella más que un obstáculo para obrar, un guía para obrar mal ,
empujándola en toda dirección absurda que pudiera convenir al interés
austriaco.
Aquella católica y devota Austria, se había hecho medio filosófica.
bajo José II y se había quedado totalmente aislada . Contra ella se vol-
vía su propia espada , Hungría ; los sacerdotes belgas le habían suble-
vado los Países Bajos , apoyados por tres potencias protestantes , Ingla-
terra, Holanda y Prusia.
Entre tanto, ¿qué hacía Austria? Volver las espaldas á Europa y
pasearse en los desiertos de Turquía , gastando sus mejores armas en
provecho de los rusos .
El emperador no se portaba mejor que el imperio. José II estaba
enfermo del pecho y moría desesperado . En los asuntos de Bélgica ha-
bía demostrado una deplorable versatilidad ; primero , amenazas furiosas
de matar y quemar; luego las ejecuciones que causaron tanto horror á
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 319
(1) Un movimiento vigoroso, aunque fuese una contrarrevolución , podía establecer un pre-
juicio. Si nuestros obispos, por ejemplo, hubieran sido ayudados por el rey en sus tentativas,
si obtenían alguna ventaja, su triunfo envalentonaría á los prelados belgas que luchaban con-
traAustria. Conveníale à ésta por el momento hacerse moderada y aun liberal, para atraerse á
los progresistas belgas, cuyo liberalismo moderado se parecía mucho á las ideas de Lafayette.
Si Lafayette hubiera apoyado á estos progresistas, hubieran rechazado seguramente la mano
que Austria les tendía , prefiriendo la unión á Francia.
Por esto el interés austriaco era que nada se hiciese en Francia , ni en un sentido ni en
otro.
320 J. MICHELET
todo , mas que ejecutar las órdenes de su jefe el ministro , las órdenes
del rey . Por lo tanto , si se le declaraba inocente , parecía condenarse la
toma de la Bastilla y la Revolución misma . Besenval era odiado , espe-
cialmente como hombre de confianza de la reina , el exconfidente de las
partidas de Trianon , el antiguo amigo de Choiseul , y como tal , pertene-
ciente á la camarilla austriaca .
Favras interesaba menos á la corte . Este era el hombre predilecto
del hermano del rey , y por interés de éste se había encargado de sacar
al rey de París .
Verdaderamente , si el rey hubiera desaparecido , su hermano hu-
biera sido nombrado generalísimo ó regente , acaso , como algunos par-
lamentarios y realistas querían .
Lafayette cuenta en sus Memorias que el plan de Favras comen-
zaba con la muerte de Bailly y Lafayette, las dos autoridades de París ,
cuyos asesinatos estaban preparados .
Favras fué detenido la noche del 25 de Diciembre , y el hermano
del rey, muy asustado , cometió la singular torpeza de ir á justificarse ...
¿Dónde , ¿ante qué tribunal? Ante la ciudad de París .
Los magistrados municipales no tenían autoridad para recibir tales
declaraciones .
El hermano del rey renegó de Favras , dijo que no sabía una pala-
bra del asunto é hizo una declaración hipócrita de sentimientos revolu-
cionarios , de amor á la libertad .
Favras mostró mucho valor y reveló demasiado su vida por la ma-
nera de su muerte . Se defendió muy bien y no comprometió á nadie .
Se le hizo comprender que necesitaba morir discretamente y así lo hizo .
El largo y cruel paseo á que fué condenado antes de morir , la conduc-
ción deshonrosa á Notre-Dame , etc. , no quebrantaron su firmeza .
En la Greve pidió declarar y fué colgado ( 18 de Febrero ) . Era la
primera vez que se colgaba á un gentilhombre . El pueblo mostraba una
impaciencia furiosa , creyendo siempre que la corte encontraría medio
' de salvarle .
Sus papeles , recogidos por el teniente civil , fueron ( según dice La-
fayette) remitidos por la hija de este magistrado al hermano del rey y
luego al rey , que se apresuró á quemarlos .
Al domingo siguiente de la ejecución , la viuda y el hijo de Favras
fueron vestidos de luto á la comida pública del rey y de la reina . Los
realistas creían que éstos iban á consolar , á acariciar á la familia de la
víctima .
Entonces vieron la impotencia á que había quedado reducida la
corte y qué escaso apoyo podían esperar los que se sacrificaran por
ella.
Ya el 4 de Febrero la visita del rey á la Asamblea y su profesión
de fe patriótica los había abatido . El vizconde de Mirabeau salió y des-
esperado rompió su espada...
324 J. MICHELET
(CONTINUACIÓN)
Austria se alía á Europa. -Aconseja convencer á Mirabeau (Marzo).- Conducta equívoca de la cor-
te en las negociaciones con Mirabeau. - Mirabeau le asesta nuevos golpes. -Mirabeau poco in-
fluyente en los clubs.- Mirabeau ganado ( 10 de Mayo).-Mirabeau hace dar al rey la inicia-
tiva de la guerra (22 de Mayo).-Entrevista de Mirabeau y de la reina (fin de Mayo).- El
soldado fraterniza con el pueblo. -La corte cree ganar al soldado. -Miseria del antiguo ejér-
cito. Insolencia de los oficiales. -Prueban á divorciar al soldado del pueblo. - Rehabilitación
del soldado y del marino.
París no tenía miedo ; París la afrontaba cara á cara . Todos los pa-
risienses sentían y decían que si el rey tenía la espada , el ejército y la
marina , la Revolución perecería.
Había en París cincuenta mil hombres en las Tullerías , en la plaza
Vendome y en la calle de San Honorato , esperando , con inexplicable an-
siedad , recoger ávidamente las notas que les arrojaban desde las venta-
nas de la Asamblea , para hacerles seguir la marcha de la discusión .
Todos estaban indignados y exasperados contra Mirabeau . Al entrar el
gran orador , un hombre le enseña una cuerda , y al salir, otro le mues-
tra sus pistolas , ambos en señal de amenaza .
Aquel día dió pruebas de sangre fría y de virilidad . En el momen-
to mismo en que Barnave ocupaba la tribuna y pronunciaba uno de sus
largos discursos , creyendo haber resuelto el punto discutido , Mirabeau ,
que no escuchaba , salió de la Asamblea y se fué á pasear en medio de
aquella multitud que llenaba las Tullerías ; encontró allí á la joven y
ardiente madame de Staël , la hija de Necker , que estaba también espe-
rando con el pueblo y se puso tranquilamente á hacerla el amor .
Su valor no mejoraba la causa que defendía . Triunfaba en la cues-
tión teórica de aquel gran acto de la guerra , en la asociación natural
entre el pensamiento y la fuerza , entre la Asamblea y el rey; pero toda
aquella metafísica no podía resolver la situación .
Sus enemigos emplearon un medio poco parlamentario , que era casi
un asesinato y que ponía en riesgo su vida . Durante aquella noche
hicieron escribir é imprimir y repartieron un libelo atroz .
A la mañana siguiente , yendo Mirabeau á la Asamblea , oyó gritar
por todas partes : «La gran traición del conde de Mirabeau descubierta . >
»
Como le había ocurrido siempre , el peligro le inspira admirable-
mente , y en la Asamblea destroza á sus enemigos con aquel famoso dis-
curso que comienza diciendo : « Se bien que no está lejos del Capitolio la
roca Tarpeya...» etc.
Triunfa en la cuestión personal . En la cuestión misma del litigio
retrocede hábilmente ; en el primer turno de una proposición redactada
más claramente , hace una retirada , y cediendo en la forma gana en el
fondo . Al fin se acordó que el rey tenía el derecho de hacer los prepara-
tivos de dirigir las fuerzas como quisiera y de proponer la guerra á la
Asamblea, la cual no decidiría nada que no fuera sancionado por el rey
(22 de Mayo).
Al salir Barnave , Duport y Lameth , que se iban desesperando , fue-
ron aplaudidos , casi llevados en hombros por el pueblo , que creía haber
vencido. No tuvieron valor para decir la verdad en aquel momento ,
porque en realidad la corte era la que había salido ganando .
Acababa de probar , por segunda vez , la fuerza del talento de Mi-
rabeau ; en Abril contra ella y en favor de ella en Mayo . En esta últi-
ma ocasión había hecho esfuerzos sobrehumanos , había sacrificado su
popularidad y expuesto su vida . La reina le concedió una entrevista , la
332 J. MICHELET
única según todas las apariencias , que tuvieron jamás . Otra debilidad de
aquel hombre, que no se puede disimular, era que algunas muestras de
confianza , exagerada sin duda por el celo de Lamarck, que quería cen-
una mujer. Mirabeau hubiera sido el ministro de una reina mucho me-
jor que el de un rey ; deseaba ser el ministro ó el amante.
La reina estaba entonces con el rey en Saint-Cloud . Rodeados por
la guardia nacional , se encontraban en un medio cautiverio bastante
libre, puesto que todos los días iban á pasearse sin guardias á distintos
lugares .
Había , sin embargo , muchas buenas gentes de corazón sensible
que no podían soportar la idea de un rey y de una reina prisioneros de
su súbdito .
Un día , al comienzo de la tarde , la reina escuchó un rumor en los
334 J. MICHELET
Leyenda del rey mártir.-Escándalo de la apertura de los conventos -El clero exalta á las masas
ignorantes .-El agente del clero quiere entenderse con la emigración. - El clero y la nobleza en
oposición -Maniobras del clero en Pascuas.- La Asamblea publica el Libro Rojo en Abril
del 90. -Hipoteca de los bienes del clero en garantía de los asignados . -El clero pide á la
Asamblea declare el catolicismo religión nacional, 12 de Abril de 1790.
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346 J. MICHELET
Continuación. - La Asamblea elude la cuestión —El rey no se atreve á recibir la protesta del clero
(Abril) .-Movimiento religioso en el Mediodía (Mayo).- El Mediodía siempre inflamable. — An-
tiguas persecuciones religiosas; Avignon, Tolón.-El fanatismo hábilmente reavivado . -Los
protestantes siempre excluídos de las funciones civiles y militares. - Unanimidad de los dos
cultos en 1789. - El clero reanima el fanatismo y organiza la resistencia en Nimes (Abril).—
Connivencia de las municipalidades. -Asesinatos de Montauban ( 10 de Mayo).—Triunfo de la
contrarrevolución en el Mediodía.
Maury dijo con furor que sabría Francia en qué manos estaba la rea-
leza. Les quedaba el medio de obrar sin el concurso del rey . ¿Obrar con
la nobleza? El clero no podía contar mucho con su ayuda . Conservaba
la nobleza los grados que tenía en el ejército ; pero no estando segura
del soldado , temía llegase el momento de pelear. Además , estaba menos
impaciente y era menos belicosa que los soldados .
El agente del clero en Nimes , á pesar de haber obtenido una orden
escrita del conde de Artois , no podía decidir al comandante de la pro-
vincia á que le abriese el arsenal para coger armas.
El asunto corría mucha prisa . Las grandes federaciones del Ródano
habían levantado el país . La de Orange había llegado en Abril al colmo
del entusiasmo . Avignon , olvidada de que pertenecía al Papa , envió á
Orange su delegación con todas la ciudades francesas .
Un momento más y nada se hubiera podido hacer . Si Avignon , si
Arles , si las capitales de la aristocracia y el fanatismo , con las cuales se
amenazaba siempre , se hacían revolucionarias , la contrarrevolución , es-
trechada por Marsella y Burdeos , no tenía nada que esperar.
La explosión debía tener lugar en aquel momento ó nunca.
Serían incomprensibles estas erupciones de los viejos volcanes del
Mediodía si no se sondeara su fondo siempre hirviente . Las llamas infer-
nales que allí se encendieron tantas veces , llamas contagiosas , parecen
haber ganado el suelo mismo , de modo que incendios desconocidos co-
rren siempre bajo la tierra . Es como las hogueras del Aveyron . El fuego
no está en la superficie , pero hundís vuestro bastón en aquella tierra
rojiza y sale humo y luego fuego ; son llamas del infierno que duerme
bajo vuestros pies .
¡ Pueden amortiguarse , desaparecer los odios ! ... Pero es preciso que
queden los recuerdos , que tantas desgracias y sufrimientos no sean per-
didos para la experiencia de los hombres . Es preciso que la primera , la
más santa de nuestras libertades , la libertad religiosa , se fortifique y
reviva ante las afrentosas ruinas que ha dejado el fanatismo.
A falta de los hombres , hablan las piedras . Dos monumentos , sobre
todo , merecen ser objeto de una frecuente peregrinación , los dos opues-
tos , ambos instructivos : uno infame , otro sagrado .
El infame es el palacio de Avignon , la Babel de los papas , la So-
doma de los nuncios , la Gomorra de los cardenales .
Palacio monstruo que cubre toda la cima de una montaña con sus
torres obcenas ; lugar de voluptuosidad y de tormento , donde los curas
demostraron á los reyes que apenas saben nada de las vergonzosas artes
del placer .
La originalidad de su construcción consiste en que los lugares de
tortura no están lejos de las alcobas lujuriosas , de las salas de baile y
de festines , donde se hubiera podido escuchar bien entre los cantos de
amor y las carcajadas de la embriaguez los alaridos y lamentos de los
atormentados ...
352 J. MICHELET
DANTON
Este horrible código , que el Terror copió sin poder llegar á supe-
rarlo , arma á los hijos contra sus padres , dándoles sus bienes , de modo
que el hijo codicioso está interesado en tener á su padre en Tolón .
Es curioso ver á la Iglesia , la dulce paloma gimiente , gimiendo en
1682 , cuando se acababa de arrancar sus hijos á las madres heréticas ...
¿Gemía para librarlos? ... No ; para que el rey encuentre leyes más
eficaces , más duras ... ¿Y cómo encontrar jamás una más dura que
aquella?
A cada asamblea del clero la paloma sigue gimiendo . Y todavía ,
bajo Luis XVI, cuando se deja arrancar por el espíritu del tiempo aquel
hermoso privilegio que excluye á los protestantes de toda función pú-
blica, el clero dirige al rey nuevos gemidos , por medio de un sacerdote
ateo , de Loménie .
Lleno de respeto y de emoción penetro en las galeras de Tolón .
Busco la huella de aquellos mártires de la religión y de la humanidad ,
matados á fuerza de brutales tratamientos , por haber tenido un corazón
de hombre , por haberse entrometido á defender la inocencia , por haber
escuchado y cumplido la palabra de Dios .
¡ Ah! Nada. No queda nada de aquellas galeras atroces y sober-
bias, doradas y sangrientas , más bárbaras que las de los berberiscos ,
más que el vergajo que arrancaba sangre en las espaldas de aquellos
santos...
Los registros mismos donde se consignaban sus nombres, han des-
aparecido la mayor parte . En lo poco que queda no hay más que sacar
indicaciones , la entrada , la salida ; y la salida es casi siempre la muer-
te... La muerte que llega más o menos pronto, indicando así los gra-
dos de resignación ó desesperación ...
Brevedad terrible ; dos líneas para un santo ; dos ó tres para un
mártir ... No se han anotado los lamentos , las protestas , las apelaciones
al cielo, las oraciones mudas , los psalmos cantados quedamente entre
las blasfemias de los ladrones y los asesinos... « ¡ Consuélate !: las lágri-
mas de los hombres se graban para la eternidad en piedra y en már-
mol» , ha dicho Cristobal Colón .
اخEn piedra? No , en el alma humana . A medida que estudio, veo
con consuelo que , en verdad , estos mártires oscuros han dado su fruto ,
fruto admirable ; el mejoramiento de los que los vieron ú oyeron , el
enternecimiento de los corazones , el endulzamiento del alma humana
en el siglo XVIII , el horror creciente del fanatismo y la persecución .
Poco á poco se logró que no encontraran gente capaz de aplicar
aquellas bárbaras leyes .
El intendente Lenain (de Tillemont) , ascendiente de jansenista
ilustre , obligado á condenar á muerte á uno de los últimos mártires pro-
testantes , le decía: « ¡ Ah ! señor , estas son órdenes del rey .» Y comenzó
á llorar; el condenado le consuela .
El fanatismo moría por sí mismo . Costó gran trabajo , de momento ,
TOMO I 45
354 J. MICHELET
RABAUT SAINT-ETIENNE
segundo lugar las tabernas , los revendedores de vino al por menor, que
dependiendo del principal propietario de viñas , del clero , estaban , de
otra parte, en relaciones con el pueblo católico , sobre todo con los cam-
pesinos , electores en la campiña . De ellos los que iban á la ciudad hacían
alto en la taberna , donde gastaban (y este fué el tercer recurso) veinti-
cuatro sueldos que el clero les daba á los que concurrían á las elecciones .
El agente del clero en todo esto , Froment, más que un hombre era
una legión; al mismo tiempo que él , obraba su hermano Froment- Ta-
page, sus parientes y sus amigos , etc. Tenía su despacho , su caja , su
librería de folletos , su centro electoral... Su casa estaba junto á un con-
vento de dominicos y comunicaba con una torre que dominaba los alre-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN francesa 357
muchas veces por las nieves de los Pirineos , estalla con más fuerza .
Todo sale á la vez , todo se lanza , el hombre de su hogar , la hierba de
la tierra; toda criatura bendice; es una especie de golpe de Estado de
Dios , un motín de la Naturaleza .
Y las mujeres que van por las calles repitiendo sus cánticos gemi-
dores : Te rogamus , audi nos (te rogamos , óyenos ...) se sabe perfecta-
mente que empujaron á sus maridos al combate , persuaúiéndoles á que
se dejaran matar antes que permitir penetren los magistrados en el con-
vento .
Se ponen éstos en marcha, y como habían previsto , son detenidos
por masas impenetrables del pueblo , por las mujeres agrupadas , acosta-
das delante de las puertas sagradas . Sería preciso pasar sobre ellas .
Los magistrados se retiran y entonces la multitud se torna agresi-
va y amenaza quemar la casa del comandante militar , católico , pero pa-
triota . De allí se dirige alborotada á forzar el arsenal , Si lo consiguiera ,
en el estado de furor en que se encuentra , es evidente que allí comen-
zaría el asesinato de los protestantes y los patriotas .
La municipalidad podía requerir al regimiento de Languedoc , pero
se abstiene . Los guardías nacionales vienen espontáneamente á ocupar
el cuerpo de guardia que defiende al municipio . Bien pronto la multitud
los ataca, y en lugar de socorrerlos , se ayuda al populacho , se le apoya
con los empleados de las gabelas , especie de guardas de consumos , que
estaban armados .
Se redobla el ataque contra el débil edificio en que los guardias na-
cionales se defendían y se dispara contra ellos quinientos o seiscientos
tiros . Los desventurados , acribillados á balazos , teniendo ya muchos
muertos y muchos heridos , careciendo de municiones piden la vida ,
presentan un pañuelo blanco ; pero no por eso deja de dispararse . Hasta
que no se echó abajo el muro que los defendía , no se hizo caso de la ban-
dera de parlamento .
Entonces se decide la culpable municipalidad , in extremis , á hacer
lo que debía , á requerir al regimiento de Languedoc , que desde hacía
unas cuantas horas estaba deseando marchar.
Una gran dama había hecho decir misas durante la matanza .
Los guardias que no habían muerto podían salir . Pero la rabia del
pueblo no está satisfecha . Se les arranca la ropa á pedazos , el uniforme
nacional ; se les arranca la escarapela , que es pateada furiosamente . Con
la cabeza al aire , en camisa, con un cirio en la mano , dejando , á todo
lo largo de la calle el suelo manchado de sangre , son llevados á la ca-
tedral , donde se les pone de rodillas á la fuerza , para que hagan peni-
tencia y sirvan de ejemplo y enseñanza ... Delante marchaba el alcalde
llevando una bandera blanca .
Por menos que esto había hecho Francia el 6 de Octubre . Por un
ultraje menor á la escarapela tricolor había derrumbado una monarquía .
Pasado el hecho es cuando se vió la sensibilidad terrible que tal cosa
TOMO I 46
362 J. MICHELET
Indecisión religiosa de la Revolución. -Violencias de los obispos.-La Revolución cree poder con-
ciliarse con el Cristianismo. -Los últimos cristianos.-La Asamblea piensa en la reforma del
clero -Resistencia del clero (Mayo y Junio de 1790) .- Levantamiento de Nimes sofocado
(13 de Junio de 1790).-La Revolución victoriosa en Nimes, Avignon y en todo el Mediodía .
-En todas partes el soldado fraterniza con el pueblo (Abril y Junio de 1790).
CAMUS
¿Qué iban á hacer aquellos pobres curas? Salir del sistema antiguo
donde habían vivido tantos siglos , declararse rebeldes á la imponente
autoridad que habían respetado siempre , abandonar el mundo conocido ,
y para pasar ¿á cuál otro? ¿á qué sistema nuevo?... Le falta una idea y
fe en esta idea para abandonar así la orilla y embarcarse en el porvenir .
TH
OM
EL ABATE GREGOIRE
Las ideas de la Revolución eran las del siglo XVIII , las de Voltai-
re y Rousseau . Nadie , en los veinte años que transcurren entre la gran
época de los dos maestros y la Revolución , entre el pensamiento y la
accion, nadie , digo , ha continuado seriamente esta obra .
La Revolución encuentra el pensamiento humano donde lo dejaron
ellos ; encuentra el ardiente humanitarismo en Voltaire , la fraternidad
en Rousseau , dos bases firmes , religiosas pero aisladas , débilmente for-
muladas .
El último testamento del siglo es en dos páginas , de Rousseau , de
tendencias diversas .
En la una, en el Contrato social, establece y prueba que el cristia-
no no es, no puede ser ciudadano.
En la otra, en Emilio , cede su entusiasmo ante el Evangelio , ante
Jesús , llegando á decir: «Su muerte es la de un dios . >>
Esta explosión de sentimiento y de ternura fué anotada y consig
nada como un dato precioso , como un mentís solemne que se daba á la
filosofía del siglo XVIII . De esto nació un error que todavía existe .
Todo el mundo se dió á leer el Evangelio , y en este libro de resig-
nación , de sumisión , de obediencia á los poderosos todos , leen lo mismo
que sus corazones sentían ; la libertad , la igualdad . En efecto , están en
todas partes; sólo que es necesario entenderse : la igualdad en la obe-
diencia, como la habían hecho los Romanos para todas las naciones ; la
libertad interior , inactiva , encerrada toda en el alma , como pudiera con-
cebirse cuando , habiendo cesado todas las resistencias nacionales , el
mundo viera abrirse ante él el imperio eterno .
Cierto . Nada más extraño que buscar en esta leyenda de resigna-
ción el código de una época en que el hombre reclama su derecho .
El cristiano es este hombre resignado , del antiguo imperio , que no
tiene ninguna esperanza en su acción personal, sino que se cree salva-
do únicamente , exclusivamente por Cristo . Hay pocos cristianos . En la
Asamblea nacional no había más de cuatro . En aquella época el cristia-
nismo había muerto como sistema .
Algunos amigos de la libertad que se habían sentido conmovidos
por el Evangelio , se engañaban creyéndose cristianos .
En cuanto á la vida popular, el cristianismo no conservaba más
que la parte anticristiana, es decir , lo que había tomado ó copiado del
paganismo, la idolatría de la Virgen, de los santos , la material y sen-
sual devoción del Sagrado Corazón .
El verdadero principio cristiano (que el hombre se salva por la gra-
cia de Cristo) , condenado solemnemente por el Papa á fines del reinado
de Luis XIV , se ha ido amortiguando , muriendo sin algaradas ni lu-
chas , disminuyendo poco a á poco el número de sus defensores , ocultán-
dose, resignándose .
Y en esto prueba el partido jansenista tanto como por su doctrina,
que es verdaderamente cristiano. Aun teniendo hombres de un vigor
HISTORIA DE La revolución francesa 367
(1) Persecución verdaderamente feroz, que se encarniza especialmente en las mujeres, ha-
ciendo morir á fuego lento à las últimas hermanas jansenistas. Su encarnizamiento llegó
hasta el templo de San Severino, que no fué demolido como Port-Royal, pero que fue trans-
formado y entregado al paganismo del Sagrado Corazón, asilo de predicaciones jesuíticas.
368 J. MICHELET
probar, no que su opinión era buena , sino que era vieja . « Así hicieron
»
los primeros cristianos . >
Triste argumento : era demasiado dudoso que una cosa propia en
tiempo de Tiberio lo fuese mil ochocientos años después , en la época de
Luis XVI .
Faltaba examinar con tergiversaciones si el derecho estaba en lo
alto ó abajo; en el rey y en el Papa ó en el pueblo .
¿Qué produciría la elección del pueblo? No se sabía indudablemente .
Pero se sabía muy bien que había un clero partidario del rey , del Papa
y de los señores (1 ) .
¡ Qué gesto habrían hecho los prelados que gritaban tan alto si hu-
bieran tenido que mostrar de qué óleo santo y por qué mano habían sido
consagrados ! Lo más seguro para ellos era no remover esta cuestión de
origen. Lo que ellos más temían era una cuestión , la más externa , la
más extraña al orden espiritual : la división de diócesis . Había que pro-
barles que esta división , completamente imperial , romana en su origen
y hecha por el gobierno , podía ser modificada por otro gobierno . Ellos
no querían oir nada de esto y se obstinaban ... Esta división era la cosa
santa y sacrosanta ; ningún dogma de fe cristiana ocupaba lugar más pre-
ferente en su corazón . Si no se convocaba un concilio , si no se daba
cuenta al Papa, todo estaba perdido . Se iba al cisma y del cisma á la
herejía y de la herejía al sacrilegio , al ateísmo... etc.
Estas nimiedades serias que en París hacían encogerse de hom-
bros , alcanzaban el efecto deseado en el Oeste y en el Mediodía . Corrían
impresas en numerosísimos ejemplares , con la famosa protesta en favor
de los bienes del clero , que en dos meses llegó á la trigésima edición .
Repetida por la mañana en el púlpito , comentada por la tarde en el con-
fesonario , adornada con glosas homicidas , su texto de odio y de discordia
iba exasperando á la mujer, reanimando los furores religiosos , afilando
los puñales , aguzando las horcas y las hachas .
El 29 , el 31 de Mayo , el arzobispo de Aix y el obispo de Clermont ,
uno de los principales agitadores y hombre de confianza del rey , notifi-
caron á la Asamblea el ultimatum eclesiástico : Que no pudiera hacerse
ningún cambio en la convocatoria de un concilio .
En los primeros días de Junio corría la sangre en Nimes .
Froment había armado sus más seguras compañías , y gastando
mucho dinero había uniformado á la mayor parte de estos hombres con
los colores del conde de Artois . Estos fueron los primeros levantamientos
del Mediodía . Froment, apoyado por un ayudante de campo del príncipe
(1) El derecho de colación en manos de los señores producía efectos muy curiosos . Un judío,
un tal Samuel Bernard que compraba tal ó cual señorío, tenía en consecuencia el derecho de
nombrar á tal ó cual beneficiado eclesiástico ; entre compras y ventas adquiría el Espíritu
Santo. El Espíritu Santo venía, sí, de lugares aún menos decorosos. Había obispo que lo era
por la gracia de madama de Polignac; otro había sido nombrado por la Pompadour; otro esco-
gido por Luis XV entre los abates calaveras de madama Du Barry. Un bello abate de Borbón
dotado de rentas que pasaban de un millón , procedía de una queridita noble que fué vendida
por sus padres.
TOMO I 47
370 J. MICHELET
00001 los dos partidos se fusilaban en medio de las calles ó desde las ventanas. (Pág. 374)
actitud de Avignon iba á ser secundada por Nimes, creyendo , como buen
bravo , que los dudosos y los tímidos que hasta entonces no se atrevían
á declararse francamente por él tomarían su partido cuando le vieran
comprometido , creyendo que no podrían contemplar con sangre fría su
vencimiento y aun su muerte.
La municipalidad , compuesta toda por la burguesía católica , fué
prudente; no se atrevió á requerir al comandante de la provincia.
La nobleza fué prudente . El comandante y los oficiales en general
no quisieron hacer nada sin previo y legal llamamiento del municipio .
No es que faltase valor á los oficiales ; era que no estaban seguros
de sus soldados . Para dar una orden á la que acaso se hubiese respondido
á tiros , para hacer este peligroso experimento , era preciso el previo sa-
crificio de la vida ... ¿Sacrificarla? ... ¿Por qué idea?, ¿por qué fe?... La
mayoría de la nobleza , realista y aristocrata , era á la vez filósofa y vol-
teriana; es decir , estaba de medio lado conquistada por las nuevas
ideas .
La Revolución , cada vez más armónica y concordante , aparecía
por momentos como lo que era; una religión . Y la contrarrevolución ,
disidente , discordante, aferrada en vano á la vieja fe , no es una religión .
Ninguna unión , ningún principio fijo . Su resistencia es vaga en
muchos sentidos á la vez . Va como un borracho hacia la derecha y ha-
. cia la izquierda .
El rey es partidario del clero y se niega á recibir y apoyar la pro-
testa del clero . El clero paga y arma al pueblo y le pide el diezmo . La
nobleza y los oficiales esperan la orden de la junta de Turín y al mismo
tiempo las de las autoridades revolucionarias .
Algo falta á todos para hacer su acción sencilla y fuerte ; algo que
precisamente abunda en el otro partido : la fe .
El otro partido es Francia ; tiene fe en la ley nueva , en la autori-
dad legítima , en la Asamblea , verdadera voz de la nación .
En este lado todo es luz . En el otro todo es equívoco , incertidum-
bre Ꭹ tinieblas .
¿Cómo dudar? Unidos todos , el soldado y el ciudadano , bajo su ban-
dera, marchan con paso firme.
De Abril á Junio casi todos los regimientos fraternizan con el pue-
blo . En Córcega , en Caen , en Brest , en Montpellier , en Valence , como
(1) Froment escapó á la muerte. Por poco adicto que sea uno al hombre y al partido es im-
posible dejar de interesarse por su suerte. Honrado y ennoblecido por el conde de Artois y
por los emigrados, ¡es olvidado y negado en 1816 ! ... Fueron destruidos por todas partes con
exquisito cuidado los folletos que había publicado, así como el proceso del antiguo servidor
contra un dueño ingrato y sin corazón . Después del proceso le fué negada la miserable pen-
sión que para comer recibía. Y esto, después de treinta años de servicios gratuitos, queriendo
que el hombre arruinado, lleno de deudas y consumido por él, muriera en el rincón de una
pocilga.-Los folletos de Froment demuestran la ingratitud de los reyes .
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 377
TATIASMA
MARTIN LUTHER
VOLEUR
CAPITULO X
La ley era respetada en todas partes por acción espontánea. -Obscuridad y desorden del antiguo
régimen -El orden nuevo se crea á sí mismo. - Los nuevos poderes nacen del movimiento de
la libertad conquistada y de la defensa. -Asociaciones interiores y exteriores que preparan las
municipalidades y los departamentos -La Asamblea crea trescientos mil magistrados departa-
mentales, municipales y judiciales. -Educación del pueblo por las funciones públicas.
dos en ladrones , que durante la noche cortaban los trigos , aunque estu-
viesen verdes , matando toda esperanza .
Si los pueblos no hubiesen tomado las armas , hubiese sobrevenido
un hambre terrible , un año como el año mil y como otros muchos de la
Edad Media . Aquellas partidas trashumantes , insaciables , esperadas en
todas partes y que el terror hacía creer presentes en todos lugares , he-
laban de espanto á nuestras poblaciones , menos militares que hoy.
Todos los pueblos se arman . Las aldeas se prometieron protección
mutua . Convenían entre ellas reunirse , en caso de alarma , en tal lugar
estratégico ó en tal posición central que dominaba un paso de camino ó
de río , importante para el país .
Un solo hecho explicará esto mejor . Recuerda este hecho el pánico
de Saint-Jean-du-Gard que he descrito antes .
Una hermosa mañana de estío los habitantes de Chavignon (Aisne)
vieron , no sin temor , sus calles llenas de gente armada . Afortunada-
mente reconocieron que eran sus vecinos y amigos , los guardias nacio-
nales de todas las comunidades vecinas que , alarmados por una falsa
noticia , habían andado toda la noche para ir á defenderla de los ladro-
nes . Lo que se esperaba fuera un combate se convirtió en una fiesta .
Toda la gente de Chavignon salió de sus casas y se mezcló á sus
amigos . Las mujeres llevaron y pusieron en común cuantos víveres te-
nían y abrieron barriles de vino . Se desplegó en la plaza la bandera de
Chavignon y debajo de ella se colocaron panes y racimos atravesados
por una espada desnuda ; la divisa resumía todo el pensamiento de aquel
instante : abundancia y seguridad , libertad , fidelidad y concordia .
El capitán jefe de los guardias nacionales que habían ido á
Chavignon hizo un discursito muy conmovedor sobre el apresuramiento
de las comunidades en ir á defender á sus hermanos : «A la primera pa-
labra hemos dejado nuestras mujeres y á nuestros hijos llorando ; hemos
dejado nuestros arados y nuestros utensilios en los campos , y sin tener
apenas tiempo de vestirnos hemos venido ...>>
Las gentes de Chavignon , en una comunicación á la Asamblea na-.
cional , le cuentan todo como un hijo á su madre , y llenos de reconoci-
miento agregan esta frase nacida en el corazón : «¡Qué hombres , seño-
ñores , qué hombres desde que les habéis dado una patria ! »
Estas expediciones espontáneas se hacían así , como en familia ,
marchando el cura del pueblo á la cabeza . En la de Chavignon cuatro
de las comunidades que concurrieron llevaban sus curas respectivos .
En otros sitios , por ejemplo , en el Alto Saona , los curas no sólo se
asociaron á estos movimientos , sino que fueron sus jefes y promovedo-
res . El 27 de Septiembre de 1789 , en los alrededores de Luxenil se fe-
deraron las comunidades rurales , bajo la dirección del cura de San Sal-
vador . Todos los alcaldes juraron en sus manos .
En Issy-l'Evêque (Alto- Saona) ocurrió una cosa más extraña aún .
En el abandono y carencia de toda autoridad pública , no quedando ni un
HISTORIA DE La revolución francesa 383
D'ALAMBERT
Lo que domina en esto más que los cinco mil árbitros ó jueces de
paz , es sus ochenta mil asesores; hermoso elemento nuevo , desconocido
en el orden judicial de todos los siglos . Y en el orden municipal lo que
más se nota es que la fuerza militar depende directamente de los magis-
trados del pueblo .
El poder municipal resume los de todos aquellos que estaban en
ruinas . El únicamente , entre el antiguo régimen destruído y el nuevo
sin acción, él únicamente sale á flote y marcha adelante .
El rey estaba desarmado, el ejército desorganizado , los Estados y
los Parlamentos demolidos , el clero despedazado , arrasada la nobleza . La
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 385
La Francia de 1789 ha sentido la libertad; la de 1790 siente la unidad de la patria. -Las federa-
ciones han destruído todos los obstáculos.-Caen todas las dificultades artificiales.-Procesos
verbales de las federaciones.-Se ve allí el testimonio de su amor á la unidad nueva y del sa-
crificio de las provincialidades y antiguas costumbres.-Fiestas de las federaciones. -Símbolos
vivos. El anciano, la joven, la mujer, la madre.-El niño sobre el altar de la patria.-Olvido
de las divisiones de clases , partidos y religiones.-El hombre encuentra nuevamente la natura-
leza.- El hombre abraza de corazón la patria, la humanidad. - Adiciones y detalles diversos.
insensatos que les separaban y los expían avanzando los unos hacia los
otros con los corazones levantados , los brazos abiertos .
He aquí lo que hace tan fácil, tan ejecutable , una creación que se
creía puramente artificial , la de los departamentos . Si hubiera sido una
pura concepción geométrica , engendrada en el cerebro de Sieyes , no
hubiera tenido la fuerza ni la duración que observamos en ella; no hu-
biera sobrevivido á la ruina de tantas otras instituciones revolucio-
narias.
Fué generalmente una creación natural , un restablecimiento legí-
timo de las antiguas relaciones entre lugares y poblaciones que las ins-
tituciones artificiales del despotismo y la fiscalización habían sepa-
rado .
Los ríos , por ejemplo , que bajo el antiguo régimen no eran más
que obstáculos (¡ veintiocho peatonajes había en el Loira !; no citando
más que un ejemplo) , los ríos , digo , volvieron á ser lo que la Naturale-
za quiere que sean ; lazo de unión del género humano . Los ríos , por
esto, formaron y dieron nombre á la mayoría de los departamentos :
Sena, Loira, Ródano , Gironde , Meuse , Charente , Allier, Gard , etc. ,
fueron como federaciones naturales entre las dos riberas de esos ríos ,
que el Estado reconoce , proclama y consagra .
La mayor parte de las federaciones han narrado su historia ellas
mismas . Escribían á su madre , la Asamblea nacional , fielmente , ino-
centemente , en forma casi siempre tosca , infantil ; decían sus cosas
como podían y quien sabía escribir , escribía después . No se encontraba
siempre en los campos escritor hábil que fuese capaz de consignar aque-
llas cosas . Suplía la buena voluntad ... ¡ Venerables monumentos de la
fraternidad naciente ; actas informes pero espontáneas , inspiradas por
Francia: viviréis siempre para testimoniar la grandeza de corazón de
nuestros padres cuando por primera vez vieron la faz , tres veces amada ,
de la patria .
Al cabo de sesenta años , cuando he comenzado á examinar estos pa-
peles , que tan poca gente ha leído , he encontrado todo esto vivo , entero ,
brillante, como ayer . La primera vez que los abrí me sentí poseído de
respeto , de un sentimiento singular y único . Aquellos relatos entusias-
tas dirigidos á la patria , representada por la Asamblea, son cartas de
amor.
Nada de términos oficiales ni oficinescos . Visiblemente el corazón
habla allí . Lo que en aquellos documentos puede encontrarse de arte ,
de retórica , de declamación , está allí precisamente por la ausencia del
arte; es aquello como el embarazamiento de un joven que no sabe expre-
sar los sentimientos más sinceros , y á falta de otras emplea palabras de
novelas para narrar su amor verdadero . Pero á cada momento una pa-
labra arrancada del corazón protesta contra esta impotencia del lenguaje
y hace medir la profundidad real de sus sentimientos ... En tales cir-
cunstancias , ¿cómo quedar satisfechos de sí mismos?... El detalle ma-
390 J. MICHELET
la espada desnuda , con aquella vivacidad graciosa que sólo poseen las
mujeres de Francia .
Recuérdese la heroica iniciativa de las mujeres y jóvenes de An-
gers , queriendo partir con el ejército de Anjou y de Bretaña , que se di-
PANN
394 J. MICHELET
sirve para todos . Las divisiones sociales , las discordias , han desapa-
recido .
Los enemigos se reconcilian , las sectas opuestas fraternizan , los
creyentes , los filósofos , los protestantes , los católicos .
En Saint-Jean-du-Gard, cerca de Alais , el cura y el pastor se abra-
zaron delante del altar . Los católicos llevaron á los protestantes á la
iglesia; el pastor se sentó en el sitio preferente del coro .
Los mismos honores hicieron los protestantes al cura , que colocado
en su capilla en el sitio más honroso , escuchó el sermón del pastor evan-
gélico .
: Las religiones , en el lugar mismo del combate , fraternizan á las
puertas de los Cevénnes , sobre las tumbas de los abuelos , que se ma-
taron los unos á los otros ... Dios , durante tanto tiempo acusado , fué
al fin justificado ... Los corazones se desbordan ; la prosa no basta ; un
desbordamiento poético puede solamente acallar un sentimiento tan
profundo; el cura compone y entona un himno á la libertad ; el alcal-
de responde en estrofas; su mujer, respetable madre de familia , en el
momento en que lleva á sus hijos al altar , responde también con algu-
nos versos patéticos .
Los campos donde generalmente se celebraban estas fiestas contri-
buían á aumentar la ternura.
El hombre no sólo se había reconquistado á sí mismo , sino que
toma posesión de la Naturaleza . Muchos de estos relatos que examino ,
testifican las emociones que causa á aquellas pobres gentes su país ,
visto por la primera vez ... ¡ Hecho extraño! Estos ríos , estas montañas ,
estos paisajes grandiosos , que atravesaban todos los días , fueron des-
cubiertos por ellos aquel día ; parecía que no los habían visto ja-
más .
El instinto de la Naturaleza les hizo preferir , para teatro de estas
fiestas , los lugares mismos que habían preferido nuestros antiguos ga-
los , los druidas .
Las islas , sagradas para los abuelos , volvieron á serlo para los hijos .
En el Gard, en la Charente y otras regiones , el altar fué alzado en una
isla . La de Angulema recibió los representantes de sesenta mil hombres
y había otros tantos en el admirable anfiteatro que conduce á la ciudad ,
junto al río.
Por la noche hubo un banquete en la isla , con muchas luminarias
y todo un pueblo por convidado , un pueblo por espectador, desde lo
más alto á lo más bajo del gigantesco coliseo .
En Maubec (Isere) , donde se reunieron muchas comunidades rura-
les , el altar fué alzado en medio de un llano inmenso , frente á un anti-
guo monasterio; horizonte soberbio, infinito , que engrandecía el recuer-
do de Rousseau , que vivió allí algún tiempo ... En un brillante discurso
de entusiasmo, un sacerdote exalta el glorioso recuerdo del filósofo que
en aquel lugar mismo pensaba y preparaba el gran día...
396 J. MICHELET
perfec la a
Cad idsad
unpaí . liza este gran acto de unidad con su originalidad es-
rea
pecial . Los federados de Quinsper se coronan con ramas de roble breton ;
los delfineses de Romans (junto al Mediodía ) ponen una palma en manos
de la hermosa joven que preside la fiesta . La valiente serenidad , el
orden , el buen sentido en el corazón sano brillan en estas federaciones
delfinesas . En las de la Bretaña descuella un carácter de fuerza , de
gravedad apasionada , de gravedad casi trágica ; se ve que no es un
juego , que se está delante del enemigo . En las montañas del Jura , en
el país de los últimos siervos , se ve la admiración , el éxtasis del alum-
bramiento de verse elevados á la libertad desde la servidumbre : « ¡ más
que libres ciudadanos , franceses , superiores á toda la Europa . » Y fun-
daron un aniversario de la santa noche del 4 de Agosto .
Lo que conmueve sobremanera es el prodigioso esfuerzo de buena
voluntad que hace este pueblo , tan poco preparado para traducir el sen-
timiento profundo que llenaba su alma . Los de Navarreins en los Pi-
rineos , pobres gentès como dicen ellos mismos , perdidos en las mon-
tañas , con tan pocos recursos , no teniendo la comunidad del lenguaje y
chapurrreando el francés del Norte , ofrecieron á la patria su corazón ,
rac , una cuestación hecha entre varios soldados y que arroja una suma
enorme, relativamente á las facultades de estas pobres gentes ¡ ciento
veinte francos ! para una viuda de la Bastilla . En San Juan de Gard
la ceremonia acabó por una reconciliación solemne de todos los que es-
taban enemistados . En Sons-le- Saulnier se dice : « ¡A todos los hombres ,
á nuestros enemigos mismos , juramos amar y defender ! >
»
CAPITULO XII
sinato? ¿Qué seria del rey? He aquí lo que los realistas se decían con
temor.
¡ El rey!, decían los jacobinos , el rey va á hacer la conquista de
todo el pueblo crédulo; se apoderará de las provincias : esta peligrosa
reunión va á matar el espíritu público , á adormecer las desconfianzas ,
á despertar las antiguas idolatrías ... Va á hacer realista á toda la
Francia . Pero ni los unos ni los otros podían nada en esto .
Era necesario que el alcalde , la municipalidad de París arrastra-
dos , forzados por el ejemplo y las súplicas de las otras ciudades vinie-
sen á pedir á la Asamblea una federación general . Era necesario que la
Asamblea , de buena ó de mala gana , lo acordase . Se hace lo que se
puede , al menos para reducir el número de los que querían venir . La
cosa fué decidida demasiado tarde , de suerte que los que venían á pie
desde los extremos del reino , no tenían medio de llegar á tiempo . El
gasto fué cargado á la cuenta de las localidades , obstáculo quizás insu-
perable para las comarcas más pobres .
¿Pero en un movimiento tan grande no habría obstáculos? Se
calculó como se pudo; como se pudo se vistió á aquellos que hacían el
viaje; muchos vinieron sin uniforme . La hospitalidad fué inmensa , ad-
mirable , sobre todo en el camino : se detenía , se disputaba el socorrer
á los peregrinos de la gran fiesta . Se les obligaba á hacer alto , alojarse ,
comer , ó al menos beber en el camino . Nada de extraño , nada de des-
conocido , todos hermanos . Guardias nacionales , soldados , marinos , to-
dos iban unidos .
Estas bandas que atravesaban los pueblos ofrecían un espectáculo
admirable . Los más antiguos del ejército y de la marina eran los llama-
dos á París . Pobres soldados fatigados por la guerra de los siete años ,
subtenientes con cabellos blancos , bravos oficiales de fortuna que ha-
bían agujereado el granito con sus frentes , viejos pilotos curtidos por
el mar, todas estas buenas gentes del antiguo régimen habían querido
también venir. Era su día , era su fiesta .
Se vió en 14 de Julio marinos de ochenta años que andaban du-
rante doce horas seguidas ; habían vuelto á hallar sus antiguas fuerzas ;
cercanos á la muerte , se sentían participantes de la juventud de la Fran-
cia Ꭹ de la eternidad de la patria .
Y atravesando á bandadas los pueblos y caseríos cantaban con todas
sus fuerzas , con una alegría heroica , un canto que los habitantes re-
petían desde las puertas de sus casas . Este canto nacional entre todos,
rimado con pesadez , fuertemente , siempre sobre las mismas rimas (como
los mandamientos de Dios y de la Iglesia) , marcaba admirablemente el
paso del viajero que abrevía el camino , el progreso del trabajador que
ve avanzar su obra . Ha seguido fielmente la marcha de la Revolución
apresurando el compás según este viajero terrible se precipitaba . Abre-
viado , concentrado en un círculo de furor y de vértigo, este canto lle-
gó á ser el matador , el Caìrá del 93 .
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 403
A
PACAR AIRA
abuelos , de ningun modo á vos . A vos os toca trabajar por vos mismo .
En este sistema , ninguna transmisión de méritos , ninguna noble-
za . Pero también ninguna transmisión de faltas anteriores . Desde el
mes de Febrero , como la barbarie de nuestras leyes condenara á la horca
á dos jóvenes por falsificación de billetes , la Asamblea decidió con este
motivo que las familias de los condenados no serían de ningún modo
deshonradas por la ejecución de aquel suplicio . El público , impresiona-
do por la juventud y la desgracia de éstos , consoló á sus honrados pa-
dres con mil testimonios de interés ; muchos ciudadanos honrados pidie-
ron á sus hermanas en matrimonio .
Nada de transmisión de mérito ; abolición de la nobleza . Nada de
transmisión del mal; el patíbulo no manchará más á la familia ni á los
hijos del culpable .
El principio judío y cristiano descansa precisamente en la idea
contraria . El pecado es transmisible . El mérito también ; el de Cristo ,
el de los santos aprovecha aun á los menos beneméritos de los hom-
bres .
deseos de los pueblos y á cada momento sitiada por los odios Ꭹ los ejér-
citos de los reyes .
Francia , además , estaba poco segura de sus mismos hijos . La corte
hacía todos los días adquisiciones entre los miembros de la Asamblea ,
manejando no sólo la derecha , sino la misma izquierda y perturbando
por el club del 89 , por Mirabeau , por Sieyes , por las corrupciones di-
versas , por la traición y el temor .
Así consiguió que se le aprobara una lista civil de veinticinco mi-
llones y una pensión de cuatro para la reina . Así obtuvo medidas repre-
sivas contra la prensa y osó hacerla perseguir el 5 y el 6 de Octubre .
He aquí lo que los federados encontraron á su llegada á París . Su
entusiasmo idolátrico por la Asamblea y por el rey apenas pudo man-
tenerse . La mayor parte venían poseídos de un sentimiento filial para
aquel buen rey-ciudadano , mezclando en sus emociones el pasado y el
porvenir, la realeza y la libertad .
Muchos , recibidos en audiencia , caían de rodillas , ofrecían su es-
pada y su corazón ... El rey, tímido por naturaleza y por su posición
doble y falsa , encontraba pocas palabras con que responder á aquella
ternura juvenil , tan calurosa , tan expansiva . La reina menos todavía;
con excepción de sus fieles loreneses , súbditos originarios de su familia ,
los demás federados fueron recibidos muy friamente por la reina.
He aquí que llega al fin el 14 de Julio , el hermoso día tan deseado
para el cual aquellos bravos han hecho el penoso viaje . Todo está dis-
puesto . Desde la noche anterior , por miedo de faltar á la fiesta , el pueblo
y la guardia nacional se reunen en el Campo de Marte y allí vivaquean
hasta el día .
El día llega , ¡ helo ahí ! Durante todo el día no cesan las ráfagas de
agua y de viento . « El cielo es aristocrata» , decía la gente . Una alegría
valerosa , obstinada , parecía querer desmentir el triste augurio .
Ciento sesenta mil personas estaban sentadas y tendidas en la lla-
nura del Campo de Marte , y en sus alrededores había , además , ciento
cincuenta mil; en el Campo mismo debían maniobrar cerca de cincuenta
mil hombres ; de ellos eran catorce mil guardias nacionales de provincias ,
los de París , las comisiones del ejército y de la marina , etc.
Los vastos anfiteatros de Chaillot y de Passy estaban cargados de
espectadores ... ¡ Magnífico emplazamiento , inmenso , dominado por el
círculo lejano que forman Montmartre ; Saint-Cloud , Meudon , Sevres ;
tal lugar parecía estar esperando á los Estados generales del mundo .
Cae una fuerte lluvia . La espera fué larga . Los federados y los
guardias nacionales parisienses , reunidos desde hacía cinco horas á lo
largo de los boulevares , están empapados y muertos de hambre y á
pesar de todo , contentos y alegres .
Desde las ventanas de la calle San Martín y de la de San Honorato
les bajan con cuerdas pan , jamón y botellas .
Se ponen en movimiento al fin , pasan el río por un puente de ma-
408 J. MICHELET
32
TOMO I 52
LIBRO IV
CAPITULO PRIMERO
Jacques
tan fáciles de engañar! ... No importa; ríase quien quiera . No nos arre-
pentiremos jamás de haber sido esta nación confiada y clemente .
He leído muchas historias de revoluciones y puedo afirmar lo mismo
que decía un realista en 1791 : que ninguna gran revolución había
costado menos sangre y menos lágrimas . Los desórdenes inseparables
de tal transformación han sido exagerados á capricho .
414 J. MICHELET
Aquel día todo era posible . Toda división había cesado ; no había ni
nobleza, ni burguesía , ni pueblo . El porvenir fué presente ... Es decir ,
no más tiempo... Un destello de la eternidad .
¿Tal estado hubiera sido duradero? ¿Era posible que las barreras so-
ciales , abatidas aquel día , fuesen dejadas en tierra , que la confianza
subsistiera entre los hombres de clases , intereses y opiniones diversas?
Seguramente muy difícil; pero sin embargo , mucho menos difícil
que en ninguna otra época de la historia del mundo .
Instintos magnánimos se habían despertado en todas las clases ,
simplificándolo todo . Los nudos indisolubles , antes y después , se habían
desatado ellos mismos .
Tal desconfianza , razonable acaso en el comienzo de la Revolución ,
lo era poco en aquel momento . El imposible de Octubre se encontraba
posible en Julio . Por ejemplo , había podido temerse en Octubre del 89
que la masa de los electores de los campos sirviera á la aristocracia ; en
Julio del 90 podía subsistir este temor , porque en todas partes los cam-
pesinos seguían , tanto como la población urbana, el ímpetu de la Revo-
クン
LUCKNER
que dice al mundo que la Revolución está perdida sin remedio , que la
realeza está perdida y la libertad perdida ... El rey es cautivo de la
Asamblea , la Asamblea del pueblo . Adopta Sally la palabra del
enemigo de la Francia , las palabras de Pitt «los franceses sólo habían
luchado por la libertad . » Burla sobre la Francia ! Su Inglaterra es
en adelante el solo ideal del mundo . El contrapeso de los tres poderes ,
he aquí toda su política . Sally proclama este dogma : «un Licurgo y
Blackstone .>>
ΤΟΜΟ Ι 54
426 J. MICHELET
El sacerdote y el inglés han sido la tentación de la Francia.- Interpretación de los realistas y los
constitucionales - El rey de la burguesía, M de Lafayette, un anglo-americano.-Agitación
del ejército. -Irritación de los oficiales y de los soldados. -Persecución del regimiento de Cha-
teau-vieux.- Lafayette seguro de la Asamblea y de los jacobines, se entiende con Bouillé y le
autoriza á dar un golpe. -Se provoca á los soldados (26 de Agosto del 90); Bouillé marcha
sobre Nancy, rechaza toda condición y da lugar al combate ( 31 de Agosto).-Matanza de los
Varenses abandonados.-El resto ajusticiado 6 enviado á galeras .- El rey y la Asamblea dan
las gracias á Bouillé.-Loustalot se muere (Septiembre).
DUMOURIEZ
nos hacían los ingleses , influyó sobre los americanos , y por ellos sobre
Lafayette. Por lo menos no le sostuvieron en sus primitivas aspiracio-
nes republicanas . Emplazó este alto ideal , se allanó al menos provisio-
nalmente , á las ideas inglesas , á un cierto eclecticismo bastardo anglo-
americano . Americano él de ideas , era inglés de cultura y hasta un poco
por el semblante y el aspecto .
Por esta interinidad inglesa , por este sistema de realeza democrá–
tica ó de democracia real que , decía él , no era buena más que por unos
veinte años , hizo una cosa decisiva, que pareció detener la Revolución
y la precipitó .
Retrocedamos á los antecedentes :
Desde el invierno del 90 , el ejército fué trabajado por dos puntos
á la vez ; de un lado por las sociedades patrióticas ; del otro por la corte ,
por los oficiales , que probaron como se ha visto á persuadír á los sol-
dados de que habían sido ofendidos en la Asamblea nacional .
En Febrero la Asamblea aumentó el sueldo en algunas monedas .
En Mayo el soldado no había recibido nada de este aumento que vino á
ser insignificante , empleado casi totalmente en imperceptible añadido á
las raciones de pan.
Retardo largo y resultado nulo. Los soldados se creyeron robados .
Hacía tiempo que acusaban de poca delicadeza á los oficiales , porque
no daban cuenta alguna completa de las cajas de los regimientos . Lo
seguro es que los oficiales eran, por lo menos , contadores muy descui-
dados , muy distraídos , enemigos de escrituras Ꭹ recibos y pésimos cal-
culadores. En los últimos años sobre todo , con la pesadez universal de
la antigua administración , la contabilidad militar parecía no existir .
Citaré un regimiento : M. de Chatelet , coronel del regimiento del rey ,
ni contaba ni inspeccionaba .
Los soldados de M. de Bouillé formaron comités , escogieron dipu-
tados que reclamaran cerca de los superiores, por lo pronto con mode-
ración , sobre las retenciones que se habían hecho : « Las reclamaciones
eran justas , aquello iba derecho . >>
El añadía que entonces parecieron injustas y exorbitantes . ¿Quién
sabe? Con una contabilidad tan irregular ¿ quién podía hacer bien el
cálculo?
Brest y Nancy fueron el teatro principal de esta extraña disputa ,
en la que el oficial , el noble , el gentilhombre eran acusados como es-
tafadores .
Los oficiales recriminaron violentamente . Fuertes en su posición
de jefes y en su superioridad en la esgrima , no perdonaron ninguna
insolencia al soldado, y al burgués amigo del soldado .
No se batían con el soldado , pero lanzaban contra el maestro de
armas espadachines pagados , que seguros de sus golpes le ponían en
la alternativa ó de una muerte cierta ó de retroceder, quedando en ri-
dículo .
TOMO I 55
434 J. MICHELET
Se halló uno en Metz , que disfrazado por los oficiales , pagado por
ellos á tanto por cabeza , iba por las noches ya vestido de guardia nacio-
nal , ya de burgués , á insultar, á herir y á matar . El que rehusaba ha-
bérselas con esta espada infalible , era al día siguiente proclamado co-
barde en el cuartel , y burlado como un objeto de diversión y de cha-
cota insufrible .
Los soldados hicieron por coger al farsante , reconocerlo , hacerle
decir los nombres de los oficiales que le prestaban sus disfraces . No se le
hizo daño , se le castigó solamente con ponerle una gorra de papel y
en ella su nombre : Iscariote.
Los oficiales descubiertos pasaron la frontera y entraron como tan-
tos otros en los cuerpos que Austria dirigía contra Brabante .
Así se realizaba la división nacional. El soldado se acercaba al pue-
blo, los oficiales se unían al extranjero .
Las federaciones fueron una ocasión nueva para que la división
estallara .
Los oficiales se desenmascararon cuando se les exigió el juramen-
to . Impuesto por la Asamblea , retardaron el momento de prestarlo , y
cuando lo hicieron aparentaron una ligereza que contribuyó á aumentar
el desprecio y el odio que tenía el soldado hacia sus jefes . Así quedaron
los oficiales envilecidos . He aquí el estado del ejército , su guerra inte-
rior . Y la guerra exterior estaba muy próxima . El último estallido fué
en Julio, cuando el rey acordó permitir el paso de los austriacos que que-
rían ahogar la revolución de los Países Bajos . El paso ó la permanen-
cia... ¿Quién sabe si se quedarían ó no , si el buen hermano Leopoldo
alojaría fraternalmente á Mezieres ó Givet?... La población de los Ar-
dennes , no fiándose en manera alguna de un ejército tan dividido ni de
Bouillé que lo mandaba , quiso defenderse por sí misma .
Treinta mil guardias nacionales se aterraron ; marcháronse con los
austriacos en cuanto se supo que la Asamblea nacional había negado
el paso .
Los oficiales , por el contrario , no ocultaban delante de los soldados
la alegría que les inspiraba el ejército extranjero . A uno que pregunta-
ba si realmente los austriacos llegarían : « Sí , le dijo un oficial , vienen
y es para castigaros . »
Sin embargo , los duelos continuaban de una manera aterradora .
Se los empleaba como en Lille para la extinción del ejército . Se aprove-
chaban las disputas, las vanas rivalidades que surgen entre los cuerpos ,
frecuentemente sin que se sepa por qué . En Nancy iban á batirse mil
quinientos contra otros mil quinientos ; un soldado se arrojó entre ellos ,
los obligó á explicarse y les hizo volver la espada á la vaina .
Se daban despedidas en conjunto ( ¡ al frente del enemigo ! ) ; muchos
soldados eran reenviados de una manera infamante , con cartuchos
vacíos .
Estas eran las cosas allí , cuando el regimiento del Rey estaba en
HISTORIA DE La revolución FRANCESA 435
SANTERRE
con las cuales los franceses obsequiaron á los suizos y los suizos á los
franceses y después á los pobres de la ciudad .
Estas orgías militares no entrañaban ningún desorden grave , si
hemos de creer el testimonio de los guardias nacionales de Nancy ante
la Asamblea . Sin embargo, tenían algo de alarmante . La situación exi-
gía un pronto remedio .
Ni la Asamblea ni Lafayette comprendieron lo que era necesario
hacer .
Lo que hubiera debido comprenderse al momento es que de ningún
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 437
NARBONA
nes además los insultarían , era creer una insensatez . Bastantes oficia-
les se habían pasado ya al enemigo ; los que quedaban habían aplazado ,
declinado el juramento cívico . Era realmente dudoso que el ejército hu-
biera podido obedecer á los amigos del enemigo .
Una sola cosa había razonable , practicable , la que aconsejaba Mi-
rabeau: «Disolver el ejército, reconstituirlo .» La guerra no era eminente
porque no hubiese habido tiempo de hacer esta operación . El obstáculo ,
el grave obstáculo era que los poderosos de la época , Mirabeau mismo ,
438 J. MICHELET
Прасторе
EL DUQUE DE BRUNSWICK
Los Jacobinos
Peligro de la Francia.-El suceso de Nancy hace sospechosa á la guardia nacional .- Nuevos tras-
tornos en el Mediodía . Federación contrarrevolucionaria de Jalés -El rey consulta al Papa;
protesta dirigida al rey de España (6 de Octubre de 1790).-Acuerdo de la Europa contra la Re-
volución - La Europa obtiene una fuerza moral del interés que inspira Luis XVI.-Necesidad
de una grande asociación de vigilancia.-Origen de los jacobinos ( 1789 ).-Ejemplo de una fe-
deración jacobina. -Qué clases reclutaban los jacobinos. -¿Tenían un credo terminante?-En
qué modificaban el antiguo espíritu francés? - Formaban un cuerpo de vigilantes y acusadores;
una inquisición contra otra inquisición.-La sociedad de París es por lo pronto una reunión de
diputados (Octubre del 98).- Prepara las leyes y organiza una policía revolucionaria. — La Re-
volución toma de nuevo la ofensiva (Septiembre del 90 ).-Fuga de Necker - Terror de los
nobles duelistas. - Los jacobinos le oponen el terror del pueblo -El palacio de Castries sa-
queado ( 13 de Noviembre de 1790).
Nancy, formando ellos solos dos mil hombres , tomaron parte por los
soldados , y á pesar del abandono de los dos regimientos franceses , ti-
raron sobre Bouillé,
Por último, al saberse que los austriacos habían obtenido el pasaje ,
treinta mil guardias nacionales se habían puesto en movimiento .
Cosa extraña . Fueron principalmente los amigos de la Revolución
los que dieron fuerza y crédito á este rumor , que la guardia nacional se
había decidido por Bouillé . Su odio hacia Lafayette , hacia la aristocracia
burguesa que tendía á aumentar su fuerza con la guardia nacional de
París , les hizo escribir, imprimir , divulgar lo que la contrarrevolución
quería hacer creer en Europa .
La conclusión fué para la Europa , que era necesario que la Revo-
lución francesa fuera una cosa muy execrable para que las dos fuerzas
creadas por ella , la guardia nacional y las municipalidades , se volvieran
en contra suya.
¡ Lafayette armando á Bouillé ! ¡ La autoridad revolucionaria no pu-
diendo restablecer el orden más que con la espada de la contrarrevo-
lución ! ¿Qué cosa más abonada para persuadir que ésta , la contrarre-
volución, era la verdadera fuerza , que era el verdadero partido social? El
rey , los sacerdotes , los nobles , se afirmaron más en la convicción de
que ellos tenían sobre la legitimidad de su causa . Se entendieron y se
aproximaron ; divididos é impotentes en el período anterior, quieren
unirse en éste fortaleciéndose mutuamente .
Las asociaciones que se creía habían muerto , volvieron á levantar
fieramente la cabeza . El Parlamento de Tolosa anula los procesos for-
mados por una municipalidad contra los que despreciaban la escarapela
tricolor . La Cámara de subsidios concedía ganancias á los que rehusaban
los pagos asignados . ¡ Los cobradores no los quieren !
Los arrendatarios generales prohiben á sus dependientes que los re-
ciban . Rechazar la moneda de la Revolución es el medio más sencillo de
sitiarla por hambre , de obligarla á la bancarrota y de vencerla sin
combate.
Pero los fanáticos quieren el combate ; todo esto es para ellos muy
lento . Los de Montaubán persiguen á pedradas á las patrullas de un re-
gimiento patriota . En uno de los mejores departamentos , el de Ardeche ,
los de la emigración , los Froment, los Astraique , organizan un vasto y
atrevido complot para emplear las fuerzas de la guardia nacional contra
ella misma, para convertir las federaciones en instrumento de la ruina
del espíritu que las creó .
Se llama á una fiesta federativa , cerca del castillo de Jalés , á los
guardias nacionales de Ardeche , de Herault y de Lozére , bajo el pre-
texto de renovar el juramento cívico . Hecho esto , al concluir la fiesta
el comité federativo , los alcaldes y los oficiales de guardias nacionales ,
los diputados del ejército suben al castillo de Jales y allí determinan que
el comité será permanente , que quedará constituído en cuerpo autori-
446 J. MICHELET
BUROT
fué por -adopción . Estas nacían de ellas mismas . Son todas ó casi todas
clubs improvisados en cualquier peligro público , en cualquiera emoción
viva . Multitudes de hombres se reunen entonces . Algunos persisten , y
aunque la crisis haya concluído , continúan reuniéndose , comunicándose
sus temores , sus desconfianzas ; se inquietan , se informan , escriben á las
ciudades vecinas, á París . Estos , estos son los jacobinos .
La situación , sin embargo , no consiste completamente en la forma-
ción de estas sociedades . Su origen corresponde también á una especia-
lidad de carácter . El jacobino es una especie muy original y particular .
Hay muchos hombres que han nacido jacobinos . En el arrebatado en-
tusiasmo tan general de la Francia , en los momentos de simpatías fáciles
y crédulas en que el pueblo sin desconfianza se arroja en brazos de sus
enemigos , esta clase de hombres más clarividentes ó menos propensos á
la simpatía , se mantienen en prudente y firme desconfianza . Se los ve en
las federaciones , aparecer en las fiestas , mezclarse en la multitud , for-
mando siempre un cuerpo aparte , un batallón de vigilancia que en el
entusiasmo mismo avisa los peligros de la situación .
Algunos hicieron su federación aparte entre ellos , á puertas cerra-
das . Citemos un ejemplo .
Veo en un acta inédita de Rouen que el 14 de Julio de 1790 tres
amigos de la Constitución (este es el nombre que tomaban entonces los
jacobinos) se reunieron en casa de una señora viuda , persona rica Ꭹ
considerada en la ciudad ; allí prestaron en sus manos el juramento cí-
vico . Se cree ver á Catón y á Mario en Lucano :
judía , que vió convertirse á toda su familia y quedó ella sola israelita ;
había perdido á su marido , después á su hijo (por un accidente espan-
toso) y persistía en aceptar la Revolución rica y sola . Debió ser fácil-
mente llevada por sus amigos , lo supongo , á dar su protección al nue-
vo sistema y á comprometer su fortuna con la adquisición de fincas
nacionales .
¿Por qué esta pequeña sociedad hace su federación aparte? Porque
Rouen en general le parece demasiado aristocrata , porque la gran fede-
ración de sesenta ciudades con sus jefes M. d' Estouteville , d' Herbou-
ville , de Sévrac , etc. , esta federación , mezclada de nobleza , no le pa-
recía bastante pura ; porque al fin fué hecha el 6 de Junio y no el 14 ,
día sagrado de la toma de la Bastilla . Por esto el 14 estos ocho valiente-
mente aislados , lejos de los profanos y de los tímidos celebran el día
santo . No quieren confundirse ; por muchos conceptos ellos son escogi-
dos , como lo eran la mayor parte de estos primeros jacobinos , una espe-
cie de aristocracia , ó del dinero , ó del talento , ó de la energía en compe-
tencia natural con la aristocracia del nacimiento .
Nada de pueblo en esta época ; en las sociedades jacobinas nada de
pobres . En las ciudades , sin embargo , ó donde había rivalidad de
dos clubs , donde el club aristocrático (como sucedía muchas veces ) usur-
paba el título de amigos de la Constitución , el otro club del mismo nom-
bre no dejaba de prestarse más fácilmente á las admisiones, con el fin
de competir en número , y admitía gentes de clase inferior , tenderos é
industriales de poca fortuna . En Lión , y sin duda en otras ciudades ma-
nufactureras , los obreros asistían temprano á las discusiones de los
clubs .
El verdadero fondo de los clubs jacobinos consistía , no en los pri-
meros , tampoco en los últimos , sino en una clase distinguida, aunque
secundaria, que desde hacía largo tiempo había hecho una guerra sorda
contra el magistrado que la rechazaba con su orgullo . El procurador, el
cirujano , querían elevarse al nivel del abogado y del médico ; el clé-
rigo abrazábase contra el obispo . El cirujano, en este siglo , á fuerza de
mérito había roto la valla y alcanzado casi la igualdad . El Chatelet sos-
tenía una guerra incesante contra el Parlamento ; vencía en el 89 y hubo
un momento (¿quién lo habría creído?) en que fué el gran tribunal nacio
nal . El célebre fundador de los jacobinos de París , Adriano Duport, era
un hombre del Chatelet que llegó hasta el Parlamento , pero que desde
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 451
buenas gentes , del mundo de los curas , del mundo de las mujeres , del
mundo de los nobles y de los casi nobles?
¡ Las mujeres ! ¡ Qué poder ! Con tales auxiliares ¿qué necesidad ha-
bía de la prensa? La palabra femenina es un vehículo mucho más eficaz .
Verdadera fuerza , tanto más decisiva cuanto que no tiene dureza algu-
na, que cede, que es elástica , y se dobla para mejor levantarse de nuevo ;
Decidles una palabra al oído ; pronto corre , llega , y agita , de día , de no-
che , por la mañana , en la cama , en el salón , en los mercados , y por la
noche en las conversaciones , en los corrillos de las puertas , por todas
partes , con el hombre , con el niño , con todos ... ¡ Fuerte ha de ser quien
resista !
He aquí un obstáculo real , terrible para la Revolución . ¿Y qué es
esto sino el avance del extranjero , el ataque de todos los ejércitos de Eu-
ropa?... Tengamos piedad de nuestros padres .
¿Quién, sin embargo , quería entrar en el detalle irritante del mun-
do noble y casi noble? De toda la podredumbre antigua de los parla-
mentarios , de su antigua política , es el obstáculo más real que Lafayette
asegura haber encontrado en París es la clientela baja , servil de comer-
ciantes , renteros pobres , prestamistas insignificantes que se unían ` al
clero y á los nobles . Y estos nobles volvían á encontrarse , gracias á La-
fayette y á las leyes revolucionarias , jefes , oficiales de sus clientes en
la guardia nacional .
Para resistir á todo esto hacía falta á la nueva asociación una or-
ganización muy fuerte , y la encontró en la sociedad de París . La origi-
nalidad primitiva de ésta fué menor en las teorías que en el genio prác-
tico de sus fundadores .
El principal fué Duport, y él quedó por algún tiempo como cabeza
de los jacobinos . « Lo que Duport ha pensado , se murmuraba , Barnave
lo dice y Lameth lo hace . » Mirabeau los llamaba triungueusat (triunvi-
rato de tunos . ) Por el vigor de los golpes que dirigieron á la realeza , se
los creyó republicanos , se les atribuyó un designio profundo, un pro-
yecto bien definido de cambiarlo todo de arriba abajo . Ellos mismos es-
taban orgullosos de esta mala fama . No la merecían . No eran más que
inconsecuentes . Resultó en el día crítico , que eran partidarios de la mo-
narquía que ellos mismos habían destruído.
Duport era siempre un pensador , una cabeza firme y más completa
que la de sus colegas : hombre de especulación . Tenía al mismo tiempo
demasiada experiencia revolucionaria antes de la misma Revolución .
Rival de Espresménil en el Parlamento , había sido uno de los principa-
les motores de la resistencia contra Colonne y Brienne . Debía conocer
á fondo la acción secreta de la policía parlamentaria , la organización
de las sublevaciones de los curiales y del pueblo en favor del Par-
lamento .
Durante las elecciones del 89 , empezó á reunir en su casa hombres
políticos (calle del Grand-Chantier , cerca del Temple) . Mirabeau y Lie-
454 J. MICHELET
nacional , con su policía militar y municipal, con los recursos del Hotel
de Ville, con los de la corte , un momento aproximado á él para dar el
golpe de Nancy, Lafayette, digo, con tantos recursos diversos no podía
hacer nada en esto.
El ministro contra el cual se lanzaba de pronto al pueblo , era el
que en este momento hacía menos . Necker , ministro de Hacienda , todo
lo que hacía era escribir . Acababa de publicar una memoria contra
• los asignados . Se enviaron algunas bandadas de gente á gritar contra
él y á amenazarle . Lafayette , que hería tan fuerte á Nancy, no osó herir
á París, y aconsejó á Necker ponerse en seguridad . A propuesta de un
diputado jacobino , la Asamblea decretó que ella misma dirigiría el Te-
soro público . Grave decisión ; uno de los golpes más violentos que se
pudo dar á la realeza .
He aquí los dos partidos , el jacobino y el constitucional , am-
bos empleando la violencia y el terror; Lafayette herido por Bouillé , los
jacobinos por la conmoción , terror de Nancy y terror de París . ¿Cuán-
tos siglos distamos de la federación de Julio? ¿Quién lo creería? Dista-
mos solamente dos meses . Esta hermosa luz de paz ¿ dónde está ya? El
sol brillante de Julio se anubla poco a poco . Entramos en un tiempo
sombrío de complots, de violencias . Desde Septiembre todo queda obs-
curo . La prensa, ardiente, inquieta , marcha á ciegas . Atisba , busca ,
pero no ve; tan sólo adivina . La inquisición de los jacobinos que co-
mienza, da débiles y falsos reflejos que á un mismo tiempo alumbran y
se oscurecen , como esas luces de la gran nave del convento de la calle
de Saint-Honoré , donde se reunen .
Una sola cosa aparecía clara en esta oscuridad ; era la insolencia de
los nobles .
Habían tomado en todas partes la actitud del reto y de la provo-
cación . Por doquiera insultaban á los patriotas, á las gentes más ino-
fensivas, á la guardia nacional . Muchas veces el pueblo intervenía y
resultaban escenas muy sangrientas .
Para no citar mas que un ejemplo , en Cahors dos hermanos , am-
bos nobles , tuvieron el capricho de insultar á un guardia nacional que
había cantado el Ça ira . Se quiso detenerlos : pero hirieron y mataron
á los que lo intentaban . Luego se metieron en su casa, y desde allí ,
haciéndose fuertes , pues tenían muchos fusiles cargados , dispararon so-
bre el pueblo y mataron á un gran número de hombres . Para terminar
esta carnicería hubo que prender fuego á la casa.
En la Asamblea misma , en el santuario de las leyes , no se oía más
que insultos y retos de gentileshombres . M. d' Ambly amenazaba á Mi-
rabeau con su baston .
Otro llegó hasta decir : -¿Por qué no caemos sobre esa gente espa-
da en mano?
Un quidam, enviado por ellos , persiguió por espacio de dos días
enteros á Carlos de Lameth para obligarlo á batirse . Lameth, muy va-
TOMO I 58
458 J. MICHELET
París á fines de 1790.- Círculo social « Boca de hierro. -El club del 89.- El club de los jacobinos.
-Robespierre en los jacobinos .- Origen de Robespierre. - Robespierre huérfano á los diez años;
sirviente del clero .-Sus ensayos literarios . - Juez de lo criminal en Arras; su dimisión -Aboga
contra el obispo. - Robespierre en los Estados generales.-El 5 de Octubre apoya á Maillard.—
Conspiración para dejarlo en ridículo. -Su soledad y su pobreza -Rompe con los Lameth.-
Marcha incierta o retrógrada de la Asamblea -Había restringido el número de los ciudadanos
activos. -Conducta doble de los Lameth y de los jacobinos de entonces. - Confían su periódico
á un orleanista (Noviembre).-Probidad de Robespierre. La política. -En 1790 se apoya úni-
camente sobre las grandes asociaciones que entonces existían en Francia: los jacobinos y los
curas.
LAVOISIER
dera, obstruídas , ahogadas , y por este pasaje obscuro por donde bajamos
quince escalones , nos colocamos en medio del Circo .
¡ Se predica! ¿Quién será oído en este lugar, en esta reunión tan
numerosa llena de mujeres de conducta dudosa? A la primera ojeada se
diría que era un sermón predicado á mujerzuelas ... Pero no , la reunión
es más grata, reconocemos un gran número de líteratos , de académicos :
al pie de la tribuna vemos á M. de Condorcet .
¿Es el orador acaso un clérigo? Por la vestidura sí; bella figura de
•
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 461
unos cuarenta años , palabra ardiente , á veces seca y violenta , sin un-
ción , aire audaz , un tanto quimérico . Predicador, poeta ó profeta , no im-
porta : es el abate Fauchet . Este nuevo San Pablo habla entre dos The-
clas: la una que no le deja un momento ; quiera él ó no quiera le sigue
al club, al altar: tanto es su fervor ; la otra es una dama , una holandesa
de buen corazón y de alma noble : es madame Palus-Aelder, el orador
de las mujeres que predicó su emancipación . Ambas trabajan activa-
mente : Mademoiselle Kéralio publica un periódico .
CARLOS LAMETH
tristes , bajo los muros de este palacio ; calle del Consejo , calle de los
Relatores etc. En esta última, la más sombría y triste , en una casa
muy decente , de honrada burguesía , era donde vivía y trabajaba día
y noche escribiendo un abogado del consejo de Artois , laborioso y
honrado , que fué el padre de Robespierre en 1758 .
No era rico más que en estima pública y en honor doméstico ; ha-
biendo tenido la desgracia de perder á su mujer, su vida quedó destro-
zada. Cayó en una inconsolable tristeza , y quedando incapaz para los
negocios , cesó de abogar . Le aconsejaron que viajara . Partió y no dió
noticias de su paradero; siempre se ha ignorado lo que había sido de él .
Cuatro niños quedaron abandonados en esta gran casa desierta . El
mayor, Maximiliano , se encontró á los diez ú once años jefe de la fami-
lia , tutor en cierto modo de su hermano y de sus dos hermanas . Su ca-
rácter cambió de pronto por completo , llegó á ser lo que luego fué
siempre , un hombre muy serio ; su cara podía sonreir; una especie de
falsa sonrisa llegó á ser más tarde su expresión habitual , pero su corazón
no rió ya jamás . Tan joven , se encontró de pronto padre , maestro , di-
rector de la pequeña familia que había de mantener .
Este hombrecito , tan maduro , era el mejor discípulo del colegio de
Arras . Para tan excelente muchacho se obtuvo sin dificultaddel abad de
Saint-Waast, una de las becas de que se disponía en el colegio de Luis
el Grande . Llegó , pues , solo á París separado de sus hermanos y her-
manas , sin otra recomendación que una para un canónigo de Nuestra
Señora, con quien se relacionó en seguida . Al mismo tiempo recibió la
noticia de haber muerto una de sus hermanas , la más joven y la más
querida .
Entre estos grandes muros sombríos de Luis el Grande , ennegre-
cidos por la sombra de los jesuítas , en los claustros profundos á donde
el sol sólo bajaba de tarde en tarde , el huérfano se paseaba solo , te-
niendo apenas relación con la juventud alegre y feliz . Los otros alum-
nos , que tenían parientes y que en las vacaciones respiraban el aire de
la familia y del mundo , sentían menos el ambiente penoso de esta
educación triste , que agosta el alma en flor , que la quema con su ari-
dez . Esta educación mordió profundamente en el alma de Robespierre .
Huérfano y pensionado sin protección , le era preciso protegerse á
sí mismo por su mérito, por sus esfuerzos , por una conducta excelente .
A un alumno pensionado se le exige siempre más que á los otros . El
primer lugar en las clases y los premios , que son la corona de los otros
alumnos , resultan como un tributo del pensionado , un pago que forzo-
samente ha de hacer á sus protectores . Posicion humilde, triste y dura ,
que si influyó en el alma de Robespierre , no alteró en cambio el carác-
ter de Camilo Desmoulins , que también fué pensionista gratuito en el
mismo colegio . Desmoulins era más joven; Dauton tenía próximamente
la misma edad que Robespierre ; todos asistían á las mismas clases .
Siete ú ocho años pasaron de este modo para Robespierre . Después
ΤΟΜΟ Ι 59
1
466 J. MICHELET
(1) De ella indudablemente habla la inscripción del primer retrato que se conoce de Ro-
bespierre. En el aparece muy joven , muy compuesto y hasta afeminado, con una rosa en una
mano y la otra mano sobre el corazón . Bajo del retrato una inscripción que dice: «Todo por
mi amiga .»>
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 467
Choderlos de Laclos.
tadores , que una sonrisa del lado izquierdo de la Asamblea de los Bar-
nave ó de los Lameth cuando hablaba Robespierre bastaba infalible-
ril
:-
Collingriver
(1) Estos detalles los debo à las memorias de M. Villiers, el cual vivió con Robespierre
en 1790 sirviendole de secretario gratuitamente y á las «Memorias de Carlota Robespierre .»
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN francesa 471
Los fuertes quieren emplear la fuerza por ellos mismos . Los polí–
ticos van á buscarla donde saben que se halla . Había entonces dos fuerzas
en Francia , dos grandes asociaciones : la una eminentemente revolucio-
naria , los Jacobinos , la otra el clero inferior: una masa de ochenta mil
curas á quienes libertaba la Revolución y que era posible asimilar á ella .
Esta era la opinión general . No hay que examinar si moralmente y
con toda sinceridad la idea del cristianismo podía ser conciliada con la
de la Revolución .
Robespierre juzgó la cosa como político , no buscando una forma de
asociación nueva en estudios profundos sobre el cristianismo y la Revo-
lución . Tomó las cosas tal como existían y se dijo que el que tuviera á
su lado á los jacobinos y al clero inferior , íntimamente unidos, lo tendría
todo . Y el procedimiento simple y fuerte para unir al clérigo á la Revo-
lución , fué pedir que se permitiera al cura contraer matrimonio .
Robespierre hizo la proposición el 30 de Mayo de 1790 , provocando
una verdadera tempestad. Su voz fué ahogada por dos veces : la Asam-
blea mostraba unánimemente el deseo de no oirle . La izquierda , movida
por los celos , no quería dejar á Robespierre esta gran iniciativa . Cir
cunstancia notable que sólo puede atribuirse á la influencia celosa de los
altos directores del jacobinismo : los diarios estuvieron de acuerdo para
no imprimir el discurso , como lo estuvo la Asamblea para no escu-
charlo.
Mas no por esto fué menor la impresión que las palabras de Robes-
pierre produjeron en el bajo clero . Millares de curas le escribieron ma-
nifestándole su vivo reconocimiento; en un mes recibió tal cantidad de
cartas , que su franqueo ascendía á más de mil francos , y versos escritos
en su honor, poemas enteros de 500 , 700 y 1.500 versos en latín , en
griego y en hebreo .
Robespierre continuó hablando en favor del clero . El 16 de Junio
del 90 pidió á la Asamblea que atendiese á la subsistencia de los eclesiás-
ticos de 70 años que carecían de beneficios y pensiones . El 16 de Sep-
tiembre hizo una reclamación en favor de algunas órdenes religiosas que
la Asamblea había comprendido erróneamente entre las mendicantes .
Más tarde aún , el 19 de Marzo de 1791 , en plena guerra eclesiástica ,
cuando el clero inferior, obligado por los obispos , se distanciaba de la
Revolución y la hacía la guerra , Robespierre reclamó contra las medidas
de severidad que se querían adoptar . Dijo que era absurdo hacer una ley
especial contra los discursos sediciosos de los curas , pues bastaban para
perseguirles las leyes dictadas para todos los ciudadanos .
Tanto avanzó en este terreno y se comprometió en favor de los curas ,
que un individuo de la izquierda le gritó : « Pasad al lado derecho . » Ro-
bespierre sintió el golpe , reflexionó y en adelante fué más prudente .
En el estado en que se hallaban las cosas Robespierre se hubiera
anulado al persistir en su protección á los curas .
Los jacobinos , por su espíritu de cuerpo , que iba siempre en aumen-
478 J. MICHELET
Los Cordeleros
Historia revolucionaria del convento de los Cordeleros.-Individualidades del club de los Cordele-
ros.-Su fe en el pueblo. -Su impotencia de organización.-La irritabilidad de Marac - Los
Cordeleros son jóvenes aún en 1790.-Embriaguez de este momento. Aspecto interior del Club
de los Cordeleros. -Anacharsis Clootz. - Doble espíritu de los Cordeleros.-Uno de los retratos
de Danton.
En ella se dió el primer golpe al mundo feudal que debía morir siglos
después en la Asamblea en la noche del 4 de Agosto.
Contemplad bien estos muros que parecen construídos ayer . ¿ No
presentan el aspecto de la inimitable firmeza que tiene la justicia de
Dios? Fué , en efecto , un gran golpe de justicia revolucionario quien los
hizo nacer del suelo . Ese gran justiciero que se llamó el rey San Luis
dió el primer ejemplo de la igualdad ante la ley castigando el crimen
de un alto baron feudal : el señor de Coucy . Con la enorme multa que
le hizo pagar, el rey monge que era Cordelero construyó la escuela y la
iglesia de los Cordeleros .
Escuela revolucionaria por excelencia . Ella fué la que en 1300 sos-
tuvo la disputa del Evangelio elerno que tanto molestó á los Papas ;
ella la que presentó el tema : «¿Cristo ha pasado ya?»>
Este lugar , verdaderamente predestinado , vió en 1357 , cuando el
rey y la nobleza fueron derrotados , la primera Convención que salvó á
la Francia . Allí el Danton del siglo XIV , Estéban Marcel, preboste de
París , hizo crear por los Estados reunidos una casi república , envió á
las provincias á los poderosos diputados para organizar requisas, y con
audacia cada vez más creciente armó al pueblo con solo algunas pala-
bras, con el memorable decreto que confió al pueblo la guarda de la
paz pública. « Si los señores se hacen la guerra , las buenas gentes se
defenderán de unos y otros . » Es extraño y prodigioso que transcurrie-
ran cuatro siglos para continuar lo que entonces se inició .
La fe de los antiguos Cordeleros , eminentemente revolucionaria ,
fué la inspiración , la glorificación de los simples y de los pobres . Hicie-
ron de la pobreza la primera virtud cristiana: poseyeron la ambición de
la humildad , no queriendo cambiar por nada su hábito de mendicantes.
Verdaderos sans culottes de la Edad Media , por su odio á la propiedad ,
fueron ellos más exaltados que sus sucesores del Club de los Cordeleros
y que toda la Revolución , incluso Babeuf.
Nuestros Cordeleros de la Revolución tenían , como los de la Edad
Media , una fe absoluta en el instinto de los humildes y los ignorantes :
sólo que lo que unos llamaban inspiración divina era llamado por los
otros razón popular .
El genio de los Cordeleros revolucionarios , instintivo y espontá-
neo, todo él inspiración y fogosidad , los separaba profundamente del
entusiasmo calculado del sombrío y frío fanatismo que caracterizaba á
los jacobinos .
Los Cordeleros , en la época á que hemos llegado en nuestra na-
rración , constituían una sociedad muy popular. En ellos no existía la
división de clases que imperaba en los jacobinos entre la Asamblea de
los hombres políticos y la sociedad fraternal de los obreros . No había
traza alguna en los Cordeleros de comité - directivo ni de periódico ór-
gano del club. No había punto de comparación entre las sociedades .
Los Cordeleros eran un club de París : los jacobinos una inmensa aso-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 481
ciación que se extendía por toda Francia . Pero si París vibraba , remo-
vida por el furor de los Cordeleros , los revolucionarios políticos , los
personajes de los jacobinos no tenían otro remedio que seguirles .
La individualidad se conservó muy marcada en los Cordeleros .
Cada uno de sus hombres notables procedía con entera libertad . Sus pe-
BRISSOT
(1) Así se lo contaba el mismo Mr. Bourdier à Mr. Sevres, el ilustre fisiólogo .
484 J. MICHELET
THOURET
DUPORT
sol . Sucio , hediondo , pobre, ella le adora sin embargo : á una existencia
tranquila en plena vida, prefiere ser en el fondo de la tierra la criada
de Marat .
¡ Generoso instinto de las mujeres ! Este instinto es el que da en el
mismo momento á Camilo Desmoulins su seductora y deseada Lucila .
(1) Ya profundizare este caracter. No hablo aquí mas que del Marat exterior, del Marat Cor-
delero, del Marat del 90. En el capítulo IX mostrare cómo el terrorista científico que quería
exterminar á Newton, Franklin y Voltaire, acabó en terrorista político . Más tarde hablare del
exterminador del 93.
&
486 J. MICHELET
á Strasburgo . Sobre el Océano los puentes de navíos unirán las dos ri-
beras . El Oriente y el Occidente se abrazarán en el Campo de la Fede-
ración . Roma fué la metrópoli del mundo por la guerra . París lo será por
la paz... Cuando más reflexiono , más concibo la posibilidad de una na-
ción única ; la facilidad que tendrá la Asamblea universal reunida en
París para guiar el carro del género humano ... Estudiosos arquitectos ,
émulos de Vitruvio , escuchad el oráculo de la razón : Si el civismo ca-
lienta vuestro genio , sabréis construirnos un templo para contener á los
representantes de todo el mundo , que serán más de diez mil .
<
«< Los hombres serán como deben ser y cada uno podrá decir: « El
mundo es mi patria , el mundo está conmigo . » Entonces no habrá emi-
grantes . La naturaleza será una , como una la sociedad . Las fuerzas di-
versas se unirán : las naciones son como las nubes y deben confundirse
forzosamente unas con otras .
>> Tiranos , vuestros tronos van á desplomarse sobre vosotros . Eje-
cutaos vosotros mismos . Así os libertaréis de la miseria y del cadalso .
Usurpadores de la soberanía , miradme frente á frente ... ¿Es que no veis
vuestra sentencia escrita en los muros de la Asamblea nacional? No es-
peréis , no , la fusión del pueblo con las coronas ; venid á la Revolución
que libra á los reyes de las intrigas de los reyes y á los pueblos de las
rivalidades de los pueblos . >>
-¡Viva Anacharsis ! -gritó Desmoulins ; -abramos con él las cata-
ratas del cielo . Esto no será más que el diluvio de la razón , ahogando el
despotismo en Francia : es necesario que inunde todo el globo , que todos
los tronos de los reyes y de los grandes sacerdotes arrancados de sus
cimientos , floten en este diluvio... ¡ Qué hermosa carrera desde Suecia
al Japón ! ... ¡ La Torre de Londres destruída ! ... Un club de jacobinos de
Irlanda está preparando una insurrección . Con la marcha que siguen las
cosas yo no daría ni un chelín por los bienes del clero anglicano . En
cuanto á Pitt , es un hombre que está reservado para que lo cuelguen de
la linterna, si es que como hombre previsor no presenta antes su dimi-
sión al pueblo inglés . Comiencen á temblar los inquisidores en las ribe-
ras del Manzanares ; la libertad sopla con fuerza desde la Francia al Me-
diodía ; es en este momento cuando puede decirse : ya no hay Pirineos .
El amigo Clootz acaba de transportarme , agarrado por los cabellos como
el ángel llevó al profeta Abacuc , á las alturas de la política . Yo ensancho
la bandera de la Revolución hasta los últimos extremos del mundo ( 1 ) .»
(1) No hay necesidad de decir que he sacado todo este capítulo de los Diarios de Marat y
de Desmoulins . -Camilo Desmoulins, después de haber expuesto su entusiasmo medio serio,
medio cómico por las ideas de Clootz, añadía en el mismo artículo, mezclando los asuntos de
administración de su periódico con la propaganda de sus ideales : «Estaba tentado á dejar la
pluma descorazonado por la sordidez de un pueblo ingrato que apenas si compra el periódico.
Pero reverdece en mí la esperanza y constituyo mi diario en diario permanente. Invito à mis
queridos y amados suscriptores, cuyo abono expira , á renovarlo en mi casa, calle del Teatro
Francés, donde continuare cultivando una rama de comercio desconocida hasta hoy; la fabri-
cación de revoluciones .>>
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 491
(1) Este retrato representa à Danton en 1790 en el momento en que el drama comienza:
Danton, relativamente joven, con una vigorosa concentración de sangre , de carne , de vida, de
fuerza. Es Danton «marchando adelante.» Un pequeño y maravilloso dibujo de David, hecho a
la pluma durante una sesión nocturna de la Convención, nos muestra á Danton «retrocedien-
do»; Danton à fines del 93 : ahora con los ojos bien abiertos , mas con un cruel estrabismo ; lan-
zando el terror, pero revelando su corazón destrozado... No hay persona que contemple este
dibujo trágico sin un movimiento de dolor y sin decirse mentalmente: «¡Ah, barbaro, ah , in-
fortunado! Entre estos dos retratos que resultan solemnes, hay dos croquis de David donde
se ve á Danton de perfil; mas tal misterio de dolor y de horror hay en ellos , que no quiero
aún hablar de tales dibujos . Ya llegará la ocasión en el curso de està obra.
492 J. MICHELET
Aparición de los Jacobinos futuros . Los primeros Jacobinos (Duport, Barnave, Lameth, etc. ) in-
tentan retroceder. -Espíritu retrógrado de la Asamblea. -Mirabeau y los Lameth quieren evitar
la guerra eclesiástica.-Los sacerdotes provocan la persecución.- Se les exige el juramento.-
Sanción forzada del rey. - La Asamblea ordena en vano el juramento inmediato.-Negativa de
juramento dentro de la misma Asamblea.
por la facilidad con que pasa del elogio al insulto . Jamás frío ni indi-
ferente ante Mirabeau , el popular periodista , un día llama al gran ora-
dor amante adorado y al día siguiente meretriz sin vergüenza .
Mirabeau había descendido mucho , en el concepto público , por su
proposición de dar gracias á Bouillé . Pero poco después se había remon-
tado por un terrible discurso contra los que osaban burlarse de los tres
colores de la bandera , uno de esos discursos eternamente memorables ,
que hacen que este hombre , aunque hubiera sido mucho más criminal ,
no pueda ser negado como una gloria de la Francia.
Después había vuelto á descender , proponiendo que se conservara
la soberanía del Papa sobre Avignon . Mas inmediatamente se habia re-
montado con una simple aparición en el teatro una noche en que se po-
nía en escena la tragedia Brutus . Su presencia lo hizo olvidar todo : re-
sucitó el amor , el entusiasmo , sólo se veía al gran orador ; todas las
miradas iban á su palco , y cada verso de la tragedia era acogido como
una alusión al tribuno . Fué un triunfo ruidoso , pero el último .
Esto fué el 15 de Noviembre . El 21 , presidiendo en los Jacobinos
Mirabeau , escuchaba con impaciéncia el discurso de Robespierre sobre
la Guardia nacional , restringida únicamente á los ciudadanos activos.
Intentó varias veces quitarle la palabra , con pretexto de que hablaba
contra decretos ya aprobados . Cosa grave, peligrosa , tratándose de una
Asamblea conmovida y favorable á Robespierre ...
-Continuad , continuad , -gritó el público al orador , despreciando
las indicaciones del presidente .
El tumulto llegó al colmo ; imposible entenderse : para nada servía
el presidente ni su campanilla .
Mirabeau , en vez de cubrirse como presidente, tomó una resolu-
ción audaz que podía darle gran fuerza ó acelerar su caída .
Se subió sobre su sillón , y como si el decreto atacado fuese su
misma persona y hubiera necesidad de defenderlo y salvarlo , gritó Mi-
rabeau:
-¡A mí mis colegas ! ... ¡ Que todos mis compañeros me rodeen !...
Esta peligrosa demostración puso de manifiesto la soledad de Mira-
beau . Treinta diputados acudieron á su llamamiento , pero toda la Asam-
blea permaneció al lado de Robespierre .
Desmoulins , antiguo camarada de colegio de Robespierre que no
perdía ocasión para elogiar su carácter, dijo al día siguiente en su perió-
dico á propósito de este suceso . « Mirabeau no sabe sin duda que si la
idolatría está permitida en un pueblo libre , es solamente cuando la justi-
fica la virtud . >
»
Lo ocurrido fué una gran revelación del profundo cambio que había
sufrido el club de los Jacobinos . Fundado por los diputados y para ellos
ya no conservaba en su seno más que un pequeño número de diputados
que pesaban poco . La fácil admisión de hombres ardientes é impacientes
había renovado el club : todavía estaba allí la representación de la Asam-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 497
blea; pero era de la Asamblea del porvenir. Para ella hablaba Ro-
bespierre .
Carlos de Lameth llegó , llevando todavía el brazo en cabestrillo .
Voluntariamente se hizo el silencio . Todo el mundo se hallaba conven-
cido de que estaba por Robespierre ¡y habló en pro de Mirabeau ! El
vizconde de Noailles declaró que el comité había entendido el decreto
muy diferentemente que Mirabeau y Lameth y en el mismo sentido
que Robespierre . Este volvió á usar de la palabra, teniendo la Asam-
blea de su parte, y el presidente quedó reducido al silencio…… ¡ Mira-
beau obligado á callarse!
LA SÁTIRA DE LA REVOLUCIÓN
dote y el rey sancionara sus decretos , todo estaba resuelto , todo sal-
vado .
Y el rey por el contrario , hombre honrado pero perteneciente á la
sociedad vieja , los engañaba á diario . La palabra que ellos juzgaban un
obstáculo , una barrera , una gran dificultad , un lazo para el hombre,
en nada embarazaba al rey . Temeroso de que no se le creyera lo bas-
tante , extremaba sus promesas .
Hablaba é insistía , sin cesar en ello , de la confianza que debía me-
recer . Obraba , según su sentir , abiertamente, francamente; extrañabale
que se dudase de la rectitud acreditada de su carácter... ( 23 , 26 de Di-
ciembre del 90. )
Los más inocentes de todos , los Jansenistas , no se detenían en tan
poca cosa: querían algo más positivo , sólido ; un juramento , tempes-
tades , ruido.
Así , el 27 de Diciembre lanzaron un decreto terrible .
« La Asamblea quiere , sencillamente , que los obispos , curas , vica-
rios , juren la Constitución : en caso contrario serán obligados á renunciar
á su ministerio . Los alcaldes quedan obligados también á denunciar , en
el término de ocho días , á quien dejare de prestar el juramento. Y aque-
llos que una vez prestado éste faltaran á él , serán citados ante el tribunal
del distrito, y los que se negaren á concurrir y trataran de seguir des-
empeñando sus antiguos cargos , serán perseguidos como perturbadores . >>
¡Decreto este que no fué sancionado ! ... Nuevo escándalo de los
Jansenistas , entonces . Habían ido tan lejos que necesitaban forzosa-
mente llegar á un resultado .
El 23 de Diciembre Camus pidió « que interviniera la fuerza» , la
fuerza en forma de ruego ; es decir, que la Asamblea rogara al rey que
respondiera de un modo formal en lo referente al decreto . ¡ La fuerza!
es lo que esperaba el rey ( 1 ) .
Respondió inmediatamente que sancionaba el decreto . Podía así
presentarse ante Europa como un cautivo.
Dijo á M. Tersen: «Quisiera ser rey de Metz ... Pero esto acabará
pronto . >>
Cosa notable: ni Robespierre , ni Marat , ni Desmoulins , hubieran
exigido el juramento . Marat , el intolerante Marat , tan cruel para los
enemigos , politiqueaba con los curas : es- dice -el único caso en que se
debe intentar arreglos ; se trata de la conciencia. Desmoulins se conten-
taba con suprimir los auxilios del Estado á los que no juraran obediencia
á ese mismo Estado . «Esta especie de demonios que se llaman fariseos ,
no se asustan más que del ayuno . Non ejicitur nisi per jejunium. » La
exigencia dura y torpe que obligaba al juramento á los diputados ecle-
siásticos, aun en la Asamblea misma , fué una grave falta del partido
(1) No es exacto que, como dice Hardemberg «Memorias de un hombre de Estado», des-
pues de esta sanción forzada, se dirigiera el rey á las potencias. Había hecho esto ya el 6 de
Octubre, y hasta el 30 de Diciembre no sancionó el decreto.
500 J. MICHELET
ROEDERER
E.THOMAS
LEGENDRE
Los que rehusaban iban á tener la gloria del desinterés y del valor ,
pues las turbas sitiaban las puertas de la Asamblea y se oían sus
amenazas .
Los dos partidos se acusan en este punto . Los unos dicen que los
jacobinos intentaron arrancar el juramento por medio del terror ; los
otros aseguran que los aristocratas habían apostado gente pagada para
demostrar que se les hacía violencia , y al par que hacer odiosos á sus
enemigos , decir, como efectivamente lo dijeron , que la Asamblea no
estaba libre .
Al comenzar el acto del juramento , el presidente comenzó á llamar
por sus nombres á los diputados . -El señor obispo de Agen .
El obispo . - Pido la palabra.
La izquierda de la Asamblea . —¡ Nada de palabras ! ... ¿ Prestáis el
juramento sí ó no?
El obispo de Agen . -Habéis dicho que los que rehusen perderán
sus cargos . Yo no tengo ningún interés en conservar mi puesto, aunque
sí que siento mucho perder vuestra estima . Os ruego que creáis en el
sentimiento con que me niego á obedeceros por no poder prestar jura-
mento .
Continúa el llamamiento de diputados .
El cura Fournés . -Yo diré con la simplicidad de los primeros cris-
tianos : tengo á gloria y honor el seguir á mi obispo .
El cura Leclerc.- Yo soy hijo de la iglesia católica .
Este llamamiento nominal resultaba desastroso , pues daba lugar á
manifestaciones de cada uno de los diputados eclesiásticos . Un diputado
lo hizo ver, pidiendo á la Asamblea que se contentara con pedir el jura-
mento colectivamente .
La negativa colectiva no obtuvo , efectivamente , ningún éxito . La
Asamblea no sacó del debate otro resultado que permanecer un cuarto
de hora silenciosa é impotente , dando al enemigo ocasión de decir algu-
nas palabras sonoras que , en un país como Francia , forzosamente ha-
bían de proporcionar enemigos á la Revolución .
A la salida de la Asamblea no ocurrió nada extraordinario . Los obis-
pos salieron sin peligro de la Asamblea y volvieron á ella siempre que
quisieron . La indignación de la multitud no se tradujo en acto alguno
de violencia .
La sesión del 4 de Agosto fué el triunfo de los obispos sobre los
abogados .
Estos parecían como influenciados por sus negras vestiduras que
tienen mucho de hábitos sacerdotales , vestiduras de intolerancia, fata-
les para quienes las revisten . Los obispos encontraron en su situación
palabras floridas y dignas , que para sus adversarios resultaron verdade-
ras estocadas .
Estos prelados que hablaban con sencillez evangélica , no eran en
su mayoría más que cortesanos intrigantes y de mala fama: en nuestro
HISTORIA DE LA revolución FRANCESA 503
grave mundo moderno , que exige al sacerdote, para ser respetado , vir-
tud é ilustración , habrían sido obligados á retirarse con vergüenza.
Mas la profunda política de Camus y de Barnave encoutró , com-
batiéndoles , el medio de hacer de aquellos sacerdotes corrompidos héroes
cristianos , admirados por la población de los campos como verdaderos
mártires .
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DOM
DOMAINE
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30 23792
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CAPITULO VIII
Furor y ligereza de Marat . -¿Hay en él una teoría política ó social? -¿Es un comunista? -¿Sus pe-
riódicos contenían soluciones prácticas? - Precedentes de Marat. -Su nacimiento y educación.-
Sus primeras obras políticas y filosóficas. - Marat en casa del conde de Artois .- Su física y sus
ataques contra Newton, Franklin, etc.-Comienza « El Amigo del Pueblo.» -Sus modelos.-
Su vida retirada y laboriosa -Sus predicciones.-Sus odios á los enemigos personales. —Su
encarnizamiento contra Lavoisier.-Los tribunales no se atreven á juzgar á Marat (Enero 1791 ).
-Por qué toda la prensa siguió á Marat en la propaganda de la violencia.
ERIE
PAR
KER HP -DC LA CHABL
CAZALÉS
guinario novelista . Otra vez inscribió entre los moderados , entre los la-
fayettistas, al inflexible Maillard , el director de la jornada del 5 de Oc-
tubre , el juez de las matanzas del 2 de Septiembre .
A pesar de todas estas violencias y de estas ligerezas criminales , la
sincera indignación visiblemente de Marat contra los abusos me inte-
TOMO I 64
506 J. MICHELET
que demuestra por las mujeres , pidiendo la represión del libertinaje . Esta
parte de su Plan de legislación criminal está desenvuelta con gran
extensión . Pero hay en ella observaciones útiles que hacen perdonar
muchos detalles inconvenientes y fuera de su sitio, como por ejemplo ,
la descripción del viejo libertino.
Los remedios que el autor quiere aplicar á los males de la sociedad
son poco serios , tanto, que extraña verlos propuestos por un hombre de
su edad y su experiencia: un médico de cuarenta y cinco años .
En su Legislación criminal pide castigos propios de la Edad Me-
dia contra el sacrilegio y la blasfemia . En su Proyecto de Constitución
habla con gran ligereza del cristianismo y de todas las religiones en
general.
Estas dos obras seguramente no hubiesen llamado la atención si el
autor no partiera de una idea que jamás puede dejar de ser bien recibi-
da, y especialmente en aquella época de extrema miseria y en una capi-
tal por la que circulaban cien mil indigentes : la debilidad é incerti-
dumbre del derecho de propiedad; el derecho del pobre à partir , etc.
En un proyecto de Constitución , Marat dice estas palabras hablan-
do de los derechos del hombre : «Cuando un hombre carece de todo , tie-
ne el derecho de arrancar á otro todo lo superfluo de que goza ; ¿pero
qué digo lo superfluo? Tiene hasta el derecho de arrancarle lo necesario ,
y antes que perecer de hambre tiene el derecho de degollar al semejan-
te Ꭹ devorar su carne palpitante . » Y añade Marat en una nota: « Cual-
quiera atentado que el hombre cometa, cualquier ultraje que haga á sus
semejantes, no turba más el orden de la naturaleza que pueda turbarlo
el hecho de un lobo cuando devora á un cordero .>>
En su libro sobre el Hombre, publicado en 1775 , ya había dicho :
« La piedad es un sentimiento ficticio , adquirido en la sociedad . No edu-
quéis al hombre con ideas de bondad , de dulzura y de beneficencia , y
desconocerá toda su vida hasta el nombre de la piedad . >>
He aquí el estado natural del hombre , según Marat . ¡ Terrible es-
tado ! El derecho reconocido de poder tomar al semejante no sólo lo
superfluo sino lo necesario y hasta su carne para comérsela .
Se creería que Marat piensa fundar el comunismo perfecto ó la
igualdad rigurosa de las propiedades . Lejos de esto . En su Constitución
dice que « la deseada igualdad no puede existir en la sociedad , como no
existe en la naturaleza . » En su Legislación criminal demuestra que el
reparto de las tierras , si ha de ser justo , resulta imposible é impracti-
cable.
Marat relega al estado de naturaleza , anterior á toda civilización ,
su horripilante derecho de apoderarse hasta de lo necesario del vecino .
¿Y en el estado de sociedad reconoce la propiedad?... Así parece , gene-
ralmente: aunque en su Legislación criminal parece limitar la propie-
dad al fruto del trabajo , sin extenderlo á la tierra de la que nace el
fruto .
508 J. MICHELET
das y vagas ; nada de nuevo , nada que merezca ser considerado como
una teoría .
En el momento en que la municipalidad entró en posesión en 1790
de los conventos y otros edificios eclesiásticos , Marat propuso establecer
talleres para los pobres y meter á las familias indigentes en las celdas ,
dándoles los lechos de monjes y religiosas . Pero ninguna conclusión ge-
neral relativa al trabajo dirigido por el Estado .
Cuando la miseria de París y las demandas de aumento de salarios
llamaron su atención , ¿ propuso algún remedio nuevo? Nada más que
restablecer los antiguos aprendizajes , largos y rigurosos , exigir pruebas
de capacidad para ejercer los oficios y dar á los obreros que se condujeran
bien durante tres años los medios de establecerse . Y no daba más detalles
ni decía de dónde habían de sacarse los fondos inmensos que se nece-
sitaban para dotar así á poblaciones numerosísimas .
En otra ocasión aconsejó á los indigentes que se asociaran con los
soldados y se hicieran asignar de qué vivir sobre los bienes nacionales .
También aconsejó que se partieran « las tierras y las riquezas de los
miserables que ocultan su oro para forzar por el hambre al pueblo á
sufrir de nuevo el yugo . >
»
Demostrado queda que Marat en 1790 , cuando toma sobre el pueblo
una autoridad tan terrible , no había expuesto una teoría general ni un
principio en que se fundara su autoridad .
Veamos sus precedentes , busquemos en las obras de su juventud ,
para ver si por azar hay en ellas algo que justifique su prestigio .
Marat o Mara , originario de Cerdeña , nació en los alrededores de
Neuchatel , siendo suizo de nacionalidad , como Rousseau , que nació en
Ginebra.
Tenía diez años Marat en 1754 , cuando Rousseau , su glorioso com-
patriota , publicó su discurso sobre «La ilegalidad . » Rousseau , después
de veinte años de trabajo , en los cuales había conquistado el cetro de la
opinión en fuerza de persecuciones y destierros , tuvo que buscar un asilo
en Suiza, refugiándose en el principado de Neuchatel . El interés ardiente
de que era objeto , los ojos de todo el mundo fijos sobre él , el fenómeno
de un hombre de letras haciendo olvidar á todos los reyes , sin exceptuar
á Voltaire , el enternecimiento de las mujeres , que adoraban á Rousseau
por sus novelas sentimentales y le amaban públicamente , todo esto im-
presionó profundamente al pequeño Marat .
Tenía éste una madre muy sensible, muy ardiente , que solitaria en
el fondo de aquella aldea de Suiza , virtuosa y romántica , dedicó todo su
entusiasmo á hacer de su hijo un grande hombre , un Rousseau . Su ma-
"
rido, ministro protestante , digno , sabio y laborioso , la secundó en sus
propósitos , depositando todo lo que pudo de su ciencia en la cabeza del
niño . Esta concentración de esfuerzos tuvo por resultado natural caldear
de un modo alarmante aquella joven inteligencia.
La enfermedad de Rousseau , el orgullo , se manifestó en Marat,
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 511
gantados hasta el absurdo . Cuanto más loco más creído era . Era el loco
del pueblo . La muchedumbre reía , le escuchaba y le amaba, sin creer
en nadie más que en su loco .
El marchaba la cabeza atrás , fiero y feliz , sonriendo en medio de
su acceso de furor . Lo que había perseguido toda su vida lo tenía ya:
todo el mundo le miraba , hablaba de él y le tenía miedo. La realidad
había ido más allá de todo lo que él había podido imaginar en los en-
sueños de su vanidad delirante . Ayer un gran ciudadano; hoy un vi-
dente , un profeta: con que su locura se extremara un poco más , podía
llegar á ser un Dios .
El marcha siempre adelante y los obstáculos que pretenden opo-
nerle otros periódicos se deshacen á su paso: la prensa se ve forzada á
seguir á este ciego por las vías del Terror.
La prensa contaba con espíritus humanos perfectamente educados
y verdaderamente políticos . ¿Por qué siguieron á Marat?
En la situación infinitamente crítica en que se encontraba Francia ,
teniendo en su corazón la monarquía enemiga y la conspiración inmensa
de sacerdotes y nobles , los cuales tenían justamente en sus manos la
fuerza pública , ¿qué otro medio le restaba á la nación que el Terror
popular?
Por esto en el peligro viéronse todos obligados á buscar una fuerza
ficticia en la exageración y la violencia , y he aquí lo que puso á todos
los oradores de club, á todos los redactores de periódico , á la zaga de un
loco , que falto de conciencia y sentido moral , podía ser sanguinario sin
excitación y sin remordimientos .
He aquí lo que unció á toda la prensa á la carreta de Marat .
Además, causas personales , pequeñas y miserablemente humanas ,
contribuyeron á todos á hacerlos violentos . Hablemos de esto sin ru-
bor.
La profunda incertidumbre en que se encontraba el genio más
fuerte y el más penetrante de toda la Revolución (es Danton de quien
hablo) , su fluctuación entre los partidos que le solicitaban y por ninguno
de los cuales llegaba á decidirse , ¿ cómo podía ocultarse? Pues por medio
de palabras violentas .
Su brillante amigo Camilo Desmoulins , el escritor más grande de
su tiempo , era puro en cuestiones de dinero ; pero como artista , de ca-
rácter móvil , era muy inconsecuente en asuntos de competencia y po-
pularidad . El éxito de Marat le molestaba , y arrojó á Camilo por algún
tiempo en el periodismo de violencias , sosteniendo con su rival una
emulación de cólera contraria por completo á su carácter ligero y dulce .
¿Cómo el impresor Prudhonne , habiendo perdido á su redactor
Loustalot , podía sostener Las Revoluciones de Paris? Pues haciendo
que el periódico fuese muy violento .
¿Cómo El orador del pueblo , Freron , el íntimo amigo de Camilo
Desmoulins y de Lucila , que vive en su misma casa, cómo puede bri-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 519
Los Jacobinos persiguiendo á los otros clubs, destruyen el Club de Amigos de la Constitución mo-
nárquica -La mayoría de los jacobinos de entonces pertenecen á los partidos Lameth y Or-
leans.-Primeras ideas de República.-Los jacobinos son aún realistas.-Inquisición sin reli-
gión -Primeros efectos de la Inquisición política.-La partida de Mesdames provoca la cues-
tión de la libertad de emigración. - Violencia de los jacobinos retrógrados en este debate. - La
discusión turbada por por el movimiento de Vincennes y de las Tullerías -Mirabeau defiende
la libertad de emigrar. -Peligro que arrostra. Es atacado en los Jacobinos é inmolado por los
Lameth.
LA PRENSA DE LA REVOLUCIÓN
DU PEUPLE, REVOLUTIONS
PAR MARTEL. DE PARIS ,
DÉDIÉES A LA NATION
Qu aux accens de mavoix la France se réveille;
Rois , soyez attearifs ; peuple , prêtez l'oreille. Er au Diftrict des Petits Auguftins ; avec er
Extrait de quelques papiersde la Bafiille.
N°. IV.
Les grands ne nous paroiſſent grands ,
Maladie sérieuse du Roi d'Angleterre. Priva Que parce que nous fommes à genouxs
..... Levons - nous........
tion de ses facultés intellectuelles. -- Désespoir
et chute prochaine de Pitt , ennemi de notre
liberté. Elevation immanquable de Fox , Du Dimanche 16juillet au ver. août 1789.
enthousiaste de notre révolution. Am Nouvelle
agréable pour laFrance. ·Grande et terrible TANDIS
ANDIS que de nouveaux défaftres affligent
insurrection en Alsace. -Potences dressées , de toutes parts les provinces , le calme renaît
drapeau rouge, etc.- Maire coupable deces enfin dans la capitale , mais chaque moment
mouvemens. - Le Cardinal de Rohan der- attefte de nouveaux forfaits & dévoile quelqu .
riere la toile. S Leure du Régiment de Flan- partie de ce complut affreux dont nous devions
dre à l'Orateur du Peuple , au sujet de être victimes. Aujourd'hui l'on commence à fa-
ses drapeaux. - Apparition sou daine du voir que, pour enchaîner le courage de nos
ci-devant Prince de Condé sur la frontiere. braves compatriotes de la province de Bre-
Son véritable manifeste publiés sous huit tagne , nos ennemis avoient projeté de les fatre
jours. attaquerdans leurs propresfoyers , d'incendier le
2 port de Breft, & de demander afyle pour ceux
JE ne vous dirai point comme le prophète qui euffent été pourfuivis , à une puillance ma
ritime voisine de la France. Dans cette fuppo
Jenas, encore quelques jour , et Ninive sera fition , les intrépides Bretons euffent à segret
Tame. II. C A
Primera página de los periódicos « El Orador del Pueblo » y las « Revoluciones de París. »
LA PRENSA DE LA REVOLUCIÓN
LE VIEUX
CORDELIER ;
JOURNAL
RÉDIGÉ par CAMILLE DESMOULINS,
Depute à la Convention , et Doyen des Jacobins.
fiesta. Los Jacobinos dieron la orden de propagar por todas partes las
grandes cualidades de este joven príncipe, discípulo de madama de Gen-
lis . Desmoulins , no sabiendo ya cómo alabarle , puso á la cabeza de uno
de sus números un grabado representando al joven príncipe en el hos-
pital atendiendo á los enfermos pobres y sangrando á uno de ellos .
Los orleanistas marchaban bien , y así hubieran seguido á no ser
por el duque de Orleans . Sus enemigos le tachaban de ambicioso , pero
más que ambicioso era un avaro . Por esto lo que sus amigos le hacían
ganar por un lado , su avaricia lo deshacía por otro . El primer uso que
hizo del renacimiento de su popularidad , fué arrancar del comité de ha-
cienda de la Asamblea la promesa de que se le pagaría el capital en me-
tálico de una suma de la cual su casa recibía la renta desde tiempos del
Regente .
El Regente era realmente un pródigo , todo el mundo lo sabe ; lo
que se sabe menos es su avidez en cuestiones de dinero . Este príncipe
quería , sin tocar su bolsa , hacer que el duque de Módena se casara con
su hija, y para esto se dirigió al rey , su pupilo , el pequeño Luis XV, y
no tuvo el menor escrúpulo en hacer firmar á un niño de once años ,
dependiente de él , un dote de cuatro millones á expensas del tesoro real .
El tesoro estaba en seco ; después de la deplorable catástrofe de
una bancarrota de tres mil millones y del sistema Law, no se podía
hacer más que pagar la renta de la tal dote . Y he aquí que setenta años
después, en una época igualmente miserable , en la penuria extrema de
Enero del 91 , el duque de Orleans se atreve á reclamar el capital de la
dote, los cuatro millones , sin derecho alguno , pues la dote había sido
concedida á la hija del Regente á cambio de que renunciara á todos sus
derechos de herencia en favor de su hermano mayor y de sus descen-
dientes . El duque de Orleans era uno de estos descendientes que se había
aprovechado de aquella renuncia de herencia; ¿cómo podía al mismo
tiempo exigir para él el capital de aquella dote que era el precio de la
renuncia?
El ponente de este asunto en la Asamblea era un hombre irrepro-
chable, austero y duro , el jansenista Camus . Cada día echaba por tierra ,
con su austeridad y rectitud , peticiones que se presentaban solicitando
pensiones de trescientas ó cuatrocientas libras . ¿Qué medios emplearon
con él para hacerle dulce y fácil en el asunto del duque de Orleans? ¿De
qué poderosa obsesión fue objeto? No se puede más que adivinar , pero
es fácil que los intrigantes orleanistas le hicieran creer que este asunto
de la dote era el solo medio natural de reembolsar al príncipe las sumas
que había generosamente gastado en servicio de la libertad . Sea como
sea, lo cierto es que Camus propuso á la Asamblea pagar al de Orleans
y pagar inmediatamente en el mismo año y en cuatro plazos .
Felizmente se produjo una viva indignación en la prensa . Brissot ,
antiguo empleado de la casa de Orleans , atacó al duque avariento con
gran energía. Desmoulins , á pesar de ser hermano como él decía del
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 527
DANTON
(Reproducción del retrato pintado por David.)
De las tres fracciones que existían en los Jacobinos , eran los repre-
sentantes tres hombres : Lameth , Laclos y Robespierre . Los dos prime-
ros eran decididamente realistas , y el tercero no era contrario á la idea
monárquica .
Por esto la guerra brutal de los Jacobinos contra los monárquicos ,
su menosprecio al orden y las leyes , este Terror , antes de hora , que no
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 529
tenía ni la excusa del fanatismo ni más objeto que el remediar una po-
pularidad decadente , resultan un absurdo extremo . En el fondo no eran
mas que realistas maltratando á otros realistas .
Detenidas en Moret por la muchedumbre, su escolta pudo forzar el obstáculo. (Pág 531.)
ó mejor entre dos sistemas , entre dos morales . No se veía aún quién
sería el primero en comprometerse y bajar al palenque .
Robespierre se retiró á los bancos más altos de la Asamblea, mos-
trando deseos de no hablar . El ponente Chapelier había declarado él
mismo que su proyecto era inconstitucional , y pidió que la Asamblea
declarase si quería una ley. Robespierre dijo entonces : «Yo no soy más
partidario que un Chapelier de una ley sobre los emigrados , pero creo
que es por una discusión solemne por lo que la Asainblea debe recono-
cer la imposibilidad y los peligros de tal ley. » Y después permaneció
testigo mudo de esta discusión . Si Mirabeau se comprometía ó sus ene-
migos (Duport y Lameth) , Robespierre salía ganando siempre.
Amigos y enemigos de Mirabeau todos deseaban que hablase , unos
para su gloria y otros para acelerar su ruina . En poco rato recibió el
gran orador seis cartas incitándole á proclamar sus principios , y mos-
trándole al mismo tiempo el estado violento de París . Comprendió per-
fectamente el llamamiento que se hacía á su valor , y para no tener en
suspenso más tiempo á amigos y enemigos , se levantó , leyendo una
página vigorosísima que ocho años antes escribió al rey de Prusia so-
bre la libertad de emigrar. Después acabó pidiendo á la Asamblea que
declarase no querer entender en el proyecto y que pasase á la orden
del día .
Ninguna réplica de Duport, ninguna de los Lameth ni de Barna-
ve . Profundo silencio . Dejaron hablar á gentes de segundo orden Rew-
bell , Prieur y Muguet.
Rewbell dijo que en tiempo de guerra emigrar era desertar . En
esto se hallaba justamente el nudo de la situación . ¿Se estaba ó no en
tiempo de guerra? Podía decirse que no y que sí. Pero el estado de
guerra no estaba declarado , las leyes de la paz subsistían y prevalecía
por tanto la libertad para todos de entrar y salir .
Se leyó el proyecto de ley . Este confiaba á tres personas que nom-
brara la Asamblea el derecho dictatorial de autorizar la salida del terri-
torio nacional ó de probibirla bajo pena de confiscación de bienes Ꭹ de
degradación del título de ciudadano .
La Asamblea casi en masa se sublevó ante esta lectura , recono-
ciendo lo odioso de esta inquisición de Estado que el proyecto le con-
fería .
Mirabeau aprovechó el momento y habló así: « La Asamblea de
Atenas no quiso oir el proyecto del cual había dicho Aristóteles : Es util,
pero injusto. Lo mismo habéis pensado vosotros , pero el estremeci-
miento de indignación que os ha movido á todos demuestra que en cues-
tiones de moralidad sois tan buenos jueces como Arístides . La barbarie
del proyecto prueba que una ley sobre la emigración es impracticable.
(Murmullos .) Pido que se me oiga . Si por efecto de las circunstancias
son indispensables ciertas medidas de policía en pugna contra las leyes
existentes , esto es un delito impuesto por la necesidad ; pero hay una
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 535
Muerte de Mirabeau
Mirabeau derribado por las medianías.- Indecisión del partido bastardo al que combatía. Ineptitud
del partido que defiende. - Se cree envenenado y anuncia su muerte (Marzo del 91 ).- Sus últi-
mos momentos: su muerte (2 de Abril) .-Juicios diversos sobre Mirabeau -Miraebau no trai-
cionó á la Francia. En él hubo corrupción, no traición.-Cincuenta años de expiación bastan
para la justicia nacional.
corte, había hecho contra los colores nacionales una insolente campaña ,
imprudente en alto grado . Mirabeau respondió á tales ataques con un
apóstrofe sublime , con palabras que hubiera dicho la misma Francia si
hubiera podido hablar . Por la noche vió entrar en su casa á Mr. de La-
mark, que venía de parte de la reina á quejarse de su violencia . El gran
orador le volvió la espalda , respondiéndole con indignación y despre-
cio . En su discurso sobre la regencia pidió é hizo decretar que las muje-
res fueran excluídas de ella .
En realidad la corte no buscaba seriamente su ayuda ; lo que que-
ría era comprometerle y hacerle perder su personalidad . Esto último lo
había logrado en gran parte . De los tres papeles revolucionarios que po-
día haber desempeñado un genio, el de Richelieu , el de Washington ó el
de Cromwell , ninguno era ya posible para su persona . Lo único bueno
que le restaba hacer era morir á tiempo.
Como si sintiera impaciencia por acabar pronto , Mirabeau aumentó
aún en este mes de Marzo, que fué para él el último , el furioso derro-
che de vida que era en él ordinario . Se le encontraba en todas par-
tes , y en un departamento de la guardia nacional aceptaba nuevas
funciones . Apenas abandonaba la tribuna proyectaba sobre todos los
asuntos la luz de su talento , descendía á todas las especialidades, aun á
aquellas que parecían más extrañas á sus conocimientos , siendo ejem-
plo en esto sus discursos sobre minas , que fueron los últimos que pro-
nunció.
Iba y venía , hablaba y se agitaba , á pesar de que se sentía morir
(1) Francia ha sido sorda à la voz generosa de Michelet, cuya bondad le hizo cerrar los ojos
ante los defectos de Mirabeau, viendo sólo sus cívicas virtudes. Han pasado más de cien años
y el cadaver de Mirabeau no ha vuelto al Panteón . (N. del T.)
CAPITULO XI
La Asamblea, por una proposición de Robespierre, acuerda que los diputadós no puedan ser mi-
nistros ni reelegidos. -Robespierre hereda el crédito de los Lameth entre los Jacobinos.-Los
Lameth consejeros de la corte. -No hablan ni contra la limitación de la Guardia Nacional ni
en defensa de los clubs. -Lucha de Duport y Robespierre. -Los dos hablan contra la pena de
muerte.-La lucha religiosa estalla al aproximarse las Pascuas.-El rey hace constar pública-
mente su cautividad. - Intolerancia eclesiástica, especialmente contra los que abandonan los
conventos.-Intolerancia jacobina contra el culto de los refractarios.-Carta del Papa quemada.
-La Asamblea acuerda para los restos de Voltaire les honores del Panteón.
que injustos que corrían sobre ellos con ocasión de la muerte de Mira-
beau , condujeron á los Jacobinos á seguir con preferencia á un hombre
de conciencia limpia como Robespierre, pobre, austero y de anteceden-
tes intachables .
La escena ocurrida en el entierro de Mirabeau y observada por to-
dos , Lameth del brazo de Sieyes , cubierto por él de las suposiciones pú-
blicas , un jacobino protegido delante del pueblo por el impopular abate ,
era suficiente para hacer reflexionar á la sociedad jacobina . Ella aban
donó á los Lameth , entregándose en cuerpo y alma á Robespierre ..
Nada contribuyó á acelerar la ruina de tales hombres como su
opinión antiliberal sobre los derechos de los negros . Los Lameths te-
nían plantaciones en las colonias y muchos esclavos . Barnave habló con
mucho entusiasmo en favor de los plantadores y en contra de los hom-
bres de color.
La Asamblea, indecisa entre el derecho que indudablemente te-
nían los esclavos para ser libres y el miedo á excitar una revolución en
las colonias , declaró en un extraño decreto : «Que ella no deliberaría
jamás sobre el estado de las personas nacidas de padres y madres que
no fuesen libres mientras no lo pidiesen las colonias . » Como esta peti-
ción no se formularía jamás por parte de los dueños de esclavos , equi-
valía á declarar que jamás deliberaría sobre la esclavitud de los ne-
gros . Los propietarios de las colonias , agradecidos á Barnave por su
defensa, quisieron elevarle una estatua , como si ya hubiera muerto:
tal vez no se equivocaban en esto .
Aparte de estos asuntos , una influencia oculta contribuía á neutra-
lizar á los Lameth .
Poco después de haber muerto Mirabeau , cuando muchas gentes
les acusaban de haberle envenenado , una mañana á primera hora anun-
ciaron á Alejandro de Lameth , que estaba todavía en la cama , la visita
de un hombrecillo de humilde aspecto que quería hablarle . Lameth_le
hizo entrar en su dormitorio . Era Mr. de Montmorin , ministro de Ne-
gocios extranjeros . El ministro se sentó junto á su cama y le hizo su
confesión . Comenzó hablando mal de Mirabeau , único medio de com-
placer á Lameth; reprochó á éste la mala vida que llevaba y habló de
las grandes sumas que gastaba la corte para penetrar los secretos de los
Jacobinos . « Todas las noches - dijo el ministro-tengo copia de las car-
tas que el club recibe de provincias y se las leo al rey, el cual admira
mucho la sabiduría de vuestras respuestas . » No sese necesitaba más para
halagar la vanidad de aquel hombre . La conclusión de la entrevista fué
que Lameth sucedió á Mirabeau como uno de los consejeros secretos
de la corte : Barnave lo fué también desde el mes de Diciembre .
La Asamblea el 28 de Abril dió un paso comprometedor al decidir
que sólo los ciudadanos activos pudieran ser guardias nacionales . Ro-
bespierre reclamó contra esta decisión . Duport y Barnave guardaron
sileneio; Carlos de Lameth sólo habló por un incidente .
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 553
á Saint Cloud para probar que estaba bien , añadiendo que quería man-
tener la Constitución , « de la que formaba parte la constitución del
clero.» ¡ Extraña contradicción con su Comunión del domingo anterior
y con el apoyo que daba á los sacerdotes rebeldes!
No hay que creer que estos sacerdotes eran víctimas resignadas y
pacientes que se consideraban felices viviendo ignorados . Se agitaban
de la manera más provocativa , se mostraban en todas partes perorando ,
amenazando , impidiendo los matrimonios , turbando la cabeza de las jó-
venes , haciéndolas creer que si eran casadas por sacerdotes que hubie-
ran prestado su juramento á la Constitución, no serían más que concu-
binas y sus hijos bastardos .
Las mujeres eran á la par las víctimas y los instrumentos de esta
especie de terror que ejercían los curas rebeldes . Las mujeres son siem-
pre más bravas que los hombres : acostumbradas á que las respeten por
la debilidad de su sexo , creen que en el fondo no se exponen gran cosa
mezclándose en los asuntos públicos . Por esto audazmente hacían lo que
no osaban á hacer sus consejeros los curas . Iban y venían , llevaban no-
ticias , hablaban alto y fuerte . Sin mencionar las víctimas obligadas de
su irritación (hablo de los maridos , perseguidos en el interior de su
hogar, dominados á fuerza de agrias negativas y crueles reproches) ,
ellas extendían sus rigores á muchas gentes humildes de su clientela ó
de su casa . ¡ Desgraciados los comerciantes filósofos , los tenderos signi-
ficados como patriotas ! Todas las mujeres huían de sus tiendas , todas
iban á comprar á lós establecimientos de los que se significaban por su
afecto al pasado .
Las iglesias estaban desiertas . En cambio los conventos abrían sus
capillas á la muchedumbre de contrarrevolucionarios , ateos ayer y de-
votos hoy. Cosa más grave : estos conventos mantenían audazmente su
clausura , se burlaban de la ley y tenían cerradas sus puertas para los
reclusos ó reclusas que querían salir en virtud de los decretos de la
Asamblea .
Una monja de San Benito, habiendo insistido por volver al seno de
su familia, fué objeto de mil ultrajes . La comunidad impidió que se
llevara consigo los pequeños objetos sin valor que eran de su propiedad
y por los cuales sentía cierto afecto . Casi desnuda , fué puesta en la
puerta del convento . Sus parientes que se presentaron para reclamar,
encontraron la puerta cerrada: por una ventana les arrojaron algunas
prendas de la religiosa , como si fueran de una apestada y se les llenó
de injurias .
La Asamblea nacional recibió la petición de otra religiosa que era
retenida en su convento á viva fuerza .
En las monjas de San Antonio una joven novicia, habiendo mani-
festado francamente su alegría por los decretos de la Asamblea sobre
la libertad de las religiosas , fué objeto de toda clase de ultrajes por
parte de la abadesa, dama aristocrática y fanática y de otras monjas
558 J. MICHELET
Luis XV preocupado del retrato de Carlos I, Luis XVI de la historia de Carlos I y de Jacobo II.-
Luis XVI no quiere abandonar su reino .-La Europa se muestra contenta de ver dividida la
Francia. Rusia y Suecia recomiendan la evasión. -Austria da el plan (Octubre del 90) .- El ·
proyecto es en apariencia francés, pero en realidad obra del extranjero -El rey extranjero por
su madre, é indiferente como cristiano á la nacionalidad. El rey herido en sus nobles y en sus
sacerdotes.- Doblez del rey y de la reina: engañan á todo el mundo. -Toda la familia real,
especialmente la reina, contribuye á la pérdida del rey.-Preparativos imprudentes de la huida
del rey (Marzo y Mayo del 91 ).
Luis XVI sentía además otro escrúpulo para hacer la guerra . Era
éste la necesidad de apoyarse en el extranjero . Conocía muy bien el es-
tado de Europa ; las miras interesadas de las potencias . Veía el espíritu
intrigante y ambicioso de la Prusia que se creía joven , fuerte y muy
militar, llevando á todas partes la perturbación para en el desorden
apoderarse de algo .
Desde 1789 la Prusia se ofrecía á Luis XVI para entrar en Francia
con cien mil hombres . Por otra parte , el maquiavelismo de Austria no
le era menos sospechoso . El no amaba á los Janos de dos caras y le era
poco simpático el emperador austriaco , devoto y filósofo á un tiempo .
Era para él una tradición paternal y maternal la desconfianza al aus-
triaco . Su madre era de la casa de Sajonia : su padre , el Delfín , creyó
morir envenenado por Choiseul , hechura de la emperatriz María Teresa
y que fué quien casó á Luis XVI con una austriaca . Por esto , aunque
unido á María Antonieta por lazos de tierno cariño , se mostraba huraño
y desconfiado cuando ésta le hablaba de recurrir á la protección de su
hermano Leopoldo .
La reina no tenía otro medio . Ella desconfiaba mucho de los emi-
grados . No ignoraba que entre ellos se trataba de destronar á Luis XVI
y nombrar un regente . Veía al lado de su cuñado , el conde de Artois ,
su más terrible enemigo , á Mr. de Calonne , que de mano propia había
anotado y corregido el folleto de madama de Lamothe , publicado contra
ella á raíz del afrentoso asunto del collar . De este lado tenía ella más
que temer que del lado de la Revolución .
La Revolución , no fijándose más que en la reina , sólo pedía su ca-
beza : Calonne se fijaba en la mujer , hacía su proceso , deshonraba á la
esposa y la cubría de oprobio.
Era partidaria sin vacilación de los planes de Austria y de sus re-
presentantes Mercy y Breteuil . Si entretuvo á Mirabeau y después á
Lameth Ꭹ Barnave , fué para ganar tiempo . Este tiempo lo necesitaba
Austria para salir de su situación embarazosa con las cuestiones de Bra-
bante , Hungría y Turquía . Hacía falta este tiempo también para que
Luis XVI , hábilmente trabajado por el clero , perdiera sus escrúpulos de
rey, conservando únicamente los de cristiano y devoto . La idea de un deber
superior era lo único que le podía hacer faltar á lo que él creía su deber.
El rey, si hubiera querido , habría podido con facilidad partir solo á
´otra novela , asegurando que el día 1. ° de Julio sin falta los ejércitos
serían exactos en acudir á la frontera . Solamente manifestaba cierta
repugnancia á que entrasen en Francia . Aunque por su parte lo hubiera
intentado , su hermana se lo impedía : le escribía desde París manifes-
tando que no tenía ninguna confianza en Calonne . Al mismo tiempo el
rey y la reina hacían decir al conde de Artois que se fiaban de Calonne
y le autorizaban para tratar en su nombre .
Todos los trabajos del rey y la reina en esta época son dobles y
contradictorios .
A Lafayette le hicieron ofrecimientos ilimitados por medio del jo-
ven Bouillé, su primo, si quería ayudar al restablecimiento del poder
real y al mismo tiempo escribían al conde de Artois diciendo que cono-
cían á Lafayette «como un desdichado , un faccioso fanático en el que
no podían tener confianza . >>
Así, en el momento mismo en que el rey con su tentativa de salir
de las Tullerías ( 18 de Abril) hacía constar ante la Europa su falta de
libertad , escribió , por indicación de los Lameth , una carta á la Asam-
blea en la que decía que era perfectamente libre . El ministro Montmo-
rin le manifestó en vano lo inverosímil que resultaba la cosa . El rey
insistió y el ministro tuvo que comunicar á la Asamblea esta carta ,
única en su género , en la que Luis XVI manifestaba á las cortes ex-
tranjeras sus sentimientos revolucionarios . En esta carta ridícula el rey
hablaba en estilo jacobino , diciendo que no era más que el primer fun-
cionario público , que se hallaba libre y que libremente había aceptado
la Constitución que hacia su felicidad. Este lenguaje nuevo que extra-
ñó á todos , esta voz falsa que desentonaba causó al rey un mal increíble :
los que aún sentían cierto afecto por él , le despreciaron al ver su doblez
é hipocresía .
Todos adivinaron que al mismo tiempo escribía en secreto un docu-
mento á las cortes extranjeras desmintiendo su propia carta . Nadie se
equivocaba. El rey engañaba á Montmorin , el cual por su parte enga-
ñaba á Lameth como lo había hecho con Mirabeau . Luis XVI hacía de-
cir secretamente á Prusia y Austria que toda palabra suya en favor de
la Constitución debía ser tomada en sentido opuesto y que sí quería
decir no .
El rey había recibido una educación puramente real de Mr. de la
Vauguyon, el jefe del partido jesuíta . Su honradez natural prevalecía
en las circunstancias ordinarias , pero en las crisis en que el realismo ó
la religión entraban en juego reaparecía el jesuíta . Demasiado devoto
para sentir el menor escrúpulo de honor caballeresco y creyendo que el
que engaña para hacer lo que considera un bien no engaña nunca , el
rey, en materia de fidelidad , traspasaba todo límite .
El Austria no creía mucho más que la Francia en la buena fe de
Luis XVI . Tal vez en el fondo , sintiendo un escrúpulo de francés , que-
ría engañar á Austria aprovechando sus socorros . Solamente la pidió
TOMO I 72
570 J. MICHELET
mucho á la reina . Se detuvo mucho tiempo para ver como vestían á sus
hijos , y para verlos partir cometió la imprudencia de salir á la plaza del
Carrousel que estaba muy iluminada .
La familia real montó en un fiacre , del cual era cochero Fersen .
Este , para despistar mejor á los que pudieran vigilarle , hizo algunas
correrías por las calles, y aún tuvo que esperar una hora parado en el
Carrousel. Por fin llegó madama Isabel , después el rey y luego , tras
una larga tardanza , la reina acompañada por un guardia de corps .
Este guardia conocía tan mal las calles de París , que había hecho
pasar á la reina al otro lado del puente , extraviándose en la calle de
Bac . Por fin la pareja logró volver al Carrousel y allí la reina , con odio
y alegría al mismo tiempo , vió pasar á Lafayette en coche , el cual vol-
vía de las Tullerías creyendo haber llegado tarde al acto de acostarse el
rey . Se ha dicho que con la alegría infantil de haber engañado á su
guardián, la reina tocó el carruaje con el bastoncito de ballena que lle-
vaba en la mano , como era moda en las damas de la época . La cosa es
difícil de creer . El coche de Lafayette marchaba al galope rodeado de
muchos lacayos á caballo que llevaban antorchas . Además, el guardia
de corps afirmó que la reina había sentido miedo ante la luz y que aban-
donó su brazo para huir.
Fersen , el cochero improvisado , no conocía las calles de París me-
jor que los guardias de corps , y llevando en su fiacre un depósito tan
precioso para él fué hasta el arrabal de Saint- Honoré , llegando tras mu-
chas vacilaciones y revueltas á la barrera de Clichy , donde esperaba la
berlina de camino en casa de un inglés , Mr. de Crawford .
Para desembarazarse del fiacre , Fersen , ayudado por los guardias
de cops , lo arrojó en un foso . Después acompañó á los reyes hasta Bondy.
Allí fué preciso separarse y besó las manos al rey y á la reina para no
volverlos á ver más .
Una imprudencia , entre las muchísimas que se cometieron en este
viaje , fué la de hacer partir las doncellas de cámara muchísimo antes
que la familia real , de suerte que tuvieron que esperar seis horas en
Bondy . El postillón que las había conducido aún estaba allí y no pudo
ocultar su extrañeza al ver á un hombre vestido de cochero de alquiler
(era Fersen) que se despedía con tanta efusión de las gentes que ocu-
paban una hermosísima berlina con cuatro caballos .
Por fin parten muy entrado el día , pero á gran velocidad . Un guar-
dia de cops ocupa el pescante , otro galopa junto á la portezuela y el ter-
cero , Mr. Valory , corre delante para encomendar caballos , dando un
escudo para beber á cada postillón , propina imprudente por lo excesiva
y que sólo podía permitirse un rey. Un tirante que se rompe hace de-
tener al coche algunos momentos : el rey retarda también la marcha
queriendo subir una cuesta á pie para desentumecerse . Aparte de esto ,
no surje ninguna dificultad . Corren más de treinta leguas y no encuen-
tran en el camino ningún destacamento de tropas .
576 J. MICHELET
DROUET
Partió seguido de un dragón que le hubiera muerto á tenerle á su alcance (Pág 579.)
época
lalámina
.)unaopia
Varennes
de puente
el
en
(Cfamilia
real
Detención
582 J. MICHELET
-«No tengo que dar órdenes , caballero - contestó por fin el mo-
narca ; -yo no soy aquí más que un prisionero . Decid á Mr. de Bouillé
que le ruego haga por mí todo cuanto pueda . > »
Una gran parte de la muchedumbre , temiendo la llegada de Bouillé ,
quería llevarse inmediatamente al rey . Sonaban terribles gritos . « ¡ A
París ! ¡ á París! » El rey , creyendo calmar estos gritos , se asomó á una
ventana . La luz triste del amanecer iluminaba esta escena . El rey , ves-
tido de lacayo , con la innoble peluquita desrizada y sin polvos , pálido y
obeso, con los gruesos labios casi blancos y los ojos llorosos , no expresa-
ba ninguna idea . Su aspecto era tan triste , que al aparecer en la venta-
na la sorpresa se apoderó de aquellos miles de hombres y se hizo un si-
lencio profundo que indicaba el combate de pensamientos y sentimientos
que se libraba en el espíritu de muchos . Pasado este momento , la piedad
se desbordó , el corazón de la Francia se manifestó con lágrimas , y fué
tal la fuerza de la compasión , que muchos hombres antes furiosos grita-
ron «¡viva el rey! »
La abuela de Sauce , una vieja trémula y débil , entró en la habita-
ción de los reyes , y al ver á los dos niños que dormían juntos en la cama,
se arrodilló y sollozando les besó las manos . Después los bendijo y se
retiró .
Escena cruel en verdad , capaz de conmover los corazones más du-
ros y más enemigos . Hasta un vecino de Lieja que allí estaba lloró con-
movido . Lieja , cautiva de Leopoldo , bárbaramente tratada por los sol-
dados austriacos , lloraba sobre Luis XVI .
Tal era esta situación extraña y extraordinaria . La Revolución ,
cautiva de los reyes en Europa , tenía á los reyes cautivos en Francia .
¿Pero por qué digo que la situación era extraña? No ; la compensa-
ción resultaba justa . Lo que más sorprende en la escena de Varennes
era perfectamente natural; lo que parece un cambio inaudito no es más
que un retorno á la verdad .
Ese disfraz que tanto desfiguraba á Luis XVI no era más que un
regreso á la condición privada para la cual había nacido el rey . Con-
sultando sus aptitudes , el monarca sólo servía no para ayuda de camara,
pues era hombre ilustrado y de inteligencia cultivada por algunos estu-
dios , pero si para servidor de una gran casa , preceptor ó intendente dis-
pensado de toda iniciativa , libre de tener pensamiento propio . Hubiera
podido ser un administrador económico é íntegro; un preceptor instruí-
do, moral y concienzudo con toda la extensión del cumplimiento del
deber . El traje del servidor era su verdadero traje : su disfraz eran los
atributos monárquicos con los que hasta entonces se había revestido .
Pero mientras nosotros soñamos , el tiempo transcurre y ya el sol
se ha levantado mucho en el horizonte . Diez mil hombres llenan las ca-
lles de Varennes . La pequeña habitación donde está la familia real se
conmueve con el terrible vocerío que sube de la calle . La puerta se abre.
Entra un hombre , un oficial de la guardia nacional de París , figura som-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 589
cabo de tres horas de esta noche terrible , en la cual cada minuto decidía
la muerte de un siglo . Este regimiento , calentado con bravatas , bien be-
bido y pagado á tautos luises por hombre , franqueó las ocho leguas á un
galope rápido á través de un país sublevado , solo en una campiña que
arrojaba por todas partes gentes armadas . Corrían por un país enemigo
que se cerraba tras su paso, haciendo dificilísimo el retorno . Bouillé , que
marchaba al frente , encontró á uno de los suyos que regresaba de Va-
rennes . - «¿Y el rey?» - preguntó con ansiedad .- «Acaba de salir de
Varennes : se lo llevan á París . »
Bouillé se hundió el casco de un puñetazo , juró loco de rabia Ꭹ ras-
gó con sus espuelas ensangrentadas los flancos de su caballo . El regi-
miento pasó adelante como un huracán .
Por fin llegaron á las inmediaciones de Varennes . No había medio
de pasar : el camino estaba obstruído con barricadas . Un fuerte riachuelo
les cortó el paso , pero lo vadearon . Más allá encontraron un canal é in-
tentaron pasarlo también ; pero las noticias que recibieron apagaron su
ardor . Habían perdido toda esperanza de salvar al rey. Los alemanes
comenzaban á decir que sus caballos no podían más. Además , corrió por
las filas la noticia de que la guarnición de Verdun marchaba contra
ellos .
El joven Luis de Bouillé ha contado lo ocurrido en esta última hora
cuando su padre , loco de furor y con la espada desnuda , quiso continuar
la persecución á todo trance y dijo con un movimiento audaz y juvenil :
<<¡Adelante ! Nos hundiremos con esta pequeña tropa en el seno de Fran-
cia armada contra nosotros ...>>
Sí: la verdadera Francia se levantaba en armas . Y aquellos alema-
nes que corrían, y Bouillé que les conducía y el rey conducido por fuerza
á su palacio , ¿que eran? Eran la revuelta .
CAPITULO XIV
Unanimidad del pueblo contra el rey.-Unicamente Chalons le hace buen recibimiento (22 de Ju-
nio) .-Los comisionados enviados por la Asamblea (23 de Junio) -La reina y Barnabe.-
Parada de Dormans - La familia real en Meaux, en el palacio de Bossuet ( 24 de Junio).- Pe-
tion quiere salvar á los tres guardias de corps. -Entrada en París ( 25 de Junio).- Llegada á-
las Tullerías.- Diversos sentimientos del pueblo
que, mientras ellos dormían , sus huéspedes les quitaban los cartuchos ;
los soldados del rey dormían mientras el pueblo velaba .
Esta terrible unanimidad se demostró mejor al regreso . Desde Va-
rennes á París, en un viaje de cincuenta leguas, viaje terriblemente
lento , que duró cuatro días completos , el rey, en su coche , se vió cons-
tantemente rodeado por una masa compacta del pueblo ; la pesada berli-
na flotaba en un espeso mar de hombres y hendía con trabajo las olas .
Era como si una inundación de todas las campiñas vecinas lanzara por
turno oleadas vivientes sobre aquel desdichado carruaje , oleadas furio-
sas , ensordecederas , que parecían dispuestas á arrollarlo todo , y que sin
embargo se estrellaban allí . Aquellos hombres , armados hasta los dien-
tes con cuantas armas tenían, llegaban cargados de fusiles , de sables y
de picas , de dallas y de horcas; venían desde lejos para matar, y al lle-
gar injuriaban ; desahogaban su cólera , clamaban contra los cobardes y
los traidores , iban detrás algún tiempo y luego se volvían . Venían
otros y otros sin descanso ; y estos , igualmente excitados , rebosando
fuerza y furor. Vociferaban , se secaban sus gargantas y bebían para
volver á gritar . Un ardoroso día de Junio exaltaba sus cabezas ; el sol
caía á plomo , reflejaba sobre el polvo del camino , arremolinándolo en
torbellinos sobre bosques de bayonetas y de espigas .
Delgadas espigas , pobre cosecha de la miserable Champagne ; el
aspecto de aquella cosecha , tan penosamente sazonada , contribuía no
poco á aumentar el furor de los aldeanos ; precisamente era aquel el mo-
mento escogido por el rey para ir á buscar al enemigo , para inundar los
campos con los húsares y los Panduros ( 1 ) , la caballería ladrona , ham-
brienta , insultante, para poner la vida de la Francia á los pies de los ca-
ballos , asegurando el hambre para aquel año y el venidero ...
Allí fué el verdadero proceso de Luis XVI , y no el 21 de Febrero .
Durante cuatro días consecutivos oyó de boca de todo un pueblo su
acusación y su condena . El sentimiento filial de aquel pueblo , tan cruel-
mente engañado , se había convertido en furor, y el furor, expresado por
gritos , se convertía en reproches de una verdad abrumadora , en pala-
bras terribles que caían sobre el culpable coche como rayos implacables
de la justicia .
Čerca de Sainte-Menehould , redoblaron aun más los gritos . Alar-
mados el rey y la reina , manifestaron que se detendrían allí , que no
irían más allá . Un enviado del consejo municipal de París trataba de
tranquilizarles , y le hicieron prometer , jurando por su salud , que no les
sucedería nada ni á ellos ni á los suyos , ni en el camino ni en París , y
que para mayor seguridad no se separaría de ellos (2) .
Nadie podía responder de lo que sucedería . La vida de la familia
(1) Habitantes de las aldeas de Pandur (Baja Hungría), soldados húngaros independientes
y terribles. (Nota del traductor )
(2) Informe de M. Bodan, enviado del consejo municipal de París. Archivos del Sena, car-
peta 310, registro 19, p . 93.
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 593
(1) Los detalles que siguen parecerán novelescos, y son sin embargo muy verosímiles . Estan
lomados de Weber, Valory, Campan , etc.
596 J. MICHELET
(1) Lo que añade al carácter de Petion un ridículo imborrable, es que cree en la «Memo-
ria» inédita que escribió sobre el viaje de Varennes», que Madama Isabel , sentada a su lado
el segundo día y apoyandose involuntariamente sobre el por el exceso de cansancio, estaba ena-
morada de él ; en fin , para emplear el lenguaje sensual de la época: «que cedía à la naturaleza».
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 597
(1) La familia real pasó la primera noche en Chalons , la segunda en Dormans. Aquí, con pre-
texto de que aun podían ser perseguidos , declararon los comisionados que no aceptaban más
escolta que de caballería, y la guardia nacional de infantería tuvo que retirarse. Con esto se
abreviaba el viaje , se disminuían los peligros, los insultos , etc.
598 J. MICHELET
rey monstruo tenía tan poco corazón , estaba tan poco afectado por su
situación , que desde el día siguiente al de su regreso se había puesto á
jugar por la noche , como de costumbre, con su hijo . Muchos ardientes
patriotas se indignaban contra ellos mismos , al ver que , leyendo la an-
terior noticia, se llenaban sus ojos de lágrimas .
EAU
USS
.RO
1778
J.J
.
CAPITULO XV
Indecisión general. -Alternativas de la reina y de los realistas, de los Jacobinos, de Camilo Des-
moulins.-Actitud espectante de Danton, de Robespierre, de Petion , de Brissot.-Influencias
diversas que se disputan á Lafayette. -Discusión en casa de Larochefoucauld. -Opinión de
Sieyes. La señora de Lafayette .- Exaltación de las damas realistas.
(1) Véanse las cartas de madama Roland á Bancal. Véase también á Lafayette; tomo 3.º, 177.
606 J. MICHELET
Dos religiones frente a frente : el ídolo y la idea. —Reinado del sentimiento de las mujeres. —El espí-
ritu de imitación confundido con el ideal. -Tendencias elevadas de las mujeres . Intervienen en
la vida política Genlis, Staël, Keralio, Georges, etc. -El salón de madama Condorcet; noble
influencia de ésta sobre su marido. Su republicanismo (Julio 91 ) . Su situación ambigua y con-
tradictoria.
cho antes de ser madre . « ¡ Ah ! que sea feliz este niño , que sea bueno y
grande! ¡ que sea libre ! ... Santa y antigua libertad madre de los he
roes, ¿vivírá mi hijo á tu sombra?...» He aquí los pensamientos de las
mujeres , y he aquí por qué en las plazas, en los jardines donde el niño
juega á la vista de su madre, ó de su hermana , las veis leer pensati-
vas... Qué libro es ese que ha ocultado la joven en su seno presurosa
á vuestra llegada? ¿Qué novela? ¿La Heloisa? No: acaso las Vidas de
Plutarco , ó el Contrato social.
Circulaba entonces una leyenda inglesa , que produjo entre nues-
tras francesas una gran emulación política . Mistres Macaulay, la his-
toriadora eminente de los Estuardos , había inspirado al viejo sacerdote
Williams tanta admiración por su talento y su virtud , que había con-
sagrado una estatua suya de mármol , en una iglesia , como diosa de la
Libertad .
Todas las mujeres ilustradas aspiraban entonces á ser la Macaulay
de Francia . La diosa inspiradora se encuentra en todos los salones.
Ellas dictan , corrigen , reforman los discursos que al día siguiente de-
ben ser pronunciados en los clubs y en la Asamblea nacional . Van á oir-
los á las tribunas ; asisten como jueces apasionados , animan con su pre-
sencia al orador débil ó tímido . Que se ponga este en pie y que mire...
¿No es aquella la graciosa sonrisa de madama Genles , entre sus seducto-
ras hijas , la princesa y Pamela? ¿Y aquellos ojos negros , ardientes no
son los de madama Stael? ¿Como es posible que decaiga la elocuencia?...
¿Puede faltar el valor ante madama Roland?
Entre las mujeres escritoras , ninguna quizás avanzó con un ardor
más impaciente que una dama bretona , viva , espíritual , ambiciosa , la
señorita Keralio . Había vivido largo tiempo una vida de trabajos . Edu-
cada por su padre , hombre de letras y profesor de la Escuela militar,
había traducido mucho , recopilado y escrito una gran historia , la de la
época anterior á los Estuardos de mistres Macaulay , la historia del rei-
nado de Isabel . Casada con un patriota más entusiasta que ilustrado ,
con el cordelero Robert , le hizo escribir, desde Enero del 91 El repu-
blicanismo adaptado á la Francia . Figuraba en primera línea sobre el
altar de la patria durante la terrible escena del Campo de Marte que he-
mos de referir .
Otra mujer, la brillante improvisadora Olimpia de Gouges , que co-
mo Lope de Vega dictaba una tragedia por día , sin saber, según dice
ella misma , ni leer ni escribir , se declaró republicana , impresionada por
lo de Varennes y por la traición del rey . Antes era realista , y más ade-
lante lo volvió á ser al ver en peligro á Luis XVI , ofreciéndose á de-
fenderle . Sabía , al hacer este ofrecimiento , adonde podía llevarle . Suya
es aquella hermosa frase que pronunció reclamando los derechos de las
mujeres: «Tienen sin duda el derecho de subir á la tribuna, puesto que
tienen el derecho de subir al cadalso » .
Esta entusiasta hija de Languedoc había organizado varias socie-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 61.1
por tercera vez . Había vivido primero para las matemáticas con Alem-
bert, después para la crítica con Voltaire , y ahora se embarcaba para
surcar el océano de la política . Había soñado con el progreso; hoy tra-
taba de realizarlo ó por lo menos de consagrarse á él . Toda su vida ha-
bía ofrecido una alianza notable entre dos facultades que raramente se
encuentra unidas , la razón y la fe inquebrantable en el porvenir. Firme
contra el mismo Voltaire cuando le pareció éste injusto , amigo de los
Economistas , sin que lo fuera ciegamente , conservó del mismo modo su
ALEJANDRO DE LAROCHEFOUCAULD
TION
NERA DE LA
REGE Lo
ANC
AIS
E
A
30 OUT 1793
CAPITULO XVII
(CONTINUACIÓN)
Madama Roland .
Viaje de la familia Roland á París. -Mérito de Roland.-Su mujer dirigida por él. - Belleza y virtud
de Madama Roland. -Su emoción ante el espectáculo de la Federación, en Julio del 90. Su
pasión, su saber, Octubre del 90 -C mbio de pasión.-Llega á París, Febrero del 91.- Po-
tencia de su impulso. Encuentra ya fatigados à la mayor parte de los directores de la políti-
ca.-Lozanía de su talento, su fuerza y su fe, Junio y Julo del 91.
Caminando sobre la nieve, sin abrigo que le resguardara de la escarcha (Pág 619)
mil libras ; Lanthenas tenía poco más de veinte mil , á las que podía aña-
dir Bancal unas cien mil . Era una cantidad bastante redonda , que les
permitía comprar bienes nacionales , entonces muy baratos .
Nada más conmovedor , más digno , más honrado , que las cartas en
que Roland habla á Bancal de este proyecto . Aquella noble confianza ,
aquella fe en la amistad y en la virtud , hacen formar un concepto ele-
vado de Roland y sus amigos : «Venid , amigo mío , le dice ; ¿á qué espe-
622 J. MICHELET
Los únicos que veían claro el asunto eran los que no reflexionaban
sobre él .
A la cabeza de esta vanguardia , marchaba madama Roland.
Ella arrojó en la balanza la espada de oro: su valor y la idea del
derecho .
CAPITULO XV
dos por los jueces ordinarios , pero que el rey y la reina sean oidos en
sus declaraciones por tres comisionados de la Asamblea nacional . >>
Habiendo pedido alguien que esta instrucción fuese remitida á la
Sala suprema de Orleans, repuso Duport que esto no era más que una
primera información .
<<Si es una información , repusieron Robespierre , Bouchotte y Buzot ,
no podéis dividirla ; es una y no puede hacerse por autoridades diver-
sas . El rey no es más que un ciudadano , un funcionario responsable ,
sometido á la ley.»
A lo que dijo Duport, retrocediendo á lo vago de las antiguas fic-
ciones , que el rey no era un ciudadano , sino un poder del Estado . Des-
blica . Lo que más podían desear era un insulto tan solemne á la nación ,
el guante arrojado á la Francia por los realistas . Sin perder un momen-
to , á la mañana siguiente , el 1.º de Julio fijaron á la puerta de la Asam-
blea un simple cartel , fuerte y atrevido ; aquel cartel anunciaba la pu-
blicación del diario El Republicano , que iba á fundar una sociedad de
republicanos . Aquel escrito , corto , pero completo , exponía la situación ;
héla aquí en dos líneas : «Acabamos de experimentar que la ausencia del
rey es mejor que su presencia . Ha desertado , abdicado . Jamás de-
volverá la nación su confianza al perjuro , al fugitivo . ¿Que importa que
su fuga se deba á él ó á otro? Embustero ó idiota , resulta de todos mo-
dos indigno . Nos hemos librado de él y él de nosotros ; es un simple
individuo , Mr. Luis de Borbón . La Francia está cierta de que no se des-
honrará por su seguridad . La monarquía ha concluído . ¿ Qué vale un
oficio entregado al azar del nacimiento , que puede ser desempeñado por
un idiota? No es un nada , una nulidad . > »
Este escrito salió del círculo de Condorcet como el folleto del Joven
mecánico, que se publicó casi al mismo tiempo . Uno y otro expresaban la
idea común de aquella sociedad de atrevidos teóricos . Condorcet no es-
cribió más que el folleto, menos comprometedor; pero el cartel fué re-
dactado , primero en inglés por un extranjero , Thomas Payne, que podía
temer menos la responsabilidad de un acto tan grave . Fué traducido por
uno de nuestros jóvenes oficiales que había hecho la campaña de Amé-
rica y que lo fijó atrevidamente en las puertas de la Asamblea , firman-
do : Chatelet.-
Payne poseía en aquel entonces en París dos cosas que á menudo
van juntas aquí , la autoridad y la moda . Brillaba en los salones . Los
hombres más eminentes , las mujeres más lindas le hacían la corte , reco-
gían sus frases y trataban de comprenderlas . Era un hombre de cin-
cuenta á sesenta años ; había ejercido todas las profesiones , fabri-
cante , maestro de escuela, aduanero, marinero, periodista . Tenía tres
patrias , Inglaterra , América y Francia , pero á decir verdad no tuvo
más que una , el derecho y la justicia . Ciudadano invariable del derecho ,
en cuanto veía una injusticia á un lado del Océano , pasaba al otro la-
do . Francia conservará memoria de este hijo adoptivo . Había escrito
para América su libro del Sentido común , el breviario de los republica-
nos: y para Francia escribió Los Derechos del hombre, para vengar á
nuestro país del libro de Burke . Quemado en Londrés en efigie , fué
nombrado ciudadano francés por la Convención , de la que fué miembro .
Payne parecía duro y fanático . Por ello causó admiración cuando el 21
de Febrero manifestó á la Convención que no podía votar la muerte del
rey . A poco le cuesta á él la vida . Encerrado en una prisión y creyen-
do que no tenía tiempo que perder , se puso á escribir La edad de la
razón , un libro en defensa de Dios contra todas las religiones . Salvado
el 9 Thermidor , permaneció aún en Francia , pero ya no pudo soportar
la Francia de Bonaparte y se fué á morir á América .
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 631
Los constitucionales obligados á custodiar y envilecer al rey, al que quieren restaurar -Su doble
miedo, Marat , etc. -La república menos difíel aún que la restauración. de la monarquía.- La
monarquía defendida en la Asamblea por Salles y Barnave, 15 de Julio del 91.- La Asamblea -
desvía las persecuciones contra el rey; persigue á Bouillé etc -Protesta en el campo de Mar-
te -Intriga orleanista en las Jacobinos para obligar á que se pida la caducidad. - Los Jacobi-
nos constitucionales se retiran á los Feuillarts y preparan la represión , 16 de Julio del 91.-
La Asamblea reprende á la municipalidad por demasiado moderada Pequeño terror constitu-
cional. La petición del Campo de Marte se hace republicana -La Asamblea se decide por
el rey.
Buzot . El de éste último , muy corto , fué sin embargo , notable ; daba
precisamente las razones que el 93 le impidieron condenar el rey á
muerte: «Se trata de un crimen contra la nación ; la Asamblea es la na-
ción , sería, á la vez juez y parte: luego no puede juzgar , etc.»
Se había convenido en que la sesión se reduciría á dos discursos ,
repartiéndose los turnos entre Salles y Barnave ; el uno , hombre de co-
razón , entusiasta , debía defender á Luis XVI , al hombre , á la persona-
lidad ; el otro , el frío y noble orador, Barnave , debía tratar la cuestión
desde el punto de vista legislativo y político .
Salles , con insinuación dulce y atrevida , no temía dirigirse á los
secretos sentimientos de la Asamblea . El rey ha protestado , es verdad ,
HISTORIA DE LA revolución FRANCËSA 641
Los realistas necesitaban un motín. - Fatal travesura del Campo de Marte.-Asesinato en el Gros-
Caillou -Tres partidos en el Campo de Marte. Petición republicana contra la Asamblea.—
Es enarbolada la bandera roja -Aspecto pacífico del Campo de Marte.-La guardia asalariada
y los realistas hacen fuego sobre el pueblo -La guardia nacional salva á los fugitivos.
que habían excitado al pueblo , y toda la odiosidad del asunto , que re-
cayó sobre los constitucionales , hubiera sido para ellos . Danton lo com-
prendió así. Desde el sábado por la noche se eclipsó de París y se fué al
bosque de Vincennes , en Fontenay , donde su suegro , el cafetero , tenía
una casita . El valiente carnicero Legendo , al que no se le caían de la
boca palabras de combate , sangre y ruinas , se llevó consigo á Desmou-
lins Ꭹ Freron que perdían el tiempo redactando una nueva moción y se
dirigieron al campo , donde pasaron el fresco aquella calurosa jornada ,
comiendo en compañía de Danton .
Los realistas estaban de buen humor; en medio de todos aquellos
grandes y trágicos acontecimientos se creían todavía en los tiempos de
la Fronda y ponían en solfa á sus enemigos . Hasta el final de la Asam-
blea constituyente fué inacabable su verbosidad . Diariamente , encerra-
dos en los restaurants de las Tullerías y del Palais Royal escribían , apu-
rando botellas , sus famosas Actas de los apóstoles . El suceso de Varen-
nes , que á pesar de su tristeza tenía su aspecto ridículo , no era á propó-
sito para poner á los burlones de su parte . Se alegraron mucho del
eclipse de los famosos jefes populares . Aquella misma noche ante la ca-
sa de Danton, en Fontenay , le dieron una especie de cencerrada acom-
pañada de gritos , de insultos y de amenazas .
Una burla fatal , y cuyas consecuencias fueron terribles , se intentó
en el Campo de Marte . Por tristes y vergonzosos que sean los detalles ,
son muy esenciales para la pintura de las costumbres de la época , para
que no pueda pasarlos la historia en silencio . El primer deber del histo-
riador no es la gravedad , sino la verdad .
La emigración y la ruina de muchos que no emigraban , había
puesto en la calle á una masa de lacayos, de gentes ligadas á los no-
bles y á los ricos por diferentes títulos , agentes de modas , de lujo, de
diversiones y de libertinaje . La primera corporación de esta clase ,
la de los peluqueros , estaba como aniquilada . Había estado floreciente
durante más de un siglo por la extravagancia de las modas . Pero la
terrible frase de la época : « Volved á la naturaleza » había matado á
aquellos artistas , peluqueros y peinadoras; se tendía en todos los órde-
nes á una sencillez espantosa . El peluquero perdía á la vez su existen-
cia y su importancia . Digo importancia , porque realmente la tenía muy
grande bajo el antiguo régimen . El precioso privilegio de las largas
audiencias, la ventaja de tener por espacio de media hora ó de una
hora entre las tenacillas á las hermosas damas de la corte, de charla,
de decir cuanto se le ocurría, pertenecía de derecho al peluquero.
Ayuda de cámara ó peluquero , era admitido por la mañana con la
mayor intimidad, y presenciaba muchas cosas como confidente, sin que
se pensara en confiarse á él. El peluquero era como una especie de ani-
mal doméstico , un mueble de las damas , y participaba mucho de la fri-
volidad de las mujeres , á las que pertenecía . La reina confió á maese
Leonard, muy fiel, pero de poco seso , sus diaman
tes y el cuidado de
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 649
Encuentran á los dos culpables, muy corridos, fingiendo dormir. (Pag. 650)
Ved , pues , desde por la mañana , las dos cosas contrarias que de-
bían servir igualmente la causa de los realistas : la amenaza , el crimen
que castigar; el cuchillo ya levantado y la ocasión de herir.
Se reunía la Asamblea ; la noticia cae como un rayo , amañada , des-
figurada á capricho .
Un diputado asustado : «Dos buenos ciudadanos han muerto ... Re-
comendaban al pueblo el respeto á las leyes y les han ahorcado» . ( Mo-
vimiento de horror. )
Regnault de Saint-Jean-d'Angely: « Pido la ley marcial ... Es pre-
ciso que la Asamblea declare criminales de lesa nación á los que por
medios escritos individuales ó colectivos induzcan al pueblo á la resisten-
cia» . De este modo se lograba el fin deseado , se confundían la peti-
ción y el asesinato , y toda reunión era considerada como reunión de ase-
sinos .
La Asamblea, después , con una tranquilidad de espíritu extraña en
aquella situación , pasó á ocuparse de otro asunto . Permaneció allí todo
el día haciendo como que oía informes sobre la hacienda , la marina, los
disturbios promovidos por los clérigos , etc. Sin embargo actuaba ; su
presidente Carlos Lameth enviaba con la violencia impaciente de su ca-
racter mensajes al Hotel de Ville en nombre de la Asamblea y agui-
joneaba la lentitud de la municipalidad . Esta , encargada de ejecutar ,
era menos impaciente ; dió á entender que no había sabido hasta las once
el asesinato cometido entre siete y ocho . Las tropas que envió llegaron
á mediodía á Gros-Caillou , y prendieron á uno de los asesinos que se
escapó, pero fué vuelto á coger al día siguiente con uno de los cómpli-
ces . La Asamblea antes de mediodía había expedido su decreto . La fra-
se escritos colectivos amenazaba precisamente á la petición de los Jaco-
binos . Robespierre salió para advertirles del peligro y obligarles á re-
tirar la petición del Campo de Marte . La sala estaba desierta : apenas
había una treintena de miembros . Estos treinta , comisionaron á Sante-
rre y algunos otros .
En el Campo de Marte había aún poca gente ; en el altar no llega-
ban á doscientas personas (Madama Roland , que estaba allí , lo atesti-
gua) . En el glacis , hacia el Gros -Caillou , grupos esparcidos , hombres
aislados , iban y venían . Aquel pequeño número perdido en la inmensi-
dad del Campo de Marte , no tenía establecida ninguna inteligencia co-
mún . En aquel momento , existían tres distintos pareceres . Los unos , los
Jacobinos , decían que , habiéndose decidido la Asamblea por el rey,
había que modificar la petición ; que la sociedad iba á redactar una nue-
va. Los otros , miembros de los Franciscanos , agentes secundarios , or-
gullosos de llevar la dirección en ausencia de los jefes , insistían para
que en el acto se redactase una petición amenazadora ; eran estos hom-
bres de letras ó letrados de diversas categorías , Robert y su mujer pri-
mero, un tipógrafo , Brune , que después fué general, un escritor públi-
co, Hebert, Chaumette , estudiante de medicina , periodista , etc.
652 J. MICHELET
gar la cuestión en favor del rey sin esperar el voto de la Francia ; acu-
saba también una grave ilegalidad , sosteniendo que los doscientos ó
trescientos diputados realistas que habían protestado y no querían ya
votar, habían ido sin embargo esta vez á votar con los otros .
Esta famosa petición (que tengo ante mi vista) parece , por el ca-
rácter de la letra, que fué escrita por Robert, cuyo nombre se lee al pie ,
con los de Peyre, Vachart (¿ó Vrichaux?) y Dumont . Es enérgica, ar-
diente, improvisada indudablemente en el Campo de Marte . No me ex-
trañaría que la hubiese dictado madama Robert (madama Keralio) , que
estuvo todo el día en el altar con su marido , tenazmente apasionada fir-
mando y haciendo firmar . Su redacción es entrecortada, como dictada por
una persona jadeante . Varias negligencias felices , pequeños rasgos acera-
dos (como la cólera de una mujer ó de un colibrí) denuncian , á mi juicio ,
una mano femenina . Siguen luego miles de firmas que ocupan varias
hojas ó cuadernillos cosidos juntos . Sin ningún orden , indudablemente
cada cual ha firmado á medida que llegaba , casi todos con tinta, varios
con lápiz. Hay muchos nombres conocidos , especialmente los de la sec-
ción del Teatro Francés (Odeon ) , que estaba allí en gran número : Ser-
gent (el grabador) ; Rousseau ( el primer cantante de la Opera?) ; Mo-
moro, primer impresor por la libertad y elector de la segunda legisla-
tura; Chaumette, estudiante de medicina , calle Mazarino , núm . 9; Fa-
bre (¿d'Eglantine?) ; Isambert, etc. Hay otros que no son del mismo barrio ,
pero también miembros de los Franciscanos ; Hebert escritor , calle de
Mirabeau; Hanriot , Maillard. Algunos Jacobinos cono Andrieux , Co-
chon, Duquesnay, Taschereau , David. Por fin nombres de todas clases:
Girey- Dupre (el lugarteniente de Brissot ) Isabey padre, Isabey hijo,
Lagarde, Moreau , Renouard, etc.
Al principio de la hoja 35 se lee esta nota conmovedora : «¿ La da-
reis de puñaladas (¿á la libertad ó á la patria?) en su cuna después de
haberla creado?»
Algunos añadían á su nombre : guardia nacional ó soldado ciuda-
dano de la patria . Muchos que no sabían firmar hacían una cruz. Hay
nombres de mujeres casadas y solteras . Sin duda aquel día como do-
mingo , habían salido acompañando á sus padres , hermanos ó maridos .
Creyentes de fe sencilla , quisieron atestiguar con ellos , comulgar en su
compañía en aquel acto solemne cuya importancia no comprenderían
muchas . No importa , eran valerosas y fieles , y más de una lo atestiguó
también con su sangre.
El número de las firmas debió ser verdaderamente inmenso . Las hojas
que aun se conservan contienen varios millares , pero es indudable que
se han perdido muchas . La última lleva la página 50. Aquel prodi-
gioso entusiasmo del pueblo firmando un acto tan hostil al rey, tan se-
vero para la Asamblea , debió atemorizarla . Sin duda la llevaron una de
las copias que se había hecho circular y aquella Asamblea soberana
hasta entonces, juez y árbitro entre el rey y el pueblo , vió que se con-
654 J. MICHELET
contra los diarios y los agitadores demócratas que les llamaban polizon-
tes de Lafayette . Esperaban con impaciencia el día en que lavaran con
sangre esta afrenta , y no pudieron contener un grito de alegría cuando
vieron en las ventanas del Hotel de Ville , en las que tenían fija su mi-
rada , enarbolar la bandera roja.
El pobre Bailly bajó á la Greve muy pálido . El infortunado astró-
nomo , después de una vida consagrada al estudio , se ve necesariamente
obligado por aquella turba furiosa á derramar sangre . Imagen de la fa-
talidad , se veía , sin embargo , que no temía nada , y que desde mucho
antes había hecho el sacrificio de su vida . En el mismo día del triunfo ,
el 23 de Julio del 89 , cuando consintió en que le nombraran alcalde ,
cuando Hullin le cogió del brazo para ir á Nuestra Señora , rodeado de
soldados , había dicho : « Verdad que parezco un prisionero que llevan á
la muerte?» Si que lo parecía el 17 de Julio del 91. En su rostro se veía
la impresión que le habían producido estas frases de un periódico : «Este
día será un veneno lento que apuraréis hasta el último de vuestra
vida » .
Desde hacía una hora que se había tocado á generala en París , con
admiración de todo el mundo , los guardias nacionales acudían de todas
partes . Caminaban en largas columnas , unos por las Campos Elíseos ,
otros por los Inválidos ó por el Gros-Caillou . Un momento antes de lle-
gar les obligaban á cargar las armas , porque se decía que los insurrectos
eran dueños del Campo de Marte , donde se habían atrincherado .
Copiaré textualmente la narración inédita de un testigo muy dig-
no, muy verídico . Era guardia nacional en el batallón de los Mínimos ,
que con los de Quince- Vingts de Popincourt y de Saint-Paul , se ali-
nearon paralelamente á la Escuela Militar.
«El aspecto que presentaba entonces aquella inmensa plaza nos
llenó de admiración . Esperábamos verla ocupada por una turba furiosa
y no encontramos más que una reunión pacifica de paseantes domin-
gueros , esparcida en grupos , en familias y compuesta en gran parte de
mujeres y de niños , entre los que circulaban vendedores de coco , de
tortas Ꭹ de pasteles de Nanterre , muy en boga entonces por la novedad .
No había nadie entre aquella multitud que llevase arinas , excepto algu-
nos guardias nacionales luciendo sus uniformes y sus sables , pero la
mayor parte acompañados de sus mujeres no tenían nada de amenaza-
dores ni de sospechosos . Era tan grande la tranquilidad , que varias
compañías de los nuestros pusieron sus fusiles en pabellones y algu-
nos , movidos por la curiosidad , fueron hasta el medio del Campo de
Marte . Interrogados á su regreso dijeron que no había nada de nuevo ,
sino que estaban firmando una petición en las gradas del altar de la
patria.
>> Este altar era una construcción inmensa de cien pies de altura ; se
apoyaba sobre cuatro macizos que ocupaban los ángulos de su vasto
cuadrilátero , sobre los que se apoyaban vigas colosales . Estos macizos
656 J. MICHELET
estaban unidos entre sí por escaleras de tal anchura que podía subir
de frente por cada una de ellas un batallón . Sobre la plataforma se
elevaba en forma de pirámide , con una multitud de escalones , un gra-
derío coronado por el altar de la patria , al que daba sombra una pal-
mera .
>> Las escaleras construídas en las cuatro caras , desde la base á la
cúspide , habían servido de asunto á la multitud fatigada por un largo
paseo y por el calor del sol de un día de Julio . Cuando llegamos nos-
otros , aquel gran monumento parecía una montaña animada , formada
de seres humanos unos sobre otros . Ninguno de nosotros preveía que
aquella construcción hecha para una fiesta , iba á convertirse en un san-
griento cadalso .
>> La muchedumbre que llenaba el Campo de Marte no se había
• preocupado lo más mínimo de la llegada de nuestros batallones ; pero
pareció que se conmovía cuando el redoble de los tambores anunció que
İlegaban más fuerzas militares y que iban á entrar en el recinto por la
verja del Gros- Caillou , abierta enfrente del altar . Sin embargo , la multi-
tud curiosa y confiada se precipitó á su encuentro ; pero fué rechazada
por las columnas de infantería que , obstruyendo las salidas , avanzaron y
se desplegaron rápidamente, y sobre todo por la caballería , que corrien-
do á ocupar los flancos levantó una nube de polvo que cubrió toda aque-
lla escena tumultuosa . »>
El espectáculo era inexplicable visto desde la Escuela Militar . Pue-
de asegurarse que pocas personas , en el Campo de Marte , se daban
E hizo fuego sobre la masa inofensiva del altar de la patria. (Pág. 659)
Quién fué el culpable de la matanza? -Impresión que el hecho produjo en las Tullerías -Terror
de los Jacobinos, 17 de Julio.-Madama Roland ofrece asilo á Robespierre. - Dudas y errores
de los constitucionales.-Paso humillante de los Jacobinos, 18 de Julio -Se quedan dueños
del local y de la correspondencia -Los Fuldenses se anulan á sí mismos, 17-23 de Julio.-
Reorganización de los Jacobinos bajo la influencia de Robespierre. -Mensajes amenazadores de
las ciudades à la Asamblea, fin de Julio. -Esta renuncia á encargarse del gobierno por sus co-
misarios enviados á las provincias.
Bailly, que desde el puente tuvo que atravesar la mitad del Campo
de Marte, no llegó al centro delante de la guardia asalariada , hasta
después de la horrorosa ejecución, y dijo: «Que se hallaba vivamente
afectado al ver que algunos imprudentes habían hecho fuego .» Un
diario , que por cierto le era hostil , atestigua estas palabras .
En la información que aquella noche se hizo en la municipalidad,
se dió á los sucesos la misma interpretación : una imprudencia, un
desorden sobrevenido , á pesar de las autoridades y sin ninguna señal
suya.
Al hospital de Gros-Caillou , fueron llevados doce cadáveres , y se
dice que durante la noche fueron arrojados muchos al Sena . Los diarios
se asegura que á uno se le ocurrió decir: «¿Si es preciso un rey , por qué
no lo es él?»
Fué necesario, para contener á aquellos bárbaros, que Lafayette colocase su caballo
á la boca de los cañones que iban á disparar. (Pág. 659)
jante día, al fondo del Marais , en aquel barrio tan desierto , tan retirado
y peligroso; sin duda le asesinarían . Es preciso que cene y que se
acueste; ya tiene preparado el lecho . Lo quiere el marido , lo manda
noche cerca del buen hombre ; le habían animado , para que se compro-
metiera , decidiéndole á tomar una parte de la responsabilidad que en
verdad no debía recaer sobre él . Aquí ya no se trata de un desorden
como en el informe primitivo; es una represión justa . El nuevo informe
se esfuerza en hacer creer que la matanza ha sido provocada aasesinat
y para ello
o
reune dos cosas muy separadas y perfectamente distintas , el asesinato
de la mañana y la matanza de la tarde ; el primero ejecutado á las siete
por el populacho del Gros-Caillou ; la segunda cometida doce horas des-
pués sobre gentes que , en su mayor parte , ignoraban lo que había su-
cedido por la mañana.
Pero en esta sesión en que el presidente Carlos Lameth felicita á
Bailly sin lamentar la sangre derramada; en que Barnave golpeándose
el pecho empuña la trompeta de la fama para celebrar la victoria ; en
aquel momento de triunfo , los vencedores querrían ir más adelante ;
ellos mismos se asustan y retroceden . A la primera palabra que se pro-
nuncia para aprovecharse de la ventaja , dejan traslucir su indecisión .
Regnauld de Saint-Jean d'Angely quería que la Asamblea votase tres.
años de prisión para los que hubieran incitado al asesinato ; la prisión y
el procesamiento para los que por escrito ó de otro modo hubieran pro-
vocado á la desobediencia de las leyes . Petion demostró que si tal se hi-
ciera, se habría concluído con la libertad de imprenta . Regnault transigió
y redujo su proposición ; pidió y fué votada por la Asamblea la adición de
una palabra á lo de provocado: «formalmente provocado . Añadida esta
sencilla palabra daba medios para eludir la ley , haciéndola ineficaz .
Si la Asamblea quería obtener un resultado serio , era precisó que
fuese autorizado por ella el comité de las averiguaciones, y que él mis-
mo practicase la información ; pero se abstuvo de ello é hizo que el asun-
to pasase á los tribunales , que obraron poco , tarde y mal . En primer lu-
gar se guardaron bien de averiguar la parte que habían tomado en el
asunto los agentes realistas ; solamente procedieron contra dos periodis-
tas , Suleauy y Rogou , el amigo del rey, persiguiendo únicamente á los
escritores y oradores , no á los actores . Y en cuanto á los republicanos ,
á los que los jueces no guardaban consideraciones , procedieron sin em-
bargo contra ellos con lentitud y con torpeza . Esperaron hasta el 20 de
Julio para ordenar la busca de Freron , al 4 de Agosto para embargar la
imprenta de Marat , al 9 para decretar la detención de Danton , Legen-
dre , Santerre , Brune y Momoro .
Los Jacobinos , que no podían preveer de ningun modo la vacilación
de sus enemigos , se creían perdidos el 18 de Julio . Dieron un paso raro
que hubiera podido haberles hecho desmerecer en el concepto público :
se tendieron , por decirlo así , á los pies de la Asamblea , arrastrándose
ante ella. Robespierre redactó en su nombre una petición notable por su
humildad, que fué aprobada por ellos y enviada á su destino . Aquella
Asamblea nacional que en 21 de Junio había sido tachada por él como
una colección de traidores , es alabada entonces por sus generosos es-
668 J. MICHELET
!
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 669
tos ejemplares, temiendo sin duda enajenarse con aquel acto atrevido á
la masa de los Fuldense que trataba de volver á ellos .
Estos , en efecto , se dividieron en aquel momento en dos grupos.
Era imposible que Fuldenses como Merlin y Dubois marchasen unidos
con Fuldenses como Barnave y Lameth. Desgraciadamente no conoce-
mos sus debates íntimos ; pero se traslucen demasiado en la Asamblea
nacional . El 30 , al tratar una de las cuestiones más graves , se separan ,
la mayoría se les escapa , y también el poder para siempre; porque era
precisamente del poder de lo que se trataba . La Asamblea , después de lo
de Varennes , había enviado algunos comisionados á los departamentos
fronterizos para
para que los vigilasen y los sostuviesen . El buen resultado de
esta medida hacía que se tratase de darla más amplitud . Es decir, que
la Asamblea que hasta entonces había hablado y mandado desde lejos ,
quería en esta ocasión obrar cerca , trasladándose en la persona de sus
miembros más enérgicos á todos los puntos del territorio, mostrándose
en todas partes y cogiendo , por este don de ubicuidad, con mano fuerte
á la Francia, antes de que se escapase . La vieja Constituyente , casi ex-
pirante, trataba de hacer lo que hizo con gran trabajo la joven Conven-
ción con el prodigioso aumento de fuerza que la daban el peligro y el
furor .
Tarde, muy tarde , aquel poder esencialmente legislativo , aquella
gran fábrica de leyes, pensaba en gobernar, en viajar , en obrar. Estaba
ya muy cascada para gobernar á caballo . Buzot pidió que se cesara de
enviar comisionados , por ser necesaria , según decía , la presencia de to-
dos los diputados en el momento de la revisión . Dandre , órgano en
esta parte de las desconfianzas de la corte para con los constitucionales ,
apoyó á Buzot, con gran sorpresa de todos . La corte tendió también la
mano á los republicanos para romper su última esperanza , anulando la
acción de la Asamblea . Esta , cansada de si misma , votó sin dificultad lo
que se quería que votase; renunció al movimiento , volvió á sentarse
todavía, una hora más , impaciente como estaba por echar una última
mirada sobre su obra , la Constitución , y cesar de existir.
CAPITULO XXII
Barnave y los constituyentes pretenden hacerse otra vez dueños de la derecha (fin de Julio).- Se
ponen de acuerdo con Malouet. - Entran en negociaciones con Leopoldo.- La reina escribe á
Leopoldo para impedirle que obre ( 30 de Julio).-La derecha rompe la inteligencia de Malouet
con Barnave y Chapelier 4 de Agosto) .- La revisión tímidamente realista (5-30 de Agosto).
-La Constitución del 91 , ni burguesa ni popular. -Multiplicación prodigiosa de las Sociedades
jacobinas. -Solemne ultraje de Robespierre á los constitucionales, su humillación, 1.º de Sep-
tiembre.
mité, dejó que salieran los demás , llamó aparte á Malouet y le habló
en los siguientes términos : « He debido pareceros con frecuencia muy
joven , le dijo; pero estad seguro de que en pocos meses he envejecido
mucho...» Después de un momento de silencio, en el que parecía que
reflexionaba: «¿Es que no veis que todos nosotros los diputados de la iz-
quierda , excepción hecha de una docena de ambiciosos ó de fanáticos ,
deseamos concluir con la revolución?... Comprendemos que no lo con-
seguiremos si no se da una base fuerte á la autoridad real ... ¡Ah ! si la
derecha en vez de irritar siempre á la izquierda rechazando todo lo que
aquella propone , secundara la revisión ! ... »
Este preámbulo significaba que los constitucionales , al ver que se
quebraba entre sus manos la máquina de los Fuldenses , al ver que la
fracción patriotera del nuevo club se dirigía ya hacia la puerta para
volverse con los Jacobinos , se inclinaban ellos mismos á la derecha y
trataban de unirse á los realistas .
Y cuando hablo de los constitucionales me refiero especialmente á
TOMO I 85
674 J. MICHELET
Monseñor el poder verbal del rey , poder que le fué remitido por escrito ,
auténtico , el 7 de Julio.
Aun sin esperar á esto , el 6 el emperador Leopoldo , hermano de
María Antonieta , había escrito y hecho circular una nota á todas las
potencias para amenazar á Francia y liberar á Luis XVI .
Prusia , instigada por los príncipes , estaba animada en otro sentido
que Leopoldo, Rusia y Suecia demostraban aún más indignación é im-
paciencia que Prusia .
El 25 de Julio se celebraron varias conferencias entre Prusia y
Austria, y en ellas Leopoldo , poniéndose en contradicción con lo que
daba á entender en su nota del 6 de Julio , demostró tendencias pacífi-
cas . Le preocupaba su guerra con Turquía , que no concluyó hasta el
mes de Agosto . Tenía en puerta la nueva resolución de Polonia , la
amenaza de una gran guerra del Norte , la probabilidad de una invasión
rusa en Polonia , acaso la necesidad de enriquecerse más con un tercer
reparto que impondría Rusia . Esta se hallaba entonces encarnizada so-
bre otra presa, Turquía . Las conferencias de Rusia y Austria tenían por
objeto principal hacer entender á Rusia que mientras no soltase á los
turcos , las potencias alemanas permanecerían inmóviles , arma al brazo ,
contemplándola y no emprenderían aventuras haciendo una cruzada
contra Francia .
Resultaba , pues , que por el momento , Leopoldo se había de mante-
ner en actitud pacífica respecto de nosotros . A pesar de Rusia , Suecia
y Prusia que hubieran querido comprometerle en los asuntos de Occi-
dente , no se movían . Sus generales , muy instruídos , le decían por otra
parte que no era cosa tan sencilla intervenir en una nación como la
nuestra, con aquellas masas profundas de población numerosa , exalta-
das por el fanatismo de la libertad . A lo cual se agregaba por parte de
Leopoldo un sentimiento personal : temía por la vida del rey y de la rei-
na; á la primera noticia de una invasión austriaca , corría riesgo de pe-
recer su hermana .
Salvar á la reina era la idea que naturalmente debía suponerse en
su hermano Leopoldo . Y esta era también la idea de Barnave y la de
los constitucionales , salvar á la reina y á la monarquía . Sin haber tra-
tado todavía con el emperador , se sentían unidos á él por este interés
común . A pesar de la actitud amenazadora de la Dieta germánica que
ordenaba el armamento , no desconfiaban de evitar la guerra europea;
afortunada ó no , la guerra hubiera sido su ruina , el triunfo de sus ene-
migos .
Para tratar con el emperador era preciso ante todo ser aquí los
amos , destruir el poder de los clubs ó apropiársele haciéndose dueño de
ellos . Los constitucionales habían preferido el segundo medio ; y cre-
yeron haberlo logrado con la creación de los Fuldenses . Pero ahora re-
sultaba que les faltaba este medio , que se les escapaba . Al perder esta
fuerza que era suya , les quedaba el recurso de pedirla á sus enemigos ,
676 J. MICHELET
sistían en todas sus protestas . Cada uno de ellos se levantó y dijo termi-
nantemente : « Lo declaro . »
>
Así se rompió el pacto más político que honroso que Barnave había
creído posible concertar tácitamente entre la derecha y los constitucio-
nales . Malouet, como se había convenido, inició la crítica de la Cons-
titución con mucha habilidad y fuerzas . Pero Chapelier le interrumpió.
Desligado del pacto secreto por la nueva protesta de la derecha , sostuvo
que Malouet debía hablar , no sobre el fondo , sino únicamente so-
bre el orden establecido entre los diversos títulos de la Constitu-
ción .
El arreglo , la fusión necesarias para formar un cuerpo con tantas
leyes sueltas, había ocupado por mucho tiempo á los comités de Cons-
titución y de revisión . Se dice que un amigo de Lafayette, Ramond ,
que fué luego miembro de la Legislativa , es el que propuso el orden
que acabaron por seguir, orden lógico y hábil , que bajo pretexto de
condensar, hacía desaparecer muchos de los artículos que había votado
la Asamblea . De aquí resultó una gran tirantez entre los mismos consti-
tucionales . Más de una vez votó la Asamblea en contra de sus comités .
Habiendo denunciado un diputado las «graves omisiones que creían
notar los verdaderos amigos de la libertad» , se produjo una tempes-
tad Ꭹ Barnave se exasperó hasta el extremo de ofrecer su dimi-
sión .
1
686 J. MICHELET
clero? Nada relativo al dogma. Nada más sino una mejor división de las
diócesis y el restablecimiento de la elección en la iglesia , la vuelta á la
forma antigua .
La oposición del Papa y del clero era la de la novedad contra la
antigüedad cristiana renovada por la Asamblea .
¿Y esta Asamblea , este tirano qué tormento aplicaba á los curas
que se negaban á prestar el juramento cívico , á los que declaraban que
no querían obedecer las leyes? La única pena era el pagarles sin que hi-
cieran nada , les conservaba su sueldo ; no les rebajaba su pensión á pe-
sar de que no trabajaban y eran enemigos .
Pero no era esto solo : por un respeto excesivo á la libertad de con-
ciencia , dejaba libre el acceso al altar á aquellos enemigos de la ley ,
tenía siempre abierta la Iglesia que ellos habían abandonado por su
voluntad permitiéndoles que dijeran misas, de suerte que los ignoran-
tes , los simples , los esclavos de la costumbre no fuesen atormentados
por sus escrúpulos y pudiesen oir todas las mañanas á su cura que mal-
decía de la ley que le pagaba y de la demasiada clemencia de la Asam-
blea. Hay que reconocer que los curas ciudadanos demostraron durante
largo tiempo una paciencia más que evangélica respecto de los que pre-
dicaban contra ellos la asonada y el asesinato . No sólo tenían á su dis-
posición las iglesias, sino que compartían con ellos los ornamentos y ves-
tiduras sacerdotales . El sabio y modesto d'Espilly, obispo de Quimper,
les animaba para que continuasen el culto . Gregoire les amparaba y
protegía en Blois . Otro obispo , como veremos más adelante, les defen-
dió en la Asamblea legislativa con admirable caridad . Uno de los ver-
daderos sacerdotes de Dios escribía el 12 de Septiembre para prevenir
las medidas de rigor que se temían en el Oeste : « Las llagas de la reli-
gión sangran... Nada de violencia , os lo suplico . La dulzura y la ins-
trucción son las armas de la verdad . »
>
Estas virtudes eran inútiles . Era preciso que la oposición entre los
dos sistemas se mostrase en toda su desnudez . Por grande que sea la
elasticidad del cristianismo para adoptar exteriormente las formas de la
libertad , su principio íntimo , inmutable , es el de la autoridad . El
fondo de su esencia , según su leyenda es la libertad perdida en la gra-
cia, el libre albedrío del hombre y la justicia de Dios anegados al mis-
mo tiempo en la sangre de Jesucristo .
La iglesia del 91 se mostraba francamente tal como era, represen-
tante de la autoridad y adversaria de la libertad . Y como tal , pedía el
restablecimiento completo de la autoridad real . Se interceptó é imprimió
una carta de Pio VI , que creyendo que Luis XVI se había escapado le
felicitaba por haber recobrado la plenitud del poder absoluto .
El crimen de la Asamblea consistía en haber desconocido á la vez
á los dos lugartenientes de Dios , á sus vicarios el rey y el Papa ; en ha-
ber negado con la infalibilidad papal y real , la doble encarnación ponti-
ficia y monárquica .
TOMO 1 87
690 J. - MICHELET
nales para apoderarse del cadáver , huían los parientes llorando , dejan-
do con desesperación al muerto para que le rezasen las oraciones mal-
ditas.
Más adelante la instrucción secreta no les permitió ya ni llevarlos
á la iglesia . « Si el antiguo cura no puede enterrarlo , decía , que lo entie-
rren secretamente los parientes ó amigos . » ¡ Autorización peligrosa , im-
pía y salvaje! La horrible escena de Yung, obligado á enterrar el mis-
mo á su propia hija durante la noche , llevando su cuerpo helado entre
sus temblorosos brazos , cavando la fosa para ella , cubriéndola de tierra
(¡qué dolor! ) , aquella escena se renovó muchas veces en las aldeas y en
los bosques del Oeste ! ... Y se renovaba con un aumento de horror.
Aquellos hombres sencillos temían que el pobre muerto así enterrado
por manos laicas y sin sacramentos se perdiera por toda la eternidad , y
á partir de aquella noche empezara para su alma infortunada la noche
de la condenación eterna .
HIDE LA CHARLER T
Presentada la Constitución al rey, fué aceptada por éste el 13 de Septiembre. (Pág. 686)
PREY URAND
SEAS D .
sustituir , que caía duramente desde arriba . Esta ley , por muy humana
que fuese, se presentó á las poblaciones sorprendidas como un yugo,
como una necesidad . Quiso entrar por la fuerza en un terreno en el que
no se había abierto previamente el surco , y se quedó en la super-
ficie >>
No solamente fué estéril , si no que obró precisamente en sentido
contrario de lo que se proponía , No solamente no hubo educación , sino
que hubo una contra- educación , una educación en sentido inverso , que
produjo dos efectos deplorables .
Aquellas almas crédulas , asustadas por los terrores del mundo nue-
vo , se hicieron inhumanas en proporción de sus temores . Se endurecie-
ron , no apreciaron lo más mínimo la vida del hombre , la efusión de
sangre . ¡ La muerte no era bastante para vengarse de un enemigo que
exponía las almas al peligro de un infierno perpetuo !
Además la exaltación fanática, que parecía que debía hacer las
conciencias escrupulosas y meticulosas, produjo , por el contrario , el
efecto de arrebatarlas todo escrúpulo , haciéndolas perder de vista los
motives interesados y personales que con frecuencia les hacía hostiles á
la Revolución , de modo que creyeron que odiaban con odio desinteresa-
do , no por el perjuicio material que les producía , sino únicamente por
Dios . El vendeano , por ejemplo , que colocaba en casa de su señor todo
el dinero que obtenía de la crianza del ganado y veía á su noble deudor
arruinado ó emigrado, cogía el fusil ; ¿por qué? ¿por qué perdía aquel
dinero? no (decía él) , sino para que le devolvieran á sus buenos curas .
El Bretón que pensaba en hacer curas á uno ó á varios de sus hijos
tenía contra la Revolución un motivo temporal de odio; pero su sombría
exaltación religiosa le persuadía de que no aborrecía al nuevo orden de
cosas más que por el ultraje hecho á la iglesia , por su Dios perseguido ,
desterrado á los desiertos eriales sin más abrigo que el cielo.
He aquí como el espíritu de resistencia no se conocía bien á si mis-
mo , mezclado fuertemente el fanatismo con el interés . Uno solo de
aquellos dos móviles hubiera podido ceder; el fanatismo hubiera des-
aparecido á la larga ante las nuevas luces , el interés acaso se hubiera
inmolado por
la conciencia. Pero así mezclados , confundidos , engañán-
dose mutuamente, eran indestructibles .
Parecía que el entusiasmo revolucionario había de durar menos
que el fanatismo católico y realista . Tenía por objeto ideas nuevas y no
se ligaba como el otro á todo un sistema de costumbres y de rutinas ,
envejecido con el hombre , trasmitido con la vida , con la sangre . Va-
rias generaciones , varias clases de espíritus diversos (en la Asamblea
nacional y en la nación entera) habían tenido ya sus momentos de en-
tusiasmo más o menos largos , y después se habían cansado . Varios
hombres persistían , sin duda ; hombres de ardor inextinguible , de indo-
mable firmeza, y estos debían persistir gloriosamente hasta el fin . Sin
embargo, tales caracteres son siempre en pequeño número . Una revolu-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 695
pio respetable puesto que fué fundado por la fe que puso el aldeano en
la Revolución , en la solidez de la prenda que ella le daba .
Y hé aquí como se hizo nuestra Revolución , sólida , duradera , eter-
na , detenida muchas veces en su curso , vuelve siempre á andar y con-
tinúa su movimiento . Es porque ya no descansa solamente sobre el mo-
vible suelo de las ciudades , que sube y que baja , que construye y que
derriba .. Se apoya en la tierra y en el hombre de la tierra . Ahí está la
Francia durable , menos brillante y menos inquieta, pero sólida , la
Francia en sí . Nosotros cambiamos , ella no cambia. Sus razas son las
mismas desde hace muchos siglos ; sus ideas parecen las mismas ; pero
la verdad es que adelantan por un trabajo insensible y latente , como se
verifican todos los cambios en las grandes fuerzas de la naturaleza no
sobreexcitadas por la pasión que usa y que devora.
Esta Francia dentro de cien años , de mil años , estará entera y
fuerte; irá, como hoy, cuidando y trabajando su tierra mucho tiempo
después de que nosotros , población efímera de las ciudades, hayamos
desaparecido olvidados nuestros sistemas y nuestros huesos .
Una palabra , una última palabra acerca de la Asamblea constitu-
yente: la habíamos casi olvidado . Ella misma en sus últimos momentos
parece que se abandonó y se olvidó también .
Declara que aplaza los dos cimientos profundos , esenciales , sin los
que su obra política queda en el aire , vacilante , próxima á caer : la edu-
cación y la Ley civil .
No se atreve á tomar ninguna resolución referente á los curas
y ni siquiera escucha el informe instructivo y prudente que han hecho
sus comisionados en la Vendee. Hace contra el papa lo que nuestros
reyes hicieron varias veces .
Ya nos ocuparemos de esto.
En su penúltima sesión (29 de Septiembre) quiere tratar con rigor
á los clubs y les prohibe las peticiones colectivas , les permite discutir
<sin pretender que inspeccionen á las autoridades legales. » Prohibición
inútil; aquellas autoridades vacilantes é impotentes, como imágenes de
la Asamblea, no oponían ninguna resistencia á los enemigos de la
Revolución ; era preciso dejarla que pereciese ó que la salvasen los
clubs .
en voz baja. Parece que habla ya con la voz débil de los mori-
bundos .
El 30 de Septiembre , al levantar el rey la sesión lamentándose de
que ya no pudiera continuar, dirigió el presidente Tohuret estas pala-
bras al pueblo allí presente: «La Asamblea constituyente declara que
termina sus sesiones y que ha cumplido su misión . >>
CAPITULO XXIV
El primer entusiasmo por la guerra.-Vacilaciones de los políticos y de los militares .-El mundo
llamaba á la Francia.-Odio de los reyes á la Francia -Madama Lamballe en Inglaterra.-
Inglaterra y Austria querían adormecer y enervar á Francia.-Suicidio universal de los reyes
en el siglo diez y ocho -El pensamiento íntimo de Austria y el pensamiento íntimo de la rei-
na.-Reinado y caída de Barnave (Septiembre- Noviembre del 91 )—Violencia interior del rey,
de su hermana y de su hija.-El rey no quería ir á los emigrados -Estaba dominado por los
curas. -Su poder -Los curas amenazados en París, eran omnipotentes en las provincias -
Francia comprende que el rey es su enemigo. - Apertura de la Asamblea legislativa -Aparición
de los Girondinos Discusión entre el trono y la Asamblea.-Discusión relativa á los curas y
á los emigrados -Respuestas hostiles de las potencias.-Noticias del desastre de Santo Do-
mingo.-Noticias de la matanza de Avignon.
tereses ! No tenía más que uno solo: la salvación de las naciones . Excep-
ción hecha de Lieja y de Saboya, dos pueblos que hablan el mismo
idioma y que son nuestros hermanos , nada quería Francia . Por nada del
mundo hubiera arrebatado una pulgada de territorio á las otras nacio-
nes . Nadie , y aun es desconocida esta idea, fué menos conquistadora
que Francia en aquellos sagrados momentos ; fueron precisos el tiem-
po, los obstáculos , la tentación del peligro para que pensara en su pro-
pio interés y se hiciera injusta .
El 91 Francia tenía su sentimiento , el sentimiento de su virgini-
dad poderosa; marchaba con la cabeza erguida , el corazón puro , sin in-
terés personal ; comprendía que era adorable y en realidad era adorada
por las naciones .
Comprendía perfectamente que el amor de los pueblos le aseguraba
para siempre el odio invariable de los reyes , de los mismos reyes á los
que hubiera podido ajustar las cuentas la revolución . Por instinto adi-
vinaba esta verdad , tan poco conocida de los diplomáticos , acostumbra-
dos á ver en todas partes el interés como el móvil de todos los actos :
«
<Los hombres , aun contra el interés , se guían por la naturaleza , se-
gún sus costumbres ; y al seguirla se imaginan que atienden solo á la
utilidad .>>
La única diferencia que hubo entre los reyes relativa á la Revolu-
ción , es que los unos hubieran querido degollarla ; mientras que otros ,
más temibles , llegaban suavemente , para ahogarla con la almohada co-
mo Otelo.
Dos personas odiaron la nueva Francia con odio profundo y feroz :
la gran Catalina y Pitt.
En vano dicen algunos que la primera estaba demasiado lejos para
interesarse demasiado en el asunto . Nadie se apasionó tanto sin embar-
go contra ella . Hasta entonces, aquella mujer alemana , usando y abu-
sando del gran pueblo ruso , había caminado sin obstáculos . Brillante ,
espiritual, risueña , desde el asesinato de Pedro III hasta las matanzas
de Ysmail y de Praga , que ordenó ella misma , desafiaba á Dios con la
risa en los labios . La terrible Pasiphae (¿ diré Pasiphae ó Minotauro?) que
tuvo un ejército por amante, iba saciándose sobre todos los pueblos y
sobre todos los hombres . No es necesario decirlo , basta con ver los re-
tratos de aquella vieja con su greca de cabellos blancos , dirigidos al
cielo , desnudo el seno , la mirada lúbrica y dura fija en su presa, el in-
saciable abismo que nunca dice : basta .
El 14 de Julio del 89 se sintió herida en el rostro ; ni la distancia ,
ni la separación de los intereses importaron nada . Ella sintió que se al-
zaba una barrera en el extremo occidente , que en este mundo perecía
la tiranía y que era su heredera la libertad . Y comenzó á sufrir . Poseía
la Turquía y se preparaba á devorar la Polonia. Empujaba á los alema-
nes hacia el oeste; parecía decirles : «id , os lo permito , os he dado la
Francia». Los fuertes no se ruborizan ; ella se atrevió en una carta des-
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 709
tas y más joven todavía que su amo Leopoldo , que tenía cuarenta y
cuatro . Este, ya caduco en medio de su serrallo italiano que había
transportado á Viena , no tenía más que una aspiración , gozar siempre
á despecho de la naturaleza . Le quedaban algunos meses de vida y que-
ría aprovecharlos despertando , usando sus facultades debilitadas por
medio de excitantes mortíferos que él mismo se fabricaba . A tal empe-
rador, tal imperio : el Austria estaba también enferma , y si había lo-
grado levantarse después de su última crisis , lo debía al uso de exci-
tantes no menos funestos .
El encarnizamiento del placer no es un rasgo particular de Leopol-
do . Es común en todos los príncipes del siglo diez y ocho . Solicitados
por ideas contradictorias , medio filósofos , medio retrogrados fatigados
del divorcio que luchaba en su espíritu , prescindían voluntariamente de
las ideas y buscaban en el abuso de los sentidos el olvido , la muerte
anticipada . De aquí los extraños caprichos de Federico y de Gustavo,
tomados de la antigüedad ; de aquí las trescientas religiosas del rey de
Portugal; el parque de los ciervos de Luis XV , -los trescientos cincuen-
ta y cuatro bastardos de Augusto de Sajonia , etc. , etc .: Ahora bien ;
haciéndose contrario á la naturaleza el gobierno de uno solo ; no siendo
más que una ficción en Europa (el rey moderno es la burocracia) ¿qué
hubieran hecho la mayor parte de los príncipes de su energía perso-
nal? Aún les decían que eran dioses ; pero ejerciendo poco de hecho ,
esta divinidad la buscaban incesantemente en la pasión , en la epilepsia
del placer. El siglo diez y ocho estudiado en las costumbres de sus re-
yes y en la destrucción de cuerpo y de corazón que se hacían ellos
mismos , puede ser considerado como el suicidio de la monarquía .
Austria, que políticamente es un monstruo , un Jano , de raza y de
ideas , Austria devota y filósofa , imponía á su príncipe una fatal hipo-
cresía , una máscara pesada que ellos se apresuraban á quitarse en cuan-
to estaban en la intimidad . El aburrimiento mortal les sumía en el
mortal abismo de los sentidos . Alguna decencia en la superficie , pero
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCÉSA 711
actos y de las palabras , dirigir por medio de señales, intimidar con mi-
radas; ¿quién sabe? encargarse quizás en caso de duda de interpretar la
Constitución con su propia autoridad , con la autoridad de los mismos
que la habían hecho . Este comité , en caso de necesidad , apoyado por
una protesta de veto real , hubiera dado al rey un falso derecho para
obrar en contra de la Asamblea. Los mismos constituyentes dieron
fuerza á estas hipótesis , manifestando , en una grave cuestión , su disen-
timiento desde lo alto de las tribunas . Tan bien lo hicieron que la
Asamblea decretó que no reconocía ningún privilegio , y que todas las
tribunas estarían abiertas al público . Ante la invasión de una multitud
turbulenta , la sombra intimidada de la Constituyente se desvaneció pa-
ra no volver á aparecer jamás.
Sin embargo , su obra , la famosa Constitución , hacía el 4 de Octu-
bre su entrada solemne en la Asamblea legislativa , rodeada, guardada
por doce diputados de los de más avanzada edad , « los doce ancianos del
Apocalipsis» . Camús , el archivero , no había querido confiarles este teso-
ro , no lo abandonaba , lo conservaba piadosamente , lo llevó á la tribuna,
lo enseñó al pueblo , como otro Moisés .
En este momento los curiosos observan maliciosamente que la
Asamblea va á jurar la Constitución que varios de sus miembros ata-
caron y que inmediatamente va á infringir . Jura fría , tristemente au-
mentándose el odio que siente hacia el poder difunto que la arranca
aquella ceremonia tan poco sincera .
El rey se estrenó ante la Asamblea con una extraña torpeza . Cuan-
do le preguntaron la hora en que recibiría la diputación, no respondió
por si mismo , sino por conducto de un ministro, diciendo que no la re-
cibiría inmediatamente , sino á las tres . A la diputación , le dijo que no
iría en seguida á la Asamblea , sino que esperaría tres días . La Asamblea
creyó ver en estos afectadas dilaciones una insolente tentativa de la
corte para demostrar la superioridad del poder que obligaba á esperar
al otro . Varios diputados , entre ellos Couthor , propusieron , y fué apro-
bado , que se suprimiera el título de Majestad , que no se reconociera
más título que el de Rey de los Franceses; que al entrar el rey se levan-
taran todos los diputados pero que en seguida podrían sentarse y cubrir-
se; y en fin, que en el estrado habría en la misma línea dos sillones
semejantes, y que el del rey estuviese á la izquierda del presidente .
Esto equivalía á suprimir el trono y subordinar al rey.
Si el cielo se hubiera desplomado sobre la tierra no se hubieran
conmovido tanto los constitucionales como lo fueron con esta supresión
del trono . Habían llegado á ser guardianes más celosos de la monarquia
que los mismos realistas .
La banca , no menos asustada , manifestó sus temores con una baja
enorme en los valores públicos . Del barrio de los banqueros , del bata-
llón de los hijos de Santo Tomás, habían salido la mayor parte de los
guardias nacionales que , unidos á la guardia asalariada habían hecho
720 J. MICHELET
engañados por la prensa y por los hombres que de más cerca observa-
ban de qué lado soplaba el viento popular . Hebert , el infame , Pere Du-
chene, aquel excremento del periodismo , bajamente ocupado siempre en
servir todas las malas pasiones del pueblo , creyó que éste se inclinaba
otra vez á la monarquía y durante algunos días se dedicó á hacer pro-
paganda realista en su periódico , anatematizando y execrando del motín
revolucionario . ¿Qué mas? por una indigna farsa , aquel ateo hablaba
TOMO I 91
722 J MICHELET
Como el partido francés de Avignon, salvó el 90 al Mediodía. -Del derecho del papa -El reinado
de los curas .—Irritación de la burguesín. —Revolución del 11 de Junio del 90. —El partido
francés castigado por el servicio que hizo á la Francia. - Avignon emprende, en nombre de
Francia la conquista del Condado -Duprot, Rovere y Mainvielle -Su primera expedición á
Carpentras , (Abril del 91 ) , su fracaso —Asesinato de la Villasse, Abril del 91 ).—Segunda ex-
pedición á Carpentras -Jourdan cortacabezas -Francia envía mediadores ( Mayo del 911
Influencia que ejercieron sobre ellos las damas de Avignon - Es seducido el intermediario Mu-
lot -Se ve obligado á huir de Avignon Agosto). E pueblo cansado de la Revolución —La
Asamblea decreta la reunión ( 15 de Septiembre). -Mulot reanima al partido francés realista.-
Lo> papistas cobran valor.— La virgen hace milagros . -Lescuyer es asesinado en la iglesia, ( 16
de Octubre del 91)
queada . En Carpentras fué tan grande el terror que produjo este saqueo ,
que inmediatamente enarboló la bandera francesa como una especie de
pararrayos , sin cambiar sin embargo de partido ni libertar á los patrio-
tas que tenía en sus prisiones .
Los de Avignon estaban ebrios de alegría por su triunfo en Cavai-
llon . Ellos , los franceses de ayer no aceptados por Francia , eran los que
acaban de asestar el primer golpe á la contrarrevolución . Este gran mo-
vimiento guerrero que comenzaba á agitar el reino , era aún un vano
alarde , palabras huecas en otras partes ; pero allí se traducía en hechos .
¡Y con qué pocos recursos ! con qué débiles medios ! más no importa . La
pequeña Roma del Ródano se colocaba con este ensayo á la vanguardia
del mundo en la guerra por la libertad .
No es necesario decir que los que así hablaban eran los jóvenes so-
bre todo , y especialmente los tres que ya hemos nombrado, Duprat el
mayor, Mainvielle y Rovere; tres hombres que llamaban la atención á.
primera vista por su belleza , su energía y su fecundía meridional . Te-
nían algo, sin embargo , extraño y discordante . Los tres , además de su
violento fanatismo , eran excesivamente ambiciosos ; pero cada cual lo
era á su modo . Duprat , bajo formas suaves , ex-secretario de Mr. de
Montmorency, acostumbrado á contenerse; pero tenía una necesidad te-
rrible del poder, un alma de tirano , imperiosa , atroz en caso necesario .
Lo que tenía él en su interior , lo tenían los otros exteriormente . Rovere
era el movimiento , Mainvielle la tormenta y la tempestad . El primero
de aspecto noble y militar, activo , intrigante, había hecho su carrera
bajo el antiguo régimen ; guardia del papa , se presentaba como descen-
diente de los ilustres Rovere , de Italia ; había hecho una buena boda y
comprado un título de marqués ; cuando estalló la Revolución probó que
su abuelo había sido carnicero . Protegido al principio por los Girondinos ,
se separó pronto de la Gironda ; ardiente Montañés , después Termidoria-
no y reaccionario lleno de celo , en Fructidor fué víctima de sus rápidas
conversiones y murió en el desierto de Sinamary .
El más joven de los tres , Mainvielle , era acaso el más sincero , el
más profundamente convencido . En cambio era el más furioso . Era muy
guapo , de rostro femenil , y daba miedo . Trastornado á cada momento
por las tempestades de su carácter, se veía en el un hombre trágico y
fatal , uno de aquellos que por su violencia innata parecen destinados á
las furias . Cruel por sus arrebatos , no se traslucía en su persona el sig-
no innoble de la barbarie ; su cabeza tenía la belleza de las Eumérides .
Mainvielle era el tipo de la juventud de Avignon . Hijo de un rico
comerciante de sedas , criado entre las costumbres galantes y feroces
de su extraño país , tenía, para acabar de alterar su alma inquieta , dos
amores , y los dos adúlteros , la mujer de su amigo Duprat y la Revo-
lución francesa, de la que fué uno de sus más funestos é ilegítimos
amantes . Al menos , murió por ella con una dicha frenética el día en
que pereció la Gironda . En aquel tiempo en que todos morían como hé-
734 J. MICHELET
roes , asustó á los que lo presenciaban , por el ardor salvaje con que can-
tó la Marsellesa al subir á la guillotina y poner el cuello bajo la cu-
chilla .
Tales fueron los tres audaces que , sin recursos , sin ejército ni ha-
cienda , intentaron la empresa de conquistar el Condado en provecho de
Francia . Hicieron un llamamiento á los proscriptos del partido francés
que de toda la provincia se concentraban en Avignon y llegaron á reu-
nir seis mil hombres . De dinero no pudieron recoger mas que el que
habían obtenido de la plata de los conventos . Si Lescuyer y los demás
que estaban encargados del material llegaron á equipar tal cual aquel
ejército, es indudable que lejos de aprovecharse del pillaje , como se les
ha echado en cara , tuvieron que hacer, la mayor parte de ellos , sacrifi-
cios personales y combatir con su fortuna lo mismo que con su persona .
En pleno Enero partieron con Patrix y Manvielle á la cabeza , mon-
tado éste sobre un brioso caballo blanco que parecia orgulloso presin-
tiendo la victoria. Las mujeres á las puertas de sus casas , las damas en
las ventanas , contemplaban el desfile de aquel ejército bizarro , com-
puesto de hombres pertenecientes á todas las clases ; muy pocos unifor-
mes ; unos relumbrantes , otros destrozados . Muchas sonrisas y muchos
pañuelos blancos agitados desde las ventanas , pero pocos votos since-
ros.
El 20 , cerca de Carpentras , encontró el ejército á los magistrados
franceses de Orange , quienes por humanidad , acaso por simpatía hacia
la ciudad aristocrática , intentaron intervenir ; pero era ya tarde . Main-
vielle se opuso á la conferencia con gran altanería é impaciencia ; ardía
en deseos de combatir .
Apenas llegados á la vista de Carpentras , situaron los cañones en
batería é hicieron algunos disparos . Pero de pronto , descienden del
Ventoux unas negras nubes , sopla el viento y cae copiosa lluvia y gra-
nizo , una lluvia fría , helada , un granizo acerado y violento . Aquellas
bandas poco aguerridas , compuestas en su mayoría de habitantes de la
ciudad , empiezan por asombrarse . Corren en busca de abrigos y acaban
por declararse en un completo desorden . No es aquello una rápida tor-
menta de verano, sino una larga tempestad de invierno ; las llanuras se
inundan , los torrentes vienen crecidos . Poco á poco y tiritando nuestra
gente vuelve á todo correr.
¿Quién había vencido? La virgen ; así lo aseguraron las señoras de
Carpentras ; sensible á sus oraciones , se encargó de responder á aquel
ejército fanfarrón y desalmado, al cual un poco de lluvia caída en el
rostro le hizo volver las espaldas y sirvió de objeto á las canciones de
las mujeres y de los niños . Una plancha de bronce eternizó la memoria
de este milagro; una fiesta votiva conmemoró todos los años el triunfo
de la virgen , la humillante decepción de los sacrílegos de Avignon.
Estos , que hubieron de volver silenciosamente, también sufrieron
la cruel alegría de los aristocratas . No se atrevían á burlarse en su cara;
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA 735
pero de lejos les lanzaban mil dardos que les herían por caminos indi-
rectos . Las sonrisitas de las mujeres , las bromas que amigos caritativos
se apresuraban á hacer llegar á aquellos que eran objeto de ellas , les
llenaban de furor . Comenzaron á sentirse rodeados de enemigos ; llenos
de desconfianza y de temor , se volvieron hacia su adversario natural , el
clero y le exigieron el juramento cívico . Pero su fracaso de Carpentras
les había hecho desmerecer en la opinión . El fanatismo , envalentonado ,
intentó un golpe desesperado , que si quedaba impune destrozaría el par-
tido francés . Los magistrados patriotas de la ciudad de Vaison , Anselmo
y La Villasse les habían pedido que enviasen á Avignon un cura cons-
titucional porque el antiguo había emigrado . Esta fué su sentencia de
muerte. Se aguijoneó á los aldeanos ; la Asamblea aristocrática les impulsó
al crimen; se apoderaron de Vaison , estrangularon en sus casas á La Vi-
llasse Ꭹ Anselmo (23 Abril 91 ) . Este asesinato autorizado y legalizado ,
este ensayo para aterrorizar á los magistrados patriotas , produjo en todo
el Ródano el efecto de una descarga eléctrica . El Alcalde de Arlés , An-
tonella , noble patriota , militar , filósofo que había abandonado las letras
para ayudar á la Revolución , fué á ofrecerse á los de Avignon con tro-
pas y cañones ; subió al púlpito de la catedral y arengó al pueblo inci-
tándole á que vengara la muerte de sus magistrados indignamente ase-
sinados .
Duprat y Mainvielle partieron inmediatamente de Avignon con
tres mil hombres , sin dinero, sin víveres , entregándose al bandoleris-
mo, á las contribuciones forzadas . Mas por mucho que hicieran , Carpen-
tras estaba preparado ; antes del asesinato de La Villasse se habían aper-
cibido á la defensa . Toda la aristocracia francesa , realista y fayettista
parecía haberse puesto de acuerdo para hacer experimentar al partido
francés de Avignon una vergonzosa derrota . Carpentras no había reci-
bido correos oficiales : todo había sido casual ; por casualidad los oficia-
les franceses que iban á Italia , se detuvieron en Carpentras ; por casua-
lidad los artilleros de Valence fueron á servir las piezas y por casuali-
dad los fundidores de la Lorena fueron á fundir la artillería . También
la habían recibido de Provenza , que los de Carpentras decían haber com-
prado. La artillería de los de Avignon , mal servida por soldados bisoños ,
no hizo daño alguno á la plaza . La población sitiada , al ver la impoten-
cia de sus proyectiles , salía al campo á recogerlos con grandes risas .
Para colmo de humillación las mujeres habían tomado las armas ,
entre ellas , una noble señora del Delfinado ; de manera que los infortu-
nados de Avignon oían decir que las mujeres bastaban para resistirlos .
La inexperiencia y la indisciplina explican perfectamente este re-
vés. Duprat y Mainvielle lo achacan á la traición , sospechando del caba-
llero Patrix, de aquel catalán á quien había elegido general , el cual ha-
bía favorecido la evasión de un prisionero de gran importancia . Le die-
ron la muerte y le sustituyeron con un hombre ignorante , grosero, pero
que era completamente suyo.
736 J. MICHELET
de Essex, otro por sus Poesias fugitivas , el abate por una traducción
graciosa de Dafuis y Cloe . Lejos de conseguir nada se vieron domina-
dos Ꭹ arrastrados como briznas de paja en el terrible turbión . Las seño-
ras de Avignon les secuestraron sin dificultad y se apoderaron de ellos .
Sin ser hermosas como las de Arles , son diabólicamente vivas , hábiles
y bonitas . En ninguna parte , ni en Francia ni en Italia es tan expre-
siva la fisonomía , tan impetuosa la pasión . Son las hijas del Ródano ;
tienen todos los torbellinos; como él , son á la vez tiránicas y capricho-
sas . Son las hijas del aire , del viento que azota la ciudad , un viento
constante en su agitación , pero ya vivo, seco, provocativo y que crispa
los nervios , ya pesado , calenturiento y llevando consigo una turbación
apasionada . Los extranjeros no pueden resistir al triple vértigo de las
aguas, del viento , de las miradas ardientes é incitantes . Otra cosa tam-
bién les embriaga y les entontece , el oir constantemente en las calles
de Avignon , el eterno ¡zou ! ¡ zou . que silba y su silbido , ese ruido verti-
ginoso , imitado por el hombre del pueblo , es para él el grito del motín ,
la señal de la muerte.
Las señoras Duprat y Mainvielle (ésta elegida después como diosa
de la libertad) ejercieron , según se asegura , sobre tales mediadores ,
una influencia irresistible , obligándoles à cumplir con su deber, en in-
terés de Francia y de la Revolución . El abate Mulot que llegaba anima-
do de las mismas buenas intenciones , se inclinó bien pronto hacia el
otro lado. Era un hombre débil y bonachón , de aquella generación más
apasionada que fuerte de los electores del 89 , un compañero de los Bai-
lly, de los Fauchet , de los Bancal , etc. Conocía y ya se había prendado
de un joven de Avignon , hijo de un impresor de aquella ciudad que ha-
bía ido á París á perfeccionarse en su arte . Este joven, ó este niño , de
corazón y de aspecto encantador , se apoderó de Mulot al desembarcar
éste y le condujo á casa de su madre . Madama Niel , que así se llamaba ,
todavía joven y tan bella como su hijo , era en su imprenta una señora
completamente de la corte , elegante y graciosa ; y cuando toda la no-
bleza de Avignon emigró, madama Niel y algunas otras de su clase ,
quedaron siendo la aristocracia . El pobre abate Mulot creyó ver á Lau-
ra y se sintió Petrarca . Pero esta Laura , más imperiosa , más apasiona-
da que la antigua , una Laura completamente politica , era una realista .
furiosa . Era naturalmente reina y necesitaba una corte . Ejerció una do-
minación soberana sobre los recién llegados , no sólo sobre el ordenador ,
sino que también sobre los ejecutores, sobre los oficiales más o menos
aristocratas que conducían las tropas francesas . Bajo tal influencia se
constituyó una municipalidad realista.
El punto capital de la situación era resolver si en la extremada pe-
nuria en que había quedado la población , abandonada de todas las per-
sonas ricas, se pondría ó no mano en los bienes eclesiásticos . Los me-
diadores licenciaban el ejército de Vaucluse , pero era menester pagarlo .
Aquel licenciamiento brusco , inmediato , tenía aspecto de ingratitud ;
TOMO I 93
738 J, MICHELET
Duprat y Jourdan obtienen ventajas de nuevo -Ensayo informe de juicio. Se decide el asesinato.
-La torre Trouillas ó de la Glaciere. - Lo que debió ser para la inquisición. -De qué clases
y de qué opiniones eran las víctimas -El asesinato - Los asesinos quieren detenerse . - Se
les obliga á continuar -Entierro de Lescuyer ( 17 de Octubre) -Fin de la matanza. -Conse-
cuencias fatales que tuvo para Francia.
rre , sin otra abertura que una trapa en el piso de enmedio : ¿fué un vasto
calabozo? ¿Era un osario? Así debe creerse ; esta es la opinión del país .
Una tradición de Avignon , que he recogido de boca de los más ancianos ,
dice que , cuando se exhumaron las víctimas de los furores revoluciona-
rios , se encontró aún más abajo gran cantidad de osamentas arrojadas
allí por la Inquisición . El hecho parece muy verosímil , pues sabido es
que sus víctimas no podían ser enterradas . Arrojarlas á los campos hu-
biera sido devolverlas á las manos piadosas de sus familias , salvarlas de
la parte de suplicio que quizás atemorizaba más á las imaginaciones dé-
biles . No volver nunca á la tierra , no reposar jamás en el seno maternal
de la nodriza común era , por decirlo así, la condenación del cuerpo aña-
dida á la del alma . Esta alma, sin descanso en el féretro , erraba , larva
infortunada para espanto de los vivos ; se deslizaba por la noche y en la
sombra é iba á advertir á sus parientes de la agravación de suplicio
que la venganza de la iglesia imponía á aquellos á quienes conde-
naba .
El ejemplo más célebre es el del emperador Enrique IV, quien como
excomulgado que manchaba los elementos , no pudo á su muerte des-
cansar , ni sobre la tierra , ni en la tierra , y su cuerpo yació durante
muchos años oculto , pero no enterrado , en una profunda cueva de
Worms .
Todo gran centro de inquisición debía tener un osario semejan-
te , destinado á aquellos á quien se condenaba á quedar insepultos .
Lugar de muerte , lugar de suplicio , sin duda el más terrible para aque-
llas almas de hierro que nada podía domar , que se reían del tormento ,
era ser arrojados vivos á la gran cámara de los muertos ; caminar allí
sobre osamentas , ver á la débil luz que penetró hasta el fondo del
abismo la terrible mueca de los esqueletos , su irónica risa . Desde
arriba se arrojaba un poco de pan á la bestia ; se le observaba vivo en
aquella terrible compañía ; se medían los grados de su debilidad , el lan-
guidecimiento progresivo de su firmeza , el momento en que el cuerpo
sin desfallecer por completo, ya no obedece al alma . Hubiérase podido en-
tonces libertarle , idiota , sacar de él alguna manifestación negativa de su
propia personalidad , exponerle á la luz al lúgubre engendro de las som-
bras , parpadeante , innoble , apagado y decirle al pensamiento humano :
<<¡Mira tu héroe !...» De suerte que , en aquel duelo bárbaro de la fuerza
contra una alma, el pueblo sencillo pudo creer que esta era la vencida Ꭹ
que la fuerza de los tiranos era la misma de Dios .
He aquí el lugar de la matanza . Veamos ahora quiénes van á ser
sacrificados .
Los sesenta ú ochenta que iban á ser matados en tropel no eran del
mismo partido. Los cuarenta detenidos últimamente pertenecían casi
todos al pueblo bajo , papistas de las cofradías de Avignon . Eran unos
infelices obcecados , que instigados por sus jefes no habían sabido lo que
se hacían . Pocos , muy pocos habían tomado parte activa ; la mayor parte
748 J. MICHELET
Allons. on fans dela Pain è le jour de gloine wit-arn contre nous de la syon.
L'eton dart sanglant est love, leton dert san glant est le -or entender
dans les com pagnes mu gur tofiveces Job dets: de viennent jusques Lane ves bras egon
・for vos fils vos com pagues. Aus one Cito ýms batail .Cons mar
for mer Envosdeur
cher moncher ang im pur 4 bras. ve nos Sil lens •Mar chons mar chons
LA MARSELLESA
Reproducción de un ejemplar de la primera edición del famoso himne. Publicado en París en 1792
TOMO I
95
754 J.. MICHELET
INTRODUCCIÓN
Páginas
་ LIBRO PRIMERO
LIBRO SEGUNDO
LIBRO TERCERO
LIBRO CUARTO